INFORME LABORAL Volumen 31 Año 8 índice La autoestima y la superación personal 1 El difícil arte de doblarse sin partirse 4 El espíritu de la cordada 6 Workaholics: cuando el trabajo es un 8 enfermedad Cuáles son los valores más importantes 10 para triunfar en el trabajo La operación ha sido un éxito, pero el 12 paciente murió No te rindas 14 La autoestima y la superación personal Para poder crecer profesionalmente es indispensable, ante todo, consolidar nuestra autoestima, sentirnos seguros de quiénes somos y de nuestras capacidades, para caminar por la vida a paso firme, conscientes de que podemos lograr todo lo que nos propongamos hacer. 2 3 Viene de portada. aceptación y rechazo que percibimos en los demás. Un niño con sobrepeso, por ejemplo, puede convertirse en un adulto feliz o en un adulto infeliz, dependiendo de la actitud que demostraron los demás hacia su exceso de peso desde la infancia. Las personas con baja autoestima tienen una visión muy distorsionada de lo que son realmente. Así tengan éxito en la vida, por ejemplo, no saben disfrutar de su capacidad, y están convencidas de que sus logros son fruto de la casualidad, no de su esmero y dedicación al trabajo. Adicionalmente, estas personas suelen ser perfeccionistas, al extremo de que nunca están satisfechas con nada de lo que hacen, aunque sus logros sean evidentes y reconocidos por quienes las rodean. En general, las personas con un pobre concepto de sí mismas tienden a autovalorarse según las siguientes ideas que se autoimponen: • Suelen generalizar cada episodio de su vida: “He fracasado una vez, ¡siempre fracasaré en todo!”. • Llevan las cosas a sus extremos: “todo lo hago bien o mal”, “estás conmigo o contra mí”, “o es perfecto o no sirve para nada”. L a autoestima es la valoración que hacemos de nosotros mismos sobre la base de las sensaciones y experiencias que hemos ido incorporando desde temprana edad. Nos sentimos inteligentes o tontos, capaces o incapaces, satisfechos con quienes somos o no. La realización de nuestro potencial personal y de nuestros logros dependen de nuestra autovaloración. Para resolver los retos que la vida plantea es indispensable sentirnos bien con nosotros mismos, mientras que quienes tienen una baja autoestima suelen autolimitarse y fracasar. La autoestima va desarrollándose poco a poco a lo largo de la vida, a partir de las experiencias tempranas de • Se echan la culpa de todo, son los únicos responsables si algo sale mal. • Suponen que todo tiene que ver con ellos: “me miró mal, ¿qué le habré hecho!”. • Están seguros de que no les interesan a los demás, que no les gustan, que piensas mal de ellos, sin evidencia alguna de que sea cierto. • Se sienten responsables de todo y de todos, que no tienen control alguno sobre lo que les sucede, y se sienten víctimas desamparadas. • Creen que sus sensaciones corresponden a verdades absolutas, sin compararlas con la realidad: “siento que soy un inútil, por lo tanto, lo soy de verdad”. Afortunadamente, existen diversas formas de mejorar la autoestima: 1. No generalizar a partir de experiencias negativas aisladas, y aceptar que podemos equivocarnos en algunas cosas sin que esto signifique que somos unos fracasados. 2. Acostumbrarnos a reconocer las cualidades positivas que tenemos, aprender a sentirnos orgullosos y apreciar nuestra capacidad real. 3. Recordar los éxitos obtenidos en el pasado y hacernos conscientes de lo bueno que hemos logrado, para reconocer que podemos seguir logrando lo que nos propongamos en el futuro. 4. Entender que las personas tienen habilidades diferentes, no compararnos peyorativamente en todos los ámbitos, ya que cada quien tiene talentos distintos y no se puede ser superior a todos en toda situación. 5.Confiar en nuestras opiniones y capacidades, sin preocuparnos excesivamente por tener siempre la aprobación de los demás. 6. Aceptar que, con nuestras cualidades y defectos, somos personas importantes y valiosas. 