Colegio de Enfermería de Valencia · Estudio sobre la realidad laboral de la Profesión 1. Presentación. Desde la óptica del pensamiento teórico, cualquier investigación supone una búsqueda de soluciones que permitan eliminar dificultades y problemas a la vez que se incrementa el nivel de conocimiento sobre determinado asunto. Por eso, cuando hace ya algún tiempo, un grupo de colegiados interesados en la investigación presentaron a este Colegio de Enfermería su intención de llevar a cabo un estudio sobre la seguridad del paciente a través de la provisión de cuidados enfermeros y la variabilidad de las plantillas en diversos hospitales de la Comunidad Valenciana, se dio forma a esta inquietud mediante el apoyo y la financiación por nuestra parte. En las innumerables encuestas realizadas se intentó recoger, además de la realidad anteriormente mencionada, la satisfacción laboral de las enfermeras y enfermeros de nuestra Comunidad. En ellas quedan reflejadas muchas de las circunstancias que rodean la profesión; desde una cierta falta de interés debido al trato que desde las distintas administraciones se ofrece, hasta la ausencia de incentivos y el bajo ratio del que disponemos. Ello supone que, en ocasiones, los profesionales se vean abocados a la realización repetitiva de toda una batería de técnicas que dejan a un lado, dada la escasez de tiempo, la verdadera labor holística de la enfermería. Los receptores de nuestros cuidados exigen y merecen una atención profesional, a la vez que eficaz y cordial. Si algo permite este tipo de estudios es una visión sistemática, reflexiva y crítica, ligada al movimiento y el entusiasmo que, como enfermeros, nos negamos a perder. En las tertulias diarias no faltan los comentarios y deliberaciones acerca de la necesidad de asumir, por nuestra parte, cada vez más responsabilidades. La formación se perfila como la herramienta más adecuada en la dinámica de asunción de puestos de relevancia que nos sitúen en los mejores escenarios de toma de decisiones, con el objetivo de hacer reales nuestras aspiraciones para que, al margen de constituir una reivindicación profesional, supongan una mejora cualitativa para la población a la que damos cobertura. La demora en la presentación de los resultados del estudio se debe a los imponderables surgidos en el día a día; no obstante lo cual, y gracias al Colegio de Enfermería de Valencia y a la promoción del CECOVA, pueden ofrecerse hoy para conocimiento de todos los profesionales 1 y la sociedad en general. Cabe destacar, asimismo, el buen hacer de los autores principales, su dedicación altruista y la gran preparación demostrada, algo sin lo cual la realización de este libro no hubiera sido posible. Juan José Tirado Darder. Presidente del Colegio Oficial de Enfermería de Valencia. 2 2. Ficha técnica. Contratante: Colegio de Enfermería de Valencia. Descripción: Encuesta sobre la realidad laboral de los profesionales de Enfermería. Descripción del Universo: ◦ Ámbito territorial: Provincia de Valencia. ◦ Ámbito profesional: ATS, diplomados en Enfermería y graduados en Enfermería. Cuantificación del Universo: en torno a 13.500 colegiados. Criterios de selección de la muestra: se solicita la participación mediante las siguientes acciones: ◦ Envío de una carta, por correo postal, a todos los colegiados, con el enlace al aplicativo de la encuesta. ◦ Envío de un correo electrónico a los colegiados de cuya dirección se dispone, con el enlace al aplicativo de la encuesta. ◦ Nota de prensa. ◦ Banner en la web corporativa. ◦ Dos acciones de refuerzo vía correo electrónico. Muestra final obtenida: ◦ 911 encuestas válidas. Margen de error de muestreo: con las condiciones usuales de equiprobabilidad (p=q=0,5) e intervalo de confianza = 95%] se sitúa en el ±3,1%. Método de administración del cuestionario: encuesta online (aplicativo FluidSurveys). Controles: ◦ Para evitar cumplimentaciones masivas: solo es posible empezar una encuesta una vez desde el mismo ordenador. Es posible detenerla, salir del aplicativo y continuarla más tarde, pero no reiniciarla. ◦ Para evitar contestaciones aleatorias: existen tres campos internos de control, relacionados (edad, antigüedad y año de finalización de los estudios) que deben ser congruentes. Se eliminaron 13 encuestas en el proceso de depuración. 3 Período de campo: 12 de octubre al 3 de noviembre de 2014. Semana de referencia (metodología EPA-INE): 15-21 de septiembre de 2014. Cuestionario: “LabEnf”®. Validación del cuestionario: mediante encuesta nacional con un total de 1.937 encuestas válidas. Campo realizado en mayo-junio de 2014. Dirección técnica del estudio: Juan F. Hernández Yáñez. 4 3. Resumen ejecutivo. 1. 1.1. MUESTRAS El colectivo claramente predominante, en cuanto a titulación de origen, es el de los diplomados en Enfermería–DUE, que globalmente suponen todavía un 73% del colectivo y cuya distribución interna es de un 85% de mujeres y un 15% de hombres. Entre los ATS originarios que siguen en activo, el porcentaje de mujeres se reduce hasta un 76%. 1.2. Pero entre el emergente colectivo profesional de graduados, la presencia de mujeres (79%) no es superior de momento que entre los diplomados (85%). 