1 El genio creador

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El genio creador
¿Qué hace la diferencia?
No tengo talento particular, soy simplemente extremadamente curioso.
ALBERT EINSTEIN
Se necesita un sordo para oír.
THOMAS EDISON
El arte no es la verdad. El arte es lo que no hace comprender la verdad.
PABLO PICASSO
¿Qué es lo que causa el empeño creador? ¿Es un rasgo o talento inherente, como se cree por lo común? ¿Es más
importante la herencia que el ambiente? Parecería que no, si se considera la historia de los grandes genios Edison, Picasso,
Einstein y los trece individuos estudiados en esta obra. Freud expuso la hipótesis de que nos queda una impresión indeleble
entre los cinco y ocho años. Sin duda muchas de nuestras idiosincrasias y rasgos de conducta se han formado debido a una
impresión y condicionamiento a esta temprana edad, pero las pruebas indicas que esta personalidad infantil esta hecha de
masilla, no de hormigón.
Albert Einstein fue el genio científico reconocido de la era nuclear. Pablo Picasso, el pintor más reverenciado e
idolatrado del siglo XX y Thomas Edison, el inventor más prolífero de la historia. El análisis comparativo de lo que los hacía
latir, lo que les hacía ser tan increíblemente creadores e innovadores y de cómo realizaron esas hazañas prodigiosas de
creación parece ser la metodología correcta para llegar al fondo de los factores críticos del genio creador. La similitud de
experiencias y características de conducta es asombrosa en estos tres titanes de la creación. Además, los trece visionarios
contemporáneos de esta obra tienen características y experiencias de conducta sorprendentemente parecidas a los de los tres
genios anteriores. Son un grupo dispar de individuos, no obstante lo cual tienen muchas similitudes y diferencias, las que a
continuación se exponen y son objeto de especulación.
Las mudanzas tempranas crean la independencia
Es una ironía que muchos de los factores que parecen poder predecirse del empeño creador sean los patrones
internos impresos por nuestras experiencias tempranas con el mundo externo. Las mudanzas físicas tempranas dejan una de
estas impresiones. Fueron experimentadas por prácticamente todos los sujetos de esta obra. La unidad familiar por lo regular
permanecía intacta en estos prodigiosos creadores, pero las familias en su conjunto experimentaban numerosos cambios
hacia ambientes diferentes. La mudanza temprana se encuentra continuamente en la investigación longitudinal hecha en
Berkley (Institute for Personality Assessment-MacKinnon, 1965 [Instituto de Valuación de la Personalidad]), en donde se
encontró que los arquitectos que alcanzaban éxito tenían una historia semejante de mudanzas en la niñez a ambientes
diferentes.
La familia Edison se mudó de Ohio a Michigan cuando Thomas tenía cuatro años y luego nuevamente a Ohio. Como
adolescente vivió en Cincinatti, Detroit, Louisville, Nueva Orleáns, Memphis y Boston, Picasso se mudó a Málaga, España, a
La Coruña alrededor de los seis años y luego a Barcelona a los quince. Einstein se mudó a la edad de un año de Ulm,
Alemania, a Munich y luego como adolescente a Milán, Italia. Vivió en Zurich, Suiza, desde los quince años, Fue relegado a
una casa de huéspedes de Munich durante una de esas mudanzas, lo cual fue una experiencia de juventud también para Ted
Turner, Fred Smith, Arthur Iones, Marcel Bich y Tom Monaghan.
Padres de los emprendedores
El padre de Edison emprendió negocios de madera, granos y otros. El éxito y el fracaso lo seguían continuamente,
haciendo que la familia tuviera que mudarse. Eso le dio también a Thomas la razón para embarcarse en una carrera
empresarial a la madura edad de doce años. El padre de Picasso fue tutor, maestro, pintor y curador en varios momentos en
su existencia de subibaja en la España del siglo XIX. Era constantemente cambiado de destino o cesado, lo cual causaba una
existencia desorganizada de la familia. El padre de Einstein tenía un taller técnico en la Alemania del siglo XIX. Se
especializaba en proyectos de ingeniería eléctrica y quebró en cuando menos tres ocasiones. Insistía en que Albert se hiciera
ingeniero electricista, pero Albert se resistió.
El primogénito
Einstein y Picasso fueron primogénitos, lo mismo que nueve de los trece innovadores contemporáneos de esta obra.
De hecho, dos de ellos fueron primogénitos varones, lo cual se encuentra continuamente en la mayoría de las investigaciones
sobre los superestrellas de la creación. Thomas Edison no fue el primer hijo sino el séptimo, pero como en el caso de Freud,
nació cuando el hermano más joven tenía catorce años y ya no era una amenaza para la atención y la idolatría del recién
nacido. Los factores críticos que actuaron sobre quienes fueron criados como primogénitos o hijos únicos parecen ser la
atención y esperanza ciegas, las exigencias de perfección y la presuposición de preeminencia.
Una Influencia femenina inusitada durante la crianza
Picasso tuvo a cinco mujeres mimándolo en el hogar durante sus primeros cinco años. Su madre le decía: “Si vas a
ser soldado, serás general. Si vas a ser cura, serás papa”. (Huffington, 1988). Es testimonio de esta influencia femenina
excesiva el que Picasso tomara el apellido de su madre y no el de Ruiz de su padre. Según el biógrafo de Picasso sufrió “una
ambivalencia de por vida hacia las mujeres. Una manera de exorcizar su temor a la fuerza femenina era el desprecio‟.
Thomas Edison decía: “Mi madre fue la que me hizo, me comprendía; me dejó seguir mi inclinación.” No empezó en
la escuela sino hasta los ocho años y su madre lo sacó de ella al cabo de sólo tres meses. El director de la escuela había
dicho que su hijo era un retrasado. Ella no estuvo de acuerdo y se encargó de sus estudios formales.
Einstein fue producto de una madre judía y una hermana que lo idolatraba. De hecho, fue más devoto de su hermana
que de sus esposas durante su vida. Su biógrafo, Clark, dice, “prefería tener mujeres a hombres a su alrededor”.
La Inconformidad rebelde
La familia Einstein aunque judía era tan antitradicionalista e independiente en su manera de pensar que envió a
Albert a una escuela elemental católica, Albert Einstein tuvo siempre una “irreverencia fundamental hacia la autoridad”, según
Ronald Clark (Einstein, 1988). Detestaba el autoritarismo alemán, que culminó con su rechazo de la ciudadanía germana a los
15 años. Picasso, por otro lado, rechazaba toda autoridad de cualquier grupo. Tenia una „urgencia abrasadora de desafiar,
chocar, destruir y rehacer el mundo”, según Matisse. Decía: Yo también estoy contra todo. También creo que todo es
desconocido, que todos son enemigos” (Huffrngton, 1988). En la escuela elemental desobedecía a propósito el reglamento
para que lo enviaran a una celda donde podía hacer lo que quería: dibujar. Edison fue siempre é1 mismo y marchaba al son de
su tambor. Jamás fue aceptado por el establishment científico y él a su vez tampoco lo aceptó. Los medios de comunicación lo
caracterizaron corno “excéntrico e iconoclasta”. Se deleitaba expresándose en forma que sorprendiera, aturdiera o provocara a
sus oyentes.
