8 PLAZA CULTURAL DE Ágora Ágora PLAZA CULTURAL DE Un baile de despecho De lejos y a mi alrededor El hermoso mes de los anhelos, sueños y aspiraciones Don Manuel Sánchez Silva Carlos Caco Ceballos Silva INVIERNO 1997. Diciembre, mes de esperanzas, buenos deseos, hermandad, recogimiento, alegría, compromisos. En estos treinta y un días parecen reunidos todos los sentimientos, amores, tristezas, alegrías, esperanzas e ilusiones; la fe en lo celestial y en lo humano parece que se fortalece, llega el viento fresco que a nosotros, los viejos, nos hace pensar en ponernos algo sobre la calva, mientras que los jóvenes se ponen cualquier cosa para sentirse especiales. El pago de mandas a la Virgen de Guadalupe y las procesiones de los barrios con músicas, danzantes, banderas y cohetones; la fe del pueblo necesitado y la indiferencia de los que les sobra todo; los novenarios de Comala y Armería, la tristeza del par de ancianos porque sus hijos, que tienen su nido aparte, tendrán que pasar solitos la Navidad; otros, sentidos y nostálgicos porque su hijo pasará la gran festividad cristiana con la familia de la esposa, otros hijos salen de vacaciones y dejan a sus padres con el deseo de pasar juntos el 24. La alegría de muchos que se reúnen en bailes y cenas, la tristeza de los enfermos y de sus allegados, y el dolor en las familias por la partida de algún familiar, la alegría de los niños escribiendo sus cartitas al Niño Dios, la aflicción de otros que con sus naricitas achatadas en el cristal del aparador contemplan los juguetes que ellos piensan nos les traerá el mismo Niño. El gusto de los que en grupo familiar van de vacaciones; el compromiso de ir a una cena o reunión cuando el pensamiento y el deseo está por otro lado; el recogimiento de las ancianas postradas ante el altar, la angustia de los pobres de no poder regalar, la caridad de unos cuantos que vean a los barrios acartonados a llevar algo a unos desconocidos. El compromiso del regalo, la redacción de las tarjetas navideñas y de año nuevo, el telegrama al amigo, el deseo de ser mejor, el olor a heno y a pino y la de muchos en el que va a nacer. La tristeza de los políticos porque pasará ya otro año del disfrute, y la esperanza de los ilusos de que nuestros próximos pastores sean más comprensivos. Los abrazos y las palabras clásicas con los mejores deseos para el abrazado; la llegada y disfrute de los aguinaldos, el deseo de empezar el año sin deudas, la esperanza en la lotería, en los pronósticos deportivos, en el Melate y en tantos coches que rifan, la duda de regalar tal o cual cosa, la esperanza que el próximo año sea mejor y la seguridad de que ya estamos más quejumbrosos y nostálgicos que la navidad pasada. El señuelo de las baratas a base de gritos y música DIRECTOR GENERAL: ARMANDO MARTÍNEZ DE LA ROSA (6 de noviembre de 1955) VIÑETAS DE LA PROVINCIA 4 Domingo 27 de Diciembre de 2015 2372 El gusto de la chiquillada por las piñatas, el olor y la sabrosura de los buñuelos, los grupitos de niñas y niños que cantan villancicos casa por casa. estridente, los hermosos recuerdos de los su ejemplo y enseñanzas y que desgraciabonitos nacimientos que se formaban por damente hay muchos que no seguimos su todos los rumbos de la ciudad. El gusto de doctrina, siendo esto en nuestro propio la chiquillada por las piñatas, el olor y la perjuicio. Diciembre, el mes que nació Él, que sabrosura de los buñuelos, los grupitos de niñas y niños que cantan villancicos casa nos trajo tantas enseñanzas y bondades y por casa reuniendo monedas para hacer que las vemos en la caridad, comprensión, su humilde pero simpática posada. La buenos deseos, en las risas, en el buen hermosura de los montes y cañadas hacia humor, en los bosques llenos de hermosos el norte que se cubren las flores blancas árboles, en los ríos y en las inmensidades y amarillas y el zumbar de las abejas a su de los mares y en los cielos azules en el alrededor trabajando para vivir y dejamos día, y tachonado de estrellas por las nosu néctar delicioso. Todo esto ha pasado ches. Dios quiera que su hijo Jesús siga y seguirá pasando