V - PERSPECTIVAS FUTURAS DE ESTA TEMATICA La disritmia empezó a evidenciarse bajo forma de manifestaciones súbitas, violentas, con pérdida de conciencia, que amedrentaron a los hombres, y las hicieron incluir dentro del pensamiento religioso.* El período clínico, que abarcó la mayor parte del siglo pasado y las primeras décadas de éste, dio sobre este tema todo lo que podía haber dado en las excelentes descripciones de Febret, Feré y Morel. La verdadera etapa descubrimiento de la EEG. científica comenzó en el tema disritmia con el Han transcurrido desde ese. descubrimiento hasta la publicación de este trabajo cuatro décadas. Los trabajos de Gibbs sobre EEG, con su excepcional posibilidad' de obtener gráficas de miles y miles de personas, fueron un aporte científico invalorable. Pero no se obtuvieron de ese estudio todos los frutos posibles. Ese 15% de EEG que se describió con la palabra un poco ambigua de "anormales", tenía que haber sido estudiado más a fondo. También hubiera sido posible tener conclusiones más completas de aquel 50% de EEG anormales, que se encontraron en los familiares de los disrítmicos. Desde que se descubrió la EEG, el pensamiento, referente a la disritmia, estuvo dominado por la EEG y neurología. Hay pocos estudios sobre las manifestaciones EEG vinculadas a la disritmia en otros campos de la medicina y, menos aun fuera de la medicina y, en otras manifestaciones del fenómeno humano. Este trabajo propone-: argumentos a favor del concepto de disritmia psiquiátrica, pero seguiríamos cometiendo el mismo error de limitaciones si nos quedáramos allí. La perspectiva debe ser abierta a todo el resto de la medicina y, más allá, en todo lo que se refiera al hombre, enfermo o sano. En cada especialidad médica debería estudiarse un capítulo vinculado a la posibilidad de su explicación a través de las disritmias cerebrales. El sistema nervioso, central comanda todo el organismo, y ningún aparato o sistema le es ajeno. Lo que nosotros hemos hecho para la psiquiatría debiera realizarse Tenemos indudables evidencias de que ello es así para la cardiología, la gastroenterología y la ginecología. Pero el fenómeno disrítmico, que por momentos es francamente patológico, en otros es anormal, aunque no patológico, y en otro puede ser un componente de la vida normar del sujeto, puede determinar características propias que pongan su sello en las restantes actividades del ser humano. Ya hemos mencionada la necesidad de estudiar el fenómeno, disrítmico, en disciplinas tales como la pedagogía, la criminología y la existencia. Aun el hecho disrítmico, con su posibilidad de ser "elegido" como- significativo por determinadas culturas, puede determinar pautas interesantes para los antropólogos. Herrera Luque señala en una de sus obras que en textos de la literatura árabe, el héroe suele ser un disrítmico. Orientándonos ahora hacia otra vertiente, no se detienen acá los hechos. Hemos propuesto., como fórmula, que en el momento actual reúne la mayoría de nuestros conocimientos, concebir a la manifestación clínica disrítmica como una disregulación entre la inhibición y la excitación. Hemos partido naturalmente de la patología, dado que los problemas desencadenados por la enfermedad han sido siempre; un punto de partida que estimula los descubrimientos humanos. Hablar de “disregulación entre la excitación y la inhibición" nos lleva a la temática fisiológica de "regulación entre la excitación y la inhibición ”, y se establece de esta manera una secuencia que va desde lo totalmente normal, y fisiológico hasta lo abiertamente disrítmico y patológico. Desde que estudiamos, la jaqueca tuvimos siempre la sensación de que en muchos aspectos esta enfermedad podía ser el eslabón perdido entre la normalidad y la disritmia. En ella se daban rasgos hereditarios similares pero no iguales, registros EEG que se colocaban a mitad del camino, entre los normales y los disrítmicos, y rasgos caracteriales conteniendo también una bipolaridad extremada, pero que se mantiene dentro de. límites aceptables como normal. Hemos Supuesto adecuado: hallar de disritmia psiquiátrica, pero jamás hablaríamos de jaqueca psiquiátrica. Desde el individuo normal que puede tener, en el curso de su vida, pasajeros extremismos hacia la inhibición o la excitación, pasando por el jaquecoso, en el cual esos extremos son una pauta normal pero eficiente y útil en su vida; llegando hasta el disrítmico en el cual los mismos llegan a la franca patología, he aquí toda una secuencia, caracterológica y EEG, que debe ser adecuadamente