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Y AMERICANA
riJHUIOR DE
AÑO.
Provinein^
Extranjero....
"5 popetas.
40 id.
50 francos
SEMESTRE.
IS pesetas.
21 id.
2G francos.
S DE RrSCKU'CION, PACiADEUOS ENT ORO.
AÑO XLV.-NÚM. XIX.
suscr.irciON.
TRIMESTRE.
10 pesetas.
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14 francos.
MADRID: Adroinistracióp, Arejal, 18.
SEMESTRE.
HKDACCKlN Y TALLERES:
P A S E O I3E SA.3NJ" V I C E N T E , 3STTJ3V1:. SO.
Madrid, 22 de Mayo de 1901.
Cuba. Puerto "Rico y Filipinas. \'2 pesos fuertes.
7 pesos fuertes.
Demás Estado : de América y
Asia
3." francos.
00 francos.
PARÍS: 4, r u c de la Micbodiérc.
MISA DE CAMPAÑA.
MADRID. —LAS MANIOBRAS
MILITARES.
(De fotografía.)
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LA ILUSTRACIÓN
306 — N.° XIX
ESPAÑOLA
Y AMERICANA
biado de banco los representantes del país. Pondrán el grito en el cielo los vencidos; se harán
sordos á la queja los de enfrente, y nosotros esperaremos á que cesen estos pleitos particulares
para juzgar por sus actos á la nueva situación.
La lucha en Madrid no ha sido muy vehemente, ó mejor dicho, no ha correspondido á la temperatura de las reuniones preparatorias en que
hablaron los oradores más resueltos de las opotores ó editores. por C—Anuncios,
siciones: y es que no se puede caldear á todo un
pueblo desde la estufa de un local cerrado: en
éste una frase viva levanta tempestades que se
resuelven, al salir á la calle, en unas gotas de
agua.
pasanuo revista a las -veaueuiias umumo. uii rumuN'in^ipL.'niciando el desllle. S. M D. Alfonso XIII en el campamento. —Bellas
En provincias, como escribimos en plena conArtes: La jura <l, lux Fiirnis de Vizmiia par Ixuhi'l 1 dr Castilla, cuadro de Macario Marcoartú. Lux aminas de Jexitx, cuadro de Antonio fusión de noticias, no podemos hacer cálculos:
Fillol Granel.- üctrato de Mariette Sully.
hay que lamentar en Barcelona y en Bilbao algunas muertes.
SUMARIO.
CRÓNICA
GENERAL.
Artagnan á Planchet, en El
Vizconde de Bragelonne, la máxima
de un artillero árabe que habían conocido ante la Rochela. «Más vale estar sentado que de pie, acostado que
sentado, muerto que acostado^, pensamiento que rimó Campoamor en la conocida redondilla
De que se está, estoy muy cierto,
Mejor que de pie sentado,
Mejor que sentado echado,
Y mejor que echado muerto.
ECORDABA
La máxima que sólo es discutible en su final,
se confirma en las maniobras militares, donde
los designados para simular las bajas dejan de
molestarse, son conducidos en camillas y curados, si son heridos, y suponemos que abandonados y libres do servicio si están muertos. De los
simulacros de estos días, que, combinados con la
fiesta de San Isidro, han alegrado las cercanías
de Madrid, lo quo más ha interesado por su aspecto juvenil y porque la instrucción quo resulte
tiene en su totalidad condición de permanencia,
ha sido la reunión en un solo cuerpo de todas las
Academias militares, quo han de constituir la
oficialidad futura; el brillante desfilo; el almuerzo
de campaña; los vivas al Rey; el almuerzo en los
Viveros, dado por el Presidente del Ayuntamiento á los jefes de los cuerpos y á los alumnos, y
la pintoresca retreta.
Si so llaman funciones do guerra las batallas
con todos sus horrores, un combate fingido es
necesariamente un gran placer. Y si á las batallas verdaderas se aproximan los periodistas y
curiosos, calcúlese la concurrencia que habría en
las maniobras de Carabanchel: estos simulacros
son á la guerra lo que un problema en el encerado á eso mismo problema ante el enemigo; pero
alfines un exnmen público y un tanteo de instrucción, quo si es lucido ante nosotros los profanos, es provechoso para los in: el ¡gentes, que
calculan por lo supuesto cómo sería lo real. Los
críticos militares dirán lo que les parezca; nosotros, por no entenderlo, creemos que on estas
batallas aparentes es lícita cierta inverisimilitud, porque así como se supone el ataque y defensa, puede suponerse que las distancias no son
las verdaderas, y que si un cuerpo hace un movimiento, lo verifica en el supuesto de que pudo
hacerlo así. Pero nuestra opinión no es facultativa, sino caprichosa, y la damos por retirada
desde el momento en que los técnicos la rechacen. En todo esto sólo vemos la sustancia, de que
ha habido en estos días un cambio de afectos visible y positivo entre el Rey, las instituciones
armadas y el elemento popular.
Escribimos en los momentos en que, verificadas las elecciones, todo es confusión en los detalles. Hemos rehuido durante el período electoral
lo relativo á la lucha personal, más que política,
en los distritos, como conviene á un periódico
neutral en esta clase de contiendas: ser neutral á
nuestro modo, no es ser indiferentes; es reconocer en todos buenas intenciones por distintos procedimientos, y egoísmos particulares y de partido, de que el hombre y las corporaciones no prescinden; y así como no nos correspondo gloria
alguna en los aciertos, tampoco aceptamos la responsabilidad de los errores. Somos historiadores,
no personas que influyen activamente en los hechos, que unas veces nos hacen padecer y otras
reir. Como sucede en todo cambio do política, la
diferencia sensible por de pronto es que han cam-
Anterior
Debcmos una satisfacción al ministro de Gracia y Justicia, Sr. Marqués de Toverga. Habiéndole atribuido un periódico el propósito de indultar de la pena capital á todos los reos durante
su Ministerio, nos pareció mal, no el propósito,
quo tenemos tan buen corazón como cualquier
filántropo de boquilla, sino el programa, que
anulaba casi oficialmente un castigo vigente on
el Código penal y quitaba al Trono la más popular de sus prerrogativas, la del perdón. Si en el
fondo el Sr. Marqués de Teverga insistió en sus
buenos sentimientos, cosa es probable; pero lo
cierto es que en el indulto, que nos llena de júbilo, á tres reos de muerte que debían ser ejecutados en Santoña, ha ocultado noblemente su
intervención, que hubo do sor muy eficaz, dojando á la Reina todo el valor de aquel acto generoso, tan adecuado á sus sentimientos naturales.
22 MAYO 1901
ción, en que ha ganado en influencia y perdido
en significación moral: ó es un negocio ó un fracaso; si lo primero, no se exige al periódico la
virtud llevada al sacrificio, sino un pretexto razonable para disculpar sus evoluciones; en el caso
presente no sabemos si se trata de hechos ciertos de transmisión de derechos inevitables ó de
disidencias personales.
En cuanto á la travesura del Conde Lur de Saluces, tendrá la importancia que sus enemigos la
concedan; nos parece que los orleanistas abusan
de este género de sorpresas, más para entretener,
que para conseguir nada formal.
En París ha triunfado el andarín blanco y francés, do otro célebre andarín negro y extranjero.
Las apuestas fueron grandes, y hubo ganancioso
que quiso besar los pies al vencedor, que es hoy
el campeón del Universo.
Desconozco la insignia con que esta dignidad
se representa ¿Un par de botas de honor? ¿Una
tibia de oro? ¿Las alas inferiores de Mercurio?
La verdad es que esas piernas vencedoras no
deben pisar o I barro como las demás piernas vulgares, y no me extrañaría ver estampada en algún periódico, como la mano del gigante, la huella de esos pies. Dan ganas de cantarle:
¡Qué pies tiene ese mozo!
¡Cara vi!
¿Quién se los calzará?, etc.
Cuando se tienen pies tan notables y que ganan en una sesión tanto dinero, hay que conservarlos para que duren. No se puede usarlos á
diarlo como los de un simple transeúnte.
—¿Y qué haría usted si los tuviera?
—Andaría de cabeza.
Refiéreso estos días que una familia desgraciada compró un colchón escuálido y tan duro,
Entre las personas conocidas que han fallecido que hubo necesidad de deshacerle. Y exclamaba
en estos días, tenemos que despedir á un amigo la familia:
querido, D. Manuel Pérez Seoane, conde de Go— Todo se vuelve duro para el pobre, hasta la
mar: ni su edad, ni el estado de su salud, nos ha- lana.
cía presentir esta desgracia la última y reciente
Y rodaron por el suelo unas monedas, y otras,
vez que le encontramos á la puerta del Casino. y otras, hasta la cantidad de seis mil duros.
Había sido diputado á Cortes con el partido libeLa prensa divulgó la noticia, y se notó que haral, y parecía indicado por sus condiciones per- bía este año menos mendigos que otros años en
sonales á puestos de importancia, que su prema- la pradera de San Isidro.
tura muerto lo ha impedido obtener, y su carácEra que todas las familias desgraciadas estaban
ter altivo había retardado. Era un buen caballero, deshaciendo sus colchones.
de esos quo van faltando ya:
reciban nuestro pésame la condesa viuda D.u Angela de Villalobos,
su hijo el nuevo Conde de Gomar, sus hermanos
Al ir á exhumar los restos de un pariente en el
los Condes de Velle y sobrinos, su cuñado don cementerio de una capital de provincia, vio la faJosé de Villalobos y toda su distinguidísima fa- milia con indignación que la caja estaba vacía.
milia.
— ¡Esta tumba ha sido profanada! — repetían
coléricos los parientes del difunto.
El conserje, pálido y confuso, pensando en su
La Exposición de las pequeñas industrias ma- responsabilidad, no sjibíii qué decir; de pronto
drileñas que inició y realizó El Fomento de las volvieron los colores á su rostro y dijo con su
Artes, é instaló el distinguido arquitecto Sr. Ca- voz más amable:
bello y Lapiedra, es una buena obra y do bas— Tomen ustedes asiento, que pronto ha de
tante utilidad. No la hemos visitado aún, porque volver.
su inauguración coincide con este escrito, y sólo
—¿Quién?
podemos hacernos cargo de un hecho que nos pa— El pariente: hoy es día de elecciones, y casi
rece interesante. Madrid es un pueblo laborioso todos los de casa salen á votar.
que tiene la fama de holgazán, porque vienen á
JOSÉ FERNÁNDEZ BREMÓN.
recrearse on él los haraganes do toda la Península, y no fue justo Luis Eguílaz cuando dijo en
Verdades amargas:
NUESTROS GRABADOS.
Madrid es una caldera,
Pero de inmenso tamaño,
En donde el oro do España
MADRID: MANIOBRAS MILITARES. — ( V é a n s e IOS
Derriten los cortesanos.
grabados de las págs. 305, 308 y ,'309, 312 y 313, y
Y la verdad es que los madrileños son los que el artículo correspondiente en la 314.)
menos disfrutan de Madrid y menos intervienen
en los negocios. Por lo demás, la estrofa se ha
BELLAS ARTKS.
hecho vieja por citar el oro, metal ya imaginario.
Valiente escándalo el que están promoviendo
en Francia, por un lado, la aparición en París
del Conde Lur de Saluces, y por otro, la pugna
de los accionistas de El Fígaro entre sí, al disputar si entre ellos se ha dejado penetrar un núcleo de accionistas alemanes. A primera vista parece que no hay inconveniente en que entren á
parte on las ganancias del negocio tenedores de
esto ó del otro país; pero el copo de las acciones
de El Figuro por alemanes haría repulsivo en
Francia al periódico más parisiense de aquella
capital, y no se explica que hayan divulgado el
secreto los interesados en que no padezca el prestigio de la Empresa, sobre todo en una cuestión
que han de resolver los accionistas en privado, y
siendo de interés común la popularidad de aquel
diario. Pero el periodismo ha hecho una evolu-
Inicio
La jara de lux I-'uero* df Vizcmju pur íx<tbel I de Candila,
cuadro de Macario Marcoartú.
Página SKI.
El cuadro de Macario Marcoartú cuya copia
publicamos, pintado por encargo de la Diputación vizcaína, representa el momento en que
Isabel I de Castilla, señora de Vizcaya, jura sobre la cruz y los Santos Evangelios, en presencia del Sr. Vicario y sus ministros, ante el alcalde, corregidores, caballeros, damas, soldados y
pueblo, guardar, así á la villa como al Señorío
de Vizcaya, todos sus fueros, privilegios, libertades, buenos usos y costumbres, según y como
guardaron los gloriosos royes sus antecesores.
Tuvo lugar esta ceremonia en el llamado Portal de la Tendería, por la parte de la plaza del
Mercado, portal próximo á la casa-palacio desde
la cual mandó arrojar á la mencionada plaza el
Siguiente
LA ILUSTRACIÓN
22 MAYO 1901
cadáver del infante D. Juan el rey D. Pedro I de
Castilla.
Celébrase mucho el cuadro del Sr. Marcoartu,
tanto por la acertada disposición de las figuras
de tan difícil composición, como por la fidelidad
de la indumentaria y el carácter de época que
tienen todos sus detalles.
Luí a hínox de JCUIÍK, cuadro de Antonio Filtol Granel.
Página 317.
Publicamos una copia del cuadro de Antonio
Fillol, Los amigos de Jesús, que ha obtenido en
la actual Exposición de Bellas Artes consideración de medalla do primera clase. Muy justos elogios ha merecido este cuadro por el vigor con
que están pintadas las figuras de los humilde*,
que fueron siempre los predilectos amigos del
Redentor; pero lo verdaderamente asombroso en
este lienzo es el efecto de luz que penetra por la
puerta en cuyo umbral aparece la mística figura
de Cristo.
MAUIETTE SULLY.
Página 320.