1.3. La tasa de envejecimiento es sensiblemente superior en los hombres que en las mujeres. Mientras que el 41% de los hombres tiene 55 o más años, este porcentaje se reduce aproximadamente un tercio en las mujeres (28%; 30% de media general). A sensu contrario, mientras que el 29% de las mujeres tienen menos de 35 años, entre los hombres este porcentaje se reduce hasta el 22% (28% de media general). 1.4. La edad media de los hombres es de 47,2 años y la de las mujeres, 43,6 años. En conjunto, es de 44,2 años. 1.5. La tasa de feminización va creciendo. Si en el grupo de mayor edad el porcentaje de mujeres se sitúa en el 77%, este porcentaje va aumentando según descendemos en edad: 83% en el grupo de 45-54 años; 86% en el de 35-44 años; y, finalmente, 87% en el de menores de 35 años. 1.6. En conjunto, hay un 83% de enfermeras y un 17% de enfermeros, distribución casi idéntica a la que encontramos a nivel estatal (84% - 16%). 1.7. Naturalmente, al ir ligada a la edad, la antigüedad profesional también correlaciona con el sexo (si bien no de manera tan lineal como aquélla): a mayor antigüedad, más hombres. 1.8. La mayor presencia de varones la encontramos en el grupo de mayor veteranía (> 30 años = 24%), oscilando entre el 18% de los de más reciente incorporación (hasta 5 años) y el 13% del grupo entre 6 y 20 años. La antigüedad media es de 20,1 años (mujeres), 23,0 (hombres) y 20,6 (total). 2. 2.2. TIPOLOGÍAS LABORALES Al estar enfocado el estudio hacia la actividad laboral, la presencia de inactivos es marginal en la base de las encuestas, apenas un 2%. Debe tenerse en cuenta que el grueso de las 5 encuestas se ha obtenido entre colegiados y que es normal que las situaciones de inactividad conlleven la descolegiación. 2.3. Aun así, han aparecido 19 casos (2,1% de la muestra), de los cuales la mayor parte (56%) lo es por jubilación, representando quienes están de excedencia un 31% y quienes no buscaban empleo en esos momentos, el restante 13%. 2.4. Eliminados de la base de cálculo los inactivos, restan 892 encuestas, que se dividen primariamente entre un 93% de activos ocupados y un 7% de activos sin trabajo (de enfermera/o). ¿Quiere ello decir que la tasa de desempleo enfermero en la provincia se sitúa en ese 7%? Como se explica con mayor detalle en el informe metodológico, al estar referido el estudio a la semana del 15 al 21 de septiembre (por seguir la metodología del INE), pero estar cumplimentadas las encuestas durante el mes de octubre, en el momento en que cada cual proporciona la información existe un número importante de contratos de verano que se han extinguido (80 en nuestra muestra; sumados a los que ya teníamos, hacen un total de 146). De manera que la tasa real de desempleo se sitúa, como veremos más adelante, en un 16,4%. 2.5. De la población activa ocupada (tenían trabajo de enfermera/o durante la semana de referencia), la tipología laboral claramente predominante es la del personal en centros o funciones asistenciales en la provincia, que suman el 92%. Existe un 8,2% que no encaja dentro de esta tipología, bien porque no desempeña tareas asistenciales (docencia, administración, 3,5%), trabaja fuera de Valencia (2,9%) o por cuenta propia (1,3%), o está en formación EIR (0,5%). Estos colectivos han dispuesto de sub-cuestionarios específicos, pero dado su reducido número no es posible realizar una explotación estadísticamente solvente de la información. 2.6. Si bien la expresión más dura de la precarización laboral la constituye el desempleo, el empleo de carácter temporal no es sino una puerta giratoria donde se pasa de tener empleo a no tenerlo y viceversa. Es alarmante ver cómo más de 4 de cada 10 asalariados asistenciales de la CA (43%) desempeñan la profesión con un contrato de carácter temporal. Una situación que afecta algo más a las mujeres (87% del empleo temporal y 80% del empleo fijo), que a los hombres (20% del empleo fijo y 13% del empleo temporal). 2.7. Resulta -hasta cierto punto- sorprendente que la tasa de temporalidad del empleo sea sensiblemente superior en el sector público (46%) que en el privado (30%). Si, como suele argumentarse desde las administraciones públicas, por un lado, la gestión privada es más eficiente y, por otro, el empleo temporal permite una mayor flexibilidad y una mejor utilización de los recursos humanos, que la temporalidad sea un 35% menor en los centros con gestión privada que 6 en los de la Administración sanitaria general, parece indicar que las razones de mantener una tasa tan alta de precariedad no están tan relacionadas con la eficiencia como con una filosofía de la gestión de recursos humanos basada en la desconfianza hacia la capacidad de los gestores y en el compromiso de los profesionales. 2.8. Si nos fijamos con atención en la gráfica, las tasas de empleo temporal no estructural o estacional no difieren excesivamente: 21% para la sanidad privada, 23% para la pública y 28% para los centros de titularidad mixta público-privada. Lo que sí resulta escandaloso es que, mientras en los centros con gestión privada casi todo el empleo estructural es de carácter fijo (sólo entre 5% y 6% no lo es), en los centros dependientes de la Conselleria de Sanitat el 30% está conformado por nombramientos interinos, es decir, más empleo temporal. Es, pues, el alto porcentaje de interinos lo que explica las grandes diferencias en calidad del empleo entre los centros de gestión privada y los de gestión pública que analizábamos en el comentario anterior. 