Cap. XII- La Trinidad, Boquita, Casares

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Capítulo -XII“LA TRINIDAD” MUNICIPIO DIRIAMBA. DEPARTAMENTO DE CARAZO
La Trinidad (la capital de las comarcas) esta situada en el kilómetro 59 sobre la carretera que conduce al
balneario la Boquita, a 16 Km de la ciudad de Diriamba; con una altitud de 98 metros sobre el nivel del
mar, ubicada en la zona baja de la meseta con un clima seco y caluroso. Es el centro de bifurcación de
varios caminos, hacia el sur el que lleva a Barranco Bayo, hacia el poniente a la Boquita y por el norte a
Localidad de Santa Lucía sobre el camino carretero costanero.
El pueblo de la Trinidad casi forma un casco urbano con más de quince manzanas y calles rectas. En la
parte norte bordea al caserío el río Tepano, que en este lugar se llama río de la Trinidad y mas hacia abajo
al oeste se une con el río que viene de Santa Lucia que constituye el verdadero río de Tepano.
El caserío presenta un aspecto poco más o menos de ciudad, con puesto de salud permanente, un instituto
completo que ofrece las modalidades preescolar, primaria y secundaria diurna completa, estadio deportivo
de béisbol, cementerio en la parte oeste del poblado, servicios de energía eléctrica domiciliar, suministro
de agua potable durante todo el día.
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Límites. La Trinidad geográficamente colinda al norte con el caserío de Santa Lucía, al sur la localidad de
Amayito, hacia el este la comarca de Buena Vista del Sur, y por el oeste con poblados de Tepano y el
Tamarindo. La comarca es una de las más grandes, su jurisdicción comprende las localidades de:
Barranco Bayo a la par del río grande de Carazo y en los límites con el municipio de Jinotepe, Santa
Lucía, El Tamarindo, El Trapiche y Amayito.
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Paneles solares. La Trinidad. Diriamba
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Localidades
La Trinidad
Amayito
Barranco Bayo
Santa Lucía
El Tamarindo
El Trapiche
Nombre de la escuela
Instituto. Dr. Bayardo Cordero
Profesora. María Mercedes Mendieta.
Profesor. César Meléndez
Profesora. Lucrecia Molina de Ruiz
Profesora. Zeneida Mojica
Dr. Efraín Gutiérrez
Aspectos Históricos – Orígenes. Sector obligatorio de camino desde tiempos antiguos por emigrantes
ancestrales y pobladores pretéritos que viajaban desde la costa del mar pacífico a la meseta, esto convirtió
a la zona en la ruta ineludible de los pueblos antiguos en busca de sus asentamientos definitivos. Otra
circunstancias de la llegada de los primeros colonos a la Trinidad en tiempos recientes lo constituyeron los
bosques abundantes y ríos de caudales de todo el año, hacían el lugar propio para la agricultura y la
ganadería, dio origen al caserío hace más de ciento cincuenta años a inicios del siglo XIX, según refirió la
venerable anciana Doña. + Leonor Mojica, con más de cien años.
Primeros Pobladores. Los primeros vecinos que se establecieron en este lugar no se conocen sus
nombres, pero probablemente estas primeras generaciones estén asentadas en los libros de bautizos de la
iglesia católica de Diriamba o Jinotepe, o aparezcan en las estadísticas o censos enviados en el siglo XIX
a la prefectura de granada y consten en estos archivos. Mencionamos entre algunos fundadores del
poblado, correspondientes a segunda o tercera generación a los siguientes:
José María Mojica, nació 1808; Carmen Mojica, nació 1798; Carlos Namoyure, nació 1804; Norberta
Rodríguez, esposa de Namoyure, nació 1811, (“Namoyure”, apellido o nombre indígena chorotega)
Francisco González, Pancho Murguía, Regino Cruz Estrada, Francisca Sánchez, Candelaria Maltés,
Ignacio Mendieta, Estebana Cruz, Luisa Cruz, Andrés Cruz, Maura Acevedo, Natividad de Mercedes
Cerda, Petrona Cerda, Olaya Gutiérrez, Cirilo Cerda, Francisca Acevedo, Ignacio Mendieta, Estebana
Cruz, Simón Cruz Estrada, Dolores Gutiérrez, Milagros Cruz (La Milita), Amanda Mojica, Rosa Cruz,
Vicente Mendieta, Aura Medal, Dominga Cerda en 1955 tenía 103, nació 1850; Avedón Aguilar, Trina Cruz,
Viviana de Cruz, Regina Cruz, Rosa Aura Mojica, Leocadia Mendieta, Carlos Sánchez y Candelaria
Cavaria.
Algunas de estas personas nacieron en los años 1800 otras a inicios de 1900, al escribir estas memorias
se encuentra presente la honorable señora. Leonor Mojica, con más de cien años de existencia a quien
con todo cariño le dedico estas líneas de su pueblito chiquito, “La Trinidad”, capital de las comarcas de
Diriamba.
