Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00 L’OSSERVATORE ROMANO EDICIÓN SEMANAL Unicuique suum Año XLVII, número 7 (2.402) EN LENGUA ESPAÑOLA Non praevalebunt Ciudad del Vaticano 13 de febrero de 2015 Convocado en el Vaticano un consistorio extraordinario sobre la reforma de la Curia romana Comunión y colegialidad La cita era a las 9, pero ya media hora antes el Papa Francisco estaba en el aula del Sínodo. De pie, delante de la mesa de la presidencia, dispuesto a acoger a los cardenales convocados para el consistorio extraordinario del jueves 12 y el viernes 13 de febrero para debatir sobre la reforma de la Curia romana, en vísperas de la creación de veinte nuevos purpurados. El Papa Francisco los saludó a todos, uno por uno, intercambiando con ellos alguna palabra. «Bienvenidos a esta comunión que se expresa en la colegialidad» dijo en sus palabras iniciales: y esa cordial y no formal acogida era ya la expresión concreta de la intención de valorizar plenamente la participación personal y colegial. Juntos, los 165 cardenales cantaron el Veni creator, invocando la asistencia del Espíritu Santo para alcanzar lo que el Pontífice definió «una meta no fácil» que «requiere tiempo, determinación y cola- boración». La reforma —deseo de las congregaciones generales antes del cónclave y que llevará a la redacción de una nueva constitución apostólica— «no es un fin en sí misma» dijo el Papa, sino que quiere dar siempre una mayor «colaboración y transparencia» en la Curia «para dar fuerza al testimonio cristiano, para favorecer una más eficaz evangelización; para promover un más fecundo espíritu ecuménico; para alentar a un diálogo más constructivo con todos». Al término de la oración de la hora Tercia, el cardenal Angelo Sodano, decano del Colegio, saludó al Pontífice y, tras hacer brevemente referencia a las anteriores reformas de la Curia queridas por Pablo VI y Juan Pablo II, aseguró al Papa Francisco la plena colaboración, personal y colegial, de los cardenales en un trabajo que quiere responder adecuadamente a los desafíos del presente, contando con las experiencia del pasado. La creación de veinte nuevos cardenales procedentes de diversas partes del mundo tendrá lugar el sábado 14 de febrero en la basílica de San Pedro, donde el Papa concelebrará con ellos la misa el domingo 15, por la mañana. Octava reunión del Consejo de cardenales Inició el lunes 9 y se prolongó hasta el miércoles 11 de febrero, por la tarde, la reunión de tres días del Consejo de los nueve cardenales que trabajan en la reforma de la Curia romana querida por el Papa Francisco. Los encuentros tuvieron lugar en la Casa Santa Marta, con la presencia del Pontífice. Durante estos días se trabajó en la preparación de la relación presentada por el secretario durante el consistorio y se contó con la intervención del cardenal Ravasi acerca del papel y ubicación del Consejo pontificio para la cultura y de monseñor Tighe, que informó sobre la labor del Comité para la reforma de los medios de comunicación vaticanos. Además, el cardenal O’Malley informó sobre la plenaria apenas concluida de la Comisión para la tutela de los menores y el cardenal Pell sobre la actividad y la organización de la Secretaría del Consejo de asuntos económicos. Los purpurados —lo hizo público el director de la Oficina de prensa de la Santa Sede, padre Federico Lombardi, en un encuentro con los periodistas— se reunirán nuevamente del 13 al 15 de abril. No está prevista —explicó el padre Lombardi— una publicación en breve de un documento: los tiempos son naturalmente largos dado que se está tra- En el Ángelus la oración por las personas esclavizadas Plenaria de la Comisión para la tutela de los menores La trata es una plaga vergonzosa Para hacer de la Iglesia un «hogar seguro» PÁGINA 3 PÁGINA 5 bajando en una nueva constitución y no en una simple actualización. La última jornada de trabajos el Consejo se centró inicialmente en la preparación del consistorio del jueves 12 y en analizar la intervención introductoria del cardenal Rodríguez Maradiaga. Los encuentros anteriores del Consejo de cardenales tuvieron lugar los días 1-3 de octubre y 3-5 de diciembre de 2013, 17-19 de febrero, 28-30 de abril, 1-4 de julio, 15-17 de septiembre y 9-11 de diciembre de 2014. Visita a una parroquia romana ¿En qué canal habla Jesús? PÁGINA 3 A los participantes en el encuentro de Scholas Occurrentes Armonía en las diferencias En síntesis el mensaje de «Scholas Ocurrentes» pide a la sociedad que asuma su responsabilidad educativa, evitando delegar a los profesionales una tarea que corresponde a todos: padres, mundo del trabajo y cultura. PÁGINAS 6 Y 7 L’OSSERVATORE ROMANO página 2 viernes 13 de febrero de 2015, número 7 Ernst Günter Hansing, «Pablo VI en oración» (1969, detalle) Crónica de un malentendido Montini y España RICARD O BLÁZQUEZ l pontificado de Pablo VI está inseparablemente unido a la celebración del Concilio Vaticano II y al cumplimiento de los mandatos conciliares, unos sobre reformas concretas y otros de orientación más amplia. Se le debe reconocer y agradecer tanto la fidelidad a las orientaciones que había marcado Juan XXIII, como el pulso firme con que presidió el Concilio, y el estilo realmente conciliar, es decir, de tratamiento de las cuestiones planteadas con amplia participación de los obispos y búsqueda de concordia en la aceptación de los documentos. Cuando había un número alto de votos negativos era remitido el esquema a la comisión correspondiente para su revisión y búsqueda de acuerdo. De esta manera, el Concilio es modelo de trabajo compartido y de aprobación de los documentos con unanimidad moral, ya que un Concilio no busca la mayoría democrática, sino la coincidencia mayor posible. El Espíritu Santo actúa también en la mutua escucha y en la generosidad, para coincidir en lo que se ha ido decantando y pueda contribuir mejor a la misión de la Iglesia. La obediencia al Señor y al Evangelio fue una actitud fundamental en todos los participantes. Pablo VI, al final del primer periodo conciliar, pronunció en el aula un extraordinario discurso, que junto con los de los cardenales Suenes, Lercaro... abrieron el horizonte de los trabajos conciliares. Asumió con obediencia al Espíritu la finalidad pastoral que el Papa Juan XXIII había señalado al Concilio. En el primer discurso como Papa pronunció las siguientes palabras orientadoras: «Está fuera de toda duda que es deseo, necesidad y deber de la Iglesia que se dé finalmente una más meditada definición de sí misma». No se trata de discutir algunos puntos importantes de la doctrina de la Iglesia, sino de buscar conciliarmente cómo anunciar el Evangelio en la coyuntura actual de E 208). El diálogo, que une la verdad y el amor, es también para el Papa una calidad de espíritu. Por esto, podemos comprender cuánto sufrimiento le produjeron la famosa «contestación» desde el año 1968 y otros hechos del postconcilio. Los primeros años del postconcilio fueron de gran esperanza, de realización de las reformas encomendadas por el Concilio, de intensa efervescencia y también de «contestación». Vista esta a distancia nos parece un hecho debido a prisas en la renovación de la Iglesia, a una pretendida actualización teológica que, en ocasiones, ponía en peligro la misma fe, a las posibilidades que ofrecían los medios de comunicación, al desbordamiento de iniciativas particulares que desatendían las orientaciones de la autoridad en la Iglesia y el ritmo razonable de asimilación. En muchos momentos causó frustración, desgaste en la vitalidad de la Iglesia, disensiones internas. Se puede comprender que para el Papa Pablo VI, tan sensible él, fuera la contestación, unas veces con mayor calado y otras con menor incidencia, una fuente de sufrimientos. ¿Fueron la contestación y el desbordamiento teológico, liPapa del diálogo túrgico y disciplinar como la ruptura de los Publicamos casi por completo el prólogo diques de contención escrito por el arzobispo de Valladolid del agua retenida? y presidente de la Conferencia episcopal Bastantes años de su española al libro de Vicente Cárcel Ortí, pontificado estuvieron Beato Pablo VI: Papa del diálogo (Madrid, marcados por este peBAC, 2014, páginas XXXI+487). so y dolor. Aquí se El 4 de febrero la Facultad de teología puede situar el llamade Valencia ha conferido a monseñor Cárcel do Credo del Pueblo de Dios, pronunciado el doctorado honoris causa. delante de la basílica de San Pedro el día 30 Permítanme una confidencia. En- de junio del año 1968. Aquella tarde yo estaba presente tre las personas que más vivamente me han impresionado al oírles ha- en la plaza, y a medida que avanzablar de Jesucristo puedo recordar al ba me sobrecogieron tanto el tono rector del Seminario de Ávila, a solemne como el contenido, como mons. Ancel y a Pablo VI al soltarse las dimensiones de la profesión de la de los papeles y hablar de corazón a fe. Ante todos, como Pedro en Cesalos sacerdotes del Colegio Español rea de Filipos, quería profesar autode Roma ordenados el año 1968. Las rizadamente la fe de la Iglesia en palabras transmitían la fuerza, la medio de las turbulencias y confuconvicción y el gozo de un encuen- siones. Con tal profesión pedía encatro personal con el Señor. recidamente que toda la Iglesia acoEl diálogo, desarrollado amplia- giera y respetara la revelación que mente en la encíclica Ecclesiam suam hemos recibido del Señor. (6-8-1964), caracterizó la vida, la acEl Papa emérito Benedicto XVI retitud y el ministerio de Pablo VI. Es- cordó, en la Carta apostólica Porta ta forma de afrontar las cuestiones fidei, por la que convocaba un Año pendientes con otras personas y gru- de la fe a los 50 del comienzo del pos aparece frecuentemente en los Concilio Vaticano II, cómo Pablo VI documentos del Concilio. La Consti- proclamó un Año de la fe para contución Gaudium et spes 92 recuerda memorar el XIX centenario del martilos cuatro círculos de interlocutores rio de los apóstoles Pedro y Pablo. que distinguió la encíclica (nn. 200- Pensaba que de esta manera la Iglela humanidad. Por eso, la nueva evangelización tiene su puesta en marcha en el Concilio Vaticano II. La introspección en el misterio de la Iglesia implica también la perspectiva misionera. ¡Con qué vigor y belleza reivindicó que Jesucristo, luz del mundo, fuera el norte del Concilio! La asamblea profesa la fe en su Señor y desea anunciarlo al mundo. «¡Cristo! Cristo, nuestro principio; Cristo, nuestra vida y nuestro guía; Cristo, nuestra esperanza y nuestro término... Que no se cierna sobre esta reunión otra luz si no es Cristo, luz del mundo; que ninguna otra verdad atraiga nuestros ánimos fuera de las palabras del Señor, único Maestro; que ninguna otra aspiración nos anime si no es el deseo de serle absolutamente fieles; que ninguna otra esperanza nos sostenga, sino que conforte, mediante su palabra, nuestra angustiosa debilidad: Y he aquí que Yo estoy con vosotros todos los días hasta la consumación de los siglos (Mt 28, 20)». L’OSSERVATORE ROMANO EDICIÓN SEMANAL Unicuique suum EN LENGUA ESPAÑOLA Non praevalebunt Ciudad del Vaticano [email protected] www.osservatoreromano.va GIOVANNI MARIA VIAN director Giuseppe Fiorentino subdirector TIPO GRAFIA VATICANA EDITRICE L’OSSERVATORE ROMANO don Sergio Pellini S.D.B. director general Marta Lago Servicio fotográfico [email protected] redactor jefe de la edición Publicidad: Il Sole 24 Ore S.p.A. Redacción System Comunicazione Pubblicitaria via del Pellegrino, 00120 Ciudad del Vaticano Via Monte Rosa 91, 20149 Milano teléfono 39 06 698 99410 [email protected] sia podría adquirir una «exacta conciencia de su fe, para reanimarla, para purificarla, para confirmarla y para confesarla». La solemne profesión de fe del día 30 de junio de 1968 era la conclusión de aquel Año de la fe. Pablo VI fue un genuino confesor de la fe, rindiendo a Dios el sublime testimonio y pronunciando los contenidos esenciales que, desde siglos, constituyen el patrimonio de todos los creyentes. Pablo VI, ejerciendo su autoridad apostólica tanto en el Concilio como en el postconcilio, fue un testigo del Señor, cargando con las pruebas, incomprensiones y críticas que le exigía el cumplimiento fiel de su ministerio. Me ha parecido un acierto que la presente biografía, además de una primera parte dedicada a tratar la actuación de Pablo VI en la Iglesia e historia de su tiempo, tenga una segunda que desarrolla la relación de Pablo VI y España. Particularmente oportuna me parece esta para los lectores españoles, ya que en muchas actuaciones no fue bien entendido; el paso del tiempo político nos ofrece una perspectiva más adecuada, y la situación actual de la Iglesia ha introducido la serenidad requerida para valorar los acontecimientos de la ingente obra conciliar y la terminación de un régimen largo y autoritario. Hubo muchas incomprensiones, susceptibilidades, tergiversaciones, resistencias, y también aceptación simplemente leal y obediente de decisiones de la superior autoridad eclesiástica con las que había escasa sintonía interior. Fueron años difíciles para el Papa y el nuncio, para la Conferencia Episcopal y la Iglesia, para el Gobierno y la sociedad en general. Se pasó en pocos años de una convivencia quizá demasiado estrecha a una desavenencia clamorosa. Católicos de toda la vida en poco tiempo se sintieron incomprendidos y desplazados. La manera de reaccionar muchos ante la elección del cardenal Montini como Papa Pablo VI fue expresión sintomática de ese malestar, a pesar de ser el candidato más probable. Ese día, 21 de junio de 1963, estaba yo esperando a ser examinado en Ávila de teología moral. Cuando llegó la noticia de que el card. Montini había sido elegido Papa, pude constatar que no todas las reacciones fueron de exaltación. A Pablo VI le fue penoso que se mezclaran negativamente su desafección personal y cultural a un régimen no-democrático con su amor al pueblo español, la estima de su SIGUE EN LA PÁGINA 5 Tarifas de suscripción: Italia - Vaticano: € 58.00; Europa (España + IVA): € 100.00 - $ 148.00; América Latina, África, Asia: € 110.00 - $ 160.00; América del Norte, Oceanía: € 162.00 - $ 240.00. 