7. Identificar aspectos específicos y reales que queramos mejorar y trabajar para cambiarlo, pero un aspecto a la vez. Por ejemplo, si somos tímidos e introvertidos, los pasos para superar nuestra timidez, o por lo menos mejorar en este aspecto, podrían ser los siguientes: • Tomar la iniciativa y saludar a personas conocidas cuando las veamos en la calle u oficina. • Unirse a grupos de compañeros de trabajo a la hora de almuerzo y en los eventos de la empresa. • Tomar la iniciativa e iniciar conversaciones con los colegas. Se pueden estructurar planes como el anterior para mejorar cada aspecto de nuestra vida, siempre que nuestra meta sea sincera (algo que realmente deseamos alcanzar), personal (que no sea impuesta por terceros), realista (que se pueda conseguir en un plazo relativamente corto, para no frustrarnos), divisible (para poder definir pasos concretos a seguir) y medible (para poder comprobar nuestros avances y cuánto nos falta para llegar a la meta). Finalmente, es fundamental reconocer y dar la debida importancia a la solidez de nuestra estima personal, pues, si no nos queremos a nosotros mismos, ¿por qué habrían de querernos los demás? • Acercarnos a personas que no conocemos pero que pertenecen a nuestro entorno. • Participar activamente haciendo preguntas y planteamientos en las reuniones de trabajo, ya sea a jefes o a colegas de mayor o menor rango. Por Giulia Sammarco Psicóloga Clínica, experta en imagen integral y manejo de crisis www.semanaeconomica.com 4 5 S i nos aplicamos a nosotros dicho concepto, se refiere a nuestra capacidad de soportar golpes y salir fortalecido. Es el arte de cambiar el dolor y darle un sentido, de saber aprender de las derrotas, de sacar un grado de felicidad incluso cuando tienes abiertas las heridas. Algunas personas son como el limón, cuando la vida las exprime su respuesta es ácida, en cambio otras, las resilientes, son como el durazno, que cuando hay presión el resultado es aún más dulce. El difícil Si bien es cierto que la palabra es relativamente nueva, el concepto viene de los griegos, quienes nos dejaron el pensamiento como herencia. Y es que el saber ser fuerte y no dejarse vencer ante la adversidad (una virtud que me encantaría tener) es un tema que ha sido analizado y hay mucha información al respecto. Esta semana me dediqué a buscar algunas recetas de buena mano para ser más fuertes. arte de doblarse sin partirse ¿Cómo gestionar la adversidad? Aprende a ser feliz el que sabe sufrir, y en ese aspecto, la resiliencia, concepto que procede de la física y designa la capacidad de algunos materiales para doblarse sin partirse y de recobrar rápidamente su forma original, tiene mucho qué decir. La fortaleza tiene como objetivo principal robustecer la voluntad para que no desista en la búsqueda del bien, a pesar de las dificultades y obstáculos que uno encuentra en el camino. San Josemaría decía que es fuerte el que persevera en el cumplimiento de lo que entiende que debe hacer, según su conciencia; el que no mide el valor de una tarea exclusivamente por los beneficios que recibe, sino por el servicio que presta a los demás. El fuerte, a veces sufre, pero resiste; llora quizá, pero se bebe sus lágrimas. “En todo atribulados, pero no angustiados; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no aniquilados.” Nuestra vida es una lucha constante, a veces hay que atacar al enemigo y otras veces hay que resistir sus ataques. La fortaleza nos da decisión, valor, coraje, energía, constancia y aguante para ATACAR Y RESISTIR, porque ningún daño es irreversible. demasiado fría ni demasiado sensible, aunque la razón siempre debe primar, es decir, el corazón nunca le puede ganar a la cabeza. Kendrick decía que no hay que seguir al corazón, es cortoplacista y a veces traicionero, por ello, es bueno guiarlo para que nos ayude a decidir mejor. En palabras de Juan Pablo II, “La virtud de la fortaleza requiere siempre una cierta superación de la debilidad humana y, sobre todo, del miedo. El hombre, en efecto, por naturaleza teme el peligro, las molestias y los sufrimientos. Por ello es necesario buscar hombres valientes no solamente en los campos de batalla, sino también en los pasillos de los hospitales o junto al lecho de dolor. Deseo rendir homenaje a todos