Visita a los siete monumentos de Jueves Santo en compañía de Santa Teresa de Jesús Por: Christian C. Hernández T.O.Carm. Comunidad de Sta. Teresita, San Juan, Puerto Rico Oración preparatoria: Dulce y adorabilísimo Jesús, hoy, día en que la Iglesia conmemora la institución del Santísimo Sacramento donde te quisiste quedar con nosotros déjanos acompañarte con el más delicado afecto y con nuestra gratitud. Jesús en este día queremos reconocer y adorar tu divina presencia en este augusto sacramento donde te has querido quedar como manjar sustancioso para los enfermos, fuerza para los caminantes, amigo de los tristes, luz para los ciegos, pero sobretodo como manantial de vida eterna para los que te aman y siguen tu Evangelio. En este día en que tu corazón enamorado se ha volcado en un apasionado fluir de gracias para los discípulos de todos los tiempos dándonos las delicadezas más finas de tu pecho: en la Divina Eucaristía, en el Orden Sacerdotal y en el Mandamiento del Amor. Hoy Maestro queremos acompañarte en tu mística agonía del sagrario de la mano de María Santísima tu madre y de aquella mujer que de ti dijo “solo Dios basta”, Santa Teresa de Jesús. Danos en este día la gracia de acompañarte místicamente por el camino de tu Pasión y Muerte en compañía de estas intrépidas mujeres que no escatimaron nada en seguirte hasta el pie de la Cruz. Que estas visitas fortalezcan en nosotros el deseo de seguirte y amarte, pero sobretodo alcancemos la gracia de rechazar al pecado y abrazarnos a Cristo para triunfar con él en la resurrección. Amén. Primera Visita Alabada sea la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo y los Dolores de su Santísima Madre. La institución de la Eucaristía Mientras cenaban, Jesús tomó pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio diciendo: Tomad y comed; esto es mi cuerpo. Tomó luego una copa y, después de dar gracias se la dio diciendo: Bebed todos de ella ésta es mi sangre, la sangre de la alianza que se derrama por todos para el perdón de los pecados. Os digo que ya no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día en que beba con vosotros en reino de mi Padre. (Mt 26, 26-29) Santa Teresa nos dice: “Que al habernos dado este pan sacratísimo para siempre, bien cierto lo tenemos. Su Majestad nos dio, como he dicho, este mantenimiento y maná de la Humanidad al que hayamos como queremos y con el que, si no es por nuestra culpa, no moriremos de hambre, que de todas cuantas maneras quisiere comer el alma, hallará en el Santísimo Sacramento sabor y consolación. No hay necesidad de trabajo ni persecución que no sea fácil de pasar si comenzamos a gustar de sus propios trabajos.” (CP 34, 2) Jesús mucha razón tiene Santa Teresa, tu nos has dado en el Santísimo Sacramento el maná para caminar por el desierto de esta vida tan dura y muchas veces injusta. Jesús eucaristía dame fuerza para andar animoso el camino de la perfección cristiana cumpliendo tu voluntad y viviendo tu Evangelio apasionadamente. Te pedimos por todos aquellos hermanos nuestros que tan cerca de la fuente de la vida que salta hasta la vida eterna no se acercan a ella o porque no la conocen o bien porque viven en pecado. Jesús te pedimos por ellos para que sientan la llamada de tu corazón eucarístico que les espera anhelante y hambriento de su amor. Padre Nuestro, Ave María, Gloria ¡Viva Jesús sacramentado, viva y de todos sea amado! Madre Dolorosa, ruega por nosotros. Santa Teresa de Jesús, ruega por nosotros. Segunda Visita Alabada sea la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo y los Dolores de su Santísima Madre. La Traición de Judas Aún estaba Jesús hablando, cuando apareció un tropel, encabezado por uno de los doce, llamado Judas, que se acerco a Jesús para besarlo. Jesús le dijo: Judas, ¿Con un beso entregas al Hijo del hombre? Habéis venido a prenderme con espadas y palos, como si fuera un ladrón. Todos los días estaba con vosotros en el templo, y no me pusisteis las manos encima; pero esta es vuestra hora: la hora del poder