En la compañía de opereta francesa que, bajo
la dirección del famoso artista parisiense Luis
Postier, actúa en el teatro de la Princesa, obtiene
grandes aplausos la primera tiple Mariette Sully,
cuyo retrato publicamos.
Su verdadero esprit, primorosamente educado
para el arte, á más de su gracia seductora, la ha
granjeado en París el título de la mayor estrella
del género cómico-lírico, y es el alma del teatro
del Chátelet.
Su repertorio predilecto lo constituyen las
obras Rip, :>K jours de Clairette, Pamir ye, Poupee, Orand Moyol, Quatre Filies, Aymon. Veroñique y Les P'tites Michu.
CARLOS LUIS DE CUENCA.
LETRAS Y ARTES ESPAÑOLAS EN EL SIGLO XIX
LA POESÍA LÍRICA Y ÉPICA
EX LA ESPAÑA DEL SIGLO XIX (1).
VI.
Era el año cuarenta, en que yo escribo,
De este siglo que llaman positivo,
Cuando el que viejo fue por la mañana,
En vez de hallarse la cabeza cana
Y arrugada la frente,
Se encontró de repente
Joven al despertar, fuerte y brioso
Desde el momento en que ocurre esta rara
trasformación del héroe de El Diablo Mundo,
hasta algunos años después, supongamos que
hasta 1850, hay en España un período de fiebre
poética, que se apodera epidémicamente de no
pequeña parte de la clase media. Los versos fueron como nunca gustados y aplaudidos. Entraron en la vida real y se combinaron con los más
vulgares sucesos, las visiones y los sentimientos
exaltados, que aparecían brillantes y seductores
Pollos adornos del metro y de la rima.
Muchos de los poetas que florecían entonces
han vivido y escrito hasta terminar, ó casi hasta
terminar aquel siglo. Después han aparecido
otros de no menos briosa inspiración, no menos
originales, y dotados sin duda de mayor saber y
de más juiciosa y elevada crítica. Y sin embargo,
la popularidad que alcanzaron los poetas á mediados del siglo xix, el entusiasmo que despertaron, el influjo que ejercieron y la resonancia que
tuvieron sus composiciones, hacen, si lo comparamos con la ulterior y fría indiferencia, que la
poesía entre nosotros aparezca hoy, si no muer«i» sorda, abatida y desmayada. Bien puede afirmarse que, en el ya marcado decenio, culminó la
poesía española como sol espléndido en su fervoroso meridiano. Desde entonces la poesía viene
v n i ™ í?a t l• ay d ol edí ? a n d o s u Poder á la prosa. El
f°'
g
e ella, le retira su atención y le
tima
o
le
niega
su aplauso. Y del seno de la
Í dyeec andente,
de las canciones, odas, romans q u e a ena
„
P s ya se leen, se celebran
compran, renace la epopeya pedestre y pro(1) Véase el núm. XVII.
Anterior
ESPAÑOLA
Y AMERICANA
saica; la por muchos años descuidada entre nosotros y casi olvidada novela.
Tal vez la poesía, en aquel período de exaltación y de triunfo, tuvo aspiraciones más altas de
lo que sus fuerzas consentían y del estado de los
espíritus en la complicada civilización de la edad
presente.
En las primitivas edades, Orfeo amansa las fieras y hasta suspende y embelesa á las Furias del
infierno; Anfión edifica al son de la lira los muros de las ciudades; Femona; y Manto y las sibilas dan en verso sus pronósticos, los sabios pronuncian en verso sus sentencias, y en verso se
dictan leyes y se muestran y abren los caminos
de la vida. Todo esto presupone en aquellos antiquísimos vates una infusa, rara y sobrenatural
sabiduría.
Con la misma pretensión, sino seriamente sentida, expresada al escribir en verso, los poetas
del romanticismo se dejan arrebatar del estro
con tan extraordinaria violencia, hieren tanto al
Pegaso con el acicate y le dejan correr tan á
rienda suelta y sin freno, que más bien que guiar,
extravían al público que atiende á sus lecciones.
Harto sé yo que, como dice Bretón de los Herreros, no deben medirse los raptos líricos con el
compás de un yeúmeíra; pero, aun así, queda en
pie y persiste sin resolver cierta duda: hasta qué
punto el poeta entusiasmado, en un delirio que
generosamente calificaremos de divino, puede
contradecirse á cada instante, no ser en verso razonable como en prosa lo sería, y aparecer ora
progresista, ora retrógrado, ora creyente, ora
ateo, ora poniendo todas sus esperanzas en el
porvenir, ora alabando lo pasado y lamentando
que ya no sea.
Para Espronceda, como para muchos otros poetas de aquel período, las más altas creencias religiosas son ilusiones perdidas. Dios, cuya existencia á veces se niega, se enoja otras veces, en opinión del poeta, porque el poeta estudia algo de
filosofía, como si Dios no gustase de que filosofásemos, y le castiga haciendo que sólo crea en
la paz de los sepulcros, que palpe la realidad y
que halle la duda. El concepto de la mujer carece
de término medio en la mente del poeta; la ve
limpia, radiante, vestida de resplandores celes^
tiales; la toca y la convierte en seguida en podredumbre y en lodo. Para que la mujer sea feliz es
indispensable que sea estúpida. Cuando no lo es,
es un ángel que tiene que estar llorando siempre.
El poeta la quiere, la adora, la ensalza y la insulta ferozmente en la misma composición y á
renglón seguido. Véanse, si no, los versos á Jarifa
en una orgia y A Teresa, las dos composiciones
líricas ó elegiacas más bellas de Espronceda y las
que muestran más enérgicamente la desenfrenada inspiración de su genio.
Sus contradicciones son pasmosas y se encuentran en sus versos á cada paso. Ya imaginamos
que Espronceda es un revolucionario, librepensador, irreligioso y anarquista; ya que es ó quiere
ser un santo, embelesado con
La fe, la religión, bálsamo suave
Que vierte en el espíritu consuelo.
En ocasiones desdeña lo que fue, y sueña con
abrir nuevos senderos á la errante humanidad;
y en ocasiones habla, canta ó llora como pudiera
un tradicionalista ó un fraile exclaustrado:
¡Ay! Solitario, entre cenizas frías,
Mudas ruinas, aras profanadas,
Y antiguos derruidos monumentos,
Me sentaré cual nuevo Jeremías,
Mis mejillas en lágrimas bañadas,
Y romperé en estériles lamentos.
Otra de las manías del romanticismo es el aborrecimiento de los estudios: la idea más ó menos
terminantemente declarada de que es inútil cuanto en los libros se aprende, y que si no es inútil
es nocivo para el poeta. Abrumado con el peso de
cuanto lia leído, no puede remontar el vuelo; ocupada su mente con las nociones adquiridas, no
puede tener originalidad ni conceptos propios; y,
fatigado su entendimiento en la tarea de recoger,
ordenar y clasificar las verdades ya descubiertas
por otros, pierde la valentía y el vigor convenientes para lanzarse á lo desconocido, y columbrar
precientíficamente los más obscuros misterios y
el porqué y el cómo de todo.
Al lado de Espronceda, si no como discípulos,
porque arte tan libre y tan aborrecedor do la enseñanza no consentía que se formase escuela,
aparecen, como admiradores entusiastas siguiendo la misma dirección y formando grupo, varios
otros poetas menores dignos de conmemoración
y de elogio. Es uno de ellos el general D. Antonio
Inicio
N.°
xix — 307
Ros de Olano, cuya vida militar y política y cuyas novelas en prosa han venido á eclipsar la
fama de sus versos. Dejándose llevar de la corriente contraria á la poesía no bien empezó á
manifestarse, y procurando combinar las alambicadas sutilezas de estilo en los ensueños de Quevedo con la extravagante virtud de Hoffmann
para crear personajes misteriosos y para imaginar lances extraños, Ros de Olano compuso El
diablo las carga, El ánima de mi madre, y por
último, El doctor Lañuela.
Otro más fiel y constante cultivador de la poesía lírica, que bien podemos colocar en el mismo
grupo, fue el célebre actor I). Julián Romea. Sus
versos son elegantes, discretos é inspirados aveces. Tal vez el estruendo de los merecidos aplausos que Romea obtuvo como actor, impidieron
que resonasen las justas alabanzas que como á
poeta se le deben. Y tal vez la moderación de su
lirismo, su juiciosa crítica y su delicado buen
gusto, haciéndole esquivar las rarezas y las extravagancias de moda, impidieron que apareciese
bastante original é inaudito, y que llegase á ser
como poeta lírico muy conocido y estimado del
vulgo. Esta desatención y este olvido, si alguna
lástima inspiran, no es por Romea, sino por el
vulgo en general, cuyo atinado sentimiento de la
poesía y cuya capacidad para comprender sus
bellezas no quedan en muy buen lugar. Las composiciones de Romea, aunque escritas en pleno
romanticismo, tienen la sobriedad, la sencillez,
el primor y la tersura de nuestra mejor poesía
clásica. Los versos religiosos están impregnados
de piedad ferviente y sincera; hay en los de amores la más viva y delicada ternura, y en los dirigidos á Zaragoza entusiasta cariño á la patria, á
la libertad y á las acciones heroicas, sin exageraciones ni extravíos. Romea, por último, siente
y comprende la hermosura del universo visible,
expresándolo con nitidez y profundidad, y casi
siempre sin falsa ó vnna palabrería.
El más allegado á Espronceda en el mencionado grupo fue D. Miguel de los Santos Alvarez,
cuyo natural ingenio, acendrado buen gusto y
demás prendas de escritor y de poeta fueron, á
mi ver, superiores á los de la mayoría de sus más
ilustres y celebrados contemporáneos, pero cuya
desidia, abandono, precoz desengaño de lograr
como escritor fama y provecho y menosprecio
desdeñoso de este provecho y de esta fama, hicieron punto menos que estériles aquellas prendas
excelentes con que le había dotado el cielo. Admirador sin reparo de su amigo Espronceda, siguió sus huellas, ó mejor dicho, se le adelantó
en lo desordenado y extravagante. A pesar de todo, en lo poco que escribió D. Miguel de los Santos Alvarez, más bien como jugando y á ratos perdidos que con persistencia y seriamente, se advierten la marca ó el sello de un ingenio muy delicado y aristocrático, que sin la carencia de fe
en su propio poder hubiera producido los frutos
más sazonados y ricos. Tal vez tuvo Alvarez, para
disculpar ó justificar su pereza, menos fe aún
que en su ingenio, en el atinado criterio y en la
afición del público á la buena literatura. La gloria que por la poesía se consigue le pareció tal
vez más difícil y más vana que á Leopardi en el
discurso tan desconsolador y tan escéptico que
escribió sobre esta materia. De todos modos, y
sin investigar más la causa, es lo cierto que Alvorez compuso su única obra en verso de alguna
extensión, sin trazar, al parecer, plan alguno,
casi sin saber dónde iba ni qué se proponía. Imitando á Espronceda, acaso pensó y dijo:
Allá van versos donde va mi gusto.
Sin reglas ni compás canta mi lira.
En el poema María, del que Alvarez escribió
solo y nos legó el canto I, la extravagancia va
más allá de lo inverisímil y frisa en loa absurdo.
En un lupanar, cuya directora es D. Tomasa,
vive la más inocente, pura, santa y virginal jovencita que imaginarse puede. Tal es María, sobrina de la mencionada directora, la cual la tiene
encerrada, no sabemos cómo, en apartado y único
limpio rincón de su inmunda casa:
Donde no llega el discordante ruido
De las alegres bromas de Cupido.
Allí María, ignorante del mal, cultiva las flores, habla con los ángeles, finge y sueña aventuras del cielo y goza de místicos y espirituales
amores. Como el poema se para aquí y no pasa
adelante, nos quedamos también por averiguar
en qué paran los misticismos de María. Y más
vale así, porque, al leer lo ya compuesto, el lector
menos escamón recela y presiente una catástrofe y está con el alma en un hilo. Como yo tengo
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308 —
N.°
xix
LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA
22 MAYO 1901
ACADEMIA DE CABALLERÍA.
ACADEMIA DE INFANTERÍA.
ACADEMIAS DE ARTILLERÍA E INGENIEROS.
ACADEMIAS DE LA GUARDIA CIVIL Y CARABINEROS.
MADRID. —LAS MANIOBRAS MILITARES.-LOS DESFILES.
(De fotografías.)
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ALUMNOS DE INFANTERÍA EN LAS TRINCHERAS.
S. M. EL REY Y EL ESTADO MAYOR GENERAL.
MADRID.-LAS MANIOBRAS MILITARES.
(De fotografías.)
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310 —
LA ILUSTRACIÓN
xix
la manga muy ancha, ora presumo que en la vida
real todo es posible, ora me explico como simbólico ó alegórico el asunto del poema María, y
decido que está bien; pero esto no obsta para que
jueces más severos que yo le califiquen do disparate. Y sin embargo, lo mismo que yo, no pueden
menos de pensar estos jueces severos, si por dicha sienten y comprenden la poesía, que la poesía se halla difundida y resplandece en no pocas
octavas del poema con notable elevación y brío
y con gran delicadeza de afectos. En la parte cómica hay en este poema trozos que son modelo y
dechado de gracia espontánea, y de originalísimos y naturales chistes. La descripción de doña
Tomasa es, en mi sentir, de lo más ameno y urbanamente desenfadado que en verso castellano
puede citarse; y las irónicas alabanzas del uni
verso visible, do los objetos que en él se ven y
de la Providencia que los ha creado y los sostiene, son alabanzas, aunque irónicas, tan graciosas
y tan sin hiél, que el más piadoso creyente, no
sólo las perdona, sino las aplaude y las ríe, declarando que cuanto Meñstófeles dice á Dios, burlándose do sus obras, en El prólogo en el cielo, no
vale un pito y es soso y sin chiste, comparado
con lo que Alvarez dice.