2.9. Un aspecto importante, y preocupante, que desvela la encuesta es que la precariedad (desempleo + subempleo + emigración + temporalidad) afecta apreciablemente menos a los enfermeros (40%), que a las enfermeras (48%), un 17% menos. Ello se concreta, especialmente, en el empleo temporal, que representa el 38% en las mujeres y sólo el 27% en los hombres. 2.10. No es fácil interpretar estos datos, aunque sí simplificarlos hipotetizando una mayor preparación, esfuerzo o competitividad (empleabilidad objetiva) del trabajo enfermero masculino. De hecho, no tienen mejor formación de postgrado los hombres que las mujeres (más bien al contrario), por lo que habría que pensar en otros factores de tipo sociológico o ideológico que no deberían ser exclusivos de Valencia (¿o sí? En otro estudio con la misma metodología realizado en la Región de Murcia sucede lo mismo, incluso más agudizado). 3. 3.3. ACTIVOS OCUPADOS (ASISTENCIALES) El 64% de los profesionales encuestados trabajan en centros con internamiento de pacientes, divididos en el 49% que lo hace en hospitales generales de agudos (hemos contabilizado aquí al personal de urgencias hospitalarias, que en la gráfica va aparte) y el restante 15% que lo hace en centros asistenciales o residenciales de carácter sociosanitario . 3.4. Del restante 39%, el colectivo más importante es el del personal de centros de salud o consultorios, que suman el 17% de los efectivos; si sumáramos los que atienden consultas privadas, este porcentaje de enfermeras/os de AP aumentaría hasta el 19%. El 6% de los profesionales trabaja en entornos no sanitarios, como mutuas, PRL, escuelas, prisiones, etc. 7 3.5. El ámbito laboral donde más presencia femenina encontramos es en los servicios de hospitalización médico-quirúrgicos, con un 88%. También existe una gran presencia en los centros sociosanitarios, donde el 85% son mujeres. En los centros ambulatorios especializados, lo son el 83% y en los centros de salud, el 81%. 3.6. La mayor presencia masculina se produce en el pequeño grupo de los consultorios privados, con un 43% de hombres. Siguen, a considerable distancia, los entornos no sanitarios (27%), urgencias (22%) y unidades hospitalarias sin hospitalización (20%). Como se ve, muchos hombres tienden a alejarse de los pacientes ingresados. 3.7. Los ámbitos laborales donde mayor presencia existe de personal veterano son, muy por delante de todos los demás, el de la AP, donde casi la mitad de los profesionales (48%) tienen más de 30 años de antigüedad y los destinos hospitalarios sin hospitalización (47%). Y el mayor porcentaje de gente más joven lo encontramos en los centros sociosanitarios (38%) y en los dispositivos de urgencias (32%). Así, el promedio de antigüedad en las unidades con hospitalización oscila entre 18,7 (sociosanitarios) y 20,7 años (hospitales), mientras que en los centros de AP y en las unidades hospitalarias sin hospitalización asciende, respectivamente, hasta los 26,3 y los 26,6 años. 3.8. Como se había observado, pero no estaba documentado ni cuantificado, conforme pasan los años se tiende a buscar destinos (y pacientes) más cómodos. 3.9. La mayor tasa de empleo fijo la encontramos en el pequeño colectivo de profesionales que trabajan en entornos no sanitarios, donde el 80% del empleo es de carácter fijo o indefinido. A distancia tanto de estos como del resto, encontramos las unidades hospitalarias sin hospitalización (68%) y los centros de salud (65%), algo congruente con el punto anterior (se van a ellos los profesionales con mayor antigüedad y situación laboral más estable). Pero también existe una alta tasa de empleo fijo en los centros sociosanitarios (63%), en este caso debido al predominio de centros con titularidad/gestión privada. 3.10. Efectivamente, en el sector sociosanitario predomina la titularidad/gestión privada, con un 53% de los puestos de trabajo, tasa sólo superada por los que encontramos en entornos no sanitarios (79%). También en los dispositivos ambulatorios especializados (ambulatorios, laboratorios, centros de diálisis, etc.) encontramos una elevada presencia del sector privado (41%), si bien predomina el público. 3.11. El mayor predominio del empleo público lo encontramos en los centros de AP (91%), 8 urgencias (85%) y hospitales (83%). 3.12. Más de la mitad de los encuestados trabajan en turnos fijos, sean exclusivos (33%) o con realización periódica de guardias, atención continuada o noches (20%). Solamente un 4% de los profesionales trabaja a demanda, sin turnos fijos o periódicos (sistema pool o de retén); este porcentaje se triplica en los centros de titularidad privada. 3.13. En cuanto a los turnos fijos, se producen también más en la sanidad privada (49%, frente al 31% de los centros públicos y el 29% de los de titularidad mixta, lo cual parece indicar una mayor dualización de los recursos humanos. 