cada diciembre y con de bondadoso con la humanidad siendo él nuestras esperanzas e ilusiones de que comprensivo con nosotros los pescadores mejoren las circunstancias para los que y que los castigos que los sobrellevan sean nos siguen, vivan más tranquilos, menos fuertes sin ser terribles, para que nos volangustiados y con más fe en sus hermanos. vamos dignos de Él y sigamos “dándonos la Que la brecha entre los triunfadores y los mano”, ayudarnos mutuamente, perdonar pobres sea menos ancha y profunda a fin los errores de los demás y caminar nuestra de que nuestros descendientes lleguen a vida siguiendo el camino que Él nos ha sentir más la cercanía de las bondades enseñado. Así sea. que sobrellevan la caridad, el amor y la comprensión, ya que Él nació para darnos * Empresario, historiador y narrador. † COORDINADOR: JULIO CÉSAR ZAMORA VELASCO Imágenes: Fotos de Archivo. Correo: [email protected], [email protected] ESCRIBEN: Gonzalo Rojas, Norma Navarrete, Leopoldo Barragán, Humberto Vázquez, Pedro Lizarda, Javier Chávez, Alberto Flores y Carlos Caco Ceballos. 2 Ágora 7 Ágora PLAZA CULTURAL DE PLAZA CULTURAL DE Festival Joséalfrediano LibrosMéxico, plataforma de todos, desarrollada desde el espacio público Humberto Vázquez A un año del lanzamiento de LibrosMéxico (librosmexico.mx), esta plataforma digital que inició como un gran catálogo de todos los libros que se publican en México, se ha convertido en un espacio para el fomento a la lectura, con diferentes recursos que enlazan a lectores, autores, editores, distribuidores, libreros y bibliotecarios. Marina Núñez, directora general de Publicaciones (DGP) del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), destacó que LibrosMéxico es una iniciativa estatal para aprovechar las nuevas tecnologías en el fomento a la lectura que requiere de la participación de otras dependencias e instancias, como es la industria editorial, porque quien escribe y quien vende, por ejemplo, necesita de los lectores. Al participar en la Primera Conferencia Internacional de Lectura y Tecnología LibrosMéxico indicó que se trata de una plataforma única en América Latina, desarrollada por el Conaculta, que es flexible y nacional, que puede ser exportada a otros países. Durante la conferencia Tecnología para la promoción de la lectura, Marina Núñez Bespalova resaltó que LibrosMéxico, como catálogo de libros, es una base de datos pública de acceso gratuito, que incluye todos los libros que se comercializan en México, incluso con su precio único, por lo cual si en una librería se maneja otro costo, el usuario puede reclamar. Pero además, LibrosMéxico cuenta hoy con una serie de aplicaciones adicionales, como es una red social en torno a la lectura, una especie de Facebook donde los lectores comparten sus lecturas y experiencias con los libros, puede crear listas de favoritos e inclu- so reseñar y calificar los textos de su interés. La titular de la DGP detalló que LibrosMéxico cuenta también con una Biblioteca Digital de Clásicos Mexicanos, la única sección donde se pueden descargar libros de manera gratuita, pues se trata de volúmenes que son parte de la memoria nacional, de nuestra cultura y como son de dominio público, ya están libres de derecho, a disposición de todos. Comentó que esta biblioteca está integrada por volúmenes editados por la propia DGP, además de antiguas ediciones digitalizadas en formato de PDF y ePub, los cuales se complementan con el perfil de los distintos escritores y referencias al resto de sus obras. La plataforma cuenta asimismo con un Observatorio del Libro, donde se concentran todas las iniciativas y programas alrededor de la lectura, como son acciones, encuestas, estudios y cursos para el fomento a dicha actividad. En los próximos meses LibrosMéxico se verá enriquecido con el Atlas de la Lectura, un programa que indicará al usuario los espacios existentes para acceder al libro, como librerías, salas de lectura, paralibros y bibliotecas en un radio de cinco kilómetros, con información adicional, como horarios, cómo llegar y hasta la posibilidad de calificarlos. Marina Núñez