LISTA CRONOLÓGICA

SEMANARIO PINTORESCO ESPAÑOL.
NOCIONES
201
FISIONOMICO-HISTÚRICAS
DE LA ARQUITECTURA EM ESPAÑA.
Articulo IV.
K O I D M I R O I (HÚBOOS.
Villa tlcl Arrúpoli» <lc Atenas en Grocia.
Asegúrase que desde 9 á 5 siglos antes de la Era Cristiana, atraídas por el lucro que los fenicios sacaban de España, fueron viniendo á esta nación diversas colonias griegas procedentes de la isla de Zacinto y de la de Rodas, de
Focea y de otros puntos, las cuales se establecieron en Cataluña, Valencia y Andalucía, fundando varias poblaciones,
entre las que, se cuentan las ciudades de Sagunto, Den i a,
Ampurias y Rosas.
De este modo los usos, costumbres, religión, leyes, y
probablemente también las ciencias y artes de la Helenia,
tuvieron asiento en las costas de levante de la península
ibérica.
La Grecia, rústica en su origen , empezó á civilizarse
bajo al influjo de colonias que venidas del Oriente, es decir
del Asia y del Egipto, en diferentes épocas fueron fundando
en ella diversos estados pequeños1, que la comunicaron su
civilización. Después, la espedicion marítima de los argonautas (sobre 1260 años antes de nuestra Era), y los griegos que coligados marcharon á la Guerra de Troya (1185—
1175), hubierQn de importar en su patria, al regresar á
ella, algo de la cultura asiútica.—Mas tarde la civilización
griega comenzó á diferenciarse de la oriental por varias
causas, y principalmente á consecuencia de las ideas tomadas por los helenos en las colonias que fundaron en Europa, Asia y África, y de haber aparecido Hesiodo, Hornero y
Licurgo. La diferencia entre ambas civilizaciones fue com-
pleta cuando la forma de gobierno de los Estados griegos
pasó de monárquica á republicana. Destruido Testaba ya para
entonces, y casi desde las primitivas edades , el influjo sacerdotal, que dominándolo todo en el Oriente habia paralizado la marcha de los conocimientos, puesto que en la Helenia los sacerdotes no formaban corporación y se hallaban
sujetos en las causas personales á los tribunales ordinarios,
al par que el culto era dirigido por la autoridad civil; no
existían, en general, ni la inamovilidad del Oriente ni las
castas privilegiadas; y los legisladores , elevados á esta altura solo por el ascendiente de su sabiduría y virtudes , se
guiaban, no como los orientales por el espíritu de privilegio y monopolio, sino por el deseo del bien público. De aquí
resultó que los particulares, adquiriendo pensamientos elevados, crearon, para la instrucción de la multitud, numerosas reuniones con nombres diversos, y en las cuales se
discutia libremente sobre metafísica, política y otras cien.cias. En las varias escuelas así fundadas, se mejoraron y
propagaron, con su oposición de sistemas, los conocimientos científicos adquiridos por los filósofos griegos en su
trato con los sacerdotes egipcios.
A tan feliz reunión de buenas circunstancias debió la
Helenia su admirable número de filósofos, poetas, «ffTSfnTY
otros sabios, con cuya cooperación las ciencia/, literatura y
artes progresaron de una manera portentosí^y's^'hicieroii
del todo populares.
ARO JIU.—28 DE JVMO tE 1?57
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202
Tal espíritu de progreso, al comunicarse á la arquitectu"
ra hubo de impulsarla, al principio á ir formándose poco á
poco por medio de tanteos sucesivos, y por último, á desarrollarse rápidamente hacia el tiempo de Solón (sobre
6 siglos antes de Jesucristo) estimulada por las leyes y opinión pública que concedían gloria y honores á los artistas
en recompensa de sus obras notables, y hacían que las
ciudades se preciasen tanto de ser patria de un famoso arquitecto, como de un filósofo ó de un célebre guerrero.
(Se continuará).
MANUEL DE ASSAS.
LISTA CRONOLÓGICA
DE LOS CONQUISTADORES Y MUY ILUSTRES SEÑORES GOBERNADORES DE LAS ISLAS FILIPINAS, CON UN APUNTE DE LOS SUCESOS
MAS MEMORABLES DE CARA UNO.
Continuación*
11.
1573. »Don Francisco de Sandi, Oidor de Méjico: fue
recibido, y dado posesión de su Gobierno el 21 de Agosto
de 1375: tomó la residencia á su antecesor y salió bien.
Este año volvieren los padres Agustinos, y españoles que
había el tesorero enviado á China de Embajadores, por
causa de LJmaon: salieron de Manila á 12 de Junio de 75, y
estaban de vuelta el 28 de Octubre: son enviados otra vez
embajadores* el padre Alburquerque y el padre Kada Agus'inos, que los Capitanes Chinos dejaron azotados y amarrados en Holinao, hasta que los nuestros los hallaron y trajeron á Manila. No entraron mas Agustinos en China hasta el
año de 1080. San Francisco Javier murió en Sanchoan ó
Sancian á vista suya sin poder entrar, lo que hicieron después los padres lucio y Rogcrio Jesuítas año de 1582. A
principios de 1570 llegó un Galeón á Catanduancs, procedido de Acapulco con misión de Agustinos, cuyo Prior cía
el M. R. 1\ Fr. Diego Herrera, que había de ser el primer
obispo de Filipinas: se hizo pedazos, y los indios mataron
á todos los religiosos y los demás que salieron. 1576 Pedro
de Chavez fundó en Naga la Ciudad de Nueva Cáccres de
donde era el Gobernador. 2. de Agosto de 77 llegó el P. Alfaro con misión de Franciscanos y fundaron en la Provincia
de San Gregorio: se hospedaron en San Agustín y se celebraron los Patriarcas mutuamente hasla el 002, que fue el
cabildo á San Francisco porque libró el Santo la ciudad de
los Sangleies alzados, 1578 renunció el prelado agustino la
jurisdicción eclesiástica del foro esterno de que hasta entonces habia usado, y la ejerció el prelado Franciscano
hasta que llegó el Sr. Salazár primer obispo, sin permitir
la ejerciesen dos Clérigos que el Arzobispo de Méjico habia enviado como prelado mas inmediato, de que conoció
el Gobernador como vice-patrono : vá á Borney con Sirela
Rey, y Deturhado su hermano usurpador le recibe con toda
la nobleza juramento de vasallaje á España: recorre la costa de Mindanao y Joló, que rinden sin pelea el vasallaje:
fue gran soldado, y gran letrado.
