LA AFICIÓN AL ARTE ES MAYOR AÑO TRAS AÑO Algunos lectores nos escriben diciendo que prefieren un libro en vez de las cincuenta pesetas que enviamos como premio a la publicación de sus cartas. Al escribir no olvide mencionar qué recompensa prefiere. - * ** J UECES Les ruego me indiquen si ta designación de los jueces y magistrados se hace en los Estados Unidos de América exclusivamente por elección popular, o bien si h a y otros procedimientos, tales como el sistema español de oposición entre licenciados de Derecho, la libre designación por el Gobierno o el nombramiento por concurso de méritos.—Miguel Romon Montilla, Puertollano (Ciudad Real). En los Estados Unidos los nueve jueces que integran el Tribunal Supremo —lo mismo que los jueces de los tribunales federales inferiores— han de ser nombrados por el Presidente. El carácter vitalicio de dichos jueces asegura la independencia judicial. Sin embargo, en el nombramiento de las judicaturas locales predomina el sistema de elección popular. Hasta 1812 el nombramiento de los jueces se hacía, generalmente, por los gobernadores, mas a partir de entonces, y debido a u n a corriente de sentimientos democráticos, la elección popular de los jueces por períodos temporales se fué extendiendo, hasta el punto de que en treinta y cuatro estados los jueces son electivos ; en cinco ios magistrados superiores son electos por la legislatura, y los jueces de inferior categoría, por los electores populares; y en los nueve restantes se signe el sistema de nombramiento por el gobernador, ratificado por la legislatura. Pues bien, les p r e g u n t o : ¿Este sistema de elección popular, su corta duración en el cargo c incluso —según tengo noticias— el reducido sueldo de las judicaturas locales, no les da un acusado carácter político a sus miembros?—Enrique Soto Alegría, Murcia. R,—Parece usted tan bien informado que huelga la respuesta. Sin embargo le diremos que, aunque efectivamente en algunos casos los jueces se han dejado llevar por la política local, en general el sistema ha dado excelentes resultados y los casos de parcialidad son una excepción. INDIOS Tenemos ahora ocasión de conocer datos verídicos de los Estados Unidos por medio de su NOTICIAS DE ACTUALIDAD. Desearía saber qué número de indios, «pieles rojas», hay en la actualidad en los Estados Unidos y dónde viven.—Jorge L. Solé Guarro, Montblanch (Tarragona). R.—Según el censo de 1950 hay en los Estados Unidos 343.410 indios. En mayor o menor número se encuentren en todos los estados de la Unión, pero son m,ás abundantes en los estados de Arizona, Nuevo Méjico y Oklahoma. ESPAÑOL EN SAN FRANCISCO Desearía que me aclarasen si el director de la Orquesta Sinfónica de San Francisco es español.—Pedro H e r r e r a Herrera, J ó d a r ( J a é n ) . R.—Efectivamente, el director de la Orquesta Sinfónica de San Francisco es el español Enrique Jordá, que hace años daba conciertos en el Monumental con la Orquesta Sinfónica de Madrid. ATCHISSS... ¿Qué enfermedad causa mayores estragos N o r t e a m é r i c a ? — J u a n Morcillo, Madrid. R.—Analizándolo bien, el catarro corriente es la enfermedad que causa mayores estragos en el tiempo y la productividad de la moderna sociedad industrial. Si usted padece catarro, tiene usted algo en común con 1*28 millones de norteamericanos que han estado este invierno sonándose, tosiendo y en un constante estornudo. Aunque nosotros no lo tomamos por lo trágico cuando estamos acatarrados, algunos paen cienzudos economistas han estimado que en los Estados Unidos se pierden todos los años unos 80.000.000.000 de pesetas en horas de trabajo, sin. incluir el coste de las medicinas y el tratamiento médico. A través de las encuestas realizadas en los últimos diez años se ha podido apreciar que los campesinos sufren más resfriados que ningún otro grupo, con lo que se viene abajo la antigua creencia de que las personas que viven al aire libre tienen menos catarros que los habitantes de las ciudades. LA TELEVISIÓN" ¿Qué importancia ha alcanzado la televisión en los Estados Unidos?—José L. Gómez, Madrid. R.—De cada cinco hogares norteamericanos, tres disfrutan de aparato de televisión. En esta cifra no están incluidas las televisiones de los hoteles, bares, tiendan y ciertas instituciones. Los aparatos de televisión están a la venta desde el año 1947, lo que significa que la televisión ha alcanzado tantos hogares (60 por 100) en ocho años como la radio en treinta, aunque todavía le falta bastante para alcanzar a los periódicos, que llegan al 85 por 100 de los hogares. Por ahora, los que menos disfrutan de la televisión son los campesinos. En el campo hay algo menos de una televisión por cada cuatro granjas. EL SUELDO DEL MAESTRO En NOTICIAS DE ACTUA- LIDAD ustedes decían que un maestro «medio» ganaba unos 3.000 dólares anuales, o sea, unas 120.000 pesetas ; y aclaraban después que el coste de la vida era algo más alto en los Estados Unidos que en España. ¿ Podrían decirme las horas que tiene que trabajar ese maestro p a r a adquirir los siguientes productos : un traje, un kilo de carne, de azúcar, de pan y un litro de leche?