QUÉ SE LES HA PERDIDO A LAS LESBIANAS EN CALPE Por si resulta que eres de las que aún no te has enterado, los días 5,6 y 7 de junio de 2015 se celebra en Calpe Olagirls. Y por si eres de las poquitas que aún no sabe qué es Olagirls, además de darte una vuelta para curiosear por internet, quédate hasta el final de este artículo y te daremos unas cuantas pistas. ¿Qué es OlaGirls? Si te decimos que el nombre completo es Olagirls, the Lesbian Mediterranean Getaway, seguro que ya te haces una idea mucho más aproximada. Sí, en efecto, es una escapada lésbica para mujeres de todo el mundo. Pero ¿tú qué entiendes (cómo me gustan los juegos de palabras…) por escapada lésbica? ¿Fiestas privadas en locales reservados para lesbianas, con música que pinchan e interpretan artistas lesbianas, rodeada de otras mujeres lesbianas y bebiendo alcohol (no específico de lesbianas, porque juraría que no existe) como si no hubiera un mañana? Pues te equivocas. Olagirls va a ser mucho más que eso... ¿Va a haber fiestas para lesbianas? Por supuesto. ¿Va a haber música pinchada e interpretada por iconos lésbicos? Es la idea. ¿Va a haber alcohol? Cada cual que beba lo que quiera. ¿Qué diferencia hay con otros eventos lésbicos? Que Olagirls no va a ser un festival al uso. Va a ser un paquete vacacional para lesbianas. Como un crucero para lesbianas, pero sin barco, que así no tenéis que gastar en Biodramina. Y ¿por qué una escapada? Porque entendemos que hay más formas legítimas de conocer lesbianas, con la finalidad que sea, distintas del archiconocido Brenda o de la mítica frase popularizada en los 80 por el grupo Burning, “¿qué hace una chica como tú en un lugar como éste?”; y entendemos que, aunque nos encanta la fiesta como al que más, no sólo de cócteles y musicón vivimos las lesbianas; también nos gusta hacer otro montón de cosas, como conocer sitios, el deporte, el senderismo, la playa, la buena gastronomía, subir fotos molonas a instagram, aprender cosas nuevas, ligar, reírnos -reírnos mucho-, ponernos románticas, soñar despiertas, repantingarnos al sol como los lagartos, o disfrutar de la tarde y la compañía en un chiringuito. Y más, muchas cosas más... ¿Por qué no quedar en Calpe para hacerlas juntas? Vamos a contarte algunas cositas sobre Calpe, para que se te vaya haciendo la boca agua: ● Está en la Costa Blanca Una franja de 244 kilómetros en el Levante español, a lo largo de la cual se alternan los acantilados y las calitas a capricho, como si Dios, el día que la creó, se hubiera vuelto epiléptico. Pinos que llegan casi hasta la orilla del mar, olor a verano durante todo el año, un clima cálido que no sofoca y 18 pueblos blanquitos en los que soñar que otra clase de vida es posible. Para las excursionistas, recomendamos, entre otros, Altea y Moraira, que además de preciosos, están muy cerquita de Calpe (si tenéis curiosidad, mirad imágenes por internet, constatareis que no mentimos; son una preciosidad). ● Calpe, en junio, una colonia de lesbianas Calpe es un lugar lo suficientemente íntimo como para que vayas a tener la sensación de estar pasando tus vacaciones en una colonia de lesbianas. Su población habitual ronda los 29.000 habitantes, a los que, en junio de 2.015, habrá que sumar las 2.000 mujeres que vendrán de la mano de Olagirls. No obstante, Calpe es también un municipio que en los meses de julio y agosto cuadruplica su población (puede alcanzar hasta los 130.000 habitantes), circunstancia que garantiza que nuestras invitadas podrán disponer de unas instalaciones y servicios de la más alta calidad, sin sufrir los perjuicios de la masificación veraniega (de ahí que hayamos elegido junio para celebrar el evento). ● Calpe, el contraste en estado puro. Un mundo de posibilidades. En Calpe hay