Niños de lento aprendizaje
Tanto Picasso corno Einstein fueron considerados disléxicos. Edison no empezó la escuela hasta los ocho años y
salió de ella después de sólo tres meses de educación formal. Más adelante había de decir: “Creen que hubiera llegado a algo
de haber sido a la escuela? Los científicos salidos de las universidades sólo ven lo que les enseñaron a ver y por lo tanto se
pierden de los grandes secretos de la naturaleza” (Josephson, 1959). Picasso no podía pasar los exámenes de la escuela
elemental y su padre coechaba a los maestros para que le permitieran continuar su educación. Einstein no habló hasta muy
tarde y a los nueve años no se expresaba con fluidez. Lo expulsaron del gimnasio de Munich por desorganizado y al preguntar
su madre cual sería la profesión adecuada para Albert el maestro respondió: “No importa, nunca tendrá éxito en nada” (Clark,
1988). Los tres odiaban la escuela con pasión, lo mismo que la mayoría de los visionarios creativos estudiados aquí. Muchos
de ellos fueron despedidos de la escuela por ser demasiado alborotadores (Turner y Moriaghan).
La curiosidad temprana
Edison instaló su laboratorio a los diez años y un negocio de venta de alimentos en el ferrocarril a los doce. Como
adolescente recorrió el país viviendo de su inventiva como telegrafista, obrero y mecánico. Empezó a experimentar e inventar
en la adolescencia con un laboratorio instalado en un carro de ferrocarril y manejaba su negocio de diseño a los veinte años.
Picasso dibujaba antes de poder escribir o hablar, Sus primeras palabras fueron “piz” (lápiz) y “dibujar”. Descubrió la magia de
la recompensas de la creación haciendo dibujos que obsequiaba a sus padres y parientes para ganar gratificaciones del ego.
Pintó al óleco el puerto de Málaga a los siete años y una corrida de toros a los ocho. Más tarde diría “nunca hice dibujos
infantiles. Jamás. Ni siquiera cuando era pequeño”. Se dice que Einstein dedujo que había algo en el espacio que hacía que la
brújula de su padre siempre apuntara en la misma dirección. Tenía cinco años. Albert tomó el dominio de su educación y su
destino a los 15 años. Dominó el violín a edad muy temprana.
Una ética del trabajo más allá de la necesidad económica
Edison trabajó dieciocho horas al día mayor parte de su vida y dos turnos (dieciséis horas diarias) a los setenta y
cinco años. La mayor parte de su vida y hasta los sesenta y cinco años su día de trabajo normal era de dieciocho horas con
siestas cortas e interrupciones ocasionales para comer. Con frecuencia dormía en el laboratorio durante días. De acuerdo con
Josephson. “Edison nunca pudo entender lo limitado de las fuerzas de otras personas porque su propia resistencia, física y
mental, parecía no tener limite... Trabajaba con un mínimo de períodos de descanso de tres o cuatro horas al día, sus poderes
de recuperación enormes le ayudaban a sostenerse”. En una ocasión se encerró con sus empleados en una “prisión
laboratorio” durante sesenta horas sin comida ni agua hasta haber resuelto un problema difícil. El trabajo era el elíxir de su
vida, como lo es para los más grandes genios creadores, incluyendo a Picasso y a Einstein.
Picasso tenía una vitalidad “inexhaustible”, según Huffington. Produjo cantidades de trabajo prodigiosas a diario durante la
mayor parte de su vida. Pintó dieciocho horas al día prácticamente todos los días hasta pasados los ochenta años y cuando se
le preguntaba por qué, res pondía: “Nunca me canso.” Su biógrafo Huffington señala: “Picasso tenía una pasión y energía
inexhaustibles para el trabajo y para hacer el amor” A los noventa años seguía produciendo obras de arte y le dijo a un
reportero: “Estoy sobrecargado de trabajo. No puedo perder un solo segundo y no puedo pensar en otra cosa.”
Einstein sentía que no era suficiente el tiempo para trabajar. No usaba calcetines por considerarlos complicaciones
innecesarias de la vida que desviaban la energía de lo verdaderamente importante. Se le consideró el profesor distraído no
porque lo fuera, sino porque relegaba los acontecimientos sociales y de otro tipo a la categoría de desperdicios inútiles de
tiempo y energía.
Optimismo y confianza resueltos
Los grandes innovadores del mundo tienen tal confianza en su habilidad que con frecuencia se les representa corno
arrogantes. El talento de Einstein no fue tomado en cuenta por sus maestros en sus primeros años debido a su arrogancia. El
profesor Weber del Politécnico de Zurich le dijo: “No tienes más que un defecto; no se te puede decir nada.” Einstein tenía la
confianza en sí mismo del poseedor de la visión de “saber”. Creía en sí mismo a un grado tal que se atrevió a desafiar la física
newtoniana y toda la doctrina científica de su época. Su optimismo emanaba de una curiosidad que trascendía los dogmas de
su tiempo.
Edison sentía un entusiasmo irreprimible por cada una de sus invenciones. Decía: “El problema de los otros
inventores es que prueban algunas cuantas cosas y luego se rinden. Yo jamás me rindo hasta que alcanzo lo que quiero”
(Josephson, 1959). Edison convocaba a una rueda de prensa en cuanto tenía alguna idea penetrante de un concepto nuevo.
Luego corría al laboratorio a validar su concepto intuitivo por la experimentación. Era su método para motivarse y excederse en
sus metas, a la vez que le ayudaba a obtener el apoyo económico para sus inventos.
Picasso dijo: “Yo no busco, encuentro”, tributo a su confianza irreprimible en él mismo. Creía en el superhombre de
Nietzsche y sinceramente se consideraba la personificación del superhombre en el arte. Su sistema de fe omnisciente le
permitió desafiar toda autoridad basada en el derecho “divino” de la creación y la exploración. A los dieciocho años dibujó un
autorretrato que tituló “Yo, el Rey”, testimonio de su abrumadora confianza en sí mismo,
Lectores voraces en la niñez
Los libros son los confidentes, amigos y amantes de los creadores. Edison se sepultó en libros desde una edad muy
temprana. Leyó “Los Miserables” de Víctor Hugo a los diez años y “Los Principios de Newton” poco después. Se le oyó decir
que a los doce años “mi refugio era la Biblioteca Pública de Detroit. Empecé por el primer libro del anaquel de abajo y pasé por
todos, uno por uno. No leí unos cuantos libros. Leí la biblioteca”. El método que seguía para investigar un tema nuevo era
comprar un libro y leerlo entero. Einstein leía “La crítica de la razón pura” de Emmanuel Kant a los trece años entendiéndola.
