AGORA cs6.indd - Diario de Colima

8
PLAZA CULTURAL DE
Ágora
Ágora
PLAZA CULTURAL DE
Un baile de
despecho
De lejos y a mi alrededor
El hermoso mes de los anhelos, sueños y aspiraciones
Don Manuel
Sánchez Silva
Carlos Caco Ceballos Silva
INVIERNO 1997. Diciembre, mes de
esperanzas, buenos deseos, hermandad,
recogimiento, alegría, compromisos. En
estos treinta y un días parecen reunidos
todos los sentimientos, amores, tristezas,
alegrías, esperanzas e ilusiones; la fe en
lo celestial y en lo humano parece que
se fortalece, llega el viento fresco que a
nosotros, los viejos, nos hace pensar en
ponernos algo sobre la calva, mientras
que los jóvenes se ponen cualquier cosa
para sentirse especiales. El pago de
mandas a la Virgen de Guadalupe y las
procesiones de los barrios con músicas,
danzantes, banderas y cohetones; la fe
del pueblo necesitado y la indiferencia
de los que les sobra todo; los novenarios
de Comala y Armería, la tristeza del par
de ancianos porque sus hijos, que tienen
su nido aparte, tendrán que pasar solitos
la Navidad; otros, sentidos y nostálgicos
porque su hijo pasará la gran festividad
cristiana con la familia de la esposa,
otros hijos salen de vacaciones y dejan a
sus padres con el deseo de pasar juntos
el 24. La alegría de muchos que se reúnen en bailes y cenas, la tristeza de los
enfermos y de sus allegados, y el dolor
en las familias por la partida de algún
familiar, la alegría de los niños escribiendo sus cartitas al Niño Dios, la aflicción
de otros que con sus naricitas achatadas
en el cristal del aparador contemplan
los juguetes que ellos piensan nos les
traerá el mismo Niño. El gusto de los que
en grupo familiar van de vacaciones; el
compromiso de ir a una cena o reunión
cuando el pensamiento y el deseo está
por otro lado; el recogimiento de las
ancianas postradas ante el altar, la angustia de los pobres de no poder regalar,
la caridad de unos cuantos que vean a los
barrios acartonados a llevar algo a unos
desconocidos.
El compromiso del regalo, la redacción de las tarjetas navideñas y de año
nuevo, el telegrama al
amigo, el deseo de ser mejor, el olor a heno y a pino
y la de muchos en el que va
a nacer. La tristeza de los
políticos porque pasará
ya otro año del disfrute, y
la esperanza de los ilusos
de que nuestros próximos
pastores sean más comprensivos. Los abrazos y
las palabras clásicas con
los mejores deseos para
el abrazado; la llegada y
disfrute de los aguinaldos,
el deseo de empezar el año
sin deudas, la esperanza
en la lotería, en los pronósticos deportivos, en el
Melate y en tantos coches
que rifan, la duda de regalar tal o cual cosa, la esperanza que el próximo año
sea mejor y la seguridad
de que ya estamos más
quejumbrosos y nostálgicos que la navidad pasada.
El señuelo de las baratas
a base de gritos y música
DIRECTOR GENERAL: ARMANDO MARTÍNEZ DE LA ROSA
(6 de noviembre de 1955)
VIÑETAS DE LA PROVINCIA
4
Domingo 27 de Diciembre de 2015
2372
El gusto de la chiquillada por las piñatas, el olor y
la sabrosura de los buñuelos, los grupitos de niñas
y niños que cantan villancicos casa por casa.
estridente, los hermosos recuerdos de los su ejemplo y enseñanzas y que desgraciabonitos nacimientos que se formaban por damente hay muchos que no seguimos su
todos los rumbos de la ciudad. El gusto de doctrina, siendo esto en nuestro propio
la chiquillada por las piñatas, el olor y la perjuicio.