— F . de Ulierte, Comillas (Santander). R.—Le damos cifras que son aproximaciones, pero que le servirán para resolver sus dudas: un traje confeccionado de caballero, 40 horas; un hilo de carne, 1 hora 15 minutos; un kilo de azúcar, 15 minutos; un kilo de pan, 20 minutos; un litro de leche, 15 minutos. DESPIDOS Algunas veces Ico en la Prensa cosas como é s t a : «... t a l o cual empresa norteamericana ha iniciado el despido de doce mil trabajadores.. . « Uno se pregunta si allí las empresas despiden a sus obreros porque el trabajo falle. E n esc caso, los obreros ; se ven desamparados o son asistidos invariablemente e indefinidamente por el Gobierno?—Marino Ibáñez, Logroño. R.—El derecho de emplear y despedir a los obreros está, en Norteamérica, reservado a la empresa. En aquellas emptr.sus donde los sindicatos operan regularmente, los despidos temporales y permanentes se acuerdan en contratos colectivos cntic los obreros y la empresa. En los períodos de retroceso en la producción, tal como ocurre ahora en la industria del automóvil, se despide temporalmente a los nlyreros, pero éstos están protegidos por el seguro de paro. Ahora están tam.bién protegidos por el SIK Ido anual garantizado, que ha sido conseguido de la Ford y la General Motors en contratos colectivos. En los casos de despido permanente en que el obrero no tiene Cïdpa, frecuentemente recibe u n a paga de despido y, desde luego, percibe el seguro de paro hasta que consiga otro empleo. mos y fanatismos irracionales. Porque en ellas está la raíz de la g u e r r a . Tal objetivo no es necesariamente a plazo largo ni dista de la política práctica. Y debe preceder a una cura completa. Conocemos la naturaleza de esa cura y sabemos su resultado, pues allí donde se ha aplicado han cesado las guerras, como en I n g l a t e r r a , donde en otra época seis o siete reinos independientes combatían entre sí sin cesar, o en Italia y Alemania, compuestas anteriormente de muchos estados. La cura consiste en la integración y en el establecimiento de un gobierno común. Son muchas las personas que sugieren que se extienda la cura y se forme u n gobierno mundial, con su constitución. Pero la experiencia antigua y moderna demuestra que las constituciones son inútiles si no están respaldadas por cánones de conducta política. Por ejemplo, Inglaterra, qvc no tiene Constitución escrita, lleva tres siglos sin conocer levantamientos armados internos, a pesar de los grandes cambios sociales r e g i s t r a d o s allí. Herios predicado la independencia absoluta como un derecho sagrado, cuya posesión por pa te de todos asegurará la paz. Ahora bien, to las las naciones aliadas que combatieron en arabas guerras mundiales eran independiente i, hasta el p u n t o de que no pudieron forn? ir un frente común lo suficientemente sólido para detener la agresión. Los comunistas s >rigan la esperanza de que esa incapacidad de unión continúe y ponga con el tiempo el mundo occidental a merced suya.» Hablan seis PremiosNobel de la Paz L A revista norteamericana Collier's ha hecho a seis distinguidas personalidades galardonadas con el Premio Nobel de la Paz la siguiente pregunta: «¿Cuál es, en opinión de usted, la mayor aportación que se puede hacer hoy dia nacional o individualmente a la consecución práctica de la pazf» Las seis contestaciones que publicamos en estas páginas ponen de manifiesto que la paz es dinámica y qwc hay que luchar para conseguirla. En una introducción dice Collier's : «i2s esencial que no consideremos la paz como un intervalo entre las guerras o como una época de tranquilidad e inacción, sino como una labor infinitamente más difícil y ardua que la lucha armada. La guerra simplifica los puntos de disputa entre las naciones. Con ella parecen aquéllos, buenos o malos, blancos o negros, execrables o santos. Con ella llega la victoria o la derrota. Pero la paz nos devuelve al complejo proceso de toma y daca, de avenencia y de reflexión. Parafraseando a Clausewitz se puede -decir que la paz no es más que el desarrollo de las políticas nacionales y de la rivalidad con otras potencias por medios ajenos a la guerra. JAI paz non carga con la pesada obligación de resolver problemas para cuya solución ha resultado la guerra un instrumento ineficaz. Nos envuelve en el conflicto de ideas que requiere un esfuerzo creador aún mayor que el necesario para inventar ingenios de guerra. La energía desarrollada por una bomba de hidrógeno es enorme, pero deja sin contestar la pregunta de lo que es bueno o malo. Se calcula menos fácilmente la eficacia de una idea, pero ésta es el arma en el campo de batalla final, o sea, la mente humana. Sólo allí podemos plantear las decisiones definitivas. » Y ahora cedamos la palabra a los laureados; GENERAL GEORGE C. MARSHALL. Norteamericano. Jefe de Estado Mayor de 1939 a 1945 y Secretario de Estado y de Defensa de 1947 a 1949 y de 1950 a 1951, respectivamente. «Hubo algunos comentarios cuando se me concedió a mí, a un militar, el Premio