Leyó por placer a Darwin y otros textos científicos. Picasso se dejó capturar por Nietzsche, sobre todo en su tesis de la
“voluntad del poder” y, como Hitler, se convenció de que su conducta iconoclasta y su destrucción creadora eran
filosóficamente aptas. Los hábitos de lectura voraces y los héroes de la fantasía han sido la clave de muchos genios
innovadores y creadores. Imprimen imágenes de “mayor tamaño que el natural” en la psique de los jóvenes y les da modelos
positivos que emular más adelante en la vida,
El exhibicionismo carismático
La habilidad para fascinar y motivar a sus partidarios es fundamental para llegar a ser un gran líder. No es fácil
identificar a personalidades introvertidas como Edison, Picasso y, especialmente, Einstein con el carisma y el exhibicionismo.
El biógrafo de Einstein, Ronald Clark, dice: Si el carisma tiene un significado moderno fuera de las relaciones públicas, Einstein
lo tenía.” Lo cual viene a ser sorprendente cuando se conjura la imagen de personalidad introvertida y profesor distraído del
padre de la teoría de la relatividad.
La influencia carismática de Picasso es legendaria. Gertrude Stein decía: “Su irradiación, el fuego interior que sentía
uno en él, le daba una suerte de magnetismo que yo no podía resistir.” Su viejo amigo, el poeta Jean Cocteau, lo caracterizaba
como “una descarga eléctrica… un rigor, un donaire y una irradiación magnética. Irradiaba una confianza en sí mismo casi
cósmica e irresistible”. Coco Chanel señalaba: Yo temblaba cuando estaba junto a él...” Una influencia notable para ser un
español diminuto de un metro sesenta de estatura.
Edison tenía un entusiasmo infeccioso irreprimible. Se valía de la prensa para obtener la credibilidad instantánea y la
comunicación de sus proyectos. Era noticia y la prensa se encargó de inmortalizarlo como “el mago de Menlo Park” y “padre
de la electrónica moderna”. Su poder para fascinar al mundo como el gran inventor que resolvía problemas tecnológicos era
verdaderamente carismático. El público corría a sus laboratorios para echar una ojeada al “mago” en el trabajo.
Vidas audaces
“Fabricar o morir”, fue el lema de Edison cuando los banqueros de Wall Street se mostraron reticentes para financiar
la producción de su foco eléctrico en 1880. Aportó el 90 por ciento del capital necesario porque “en Walt Street no podían ver
claro el camino para financiar un negocio nuevo sin probar... me vi obligado a entrar a la industria de fabricación”. Las fábricas
finalmente habrían de convertirse en el núcleo del conglomerado General Electric. La filosofía de Edison era “o corres el riesgo
de fabricar el producto o no sobrevives para ver florecer el producto”. Arriesgó la totalidad de su fortuna y se encontró en
bancarrota después de muchos años de éxito creador, basado en la fe en sus productos, a los cincuenta y cinco. Ted Turner
hizo lo mismo al lanzar CNN. Usó la misma lógica de Edison al arriesgar su fortuna de 100 millones de dólares en el
lanzamiento de CNN. Estaba convencido de que sería “la CNN” o la derrota por las redes teledifusoras. Siempre ha mantenido
que era un riesgo mayor “no hacer nada”.
Picasso creía que podía impactar la realidad con su arte. Nunca trató de apaciguar al establishment y en
consecuencia vivió siempre en el borde de la aceptación. Ingresó al Partido Comunista después de la guerra en desafío
absoluto al establishment. Dijo: “Pintar es la libertad... Si saltas tal vez caigas del lado malo de la cuerda. Pero si no estás
dispuesto a correr el riesgo de romperte el cuello, ¿de que sirve? No saltarás. Tienes que despertar a la gente. Revolucionar
su manera de identificar las cosas. Tienes que crear imágenes que no acepten.” Añade Huffington: “Tenía la necesidad del
exhibicionista de desafiar y chocar” y estaba “atrapado en su angustia y egocentrismo.”
Clark, el biógrafo de Einstein, dice: “Gran parte de su genio estaba en la imaginación que le dio valor para desafiar
las creencias aceptadas.” Einstein no temió arriesgarse perturbando al establishment y así lo hizo una vez desafiando a su
mentor, Max Planck, lo que hace decir a Clark: “Solo Einstein se hubiera atrevido a
tanto.” Se sentía a gusto viviendo en el borde y violando las actitudes dogmáticas clásicas.
Conclusiones:
Las características de personalidad y otra influencias que se ha encontrado que son dominantes en los genios
creadores y emprendedores empresariales en su trabajo son muy consistentes. Las diferencias encontradas entre la niñez del
siglo XIX de Edison Einstein y Picasso y la niñez de mediados del siglo XX de Tunier, Gates, Smith y los demás no son tan
grandes. Su ética de trabajo y su tendencia natural a correr riesgos son iguales. Se demuestra que el éxito es cuestión de
enfocar la energía en un impulso intransigente hacia las metas valiéndose de una confianza inexpugnable en ellos mismos
para ir tras de sus sueños sin importar los obstáculos. Es importante el espíritu de Prometeo, tanto como las otras facetas de la
personalidad del creador y empresario. Es un tipo de personalidad no precondicionado genéticamente, como muchos han
pensado. La personalidad prometeana se basa en el deseo del individuo de crear e innovar, no en haber sacado la carta
ganadora al nacer.
Thomas Edison, Pablo Picasso y Albert Einstein procedían de ambientes económicos y países completamente
dispares e incluso hablaban lenguas diferentes. Edison, el gran inventor y empresario, Picasso, el artista que hizo la crónica
del inconsciente del siglo XX y Einstein, la quintaesencia del intelecto de nuestra época, tuvieron el temperamento
prometeano. Su naturaleza misma es sinónimo de creación e innovación. Los trece innovadores con temporáneos que se
reseñan en este libro son ejemplos más recientes de este genio creador en acción. La semejanza de sus características de
personalidad es asombrosa. Cada uno de los trece innovadores contemporáneos es tan diferente en su obra como lo fueron
Edison, Einstein y Picasso, pero sus diferencias solo son reforzadas por sus similitudes.
El temperamento prometeano es sin lugar a dudas el factor único universal en el éxito innovador en gran escala y
estos individuos comprendían ese empeño. Los siguientes perfiles biográficos dan carácter a estos genios. Su fuente es el
cambio y la destrucción creadora. De esto se hablará en el capítulo 2.
2
La innovación, el cambio
y la personalidad creadora
El futuro existe primero en la imaginación,
después en la voluntad, luego en la realidad.
R. A. WILSON
El cambio y el empeño creador
La historia del empeño creador e innovador se resume en el cambio. En este caso se trata de trece individuos
iconoclastas que han demostrado una capacidad única para enfrentarse al cambio en el mundo y redefinir sus propósitos.
Estos caracteres “innovisionarios”, no a diferencia de Edison, Picasso y Einstein, fueron empresarios consumados, creadores e
innovadores llevados por un deseo empeñoso y claro de cambiar el mundo. Recurrieron a la visión personal como instrumento
para superar los caprichos del cambio y no permitieron que el cambio rigiera su vida, como tiende a suceder con muchas
personalidades menos innovadoras. Han sido visionarios que nunca han aceptado ciegamente los dogmas tradicionales
aceptados como guía de su vida. De hecho, han desafiado la mayoría de los convencionalismos y a la autoridad y han usado a
los expertos únicamente para obtener información mientras se convertían en sus propios expertos. Ignoraron al establishment
marcharon al son de su tambor sin importar el precio que hubieran de pagar por su rebeldía.
