Coordinación Nacional del Servicio Profesional Docente

Cátedra de Agricultura Especial
Henificación
UNIDAD 4
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HENIFICACIÓN
Introducción
El ganado debe ser alimentado todo el año. El crecimiento de los cultivos está determinado por
las condiciones climáticas y el forraje verde está disponible sólo en ciertos períodos del año; cuanto más
corto es el período de crecimiento, más desuniforme es su distribución en el tiempo. En la mayoría de
los climas, con excepción de los moderados, en épocas de escasez se debe reducir o evitar la pérdida de
peso de los animales, para lo cual se deben proveer forrajes adicionales en el momento oportuno a fin de
suplementar el pastoreo y el forraje verde. En síntesis, todo método de conservación de forrajes nos
permite tener una oferta estable del mismo a lo largo del año. Encontramos distintos métodos de
conservación: por fermentación, por secado natural o artificial, por una combinación entre secado y
fermentación.
El heno es el forraje conservado que se conoce desde la antigüedad y es actualmente el más
importante, a pesar de su dependencia de condiciones climáticas propicias en el momento de la cosecha.
La operación fundamental de la producción de heno consiste en reducir el contenido de humedad del
forraje cortado, que es inicialmente del 70-80 % y llega al final del proceso a un 15-20 %, algo
aparentemente simple en teoría pero muy dependiente de las condiciones climáticas y que necesita
capacidad técnica y buen criterio.
Especies aptas para henificar
Las principales características de las especies con aptitud para ser henificadas son:
- Alta producción de materia seca (volumen); en general se busca la combinación de buen volumen de
pasto con la mejor calidad posible.
- Rápida velocidad de secado, en general asociado a tallos no muy gruesos ni suculentos.
- Época de crecimiento que coincida con la época favorable para henificar (escasas precipitaciones).
- Ausencia de espinas en el material vegetal.
La alfalfa, es sin duda, la especie más utilizada para henificar. Uno de los aspectos claves a
considerar cuando se produce heno es el momento del corte. La elección de éste momento, varía según
la especie a henificar: un trébol blanco tiene un momento distinto a la alfalfa y en una gramínea como
por ejemplo el mijo es también muy distinto a las otras dos. Uno como técnico debe definir el momento
del corte de acuerdo el objetivo final buscado: calidad, cantidad o una combinación intermedia de
ambas.
A medida que avanza el estado de madurez, la calidad del forraje decrece, al estar asociado a
una disminución en el contenido de proteína bruta y un incremento en la cantidad de fibras y lignina;
dado por la mayor proporción de tallos y hasta producción de frutos.
El porcentaje de hojas disminuye con la madurez, decreciendo por lo tanto la relación hoja/tallo.
Esto posee un alto impacto sobre el valor nutritivo de la alfalfa ya que las hojas son más digestibles,
tienen un contenido de proteína superior y su calidad se conserva durante más tiempo que la de los
tallos.
En definitiva, el corte de una alfalfa para producción de heno se debe realizar en un estadio
fenológico que nos permita obtener una cantidad importante de materia seca y del mayor valor nutritivo.
El criterio apropiado es el de la madurez fisiológica del alfalfar. Este estado se asocia a la aparición
de flores y a los rebrotes desde la corona.
La floración es el parámetro más utilizado en nuestra zona. Se debe tener en cuenta que en una
alfalfa cortada a botón floral o 10% de floración es cuando se obtiene una mayor cantidad de materia
seca con alto valor nutritivo. Es en este período de floración cuando se compatibiliza cantidad y
calidad.
Si el corte se realiza en plena floración se cosechará la mayor cantidad de materia seca pero de la
menor digestibilidad, afectando el valor nutritivo del forraje.
El momento de inicio del corte dependerá de la capacidad de trabajo y de la superficie a cortar.
Como regla práctica conviene comenzar a cortar cuando se observa el 10% de floración en el cultivo.
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Es importante destacar que la acumulación de carbohidratos en las raíces está estrechamente
asociada con la floración.
Las hojas de alfalfa contienen un mayor porcentaje de minerales, vitaminas y proteínas que los
tallos, por lo tanto su conservación debe ser el principal objetivo para obtener un forraje de calidad.
La aparición de rebrotes en la corona es un buen indicador en épocas (inicio de primavera o fines de
otoño) que como consecuencia de un acortamiento en los días, las plantas no tienden a florecer a pesar
de estar en condiciones de ser utilizadas para el corte. Rebrotes de aproximadamente 7 cm son
parámetros semejantes al 10% de floración en cuanto a la calidad del forraje.