Nobel de la Paz. A muchos les pareció absurdo. Pero yo estimé lógico que se considerara a un militar como defensor de la paz. Los militares saben mejor que nadie lo que es en realidad la guerra. El gran fundamento de nuestra búsqueda de una paz duradera reside en el mundo docente. Nuestros establecimientos de enseñanza, y no me refiero sólo a las universidades, sino también, y m á s especialmente, a los institutos, deberían tener asignaturas que enseñaran a los jóvenes el encadenamiento de los sucesos y circunstancias que han marcado la proximidad de guerras. Los estudiantes debían aprender, en !o posible, sin prejuicios nacionales, lo que ha dado lugar a las últimas tragedias de la h u m a n i d a d . Estoy seguro de que la solución del problema general de la paz depende de una m u t u a e imparcial comprensión por p a r t e de los pueblos no comunistas. Cuando millones de personas de uno y otro sexo se den cuenta, por sus estudios, de que p a r a la supervivencia en este mundo moderno no es una actividad necesaria la guerra, estaremos en vías de abandonar ésta.» DOCTOR ALBERT SCHWEITZER. Francés. Sacerdote, misionero, médico y musicólogo. Natural de Alsacià, ha escrito sus obras en alemán, entre las que figura Filosofía de la Civilización. «Sólo por medio de u n a nueva actitud ment a l reinante en su interior puede el estado conseguir la paz dentro de sus fronteras, y sólo por medio de una nueva actitud mental naciente entre ellos pueden los diferentes estados llegar a entenderse m u t u a m e n t e y a cesar de destruirse unos a otros. Tales disertaciones morales sobre el estado civilizado adquieren un tono especial en una época en que el estado moderno perece en la miseria porque se negó en el pasado a continuar siendo espiritualmente ético de alguna "manera. P a r a cualquiera que se haya consagrado al m u n d o ético y a la afirmación de la vida, el porvenir de la humanidad es objeto de ansiedad y esperanza. Lo que n o s consuela es que en una época difícil, sin saber cuánto vamos a conocer de un mundo mejor, estamos abriendo el camino hacia él, impulsados solamente por nuestra confianza en el peder del espíritu, en beneficio de una nueva humanidad civilizada. Las cláusulas de los t r a t a d o s de paz, por bien intencionadas que sean y por bien redactadas que estén, no conducen a nada. Sólo la manera de pensar que establezca el imperio de la actitud mental de respeto a la vida puede traer paz perpetua a la humanidad.» SIR NORMAN ANGELL. Inglés, naturalizado norteamericano. Periodista, conferenciante y autor de libros sobre ciencias sociales, económicas y políticas, el más conocido de los cuales es quizá el titulado La Gran Ilusión. «La mayor aportación que pudiéramos hacer nacional o individualmente a la consecución de la paz sería corregir, por medios que y a poseemos, pero apenas utilizamos, las fuerzas antisociales del espíritu h u m a n o , que estallan en el mundo entero, en forma de nacionalis- DOCTOR RALPH J, BUNCHE. Norteamericano de raza negra. Secretario General adjunto de las Naciones Unidas. «De no haber paz mundial, h a b r á guerra atómica. Es evidente, por lo t a n t o , que los hombres deben conseguir la paz mediante esfuerzos mutuos o perecer casi seguramente juntos por la falta de ella. Ese es problema, t a n importante como fatal, que se plantea a los pueblos y los gobiernos por la virtual certeza de que en una guerra futura se emplearían recíprocamente las armas nucleares creadas por el sorprendente genio científico del hombre. Mirando d e s d e ese ángulo, me parece que el primer requisito (tal vez suficiente) para asegurar la paz mundial consiste en q u e tanto los pueblos como los estadistas se den cuenta de lo que se juega fundamentalmente en la actual situación internacional. Existe, por una parte, la incalculable potencia destructora de las armas de desintegración y fusión nuclear. Pero si se logra que prevalezca el buen sentido y si los pueblos del mundo entero llegan a comprender la incompatibilidad entre la guerra atómica y la supervivencia de la civilización, la bomba de hidrógeno y sus compañeros de devastación, conocidos y por conocer, podrían resultar el medio decisivo de disuadir de una tercera guerra mundial. Por otra parte, existe el nuevo horizonte, brillante e ilimitado, de una vida más abundante para todo el mundo, que empieza ahora a delinearse gracias a los progresos conseguidos en el aprovechamiento de la potencia del átomo para fines pacíficos.» EMILY GREENE BALCH. Norteamericana. Escritora y catedrática de Economía y Sociología. Presidenta honoraria de la Liga Internacional Femenina de Paz y Libertad. «La grandeza de una aportación a la paz práctica depende de la medida en que facilite la transición a una nueva era en que esté desterrada la guerra. Esa transición lleva consigo, entre otras cosas, una revolución psicológ i c a . La guerra está vinculada a nuestra historia, nuestras creencias y nuestros códigos de moral. Un paso esencial ha- cia la paz es hacer que la gente conciba una comunidad mundial en la