Son individuos que escucharon a sus tambores introspectivos, que resuenan con ritmos no oídos por el
establishment. Usualmente persiguen sus fantasías y sueños con el ardor de un marino en escala corta en un puerto. Su estilo
es trabajar como si estuvieran estacionados en doble fila en la carretera de la vida sin temor a enfurecer a los fundamentalistas
que levantan infracciones por violar el reglamento de la industria.
Esta visión única del mundo y la fe inviolable en sí mismos les dio la capacidad para crear e innovar más allá de la
norma. Sus rasgos excepcionales de personalidad y metodología de conducta (de le que se habla en el siguiente capítulo) les
permitió redefinir la forma en que el mundo se comunica, trabaja, juega, come y se divierte. ¿Qué los hace únicos? ¿Por qué
pudieron conseguir lo que grandes conglomerados industriales no lograron? Por qué, como se analiza más adelante, fueron
creadores y destructores con frecuencia en estallidos simultáneos de energía creadora, sin tomar en cuenta ni respetar el
orden establecido de las cosas. Picasso es el mejor ejemplo de este fenómeno siendo a la vez creador y destructor en
virtualmente todo lo que hizo.
El genio innovador tiene casi siempre una mentalidad cualitativa, impulsada por el lado derecho del cerebro, a la vez
que vive en un mundo impulsado cuantitativamente por el lado izquierdo del cerebro. Usa la lógica inductiva para llegar a
soluciones metafísicas mientras el mundo del establishment se esfuerza por alcanzar la realidad deductiva usando soluciones
para mantener el status quo. Los visionarios tienen el espíritu prometeano que los lleva a incursionar donde otros no se
atrevieron y les inspira para apostar su casa sobre su visión personal de la realidad. Esta voluntad de sacrificar el orden
presente de las cosas en aras de un futuro mejor rara vez está al alcance de la mentalidad tradicional y casi siempre la tiene la
personalidad visionaria.
Los iconoclastas: artistas del cambio del mundo
El cambio es personificado en los Estados Unidos por el Valle del Silicio, una región de California septentrional,
limitada al norte por Universidad de Stanford en Palo Alto y al sur campos de sembradíos de ajo de Gilroy. Este mundo de
circuitos integrados, estilos de vida alternos y cultura de las drogas es el dominio de emprendedores e innovadores
iconoclastas. Son individuos no necesariamente dementes o psicóticos (debido a su naturaleza mostrenca), como los
tradicionalistas tienden a calificarlos. Se han ganado esa reputación desagradable por su disposición para desafiar las formas
aceptadas. Personifican a los Edisones, Picassos y Einsteines que jamás estuvieron dispuestos a aceptar que las formas
presentes y existentes del mundo fueran sacrosantas o inviolables. Su actitud de renegados los hizo inconformes y excéntricos
y, en consecuencia, temidos por la mayoría fundamentalista. El talento creador, que es su fuerza, es lo que los hace
aborrecidos de los tradicionalistas, que protegerán siempre el status quo. El Valle del Silicio ha llegado a ser conocido como
criadero de lo nuevo y lo diferente debido a la gran población de genios creadores que vive allí y desafía constantemente lo
viejo y establecido.
La rebeldía es uno de los rasgos clave fundamentales que se encuentran en Edison, Picasso y Einstein y también en
los trece visionarios contemporáneos aquí estudiados. Es esencial en la verdadera personalidad “innovisionaria” y crítica para
toda innovación que abre un campo en gran escala. La actitud no conformista y la rebeldía contra el status quo es integral del
éxito en la creación y en una empresa. Está a disposición también de cualquiera que quiera seguir una carrera en empeños de
creación. Aunque se ha pensado normalmente que es innata, se ha demostrado recientemente que cualquiera puede dominar
los rasgos y características del creador. Cualquiera dispuesto a pagar el precio de ser clasificado como excéntrico y diferente
puede ser un creador e innovador, El único obstáculo en la ruta de la creación y la innovación con un talento ligeramente
superior al promedio es cambiar las huellas y el condicionamiento de toda una vida.
California: creadora y demente
En el Valle del Silicio se produjeron incontables productos tecnológicos nuevos entre 1950 y 1990. Van desde la
creación del control de la natalidad inducido químicamente a la invención del microprocesador (un ordenador en una oblea o
chip) por Fairchild e Intel. El Valle sufrió el tumulto de niños prodigio empresariales que emularon a los buscadores de oro de
mediados del siglo pasado. La mentalidad del Valle del Silicio de destrucción creadora estuvo dirigida a utilizar lo que George
Gilder llamó el “microcosmos”, la evolución de todos los productos de estado sólido, que los hizo más pequeños, más rápidos y
más baratos. El cambio era su dios y no había producto o concepto a salvo de su curiosidad.
¿Por qué el Valle del Silicio?
Michael Hutchison en The anatomy of sex and power [La anatomía del impulso sexual y el poder] sugiere que al irse
asentando el país, las personalidades “T Grande”, (“thrill seeking and high testosterone” [buscadores de emociones de alto
nivel de testosterona]) continuaron la marcha hacia Oeste alejándose continuamente de las ciudades y sociedades más
estructuradas que no aceptaban sus estilos de conducta no conformista. Al llegar a California salió a su encuentro el Pacífico
furioso. No pudieron ir más allá y en consecuencia se asentaron en ese estado cómo abogados del diablo del inconsciente
estadounidense. La teoría de Hutchison sugiere que las personalidades T Grande” pueden encontrarse con mayor abundancia
en California que en ninguna otra parte de la Unión Americana. Mi experiencia de 20 años en el Valle del Silicio valida esa
observación, tanto como el hecho de que en California hay más laureados con el premio Nóbel que en todos los demás
estados sumados.
La fuerza de creación y la conducta arriesgada están altamente correlacionados con el nivel alto de testosterona, de
acuerdo con Frank Farley de la Universidad de Wisconsin. Tres de los trece individuos de esta obra son californianos y
característicamente corrieron grandes riesgos, vivieron de su ingenio y cumplen la prueba de tipo de personalidad „T Grande”
de Faley. El ejecutivo típico del Valle del Silicio está más inclinado a correr riesgos, lleva un estilo de vida impulsado por la
libido con una conducta más altamente, creadora que el de cualquier otra parte del país donde haya yo vivido y trabajado. Una
de las razones de ello es la aceptación de la conducta no conformista en el Valle. Cuando está uno en una casa con
desviados, ninguno es considerado desviado y se disminuye la conformidad socialmente inducida, si no es que se le elimina.
En otras palabras, el ejecutivo que corre riesgos inusitados para ganarse el “gordo”, en el Valle del Silicio no se encuentra bajo
la misma presión de plegarse a los dogmas de la compañía que el ejecutivo de otro lugar de bases más tradicionales.