Diciembre, el mes que nació Él, que
sabrosura de los buñuelos, los grupitos de
niñas y niños que cantan villancicos casa nos trajo tantas enseñanzas y bondades y
por casa reuniendo monedas para hacer que las vemos en la caridad, comprensión,
su humilde pero simpática posada. La buenos deseos, en las risas, en el buen
hermosura de los montes y cañadas hacia humor, en los bosques llenos de hermosos
el norte que se cubren las flores blancas árboles, en los ríos y en las inmensidades
y amarillas y el zumbar de las abejas a su de los mares y en los cielos azules en el
alrededor trabajando para vivir y dejamos día, y tachonado de estrellas por las nosu néctar delicioso. Todo esto ha pasado ches. Dios quiera que su hijo Jesús siga
y seguirá pasando cada diciembre y con de bondadoso con la humanidad siendo
él nuestras esperanzas e ilusiones de que comprensivo con nosotros los pescadores
mejoren las circunstancias para los que y que los castigos que los sobrellevan sean
nos siguen, vivan más tranquilos, menos fuertes sin ser terribles, para que nos volangustiados y con más fe en sus hermanos. vamos dignos de Él y sigamos “dándonos la
Que la brecha entre los triunfadores y los mano”, ayudarnos mutuamente, perdonar
pobres sea menos ancha y profunda a fin los errores de los demás y caminar nuestra
de que nuestros descendientes lleguen a vida siguiendo el camino que Él nos ha
sentir más la cercanía de las bondades enseñado. Así sea.
que sobrellevan la caridad, el amor y la
comprensión, ya que Él nació para darnos * Empresario, historiador y narrador. †
COORDINADOR: JULIO CÉSAR ZAMORA VELASCO
Imágenes: Fotos de Archivo.
Correo: [email protected], [email protected]
ESCRIBEN: Gonzalo Rojas, Norma Navarrete, Leopoldo Barragán, Humberto
Vázquez, Pedro Lizarda, Javier Chávez, Alberto Flores y Carlos Caco Ceballos.
2
Ágora
7
Ágora
PLAZA CULTURAL DE
PLAZA CULTURAL DE
Festival Joséalfrediano
LibrosMéxico, plataforma de todos,
desarrollada desde el espacio público
Humberto Vázquez
A un año del lanzamiento de LibrosMéxico (librosmexico.mx), esta plataforma digital
que inició como un gran catálogo de todos
los libros que se publican en México, se ha
convertido en un espacio para el fomento a la
lectura, con diferentes recursos que enlazan
a lectores, autores, editores, distribuidores,
libreros y bibliotecarios.
Marina Núñez, directora general de Publicaciones (DGP) del Consejo Nacional para
la Cultura y las Artes (Conaculta), destacó
que LibrosMéxico es una iniciativa estatal
para aprovechar las nuevas tecnologías en el
fomento a la lectura que requiere de la participación de otras dependencias e instancias,
como es la industria editorial, porque quien
escribe y quien vende, por ejemplo, necesita
de los lectores.
Al participar en la Primera Conferencia
Internacional de Lectura y Tecnología LibrosMéxico indicó que se trata de una plataforma
única en América Latina, desarrollada por
el Conaculta, que es flexible y nacional, que
puede ser exportada a otros países.
Durante la conferencia Tecnología para
la promoción de la lectura, Marina Núñez
Bespalova resaltó que LibrosMéxico, como
catálogo de libros, es una base de datos pública de acceso gratuito, que incluye todos
los libros que se comercializan en México,
incluso con su precio único, por lo cual si en
una librería se maneja otro costo, el usuario
puede reclamar.
Pero además, LibrosMéxico cuenta hoy
con una serie de aplicaciones adicionales,
como es una red social en torno a la lectura,
una especie de Facebook donde los lectores
comparten sus lecturas y experiencias con los
libros, puede crear listas de favoritos e inclu-
so reseñar y calificar los textos de su interés.
La titular de la DGP detalló que LibrosMéxico cuenta también con una Biblioteca
Digital de Clásicos Mexicanos, la única
sección donde se pueden descargar libros de
manera gratuita, pues se trata de volúmenes
que son parte de la memoria nacional, de
nuestra cultura y como son de dominio público, ya están libres de derecho, a disposición
de todos.
Comentó que esta biblioteca está integrada por volúmenes editados por la propia
DGP, además de antiguas ediciones digitalizadas en formato de PDF y ePub, los cuales
se complementan con el perfil de los distintos
escritores y referencias al resto de sus obras.
La plataforma cuenta asimismo con un
Observatorio del Libro, donde se concentran
todas las iniciativas y programas alrededor
de la lectura, como son acciones, encuestas,
estudios y cursos para el fomento a dicha
actividad.
En los próximos meses LibrosMéxico se
verá enriquecido con el Atlas de la Lectura,
un programa que indicará al usuario los espacios existentes para acceder al libro, como
librerías, salas de lectura, paralibros y bibliotecas en un radio de cinco kilómetros, con
información adicional, como horarios, cómo
llegar y hasta la posibilidad de calificarlos.
