De Humani Corporis Fabrica Libri Septem Herminia Dionis Piquero De Humani Corporis Fabrica Libri Septem ¡No, no tomaré ni una gota de ese brebaje!, ¿es que nadie va a respetar la última voluntad de un moribundo? Lo he dicho mil veces, ¡nada que contenga alcohol!, y así será hasta que deje de respirar, que no será tarde afortunadamente. Ya sé que el láudano aliviaría las molestias que me acongojan pero insisto en no quebrantar el juramento que hice en mi juventud. No soy un valiente, de nadie es gusto el dolor, mas hay algo peor que la crueldad de la enfermedad terminal y es la conciencia eterna. Hijo mío, escucha el origen de esta promesa que me ahoga el pecho más que la muerte misma; sin interrumpirme, aunque la confidencia te hiera los oídos, estoy en ese momento de claridad que antecede al suspiro final y sólo te suplico que me des la paz de la confesión. Allá donde voy no encontraré ningún sosiego. C.I.F.P. A FARIXA (CONCURSO INTERNACIONAL DE RELATOS 2015) 1 De Humani Corporis Fabrica Libri Septem Herminia Dionis Piquero Igual que los cuerpos celestes se sienten atraídos hacia el brillo del sol por una extraña inclinación, así nos juntamos los siete goliardos en la Universidad de Medicina de Sevilla, que en aquellos tiempos gozaba de gran renombre. Por abreviar sólo diré que éramos una cuadrilla de sinvergüenzas, malcriados, golfos, seguidores del vicio y del exceso en todas sus modalidades. El astro rey se llamaba Ramiro y era el insolente, pícaro y malandrín más avispado que hubo nunca en esa ciudad, nos tenía hechizados a los seis restantes con su desparpajo y atrevimiento. Hijo de un boticario rico su padre le dio dos opciones. O bien se convertía en un médico de prestigio o en un teólogo de autoridad. Optó por salvar cuerpos en vez de almas pero ni para una cosa ni para la otra, estaba dotado. Tardaba tres años en pasar un curso, agotando la bolsa y la paciencia de su familia. Y ese mismo sendero lo pisamos los demás. Procedíamos de antiguo linaje y no nos faltaron en un principio los medios para convertirnos en hombres de provecho. Prueba de lo privilegiados que éramos fue que, a pesar del exorbitante precio que tenía la obra del insigne Andrés Vesalio, “De la estructura del cuerpo humano en siete libros”, todos disponíamos de esos preciosísimos volúmenes, aunque apenas los abríamos para estudiar. ¡Un auténtico derroche en manos de unos bisoños tan pedantes como estúpidos! Con el transcurrir de los años, sin ofrecer resultados que enorgullecieran a los parientes, éstos, hartos de tanta desfachatez ruinosa, decidieron cortar el suministro dinera- C.I.F.P. A FARIXA (CONCURSO INTERNACIONAL DE RELATOS 2015) 2 De Humani Corporis Fabrica Libri Septem Herminia Dionis Piquero rio, dejando a nuestro albur el futuro de los estudios y el del estómago. Vendimos terciopelos, joyas y sellos, muebles y ajuares de los cuartos que ocupábamos y no pocas piezas de otros compañeros a los que robábamos impunemente. Decidimos que esa no era la vida que deseábamos llevar y que, al menos por cubrir el expediente ante los de casa, debíamos aprobar un curso completo que nos permitiera recobrar la confianza de los mayores, y con ello, el oro que reviste a la virtud. Cada uno empeñó seis tomos de la colección de Vesalio, que nos pagaron holgadamente y nos permitió seguir comiendo, bebiendo y gozando de las picardías de las dulcineas, hasta que llegara el verano. Los siete guardamos un libro diferente, con el que estudiaríamos antes del examen de anatomía, una asignatura que teníamos atravesada desde el mismo momento de la matriculación, gracias al cabal y estricto juicio que tenía el cirujano Alameda, que no aprobaba a nadie por muchos adornos que le hicieran a sus hombros o a sus faltriquera, ¡era incorruptible!. Yo me quedé con el primer volumen, el de “Huesos y Cartílagos”; otro, con el segundo, el de “Músculos y Ligamentos”, el siguiente con “Venas y Arterias”; así hasta completar con el séptimo “Sistema Nervioso central y los órganos de los Sentidos”. Y llegó la antevíspera del examen. Gastamos lo poco que nos quedaba en pagar a un ladrón que se metió en el despacho del profesor y se hizo furtivamente con la pregunta clave. ¡¡El corazón y los órganos que le auxilian! Está todo definido en el tomo C.I.F.P. A FARIXA (CONCURSO INTERNACIONAL