aseguró que LibrosMéxico es una plataforma de todos, desarrollada desde lo público, única en América Latina, que seguirá siendo enriquecida para conectar a todos los que participan en el mundo del libro: lectores, autores, editores, distribuidores, libreros y bibliotecarios, por lo cual invitó a consultarla en la página www. librosmexico.mx. III/IV Leopoldo Barragán Maldonado Tu retrato Oliver Moctezuma Para mirarte a los ojos siempre estará este antro decadente sola con tu cerveza y en el espejo o con las flacas de tus amigas pero exacta con tu mirada y tus fobias esperando que te recorra a discreción Me miran Pedro Lizarda Vengo sin venir buscándolas bebiendo de su humanidad descubriendo sus mundos y me miran como el hombre paciente escuchándolas por una eternidad y me miran como el muchacho tierno colmándolas de besos y caricias y me miran como animal salvaje irrumpiendo sus sueños líquidos y me miran y me encuentran como lo deseen sólo soy lo que nunca han tenido. El sábado 21 de noviembre, después de mi cotidiano ejercicio, regresé a Dolores Hidalgo, a tiempo para platicar con mi amigo Jorge Aguayo, dueño de la cantina El Incendio. Antes de ingresar al antiquísimo establecimiento, hice una escala logística con otro amigo dolorense Herminio González Contreras, para proveerme de crujiente chicharrón de puerco. En un rincón de la cantina, emplacé mi atalaya filosófica, desde ahí observaba, cómo en céntrica repisa del vetusto anaquel, coincidía armónicamente refinada trilogía: vino, música y literatura. Mientras el amigo Erik me servía cerveza, rocié con gotas de limón la botana, disponiéndome a charlar con Jorge. El tema era obvio: José Alfredo Jiménez. En esta ocasión Jorge abrió el diálogo relacionando canciones del homenajeado inspiradas en los amoríos con Alicia Juárez. Cuenta que: “desde niña su mamá se la llevó a radicar a Oakland, California; allá José Alfredo la conoce, empiezan a enamorarse, José Alfredo era 25 años mayor que ella. Cuando Alicia viene a México, su familia era de corte conservador, y su mamá viene a cuidarla, por diferencia de edades le compone Eres muy niña, Yo debí enamorarme de tu madre, Te estás volviendo mujer, Tu traje blanco, en todas habla de la diferencia de edades”. Si Platón estuviera en la cantina, daría su aprobación a tal contraste. Luego salió a relucir José Ángel Espinoza Aragón, conocido como Ferrusquilla, compositor de Échame a mí la culpa, El tiempo que te quede libre, entre otras. Jorge anexó, “Ferrusquilla y José Alfredo dejaron 5 canciones en coautoría, a ver si usted investiga con la familia cuáles son. Mucha gente afirma, que se dicen conocedores de José Alfredo, que Cariño nuevo es de José Alfredo, pero es de Ferrusquilla”. Posteriormente mencionamos el nombre de Chava Flores, compositor que se hizo famoso con su: “A que le tiras cuando sueñas mexicano, hacerte rico en loterías con un millón, mejor trabaja ya levántate temprano”. Chava Flores también deambuló por Dolores, narra Jorge que: “cuando José Alfredo lo invitaba, llegaban a instalarse en la casa del licenciado José Azanza; se afirma que Chava Flores compuso en Dolores Hidalgo, Vámonos al parque céfira, un día que pernoctó en la casa de los Azanza, se levantó a desayunar, y estaba en una nevería que se llamó El ideal, ahí bosquejó en la servilleta la canción”. Al escuchar la palabra servilleta, le pregunté acerca de la composición que José Alfredo plasmó en una servilleta y que forma parte del argumento de la película ‘En el último trago’, a lo que contestó: “sí, sí he visto la película, y la servilleta dice del ‘Corazón de perro agradecido’, me comentó el licenciado Azanza que él tiene la original, era una vacilada y que no la iban a cantar; ahora le han puesto música y la grabó el mariachi Santa Rosa, de aquí de Guanajuato; es cierto, escribía en los restaurantes que van para la sierra de Guanajuato, si un día tiene oportunidad puede bajarse en ‘Rancho de en medio’ y va a ver fotos de José Alfredo con el gabán cuando caían las nevadas, tenía excelente amistad con el señor de ahí, Socorro Alba, era de Dolores, y