“Familias al servicio de la Familia” Cartilla N 349 Febrero de 2015 Amarte en la prosperidad y en la adversidad “Prometo serte fiel tanto en la prosperidad como en la adversidad” (texto litúrgico) P. Ricardo Facci El amor, cuando es verdadero, no tiene miedo de asumir compromisos plenos, duraderos e intransferibles. No hay miedo de prometer. Aunque, en ocasiones, lo que se promete, parece que no todos lo entienden. Cuando frente a una situación dura de vida o ante una adversidad determinada no se está dispuesto a continuar, a perdonar, a resolver el conflicto, seguramente, no se ha entendido lo que se prometió, ante el altar. Muchos matrimonios creen que lo próspero es tener dinero, solvencia económica, mientras lo adverso se identifica con todo tipo de carencias monetarias. Hay signos que acompañan estas ideas, aunque algunos quieran inclinarlos, también, hacia una prosperidad espiritual. En México, cuando tuve la oportunidad de celebrar el Sacramento del Matrimonio de entrañables queridos jóvenes, pude comprobar, como en la ceremonia el novio hace entrega de las arras a la novia (Rito muy antiguo, nacido en Oriente, con ricos significados). Las arras son 13 moneditas de plata o de oro, que significan la prosperidad de los doce meses de cada año y una para los pobres. Cuando en mi infancia era monaguillo, al finalizar la ceremonia del casamiento, en el atrio del templo de mi pueblo, veía cómo los familiares y amigos de los novios les arrojaban monedas (que los monaguillos aprovechábamos muy bien), más adelante, las cambiaron por arroz (lo aprovecharon los pájaros). Como les decía, estos signos están más inclinados a pensar en una prosperidad económica que en otra cosa. Sabemos muy bien, que muchos matrimonios tienen los recursos económicos necesarios para vivir felices y, sin embargo, no alcanzan la felicidad, porque para ser feliz, la relación matrimonial necesita de muchos otros factores y componentes que ellos no han logrado alcanzar o completar. A pesar de que la experiencia de vida indica que lo económico no es lo fundamental, por supuesto importante, muchos padres se alegran si el novio o la novia provienen de una familia adinerada, o que garantice una cierta solvencia de cara al futuro. Nadie va a negar la tristeza que se experimenta cuando no se puede poner el pan en la mesa de los hijos, especialmente, si es por inmadurez o incapacidad de asumir las responsabilidades matrimoniales y familiares de uno o de los dos esposos. O, lo mismo, cuando la injusticia que generan las políticas de mercado, que frente a la mínima crisis económica-social, quedan sin trabajo los esposos, produciendo una profunda crisis por el “deber no cumplido”. En todos estos momentos, es necesario recordar, que se dijo, “en las buenas y en las malas”, “en la prosperidad y en la adversidad”. Ojalá todos puedan vivir en la prosperidad en todos los aspectos. Lo próspero es cuando todo va bien. Cuando uno pregunta cómo van los hijos casados, o a los mismos esposos, en función de su vida matrimonial y familiar, se suele escuchar como respuesta: “viento en popa”. Hay trabajo, ingreso de dinero, alcanzaron su propia casa, están bien de salud, la suegra no se “mete” en la vida de ellos, los hijos van bien en el colegio, tienen más o menos los mismos gustos, no han desgastado la relación con el correr del tiempo, va “viento en popa”, tienen cierta armonía, dialogan, viven a pleno una intimidad muy enriquecedora. Pero, ¿siempre se puede andar caminando por las sendas “buenas”? ¿Puede prescindirse de las “malas rachas”? ¿No se puede soñar una vida sin complicaciones? No existe camino ni vida sin obstáculos. Los problemas y las dificultades existieron, existen y existirán siempre. Mientras exista sobre la tierra un varón y una mujer que deseen amarse, los obstáculos también existirán. La vida y el amor de los esposos no serían lo mismo si quisiéramos quitarles las dificultades. Además, no siempre está en las manos de los matrimonios la posibilidad de evitar algunas