Opinión ©2015 Prensa Diaria Aragonesa S.A. Todos los derechos reservados PDF generado el 03/03/2015 9:44:10 para el suscriptor con email [email protected] Esta publicación es para uso exclusivamente personal y se prohíbe su reproducción, distribución, transformación y uso para press-clipping MARTES 3 DE MARZO DEL 2015 Opinión El artículo del día 11 De picos pardos Jugar con las emociones en el Ebro ANTONIO Domínguez* Sería bueno abandonar la idea recurrente de dragar el río para convertirlo en un canal porque sería catastrófico MIGUEL Lorente* a percepción crea la realidad, explicaba Platón en el siglo IV a,C. y ya en el XX Gregory Bateson, uno de los fundadores del «pensamiento sistémico», justificaba que cada persona construye su propia verdad (denominada por él «mapa del territorio») y, por tanto, que cada uno dispone de su propia realidad y su «verdad» subjetiva que es el mapa personal. «No cabe duda que la realidad es distinta a como la vemos» decía Kia Nobre, por eso Bateson también advierte que «el mapa no es el territorio». La percepción es un proceso sicológico con el que las personas organizamos las sensaciones que captamos por los sentidos, pero estas sensaciones están controladas por nuestra experiencia anterior y por las emociones, así que nuestra percepción de la realidad depende de nuestra forma aprendida de ver las cosas y de nuestro estado emocional. Los afectados por las riadas del Ebro, las de este año y las de toda la vida, se han visto sometidos a una gran carga emocional al ver arruinadas sus cosechas y ser, incluso, sacados de sus casas para realojarlos en pabellones polideportivos, por lo que en esos momentos, su percepción de la realidad sobre las causas que han provocado este acontecimiento, habrá sido distinta de la de los miles de zaragozanos que se acercaron paseando en un fin de semana soleado hasta las riberas a presenciar el espectáculo de la crecida. Por eso no es de extrañar que algunos habitantes de los pueblos afectados, lanzaran incluso improperios al presidente de la Confederación Hidrográfica cuando acudió a darles explicaciones. En estos ca- L sos se suele decir que en caliente no es bueno tomar decisiones porque nuestro «mapa» corre el riesgo de hacer una representación errónea de la realidad. SIN EMBARGO en este mismo hecho ha habido responsables de instituciones que han tenido un comportamiento ruin, porque estando obligados a poner mesura y a hacer pedagogía, han preferido aprovecharse del estado emocional de las gentes que sufrían, pensando posiblemente con criterios demoscópicos en las próximas elecciones. Han optado por la estrategia más fácil diciéndoles precisamente lo que querían oír. Se puede entender que quien carece de los conocimientos científicos y técnicos sobre la dinámica de los ríos que tiene el profesor Ollero del Departamento de Geografía de la Universidad de Zaragoza, o los técnicos de la Confederación Hidrográfica, atribuyan los daños de las riadas a la falta de limpieza del cauce, pero que responsables políticos de los gobiernos autonómicos de las comunidades del Ebro, de la oposición, de las organizaciones empresariales, o del Ministerio de Medio Ambiente, lo digan expresamente o a través de medias verdades, contando con informes técnicos de sus propias instituciones que determinan lo contrario, es miserable y grotesco. A estas alturas del siglo XXI existen suficientes conocimientos y se sabe qué hacer en el Ebro, tal como lo explicaba el domingo en EL PERIÓDICO Jaime Armengol, y hace unos días Javier Sierra en Cartas al director, pero por lo visto el modo tradicional de hacer política aconseja lavarse las manos aunque sea en agua turbia del Ebro y culpar a otros, en vez de tomar decisiones y afrontar los acuerdos alcanzados hace años a raíz de otra crecida. La DGA podía haber dicho que la responsabilidad era de la CHE, pero queriendo marcarse un tanto ante su potencial clientela, ha dado una vuelta más de tuer- ca culpándola por no limpiar el río. ¿Hubiera hecho lo mismo si su presidente hubiera sido del PP? Por