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Te habla en el Evangelio»: en la misa con la que el domingo 8 de febrero, por la tarde, concluyó su visita a la parroquia romana de San Miguel Arcángel, en Pietralata, el Papa Francisco invitó a todos a acostumbrarse a «escuchar la palabra de Jesús en el Evangelio» y a dejarse «curar» por Él. Así era la vida de Jesús: «Recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios» (Mc 1, 39). Jesús que predica y Jesús que cura. Toda la jornada era así: predica al pueblo, enseña la Ley, enseña el Evangelio. Y la gente lo busca para escucharlo y también porque sana a los enfermos. «Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron a todos los enfermos y endemoniados… Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó a muchos demonios» (Mc 1, 32.34). Y nosotros estamos delante de Jesús en esta celebración: Jesús es quien preside esta celebración. Nosotros, sacerdotes, estamos en el nombre de Jesús, pero es Él quien preside, Él es el verdadero Sacerdote que ofrece el sacrificio al Padre. Podemos preguntarnos si yo dejo que Jesús me predique. Cada uno de nosotros: «¿Dejo que Jesús me predique, o yo sé todo? ¿Escucho a Jesús o prefiero escuchar cualquier otra cosa, quizá las habladurías de la gente, o historias…?». Escuchar a Jesús. Escuchar la predicación de Jesús. «¿Y cómo puedo hacer esto, padre? ¿En qué canal de televisión habla Jesús?». Te habla en el Evangelio. Y esta es una costumbre que aún no tenemos: ir a buscar la palabra de Jesús en el Evangelio. Llevar siempre un Evangelio con nosotros, pequeño, y tenerlo al alcance de la mano. Cinco minutos, diez minutos. Cuando voy de viaje, o cuando tengo que esperar…, saco el Evangelio del bolsillo o de la bolsa y leo algo, o en casa. Y Jesús me habla, Jesús ahí me predica. Es la palabra de Jesús. Y tenemos que acostumbrarnos a esto: oír la palabra de Jesús, escuchar la palabra de Jesús en el Evangelio. Leer un pasaje, pensar un poco en qué dice, en qué me dice a mí. Si no oigo que me habla, paso a otro. Pero tener este contacto diario con el Evangelio, rezar con el Evangelio; porque así Jesús me predica, me dice con el Evangelio lo que quiere decirme. Conozco a gente que siempre lo lleva, y cuando tiene un poco de tiempo, lo abre, y así encuentra siempre la palabra justa para el momento que está viviendo. Esta es la primera cosa que quiero deciros: dejad que el Señor os predique. Escuchar al Señor. Y Jesús sanaba: dejaos curar por Jesús. Todos nosotros tenemos heridas, todos: heridas espirituales, pecados, enemistades, celos; tal vez no saludamos a alguien: «¡Ah! Me hizo esto, ya no lo saludo». Pero hay que En el Ángelus el Pontífice reza por las personas esclavizadas y recuerda la jornada del enfermo La trata es una plaga vergonzosa La trata de personas es una «vergonzosa plaga, plaga indigna de una sociedad civil». Lo afirmó el Papa Francisco al término del Ángelus del domingo 8 de febrero, que las superioras y los superiores de los institutos religiosos eligieron como Jornada de reflexión sobre este ignominioso fenómeno. Antes de la oración mariana con los fieles presentes en la plaza de San Pedro, comentando el evangelio del día el Pontífice habló del valor del sufrimiento, recordando la Jornada mundial del enfermo que se celebra el 11 de febrero. Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! El Evangelio de hoy (cf. Mc 1, 29-39) nos presenta a Jesús que, después de haber predicado el sábado en la sinagoga, cura a muchos enfermos. Predicar y curar: esta es la actividad principal de Jesús en su vida pública. Con la predicación anuncia el reino de Dios, y con la curación demuestra que está cerca, que el reino de Dios está en medio de nosotros. Al entrar en la casa de Simón Pedro, Jesús ve que su suegra está en la cama con fiebre; enseguida le toma la mano, la cura y la levanta. Después del ocaso, al final del día sábado, cuando la gente puede salir y llevarle los enfermos, cura a una multitud de personas afectadas por todo tipo de enfermedades: físicas, psíquicas y espirituales. Jesús, que vino al mundo para anunciar y realizar la salvación de todo el hombre y de todos los hombres, muestra una predilección particular por quienes están heridos en el cuerpo y en el espíritu: los pobres, los pecadores, los endemoniados, los enfermos, los marginados. Así, Él se revela médico, tanto de las almas como de los cuerpos, buen samaritano del hombre. Es el verdadero Salvador: Jesús salva, Jesús cura, Jesús sana. Tal realidad de la curación de los enfermos por parte de Cristo nos invita a reflexionar sobre el sentido y el valor de la enfermedad. A esto nos llama también la Jornada mundial del enfermo, que celebraremos el próximo miércoles 11 de febrero, memoria litúrgica de la Bienaventurada Virgen María de Lourdes. Bendigo las actividades preparadas para esta Jornada, en particular, la vigilia que tendrá lugar en Roma la noche del 10 de febrero. Recordemos también al presidente del Consejo pontificio para la pastoral de la salud, monseñor Zygmunt Zimowski, que está muy enfermo en Polonia. Una oración por él, por su salud, porque fue él quien preparó esta jornada, y nos acompaña con su sufrimiento en esta jornada. Una oración por monseñor Zimowski. La obra salvífica de Cristo no termina con su persona y en el arco de su vida terrena; prosigue mediante la Iglesia, sacramento del amor y de la ternura de Dios por los hombres. Enviando en misión a sus discípulos, Jesús les confiere un doble mandato: anunciar el Evangelio de la salvación y curar a los enfermos (cf. Mt 10, 7-8). Fiel a esta enseñanza, la Iglesia ha considerado siempre la asistencia a los enfermos parte integrante de su misión. «Pobres y enfermos tendréis siempre con vosotros», advierte Jesús (cf. Mt 26, 11), y la Iglesia los encuentra continuamente en su caSIGUE EN LA PÁGINA 4 curar esto. «¿Y cómo hago?». Reza y pide a Jesús que lo sane. Es triste cuando en una familia los hermanos no se hablan por una estupidez, porque el diablo toma una estupidez y hace todo un mundo. Después, las enemistades van adelante, muchas veces durante años, y esa familia se destruye. Los padres sufren porque los hijos no se hablan, o la mujer de un hijo no habla con el otro, y así los celos, las envidas… El diablo siembra esto. Y el único que expulsa los demonios es Jesús. El único que cura estas cosas es Jesús. Por eso, os digo a cada uno de vosotros: dejaos curar por Jesús. Cada uno sabe dónde tiene la herida. Cada uno de nosotros tiene una; no sólo tiene una: dos, tres, cuatro, veinte. Cada uno sabe. Que Jesús cure esas heridas. Pero, para esto, tengo que abrir el corazón, para que Él venga. ¿Y cómo abro el corazón? Rezando. «Pero, Señor, no puedo con esa gente, la odio, me ha hecho esto, esto y esto…». «Cura esta herida, Señor». Si le pedimos a Jesús esta gracia, Él nos la concederá. Déjate curar por Jesús. Deja que Jesús te cure. Deja que Jesús te predique y deja que te cure. Así, yo también puedo predicar a los demás, enseñar las palabras de Jesús, porque dejo que Él me predique; y también puedo ayudar a curar tantas heridas, tantas heridas que hay. Pero antes tengo que hacerlo yo: dejar que Él me predique y Él me cure. Cuando el obispo va a visitar las parroquias, se hacen muchas cosas; también se puede hacer un propósito hermoso, pequeño: el propósito de leer todos los días un pasaje del Evangelio, un pasaje breve, para dejar que Jesús me predique. Y el otro propósito: rezar para que me deje curar las heridas que tengo. ¿De acuerdo? ¿Terminamos? ¿De acuerdo? Pero hagámoslo, porque hará bien a todos. Gracias. L’OSSERVATORE ROMANO página 4 «Parece precisamente que cada ciudad, incluso la que se muestra más floreciente y ordenada, tenga la capacidad de generar dentro de sí una oscura «anti-ciudad»: el Papa Francisco el sábado 7 de febrero, en la sala Clementina, al recibir a los miembros del Consejo pontificio para los laicos, se detuvo sobre el tema de su asamblea plenaria que acaba de concluir. «ante estos tristes escenarios —dijo—, debemos recordar siempre que Dios no ha abandonado la ciudad». Queridos hermanos y hermanas: Con alegría acojo al Consejo pontificio para los laicos reunido en asamblea plenaria, y agradezco al cardenal presidente las palabras que me ha dirigido. El tiempo transcurrido desde vuestra última plenaria ha sido para vosotros un período de actividad y realización de iniciativas apostólicas. En ellas habéis adoptado la exhortación apostólica Evangelii gaudium como texto programático y brújula para orientar vuestra reflexión y vuestra acción. El año que acaba de comenzar se caracterizará por una importante celebración: el 50º aniversario de la conclusión del Concilio Vaticano II. Al respecto, sé que estáis preparando oportunamente un acto conmemorativo de la publicación del decreto sobre el apostolado de los laicos Apostolicam actuositatem. Aliento esta iniciativa, que no sólo mira al pasado sino también al presente y al futuro de la Iglesia. El tema que habéis elegido para esta asamblea plenaria, Encontrar a Dios en el corazón de la ciudad, se sitúa en la línea de la invitación de la Evangelii gaudium a entrar en los «desafíos de las culturas urbanas» (nn. 71-75). El fenómeno del urbanis- El Papa al Consejo pontificio para los laicos Ciudad y anti-ciudad mo ya ha asumido dimensiones globales: más de la mitad de los hombres del planeta vive en las ciudades. Y el contexto urbano tiene un fuerte impacto en la mentalidad, la cultura, los estilos de vida, las relaciones interpersonales y la religiosidad de las personas. En tal contexto, tan variado y complejo, la Iglesia ya no es la única «promotora de sentido», y los cristianos absorben «lenguajes, símbolos, mensajes y paradigmas que ofrecen nuevas orientaciones de vida, frecuentemente en contraste con el Evangelio» (ibídem, n. 73). Las ciudades presentan grandes oportunidades y grandes riesgos: pueden ser magníficos espacios de libertad y realización humana, pero también terribles espacios de deshumanización e infelicidad. Parece precisamente que cada ciudad, incluso la que se muestra más floreciente y ordenada, tenga la capacidad de generar dentro de sí una oscura «anticiudad». Parece que junto a los ciudadanos también existen los no-ciu- dadanos: personas invisibles, pobres de recursos y calor humano, que habitan en «no-lugares», que viven de las «no-relaciones». Se trata de personas a las que nadie les dirige una mirada, una atención, un interés. No sólo son los «anónimos», son los «anti-hombres». Y esto es terrible. Pero ante estos tristes escenarios, debemos recordar siempre que Dios no ha abandonado la ciudad; Él vive en la ciudad. El título de vuestra plenaria quiere destacar