La paradoja del Valle del Silicio
Son característicos del empresario del Valle del Silicio ciertos rasgos y cualidades únicos que no se encuentran en
otras regiones del país. Desprecian las tradiciones, no les preocupa la preservación personal, hacen a un lado a las
autoridades negativas, corren riesgos extraordinarios, intuyen conceptos nuevos y perseveran más allá de lo común. Estas
características son diametralmente opuestas a las que se enseñan en la escuela de administración y contrastan
considerablemente con los rasgos de personalidad del ambiente de los grandes negocios y la academia.
¿Son diferentes genéticamente estos empresarios? No. ¿Son más inteligentes? No. ¿Fueron educados de manera
diferente? No. Su éxito fue una profecía que se obligaron a cumplir basada en su optimismo inflado y su fe en sus propios
sueños de realidad. Y era bien visto ser diferente en el Valle del Silicio. Estos empresarios renegados han violado
constantemente la mayoría de los dogmas sacrosantos y las políticas consideradas el evangelio por las organizaciones más
tradicionales. En un ambiente de alto riesgo es más aceptable correr altos riesgos. Es mas aceptable cuestionar la forma
establecida de las cosas. Es también válido vestirse, desenvolverse y administrar una compañía con un estilo diferente al
considerado aceptable en Boston, Chicago o Cincinnati,
La personalidad no puede separarse jamás de su medio circundante, como lo señala Adler, y el Valle de Silicio es un
ejemplo de primera de este proceso en acción. La personalidad se vuelve entonces uno de los factores dominantes para
predecir el éxito o el fracaso en todos los empeños creadores, innovadores y empresariales. Creo también que por ello los
japoneses han tenido un éxito eminente en el proceso innovador mientras Detroit ha fallado.
Los chips de Silicio y el empresario
El Valle del Silicio originó el circuito integrado (Fairchild), el microprocesador (Intel), los primeros juegos de video
(Atari) y el primer ordenador personal (Apple). Nolan Bushnell y Steve Jobs, dos de los sujetos de este libro, son producto del
Valle del Silicio y dos de los más extraños y no conformistas de ellos. Su rebeldía es difícil de creer. Sus métodos
administrativos eran considerados excéntricos y aún psicóticos por ejecutivos más tradicionalistas. Sus métodos comerciales
no convencionales eran inspirados en razonamientos cualitativos, intuitivos e inductivos que contradecían todas las disciplinas
tradicionales que enseñan los libros de texto. No obstante, tuvieron un éxito eminente a pesar de sus prácticas comerciales
extravagantes. Bushnell había acumulado una fortuna personal de cerca de 80 millones de dólares a los treinta y seis años.
Steve Jobs había amasado cerca de 225 millones a los veinticuatro. No era poco común asistir a una fiesta de cien personas a
principios de los ochenta en la que la mitad de los individuos fueran multimillonarios. Esas son las recompensas del riesgo
empresarial en niveles estratosféricos. El gran riesgo es siempre recompensado con una gran remuneración personal si el
éxito es conmensurable al riesgo.
Los ordenadores personales y la personalidad creadora
Si la personalidad es el factótum del éxito en la creación y la innovación, entonces deberemos estudiar la
personalidad en profundidad. La figura 1 muestra al ordenador personal corno la metáfora de desarrollo de la personalidad
humana. Dado que la personalidad es la base de mis conclusiones sobre el éxito en los empeños creadores e innovadores,
encuentro interesante ilustrar el desarrollo evo lutivo de la computadora y de la personalidad como análogos.
Los seres humanos adquieren la personalidad en función de su evolución genética peculiar. Es decir, la estatura,
color de los ojos y género (cuando menos hasta el presente) son una función de sus genes heredados. Esto es análogo a
necesitar un ordenador personal Apple o compatible con IBM, que es un tipo de máquina de lógica fija basada en sus
especificaciones de fabricación. Puede ocurrir la impresión de huellas prenatales que determinen el desarrollo de muchos
rasgos personales como la tendencia a ser diestro o siniestro. Jung y otros (la Orgona de Reich) creen que hay un
inconsciente colectivo que afecta igualmente a la gente en un sentido colectivo y universal. El ordenador personal tiene
asimismo impreso un sistema operativo como el MS-DOS para poder enfrentarse al mundo exterior en muchos aspectos
similar al proceso de desarrollo humano. El individuo adquiere muchas nuevas técnicas evolutivas para enfrentarse con su
ambiente mediante varios condicionamientos, especialmente durante las etapas de desarrollo de la infancia y el crecimiento.
Esos condicionamientos pueden hacer que ocurran varios resultados, como las conductas extrovertida e introvertida. El
ordenador personal es luego condicionado por otro nivel de software, como Windows, lo que le permitirá interactuar con el
mundo en un estilo distinto que lo hace diferente. El ordenador humano aprende del mismo modo a funcionar e interactuar con
su ambiente. Los individuos aprenden igualmente a correr riesgos y a evitarlos para el fin de apaciguar sus impulsos interiores
de triunfo o para evitar los temores al fracaso. El ordenador personal tiene muchos programas de aplicación como Word
Perfect y Lotus 1-2-3 para funcionar en el mundo cotidiano. El ser humano aprende de manera semejante a funcionar y a
sobrevivir.
La metáfora es solamente eso y no se pretende disminuir al ser humano en manera alguna ni elevar el ordenador
personal a un nivel de preeminencia exaltada, Sin embargo, las etapas de desarrollo tienen significado en relación con
cualquiera que desde crear e innovar y quiera cambiar
la manera en que funciona el mundo. Se vuelve más y
más fácil en cada etapa de desarrollo cambiar y
evolucionar de un programa a otro, ya sea para el
ordenador o para cualquier personalidad. La creencia
de que una personalidad es extrovertida o introvertida
y que no puede cambiarse para enfrentarse a los
requerimientos del individuo es tan anticuada como
decir que el ordenador sólo puede funcionar como
procesador de palabras y no para las otras funciones
requeridas en una situación dada. La impresión, el
condicionamiento y el aprendizaje es lo que ha creado
la personalidad Individual, y esta obra, está destinada
a mostrar cómo ciertos individuos únicos de
personalidad diferente cambiaron el mundo basándose
en sus personalidades únicas. Cualquiera de sus
rasgos de conducta está disponible para todo el que
deseé tal conducta. Es sólo cuestión de pagar lo que
cuesta cambiar. Los individuos tema de esta obra no
recibieron las mejores manos ni las manos que
hubieran preferido, pero invariablemente jugaron la
mano que les tocó con elegancia y pasión y ganaron
en el juego de la creación y la innovación. Quienquiera
que desee alcanzar lo mismo puede hacerlo si está
dispuesto a pagar lo que cuesta la entrada al juego.
El cambio. La Biblia “inno-visiontaria”
Todas las grandes innovaciones o empeños creadores deben relacionarse con el cambio. Los griegos fueron los
primeros en referirse al “cambio” como concepto filosófico. Heráclito dijo “la permanencia es una ilusión” y “no se puede estar
dos veces en el mismo río” para ilustrar lo fugaz de la vida y que el cambio es la única constante. Sócrates introdujo al hombre
en la ecuación crean do la palabra “psique” y Aristóteles refinó el concepto creando la primera psicología de la conducta.