12.
1380. »Don Gonzalo Ronquillo, sobrino del célebre Ronquillo Alcalde de Valladolíd, que hizo el atentado, (ó no)
con D. Antonio de Acuña Obispo de Zamora, en tiempo de
las Comunidades: llegó por Abril de 1580: fundó el Parían,
ó Alcaizeria de Chinos en la estacada bajo el cañón de la
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fuerza, y sin permitirles obra de piedra: después se mudó
á donde ahora está: llegaron á 40,000, que después vinieron
á quedar en 8,000: envió un gran esplorador del Maluco,
que hubiera conquistado, si no mediara el inglés Draque,
que con el auxilio de Inglaterra, y Reina Isabel, mantenía
al Ternate y Tidore: envia espedicion á Borney, y restituye segunda vez á Sirela. Frústranse las de Maluco, cuya
conquista fue siempre deseada de España por la rica especería. 1381: llega el Sr. D. Fray Domingo de Salazár primer
Obispo de Manila y de todas las Islas con el padre Salvatierra de su mismo orden de predicadores, dos fundadores Jesuítas, y misión de Agustinos: envia á Pablo de Carrion contra
el Japón Tayzufu Corsario, y le derrota en el rio de Cagayan
después de algunas sangrientas batallas. Funda Carrion la
ciudad de Nueva Segovia cuatro leguas de la barra del Rio
grande, que llamaron Tajo, después de haber ahorcado al
principal Guiab, y haber atraído un hermano de Tuliao,
que le tenia enjaulado, todos los Indios Cabos principales
de Cagayan. Fundaron convento los Agustinos hasta que el
año de 1596 entraron los Dominicos en esta provincia por
comisión del Gobernador Gómez P. Dasmariñas: el Gobernador fundó también en Octon la Villa de Arévalo en memoria del lugar de su nacimiento. Erige el Obispo lo formal y material de su Catedral: esta se empezó el 1381: se
acabó el 91: se arruinó el 1645 en los temblores de San
Andrés, y se dedicó el 71: el Sr. Mercado fue primer cura
de Arévalo, y primer Dean de Manila, Obispo de Yutacan,
y Arzobispo de Manila. Año de 1582 sale armada para Ternate, que hubieran acabado de conquistar si no hubiera
enfermado la gente de Berbén, que les hizo dar la vuelta.
85 celebró el Sr. Salazár él primer Sinodo, ó jimia provincial, que aprobó el Papa. Dá el Capitán Serna una bofetada
al Padre Agustino, qiu> le' reprendía su amancebamiento,
olvidado del respeto que el gran Cortés quiso tuviesen los
Indios á los Padres, cuando dispuso, que el P. Olmedo
Mercenario \i\ reprendiese coram omni populo, para darles
ejemplo. Muere Ronquillo por Marzo de 83 de melancolíapor no salir con sus buenas y sanas ideas: en sus honras se
quemó la iglesia de San Agustín con tantas luces, que pusieron y se pegó el fuego á los almacenes, Casas Reales, de
Obispo, Catedral, y casi toda la Ciudad que por la mayor
parte era de tabla y ñipa.
13.
1583. »Don Diego Ronquillo su sobrino quedó nombrado: despachó espedicion á Maluco: no llegó: hizo entrar
á los Indios con el tributo.
14.
1584. «Don Diego de Vera: Mayo de 84 vino con la
Audiencia, que se formó con las mismas facultades que la
de Méjico y Lima: se sacó de San Agustín en palio el Real
Sello, y se llevó en procesión á la Catedral, y después á
casa del Gobernador, Presidente y Capitán General: envia
Armada á Ternate, y aunque ayudada del Rey de Tidore y
el de Bakan hizo algo, pero se .volvió sin cosa mayor por
las muchas enfermedades y heridas: hizo la fuerza de
Nuestra Señora de Guía, que después se mudó á donde
está ahora, cuando se hizo la muralla año de 1590: hizo
la Fundición, que era grande y hermosa en el Rio de Santa
Ana, y después la trajo á donde se ve al presente, y D. Gabriel de Curucelaegui la perfeccionó. Dia de Santiago año
de 1587 entra el padre Castro con otros catorce Dominicos
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fundadores de la provincia del Santísimo Rosario, y se
aposentaron en San Francisco, siendo su guardián el Santo
Mártir del Japón San Pedro Bautista. Tomás Conde corsario Inglés, émulo de las glorias de su paisano Draque, salió
de Londres á infestar los mares; apresó la nao Santa Ana
que iba á Acapulco, en la boca de California , y después de
haber ido á Maluco y pretendido quemar la otra nuestra
nao, que estaba en- Arévalo, dio la vuelta por el cabo, y
entró en Londres con velas de damasco y jarcias de seda,
habiendo venido por el estrecho de Magallanes y el de
San Bemardino: furnia el hospital Real, siendo el capellán
Luiz Vi vaneo su principal motor y bienhechor: salió bien
de su residencia. Se perdieron en Cavite los dos navios que
I labia.
15.
1 390. «Gómez Pérez Dasmariñas llegó el Mayo de 1590:
era gallego, y corregidor de Murcia, gran caballero, y de
muy altas prendas: trajo orden , y deshizo la Real Audien'cia por no estar todavía la tierra para conservar su lustre,
y se recogió el Sello Real: hizo la "muralla que consta de
12,849 pies geométricos: dispuso herrerías y almagacenes
en Cavite: fundó el colegio de Santa Potenciana á costa de
la Real Hacienda: se arruinó en el temblor de San Andrés
de (645: se reedificó el 1081 á costa de D. Manuel de León,
Gobernador que fue: continuó la fábrica de la Catedral, é hizo muchas cosas: recibió embajada deTayeosomaEmperador
del Japón, quien engañado del Apóstata Faranda, creyó se
le habían de rendir las Islas: despachó al V. P. Cobo Dominico, etc.: se embarcó en una armada para el Maluco,
echando La voz que iba á dar auxilio al Rey de Cainboja
contra el de Siam; y losSangleyes, que iban con él, se alzaron con la galera, y le mataron: el mismo dia se vio rajado su retrato que estaba en la pared de San Agustín por
aquella parte que le abrieron la cabeza: el mismo dia y noclie se supo en Méjico su muerte por arte del diablo, q;ie
trasplantó á la plaza de Méjico un soldado que estaba de
centinela en la muralla de Manila: amaneció con su fusil
preguntando, ¿quién vive? Le hizo la inquisición volver a
Manila por Acapulco.