de las tinieblas. (Lc 22,47-48,52-53) Nos dice Santa Teresa de Jesús: “¡Oh hermanas mías en Cristo!: ayudadme a suplicar esto al Señor que para esto nos junto aquí. Se está ardiendo el mundo, quieren tornar a sentenciar a Cristo-como dicen- pues le levantan mil testimonios. Quieren poner su Iglesia por el suelo ¿y hemos de gastar tiempo en cosas que por ventura, si Dios se las diese, tendríamos un alma menos en el cielo? No hermanas mías: no es tiempo de tratar con Dios negocios de poca importancia.” (CP 1,5) Es verdad lo que la Santa Madre nos dice quieren tornar a sentenciar a Cristo y poner la Iglesia por el suelo. Pero Señor, a pesar de ser la hora de las tinieblas, la hora de la traición sabemos que brillara la luz de tu resurrección. Ahora Jesús mío te pido perdón porque muchas veces Judas he sido yo, prefiriendo el pecado a mi amistad contigo, perdón. Perdón por la traición de tantos ministros que tú elegiste como celosos administradores de tus misterios y te han dado el sacrílego beso de la traición por ir en pos de otros amores más baratos que el que tú nos das, pues el tuyo no tiene precio ni límite. Perdona también el beso sacrílego de tantos cristianos que te dan la espalda por vivir con lo que el Mundo y la Carne exigen, placer por el placer y se atreven a acercarse al sagrado convite. Verdaderamente Señor somos tus discípulos, tus cristianos, los que te volvemos a besar con el beso de la traición. Jesús déjame amarte con un corazón puro y sin traición alguna darte el más tierno de los besos. Padre Nuestro, Ave María, Gloria ¡Viva Jesús sacramentado, viva y de todos sea amado! Madre Dolorosa, ruega por nosotros. Santa Teresa de Jesús, ruega por nosotros. Tercera Visita Alabada sea la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo y los Dolores de su Santísima Madre. Prisión de Jesús ¿A quien buscáis? Volvieron a contestarle: A Jesús de Nazaret. Jesús les dijo: Ya os he dicho que soy yo. Por tanto, si me buscáis a mí, dejad que estos se vayan. (Así se cumplió lo que él mismo había dicho: No he perdido a ninguno de los que me diste). Entonces Simon Pedro que tenía una espada, la desenvainó e hirió con ella al siervo del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha (este siervo se llamaba, Malco). Pero Jesús dijo a Pedro: Envaina de nuevo tu espada. ¿Es que no debo beber esta copa de amargura que el Padre me ha preparado? (Jn18,5-11) Santa Teresa nos dice: “Oh Señor: que todo el daño nos viene de no tener puestos los ojos en Vos. Que, si no mirásemos otra cosa si no el camino, presto llegaríamos. Más damos mil caídas y tropiezos y erramos el camino, Parece que nunca se anduvo, según se nos dice de nuevo. Cosa es para lastimar, por cierto, lo que algunas veces pasa.” (CP 18,11) Señor en esta visita en la que conmemoramos tu prisión, recordamos tu infinito amor para con nosotros al quedarte cautivo en todos los sagrarios del orbe. Jesús que no te dejemos solo ni un solo instante en nuestros sagrarios donde preso eres por amor a mí. Señor al ser tomado preso ya habías aceptado la voluntad del Padre de entregar la vida por nosotros, pero Pedro tu discípulo apasionado interviene en tu captura y ataca a Malco. Como siempre Señor amonestas a Pedro sus impulsividades y le cuestionas si no debes beber el cáliz que el Padre te tiene preparado. Pero Señor recuerda que en ocasiones hemos desviado la vista de ti como nos dice Teresa, por eso no somos capaces de comprender los designios de tu Padre. Jesús en el sagrario ayúdanos a tener los ojos en ti para que no perdamos el camino de la voluntad del Padre, que es el que nos propones a tus discípulos. Padre Nuestro, Ave María, Gloria ¡Viva Jesús sacramentado, viva y de todos sea amado! Madre Dolorosa, ruega por nosotros. Santa Teresa de Jesús, ruega por nosotros. Cuarta Visita Alabada sea la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo y los Dolores de su Santísima Madre. La negación de Pedro Pedro estaba sentado fuera en el patio, y se le acercó una criada y le dijo: «También tú