Proceso de henificación
El mismo consta de las siguientes etapas:
1. Corte
. Calidad del corte
La maquinaria más conveniente será aquella que realice un corte neto y sin deshilachar, que no haga
el repicado del forraje para evitar perdidas de hoja. La andana dejada por la segadora debe ser uniforme
en ancho y densidad, esponjosa y aireada para permitir un rápido secado.
El repicado - ocasionado generalmente por las segadoras a hélice - se produce cuando las cuchillas
de corte impactan más de una vez con la planta cortada. Esto trae aparejado por un lado la caída de
hojas por golpe con la consiguiente perdida de calidad, y por el otro, que los trozos de forraje que tienen
menos de 10 cm de largo no son recogidos por la enfardadora, produciéndose pérdidas en cantidad de
forraje.
. Altura de corte
Para un correcto cuidado del cultivo, un óptimo aprovechamiento de la materia seca y un rápido y
eficiente secado, el pasto debe ser cortado a una altura que oscile entre los 5 y 10 cm. Como regla
práctica para el trabajo a campo se puede tomar la altura del puño.
Un corte demasiado alto estará dejando forraje sin cortar en el campo con la consiguiente perdida en
cantidad de pasto además de demorar la velocidad de rebrote. Si por el contrario la altura de corte es
excesivamente baja, se corre el riesgo de dañar a los meristemas de crecimiento de las plantas y el
aporte de tierra a la andana.
. Ancho de corte
El ancho de corte más común de las maquinas utilizadas en nuestra zona oscila entre 1.5 m y los 2.5
m. Cuando se tienen alfalfas con mucho desarrollo vegetativo se debe tener cuidado con el ancho de
labor de corte debido a que se formarán andanas muy densas demorando su secado en el campo. Una
solución a este problema es el uso de acondicionadores mecánicos incorporados en las segadoras.
Las andanas deberán tener un volumen constante en todo su ancho. Teóricamente deberían tener 2
kg de pasto por metro lineal de andana, una altura pareja en todo su ancho y un ancho aproximado a 1
m.
. Horario de trabajo
La práctica del corte debe iniciarse siempre durante la mañana, y en épocas de rocío después que
este se haya levantado, asegurando así una disminución rápida del porcentaje de humedad del forraje
durante el transcurso del primer día y una reducción de las perdidas por respiración ya que una vez
cortada la planta, continua respirando hasta alcanzar porcentajes de humedad cercanos al 50%, momento
en que la respiración se reduce. Este es el fundamento del secado rápido del forraje, es decir procurar
que las células interrumpan la respiración cuanto antes para disminuir el consumo de carbohidratos.
Cortes realizados en las ultimas horas de la tarde no aprovechan las horas de mayor temperatura e
insolación aumentando las perdidas por respiración y alargando el período de secado.
. Cantidad de forraje a cortar
Uno de los errores más frecuentes es cortar mucho más pasto por día del que se puede enfardar. Así
se trabaja con andanas pasadas de su momento óptimo de recolección y con elevadas pérdidas de hoja.
Resulta conveniente cortar la superficie que se tenga capacidad para enfardar en un día, debido a que el
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forraje se conserva mejor en la planta que en la andana; disminuyendo el tiempo de permanencia del
forraje cortado en el campo
2. Secado y acondicionado
El proceso de secado es aquel en el cual el forraje cortado pierde agua hasta llegar a alrededor del 20
% de humedad necesario para que se cumplan los procesos que permiten la conservación del forraje
como heno. Durante este proceso se producen las siguientes pérdidas:
• Sistemáticas
a) Por continuación de la actividad metabólica: “respiración”. Una vez efectuado el corte,
el ritmo de fotosíntesis disminuye aceleradamente mientras que la respiración continúa en
forma constante hasta 30 % de la humedad del forraje. Ello significa que mantener el forraje
cortado en niveles de humedad elevados implique un consumo de azúcares celulares por la
respiración sin un suministro equivalente por fotosíntesis.
b) Por irradiación: por efecto de la irradiación solar, se oxida fundamentalmente el caroteno
(provitamina A), en especial cuando el forraje cortado posee un alto porcentaje de humedad.
Mecánicas y accidentales
a) Rocío y combustión: estimula el desarrollo de fermentaciones indeseables (hongos,
bacterias); ésta fermentación produce aumentos de temperatura en el henil y por lo tanto
ocasiona el fenómeno de combustión o incendio del mismo.
b) Lixiviación de los nutrientes solubles: ocurre cuando llueve sobre el forraje ya cortado.
