¿Tu Helado se Derritió?

¿Tu Helado se Derritió?
-Construcción Dinámica de Liderazgo Trascendental-
-Los 4 Pilares
del Liderazgo
Trascendental-
Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
¿Tu Helado se Derritió?
-Construcción Dinámica de Liderazgo TrascendentalLos 4 Pilares del Liderazgo Trascendental
Todos los derechos reservados por el autor ©2014
Primera edición
Se permite la reproducción total o parcial de la presente obra,
así como su comunicación pública, divulgación o transmisión,
mediante cualquier sistema o método, electrónico o mecánico
[incluyendo el fotocopiado, la grabación o cualquier sistema
de recuperación y almacenamiento de información],
siempre y cuando esto sea sin fines de lucro
y con la condición que se señale la fuente
Registro en el Instituto Nacional de Derechos de Autor 03-2014-033111093800-01
Dedicatoria
A todos los guerreros que,
sin conformarse con lo que son,
ni ambicionando lo que no son,
llegan inexorablemente a la totalidad de su ser.

Índice
Prólogo ............................................................................................................. 1
Introducción ...................................................................................................... 5
El fenómeno ..................................................................................................... 17
Los dos actores ................................................................................................ 20
4 pilares, 3 absurdos ........................................................................................ 24
1er Pilar: Razón ..................................................................................... 27
1er Absurdo: Comprensión .................................................................... 34
2º Pilar: Voluntad ................................................................................... 39
2º Absurdo: Intención............................................................................. 46
3er Pilar: Percepción.............................................................................. 49
3er Absurdo: Aprehensión ..................................................................... 55
4º Pilar: Atención ................................................................................... 58
Construyendo sobre los cuatro pilares ............................................................. 69
Razón .................................................................................................... 71
Voluntad................................................................................................. 73
Percepción ............................................................................................. 76
Atención ................................................................................................. 78
Intenta, intenta, intenta .......................................................................... 81
Epílogo ............................................................................................................. 84
Acerca del Autor ............................................................................................... 87
Continuación de ¿Tu Helado se Derritió? ........................................................ 89
Otras Publicaciones del Autor .......................................................................... 90
Prólogo
Cuando avanzas hacia una meta suceden dos cosas. Una muy perceptible es la
manera con que cada paso nos acerca a la meta, la otra menos perceptible son
los cambios internos y personales que produce en nosotros ese andar.
Las metas surgen de las necesidades o deseos que todos como humanos
tenemos. Hay metas materiales otras intelectuales e incluso espirituales, las hay
del corto, mediano y largo plazo, también hay metas individualistas y otras que por
ser compartidas se vuelven colectivas, pero todas las metas comparten algo en
común y es el hecho de que quien la persigue está dispuesto a dar algo a cambio
de esa meta, pagar por así decirlo generalmente con tiempo, recursos y esfuerzo;
y esto por una simple razón: consideramos de mayor valor lo que hemos de
obtener que lo que entregamos a cambio.
Cuando de recursos personales hablamos, sea este nuestro tiempo, nuestros
recursos o nuestro esfuerzo, es normal y natural que estemos dispuestos a darlos
a cambio de conseguir la meta que nos hemos planteado, esa es la percepción
subjetiva del valor: consideramos de mayor valor lo que hemos de obtener que lo
que entregamos a cambio. Esa es la percepción subjetiva del valor.
Para que lo que obtengamos sea de mayor valor que lo que estamos dispuestos a
dar se requieren dos cosas: una es tener muy en claro cuáles son aquellos valores
que nos definen como personas y que consideramos que no son susceptibles de
sacrificarse por una meta, lo otro es hacer de vez en cuando un alto en el camino
hacia la meta para vernos y sabernos y entender qué cambios se han dado en
nuestra persona, sobre todo cambios profundos en este sentido.
Es así como podemos ver qué el éxito entonces tiene dos vertientes: una se
refiere propiamente a la consecución de las metas que uno se plantea, pero la otra
1
tiene que ver con la mejora que como persona pudiéramos experimentar como
parte del caminar hacia esa meta.
Soy un convencido de que todos estamos llamamos a desempeñar un liderazgo
completo, transformador y transformante, o como yo le llamo un liderazgo
trascendental. Cuando hablo del liderazgo como algo completo me refiero al
desarrollo pleno y total de nuestras habilidades, nuestras potencialidades,
nuestras capacidades; cuando a ese liderazgo lo denomino transformador me
refiero a él como algo que nos permite cambiar, desarrollarnos, avanzar; y cuando
comento que ese liderazgo es algo transformante me refiero al impacto que en
nuestra comunidad, nuestra sociedad y en última instancia en el mundo puede
tener para hacernos avanzar hacia mejores, superiores y cada vez más excelentes
estados de desarrollo.
La presente obra va en ese sentido, en el de construir de una forma dinámica ese
liderazgo que yo llamo trascendental.
El mismo subtitulo de la obra contiene las ideas básicas de este libro. La palabra
construcción tiene un sentido eminentemente práctico, luego entonces la presente
obra tiene ese carácter; aún cuando muchas de las ideas aquí expuestas cuentan
con un sinfín de referencias a estudios, trabajos e investigaciones que pudieran
enarbolarse, el sentido de la misma es eminentemente práctico y cuando digo
práctico quiero decir que si bien hay explicaciones que nos permiten comprender
las ideas que aquí se esboza, todas ellas van acompañadas de técnicas que a
través de su aplicación permiten corroborar las premisas establecidas y, más
importante aún, construir ese liderazgo al que se hace referencia.
La palabra dinámica en el subtítulo de la presente obra hace referencia no solo a
la acción inherente al pragmatismo referido en el párrafo anterior respecto de la
construcción del liderazgo en cuestión, sino también a la naturaleza cambiante de
nosotros mismos, de los demás y del mundo en su totalidad. Este dinamismo que
2
se aborda en todos los temas de la presente obra añaden un toque necesario de
flexibilidad tanto en la exposición de las ideas como en su aplicación para evitar
ese dogmatismo característico de lo acabado donde nada puede cambiarse ni
nada puede agregarse, por el contrario, los temas y las técnicas expuestas en la
presente obra se entregan a quien las haga suyas para que éste a su vez les
otorgue las características particulares de su personalidad, las modifique, las
cambie, las amplíe.
El término liderazgo, que a la sazón es tan indiferentemente utilizado, si bien tiene
en la actualidad una connotación de logro externo, de conquista de metas y de
triunfo ante adversidades, en la presente obra se aborda desde la perspectiva
personal e interior. Mi experiencia me ha mostrado como es que existen ciertas
condiciones personales que se requieren para poder sobre esas construir el otro
liderazgo del cual hablamos, de la misma forma he visto como el trabajar con ese
liderazgo externo, si no se cuenta con un soporte interno que lo afiance, solo logra
proyectos truncos sin mayor beneficio que el haberlo intentado. En una parte de la
obra menciono que una idea que he visto corroborada en la práctica me lleva a
sostener que el solo trabajar con el desarrollo y potenciación de ese liderazgo
interno, como lo manejo en este libro, lleva a que de una manera natural se dé el
otro liderazgo, el externo, ese que lleva a logros en términos profesionales,
empresariales, políticos, sociales, religiosos, etc.