andabas con Jesús el Galileo.» Él lo negó delante de todos, diciendo: «No sé qué quieres decir.» Y, al salir al portal, lo vio otra y dijo a los que estaban allí: «Éste andaba con Jesús el Nazareno.» Otra vez negó él con juramento: «No conozco a ese hombre.» Poco después se acercaron los que estaban allí y dijeron a Pedro: «Seguro; tú también eres de ellos, te delata tu acento.» Entonces él se puso a echar maldiciones y a jurar, diciendo: «No conozco a ese hombre.» Y en seguida cantó un gallo. Pedro se acordó de aquellas palabras de Jesús: «Antes de que cante el gallo, me negarás tres veces.» Y, saliendo afuera, lloró amargamente. (Mt 14,66-72) Al miedo y cobardía de Pedro, Santa Teresa contesta: “Torno a decir que el todo o el gran parte al menos, ésta en perder cuidado de nosotros mismos y de nuestro regalo ya que quien comienza a servir al Señor, lo menos que le puede ofrecer es la vida. Si le ha dado su voluntad ¿Qué teme? Claro está que si el verdadero orador pretende gozar de regalos de Dios no ha de volver las espaldas a desear morir por él y pasar martirio.” (CP 12, 2) Señor ante la cobardía de Pedro me avergüenzo, porque también alguna vez yo he sido Pedro negándote por avergonzarme de ser tu discípulo. Señor, Santa Teresa tiene toda la razón si ya te entregue la voluntad y te estoy siguiendo porque la cobardía de echarme atrás. Si me has dado todo no me debo avergonzar de ti jamás. Señor ayúdame a dar la vida por ti cuésteme lo que me cueste, déjame seguirte aun a riesgo de perder mi vida por ser tu testigo en medio de un mundo que no acoge y menos aun respeta tu mensaje. Dame Señor la humildad de Pedro para llorar con él las muchas veces que te he negado. Padre Nuestro, Ave María, Gloria ¡Viva Jesús sacramentado, viva y de todos sea amado! Madre Dolorosa, ruega por nosotros. Santa Teresa de Jesús, ruega por nosotros. Quinta visita Alabada sea la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo y los Dolores de su Santísima Madre. Jesús condenado a muerte Jesús fue llevado ante el gobernador, y el gobernador le preguntó: «¿Eres tú el rey de los judíos?» Jesús respondió: «Tú lo dices.» Y, mientras lo acusaban los sumos sacerdotes y los ancianos, no contestaba nada. Entonces Pilato le preguntó: « ¿No oyes cuántos cargos presentan contra ti?» Como no contestaba a ninguna pregunta, el gobernador estaba muy extrañado. Por la fiesta, el gobernador solía soltar un preso, el que la gente quisiera. Había entonces un preso famoso, llamado Barrabás. Cuando la gente acudió, les dijo Pilato: «¿A quién queréis que os suelte, a Barrabás o a Jesús, a quien llaman el Mesías? » Pues sabía que se lo habían entregado por envidia. Pero los sumos sacerdotes y los ancianos convencieron a la gente que pidieran el indulto de Barrabás y la muerte de Jesús. El gobernador preguntó: «¿A cuál de los dos queréis que os suelte?» Ellos dijeron: «A Barrabás. » Pilato les preguntó: «¿Y qué hago con Jesús, llamado el Mesías? Contestaron todos: «Que lo crucifiquen.». (Mt 27,11-22) Ante la injusta condena Santa Teresa nos enseña: “Porque de verdad que es gran humildad verse condenar sin culpa y callar. Y es hermosa imitación del Señor que os quitó las culpas. Por eso ruego que hagáis de esta actitud un gran estudio porque trae consigo grandes ganancias. Y en procurar nosotras librarnos de toda culpa, ninguna ganancia hay si no es-como digo- en algunos casos que podrían causar un enojo o escándalo no decir la verdad. Esto lo entenderá quien tenga más discreción que yo.” (CP 15, 1) Como siempre Señor, Teresa con palabras sabias. Ayúdame a entender Señor como imitándote en tu Pasión en verdad crezco en mi vida cristiana pues si no soy capaz de imitarte a ti, no soy digno de ser cristiano. Pero a pesar de mi indignidad confío en tu gracia que es capaz de hacerme ver que imitándote en tu Pasión en mis pruebas verdaderamente seré capaz de una verdadera santidad y una autentica unión contigo. Padre Nuestro, Ave María, Gloria ¡Viva Jesús sacramentado, viva y de todos sea amado! Madre