3.14. Un 9% de los encuestados trabaja con reducción de jornada impuesta por el empleador (excluidos, por tanto, los que lo hacen a solicitud propia), con un porcentaje sensiblemente mayor en los centros de gestión privada (24%), que pública (4%). 3.15. Entre el personal que trabaja a jornada completa, la duración horaria del turno diario de trabajo más habitual es de entre 7 y 8 horas, algo que afecta en conjunto al 58% de los encuestados. Este porcentaje es algo mayor en los centros de titularidad pública (60%), que en los privados o mixtos (56%). 3.16. El trabajo en turnos más reducidos es puramente marginal en la sanidad pública (menos de un 1%) y bastante minoritario en la privada/mixta (6,6%); sin embargo, turnos más amplios que 12 horas, generalmente asociados a trabajo en turnos de guardia unos pocos días a la semana/mes, son más frecuentes en el sector público (22%) que en el privado (18%), un hecho sin duda relacionado con el carácter mayoritariamente público de los dispositivos de urgencias y emergencias. 4. 4.1. PERSONAL FIJO DE PLANTILLA Entre el personal fijo con más de 20 años de antigüedad -en el resto no es comparable debido a la propia naturaleza de la variable- existe una clara relación inversamente proporcional entre número de años de antigüedad y número de años transcurridos desde la finalización de los estudios hasta la obtención de la plaza o contrato fijos: entre el personal con más de 30 años de antigüedad, el 61% no necesitó más de 5 años para adquirir dicho estatus, pero este porcentaje, entre personal con entre 21 y 30 años se redujo al 29%. Por el contrario, quienes necesitaron más de 10 años fueron el 22% de los más veteranos y el 52% entre los intermedios. 4.2. Entre los profesionales con plaza o contrato fijo, el régimen jurídico-laboral más 9 extendido es, naturalmente, el estatutario (60%), seguido del laboral fijo (36%); existe un reducido porcentaje (4%) de personal asistencial cuya relación laboral es de carácter puramente funcionarial. No existen grandes diferencias en cuanto a la variable Sexo, excepto entre el personal funcionario (muchos más hombres), si bien es un colectivo estadísticamente marginal. 4.3. Siguiendo con la relación jurídico-laboral del personal fijo, resulta llamativo que, siendo el régimen estatutario el predominante entre los encuestados, con un 60%, este porcentaje no llegue ni al 5% (exactamente el 4,3%) entre el personal fijo más joven (menos de 35 años), lo cual significa que la creación de empleo estable sólo se ha producido significativamente en el sector privado, en el cual trabaja el 94% de los fijos menores de 35 años. El porcentaje de personal estatutario aumenta hasta el 20% en el grupo de 35-44 años; el 66% en el de 45-54; y el 83% en el sector de mayor edad. Naturalmente, la progresión del porcentaje de personal laboral es la contraria: 15% (55 y más años); 29% (45-54 años); 74% (35-44 años); y el ya citado 94% para los menores de 35 años. 5. 5.5. PERSONAL CON EMPLEO TEMPORAL El 43% del personal con empleo temporal goza de la condición de interino que, al menos a priori, representa la cara menos dramática de la precariedad laboral. 5.6. Como veremos a lo largo del informe, las distinciones entre el personal eventual (incluidos los contratos laborales 'de obra o servicio') y sustituto, ambos con un 26% de los contratos, están desapareciendo, ya que se echa mano de una u otra figura jurídica más bien en función del apartado presupuestario disponible que de la definición conceptual de cada uno de ellos que, en origen al menos, estaban claramente enfocados. No existen diferencias notables en razón del sexo entre unas y otras figuras contractuales (solo en la categoría 'otras', que incluye contratos de formación, altos cargos y otros). 5.7. Donde sí existen diferencias es al analizar la edad de las diferentes categorías contractuales de empleo temporal, con un incremento de las situaciones de interinidad conforme crece la edad: 13% hasta 35 años; 64% entre 35-44 años; 69% entre 45 y 54 años. Ello nos da una clara idea de la utilización de las situaciones de interinidad como precarización de facto del empleo estructural; mientras apenas se utiliza en el sector privado, supone un fácil recurso en el público. 5.8. Como ya hemos apuntado anteriormente, el desempleo enfermero no es simplemente el autodeclarado en la 'semana de referencia' (15-21 de septiembre). Entre dicha fecha y el momento de cumplimentar la encuesta (octubre) casi uno de cada tres ocupados ha pasado a estar 10 en situación de desempleo, debido a la finalización de las contrataciones estacionales de verano. Ello nos ha permitido un mejor cálculo de la tasa de desempleo. 5.9. En total, finalizaron el 28% de los contratos que estaban en vigor durante la 'semana de referencia'. 5.10. Aunque no ha sido posible tratar la variable duración de manera numérica (se dan situaciones desde unos pocos días hasta 20 años), en estos gráficos podemos apreciar la “moda estadística” (la duración que más se da) de cada tipo de contratación temporal: hasta 3 meses para las sustituciones y los contratos eventuales y de servicio (eso sí, entre 57% para los primeros y 38% para los segundos) y entre 2 y 5 años para las interinidades. 