Por último, la palabra trascendente en el subtítulo de la obra es usada de una
manera deliberada para mostrar el perfil de la argumentación y el carácter del
esfuerzo en cada una de las técnicas aquí mencionadas. Generalmente éste
término es relacionado con cuestiones místicas, espirituales o religiosas, la
presente obra no utiliza ese término en ese sentido. Para mí lo trascendental, sea
en el sentido que se utilice, tiene una connotación eminentemente práctica y la
manera en que lo entiendo y utilizo en mi vida y en la presente obra se refiere más
bien a la relación que cada uno de nosotros puede establecer con la totalidad de lo
que somos y de lo que podemos llegar a ser.
3
En una ocasión se me acercó una persona para preguntar sobre el taller que con
base en las ideas expuestas en este libro suelo dar, ésta persona se me presentó
como alguien no creyente de ninguna de las filosofías místicas, espirituales o
religiosas de la sociedad y quería saber si con ese perfil ese taller le podría ser de
alguna manera útil. Mi respuesta fue contundentemente afirmativa dado que el
taller no llevaba una connotación en el sentido tradicional de la palabra
trascendental que ya he mencionado sino de aplicación práctica de principios que
él podía comprobar y que podía poner en práctica a la de ya en el camino de vida
que había elegido. De la misma forma en otra ocasión y con el mismo interés, me
abordó otra persona con un perfil diametralmente opuesto, ésta persona se definía
como alguien de fe, con una creencia muy definida incluso dogmática. Ante su
cuestionamiento sobre la utilidad para ella de el taller en cuestión mi respuesta, al
igual que en el caso anterior, fue exactamente la misma en el sentido afirmativo de
la respuesta, dado que ésta persona, al igual que la anterior, iba a poder estar en
la posesión de técnicas y herramientas que le iban a permitir aplicar principios
básicos de vida y obtener resultados en el camino que había elegido. Algo así
como aprender a leer para luego decir por uno qué es lo que se desea leer.
Resumiendo, ésta trascendencia tiene que ver con lo que somos y lo que
podemos llegar a ser, con lo que es el mundo y lo que puede llegar a ser, y en
última instancia con esa libertad necesaria que implica cada proceso de cambio y
de desarrollo del potencial humano. Es así como la trascendencia es un término
que tiene que ver con lo eminentemente práctico, con aplicaciones inmediatas y
concretas de principios a nuestro alcance y que generar efectos visibles y
palpables.
Es así como la Construcción Dinámica de Liderazgo Trascendental se vuelve algo
eminentemente práctico, eficaz y útil y al mismo tiempo ilimitado, interminable e
infinito.
4
Introducción
Las líneas de trabajo relativas a Formación • I+D+i • Consultoría que tengo la
fortuna de desarrollar en las áreas de Consultoría Empresarial · Liderazgo
Emprendedor · Gestión Universitaria, me han presentado en diferentes momentos
el reto de abordar la cuestión del liderazgo.
Actualmente existe, por decirlo en cierta forma, una moda por el tema del
liderazgo. A nivel individual o colectivo, profesional o empresarial, social o político,
prácticamente todos quieren ser líderes, pero mi experiencia me ha llevado a
constatar que no basta con querer ser líder para poder llegar a serlo.
El presente libro trata de liderazgo, sí, pero de una forma diferente ya que parte
del soporte del mismo que es la persona en última instancia.
Si alguien quiere saber qué requiere, necesita o puede utilizar para ser líder ni
siquiera tiene que leer un libro, acudir a una capacitación o ir a una conferencia, lo
único que requiere es acudir a las redes sociales y esto está al alcance de un clic.
Todos los días en las redes sociales pueden ver mensajes que se comparten
encaminados al liderazgo, al emprendedurismo, a la motivación. Es como si cada
uno de nosotros, con un solo clic, pudiera acceder a la receta para ser líder, ¿para
qué ir a una conferencia, trabajar en una capacitación o leer un libro cuándo ya
sabes qué hacer?
Pero si actualmente existe esa facilidad de acceder a las cuestiones básicas
relacionadas con el liderazgo, ¿dónde está ese liderazgo?, ¿por qué no podemos
llegar a ser líderes? Si todos los días podemos ver de una manera fácil y casi
natural el torrente de mensajes relacionados con los temas relativos al liderazgo,
si los entendemos y les damos la razón, ¿por qué batallamos tanto en aplicarlos y,
lo que es peor, llegar a la potencialización del liderazgo que deseamos
desarrollar?
5
Supongamos que estamos viendo un
desfile por las calles de nuestra ciudad.
Hemos llegado con la familia y conseguido
buenos lugares y nos deleitamos con los
carros alegóricos que van pasando. En
ese escenario volteamos y vemos que un
niño de unos dos o tres años, con un
helado en la mano, está embelesado viendo pasar el desfile al grado que
prácticamente se olvida de su helado el cual termina derritiéndose. Cuando cae en
cuenta, el helado se le ha derretido completamente. En esa situación ¿qué actitud
adoptaría ese niño? Obvio que la actitud del niño al ver el helado que se le derritió
sería de tristeza, de frustración, tal vez incluso de enojo, ¿y eso por qué? pues
simple y sencillamente porque no pudo disfrutarlo, porque lo perdió, porque se ha
desperdiciado, si pero ¿por qué la tristeza, la frustración, el enojo? Pues porque el
niño le concedía una importancia relativa al helado de una magnitud considerable,
por lo menos para justificar ese estado de ánimo.
Ahora supongamos que nosotros, que ya no estamos tan niños, también
llevábamos un helado en la mano, es más, todos los de nuestra familia que nos
acompañaban tenían uno, pero solo a nosotros nos pasó lo mismo que al niño, es
decir, por estar viendo el desfile descuidamos nuestro helado y éste se nos derritió
completamente, ¿cuál sería nuestra actitud?, ¿sería comparable con la del niño?,
¿en qué se diferenciaría? Obvio que nuestra edad nos da otra perspectiva y
nuestra reacción sería por completo diferente a la del niño, cuando mucho una
leve queja por nuestro descuido y, si había oportunidad, comprarnos otro helado.
Retomando la idea de la información que fluye incesantemente sobre el liderazgo
en redes sociales, creo que todos podemos enumerar algunas características del
líder, características tales como visionario, entusiasta, comunicador, convincente,
negociador, carismático, honesto, cumplidor, coherente, etc., etc., etc. Solo que
hay un punto que es decisivo y que se pasa por alto: el liderazgo se construye
6
siempre sobre la persona. He aquí el
por qué a pesar de todos esos mensajes
en las redes sociales, todos esos libros
que hemos leído, todas esas
conferencias a las que hemos acudido,
todas esas capacitaciones que hemos
tomado, todo relacionado con liderazgo,
no han dado los resultados que hemos
buscado o esperado: se pretende en muchas ocasiones construir un liderazgo
olvidando a la persona.
El helado derretido es esa contrariedad existente en todos nosotros y mencionada
en el párrafo anterior, dónde la construcción del liderazgo no se da por más que lo
intentemos, pero no se da por que partimos de arriba hacia abajo, como queriendo
poner primero el techo antes que las paredes, o las paredes antes que los
cimientos. Necesitamos primero trabajar la persona para sobre ella construir ese
liderazgo, de hecho yo sostengo que si trabajamos a la persona no necesitamos
trabajar el liderazgo pues éste fluye de manera natural.