16.
disculpó el Emperador con las leyes de su reino, asi sobre
la confiscación del navio, como la muerte de los Padres.
1598.'Llega el primer Arzobispo observante D. Fr. Ignacio
de Santibañez por muerte del Sr. Salazár en Madrid a 4 de
Diciembre de 1594: Vivió tres meses no cumplidos: vino
también el primer obispo de Zebú D. Fr. Pedro Agusto
Agustino, vino también la Audiencia restaurada y se llevó
el Real Sello bajo de palio desde San Agustín á la Catedral,
y de aquí á Palacio: hubo varios malos sucesos de guerra
en Mindanao y en Camboja: fúndase Bolinao, que administraron los calzados hasta el año de 1607 que entregaron la
provincia de Zambales á los Recoletos: el de 1678 pasó á
los Dominicos, y Mindanao, que era de clérigos á los Recoletos. Año de 1600 vinieron dos navios holandeses enemigos, que derrotaron los nuestros; renunciaron los calzados el pueblo de Manaoag, visita de Lingaven; y el señor D. Fr. Diego de Soria le encomendó á los de su
orden de Santo Domingo años de 1603: se perdiéronlos
dos barcos que salieron el 1600 para Acapulco, en Catanduanes el uno, y el otro en Zaspana de Marianas. El 21
de Diciembre hubo un temblor de tierra, que duró un
cuarto de hora, y se arruinó la Compañía, y muchos ediíicios: se eligió á San Policarpio por patrono. El 1602 salió armada contra Joló por los perjuicios, que hacían en
Bisayas: no se pudo coger el cerro donde estaba el Rey,
y así se volvieron después de haberle hecho muchas hostilidades.
1393. «Luis Pérez Dasmariñas su hijo le succedió, por
nombramiento, el 3 de Diciembre de 1393: envió una armada á Camboja para dar auxilio al Rey que estaba desposeído
por el de Siam: se hizo algo: arribó á Manila la viuda del
Adelantado Alvaro que había salido de Lima para el descubrimiento de las Islas de Salomón: se erigió la Misericordia á diligencia de un clérigo llamado Juan Fernandez de
León, que salió de Méjico para estas Misiones, acompañado
del capitán Juan de Esguerra y de los vecinos de Manila:
fundó dicha Misericordia en 1391 á imitación de la que se
fundó en Lisboa el 1498 por la Reina Doña Leonor mujer
de D. Juan II: la fomentó mucho este Gobernador.
17.
1596. «Don Francisco Tello de Guzman, sesto Gobernador en propiedad; llegó á 1 de Junio de 1396: la nao San
Felipe arribó, al Japón, y el Emperador dio de comiso todos
sus géneros, y se volvió el General D. Matias de Landccho
con toda su gente llena de trabajos el 1397, después de liaber visto el martirio de &iu Pedro Bautista y sus compañeros en Nangasaqui: envía Embajadores al Japón con un
elefante de regalo: son bien recibidos y despachados; se
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LEOS DE LÍ CONCHA.
ALFONSO EL SABIO Y FRAY ANTONIO DE SEGOVIA.
Don Diego de Culminares, en el capitulo XXIV de su
((Historia do la insigne ciudad de Segovia,» refiere el curioso suceso siguiente , que hemos creído deber trascribir
con toda puntualidad por no hacerle perder nada de su
candor.
Tratando de Alfonso X apellidado el Sabio dice:—«El
gobierno, y crédito del Rey corrían varios: su fama desigual : la especulación ó vanidad de sus estudios astronómicos le traia en indignación del cielo,' aborrecido ya de
sus vasallos, y atendido de sus vecinos y enemigos para
acometerle; si bien tan celebrado en las naciones remotas,
que vacando el imperio de Alemania, tres de los seis
electores le habían elegido Emperador, y enviado embajadores para que fuese á recibir la corona. Pero embarazado con las cosas propias, solo sirvió de inquietarle esta
grandeza, porque cuidadoso de llegar dineros y gente para acometer a los moros antes que le acometiesen, año
de 1262 vino de Andalucía á Toledo, y á nuestra ciudad
donde sucedió lo siguiente.
«Murmurábase que el Rey se habia dejado decir en secreto y en público, que si asistiera á la creación del mundo, algunas cosas se hicieran diferentes: (gracejo parece
del Momo de los gentiles). Nuestras historias escriben, que
en Burgos Pedro Martínez de Pampliega, ayo del Infante.
Don Manuel, su hermano, por divina revelación le habia
avisado aplacase con penitencia á Dios, que ofendido de
tan grande impiedad, le amenazaba con pérdida del Reino
y vida, y que despreciando la amonestación habia porfiado
en el desatino.
«Estando, pues, en nuestra ciudad, quiso Dios, detenido siempre en el castigo, reducirle con nuevos avisos.
Llegó al Alcázar, donde el Rey se hospedaba, un religioso
franciscano, varón de santa vida, algunos dicen que era
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SEMANARIO PINTORESCO ESPAÑOL.
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fray Antonio nombrado de Segovia, por natural de nues- Criador, presumiendo que sus obras pudieran ser mas
tra ciudad, de cuya santidad escriben las historias francis- perfectas con vuestra asistencia. No imitéis al mas bello
canas, y escribiremos en nuestros claros varones. Este de los Angeles, hoy por su soberbia el peor de los demopues con modestia religiosa habló al Rey en esta sustancia. nios. Enmendad en vos mismo, pues ahora podéis y os
»No hubiera, Señor, venido de mis claustros á vuestros importa tanto, lo que presumiades enmendar en la fábrica
reales pies con menos impulso y motivo que de Dios, á del mundo, perfectísima obra, en fin de la perfección diquien tenéis ofendido con presuncionet inconsideradas; vina. Reconoced culpa tan sacrilega, y con penitencia inpues habiéndoos criado aventajado en bienes temporales clinad la misericordia de Dios al perdón; y no irritéis su
ile tantos Reinos, y espirituales de tan alto entendimiento; inmenso poder al castigo; pues sabéis- que no es este el
usando mal de tantos favores, os reveíais contra vuestro aviso primero, y podría ser el último.