El interés y el gusto con que por entonces no
pequeña parte del público oía ó leía los versos,
apenas se concibe ahora. Entonces poco se había
estudiado y se sabía poco; pero había una candorosa afición á la ciencia, ya que no al estudio, y
un amor y un entusiasmo por el arte que rayaban en frenéticos.
¿Apellidarse socio quién no ansia
Y en las listas estar del Ateneo?
¿Y quién, aficionado á la poesía,
No asiste á las reuniones del Liceo?
Y á la verdad, no sólo en el Ateneo y en el Liceo, sino en tertulias literarias a nativitate, ó
que se convertían en literarias, se recitaban versos que se escuchaban con admiración y eran muy
celebrados. Lo nebuloso é indistinto de las ideas
y la incoercible vaguedad de los conceptos solían prestar á estos versos su mayor hechizo.
Cada cual, y sobre todo las mujeres, se los explicaban como les daba la gana; arrullado el oyente
por el sonsonete ó la melopeya, imaginaba lo que
era más de su agrado y se deleitaba, gozando de
ello, en éxtasis ó en arrobo. Tales coplas sugestionante* y llenas de misterios llegaron al colmo de
su perfección cuando se escribían para que se recitasen, y luego se recitaban al compás de un vals,
de una polca ó de otra sonata por el estilo. Quien
puso de moda este consorcio de la poesía y de la
música, y quien logró por él triunfos envidiables,
fue un joven tan gallardo como discreto, nacido
en una familia de notables artistas, y de tan distinguida y hermosa presencia, que se parecía al
retrato de Antonio Van Dyck tal como le pintó el
pintor mismo y como en nuestro Museo se conserva. Este joven, que sobresalió más tarde como jurisconsulto, sabio conocedor de la ciencia administrativa, arqueólogo y juicioso y erudito crítico
de Bellas Artes, recitaba al piano con voz sonora
y simpática esta clase de versos musicales de su
propia cosecha. Como, según la Condesa Trifaldi,
sucedía en Candaya con las seguidillas, «allí era
el brincar de las almas, el desasosiego de los
cuerpos, y, finalmente, el azogue de todos los sentidos». Floridas estancias, alabastros con cien
astros, suspiros, melodías y otros primores, encantaban, deleitaban y fascinaban. El poeta que
recitaba así sus composiciones con música, como
se dice que Cayo Graco pronunciaba sus arengas,
era el ilustre D. Pedro de Madrazo. Así cundió
entre las mujeres la afición á la poesía. Muy lindamente recitaban algunas al piano los versos de
Madrazo, y más tarde los de D. Francisco Camprodón. Y no contentas las más inspiradas con
recitar versos ajenos, se lanzaron á componerlos
propios, y llegaron á componerlos muy bonitos.
Hubo varias poetisas, y no puedo menos de citar
y de encomiar aquí á las dos más egregias.
Fue una D.a Carolina Coronado, cuya inocente
candidez, combinándose con un vivísimo sentir
amoroso, semiterrenal y semimístico, presta pasmoso hechizo á algunas de sus composiciones.
Allá en su juventud primera, en el tránsito de
niña á mujer, en la esquiva soledad de los campos y á orillas del Gévora, so diría que la musa
extremeña evoca al Genio del amor con más virtud teúrgica que le evocó Yáinblico en las fuentes
do Gadara. Mi amor de los amores os un idilio suave y lleno do misterios. Su irrellexiva espontaneidad hace que parezca sobrehumano: inspirado
por el amor mismo.
Fue la otra poetisa D.:i Gertrudis Gómez de
Avellaneda. Tal vez se diga que no me incumbe
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ESPAÑOLA
Y AMERICANA
hablar de ella aquí porque no es española peninsular, sino cubana, y porque ha de estar encomendado á otro escritor el tratar de los poetas
hispanoamericanos en esta Revista. Difícil, casi
imposible, es, con todo, pasar en silencio y no
mentar sino el nombre do figura tan clara y tan
gloriosa en nuestras letras. Es cierto que olla nació en Cuba, pero también nacieron en América
Ventura de la Vega, Juan de la Pezuela, Antonio
Ros de Olano, José Ileriberto García de Quovedo, Rafael María Raralt, José Güell y Rentó
y otros que florecieron y brillaron en España,
y que si los borrásemos del cuadro de nuestra
historia literaria, el cuadro quedaría incompleto.
De la Avellaneda hay más razón aún para no
prescindir. Como novelista, como autora de dramas y, sobre todo, como poetisa lírica, tuvo y
tiene capital importancia entre nosotros. No es
meramente regional, sino universal y central su
gloria. Cuantos son hoy los pueblos ó naciones
donde se habla y se escribe la lengua de Castilla,
pueden y deben envanecerse de esta mujer, y estudiar y admirar sus escritos. Si exceptuamos á
Santa Teresa, jamás hubo en España mujer alguna que compitiese con ella escribiendo.
Años há que le dedicó un extenso estudio quien
dicta ahora este artículo. Hoy, al leer de nuevo
los versos de la Avellaneda, no hallo desmedido
el elogio que les di entonces. En la admiración
que me le había inspirado me precedieron don
Juan Nicasio Gallego, D. Nicomedes Pastor Díaz
y otros no menos entendidos y autorizados críticos. Y, por último, D. Marcelino Menéndez y Pelayo, en la hermosa introducción que compuso
para la Antología de poetas hispano-amcrieanos,
publicada por la Real Academia Española, no
contento con citar, aprobar y confirmar mi juicio, encarece y colma el conjunto de mis alabanzas con otras no menores y más elocuentes y
fundadas.
No considero, pues, exageración repetir lo que
entonces dije: que nuestra poetisa no tiene rival,
ni aun fuera de España, á no ser que retrocedamos hasta las Safos y Cormas de los más gloriosos tiempos de Grecia, ó busquemos en la Italia
del Renacimiento la gentil figura de Victoria Colonna. Y es aún de advertir que los versos de la
Avellaneda, como nacidos en edad más reflexiva
y de más complicación de ideas, están libres de
aquella serenidad etérea, pero algo fría, que tienen los de la Marquesa de Pescara, y mueven
más hondamente el alma por la contraposición
entre el ideal soñado y la prosaica realidad de las
cosas.
Tres son las principales fuentes de la inspiración de la Avellaneda: el amor humano, el amor
divino y el entusiasmo por el arte de la poesía,
que ella profesaba. Hasta el mismo desaliento, la
desesperación byroniana y el hastío que á veces
la inspiran, nacen de esta pasión mal pagada, de
esta sed inextinguible que no halla donde calmarse en la tierra, de esto afán de adoración y de
afecto que no descubre objeto adecuado y digno
á quien adorar y querer. Desde el amor indeterminado sin objeto aún, hasta el amor ofendido,
humillado y escarnecido, que levanta la voz con
acentos de inmortal arrogancia mezclados con
otros de tierna sumisión enamorada, no hay cuerda del alma que no vibre potente y sonora en las
canciones de la excelsa poetisa, que en lo elocuente, fervoroso y sincero de la expresión no
cede á ninguno de los románticos, ni á Alfredo
de Musset en Francia, ni á Espronceda entre ios
nuestros.
«Sección riquísima en las poesías de la Avellaneda—dice Menéndez y Pelayo—constituyen sus
versos religiosos; de imitación bíblica los de su
juventud, en los cuales, no sólo hay extraordinaria pompa de imágenes y grandilocuencia y valentía, sino elevadísimos conceptos teológicos expuestos con rara precisión; místicos ó afines al
misticismo los de su vejez, en que su fe, siempre
ardiente y robusta, fue tomando carácter más íntimo y abismándose cada vez más en el torrente
de la contemplación. La diferencia entro ambos
períodos puede reconocerse tomando por tipo del
primero el asombroso canto .1 la Cruz, en que el
beneficio de la redención humana está considerado principalmente desde el punto do vista social
ó histórico; y como tipo del segundo los versos
que se titulan Dedicación de la lira, á Dios.»
Esta segunda y suprema manifestación del espíritu religioso en las poesías de la Avellaneda,
ha sido hasta hoy poco estudiada y menos enaltecida. El P. Rlanco García apenas celebra lo místico, si bien, como es justo, pone por las nubes lo
bíblico y lo ascético. Concede á la Avellaneda la
sencilla y oculta sublimidad del maestro León,
y, prefiriendo los versos religiosos de la poetisa
cubana á los de Lamartine y Zorrilla, cuya fiel y
Inicio
22 MAYO
1901
constante ortodoxia pone en duda, acaba de esta
suerte: «En las imitaciones de la sublime poesía
hebrea permanece su espíritu casi intacto; se escuchan la salmodia del Profeta Rey y las lamentaciones del pueblo escogido, y ge respiran los
aromas del Sarón y del Carmelo.»
Todavía en aquel período de extraordinaria y
fecunda animación poética hubo y descolló un
vate, quo no fue más que vate, que consagró á la
poesía su vida entera, que la tomó por profesión
ú oficio á !a manera de los antiguos trovadores,
y que, sin sostener aquí que valía más ó menos,
fue más popular en lo dramático que García Gutiérrez y Hartzenbusch, más leído y celebrado que
el Duque de Rivas en lo legendario, y casi estoy
por afirmar que más admirado en lo lírico que
Espronceda y la Avellaneda. Su alta reputación
y su envidiable fama persistieron sin eclipse
hasta que terminó la vida mortal del poeta. Y
por cuanto podemos columbrar y ver en el porvenir, su gloria le sobrevivirá sin menoscabo en
el presente siglo y acaso en los futuros.
Tal consistencia y tal dilatación de su fama, se
deben sin duda á que nadie como él logró tener
reconcentrada en el alma, por manera no meditada, sino inconsciente y genial, ya que no divina, el alma colectiva de su pueblo, tal como fue
en la edad que él vivió, con todas sus creencias,
ensueños, aspiraciones vagas, tradicionales fantasías, vanidades y jactancias.
No como figura retórica, sino como hecho real,
pudo decir y dijo D. José Zorrilla, quo éste es oí
poeta de quien hablamos:
El (íenio ardiente que en mi pecho habita,
La palabra me da que os doy escrita.
Hasta en lo incomprensible, alambicado y tenebroso de no pocas de las cosas que dice, cuando se pone á meditar y á expresar lo que medita,
hay un poderoso inexplicable hechizo que cautivaba entonces á la muchedumbre. ¿Qué serían ó
qué significarían
Aquellas horas sin horas
En que nuestras horas cesan,
Horas que en el alma pesan
Como inmensa eternidad;
Unas horas sin Oriente,
Sin Occidente y sin nombre,
En que atosigan al hombre
La mentira y la verdad'/
Al presuponer la aparición en su tiempo de un
bardo tan colosal como Cervantes, el cual se hubiera quedado absorto, sin comprenderlo y con
la boca abierta si le hubiesen llamado bardo,
¿qué nos quiso Zorrilla dar á entender al encargar, no se comprendo bien si á Cervantes ó al
bardo nuevo, que en el día del juicio final,
Cuando al eco atronador
De la funeral trompeta
So junto el mundo en un vallo,
Mándale al mundo que calle
Y di le que era un poeta?
Sin afectación, sin farsa, sin posse, como IJnudelaire, corno el mismo Víctor Hugo y otros románticos franceses, sino con asombroso candor y
natural sencillez, Zorrilla, no sólo siente y nos
hace creer que siente dentro de su propio ser el
numen, el demonio, el espíritu que le agita, que
le infunde extraños pensamientos y que desata
luego su lengua en inauditos y melodiosos cantos, sino que se nos muestra circundado de visiones, fantasmas, vestiglos, ángeles y diablos,
que ora le exaltan, ora le atormentan, ora le deleitan, ora le aterran. El poeta aparece, ya como
energúmeno ó poseído, ya como obseso. Y en la
descripción de estos seres sobrenaturales que, ó
bien penetran y se filtran en su espíritu, ó bien
le rodean, giran, se mueven y danzan en torno de
él, su imaginación enorme y la abundancia y la
fuerza de su brillante estilo, tienen tal magia que
nos hacen ver, como á él, á esos seres vagos é informes, cuya tenebrosa esencia para él y para
nosotros permanece oculta.
Sueño, estrella ó espectro, ¿quién eres?
¿Qué buscas, fantasma, qué quieres do mí?
¿No hay sin ti ni dolor ni placeros?
¿No hay lecho, ni tumba, ni mundo sin ti?
En la obscuridad de la noche, en el estampido
del trueno, en el ruido del viento y en el sonar
de la lluvia contra los cristales de su ventana,
oye el poeta á los espectros y á los duendes, y en
el azulado y rápido fulgor do los relámpagos entrevó sus formas monstruosas, ya de hermosura
que seduce, ya de fealdad horrible que amedrenSiguiente
LA
22 MAYO 1901
tn v pono grima. En medio de este enjambre tumultuoso de creaciones fantásticas se destaca
siempre la principal visión, que no se llega á averiguar quién sea, pero que ejerce raro y decisivo
influjo en la vida del vate, el cual exclama dirigiéndose á ella:
Quienquier que seas, vano pensamiento,
Mujer herniosa que soñando vi,
O recuerdo ó tenaz remordimiento,
Ni un solo instante viviré sin ti.
Si eres recuerdo endulzarás mi vida,
Si eres remordimiento te ahogaré,
Si eres visión te seguiré perdida,
Si eres una mujer yo te amaré.
Por más que aspiremos á la concisión y brevedad en estos artículos, poeta tan fecundo, tan
inaudito, y en cierto modo tan único, requiero y
exige que nos detengamos más en el estudio do
sus obras si liemos de acertar á juzgarlas como
merecen. Dejamos, pues, para nuevo artículo el
proseguir hablando de D. José Zorrilla.
JUAN VALERA.
LA ORQUESTA FILARMÓNICA DE BERLÍN.