De la misma forma, al igual que las diferentes reacciones entre el niño y nosotros
ante el helado derretido, se requiere cambiar la manera de ser, en muchas
ocasiones arraigada e incluso defendida, que nos permita estar en posesión de
nuestras capacidades para desarrollar
ese liderazgo. En vez de ser presa de la
tristeza, la frustración o el enojo, poder
tener las habilidades para construir y
reconstruir los eventos, nuestra vida y
nuestro mundo para avanzar en nuestro
camino, de eso trata este libro.
7
Si alguien quiere técnicas, herramientas,
procedimientos de liderazgos, sobre
todo en el sentido del liderazgo exterior
que se ha comentado, no es aquí dónde
debe buscar, hay muchos libros, videos,
artículos relativos a lo que se espera de
un líder, este libro construye las bases
que requiere ese liderazgo, un liderazgo
al que yo llamo trascendental pues es completo, total, trascendente. Cuando digo
que es completo me refiero al exterior de las personas, es decir, que abarca todo
lo que necesitamos mínimamente saber y hacer para avanzar en nuestro proyecto
de vida; cuando menciono que es total me refiero al interior de cada uno de
nosotros, es decir, que abarca todo lo que somos para de una manera incluyente
desarrollar el potencial con que contamos; y cuando menciono que es
trascendente me refiero a que va más allá de todo lo anterior concediéndonos el
poder de darle un sentido personal a
nuestra existencia.
Hagamos un ejercicio, y cuando digo
hagamos es que espero ustedes sigan este
ejercicio así como todos los demás que se
sugieran en el libro que, como dije, es un
libro eminentemente práctico. El ejercicio
es el siguiente: tomen una silla y pónganla
sobre una mesa, nada complicado,
¿verdad? Ahí está la silla con sus cuatro
patas soportando su pesos obre la superficie de la mesa.
Pongamos el ejercicio un poco más complicado: Ahora lo que deben hacer es
colocar de tal forma la silla para que solo tres de sus patas toquen la superficie de
8
la mesa. Vamos, ustedes pueden. Si
quieren dejen aquí el libro e intenten lo
anterior sin leer lo que sigue hasta que lo
logren.
¿Listo? Con un poco de práctica
podemos muy bien dejar que una silla
sobre una mesa se soporte solo en tres
de sus patas, todo es cuestión de
acercarla al borde y dejar una de sus
patas sin tocar la superficie de la mesa.
Claro que a veces esto lleva tiempo pues debemos identificar cual pata tiene
menos peso para que sea esa la que quede volando. De nueva cuenta podemos
ver a la silla sobre la mesa donde tres de sus cuatro patas tocan la superficie de la
misma. Un poco más complicado pero nada fuera de este mundo.
Pero vamos a complicarlo aún más: Ahora la cuestión es colocar la silla encima de
la mesa pero que solo toquen la superficie de la misma dos de sus patas. Sugiero
en este punto de una manera más sugestiva que dejen aquí el libro e intenten eso
antes de seguir.
Aquí voy a hacer una pausa en lo que lo intentan y la solución se dará en la
siguiente página, de inicio y como ayuda les recuerdo que solo son dos requisitos
los que se deben cumplir: uno es que la silla quede finalmente sobre la superficie
de la mesa; y dos, que solo dos de sus patas toquen dicha superficie.
Aunque parezca asombroso esto puede lograrse. No se vale que la recarguen
contra una pared o que la sostengan con una mano, la silla por sí misma debe
estar sobre la mesa y solo dos de sus patas tocar la superficie de la misma.
Intenten, intenten, intenten.
9
Aquí está la respuesta. Como pueden
ver la silla esta recostada y solo dos de
sus patas tocan la superficie de la
mesa. Sé que es una salida al dilema,
pero si lo ven bien una salida válida ya
que, como les dije las condiciones solo
eran dos: que la silla quedase
finalmente sobre la superficie de la
mesa y que solo dos de sus patas
tocasen dicha superficie. Ambas
condiciones se han cumplido.
Aquí pudiéramos detenernos y hablar mucho de la forma en que nuestra mente
aborda los problemas, de la misma forma señalar que en muchas ocasiones la
solución a los mismos requiere una creatividad en ello y marcos de referencia
flexibles. Pudiéramos pero no es necesario pues el libro tratará precisamente de
eso.
¡Ah!, pero si creían que aquí había terminado este ejercicio, del cual por cierto se
explicará más delante su utilidad, pues no es así. Vamos a llevar el mismo a su
máxima expresión, a un nivel de dificultad mayor, que es la de colocar a la silla
sobre la mesa pero ahora solo debe ser una pata la que toque su superficie, sin
respaldo, si canto, sin asiento: solo una pata. ¿Se podrá esto? La única forma es
intentándolo.
A estas alturas ya se rompió el marco de referencia inicial y muchos intentarán de
formas muy creativas lograr este cometido, eso lo sé, pero ¿lo lograrán?, ¿la
creatividad será suficiente para ello? Recuerden que la silla debe estar encima y
que solo una pata debe tocar la superficie de la mesa.
Intenten, intenten, intenten.
10
Cuando hago este ejercicio en las conferencias y talleres que tienen que ver
precisamente con la construcción dinámica del liderazgo trascendental, una vez
que se rompe el esquema de pensamiento cuando les muestro como puede
ponerse la silla sobre la mesa con solo dos de sus patas tocando la superficie, los
participantes derrochan creatividad tratando de resolver éste último reto. Por
ejemplo, algunos intentan poner la silla casi casi de canto intentando se equilibre
para que sea solo una pata la que toque la superficie de la mesa y hay otros que
mediante trucos. ¿La respuesta? Hasta ahorita nadie lo ha conseguido.
Antes de explicar el por qué de esta dinámica quiero que veas lo que sucedió.
Teníamos un problema que de inicio era sencillo (poner la silla sobre la mesa y
que sus cuatro patas tocaran la superficie de la misma); luego se complicó un
poco más (poner la silla sobre la mesa y que solo tres de sus patas tocaran la
superficie de la misma); luego vino un punto de quiebre cuando se pedía algo que
parecía imposible (poner la silla sobre la mesa y que solo dos de sus cuatro patas
tocaran la superficie de la misma), en este punto después de quebrarse la cabeza
vieron una solución, simplista tal vez para muchos, pero que abría la posibilidad de
resolver los problemas de una forma más flexible y creativa; por último el dilema
de poner la silla sobre la mesa y que solo una de sus cuatro patas tocara la
superficie de la misma los enfrentó a algo mucho más complicado, pero como ya
se había roto la manera de pensamiento lineal que traían muchos intentaron de
formas mucho más creativas resolver ese problema.
Vean cómo es que se trae un pensamiento al que yo llamo lineal que de inicio es
el que marca la manera en que vemos, entendemos e interactuamos con el
mundo, con los demás y con nosotros mismos, ¡ah!, pero llega una nueva forma
de pensamiento que “creemos” nos hace mucho más flexibles, tal vez incluso
libres para entender el mundo, a los demás y a nosotros mismos, ¿y qué sucede?
