El autor y su obra

El autor y su obra
José Buitrago Calcerrada es un poeta inédito hasta hoy, aunque
no desconocido, por sus múltiples actividades. Todas, relacionadas con el arte en sus distintas manifestaciones.
Nació en Villafranca de los Caballeros (Toledo), en plena
Mancha; en su personalidad se evidencia la riqueza de caracteres que atesora: Mitad Quijote, mitad Sancho.
Trotador de caminos impenitente, bien por razones laborales, artísticas, o por puro asueto y turismo con ambición de
conocer el mundo, a lo largo de su vida ha reunido un acervo
de sabiduría, conocimientos y experiencias dignas de un hombre de mérito.
Aunque ni su vida ni carácter le permitieron una dedicación prioritaria a las tareas intelectuales, siempre demostró gran
capacidad e interés notorio por su instrucción. Su caudal de lecturas y estudios así lo atestiguan. Su inclinación y querencia le
afloraron a edad temprana hacia las Bellas Artes.
Políglota del Arte, se expresa en todas las lenguas: Poesía,
Pintura, Música y Canto. No pretende esta semblanza del autor
y su obra extenderse en detalles ni ensalzar al hombre; pretende, tan solo, una breve exposición del personaje y su manifestación artística y literaria.
Es un autor que, como hombre bueno y entrañable, se hace
querer por todo el mundo. Ha juntado una prole numerosa de
cuatro hijos y siete nietos (por el momento) que, junto a su mujer, le quieren y adoran como desearía el mejor padre.
La obra poética que nos presenta, Miscelánea del amor, del
desamor y otros ensueños, no es una selección escrutada y expurgada de poemas, sino su obra completa de muchos años. El
autor nos muestra así el poliedro de su vida, desde todas las
edades, desde todos sus estados de ánimo, desde todos sus puntos de vista y desde su visión sobre el amor, el desamor, de la
Miscelánea del amor, del desamor y otros ensueños [17]
madre naturaleza, del amor que profesa a la música, de la pérdida, de la contemplación… Y siempre, desde la hondura de
sentimientos y emociones que transmite. Así que, desnuda su
alma ante nosotros. No conozco caso igual, es de agradecer.
Este conjunto de poemas que presenta parece como fiel reflejo de una humanidad vivida, ya en paisajes observados, ya en
experiencias; gozos disfrutados y dolores sufridos, o en ecos e
impresiones de recuerdos no olvidados.
Captor de esencias vitales, en ocasiones parece que viera el
alma de las personas. Por eso expresa con extrema facilidad y
hondura de sentimientos todas las emociones capaces de ser
sentidas por el ser humano.
Espíritu libre como su poesía, se sirve de una gran sensibilidad para volar alto. Por lo general, no observa normas;
escribe y trama sus versos, estrofas y rimas a su libre albedrío. En ocasiones, las respeta rigurosamente; domina todos
los palos.
Es cosa admitida por la tradición que escritores y poetas
beban en las fuentes de otros poetas y escritores anteriores. Por
ejemplo, Quevedo, de Marcial y Marcial de Séneca. José Buitrago ha bebido de todas las fuentes, desde los poetas de la Generación del 98 y de los del 27, pasando antes por los del Siglo de
Oro. Así de amplios son los horizontes de su obra.
Otros más doctos que yo —que no me tengo por docto—
dirán razones técnicas y literarias de más peso y mejores fundamentos sobre lo bueno, lo regular y menos bueno de lo escrito. También dirán cosas más hermosas, no me cabe duda de
ello.
Los amantes de la poesía estamos de enhorabuena, aunque
tardía, tenemos en nuestras manos una obra importante para
nuestro deleite y disfrute. He aquí el inicio de una poesía que
podríamos llamar de gran espectro, que abarca todo el horizonte
que vislumbra el poeta. Pretendemos además, que no sea esta
entrega el canto del cisne; esperamos con avidez e impaciencia
para el próximo año la segunda parte de una obra que no deberá
[18] JOSÉ BUITRAGO
ser interrumpida. Después de muchos años, como sucede casi
siempre, muerto el hombre, la fama crece.
Anónimo te queremos, amigo Pepe; continúa escribiendo
tu obra inacabada, que la cuesta que nos lleva hasta tu casa no
se convierta en Calvario.