su parte, el líder del PSOE aragonés aprovechando que las aguas bajaban revueltas, ha arremetido contra el Gobierno de Aragón y el ministerio, ambos en manos del PP, por no hacer nada para tener el río limpio ¿lo hizo su partido cuando gobernaba? Sin duda hay mucho que analizar sobre lo ocurrido estos días en el Ebro, pero, ¿hemos pensado qué hubiera ocurrido en Pina si no hubiera reventado la mota de Fuentes y parte del agua no se hubiera derivado por los campos de la margen derecha? ¿Qué habría pasado en Zaragoza si toda el agua que se quedó expandida en 20.000 hectáreas inundadas en la Ribera Alta hubiera bajado por el cauce hasta el Actur? Evidentemente ni las medidas que hay que acometer ni los daños de las inundaciones, las tienen que pagar los pueblos afectados a quienes hay que compensar, como se compensa a los pueblos de la laguna de Gallocanta por los efectos de las grullas y a otras medidas agroambientales previstas en la PAC. Es mal año para solucionar problemas porque los responsables políticos de las instituciones están ocupados en salvar los muebles electorales y, en cuanto baje el nivel de las aguas, volveremos a olvidarnos hasta la próxima crecida. Pero sería bueno abandonar la idea recurrente de dragar el río para convertirlo en un canal porque sería catastrófico y además imposible: Un río es un elemento vivo al que nos tenemos que adaptar. Cuando las aguas se calmen será hora de dejar a los especialistas que, serenamente y sin cargas emocionales, propongan soluciones, y después presionar para que las propuestas se lleven a cabo. Pero dejemos de jugar con las emociones de las gentes que viven en las zonas inundables del Ebro. H *Máster en Ordenación del Territorio El agua de los políticos o del agua, esos desmanes generados por la naturaleza que tantos males causan y tanto dinero cuestan al común, pone de relieve la absoluta incompetencia de la clase política, de uno y otro signo, preocupada por sus bolsillos, sus coches oficiales, sus comilonas, su ropa de primeras marcas y el ayudar de todas las maneras posibles a sus amigos y a sus amos. Resulta acojonante escuchar a la presidenta de Aragón achacar los problemas generados estos días por la incontinencia del Ebro a «un comportamiento extraño del río». En otro país ya habría tenido que presentar su dimisión. Aquí solo se acuerdan de su querida Santa Bárbara cuando truena. ¿No han tenido años y más años para paliar los desmanes de un río que de cuando en cuando, y de manera natural, busca su espacio? Unos bárbaros han permitido de siempre el deterioro de las riberas, la mala regularización de los caudales, el escaso control de las avenidas, la suciedad de las aguas... Y encima el funcionamiento de una CHE más que errático. Su actual presidente quiere presentarse como cabeza de lista al Ayuntamiento de Zaragoza en los próximos comicios... Los pueblos están donde están desde hace siglos y capean como pueden, y sin soluciones, el temporal. Los políticos han permitido el desarrollo de Zaragoza en actuaciones como el Actur y no hace mucho la Expo.... ¡Madre mía la que se montará cuando el Ebro ruja de verdad y las avenidas superen mucho más las actuales cotas!, cosa que alguna vez sucederá. ¿Se piensa en soluciones? H *Profesor de universidad L Postigo GRUPO ZETA: Fundador: ANTONIO ASENSIO PIZARRO. Presidente: Antonio Asensio Mosbah. Vicepresidente y Presidente de la Comisión Ejecutiva: Juan Llopart. Director General: Conrado Carnal. Director Editorial y de Comunicación: Miguel Ángel Liso. Directores de Área: Enrique Simarro (Prensa Regional y Plantas de Impresión), Marta Bilbao (Comercial Nacional de Prensa), Román de Vicente (Libros), Esther Tapia (Revistas), David Casanovas (Recursos Humanos). PRENSA DIARIA ARAGONESA, S.A.: Gerente: Juan José Espligares. Jefa de promociones: Marta Cagigas. Director Comercial: José Manuel Hernández. Redacción, Administración, Distribución y Publicidad: Calle Hernán Cortés, 37. 50005 Zaragoza. Teléfono centralita: 976 700 400. Fax de redacción: 976 700 458.
© Copyright 2024