Que esa nueva forma de pensamiento desplaza como paradigma a la anterior
11
pero al mismo tiempo establece nuevos marcos que de nueva cuenta nos someten
a las restricciones propias de la nueva estructura de pensamiento.
Esto es importante tenerlo en cuenta pues este libro, así como las conferencias y
talleres relacionados con el mismo, no busca sustituir una forma de pensar por
otra. Eso es muy común en procesos similares donde de inicio uno se siente “bien”
pues ve la vida con nuevos ojos pero si esa visión no se renueva constantemente
termina, al igual que la visión anterior, por sujetarnos, por encarcelarnos, por
someternos.
Las ideas prácticas que iremos viendo en el presente libro deben tomarse como
guías, nunca como estructuras dogmáticas terminadas en el sentido de ser un
referente al cual someternos sino más bien herramientas las cuales utilizaremos
en nuestro proceso de construcción de proyecto de vida y finalmente de liderazgo
trascendental.
En este caminar, no solo durante la lectura-aplicación, o lo que yo llamo el saberhacer, de este libro, sino en toda nuestra vida, debemos tener muy en cuenta tres
cosas con las que siempre nos toparemos: una es todo aquello que ya sabemos,
otra es todo aquello que no sabemos pero que podemos llegar a saber, y la última
es todo aquello que no sabemos y que nunca, jamás y bajo ninguna circunstancia
seremos capaces de saber.
Lo que sabemos se refiere a todo
aquello que hemos de alguna forma
conceptualizado y llegado a
comprender, al menos en un sentido
factual (más delante aclararemos este
término). No estamos hablando aquí
solo de las ideas relacionadas con el
conocimiento, para nada, pueden ser
12
también situaciones emocionales, físicas, e incluso espirituales. Cualquier cosa
que de una forma u otra hayamos llegado a experimentar (física, mental,
emocional o espiritualmente hablando) podemos señalarlo como cosas que
sabemos, de nueva cuenta aclarando que aquí el término “saber” no se acota al
proceso cognitivo sino más bien vivencial.
Si alguien ha disfrutado de una buena comida, ha descansado con un sueño
reparador o ha sufrido de una enfermedad esto ha llegado a formar parte de lo que
sabe en términos físicos; si alguien ha aprendido a sumar, restar, multiplicar,
dividir eso forma parte de lo que sabe en términos mentales; si alguien a amado u
odiado o se he sentido alegre o triste, esto ha pasado a formar parte de lo que
sabe en cuestión emocional; por último las cuestiones de fe, esperanza o caridad
que alguien puede haber experimentado en su vida forman parte de lo que cada
quien sabe en términos espirituales. Claro que esta lista es simplemente
enunciativa pues es prácticamente ilimitado lo que sabemos de manera física,
mental, emocional y espiritual; y cuando digo “prácticamente ilimitado” lo hago con
todo el sentido de la expresión ya que aunque no es literalmente ilimitado todo lo
que hemos hecho nuestro es tanto que prácticamente lo es.
La otra cosa con la que siempre nos
toparemos es lo que aquí denomino lo
que no sabemos pero que podemos
llegar a saber. Aquí están todas las
cuestiones físicas, mentales,
emocionales y espirituales que aún no
hemos hecho nuestras pero que de una
forma están a nuestro alcance el
hacerlo. Yo creo que en este punto podemos mencionar de la misma forma un
sinfín de cosas que aún no ha sido hechas nuestras, sean éstas experiencias
físicas, mentales, emocionales y espirituales y que de una forma u otra podemos
llegar a integrarlas a nuestro ser. Y cuando digo “sinfín” lo hago aquí si con un
13
sentido estricto de ajuste a la palabra pues comparado con lo que sabemos, lo que
aún no sabemos aunque podemos llegar a saberlo no tiene fin, siempre estas
cosas serán muchísimo más que las que sabemos en cualquier momento de
nuestra vida.
¡Ah!, pero eso no es todo, hay un
concepto oscuro que aquí he llamado
lo que no sabemos y que nunca, jamás
y bajo ninguna circunstancia seremos
capaces de saber. Los dos puntos
anteriores son conceptualmente fáciles
de entender, pero no éste ya que su
misma naturaleza lo coloca fuera del
alcance del entendimiento, de otra forma se convertiría en algo que sabemos o
que si no lo sabemos lo podemos llegar a saber, pero no, aquí se trata de lo que
no sabemos y que nunca, jamás y bajo ninguna circunstancia seremos capaces de
saber.
En las conferencias y talleres relacionados con la construcción dinámica de
liderazgo trascendental, cuando llego a este punto, le pido a los participantes que
me digan cosas que consideren caen en esta categoría, es decir lo que no
sabemos y que nunca, jamás y bajo ninguna circunstancia seremos capaces de
saber. Este punto me encanta pues las respuestas que se expresan rayan siempre
cuestiones que a todos nos parecen inmensas para ser algún día abarcadas por
nuestra experiencia. Estas respuestas van desde algunas muy concretas tales
como cuánto es el número total de estrellas o qué había antes del Big Bang o qué
sucede al interior de un hoyo negro, hasta algunas eminentemente filosóficas o
teológicas tales como el libre albedrío, el sentido de la vida o la existencia
definitiva de Dios.
14
Mi respuesta siempre asombra a los participantes los cuales necesitan un tiempo
para entenderla y ésta es que todo lo que puedan mencionar, por más absurdo,
abstracto, infinito o ilimitado que parezca (como los ejemplos dados anteriormente)
no forman parte de esto ya que desde el mismo momento en que los expresamos
pasan a formar parte de lo que sabemos o de lo que no sabemos pero podemos
llegar a saber. La mera capacidad de abstraer el planteamiento y darle una
estructura mental nos hace poseedor del mismo por lo que no puede ser lo que no
sabemos y que nunca, jamás y bajo ninguna circunstancia seremos capaces de
saber.
Lo que no sabemos y que nunca jamás y bajo ninguna circunstancia seremos
capaces de saber es eso que ni idea tenemos a tal grado que ni podemos
señalarlo, nombrarlo o siquiera preguntarnos qué es, en esta categoría está lo que
no tenemos manera de entender, de abstraer, de estructurar, de manipular, de
expresar, y dada esta característica es inútil el tratar de abordarlo incluso en este
libro. Pero, siempre hay un gran pero, eso que no sabemos y que nunca, jamás y
bajo ninguna circunstancia seremos capaces de saber existe y de alguna manera
podemos beneficiarnos de él, es decir aplicarlo, lo cual haremos en este libro.
Como pueden ver el énfasis de la obra irá dando bandazos en estos tres puntos:
lo que sabemos, lo que no sabemos pero podemos llegar a saber (de hecho
muchas cosas que ustedes no saben con la simple lectura de este libro las
sabrán) y lo que no sabemos y que nunca, jamás y bajo ninguna circunstancia
seremos capaces de saber, estas últimas abordadas desde un sentido pragmático.
La exposición de ideas a lo largo del libro para la construcción dinámica de
liderazgo trascendental hará referencia a cuatro pilares, tres absurdos, dos actores
y un fenómeno. Los cuatro pilares son la razón, la voluntad, la percepción y la
atención; los tres absurdos son la comprensión, la intención y la aprehensión; los
dos sujetos son lo que tú eres y lo que tú no eres; y el fenómeno, bueno el
fenómeno es algo que va a pasar a lo largo de la exposición de estas ideas y es
15
con lo que comenzaremos pues requieren estar atento a este fenómeno para
captarlo en cuanto suceda.