Don Socorro ahí lo recibía. También llegaba a La cucaracha, en San Miguel de Allende, dicen que José Alfredo era generoso con los meseros, quizá recordando sus carencias cuando trabajó en La sirena, en la Ciudad de México”. Como estaba próxima la serenata que se le lleva a José Alfredo al panteón, le pregunté cuál era su experiencia al participar en ella, Jorge dijo: “se siente la relación de que las personas que fallecen no se van del todo, porque estás sentado en la tumba de gente que conociste, y ya al calor de los tragos le echa uno al difunto”. De pronto timbró mi celular, era una llamada del alto mando preguntándome dónde me encontraba, inhalé los aires inconfundibles de aquel lugar, y exclamé categóricamente: ¡Estoy en la cantina!, ¡ah, no hay duda que pronunciar esta frase es toda una catarsis existencial!, bienaventurados los que sin tapujo alguno podemos pronunciar tal locución; me libero, luego existo. ¡Estoy en la cantina!, ¡ah, no hay duda que pronunciar esta frase es toda una catarsis existencial!, bienaventurados los que sin tapujo alguno podemos pronunciar tal locución; me libero, luego existo. Escribiente Alberto Ocón Ventura Te hablo a la distancia, para no escribirte para que no me digas, hoy tengo marido luego te arrepientes y me describes tu desnudez en cama o en la bañera de tu vestido carmín que se confunde con tus labios y pezones destacados por eso, siempre te imagino descalza con mis grafías entre tus piernas inmóvil, escuchando que te llamo cada noche, y me besas y te vienes volviendo a pedirme que ya no escriba 6 Ágora Cuentos para leer sin compasión Julio César Zamora Los espíritus que se entusiasman ante el horror, aquellos que desean sentir cómo se curva la espina dorsal ante lo sobrenatural, vuelven y volverán siempre a los cuentos de Horacio Quiroga. A ese público hay que tenerlo en cuenta siempre, sin embargo, hay otras vertientes en la obra del escritor uruguayo, que Conaculta no ha pasado desapercibidas en la compilación Horacio Quiroga. Cuentos para leer sin compasión en la colección Clásicos para Hoy. Horacio Quiroga ha atravesado los tiempos consagrado como el escritor de una especie de oscuridad temible aparejada o encerrada tanto en lo cotidiano como en lo salvaje. Las geografías, ya sean naturales o humanas, tienen suelos desequilibrados, desmesuras fantásticas, pero reales y hacia ellas apunta una parte sustancial de su obra. Es el caso de los muy conocidos cuentos: El almohadón de plumas y La gallina degollada. Dentro de esa línea narrativa, el cuento intitulado Los buques suicidantes, trata la misteriosa omnipotencia de la naturaleza sobre la psique humana. “Resulta que hay pocas cosas más terribles que encontrar en el mar un buque abandonado”, comienza a decirnos el narrador. Es el caso que ha aparecido uno, el María Margarita bajo la circunstancia de que horas antes alguna corbeta había tenido comunicación con la tripulación y en un lapso de horas, al encontrárselo y abordarlo, no había un solo pasajero. El agua para preparar la comida aún hervía, las camisetas de los marineros seguían colgadas secándose al Sol, pero todos han desaparecido sin dejar una pista que indique lo que ha ocurrido. Uno de los marineros que están reunidos escuchando el relato, alza la voz para decir que él mismo atestiguó la desaparición, inclusive viajó en el buque y vio lo que en él ocurría. ¿Será una presencia sobrenatural?, ¿es el sonido acompasado del mar?, ¿será el eterno balanceo del agua?, ¿el viento?... Quiroga encuentra que la exuberancia de la naturaleza hace infinito el juego de posibilidades en lo mínimo, ahí donde no vemos se oculta lo siniestro rigiéndonos. Acaba de terminar el primer acto de Tristán e Isolda, el complacido joven espectador aprovecha la pausa para dejar vagar la mirada, entonces la descubre, sentada en un palco, al lado de un marido anodino, la mujer más adorable que ha visto. Su mirada lo ha cautivado de inmediato, se siente enamorado. Por un instante cree que ella también lo ha descubierto y se siente feliz; momentos después se da cuenta que no es a él a quien observa, sino