estudiada. Con esta consideración terminamos esta versión evolutiva que comenzara en el ataque disrítmico clínico. Un camino es menos camino si señala un punto terminal y definitivo. Un camino es un poco más camino si deja abiertas hacia su futuro nuevas perspectivas y una serie de- interrogantes para ese mañana que muchas veces ya es hoy. Este trabajo ha sido realizado dentro de las posibilidades de sus autores. Se ha basado en años de experiencia y trabajo con pacientes y la colaboración amistosa, desinteresada, de muchos profesionales que no estaban dedicados expresamente a esa tarea. Nuestros medios y los del ambiente en el cual vivimos nos han permitido llegar hasta acá, pero nos permiten, también, avizorar posibilidades, perfectamente contemporáneas, con disponibilidad de; técnicas elaboradas, y la posibilidad de que otros especialistas se dediquen a esta temática, prosigan adelante en el camino que hemos esbozado; y en todos aquellos caminos que han estado más allá de nuestro pensamiento y de nuestra concepción. CAPÍTULO IX TRATAMIENTO DE LA DISRITMIA PSIQUIÁTRICA En el momento actual nuestros conocimientos terapéuticos para la disritmia psiquiátrica se encuentran en un estado que podríamos denominar de transición. Esto significa que disponemos de recursos útiles para el tratamiento de la enfermedad pero que no son específicos. En la disritmia neurológica, o ictal, contamos con un amplio espectro de medicamentos con los cuales controlamos los accesos en la enorme mayoría de los casos. Tenemos aun, desde la última década, mejores recursos para controlar el estado de mal disrítmico.(Valium i.v.). En cambio, en la disritmia psiquiátrica, las afirmaciones no pueden ser tan precisas ni optimistas. Disponemos de medicamentos eficientes, pero todavía no tenemos parámetros que nos digan con precisión cual va a ser el medicamento adecuado para cada cuadro clínico. Como no toda manifestación psiquiátrica para la cual no se dispone de un recurso específico, necesitamos agregar toda otra serie de terapéuticas complementarias. La más importante de ellas y que, a pesar de ser complementaria, necesita ser aplicada en todos los casos es, sin duda, la psicoterapia. También, en tercer lugar, del grupo de las terapéuticas denominadas biológicas, pueden indicarse en la disritmia psiquiátrica las aplicaciones de electrochoque. Para terminar, están indicadas en todos los casos en la disritmia psiquiátrica medidas familiares, ambientales, laborales y pedagógicas. La importancia de estos recursos terapéuticos se da en el orden en que los hemos mencionado: en primer lugar las drogas, en segundo lugar la psicoterapia, en tercer lugar el electro-choque, y, finalmente, las medidas generales. A) RECURSOS MEDICAMENTOSOS 1º) Medicación Anti-ictal La idea de aplicar los medicamentos en el tratamiento de la disritmia psiquiátrica continua naturalmente a la comprobación de la utilidad de esos mismos medicamentos en la disritmia neurológica. Dentro de nuestra tradición médica los primeros medicamentos que se indican en un paciente que se ha diagnosticado como portador de una disritmia psiquiátrica son, en la mayoría de los casos, el Difenilhidatoinato de sodio y el Luminal. Las fórmulas terapéuticas son similares a las que se utilizan en la disritmia neurológica: siendo un niño pequeño, cien miligramos de Difenilhidatoináto junto con cincuenta miligramos de Luminal en el momento de acostarse. A. partir de los seis o siete años de edad se agrega a esta fórmula un comprimido de; Difenilhidatoinato a la hora del almuerzo, y a partir de la adolescencia o juventud un tercer comprimido del mismo medicamento en el desayuno. Los resultados de esta terapéutica son, en nuestra experiencia, buenos pero no completos. Es decir, que casi siempre se logran resultados útiles, aproximadamente en una tercera parte de los casos, en otros mejorías leves (otra tercera parte de los casos), y en el resto ningún resultado. Todavía no hemos podido establecer correlaciones entre, la forma clínica de presentación de la disritmia psiquiátrica y la eficiencia de estos medicamentos. Esta ha sido, para nosotros, siempre la primera etapa en la asistencia de la disritmia psiquiátrica. Suponemos que, en primer lugar, deberían ser controlados en estos enfermos los trastornos ictales, aparentes o no, clínicos o subclínicos, que el enfermo pudiera padecer. Nos corresponde señalar, en este momento, un procedimiento, terapéutico que todavía no hemos consolidado con nuestra, experiencia, pero que surge de manera espontánea como una prolongación