estos valientes desconocidos. A todos los que tienen el valor de decir “no” o “sí” cuando esto cuesta. A los hombres que dan un testimonio singular de dignidad humana y de profunda humanidad.” Y, por último, el buen humor y el aprender a reírse de uno mismo. Es algo así como un seguro de salud psicológica que nos permite ver los problemas con perspectiva y actuar de forma más eficiente y desapasionada. Todo esto suena muy bien, pero a la hora de aplicarla, ¡cómo cuesta!! ¿Qué hacer para adquirir la fortaleza? Ayuda mucho el ejercitarse con otras virtudes. Por ejemplo la paciencia, virtud que nos hace soportar los males con buen ánimo; la perseverancia, que lleva a proseguir en el ejercicio de la virtud, a pesar de las dificultades y de la duración del esfuerzo; la templanza, que domina la voluntad sobre el instinto, con la finalidad de saber dominar el cuerpo. Muchos de nosotros nos creemos fuertes, pero llegan veces donde uno se termina cayendo, nos quedamos en aprendiz de héroe; y lo peor es que no aprovechamos esas caídas, esos fracasos. El fracaso enseña lo que el éxito oculta. Justamente, lo que nos hace crecer son las derrotas. Cuántos amigos con éxitos fáciles se han convertido en fracasos grandes, por no haber sabido digerir esos hechos de forma adecuada. Prefiero siempre a los que saben asumir su derrota y que vuelven a empezar y retomar el camino, a aquellos que nunca se caen, porque cuando éstos se caigan, su ego no los dejará levantarse fácilmente. Ayuda mucho también el tener una buena ecuación entre corazón y cabeza. La personalidad equilibrada es aquella ni Qué fácil es escribir sobre esto, y qué difícil ponerlo en práctica. Lo vivo en carne propia y la verdad cuesta muchísimo, ya que siempre tenemos algo que nos tira para abajo. Pero bueno, justamente, para eso están los ejemplos de aquellos que lucharon duro por conseguir lo que querían, y lo hicieron. ¡Vamos tras ellos! Fernando Gil Sanguineti Profesor del área de Administración. Ph.D. candidato en Economía y Direcciónwww. jamming.com.pe 6 Para restablecer la unión es necesario que los objetivos sean claros y trazados en base a la visión y misión de la organización con un decante controlado para cada área. Es cuando la responsabilidad individual sobre el equipo toma forma y donde cada miembro se esmera en apoyar a los demás para el cumplimiento de su objetivo, el mismo que impactará el objetivo general del grupo y, por ende, de la organización. El espíritu de la cordada E n alpinismo, cuando un grupo se propone realizar una escalada se dispone a atarse a través de una única cuerda que será el respaldo de la vida de cada uno. En este concepto de supervivencia denominado ‘espíritu de la cordada’, cada miembro entrega su vida confiando plenamente en los demás. El éxito consiste en llegar todos a la cima. En los negocios, muchas veces observamos que los equipos no logran esa unión, y el individualismo gana muchas veces el espíritu de equipo. Sin lugar a duda, el trabajo en equipo es una de las formas más eficientes de trabajo. Permite unir fuerzas, ideas para cumplir un mismo objetivo. Sin embargo, cuando las metas no están puestas de manera conyugada, respetando los objetivos de grupos y los individuales, nos enfrentamos a una competitividad individualista nefasta para la organización. Recomendaciones: 1. Establezca cuáles son los retos y trace prioridades estratégicas para alcanzarlos. 2. En base a estas, establezca iniciativas críticas que deban de realizarse. 3. Organice de manera conjunta las fechas de los entregables de los especialistas, de tal manera que tengan sentido para la organización y no se tropiecen con los objetivos individuales. 4. Haga partícipes a sus clientes internos. 5. Mida los avances semanalmente, y vea cómo apoyar a quienes podrían presentar un atraso en sus labores en vez de buscar un culpable. 6. Mantenga siempre una actitud positiva de apoyo y de reconocimiento. 