a un hombre sentado cerca suyo. Y lo intuye: se conocen bien. Hacia el final del segundo acto, el hombre abandona la sala, la mujer desaparece del palco. El narrador supone un feliz encuentro, pero lo que después ese hombre le relatará será la comprobación de que “todas las situaciones dramáticas pueden repetirse, aun las más inverosímiles y se repiten. La escena que vuelve como una pesadilla, los personajes que sufren la alucinación de una dicha muerta”. No es la historia de un destino golpeando la alegría, sino la de una torcedura y de condenas irrevocables lo que ocurre en La muerte de Isolda. “Metempsicosis, telepatías, espiritismos y demás absurdos de la vida interior no son nada en comparación de este mi propio absurdo en que me veo envuelto”, afirma PLAZA CULTURAL DE La Virgen y el Niño Jesús Javier Chávez Portada del libro: Cuentos para leer sin compasión; colección Clásicos para Hoy; Conaculta, México 2015, 378 pp. casi desesperado el ingeniero Durán. La cuestión va así: una noche recibe una carta de un amigo lejano, Luis Funes citándolo a cenar en su casa; el mismo día ha recibido una llamada de un médico, Ayestarain, quien pide verlo con urgencia. Resulta ser que en la cena coinciden los tres personajes y se conoce lo que ocurre, María Elvira, hermana de Funes, ha contraído meningitis. Delirios, ansiedad angustiosa imposible de calmar la afectan, la proyección psicológica de su obsesión ha venido a caer en el ingeniero Durán a quien nombra todo el tiempo. Vale aclarar que ambos se han visto como mucho un par de veces, y que ella no reconoce ya a nadie de su familia. La noche de esa cena, se suscita nuevamente el delirio, el médico y el hermano le piden que entre a verla. Cuando lo descubre en la habitación, la enferma le tiende su mano, lo mira y en sus ojos desaparece la fiebre y surge la felicidad. Debido al terapéutico resultado, Durán se ve comprometido a volver cada noche durante más de un mes a tomar parte de esa alucinación que calma la enfermedad y a la enferma, “pero los sueños de amor, aunque sean de dos horas y a cuarenta grados se pagan en el día”. Opio y calmante de un amor cerebral, Durán se volverá la sombra en La meningitis y su sombra. Las aspas del genio literario de Quiroga lograron una mixtura de todas las proteínas que alimentan la vida, sobre todo las que subyacen y que no están a la vista de cualquiera. Horacio Quiroga (Salto, Buenos Aires, Argentina 1878-Buenos Aires, Íbid, 1937), fue diplomático, docente y escritor. Colaboró en revistas y periódicos como Caras y Caretas, El Hogar, El Nacional y La Prensa. Fue crítico de poesía y teatro y uno de los primeros reseñistas de cine. Sus relatos fueron reunidos en varias recopilaciones, entre ellas destacan: Cuentos de amor, de locura y de muerte (1917), Cuentos de la selva (1918), Anaconda (1921) y Los desterrados (1926). 3 Ágora PLAZA CULTURAL DE Imágenes sobre la Virgen María y al Niño Jesús han sido una representación que se plasmó en abundancia en la pintura renacentista. Entre sus principales exponentes figuran artistas españoles como Francisco de Zurbarán, pero principalmente italianos como Rafael Sanzio, Giovanni Battista, Leonardo da Vinci y Bernardo Bitti. La expresión de la Virgen María, en todas las obras, prevalece como un gesto de amor y bondad hacia el Niño, como si la misma Madona reconociera la grandeza y el destino que espera a su hijo Jesús. La representación de la Virgen María con el Niño Jesús es uno de los símbolos principales de la cristiandad y uno de los temas centrales en el arte católico. La imagen más antigua que se conoce de ellos es una pintura mural paleocristina de las catacumbas de Roma en la que la Virgen está sentada con el Niño. A partir del Concilio de Éfeso, en el año 431, las representaciones de la Virgen María como Madre de Dios son muy frecuentes en el Imperio bizantino. Estas imágenes de Oriente, objetos de devoción, se repiten constantemente siguiendo los mismos cánones y dando lugar a los iconos. Los iconos bizantinos de la Virgen María y el Niño Jesús se copian en Occidente y se convierten en el