precisamente que es posible encontrar a Dios en el corazón de la ciudad. Esto es muy hermoso. Sí, Dios sigue estando presente también en nuestras ciudades, tan frenéticas y distraídas. Por eso es necesario no abandonarse jamás al pesimismo y al derrotismo, sino tener una mirada de fe sobre la ciudad, una mirada contemplativa «que descubra al Dios que habita en sus hogares, en sus calles, en sus plazas» (ibídem, n. 71). Y Dios nunca está ausente de la ciudad, porque nunca está ausente del corazón del Ángelus del 8 de febrero VIENE DE LA PÁGINA 3 mino, considerando a las personas enfermas una vía privilegiada para encontrar a Cristo, acogerlo y servirlo. Curar a un enfermo, acogerlo, servirlo, es servir a Cristo: el enfermo es la carne de Cristo. Esto sucede también en nuestro tiempo, cuando, no obstante las múltiples conquistas de la ciencia, el sufrimiento interior y físico de las personas suscita fuertes interrogantes sobre el sentido de la enfermedad y del dolor y sobre el porqué de la muerte. Se trata de preguntas existenciales, a las que la acción pastoral de la Iglesia debe responder a la luz de la fe, teniendo ante sus ojos al Crucificado, en el que se manifiesta todo el misterio salvífico de Dios Padre que, por amor a los hombres, no perdonó ni a su propio Hijo (cf. Rm 8, 32). Por lo tanto, cada uno de nosotros está llamado a llevar la luz de la palabra de Dios y la fuerza de la gracia a quienes sufren y a cuantos los asisten, familiares, médicos y enfermeros, para que el servicio al enfermo se preste cada vez más con humanidad, con entrega generosa, con amor evangélico y con ternura. La Iglesia madre, mediante nuestras manos, acaricia nuestros sufrimientos y cura nuestras heridas, y lo hace con ternura de madre. Pidamos a María, Salud de los enfermos, que toda persona experimente en la enfermedad, gracias a la solicitud de quien está a su lado, la fuerza del amor de Dios y el consuelo de su ternura materna. Al término de la oración mariana el Pontífice hizo un llamamiento por la Jornada contra la trata de personas y saludó a los diversos grupos presentes. Queridos hermanos y hermanas: Hoy, 8 de febrero, memoria litúrgica de santa Josefina Bakhita, la religiosa sudanesa que de niña vivió la dramática experiencia de ser víctima de la trata, las Uniones de superiores y superioras generales de los institutos religiosos han organizado la Jornada de oración y reflexión contra la trata de personas. Aliento a cuantos están comprometidos a ayudar a hombres, mujeres y niños esclavizados, explotados y abusados como instrumentos de trabajo o placer, y a menudo torturados y mutilados. Deseo que cuantos tienen responsabilidades de gobierno tomen decisiones para remover las causas de esta vergonzosa plaga, plaga indigna de una sociedad civil. Que cada uno de nosotros se sienta comprometido a ser portavoz de estos hermanos y hermanas nuestros, humillados en su dignidad. Invoquemos todos juntos a la Virgen, por ellos y por sus familiares. (Dios te salve…). Saludo a todos los peregrinos presentes, a las familias, los grupos parroquiales y las asociaciones. En particular, saludo a los fieles de Caravaca de la Cruz (España), de Anagni, Marcon, Quartirolo y Corato; a las corales de la archidiócesis de Módena-Nonántola, y a los jóvenes de Buccinasco, así como a los provenientes de Letonia y Brasil. A todos os deseo un feliz domingo. Por favor, no os olvidéis de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta la vista! viernes 13 de febrero de 2015, número 7 hombre. En efecto, «la presencia de Dios acompaña las búsquedas sinceras que personas y grupos realizan para encontrar apoyo y sentido a sus vidas» (ibídem). La Iglesia quiere estar al servicio de esta búsqueda sincera que existe en muchos corazones y los abre a Dios. Los fieles laicos, sobre todo, están llamados a salir sin temor para ir al encuentro de los hombres de las ciudades: en las actividades diarias, en el trabajo, como particulares o como familias, junto con la parroquia o en los movimientos eclesiales de los que forman parte, pueden derribar el muro de anonimato e indiferencia que a menudo reina indiscutiblemente en las ciudades. Se trata de encontrar la valentía de dar el primer paso de acercamiento a los demás, para ser apóstoles en el barrio. Al convertirse en anunciadores felices del Evangelio a sus conciudadanos, los fieles laicos descubren que hay muchos corazones que el Espíritu Santo ya ha preparado para acoger su testimonio, su cercanía, su atención. En la ciudad existe a menudo un terreno de apostolado mucho más fértil de lo que muchos se imaginan. Por consiguiente, es importante cuidar la formación de los laicos: educarlos para que tengan esa mirada de fe, llena de esperanza, que sepa ver la ciudad con los ojos de Dios. Ver la ciudad con los ojos de Dios. Animarlos a vivir el Evangelio, sabiendo que toda vida cristianamente vivida tiene siempre un fuerte impacto social. Al mismo tiempo, es necesario alimentar su deseo de testimonio, para que puedan dar con amor a los demás el don de la fe que han recibido, acompañando con afecto a sus hermanos que dan los primeros pasos en la vida de fe. En una palabra, los laicos están llamados a vivir un protagonismo humilde en la Iglesia y convertirse en fermento de vida cristiana para toda la ciudad. Es importante, además, que en este renovado impulso misionero hacia la ciudad los fieles laicos, en comunión con sus pastores, propongan el corazón del Evangelio, no sus «apéndices». También el entonces obispo Montini, a los participantes en la gran misión ciudadana de Milán, les hablaba de la «búsqueda de lo esencial», e invitaba a ser, ante todo nosotros mismos, «esenciales», es decir, auténticos, genuinos, y a vivir lo que cuenta verdaderamente (cf. Discorsi e scritti milanesi 1954-1963, Instituto Pablo VI, Brescia-Roma, 1997-1998, p. 1483). Sólo así se puede proponer con su fuerza, su belleza y su sencillez, el anuncio liberador del amor de Dios y de la salvación que Cristo nos ofrece. Sólo así se va con actitud de respeto hacia las personas; se ofrece lo esencial del Evangelio. Encomiendo vuestro trabajo y vuestros proyectos a la protección maternal de la Virgen María, peregrina junto a su Hijo en el anuncio del Evangelio de aldea en aldea, de ciudad en ciudad, y os imparto de corazón mi bendición a todos vosotros y a vuestros seres queridos. Y, por favor, no os olvidéis de rezar por mí. Gracias. número 7, viernes 13 de febrero de 2015 L’OSSERVATORE ROMANO página 5 Reunión plenaria de la Comisión pontificia para la tutela de los menores Para hacer de la Iglesia un «hogar seguro» Los miembros de la Comisión pontificia para la tutela de los menores se reunieron en asamblea plenaria en Roma del 6 al 8 de febrero. Lo hizo público un comunicado del organismo difundido el lunes 9. Los miembros que participaron en la asamblea son: el cardenal capuchino Seán O’Malley (Estados Unidos), presidente; monseñor Robert Oliver (Estados Unidos), secretario; presbítero Luis Manuel Ali Herrera (Colombia); Catherine Bonnet (Francia); Marie Collins (Irlanda); Gabriel DyLiacco (Filipinas); Sheila Hollins (Inglaterra); Bill Kilgallon (Nueva Zelanda); hermana Kayula Lesa, M.S.C. (Zambia); hermana Hermenegild Makoro, C.P.S. (Zimbabue); Kathleen McCormack (Australia); Claudio Papale (Italia); Peter Saunders (Inglaterra); Hanna Suchocka (Polonia); Krysten Winter-green (Estados Unidos); padre Humberto Miguel Yáñez, S.J. (Argentina), y padre Hans Zollner, S.J. (Alemania). El encuentro fue la primera ocasión para los 17 miembros de la Comisión, ampliada recientemente, de reunirse y dar a conocer los progresos realizados en la tarea que el Papa les encomendó, o sea, aconsejarlo en la salvaguardia y protección de los menores en la Iglesia. Durante los encuentros, los miembros presentaron las relaciones de sus grupos de trabajo de expertos preparadas durante el año pasado. La Comisión completó después sus recomendaciones relativas a su estructura formal y aprobó diversas propuestas para someter a la consideración del Papa. Los grupos de trabajo son una parte de la estructura operativa de la Comisión. Entre una y otra sesión plenaria, los mismos promueven investigaciones y proyectos en ámbitos centrales para la misión de hacer de la Iglesia un «hogar seguro» para los niños, adolescentes y adultos vulnerables. Entre estos están: la atención pastoral a las víctimas y sus familias, la educación, las directrices de buenas prácticas, la formación de sacerdotes y religiosos, las normas eclesiales y civiles que regulan las acusaciones de abusos y la responsabilidad de las personas con cargos de responsabilidad en la Iglesia cuando se trata de acusaciones de abuso. La Comisión es muy consciente de que la cuestión de la responsabilidad tiene una gran importancia. Durante la asamblea, los miembros aprobaron una propuesta inicial para presentar a la consideración del Papa Francisco. Además, la Comisión está desarrollando procesos para asegurar la responsabilidad de todos los que en la Iglesia —clero, religiosos y laicos— trabajan con menores. Para asegurar dicha responsabilidad, es necesario suscitar la conciencia y comprensión en todos los niveles de la Iglesia con respecto a la gravedad y urgencia de realizar procedimientos correctos de salvaguardia. Con este fin, la Comisión acordó también elaborar seminarios para educar a los líderes eclesiásticos en el ámbito de la protección de los menores. A raíz de la carta del Papa a los presidentes de las Conferencias episcopales y superiores de los institutos Nuevas duchas para los pobres bajo la columnata de San Pedro Se concluyeron, bajo la columnata de la plaza de San Pedro, los trabajos de construcción de nuevas duchas a disposición de los pobres de la ciudad. En la reestructuración completa de una sección de los baños que ya estaban bajo la columnata de la parte derecha, se hicieron tres duchas y un pequeño sitio para el peluquero, trabajo que estuvo a cargo de los empleados de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano. «La obra —informa la Limosnería apostólica guiada por el arzobispo Konrad Krajewski— se hizo con gran sobriedad y dignidad, utilizando técnicas modernas». Las duchas estarán disponibles todos los días, excepto el miércoles, con motivo de la audiencia general, y los días de celebraciones en San Pedro o en la plaza. El lunes, el jueves y el sábado los servicios estarán coordinados por los voluntarios de UNITALSI de Roma. Gracias a las donaciones de diversas empresas y de algunos privados, los peregrinos necesitados recibirán un conjunto de ropa interior y un kit con toalla, jabón, dentífrico, maquinilla de afeitar, espuma para la barba y desodorante. El servicio de peluquería estará disponible el lunes de las 9 a las 15 gracias a diversos profesionales voluntarios que renunciarán al acostumbrado día de descanso y a los estudiantes de la academia de peluqueros de Roma. de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica con fecha del 2 de febrero, la Comisión espera gustosamente colaborar con las Iglesias a nivel local, poniendo a disposición los conocimientos para asegurar las mejores prácticas en las directrices para la protección de los menores. La Comisión está preparando además el material para una Jornada de oración para quienes han sido heridos por abusos sexuales. Esto pondrá en evidencia la responsabilidad de los miembros de la Comisión en trabajar por la sanación espiritual y ayudará a hacer conciencia en la comunidad católica acerca de la plaga de los abusos hacia los menores. El Papa Francisco en su carta a los superiores de la Iglesia escribe: «las familias deben saber que la Iglesia no escatima esfuerzo alguno para proteger a sus hijos». Conscientes de la importancia de la tarea de aconsejar al Papa en esta labor, los miembros de la Comisión piden que su trabajo sea sostenido con la oración de todos. Crónica de un malentendido VIENE DE LA PÁGINA 2 historia católica y la obligación pastoral después de un Concilio ecuménico, que no emitió precisamente en la misma longitud de onda que el Gobierno español en lo que se refería a la libertad religiosa, política y social. Me parecen clarificadoras las palabras del autor escritas en la introducción a la segunda parte: «Pablo VI mantuvo siempre serias reservas sobre el Régimen político, pero manifestó públicamente su admiración y amor al pueblo español, y para este tuvo siempre numerosos gestos