Personajes, tradición y leyenda. En casi todas las ciudades o pueblos han existido los personajes
populares o intelectuales destacados por su genialidad y competencia en las diversas expresiones
artísticas, de la literatura, letras, poesía, cuentos o del conocimiento científico, algunos por su talento
cuentistas natos de la expresión oral, poetas declamadores de ocasiones, todos con un gran don de
imaginación han sabido comunicar por escrito o verbalmente sus creaciones, como el periodista José
Manuel de la Rocha, de pseudónimo “Estornudo” en sus escritos, “La nueva historia de Diriamba”,
publicados por el periódico, “Voz de Juventud”, Diriamba 1937: el poeta popular, +Juan Alvarez (padre) de
la antigua Diriamba; o el poeta popular Adrián Mercado, de San Vicente, el antiguo Achiote.
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La Trinidad, de Diriamba, tuvo su cuentista popular, don. +“Remigio Sánchez”, hombre muy
respetado de aspecto fornido, alto, tez blanca, de ojos amarillos y cabellos castaños, el creador lo dotó de
una imaginación prodigiosa, al narrar sus cuentos a los niños del barrio se constituía en el centro cultural
callejero de la distracción amena, ya que sus historias, cuentos y leyendas contadas tenían el ribete de la
credibilidad y la fantasía, no distinguiendo donde comenzaba una y donde termina la otra, la verdad que
muchos creyeron sus relatos ya que siempre “don Wichito” (así se le conocía cariñosamente) era la
primera persona, el principal protagonista de casi todos sus cuentos. Cuando se le recuerda en el barrio,
es doña imaginación la que de nuevo lo hace presente, sentado todas las tardes en cualquier esquina del
pueblo y en los velorios donde pasaba toda la noche dando rienda suelta al numen de sus creaciones,
para agasajarlo sus interlocutores a que les contara un buen cuento le obsequiaban un puro de tabaco
chilcagre (puro de tabaco) infaltable, casi toda aspiración expiración de las fumaradas del humo, parecía
que los inspiraba y los oyentes enmudecían absortos de las descripciones de don Wichito. Algunos
rememoran lo pintoresco de su personalidad y autoestima, porque cuando le manifestaban que no creían
en sus cuentos, don Remigio se enojaba al clímax que muchos dicen, que estuvo a punto de garrotear a
los incrédulos. No sabemos la fecha exacta de su muerte pero si falleció a los 88 años, hoy todos lo
recuerdan y nosotros lamentamos la pérdida de un trinitario destacado y de que no se hayan recopilado
sus cuentos.
A partir de los años de 1930 comenzaron su evangelización otras iglesias cristianas evangélicas, entre
ellas los bautistas, y la fe en Cristo Jesús, que cuentan con sus templos, con la llegada de estas nuevas
iglesias, muchos pobladores las acogieron como sus cultos.
Iglesia Católica. No tenía templo propio, es a
partir de 1954 que se Construyó su iglesia en los
terrenos donados por el Sr. Enrique Baltodano.
(Hijo) y la cooperación de: Horacio González R,
Martha Lacayo de Darío, familia Rappaccioli y
Baltodano, la mano de obra puesta por los
pobladores de La Trinidad. Las imágenes de Santa
Lucía y la Santísima Trinidad fueron donadas por
el cura párroco de ese entonces en Diriamba,
Monseñor. Pío Manuel Salazar; la imagen de la
virgen María, por la señora, Martha Lacayo. El
mobiliario de la iglesia fue un obsequio de los
dueños del antiguo Instituto Pedagógico de
Diriamba a la gestión de Don Alfredo Mendieta G.
Fiestas Patronales y tradiciones. La Santa Cruz. Aún mucho antes de que se celebrara la fiesta
patronal actual a, La Santísima Trinidad, al inicio de los primeros tiempos hace más de ciento cincuenta
años, los habitantes de la antigua cañada tenían la costumbre de celebrar la Santa Cruz, y con toda la
devoción se realizaban los tres de mayo de cada año, con el rezo del rosario y los brindis respectivos,
incluido posteriormente un almuerzo a los niños y ancianos en la casa del mayordomo, no faltaban las
distracciones populares como la corrida de patos colgados de una cuerda a lo ancho de la calle, y los
montados a todo galope disputándose arrancarle la cabeza, el que lo lograba era premiado por el
mayordomo.
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Fiestas Patronales de la Santísima Trinidad. En tiempos pasados uno de los primeros fundadores de la
comunidad, Francisco Sánchez y su hijo Silvestre Sánchez, conservaban en su casa una pequeña imagen
de la Santísima Trinidad, era costumbre en esos días prestar la imagen para los novenarios de los
difuntos, luego posteriormente se iniciaron las fiestas patronales el 6 de Junio de cada año, de forma
sencilla, con el rezo del Santo Rosario y el brindis respectivo.
Al construirse la iglesia en 1954, con la nueva imagen en bulto grande de la Santísima Trinidad, las fiestas
patronales tuvieron cambios, su fecha siempre correspondió en junio, pero en sábado, domingo y lunes de
la primera semana del mes, con un calendario de festividades religiosas parecidas a las de la ciudad.