Marina Núñez aseguró que LibrosMéxico
es una plataforma de todos, desarrollada
desde lo público, única en América Latina,
que seguirá siendo enriquecida para conectar a todos los que participan en el mundo
del libro: lectores, autores, editores, distribuidores, libreros y bibliotecarios, por lo
cual invitó a consultarla en la página www.
librosmexico.mx.
III/IV
Leopoldo Barragán Maldonado
Tu retrato
Oliver Moctezuma
Para mirarte a los ojos
siempre estará este antro decadente
sola con tu cerveza y en el espejo
o con las flacas de tus amigas
pero exacta con tu mirada y tus fobias
esperando que te recorra a discreción
Me miran
Pedro Lizarda
Vengo sin venir
buscándolas
bebiendo de su humanidad
descubriendo sus mundos
y me miran
como el hombre paciente
escuchándolas por una eternidad
y me miran
como el muchacho tierno
colmándolas de besos y caricias
y me miran
como animal salvaje
irrumpiendo sus sueños líquidos
y me miran
y me encuentran como lo deseen
sólo soy lo que nunca han tenido.
El sábado 21 de noviembre, después de mi
cotidiano ejercicio, regresé a Dolores Hidalgo, a
tiempo para platicar con mi amigo Jorge Aguayo,
dueño de la cantina El Incendio. Antes de ingresar
al antiquísimo establecimiento, hice una escala
logística con otro amigo dolorense Herminio
González Contreras, para proveerme de crujiente
chicharrón de puerco. En un rincón de la cantina,
emplacé mi atalaya filosófica, desde ahí observaba, cómo en céntrica repisa del vetusto anaquel,
coincidía armónicamente refinada trilogía: vino,
música y literatura. Mientras el amigo Erik me
servía cerveza, rocié con gotas de limón la botana,
disponiéndome a charlar con Jorge. El tema era
obvio: José Alfredo Jiménez.
En esta ocasión Jorge abrió el diálogo relacionando canciones del homenajeado inspiradas en
los amoríos con Alicia Juárez. Cuenta que: “desde
niña su mamá se la llevó a radicar a Oakland, California; allá José Alfredo la conoce, empiezan a
enamorarse, José Alfredo era 25 años mayor que
ella. Cuando Alicia viene a México, su familia era
de corte conservador, y su mamá viene a cuidarla,
por diferencia de edades le compone Eres muy
niña, Yo debí enamorarme de tu madre, Te estás
volviendo mujer, Tu traje blanco, en todas habla
de la diferencia de edades”. Si Platón estuviera
en la cantina, daría su aprobación a tal contraste.
Luego salió a relucir José Ángel Espinoza
Aragón, conocido como Ferrusquilla, compositor
de Échame a mí la culpa, El tiempo que te quede
libre, entre otras. Jorge anexó, “Ferrusquilla y José
Alfredo dejaron 5 canciones en coautoría, a ver si
usted investiga con la familia cuáles son. Mucha
gente afirma, que se dicen conocedores de José
Alfredo, que Cariño nuevo es de José Alfredo, pero
es de Ferrusquilla”.
Posteriormente mencionamos el nombre de
Chava Flores, compositor que se hizo famoso con
su: “A que le tiras cuando sueñas mexicano, hacerte rico en loterías con un millón, mejor trabaja
ya levántate temprano”. Chava Flores también
deambuló por Dolores, narra Jorge que: “cuando
José Alfredo lo invitaba, llegaban a instalarse en
la casa del licenciado José Azanza; se afirma que
Chava Flores compuso en Dolores Hidalgo, Vámonos al parque céfira, un día que pernoctó en la
casa de los Azanza, se levantó a desayunar, y estaba
en una nevería que se llamó El ideal, ahí bosquejó
en la servilleta la canción”. Al escuchar la palabra
servilleta, le pregunté acerca de la composición
que José Alfredo plasmó en una servilleta y que
forma parte del argumento de la película ‘En el
último trago’, a lo que contestó: “sí, sí he visto la
película, y la servilleta dice del ‘Corazón de perro
agradecido’, me comentó el licenciado Azanza que
él tiene la original, era una vacilada y que no la iban
a cantar; ahora le han puesto música y la grabó el
mariachi Santa Rosa, de aquí de Guanajuato; es
cierto, escribía en los restaurantes que van para la
sierra de Guanajuato, si un día tiene oportunidad
puede bajarse en ‘Rancho de en medio’ y va a ver
fotos de José Alfredo con el gabán cuando caían las
nevadas, tenía excelente amistad con el señor de
ahí, Socorro Alba, era de Dolores, y Don Socorro
ahí lo recibía. También llegaba a La cucaracha,
en San Miguel de Allende, dicen que José Alfredo
era generoso con los meseros, quizá recordando
sus carencias cuando trabajó en La sirena, en la
Ciudad de México”.