rascacielos y calles estrechas y empinadas, compuestas por las típicas casitas de pueblo apelotonadas unas sobre otras. Barcas de pescadores que faenan entre yates de recreo. Playas de arena finísima donde lucir el estilazo de Hale Berry saliendo del agua como si fuera una pantera, y calas de roca donde lo mejor que puedes lucir son unas preciosas ¡cangrejeras! (lo que ahora denominamos escarpines, pero que no dejan de ser la versión moderna de las sandalias de plástico para la playa, con las que todas, en nuestra más tierna infancia, hemos atentado contra el buen gusto). Y también tiene montaña. Montañas de las de toda la vida: con excursiones de colegios contando mentiras, pirados del running a las 5 de la madrugada, ardillas, pinos por doquier y sí, posiblemente, con rincones apartados y románticos perlados de esa otra clase de follaje que no es de origen vegetal… (a buena entendedora…). En Calpe hay hoteles de cinco estrellas, mansiones y un parque natural protegido, el Peñón de Ifach, llenito de otras especies animales diferentes de las fans de Justin Bieber a la entrada del concierto. Hay restaurantes para gourmets y tascas de las de siempre. Abuelos que se sientan a tomar el fresco en la puerta de sus casas y te dicen “oye, ¿y tú de quién eres?”, y alemanes, noruegos, ingleses, franceses, holandeses e incluso japoneses que han decidido hacer de este municipio su casa y no sólo un destino vacacional esporádico. Para que te hagas una idea, el 60 por 100 de su población censada procede de otros países. Debe haber una buena razón para ello, ¿no? ● El Peñón de Ifach, que va muy bien para orientarse Imagina en mitad de la playa un mamotreto gigante de piedra, con 50.000 m2 y 332 metros de altura, que se une a la península por una estrecha lengua de tierra (vamos, que es una península dentro de otra). Es un acantilado de proporciones míticas; un parque natural de un kilómetro de longitud, y, sin duda alguna, también una buena brújula por si te pierdes en Calpe: lo buscas y te sitúas enseguida. Es el biombo entre playas más peculiar que puedas conocer, y es un lugar idóneo para todo tipo de deportes: que eres de senderismo, ¿qué mejor premio que hacerte un selfie en la cima?; que prefieres subirlo corriendo, pues ya te haces el selfie con el médico de urgencias y la bombona de oxígeno, o bien que te eche la foto el forense. También puedes probar a escalarlo, pero cámbiate las cangrejeras por unos pies de gato, que aunque se parezcan, no son iguales. Y si eres más de deportes acuáticos, prueba a rodearlo a nado, a hacer submarinismo, o a hacerte el selfie tocando sus paredes desde una moto de agua. Y, por si eres de las que considera que correr es de cobardes, que también tienes derecho, siempre puedes utilizar el Peñón para refugiarte del viento de levante, o para poner tu mojito a la sombra. Ricemos el rizo: ¿y si eres una triatleta y el Peñón de Ifach se te queda corto? Bueno, también puedes darte una vuelta por el monte de Oltá y bajarlo con la bici, o pasear por Las salinas; una laguna que hasta los ochenta se empleó para la actividad salinera (como su nombre bien indica) y que a día de hoy constituye un humedal donde conviven 173 especies de aves, entre las que destacan los flamencos (no, no nos referimos ni a los señores de Holanda –que algunos también llaman Neandertales-, ni a los bailadores del Sacromonte granadino… Nos referimos a los pájaros). Como veréis, un paraíso para los amantes de la naturaleza y la ornitología. ● Elige una época de la Historia y te decimos dónde escarbar Calpe tiene ruinas del siglo que quieras: que eliges la Prehistoria, pues aquí tienes un yacimiento de la Edad del Bronce. Que prefieres la época de los romanos, pues visita los Baños de la Reina, construcción