El día sábado, el tope procesión con el encuentro de las imágenes de: Jesús de la Buena Esperanza de
Santa Lucía y la Santísima Trinidad de la localidad. En el mismo tope participan los montados o hípicos
exhibiendo costosos caballos de raza (o sea la fiesta de la cultura de presentar los caballos y los
montados), al terminar el recorrido, en la casa del mayordomo se reparten comidas, bebidas de chicha de
maíz y jengibre; el día domingo se celebra la eucaristía, saliendo después la procesión recorriendo las
calles del pueblo, luego en casa del mayordomo se repartían comidas tradicionales, por la tarde se da la
corrida de toros. El día lunes, los nuevos promesantes del próximo año hacen su toma de posesión, dando
por cerradas las fiestas con la celebraciones de juegos bufos, carreras de encostalados y el palo lucio.
Ocho días después se celebran las llamadas octavas de las fiestas, dándose de nuevo el tope de las
imágenes, el Jesús de la Buena Esperanza regresa a Santa Lucía.
Semana Santa. Antiguamente los pobladores del caserío en días anteriores a la semana santa, como
creyentes piadosos de la fe cristiana católica se disponían y cumplían con una serie de costumbres
tradicionales de práctica generalizada por todos, durante los días de la semana mayor: no se encendían
fogatas o cocineros, preparaban sus alimentos para que no se descompusieran y comerlos fríos o
calentarlos al sol; tampoco consumían carnes rojas o de aves, lo primordial era comer alimentos tales
como: pan, rosquillas, pinol de maíz, tamales, guirilas, tortillas, atol, nacatamales de verduras, sardinas,
pan dulce, almíbares, tortillas dulces, pescados secos, etc.
Durante toda la semana nadie trabajaba, no viajaban de noche mucho menos en los caminos largos y
oscuros, tampoco en la montaña pues se creía que los judíos y otros espíritus merodeaban en busca de
almas. Nunca en esta semana se cortaban árboles porque según los relatos de sus antepasados brotaba
sangre de las plantas. Era muy costumbre sentir fervor y temor a Dios con gran recogimiento cristiano
además ayunar los viernes santos y elevar oraciones y plegarias al Dios omnipotente.
El viernes santo por la noche y correspondiendo a la liturgia católica salía la procesión del Santo entierro,
en particular a partir de 1954, llevando la imagen del santo sepulcro por las calles de la comunidad, así
como la imagen de la virgen María vestida de negro, de forma trascendente un vecino o promesante
cargaba la cruz de madera imitando a Jesús en su martirio hacia el calvario romano.
El Testamento de Judas. Costumbre burlesca que se practicaba en la mayoría de los pueblos de
Nicaragua, como señal de repudio al apóstol traidor, Judas Iscariote, él que delata al Señor por unas
cuantas monedas. Consistía en la representación de un muñeco de trapo (Judas) que con una soga al
cuello lo colgaban del árbol más alto; por la noche del sábado anterior al domingo de resurrección por un
grupo de jóvenes y en algunas ocasiones adultos, también, cuando el pueblo dormía salían a cambiar de
lugar, trastocar o robar animales caseros o cosas viejas como patrimonio de heredad de Judas a los
habitantes del caserío, donde se daba la burla al que robaban, o al que le ponían en los alrededores de
sus casa los tratos viejos, objetos o animales llevados de otros lugares, y en el propio domingo leían el
testamento al vecino correspondiente.
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Velorios y Enterramientos. En parte por las costumbres indígenas ancestrales o la cultura de los
colonizadores que se amalgamó con los autóctonos, fue muy peculiar el rito que practicaban los antiguos
Trinitarios al enterrar a sus muertos. Cuando fallecía una persona no se ponía en ataúd, sino en una
mortaja hecha con una sábana o manta, luego el cadáver se colocaba en el suelo sobre un petate de tule y
alrededor con muchas candelas. En el velorio si este era adulto no había juegos de ninguna clase ni
licores, al contrario todo era con recogimiento y rosarios para encomendar el alma al creador. Si el velorio
correspondía a un niño era de mas alegría con repartidera de comidas (en años de 1843 en la ciudad de
Diriamba en un velatorio de estos se disparaban cohetes que provocó un incendio y el viento propagó el
fuego con rapidez a todas las chozas). El entierro era algo muy diferente en cuanto a la forma de la tumba
en el cementerio, ya que se abría un hoyo muy grande y en uno de los costados de la fosa hacían una
especie de hornacina o cripta donde luego colocaban el cuerpo, sellaban con tierra todo el hueco
colocando encima una cruz de madera como seña donde estaba ubicado el cristiano difunto, actualmente
los muertos se colocan en ataúdes y se entierran en tumbas muy superficiales.
Las Purísimas. Costumbre propia y exclusiva de los Nicaragüenses, en la Trinidad a conservado esta
devoción, de fe y alegría con una celebración de nueve días que comenzaba el veintinueve de Noviembre
y culminaba el ocho de Diciembre.
En estos rezos y cantos se repartían brindis de: chicha de jengibre, limones dulces, cajetas, buñuelos,
caña de azúcar y pequeñas artesanías, algunas personas hacían estos novenarios pero otros solo
celebraban la gritería el día siete de Diciembre, donde atendían a todos los grupos que llegaban a cantarle
a la Virgen.