16
El fenómeno
En cierta ocasión se quejaba un discípulo a su maestro: “siempre
nos cuentas historias pero nunca nos revelas su significado”.
El maestro le replicó: “¿Te gustaría que alguien te ofreciera fruta y
la masticara antes de dártela?”
Anthony de Mello, El Canto del Pájaro
Durante la lectura de este libro, al igual que
pasa en las conferencias y talleres que doy
relativos a la construcción dinámica de
liderazgo trascendental, sucede un fenómeno,
éste fenómeno que hay que tener en cuenta
desde un inicio, como si estuviéramos avisado
de ello, para identificarlo cuando suceda y para
aprovechar toda la riqueza que el mismo
puede traer a nuestra vida.
Este fenómeno es algo raro, extraño, sobre
todo si uno desea explicarlo ¿por qué? pues
porque es un evento personalísimo que cada quien experimenta de forma
diferente. Con todo y las limitaciones que ello implica tengo de alguna forma que
referirme a él, así que eso haré.
Cuando estés leyendo este libro habrá alguna palabra, algún párrafo, alguna idea
que te incendiará por dentro (¿ven lo difícil de usar las palabras para expresar
esto?), este incendiar por dentro me refiero a que captará tu atención a tal grado
de abstraerte. A lo mejor tu imaginación vuela, a lo mejor comienzas a recordar y
darle sentido a muchas cosas en tu vida, a lo mejor se despierta un interés
inusitado por saber, conocer discutir el tema, no sé como vaya a ser pero sí sé
que sucederá. Yo llamo a eso incendiarse por dentro.
17
Este fenómeno, que es real y que sucederá, no será resuelto ni abordado en el
presente libro, de hecho ni en las conferencias o talleras relativos al tema se
resuelve o se aborda, y ¿saben por qué? Porque no hay tiempo y por que no es
responsabilidad de un servidor el hacer eso. Cuando me refiero a que no hay
tiempo me refiero que lo que está detrás de ese fenómeno puede llevar toda una
vida el resolverlo, y cuando digo que no es responsabilidad de quien escribe esto
el resolverlo o el abordarlo me refiero a que es una experiencia personalísima,
individual, eminentemente particular de cada quien y a cada quien le corresponde
eso. ¿Entonces para que mencionarlo?
Se menciona aquí, al inicio del libro, para que quien desee pueda sacarle toda la
riqueza que el fenómeno trae consigo. ¿Y cómo sería eso? Fácil: sigan al
fenómeno a dónde los lleve. Así es: síganlo. Habrá quienes sientan ese incendio,
esa llamada (yo lo llamo más bien un grito que proviene de nuestro interior) y que
a pesar de ello no lo quieran seguir. Muy bien. Se respeta. Pero quien desee
encontrar un mundo más amplio, más asombroso, más completo, más
trascendente, mi sugerencia es sigan al fenómeno.
¿Y cómo se sigue? Volvemos al mismo problema inicial: no puedo decirles como
lo sigan pues es un evento intimo de cada quien y como tal cada quien lo percibirá
de manera diferente y de la misma forma será diferente la manera en que lo sigan,
pero sí puedo mencionar a manera enunciativa algunas formas de seguir al
fenómeno para que al menos cuando suceda no se queden viéndolo sin saber qué
hacer con él: pensarlo, pensarlo, pensarlo; investigarlo, investigarlo, investigarlo;
leerlo, leerlo, leerlo; cualquier cosa que les permita indagar más en qué fue eso
que los incendió por dentro, de dónde vino ese grito interno, qué significa todo ello,
es seguir al fenómeno.
Este seguimiento generalmente dura toda la vida pero desde el primer paso
comienza a dar frutos y uno comienza a ver nuevos horizontes y a caminar nuevos
18
caminos, nuevos horizontes que nunca se alcanzan y nuevos caminos que jamás
terminan pero que en ambos casos acaban transformándonos.
Así que cuando sientan ese incendio, cuando oigan ese grito interno, cuando se
haga presente este fenómeno síganlo hacia nuevas realidades que ustedes
mismos irán descubriendo y que solo por ello podrán reclamar como suyas.
19
Los dos actores
Nunca pensé que necesitaras ayuda –me replicó Don Juan-.
Debes cultivar el sentimiento de que un guerrero no necesita nada.
Dices que necesitas ayuda, ¿ayuda para qué? Tienes todo lo
necesario para el viaje extravagante que es tu vida. He tratado de
enseñarte que la verdadera experiencia es ser hombre, y que lo
que cuenta es estar vivo; la vida es la vueltita que ahora estamos
tomando. La vida en sí misma es suficiente y se explica sola, y es
completa.
Carlos Castaneda, Relatos de Poder
Antes de pasar a los cuatro pilares y los tres
absurdos de la construcción dinámica de
liderazgo trascendental, y una vez encendido
las luces reflectoras relativas al fenómeno que
se dará durante la lectura de este libro, hay
que aclarar la cuestión relativa a los dos
actores: lo que eres tú y lo que no eres tú.
Esas dos esferas de la realidad coexisten
durante toda nuestra vida, de hecho todo lo
mencionado en este libro va de un sujeto a
otro, claro que esto lo hace forma
desapercibida, sutil, por que en la realidad se difuminan los límites entre uno y
otro, aunque ahorita no parezca así.
Un actor es lo que tú eres. Este sujeto lo conocemos de primera mano pues es el
referente de nuestra propia existencia. Dicho actor está conformado de nuestra
persona y de nuestra personalidad como tal. La persona se refiere a lo que somos
y la personalidad a cómo expresamos lo que somos. En este sentido estamos
hablando de los cuatro espacios que confluyen en nuestro ser: el físico, el mental,
el emocional, y el espiritual cada uno como cada quien lo entienda y con todo lo
que ello conlleve. Esta definición incluye cuestiones tales como nuestras ideas,
20
nuestros valores, nuestros sentimientos, nuestros temores, nuestros odios,
nuestra historia y todo lo que podamos circunscribir en los límites de nuestra
persona.
El otro actor, como ya se mencionó, es lo que no somos. A alguien le podrá
parecer demasiada amplia esa definición ¡y en realidad lo es! Es excesivamente
amplia pues ahí tiene que caber cualesquier cosa que no somos. Personas, ideas,
instituciones, países, objetos, historias, cualquier cosa que no seamos nosotros
entra en esta categoría.
A simple vista pudiera parecer que esta segunda categoría es inmensamente más
grande que la anterior pues son muchas más cosas las que no son lo que somos
que aquellas que pudiéramos definir como lo que sí somos, pero esto no es así.
La contención limitada de nuestra persona, nuestra individualidad dicho de otra
forma, es igualmente extensa, inmensa, infinita como la categoría de las cosas
que no son lo que somos. Si cada quien se pone a pensar en la inmensidad de la
cuestión física que nos constituye (moléculas, átomos, etc.), además de las
dimensiones que guardan todos los aspectos mentales, emocionales y
espirituales, se encontrará en un universo avasallante, en ebullición constante,
cambiante, dinámico, lleno, repleto de no millones sino de infinidad de expresiones
de lo que somos que se equipara con lo que no somos. Así que ambos actores, lo
que somos y lo que no somos son equivalente en este sentido aunque diferentes
en su expresión.