5.11. Sin embargo, se reporta un 10% de las sustituciones y un 27% de las eventualidades que se prolongan más de 1 año. El 16% de los interinos lleva más de 5 años continuados en esta anómala situación. 5.12. La precariedad tiene una faceta jurídico-legal y otra humana: el 84% de las enfermeras/os con un empleo temporal desconocen la duración, siquiera aproximada, del empleo que tienen en esos momentos: te pueden echar mañana o, quizás, continuar una semanas, meses, tal vez años... Es lógico que esta situación se dé más entre los interinos (96%), que entre el resto; pero quizás no que se dé mucho más entre los eventuales (73%) que entre los sustitutos (56%). 5.13. Es cierto que un nombramiento como interino proporciona una mayor estabilidad, pero no lo es menos que la interinidad es un estado transitorio en el que prácticamente la totalidad de quienes lo disfrutan desconocen el tiempo que les resta de nombramiento, lo que hace muy difícil planificar la propia vida. 5.14. Algo menos de la cuarta parte (22%) de los empleados temporales que no llegaron a trabajar el año completo, lo hicieron un máximo de 3 meses, mientras que el 40% trabajó más de 9 meses. Si bien hay diferencias en función de variables como el sexo o la antigüedad, no son demasiado significativas, probablemente porque hablamos de un período de solo 12 meses. 6. 6.6. DESEMPLEADOS / SUBEMPLEADOS El 40% de los profesionales en situación de desempleo no ha accedido nunca a un contrato de trabajo, una situación que afecta exactamente por igual a enfermeros y enfermeras. Un 17% de quienes se encuentran en esta situación, lleva más de 2 años sin encontrar su primer empleo. 11 6.7. Aunque esta variable está mediatizada por otras, especialmente Edad y Antigüedad, la formación de postgrado parece tener un impacto real en la empleabilidad: mientras que el 50% de quienes poseen algún título de postgrado aún no han encontrado su primer empleo, este porcentaje asciende al 83% entre quienes no lo poseen. 6.8. Casi la mitad (46%) de los profesionales que permanecían la semana de referencia en situación de desempleo llevaban en ella más de 1 año. Técnicamente, desempleo de larga duración, una situación que añade un factor cualitativo (dramático) al tratamiento puramente cuantitativo del desempleo enfermero. Naturalmente, ello afecta mucho más a los profesionales que hace menos tiempo que finalizaron sus estudios (que forman el grueso del colectivo de desempleados). 6.9. No existen diferencias significativas entre enfermeras y enfermeros desempleados en cuanto al tiempo que llevan sin un contrato de trabajo. Si acaso, afecta algo más el desempleo de larga duración a los hombres, pero no existe significación estadística en este dato. 6.10. El desempleo y el empleo precario constituyen una puerta giratoria. La duración más frecuente de los contratos a los que acceden los desempleados (que han accedido alguna vez a uno) es de entre 1 y 3 meses: suponen más del 60% del total de contratos, si bien uno de cada tres contratos no dura más de 1 mes. En el extremo contrario, solo el 6% de los contratos que han tenido los profesionales actualmente en paro duraron más de 1 año. 6.11. Hemos preguntado a los profesionales en paro o situación de subempleo activo (buscan trabajo en enfermería) qué hacen para encontrar un puesto de trabajo; conviene advertir sobre la escasa fiabilidad de estas preguntas sugeridas (no espontáneas), por lo que debe entenderse solo como una aproximación al tema o un mero sondeo. Como no podía ser de otra forma, estar apuntado en las bolsas de empleo (locales, 49%; foráneas, 53%) es la actividad más importante. Solamente el 60% de los desempleados afirman estar inscritos en las oficinas públicas de empleo, lo cual nos sirve para extrapolar los datos del paro registrado, que deberán ser multiplicados en la provincia de Valencia por 1,4. Mejorar la empleabilidad (cursos, idiomas, preparar oposiciones...) es algo que dice hacer dos tercios de los encuestados. 6.12. Cinco de cada seis parados (83%) no recibe ningún tipo de prestación (que recibe el 13%) o subsidio (3%). Aunque las diferencias no son estadísticamente definitivas, por tratarse de un colectivo muy poco numeroso, son bastantes más las mujeres (14%), que los hombres (2%), que reciben algún tipo de ayuda. 12 7. 7.1. DESARROLLO PROFESIONAL Algo más de la mitad de los encuestados (que responden a la pregunta, 756 de las 911 encuestas válidas totales) afirma estar en posesión de algún título universitario de postgrado o estar en estos momentos realizando la actividad formativa para obtenerlo. Un 3% se refiere expresamente al doctorado, pero lo que más sorprende es el 21% que posee (o está en vías) un máster oficial, un porcentaje sin duda muy alto. También algo más del 30% posee una especialidad oficial RD 450/2005) o está esperando que la convaliden por la vía excepcional. 7.2. A quienes no han realizado, ni realizan, estudio alguno de postgrado les atraen claramente las especialidades y el máster, aunque un 40% no descartaría el doctorado. 