Vista del Aleáiar de Segovia.
»E1 Rey se alteró demasiado y respondió airado: y el religioso cumplida su embajada, aunque no su deseo, volvió á
«u convento. Aquella misma noche cargó sobre el Alcázar
tan terrible tempestad de agua, truenos y relámpagos tan
pavorosos, que el mas animoso veia la muerte. Un rayo en
la misma pieza en que los Reyes estaban, rajó las techumbres, que ?on bóvedas de Tortísima canteria; y abrasando el
tocado á la Reina consumió otras cosas de la cuadra. No alcanzaba ci Rey esta tempestad con su astrologia y saber,
porque la causaba su ignorancia.
«Despavoridos ambos salieron voceando. El Rey instaba
le trajesen aquel religioso. Vencia el temor á la obediencia,
y ninguno se atrevía al peligro. En fin uno de la guarda en
un buen caballo, llegó á San Francisco y trajo al religioso
instado de su guardián. La tempestad y pavor crecían, hasta
que comenzando el Rey á confesar la culpa con el arrepentimiento menguaba la tempestad milagrosamente; y al siguiente día abjuró en público la blasfemia.
«Muchas historias nuestras dejan de escribir este caso
como otros muchos. Pero escritores advertidos le escribieron para confusión de sabios presumidos. Fray Alonso de
Espina en su Fortalicio de la Fé; aunque diferencia el modo.
Una historia muy antigua, manuscrita en papel y letra de
aquel tiempo que tenemos en nuestra librería le refiere como dejamos escrito, D. Rodrigo Sánchez Obispo de Palencia, en su Historia Latina de España; señalando que fue antes que partiese á coronarse Emperador. El autor del Valerio de historias escolásticas Diego Rodríguez de Almela
arcipreste de Val-de-Santibañez, que publicó Fernán Pérez
de Guzman. El maestro Pedro Sánchez de Acre en su Historia moral y filosófica. Gerónimo de Zurita en sus Anales de
Aragón. Juan de Mariana en en' su Historia de España, y Pisa en la de Toledo, y Juan Cuspiniano en sus Césares. Y sobre todo la tradición constante de nuestra ciudad y señales
del suceso: estas son las roturas que hizo el rayo y se ven
hoy en la parte interior de la bóveda, que es de tortísima canteria en la sala nombrada del Pabellón, por semejarle su fábri-
Anterior
ca; y se mostraban por la parte de fuera en la media naranja
hasta que se empizarró por los años de 1390. Y aunque no
hemos visto autor que señale el año del suceso, le ponemos
en este 1202, porque todos escriben que desdo este caso descaeció la grandeza del Rey y su buen gobierno, sucediéndole todo mal; y su Crónica refiere que estando en nuestra
ciudad en este mismo año le llegaron avisos de tropel. Que
el Rey de Granada había quebrantado la tregua. Que el
Rey de Murcia su vasallo negaba el tributo y la obediencia.
Que los moros de Jerez rebelados habían ocupado el Alcázar
y prendido á García Gómez Carrillo esforzado capitán; y
tenia apretados los castillos de la campaña de Sevilla.
LEÓN DE LA CONCHA.
LA CALLE DE TOLEDO.
Si hace pocos años, queridísimos lectores, que habéis
venido á Madrid, y entrado por la puerta de Toledo, no habréis dejado de notar la animación que reinaba en la calle
de este mismo nombre. No sé la impresión que os causaría
el continuo movimiento, la alegría y la concurrencia que á
todas horas habia en la susodicha calle. De mí sé decir, que
á pesar de ser hace muchos años, vecino de Madrid, esperimentaba una emoción de inefable sorpresa al ver sus infinitas posadas llenas de forasteros; los innumerables carros
que, atestados de mercancías, llegaban á todas horas á descargar á la plazuela de la Cebada; y aquella variedad de gentes de distintas provincias, que hablando dialectos díferentes,y vistiendo diversos trajes, formaban mezclados y confundidos, un conjunto animado y agradable á la vista. En esta
calle se veiau á cada paso representadas todas las provincias
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SEMANARIO PINTORESCO ESPAÑOL.
del Mediodía de España. Aquí un grupo de estremeños, vestidos con su airosa chaqueta, calzón corto, polainas de paño burdo, y cubierta su cabeza con un' gracioso chambergo, eran los mejores industriales para aderezar las esquisitas carnes de sus bien alimentados cerdos, y se distinguían,
sobre todo, por sus grandes y vistosas alforjas, que siempre llevaban colmadas de chorizos, constituyendo asi uno
de los tipos mas característicos de las costumbres españolas.
Por allí grupos de valencianos, gente que se conoce en Madrid desde una legua; pues no hay mas que ver un zaragüelles de lienzo blanco, un clialeco de pana y un pañuelo
• á la cabeza, para saber que es hijo de la florida Edeta. Veríais que el comercio de estos semi-hebreos era muy estenso; pues ellos traficaban con naranjas, melones, higos, dátiles, y toda clase de frutas, legumbres y verduras. Sin embargo, donde se encontraba y se encuentra aun al valenciano, es en la estera y la chufa, que son su elemento: un
valenciano no deja su venta de esteras en invierno y su
horchata de chufas en verano, por todos los tesoros del
mundo; y es tan apegado á su industria, que procura por
todos los medios posibles, que ninguno de otro país la
ejerza.
En otro lado veríais los manchegos, (gente floja de suyo,
pero al mismo tiempo afable y graciosa), que conducían sus
excelentes y pastosos vinos, y sus mantecosos y célebres
quesos, con algunas que otras producciones indígenas, como el azafrán, especia indispensable para los albañiles de
Madrid en aquellos tiempos en que podían comer cocido. Pero los que superaban en producciones esquisitas y
abundantes, eran los cuatro reinos de Andalucía: el andaluz, que pocas veces acarrea los frutos de su suelo al interior de la Península, introducía por la bulliciosa puerta de
Toledo las azuladas pasas de Málaga, los sabrosos higos de
Granada, los balsámicos aceites de la provincia de Sevilla,
y los vinos mas deliciosos del continente.