de afecto y simpatía». El autor repasa todos los acontecimientos y cuestiones que provocaron o expresaron desavenencias: nombramientos episcopales, la Asamblea Conjunta Obispos-Sacerdotes, «Caso Añoveros», visitas y cartas, etc. Es muy útil para todos leer detenidamente la presentación de estos diferentes motivos de discordia; a unos servirá de recordatorio y a los más jóvenes les ayudará a comprender unos años difíciles de la Iglesia, de la sociedad y de las relaciones Iglesia-Estado en España. El autor presenta los datos históricos con objetividad, aduciendo los documentos necesarios, y los enjuicia con serenidad y sin apasionamientos; a distancia de los sentimientos agitados del tiempo expone sin polémica el desarrollo de las relaciones. Los años transcurridos muestran claramente cómo no se podía detener el dinamismo conciliar ni la marcha hacia el ocaso del Régimen. También se entiende que cuando los ánimos estan caldeados aparezcan salidas de tono. Es obvio que el contexto his- tórico y las limitaciones humanas actúan siempre y particularmente en tales situaciones. Recuerdo un hecho que me ocurrió personalmente. El 27 de septiembre de 1975 fueron ejecutados cinco terroristas que días anteriores habían sido condenados a muerte, y para los cuales había pedido clemencia Pablo VI. Conocida la noticia de la ejecución, el Papa condenó de inmediato y enérgicamente el terrorismo y las ejecuciones. Pocos días después viajé de Roma a Madrid; pero solo en un tercer intento pude facturar las maletas en el aeropuerto, ya que en dos mostradores se negaron con la justificación: «Io non lavoro per un paese fascista». Al final, una persona que había visto mi peregrinaje me atendió correctamente. Esta anécdota se entiende en aquella situación tensa y exacerbada. El autor de este libro, mons. Vicente Carcel Ortí, ha unido en su trabajo de historiador intensa dedicación, laboriosidad paciente y perseverante, información de primera mano, la oportunidad de su estancia prolongada en Roma y un juicio equilibrado sobre las cuestiones tratadas. Me hago eco hoy de la gratitud compartida entre numerosos lectores por su larga trayectoria tan fecunda. Convivimos el autor y un servidor en el palacio Altemps, cuando era sede del Colegio Español, los tres últimos años, desde 1967 hasta 1970. Estas páginas quieren ser memoria de aquel tiempo y felicitación al autor por la imponente obra llevada a cabo en el campo de la historia contemporánea de la Iglesia, y concretamente por este libro valioso y oportuno. L’OSSERVATORE ROMANO número 7, viernes 13 de febrero de 2015 páginas 6/7 En el discurso conclusivo a los participantes en el encuentro de Scholas Occurrentes Armonía en las diferencias No cambiaremos el mundo si no cambiamos la educación Una invitación a aceptar y valorizar las diferencias en la armonía dirigió el Papa Francisco a los participantes en el cuarto congreso mundial de «Scholas Occurrentes» durante el encuentro que tuvo lugar el jueves 5 de febrero, por la tarde, en el aula del Sínodo en el Vaticano. Publicamos las palabras del discurso que el Pontífice pronunció en español. En primer lugar, les agradezco el esfuerzo que han hecho ustedes para participar de este IV Congreso. Les agradezco los aportes, que nacen de la experiencia. Una cosa que me preocupa a mí mucho es lograr armonías, que no es simplemente lograr compromisos, lograr arreglos, lograr entendimientos parciales. Armonía es, de alguna manera, crear entendimiento de diferencias, aceptar las diferencias, valorar las dife- rencias y dejar que se armonicen, que no se fragmenten. El mensaje que escuchamos de parte de la Lumsa recordaba una frase mía: No vamos a cambiar el mundo si no cambiamos la educación. Y hay algo que está totalmente desarmonizado. Yo pensaba que era solamente en América Latina, o en algunos países de América Latina, que era lo que más conocía. En el mundo. Es el pacto educativo, pacto educativo que se da entre la familia, la escuela, la patria, la cultura. Está roto y muy roto, y no se puede pegar. El pacto educativo roto significa que sea la sociedad, sea la familia, sean las instituciones diversas delegan la educación en los agentes educativos, en los docentes, que —generalmente mal pagados— tienen que llevar sobre sus espaldas esta responsabilidad y, si no logran un éxito, se les recrimina, pero nadie recrimina a las diversas instituciones que han claudicado del pacto educativo, lo han do, en todos los continentes, esta intedelegado a la profesionalidad de un racción, este entendimiento. docente. Quiero rendir homenaje a los Pero además lo que busca Scholas es docentes, porque se han encontrado armonizar la misma educación de la con esta papa caliente en la mano y se persona del chico, del muchacho, del han animado a seguir adelante. educando. No es solamente buscar inScholas quiere, de alguna manera, formación, el lenguaje de la cabeza. No reintegrar el esfuerzo de todos por la basta. Scholas quiere armonizar el leneducación, quiere rehacer armónica- guaje de la cabeza con el lenguaje del mente el pacto educativo, porque sola- corazón y el lenguaje de las manos, que mente así, si todos los responsables de una persona, que un chico, que un mula educación de nuestros chicos y jóve- chacho piense lo que siente y lo que nes nos armonizamos, podrá cambiar la educación. Y, para eso, Scholas busca la cultuVideomensaje a los niños ra, el deporte, la ciencia; para eso, Scholas busca los puentes, sale del «chiquitaje» y va a buscarlos más allá. Y Publicamos el mensaje que el Papa Francisco hoy día está manejandirigió a los niños en español. hace, sienta lo que piensa y lo que hace, haga lo que siente y lo que piensa. Esa armonía en la misma persona, en el educando, y esa armonía universal, de tal manera que el pacto educativo lo asumimos todos y, de esa manera, salimos de esta crisis de la civilización que nos toca vivir, y damos el paso que la misma civilización nos exige. Cada uno de los pueblos que integran Scholas tiene que buscar en su tradición —su tradición histórica, su tradi- El cofre y el tesoro Todos ustedes tienen un cofre, una caja, y adentro hay un tesoro. Y el trabajo de ustedes es abrir la caja, sacar el tesoro, hacerlo crecer y darlo a los demás, y recibir de los demás el tesoro de los demás. Cada uno de nosotros tiene un tesoro adentro. Si lo guardamos encerrado, queda ahí encerrado; si lo compartimos con los demás, el tesoro se multiplica con los tesoros que vienen de los demás. Lo que les quiero decir es que no escondan el tesoro que cada uno tiene. A veces se encuentra enseguida; a veces hay que hacer como el juego de la búsqueda del tesoro: no se encuentra enseguida, pero, una vez que lo encontraste, compartilo, porque al compartirlo recibís del otro y se multiplica. Eso es lo que les quiero decir a ustedes, chicos. ¡Adelante! Lo que ustedes hacen desde el sitio en que están nos ayuda también a todos nosotros a comprender que la vida es un lindo tesoro, pero solamente tiene sentido si la damos. ¡Muchas gracias! ción popular— las cosas fundacionales, cuáles son las cosas que culturalmente son fundacionales a la patria. Y, desde eso que le dio sentido a esa patria, a esa nación, sacar la universalidad que armoniza. La cultura italiana, por ejemplo, no puede renegar de Dante como fundacional; la cultura Argentina, que es la que conozco, no puede renegar del Martín Fierro, nuestro poema fundacional. Me vienen las ganas de preguntar —pero no lo voy a hacer— cuántos argentinos aquí presentes han estudiado, leído, meditado a Martín Fierro. Volver a las cosas culturales que nos dieron sentido, que nos dieron la primera unidad de la cultura nacional de los pueblos, recuperar lo que es más nuestro cada uno de los pueblos para compartirlo con los demás y armonizar lo más grande: eso es educar para la cultura. Además, hay que ir a buscar lo fundacional de la persona, la sanidad fundacional, la capacidad lúdica, la capacidad creativa del juego. El libro de la Sabiduría dice que Dios jugaba, la sabiduría de Dios jugaba. Redescubrir el juego como camino educativo, como expresión educativa. Entonces, ya la educación no es meramente información; es creatividad en el juego, esa dimensión lúdica que nos hace crecer en la creatividad y en el trabajo en conjunto. Finalmente, buscar en ca- da uno de nosotros y en nuestros pueblos la belleza, la belleza que nos funda con nuestro arte, con nuestra música, con nuestra pintura, con nuestra escultura, con nuestras literaturas. Lo bello. Educar en la belleza porque armonía dice a belleza y no podemos lograr la armonía del sistema educativo si no tenemos esa percepción de la belleza. Yo les agradezco todo lo que ustedes hacen y cómo colaboran en este desafío que es creativo: creativo del pacto educativo —recrearlo porque así recreamos la educación—; creativo de la armonía de la persona entre los tres lenguajes, el de las manos, el del corazón y el de la mente; creativo en la dimensión lúdica de una persona, ese sano perder el tiempo en el trabajo conjunto del juego; creativo en la belleza, que ya encontramos en los fundamentos de las identidades nacionales, que estamos todos juntos. Éste es el desafío. ¿Quién inventó esto? No se sabe, pero se dio. ¿Hay problemas? Muchos, muchos to- cemos solos. Por lo tanto, “Scholas” puede ayudaros en esto: en la comunicación». Por último, Bautista, de 14 años, autista, contó acerca de su pasión por la fotografía cultivada gracias a la tablet, que le permite componer collage de imágenes con programas específicos. El Papa le contó que no tiene una tablet y le felicitó por su actividad. A continuación, los representantes de los patrocinadores y de las empresas que sostienen a «Scholas occurrentes» firmaron su compromiso formal ante el Papa. Último en orden de tiempo, el acuerdo firmado con el «Football Club Barcelona», que se encargará de formar profesores de diversas naciones. Estuvieron presentes también representantes de periódicos de diversos países del mundo, sobre todo de América central y del sur, que publicarán un encarte de «Scholas», repitiendo la misma iniciativa realizada en Argentina con «Clarín». Se leyó luego el texto del «pacto educativo», al cual se adhirió la Libre Universidad María Santísima Asunta (LUMSA) de Roma. Y siguió una nueva conexión a través de internet con Mo- zambique, donde «Scholas» está llevando adelante un proyecto de apoyo e innovación tecnológica para los estudiantes que no pueden adquirir un ordenador. Gracias a esta iniciativa, lo jóvenes no sólo podrán conectarse con sus coetáneos de todo el mundo, sino también incluir a los jóvenes de los diferentes barrios y darles la posibilidad de acceder al a red. El encuentro se concluyó con el mensaje a los niños y la intervención final del Papa Francisco. Entre los casi 260 presentes —estudiantes, profesores, pedagogos, expertos en informática, artistas, empresarios— estaban los dos directores mundiales de «Scholas», José del Corral y Enrique Palmeyro, los arzobispos Marcelo Sànchez Sorondo y Vincenzo Zani, y monseñor Guillermo Javier Karcher. Con ocasión del congreso mundial se lanzó también «Scholas Labs». Se trata de un programa para acelerar proyectos educativos y apoyar a empresarios comprometidos con la tecnología y la innovación para promover la integración. Se trata de una iniciativa abierta a las personas y a las iniciativas que presentan proyectos relacionados con la educa- davía que solucionar en la organización de esto. ¿Que somos tentados? Sí. Toda obra que empieza es tentada; es tentada de frenarse, de corromperse, de desviarse. Por eso es necesario el trabajo conjunto y la vigilancia de todos, para que esta chispa que nació siga extendiéndose en un fuego que ayude a reconstruir, a armonizar el pacto educativo. Los que ganan en todo esto son los chicos. Así que les agradezco por lo que hacen por el futuro, porque decir chicos es decir futuro. Muchas gracias. Después de la escuela hay más Después de la escuela hay más. No es un simple eslogan, sino un programa para construir puentes de diálogo, para integrar niños de todas las religiones, culturas y razas a través de la educación. Es un forma de pedir a la sociedad que asuma su responsabilidad en ámbito educativo, evitando delegar a los profesionales, a menudo mal pagados, esta tarea que corresponde a todos, comenzando por los padres, el mundo del trabajo y de la cultura. Este es, en síntesis, el mensaje de «Scholas