Dolorosa, ruega por nosotros. Santa Teresa de Jesús, ruega por nosotros. Sexta Visita Alabada sea la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo y los Dolores de su Santísima Madre. La Crucifixión Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo forzaron a que llevara la cruz. Cuando llegaron al lugar llamado Gólgota (que quiere decir: «La Calavera»), le dieron a beber vino mezclado con hiel; él lo probó, pero no quiso beberlo. Después de crucificarlo, se repartieron su ropa, echándola a suertes, y luego se sentaron a custodiarlo. Encima de su cabeza colocaron un letrero con la acusación: «Éste es Jesús, el rey de los judíos». Crucificaron con él a dos bandidos, uno a la derecha y otro a la izquierda. (Mt 27.32-38) Santa Teresa nos acompaña ante esta imagen y nos dice: “Y está claro- porque así lo es- que Dios lleva por caminos de trabajo a los que quiere mucho. Y mientras más los ama, mayores trabajos. No hay porque creer que tiene aborrecidos a sus amigos contemplativos ya que por su boca los alaba y los tiene como tales. Pues creer que admite a su amistad estrecha a gente regalada y sin trabajos, es disparate.” (CP 18,1-2) Jesús mío en el sagrario os confieso que ante la escena de la crucifixión mi corazón se acongoja y me hace pensar que para amarte de verdad hay que pasar por la Cruz. Pues no concedes tu amistad a la gente que lleva una vida cristiana fácil y cómoda a lo que más le conviene. Mi Jesús eucaristía ayúdame a salir de esas comodidades que son un obstáculo para que te sirva de manera eficaz. Ayúdame Señor de veras abrazar la Cruz de cada día como la autentica llave de tu corazón incendiado de amor por el hombre, tu criatura. De forma que logre crucificarme y morir al pecado para vivir para la gracia y la vida que nos otorgas con tu resurrección. Padre Nuestro, Ave María, Gloria ¡Viva Jesús sacramentado, viva y de todos sea amado! Madre Dolorosa, ruega por nosotros. Santa Teresa de Jesús, ruega por nosotros. Séptima visita Alabada sea la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo y los Dolores de su Santísima Madre. Jesús muere en la cruz Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que atravesaron.» (Jn 18,31-37) Teresa ante el corazón de su amado traspasado por una lanza nos dice: “Una propiedad del agua es que harta y quita la sed. Porque sed me parece a mí que quiere decir deseo de una cosa que nos hace gran falta: que, si del todo nos falta, nos mata y, si nos sobra, nos acaba la vida, como se ve morir ahogados a muchos. ¡Oh Señor mío!: y quien se viese tan engolfada en esta agua viva que se le acabase la vida!”(CP 19,8) Señor en esta última visita reconozco que ese manantial de vida que mano de tu costado sigue abierto y sigue dando vida en este soberano sacramento del altar. Te pido Señor que sacies mi sed de tu amor con tu cuerpo y con tu sangre reservados en el sagrario. Al mismo tiempo déjame saciar tu sed devoradora del amor de tus criaturas con mi corazón de manera que quedemos unidos para siempre en el amor y satisfechos mutuamente con el amor que nos profesemos. Gracias Jesús por tu inmenso amor en tan augusto sacramento. Padre Nuestro, Ave María, Gloria ¡Viva Jesús sacramentado, viva y de todos sea amado! Madre Dolorosa, ruega por nosotros. Santa Teresa de Jesús, ruega por nosotros. Conclusión: Señor gracias por darme la oportunidad de seguir tu vía dolorosa al pie de tu altar donde estas reservado en la Divina Eucaristía. Gracias por darme la oportunidad de contemplar tu amor y tu misericordia en cada visita a los distintos monumentos. Que María dolorosa nos enseñe a amarte en la Eucaristía con un amor apasionado y que ella nos recuerde los mucho que te hemos costado. Gracias por la compañía de Santa Teresa fiel discípula de tu corazón. Que las enseñanzas que nos ha dado en el camino sean un estimulo para nuestra vida cristiana. Amen Credo, Padre Nuestro, Ave María, Gloria Por las intenciones del Santo Padre para ganar las indulgencias.
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