cual fueran consideradas las guerras como un absurdo, por motivos basados en un intrincado conjunto de intereses comunes y en profundos lazos morales y sentimentales. Lo más útil sería que las naciones cesaran de prepararse para la guerra y se desarmaran, en el sentido de mantener sólo las fuerzas de policía consideradas necesarias para mantener el orden de un mundo donde sólo se esperara la paz. Con el armamento desaparecería una de las principales causas de temor, suspicacia y malevolencia. En una situación en que todo se relaciona entre sí resulta difícil especificar la mayor aportación a la paz, como no sea la inapreciable y benemérita labor desarrollada por el Presidente Eisenhower.» LORD BOYD-ORR. Inglés. Técnico en agricultura y nutrición. Director de la Organización para la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas (FAO) de 1945 a 1947. «Creo que en la situación a que ha llegado el mundo, la agricultura, la industria y el comercio pueden contribuir tanto como la política a la paz mundial. En este p e q u e ñ o m u n d o de ahora, la guerra entre las grandes potencias para su destrucción mutua sólo puede sustituirse p o r colaboración para beneficio mutuo. Y la carrera de armamentos podría detenerse dedicando parte de sus gastos al desarrollo de los recursos de la tierra para crear un mundo de abundancia y prosperidad económica. Por consiguiente, la mayor aportación que pudieran hacer las naciones a la consecución práctica de la paz sería reducir paulatinamente sus presupuestos de defensa. Podrían utilizar la mitad de la cantidad ahorrada para disminuir el peso intolerable de los impuestos, lo cual daría por resultado un desarrollo económico en todos los países, con una elevación del nivel de vida, y la otra mitad como aportación a un fondo de fomento mundial, a administrar por una junta directiva en la que estuvieran representadas todas las naciones.» En busca de una cultura perdida U N incansable investiga dor norteamericano, Mr. Paul Shirley, miembro de import a n t e s instituciones de América y de Europa, ha estado recientemente en España por segunda vez en busca del manuscrito original de la Relación de las cosas de Yucatán, de Diego de Landa, cuarto obispo de Yucatán, y otros importantísimos documentos de los indios mayas. La Historia supone que Diego de Landa quemó estos documentos, poro Mr. Shirley y otros historiadores creen que existen intactos entre los papeles polvorientos de algún archivo español, o en la biblioteca de alguna casa particular cuyos propietarios no se hayan percatado de la importancia histórica y cultural de estos documentos. Mr. Shirley estuvo recientemente en Cifuentes (Guadalajara), pueblo natal de Diego de Landa, en donde el alcalde y la ciudad le dispensaron un cariñoso recibimiento. Allí tuvo ocasión de ver la tumba de Landa, una sencilla piedra en la parroquia del pueblo. — ¿Por qué —hemos preguntado a Mr. Shirley— siente usted esa inclinación por Diego de Landa ? —Porque la merece y porque la Historia ha sido injusta con él. Se le acusa de haber quemado numerosos manuscritos y códices de los aborígenes, destruyendo así preciosas fuentes de información para la historia de la cultura maya ; pero yo, que llevo cinco años estudiando a Diego de Landa y la cultura maya, opino que Landa no pudo haber destruido documentos de importancia, ya que él era antes que todo un arqueólogo, historiador, etnólogo y antropólogo de gran talla. Los do- cumentos de valor histórico deben de conservarse en algún lado. No puede pensarse que un hombre como Landa destrozara la obra de toda una cultura. — ¿Y después de cinco años de búsqueda, no ha perdido fe en sus apreciaciones? —Mi fe es hoy más fuerte que nunca y creo que el cerco se va estrechando y que pronto se descubrirá le que busco. Sería maravilloso descubrir el manuscrito original de la Relación de las cosas de Yucatán y los códices mayas, un mundo nuevo e interesantísimo se abriría ante nuestros ojos. Además, ahora cuento con numerosos amigos interesados en ayudarme. En España cuento, entre otros, con la amistad del profesor don Manuel Ballesteros. Ustedes mismos, al publicar este artículo, quizás con tribuyan a que se encuentren esos documentos. — ¿Qué espera encontrar entre esos documentos que busca tan afanosamente? — ¡Quién sabe! Quizá encontremos la clave qus descubra el misterio de la astronomía, la ciencia y la religión de los mayas ; la más elevada cultura de la prehistoria americana. Por ejemplo, el Museo Británico ha obtenido en estos últimos años preciosas esculturas mayas. En Venècia existían importantes documentos que fueron vendidos a un coleccionista. Estoy convencido de que el esfuerzo de todos, de la Iglesia, de la prensa, de las publicaciones científicas e históricas y de los centros de enseñanza, pueden salvar de la oscuridad en que se encuentra, la memoria y la obra admirable de fray Diego. Yo, por mi parte, puedo decir que si antes sentía devoción por este sabio, hoy soy un devoto admirador de Diego de Landa. la día más aficionados al arte pesar de