DE RELATOS 2015) 3 De Humani Corporis Fabrica Libri Septem Herminia Dionis Piquero sexto, seguro que conseguimos salvar la dichosa asignatura. Ramiro era el custodio del libro y nos mandó un mensaje para que aquella misma tarde fuéramos a su casa, una chabola de la que se sentía especialmente orgulloso, por la discreción que le daban los arrabales. A la hora convenida nos presentamos con la intención de estudiar como posesos del manual del anfitrión. Lo que sucedió a partir de entonces fue tan rápido y extraordinario que si no fuera por lo trágico, ni yo mismo podría creerlo. El jefe de la banda nos recibe completamente bañado y rasurado, con una camisa blanca que le alcanzaba las rodillas por todo vestido. En el centro de la sala una mesa, también limpia y bien iluminada por un sinfín de candiles que daban a la estancia la luz del día. Seis sillas apoyadas en la pared y encima de ellas una copa de vino blanco intenso. Él la llevaba en la mano y con un gesto nos invita a brindar en silencio, todos bebimos. Nos indica que tomemos asiento al mismo tiempo que descubre una bandeja en la que se alinean escalpelos, sierras, tijeras, ganchos, sondas, trépanos y demás herramientas. Y con una calma que nos traspasó el alma, comenzó a hablar: -Queridos colegas, ya habréis adivinado que no tengo el tomo sexto, lo perdí jugando a los naipes hace un mes y en vano he intentado recuperarlo. Pero no os preocupéis, no voy a dejaros en la estacada, vais a comprender perfectamente y de primera mano, cómo funciona un corazón humano. C.I.F.P. A FARIXA (CONCURSO INTERNACIONAL DE RELATOS 2015) 4 De Humani Corporis Fabrica Libri Septem Herminia Dionis Piquero Esta carta en la que me despido de mis padres, se la haréis llegar de aquí a unas semanas. En ella les digo que, aprovechando las Atarazanas sevillanas me embarco rumbo a las Indias como soldado de fortuna. Siempre será más amable y grato en el recuerdo de su vejez, confiar en que quizás prosperé más allá del océano que no decirles que he muerto por borracho y jugador a unas leguas de casa… En cuanto a vosotros, deberéis aprovechar con interés la lección que os ofrezco. Después me podéis trinchar para que quepa sin apreturas en el cajón que he dejado en la parte de atrás de la casa, junto con un pollino y su carreta, sencillos ambos pero utilísimos para la siguiente misión: la cuba de fermentación del cosechero Vicente Salgado, que está de viaje y nadie vigila su hacienda. Allí me echaréis sin el menor remordimiento porque, ¡qué mejor entierro que fundirme y hacerme uno con el espíritu del vino que tanto he amado!. Volvió a brindar apurando el veneno que guardaba su copa. Empezó a reír con los ojos vidriosos y habló por última vez. -No os preocupéis he reforzado la fórmula del láudano de Paracelso triplicando el extracto de opio, será rápido e indoloro. Como hijo de boticario nunca me ha faltado una piedra de buen tamaño con la que curar las diarreas o el desconsuelo… Ya siento el sopor… Me marcho contento porque tuve una vida feliz, aunque destartalada, haced con la vuestra algo más útil que darle sabor al vino… C.I.F.P. A FARIXA (CONCURSO INTERNACIONAL DE RELATOS 2015) 5 De Humani Corporis Fabrica Libri Septem Herminia Dionis Piquero Nos quedamos petrificados, apenas nos atrevíamos a tomarle el pulso, en cuestión de minutos desapareció de sus tobillos, de sus muñecas, de su cuello…Y empezamos a cortarle con mano firme y ánimo tembloroso, recogiendo la sangre en unas palanganas que dejó para ese fin. El corazón pesa entre siete y quince onzas… Las válvulas que controlan el flujo de la sangre por el músculo son cuatro… Nunca aprendimos tanto ni con mayor arrobo. Cumplimos sus órdenes con exactitud marcial, con gran respeto lo partimos en rodajas que posteriormente lanzamos a la cuba, alguno recitó una oración que había oído de niño, y todos sin excepción cambiamos nuestros hábitos pues, para vivir con un gran pecado, es necesaria una gran virtud. Curiosamente la cosecha del bodeguero Vicente Salgado de aquél año, tuvo una fama nunca repetida; los que la disfrutaron dijeron que jamás habían tomado un caldo tan dulce y carnoso. No puedo dar fe de ello, nunca volví a probar el vino. C.I.F.P. A FARIXA (CONCURSO INTERNACIONAL DE RELATOS 2015) 6
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