7.3. Un 3% de los encuestados afirman estar en posesión (1%) o cursando (2%) un doctorado. Este dato, extrapolado al conjunto de los colegiados, significaría en torno a un centenar de enfermeras/os doctores en la provincia y unos pocos centenares más en vías de serlo. No hay diferencias entre mujeres y hombres, pero el grupo de edad donde más se concentran es entre 35 y 44 años. Y, curiosamente, abunda algo más entre los desempleados/emigrados que entre los empleados, tanto fijos como temporales. Quienes no poseen (ni cursan) el doctorado optarían antes por un máster o una especialidad. 7.4. Las áreas de conocimiento preferidas por los doctorandos son claramente Dirección/Gestión (31%) y Ciencias de la Enfermería (25%). También los amplios campo de los Cuidados Enfermeros y las Ciencias Sociales y Jurídicas han atraído el interés de quienes han realizado o están realizando el doctorado. 7.5. La obtención de un máster oficial es una realidad para muchos profesionales y un sueño para muchos más: el 18% posee el título, un 2% lo está obteniendo y a un 32% les gustaría poder hacerlo, un porcentaje que asciende al 74% si lo referimos únicamente a los que no lo poseen (que es lo lógico). 7.6. El pulso que vimos en el caso de los doctorados entre lo 'disciplinar' (ciencias de la enfermería) y lo 'gestor' (dirección/gestión) se inclina en el caso de los másteres oficiales a favor del campo más pragmático de la salud pública (que incluye campos como salud escolar o enfermería del trabajo), que obtiene un 29% de preferencias, frente al área de conocimiento de los cuidados, con un 20%. Evidentemente, el campo de los másteres se revela como mucho más enfocado a la práctica que el de los doctorados. 7.7. El de los títulos propios universitarios es un gran cajón de sastre donde cabe casi de 13 todo: formatos, duraciones, créditos, denominaciones... Quizás por eso es, dentro de la formación de postgrado, el que menor deseo provoca... pero el que mayor porcentaje de titulados actuales presenta (excluyendo las especialidades): 22%, frente a un 18% de máster y menos de un 1% de doctorados. Quienes no están en posesión o cursando un título propio universitario preferirían claramente obtener una titulación de máster (61%) que una especialidad (55%) o un doctorado (46%). 7.8. El campo de la clínica, hasta ahora ausente, aparece en el caso de los títulos propios universitarios. No es el que predomina, pero estaba claramente ausente en doctorados y másteres oficiales; y ahora aparece con un 43% de menciones, tanto de clínica general como especializada. Cuidados y Salud Pública también presentan elevadas tasas de adhesión, un 23% y un 22% respectivamente. 7.9. Aunque nada menos que uno de cada cinco encuestados afirman tener una especialidad enfermera, lo cierto es que si eliminamos las especialidades reconocidas en base a la normativa anterior al decreto de 2005 este porcentaje se reduce al 12%. Otro 11% adicional afirma estar a la espera de obtener la homologación por vía excepcional, una situación que afecta básicamente a las especialidades de Familia y Comunitaria y Médico-Quirúrgica (aunque también resta Pediátrica). A casi las tres cuartas partes de las enfermeras/os que no poseen una especialidad les gustaría acceder al título de especialista. 7.10. Como es lógico, las especialidades con mayor número de especialistas son las que poseen mayor recorrido histórico, especialmente Obstétrico-Ginecológica (Matrona, 39%) y Trabajo (35%), pero sorprende, en el caso de Valencia, la escasa implantación de la especialidad de Salud Mental, con apenas un 9%; y también el alto peso relativo de Geriatría, que la supera con un 13%. El mayor porcentaje de hombres lo encontramos en Trabajo (38%), aunque también destacan Geriatría (33%) y Salud Mental (22%). 7.11. Es de destacar, además (aunque no de extrañar, dado lo reciente de la regulación vía EIR de la especialidad) el alto porcentaje de especialistas en Enfermería del Trabajo (94%) que han obtenido la especialidad por la vía excepcional. Por el contrario, el 92% de las Matronas obtuvieron el título por el sistema EIR. El caso de Salud Mental está entre ambos polos, ya que se dividen casi al 50% ambas vías de obtención. 7.12. Uno de cada tres encuestados posee alguna titulación oficial diferente a la de Enfermería (ATS, DUE, Grado). Si sumamos a los que poseen una titulación (sanitaria) de formación profesional, representan el 55% del total, confirmando -aunque probablemente abultando- la vía 14 de acceso a la profesión que pasa por la obtención, en primer término, de una titulación no universitaria y el acceso a la universidad mientras se trabaja en estas categorías de personal sanitarios no facultativo. Pero también un tercio de los profesionales encuestados poseen una titulación universitaria adicional. 7.13. El porcentaje de profesionales que desempeña un cargo directivo o de gestión , en torno a un 5%, puede parecer muy pequeño; pero si le añadimos el de quienes en algún momento de sus carreras los han desempeñado (13%), casi una de cada cinco enfermeras/os han asumido en algún momento estos puestos de gestión asistencial. Como ya intuíamos por experiencia, existe una sobre-representación de los hombres: 17% del total, pero un porcentaje claramente mayor entre quienes ocupan (23%) o han ocupado (32%) puestos directivos; al parecer, con tendencia a la baja, ya que son más, en términos relativos, quienes fueron, que quienes son. 8. 