Como estaba próxima la serenata que se le
lleva a José Alfredo al panteón, le pregunté cuál
era su experiencia al participar en ella, Jorge
dijo: “se siente la relación de que las personas que
fallecen no se van del todo, porque estás sentado
en la tumba de gente que conociste, y ya al calor
de los tragos le echa uno al difunto”. De pronto
timbró mi celular, era una llamada del alto mando
preguntándome dónde me encontraba, inhalé los
aires inconfundibles de aquel lugar, y exclamé
categóricamente: ¡Estoy en la cantina!, ¡ah, no
hay duda que pronunciar esta frase es toda una
catarsis existencial!, bienaventurados los que sin
tapujo alguno podemos pronunciar tal locución;
me libero, luego existo.
¡Estoy en la cantina!, ¡ah, no
hay duda que pronunciar esta
frase es toda una catarsis
existencial!, bienaventurados
los que sin tapujo alguno
podemos pronunciar tal
locución; me libero, luego existo.
Escribiente
Alberto Ocón Ventura
Te hablo a la distancia, para no escribirte
para que no me digas, hoy tengo marido
luego te arrepientes y me describes
tu desnudez en cama o en la bañera
de tu vestido carmín que se confunde
con tus labios y pezones destacados
por eso, siempre te imagino descalza
con mis grafías entre tus piernas
inmóvil, escuchando que te llamo
cada noche, y me besas y te vienes
volviendo a pedirme que ya no escriba
6
Ágora
Cuentos para leer sin compasión
Julio César Zamora
Los espíritus que se entusiasman ante el horror,
aquellos que desean sentir cómo se curva la espina dorsal ante lo sobrenatural, vuelven y volverán siempre a
los cuentos de Horacio Quiroga. A ese público hay que
tenerlo en cuenta siempre, sin embargo, hay otras vertientes en la obra del escritor uruguayo, que Conaculta
no ha pasado desapercibidas en la compilación Horacio
Quiroga. Cuentos para leer sin compasión en la colección
Clásicos para Hoy.
Horacio Quiroga ha atravesado los tiempos consagrado como el escritor de una especie de oscuridad temible
aparejada o encerrada tanto en lo cotidiano como en lo
salvaje. Las geografías, ya sean naturales o humanas, tienen suelos desequilibrados, desmesuras fantásticas, pero
reales y hacia ellas apunta una parte sustancial de su obra.
Es el caso de los muy conocidos cuentos: El almohadón
de plumas y La gallina degollada.
Dentro de esa línea narrativa, el cuento intitulado Los
buques suicidantes, trata la misteriosa omnipotencia de
la naturaleza sobre la psique humana. “Resulta que hay
pocas cosas más terribles que encontrar en el mar un
buque abandonado”, comienza a decirnos el narrador. Es
el caso que ha aparecido uno, el María Margarita bajo
la circunstancia de que horas antes alguna corbeta había
tenido comunicación con la tripulación y en un lapso de
horas, al encontrárselo y abordarlo, no había un solo
pasajero. El agua para preparar la comida aún hervía, las
camisetas de los marineros seguían colgadas secándose
al Sol, pero todos han desaparecido sin dejar una pista
que indique lo que ha ocurrido. Uno de los marineros
que están reunidos escuchando el relato, alza la voz para
decir que él mismo atestiguó la desaparición, inclusive
viajó en el buque y vio lo que en él ocurría. ¿Será una
presencia sobrenatural?, ¿es el sonido acompasado del
mar?, ¿será el eterno balanceo del agua?, ¿el viento?...
Quiroga encuentra que la exuberancia de la naturaleza
hace infinito el juego de posibilidades en lo mínimo, ahí
donde no vemos se oculta lo siniestro rigiéndonos.
