DE LA COMPETENCIA LINGÜÍSTICA A LA COMPENTECIA COMUNICATIVA, UN QUEHACER DEL MAESTRO DEL SIGLO XXI Jessica Sarmiento Ramiro CULTURA EDUCACIÓN Y SOCIEDAD BENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA MÉXICO [email protected] RESUMEN Comunicar es una actividad de todo momento, el compartir e intercambiar mensajes requiere de conocer los símbolos y el mecanismo de transmisión para comunicar de forma efectiva y mejorar las relaciones humanas. Esta ponencia se desarrolla con la conceptualización de competencia comunicativa desde referida como el dominio netamente lingüístico hasta considerar el espacio en el que se desarrolla, es decir, el contexto. Así como la relevancia de desarrollarla en los estudiantes de Educación Media Superior. La importancia de plantear la enseñanza de dicha competencia reside en que el alumno comprenda lo escuchado y le sea posible responder atinadamente, tanto en forma oral como escrita. INTRODUCCCIÓN El currículo de las instituciones se ha ido transformando a través del tiempo, y de diferente forma en cada cultura, con mayor o menor velocidad. En un diálogo con el profesor Rodrigo García Díaz (2013), en clase de filosofía de la educación, comentaba que en la edad antigua comenzaron viendo a la educación como un medio para formar seres valientes, guerreros, con virtudes y excelencias que además serían buenos ciudadanos. Por ejemplo para los griegos, vista como proceso de crecimiento y maduración. Hasta ser la adquisición del saber, para Platón, como adquirir la clara conciencia de un tesoro latente, es decir, desarrollar un saber implícito. Así surgen escuelas al aire libre, en donde el estado no se hacía cargo de ellas. Es hasta la edad media donde además de tener por intención evangelizar, y por finalidad regular la conducta humana para construir un orden social, se crean las escuelas, formando un currículum: Trívium y Quadrivium. Entonces, aparece formalmente la gramática en el primer apartado, junto con la retórica y la dialéctica. La educación pasa por un proceso, desde ser selecta para unas personas, hasta llegar al total de la población (al menos en teoría). 1 Actualmente los servicios en las distintas opciones educativas en el tipo medio superior, los establece el acuerdo número 656 (DOF,2012) que considera brindar una educación de calidad orientada al desarrollo de competencias. En él se establecen las seis competencias genéricas, es decir, comunes a todos los egresados del nivel y los cuatro campos disciplinares, entre ellos, “Comunicación”. Competencias es un concepto en boga en varios países en donde se lleva a cabo de diversas maneras, en México, se presenta en los currículos como forma de trabajo dentro del aula y objetivo a desarrollar en el alumnado, es por ello que este trabajo se enfoca en el desarrollo de la competencia comunicativa en la educación media superior como búsqueda de reflexión de la necesidad de desarrollarla. CONCEPTUALIZACIÓN DE COMPETENCIA La educación en el siglo XXI deberá transmitir, masiva y eficazmente, un volumen de cada vez mayor conocimientos teóricos y técnicos evolutivos, adaptativos a la civilización cognitiva, porque es la base de las competencias del futuro (Delors, 1996:95). Según la UNESCO (cit. en Argudín, 2000: p.12), la competencia es una capacidad laboral, medible, necesaria para realizar un trabajo eficazmente, es decir, para producir los resultados deseados por una organización. En educación superior, por ejemplo, Tobón (2006) dice que las competencias son procesos complejos de desempeño con idoneidad en un determinado contexto, con responsabilidad. En este momento, nos insta la definición de competencia desde bachillerato. El sociólogo PhilippePerrenud (2004) en su obra 10 nuevas competencias para enseñar, señala el concepto como la movilización cognitiva para enfrentar situaciones diversas integrando los recursos con que cuenta, además hace énfasis en que cada una es diferente por lo que la competencia indica flexibilidad para atenderlas. Al mismo tiempo, refiere la rapidez y conciencia de adaptación a las situaciones por lo que además de la formación, se ponen en práctica en la vida diaria tal como lo es en la comunicación. 