Allí era ver en la puerta de las posadas, descargar toda
clase de frutos, hablar todos los dialectos, y hacer ajustes á
comerciantes y particulares. Un sin número de hosterías,
bodegones y tabernas, florecían á favor de tanto forastero;
toda clase de industrias se ejercitaban en esta calle para las
urgencias de la mas preciosa mitad de la Península; y multitud de comercios sostenían su crédito y buena fama con
solo la venta que hacían á los tragineros. Podia decirse que
la calle de Toledo componía por sí sola una ciudad industrial y mercantil; y que de eHa, como de un manantial copioso se surtía el resto de la población.
Esta célebre calle, ha tenido en todas épocas mucha
significación. En ella han dado muchas veces los reos el último á Dios á sus amigos y parientes; por ella han pasailo algunas veces los condenados por diferentes causas;
y por su ostentosa puerta han vuelto á entrar las esposas é hijos de estos desgraciados, fatigadas de dolor y de
cansancio, después de haberles dado un lastimero á Dios.
Esta calle ha sido testigo... pero dejemos á un lado las consideraciones históricas, y vamos al asunto.
Esta calle, alegre y bulliciosa en otro tiempo, esta calle,
que podia llamarse el emporio del comercio madrileño, yace
hoy muda y solitaria, sin verse apenas subir por su empinada cuesta, mas que algunos carros de frutos de la provincia,
y alguna que otra acémila de Extremadura.
¿Y cuál es la causa de su silencio y soledad?
¿Ha concluido acaso el comercio de Madrid con las provincias del Mediodía?
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¿Están los caminos infestados de ladrones, de modo que
los tragineros no se atrevan á conducir sus mercancias por
miedo de que se las roben?
¿Hay alguna peste asoladora, que impida el comunicar**
unas provincias con otras?
¿Se ha encendido alguna nueva guerra civil que tenga
amedrentados los pueblos y no les permita aventurar sus
producciones?
¿O algún capricho de los gobiernos ha hecho mudar la
corte de la Heroica villa?
Nada de esto ha sucedido.
El comercio sigue haciéndose en Madrid en mayor escala que antes.
Los caminos están mas seguros que en otro tiempo,
gracias á los servicios que presta la Guardia civil.
La salud pública no se ha alterado en lo mas mínimo,
merced al bondadoso clima de nuestra hermosa España, que
no consiente se arraiguen en su suelo los pestilentes miasmas que infectan otras regiones del globo.
La guerra civil no existe, pues al presente no se conoce
otra guerra que la que mutuamente se hacen los hombres
para sacarse el dinero unos á otros.
Y finalmente, creo que KI gobierno no piensa trasladar
la corte á ningún otro punto de la Península, ú juzgar por
los preparativos que se hacen para llevar á cabo él tantas
veces ponderado ensanche de la Puerta del Sol.
Ahora salgamos de la puerta de Toledo, y veamos sus
alrededores. También se observa la misma soledad. Únicamente veo á la izquierda, tres negras y disformes calderas,
que, semejantes á las de Pero Botero amenazan tragarse á
los transeúntes; pero no creo sea .esto motivo suficiente para alejar de aquel recintoá los que antes le poblaban; porque
estas calderas se emplean en el alumbrado de gas de la población, y lo único que habrán contribuido al menoscabo
del comercio, será disminuyendo el consumo del aceite.
Entonces, ¿cuál es la causa de este repentino cambio?
¿Qué poderoso motivo ha influido en la deserción de la
concurrencia á una calle tan populosa?...
¿Queréis saberlo?
Pues aguardad á otro número
Madrid, 1857.
ANTONIO FERNANDEZ Y RODRÍGUEZ..
UN A D R INCREÍBLE.
NOVELA ORIGINAL
POR DON FLORENCIO MORENO.
II.
Una noche, füé con su primo al teatro del Circo, único
que el digno caballero no había visto aun. Al entrar en
aquella sala tan brillante, olvidó por un momento su natural indiferencia, y admiró, como pudiera hacerlo un hombre de mundo, aquel deslumbrante lujo. A poco rato comenzó la representación, que era de baile, y D. Pantaleon
prestó al eipectáculo una atención inusitada...
Casi no me atrevo, lector mió, si es que tengo alguno,
á proseguir la narración de esta verídica historia, por que
aquí entra la parte fabulosa de ella, mas yo cuento con tu
esperiencia, dando por supuesto que has oído cosas todaví-'
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SEMANARIO PINTORESCO ESPAÑOL.
20C
mas increíbles, y prosigo tranquilizado con esta idea, respecto á las dudas que pudieran concebir acerca de mi veracidad.
El buen caballero, observó con algún interés los primeros pasos y mudanzas de los corifeos ó sean bailarines de
comparsa: le agradó bastante la habilidad de las partes secundarias, hasta que por último se presentó en la escena
la reina del baile: una de las cinco ó seis hadas que se
reparten en Europa el imperio de Terpsicore. Al ver su
deslumbradora belleza, su gracia incomparable, la voluptuosidad de sus movimientos, las maravillas de sus pies, y
los seductores ademanes de sus brazos, D. Pantaleon esperimentó una emoción extraña, que se reveló en sus ojos al
seguir absorto y fascinado, los raudos vuelos de la encantadora sílfide. Si yo fuera Psicólogo trataría de espresar las
mil ideas que le asaltaron, los latidos de su corazón, la
tensión de sus nervios, el fluido magnético que fascinó su
mirada, á la vista de aquella beldad y de aquel baile; pero
en mi ignorancia; nie limitaré á decir, que por una causa
extraña é incomprensible en una persona* de los antecedentes de mi bóroe, por ese no sé que misterioso, cuya influencia se siente todos los dias, aunque no acertemos á
definirla, D. Pantaleoo, el honrado hidalgo, el ignorante
lugareño, el célibe pertinaz no por vicio ni virtud sino
por indiferencia hacia todas las mujeres, el hombre devoto
y timorato, que había vivido cuarenta años en un círculo
de ideas vulgares, de gustos rutinarios, y con una limpidez
de corazón, de deseos y de conciencia, admirable, esperimcnló repentinamente una pasión que apenas se concibe
ni aun penetrando en lo mas abstracto de las tinieblas de
la mctálisica, y quedó perdidamente enamorado de aquella
bailarina.
liste amor fue quizá un castigo por su pasada frialdad
de corazón. Tal vez el buen hidalgo, bajo su ruda corteza,
abrigaba un alma de esas'que solo se conmueven ante la
perfección en todas Jas cosas; ó es, como diría un fatalista,
que tenia en sí el germen de los amores profanos.