Acaba de terminar el primer acto de Tristán e Isolda,
el complacido joven espectador aprovecha la pausa para
dejar vagar la mirada, entonces la descubre, sentada en
un palco, al lado de un marido anodino, la mujer más
adorable que ha visto. Su mirada lo ha cautivado de inmediato, se siente enamorado. Por un instante cree que
ella también lo ha descubierto y se siente feliz; momentos
después se da cuenta que no es a él a quien observa, sino
a un hombre sentado cerca suyo. Y lo intuye: se conocen
bien. Hacia el final del segundo acto, el hombre abandona
la sala, la mujer desaparece del palco. El narrador supone
un feliz encuentro, pero lo que después ese hombre le relatará será la comprobación de que “todas las situaciones
dramáticas pueden repetirse, aun las más inverosímiles y
se repiten. La escena que vuelve como una pesadilla, los
personajes que sufren la alucinación de una dicha muerta”. No es la historia de un destino golpeando la alegría,
sino la de una torcedura y de condenas irrevocables lo
que ocurre en La muerte de Isolda.
“Metempsicosis, telepatías, espiritismos y demás absurdos de la vida interior no son nada en comparación de
este mi propio absurdo en que me veo envuelto”, afirma
PLAZA CULTURAL DE
La Virgen y el Niño Jesús
Javier Chávez
Portada del libro: Cuentos para leer sin compasión; colección Clásicos para Hoy; Conaculta,
México 2015, 378 pp.
casi desesperado el ingeniero Durán. La cuestión va así:
una noche recibe una carta de un amigo lejano, Luis Funes
citándolo a cenar en su casa; el mismo día ha recibido
una llamada de un médico, Ayestarain, quien pide verlo
con urgencia. Resulta ser que en la cena coinciden los
tres personajes y se conoce lo que ocurre, María Elvira,
hermana de Funes, ha contraído meningitis. Delirios,
ansiedad angustiosa imposible de calmar la afectan, la
proyección psicológica de su obsesión ha venido a caer
en el ingeniero Durán a quien nombra todo el tiempo.
Vale aclarar que ambos se han visto como mucho un par
de veces, y que ella no reconoce ya a nadie de su familia.
La noche de esa cena, se suscita nuevamente el delirio,
el médico y el hermano le piden que entre a verla. Cuando lo descubre en la habitación, la enferma le tiende su
mano, lo mira y en sus ojos desaparece la fiebre y surge
la felicidad. Debido al terapéutico resultado, Durán se
ve comprometido a volver cada noche durante más de
un mes a tomar parte de esa alucinación que calma la
enfermedad y a la enferma, “pero los sueños de amor,
aunque sean de dos horas y a cuarenta grados se pagan
en el día”. Opio y calmante de un amor cerebral, Durán
se volverá la sombra en La meningitis y su sombra.
Las aspas del genio literario de Quiroga lograron una
mixtura de todas las proteínas que alimentan la vida,
sobre todo las que subyacen y que no están a la vista de
cualquiera.
Horacio Quiroga (Salto, Buenos Aires, Argentina
1878-Buenos Aires, Íbid, 1937), fue diplomático, docente
y escritor. Colaboró en revistas y periódicos como Caras
y Caretas, El Hogar, El Nacional y La Prensa. Fue crítico
de poesía y teatro y uno de los primeros reseñistas de
cine. Sus relatos fueron reunidos en varias recopilaciones, entre ellas destacan: Cuentos de amor, de locura y
de muerte (1917), Cuentos de la selva (1918), Anaconda (1921) y Los desterrados (1926).
3
Ágora
PLAZA CULTURAL DE
Imágenes sobre la Virgen María y al Niño Jesús
han sido una representación que se plasmó en abundancia en la pintura renacentista. Entre sus principales
exponentes figuran artistas españoles como Francisco
de Zurbarán, pero principalmente italianos como
Rafael Sanzio, Giovanni Battista, Leonardo da Vinci
y Bernardo Bitti.
La expresión de la Virgen María, en todas las obras,
prevalece como un gesto de amor y bondad hacia el
Niño, como si la misma Madona reconociera la grandeza y el destino que espera a su hijo Jesús.
La representación de la Virgen María con el Niño
Jesús es uno de los símbolos principales de la cristiandad y uno de los temas centrales en el arte católico.
La imagen más antigua que se conoce de ellos es una
pintura mural paleocristina de las catacumbas de Roma
en la que la Virgen está sentada con el Niño.
A partir del Concilio de Éfeso, en el año 431, las
representaciones de la Virgen María como Madre de
Dios son muy frecuentes en el Imperio bizantino. Estas
imágenes de Oriente, objetos de devoción, se repiten
constantemente siguiendo los mismos cánones y dando
lugar a los iconos. Los iconos bizantinos de la Virgen
María y el Niño Jesús se copian en Occidente y se convierten en el modelo a seguir durante la Edad Media.
Al crecer el culto a la Virgen María entre los siglos
XII y XIII surgen nuevas maneras de representar a
la Virgen María más personales, íntimas y emotivas.