que carece de toda enseñanza profesional y con unas manos acostumbradas a las labores de u n obrero de una factoría de acero en el estado de Nueva York, Luis Dlugosz, que aparece en nuestra portada, ha conseguido como escultor la aprobación de la crítica. La escultura que está contemplando, hecha, como todas las suyas, en los ratos libres, es la cabeza de arcilla de un compañero de trabajo negro. A Tanto la escultura como la pintura cuentan en los Estados Unidos con u n gran nú- mero de aficionados de cuyas asociaciones ha habido una enorme proliferación. Tal vez una de las razones de este incremento se debe al hecho de que ahora hay más tiempo libre para dedicarlo a las aficiones. Otra razón podría ser la vuelta al arte «primitivo», que hace que muchos principiantes se liberen de su retraimiento en materia de color, perspectiva y análisis de luz, sombras y volúmenes. Pero cualesquiera que sean las razones, la verdad es que pintura y escultura ocupan hoy un puesto entre las grandes aficiones en los Estados Unidos. El más conocido de los pintores «amateurs» • de Norteamérica es el Presidente Eisenhower. Dice el Presidente que el pintar da reposo a sus o j o s y tranquilidad a su mente. Eisenhower produce por lo menos dos o tres telas mensuales, en su mayoría paisajes, aunque también h a hecho algunos retratos de miembros de su familia y de algunos amigos, incluyendo u n conocido retrato del campeón profesional de golf Bobby Jones. Dirigiéndonos a o t r a esfer a completamente distintai pero idéntica por lo que a la afición al arte se refiere, un peluquero de la ciudad de Nueva York, que pinta sólo arte abstracto, ha dicho : «La inspiración para empezar a pintar me vino de la lectura de les grandes filósofos, particularmente de Santo Tomás de Aquino. Y después de varios años de trabajar investigando y buscando por mi propia cuenta, llegué a una fórmula para usar el color de una manera muy semejante al estilo de Matisse.» El caso de este peluquero de Nueva York es el de otros muchos aficionados de todas las profesiones. Es frecuente ver a pequeños grupos de pintores o escultores aficionados reunirse a veces en el sótano de un edificio o en una granja para pintar naturalezas muertas o una modelo cuyos servicios han alquilado. Uno de estos grupos, que se formó en Washington, estaba integrado por las esposas de los parlamentarios, tanto republicanos eomo demócratas, y por esposas de generales, almirantes, embajadores y consejeros del Presidente. Según la opinión de una de ellas, todas buscaban y todas encontraron en la pint u r a descanso a la agitada y rutinaria vida de comidas y recepciones oficiales. La más famosa de estas asociaciones de arte de aficionados es la Asociación de Arte de Médicos Norteamericanos. Fundada en 1939, tiene alrededor de 3.000 socios y ha celebrado 16 exposiciones de categoría nacional. Los críticos de arte norteamericanos han hecho notar que les médicos parecen ser muy particularmente atraídos hacia el arte de la paleta y el pincel. Uno de ellos ha escrito que esto se explica «porque los médicos t r a t a n con la forma más exquisita del a r t e y de la belleza, cual es el cuerpo humano». Además, el médico está como nadie entrenado en un sentido de aguda observación y de gran destreza manual. P a r a responder a este crecimiento en América de la pintura y de las demás artes a las que el aficionado se ha vuelto con verdadera fruición, nuevas escuelas de arte han tenido que formarse en toda la Nación, y las antiguas han debido agregar nuevos cursos a sus programas. Una de las más conocidas escuelas de arte para aficionados está en Westport, estado de Connecticut, y ofrece cursos en bellas artes y en arte comercial. El número de matriculados está próximo a 6.000, entre los cuales hay alumnos de 32 países. Otro organismo similar es el «Centro de Arte del Pueblo», en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, al que asisten unos 500 aficionados, entre los cuales hay amas de casa, estudiantes, médicos, enfermeras, escritores, ingenieros, secretarias, hombres de negocios, actores de teatro, traductores y otros. La instrucción que allí se da tiene muy en cuenta el mayor o menor grado de dominio de los conceptos básicos del arte y el desarrollo creador de cada individuo. Hunto de vista L A decisión tomada por el Presidente Eisenhower de ofrecer 40.000 kilogramos de combustible desintegrable para el progreso atómico en los Estados Unidos y las naciones amigas es el acto más reciente (y probablemente el más trascendental) en el programa, cuyo símbolo vemos en el centro de esta página : el del uso pacífico del átomo. Si se la somete a un detenido examen se ve que constituye un paso eminentemente práctico, del cual se beneficiarán, andando el tiempo, muchos millones de personas en todo el mundo. Porque permitirá aumentar el suministro de energía eléctrica y acelerar la industrialización. También es importante por el esfuerzo que representa para convencer todavía más de la sinceridad de los objetivos y políticas del mundo libre, mediante un