7. Celebre los avances y los éxitos. Mauricio Bock Profesor de Centrum, Universidad Católica 8 9 Workaholics: Cuando el trabajo es una enfermedad ¿Soy adicta al trabajo? Cuando una sustancia, actividad o conducta se vuelve trascendental en tu vida, tienes la convicción de que es imposible vivir sin ella y descuidas otros roles, podemos hablar claramente de una adicción. Para mucha gente el lugar de trabajo, el empleo y las empresas son el centro de su vida, por lo que empiezan a perder contacto con otros ámbitos y abandonar, gradualmente, lo que saben, sienten y creen. Cuando la lealtad a la organización se convierte en un substituto para vivir la propia vida, la empresa se ha convertido en la sustancia de adicción. Algunas de las características, de acuerdo con los lineamientos de Workaholics Anonymous, para identificarse como adictos al trabajo son: ▶ El trabajo constituye el centro de tu vida y sólo te guste hablar de él, amén de que le dedicas más de 40 horas a la semana. ¿T rabajas para vivir o vives para trabajar? Es un hecho que la adicción o dependencia hacia el trabajo se ve reforzada por la competencia feroz de un mercado global, donde o somos competitivos o quedamos excluidas del desarrollo. Sin embargo, lo anterior puede alcanzar niveles enfermizos, entérate por qué y mide si presentas algún grado de adicción. Es un hecho que la cultura empresarial que impera en el mundo de hoy promueve, sutilmente, conductas adictivas hacia el trabajo. ¿Cómo lo logran? Estimulan a los colaboradores por medio de oportunidades de desarrollo, paquetes de prestaciones superiores a las de la ley e incremento en la compensación económica, por citar algunas. Las personas ven en ello la posibilidad de avanzar, tener éxito y alcanzar un mejor nivel de vida. Sin embargo, entregarse de lleno a tan maravilloso mundo tiene un precio: vivir para trabajar. La situación descrita no sólo es promovida por algunas empresas, sino también es fortalecida por la sociedad, la familia, los amigos y por nosotros mismos, recordemos que siempre se nos ha enseñado que ser una persona trabajadora es una gran virtud. ▶ Llevarte trabajo a tu casa en forma rutinaria y mostrar enojo con tu familia si te reclama para otro tipo de actividades. En efecto, lograr un desarrollo laboral, intelectual y económico dentro de nuestra área profesional es un privilegio que en la actualidad pocas personas alcanzan. Sin embargo, la situación constituye un problema cuando el trabajo va más allá de ganarse la vida o de realizarse profesionalmente, y se convierte en una adicción capaz de ocasionar serios problemas físicos, personales, familiares, sociales e incluso laborales. Aunque no existen registros oficiales, los especialistas en Psicología y Medicina del Trabajo estiman que la cantidad de personas afectadas por este tipo de adicción, oscila entre el 1 y 7 por ciento de la población que trabaja. En México –según datos del Instituto Nacional de Estadística Geográfica e Informática (INEGI)–, de las poco más de 440 mil muertes ocurridas en 1997, 42 mil fueron por infartos, uno de cuyos detonantes fue la obsesión por el trabajo. Los ejecutivos y empleados de confianza son los más proclives a padecer este problema, pero también algunos profesionistas, como médicos, periodistas, políticos, abogados, contadores y administradores. Este problema suele pasar desapercibido para ellos mismos, pero no para las personas que los rodean, ni para sus familiares que sufren las consecuencias de esa adicción. ▶ Angustia constante de perder el trabajo si no le dedicas suficiente tiempo. ▶ Procuras realizar varias cosas a la vez para optimizar tiempos, como dictar, dar indicaciones, consultar tu computadora y atender personas al mismo tiempo. ▶ Piensas en el trabajo cuando vas al cine, a tomar el café con las amigas, reuniones familiares o fiestas. ▶ Durante las comidas escribes, dictas o lees sobre las situaciones de tu trabajo. ▶ Duermes con una libreta bajo la almohada por si a media noche te aflora alguna idea brillante. ▶ Consideras como propia la problemática de toda la oficina o empresa donde trabajas. ▶ Buscas afanosamente el éxito, el prestigio, la consideración, la popularidad y el poder, aunque para ello tengas que empeñar tu tiempo y tu tranquilidad. ▶ Baja tolerancia a la