La costumbre del casamiento. Doña. Leonor Mojica, una auténtica
trinitaria, matrona, madre de familia, y virtuosa mujer, con más de cien
años de residir en esta comarca que la vio nacer, cuenta que en
tiempos antiguos como le refirió Doña. Dominga Cerda que al fallecer
en 1955 tenía 103 años. Cuando un varón decidía formar familia a
través del matrimonio serio, para pedir la mano de la pretendida o la
señalada, el joven colocaba en la puerta de la casa de la muchacha un
manojo de leña y si en esta vivienda habitaban varias muchachas
hermanas, la primera que al salir por la mañana tomara el manojo esa
sería la esposa del pretendiente, luego se daba el compromiso al
entregar y colocar el anillo en señal de matrimonio, dándose la unión
casándose por la iglesia, generalmente en esta situación no se daba el
noviazgo la mujer era considerada como un objeto a tomar. Otra forma
del casamiento en tiempos más recientes es a través de la unión civil y
acto seguido el matrimonio religioso, estos oficios se hacían
normalmente en la iglesia de la ciudad de Diriamba. Cuando por
ninguna de las circunstancias anteriores los padres de la joven no
aceptaban esa unión, lo común era que el joven se adueñaba de la
muchacha por su propia voluntad y comúnmente la raptaba en lo que
se llamaba llevársela de huida.
o
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Producción. Como era costumbre los inmigrantes que llegaban a las diferentes zonas del área rural del
municipio se dedicaban a la pequeña agricultura y ganadería de sustento familiar. La Trinidad no fue la
excepción, sus antiguos pobladores también vivían de las actividades agropecuarias.
El cambio de la tenencia de la tierra en los años contemporáneos, se dio por compras directas de los más
ricos de las ciudades vecinas a los pequeños propietarios, la asignación de terrenos ejidales se daba por
situaciones políticas, o la compra de terrenos de las cofradías a precios bajísimos; los terratenientes se
convirtieron en los dueños de las fincas de la zona, algunos constituyeron latifundios, esto para bien
determinó y concentró la inversión en rubros específicos de acuerdo a la demanda y los precios de dichos
productos a nivel nacional e internacional, incrementando las fuentes de trabajo y el estándar económico
de los pobladores de las comarcas vecinas de, Amayito, el Chanal, Buena vista Sur, Santa Lucía, el
Trapiche, los Díaz y otras; concentrando la producción en sitios de trabajo o emporios agropecuarios de
las grandes haciendas siguientes:
Hacienda la Máquina. Situada en los alrededores de la Trinidad comprendía una gran extensión de más
de 1610 manzanas de tierra, sus linderos comprendían demarcaciones de tres o más kilómetros y
colindaba con los ríos vecinos de Santa Lucía, Amayito, río grande, el chanal y otros. Su primeros dueños
don Irineo Baltodano, luego su hermano Enrique Baltodano, iniciaron la explotación de la hacienda por los
años de 1860 a 1873 en el ramo de ganadería, siembra de caña de azúcar e instalación de los trapiches
de hierro, para la producción de dulce de rapadura, anteriormente la molienda se hacía con trapiches de
madera (es causal que el nombre de la hacienda se dio a esa característica de los instrumentos de
producción).
Como único dueño don Enrique Baltodano y sus descendientes en años posteriores del siglo XX,
dedicaron la hacienda a las culturas del, arroz, maíz, trigo, tabaco, ajonjolí y algodón por el auge por sus
precios dedicando una gran extensión de terreno de muchas centenas de manzanas a ese cultivo,
habilitando un terreno como pista para las avionetas fumigadoras, un remanente de 140 manzanas se
destinó a otros labores agrícolas. Sus dos grandes áreas de producción fue la ganadería, llegando a tener
más de 616 vacas paridas con una buena producción de leche, elaboración de quesos y ganado de carne
aprovechando la venta de cueros a fábricas procesadoras de León y Granada. En el auge de los buenos
precios del algodón, motivó la siembra de la mota blanca, como cultivo principal usando grandes
extensiones de tierra, lo que hizo necesario la introducción y empleo de máquinas agrícolas, teniendo que
traer de Diriamba, chóferes y mecánicos expertos, entre ellos los señores Antonio González (alias Toño
cuerpo) y al negro Onofre Obando, así como el adiestramiento a los lugareños: Arnulfo Mendieta,
Fernando Mendieta, Agustín Mendieta, Marcial Mendieta, Lázaro Mendieta, Santiago Mendieta y otros
(casi todos los Mendieta de la Trinidad). De igual forma se hizo inevitable por la técnica que demandaba la
siembra del algodón, de capacitar en estos menesteres a los señores, Arnulfo Mendieta, Doroteo Cruz y
Nicolás Cruz.
En sus mejores momentos la hacienda tuvo como mandador a Gabriel Gago, conocido como el manito por
la discapacidad propia de una de sus manos, y el vaquero, Cirilo Cerda, ambos de entera confianza de don
Enrique Baltodano, manejaron toda la propiedad con gran responsabilidad. La fuente de trabajo y la época
de oro económica de los trinitenses desaparecieron cuando decayeron los precios del oro blanco a nivel
mundial.
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Hacienda San Carlos. Una gran extensión correspondía a esta hacienda, dedicada a la producción
agropecuaria, siendo fuente de trabajo para los lugareños. En esta gran propiedad en los años ochenta se
conformó la empresa Ezequiel, en la actualidad nuevamente se llama San Carlos, pero con menos auge
económico.