Durante el Gótico y el Renacimiento se extiende el uso
de representaciones para la devoción privada en las que
la escala es mucho menor y se representan imágenes
de ámbito más privado.
Aunque es un tema que se ha tratado en abundancia en la escultura, sigue destacando como uno de los
temas favoritos de la pintura. Según Estelle M. Hurll,
autora del libro La Madona en el arte, el éxito de su
popularidad radica en la belleza y carácter universal
de la maternidad.
En alas de mariposas
Norma Navarrete
Al atardecer el silencio descansa
En las alas de las mariposas.
Y la lluvia se disfraza de blanco.
Un recién nacido duerme en los brazos de su madre
Y sueña en tonos pastel.
Elige ser pájaro y vuela tras la montaña
Para llegar a ser tan grande como el sol.
Las heridas que se disuelven por intentar
Soñar algo más que un colibrí viajero.
Escribe una carta para todos
Los que saben que la soledad es hermosa,
Si se tiene el ingrediente para transformarla,
En un poema pausado y nítido.
De palabras llamativas,
Que llamen a la sencillez
A posarse como una estrella,
Recién despierta la noche.
A las 5.19 p.m. la luz anuncia
A la noche más estrellada.
Con ojos de gacela se prepara
Para despedir el día.
Deslumbrada con canto de ave,
Despidiendo el día.
Envolviendo su canto,
Encadenado a las circunstancias
De la búsqueda, encuentro y despedida.
Apenas rozando con alas de terciopelo.
Recibo la noche con un collar de caracoles en el cuello.
Y la ausencia de paz tatuada invisiblemente
En la mirada.
A las 5.35, he incorporado a la pintura de mi paisaje
Todo lo que a mi vista es indefenso
Pero fuerte por su gran belleza.
La flor naranja no descansa de su luminosidad.
El viento suaviza cada lágrima contenida
En los cabellos del árbol.
Y un pedazo de cielo se refleja en su copa.
Igual que cascada de nieve
Fluyendo en un mes de diciembre,
Que pasa lento por mis manos
Y escribe mensajes al atardecer vía electrónica,
En el rincón de una pequeña habitación.
Donde solo mueve su corazón el papel,
A ras de la vida,
Para hacer sentir a los momentos que se fugan,
Más importantes que los que se quedan.
Porque son figura de cristal inaccesible.
El verde del campo pasa de verde fuerte
A verde ternura del ocaso por llegar.
La basura convierte los cambios
De los rayos del sol en algo más,
No es lo que vemos.
Refleja un rayo de luz amarilla y blanca
En el reposo de la tarde.
Avisando de la metamorfosis de la oruga en mariposa.
De un destello en un haz.
Todas las cosas se transforman,
Primero dan apariencia de ser tristes
Para volver a ser lo que fueron.
Cuando pensamos en desecharlas.
Porque las rosas no hablan.
A menos que la madera tenga forma
De no hacer daño y su voz se transparente,
Como el agua en los ríos de sal de la humanidad.
Que navega sola, callando en la tarde
5.40 pm. La tarde se viste de violeta,
Anuda su largo cabello.
Sus ideas divagan por el mundo,
En busca de alguien
Que las descubra y las capture.
Para sonreír al caos de todos.
Con menos peso,
Saltando entre palabras indecibles
Que nadie sabe,
Únicamente los grillos, las palomas y las flores
Que aún no despiertan.
Cuando el viento las hace vivir
Moviendo su canto, plumas y pétalos.
A modo de ser algo que nunca muera.
4
Ágora
PLAZA CULTURAL DE
La Carta de Rojas a Huidobro
VIÑETAS DE LA PROVINCIA
Un baile de despecho
Para recibir dignamente el nacimiento del año nuevo, los jóvenes de
aquel entonces prepararon un gran
baile que debería efectuarse a partir de
las 10 de la noche del 31 de diciembre
de 1924.
Con la debida anticipación se arreglaron los salones y corredores del
Centro Social Colimense, se contrató
una buena orquesta y se mandaron
hacer los emparedados del ambigú.
Desde ocho días antes, empezaron a
circular las invitaciones y las muchachas se proveyeron de vestidos nuevos,
mientras que los tenorios de moda se
encargaron de desmanchar y planchar
los suyos.
A las 8 de la noche todo estaba
listo y un contagioso entusiasmo se
palpaba en la atmósfera social. Sin
embargo, a última hora surgió un
pero: hallábase en Colima, desde hacía
varios meses, cierta damita forastera
que había provocado malquerencias.