acto que tiene por fin acercar al mundo a la abundancia atómica y alejarlo de la guerra nuclear. El proyecto del Presidente, relacionado con el problema científico más complicado de nuestra época, llevaba muchos meses en gestación. En esencia, autoriza la entrega de 40 toneladas de material desintegrable (uranio235 puro) almacenado por el Gobierno norteamericano. Ese material puede venderse o arrendarse para su empleo en centros de investigación y en centrales de energía atómica. Ahora bien, la cantidad de combustible atómico cuya entrega se ha autorizado, por enorme que sea, no es necesariamente todo lo que pueda conceder el Presidente, Si en el porvenir se necesitaran más cantidades para uso pacífico internacional, podrían también asignarse. La mitad de ese material desintegrable se destina a los productores públicos y particu- lares de energía atómica en los Estados Unidos, y la otra mitad a los Gobiernos amigos y a los organismos de naciones que no produzcan ese combustible atómico. No es ocioso recordar que son ya 25 los países, además de España, que han firmado acuerdos de cooperación en su desarrollo de energía atómica con los Estados Unidos. Esas naciones podrán en adelante contar i con suministro asegurado de material desintegrable para sus reactores de investigación y para sus centrales eléctricas movidas por energía atómica. No hay que olvidar que sólo cuatro kilogramos de uranio-235 bastan para el funcionamiento de un reactor de investigación. Los técnicos prevén que, una vez asegurado el combustible, serán muchos los países que aceleren la preparación de los especialistas necesarios para hacer funcionar las máquinas atómicas. La oferta del Presidente no es meramente retórica. Es algo concreto, que permitirá añadir millones de kilovatios a la cantidad de electricidad de que dispone actualmente el mundo. Es también un indicio de lo que la verdadera colaboración internacional en el fomento de la energía nuclear puede significar. La concesión de esos 40.000 kilogramos de uranio-235 ha sido un paso lógico en el programa de átomos para la paz creado por el Presidente, lo cual representa el mayor esfuerzo realizado hasta ahora para fomentar las aplicaciones pacíficas de la energía atómica e invita inevitablemente a una comparación con lo que llevan hecho los comunistas en ese aspecto. Bien se sabe que el puño cerrado ruso no ha dejado escapar ni un sólo gramo de material desintegrable. ¡Gracias, amigos españoles! U N magnífico ejemplo de cooperación hispanoamericana fué ofrecido a finales del mes pasado en las operaciones de salvamento de un bimotor de transporte C-47, perteneciente a las Fuerzas Aéreas norteamericanas, que cayó en la sierra del Guadarrama, al norte de Colmenar Viejo (Madrid), y en cuyo accidente perdieron la vida tres de los seis ocupantes. El avión procedía de Chateauroux (Francia), y se dirigía al aeródromo de Getafe, adonde debía llegar a las ti,30 de la tarde. Una media hora antes había señalado su posición sobre Somosierra, comunicando que esperaba llegar a la hora prevista. Este fué el último mensaje recibido del avión. Al no llegar a su destino, inmediatamente se organizó su búsqueda. La aviación española y otros grupos oficiales y particulares ofrecieron su apoyo y colaboración a las Fuerzas Aéreas norteamericanas para localizar a las víctimas. Alcaldes, funcionarios y habitantes de todos los pueblos comprendidos en una amplia zona del lugar donde el avión fué por fin encontrado se unieron a las operaciones de rescate por montañas totalmente cubiertas de nieve, sufriendo muchos de ellos congelaciones graves. Escuadrillas norteamericanas de salvamento marítimo-aéreo llegaron rápidamente de SidiSlimane, África del Norte, y de Sembach, Alemania, para incorporarse a las operaciones de búsqueda, la segunda visita que hacían a esta zona en menos de tres semanas, ya que estos mismos equipos intervinieron en la localización del avión militar español que se estrelló en Peñalba de la Sierra, y que fué encontrado tras una semana de ímprobos trabajos. En la Embajada americana y en la Misión Militar en Madrid se recibieron constantes llamadas de altos funcionarios del Gobierno español, autoridades y personas particulares que se interesaron grandemente por la suerte que pudieran haber corrido los ocupantes del avión norteamericano siniestrado. Unas treinta y seis horas después de haberse dado por perdido el avión, los tres supervivientes fueron transportados por un helicóptero norteamericano al hospital que las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos tienen en Peña Grande (Madrid). Otro helicóptero español trajo los cadáveres de los tres ocupantes muertos a Madrid. El Embajador de los Estados Unidos en Madrid, Mr. John Davis Lodge, ha enviado cartas a los ministros de Asuntos Exteriores, don Alberto Martín Artajo, y al del Aire, general Gallarza, en las que les expresa su más profundo reconocimiento por la heroica colaboración y condolencia expresada por el pueblo español. Escribió el embajador : «En mi opinión, no podría