Hacienda el Coyolar. Gran finca también dedicada a la ganadería y la agricultura, de los dueños
originales pasó a manos de la familia de, Domingo Bolaños, y después a, Ramón Quintanilla Blanco, quien
la compró por 3.000 pesos, actualmente los propietarios son los hermanos Zeledones de la ciudad de
Jinotepe, al presente conforma una avícola.
Jornadas y festejos en las haciendas. Esas épocas idas se recuerdan por los salarios buenos y justos,
atención de los patronos, normalmente al fin de cada fin de semana y conscientes de que se había
trabajado intensivamente y con eficiencia, los patronos o dueños se reunían con todos los trabajadores
haciendo una celebración alegre, donde sonaban las guitarras y la música, alrededor de una hoguera se
bailaba con regocijo, además había abundante comidas, bebidas y bocadillos para todos los trabajadores,
todo esto se repetía de manera más abundante al fin de la levantada de toda la cosecha.
La tejera. Pequeña industria artesanal que tuvo gran demanda en años muy pasados, cuando todavía se
usaban para el techo de las viviendas tejas de barro, esta fábrica desapareció por la escasez de leña y
primordialmente por el uso del techo de cinc.
Granja avícola. En la actualidad funciona en los alrededores del pueblo la avícola los pinares, con una
buena producción de pollos y huevos, constituyendo una fuente de trabajo y de ingresos económicos para
la población.
Estadio de Beisbol. En el año de 1950 el señor,
Guillermo Solís, donó un terreno a la comuna a la
orilla del poblado, donde más tarde en 1988 se edificó
un pequeño estadio de béisbol, construido con el
aporte del gobierno del Canadá, Adeca y otras O.N.G,
hoy constituye un lugar sano de distracción para los
jóvenes del lugar.
Puesto de salud. para atender las enfermedades
comunes, se promovió por los habitantes construir un
centro o puesto de salud en el lugar y no tener que viajar hasta Diriamba. En 1978 la señora Myriam
Baltodano de Solórzano, donó los terrenos, los agricultores de la vecindad pusieron la mano de obra, más
el apoyo de don Joel Gutiérrez y la gestión del Doctor. Carlos Amaya, hicieron posible el primer local de
dicho puesto, el abastecimiento de medicina y la asignación de un médico y enfermera. En 1984 con la
cooperación Alemana se hizo un anexo a dicho puesto mejorando la infraestructura y ampliando la
asistencia médica. En 1996 con ayuda de la comunidad Europea se construyó el edificio moderno actual.
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Carretera hacia la Boquita. Durante la colonia, y tiempos recientes del siglo XIX y XX, la vía de
comunicación de la ciudad y pueblos circunvecinos hacia las costas del océano pacífico, se realizaba entre
caminos boscosos, brechas y senderos tortuosos, Ceferino Parrales Guerra a punta de estaca y machete
despejó un camino sendero, en esa ocasión fue atacado por un felino (puma o tigre americano) al cual
mató.
Es hasta 1920 que el alcalde de Diriamba, Fabio Artola, construyó la brecha camino, la que meses más
tarde constituiría la carretera, Diriamba, La Boquita, Casares, pasando a mitad del camino de dicho
recorrido por La Trinidad; carretera transitable casi todo el verano por carretas y vehículos automotores.
En1970 a 1972 en el gobierno del Doctor René Shick Gutiérrez, fue pavimentado dicho camino
convirtiéndose en una importante carretera asfaltada, estimulando el desarrollo turístico y económico de la
zona, del Departamento de Carazo y de toda Nicaragua. Hoy circulan por ese río de asfalto toda clase de
vehículos motorizados en especial el transporte pesado de piedras canteras, que alguna medida han
destruido el pavimento no diseñado para ese tipo o medios de transporte, a partir del 2005 esta carretera
estaba completamente destruida, y el proyecto de reconstruirla en el 2008.
Colegios. Desde antes de 1938 a gestión de los pobladores se fundó la primera casa
escuela en la vivienda de don Melisandro Mendieta. Es a partir de 1950 que se
construye edificio escolar estatal atendiendo la primaria completa, en 1999 el centro
cubre las modalidades de: preescolar, primaria y secundaria hasta el quinto año de
bachillerato.
En el 2003, a este núcleo educativo, se le dio el nombre, Dr. Bayardo Cordero
Mendieta, destacado profesional y maestro de muchas generaciones en diferentes
planteles educativos del departamento de Carazo, distinguido Diriambino gran
promotor y realizador de muchas obras sociales en la ciudad y la zona rural.
Mobiliario casero. Se construían de madera rústica, era común que algunos asientos lo formaban troncos
de árboles aserrados, bancas de dos horcones y una tabla a lo largo, taburetes o patas de pollo; las
camas y taburetes forrados con madera o de cuero crudo. Los utensilios caseros estaban hechos de
madera rústica o barro: ollas, platos, vasos, vasijas y comales, piedra de moler, jícaras, jicareros,
molinillos, molenderos, tapescos, etc.