8.1. MOTIVACIÓN Preguntados los profesionales encuestados si creen que querrían volverían a ser enfermeras/os, el 47% afirma rotundamente que sí, mientras otro 26% 'cree' que también lo haría; ello conforma una gran mayoría del 73% que parece mostrarse claramente motivada para desempeñar la profesión. Además de un 12% que no lo tiene claro, posiblemente porque es un tema vitalmente complejo y complicado, queda un colectivo, de apenas el 14% de profesionales (con un subgrupo que suma el 4% más radicalizado) que presentan rasgos más marcados de frustración o desmotivación. 8.2. Lo cierto es que este colectivo, digamos, más desencantado, es, utilizando la terminología de moda, muy 'transversal': no presenta rasgos mucho más marcados por las diferentes variables que manejamos, especialmente el Sexo, donde no hay la más mínima diferencia. Si acaso, está claro que se trata de personal sin especiales condiciones negativas desde el punto de vista del empleo: abunda mucho más entre el personal fijo de plantilla con condiciones más acomodadas (turnos de trabajo fijos), de mayor edad pero no necesariamente con mayor antigüedad en la profesión, y que no trabaja con pacientes ingresados. Una conclusión razonable es que según se accede a empleos más cómodos desde un punto de vista práctico se pierde la magia de la profesión. 8.3. Mientras que el indicador anterior (¿volvería a ser...?) trata de medir la motivación intrínseca (la pasión por la profesión), este otro (¿recomendaría...?) va dirigido a evaluar el peso de la otra cara de la pasión: el (des)equilibrio entre la recompensa afectiva y las condiciones de trabajo, es decir, lo que es preciso entregar para alcanzarla. Como puede verse, los resultados son 15 absolutamente diferentes: no solo el grupo más entusiasta se reduce de un 47% a un 24% (es decir, prácticamente un 50%) y el total de 'seguro' más 'probablemente' lo hace desde un 73% hasta el 55%, sino que hay un claro trasvase del “seguro” al “probablemente” y de este al “no está segura/o”. El porcentaje de los menos motivados casi se duplica, desde el 15% hasta el 28%. 16 4. Tres observaciones importantes. Primera: Sobre la representatividad de la muestra obtenida. Existe una extendida serie de prejuicios muy mantenidos en el tiempo, a pesar de los vertiginosos cambios sociales y técnicos a los que asistimos, acerca del pecado original de este tipo de estudios, basados en encuestas online, sin plan previo de muestreo ni establecimiento de cuotas o controles de identidad. Al margen de la drástica reducción de costes que supone esta metodología de encuesta, no existen alternativas sensatas, excepto la de no realizar este tipo de estudios. El principal argumento en contra es que se penaliza la representatividad de los sectores más mayores del universo, dadas sus especiales limitaciones en el uso de las nuevas tecnologías. Pero esta objeción, que en algunos casos puede ser razonable, no lo es en el nuestro: todo lo que se requiere para poder participar en la encuesta es disponer de acceso a Internet y, en todo caso, de una cuenta de correo electrónico, algo que según la Encuesta sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de la Información y Comunicación en los hogares 2014 del Instituto Nacional de Estadística – INE utiliza el 96% de las personas con una titulación universitaria y el 82% de los mayores de 55 años (la información del INE no permite cruzar ambos datos, pero es evidente que el porcentaje de personas mayores de 55 años con una titulación universitaria, como la diplomatura en enfermería, que tienen acceso a Internet y utilizan el correo electrónico no debe ser muy inferior a las de sus equivalentes de menor edad. Aquí presentamos la tabla en la que comparamos el universo con la muestra, en lo referente a la bivariable SexoEdad: 17 Es cierto que existen algunos sesgos en el grupo de mayor edad y en las mujeres, pero no es menos ciertos que estos sesgos tienen un alcance muy reducido que no invalida en absoluto la representatividad de la muestra. Hemos optado, pues, por no realizar la corrección de equilibradoponderación, usual en este tipo de estudios con entrada aleatoria por no resultar en absoluto ni sociológicamente necesaria ni técnicamente indicada. Segunda: ¿Cuál es la tasa de desempleo en Valencia? Habría que considerar, antes de responder esta pregunta, si existe un contingente suficientemente grande de profesionales que formen parte de la población activa (estén o no trabajando) y que no estén colegiados; este es un dato que no podemos tener y que resultaría importante para poder extrapolar con mayor seguridad los resultados de la encuesta al ámbito profesional de la provincia. Para tratar de incluir a quienes no consten en los registros colegiales, se divulgó la existencia de la encuesta a través d ellos medios de comunicación y se enlazó en