En este momento quiero hacer una aclaración ya que el uso de la palabra “actor”
es deliberado. Una cosa es lo que somos y otra lo que se percibe que somos, de
la misma forma una cosa es lo que es aquello que no somos y otra muy distinta la
forma en que percibimos aquello que no somos. Esta diferencia entre lo que se es
y lo que se percibe se salva con el término aquí utilizado de “actor”. En las artes
plásticas un actor es aquel que representa un personaje, esto lo vemos en teatro,
cine, televisión, etc., pero nunca el personaje es la persona que lo interpreta, este
21
símil es exactamente igual a lo que estoy mencionando respecto de lo que se es y
de lo que se percibe.
Nosotros somos personas somos seres prácticamente infinitos (ya se comentó
esto en el párrafo anterior), pero los demás, la sociedad, el mundo, el universo,
percibe de nosotros ciertas peculiaridades las cuales todavía son interpretadas por
ello siendo así que lo que de nosotros se percibe nunca es nuestra totalidad como
personas, o como yo sostengo: eso es apenas la superficie del océano infinito que
somos. De la misma forma todo lo que no somos, sea lo que sea, posee
características ilimitadas, estas características son captadas por nosotros de
forma selectiva y todavía interpretadas según nuestros parámetros para ello con lo
que podemos decir que lo que percibimos de lo que no somos nunca es la realidad
total de eso. Por ello el término de “actor” utilizado, pues siempre nos vamos a
estar refiriendo a lo que se percibe, al personaje que todo lo que existe, tanto lo
que somos como lo que no somos, representa involuntariamente.
Mencioné que el desarrollo de las ideas en el presente libro irá de actor a otro de
manera sutil e imperceptible por que queramos o no hay que reconocer que los
límites entre lo que somos y lo que no somos prácticamente se difuminan en la
práctica. Por ejemplo, cuando abordé lo que somos mencioné cuestiones que nos
definen como nuestro ser en su expresión física, pero también mencioné
cuestiones tales como nuestros pensamientos, nuestras emociones y incluso
nuestro aspecto espiritual, pero si lo pensamos más a fondo, de estos tres
aspectos últimos ¿qué tanto es nuestro y que tanto es de los otros?
La convivencia en sociedad (familia, amigos, comunidad) nos va permeando
desde que nacemos con sus ideas, valores, creencias así que lo que no somos de
una forma u otra viene colaborando con la construcción de lo que somos, pero
¿dónde termina uno y dónde comienza el otro? Como podemos ver en la realidad
los límites de lo que somos y de lo que no somos, en muchos aspectos, es tan
tenue que prácticamente es imposible de percibir, luego entonces no lucharemos
22
por hacer esta definición máxime que no afecta para nuestro trabajo, lo que sí
debe quedar claro es este concepto para poder ir abordando las demás ideas
conforme vayan desarrollándose.
23
4 pilares, 3 absurdos
Cuanto más os conozcáis a vosotros mismos, más claridad
tendréis. El conocimiento de sí mismo no tiene fin, no se alcanza la
realización, no se llega a una conclusión. Es un río sin fin. Y
conforme uno lo va examinando e investigando, uno encuentra la
paz. Solo cuando la mente está tranquila –mediante el
conocimiento de sí mismo, no mediante una autodisciplina
impuesta- sólo entonces, en esa tranquilidad, en ese silencio
puede advenir la realidad, lo innominable, y lo eterno.
Jiddu Krishnamurti, La Libertad Primera y Última
Una vez aclarado el punto del fenómeno y de los
dos actores, estamos listos para abordar la
cuestión relativa de los cuatro pilares y los tres
absurdos. Los cuatro pilares son la forma que
tenemos las personas para entender e interactuar
con todo lo que existe. Estos tres pilares no son
excluyentes y pueden colaborar entre sí para tal
objetivo, de la misma forma, como veremos, uno puede usar uno, dos o tres de
estos pilares aunque lo ideal es usar los cuatro.
El primer pilar es la razón, el segundo es la voluntad, el tercero es la percepción y
el cuarto es la atención. Cada pilar será abordado de manera particular tanto en la
cuestión explicativa como de aplicación práctica. Estos cuatro pilares de manera
en que se han presentado pueden ubicarse como pilares reactivos o pilares
proactivos.
Los pilares reactivos son el del la razón y el de la percepción. Al señalarlos como
pilares reactivos nos referimos a que no requieren de nuestra participación
consciente y decidida para actuar, su desempeño casi casi puede decirse que es
automático, reactivo (de ahí el adjetivo utilizado) a las condicionantes de lo que
24
somos y de lo que no somos. Esto no quiere decir que no tengan elementos
proactivos pero en su mayoría la naturaleza de los mismos es reactiva.
Ahondaremos más en este cuando abordemos cada uno de estos dos pilares.
Los pilares proactivos son los de la voluntad y de la atención. Cuando señalo que
son proactivos me refiero a que, a diferencia de los dos pilares anteriores, estos sí
requieren de nuestra participación consciente y decidida para ser utilizados en su
máxima expresión. El uso de estos pilares no es en automático y requiere del
esfuerzo personal para ello. Al igual que la aclaración que se dio para los dos
pilares anteriores, solo que aquí en sentido opuesto, esto no quiere decir que
estos pilares no tengan elementos reactivos pero su naturaleza que los define es
proactiva. De igual forma en su momento cuando los abordemos se aclarará más
esto.
Retomando el término saber-hacer esbozado en la introducción de la presente
obra, y una ve señalada la reactividad o proactividad de los pilares del liderazgo
trascendental, podemos decir que los pilares reactivos de la razón y de la
percepción son los pilares sobre los que descansa el saber, mientras que los
pilares proactivos de la voluntad y de la atención son
los pilares sobre los que descansa el hacer.
En este mismo sentido, para que el liderazgo
trascendental nos habilite para alcanzar la totalidad de
nuestro ser, requiere lo mismo de rigidez que de
fluidez en nuestra vida; ésta rigidez está identificada
con los pilares reactivos de la razón y de la percepción
y la fluidez está identificada con los pilares proactivos de la voluntad y la atención.
Ambas ideas duales, es decir, el saber-hacer y la rigidez-fluidez, se retomaran
más delante.
25
Pero no solo existen estos cuatro pilares para entender e interactuar con todo lo
existente, también hay tres absurdos que deben ser considerados. Curiosamente
estos tres absurdos tienen un pilar con el que se corresponden. Estos tres
absurdos son la comprensión, la intención y la aprehensión.
En su momento se explicaran estos tres absurdos, lo que sí puede decirse en este
momento es que la comprensión es el absurdo que se corresponde al pilar de la
razón, la intención es el absurdo que se corresponde con el pilar de la voluntad, y
la aprehensión es el absurdo que e corresponde con el pilar de la percepción.
Como ya se habrá notado, queda un pilar para el cual no se le ha señalado un
absurdo, el pilar de la atención. Esto es así y en su momento se explicará el por
qué.