que empleaban estos señores para conservar el pescado y que, según cuenta la leyenda, siglos después, utilizaba la Reina mora como balneario privado (supongo que el olor a pescado ya no sería tan intenso). Que te inclinas por lo medieval, visita la “Pobla Medieval”, descubierta en 2.005, donde podrás asombrarte ante torreones y fortificaciones intactas, y una iglesia y un cementerio que datan del siglo XIII d.C. Y todo esto sin olvidar el Torreón de la Peça, desde donde los cristianos se protegían de los ataques árabes, o el Forat de la mar, vestigio de la entrada al casco antiguo del pueblo. ● ¿Y en este pueblo no se come? Claro que sí. Y muy bien. Y no sólo se come. Puedes aprender a hacer una paella viendo a un especialista valenciano (de la Terreta, como se dice aquí) preparándola en plena calle. Puedes tratar de confundirte entre los encargados de los restaurantes de la zona y pujar por el pescado en la Lonja (ahora, si te lo adjudican, tendrás que pagarlo, así que quizá sea mejor ver, oír y callar). Y puedes apreciar la calidad de un vino madurado en el fondo del mar y descorchado especialmente para la ocasión. Entre los platos más típicos de la zona destacan la Llauna, guiso que lleva tropecientos mil pescados diferentes (“trope” porque vienen en trozos), y el arrós senyoret, un arroz meloso con marisco, ya servido para llevárselo directamente a la boca (nada de tenazas y de bichos que brincan por la mesa como si les dieran descargas eléctricas; sólo pinchar y comer). Y para pasar toda esta comida, algo habrá que beber, ¡digo yo! Pues deberías, sí, y puedes elegir entre la sangría, cuya calidad avalan galardones de prestigio internacional, u otras bebidas sin gas, como uno de los apreciados vinos alicantinos, con denominación de origen protegida y puntuaciones excelentes en la escala Parker (así además de la biodramina, te ahorras el Aerored). Y ¿qué pasa si eres de las que piensa que una comida sin postre es como un jardín sin flores? Entonces intenta meterte entre pecho y espalda unos fartons remojados en horchata, bebida típica valenciana, procedente de la chufa. Pero te recomendamos que hagas la siesta antes de empezar con los fartons… y también después… ● ¿Y ya está? Pues no. Sus playas están reconocidas con el distintivo de la bandera azul, por ser consideradas como unas de las mejores de Europa. Sus aguas son cristalinas. El municipio cuenta, además, con el premio Q de calidad, auditado por la Secretaría de Turismo del Gobierno de España. Echa un vistazo a sus fiestas de moros y cristianos, con las que se conmemoran las luchas por la ciudad, y podrás hacerte una idea del carácter de su gente. ● ¿Quieres más? En Calpe puedes hacer casi todo lo que se te ocurra: atrévete a practicar casi cualquier deporte, desde kayak, trekking, vela, kitesurf, paddle surf o ciclismo de montaña, hasta partidos de vóley-playa internacionales (lo juramos: en la playa puedes acabar echando un partido con gente de cualquier nacionalidad). Calpe se confabula para el amor, encuentra rincones románticos en cualquier sitio: un restaurante en una colina con vistas al mar, una terraza en un embarcadero solitario, un paseo nocturno por el casco antiguo, como si entraras en un túnel del tiempo… Y si la noche va bien, acaba la velada a la luz de la luna, en un claro del bosque, con el mar de fondo, y aprendiendo cosas sobre el follaje autóctono... Ahora ya sabes qué se te ha perdido en Calpe, y mucho más los días 5, 6 y 7 de junio de 2.015. Así que compra ya tu pack y piérdete con nosotras el verano que viene. Además tenemos una oferta para grupos. Si consigues que vengan 10 amigas tuyas, te regalamos un pack. ¡Te esperamos este verano en OlaGirls!
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