Don Pantaleon salió del teatro en un estado imposible
derspresar. Aquel sentimiento, lan extraño para él, le llenaba de inquietud: sentía la falta de su tranquilidad habitual,
y no comprendía la causa , del mismo modo que. eu el órden físico, sentimos á vece* un malestar insólito sin saber
que parte de nuestra organización le produce. La esucriencia que dan los años no le bastó para csplícarso á si mismo
sus nuevas emociones: mil ideas opuestas turbaban su
pensamiento; hasta que después de muchas cavilaciones
se persuadió de que el atractivo y novedad del expectáculo
que acababa de ver, eran únicamente el origen de aquella
desusada y pasagera impresión, y tranquilizado con esla
creencia , se entregó de lleno al recuerdo de la encantadora
bailarina, profundizando la incurable herida que había recibido. Asi es, generalmente, como las pasiones penetran
en las almas rectas, envueltas en la ignorancia ilel verdadero sentimiento y del peligro, para que estas no puedan
ahogarlas al nacer: y asi es cómo D. Pataleon, ciego'como
un niño de quince años , pero enérgico de corazón como
un hombre de cuarenta, alimentó en el suyo aquel amor
que había de devastarle.
Dssde aquella noche asistió á todas las representaciones
de baile, esperadas por él con la mas viva ansiedad, y
solamente después de algunas, comprendió el verdadero
estado de su alma. A esta súbita revelación quedó anodado:
una gran desgracia no le Imbíera impresionado mas. Sintió
un dolor inmenso, vergüenza, despecho, remordimientos y
aun imaginó ser aquel amor un castigo de la Providencia
por haber asistido a tan profanos espectáculos; porque Don
Pantaleon era devoto y timorato en grado eminente, y
atendiendo á esta circunstancia, es solo como se puede
comprender la horrible ludia que el infeliz sostuvo desde
entonces contra sí mismo.
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Su primer pensamiento fue huir, volver á su pueblo
inmediatamente cortando el peligro que preveía y hasta hizo
sus preparativos de viaje, con una especie de azoramiento
y precipitación que sorprendieron á su primo; mas ¡ay! ya
era tarde: su pasión había adquirido en su alma proporciones
gigantescas, aumentadas por la debilidad de una conciencia
pusilánime, y ahogaba el grito de esta, y el de todos los
demás deberes. El pobre caballero no tuvo valor para partir: su corazón que nunca había sentido la menor contrariedad, no acostumbrado á moderar sus deseos, no pudo
resistir al atractivo del único sentimiento que entonces habíale conmovido fuertemente, y ademas un ligero acceso
de calentura que le postró en cama, contribuyó á privarle
de la poca energía que le quedaba.
Cuando se halló restablecido, combatió todavía, aunque
débilmente, el sentimiento para- él tan vergonzoso que le
arrastraba hacia aquella fatal mujer. Durante algunas semanas no asistió al teatro, vagando en derredor de él algunas
noches, como e) pájaro fascisnado por la mirada del reptil
se esfuerza, aunque desvanecido y palpitante, por romper
el círculo magnélico que le esclaviza. Presintiendo el poder imperioso de su amor, buscaba en sus creencias, fuerza suficiente para combatirle, y frecuentemente arrodillado en la mas sombría capilla de un templo oraba largas
lifras, con los labios, porque su alma, su imaginación estaban en otra parte. En el recogimiento de la oración, en
el silencio de la noche, durante sus insomnios calenturientos, en todos los sitios, en todos los instantes, la
aerea figura de la bailarina, medio desnuda, sonriendo con
gracioso donaire, estendi'endo los brazos con lánguido
abandono, irguiendo cadenciosamente su gallarda cintura
ó bien arrebatada, embriagadora, encendiendo el aire por
donde cruzaba, volando en raudos giros, y parándose luego con el seno palpitante y el rostro teñido de carmín, se
presentaba á los codiciosos ojos deí infeliz caballero, y le
producía ardientes vértigos en que todo lo olvidaba, hasta
su salvación.
El amor en la juventud es un sentimiento ideal y tierno
por lo general, tan puro como el alma que le esperimenta.
Los amantes que aun no han llegado á la edad de la razón en
toda su madurez, aunque se consuman en ocultos deseos,
rara vez conciben la idea de satisfacerlo en la mujer que
adoran, y aun cuando la sensualidad sea el origen de sus
emociones, no la sienten por entero hasta que el rnyto, la
abstracción, digámoslo así, de la pasión se desvanece y queda solo la ¡(lea carnal que pronto sufre los mismos trámites
que aquella. En esta primera época de la vida, el amor no
es un fuego, es un presentimiento y un instinto: el hombre le siente casi con la misma pureza que la mujer pero
con menos constancia: y hé aquí de donde proviene la volubilidad de los corazones adolescentes, y esta es la causa por
que, en general, la primera pasión no es la mas verdadera.
Empero suponed el amor posesionado de un alma madura que ha pasado ya de la edad de las ilusiones: y entonces
todo varia, si no en la esencia, en las formas, en el principio, en los deseos y en la duración. La pasión entonces es
positiva y carnal: echa hondas raices en el corazón, y contrariada le devora en un fuego inestinguible : se incarna en
él con la costumbre y se diferencia del ampr joven como la
realidad de la ilusión, como las necesidades de la vida de
los vuelos del pensamiento. Fuerte como las fibras que
hiere, dura mucho ó siempre, y en vano el alma que la concibe tratará de revelarse contra su yugo; no podrá desecharle ni aun después de satisfecho el deseo sensual que renace incesantemente.
Hay algunos seres predestinados á sufrir que reúnen estos dos distintos amores en un común sentimiento; á ellos
pertenecen los verdaderos poetas, los solos que llenan la posteridad con su nombre, los únicos que han producido las mas
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SEMANARIO PINTORESCO ESPAÑOL.
bellas obras del pensamiento con referencia á las tiernas aspiraciones del corazón
111.