Afecta la digestibilidad porque los componentes que se lixivian son principalmente
carbohidratos y proteínas solubles de alta digestibilidad. El daño es mayor cuando más
seco está el forraje en la andana porque en estado avanzado de desecación absorbe mayor
cantidad de agua que el forraje recién cortado y pierde esa humedad absorbida con mayor
facilidad que éste.
c) Vientos fuertes: ocasiona fundamentalmente pérdida de hojas, sobre todo cuando ya se
ha hecho la andana.
d) Enfardado con el pasto muy seco. El movimiento de recolección y enfardado cuando el
pasto está muy seco, produce importantes pérdidas sobre todo de hojas.
Para disminuir las pérdidas en el proceso de secado, se pueden usar acondicionadores.
El objetivo de los mismos es el de uniformizar la velocidad de secado entre el tallo y la hoja porque
al producir la ruptura de la capa cerosa de los tallos por la acción de los rodillos acanalados favorece el
secado del mismo reduciendo el período durante el cual el cultivo está en situación de riesgo; no debería
solamente aumentar la tasa de secado sino que además lo debería estimular. El acondicionamiento
mecánico por lo general lleva a la pérdida de algunos nutrientes por rotura del material. Es más efectivo
cuando se hace en el momento del corte o inmediatamente después de este.
Los equipos modernos incluyen segadoras-acondicionadoras que trituran parcialmente el forraje en
la operación del corte, acelerando de este modo el secado. El acondicionado puede reducir el tiempo de
secado de tallos en casi un 50%.
•
3. Andanado
Es una operación que permite juntar hileras de modo de aprovechar la capacidad de los equipos
empaquetadores del heno al máximo, y por otro lado sirve para dar vuelta hileras con objeto de generar
un secado parejo en las muy densas o cuando se ha producido una lluvia después del corte.
Los implementos utilizados para formar la andana son los llamados rastrillos y tienen por función
juntar el heno desparramado, para formar con el una andana compacta y entorchada, es decir, retorcida
como una soga, para que el recolector de la enfardadora lo levante con facilidad. Encontramos distintos
sistemas de rastrillos: los primitivos que eran de descarga posterior y los actuales que son los de
descarga lateral (los oblicuos y los estelares).
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Como la cantidad de hojas en un heno de leguminosas es un factor decisivo de la calidad, es muy
importante el trato que da el rastrillo al heno. Un buen trato significa recorrido corto del heno, baja
velocidad al ser arrastrado, y ausencia de sacudidas.
Lo ideal, es que el material esté lo más desparramado posible, hasta bajar su tenor de humedad al 30
%, que es cuando comienza a ser susceptible a la pérdida de hojas. Luego se rastrilla para que el
material se termine de secar en la andana, con mínima pérdida de hojas, y gran rapidez de secado.
La forma de aprovechar totalmente la capacidad de trabajo de la enfardadora, que es la máquina
limitante, es que el volumen de las andanas responda a la capacidad de ingestión de las mismas.
4. Empaquetado
Cuando el heno alcanza una humedad del 18 al 22 % se llega al grado óptimo para proceder a
empaquetarlo. Hay difundidos tres métodos de empaquetado del heno:
. Enfardadora de fardos prismáticos
Es el sistema tradicional y el más difundido, y da como resultado un producto de gran calidad si se
cuidan los detalles a lo largo de todo el proceso.
Un fardo estándar mide aproximadamente 36 × 46 × 90 cm y pesa entre 20 y 30 kg según la
densidad del fardo y el contenido de humedad del heno.
El fardo tradicional se conserva, bien estibado, por no menos de tres años; su forma y tamaño lo
hacen fácilmente manipulable, lo que permite estibarlo con facilidad. Por otra parte, por la misma causa,
es la forma tradicional de comercialización del heno, lo que le da a las reservas del campo una excelente
estabilidad financiera, no lograble por otros medios.
Uno de los principales inconvenientes es su costo elevado, debido principalmente a la incidencia del
costo del alambre.
. Enfardadora de fardo cilíndrico
Es la que produce rollos de gran volumen y según el modelo el peso de cada uno varía entre 400 a
800 kg. y un diámetro 1.20 a 1.50 m y de 1.80 m aproximadamente de altura. Van atados con hilo
plástico o red.
Encontramos distintos tipos de rollos : de núcleo flojo y de núcleo compacto; la diferencia consiste
en el grado de compactación en la cámara de la máquina.