del pensamiento anterior. Si hemos considerado el mecanismo neuropatológico básico en la disritmia psiquiátrica como un disregulación entre los mecanismos normales de excitación y de inhibición, ¿por qué aplicar en ella sólo aquellos medicamentos que tienden a moderar la hiperexcitabilidad como el .Difenilhidatoinato y el Luminal? ¿No sería, acaso razonable utilizar por el mismo motivo, los medicamentos que controlen los estados disrítmicos, producidos que se manifiestan como inhibición? ¿Qué sucedería si en lugar de usar el Difenilhidatoinato y el .Luminal utilizáramos los medicamentos que controlan el pequeño mal del tipo de xxx? Quizá, más de acuerdo con la fundamentación teórica fuera razonable indicar, ambos medicamentos, de los cuales se supone que, cada cual, tendería a regular un mecanismo La única mención que hemos comprobado a este respecto en la literatura es la de Turner, que se opone a la asociación de ambos medicamentos porque considera que sus efectos tóxicos se sumarian. En nuestra experiencia no lo hemos comprobado. En tren de estudio en este tema correspondería también utilizar la fórmula inversa a la que hemos mencionado al principio, es decir, comenzar por los medicamentos que controlan el pequeño mal (las dionas) y luego complementarlos con el Difenilhidatoinato y el Luminal; luego, posteriormente., ver los resultados de la asociación. En nuestra experiencia, que por ahora es breve, cuando hemos utilizado la asociación de ambos grupos de medicamentos, los resultados han sido, en una primera aproximación, mejores que los del uso de los Difenilhidatoinato y Luminal solos. Naturalmente que esto tiene que ser estudiado más profundamente. Con lo que acabamos de escribir completamos la primera etapa en la terapéutica medicamentosa de la disritmia psiquiátrica. Los resultados son medianos. De acuerdo con la fórmula numérica aproximada que hemos propuesto, es decir, que una tercera parte de los casos mejora notablemente, que otro tercio mejora parcialmente y que otro tercio no mejora, podríamos decir que la eficiencia podría numerarse aproximadamente en un 50% 2º) Psicofármacos. El segundo capítulo de la farmacoterapia en la disritmia psiquiátrica se basa El disrítmico psiquiátrico presenta frecuentemente síntomas ansiosos y depresivos. Es así que, cuando en un disrítmico: se presenta esta sintomatología, es (por lo menos como terapéutica sintomática) razonable indicar uno u otro medicamento. El Diazepam intravenoso, por su acción demostrada en los accesos de estado de mal disrítmico, justifica su empleo en la disritmia psiquiátrica. Pero los mejores resultados que henos tenido han sido con la asociación de metamino diazepoxido e imipramina. Aunque con este último xx Hace muchos años, señalábamos lo siguiente-: que un capítulo sobre terapéutica psiquiátrica, a) Que los medicamentos antidepresivos controlaban muchos síntomas depresivos. b) Que los medicamentos antiansiosos controlaban muchos sindromos ansiosos. Pero que, c) La suma de ambos medicamentos controlaba la enorme mayoría de los síntomas de los sindromos ansiosos puros, de los sindromos depresivos puros, y de aquellos casos en los cuales ambas series se daban sumadas. Fue así que nos acostumbramos a utilizar asociaciones donde, estuvieran representadas ambas series. En la terapéutica psiquiátrica habitual y en las presentaciones comerciales de los laboratorios estas asociaciones son por demás frecuentes; La serie antidepresiva, tanto de los tricíclicos como de los inhibidores de la amino-oxidasa, que en el momento actual comprenden por lo menos seis o siete productos, y la serie, antiansiosa, con los derivados del Metaminodiazepóxido. Las hemos utilizado en diferentes dosis y combinaciones. La consecuencia final ha sido que de, todas las combinaciones la que más resultado: nos ha dado ha sido la que ha asociada: la Imipramina con el Metaminodlazepóxido, es decir, los primeros medicamentos de ambas series. Nuestros resultados de estos medicamentos en la disritmia psiquiátrica han sido más eficaces que los medicamentos antictales. Uno de los hechos que nos ha llamado, la atención en esta segunda "ideología medicamentosa" son las altas dosis que se requieren en los disrítmicos psiquiátricos sin que aparezcan síntomas tóxicos. Hemos llegado a dar hasta cien miligramos diarios de metaminodiazepóxido y hasta 50 mgs. de imipramina. 