la web del Colegio, una forma limitada, pero forma- de tratar de acceder al mundo extracolegial. Esta pregunta está íntimamente relacionada con la anterior, ya que si nos hemos aproximado bien al universo “enfermeras/os de Valencia”, en él estarán representadas todas las tipologías laborales, incluyendo por supuesto a los desempleados. Desde nuestro punto de vista como analistas de datos y sin conocer exactamente el número de individuos que conforman dicho universo, los datos que hemos obtenido sobre el desempleo enfermero son bastante aproximados pero, de ser corregidos, debería hacerse al alza. ¿Por qué motivo? Porque es mucho más probable que no estén 18 colegiados los desempleados (que no tienen obligación de hacerlo mientras no ejerzan la profesión), que los ocupados. Por tanto, el dato de desempleo que hemos obtenido debe considerarse como un dato mínimo. ¿Cuál es este dato? Está conformado por los profesionales que están en situación de desempleo (y subempleo) durante la semana de referencia (tasa bruta), más los que habiendo estado trabajando en esa semana se han quedado sin empleo en el momento de cumplimentar la encuesta (tasa neta). En nuestro caso, la tasa bruta era del 7,4%, sobre la población activa total, si bien existe un 9,0% adicional que se encuentra en la situación que acabamos de describir, por lo cual la tasa de neta de desempleo (mínima) de las enfermeras/os de Valencia es del 16,4%. Si a ello le añadimos el 2,7% de profesionales que han tenido que emigrar a otros lugares del país o al extranjero, en Valencia falta empleo para un 19,1%, es decir, para una de cada cinco de sus enfermeras. Una realidad terrible que debería hacer reflexionar a las autoridades sanitarias y educativas. Extrapolados estos datos a las cerca de 14.000 enfermeras que debe haber actualmente en la Provincia , ello significa que faltan en torno a 2.700 puestos de trabajo. Pero esta tasa es solo una expresión del fenómenos del desempleo, que en términos técnicos se describe como “desempleo en un momento dado” y se define como la probabilidad que tiene un enfermero de encontrarse en paro en un momento dado. Si, como parece razonable, excluimos de la base de cálculo a los 434 profesionales con un contrato fijo, cuya probabilidad de encontrarse en situación de desempleo tiene a cero, el denominador pasa de ser 892 a ser 458 y, por tanto, la probabilidad que tiene un enfermero/a sin contrato fijo de encontrarse en paro en un momento dado es de 148 / 458 = 32,3%. Pero aún hay más: sabemos que el tiempo medio trabajado en un año de los profesionales con contrato temporal es de 28,3 semanas, lo cual representa el 54,4% del total del año. Ello significa que un empleado-tipo que hoy tiene un contrato temporal pasará el 45,6% del año en situación de desempleo. Un simple cálculo nos indica que el 45,6% de los 244 empleados temporales actuales (111) estarán en algún momento del año (aunque no sea ahora) en situación de desempleo. Sumando estos 111 a los 146, tenemos 257 profesionales (de una base de 458 no fijos) que habrán estado en paro en algún momento dentro de los últimos 12 meses. Esto supone una tasa del 56%. 19 Resumiendo estos cálculos un tanto farragosos: La probabilidad que tiene cualquier profesional valenciano de estar sin empleo dentro de la provincia en un momento dado del año es de un 19%. La probabilidad que tiene un profesional valenciano sin empleo fijo de estar sin empleo dentro de la provincia en un momento dado del año es de un 32%. La probabilidad que tiene cualquier profesional valenciano de estar sin empleo dentro de la provincia en algún momento del año es del 29%. La probabilidad que tiene un profesional valenciano sin empleo fijo de estar sin empleo dentro de la provincia en algún momento del año es del 56%. En un momento dado del año, tendremos en torno a 2.500 profesionales sin trabajo. Pero serán 4.000 los que estarán sin trabajo en algún momento del año. Tercera: Perspectivas en cuanto al empleo. En Valencia se jubilan anualmente en torno a 350 enfermeras/os (calculado a partir de los datos de edad) y egresan de las universidades de la provincia en torno a 450 nuevos profesionales (230 de las universidades públicas y en torno a 220 de las privadas, para el curso 2012-2013, último dato oficial disponible), ellos nos dejaría un saldo vegetativo en el entorno de unos 100 nuevos efectivos anuales. No representa una situación grave en términos de desempleo, ya que existen otras circunstancias de paso a la inactividad y, además, habrá alumnos que estudian en Valencia pero tienen su residencia habitual en otras provincias o comunidades. Sin embargo, existe actualmente una bolsa de precariedad compuesta por: Un 16,4% de desempleados y subempleados. Un 2,7% de profesionales emigrados. Un 36,3% de profesionales con contratos temporales. Ello significa que un 55,4% de la enfermería valenciana está en desempleo, precariedad laboral o ha tenido que emigrar; extrapolados los datos, en torno a 7.000. Y que esta situación no puede sino empeorar mientras no se desarrollen políticas activas de empleo para la profesión. 20
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