El hecho de que en su familia figurara
una persona de vida un tanto ligera, la
convertía en víctima de culpas ajenas;
y la circunstancia de que su simpatía
personal, su desparpajo y la alegría de
vivir hubieran cautivado a más de un
colimote enamoradizo, la colocaban en
el blanco de los comentarios hostiles y
hasta despechados. Las señoras “bien”
fruncían el ceño al notar su presencia
y las jóvenes la eludían.
Y resultó que una hora antes de que
empezara el baile, alguien preguntó a
uno de los organizadores: ¿Invitaron a
fulanita?, y la respuesta afirmativa corrió de casa en casa con la rapidez de un
spot de radio, creándose una situación
que, originándose primero en un sentimiento de escándalo y condenación,
degeneró en renunciamiento: “Yo no
voy si ella va”, decía cada muchacha
a sus amigas, las que inmediatamente
soltaban la imprescindible respuesta:
“ni nosotras tampoco...”.
Y no fue nadie. De nada sirvieron
las explicaciones ni las súplicas, pues el
empeño de quienes pretendían vencer
las resistencias se estrelló en la fase
inexorable: “yo no voy, ni yo, ni yo...”
A las diez de la noche, una treintena de jóvenes se reunieron en la plaza
principal, frente a los balcones del
Centro Social, por los cuales tan sólo
asomaban los músicos, listos para tocar
en una fiesta sin concurrentes.
En aquel entonces, se vestía muy
bien: ahí estaban Adolfo Gamiochipi,
Alfonso de la Madrid, Miguel García
Topete, Enrique y José Barreto, “Mi vi”
Rendón, Heliodoro Fuentes Álvarez,
José Agustín y Jorge González Flor,
Guillermo y Andrés Saucedo, Gabriel
Hinojosa, el “Chito” Carranza, Eduardo
Pons y otros muchos más, cayéndose
todos de puro elegantes.
El comentario obligado era el fracaso del baile. Cundía el malestar y las
interjecciones se recrudecían. De pronto, surgió una proposición: -¿Y por qué
no hacemos un baile de “medio pelo”?
De los supervivientes de aquella
época ninguno podríamos decir quien
fue el autor de la iniciativa. La voz
surgió de un grupo encorajinado que
buscaba el desquite y la idea prendió al
instante. Adolfo Gamiochipi, siempre
inquieto, expedito y fértil en recursos,
redondeó la sugerencia:
-¡En la casa de don Eligio! ¡Vamos
con don Eligio el panadero!
Era don Eligio Espinoza un hombre
muy estimado entre la juventud parrandera. Grueso, de excelente salud
y mejor humor, estaba en domicilio
y cooperación económica a que se
realizara. De él se podía decir que por
su culpa nunca se quedó a medias una
juerga... Era dueño de la mejor panadería de la ciudad y vivía con holgura.
Don Eligio se sintió feliz con el
proyecto y desde luego movilizó sus
brigadas de invitación, mientras el
regocijado grupo se dividía en diversas comisiones: unos para traerse la
música del Centro Social; otros, para
contratar la elaboración inmediata
de grandes ollas de ponche; aquéllos
a enfriar cervezas y los de más allá,
despejar la gran sala de la casa, para
transformarla en pista de baile.
Antes de las once de la noche,
empezaron a llegar las convidadas:
empleaditas de escasos recursos,
hijas de familias humildes, una que
otra “maestrita” y, desde luego, todas
las muchachas “no popof” del barrio.
Principió el baile y a media noche,
cuando los repiques de las campanas,
Alberto Flores
(6 de noviembre de 1955)
Don Manuel Sánchez Silva
los disparos callejeros y los silbatazos
de locomotoras anunciaban el nuevo
año, la concurrencia no cabía en la casa
de don Eligio.
Y era de ver la animación y júbilo
de la fiesta, en que aquellos elegantes
de chaleco cruzado, cuello “arrow”,
“borceguíes” con polainas y cabello
alisado con “Steicomb”, se servían de
pareja dispareja a las modestas muchachas de traje y perfumes baratos,
confundiéndose en el vértigo del baile
y mezclando el aristocrático aroma
del “Tabaco blondo”, con el tufillo del
“Cheramí” y el “Pompeya”.
5
Ágora
PLAZA CULTURAL DE
Amanecía cuando nos despedimos
del hospitalario y festivo don Eligio
y todavía, antes de que cada quien
tomara el camino a su domicilio, nos
quedamos un rato largo en la plaza,
comentando lo ocurrido con la perversa alegría de habernos procurado
una sabrosa venganza contra las niñas
“bien”, que nos habían frustrado el
plan original.