3o. Medicamentos "específicos" de la disritmia psiquiátrica. Prácticamente todos los nuevos psicofármacos han sido ensayados en la disritmia. Ningún resultado, hasta ahora, ha sido definitivo o llamativo. Para no hacer una recopilación demasiado especulativa se han seleccionado los ensayos que se han hecho con todos esos medicamentos y se podrán encontrar, a través de los títulos de esos trabajos, en la bibliografía de este libro. Solamente la Carbamazapina, conocida como Tegretol Geigy, presentada en al Congreso Mundial d Psiquiatría de Madrid, en 1966, parece tener resultados específicos en esta enfermedad. Nuestra experiencia personal ha sido altamente positiva, pero no hemos acumulado una casuística que llene los requisitos de una presentación científica. Siendo este ejemplar dedicado a una presentación a los laboratorios Gesgy, sugerimos que se complemente este libro con 1a bibliografía actualizada, que deba ser muy extensa y que podría ser el tema de un capítulo completo, sobre el Tegretol en los problemas psíquicos en la disritmia. En el momento actual' se cubre, de manera satisfactoria, un 70 a 80% de la problemática caracterial de los disrítmicos psiquiátricos. La terapéutica por sueño prolongado, utilizando preferentemente psicofármacos inyectables, ha sido sumamente útil en casos de depresión, ansiedad y cólera. B. PSICOTERAPIA EN LA DISRITMIA PSIQUIÁTRICA. Es de preguntarse si este título es realmente aplicable en su significado habitual. Si se utiliza el término psicoterapia en la misma significación en que se suele utilizar en los problemas de la personalidad, es decir, una situación interpersonal a través de la cual se realiza un aprendizaje, conductual e intrapsíquico basado sobre todo en experiencias pasadas, para ayudar al paciente a una mejor adaptación actual, la palabra psicoterapia quizá no debiera ser aplicada. Si se entendiera a la psicoterapia, en una definición más amplia, como "un aprendizaje que sirve para conocerse mejor y manejarse mejor" quizá sí pudiera hablarse de una psicoterapia del disrítmico. Pero en estos pacientes el aprendizaje sería más neurológico que psicológico. Si nos dedicamos con el disrítmico a discutir larga y profúndame o te sus experiencias pasadas, los acontecimientos de su vida, los sucesos de su infancia, estaremos "perdiendo lamentablemente el tiempo. Porque, detrás de toda esa problemática, se encuentra una neuropatología orgánica somática, que es la que la determina. Más aún, pudiera ser dañina, al dar un fundamento psicológico falso, a los problemas neurológicos que el paciente tiene. Hemos intentada distintos tipos de psicoterapia en estos pacientes. La del tipo racional, la del tipo psicoanalítico, la psicoterapia en grupo. En casi todos los casos hemos permanecido en un estancamiento casi irreductible. Recordamos el caso de una paciente que perteneció a un grupo de psicoterapia. Tuvimos con ella el diálogo siguiente: - ¿La mejoró el grupo? - SI, mucho. -¿Qué aprendió en él? Aprender, no aprendí Nada, pero me gasté. Cuando comparamos los resultados de 1a psicoterapia con los que se obtiene de una medicación adecuada, que a veces son espectaculares, nos damos cuenta que la psicoterapia en la disritmia psiquiátrica, si tal nombre debe ser conservado, tiene que ser de otra naturaleza. A este respecto, la fórmula que hemos encontrado, más precisa ha sido la propuesta por Noya, que describe estos puntos: "Las tres tareas esenciales que hay que llevar a cabo en lo que a la adaptación social de estos puntos se refiere, son: 1°) Adaptación del enfermo a su enfermedad 2°) Adaptación de la sociedad al enfermo 3°) Adaptación del enfermo a la sociedad. 1°) Adaptación del enfermo a su enfermedad El disrítmico debe ser informado que su enfermedad consiste en un trastorno del funcionamiento del cerebro, debido al cual tiene problemas de carácter y de xx En la relación psicoterápica del médico con su paciente disrítmico, es necesario señalar algunos hechos propios. Es una norma general en toda relación personal y más aún en una relación psicoterápica que, de parto del técnico, y en un primer momento, tienen que existir usa adaptación y aceptación de las peculiaridades y características de su paciente. Sabemos que el médico debe precaverse de sus características, adoptar una, actitud comprensiva, receptiva, que le pernita establecer un diálogo con su paciente. Es él quien tiene que tomar la iniciativa del acercamiento hacia un individuo cuyo problema es, precisamente, la dificultad del encuentro humano con el prójimo. Esta norma, que es general para todas las relaciones humanas, que es bastante especifica para la relación médico-paciente en psiquiatría, se precisa aún más para la relación con el