modelo a seguir durante la Edad Media. Al crecer el culto a la Virgen María entre los siglos XII y XIII surgen nuevas maneras de representar a la Virgen María más personales, íntimas y emotivas. Durante el Gótico y el Renacimiento se extiende el uso de representaciones para la devoción privada en las que la escala es mucho menor y se representan imágenes de ámbito más privado. Aunque es un tema que se ha tratado en abundancia en la escultura, sigue destacando como uno de los temas favoritos de la pintura. Según Estelle M. Hurll, autora del libro La Madona en el arte, el éxito de su popularidad radica en la belleza y carácter universal de la maternidad. En alas de mariposas Norma Navarrete Al atardecer el silencio descansa En las alas de las mariposas. Y la lluvia se disfraza de blanco. Un recién nacido duerme en los brazos de su madre Y sueña en tonos pastel. Elige ser pájaro y vuela tras la montaña Para llegar a ser tan grande como el sol. Las heridas que se disuelven por intentar Soñar algo más que un colibrí viajero. Escribe una carta para todos Los que saben que la soledad es hermosa, Si se tiene el ingrediente para transformarla, En un poema pausado y nítido. De palabras llamativas, Que llamen a la sencillez A posarse como una estrella, Recién despierta la noche. A las 5.19 p.m. la luz anuncia A la noche más estrellada. Con ojos de gacela se prepara Para despedir el día. Deslumbrada con canto de ave, Despidiendo el día. Envolviendo su canto, Encadenado a las circunstancias De la búsqueda, encuentro y despedida. Apenas rozando con alas de terciopelo. Recibo la noche con un collar de caracoles en el cuello. Y la ausencia de paz tatuada invisiblemente En la mirada. A las 5.35, he incorporado a la pintura de mi paisaje Todo lo que a mi vista es indefenso Pero fuerte por su gran belleza. La flor naranja no descansa de su luminosidad. El viento suaviza cada lágrima contenida En los cabellos del árbol. Y un pedazo de cielo se refleja en su copa. Igual que cascada de nieve Fluyendo en un mes de diciembre, Que pasa lento por mis manos Y escribe mensajes al atardecer vía electrónica, En el rincón de una pequeña habitación. Donde solo mueve su corazón el papel, A ras de la vida, Para hacer sentir a los momentos que se fugan, Más importantes que los que se quedan. Porque son figura de cristal inaccesible. El verde del campo pasa de verde fuerte A verde ternura del ocaso por llegar. La basura convierte los cambios De los rayos del sol en algo más, No es lo que vemos. Refleja un rayo de luz amarilla y blanca En el reposo de la tarde. Avisando de la metamorfosis de la oruga en mariposa. De un destello en un haz. Todas las cosas se transforman, Primero dan apariencia de ser tristes Para volver a ser lo que fueron. Cuando pensamos en desecharlas. Porque las rosas no hablan. A menos que la madera tenga forma De no hacer daño y su voz se transparente, Como el agua en los ríos de sal de la humanidad. Que navega sola, callando en la tarde 5.40 pm. La tarde se viste de violeta, Anuda su largo cabello. Sus ideas divagan por el mundo, En busca de alguien Que las descubra y las capture. Para sonreír al caos de todos. Con menos peso, Saltando entre palabras indecibles Que nadie sabe, Únicamente los grillos, las palomas y las flores Que aún no despiertan. Cuando el viento las hace vivir Moviendo su canto, plumas y pétalos. A modo de ser algo que nunca muera. 4 Ágora PLAZA CULTURAL DE La Carta de Rojas a Huidobro VIÑETAS DE LA PROVINCIA Un baile de despecho Para recibir dignamente el nacimiento del año nuevo, los jóvenes de aquel entonces prepararon un gran baile que debería efectuarse a partir de las 10 de la noche del 31 de diciembre de 1924. Con la debida anticipación se arreglaron los salones y corredores del Centro Social Colimense, se contrató una buena orquesta y se mandaron hacer los emparedados del ambigú. Desde ocho días antes, empezaron a circular las invitaciones y las muchachas se proveyeron de vestidos nuevos, mientras que los tenorios de moda se encargaron de desmanchar y planchar los suyos. A las 8 de la noche todo estaba listo y un