L A impresión que las sesiones musicales dadas
en el teatro Real por esta notabilísima Sociedad
han causado en el público—poco numeroso, por
cierto, en las tres primeras —casi raya en asombro y extrañeza de que, teniendo por norma invariable de conducta perfecta ejecución y propósito
firme de hacer de muchas voluntades una sola,
se logre producir sonoridad intensa y llegar al
límite de lo más acabado y concluido. Y, como
es natural en estas cosas, viénese á las mientes
la comparación, y por tal camino unos van á la
amarga censura de lo propio y otros al desconsuelo que motiva ver cuan superior es lo ajeno.
Ambos extremos son erróneos en tesis general,
pues que los dos, el que toca á las imperfecciones
de lo nuestro y el que atañe á la susodicha más
grande valía, tienen su explicación lógica en
algo que coge por entero —preciso es confesarlo
aunque nos duela - á todos los que sienten, piensan y quieren en esta patria nuestra.
Las obras del espíritu, á quien empuja y espolea el trabajo, necesitan para adquirir su grado
máximo de esplendor desarrollarse dentro de
ciertas condiciones que pudiéramos llamar internas y externas: son las primeras idea concreta y
sucesiva siempre hacia un mismo tin; amor entrañable á esta idea; persuasión consciente de que
se cumple un deber realizándola, y pulimento
constante de los medios que habremos do emplear para obtener tal resultado; y las externas,
estímulo que nazca del aplauso, ya lo origine un
goce de la sensibilidad, ya lo promueva el bienestar material que proporcione el invento, y amplia atmósfera de benevolencia y cariño formada
por una gran masa de gentes que á la par admire y premie con premio eficaz. Y estas condiciones generales en cuanto signifiquen energía
genial en las múltiples esferas de la actividad
humana, ciñóndose al arte hácense más estrechas
y precisas, pues la influencia de la obra artística
únicamente se ejerce sobre un limitado círculo
de personas, que, por serlo así, hállanse obligadas á darla el realce que merece, porque representa su propio sentido estético, y por ende un
paso de avance en la cultura nacional.
De semejante compenetración de deberes, entre
el que crea y el que contempla, nace el común
empuje y el afán de adelanto; y así comprendida
la vida conjunta de un pueblo en el arte, en la
ciencia, en la política, tanto por los de arriba
como por los de abajo, cada capa social marcha
por su comente en pos del límite que su ambición le traza, se forma un pensamiento serio de
Progreso,
y la suma de estas actividades deter1111
na su característica en el mundo. Por tan llana
manera, y generalizando un poco la teoría, se expncan ciertas decadencias que parecen imposipies allí donde existen facultades equipotentes de
inteligencia é imaginación, y se comprende cómo
en unas partes se llega á hacer sensible lo ideal
I en ^ r a s se estanca el espíritu en un estado de
«certidumbre perezoso y dejativo, que es precursor
de la más completa anulación.
Pp ? S m u s ¡ c o s que hemos aplaudido en el teatro
wfr. • I ° n cd ue a ul nl a p a í s e n <l ue e l a r t e s e enaltece y
wnsidera
prueba más legítima é innegas
^ genio. Allí no se exalta como en otros
ai „
«compás de la moda que colma las medidas del
Pintor, verbigracia, y olvida al músico y al lite-
Anterior
ILUSTRACIÓN
ESPAÑOLA
Y
AMERICANA
rato; allí se rinde culto al que consagra su existencia al perfeccionamiento de una modesta aptitud, si ella ha de servir para que la totalidad de
la obra resulte más grandiosa; allí se sabe sacrificar todo pujo de independencia y toda insana
comezón de amor propio en aras de la verdad, por
donde se gana la virtud de la disciplina, sin cuyo
bien no hay triunfo posible, y allí, en fin, encuentra el arte ambiente donde moverse con holgura y fervorosas multitudes que por igual le
otorgan admiración y recompensa.
Hechos de este modo y vaciados en el molde
que da la peculiar estructura del pueblo á que
pertenecen, los individuos de la Sociedad Filarmónica de Berlín tocan por convencimiento, con
el interés que pone el que ejecuta un deber que
tiene raíz en el alma, y entregan sus facultades
á la dirección del que proclaman jefe, que con
tales elementos hace de su orquesta un instrumento de precisión.
No hay, pues, que exagerar el asombro, ni menos convertirlo en demérito de nadie, pues por
lo dicho se cae en la cuenta de la exacta consistencia de los términos comparativos, caso de que
se establecieran.
¡Términos comparativos! En ese juicio de universal residencia que se llama común saber y
pensar del mundo, siempre salimos perdidosos;
y si alguna vez un destello sobresaliente en un
arte determinado parece como que nos da derecho á ocupar puesto de honor al lado de los
más altos, al volver luego los ojos á lo que detrás
queda viénense al suelo las ilusiones, y con ellas
las leyendas que nosotros mismos nos hemos fabricado y á las que somos tan propensos.
¿Pero acaso panoramas imaginativos y pobreza
de invención fecunda no obedecen á causas que
vienen de muy lejos y cuya influencia ejercítase
sobre nosotros los actuales sin culpa nuestra?
¿No es cierto que esas condiciones generales
de que antes hablaba, aquí casi se desconocen por
falta de orientación fija en los diferentes órdenes
de la voluntad y del pensamiento? Yo creo, con
firme creer, que en aquellos países cuya cultura
les coloca en primera fila, existe un misterioso
coeficiente de propulsión que es debido á la unidad en la tendencia, la cual toma su vigor en la
fe en sí mismos y en la confianza de su propio
destino, que trasciende de abajo arriba y forma
un medio social fuerte y serio y adecuado, sobre
todo, para que en él fructifique la obra humana.
Los que no encajan en un marco de esta especie
habrán de conformarse con su poquedad, pensando en la manera de alcanzar lo que otros han
conseguido y alcanzado.
Sea como sea, y huyendo de reflexiones tristes,
ello es que la orquesta berlinesa nos ha dejado la
gratísima huella de lo verdaderamente hermoso,
por sus dos cualidades esenciales de claridad y
justeza.
Los individuos que la forman son maestros
consumados, desde el primer violín hasta el timbalero; se saben de memoria el repertorio que
ejecutan, reciben constantemente el mismo impulso directivo, cada uno de ellos domina el instrumento que le está confiado, y así les es fácil
esa suprema variedad de matices que hacen notar
á un tiempo diferentes temas sin que el uno excluya á los demás.
Para ello se armonizan con exactitud matemática los componentes de la orquesta; pues si la
cuerda llena su cometido en punto á homogeneidad y entonación, sin que ninguno de sus instrumentos discrepe ni disuene del resto de la masa,
permitiéndose filigranas de diseño y pianísimos
graduales que parecen medidos con un compás,
el metal, que es maravilloso, desafía los pasajes
más difíciles, ataca, con la evidencia del que nunca
yerra, las notas agudas, difunde el sonido por
modo amplísimo, y luego la flauta, el oboe y el clarinete intervienen con la mayor delicadeza y perfección para dar al conjunto los acentos que al compositor le plugo poner en su partitura. Ninguno
do los profesores descompone el cuadro, y ni por
asomo se percibe un descuido. Van pendientes de
la batuta de Nikisch, y se nota en ellos esa obediencia pasiva y disciplinaria que es prenda de
acierto en la obra orquestal. Nadie pone á nadie
el pie adelante; el que más sabe funde su saber
en la entidad orquesta; tocan como unidos por un
resorte que á la par tuviese la marcha regular de
su función mecánica y las ondulaciones expresivas del pensamiento; y tal es el efecto útil de su
potencia, que no queda una sola energía sin aprovechar hasta parecer centuplicado el sonido. Y si
oslo se produce con un escaso número de ejecutantes, ¿qué sonoridades tan admirables conseguirá Weingartner, Nikisch, Zumpe, ó cualquiera
de esos maestros que causan nuestra envidia,
cuando dispongan de una orquesta nutrida de ele-
Inicio
N.° XIX — 311
mentos iguales á los que acabamos de aplaudir?
Arturo Nikisch completa la orquesta filarmónica de Berlín. Es, sin duda alguna, un excelente
director, la parte más principal de aquélla; pero
como no le conocemos desprovisto de sus valiosos auxiliares, solo y á brazo partido con otros
menos ligados á él que de antemano tuvieran
juicio propio acerca de las obras que ejecutasen,
necesario es avalorar su mérito tomándole como
personificación genuína de los dirigidos, sin decidir si la soberbia arquitectura del edificio musical que levanta es la resultante de su iniciativa,
ó si él resulta grande porque grandes son los que
le rodean. La Filarmónica de Berlín aparece hecha de una sola pieza, sin resquicios por donde
entre la censura, y lo mucho bueno que de ella
se diga es como decírselo á su director, que representa la cúspide de una pirámide formada por
la gracia, la galanura, la fuerza armónica y el
más exquisito buen gusto. La fama, no obstante,
de que viene precedido, sus brillantes campañas
en Leipzig y Berlín, y los ruidosos triunfos que
ha logrado, le confieren lugar preeminente entre
los músicos europeos, que nosotros confirmamos
con toda sinceridad.
De las obras que Arturo Nikisch ha hecho oir
en sus cinco sesiones, Beethoven y Wagner se
han llevado la preferencia; y merced al conocimiento que de ellas tiene el público madrileño,
le ha sido fácil apreciar la labor artística de la
orquesta alemana. Alguien ha dicho en un periódico que jamás se ha tocado en Madrid la quinta
sinfonía del gran maestro como en la ocasión
presente; y aun cuando la afirmación parezca hiperbólica, hay que declarar, por lo menos, que
tanto ésta como la séptima y la heroica, han alcanzado un límite tan justo y lleno de perfiles
primorosos, que ningún inteligente, por dado á
poner tachas que sea, puede quejarse.
Lo mismo debe decirse de la música de Wagner, en algunas de cuyas piezas se han percibido efectos de robustez armónica — como, por
ejemplo, en la overtura de Tannh'iuser, en la
despedida de Wotan en el Buque fantasma y en
la marcha fúnebre del Ocaso de ¡os Dioses—que
produjeron en el auditorio casi la sensación de
lo ignorado.
Con impaciencia esperábase conocer cómo los
berlineses comprendían á Wagner, pues que los
alemanes pretenden ser sus más fieles traductores, y, sin embargo, aparte de las perfecciones
antes apuntadas y de sus causas, no está muy lejos nuestro entender las obras de Wagner del
modo con que Nikisch las interpreta.
Por lo referente á Berlioz y á Tschaikowsky,
aquél en la Condenación de Fausto (minuetto—
baile de las silfides — marcha húngara), y éste en
su magnífica sinfonía en mi menor, la orquesta
de Nikisch hizo verdaderos prodigios. Es Berlioz
un músico poco manoseado en España, á pesar de
su brillante historia, y Tschaikowsky la personalidad más saliente del arte en Rusia. Ambos
tienen puntos de contacto, si no en la forma de
sus composiciones, que en nada se asemejan, en
la dirección de sus ideales, pues que el primero
aspiró á crear escuela y el segundo aspira también á crearla y quizás lo consiga. La Filarmónica
de Berlín, al realzar la originalidad del uno y la
frescura de motivos y la abundancia técnica del
otro, ha demostrado cuan dúctil es y por qué manera sabe identificarse en todos los estilos por
disparejos que sean.
Cuento de nunca acabar haría del análisis detenido de cada uno de los números ejecutados por
la Sociedad que dirige Arturo Nikisch, si á fijarme fuera en las bellezas de que alardeó en todas
las partes de su repertorio, bastando con lo expuesto para darse clara razón del alcance de su
extraordinario mérito artístico.
¿Se repetirán sus sesiones en la primavera próxima, como ya se dice? Muy de desear es para
bien de la música y de sus adoradores; y si por
semejante camino se llega á la mayor cultura musical y á la enseñanza que el estímulo alienta y
el ejemplo excita, habremos de consagrar imperecedero recuerdo al vitoreado maestro Nikisch.
También se susurra que en algún círculo aristocrático ha nacido el propósito de hacer una derrama mensual, á modo de suscripción, entre los
verdaderos entusiastas de la música, con objeto
de traer á Madrid, de vez en cuando, notabilidades artísticas de la altura y valer de la Filarmónica de Berlín. Dios quiera que la idea prospere,
y que el afán legítimo de admirar lo de fuera
haga pensar un poco en Jo de casa.
E. GUTIÉRREZ-GAMERO.
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312 — N.° xix
LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA
S. M. E L R E Y . D . A L F O N S O
22 MAYO 1901
XIII.
S. M. EL REY Y SU PROFESOR D. JUAN LORIGA.
MADRID. —LAS MANIOBRAS MILITARES.
(De fotografías del distinguido aficionado D. Antonio Cánovas del Castillo.;
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S. M. LA REINA PASANDO REVISTA Á LAS ACADEMIAS MILITARES.
S. M. D. ALFONSO XIII EN EL CAMPAMENTO.
LA FAMILIA REAL PRESENCIANDO EL DESFILE.
MADRID.-LAS MANIOBRAS MILITARES.
(De fotografías.)
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el 1Re\> en las maniobras militares.
A continuación el Colegio de Carabineros jóvenes y el de oficiales del
AS maniobras militares celebradas en Madrid han venido á constituir
una actualidad realmente interesante. Aparte de la importancia quo mismo cuerpo.
Con esto terminó el desfile de las Academias, y empezó el de la guarnipara la instrucción militar de oficiales y soldados tiene la práctica de estas
marchas y simulacros, han dado esta vez ocasión á que se manifiesten las ción en el orden siguiente:
El regimiento de lanceros de la Reina núm. 2, al galope, en columna de
simpatías del elemento civil hacia el Ejército, y el interés que todo buen
ciudadano debe sentir siempre por el mejoramiento de la institución á la honor.
Los lanceros del Príncipe núm. 3, en la misma forma.
que está encomendada la defensa de la patria.
Húsares de Pavía, en igual formación.