paciente disrítmico. En efecto, de acuerdo a lo que hemos visto y propuesto, el apaciente es un disregulado neurológico y por lo tanto el médico tiene que buscar fórmulas psicológicas y personales que lo hagan contactar con él. Retomando nuestro concepto de una disregulación entre la excitación y la inhibición, el médico que atienda a un disrítmico deberá graduar su ritmo psicológico propio para aceptar a un individuo que pase de la cólera y la irritabilidad a otros momentos en los cuales esté sumamente lento, cargado, pesado, pegajoso y finalmente a una mezcla imprevisible de estos dos extremos. El medico deberá situarse en una paciente adecuación a la lentitud de su enfermo, a sus raptos, enojos y aun insultos, porque ellos no dependen de su libertad ni de su modalidad, ni de su buena educación, sino que son función de un desajuste neurológico incontrolable. Eso en lo que se refiere a su actitud frente al nivel neurológico de la disritmia psiquiátrica. Y en cuanto a su actitud frente al nivel psicológico, debe estar preparado para aceptar una serie de características y de estilos de vida que se encuentran muy lejanos do las normas habituales de convivencia en sociedad, pero que debe aceptar en una primer etapa como intrínsecamente vinculados a la estructura del sujeto. Así, en las mujeres jóvenes, debe estar dispuesto aceptar nuevas fórmulas en lo sexual quo no solamente no están da acuerdo con las fórmulas corales de la sociedad de la era pre-antibiótica y pre-anticonceptivos y pre-liberalización, sino que ni siquiera están de acuerdo con las f6rnulas vigentes o relativamente aceptadas en el momento actual. En lo que al trabajo, al amor y a la sociabilidad, se refiere, muchas de las conductas de los disrítmicos violan todas las normas aceptadas para ceñirse sólo a la perturbación disrítmica. En todas las historias descritas, al estudiar el nivel psicológico hemos visto actitudes que llamaríamos trastornos da la conducta, aberraciones que se encuentran intrínsicamente ligadas al fenómeno disrítmico y que no es posible en el primer momento encarar moralmente ni siquiera como el trastorno neurótico que fuera posible de rectificación lógica o psicológica. En un primer momento, el trastorno disrítmico, por su irreductibilidad neurológica, tiene que ser tomado cono una modalidad existencial y no puede ser enfrentado al comienzo cuando se logra esta aceptación existencial, o del ''estilo de vida", recién entonces es posible enfrentar al paciente con estos mecanismos con una metodología similar a la que se aplica en las neurosis y, recién al final, avanzar hacia la problemática a nivel neurológico. Acostumbramos a ponerle como ejemplo a las personas que padecen de la vesícula biliar, por lo que deben seguir un régimen cuidadoso, excluyendo ciertas comidas. A. veces, algunas comidas que habitualmente no les hacen mal, sin que se sepa por qué, les resultan perjudiciales. Lo mismo, solemos explicarles, sucede en su cerebro. Debido al tipo particular de funcionamiento cerebral que padecen, en algunos casos, frente a circunstancias mínimas, son capaces de tener reacciones violentas y problemas de conducta. Ponemos siempre todo el énfasis en que su enfermedad se explica por su problema del "funcionamiento cerebral". Y, de acuerdo a la permeabilidad del enfermo a estos argumentos, atribuiremos mayor o menor valor a la circunstancia de su vida que, según, su propia novela, ha constituido el origen de su problema. En algunos casos la aceptación por el paciente de su tipo de neuropatología disrítmica resuelve el problema. Más aún, le constituye un verdadero alivio saber que ni sus familiares, ni la moralidad de su conducta, serían la responsable de sus síntomas. En otros, de nivel, intelectual más bajo, esos argumentos suelen encontrar resistencia, y entonces es necesario introducirlo gradual, y paulatinamente en el conocimiento del paciente. No aceptamos una psicoterapia del disrítmico psiquiátrico que no coloque en primer lugar la neuropatología disrítmica y sólo en segundo lugar las circunstancias existenciales. A veces, claro está, el paciente; pertenece a una familia problematizada, donde hay otros enfermos similares o caracteriales a su vez, y entonces es necesario integrar estos hechos. 