Vestimentas tiempos antiguos. Las mujeres engalanaban vestidos o faldas largas abultadas adornadas
con encajes u otros adornos, por dentro usaban un camisón o combinación ajustada al cuerpo. El pelo
largo, peinado con trenzas amarradas con cintas de colores. Generalmente hombres y mujeres usaban
como zapato el caite de cuero, los niños andaban descalzos. Los varones vestían pantalones cortos un
poco arriba del tobillo, inicialmente cotona después camisa manga larga.
Leyendas:
El caballo negro que sonaba cadenas. Trasmitido oralmente de una generación a la siguiente, desde
hace muchos años cuentan, que en la calle central del pueblo deambulaba un hermoso caballo negro, con
jinete bien montado y sonando cadenas que se arrastran y rechinaban entre los mismos eslabones o al
chocar con el suelo u otro obstáculo, muchos aseguran haber visto a tan tremendo jinete solitario a las
doce de la noche o al amanecer, y al escuchar tan tenebroso sonar de cadenas sintieron miedo, algunos
quedaban paralizados o pasmados de terror, otros dicen que esto no es más que la imaginación contada
por el cuentista de don Wichito.
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El Salto de la Sirena. Aunque en muchos ríos circundantes hay cascadas de agua, la del río El Aguacate
y río de la máquina en la parte norte de la Trinidad, reciben el nombre, “salto de la sirena”, pero según los
lugareños en su salto de la máquina, en algunas ocasiones particularmente los viernes de Semana Santa,
aparecía una bella mujer sirena, acompañada de una guitarra, cantaba y entonaba melodías muy lindas,
armoniosas, que atraían y deleitaban a los visitantes, provocando mucho temor entre los hombres a ser
encantados.
También se mencionan otras leyendas, que no las guardó la oralidad, solo quedaron los títulos de dichos
cuentos, como: el cuero del venado, el niño llorón, garrobos fantasmas, ataúdes cubiertos de moscas, de
duendes y otros.
Barranco Bayo. El caserío se sitúa al suroeste a unos cuatro kilómetros de la Trinidad, ubicado a la orilla
o borde donde se encuentra los ríos amayo y río grande de Carazo, se llega al lugar a través de camino
carretero macadán. La escuela del lugar lleva el nombre del Profesor. César Meléndez.
Santa Lucía. caserío disperso y ubicado a la orilla del camino costanero, a unos cuatro kilómetros del
pueblo de la Trinidad y once kilómetros de la costa del pacífico; a 70 metros sobre el nivel del mar, clima
caluroso y seco; Ocupa la parte baja de la meseta de Carazo en el municipio de Diriamba. Por esta zona
corren pequeños ríos, el Santa Lucía, el aguacate, que favorecen el desarrollo agropecuario de pequeñas
parcelas de granos básicos con el uso del riego, y grandes haciendas ganaderas, en monte fresco, Güiste
o Natividad, en el cultivo de plátanos.
Escuela de Santa Lucía. Escuela primaria completa de construcción moderna, el
nombre de la escuela en reconocimiento a la abnegada y recordada maestra de
muchos años. Profesora. Lucrecia Molina, diriambina de origen, nace un 24 de
Abril de 1928, sus padres Honorato Molina Mendieta y Sra. Estebana Robleto
García. la profesora Molina, se inicia en la docencia como maestra empírica en
1945 dando clases en una de las más distantes comarcas, en el barrio de Los
Baltodanos, posteriormente trabajó en Buena Vista del Norte, La Trinidad y en la
comarca, la hormiga del municipio la Conquista del departamento de Carazo.
Terminó sus estudios de profesionalización en la escuela normal sabatina,
graduándose de maestra de educación primaria con mucha distinción; se desempeño también por muchos
años en la escuela de Santa Lucía, con el apoyo de los habitantes en los lugares donde trabajó, alfabetizó
a los adultos y padres de familia de varias comarcas. Por situaciones de salud fue trasladada a lugares
mas cercanos a las escuelas de la Boquita, Buena Vista del Sur, finalmente laboró en la biblioteca de la
escuela 19 de julio de esta ciudad, fallece el cinco de Agosto de 1991.
El Trapiche. Pequeña localidad ubicada entre los barrio de Santa Lucía y San Juan
de la Sierra, se llega al lugar desde la Trinidad y por camino carretero. La Escuela
lleva el nombre del recordado y muy autentico diriambino por sus raíces, de la
ancestral y autóctona familia Gutiérrez de Diriamba, Dr. Efraín Gutiérrez Dávila.
El Tamarindo. Caserío ubicado a cuatro kilómetros al oeste de la Trinidad, se llega a
través del camino que pasa por la hacienda el coyolar que conduce hacia el antiguo
sitio de Güiste, el nombre del barrio se debe a que desde antaño ha existido en la
entrada del pueblo un gran árbol de tamarindo.
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Escuela, “El Trapiche”. Lleva el nombre, “Zeneida Mojica Baltodano”, profesora
de primaria graduada en la Escuela Normal de Managua en 1970, trabajó con
esmero y entrega por muchos años en el Tamarindo, los vecinos del lugar la
recuerdan por su cumplimiento, abnegación y entrega en la formación y educación
de sus hijos.
Natividad o sitio de Güiste.