2 HISTORIA DE LA COMPETENCIA COMUNICATIVA Para Pilleux (2001) la competencia lingüística es lo que siempre se ha conocido como gramática tradicional, con sus planos del lenguaje: morfología, sintaxis, fonética y fonología. Chomsky dice: “la distinción que aquí señalo está relacionada con la distinción languaje/parole (lengua/habla) de Saussure, pero es preciso rechazar su concepto de “langue” como mero inventario sistemático de unidades y más bien volver a la concepción de Humboldt sobre la competencia subyacente como un sistema de procesos generativos (Bustamante, 2010: 84). Se caracteriza por la capacidad de un hablante para producir e interpretar signos verbales. El conocimiento y el empleo adecuado del código lingüístico le permiten a un individuo crear, reproducir e interpretar un número infinito de oraciones. Ese conocimiento y ese empleo se vinculan con dos modalidades diferentes de la lengua: la lengua como sistema de signos y la lengua en funcionamiento, en uso (Rincón,p.102). El término competencia lingüística es propuesto por Chomsky en 1965, quien la define como capacidad y disposición para la interpretación y actuación. Sin embargo, Hymes (1971) amplía la concepción como una actuación comunicativa acorde a las demandas del entorno. Lo cual deja entre ver otros ámbitos como el psicológico, social, pragmático, etc. Desde este punto de vista, la competencia comunicativa está sujeta al contexto ya la postura del sujeto en relación con otros. De tal forma que es prioridad desarrollar en el alumno esta competencia para que se relacione de manera efectiva en todo momento. Las constantes necesidades que surgen del ser humano por desarrollarse y responder a demandas imprescindibles de procesos de comprensión ponen en marcha la combinación de competencias para el us o de la información del propio lenguaje, tanto en su comprensión general e interpretación, como en datos específicos; conocimientos para la reflexión, valoración del contenido y la forma del texto al que nos enfrentamos, motivación, actitud positiva hacia la lectura, que junto a valores éticos, emociones y otros componentes sociales, logran comunicación eficaz. 3 Posteriormente, surge el concepto de la competencia pragmática, que según Rincón, el punto de partida de ésta es la consideración del hablar como un hacer. Todos los usuarios de una lengua tienen una capacidad que les permite asociar los enunciados con los contextos en que dichos enunciados son apropiados. El contexto no es, desde luego, sólo el escenario físico en el que se realiza el acto comunicativo, sino también esos conocimientos que se asumen como compartidos entre los participantes. Un acto comunicativo no es algo estático ni un simple proceso lineal; por el contrario, un acto comunicativo es un proceso cooperativo de interpretación de intenciones, en el cual un hablante intenta hacer algo, el interlocutor interpreta esa intención, y con base en esa interpretación elabora su respuesta, ya sea lingüística o no. De esta forma, se entiende la competencia pragmática como la habilidad para hacer un uso estratégico del lenguaje en un medio social determinado, según la intención y la situación comunicativa; es saber ejecutar acciones sociales mediante el empleo adecuado de signos lingüísticos, o de signos de otros códigos no lingüísticos, utilizados de acuerdo con unas intenciones y con unos fines deseados. Desde nuestra infancia, los seres humanos vamos adquiriendo y desarrollando una capacidad relacionada con el hecho de saber cuándo podemos hablar o cuándo debemos callar, y también sobre qué hacerlo, con quién, dónde, para qué y en qué forma. Es decir, desde niños adquirimos un conocimiento no sólo de la gramática de nuestra lengua materna sino que también aprendemos sus diferentes registros** y su pertinencia; somos capaces de tomar parte en eventos comunicativos y de evaluar la participación nuestra y la de los otros (Rincón, p. 100). Por ello, sostengo que el dominio de estrategias para lograr las competencias de lenguaje y comunicación producirá una comunicación efectiva. Es decir, si se comprende lo escuchado, es posible responder atinadamente, tanto en forma oral como escrita, produciendo textos y su claridad; en coherencia y la cohesión. En este sentido, la enseñanza de las competencias comunicativas, implica el quehacer diario de los docentes que irá 4 fortaleciendo la capacidad de argumentación, crítica, evaluación e interpretación del lenguaje tanto icónico y analógico, como verbal. Con la intención de abatir las barreras entre docentes y discentes. Entonces, surge el concepto de competencia comunicativa que Berruto (cit.en Rincón, s/f), refiere como la una capacidad que comprende no sólo la habilidad lingüística, gramatical, de producir frases bien construidas y de saber interpretar y emitir juicios sobre frases producidas por el hablante- oyente o por otros, sino que, necesariamente, constará, por un lado, de una serie de habilidades extralingüísticas interrelacionadas, sociales y semióticas, y por el otro, de una habilidad lingüística polifacética y multiforme. La competencia comunicativa es la capacidad de una persona para comportarse de manera eficaz y adecuada en una determinada comunidad de habla; ello implica respetar un conjunto de reglas que incluye tanto las de la gramática y los otros niveles de la descripción lingüística(léxico, fonética, semántica) como las reglas de uso de la lengua, relacionadas con el contexto socio – histórico y cultural en el que tiene lugar la comunicación. Hymes, (1971) dice, que