2º) Adaptación de la sociedad al enfermo La sociedad es para este enfermo sobre todo su familia. Cuando los familiares son de buen nivel, ya llegan con la idea de que se trata de un enfermo. La confirmación de esta opinión por parte del médico es para ellos una Vidart y cols, ponen en práctica un interesante método de "expresión escénica dirigida" por el cual, a través de la representación de trozos seleccionados de obras de teatro, ayudan a la desinhibición y al ablandamiento de las conductas de disrítmicos. En cambio, otras familias, problematizadas de por sí, se resisten a aceptarlo como tal, y con sus reacciones crean una sobre-estructura del problema, que tiende a confirmar la novela que el disrítmico presenta. Dónde con mayor frecuencia hemos visto esta situación de incomprensión es frente a los trastornos sexuales de la conducta en las jóvenes, donde los padres se resisten a aceptar este hecho como enfermedad y lo ubican dentro del pensamiento moral o novelesco. 3a Adaptación del enfermo a la sociedad. Finalmente, es necesario, que el paciente asuma la responsabilidad de su propia persona, cualquiera sea su "funcionamiento cerebral". El hecho de que un individuo sea disrítmico no le da todos los beneficios de la inimputabilidad, y no debe transformarlo en un parásito moral de la sociedad. El paciente debe saber de que, debido a su enfermedad, puede tener enojos, arrebatos, violencia, trastornos de la conducta. Pero que, como no es un alienado, puede en una parte significativa controlar todos esos trastornos, y de ello es moralmente responsable. Puede tener una vida amorosa de acuerdo a pautas propias, pero ello debe hacerse sin escándalo público y sin la vergüenza de los familiares. Puede tener una especial elección de su estudio o de su trabajo que contenga sus limitaciones, pero ello no le da derecho a ser un parásito y a no trabajar. Es indudable que, en estos casos, unido al factor enfermedad junto con los factores de educación y nivel moral, se dan en estos enfermos distintas combinaciones, pero es deber del médico extremar lo posible la responsabilidad del paciente: frente a su enfermedad. El médico que quisiera consagrarse, al estudio y a la asistencia profunda de estos enfermos deberá tener, como colaboradores, a pedagogos y a especialistas en actividad laboral, que lo; asesoren a él y a sus pacientes sobre cuales, son las actividades que, teniendo en cuenta su enfermedad, le convengan mejor. Otro capítulo importante dentro de la terapéutica de la disritmia psiquiátrica es el que se refiere a la convulsoterapia. La aplicación de este tratamiento parte de la observación de que muchos disrítmicos neurológicos solían preceder de un ataque por un estado de irritación. Se pensó, por extensión, que si a un disrítmico con trastornos caracteriales y sin ictus se le provocaba un ataque disrítmico, sus sintonías habían de disminuir. No tenemos una experiencia definitiva en cuanto a este tema. En general hemos visto; que la aplicación de unas pocas sesiones de electrochoque los mejora hasta cierto punto. Cuando esta mejoría no se da con un corto número de aplicaciones, la prolongación del tratamiento puede, ser ineficiente, y aun puede llevar a estados confusionales y de excitación. Más experiencia es necesaria para expedirse sobre este tema. Queremos terminar este capítulo- señalando, que los problemas que el tratamiento de la disritmia presenta no sólo en la medicina sino también en campos extramédicos, justifica que se considere; como especialidad. Fundamentan esta propuesta los hechos siguientes que ya hemos señalado. 1º) Si gran número de enfermos, que comprende una parte significativa da la población. 2a) El hecho de que la disritmia tome sectores da varias especialidades da la medicina: la neurología, la electroencefalografía, la psiquiatría y también manifestaciones disrítmicas, se encuentran en otras especialidades, en las cuales el trastorna no es tan evidente; la gastroenterología, la cardiología, la ginecología. 3º) En el momento actual los problemas que la disritmia presenta desde el punto de vista científico están lejos de ser resueltos, y es un campo que necesita más investigación. Investigación Por ese motivo, el poder integra en una especialidad todos los conocimientos referentes a esta enfermedad, colaboraría a su avance científico. Hemos observado, en la literatura, que existen especialistas que se denominan epileptólogos, pera la actividad que desarrollan bajo este nombre no suelen comprender, según hemos vista, la totalidad de la disritmia, sino el aspecto disrítmico de una especialidad; notablemente la neurología y la electroencefalografía. Por consideraciones paralelas, en este trabajo hemos tenido el cuidado de denominarlo disritmia psiquiátrica, sin aspirar al nombre de epileptología.
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