encontrarse homenaje que pusiera mejor de manifiesto el noble carácter del pueblo español, atestiguado por tantos ejemplos de callado heroísmo y de simpatía hacia amigos desconocidos en situación apurada. Estimo que estos actos son un testimonio más de los fuertes lazos de amistad que unen ya a 'nuestras dos naciones.» que se traslado a Minnesota como médico r u r a l , iniciaron un sistema de medicina rural que hoy día se ha transformado en la más renombrada de las clínicas y un gran centro de investigaciones. Sinclair Lewis, hijo de otro médico de pueblo, simbolizó en su obra una original forma de vida. Cass Gilbert coronó su carrera de arquitecto cuando diseñó los planos para el edificio de la Corte Suprema de Washington. A estas y a otras relevantes figuras debe el estado mucha gratitud. Ellos fueron quienes fundaron la Universidad del Estado, que hoy día es la segunda después de la de California en número de estudiantes. Gracias a aquéllos hay un sistema de escuelas públicas que algunas autoridades consideran como las mejores de los Estados Unidos. Minnesota ha jugado un importante papel en la música y en las bellas artes. La Orques- Donde las agu as ríen E N Minnesota hay agua, mucha agua por todas partes, no solamente en sus lagos, cuyo número asciende a más de 10.000 —es famosa la apostilla «el estado de los 10.000 lagcs»—, sino hasta en su misma toponimia. Abundan los ejemplos: Minnetonka (Mucha Agua), Minnehaha (Agua que ríe). La historia del nombre de la ciudad mayor del estado, Minneapolis, tiene un curioso origen. Es una fusión entre la voz oriunda de Dakota «Minnehaha» y la griega «Polis» (ciudad), significando, por tanto, «Ciudad de las aguas que ríen». Afortunadamente, el genio colonizador que llevó a cabo la ceremonia del bautizo redujo el nombre de Minnehahapolis a Minneapolis. El agua ha jugado también un importante papel en la exploración y desarrollo del estado, y es imposible interpretar la historia de Minnesota sin relacionarla non los ríos. La facilidad con que se podía llevar a cabo el transporte fluvial invitó pronto a los colonizadores a meterse tierra adentro en el estado. Hacia 1760 el francés Frontenac, al pretender hacer nuevos descubrimientos para ampliar la región llamada Nueva Francia, envió varias expediciones de aventureros, que ascendieron por el río San Lorenzo. Sobre las orillas de los ríos se fundaron las más importantes ciudades ; en sus valles se establecieron las primeras colonias. Las vías navegables fueron las primeras carreteras de este estado. Siguiendo el río Saint Croix se lanzaron los troncos de los árboles que alimentaron la primera industria del estado. Sobre el Mississippi o sus afluentes se levantaron las más importantes ciudades. Este es el caso de Minneapolis, hoy centro de na- vegación sobre el gran río y metrópoli del estado ; Duluth, que Procter K n o t t inmortalizó en su obra La Ciudad del Cénit del Mar sin Sal, establecida en la esquina occidental del Lago Superior. Minnesota, que en 1849 se convertía en Territorio norteamericano y en 1858 pasaría a ser estado, contaba en 1850 con una población blanca de solamente 5.000 personas. E r a n , en su mayoría, maderer o s ; otros eran aventureros que seguían, de puesto en puesto, el avance de la colonización ; otros, auténticos fundadores de un imperio, habían venido a establecer las instituciones de un nievo estado. Gradualmente, a! principio, y después a un ritmo acelerado, las familias de exploradores mezclaron sus nacionalidades. Un Olsen puede resultar ser más escocés que escandinavo sí se investiga en su árbol genealógico. Esta síntesis se ha visto reflejada en la vida cultural de la gente. Las familias de emigrantes y sus descendientes h a n dado un fruto generoso. Ole E d v a r t Rolvaag,. por ejemplo, escribió una obra llamada Gigantea en la Tierra, considerada por muehos como la más grande novela americana sobre la vida de colonización. Olive Fremstad y F l o r e n c e Macbeth, magníficos cantantes de ópera, procedían de ciudades de Minnesota. También C h a r l e s A. Lindbergh, que después de realizar su vuelo transatlántico sin escalas, colaboró con el biólogo Alexis Cai r e l en investigaciones fisiológicas que han marcado u n a época. Los primeros colonizadores crearon una raza. William y Charles Mayo, hijos de un químico inglés La Sinfónica de Minneapolis es conocida por los melómanos de todo el país, y, a través de sus grabaciones, por casi todos los del mundo. Aunque han sido los hombres, el elemento humano, la más rica cosecha que haya dado el estado, hay, además, otras importantes cosechas. La producción de cebada es la mayor de todas, y el trigo, el maíz y la avena se producen en grandes cantidades. No estaría completo este recorrido del estado de Minnesota si no hiciéramos referencia a su riqueza mineral en hierro, cuyos yacimientos son de los mayores del mundo. Mineral de magnífica calidad se encuentra en Mesabi Range próximo a la superficie. Gran producción agrícola, una floreciente industria manufacturera, una riqueza mineral sin