Sin embargo, al día siguiente vinieron las consecuencias: todos los que
tenían novia recibieron calabazas...
* Periodista, escritor
y fundador de Diario de Colima.†
Bailando en un cabaret (1950).
Principió el baile y a media noche, cuando los
repiques de las campanas, los disparos callejeros
y los silbatazos de locomotoras anunciaban
el nuevo año, la concurrencia no cabía
en la casa de don Eligio.
Fue uno de esos días extraños. De esos en que las circunstancias coinciden,
cuando uno no lo espera. El domingo pasado alguien me preguntó que quién
era mi poeta favorito. Respondí: Gonzalo Rojas. Y ella, la que me preguntó,
dijo, ¡vaya, a mí también me gusta mucho un chileno: Huidobro! La ironía es
que ese día: era el natalicio de Rojas, abría cumplido 99 años. En fin, telarañas
que a uno le asombran. Por ello transcribo “Carta a Huidobro”, del mismo
poeta de Lebu.
CARTA A HUIDOBRO
1. Poca confianza en el XXI, en todo caso algo pasará,
morirán otra vez los hombres, nacerá alguno
del que nadie sabe, otra física
en materia de soltura hará más próxima la imantación de la Tierra
de suerte que el ojo ganará en prodigio y el viaje mismo será vuelo
mental, no habrá estaciones, con sólo abrir
la llave del verano por ejemplo nos bañaremos
en el sol, las muchachas
perdurarán bellísimas esos nueve meses por obra y gracia
de las galaxias y otros nueve
por añadidura después del parto merced
al crecimiento de los alerces de antes del Mundo, así
las mareas estremecidas bailarán airosas otro
plazo, otro ritmo sanguíneo más fresco, lo que por contradanza hará
que el hombre entre en su humus de una vez y sea
más humilde, más
terrestre.
2. Ah, y otra cosa sin vaticinio, poco a poco envejecerán
las máquinas de la Realidad, no habrá drogas
ni películas míseras ni periódicos arcaicos ni
— disipación y estruendo — mercaderes del aplauso ignominioso, todo eso
envejecerá en la apuesta
de la creación, el ojo
volverá a ser ojo, el tacto
tacto, la nariz éter
de Eternidad en el descubrimiento incesante, el fornicio
nos hará libres, no
pensaremos en inglés como dijo Darío, leeremos
otra vez a los griegos, volverá a hablarse etrusco
en todas las playas del Mundo, a la altura de la cuarta
década se unirán los continentes
de modo que entrará en nosotros la Antártica con toda su fascinación
de mariposa de turquesa, siete trenes
pasarán bajo ella en múltiples direcciones a una velocidad desconocida.
3. Hasta donde alcanzamos a ver Jesucristo no vendrá
en la fecha, pájaros
de aluminio invisible reemplazarán a los aviones, ya al cierre
del XXI prevalecerá lo instantáneo, no seremos
testigos de la mudanza, dormiremos
progenitores en el polvo con nuestras madres
que nos hicieron mortales, desde allí
celebraremos el proyecto de durar, parar el sol,
ser — como los divinos — de repente.
Inmóvil
Xavier Paredes
Yo no puedo escribir los versos más tristes
ni decir cuánto la quise
no hace falta ni quiero decir nada
de sólo pensar en cualquier frase
expresión o palabra
una letra es suficiente
y hasta el silencio mismo
para que se me revele su imagen.
¿Qué se ama
cuando se ama?*
Gonzalo Rojas
¿Qué se ama cuando se ama, mi Dios: la luz terrible de la vida
o la luz de la muerte? ¿Qué se busca, qué se halla, qué
es eso: amor? ¿Quién es? ¿La mujer con su hondura, sus rosas, sus
volcanes,
o este sol colorado que es mi sangre furiosa
cuando entro en ella hasta las últimas raíces?
¿O todo es un gran juego, Dios mío, y no hay mujer
ni hay hombre sino un solo cuerpo: el tuyo,
repartido en estrellas de hermosura, en particular fugaces
de eternidad visible?
Me muero en esto, oh Dios, en esta guerra
de ir y venir entre ellas por las calles, de no poder amar
trescientas a la vez, porque estoy condenado siempre a una,
a esa una, a esa única que me diste en el viejo paraíso.
*Tomado del libro Contra la muerte (1964).