occurrentes» —realidad de la que ya forman parte 400.000 escuelas públicas y privadas de todo nivel y grado dispersas por el mundo— que volvió a reunirse con el Papa Francisco el jueves 5 de febrero, por la tarde, en el aula del Sínodo en el Vaticano. La ocasión de esta asamblea de la institución fue la celebración del cuarto congreso mundial sobre el tema «Responsabilidad social e inclusión», que el Papa concluyó. Lo hizo primero conectándose vía web con varios países del mundo y dialogando con algunos chicos discapacitados que le contaron su experiencia. La primera fue Isabel, de 13 años, discapacitada visual, que se conectó desde Madrid y explicó cómo logra leer gracias a un teclado con el método Braille. El Papa le expresó su deseo de progresar en el camino de la vida utilizando las tecnologías y dedicando tiempo a la actividad deportiva. Desde San Pablo, en Brasil, habló Pedro, de 12 años, que padece una malformación genética. Amante del fútbol, confesó que está siempre contento cuando juega, incluso si no gana, porque tiene la posibilidad de estar con los amigos. «Lo que importa no es ganar, lo que importa es jugar y estar con los amigos», dijo el Papa Francisco. Alicia, de 17 años, con síndrome de Down, también de Madrid, le preguntó al Pontífice si le gusta hacer fotos con la tableta y descargarlas en el ordenador. El Pontífice confesó que no tiene familiaridad con los aparatos fotográficos y electrónicos, y añadió: «¡Qué vergüenza!». De nuevo desde la capital española, Elvira, de 11 años, también ella con síndrome de Down, le confesó que es admiradora de la argentina Violeta. El Papa la alentó a cultivar la pasión por el canto. Enfermo de hipotiroidismo congénito, el estadounidense Isaiah, de 17 años, conectado desde Nebraska, habló de su experiencia de programador. El Papa Francisco le recomendó que no perdiera la esperanza ante las dificultades: «Nosotros —dijo— somos capaces de superarlas todas, sólo necesitamos tiempo para comprender; inteligencia para encontrar el camino y valor para seguir adelante, para no asustarnos jamás». Manoj, de 13 años, sordo, dijo que es fans de Bruce Lee, y explicó cómo a través del ordenador y la tecnología lo- gra superar la discapacidad. El Pontífice le recordó la importancia de la comunicación, explicando que «cuando no comunicamos, permanecemos solos con nuestros límites y esto nos hace mal. Cuando comunicamos, lo que es más importante es la comunicación, dar y recibir nos hace bien y no permane- ción y la tecnología. Un comité de expertos reconocido a nivel mundial evaluará y seleccionará las mejores propuestas que accederán a la etapa de «aceleración», con la duración de cuatro meses, y lo sostendrán a través de financiaciones y publicidad. El primer proyecto de «Scholas Labs» será «Scholas Ciudadanía», que tiene como objetivo crear un espacio online para compartir las problemáticas de los estudiantes secundarios, promoviendo su participación y el compromiso social, civil y político. (nicola gori) L’OSSERVATORE ROMANO página 8 viernes 13 de febrero de 2015, número 7 COMUNICACIONES Colegio episcopal RENUNCIA: El Papa ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Faenza-Modigliana (Italia) que monseñor CLAUDIO STAGNI le había presentado en conformidad con el canon 401 § 1 del Código de derecho canónico. Claudio Stagni nació en Medicina, archidiócesis de Bolonia, el 9 de junio de 1939. Recibió la ordenación sacerdotal el 25 de julio de 1963. Juan Pablo II le nombró obispo titular de Dardano y auxiliar de la archidiócesis de Bolonia el 6 de diciembre de 1990; recibió la ordenación episcopal el 13 de enero de 1991. El mismo Papa le nombró obispo de Faenza-Modigliana el 26 de abril de 2004. EL PAPA HA NOMBRAD O: —Arzobispo de Hamburgo (Alemania) a monseñor STEFAN HEßE. Stefan Heße nació en Colonia, Alemania, el 7 de agosto de 1966. Recibió la ordenación sacerdotal el 17 de junio de 1993. Obtuvo el doctorado en teología dogmática en el Instituto teológico palotino de Vallendar, en su país de origen. En su ministerio ha sido vicario parroquial, director de la sección «cura de almas - personal» de la curia arzobispal de Colonia, administrador diocesano, canónigo del cabildo de la catedral y vicario general de la sede de Colonia. —Arzobispo metropolitano de la nueva archieparquía de Asmara (Eritrea) a monseñor MENGHESTEAB TESFAMARIAM, M.C.C.J., hasta ahora obispo eparquial de dicha sede. Menghesteab Tesfamariam, nació en Berakit, eparquía de Asmara, el 24 de diciembre de M.C.C.J., Erección de eparquía El Papa ha erigido la eparquía de BAHIR DAR - DESSIE (Etiopía), con territorio desmembrado de la archieparquía metropolitana de Addis Abeba y con sede en Bahir Dar, y la ha hecho sufragánea de la misma circunscripción metropolitana. La nueva eparquía tiene una extensión de 221.776,23 km² y cuenta con una población de 16.215.850 habitantes, de los cuales 17.544 son católicos y 3.090 catecúmenos. Pastoralmente están distribuidos en 24 parroquias y son atendidos por 3 sacerdotes diocesanos y 21 sacerdotes religiosos. Desempeñan su misión en esa circunscripción eclesiástica 4 religiosos y 43 religiosas. 1948. Ingresó en la congregación de los Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús, donde recibió la ordenación sacerdotal el 18 de febrero de 1979. Juan Pablo II le nombró obispo de la eparquía de Asmara el 25 de junio de 2001; recibió la ordenación episcopal el 16 de septiembre del mismo año. —Obispo de Faenza-Modigliana (Italia) a monseñor MARIO TOSO, S.D.B., hasta ahora obispo titular de Bisarcio y secretario del Consejo pontificio Justicia y paz. Mario Toso, S.D.B., nació en Mogliano Véneto, diócesis de Treviso, el 2 de julio de 1950. Ingresó en la Sociedad Salesiana de San Juan Bosco, donde recibió la ordenación sacerdotal el 22 de julio de 1978. Benedicto XVI le nombró obispo titular de Bisarcio y secretario del Consejo pontificio Justicia y paz el 22 de octubre de 2009; recibió la ordenación episcopal el 12 de diciembre sucesivo. —Obispo de la nueva eparquía de Bahir Dar - Dessie (Etiopía) a monseñor LISANE-CHRISTOS MATHEOS SEMAHUN, hasta ahora obispo titular de Matara de Numidia y auxiliar de Addis Abeba. Lisane-Christos Matheos Semahun nació Gurage, archieparquía de Addis Abeba, el 19 de diciembre de 1959. Recibió la ordenación sacerdotal el 8 de mayo de 1988. Benedicto XVI le nombró obispo titular de Matara de Numidia y auxiliar de Addis Erección de Iglesia «sui iuris» El Papa ha erigido la Iglesia metropolitana «sui iuris» de Eritrea, desmembrándola de la archieparquía metropolitana de Addis Abeba. La sede de la nueva Iglesia metropolitana es ASMARA, y ha sido elevada a la categoría de archieparquía metropolitana. Audiencias pontificias Abeba el 5 de enero de 2010; recibió la ordenación episcopal el 18 de abril del mismo año. —Obispo titular Usula y auxiliar de Radom (Polonia) a monseñor PIOTR TURZYŃSKI. Piotr Turzyński nació en Radom el 28 de septiembre de 1964. Recibió la ordenación sacerdotal el 28 de mayo de 1988. Se licenció en teología y ciencias patrísticas en el Instituto Patrístico «Augustinianum» de Roma y se doctoró en teología en la Pontificia Universidad Gregoriana. Ha desempeñado su ministerio como vicario parroquial, formador y vicerrector del seminario mayor diocesano, docente en diversas instituciones, miembro del consejo presbiteral, director del consejo diocesano para la formación y del consejo para la vida consagrada. Guardia Suiza pontificia El Santo Padre ha nombrado comandante de la Guardia Suiza pontificia, con el grado de coronel, al señor teniente coronel CHRISTOPH GRAF. Christoph Graf es el trigésimo quinto comandante de la Guardia Suiza pontificia. Hasta ahora desempeñaba el cargo de subcomandante y, como tal, era jefe del estado mayor del Cuerpo y oficial de las relaciones con las demás fuerzas armadas. Originario de Pfaffnau, en el cantón de Lucerna, donde nació el 5 de septiembre de 1961, inició su servicio como alabardero el 2 de marzo de 1987. Ha sido luego instructor y desempeñó también la función de sargento mayor y responsable de la planificación y la organización de los servicios. Como oficial dirigió una de las tres secciones del Cuerpo antes de ser vicecomandante. Está casado y tiene dos hijos. EL SANTO PADRE HA RECIBID O EN AUDIENCIA: Jueves 5 de febrero —Al presidente de la República de Kiribati, Anote Tong, con el séquito. —Al cardenal George Pell, prefecto de la Secretaría de asuntos económicos. —A monseñor Charles Joseph Chaput, O.F.M.CAP., arzobispo de Filadelfia. —A monseñor Giambattista Diquattro, arzobispo titular de Giromonte, nuncio apostólico en Bolivia. A los obispos de la Conferencia episcopal de Grecia, en visita «ad limina Apostolorum»: —Monseñor Sevastianos Rossolàtos, arzobispo de Atenas; administrador apostólico «sede vacante et ad nutum Sanctae Sedis», de Rodas, con el arzobispo emérito: monseñor Nikolaos Foskolos. —Monseñor Ioannis Spiteris, arzobispo de Corfú, Zante y Cefalonia; administrador apostólico «ad nutum Sanctae Sedis» del vicariato apostólico de Tesalónica. —Monseñor Nikolaos Printezis, obispo de Naxos, Andros, Tinos y Mykonos; administrador apostólico «sede vacante» de Chios. —Monseñor Petros Stefanou, obispo de Siros, Milos, y de Santorini con el obispo emérito: monseñor Frangkiskos Papamanolis. —Monseñor Dimitrios Salachas, obispo titular de Grazianopoli, exarca apostólico para los católicos de rito bizantino residentes en Grecia. —Monseñor Neshan Karakéhéyan, arzobispo titular de Adana de los armenios, administrador apostólico del Ordinariato para los católicos de rito armenio residentes en Grecia. Viernes, día 6 —Al cardenal Angelo Scola, arzobispo de Milán (Italia). Nombramiento pontificio El Santo Padre ha nombrado observador permanente de la Santa Sede ante las organizaciones y los organismos de las Naciones Unidas para la alimentación y la agricultura (F.A.O., I.F.A.D. y P.A.M.) a monseñor FERNAND O CHICA ARELLANO, consejero de nunciatura. Fernando Chica Arellano nació en Mengíbar (España) el 24 de junio de 1963. Recibió la ordenación sacerdotal el 19 de abril de 1987, incardinado en la diócesis de Jaén. Es doctor en teología dogmática. Entró en el servicio diplomático de la Santa Sede el 1 de julio de 2002, y desempeñó su misión en la nunciatura apostólica en Colombia, en la representación pontificia ante la O.N.U. en Ginebra y en la Sección para los Asuntos generales de la Secretaría de Estado. —Al cardenal Béchara Boutros Raï, patriarca de Antioquía de los maronitas (Líbano). —Al cardenal Juan Luis Cipriani Thorne, arzobispo de Lima (Perú). —A monseñor Heinz Wilhelm Steckling, O.M.I., obispo de Ciudad del Este (Paraguay). Sábado, día 7 —Al cardenal Marc Oullet, prefecto de la Congregación para los obispos. P.S.S., número 7, viernes 13 de febrero de 2015 L’OSSERVATORE ROMANO página 9 Misa del Pontífice en Santa Marta Yo cuidaré de ti La verdadera misión de la Iglesia no es poner en funcionamiento una eficiente máquina de ayudas, siguiendo el modelo de una ONG. El perfil del apóstol —que anuncia con sencillez y pobreza el Evangelio con el único auténtico poder que viene de Dios— se reconoce, en cambio, en la clara expresión de Jesús a los discípulos que volvían felices de la misión: «somos siervos inútiles». Y, así, el Papa —en la misa celebrada el jueves 5 de febrero, en la capilla de la Casa Santa Marta— reafirmó que la verdadera «misión de la Iglesia es curar las heridas del corazón, abrir puertas, liberar, decir que Dios es bueno, perdona todo, es padre, Dios es afectuoso y nos espera siempre». En el pasaje evangélico de Marcos (6, 7-13) propuesto por la liturgia, recordó el Pontífice, «hemos escuchado cómo Jesús llama a sus discípulos» y los envía a «llevar el Evangelio: es Él quien llama». El Evangelio dice «que los llamó, los envió y les dio autoridad: en la vocación de los discípulos, el Señor da el poder: el poder de expulsar los espíritus impuros para liberar, para curar. Este es el poder que da Jesús». Él, en efecto, «no da el poder de proyectar o hacer grandes empresas»; sino «el poder, el mismo poder que tenía Él, el poder que Él había recibido del Padre, se lo entrega». Y lo hace con un «consejo claro: id en comunidad, pero para el viaje no llevéis nada más que un bastón, ni pan, ni alforja, ni dinero: ¡siendo pobres!». «El Evangelio —afirmó el Papa Francisco— es tan rico y tan poderoso que no necesita formar grandes compañías, grandes