. Enrolladora o enfardadora tipo australiano
La máquina es relativamente barata y no se ata con alambre y es alta la capacidad de trabajo, el costo
del heno obtenido es bajo. Los fardos obtenidos son más o menos cilíndricos, tienen un ancho de 1.45
m y un diámetro de 0.60 m a 1.10 m, y pesan entre 60 y 200 kg. Un fardo típico tiene 0.90 m de
diámetro y pesa entre 130 y 180 kg. Puede empacar pasto con un mayor tenor de humedad (hasta 25 %)
sin peligro de ardido, pues el heno está más suelto que en el fardo tradicional. Esto permite aumentar el
número de horas diarias disponibles para esta operación.
Los rollos no son estibados fácilmente y se sugiere que sean consumidos antes del año, porque de lo
contrario las pérdidas de nutrientes pueden ser excesivas. Su dificultad en el transporte hace poco fácil
su comercialización.
. Emparvinadora
Es una máquina que consta de un cilindro recolector del pasto, un tanque receptor del heno
cilíndrico y vertical, y de púas que van en el piso de la máquina que arrastra y hace un leve prensando a
medida que el pasto ingresa en la tolva. El heno es levantado mediante un recolector, y una vez lleno el
tanque, se detiene la máquina y se procede a descargarlo. El producto obtenido no es comercializable ni
manipulable, sino con gran dificultad, pues el tamaño del parvín es de 1.9 m de altura y 2.5 m de
diámetro. Su peso es, más o menos, 1200 kg. Su gran volumen respecto a la superficie expuesta hacen
mínimas las pérdidas por acción del clima.
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Las bajas pérdidas nutritivas, y la suavidad en la recolección, que impide la caída de hojas
contribuyen a que la calidad obtenible con este procedimiento sea tan elevada como la que se obtiene
con el fardo tradicional.
· Recolección y transporte del heno: para recolectar el heno encontramos las cargadoras de fardos
prismáticos que los levanta del suelo y los deja estibados en un acoplado especial que una vez llena su
capacidad procede a trasladar todos los fardos acumulados y descargarlos en un lugar determinado. En
el caso de los fardos cilíndricos existen unas púas hidráulicas accionadas por el tractor las cuales una
vez que “enganchan” el fardo, lo levantan y lo trasladan a un lugar determinado o lo dejan sobre un
carretón para su traslado.
· Almacenaje: de acuerdo al tipo de bulto que se obtiene es el lugar donde lo podemos almacenar. En
el caso de fardos prismáticos de 25 a 30 kg. se pueden guardar en galpones bien estibados y protegidos
del sol. El resto de los bultos se deja en el campo y para una mejor protección se los cubre con algún
plástico o material vegetal seco para protegerlos no sólo del sol sino de la lluvia .
Calidad del heno
Factores que influyen en la calidad del heno:
Varias son las características organolépticas ligadas a la calidad del forraje producido: color, olor,
relación hoja / tallo, porcentaje de malezas, plantas tóxicas, presencia de flores y frutos (nos indica el
momento que fue cortado), etc.
. Porcentaje de hojas
En henos de leguminosas puras el porcentaje de hojas no debe ser inferior al 40 % del peso total.
Recordar que hay distintos factores de manejo que permiten manejar la relación hoja/tallo del heno a
producir. Entre ellos: momento oportuno de corte, correcto manipuleo del pasto ya cortado, etc.
. Porcentaje de malezas
Muchas veces la presencia de malezas espinosas, modifica la calidad de un heno, ya que puede
disminuir el consumo por parte del animal. También suele ser problemática la presencia de especies
tóxicas en el heno que se suministra al ganado. Por otra parte no se debe olvidar que la alimentación con
heno que contenga malezas semilladas puede ser una vía de resiembra de las mismas si las semillas no
son destruidas en el tracto gastrointestinal del animal.
. Color
El color normal del heno es verde. Cualquier modificación en el mismo significa alteraciones en su
calidad, básicamente por efectos ambientales durante el proceso de secado. El color amarillo indica
exceso de exposición al sol y trae como consecuencia pérdida de vitaminas. El color marrón es propio
de henos que han sufrido fermentaciones. A medida que se oscurece disminuye la calidad y un color
negro indica que ha dejado de tener valor como alimento animal por estar totalmente alterado.
. Relación tallo hoja
La relación debe ser aproximada al 60% de tallos y 40 % de hojas. Una relación con mayor
proporción de tallos nos indica una menor calidad en el fardo.