la competencia comunicativa opera distintos niveles del código según las situaciones comunicativas en las que deba desenvolverse la persona Dentro de la teoría cognoscitiva del aprendizaje, sustentada en la psicología cognitiva, es importante resaltar que tanto el recibir como producir mensajes supone procesamiento de información y, eso es una actividad mental. También se considera la competencia comunicativa como un proceso integrador, en la medida en que se fusionan los conocimientos previos con la información nueva proporcionada por el texto, generando palabras. No es un problema, entonces, que el vocabulario no sea conocido; sino que haya falta de recursos para reducir los significados (Vigotsky, 2010). La competencia comunicativa incluye la competencia lingüística, que consiste en el conocimiento consiente de las reglas para comprensión y producción de mensajes verbales y el conocimiento de las reglas para la comunicación. Al respeco, Morín (2002) indica queel desarrollo de estos conocimientos se inicia desde el momento que una persona nace y se continúa 5 durante toda su vida, pero en la infancia es donde más se logra este proceso, existen dos planteamientos de desarrollo de la competencia comunicativa: Ocurre a nivel individual y da cuenta de la capacidad humana de adquirir y usar lenguas o códigos lingüísticos y el nivel social, se refiere al papel que juega la conciencia humana en la construcción de conocimiento del mundo y de las formas de interacción social, ya lo dijo (Morín, 2000): “la comprensión es a la vez medio y fin de la comunicación humana” (p.3). Considerando que la competencia comunicativa es “La habilidad para comprender textos de carácter más exigente y prosa informacionalmente más densa, como aquellos que generalmente debemos enfrentar en un proceso de aprendizaje académico, resulta una de las más importantes claves del éxito académico y profesional…” (Parodi, 2005. Párrafo: 18). En esta época de cambios y de ideas vertiginosas es crucial el desarrollo de las competencias comunicativas entre las nuevas generaciones, por la necesidad de escuchar, interpretar y emitir mensajes pertinentes en distintos contextos, que permitan la adquisición de conocimientos durante toda su existencia. RELEVANCIA DE DESARROLLAR LA COMPETENCIA COMUNICATIVA EN EL AULA La difusión, a partir de la década de 1970, de las teorías lingüísticas estructuralistas y generativistas problematizó la visión de los contenidos de la enseñanza, primero de las lenguas extranjeras y, posteriormente de las lenguas primeras. El paradigma cognitivo considera que la configuración de tal enseñanza debe ser congruente con el desarrollo de las capacidades de los aprendices y que el aprendizaje de las lenguas es el fruto de una apropiación no meramente memorístico. Al respecto, la psicología educativa y la psicolingüística dejan su impronta en el estudio del aprendizaje de las lenguas y en su enseña. También la teoría vigotskiana se concede al habla y a la escritura en el desarrollo del pensamiento pone en evidencia la complejidad de los procesos de enseñanza y de aprendizaje, y el papel clave que en ellos representa el lenguaje, el peso de los factores sociales y, específicamente la importancia de la interacción de la construcción del conocimiento (Ruiz, 2011). 6 El interés de desarrollar competencias de lenguaje y comunicación en el nivel medio superior en México, surge como prioridad educativa nacional donde el docente y directivos tienen el compromiso y la responsabilidad de incrementarlas como el pilar del proceso de enseñanza – aprendizaje y del desarrollo congruente con la situación comunicativa del estudiante. Todo ello para ser aplicado en la vida diaria, por eso es relevante volver la mirada hacia el uso de la lengua materna desde la atención a la diversidad de los alumnos, a través del uso y la práctica de todos los recursos que se tengan al alcance, estimulando un desarrollo creativo sobre todo si se retoma lo planteado por María Cristina Martínez, retomada por Sierra Villamil (2003) quien antepone para tener ventaja competitiva la importancia del conocimiento, análisis y el acceso a la información. Misma ventaja que interesa al programa sectorial de educación (DOF, 2012): que los estudiantes cuenten con los medios para tener acceso a un mayor bienestar, egresen con competencias que les permitan desplegar su potencial y contribuyan al desarrollo nacional.Por ello, es necesario ampliar la didáctica de la educación media superior entorno al tiempo dedicado al lenguaje en sus tres dimensiones: icónica, analógica y verbal (oral y escrita). En lo que respecta a la didáctica de la lengua, corresponde asegurar y orientarlas con base en la mejora de las prácticas para que el discente sea capaz de adecuarla al contexto en el que se encuentre inmerso. Ya que, como menciona Ruiz (2011): para