A estas circunstancias, que han dado gran relieve é importancia indudaSegundo regimiento montado, cuarto ligero y quinto montado, mandable á dichas maniobras, hay que añadir la muy principal de la asistencia do
dos
por el general Aguilar, comandante general de artillería.
naestro joven Monarca, que, precisamente al entrar en el último año de
Infantería: regimientos del Rey núm. 1, zapadores-minadores, León núsu menor edad, ha intervenido personalmente en los militares ejercicios
de los alumnos de las Academias, cuyo modesto uniforme tuvo siempre á mero 88, Ceriñola núm. 42 y Vad-Ras núm. 50.
Batallón de ferrocarriles.
gala vestir en los actos públicos y oficiales á que ha concurrido dentro y
Regimiento de San Fernando.
fuera del real Alcázar.
Cazadores de Barbastro y de las Navas, y regimientos de Asturias y
Ya el lunes 13 acudió S. M. en carruaje al campamento de Carabanchel,
acompañado de sus profesores, para presenciar las operaciones de las tro- Covadonga.
Al terminar el desfile, las tropas vivaquearon en las inmediaciones del
pas; y el día siguiente á la llegada de las Academias, se presentó en el campamento S. M. montando gallardamente á caballo, y revistó las tropas y los reducto llamado Muley Abbas, y S. M. el Rey so dignó honrar con su asisalumnos, los cuales desfilaron en su presencia, y mandó y dirigió en per- tencia el almuerzo de los alumnos y ocupó una de las cabeceras de la mesasona una carga del escuadrón do caballería; pero el día verdaderamente trinchera de jefes y oficiales. Al lado del Roy se hallaban las demás persosolemne fue el 16, en el que D. Alfonso XIII, con guerrera gris, pantalón nas de la Familia Real, y enfrento el general Woyler, agregados militares
rojo y bota de montar, y cubierto ol ros con funda blanca, acudió al simu- extranjeros y generales del Estado Mayor de S. M.
El numeroso público, al ver al Roy de España sentado en el suelo entre
lacro de batalla entre la división mandada por el general Bernal, que emprendió el ataque al campamento, y la del general Sánchez Gómez quo lo los futuros oficiales de nuestro Ejército, prorrumpió en entusiásticas
defendía, una de cuyas brigadas la formaban los alumnos de las Academias iiclainacionos, á lasque S. M. contestó poniéndose en pie y saludando militarincntc.
y los colegios de guardias y carabineros jóvenes.
Entonces, la infanta D.a Isabel dio un viva á España, al que respondió
Presenció el Rey el combato al frente do su Estado Mayor, en el quo figuraban, además del Príncipe de Asturias y duque de Calabria, los capitanes ];\ multiiud con frenético entusiasmo.
Los alumnos de las Academias militares demostraron con sus aclamaciogenerales Primo de Rivera y López Domínguez; tenientes genéralos Azcárraga, Coello, Salcedo y otros muchos; el Ministro de la Guerra, el capitán nes la alta estima en quo tenían el honor que el Roy de España les dispensara, y seguramente guardarán recuerdo inolvidable de este día. Del propio
general Moltó, y agregados militares de las Embajadas extranjeras.
Al terminar el combate, la Real Familia se dirigió al sitio donde se había modo deseó Su Majestad conservar esta grata memoria y pidió una nota de
todos los alumnos quo han tomado parte en las maniobras, habiéndose
instalado el altar para la celebración de la misa de campaña.
Pocos espectáculos más grandiosos pueden contemplarse que el que concedido por su regia iniciativa cruces de primera clase del Mérito Militar
ofrecían la Corte, el Ejército y un público que no bajaría de 12.000 almas, á los alumnos que tienen el núm. 1 en las respectivas secciones de las Acaen el que aparecían ¡confundidas todas las clases sociales, presenciando el demias, á los cuales colocó él mismo las insignias en la recepción especial
Santo Sacrificio, y muy especialmente cuando el sacerdote elevó en sus que en el Real Palacio ofreció á los alumnos.
El pueblo de Madrid y el grandísimo número de forasteros que en estos
manos la Sagrada Forma, y en homenaje al Dios de los Ejércitos resonaron
los clarines, batieron marcha las músicas é hicieron los cañones resonante días se hallan en la corte, deseosos de conocer de cerca al joven Monarca
que hasta ahora ha vivido consagrado á sus estudios y apartado de toda
salva.
Terminada la misa, que celebró el Sr. Obispo de Sión,-dirigiéronse Sus ostentación pública, se han visto satisfechos al ver al joven Monarca que
Majestades y Real Familia á la parte alta del campamento á presenciar el dentro de unos meses ha de comenzar á ejercer su soberana investidura, y
so han complacido grandemente en que esta su primera presentación en la
desfile, que resultó muy brillante.
" Marcharon delante las Academias al mando del general Orozco, que vida pública haya tenido efecto en la patriótica ocasión de las recientes
arrancaron entusiásticos aplausos por la marcialidad y gallardía con que maniobras militares.
La misa do campaña, las maniobras del día l(i con el desfile de las Acadesfilaron.
demias, y varios retratos de S. M. en los distintos momentos que los resLas Academias llevaron el orden siguiente:
Primero la de Caballería, al trote; después la de Infantería formada por pectivos epígrafes determinan, componen los doce grabados que á la inforcompañías en columna de honor, y á continuación las de Artillería, Ingenie- mación gráfica de este acontecimiento dedica el presente número.
La fotografía instantánea ha registrado con su minuciosa exactitud los
ros, Administración militar y Sanidad.
Luego el Colegio de Guardias civiles jóvenes, admirablemente alinea- asuntos de los mismos, y un primoroso dibujo á pluma de Eduardo Banda
dos, y que arrancó infinidad de aplausos, sobre todo los gastadores y pri- encabeza estos ligeros apuntes.
C. L. DE C.
meras compañías, por ser casi unos niños.
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22 MAYO
LA ILUSTRACIÓN
1901
EXPOSICIÓN NACIONAL DE BELLAS ARTES.
CARTA TERCERA.
Querido maestro:
V^RF-O que esté usted en terreno firme al negar
que á la pintura tan sólo hay que pedirle formas,
colores y luz, como negando también que el arte
en general, y singularmente el pictórico, deba de
ser trascendente; que lo que hay que pedirle al
pintor, como al novelista, es que su obra encarne
un sentimiento, despiértelo la contemplación de
la Naturaleza, un drama ó un idilio, sean de ayer
ó de hoy, una idea, un estado del espíritu, lo que
quiera que sea, en fin, pero no que se limite á reproducir lo externo á secas, pues en ese cqso la
pintura morirá tan pronto como á la fidelidad
con que reproduce hoy un gran angular líneas y
formas, se una la reproducción exacta del color.
Además de que las actuales generaciones, por razón del refinamiento intelectual que han adquirido ya—con no ser muy grande todavía—y que—
aun cuando se niegue este extremo — va para'elo
al desarrollo de un afectivismo cada vez más exquisito, han comenzado á dejar de ver solamente
la Naturaleza para adivinarla, según Blanc, ó para
sentirla, según usted piensa. De ahí que, sin ser
trascedente la obra pictórica, necesite, para conmover de un modo perdurable nuestro espíritu,
que la anime algo que yo llamo corazón, de cuya
falta veo que se lamenta un notable crítico francés, diciendo que hoij lo* artistas no aman. Y porque, si es cierta la afirmativa de Kant,y yo así
lo creo, «la belleza en su doble aspecto no reside
tanto en el objeto como en o! que lo contempla».
De acuerdo con usted, y ¡d punto voy á describirle cuadros q:e, recordando el espíritu de una
frase de nuestro Núñez Ai cuas, nos muestran y
expresan afectos ó ideas, valiéndose en una justa
medida do los colores, que son las palabras con
que nos habla la Naturaleza.
Seis lienzos, de pequeñas dimensiones casi todos, ha presentado Gonzalo Bilbao (aquel artista
de quien recuerda usted siempre con elogio el
lienzo La vuelta al hato); seis cuadros que son
otros tantos aspectos do su temperamento de artista observador y de pintor colorista.
Alguien cree ver en la factura — todavía nos
preocupamos de esto—y en la gama general de
la paleta de Bilbao reminiscencias de la manera y
personalidad de un pintor francés que, al presente, elogia mucho Ja crítica parisiense. Por mi parte no advierto tal reminiscencia, y puede usted
creerme sin que se lo jure, que Bilbao es ahora
tan personal como lo ha sido siempre, y que primero se confundirán los cuadros de todos nuestros pintores antes que los suyos.
Por lo demás, la vida, el espíritu, la alegría que
hay en su cuadrito El puente de Triana en una
tarde de verano, como la fuerza plástica de la gitanilla del otro lienzo titulado La buenaventura,
son condiciones de belleza que t olamente un gran
observador de la verdad en sus aspectos sujetivo
y objetivo — más claro y para que usted no me
tilde de pedante—en sus aspectos espiritual y
plástico, puede poeer y expresar.
El último recurso es otro cuadro en el cual el
pintor se pone á merced, incondicionalmente, del
pensador y del poeta, sin que por eso deje de admirarse al técnico. Una pobre mujer espera sentada con dos pequeñuolos en la sala de una triste
casa de préstamos á que le toque el turno para
empeñar las únicas y últimas ropas que posee,
üil mayorcito de los niños, quizá adivinando en
el rostro angustiado y ho.-co de la madre que
sigo muy triste, muy amargo acontece, se vuelve
ae espaldas al espectador y esconde la cara entre
ios pliegues de la falda maternal; el otro, mamonciüo, duerme en el regazo de la desdichada,
^a nota de color de este cuadro es un tanto sorda,
pero realísima.
Quisiera tener espacio para decirle algo de I03
aemas lienzos de Bilbao; de Las cigarreras, de
^annen morena sonriente, sensualísima, provo-aiiva, sólidamente pintada; pero otros pintores
cía v p m i a t e i l c i ó n - entre los cuales está Gary Kamos, con un pequeño cuadro que titula:
bien sabe, querido maestro, que así me
las betuminosas producciones de Muñeco mo las desesperantes coloraciones de
u
n; que así me abstraigo contemplando las
, armónicas y admirables notas de Knaus
jas místicas del pintor de Santa
de AÍm ' V
^ U e a S Í a d m i r o ^as griegas y romanas
la em
Jean
R d a , como las amigas y paisanas de
a n Bera
ud; por lo tanto, nadt tendría que dei
Anterior
ESPAÑOLA
Y AMERICANA
cir de tan distinguido pintor como García y Ramos, si éste, dentro de la gama de su paleta, no
se repitiese un tanto en los asuntos; porque Hermanos, ¡sálvese el que pueda! recuerda algo su
famoso Rosario de la aurora y su manera personalísima en mover las figuras y presentar los
escorzos. Claro está que hay gracia en la escena,
que son cómicos aquel los rostros asustados, llenos
de terror ante el peligro que ofrece á sus beatas
personas la acometida del escapado toro; en una
palabra, el cuadro de García y Ramos es cuadro
que dice algo; expresa, nos hace sonreír; por mi
parte, aseguro á usted que de tarde en tarde me
gustaría ver aquellas caras casi caricaturescas;
pero lo que me encocora es que un pintor como
Martínez Ruiz se marche á estudiar á Munich
para enviarnos unos estudios de caballos percherones, negros, que tienen por fondo una calle
nevada, diciéndonos que tal es el invierno en la
capital bávara. También nieva por aquí, y también hay aquí percherones. Para ese viaje
Ricardo Brugada es un pintor frío, friísimo de
paleta, y además un tanto monótono dentro de
esa frialdad. La retina de este artista es dura.
Tales defectos le explicarán á usted la casi indiferencia con que le miran sus colegas; pero ¡qué
diablo! ya quisieran muchos de los pintores que
alardean de maestros por haber ganado segundas y aun primeras medallas á trompazo limpio
— digo — á brochazo limpio, con el sol y los segadores y gañanes al uso, sentir y dibujar como
Brugada. Cierto que el motivo del cuadro está
muy diluido, que el lienzo es demasiado grande,
pero en cambio hay en él figuras observadas y
sentidas con verdad irreprochable. Y ya que de
dibujo hablo, el lienzo decorativo Nube de verano, de García Mencia, debe apuntarse como obra
en la cual esa condición sobresale lo bastante para
que felicitemos calurosamente á su autor.
Si los rumbos estéticos ahora en auge entre
nosotros han dado de baja y arrumbado cosas,
modos é ideas que impusieran á su vez orientaciones pasadas, es preciso convenir en que dichos novísimos rumbos arrollaron también muchos modos de expresar la belleza, que ni en los
países más revolucionarios, artísticamente hablando, se han considerado como fuera de los modernos ideales. Así, pues, el desnudo sigue estudiándose y sintiéndose aun por pintores de tan
saliente personalidad como Besnard, de quien
elogian hoy artistas y críticos su Ferie intime,
que exhibe en el Salón del Campo de Marte. Pero
aquí el desnudo
¡guarda, Pablo! Es mucho
más sencillo pintar pantalones y enaguas, y mucho más destripaterrones. ¡Santa fotografía nos
valga!
Donde no vale, aunque se pinten bien arropadas las figuras, es en expresar la vida en su más
alta, en su más enérgica manifestación; en el
afecto amoroso, en sus fases del amor del hombre á la mujer, y en el de la madre por sus hijos. Matices mil tienen ambos sentimientos, derivados de una sola causa, eterna, inmutable, y el
acierto en expresar uno solo de esos matices es
un triunfo. Por eso encuentro que en el cuadro
El niño enfermo, aun cuando el asunto se haya
pintado hasta la saciedad, el Sr. Zaragoza logró
un éxito, pese á lo negruzco del tono general,
por el exquisito acierto en dar vida sentida, enérgica, á aquella figura de aldeana, joven y robusta, que se inclina sobre la cuna del niño enfermo
y le contempla con ansia materna!, pintada en el
rostro velado por una tristeza inlinica que parece
respirarse dentro de la habitación, uno de esos
sobrados que forman los pisos altos de las casas de
aquellos labriegos de Asturias y de Galicia que
viven con relativo desahogo.