Hipócrates definió los cuatro temperamentos del hombre: sanguíneo, colérico, flemático y melancólico. Luego la mitología
griega comisionó a cuatro dioses para representar los temperamentos del hombre. Prometeo (el alter ego del innovador
consumado) en su calidad de dios fue comisionado para dar al hombre la ciencia y la tecnología que lo salvaría de la
ignorancia. Para ello robó el fuego al sol y lo instiló en el hombre, con lo cual lo transformaría elevándolo de ser de barro a un
estado ilustrado, Por haber tratado de dar la luz al hombre Prometeo fue sentenciado a la muerte horrible de ser “clavado con
fuerza y solidez a cielo abierto” para que los buitres le arrancaran el hígado. Este precedente habría de ser representado
muchas veces en los siguientes 2500 años con prácticamente cada uno de los innovadores que se atrevieron a ilustrar a las
masas con conceptos nuevos que violaban los dogmas tradicionales,
Los innovadores y creadores çomo solitarios
Edison, Einstein y Picasso fueron solitarios. Pasaron su juventud dedicados a la lectura y la búsqueda introspectiva
de la felicidad para superar sus sentimientos de rechazo y de soledad. Fueron increíblemente inventivos, pero fueron también
rechazados por sus pares y por los tradicionalistas. Su experiencia tuvo precedentes entre los famosos y los infames.
La Iglesia Católica ordenó la reclusión de Galileo por decir que la tierra se movía, Colón fue enviado a prisión.
Newton y Pasteur fueron ridiculizados; Darwin acusado de herejía. Giordano Bruno fue quemado en la hoguera en 1600 por
desviarse del estricto dogma católico. El profesor John Henry Popper dictaminó que el foco eléctrico luminoso de Edison no
tenía futuro. Y Edison a su vez refutó la teoría de los generadores de corriente alterna de Tesla en defensa de su propia teoría
de la corriente directa. LP. Morgan le dijo a Alexander Graham Bell que su invención “no tenía valor comercial”. En la revista
“Scientific American” se dijo que el vuelo de los hermanos Wright era un engaño. El rechazo último sería humorístico sino fuera
tan triste. En los años treinta un alto ejecutivo de la radiodifusión mandó a un ejecutivo menor al vestíbulo para deshacerse del
lunático que decía que tenía un radio que podía transmitir imágenes. El ejecutivo advirtió al joven que fuera precavido y se
cerciorara de que el demente no estuviera armado con pistola o cuchillo. Este era nada trenos que Milo Famsworth, que había
creado la primera televisión funcional. El miedo a lo desconocido había creado de nuevo una inquisición oficiosa contra
cualquiera que osara cambiar lo existente. El espíritu prometeano, como siempre, fue obligado a eludir al establishment para
poder superar la ignorancia y la hostilidad contra lo nuevo y lo diferente.
Las resistencias anteriores pueden casi siempre ser rastreadas a organizaciones que dominan la industria, el
mercado o un dogma. La ejecución de Giordano Bruno se debió a que la Iglesia Católica quería mantener el dominio total
sobre la sociedad cambiante. Los llamados expertos hace mucho que se valen de la ignorancia para dominar a cualquier
sociedad en cualquier tiempo. Los expertos tienen una inversión en su calidad actual de expertos y matarán a cualquiera que
intente usurpársela. Hasta que los expertos dejen el poder o mueran, los nuevos tendrán dificultades para obtener aceptación
sin un conflicto terrible. Ejemplo de ello es el rechazo de Edison del sistema de corriente alterna de Tesis por su deseo egoísta
de proteger el concepto de la corriente directa, Llegó a la muerte creyendo que el distema de CD era mejor que el de CA para
transmitir la corriente eléctrica.
Lo simple vende
Las investigaciones recientes comprueban que cualquier organización es más efectiva para enfrentarse al cambio si
es pequeña y menos compleja. Es decir, lo pequeño es bello en los ambientes dinámicos: compañías pequeñas, sistemas
pequeños, organizaciones pequeñas. El doctor Ilya Prigonine, ganador del Premio Nobel de 1977, demostró que “entre más
complejo es el sistema, mayor es la inestabilidad”. Esta teoría da crédito a la tesis de este libro, según la cual casi todas las
innovaciones creadoras proceden organizaciones neófitas y pequeñas y que casi nunca son originadas en organizaciones
grandes y complejas. Prigonine prueba matemáticamente que el enfrentarse al cambio exige menos complejidad y
organizaciones más simples. Esto es precisamente lo que es una organización empresarial que empieza y por eso con éstas
ha tenido lugar la mayor parte del crecimiento de los Esta dos Unidos en los últimos veinte años. Además, la personalidad
simple y altamente nítida del pequeño empresario es lo que le permite superar la abrumadora ventaja económica de las
grandes industrias líderes.
El riesgo el elixir del éxito del “Inno-visionario”
La disposición a correr riesgos para lograr las metas es fundamental para el éxito en el proceso innovador.
Probablemente la inclinación a correr fuertes riesgos sea lo que más consistentemente se ha encontrado en la conducta de los
trece individuos de esta obra (véase la fig. 2). Ningún otro rasgo es tan universal de su carácter ni tan persistente tanto en los
negocios como en su vida personal. La posibilidad de apostar la casa contra las creencias personales es fundamental para
tener éxito en una empresa. El dinero es solo un aspecto cuando se valora la conducta arriesgada. Es también crítico para
tener éxito en la innovación una psique elástica que pueda absorber los ataques a la buena fama, la inteligencia, el ego, la
competencia y a la familia. La hostilidad abierta y los ataques al ego acompañan con frecuencia cualquier intento de “destruir la
forma existente de las cosas”. En otras palabras, para crear el cambio, el arriesgar la reputación y el insulto psicológico ocupan
un lugar alto en la lista de conductas de riesgo positivas necesarias.
El riesgo económico tiene importancia secundaria cuando los expertos de la industria, los colaboradores más
cercanos, los medios de comunicación y hasta la familia dicen “estás loco”. Sin embargo, los grandes innovadores y creadores
nunca han tomado en cuenta la economía en su aventura. La motivación interior de algún empeño creador es siempre el éxito
del proyecto a cualquier costo. Los audaces parecen caer en la primera de las tres categorías detalladas en la figura 2.
Los estilos de trabajo de los tres tipos de
administradores se pueden explicar en los
términos de un encuentro deportivo. Los audaces
juegan a la ofensiva, continúa aún cuando la
situación pida una actitud más cautelosa. Los
cautelosos juegan a la defensiva, aún cuando el
momento pida una actitud más agresiva. El
empresario común ha rendido el juego antes de
empezar, puesto que no espera ganar y no juega
ni a la ofensiva ni a la defensiva sino solo para
hacer acto de presencia y ocasionalmente “para
no perder” en lugar de jugar para ganar.
Uno de los hallazgos de esta
investigación es que los individuos que se atreven
a correr todo el riesgo en cualquier empresa
aprovechan también toda la oportunidad potencial.