dificultades que se suscitan en el camino, dado que muchas de ellas las imponen la sociedad, el entorno en el que se mueven. Pero, ¿cómo hacer para que dos novios que desean comenzar con la vida matrimonial lo entiendan? Ustedes, los matrimonios, en general, tuvieron una desilusión con el otro en algún momento de la vida, porque se olvidaron de que aquel con el que contrajeron enlace está moldeado con el mismo barro con el que fueron moldeados ustedes. Aún, no se vive en el cielo, vamos camino hacia él, pero mientras se camina por la tierra se ensucian los pies, por causas personales, de la sociedad, de los familiares, de los amigos, de las circunstancias de la vida. Es importante e interesante saber de este presupuesto de la vida matrimonial. Entonces, cuando se camina por la vida matrimonial, no debe olvidarse jamás, las promesas de este contrato de amor, garantizado por Dios, porque nos creó para ser felices. Hay que añadir, que también en “las malas”, el matrimonio puede crecer. Los problemas, las crisis, los obstáculos son una oportunidad maravillosa de crecimiento. Este debe ser un camino de crecimiento y, para eso, necesitan aprovechar todas las oportunidades. Oportunidades que se manifiestan también en la adversidad, menciono algunas, dificultades en lo económico, perder el trabajo o fracasar en las inversiones que se realizaron en el negocio, la invasión en el hogar de parte de algún familiar político, la llegada de los niños, tal vez demasiado rápida, la enfermedad de uno de ellos que acusa gravedad, el hecho mismo de que el amor haya quedado atrapado por la rutina, o la experiencia de la frialdad por el desgaste del tiempo o por heridas generadas mutuamente. ¡Lo adverso está para ser superado! Los problemas están para ser solucionados, no se puede quedar en el camino un matrimonio por un obstáculo, por más grave que éste sea, siempre hay que aprender a superar. Que los tiempos de “vacas flacas” no hagan olvidar los tiempos pasados hermosamente vividos, ni empañen la esperanza de mejores etapas del amor matrimonial. La promesa es concreta: “en las buenas y en las malas estaré a tu lado”. Con “vacas flacas” o con “viento en popa”, siempre hacia adelante. Un secretito: ninguna “vaca flaca” vale más que el amor de ustedes dos. Oración Señor Jesús, Te agradecemos los dones que nos has dado, para que el amor brille, en las buenas como en las malas. Danos la gracia para nunca desaprovechar tu acompañamiento, Tu presencia entre nosotros en todo momento, cuando nos bendice la prosperidad o cuando está presente la adversidad, siempre, absolutamente siempre, te sentimos muy cerca. Acompáñanos, Te necesitamos, somos débiles, limitados, corremos el riesgo de sucumbir en las pruebas, por eso, que jamás nos apartemos de Ti. Disfrutamos Contigo en la prosperidad, y en la adversidad, no dejes que caigamos en tentación. Amén. Trabajo Alianza 1.- Recordar hermosos momentos vividos en prosperidad. 2.- Dialogar sobre momentos de “vacas flacas”, en los que superados los obstáculos, experimentaron que creció el amor matrimonial. 3.- ¿Educamos a los hijos en la austeridad para que aprendan a resolver las dificultades de la vida? 4.- Qué propósito hacemos para que brille entre nosotros el compromiso de ser fieles en la prosperidad como en la adversidad. Trabajo Bastón 1.- Hoy en día, muchísimos jóvenes claudican matrimonialmente ante la primera adversidad. ¿A qué atribuyen este problema? 2.- Intercambiar experiencias sobre cómo superar tiempos de “vacas flacas” en la vida matrimonial. 3.- ¿Qué consejo le darían a un matrimonio para que puedan experimentar el “viento en popa”? 2ª Peregrinación Roma-Jerusalén. 26 de octubre al 8 de noviembre de 2015. Deseamos volver a vivir profundamente esta experiencia, pero ahora con ustedes… Informes: Cintia Costa [email protected] 03546 420572; 421130; 421308 - celular: 03546 15416086. Para México, Centroamérica y Caribe: Lili Ávila [email protected] ¡CUPOS LIMITADOS! 2
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