El contraste de ese sentimiento nos lo ofrecen
Sorolla, en el ya citado cuadrito IMS novios, y
Vázquez —á quien conoce usted hace años—en
uno de sus lienzos, Idilio flamenco. ¿Quiere usted
que le diga sinceramente lo que pienso de la obra
toda (me refiero á la actual) de este pintor? Pues
pienso que en fuerza de su empeño por conseguir esprit, que no es lo mismo que espíritu aunque lo aseguren los diccionarios, aplicada la palabra á este caso concreto, relega á secundario
lugar aquellas condiciones de técnica de la paleta
que son precisas para que cosas, objetos y figuras tengan la apariencia de verdad, que es ó debe
de ser parte de la finalidad indeclinable de la
obra de arte pictórica. Tendencia es ésa á que
lleva actualmente á muchos pintores extranjeros
el afán de expresar con notas simples de color lo
que no es ni debe ser tal, sino luz, ambiente y
jornia.
Abarzuza ha casado los novios del Velatorio
que en la última Exposición presentó, con aplauso de todos. Arrullábanse allí, á pesar del muerto
que en la habitación inmediata parecía invitarles
Inicio
N.° xix — 315
á discurrir sobre Ja brevedad de la vida. El azahar de la novia es i:n:i escena bien vista, pero
deficiente en su expresión, en el dibujo, ¡ay!, y
tan deficiente. Por lo que atañe al color, la parte
alta del cuadro resulta agradable, y acertados varios efectos de luz. En este punto el maestro es
Graner. El comité rojo lo atestigua; mas por esta
vez, el notable artista catalán ha probado que no
son únicamente los contrastes luminosos los que
le subyugan, sino sentimientos de otro género.
La vuelta del trabajo es una escena realísima y
sentida de la vida obrera. La noche se echa encima á todo andar, y acompáñanla el viento y la
próxima lluvia, de que amenazan con desprenderse negras nubes. Un grupo de hombres y mujeres marclia á buen paso hacia sus hogares respectivos , denunciando al p/opio tiempo en el
modo de marchar el cansancio de la ruda tarea
del día.
Poro, en mi juicio, y pese á reminiscencias que
atisbo, y á ciertas vacilaciones en el dibujo y aun
desproporciones, y á cierta monotonía de la entonación general, el cuadro más completo y sentido del actual certamen es el del Sr. López Mezquita.
Titúlase Ija cuerda, y lo os de presos de distintas clases sociales, pero que hacen de una la
desgracia, el vicio, quizá el crimen. Marchan entre guardias civiles, y pasan por un paseo público en el momento en que la afluencia de gentes
es mayor: al anochecer. Al lado de uno de los
guardias, con un niño de pecho en los brazos, va
en actitud que no puedo describirse por lo espiritual, por lo sentida de olla, una gitana hermosa, jovencita; y va mirando á su hombre, c;ue, cubierto con un sombrero cordobés, vuelve hacia
olla el rostro para mirarla también por detrás de
su pareja de cuerda, un individuo mitad obrero,
mitad cualquier cosa, pero no buena, que desafía, irguiendo la cabeza, á los paseantes que se
detienen para ver la extraña y triste comitiva.
Entre los espectadores, una pareja de gomosos,
ella y él, contemplan con estúpida y distinguida
indiferencia la escena. Tal es el cuadro. No; no
es eso tan sólo; falta lo principal, la fuerza dramática que tiene el conjunto, y que no fé describir; falta ver cómo el artista—y el jovencito López Mezquita lo es grande — ha expresado los
distintos sentimientos que so advierten en los
protagonistas de la escena; falta, en fin, decir á
usted, querido maestro, cómo vive, cómo siente,
cómo anda la gitairlla, figura que es el alma del
cuadro, pues sin ella sería éste una casi vulgaridad.
Otros varios pintores me hacen guiños para
que les felicite por sus aciertos; Mejía, Bertodano, Romero de Torres, Alcalá Galiano, que avanza rápidamente en su carrera, como lo prueba
su cuadro Sobre cubierta, cuadro de gran color
local; Teixidor; pero necesito acabar esta carta,
que ya va resultando larga.
Aun cuando á usted, mi viejo amigo, le parezca extraño, dada la fuerza de las tendencias
dominan'es y de las ideas en boga, la pintura religiosa tiono nutrida representación en este Cermen. Pero no vaya usted á figurarse que el sentimiento místico, hondamente religioso, ha informado estos lienzos. Garnelo, además de una repetición con ligeras variantes de su conocido cuadro de Lourdes, esta vez en menor tamaño, presenta una gran pintura místico simbólica, que
titula Manantial de amor.
Como usted habrá apreciado en la lectura de
estas cartas, las tendencias técnicas, como los
ideales, son muy varios en la actual Exposición.
Y á patentizar este fenómeno he dirigido mis esfuerzos antes que á hacer crítica singular de cada
obra; y cuando he descrito alguna señalando, según mi juicio, sus defectos y bellezas, lo he hecho
para determinar los inherentes á la tendencia en
general, y á las condiciones de nuestra raza para
el cultivo del arte.
Por estas razones me limito á decirle que Manantial de amor es un motivo de alto valor filosóficoreligioso. En medio de un campo limitado
por ligeras ondulaciones de lejanías se ve á Jesús,
de cuyos pies parte un arroyo. Cerca de Cristo y
á ambos lados, representados por un grupo de jovencitas vestidas de blanco, se ve el amor místico; por una madre con el pequeñuelo en brazos,
el maternal; por frailes, por nombres que predican, por mujeres desnudas, reclinadas en el fango, en fin, los demás amores.
Yo quisiera que el Sr. Garnelo, volviendo sobre
el motivo, lo desarrollase con más grandeza. El
asunto lo merece, y es verdadera lástima que no
tenga el desarrollo que debe tener. Y pues se
trata de un pintor de mérito indudable, puede
esperarse que, recordando la fuerza espiritual
con que los místicos prerrafaelistas, que él tanto
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316 — N.° XIX
LA ILUSTRACIÓN
ESPAÑOLA Y AMERICANA
22 MAYO 1901
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I—I
LA JURA DE LOS FUEROS DE VIZCAYA POR ISABEL I DE CASTILLA.
CUADRO DE MACARIO MARCOARTÚ.
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LOS AMIGOS DE JESÚS.
CUADRO DE ANTONIO F I L L O L
GRANEL.
(CONSIDERACIÓN DE MEDALLA DE ORO.)
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LA ILUSTRACIÓN
318 — N.° xix
conoce, expresaban el sentimiento religioso, y el
masculino vigor con que Tiziano y Rubens han
pintado el amor de la carne, nos ofrezca un cuadro verdaderamente sugestivo. Al presente, el
distinguido pintor no hace más, ó no ha pretendido hacer más que bonito. Aliquando bonus, etc..
Delicado, fino también, pero dentro de otra
nota más real, más tangible — permítaseme la paabra,— Sáenz pintó un lienzo inspirado en los inmediatos predecesores de Botticelli. Titúlase Stella matutina, y está compuesta la escena con vistas á aquel realismo sincero, inocente, pero sentidísimo, de los maestros de quienes el gran Ruskin llevó el espíritu á su obra del prerrafaelismo.
De arqueológica quizá pueda tildarse la obra
de Sáenz; mas con eso es preciso admitir, conociendo su manera minuciosa y sus gustos estéticos, no muy conformes con los reinantes, que á
pesar de ciertas durezas, hijas del deseo de escribir todo detalle, que un sentimiento de inefable
dulzura inunda la obra.
Y aquí hago punto, querido maestro, prometiéndole ocuparme en la primera carta de algunos otros cuadros de este género y del paisaje,
dándole al propio tiempo noticia de los escasísimos trozos escultóricos que merecen especial
mención.
R. BALSA DE LA VEGA.
SOLAB.
LA
interés entrañan en el día
los problemas relativos á la evolución del astro central de nuestro sistema, como lo prueba el hecho de que
astrónomos y físicos eminentes consagren su talento á estos estudios, resultando do la suma do energías dirigidas
al mismo objetivo el avance incesante y prodigioso observado en el camino de la verdad que á dicho particular se contrae, y los
enigmas que á cada momento surgen en el campo
de la investigación á medida que se dilatan más
y más sus inmensos horizontes.
En el Almanaque del presente año se dio somera idea de la teoría que, para explicar el origen y el mecanismo de la vida físico-química del
gran luminar, propuso, á raíz del último eclipse
total de sol observado en España, el joven astrónomo francés abate Teófilo Moreux; teoría que
constituye un progreso considerable, pues ha dado
la clave del génesis y segmentación de las manchas, de las variaciones morfológicas periódicas
que afecta la atmósfera coronal, y, en resumen,
do los fenómenos más culminantes que la gigantesca hoguera ofrece á nuestro examen. Desdo
ahora han pasado, por lo tanto, á la historia las
complicadas hipótesis que durante largo tiempo
han venido proponiéndose para dar razón de los
hechos, sin conseguirlo nunca á satisfacción de
todos.
Pero con ser tan instructivo y digno de encomio el trabajo de mi sabio amigo, como que formará época en los anales de la ciencia, hay que
convenir en que no era más que el prólogo de
un libro apenas entreabierto, toda vez que á la
sazón subsistían arduos problemas que no han
tenido solución satisfactoria hasta fecha muy reciente, aparte de descubrimientos y leyes cuyo
estudio y discusión revisten en los actuales momentos nuevo atractivo. Entre aquellos problemas, la temperatura del Sol figura en primer término, no sólo por su importancia capital, sino
por la enorme discrepancia entre las cifras obtenidas para expresarla; pues en tanto que el Padre Secchi deducía cinco millones de grados,
Mr. Vicaire la reduce á mil setecientos solamente,
y ya se comprende que ante tales extremos se
avive el empeño en averiguar de qué lado está
la razón, ó si no está de lado alguno, al monos
para que no resulte confirmado lo de el mentir
de las estrellas
Para ello ha habido que abandonar los antiguos
métodos y dar nuevo giro á la cuestión, empezando por apoyarse en los resultados que el ilustre astrónomo americano Langley ha obtenido
en su estudio de las radiaciones del espectro
solar, llevado á término de modo incomparable
con el instrumento llamado bolónietro, cuya sensibilidad es tal que permite apreciar hasta una
millonésima de grado. Y con esto, y con la aplicación de la ley descubierta por el físico austríaco
Stefan, que se formula así: «la energía de la radiación es proporcional á la cuarta potencia de
la temperatura absoluta del manantial de donde
RECIENTE
Anterior
ESPAÑOLA Y AMERICANA
procede»,ha quedado la solución encerrada entre
dos límites racionales, concluyéndose que la temperatura de las capas superficiales del astro del
día se halla comprendida entre 5.800 y 6.700 grados. Lo asombroso del caso consiste en que el
rigor de la deducción estriba en el supuesto de
ser las aludidas capas ¡perfectamente negras!,
cuando precisamente ostentan un brillo deslumbrador. Arcano de la ciencia, cuya explicación
omito porque el razonamiento matemático que
exige sería impropio de este lugar.
Otro de los hechos de actualidad que merece
sor consignado, es la existencia de protuberancias ó lenguas de fuego blancas en la cromosfera
ó segunda atmósfera del Sol, atestiguada por la
observación que durante la totalidad del eclipse
del 28 de Mayo de 1900 ha hecho Tachini, director del Observatorio del Colegio Romano; pues
aunque el aspecto que ofrecían las primeras protuberancias examinadas en los eclipses de 1851,
18(30 y 1870 dio motivo á sospechar su existencia,
la cuestión no ha quedado definitivamente resuelta hasta estos últimos tiempos. Opina el sabio astrónomo italiano que la capa rosada de la
cromosfera, de donde arrancan las protuberancias rojas, que son las más frecuentes, rota, levantada y proyectada al exterior por las corrientes ascendentes, se compone de materiales sólidos, cuya envoltura ofrece el aspecto blanco de
plata observado por efecto del enfriamiento á que
se hallan sometidos al ser lanzados á alturas considerables.
No menos que los hechos apuntados es digna
de ser conocida la nueva confirmación de la ley
relativa á la concomitancia entre las fluctuaciones de la actividad solar y los inviernos rigurosos, asunto al que mi querido amigo Flammarion
dedica atención preferente. Del estudio comparativo que acaba de hacer entre las temperaturas
de los meses de Febrero, Marzo y Abril y la actividad del Sol manifestada por el número y extensión de sus manchas durante el período de 1884
á 1900, se desprende una concordancia completa,
que se hace gráficamente visible en dos curvas
cuyas inflexiones guardan perfecto paralelismo.
El mínimo de manchas que en la actualidad se
observa ha coincidido exactamente con la estación extraordinariamente fría que acaba de trascurrir, pues es sabido que las nieves han alcanzado este invierno inusitado desarrollo en Asia
y en Europa. Según Newcomb, la duración media
de dos máximos ó de dos mínimos consecutivos
de manchas es de 11,132 años; por manera que
los próximos máximos han de ocurrir en 1905,
191(5, 1927, y los mínimos, ó sea los inviernos
más fríos, en 1911, 192Ü y 1934.
Observe el lector que ninguno de los descubrimientos de que se hace mérito en esta rápida
reseña es de origen español; y sin que esto signifique que falten entre nosotros inteligencias
cultivadas, hay motivo para condolerse de que
nuestro país no ocupe todavía puesto envidiable
en el concierto de universal progreso que á las
ciencias se retí ere. Una vez más hay que confosar que la mole pirenaica continúa siendo muro
de separación que nos aisla de un mundo superior en aquel orden de ideas, y por eso no nacieron aquí ni locomotora, ni mecánica celeste, ni
análisis espectral, ni doctrina microbiana, ni teléfono, ni rayos Roentgen, ni
nada de lo que
durante el siglo xix ha transformado la faz del
planeta. Nunca, pues, como ahora se ofreció ocasión para hacer votos por que termine pronto
tanta decadencia y pueda España conseguir honroso lugar entre los pueblos civilizados.