Habían trascurrido quinen meses desde el dia en que
D. Pantaleon se enamoró de la pcimer bailarina del teatro
del Circo en Madrid.
La escena siguiente tiene lugar en Venecia en un pequeño palacio contiguo al muelle de los escalones. En el piso
bajo de este edilicio, en una de esas salas sombrías y misteriosas pintadas al fresco y enlosadas de mármol, tan comunes
en la-ciudad del Adriático, se bailaban al declinardeunhormoso dia de los últimos de Octubre dos personas de distinto sexo y de aspecto muy diferente.
Una mujer joven, bellísima, de cabellos castaños, de ojos
azules y expresivos, de tez mas blanca que el marmóreo
pavimento de aquella babitacion, estaba enteramente reclinada sobre un diván de raso color de granate apenas elevado del suelo, y apoyada su linda cabeza en la palma de la
mano en una aptitud que realzaba su maravillosa hermosura. Su traje era rico y elegante, y por este y por una capota de paja y unos guantes arrojados sobre el diván, parecía
que acababa de llegar.
Un joven moreno, de ojos y cabellos mas negros que la
mora ensortijados con elegancia, con el rostro algo curtido
lleno de hermosura varonil; pero con una expresión de cinismo y de bajeza, estaba sentado junto al diván en el suelo
sobre un tapiz de Ambusson, cruzadas las piernas al estilo
oriental y tan próximo á aquella mujer, que. los sedosos bucles de esta casi rozaban la frente del gallardo mancebo, al
cual por su traje misto hubiera podido lomárselo por un
[pescador napolitano ó por un gondolero do Venecia.
—¡Per /laceo! Carmina, exclamó esle dando un estrepitoso beso en la mejilla de su graciosa compañera; vaya un
encuentro afortunado. Ya había perdido la esperanza devolver á verte, y cuando después de tantos anos el otro dia te
hallé en el canal en una góndola soberbia, tan bien vestida y
tan hermosa, apenas pude reconocer en ti la traviesa rnuchachucla que en otros tiempos me ayudaba á sacar mis redes
en la playa de la Margelina.
—¿De veras Beppo? preguntó la joven jugando con los
negros cabellos (leí mancebo; ¿no me conociste, tanto be
variado desde entonces?
—Mucho, muchísimo; cuando nos amamos en Ñapóles
eras delgaducha, morena, casi fea; solo conservas de entonces aquella expresión burlona y graciosa que era lo que mas
me agradaba de ti. ¿Qué diablos has hecho para ponerte tan
blanca, tan re londa y sobre todo tan linda?
—Nada, mi querido Beppíno; dejar correr los años, y darme la mejor vida posible.
—Ya
repuso Beppo; mas luego se interrumpió, y
echando en derredor una mirada recelosa: ante todo, dijo;
¿estamos seguros? ¿no hay algún marido ó amante ó cosa
por el estilo que nos pueda oir? El otro dia ibas con un caballero que te colmaba de atenciones, y hasta ahora no
hemos tenido ocasión de hablar despacio: ignoro pues...
—Tranquilízate, carissimo, interrumpió Carmina; hay
eso que tú dices, mas por hoy estamos seguros. Mi buen
español ha ido esta tarde á comer con un compatriota suyo
que vive mas allá de Kialto y quedó en irme-á buscar al teatro: ademas mi doncella está en acecho.
—Ahora hablemos con formaliddad, Carmina, para que
sepa yo a qué atenerme, ¿meesplicarás esta trasfonnacion,
este lujo, y esta ausencia de tantos años?
—Con mucho gusto, querido, son todas cosas que nada
valen,, y están diclws en cuatro palabras. Ya sabes que un
día de fiesta, uno de los empresarios del teatro de San Carlos de Ñapóles, me vio bailar en el Vdniero, y me propuso
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207
ajusfarme de figuranta. Sabes también que acepté; pues
que me has visto salir á la escena, antes de tu fuga á la
Calabria, motivada por yo no sé qué asunto. Y la joven sonrió con malicia.
—Adelante, dijo Beppo.
—Pues bien, repuso Carmina; desde entonces comencé
á hacer rápidos progresos en el baile, que admiraron á
mis maestros: subí como la espuma, y de simple figuranta,
en ocho años solamente he ascendido á primera bailarina...
—¿Tú, primera bailarina? exclamó el joven asombrado.
Yo, sino lo tomas á mal, repuso Carmina sonriendo; lie
bailado como tal en Ñapóles, en Paris, en San I'clersburgo,
en Madrid y ahora amado Beppo, lo liaré dentro de pocos
días en Venecia.
¡Per Gesú! que nunca lo hubiera creído.
—¿Y por qué? Cuando nos conocimos, por ventura ¿no
era yo la mas diestra muchacha de cuantas en los dias de
fiesta bailábamos en Chiaaja luciendo nuestros zapatos bordados de lentejuelas?
—Y'a... pero...
—Y ademas, prosigoió la joven eon maliciosa coquetería;
¿me has visto bien, Beppino? prescindiendo de mi habilidad
pedestre ¿no conoces que tengo un poderoso talismán para
volver loco al público y á los empresarios?
Y Carmii:a erguía su encantadora cabeza, bañada por la
libre luz de la tarde que penetraba .por una ventana entreabierta.
Beppo iba á contestar; mas luego.mirando á una puerta
oculta con una gran cortina de damasco que estaba en el
fondo de la sala. .
¿Qué es eso? dijo inquieto señalando con la mano; ¿qué,
has oido algo en esa puerta? juraría...
—Jurarías mal: repito que lio hay ruidndo. Será. Corali,
mi perrila microscópica que se entretendrá rompiendo la
guarnición de mis almohadas; porque allí tengo mi dormitorio.
—Sin embargo, repuso Heppo esa cortina se ha movido.
—No es estraño, hay brisa y la ventana está abierta...
pero noto querido, que te has vuelto demasiado prudente.
—Diávolo, exclamó el mancebo Imriendo una mueca,
mis escursiones por la Calabria me han hecho abrir los ojos:
no querría esponerme á un nial lance; pues aunque hasta
ahora nada me has dicho, no soy tan torpe que no comprenda ciertas cosas. Ese español parece un caballero y yo no soy
mas que un canalla que siempre llevaría la peor parte.
—Tienes razón, Beppino, seria un mal lance; porque ese
hombre está muy enamorado para no ser celoso; mas no me
creas tan descuidada: todavía me conviene fingir algún
tiempo... después será otra cosa.