EUSEBIO POZO
Miscelánea del amor, del desamor y otros ensueños [19]
A título de prólogo
No sabría precisarlo, pero sí sé que era muy niño (diez o tal vez
doce años) cuando leí un poema tan breve (17 palabras) que me
dejó asombrado y despertó en mí todo un mundo de fantasía. Nunca he sabido el nombre del autor de aquel poema, que decía así:
«El sauce llora en el río
la nostalgia de aquel chopo
que hoy es mástil de navío».
¿Cómo era posible decir tanto con tan pocas palabras?..., y mi
mente infantil se «disparaba» e imaginaba un enorme y robusto árbol, muy recto, elevándose al cielo, sobre un barco, con todas sus velas desplegadas, cruzando los mares y corriendo cientos de aventuras entre olas, tormentas, piratas y todo aquello
que daba de sí mi poco conocimiento en cualquier materia. Tan
es así, que creía, igualmente, que el sauce que lloraba la ausencia del «compañero» también era un árbol alto y recto como el
chopo y que ambos, rebosantes de ramas y de hojas, disfrutaban del rumor del agua del río que discurría plácidamente acariciando, a su paso, sus propias raíces.
Fue con veinte años ya cumplidos cuando vi por primera
vez un sauce llorón: Parque del retiro de Madrid, un apacible
rincón cerca del estanque; una pequeña ría con un pequeño
puente y varios sauces que dejaban caer sus lánguidos ramajes
buscando el frescor del agua.
Cuando ya tenía más que olvidado aquel breve poema, ante
la tristeza aparente de los sauces, volví a recuperarlo en mi memoria y he de decir que marcó para siempre mi relación, más
que modesta, con la poesía.
Con el tiempo, cuando me decidí a escribir poemas, mi
obsesión era hacerlos con las mínimas palabras; o lo que es lo
Miscelánea del amor, del desamor y otros ensueños [21]
mismo: Conseguir que la imaginación del lector que leyera unos
mínimos versos los desarrollara al máximo en su imaginación y
los «viviera» incluso por encima de lo que el «poeta» le sugiriera en cada uno de ellos. Es admirable el milagro de la síntesis: decir mucho en pocas palabras, llevar a la escritura la máxima fotográfica: «Una buena imagen vale más que mil palabras».
Bien, el caso es que, basándome en aquellos tres versos,
quise superarlo con menos palabras y me salió esto:
«Está el sauce llorón pensando
si al chopo lo hicieron leña
o seguirá navegando».
¡Ajá!, lo conseguí, ¡solo 14 palabras!... ¡Toma ya!...
La euforia me duró tres o cuatro minutos; demasiados.
Aquello no me convencía y comprendí que lo mío no era la brevedad, sino el barroquismo. Al final, el verso me quedó así:
«Junto al río,
el sauce sigue añorando
aquel arrogante chopo
que ante la mar presumía
ser el mástil de un navío.
Entre suspiros y lloros,
el sauce sigue pensando
si el chopo acabó su vida
como leña de un hogar
o sigue aún navegando».
Por descontado (renuncio a contar nada: Ni palabras, ni versos,
ni estrofas), cada día admiro más, como a tantos, a aquel, para
mí, anónimo poeta que fundió cientos de aventuras en tan solo
diecisiete palabras. Aunque, a decir verdad, sigo intentándolo.
Con motivo de este prólogo, se me ocurrió un poema de ¡ocho
[22] JOSÉ BUITRAGO
palabras!... una más que el célebre relato de Augusto Monterroso: «Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí». Dice así:
«¿Qué es nacer, vivir y morir?...
Un suspiro».
…Estamos en las mismas, de nuevo me aflora el barroquismo:
Si hago una pregunta, ¿a quién se la hago?, y si me responde,
¿quién me responde?... La solución ha sido añadirle ocho palabras más; eso sí, ni una más. Así me ha quedado la cuarteta:
«Al oráculo pregunté
y su respuesta no olvido.
¿Qué es nacer, vivir y morir?
Un suspiro».
En el libro, querido lector, que tienes en tus manos, si logras leerlo del todo, verás que hay algunos poemas cortos y concisos,
pero abundan más los largos y dispersos, qué le voy a hacer…
Lo que puedo asegurar es que todos los poemas me han salido del corazón, obviando cánones y reglas; dejándome llevar
tan solo por lo que en cada momento me dictaba el alma.
Mi agradecimiento por el interés que haya despertado en
ti esta miscelánea poética.
Y aquí lo dejo…
JOSÉ BUITRAGO
Miscelánea del amor, del desamor y otros ensueños [23]