frustración, agresividad innecesaria y gran desaliento ante los fracasos. ▶ Piensas que el dinero o los ingresos pueden resolver todos los problemas, aun los de convivencia familiar que requieren tiempo y amor. Para quienes son dependientes al trabajo, considerar que hay un tiempo para cada cosa, como reír, divertirse o descansar... puede resultar un atentado, ya que todos sus afanes están destinados al mundo laboral. Y por si fuera poco, suelen incrementar, la mayoría de las ocasiones sin necesidad, sus jornadas laborales, intensificando continuamente sus actividades, y si el tiempo de la oficina o de su empresa no les alcanza, no hay problema porque ocupan el tiempo de la casa, el de dormir, el de compartir con amigos y familiares, el de atender a la pareja y el de educar a los hijos si los hay. Cabe destacar que, en la mayoría de los casos, dicha adicción se acompaña de otras dependencias. Hay quienes fuman y toman café de manera compulsiva y/o consumen psicofármacos o estimulantes para aumentar la capacidad laboral y mantenerse activos, o para conciliar el sueño. ¿Es una enfermedad? La adicción al trabajo se trata de un fenómeno que ha comenzado a estudiarse hace relativamente poco tiempo. Aunque el también llamado workaholic –como se le denomina en los Estados Unidos a partir de su asociación con el término alcoholic– ha existido siempre, fue a partir de los años 80 que comenzó a ser catalogado como enfermo debido a las repercusiones que ello tiene en su vida personal y, por supuesto, en su salud. Esto es, la persona se siente estimulada y relajada durante ese periodo, escapa de situaciones que no sabe cómo con- trolar y se refugia en su adicción para seguir adelante, ya que enfrentarse a su realidad le resulta muy cruel. Por esta razón, el workaholic generalmente utiliza el trabajo para esconder, negar y escapar de sus problemas personales. ¿Y qué sucede? Se presenta una creciente compulsión por trabajar, dentro de la cual hay que aumentar la dosis (horas de trabajo diarias) continuamente. Ello tiene como fin lograr el mismo efecto estimulante de la actividad sobre el estado de ánimo. Como resultado la vida de las personas afectadas se torna cada vez más inmanejable. Radiografía del adicto El perfil puede resumirse con cuatro características: Adicciones múltiples. No existe ningún adicto que tenga una sola adicción. En particular, es común que la adicción al trabajo esté acompañada de la compulsión a complacer a los otros (con una extrema dificultad para decirles que no), del tabaquismo y el consumo de sustancias estimulantes. Negación. La negación de la adicción al trabajo es quizás la más compleja. Dada la alta aprobación social que la conducta y sus consecuencias tienen para el adicto, le resulta muy difícil a éste tomar conciencia de su dificultad. Los adictos al trabajo dicen: “Ya sé que soy adicta al trabajo, pero sería peor tener una adicción a las drogas”, o “sí, soy una adicta al trabajo, pero mira los beneficios que recibo...” Pero esto no es todo, pues el organismo también pasa una factura muy cara: se manifiestan enfermedades que afectan sistemas y órganos donde el estrés, el miedo y la angustia hacen estragos: el estómago, el corazón y la piel. Así, no es extraño que la persona se vea afectada por gastritis, úlcera, infarto, hipertensión arterial o dermatitis nerviosa, padecimientos que provocan otras tantas dolencias en forma de dolores de cabeza, cegueras pasajeras, parálisis y ardor en la piel, entre otros. Autoestima desregulada. Los adictos al trabajo tienen una autoestima devaluada o hiperinflada. Presentan muchas dificultades para aceptarse realmente como son. Siempre realizan grandes esfuerzos por rendir más de lo que podrían naturalmente. Y como suelen creer que los demás no los aceptarían como son, siempre tratan de incrementar sus logros. Incapacidad para relajarse. Los adictos al trabajo funcionan bien con la adrenalina muy alta. Esta continua descarga de adrenalina es una de las causas de su dificultad para relajarse. Tienen siempre una larga lista de tareas que necesitan realizar. Debido a que el trabajo es