El miedo lleva a la gente a eliminar el riesgo
cuando debería estar evaluando su naturaleza y
no tratar de eliminarlo, dado que el riesgo es lo
que hace a las aventuras interesantes y
remunerables. Generalmente, si la oportunidad no
implica un riesgo no vale la pena. ¿Saben
ustedes de algún contador público titulado que se
haya aventurado en las aguas desconocidas de la
“oportunidad arriesgada” y se haya hecho
multimillonario? Yo no.
La curva riesgo-recompensa
La curva riesgo recompensa que aparece en la figura 3 ilustra los papeles desempeñados por las organizaciones
maduras, que se sienten más a gusto trabajando de una manera adversa al riesgo, y la aventura nueva en arranque, que
clásicamente tiende a vivir al borde del abismo con una estrategia de riesgo rampante. El empresario lo sacrifica todo porque
tiene poco que perder. Su motivo es la codicia, a diferencia de la organización madura, que es motivada por el miedo.
La investigación en gran escala de los visionarios innovadores indica que tienden a desafiar los principios de riesgo y
recompensa antes mencionados. Estos visionarios (un Ted Turnes o un Fred Smith) tienden a continuar arriesgándose más
allá del momento en que los factores comerciales lo dictan. Sus
decisiones arriesgadas subsisten en la etapa de arranque o con
la empresa en marcha. El ejecutivo clásico o tradicional
permanece en la región madura de correr riesgos dado que está
programado para proteger su base del activo a toda costa.
Cuando los Ted Tuner o los BilI Lear llegaron finalmente a esta
posición cómoda, continuaron sus métodos empresariales
arriesgados.
Las firmas innovadoras experimentan riesgos en razón inversa a su edad
y tamaño. Es decir, durante los primeros seis meses la firma arriesgará
cualquier cosa contra una oportunidad potencial grande dado que el
activo y los ingresos son prácticamente inexistentes. Al irse moviendo
una organización sobre la curva con activo mayor y en consecuencia
mucho mayor “riesgo de perder”, su propensión a correr riesgos
disminuye en proporción lineal directa a su edad y tamaño. Pasan de la
audacia a la cautela y finalmente a la reticencia.
No existen expertos
Darwin y Einstein estaban solos cuando dieron con su gran innovación. No hubo expertos que les ayudaran puesto
que los expertos eran precisamente los que iban a caer: por una parte la interpretación bíblica eclesiástica de los orígenes de
la vida y, por la otra, los principios de Newton. La teoría de la relatividad de Einstein no existía como concepto y cualquier otro
dato habría introducido un prejuicio en sus sistemas de fe intuitiva de espacio y tiempo. La investigación de mercados no
puede ayudar a la solución de conceptos inexistentes. Peter Drucker ha dicho: “La investigación de mercados no funciona. No
se puede investigar el mercado de algo que no existe”. (Drucker, 1985). Ciertamente Darwin no recurrió a sus estudios bíblicos
en Oxford para sustanciar la teoría de la selección natural. Y ninguno de los “inno-visionarios” de esta obra hizo estudios de
grupo para llegar a sus conceptos innovadores.
Los nuevos conceptos generan siempre respuestas espurias que resultan contraproducentes para el proceso
innovador. Como los expertos recurren inevitablemente al pasado para tratar de predecir el futuro, están siempre en seria
desventaja con los empeños creadores de aquellos que se valen del pensamiento intuitivo y desechan sus interpretaciones
pasadas de la realidad. Los innovadores usan “las tripas” para crear sus conceptos. Si se usa un modelo de realidad pasado
se condena al fracaso a cualquier producto nuevo, igual que a cualquier aventura. Se llegará a conclusiones erróneas al tratar
de justificar la forma existente de las cosas.
Un problema grave de la opinión experta es la tendencia del experto a tener un deseo poderoso para preservar y
validar la forma actual de las cosas, dado que ellos suelen tener una inversión del ego en las mismas cosas de las que se les
considera expertos. Si van a invertir en su destrucción, en esencia están destruyendo algo de su propia credibilidad. Si va a
admitir lo nuevo su ego sufre daños, igual que el pedestal mismo en que se encuentra el experto. En consecuencia el experto
jamás capitula. Por eso pudo demostrar Thomas Khun que se necesitan treinta años (The structrure of scientific revolutions [La
estructura de las revoluciones científicas] para que tenga aceptación cualquier concepto nuevo. Se ha demostrado con otras
investigaciones que los científicos muy viejos (Wilson, 1990) prefieren morir que aceptar los conceptos nuevos que violan sus
creencias en la realidad.
La miopía experta
En 1959 la pequeña compañía investigadora Haloid ofreció a la IBM los derechos de venta de la copiadora 914, que
copiaba en papel simple. Haloid buscaba a alguien con recursos humanos y financieros suficientes para llevar su
revolucionario producto al mercado. La con la debida diligencia, contrató a un grupo consultor que suponía era experto en
productos tecnológicos (Arthur D. Little) para que le aconsejara sobre el potencial de mercado del producto desconocido. Los
consultores dedicaron tres meses al proyecto y calcularon el mercado potencial de una copidora de papel simple en un total de
cinco mil unidades.
¡Para justificar su opinión se refirieron entre otras cosas al bajo precio del papel carbón! La IBM, fundándose en el
consejo “experto” de los consultores, rechazó el ofrecimiento de la Haloid. Diez años más tarde (en 1969) la Haloid, conocida
ahora como la Xerox, generaba ingresos por ventas de mil millones de dólares al año con la copiadora 914. Los llamados
“expertos” habían augurado la venta de cinco mil unidades, que aún al precio inflado de 20 mil dólares hubieran significado un
ingreso de 100 millones de dólares. ¡Qué visión! Se les había ido un mercado en una cantidad cuántica pero, aun más
importante habían despistado a un cliente debido a su experiencia especial en el aquí y ahora.
La IBM intervino también en otro error de cálculo gigantesco en un mercado que ayudó a crear y a dominar. A
mediados de los sesenta, la IBM estimó el potencial mundial de procesadores de palabras en seis mil estaciones de trabajo
basándose en sus conocimientos de la tecnología del momento y las creencias preordenadas. Para 1973 (apenas ocho años
después) había cien mil unidades funcionando, lo cual era aun así solo el 4 por ciento de las estaciones trabajo en los Estados
Unidos. Para 1990 había más de cincuenta millones de programas de software procesadores de palabras en uso en
ordenadores personales cuyo crecimiento anual solamente empequeñecía a la estimación original de la IBM. Las estimaciones
recientes sitúan los ingresos potenciales anuales en 100 millones de dólares para finales del siglo.
Los ejecutivos de ingeniería y los investigadores de mercado de Sony informaron al presidente del Consejo, Akio
Morita, que no se venderían más de diez mil Walkman para mediados de los setenta. Morita, audaz y consumado visionario,
ignoró la recomendación y de hecho anunció que renunciaría a la presidencia del Consejo si no tenía el éxito que él
pronosticaba. En el curso de diez años la Sony ha vendido más de veinte millones de esas unidades que los ingenieros e
investigadores de mercado dijeron que no se venderían porque no grababan música sino solo la reproducían.