lograr un dominio de esas prácticas sociales es preciso controlar, por parte de quien aprende, los parámetros contextuales que determinan los distintos usos lingüísticos y discursivos. Hoy en día, la sociedad necesita personas que sean capaces de comunicarse claramente, que estén dotados de las competencias necesarias para que se adapten a los diversos cambios sociales, que tengan el conocimiento suficiente para realizar bien las cosas, que puedan usar de manera eficiente, inteligente y ética la información de que disponen, por lo tanto, una sociedad que demanda este tipo de personas, la podemos nombrar como “sociedad del conocimiento” y ésta necesita profesionales que ante todo 7 apliquen los valores que desde niños inculcan pero que con la creciente aplicación a la tecnología se ha perdido todo este sentido humano, empezando con la manera de comunicarnos. Para Dell Hymes, (1971) la competencia comunicativa se relaciona con saber cuándo hablar, cuándo no, y de qué hablar, con quién, cuándo, dónde, en qué forma; es decir, se trata de la capacidad de formar enunciados que no solo sean gramaticalmente correctos sino también socialmente apropiados. Así, la competencia comunicativa es el término más general, para la capacidad comunicativa de una persona, capacidad que abarca tanto el conocimiento de la lengua como la habilidad para utilizarla. Lo anterior, permite dar cuenta del grado de complejidad y la ruptura de la didáctica de la enseñanza y el aprendizaje de la lengua en el último cuarto del siglo XX que algunos docentes no llevamos a la práctica, y no generamos situaciones de aprendizaje que favorezcan la competencia comunicativa de los alumnos, entendida como “conjunto de habilidades, estrategias y conocimientos que abarcan la lengua oral, la lectura, y la escritura en sus aspectos textuales y discursivos, así como los conocimientos sobre la lengua y la literatura” (Ruiz, 2011: p.8) lo que incide en todos sus ámbitos del desarrollo, ya que la expresión oral es uno de los principales medios por el que exterioriza sus ideas y estructura su pensamiento; siendo pues una de las herramientas fundamentales en el proceso de construcción de conocimientos del discente. Por lo tanto es necesario abatir esta problemática que poco a poco va debilitando el desempeño de los alumnos y maestros, a tal grado que impacta directamente en los bajos niveles de rendimiento escolar en las diferentes asignaturas. Souvirón López (2012) señala que: “Las condiciones han de ser transformativas, procurando un cambio de concepción del aprendizaje de los alumnos, favoreciendo un aprendizaje útil y extrapolable a otros ámbitos de competencias. El punto de partida conviene que sea el del constructivismo, defensor del aprendizaje como un proceso social – cuyo contexto es percibido consciente o inconscientemente por el alumno – y definido como capacidad de pensar, sentir y actuar en cualquier situación, crucial para obtener información 8 crítica. Con este enfoque el profesor se convierte en un facilitador y mediador de los aprendizajes.” (p. 54). CONCLUSIÓN Desde la perspectiva del profesor como facilitador y mediador de los aprendizajes, debería buscar que el alumno mejore su actividad cognitiva y meta cognitiva para acrecentar su aprendizaje y formación. De esta forma identifique las ideas clave en un texto o discurso oral e infiera conclusiones a partir de ellas, lo que le permita valorar el pensamiento lógico, en el proceso comunicativo en su vida cotidiana y académica considerando que toda conducta implica comunicación, es decir, tiene el valor de mensaje, por lo tanto, afecta positiva o negativamente la relación de las personas participantes ya que la función más importante del proceso de comunicación es el desarrollo de las relaciones entre las personas y está presente en todos los ámbitos: familiar, educativo, laboral, social, etc. De modo que todos los esfuerzos que se realicen por comprender mejor y perfeccionar este proceso, redundarán en beneficio de las relaciones humanas. REFERENCIAS Argudin, Y. (2000). 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(1971). “Acerca de la competencia comunicativa”. En Llobera et al. (1995). Competencia comunicativa. Documentos básicos en la enseñanza de lenguas extranjeras. Madrid: Edelsa. Ruiz Bikandi, Uri. (coord.). (2011). Didáctica de la Lengua castellana y la Literatura. España: Grao Souviron López Begoña. (2012). Desarrollo de la competencia comunicativa y la educación visual.Tejuelo: Didáctica de la Lengua y la Literatura. Educación. No. 16. P. 47 – 64. Recuperado desde: http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4169227 Vigotsky, l. (2010). “Pensamiento y Lenguaje”. Barcelona: Paidós Morín Edgar (1999). Los siete saberes necesarios para la educación en el futuro. París: UNESCO 10
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