Antiguos terrenos del común indígena, pertenecían a la Cofradía de San Sebastián, era una gran extensión
de terrenos de varios cientos de manzanas, su ubicación comprendía la zona entre el balneario, La
Boquita, masapa y más allá de la actual carretera costanera hasta el río tecolapa, por muchos años desde
antes de 1800 hasta comienzos de 1900 se siguió conociendo como el sitio de Güiste o Natividad, de
muchos kilómetros de litoral, de tal manera que a la parte colindante con la costa del pacífico se le
llamaba el mar de Güiste. La extensión era tan grande que cuando se soltaba o perdía un buey, difícil
encontrarlos, llegaban a formar grandes manadas de ganado cimarrón. Este sitio es abundante de
grabados rupestres (retablo de Güiste) con las figuras de: la diosa “toci”, (de la fertilidad) Quetzalcóatl, el
gran cuadrado y otros; existe además en los alrededores las huellas de piececitos de niños grabados en
la parte plana de una roca, según la leyenda son las pisadas dejadas por duendes.
Antigua “Hacienda la Máquina” Proyecto eco
turístico. A poca distancia
del pueblo de La
Trinidad, a una altitud de 110 msnm, al borde de la
misma carretera kilómetro 58.1/2, está la casa de la
antigua hacienda la máquina a orillas del río y salto
del mismo nombre. Su suelo y toda el área están
formados por terrenos muy antiguos que emergieron
del mar en tiempos de formación geológica del
pleistoceno, millones de años atrás.
Históricamente fue un lugar cubierto de bosque
tropical con muchos ríos, quebradas y abundante
fauna; residieron en estas heredades no solo los
pueblos de las tribus de los Dirianes, (Chorotegas)
venidos de México. El río a la par sigue deslizándose
como una serpiente emplumada, dando los mismos saltos en la misma hacienda de siglos pasados, como
acompañante sempiterno de chorotegas ancestrales o de los colonos del siglo XIX que se asentaron en
sus alrededores.
Tiempos aquellos cuando Dirianes y pobladores guardaban respeto a su ambiente, conservando flora y
fauna en verdaderas reverencias, usando lo necesario de lo que la naturaleza pródiga les daba, y
respetado como altares de dioses indígenas.
Hace muchas décadas la Máquina fue el emporio agropecuario. En años recientes se ha convertido en
parte del primer corredor eco turístico de Nicaragua, por la línea geográfica, Diriamba, Casares y la
Boquita.
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Hoy muy siglo XXI la Máquina es la primera área
protegida para tal fin en el Departamento de Carazo
reconocida legalmente por MARENA en la categoría de
reserva silvestre. Su gran potencial conservacionista y
su peculiar belleza de trópico seco escénico le ha
permitido desarrollarse como un proyecto eco turístico y
a la vez una motivación a la investigación en algunas
disciplinas biológicas: el comportamiento de aves y de
otros aspectos propios del lugar, así como una práctica
hacia la educación ambiental.
Las corrientes fluviales que vienen del este, de los ríos
el chanal y el apompuá que corre en suelo rocoso, al
llegar a este lugar, unidos forman lo que es el río de la
máquina, más abajo se llama río la Trinidad, que se une con el río de Santa Lucía, al llegar al mar es el
verdadero río Tepano, desembocando en el estero del mismo nombre a la par del balneario La Boquita.
En este sitio de la máquina el río corre majestuosamente desciende constituyendo la Cascada o salto de la
sirena como le llamaban los antiguos trinitenses por la leyenda de la aparición de una sirena en sus
aguas, esta cascada tiene unos 12 metros de alto, es parte de una fractura de formación geológica del
oligoceno eoceno con dirección diagonal hacia el noreste, cortando el río y provocando un hermoso salto
de agua. En este lugar el río se desplaza sobre un fondo rocoso escavado por la erosión hídrica a través
del tiempo, formando farallones peñascosos con más de 40 metros de alto en el lado izquierdo de su
quebrada. En el área hay, un bosque de galería con más de 13 hectáreas de extensión donde se
conservan unos 236 árboles centenarios pertenecientes a ochenta especies del trópico seco, algunos de
ellos muy escasos en la zona, como el guayacán y la mora, y un bosque artificial de 20 hectáreas con
muchas especies como: pochote, caoba, roble, teca, malinche, yambar, etc.
La boquita. En la quietud de los tiempos este océano
del sur lo conoció el caminante y navegante indígena,
grandes acales chorotegas llegaron a sus playas; el
conquistador Español al descubrirlo por las costas de
Panamá, le llamó la mar del sur.
Esta porción de litoral marítimo del municipio en
tiempos recientes se le denominó La Boquita, por ser
un pequeño espació en forma de bahía, mar de
serenidad y de bellas costas; algunos dicen sin ningún
fundamento solo por imaginación o tradición, que el estero de la Boquita fue de aguas profundas en
pleamar, que en ciertos tiempos entraron barcos españoles. ¿Fueron estos mismos lugares testigos de
llegadas de grupos humanos chibchas o Incas de América del sur? No se sabe.
Posteriormente en el siglo VII D.C. paralelo a las costas de la pretérita nicaragua en el golfo de Conchagua
(Fonseca) arribaron los pueblos de ascendencia Chorotega entre ellos los que después fueron
denominados, Cholutecas, nagrandanos, dirianes, y orotiñas en el golfo de Nicoya; los dirianes se
asentaron en los alrededores occidental de los grandes lagos y de nuestros mares y ríos adjudicando
nombres a los lugares donde vivieron, propios a la lenguas mexicanas de donde procedían, a sitios como:
Tepano, Tecolapa, Tecomapa, y Masapa.