su activador, siempre pueden encontrar a mano una reserva con la cual “estimularse” para segregar adrenalina. Carmen Espinoza Muñante Directora de MCE Consultores Asociados www.mceconsultoresasociados.com 10 11 ¿Cuáles son los valores más importantes para triunfar en el trabajo? A continuación les presento un extracto de una entrevista reciente que le hicieron a Santiago Alvarez de Mon, profesor del IESE, uno de los pensadores más brillantes de España y recientemente nombrado Director del BBVA en España. U sted ha entrevistado y ha seguido la trayectoria no solo de líderes empresariales, sino en general de personas que han hecho frente a la adversidad. ¿Qué valores son denominadores comunes en estas personas? Uno de ellos es la humildad. Es un valor que maneja bien el error y maneja bien el éxito. La humildad está educada en el aprendizaje. Te abre la mente. Estas personas cuando se han equivocado alzan el vuelo y siguen caminando. Y cuando parece que les van bien las cosas no se lo creen demasiado. Otro es la constancia, la gente grande llega muy lejos porque no solo está en “el aquí” y “el ahora”. Están pacientemente dando pasos firmes en la dirección correcta. Además es gente curiosa, y quiere rodearse de gente de talento a su alrededor. Quieren gente brillante a su lado. Y es gente optimista, cuando tienen muchos motivos para ser pesimistas. Eligen el optimismo como mirada vital, justa. Y tienen sentido del humor. Creo que esto es un corolario natural de ser humilde. En lugar de tomárselo a la tremenda, tienen el humor como filtro para vivir. El humor realmente te salva de la depresión. No solo es gente que cuenta chistes, sino que se ríen de sí mismos. Cobran distancia y perspectiva frente a sí mismos y deciden armar una relación comprensiva, amable con ellos mismos y para ello se requiere del humor. Una vez que te conoces, o te deprimes o te ríes. ¿Qué papel tiene el sentido del humor en el liderazgo? influye sobre sus colaboradores pero también sabe estar en soledad. El sentido del humor es el que te permite manejar el poder y no quedar pegado en sus telarañas, porque liderazgo no es sinónimo de poder. El lenguaje es muy rico, y no porque una persona ocupe el puesto de consejero delegado, de director general o de presidente tiene liderazgo. Tiene el poder, el estatus, pero no la credibilidad, la influencia, el “plus” de influencia del liderazgo. Otras personas tienen liderazgo pero a lo mejor precisamente por tenerlo no lo ven reconocido por cuotas de poder. El drama del hombre moderno es que no sabe estar solo. Con respecto al humor, si el liderazgo es un proceso de transformación, de liberar la energía y el talento de los seres humanos a los que se dirige, sí tiene que ver con institucionalizar los procesos de aprendizaje; dada nuestra condición humana, nuestra fragilidad y vulnerabilidad, siempre habrá errores. ¿Cómo manejo el error, para que sea una fuente de aprendizaje? El humor es el que te evita caer en la desesperanza, el que te evita deprimirte, el humor es el que te permite no dimitir. Creo que el humor es la tribuna desde la que puedes gobernar tu vida. Decía Ortega “Si quieres liderar impera sobre ti mismo”. Y para imperar sobre ti mismo hay que ir a la base de tus carencias, y entonces requieres de esa mirada amable y comprensiva, cariñosa y simpática que es el humor. ¿Cuánto poder tuvo Tomás Moro? Sin embargo, para mí es un referente. ¿Cuánto poder tuvo Gandhi, en algunos pasajes de su vida? ¿Cuánto poder tuvo Mandela en la cárcel, aunque luego fuera presidente de Sudáfrica? ¿Cuánto poder tenía Lincoln? Iba recogiendo errores tras errores, fracaso tras fracaso hasta llegar a la presidencia. Toda esta gente son curiosamente seres sociales, solidarios y expansivos, pero que manejan muy bien su soledad. El liderazgo tiene que ver con gente que se rodea de gente competente, Por Rafael Zavala Batlle Gerente General Laborum Perú www.rafaelzavala.com 12 13 sus recursos, armas o herramientas, pero no son la base de su talento y competencia. Creerlo es tan equivocado como creer que el bisturí hace al gran cirujano. Cierto, sin