—¿Cómo, carissima, dices?...
—Digo que pronto le mandaré á pasear, no obstante su
amor y sus pelüconas de las que ya he derretido la mayor
parte. Ese hombre es una especie de oso á quien he domesticado. Se enamoró de mí en Madrid, y me declaró su amor
con el mismo respeto que hubiera podido hacerlo, tratándose
de una duquesa de sangre azul. Al comienzo no pude menos
de burlarme de él en sus narices, porque no puedes imaginarte facha mas ridicula; mas luego me informé: supe que
.tenia un buen patrimonio, y admití sus obsequios con el piadoso Cuide civilizarle: lo cual lie conseguido trabajosamente.
Mas ¿por qué me miras con esa cara tan estúpida? amado Beppino, prosiguió la joven dándole un capirotazo en las
narices con sus lindos dedos, ¿vas á volverte también imbécil como mis amantes: te admiras de oirme hablar así? Es
que yo sin haber visto como tú la Calabria he aprendido
mucho mas por otro estilo. Bepito pues, que la conquista
de mi actual caballero seríente ha sido bastante lucrativa y
satisfactoria. Figúrate un hidalgo de aldea, devoto como
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SEMANARIO PINTORESCO ESPAÑOL.
una monja, tímido como una niña de quince años, y sobre
todo enamorado como Orlando, sin ser tan furioso como él:
un honrado campesino que nunca habia oido hablar de bailes mímicos, ni visto en toda su vida mas bailarinas que las
desgarvadas mucbachuelas de su pueblo: supóntele poseído
de rancias ideas arraigadas en cuarenta años de edad; y luego forma un imbroglio de amor, de remordimientos, de sensualidad, de preocupaciones, de luchas espantosas consigo
mismo, de propósitos olvidados un momento después; y podrás formarte una idea de los ratos agradables que he pasado con mi D. Pantaleon.
Por mí, este buen señor, ha olvidado su pueblo, sus galgos corredores y su red de cazar codornices: por mí, de un
rudo patán se ha trasformado en un caballero con pretensiones juveniles, y se llena de callos los pies á fuerza de
apretárselos: por mí ha vendido la mayor parte de su hacienda, y si quiero venderá el resto: por mí ha olvidado la
muerte del único pariente que tenia y deja abandonada en
un colegio á una niña de doce años sobrina suya; y finalmente, por darte una idea de su ciega pasión, hasta me ha
ofrecido su mano, mancillando su ejecutoria, que tiene en
gran aprecio.
—Y tú habrás aceptado, ¿no es verdad? dijo Beppo. No
siempre tendrás tan buena proporción de hacerte mujer honrada...
—¡Bah! este es manso como un cordero: tanto que muchas veces me dá lástima, y siento como remordimientos
por engañarle y causar su ruina. Si le dejó, tal vez se mate;
pero en cuanto á mí, estoy tranquila, me respetará hasta el
último momento. Por tanto, mi hermoso Beppo, nada temas.
No so por qué; pues eres el bergante mas grande que conozco, te quiero como en nuestros buenos (lias de la Mergelia,
y cuando la otra tarde te vi en tu góndola, cantando tan
alegremente como en otro tiempo, sentí palpitar como nunca mi corazón. Por tí lm preferido un ajuste en Vonecia,
mejor que en cualquiera otra ciudad; pues ya que no puedo
|ior este año bailar en Ñapóles, he querido hacerlo aquí, suponiendo que habrías vuelto á dedicarte á tu antiguo oficio
ile gondolero, como en vida de tu padre.
(Se continuará).
Que no merece á mi ver,
Mas atención el amor,
Y la mujer es mujer;
Y un placer es un placer,
Y todo, al fin, es dolor.
Agur, pues, y largo viaje,
Que yo en la tierra me quedo
Por miedo del oleaje:
Gracias si asi y todo puedo
Salvarme del abordaje.
No haya temor que el placer,
Que nubes de rosa lanza
En torno de una mujer,
Lleve otra vez mi esperanza
Por sus mares á correr!..
Seducido en sus reflejos;
Que un cielo mentían lejos
Harto he corrido engañado
Y en su abismo he sepultado
Cargamento y aparejos.
¿Mujeres? Antes la muerte,
O la desgracia mas fiera,
O la enfermedad mas fuerte:
Ni quiero ser calavera,
Ni á ellas me llama la suerte.
¿Mujeres? Si con placer
Y alma y corazón de roble,
No reniego de su ser,
Es por un respeto noble,
Porque mi madre es mujer.
¿Mujeres? Nunca jamás
Dios las traiga ante mis ojos,
O ciegue si vuelvo mas
A mirarlas sin enojos!..
¡Vade retro, Satanás!
Que un adagio muy nombrado
Dicen que gato escaldado
Huye hasta del agua fría:
¡Bien supo lo que decia
Quien habló tan acertado!
Basta ya; pues suspirar,
Y suspirar por querer,
Y querer hasta adorar,
Y dentro el alma encerrar
La imagen de una mujer,
Es hacer la mariposa,
Que, de la lumbre ganosa.
Va hacia la lumbre que ama,
Y vuela'en torno amorosa,
Y muere al cabo en la llama.
Agur, y basta de broma,
Porque arrullos de paloma,
Me espantan mas que un obús,
Y si el que las dá, las toma,
Perro viejo, no hay tus tus.
FLORENCIO MORENO.
¡GRACIAS, SEÑORAS MUJERES!...
A MI QUERIDO AMIGO DON MANUEL IBO ALFARO.
Ya no os daré cantilenas,
Jugando al toma y al daca,
Pelo . anillos , ni cadenas ,
Ni tantas cosas tan buenas
Para hacer nidos de urraca!
CAMPOAMOR.
Agur, y basta de broma,
Porque arrullos de paloma,
Me espantan mas que un obús,
Y si el que las dá, las toma,
Perro viejo, no hay tus tus.
Un tiempo de amores fue
En que á la mujer rendí
De mi amor la inmensa fé...
¡Dios sabe lo que cogí
De las flores que sembré!
Hoy, al desengaño atento,
Doy arrepentido al viento
Por descargar mi memoria,
Tanto amor que ha sido historia,
Tanta historia que fue ctttnto.
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