contagioso entusiasmo se palpaba en la atmósfera social. Sin embargo, a última hora surgió un pero: hallábase en Colima, desde hacía varios meses, cierta damita forastera que había provocado malquerencias. El hecho de que en su familia figurara una persona de vida un tanto ligera, la convertía en víctima de culpas ajenas; y la circunstancia de que su simpatía personal, su desparpajo y la alegría de vivir hubieran cautivado a más de un colimote enamoradizo, la colocaban en el blanco de los comentarios hostiles y hasta despechados. Las señoras “bien” fruncían el ceño al notar su presencia y las jóvenes la eludían. Y resultó que una hora antes de que empezara el baile, alguien preguntó a uno de los organizadores: ¿Invitaron a fulanita?, y la respuesta afirmativa corrió de casa en casa con la rapidez de un spot de radio, creándose una situación que, originándose primero en un sentimiento de escándalo y condenación, degeneró en renunciamiento: “Yo no voy si ella va”, decía cada muchacha a sus amigas, las que inmediatamente soltaban la imprescindible respuesta: “ni nosotras tampoco...”. Y no fue nadie. De nada sirvieron las explicaciones ni las súplicas, pues el empeño de quienes pretendían vencer las resistencias se estrelló en la fase inexorable: “yo no voy, ni yo, ni yo...” A las diez de la noche, una treintena de jóvenes se reunieron en la plaza principal, frente a los balcones del Centro Social, por los cuales tan sólo asomaban los músicos, listos para tocar en una fiesta sin concurrentes. En aquel entonces, se vestía muy bien: ahí estaban Adolfo Gamiochipi, Alfonso de la Madrid, Miguel García Topete, Enrique y José Barreto, “Mi vi” Rendón, Heliodoro Fuentes Álvarez, José Agustín y Jorge González Flor, Guillermo y Andrés Saucedo, Gabriel Hinojosa, el “Chito” Carranza, Eduardo Pons y otros muchos más, cayéndose todos de puro elegantes. El comentario obligado era el fracaso del baile. Cundía el malestar y las interjecciones se recrudecían. De pronto, surgió una proposición: -¿Y por qué no hacemos un baile de “medio pelo”? De los supervivientes de aquella época ninguno podríamos decir quien fue el autor de la iniciativa. La voz surgió de un grupo encorajinado que buscaba el desquite y la idea prendió al instante. Adolfo Gamiochipi, siempre inquieto, expedito y fértil en recursos, redondeó la sugerencia: -¡En la casa de don Eligio! ¡Vamos con don Eligio el panadero! Era don Eligio Espinoza un hombre muy estimado entre la juventud parrandera. Grueso, de excelente salud y mejor humor, estaba en domicilio y cooperación económica a que se realizara. De él se podía decir que por su culpa nunca se quedó a medias una juerga... Era dueño de la mejor panadería de la ciudad y vivía con holgura. Don Eligio se sintió feliz con el proyecto y desde luego movilizó sus brigadas de invitación, mientras el regocijado grupo se dividía en diversas comisiones: unos para traerse la música del Centro Social; otros, para contratar la elaboración inmediata de grandes ollas de ponche; aquéllos a enfriar cervezas y los de más allá, despejar la gran sala de la casa, para transformarla en pista de baile. Antes de las once de la noche, empezaron a llegar las convidadas: empleaditas de escasos recursos, hijas de familias humildes, una que otra “maestrita” y, desde luego, todas las muchachas “no popof” del barrio. Principió el baile y a media noche, cuando los repiques de las campanas, Alberto Flores (6 de noviembre de 1955) Don Manuel Sánchez Silva los disparos callejeros y los silbatazos de locomotoras anunciaban el nuevo año, la concurrencia no cabía en la casa de don Eligio. Y era de ver la animación y júbilo de la fiesta, en que aquellos elegantes de chaleco cruzado, cuello “arrow”, “borceguíes” con polainas y cabello alisado con “Steicomb”, se servían de pareja dispareja a las modestas muchachas de traje y perfumes baratos, confundiéndose en el vértigo del baile y mezclando el aristocrático aroma del “Tabaco blondo”, con el tufillo del “Cheramí” y el “Pompeya”. 