19 LATERCERA Martes 10 de febrero de 2015 Nacional Diego Ríos González (27) fue detenido el sábado en La Ligua, lugar donde vivía junto a su madre, quien en 2009 lo denunció a la policía por guardar pólvora y otros elementos sospechosos. Por Víctor Rivera y Carlos Reyes La caída del último prófugo del Caso Bombas E n junio de 2009, Edith González se acercó a un carabinero conocido para comentarle una situación que en ese minuto le angustiaba. Su hijo, Diego Ríos González (27), guardaba en su armario pólvora negra en un bolso y otros elementos para la supuesta fabricación de explosivos, según informó más tarde la Fiscalía Sur, en el marco del denominado Caso Bombas. Como consta en la indagatoria, el policía no dudó en acudir a la Dirección de Inteligencia de Carabineros (Dipolcar) y dar cuenta de la denuncia. De inmediato, la Fiscalía Sur solicitó una orden de registro del departamento de Ríos, diligencia que se efectuó el 24 de junio de ese año. La mujer no se equivocaba. Del lugar se incautaron cuatro kilos de pólvora negra, 796 latas de azufre, tres bolsas plásticas de salitre potásico, una balanza digital, un detonador eléctrico y una procesadora de alimentos con restos de pólvora. Sin embargo, el entonces estudiante de Filosofía de la Universidad de Chile desapareció. El Ministerio Público solo tenía en su poder la evidencia, pero no a Ríos, quien desde ese 24 de junio comenzó a ser buscado por la PDI. Mientras era rastreado por los peritos, nuevos antecedentes comenzaban a surgir en la carpeta investigativa del caso. La Fiscalía Sur, por ejemplo, identificó que la pólvora negra y el detonador eléctrico que guardaba Ríos eran similares a los ocupados en tres atentados explosivos, ocurridos en Santiago, en 2008. Según sostuvo el fiscal Sur Francisco Bravo ayer en la audiencia de formalización, los elementos encontrados en aquella casa de Ríos eran similares a los utilizados en el atentado al Arzobispado Castrense, en Providencia, el 30 de marzo de 2008, el cual resultó frustrado por Carabineros; a una farmacia en Las Condes, el 27 de marzo de ese mismo año; y al ataque frustrado al edificio de la Sofofa, el 3 de octubre. A medida de que las pruebas comenzaban a acumularse, la po- RR Diego Ríos, cuyo rostro no puede ser exhibido, y su abogada, en la audiencia.FOTO: AGENCIAUNO. licía se acercaba más al paradero de Ríos. Ya con la certeza de que no estaba en Argentina, luego de que se efectuaran una serie de diligencias con Interpol, los esfuerzos por su captura se centraron en Chile. Y este sábado, seis años después de allanar aquel departamento que compartía con su madre, en calle Mac Iver, además de la casa okupa Johnny Carrasco, a la que concurría en Pudahuel, la policía logró dar con el paradero del otrora estudiante. Reconciliación Las cosas entre Ríos y su madre, sin embargo, cambiaron. Lejos de todo rencor, se refugió justamente en la casa de Edith, quien seis años lo había denunciado. Más allá de un distanciamiento, el muchacho volvió a vivir con ella, esta vez en la comuna de La Ligua, Valparaíso. Según comentaron sus cercanos, ambos se reconciliaron ya hace tiempo. La PDI informó que había identificado a Ríos, pese al evidente cambio de su apariencia. Acudió al Ministerio Público con una fotografía de cómo estaba hace seis años y cómo estaba ahora. Y, a pesar de que tenía el pelo más largo, los investigadores no dudaron. Era él. Al momento de su detención, paseaba cerca de su casa, junto a su madre. Su captura puso fin a la búsqueda del último prófugo vinculado al Caso Bombas (que, a su vez, terminó con el sobreseimiento de otros 14 imputados en el marco de esta investigación). A Diego Ríos no se le imputaron cargos terroristas. Ayer, la fiscalía lo formalizó por los delitos de tenencia de elementos explosivos y tenencia de elementos para la fabricación de explosivos. El Octavo Juzgado de Garantía de Santiago decretó su prisión preventiva, por considerarlo un peligro para la sociedad, y fijó 30 días para la investigación. “No estamos de acuerdo con la resolución del magistrado. Apelaremos”, dijo uno de los abogados de Ríos, Washington Lizana. En tanto, el fiscal Francisco Bravo, sostuvo que Ríos no estaría vinculado a los atentados recientes, como el de Escuela Militar. Al finalizar la audiencia, Ríos se retiró de la sala tranquilo y mirando a su madre.b REl persecutor Jaime Pino seguirá como encargado de esclarecer los hechos. Ratifican a fiscal que indaga accidente que involucró a senador Quintana F. Palomera La Fiscalía de Temuco ratificó ayer al fiscal Jaime Pino para indagar el accidente que ocurrió durante la noche del sábado, en el kilómetro 17 de la Ruta S-31, Región de La Araucanía, que involucró al senador PPD Jaime Quintana, y en el cual un carabinero resultó muerto. El persecutor Pino estaba de turno la noche del accidente y es quien ordenó las primeras pericias. Las informaciones preliminares del Ministerio Público y la Sección Investigadora de Accidentes de Tránsito (SIAT), de Carabineros, apuntan a que el senador habría atropellado al cabo segundo Jonathan Garrido Carril (25). Según los primeros peritajes de Carabineros y la fiscalía, esto ocurrió justo en momentos en que el uniformado controlaba, en la carretera, a un camionero que conducía en aparente estado de ebriedad. El domingo, el fiscal de Temuco Alberto Chiffelle, señaló que “en el momen- to en que (el carabinero) lo controlaba (al camión), habiendo el mismo funcionario policial traspasado el eje central de la calzada, es decir, se encontraba en la pista contraria efectuando este control, apareció el vehículo del senador, conducido por él”. Según el persecutor Quintana, manejaba “a una velocidad razonable, entre 55 y 60 kilómetros por hora, en una pista donde se permite 100 kilómetros por hora; y eso ya está determinado”. Agregó que el carabinero estaba sin chaleco reflectante. De acuerdo a los antecedentes de la fiscalía, el parlamentario permanece en calidad de imputado por cuasidelito de homicidio, pero no se le controló la detención, ni se le formalizaron cargos, porque, hasta ahora, no existen antecedentes que le atribuyan responsabilida en el decesod. Según fuentes de la investigación, la fiscalía solicitó a la SIAT acelerar las diligencias para aclarar el hecho.b
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