empresas para ser anunciado». Porque el Evangelio «se debe anunciar siendo pobres, y el verdadero pastor es el que va como Jesús: pobre, a anunciar el Evangelio, con ese poder». Y «cuando el Evangelio se custodia con esta sencillez, con esta pobreza, se ve claramente que la salvación no es una teología de la prosperidad» sino que «es un don, el mismo don que Jesús había recibido para darlo». El Papa Francisco volvió a proponer «esa escena tan hermosa de la sinagoga, cuando Jesús se presenta a los suyos: “He sido enviado para traer la salvación, para traer la buena noticia a los pobres, a los presos la liberación, a los ciegos el don de la vista. La liberación a todos los que están oprimidos y para anunciar el año de gracia, el año de alegría”». Precisamente este, dijo, «es el objetivo del anuncio evangélico, sin muchas cosas extrañas, mundanas». Jesús «envía así». Y —se preguntó— «¿qué manda hacer» a los discípulos? ¿Cuál es su programa pastoral?». Sencillamente el de «atender, curar, levantar, liberar, expulsar los demonios: este es el programa sencillo». Que coincide, destacó el Papa Francisco, con «la misión de la Iglesia: la Iglesia que atiende, que cura». Tanto es así, recordó, que «algunas veces hablé de la Iglesia como de un hospital de campaña: ¡es verdad! ¡Cuántos heridos hay, cuántos heridos! ¡Cuánta la vida y de la muerte de Jesucrisgente necesita que sus heridas sean to». curadas!». La noche oscura El Papa siguió reflexionando soPor lo tanto, continuó el Papa, bre estos caminos paralelos a lo lar«esta es la misión de la Iglesia: curar del más grande go de los cuales «el grande» sufre las heridas del corazón, abrir puertas, liberar, decir que Dios es bueno, Un hombre, Juan, es un camino, «muchas pruebas y llega a ser peque Dios perdona todo, que Dios es que es el camino de Jesús, indicado queño, pequeño, pequeño, pequeño padre, que Dios es afectuoso, que por el Bautista, pero es también el hasta el desprecio». Juan, como Jenuestro, en el cual todos estamos lla- sús, «se abaja, conoce el camino del Dios nos espera siempre». abajamiento. Juan con toda esa auDe su misión, destacó el Pontífice mados en el momento de la prueba. Parte de la figura de Juan —«el toridad, pensando en su vida, comrefiriéndose al Evangelio de Lucas (10, 17-20), «los discípulos volvieron grande Juan: al decir Jesús que fue parándola con la de Jesús, dice a la felices» porque «no creían ser capa- “el hombre más grande nacido de gente quién es él, como será su vida: ces de poder lograrlo». Y «decían al mujer”»— la reflexión del Papa Fran- “Conviene que Él crezca, yo en camSeñor: “Señor, hasta los demonios se cisco en la misa celebrada en Santa bio debo disminuir”». Es esta, destanos someten en tu nombre”». Esta- Marta el viernes 6 de febrero. El có el Papa, «la vida de Juan: dismiban justamente «felices porque este Evangelio de san Marcos (6, 14-29) nuir ante Cristo, para que Cristo poder de Jesús, realizado con senci- relata la prisión y el martirio de este crezca». Es «la vida del siervo que llez, con pobreza, con amor, daba «hombre fiel a su misión; el hombre deja sitio, abre camino, para que que sufrió muchas tentaciones» y venga el Señor». buen resultado». La vida de Juan «no fue fácil»: en Precisamente la frase que los dis- que «nunca, nunca traicionó su vocípulos felices dirigieron a Jesús, se- cación». Un hombre «fiel» y «de efecto, «cuando Jesús comenzó su gún lo relatado en el Evangelio, gran autoridad, respetado por todos: vida pública», él era «cercano a los esenios, es decir, a los observantes «nos explica todo». Ellos decían: el grande de ese tiempo». El Papa Francisco se detuvo a de la ley, pero también de las oracio«Hemos hecho esto, y esto, y esto, y esto...». Así, después de escucharlos, analizar su figura: «Lo que salía de nes, de las penitencias». Así, a un Jesús cerró los ojos y dijo: «Estaba su boca era justo. Su corazón era cierto punto, en el período en el que viendo a Satanás caer del cieestaba en la cárcel, «sufrió lo». Un frase que revela cuál la prueba de la oscuridad, es «la guerra de la Iglesia: es de la noche en su alma». verdad, tenemos que recoger Y esa escena, comentó el ayudas y formar organizacioPapa Francisco, «conmuenes que ayuden porque el Seve: el grande, el más granñor nos da los dones para esde manda al encuentro de to»; pero, advirtió el Papa, Jesús a dos discípulos para «cuando olvidamos esta mipreguntarle: “Juan te presión, olvidamos la pobreza, gunta: ¿eres tú o me he olvidamos el celo apostólico equivocado y tenemos que y ponemos la esperanza en esperar a otro?”». A lo larestos medios, la Iglesia lentago del camino de Juan se mente cae hacia una ONG y asomó «la oscuridad del se convierte en una hermosa error, la oscuridad de una organización: poderosa pero vida consumida en el no evangélica, porque falta error. Y esto fue para él ese espíritu, esa pobreza, esa una cruz». fuerza de sanar». Ante la pregunta de Hay algo más: al regresar, Juan «Jesús responde con Jesús lleva consigo a los dislas palabras de Isaías»: el cípulos «a descansar un poBautista «comprende, pero co, a pasar un día en el camsu corazón permanece en po, a comer bocadillos con la oscuridad». Todo esto un refresco». En definitiva, el incluso estando disponible Señor quería «pasar juntos ante las peticiones del rey, un poco de tiempo para fes- Juan Fdez. de Navarrete «Juan Bautista en la prisión» (1565-1570) «a quien le gustaba escutejar». Y juntos hablan de la charlo, a quien le gustaba misión que acababan de realiconducir una vida adúltezar. Pero Jesús no les dice: «Sois ge- justo». Era tan grande que «Jesús ra», y «casi se convierte en un prediniales. En la próxima salida, ahora, dirá también de él que “era Elías cador de corte, de ese rey perplejo». organizad mejor las cosas». Se limita que regresó, para limpiar la casa, pa- Pero «él se humillaba» porque a recomendar: «Cuando hayáis he- ra preparar el camino”». Y Juan «pensaba convertir a ese hombre». Por último, dijo el Papa, «después cho todo lo que se os ha mandado, «era consciente de que su deber era decid: “somos siervos inútiles”» (Lc sólo anunciar: anunciar la proximi- de esta purificación, después de este dad del Mesías. Él era consciente, continuo caer en el anonadamiento, 17, 10). En estas palabras del Señor, desta- como nos hace reflexionar san Agus- dando lugar al abajamiento de Jesús, có el Papa Francisco, está el perfil tín, que él sólo era la voz, la Palabra termina su vida». El rey, perplejo, del apóstol. Y, en efecto, «¿cuál se- era otro». Incluso cuando «se vio «es capaz de tomar una decisión, ría la alabanza más bella para un tentado de “robar” esta verdad, él si- pero no porque su corazón se haya apóstol?». He aquí la respuesta: guió siendo justo: “Yo no soy, viene convertido»; sino más bien «porque «Ha sido un obrero del reino, un detrás de mí, pero yo no soy: yo soy el vino le da valor». De esta manera Juan termina su trabajador del reino». Precisamente el siervo; yo soy el servidor; yo soy vida «bajo la autoridad de un rey «esta es la alabanza más grande, el que abre las puertas para que Él mediocre, ebrio y corrupto, por el porque va por este camino del anun- venga». capricho de una bailarina y el odio cio de Jesús, va a curar, a custodiar, En este punto el Pontífice introvengativo de una adúltera». Así, a proclamar esta buena noticia y este dujo el concepto de camino, porque, «termina un grande, el hombre más año de gracia. A hacer que el pueblo recordó: «Juan es el precursor: pre- grande nacido de mujer», comentó vuelva a encontrar al Padre, a llevar cursor no sólo de la entrada del Se- el Papa Francisco que confesó: la paz al corazón de la gente». ñor en la vida pública, sino de toda «Cuando leo este pasaje, me conComo conclusión, el Papa invitó a la vida del Señor». El Bautista «si- muevo». Y añadió una consideraleer este pasaje del Evangelio, subra- gue adelante en el camino del Se- ción útil para la vida espiritual de yando «cuáles son las cosas más im- ñor; da testimonio del Señor no sólo todo cristiano: «Pienso en dos cosas: portantes para Jesús, para el anuncio mostrándolo —“¡Es éste!”— sino tam- primero, pienso en nuestros mártires, del Evangelio: son estas, estas pe- bién llevando la vida hasta las últi- en los mártires de nuestros días, esos queñas virtudes». Y «luego es Él, es mas consecuencias como la condujo hombres, mujeres y niños que son el Espíritu Santo quien lo hace to- el Señor». Y terminando su vida SIGUE EN LA PÁGINA 10 do». «con el martirio» fue «precursor de L’OSSERVATORE ROMANO página 10 VIENE DE LA PÁGINA 9 perseguidos, odiados, expulsados de sus casas, torturados, masacrados». Esto, destacó, «no es algo del pasado: hoy sucede esto. Nuestros mártires, que terminan su vida bajo la autoridad corrupta de gente que odia a Jesucristo». Por eso «nos hará bien pensar en nuestros mártires. Hoy pensamos en Paolo Miki, pero eso sucedió en 1600. Pensemos en los de hoy, de 2015». El Pontífice prosiguió añadiendo que este pasaje lo impulsa también a reflexionar sobre sí mismo: «Yo también moriré. Todos nosotros moriremos. Nadie tiene la vida “comprada”. También nosotros, queriéndolo o no, vamos por el camino del abajamiento existencial de la vida». Y esto, dijo, le impulsa «a rezar para que este abajamiento se asemeje lo más posible al de Jesucristo, a su abajamiento». Así se cierra el círculo de la meditación del Papa Francisco: «Juan, el grande, que disminuye continuamente hasta la nada; los mártires, que se abajan hoy, en nuestra Iglesia de hoy, hasta la nada; y nosotros, que estamos en este camino y vamos hacia la tierra, donde todos acabaremos». En este sentido la oración final del Papa: «Que el Señor nos ilumine, nos haga entender este camino de Juan, el precursor del camino de Jesús; y el camino de Jesús, que nos enseña cómo debe ser el nuestro». Misa en Santa Marta nos hace decir una hermosa oración: “Oh Dios tú que maravillosamente creaste el universo, y más maravillosamente lo recreaste en la redención”». Por lo tanto, «esta “segunda creación” es más maravillosa que la primera, este segundo trabajo es más maravilloso». Está también, prosiguió el Papa Francisco, «otro trabajo: el trabajo de la perseverancia en la fe, que Jesús dice que lo realiza el Espíritu Santo: “Yo os enviaré al Paráclito y Él os enseñará y os recordará, os hará recordar lo que os he dicho”». Es «el trabajo del Espíritu dentro de nosotros, para hacer viva la palabra de Jesús, para conservar la creación, para garantizar que esta creación no muera». Por lo tanto «la presencia del Espíritu ahí, que hace viva la primera y la segunda creación». En definitiva «Dios trabaja, sigue trabajando y nosotros podemos preguntarnos cómo debemos responder a esta creación de Dios, que nace del amor porque Él trabaja por amor». Así, «a la “primera creación” debemos responder con la responsabilidad que el Señor nos da: “la tierra es vuestra, llevadla adelante, ha- nuamente por el camino de la reconciliación interior, de la reconciliación comunitaria, porque la reconciliación es obra de Cristo». Y Pablo dice también: «Dios ha reconciliado al mundo en Cristo». Y «esta es la segunda respuesta». Por lo tanto «a la “segunda creación” decimos: “Sí, debemos dejarnos reconciliar con el Señor”». El Papa Francisco propuso después otra cuestión: «Y ¿cómo respondemos al trabajo que hace el Espíritu Santo en nosotros, de recordarnos las palabras de Jesús, de explicarnos, de hacernos entender lo que Jesús dijo?». Fue precisamente «Pablo quien dijo» que no entristeciéramos «al Espíritu Santo que está en vosotros: estad atentos, es vuestro huesped, está dentro de vosotros, trabaja dentro de vosotros. No entristezcáis al Espíritu Santo». Y esto «porque creemos en un Dios personal. Dios es persona: es persona Padre, persona Hijo y persona Espíritu Santo». Por lo demás, «los tres están implicados en estra creación, en esta recreación, en esta perseverancia en la re-creación». Así, «a los tres respondemos: custodiar y hacer cre- cedla crecer”». Por eso, «también para nosotros está la responsabilidad de hacer crecer la tierra, de hacer crecer la creación, de custodiarla y hacerla crecer según sus leyes: somos señores de la creación, no dueños». Y no debemos «adueñarnos de la creación, sino llevarla adelante, fiel a sus leyes». Precisamente «esta es la primera respuesta al trabajo de Dios: trabajar para custodiar la creación, para hacerla fructificar». En esta perspectiva, afirmó