JOSÉ J.
LANDERER.
POR AMBOS MUNDOS.
NARRACIONES COSMOPOLITAS.
La Exposición de Buffalo.—El pananit'i-icmiixmo visto por los sajones
y por los latinos.— Concurrencia de las repúblicas hispano-americanas.— El tnixt de las criadas. — Una máquina que sustituye á la
criada.— La música paj iril en la iglesia.
NTEAYER se inauguró en Buffalo, á orillas del
lago Erie, la Exposición panamericana. Este pan,
dejándonos de la etimología griega y tomándolo
así como suena en castellano, es un pan de munición que los yanquis fabrican en los hornos explotadores de Nueva York para alimentarlas ilusiones de los entusiastas del predominio sajón en
el continente occidental, y para ofrecérselo como
regalo á las repúblicas hispano-americanasy mantenerlas hartas y satisfechas, cual si necesitaran
de semejante ración en su vida y desarrollo. Los
Inicio
22 MAYO
1901
congresos, los proyectos de leyes de relaciones,
los certámenes, las obras públicas, las vías de comunicación, los arreglos diplomáticos internacionales, la educación, los empréstitos, la ciencia y
el periodismo, todo ha de ser, según el deseo de
los idólatras de Mac-Kinley: todo ha de ser panamericano. Es la fórmula del día. Atraer y asimilarse y explotar á la América latina, tal es el ideal
de la América sajona.
A las múltiples manifestaciones realizadas con
el lema del panamericanismo, viene hoy á sumarse la de la Exposición de Buffalo. Casi todas
las repúblicas de origen ibérico concurren á ella.
Pero ¿es porque van convencidas de que les conviene contribuir al propósito panamericano que
proclaman y sostienen los Estados Unidos? De
ninguna manera. Los pueblos hispano-americanos coacurren á Buffalo como van todos á las ferias y grandes mercados, impelidos por el utilitarismo propio de los productores, que necesita
el anuncio constante, la exhibición de sus productos. La conglomerada nación del Norte es gran
consumidora de primeras materias, y las demás
naciones de aquel continente grandes productoras de ellas. Ninguna quiere perder su puesto en
el mercado, ábra-e éste en Buffalo, en Chicago ó
en Filadelfia, en París ó en Viena.
¿Significa esa concurrencia identidad de miras
con la República estrellada, sumisión á su política absorbente, apartamiento sistemático de la
Europa, base de una liga ó alianza de intereses,
en la que el pueblo más poderoso concluiría por
comprometer y explotar á los menos poblados,
ricos y fuertes? Nada de eso. Las repúblicas latinas tienen cada día más despierto el espíritu de
propia conservación y más educado el sentido
de la conveniencia práctica, y van ahora á Buffalo
á anunciarse y á exhibirse una vez más, á vender, á cambiar, á instituir los fundamentos de
nuevos negocios, pero no á pactar nada, ni á ceder en nada su libérrima autonomía, ni á admitir otro panamericanismo que el mercantil.
Invitadas por el Gobierno de Washington han
acudido á Buffalo con sus productos las siguientes repúblicas:
Méjico.—Ha invertido 5.000 pesos, oro, en el
pabellón de su minería, y además ocupa 3.000 pies
cuadrados con la sección de Agricultura, 3.000
con la de Industria manufacturera, 2.000 con la
de Horticultura, 2.000 con la de Selvicultura, y
2.000 con la de Etnología y Arqueología. Dirigen
las comisiones D. Alberto N. Nuncio, D.a Laura
S. de Mariscal y D.a María C. de Limantour.
Guatemala.—~Ño tiene instalación propia, pero
llena grandes galerías en los ediíicios de Minas,
Agricultura y Etnología, siendo muy notables
las instalaciones de los señores Engueta,a Pierson
y Niquet. Son gerentes
las señoras D. Concepción Z. de Cirión y D.a Irene Olivero.
Honduras. — Su pabellón ha costado 6.000 pesos. Están al frente de las instalaciones los señores Bolet Peraza, cónsul general de la República
en Nueva York, monseñor Canayagua, Leonardo
y el ministro de Fomento, Altschul.
Salvador. — Ocupa en la Exposición un espacio
de 2.000 pies cuadrados. Preside la Comisión el
Dr. D. Darío González; es su delegado representante D. Ernesto Shernikow, y son gerentes la
Sra. D.a Gertrudis E. de Mejía y D." Eva Duque.
Nicaragua.— Se ha instalado en diversos edificios ó pabellones, que miden 1.500 pies, para los
productos agrícolas, mineros, etnológicos y de
floricultura. Dirigen la Exposición los Sres. Corea, A. Bermúdez, Broome, Melhoff y el general
Bresler.
Costa Rica.—Sus grupos están distribuidos en
1.660 pies. Dirige la Comisión en San José el señor Aragón, y en Buffalo el cónsul general señor
J. J. Ulloa.
Cuba.—Por inspiración yanqui, y con el dinero del país, ha levantado un edificio de 160 por
270 pies, cuyo coste es de 25.000 pesos, oro. Preside la Comisión desde la Habana el señor Lacoste.
Puerto Rico. — Destinó su Gobierno (?) 10.000
pesos á la Exposición. En el edificio «rancho»
portorriqueño, de 42 por 78 pies, se han invertido 2.000. Están al frente de la Comisión los señores J. T. Silva, Dr. Gómez Brioso, general
Fisher y el ingeniero A. Morales.
Santo Domini/o. — Ocupa 3.500 pies cuadrados
y ha gastado 4.Ó00 pesos. Tiene pabellón propio e
instalaciones en los generales. Los comisionados
especiales son los Sres. Leonte Vázquez, Ruttlinger y Wos, y señoras gerentes del certamen doña
Antera M. de Royes y D." Luisa Ozema Pellerano.
Venezuela. —Destinó 100.000 pesos á la Exposición, pero motivos de orden político han impedido que concurra.
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LA ILUSTRACIÓN
22 MAYO 1901
ESPAÑOLA Y AMERICANA
xix — 319
del hombre, y de la criada, por el trabajo de las ceta de juventud que los falsificadores se afanan queriendo
sin conseguirlo. Envíese el importe del pedido en
máquinas, todas tan dóciles, tan incansables, tan imitarla
sellos de correo.
económicas y tan individualistas?
La sonrisa de una mujer es verdaderamente seductora
Lo que ocurre en Monnett se repite en otros cuando descubre una soberbia sarta de perlas. El Elixir,
muchos pueblos, donde el sen-icio, como dicen las los Polvos y la l ' a s t a dentífrica de los H K . 1*1». Bedel Ilonle llajella son productos esencialseñoras, está cada día peor. En Knoxville, Ten- nedictinos
mente higiénicos, cuyas propiedades antisépticas evitan la
nessee, Estado vecino del de Misuri, los señores caries
de los dientes, su descarnamiento, y los conservan
de Leck se quedaron sin criada, precisamente dándoles blancura y comunicando á la boca una agradable
y al aliento un perfume delicado. El depósito está
en los días más crudos de este último invierno. frescura
casa de M. E. Senet, administrador, .?;>, ruérfuQuatreEra necesario madrugar para encender lumbre y en
Septembre, Parí.'.—DUQUESA ANA.
hacer el café, y todas las mañanas se armaba gran
pelotera, porque ni Mr. Lock ni su señora se queEl mejor tónico contra la anemia y la
rían levantar para encender el fogón. Ella repetía DA IADCTC
debilidad. —Borrell, Puerta del Sol,5.
que hacía mucho frío y que su esposo debía encargarse de ese trabajo, y él bramaba diciendo
Exíjase de color verdoso el K á l s a m o
que semejante faena es cosa propia de las mujea n t i r r e i m i á l i e o d e O r i v e , y con
la
7"<ir»iai'ía de Orive, Bilbao.
res. Sonaban palabras fuertes, chillaba y lloraba en vidrio y cápsula; 2 pesetasinscripción
frasco farmacias. Depósito: G. García.
la dama, llegábase á los empujones y arañazos, y
hubo día en que decidieron divorciarse. Y á todo
PRIMERA MARCA ESPAÑOLA.
esto, el fogón apagado y el café á remojo.
PIAMOS ORTIZ 8 GÜSSÓ LAKXl'OürAClON
- BARCELONA.
Mr. Leck pensó mucho en el conflicto que se le
venía encima, y apeló ¡á la ciencia, á la mecánica! ¿Qué mejor juez de paz? Unió la rueda del
despertador, que tenía sobre la cocinilla, á una
siempre
palanquita de alambre grueso, terminada en dos fuerte, limpia y el aliento perfumado dtendrá
el nr
- ANDREU.
especies de manivelas, una que lleva una cerilla el que use la WIENTHOLINA
que frota con un asperón, y la otra con un gan- Cura el dolor de muelas. Lihritos grntis. Kn I.TS boticas.'
cho que abre la llave del mechero del gas. La ceEnviando 6 pesetas rerilla, una vez encendida, se inclina hasta encenmite el Gran Catálogo
der el mechero colocado debajo de un sostén, soArtístico , útil á consVallflee;tl>i-e»,
Valencia.
bre el que descansaba la vasija metálica del café, rruetores y decoradoras, Onolrivertido en el agua con el azúcar correspondiente
la noche anterior, al acostarse el matrimonio. Por POLVOS DENTÍFRICOS de la S" HIGIÉNICA
medio de una cuerda que va desde el soporte
Para evitir las falsificaciones exíjase la nueva ctihasta la cama, se arrastra hasta ella soporte, ca- queta negra j roja j el sello de garantía con la írma
fetera y dos tazas (colocadas en una especie de COTTAN et O". 55, Rué Oe Rivoli, París. *~
caja con cuatro ruedas i, por la superficie de una
0«»« de EMILE PINQAT), 30, rué
tabla que fijó á la pared con varias palomillas. tki A I LI LC OQ CAntlgua
Louij-íí-Grand, París.—TRAJES Y ABRIGOS
Al desaparecer la cafetera, baja á ocupar su lugar LaVTcasaHqueL viste
«las señoras con más elegancia, riqueza y buen gusto
un cestito de red de alambre lleno de cok, que
muy pronto queda encendido y que suministra
mu
yapr^iadaparaeltoascuas para el fogón. Tomado el café en paz y
cador y para los baños
gracia de Dios, preparada la lumbre, el matrimo- Moubig-ant, perfumista, Paris, 19, Faubourg S' Honoré.
nio, servido tan admirablemente por el despertador-cafetero y fogonero, se levanta y utiliza el
cok encendido para que el hogar de la cocinilla,
cargado de víspera, empiece á funcionar y temple el ambiente.
EN 2O DÍAS
Dice an diario que la Asociación de Casadas de
Tennessee perpetuará el mérito de Mr. Leck eriI ELIXIR de SAN VICENTE DE PAUL
giéndole un monumento; pero añade que el ColePara informes dirigirse á las
gio de Abogados del Estado federal está furioso,
?I05RSDominiqae Paris
Í HERMANASdelaCARIDAD
porque desde que funciona á domicilio el desperGUINET, Farmacéutico-Químioo, 1 ,Pas<* Saulnier, París.
Los Estados Unidos realizarán un nuevo alarde tador-cafetero, no se ha presentado á los tribu- DEPÓSITO GENERAL EN ESPAÑA : HIJO de VIDAL y RIBAS, Barcelona
de su poderío ante los hispanoamericanos, asom- nales ninguna demanda de divorcio.
brados y estupefactos, al mismo tiempo que hacen el reclamo mercantil para que sigan siendo
tributarios y ñeles parroquianos de sus indusreceta para Blanquear
el Cutis, sana y benéfica. — Basta un»
trias. No deben desperdiciar la ocasión de enseAl progreso social de suprimir las criadas y Importante
jequeSftima cantidad para aclarar el culis más obscuro y darle la blancura suave J
ñarles un poco de moral social yanqui, poniendo que evite las reyertas domésticas, puede añadirse nacarada del marfil. J . D U S S E R , 1, Rué J.-J. Rousseau, PARÍS.
ante sus ojos los últimos progresos realizados en otro: el de la supresión de los músicos en las
aquel país, respecto á la organización y gobierno iglesias. ¡Maravillas yanquis! Al celebrarse este
Nuevo Perfume extra uno
del hogar. Estos, que se retieren al servicio do- año las fiestas de Pascua en la iglesia metodista
VIOLET, 29,B"dt$ Italiens, París.
lie • ¿J*JO - u r a u
méstico, son, por ejemplo, la organización de los de la Trinidad, en Atlanta, Georgia, la organista,
trust de criadas y el arte de pasarse sin ellas.
señorita Rose White Stigechen, concibió una idea
En efecto, en la población de Monnett, Estado originalísima, que, sometida al pastor rector, fue POII flQ R f l f n t e n diferentes nomhres. Exigir la Marca'llO'l OT,
Y SEÑAS ' 17. Ruó da la Palx. Parla.
de Misuri, las Menegildas han constituido una aprobada. Dirigiéronse ambos á las casas de sus t t t l l U B U U I U I
asociación ó gremio defensivo y ofensivo, auto- correligionarios y recogieron cuantos mirlos, canómico, sinalagmático y bilateral, para emanci- narios y jilgueros hallaron, llevándoselos con sus % i \ o i t i i»ií¿i:va av<¡> jueras%w»B\«¿.:¡oañosde
parse de la tiranía de lao amas de casa; y tan correspondientes jaulas, aunque sin revelar á sus éxito contra las enfermedades del aparato digestivo (dispepfuertemente están unidas para sostener sus pre- dueños el objeto de semejante leva, pero garanti- sias, inapetencia, pérdida de fuerzas. París, e, Avenue Victoria.