Los cuatro pilares deben ser primero identificados, luego entendidos, luego
asimilados y por último utilizados para ampliar considerablemente las
herramientas a nuestra disposición para interactuar con todo lo que existe; de la
misma forma y por cuestiones que se explicarán en su momento, cada pilar debe
ser considerado a la luz de su correspondiente absurdo, no con un énfasis
limitador, sino al contrario, para no encerrarnos en nuevas estructuras de
pensamiento y así permanecer libres ante la existencia misma.
26
1er Pilar: Razón
En 1997 se estrenó la película Men in
Black, la cual por cierto ganó el Oscar
al mejor maquillaje. En ella dos
agentes del gobierno atraviesan
muchas peripecias tratando, y
logrando, de salvar al mundo. Hay una
escena interesante para el punto que
vamos a tratar referido a la razón. Poco antes de reclutar a Jay (Wil Smith), Kay
(Tommy Lee Jones) le da un tiempo para que piense en la decisión de si se une a
la fuerza gubernamental que él representa. Sentados en una banca Kay le suelta
una frase que puede resumir este apartado: “Hace 1,500 años todos sabían que la
tierra era el centro del universo; hace 500 años todos sabían que la tierra era
plana; hace 15 minutos tú sabías que solo había personas en este planeta.
Imagina lo que sabrás mañana”
El pilar de la razón, como puede verse y entenderse, es prácticamente el pilar
sobre el que se ha sustentado nuestra vida. Cuestiones tales como el
advenimiento de la Ilustración, que se desarrolló desde fines del siglo XVII, o el
trabajo de René Descartes (1596-1650), quien en su obra el discurso del método
define por primera vez unas reglas del método para dirigir bien la razón y buscar la
verdad en las ciencias, fueron dando un peso cada vez mayor, al menos en
occidente, al pensamiento concreto y con ello a la razón.
Esto no está mal ni es una crítica, es un hecho que se señala para entender la
situación actual del mundo y de las personas. De hecho este pilar es muy útil, pero
no es el más útil ya que los cuatro pilares que se presentan aquí (al igual que la
silla que ocupa cuatro patas para ser útil) se requieren para alcanzar la totalidad
de nuestra persona, lo que yo llamo ese liderazgo trascendental.
27
Las características del mundo actual han puesto al alcance como nunca antes la
posibilidad de recibir educación, pero de la misma forma el emprendedurismo ha
demostrado que ésta no es un requisito sin el cual no se consigue el éxito, el
conciliar estas dos posturas nos permitirá tener no solo claridad en cuanto al tema
sino flexibilidad en cuanto las opciones de vida.
¿Qué tienen en común personalidades como Bill Gates, Steve Jobs, Frank Lloyd
Wright, Buckminster Fuller, James Cameron, Mark Zuckerberg, Tom Hanks,
Harrison Ford, Lady Gaga o Tiger Woods? Desde luego una cosa es que se trata
de personajes exitosos en sus respectivos campos de actuación, pero la otra y
más interesante es que todo ellos abandonaron en sus momentos sus estudios
universitarios, ¿esto quiere decir que la educación no es necesaria para alcanzar
el éxito?
Para responder lo anterior hay que ver lo siguiente: lo primero es que no se
trataba de gente analfabeta sino que sí habían recibido educación formal y que fue
en sus estudios universitarios donde se truncó su formación académica antes de
su conclusión formal; lo segundo es que el abandono de los estudios universitarios
se da porque su carrera laboral comienza a dar frutos, a diferencia del
pensamiento de abandonar los estudios para ir en pos del éxito; y por último que
en cierta forma éstos personajes tenían en sí ese potencial que les permitió
alcanzar el éxito sin necesidad de una carrera profesional.
Ahora que si tuviéramos que contestar con un si o un no a la pregunta de si la
educación es requisito para el éxito o la falta de ella garantía de fracaso, la
respuesta es no, y así como estos casos comentados inicialmente se tienen
muchos más en la historia de la humanidad que demuestran lo anterior.
Pero así como no es un requisito ineludible para alcanzar el éxito tampoco está
demás el obtener una formación, es más, la misma puede permitir compensar
ciertas deficiencias que como humanos tenemos. Paso a explicar esto.
28
Para ser un buen cantante, para ser un buen escritor, para ser un buen atleta,
para ser lo que sea no es necesaria la formación formal podríamos decir, pero si
se requiere tener las capacidades para y (muy importante) una experiencia que
podríamos llamar formación informal. Pues bien, hay quienes no tenemos ciertas
capacidades pero que la educación nos permite subsanar con el manejo de la
técnica apropiada. Es así como la educación nos puede servir para alcanzar la
meta.
Pero de la misma forma dejar en manos de la educación todo el potencial para
alcanzar nuestro éxito y nuestras metas es dejar de lado la responsabilidad de
nuestro destino que necesariamente es nuestra.
¿Cuál sería un punto no medio sino más rico?, pues aquel donde la formación que
recibimos la completamos con la experiencia y la enriquecemos con nuestro
emprendedurismo, es así como el triángulo formado por formación-experienciaemprendedurismo nos genera una base, un soporte, una plataforma sobre la cual
podemos construir un futuro más estable y al mismo tiempo con más opciones
ante los retos que enfrentemos.
La vida actual exige no solo actitud sino también aptitud, siendo que esto último
tiene sus principales referentes en la capacidad personal y la formación o
habilitación para el desempeño exitoso, es así que desdeñar la educación es
como subirse a un bote y rechazar los remos.
En este entendido la razón es algo que aliento a construir, alcanzar, fomentar y a
experimentar, a rebatir, a criticar. Solo que, por las razones antes expuestas, todo
esto no implica exclusión y cancelación de los otros pilares so pena de truncar
nuestro desarrollo integral como personas.
29
¿Qué cosas cada uno de nosotros no sabíamos hace 10 años, o nuestros padres
hace cincuenta años, o sus antepasados hace 1,000 años, o hace 10,000 años los
primeros humanos que comenzaron a formar lo que hoy consideramos las
primeras comunidades, y que hoy ya sabemos? Hagamos un recuento de ello y
veremos cómo es asombrosamente innumerable la cantidad de conocimiento que
hemos adquirido de una u otra forma como personas y como sociedad.
Esta vorágine de información nos ha colocado en un punto donde muchos creen
que prácticamente pueden explicar sino todo al menos casi todo o por lo menos lo
más relevante de nuestra vida. Esta actitud de orgullo, que puede tener ciertas
justificaciones, nos coloca en un punto donde es muy difícil aceptar que se nos dé
la contra, el estar equivocado o el no saber algo. Si no veamos cómo es que
constantemente estamos corrigiendo al gobierno, a la iglesia, a la sociedad,
después de todo la razón, que no la verdad, todos creemos poseerla, ¿o no
estamos en el pináculo de la historia humana donde, al igual que en una montaña,
todo el conocimiento nos sirve para posicionarnos en él y ver más allá que
cualquier persona antes haya visto o conocer más a profundidad cualquier tema
más allá de lo que antes alguien pudo?
Pero… ¿qué tanto sabes… comparado… con lo que no sabes?
La razón tiene dos vertientes, una es la factual y otra es la trascendental. La
factual es aquella vertiente que siempre responde a los ¿cómo?, por ejemplo
todas las respuestas educativas o formativas van en ese sentido, es decir,
enseñar cómo hacer algo, desde leer o escribir hasta construir reactores nucleares
o estructurar política y socialmente una comunidad.