bisturí el cirujano no podría operar, pero de allí a creer que el bisturí define al cirujano hay años luz de distancia. La operación ha sido , pero un éxito el paciente murió C entrarse en las herramientas es como realizar con total éxito una perfecta amputación... de la pierna equivocada. Es el ingenio, criterio, concepción y comprensión integral del gerente lo que hará que un proyecto tenga una alta probabilidad de tener éxito. Se cuenta que un periodista sobornó al ama de llaves de Albert Einstein para que lo dejara esconderse en su estudio y así poder observarlo trabajando. El periodista lo imaginaba llenando docenas de hojas con sus fórmulas y cálculos. Gran error, pues lo que vio fue exactamente “nada”. alistándose a escuchar una larga historia sobre sus complicados cálculos. Para su total sorpresa, Einstein solo le dijo: “imaginé que viajaba sentado en la punta de un rayo de luz y allí sentí que el universo era curvo”. Lo que el periodista suponía era un sofisticado proceso analítico era más bien la alucinada de un genial soñador. El gran genio solo clavó la vista en el piso y permaneció así por horas, cambiando de posición en su silla de rato en rato. Ese era su proceso de trabajo. Lo que es válido para Einstein es también válido para la ingeniería y la gestión de proyectos. Nos gusta creer —equivocadamente— que lo que hizo genio a Einstein es similar a lo que hace valioso el trabajo de los ingenieros y de los gerentes de proyectos; creemos (y ellos mismos lo creen) que son sus cálculos, análisis, mediciones, procesos lógicos y sistemas de control lo que los hace capaces y competentes. Nada más falso. En otra ocasión, un periodista preguntó al gran genio cómo había llegado a concebir la teoría de la relatividad, Aunque todo lo mencionado es parte del herramental del que pueden eventualmente echar mano, esos son solo Del mismo modo, los ingenieros y gerentes de proyectos necesitan dominar muchos tipos de herramientas, pero de ningún modo son estas las que hacen eficaces a aquellos. Lo que hace bueno a un ingeniero es precisamente aquello que está implicado en la misma palabra: su ingenio. Es el ingenio —y no sus herramientas ni técnicas— lo que los define. Porque un gerente que parte de bases equivocadas y no incluye todas las variables relevantes (duras y blandas), no considera todas las interacciones causales y, más importante aún, pierde conciencia de las presunciones de las que partió, hará que su proyecto corra grave riesgo de fracasar. Poco importará qué tan bien se hayan manejado posteriormente las herramientas. Centrarse en las herramientas nos llevará, como alude el viejo dicho, a que “la operación ha sido un éxito, pero el paciente murió”. Es como realizar con total éxito una perfecta amputación... de la pierna equivocada. Es el ingenio, criterio, concepción, comprensión integral del gerente lo que hará que un proyecto tenga una alta probabilidad de tener éxito. De modo que antes de haber hecho un solo cálculo, de haber aplicado ninguna herramienta, la suerte final de un proyecto ya podría estar echada. En su caso, ¿le da usted mayor importancia a las herramientas de las que dispone o a su propia capacidad? Por Luis Felipe Calderón Moncloa Profesor del área de Administración. Doctorado en el IAE de la UPMF, Grenoble, Francia. DEA, Universidad [email protected] 14 No te rindas D icen que no es la victoria lo que hace grandes a las personas, sino su capacidad para luchar por dar lo mejor de sí mismos. Hoy me he puesto a reflexionar sobre la adversidad. Ya cansado de hablar y leer sobre felicidad, miro la otra cara de la moneda. Y es que creo que son solo los locos y los muertos los únicos que no sufren. Nadie es feliz siempre, a todos nos visita esa “exigente maestra” que es la adversidad; de nosotros depende aprender de ella y madurar, o dejar que pase por encima de nosotros. Leyendo varios artículos y libros sobre estos temas, me he dado cuenta que es muy fácil hablar y aconsejar en tercera persona, “No sufras”, “No te preocupes”, “De ti depende”, “Piensa en otra cosa”. ¿Parece fácil, no? A ver, pues, tú mismo cambia