Los expertos en el área de equipo para cultura física señalaron a Arthur Jones que sería imposible vender una de
esas máquinas pintadas y no cromadas. Los ignoró y procedió a vender cientos de millones de dólares en máquinas que por
ser pintadas fueron consideradas invendibles por los llamados expertos. La opinión del experto no sólo es impráctica e
improductiva, sino con frecuencia es decididamente peligrosa para el proceso innovador.
La destrucción creadora
Picasso, el creador y destructor consumado de todo lo que tocaba, estaba convencido de que toda creación se basa
en la destrucción de la forma antigua. Decía: “El pintor toma cualquier cosa y la destruye. Al mismo tiempo le da otra vida.
Debe destruir. Debe demoler la estructura misma” (Huffington, 1988). La mayoría de las innovaciones de la historia han tenido
esa misma necesidad de destrucción, dado que lo nuevo es usualmente incompatible con lo viejo, en especial en el mundo del
impulso creador.
El cambio produce temor en las organizaciones del establishment y paranoia en la mente de los ejecutivos
contratados para proteger el status quo en estas instituciones. Esta actitud mental es comprensible porque el famoso análisis
de Joseph Schumpeter del proceso innovador (“la destrucción creadora”) es fundamental en todo cambio. Lo nuevo solo puede
ser creado destruyendo lo viejo. Un enamoramiento nuevo siempre sucede a expensas del viejo. El edificio nuevo exige la
demolición del antiguo. La fórmula nueva de una pizza siempre remplaza la receta favorita de alguien. El modelo nuevo de
automóvil siempre deja rezagado al viejo. Lo viejo tarda en morir, pero lo nuevo siempre nace a expensas de lo viejo. Éste no
es siempre un concepto aceptable, pero es la realidad de la vida en un mundo de cambio.
Si el cambio requiere la destrucción del producto o sistema actuales, entonces cualquier estudioso de la naturaleza
humana podrá predecir con exactitud la resistencia del establishment a cualquier cambió en cualquier sistema. El principio de
conservación tan profundamente inculcado en la psique de los administradores. produce una hostilidad franca contra cualquier
individuo o grupo que sugiera que han perdido alguna utilidad cualquiera de “sus” productos o programas. Los mismos
estatutos de todas las entidades corporativas señalan como fin “la protección del activo, principios y cultura de la institución.
Esta mentalidad de preservación obviamente está en conflicto con la aceptación de individuos rebeldes (innovadores) en
cualquier organización. Después de todo, con su rebeldía destruirían la manera existente de las cosas. En consecuencia la
resistencia al cambio se vuelve, un proceso de operación normal y la conducta de la conservación la forma de vida de las
organizaciones establecidas. Esta conducta es a la vez confirmada y reforzada por las mesas que también participan del
deseo de conservar el status quo. Esta resistencia de arriba a abajo (piramidal) a todo cambio e innovación en la jerarquía
corporativa fuerza a los empleados creadores e innovadores a adaptarse o salir de la organización a caer en el síndrome de
“luchar” o “huir” que se hizo famoso en talleres de stress. La mayoría se va para evitar el conflicto contra la cultura de la
organización cuando su único des era a la organización, si bien ejerciendo su facultad creadora.
Los rebeldes son los verdaderos creadores
Ericson, Picasso y Einstein fueron rebeldes. Desafiaron a la autoridad desde muy pequeños. Einstein fue expulsado
de la preparatoria en Munich con la admonición de que su “presencia en la clase es perturbadora y afecta a los demás
alumnos”. (Clark. 1971). Huffington, el biógrafo de Picasso, pinta este cuadro de su personalidad: “Desafió a la ley, la moral y
la convención... Su fuerte eran la furia y la rebelión”. El biógrafo de Edison, Josephson, es todavía más gráfico al representar a
Edison como “un espécimen extraño y excéntrico”.
Virtualmente todas las innovaciones geniales han emanado del elemento llamado “marginal” de la fuerza de trabajo.
Los innovadores son rebeldes y rechazados por el establishment; en consecuencia tienen poco que perder al desafiar los
dogmas sacrosantos de sus opositores, los tradicionalistas y expertos. Los creadores e innovadores deben o capitular ante el
establishment y seguir los caminos trillados o continuar solos y convertirse en empresarios e innovadores. Usualmente pagan
el precio de su inconformidad y se convierten en proscritos sociales, empleados marginales o, a veces, genios creadores.
Abundan en la historia los ejemplos de los que trabajaron en campos ajenos con el fin de darle la vuelta al establishment o en
franco desafío.
Nicolás Copérnico perfeccionó su teoría de los movimientos planetarios siendo canónigo de la catedral de
Frauenburg, Polonia. Galileo estudió para médico, no astrónomo o físico, Luigi Galvani también estudió medicina, no
electricidad. Su investigación de cómo, los músculos y los nervios conducen electricidad fue la base de la invención de la pila
eléctrica. Gregor Mendel era monje cuando propuso los conceptos que cimentaron la ciencia de la genética. Einstein creó la
teoría de la relatividad cuando era empleado de la Oficina de Patentes de Suiza. Charles Darwin se
había ordenado de ministro y esperaba se le asignara una iglesia cuando emprendió el histórico viaje en el Beagle y concibió
la teoría de la evolución.
Los trece “inno-visionarios” de este libro, crearon sus conceptos como empresarios que habían tratado de trabajar
con el establishment o a través del mismo, pero habían sido severamente rechazados, silenciados, ignorados o simplemente
descartados como locos arribistas molestos. Perseveraron gracias a su espíritu elástico que les permitió sufrir el ridículo y el
rechazo sin que la experiencia los devastara. Utilizaron su poderoso amor propio y fuerte sistema de valores para superar la
repulsa continua. Estas paradojas del proceso innovador reclaman un axioma sobre el tema:
Los que tienen más posibilidades crear conceptos nuevos tienen a estancarse. Los que tienen menos posibilidades
de crear conceptos nuevos tienden a innovar.
Los líderes de la industria tienen normalmente los recursos y el conocimiento para crear lo nuevo y diferente, pero
sus directores están profundamente atascados en la conservación del status quo. Protegen sus productos y programas
existentes y permiten que el miedo les robe la oportunidad de crear o innovar. Jamás podrá lograr una innovación valiosa el
que tema destruir lo antiguo para obtener lo nuevo.
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Tomado de: Gene N. Landrum. Perfil de los Genios. Para material de lectura complementaria para su análisis y discusión en
clase.
Preguntas para analizar la lectura:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
Según el documento, ¿existe diferencia entre creatividad y genialidad?
Realice un cuadro en que compara las influencias comunes entre Edison, Picasso y Eistein.
Explique el ejemplo del Valle de Silicio desde el punto de vista de Adler respecto a la herencia y el medio ambiente.
Explique la comparación entre los ordenadores personales y la personalidad humana que el documento plantea.
¿cuál es su opinión al respecto?
A qué se refiere el documento con destrucción creadora.
Cree usted que el cambio conlleva a la creatividad. Explique.
¿Cuál es la posición del autor respecto a los expertos? ¿Usted qué opina?
Después de leer el documento qué piensa: ¿Las personas creativas, nacen o se hacen? Explique su respuesta.