el Papa, «cuando escuchamos que la gente organiza reuniones para pensar en cómo custodiar la creación, podemos decir: “Pero no, son los verdes”». En cambio, observó, «no son los verdes: esto es cristiano». Y «es nuestra respuesta a la “primera creación” de Dios, es nuestra responsabilidad». De hecho, «un cristiano que no custodia la creación, que no la hacer crecer, es un cristiano que no le importa el trabajo de Dios, ese trabajo nacido del amor de Dios por nosotros». Y «esta es la primera respuesta a la primera creación: custodiar la creación, hacerla crecer». Pero «¿cómo respondemos “a la segunda creación”»? Se preguntó el Papa Francisco, destacando que, al respecto, «el apóstol Pablo nos dice una palabra justa, que es la verdadera respuesta: “dejaos reconciliar con D ios”». Se trata, explicó, de «esa actitud interior abierta para ir conti- cer la creación, dejarnos reconciliar con Jesús, con Dios en Jesús, en Cristo, todos los días, y no entristecer al Espíritu Santo, no expulsarlo: es el huesped de nuestro corazón, el que nos acompaña, nos hace crecer». Como conclusión el Papa rezó para que «el Señor nos dé la gracia de entender que Él está obrando; y nos dé la gracia de responder justamente a este trabajo de amor». Trabajando con Dios Dios está siempre obrando por amor y nos corresponde a nosotros responderle con responsabilidad y espíritu de reconciliación, dejando lugar al Espíritu Santo. Es la invitación que el Papa dirigió en la misa celebrada el lunes 9 de febrero, por la mañana, en la capilla de la Casa Santa Marta. «La liturgia de la Palabra de hoy —explicó inmediatamente el Papa Francisco refiriéndose al pasaje del Génesis (1, 1-19)— nos lleva a pensar, a meditar sobre los trabajos de Dios: Dios trabaja». Tanto que «Jesús mismo dijo: “Mi padre sigue trabajando, sigue actuando; yo también”». Y, así, recordó el Papa, «algunos teólogos medievales explicaban: primero Dios, el creador, crea el universo, crea los cielos, la tierra, los seres vivos. Él crea. El trabajo de creación» Sin embargo, «la creación no termina: Él continuamente sostiene lo que ha creado, obra para sostener lo que ha creado para que siga adelante». Precisamente en el Evangelio de san Marcos (6, 53-56), hizo notar el Papa, «vemos “la otra creación” de Dios», o sea, «la de Jesús que viene a “re-crear” lo que había sido destruido por el pecado». Y «vemos a Jesús entre la gente». Escribe en efecto san Marcos: «Apenas desembarcaron, lo reconocieron y se pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaba los enfermos en camillas; y los que lo tocaban se curaban». Es «la “re-creación”», y precisamente «la liturgia expresa el alma de la Iglesia en esto, cuando Dos carnets de identidad Para conocer nuestra verdadera identidad no podemos ser «cristianos que están sentados» sino que debemos tener el «valor de ponernos siempre en camino para buscar el rostro del Señor», porque somos «imagen de Dios». En la misa celebrada en Santa Marta, el martes 10 de febrero, el Papa Francisco, comentando la primera lectura de la liturgia —el relato de la creación en el libro del Génesis (1, 20 - 2, 4)— reflexionó sobre una pregunta esencial para toda persona: «¿Quién soy yo?». Nuestro «carné de identidad», dijo el Papa, se encuentra en el he- viernes 13 de febrero de 2015, número 7 cho de que los hombres fueron creados «a imagen y semejanza de Dios». Pero entonces, añadió, «la pregunta que nos podemos hacer es: ¿Cómo conozco, yo, la imagen de Dios? ¿Cómo llego a saber cómo es Él para saber cómo soy yo? ¿Dónde encuentro la imagen de Dios?». La respuesta se encuentra «no ciertamente en la computadora, en las enciclopedias, tampoco en los libros», porque «no hay un catálogo que contenga la imagen de Dios». Existe sólo un modo «para encontrar la imagen de Dios, que es mi identidad» y consiste en ponerse en camino: «Si no nos ponemos en camino, jamás podremos conocer el rostro de D ios». Este deseo de conocimiento se encuentra también en el Antiguo testamento. Los salmistas, hizo notar el Papa Francisco, «muchas veces dicen: quiero conocer tu rostro»; y «Moisés también una vez le dijo al Señor». Pero en realidad «no es fácil, porque ponerse en camino significa dejar muchas seguridades, muchas opiniones de cómo es la imagen de Dios, y buscarlo». Significa, en otros términos, «dejar que Dios, la vida nos ponga a prueba», significa «arriesgar», porque «solamente así se puede llegar a conocer el rostro de Dios, la imagen de Dios: poniéndose en camino». El Papa se remitió de nuevo al Antiguo testamento para recordar que «así hizo el pueblo de Dios, así hicieron los profetas». Por ejemplo «el gran Elías: tras vencer y purificar la fe de Israel, siente la amenaza de la reina y tiene miedo y no sabe qué hacer. Se pone en camino. Y en cierto momento, prefiere morir». Pero Dios «lo llama, le da de comer, de beber y le dice: sigue caminando». Así, Elías «llega al monte y allí encuentra a Dios». Su recorrido fue, por lo tanto, «un largo camino, un camino penoso, un camino difícil», pero nos enseña que «quien no se pone en camino, jamás conocerá la imagen de Dios, jamás encontrará el rostro de Dios». Es una lección para todos nosotros: «los cristianos sentados, los cristianos inmóviles —afirmó el Pontífice— no conocerán el rostro de Dios». Tienen la presunción de decir: «Dios es así, así...», pero en realidad «no lo conocen». Para caminar, en cambio, «se necesita esa inquietud que Dios mismo puso en nuestro corazón y que te lleva adelante a buscarlo». Lo mismo, explicó el Pontífice, sucedió a «Job que, con su prueba, comenzó a pensar: pero ¿cómo es Dios, que permite que esto me suceda?». Incluso sus amigos «después de un gran silencio durante días, comenzaron a hablar, a discutir con él». Pero todo eso fue inútil: «con estos argumentos, Job no conoció a Dios». En cambio, «cuando él se dejó interpelar por el Señor en la prueba, encontró a Dios». Y precisamente de Job se puede escuchar «esa palabra que nos ayudará mucho en este camino de búsqueda de nuestra identidad: “yo te conocía de oídas, pero ahora mis ojos te han visto”». Es este el núcleo de la cuestión según el Papa Francisco: «El encuentro con Dios» que puede darse «solamente poniéndose en camino». Cierto, continuó, «Job se puso en SIGUE EN LA PÁGINA 11 número 7, viernes 13 de febrero de 2015 L’OSSERVATORE ROMANO página 11 A los obispos griegos en visita «ad limina Apostolorum» Solidaridad contra la crisis «El espíritu de solidaridad, que cada cristiano está llamado a testimoniar en la vida cotidiana concreta, constituye una levadura de esperanza». Refiriéndose al período de grave crisis económica y financiera que aflige a Grecia, el Papa se dirigiró de este modo a los prelados de la Conferencia episcopal del país, a quienes recibió en audiencia el jueves 5 de febrero, por la mañana, con ocasión de la visita «ad limina Apostolorum». Queridos hermanos obispos: Os saludo a todos con afecto con ocasión de vuestra visita ad limina. Esta peregrinación vuestra a las tumbas de los Apóstoles es siempre ocasión privilegiada para reforzar los vínculos de comunión con el Sucesor de Pedro y con todo el Colegio episcopal disperso por todo el mundo. Esta unidad favorece entre vosotros la comunión fraterna: ella es indispensable también para el crecimiento de la Iglesia en Grecia, así como para el progreso de toda la sociedad. Esto es aún más verdadero en vuestro país, que en este momento tiene más necesidad que nunca de diálogo entre sus diversas componentes políticas y culturales, para la salvaguardia y la promoción del bien común. Por lo tanto, no dejéis de estimular a las personas confiadas a vuestra atención episcopal a dar por doquier un valiente testimonio de fraternidad. Esa diaconía de la fraternidad, por una parte, pide la custodia y el refuerzo de las tradiciones culturales y de las raíces cristianas de la sociedad helénica y, por otra, pide apertura hacia los valores culturales y espirituales de los que son portadores los numerosos inmigrantes, con espíritu de sincera acogida hacia estos hermanos y hermanas, sin distinción de raza, lengua o credo religioso. Vuestras comunidades cristianas, mostrándose verdaderamente unidas entre sí y al mismo tiempo abiertas al encuentro y a la acogida, especialmente hacia los más desfavorecidos, pueden contribuir realmente a transformar la sociedad, con el fin de hacerla más conforme al ideal evangélico. Me alegra saber que estáis comprometidos en esta acción pastoral y caritativa, sobre todo en favor de los inmigrantes, incluso irregulares, muchos de los cuales son católicos. Os aliento de todo corazón a continuar con un renovado impulso evangelizador, implicando en esta obra especialmente a los jóvenes, ellos son el futuro de la nación. Ante la persistencia de la crisis económico-financiera, que afectó de modo particularmente duro también a vuestro país, no os canséis de exhortar a todos a la confianza en el futuro, contrastando la así llamada cultura del pesimismo. El espíritu de solidaridad, que cada cristiano está llamado a testimoniar en la vida cotidiana concreta, constituye una levadura de esperanza. Es importante que mantengáis relaciones constructivas con los diversos componentes de la sociedad, para difundir esta perspectiva de solidaridad, con una actitud de diálogo y de colaboración también con los demás países europeos. Con este mismo espíritu, os aliento a continuar el diálogo interpersonal con los hermanos ortodoxos, con el fin de alimentar el necesario camino ecuménico, imprescindible perspectiva para un futuro de serenidad y de fecundidad espiritual para toda vuestra nación. Para llevar adelante la misión de evangelización y de promoción humana a la que está llamada la Iglesia en Grecia, es irrenunciable la presencia de un clero generoso y motivado. Por lo tanto, os exhorto a aumentar, con adecuados instrumentos, la pastoral vocacional para hacer frente a la insuficiencia numérica del clero. Al respecto, os pido que transmitáis a los sacerdotes de vuestras diócesis, muchos de los cuales son ancianos, todo mi afecto y mi aprecio por su celo apostólico, a pesar de la escasez de medios. Una aportación necesaria y valiosa para el anuncio del Evangelio lo ofrecen los institutos de vida consagrada, a los cuales os invito a dedicar la justa atención, para que conti- Misa con el Santo Padre VIENE DE LA PÁGINA 10 camino con una maldición», incluso «tuvo el valor de maldecir la vida y su historia: “maldito el día en que nací...”». En efecto, reflexionó el Papa, «a veces, en el camino de la vida, no encontramos un sentido a las cosas». Esta misma experiencia vivió el profeta Jeremías, quien, «tras ser seducido por el Señor, percibe la maldición: “¿por qué a mí?”». Él quería «quedarse sentado tranquilo» y en cambio, «el Señor quería hacerle ver su rostro». Esto es válido para cada uno de nosotros: «para conocer nuestra identidad y conocer la imagen de Dios es necesario ponerse en camino», permanecer «inquietos, no quietos». Precisamente esto «es buscar el rostro de Dios». El Papa Francisco se refirió también al pasaje del Evangelio de san Marcos (7, 1-13), en el cual «Jesús encuentra gente que tiene miedo de ponerse en camino» y que construye una especie de «caricatura de Dios». Pero eso «es un carné de identidad falso» porque, explicó el Pontífice, «estos no-inquietos han silenciado la inquietud del corazón: dibujan a Dios con los mandamientos» pero haciendo así «se olvidan de Dios» para observar sólo «la tradición de los hombres». Y, «cuando tienen una inseguridad, inventan o crean otro mandamiento». Jesús dice a los escribas y fariseos que se llenan de mandamientos: «Anuláis la Palabra de Dios con la tradición que habéis transmitido, y de cosas como estas hacéis muchas». Esto precisamente «es el falso carné de identidad, el que podemos tener sin ponernos en camino, quietos, sin la inquietud del corazón». Al respecto el Papa puso en evidencia un detalle «curioso»: el Señor, en efecto, «los alaba pero los reprende en el punto que más duele. Los alaba: “sois en verdad hábiles en rechazar el mandamiento de Dios para observar vuestra tradición”», pero luego «los reprende allí donde está el punto más fuerte de los mandamientos hacia el prójimo». Jesús recuerda, en efecto, que Moisés dijo: «Honra a tu padre y a tu madre, y el que maldiga a su padre o a su madre es reo de muerte». Y prosigue: «vosotros en cambio, decís: si uno le dice al padre o a la madre: los bienes con que podría ayudarte son corbán, es decir, ofrenda sagrada, ya no le permitís hacer nada por su padre o por su madre». Al hacer así «se lavan las manos con el mandamiento más tierno, más fuerte, el único que tiene una promesa de bendición». Y, así, «están tranquilos, están quietos, no se ponen en camino». Esta por consiguiente «es la imagen de Dios que ellos tienen». En realidad su recorrido es un camino «entre comillas»: es decir, «un camino que no camina, un camino quieto. Reniegan de sus padres, pero cumplen las leyes de la tradición que ellos han creado». Al concluir su reflexión el obispo de Roma volvió a proponer el sentido de los dos textos litúrgicos como «dos carnets de identidad». El primero es «el que todos tenemos, porque el Señor nos hizo así», y es «el que nos dice: ponte en camino y conocerás tu identidad, porque tú eres imagen de Dios, estás hecho a semejanza de Dios. Ponte en camino y busca a Dios». El otro, en cambio, nos asegura: «No, quédate tranquilo: cumple todos estos mandamientos y esto es Dios. Este es el rostro de Dios». De aquí el deseo de que el Señor nos «dé a todos la gracia de la valentía para ponernos siempre en camino, para buscar el rostro del Señor, ese rostro que un día veremos pero que aquí, en la tierra, debemos buscar». núen, a pesar de las numerosas dificultades, la propia misión en el país. Pienso sobre todo en el ámbito de la formación escolar, en la cual ellos realizan un trabajo notable. Con el fin de revitalizar las comunidades cristianas, estáis llamados a valorizar el papel de los fieles laicos. Su cooperación en el ministerio de los obispos y de los presbíteros es indispensable para afrontar los desafíos actuales y los del futuro. Se trata de cuidar adecuadamente su formación, incluso incrementando la presencia de los movimientos y de las asociaciones eclesiales. Estos, allí donde están bien guiados por los Pastores, suscitan por doquier aprecio por su compromiso misionero y por la alegría cristiana que difunden, trabajando siempre en sintonía con las líneas pastorales de las Iglesias particulares y bien incorporados en las diócesis y en las parroquias. El debilitamiento de la familia, causado también por el proceso de secularización, requiere el compromiso de la Iglesia en perseverar en los programas de formación al matrimonio, sin olvidar el trabajo indispensable con las nuevas generaciones en su formación cristiana. Que las personas ancianas no estén ausentes de vuestras preocupaciones; muchas de ellas están solas o abandonadas, porque la cultura del descarte lamentablemente se está difundiendo un poco por todas partes. No os canséis de poner de relieve con la palabra y con las acciones que la presencia y la participación de los mayores en la vida social es indispensable para el buen camino de un pueblo. Queridos hermanos obispos, deseo expresaros mi aprecio por el trabajo de evangelización que, a pesar de la múltiples dificultades, lleváis adelante en Grecia. El reconocimiento jurídico de la Iglesia católica por parte de las autoridades competentes es un hecho de gran relieve, que os ayuda a mirar con mayor serenidad al futuro, comprometiéndoos en el hoy con un confiado dinamismo y con el entusiasmo de quienes son testigos del Señor muerto y resucitado. Os aliento a perseverar con alegría evangélica en vuestra misión. Os encomiendo a vosotros, a los sacerdotes, las personas consagradas y a todos los fieles laicos de vuestras diócesis a la intercesión de la Virgen santa y, mientras os pido que recéis por mí y por mi ministerio, de corazón os imparto la bendición apostólica. L’OSSERVATORE ROMANO página 12 viernes 13 de febrero de 2015, número 7 En la audiencia general del 11 de febrero el Papa Francisco habla de los hijos Como los dedos de la mano Todos son míos, pero todos son diferentes, decía mi madre Una sociedad que considera a los hijos «una preocupación, un peso, un riesgo, es una sociedad deprimida»: lo dijo el Papa Francisco el miércoles 11 de febrero durante la audiencia general en la plaza de San Pedro, continuando su catequesis sobre la familia. Los hijos, destacó, «no son un problema de biología reproductiva, ni uno de los tantos modos de realizarse. Y mucho menos, son una posesión de los padres. Los hijos son un don». Queridos hermanos ¡buenos días! y hermanas, Después de haber reflexionado sobre las figuras de la madre y del padre, en esta catequesis sobre la familia quiero hablar del hijo o, mejor dicho, de los hijos. Me inspiro en una hermosa imagen de Isaías. El profeta escribe: «Tus hijos se reúnen y vienen hacia ti. Vienen tus hijos desde lejos, a tus hijas las traen en brazos. Entonces lo verás y estarás radiante; tu corazón se asombrará, se ensanchará» (60, 4-5a). Es una espléndida imagen, una imagen de la felicidad que se realiza en el reencuentro entre padres e hijos, que caminan juntos hacia el futuro de libertad y paz, tras un largo período de privaciones y separación, cuando el pueblo judío se hallaba lejos de su patria. En efecto, existe un estrecho vínculo entre la esperanza de un pueblo y la armonía entre las generaciones. Debemos pensar bien en esto. Existe un vínculo estrecho entre la esperanza de un pueblo y la armonía entre las generaciones. La alegría de los hijos estremece el corazón de los padres y vuelve a abrir el futuro. Los hijos son la alegría de la familia y de la sociedad. No son un problema de biología reproductiva, ni uno de los tantos modos de realizarse. Y mucho menos son una posesión de los padres… No. Los hijos son un don, son un regalo, ¿habéis entendido? Los hijos son un don. Cada uno es único e irrepetible y, al mismo tiempo, está inconfundiblemente unido a sus raíces. De hecho, ser hijo e hija, según el designio de Dios, significa llevar en sí la memoria y la esperanza de un amor que se ha realizado precisamente dando la vida a otro ser humano, original y nuevo. Y para los padres cada hijo es él mismo, es diferente, es diverso. Permitidme un recuerdo de familia. Recuerdo que mi madre decía de nosotros —éramos cinco—: «Tengo cinco hijos». Cuando le preguntaban: «¿Cuál es tu preferido?», respondía: «Tengo cinco hijos, como cinco dedos. [Muestra los dedos de la mano] Si me golpean este, me duele; si me golpean este otro, me duele. Me duelen los cinco. Todos son hijos míos, pero todos son diferentes, como los dedos de una mano». Y así es la familia. Los hijos son diferentes, pero todos hijos. Se ama a un hijo porque es hijo, no porque es hermoso o porque es de una o de otra manera; no, porque es hijo. No porque piensa como yo o encarna mis deseos. Un hijo es un hijo: una vida engendrada por noso- tros, pero destinada a él, a su bien, al bien de la familia, de la sociedad, de toda la humanidad. De ahí viene también la profundidad de la experiencia humana de ser hijo e hija, que nos permite descubrir la dimensión más gratuita del amor, que jamás deja de sorprendernos. Es la belleza de ser amados antes: los hijos son amados antes de que lleguen. Cuántas veces encuentro en la plaza a madres que me muestran la panza y me piden la bendición..., esos niños son amados antes de venir al mundo. Esto es gratuidad, esto es amor; son amados antes del nacimiento, como el amor de Dios, que siempre nos ama antes. Son amados antes de haber hecho algo para merecerlo, antes de saber hablar o pensar, incluso antes de venir al mundo. Ser hijos es la condición fundamental para conocer el amor de Dios, que es la fuente última de este auténtico milagro. En el alma de cada hijo, aunque sea vulne- Llamamiento del Pontífice Solidaridad con Lampedusa Al término de la audiencia, durante el saludo a los diversos grupos, el Papa Francisco aseguró su oración por las víctimas de la reciente tragedia de la inmigración e invitó a todos a la solidaridad. Sigo con preocupación las noticias que llegan de Lampedusa, donde se suman otros muertos entre los inmigrantes a causa del frío a lo largo de la travesía del Mediterráneo. Deseo asegurar mi oración por las víctimas y alentar nuevamente a la solidaridad para que a nadie le falte la ayuda necesaria. rable, Dios pone el sello de este amor, que es el fundamento de su dignidad personal, una dignidad que nada ni nadie podrá destruir. Hoy parece más difícil para los hijos imaginar su futuro. Los padres —aludí a ello en las catequesis anteriores— han dado, quizá, un paso atrás, y los hijos son más inseguros al dar pasos hacia adelante. Podemos aprender la buena relación en- tre las generaciones de nuestro Padre celestial, que nos deja libres a cada uno de nosotros, pero nunca nos deja solos. Y si nos equivocamos, Él continúa siguiéndonos con paciencia, sin disminuir su amor por nosotros. El Padre celestial no da pasos atrás en su amor por nosotros, ¡jamás! Va siempre adelante, y si no puede ir delante, nos espera, pero nunca va para atrás; quiere que sus hijos sean intrépidos y den pasos hacia adelante. Por su parte, los hijos no deben tener miedo del compromiso de construir un mundo nuevo: es justo que deseen que sea mejor que el que han recibido. Pero hay que hacerlo sin arrogancia, sin presunción. Hay que saber reconocer el valor de los hijos, y se debe honrar siempre a los padres. El cuarto mandamiento pide a los hijos —y todos los somos— que honren al padre y a la madre (cf. Ex 20, 12). Este mandamiento viene inmediatamente después de los que se refieren a Dios mismo. En efecto, encierra algo sagrado, algo divino, algo que está en la raíz de cualquier otro tipo de respeto entre los hombres. Y en la formulación bíblica del cuarto mandamiento se añade: «Para que se prolonguen tus días en la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar». El vínculo virtuoso entre las generaciones es garantía de futuro, y es garantía de una historia verdaderamente humana. Una sociedad de hijos que no honran a sus padres es una sociedad sin honor; cuando no se honra a los padres, se pierde el propio honor. Es una sociedad destinada a poblarse de jóvenes desapacibles y ávidos. Pero también una sociedad avara de procreación, a la que no le gusta rodearse de hijos que conside- Los tuits en @Pontifex_es 6 FEB [09.06 AM] Tener fe no quiere decir que no tengamos dificultades en la vida, sino que somos capaces de afrontarlas sabiendo que no estamos solos 8 FEB [10.08 AM] Jesús no es un personaje del pasado: también hoy sigue iluminando el camino del hombre ra, sobre todo, una preocupación, un peso, un riesgo, es una sociedad deprimida. Pensemos en las numerosas sociedades que conocemos aquí, en Europa: son sociedades deprimidas, porque no quieren hijos, no tienen hijos; la tasa de nacimientos no llega al uno por ciento. ¿Por qué? Cada uno de nosotros debe de pensar y responder. Si a una familia numerosa la miran como si fuera un peso, hay algo que está mal. La procreación de los hijos debe ser responsable, tal como enseña la encíclica Humanae vitae del beato Pablo VI, pero tener más hijos no puede considerarse automáticamente una elección irresponsable. No tener hijos es una elección egoísta. La vida se rejuvenece y adquiere energías multiplicándose: se enriquece, no se empobrece. Los hijos aprenden a ocuparse de su familia, maduran al compartir sus sacrificios, crecen en el aprecio de sus dones. La experiencia feliz de la fraternidad favorece el respeto y el cuidado de los padres, a quienes debemos agradecimiento. Muchos de vosotros presentes aquí tienen hijos, y todos somos hijos. Hagamos algo, un minuto de silencio. Que cada uno de nosotros piense en su corazón en sus propios hijos —si los tiene—; piense en silencio. Y todos nosotros pensemos en nuestros padres, y demos gracias a Dios por el don de la vida. En silencio, quienes tienen hijos, piensen en ellos, y todos pensemos en nuestros padres. [Silencio] Que el Señor bendiga a nuestros padres y bendiga a vuestros hijos. Que Jesús, el Hijo eterno, convertido en hijo en el tiempo, nos ayude a encontrar el camino de una nueva irradiación de esta experiencia humana tan sencilla y tan grande que es ser hijo. En la multiplicación de la generación hay un misterio de enriquecimiento de la vida de todos, que viene de Dios mismo. Debemos redescubrirlo, desafiando el prejuicio; y vivirlo en la fe con plena alegría. Y os digo: qué hermoso es cuando paso entre vosotros y veo a los papás y a las mamás que alzan a sus hijos para que los bendiga; este un gesto casi divino. Gracias por hacerlo.
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