tensiones y exigencias, que es imposible que nin- zándoles la pronta devolución de las aves. Al peguna familia encuentre una criada si no se so- netrar en el templo los fieles el domingo de Pasmete a ellas. El feminismo emancipador impone cua, quedaron sorprendidos al hallar pendientes
en las casas las siguientes condiciones para tomar de la bóveda 201 jaulas con 65 mirlos, 54 canarios
CURIÓOS por loi CIGARRILLOS e c p i C -Í)T\
y 82 jilgueros. Los pájaros, al ver entrar al púparte en el servicio:
\
Ó el P O L V O
BO~IW
3n\
m n mo
OPRESIONES. TOS, REUMAS, NEURALGIAS ..KfisJ
a'°
^ ^ de 2 pesos 25 centavos por blico, parecían temerosos, y enmudecieron; pero
"
Bl
Fumigator
Pectoral
Eiplc
e«
el
mas
eficaz
da
todoi
\¿5Tl|
7
a
semana. 2. En los días de labor, desde las siete y en cuanto la señorita hizo sonar el órgano, rom^=^
los remedios para combatir las Enfermedad*! de las ^|L/
admitido en loa Hospitales Franceses y Eltrangeros.
mema de la noche en adelante, salida libre a para pieron á cantar y armaron la armonía más deli- /las respiratoria».Está
TODVS BUKWÍS FA*M*CIA* E* FRANCU T AL EXTUAHOBRO.
que la doméstica vaya adonde le plazca. 3. Los ciosa que puede imaginarse. En vano quiso predi- Por Mayor: 20, Rué St-Laiare, Parí». Exigir «lía firma tobro ctdi Oiítrrlllo.
car poco después el pastor, porque su voz se eclipbertr^ 0 8a rSa a l iUd a al i b r e d e . s d e e l m e d i o día> 4>a L i "
só ante la algarabía de los trinos, cánticos y reda ni e üPa 1 ? cualquiera hora del día la cria- dobles
de los músicos de pluma. El concierto fue
P
recibir
visitas,
femeninas
ó
masculinas,
de
a
muy
celebrado,
y si los metodistas aprueban la
d
recho
como el ama». 5. Los días de
ta e n i n ° Cr e sSas
P o n d e r á á l a campanilla de la puer- innovación, ya no volverá á cantar nadie en la
vienfo ffa pu a n donde no haya más que una sir- iglesia más que los artistas naturales, á quienes
dirá Ó ', T ^ a do
una criada sea despedida acu- basta como retribución un puñado de cañamones,
PARÍS, JO, Boul J d e S t r a s b o u r g
del remi
sus m, •
g
° . donde será oída; y si de alpiste, de mijo, algunas moscas ó picadillo de
sus quejas son aprobadas en votación, la Junta corazón y un dedal de agua.
nuevrTvf • I,aapme na av dl ae obligará
á admitirla de
RICARDO BECERRO DE BENGOA.
volverá á T e r
Hue> d e n o hacerlo, no
El mayor éxito del día es incontestablemente la P E B marchar G, a m criada.
Si
ésta
tuvo
razón
para
T U I S I M E (2 medallas de oro). Este producto higiénico,
rías na™ qUG a daadreáz cl aa s explicaciones necesacuyo efecto saludable y eficaz asegura el retoño del cabetica v Vi ?e n"i e°g aP á
el crédito de la domésllo á toda edad y detiene su caída en algunos días. Envío
SEINTORAS. franco,
á quien lo pide, del folleto que contiene los atestaserViHn
r,
darlas, tampoco volverá á
l a mn
Kl
más
dulce
sueño
que
pudiera
realizar
una
mujer,
sería
dos
anteriores, con datos fotográficos, de muy ilustres perY
guna.
permanecer siempre joven y bella. Este sueño es, sin emsonalidades y eminencias médicas.
bargo, una realidad únicamente por el empleo sencillo de
Precios: frasco grande, 16 francos; medio, 8,50; especial
P r °grama a ¡| Ora ' n ° ñ £ u . r a n m á s artículos en el la
Verdadera Eau de \lnoii, que da á la tez una frescura, frasco grande, 20; medio, 10,50; extra nuevo, 24; mesoc a stas
una
trasparencia
ideal
por
la
cantidad
mínima
de
6
francos,
dio,
12,50; extra doble, 24; medio, 12,50; fricción, medio
¿Para qué
i• ^ ^
de fregadero. Mas mediante envío de 6,50 francos á la Perfumería Ninon, 31, rué
frasco, 12; cuarto, 6,50.—Sociedad de la l'crluisine, rué
de
11
in enio
du
Qtuttre-Septembre,
Paris,
propietaria
de
esta
preciosa
rela cionr^ • 8
y los grandes adelantos
Vivienne, 53, Paris. Añádase 1,25 para el porte.
ncia Slno
'
Para ir sustituyendo el trabajo
Ecuador.—Ha construido edificio propio, y su
nnstp así como el do las instalaciones en los generales ha sido de 16.000 pesos. Preside la Exposición de esta República el cónsul general don
F Mora Silva.
Peni.—Sus instalaciones ocupan 2.000 pies. La
Comisión directiva la componen los Sres. Blume,
Pardo,
Garland y Pezet, y son señoras gerentes
D.a Emilia G. Dubois y D.a Juana A. de Dammort.
Solivia.—Aparecen sus productos en diferentes pabellones generales; 2.400 pies. Dirigen la exhibición D. Ramón Pando, hijo del Presidente de
la República, y el comisionado especial en la Paz
es D. Manuel V. Vallivián.
Brasil.— Su instalación propia la «Hacienda»,
con la exhibición del cultivo del café y caucho,
ocupa 400 pies, y las instalaciones particulares
500. El Gobierno encomendó á los Estados de la
Federación el trabajo y arreglo del certamen, y
cada uno de ellos designó varios individuos para
componer la Comisión especial y ejecutora.
Argentina, —lía invertido cerca de 40.000 pesos y ocupa 5.300 pies. Además de los ricos y especiales productos de lanas, manganesos, mármoles y otras primeras materias, que en cantidad
de cuarenta toneladas ha exhibido en Buffalo,
figuran en la Exposición los innumerables ejemplares de la riqueza del suelo argentino que forman parte del Museo Comercial de Filadelfia. El
representante director de la Comisión es el teniente de navio D. Juan S. Attwell.
Chile. — La suma destinada ha sido de 170.000
pesos, oro, con lo que esta República ha dejado
atrás á todas sus hermanas. Su edificio propio, de
acero y cristal, mide 160 por 150, por 38 pies de
altura, y ha costado 28.000 pesos. El espacio que
ocupan los productos chilenos es de 9.000 pies
cuadrados. El gran pabellón-palacio puede ser
desmontado y trasportado. Es comisario general
en la Exposición D. Enrique Budge.
Además de Venezuela han dejado de concurrir
á Buffalo las repúblicas del Uruguay y del Paraguay, por más que no deje de haber instalaciones
particulares de ellas. A su debido tiempo concretaremos la indicación de lo más notable que en
este concurso panamericano se haya presentado,
y que para la gente latina no es sino el preludio
de la próxima Exposición, que ha de hacer de su
valía y de sus progresos, en la ciudad de Méjico.
REUMA
LA BOCA SANA
AZULEJOS
CREMA DE LA MEGA
AMBRE ROVAL
ASMA Y CATARRO
¡HECHOS Y PRÚEÍ5AS!
L
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320 — N." xix
LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA
LIBROS PRESENTADOS
Á ESTA
REDACCIÓN
I*ar<icion<*s de herencia.—Tratado teórico-práetico conforme al Código civil, concordado con el derecho común antiguo y legislación hipotecaria v
notarial, con aplicaciones prácticas en sus correí
pondientes formularios, por el notario D. Valerio
Villalobos López.—Madrid, 1901.
Esbozo de u n a Tecnog-cnia. — Curioso estudio
acerca de la generación del sentimiento estético
por el ])r. D. Pedro González García. — Valladolid'
1901. — Precio del ejemplar: una peseta.
'
I*iien(r ile la l'rineesa de Asturias. — Descrinción del proyecto del nuevo puente que va á construirse sobre el Manzanares, por el ingeniero don
Vicente Machimbarrona.- Madrid, 1901.
l.o irciiri de Hossén An¡>el. — Drama catalán en
tres actes y en prosa, original de D. J. Vidal y
Juinbert. — Barcelona, 1901.—Precio del ejemplar:
2 pesetas.
l>a Administración Militar. — Conceptos y notas
por ol comisario de guerra D. Augusto C. de Santiago y Gadea. Coruña, 1901.—Precio del ejemplar:
1,50 peseta.
imnía de la conversación csuaiiola-árahc-marroqni. -Interesante obra, de gran utilidad para
cuantos quieran comenzar el estudio del árabe hablado en Marruecos, escrito por D. Reginaldo Ruis
Orsatti. — Tánger, 1901. — Precio del ejemplar: 5
pesetas.
•tcyiaiuciiio del Congreso Naval de Sociedades
Económicas convocado en Madrid por la de Almería.— Almería, 1901.
1.a invcNtiyación ile lo alisolulo.—La casa barcelonesa de Luis Tasso ha puesto á la venta, al precio de una peseta ejemplar, una nueva edición de
esta bellísima novela, original del insigne Balzac.
— Barcelona, 1901.
E'.ictancii) mercenaria. — Memoria escrita por el
Dr. Segalá y Estalella, y laureada en público concurso por la Academia del Cuerpo Médico Municipal de Barcelona. 1901.
l-a tuberculosis pulmonar. — Notable estudio médico-social acerca de la tuberculosis y de su tratam:ento en los sanatorios, por el Dr. Fetzer, traducido del alemán por D. Ruperto Aguirre y prologado por D. Antonio Espina y Capo.—Madrid, 1901.
— Precio del ejemplar: 1,50 peseta.
¿Cuándo empezó el siglo?, por D. Pedro Pablo
Blanco.
La cuestión de la entrada del siglo xx fue tratada
en la Revista Contemporánea en el año anterior por
el distinguido escritor D. Pedro Pablo Blanco en
dos interesantes artículos. A los siete meses de publicado el primero apareció una impugnación de
éste en la misma Revista, y cuando el Sr. Blanco
trató de contestarle se le dijo que había pasado la
oportunidad. En vista de esto, y no queriendo pasar á los ojos del impugnador por descortés ni por
convencido, ha publicado en un folleto su respuesta.
No hay que decir, tratándose del Sr. Blanco, si en su
trabajo resplandecerán su clarísimo juicio al apreciar el
fondo del asunto, y su excelente gusto en la elegante corrección de la forma.
Véndese el folleto al precio de 50 céntimos de peseta.—C.
POR AUTORHK Ó EDITORES.
g-o ilustrado ilc líi Imposición ponera 1 lio
Bellas Artes é Industrias
artísticas, celebrada en esta
corte en el présenle afío. — Esta obra, aparte de su indiscutible utilidad para el estudio de la actual Exposición, resulta un bonito álbum en el que aparecen reproducidos muchos de los trabajos expuestos. La casa Mateu, al editar el Catálogo, ee ha
hecho acreedora al aplauso de cuantos se interesan
por la cultura artística nacional.— Madrid, 1901.—
Precio del ejemplar: una peseta.
Andróminas. Con este título acaba de publicar la
casa editorial barcelonesa de Luis Tasso una colección de cuentos originales de nuestro querido
colaborador, ol reputado literato 1). Emilio Gutiérrez-Gamero. Muchos de los cuentos que forman
esta colección han visto la luz en las columnas de
LA II.USTI!ACK')X ESVASOT.A. Y AMERICANA, y en
ellos, como en todos los de este distinguido escritor, nótase la delicada percepción, la galanura de
estilo y la amenidad narrativa que han dado justo
renombre al autor de Sililla y El ilustre MuiKjnindoii.
—Barcelona, 1901. — Preció del e j e m p l a r : una
peseta.
l*or .lladrid. — Colección de los trabajos parlamentarios directamente relacionados con los intereses
do Madrid, del diputado á Cortes por esta circunscripción, U. Joaquín Ruiz Jiménez.—Madrid, 1901.
Anuario
de la ••X|II>II;IIÍOII. — Acaba de ponerse
á la venta este importante libro, que responde á satisfacer una aspiración de los comerciantes y de
los industriales, siempre menesterosos do informes
y de direcciones.
Este Almario, editado por la Sociodad Barcelonesa de Publicidad, A. Casasus, es indudablemente la mejor colección de señas comerciales de Kuropa y de América. En un voluminoso tomo de
2.600 páginas en 4." mayor, contiene el nombre y
dirección de 500.000 industriales, comerciantes,
médicos, abogados, banqueros, etc., de todas las
naciones de Europa y de las Repúblicas de la
América latina.
Al frente del capítulo dedicado á cada nación
figura una información comercial, sistema monetario, de pesas y medidas y líneas de navegación,
unido esto al contenido de la segunda parte, en la
que aparecen Aranceles de Aduanas y otros datos
de gran utiliiad, compréndese muy bien que el
Aiii'c.io es libro indispensable para todo hombre
de negocios y es elemento valioso para el desarrollo de Jas transacciones comerciales de importación y de exportación.
La obra, encuadernada y servida á domicilio, se
vende al precio de 15 pesetas ejemplar.
Ensayo acciTa de la ima¡;iiia«-ióii freidora.—
La Biblioteca Científico-Filosófica se ha enriquecido con ura nueva obra de Ribot, cuyo título antecede. A la larga serie de obrasjpublicadas en español de
este eminente ülósofo, hay que añadir esta nueva recientemente publicada en francés, cuya esmerada traducción
está hecha por D. Vicente Colorado. Va precedida de un
estudio crítico de Ribot debido á la pluma del ilustre escritor D. Urbano González Serrano.
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organizada por la Sala de armas del Círculo de Labradores de Sevilla para el 25 del corriente mes.
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22 MAYO 1901
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