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Registro y vestigio de la antigua presencia indígena, las magníficas expresiones de los grabados rupestres
de Güiste que deifican a sus arcaicos dioses.
Estas poblaciones ancestrales establecieron una especie de intercambio comercial con pueblos de
Suramérica, hipotéticamente, por el particular de que en ambos lugares del sur y en Nicaragua se daba el
uso de conchas grandes de caracoles, que autóctonos y lejanos incas peruanos ocupaban, para sonarlas
y comunicarse entre si a distancias cortas de uno a tres kilómetros, estas conchas de moluscos
gasterópodos marítimos, donde más abundan y encuentran es en las costas centro americanas.
Desde antes de 1900 se le llamaba, La Boquita, la gente llegaba a este encantador balneario a través de
pequeños caminos o trochas, en carretas y caballos, se fincaban en las costas en pequeñas y rústicas
enramadas, donde a la par resguardaban sus carretas, encerraban bueyes y amarraban bestias.
Los tiempos de estadía de los veraneantes se acaecía en los meses de, febrero, marzo y abril, como un
preludio de la semana santa, normalmente se daba rienda suelta a los jolgorios y el consumo de bebidas
alcohólicas.
Cuenta el historiador Juan M Mendoza, que también sobresalían notoriamente la chabacanería y la burla
entre sus distracciones de mal gusto, aunque hubo otras manifestaciones de algunos personajes como el
llamado “cafifa” que con sus atabales alborotadores e improvisados versos al despuntar de la madrugada a
manera de molestar y con mala intención despertaba a la trasnochada clientela Boquiteña.
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El caserío y balneario está ubicado hacia el oeste a treinta kilómetros de Diriamba, comunicado por
carretera; el sitio de la localidad corresponde al lugar que en cartografía pertenece al estero de Tepano
(donde desemboca el río del mismo nombre) y también se conoce como estero de la boquita, hacia el sur
colinda con el balneario de Casares, al poniente el mar pacífico o mar de güiste como se le llamó tiempos
atrás, sus costas son los mejores lugares de baño por los plano, en la parte sur entre las rocas hay un
remanso de pequeños embalses de agua que deja la bajamar (poza de las monjas), todo un arco de
extensas playas de aguas agradables y una panorámica majestuosa que cuando se pone el sol pareciera
que en su ocaso saluda a los antiguos Dirianes. El poblado cuenta con todos los servicios modernos, agua
potable, energía eléctrica y comunicaciones.
El Centro Turístico. Se modernizó en los años ochenta, es manejado por inturismo con las condiciones
modernas para tales lugares, buenos restaurantes, diversión sana y ambiente de seguridad ciudadana, se
celebra en conjunto con la población local como fiesta patronal las conmemoraciones de la Cruz, el tres de
mayo
Tepano. El pasadizo de piedra. Caserío situado tres kilómetros antes de llegar a la Boquita sobre la
misma carretera, a la par del río del mismo nombre. Tepano posiblemente debió de ser un asentamiento
muy antiguo de los chorotegas a la orilla del mar.
Masapa. Lugar que fue parte de los terrenos de la antigua cofradía de San Sebastián, que después se
denominó Natividad. Según la leyenda en estos terrenos y lugares circunvecinos señoreaba un Cacique
de los Dirianes, hoy el sitio es asiento de una cooperativa de unas sesenta manzanas de extensión, un
pequeño caserío a cuatro kilómetros de la Boquita, con 67 pobladores distribuidos en diez familias,
dedicadas a la pesca, cría de animales domésticos (peliwey) y la siembra de algunos cultivos básicos y
hortalizas con un buen aprovechamiento de riego de las aguas del río. Estos terrenos son una excepción
de mencionar por el cuido del medio, manteniendo un área boscosa que sin ser una reserva forestal se
mantiene como tal.
Casares. Balneario a cuatro kilómetros al sur
de la Boquita, comunicado por carretera
moderna. Antiguamente era un lugar de
veraneo muy privado de familias más
pudientes. El origen de su nombre se
desconoce aunque puede ser que alguno de
sus visitantes o dueños se lo haya dado en
recuerdo de otros lugares, (En España está
la ciudad y municipio de Casares de la
provincia de Málaga en la denominada Costa
del Sol, la playa de Casares entre el puerto de
la Duquesa y salmillas) o al apellido de alguna persona de ese cognomento.
En sus mejores tiempos antes del maremoto de 1992 funcionó el renombrado casino de Casares, en
tiempos actuales también es un lugar turístico con buenos restaurantes playas tranquilas y la majestuosa
bocana del río grande de Carazo. Antiguo restaurante. Casino de casares. En sus tiempos hasta la
década de los años 1960, fue muy exclusivo de algunos Diriambinos. Su nombre lo toma del lugar donde
estaba ubicado dicho centro.
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Casares fue un puerto de mar abierto, donde
desembarcaron muchas naves, nunca fue de interés
habilitarlo, por su
condición sin resguardo ni
protección natural. Actualmente es un centro de
pesquería artesanal.
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