5 Ágora PLAZA CULTURAL DE Amanecía cuando nos despedimos del hospitalario y festivo don Eligio y todavía, antes de que cada quien tomara el camino a su domicilio, nos quedamos un rato largo en la plaza, comentando lo ocurrido con la perversa alegría de habernos procurado una sabrosa venganza contra las niñas “bien”, que nos habían frustrado el plan original. Sin embargo, al día siguiente vinieron las consecuencias: todos los que tenían novia recibieron calabazas... * Periodista, escritor y fundador de Diario de Colima.† Bailando en un cabaret (1950). Principió el baile y a media noche, cuando los repiques de las campanas, los disparos callejeros y los silbatazos de locomotoras anunciaban el nuevo año, la concurrencia no cabía en la casa de don Eligio. Fue uno de esos días extraños. De esos en que las circunstancias coinciden, cuando uno no lo espera. El domingo pasado alguien me preguntó que quién era mi poeta favorito. Respondí: Gonzalo Rojas. Y ella, la que me preguntó, dijo, ¡vaya, a mí también me gusta mucho un chileno: Huidobro! La ironía es que ese día: era el natalicio de Rojas, abría cumplido 99 años. En fin, telarañas que a uno le asombran. Por ello transcribo “Carta a Huidobro”, del mismo poeta de Lebu. CARTA A HUIDOBRO 1. Poca confianza en el XXI, en todo caso algo pasará, morirán otra vez los hombres, nacerá alguno del que nadie sabe, otra física en materia de soltura hará más próxima la imantación de la Tierra de suerte que el ojo ganará en prodigio y el viaje mismo será vuelo mental, no habrá estaciones, con sólo abrir la llave del verano por ejemplo nos bañaremos en el sol, las muchachas perdurarán bellísimas esos nueve meses por obra y gracia de las galaxias y otros nueve por añadidura después del parto merced al crecimiento de los alerces de antes del Mundo, así las mareas estremecidas bailarán airosas otro plazo, otro ritmo sanguíneo más fresco, lo que por contradanza hará que el hombre entre en su humus de una vez y sea más humilde, más terrestre. 2. Ah, y otra cosa sin vaticinio, poco a poco envejecerán las máquinas de la Realidad, no habrá drogas ni películas míseras ni periódicos arcaicos ni — disipación y estruendo — mercaderes del aplauso ignominioso, todo eso envejecerá en la apuesta de la creación, el ojo volverá a ser ojo, el tacto tacto, la nariz éter de Eternidad en el descubrimiento incesante, el fornicio nos hará libres, no pensaremos en inglés como dijo Darío, leeremos otra vez a los griegos, volverá a hablarse etrusco en todas las playas del Mundo, a la altura de la cuarta década se unirán los continentes de modo que entrará en nosotros la Antártica con toda su fascinación de mariposa de turquesa, siete trenes pasarán bajo ella en múltiples direcciones a una velocidad desconocida. 3. Hasta donde alcanzamos a ver Jesucristo no vendrá en la fecha, pájaros de aluminio invisible reemplazarán a los aviones, ya al cierre del XXI prevalecerá lo instantáneo, no seremos testigos de la mudanza, dormiremos progenitores en el polvo con nuestras madres que nos hicieron mortales, desde allí celebraremos el proyecto de durar, parar el sol, ser — como los divinos — de repente. Inmóvil Xavier Paredes Yo no puedo escribir los versos más tristes ni decir cuánto la quise no hace falta ni quiero decir nada de sólo pensar en cualquier frase expresión o palabra una letra es suficiente y hasta el silencio mismo para que se me revele su imagen. ¿Qué se ama cuando se ama?* Gonzalo Rojas ¿Qué se ama cuando se ama, mi Dios: la luz terrible de la vida o la luz de la muerte? ¿Qué se busca, qué se halla, qué es eso: amor? ¿Quién es? ¿La mujer con su hondura, sus rosas, sus volcanes, o este sol colorado que es mi sangre furiosa cuando entro en ella hasta las últimas raíces? ¿O todo es un gran juego, Dios mío, y no hay mujer ni hay hombre sino un solo cuerpo: el tuyo, repartido en estrellas de hermosura, en particular fugaces de eternidad visible? Me muero en esto, oh Dios, en esta guerra de ir y venir entre ellas por las calles, de no poder amar trescientas a la vez, porque estoy condenado siempre a una, a esa una, a esa única que me diste en el viejo paraíso. *Tomado del libro Contra la muerte (1964).
© Copyright 2025