parangón, una gente dinámica con vivas tradiciones y una historia estimulante, ¿ qué más se necesita para hacer de Minnesota uno de los más aventajados estados de la República ? C ASI tcdo el mundo pretende realizar algo audaz. Nc comprendo por qué la gente no escribe poesía. Eso es audaz.» Así piensa el poeta norteamericano Robert Frost. Con una mente ágil, a pesar de sus ochenta años, Frost es une de los poetas más queridos de los norteamericanos. Cuenta, además, con cuatro premios Pulitzer, y en 1950 el Senado le hizo objeto de una resolución por la que «aquella nación, a la que tan bien ha servido, le felicita". Sentado en una silla de terciopelo verde, estaba en la salita de su casa charlando con nosotros. Aparecía rodeado de plantas y estantes. El so! llegaba a la estancia filtrándose por las cortinas de las ventanas. Fuera de la vieja casa de la calle Brewster soplaba el aire fresco de la literaria ciudad de Cambridge (Massachusetts). «Si la gente busca algo audaz, la poesía les brinda la oportunidad de encontrarlo», decía. «Es una de las formas de arriesgarse.» Hizo un silencio y se frotó las manos. «No hace falta para ello —prosiguió— más que valor y denuedo. Un cierto denuedo para cierto castigo. El goce es mayor que el castigo, considerando las cosas solamente desde ese punto de vista.» «No hay bastantes poetas —continuó—. Mi consejo a la gente joven es que escriba poesía.» Con un tono de familiaridad y salpican- do gotas de humor abordó uno de sus temas favoritos —alentar Ü los poetas jóvenes. «Hay 1.500 universidades en los Estados l'nidos y año tras año, en cada una de ellas se gradúan, por término medio, unos diez estudiantes con la máxima puntuación en inglés. Unos en poesía, otros en prosa. ¿Dónde están todos ellos? ¿Por qué no siguen algunos? Tienen miedo a la poesía. No sospechan que pueden ser «uno de esos». Creen que no podía suceder en su familia. O los profesores imaginan que no podría suceder en sus clases.» Hizo una pausa. «Recuerdo que me esforcé en trabajar como periodista. Creo que el mejor sitio lo encontré cuando me fui a trabajar en el campo, en Derry, estado de New Hampshire. No me había sentido muy bien. Pasé allí siete u ocho años seguidos. No tuve vida social en absoluto. Solamente las labores del campo, la familia y los hijos.» Dejó de hablar, miró hacia arriba y sonlió. Se interesó *,or nuestras cosas, nuestro trabajo. Después le preguntamos cuáles entre sus poemas eran sus favoritos. «/Favoritos?», dijo, a la vez que dejaba escapar una sonrisa. «Los padres no tienen favoritos. Hay mementos efusivos hacia el último que uno escribe y se le tiene un afecto particular, pero no tengo preferencias. »E1 placer que se siente al volver a ellos la mirada se experimenta cuando su misma fuerza hizo fácil su escritura, porque se vuelve la mirada hacia donde se tuvo felicidad, no hacia donde se mordieron lápices. Lo que llena mi alma de placer llena la de otros. »E1 reconocimiento de la obra personal —siguió— es cosa curiosa. Creo que si se hace algo en arte, bien se logra algún reconocimiento de la obra realizada mientras se vive o no se consigue nada hasta que uno se ha muerto. Algunos lo consiguen en vida. Hay que pensar que uno tiene suerte si logra figurar con una obra en unos cuantos estantes. »La parte que más satisface es escribir los poemas. Le sigue el hecho de que la gente los lea. Otra cosa muy importante es ver los poemas aparecer en citas, formando parte de la vida de la gente. «¿Nuestros tiempos?La gente dice que los nuestros no son tiempos idóneos para la poesía. Vuelvo la mirada hacia el pasado y veo que algunas de las mejores obras literarias se estaban escribiendo como si nada sucediera en el mundo, cuando la verdad es que estallan en marcha grandes revoluciones. Pensad en Jane Austen durante toda la tromba napoleónica. Se puede tomar parte en todas es- tas cosas o puede renunciarse a ello. JLa vida sigue. La crueldad sigue. La felicidad sigue. «Eso no quiere decir que une no se preocupe mucho. Pero uno acepta las realidades lo más sosegadamente posible. La gente pregunta qué derechos tenía Nerón para tocar el violin cuando Roma estaba en llamas. La gente siempre ha procedido así. «¿Es ésta una buena época para la poesía?, dijo repitiendo una vez más nuestras preguntas. No puedo quejarme. Varía de unas familias a otras. Tengo un amigo cuya madre leía bastante poesía en voz alta. La mía también lo hacía. Recuerdo una gran cantidad de versos, aunque nunca me propuse aprender ninguno. «Tengo un amigo que dice que podría estar recitando poesía todas las horas que estuviese despierto durante un crucero entre los Estados Unidos y Europa. Algunas personas no han leído nunca un poema. Nunca me ha dado eso mucho que pensar.» Nos levantamos y le dimos las gracias. Sonrió, nos dio las gracias por su parte y nos invitó a que-volviéramos. Nos acompañó hasta la puerta.—Mary Handy. No es una falla valenciana sino un desfile de carnaval en el estado de Minnesota. (Ver páginas 12 y 13.)
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