de pensamiento cuando te pase… ahí la cosa cambia. Siento también que todo esto es muy teórico, las recetas nunca faltan, pero cuando uno está realmente complicado, qué difícil se vuelve salir; poco o nada sirven los buenos deseos, los libros y los artículos. La realidad es otra, solo conocida por aquellos que la han vivido (o la hemos vivido). Creo en aquellos que aconsejan cuando están o han estado ya al otro lado de la mesa, que han jugado el partido y no se han dedicado a dar órdenes desde la tribuna, que han perdido la confianza en sí mismos y luego la han recuperado, y que han hecho quizá lo más difícil: luchar para no caer; y cuando se cayeron, se levantaron rápido. En momentos como esos, la lucha, la resiliencia, la fortaleza se vuelven aliados, amigos del alma a los que uno tiene que acudir. Nada fácil, por cierto, difícil tarea, pero inaplazable. Mi padre me dijo en algún momento, que cuando llega el momento de sufrir el dolor, vale más sacar de adentro valores como la fortaleza, que un gran conocimiento teórico, algo de compasión humana más que un gran valor, y estar más cerca de Dios más que ninguna otra cosa. Enrique Rojas, gran psiquiatra español decía que para no rendirse hay que tener una visión larga de la jugada, que consiste en pasar por encima de las cosas negativas cercanas y lejanas y darle la vuelta a los argumentos que nos ayuden a crecer como personas. Hoy, a menudo se tiene una visión corta de la jugada: es la inmediatez, el déficit que encontramos en nuestro día a día; y son muchos los que se quedan ahí, enganchados sin capacidad de proyectarse hacia adelante. Es por ello que en momentos de vacilación me sirve de mucho utilizar el mismo grito de guerra que utilizó en su campaña Tony Blair: “No te rindas”. Y claro, superman no existe, todos caemos; el truco está en levantarse rápidamente, luchar por el hoy. “Hoy no”, el mañana, a lo peor no llega. Es el principal argumento de un drogadicto para curarse, “Hoy no”, alguien que no puede pensar en dejar las drogas para siempre, justamente porque su enfermedad no son las drogas, lo que tiene enferma es la voluntad. Por ello, nada mejor que fijarse pequeños objetivos. Al respecto, nos dice Enrique Rojas: “Hay tres fórmulas para no rendirse: la primera, distinguir entre metas y objetivos. Las metas son muy amplias y vagas, y los objetivos son medibles. Por ejemplo, una persona que sufra anorexia no avanza por la meta genérica de curarse de la enfermedad, sino con objetivos por etapas, como «no pesarme cada día», «luchar por no vomitar», «comer en familia» o «no mirarme al espejo». La segunda cuestión importante es tener una buena educación de la voluntad, a la que la psicología moderna considera más importante que la inteligencia. Y, en tercer lugar, nunca hay que sentirse derrotado y hundido. El mensaje de optimismo es que hay que entrenar a la persona no para el éxito, sino para el esfuerzo.” Sabias palabras las de Rojas, exigen un cambio de paradigmas en la sociedad. ¿El éxito? ¿Qué es el éxito si no viene acompañado de esfuerzo? Valero Rivera, el entrenador más exitoso de todos los tiempos del equipo de balonmano del Barcelona, decía que “Solo pierde el que no da todo lo que lleva dentro”, o si lo quieren ver de otra forma, solo es exitoso el que da todo de sí, independientemente del resultado. Esforzarse consiste en vencer poco a poco los obstáculos, cada obstáculo lleva consigo un aprendizaje: el error, “la otra cara de la excelencia”. Aprender es tomar nota de lo que ha ocurrido y extraer de ello una pequeña lección: no es más sabio el que menos se equivoca, sino quien más aprende de los errores. Como diría Tal Ben Shahar, hay que aprender a perder, y perder para aprender; o como dejó escrito Unamuno, «no darte por vencido ni aun vencido, no darte por esclavo ni aun esclavo». No nos demos por vencidos y sigamos luchando, contra corriente y a pesar de las dificultades, reveses y sinsabores. ¿Lo intentamos? Por: Rafael Zavala Gerente General Laborum Perú Créditos: “El contenido de este boletín es publicado bajo los derechos de autor de laborum.com”
© Copyright 2024