Antes comenté que lo mejor para alcanzar nuestro potencial, nuestro liderazgo
trascendental, es utilizar los cuatro pilares a los que podemos tener acceso, es
lógico entonces ahora comentar que no es para nada recomendable usar solo
uno, como pudiera ser el caso del pilar de la razón, pero aunque no sea
30
recomendable eso vemos que muchos procesos sociales van encaminados a
darle soporte a todo lo que hacemos a través de este pilar, pero peor aún, este
pilar como se comentó tiene dos vertientes, siendo la factual una de ellas y siendo
esta vertiente, la que responde a los ¿cómo?, sobre la que se soporta
mayormente este pilar, es decir, no solo usamos casi en su totalidad un solo pilar
de los cuatro que tenemos a nuestra disposición ¡sino todavía de ese único pilar
usamos solo una de sus dos vertientes! Pero bueno, el hecho de que ahorita estés
leyendo este libro comienza a cambiar en ti esto.
Una vertiente del pilar de la razón es la factual, la que responde al ¿cómo? De
este ya estamos llenos, repletos, rebosantes. Pero hay otra vertiente de este pilar,
la vertiente trascendental y ésta es la que responde a los ¿por qué? y ¿para qué?
Y ésta será la técnica que usaremos, aplicaremos y desarrollaremos en este pilar.
Todo, absolutamente todo puede ser explicado de manera factual respondiendo al
¿cómo?, lo más interesante, lo que comienza a darnos poder como líderes
trascendentales, es cuando también podemos darle a todo un sentido
trascendental a esto respondiendo a los ¿por qué? y ¿para qué?
El ¿por qué? que uno puede plantearse ante absolutamente todo es una visión al
pasado, al origen de cualquier cosa. El ¿para qué?, por su parte, es una visión al
futuro, al destino de lo que sea que analicemos.
En mis conferencias y talleres sobre construcción dinámica de liderazgo
trascendental, siendo extremoso siempre digo que si pudieran quedarse con una
sola práctica de por vida, mi sugerencia sería precisamente ésta: siempre
pregúntense el ¿por qué? y el ¿para qué? de todo. Esta sugerencia no es dada
solo porque sí, sino que tiene varias justificantes, te doy dos: primero, porque dado
el énfasis actual en el pilar de la razón es más factible que éste pilar sea el usado
a diferencia de los otros que, como veremos más adelante implican mayor
esfuerzo, y, segundo, que estas dos preguntas trabajadas con constancia y
31
dedicación pueden llevarte a los otros tres pilares de manera natural. Pero bueno,
esto es en el caso de que alguien quisiera solo un consejo para trabajar toda su
vida, yo creo que tú que estás leyendo esto quieres activar de ya los cuatro pilares
para potencializar tu desarrollo, así que continuemos.
¿Por qué? y ¿para qué? tiene una fuerza para ampliar y fortalecer el pilar de la
razón a tal grado que llega a rozar los otros pilares. ¿Un ejemplo?, ¡claro!, todo
este libro es eminentemente práctico y lo mejor de todo es que todas las técnicas
aquí dadas se pueden aplicar en todo momento, a cualquier cosa y ante
cualesquier situación.
Alguien llega tarde a su casa y sus padres le regañan, o si ya se tiene novia o
novio, esposa o esposo, hay un altercado por esa tardanza. Bien, el evento para
aplicar esta técnica ya está, ya sucedió, ya lo tenemos. Preguntémonos ¿por
qué?, así es ¿por qué esa persona se molestó? Atención, todas las técnicas de
este libro son personales, cada quien las debe hacer en su fuero interno, en este
caso no es válido hacer estas preguntas a la persona que se molestó, éste es un
ejercicio para nosotros mismos. Continuando con esto ante esta pregunta habrá
alguna respuesta que nos demos, por ejemplo “fulanito o zutanita se enojo
conmigo porque no cumplí con mi palabra de estar aquí a tal o cual hora”, ante
esta respuesta de nueva cuenta debemos preguntar ¿por qué?, en este caso
“¿por qué no cumplí con mi palabra de llegar aquí a tal o cual hora?”. A lo mejor
esta pregunta recibe una respuesta como “se me hizo tarde en la escuela o en el
trabajo o con mis amigos” a lo que de nuevo preguntaremos ¿por qué?, en este
caso “¿se me hizo tarde en la escuela o en el trabajo o con mis amigos?”.
¿Ven el patrón? Así pueden seguirse hasta que ustedes quieran preguntando en
cada ocasión a la respuesta que obtengan ¿por qué?, ¿por qué?, ¿por qué?
Observa cómo es que esta actitud de inquisición trascendental todos la traemos
de forma natural cuando niños, los ¿por qué? y ¿por qué? y ¿por qué? es algo
32
que brota de manera espontánea en todos los niños ante las respuestas que del
mundo reciben. ¿Y qué es lo que pasa?, que la sociedad nos reprime, nos quita
esta herramienta con un “¡pues porque así son las cosas!”, lo cual es entendible
pues la sociedad en su conjunto está más enfocada a los ¿cómo? que a los ¿por
qué? o los ¿para qué?, pero esto puede cambiar, de hecho está cambiando
ahorita contigo, claro, siempre que seas capaz de reclamar esto que ya era tuyo,
que ya traías, y que te fue arrebatado cuando pequeño.
Repito lo que señalé anteriormente: esto puede aplicarse a todo: cosas, personas,
situaciones, eventos, etc., todo, absolutamente todo puede abordarse con un ¿por
qué? y seguirse así.
Pero el ¿por qué? solo es una parte de la razón trascendental, la otra parte es el
¿para qué? que, de la misma forma que el ¿por qué? puede aplicarse a todo lo
que hay. El ejemplo anterior puede traerse de nuevo aquí y preguntarnos “¿para
qué fulanito o zutanita se enojó conmigo?”, ya no es un ¿por qué?, es decir, ya no
vemos al pasado, al origen, ahora es un ¿para qué? que ve al desino, al efecto. La
respuesta tal vez pudiera ser “bueno, se enojó para hacerme ver la gravedad de
mi actitud con la intención de que no vuelva a pasar”, lo cual de nueva cuenta
permitiría un ¿para qué? De nueva cuenta ¿ves el patrón? Ese ¿para qué? puede
plantearse una y otra vez ante cualquier repuesta que se obtenga.
¿Por qué está aquí esta silla?, ¿para qué está aquí esta silla?; ¿por qué el hambre
en el mundo?, ¿para qué el hambre en el mundo?; ¿por qué me equivoqué en tal
o cual cosa?, ¿para qué me equivoque en tal o cual cosa?; ¿por qué esa hormiga,
aquella nube, esta brisa?, ¿para qué esa hormiga, aquella nube, esta brisa?; por
más rara que se oiga de inicio la pregunta, sea de lo que sea, hay que buscarle
siempre un ¿por qué? y un ¿para qué? y seguir con el hilo del cuestionamiento.
Seguir el hilo -a lo mejor alguien pregunta-, ¿hasta dónde?
33
Buena pregunta la anterior, yo te pregunto ¿tú crees que podamos en algún
momento plantear un ¿por qué? o un ¿para qué?, de lo que sea, cuya respuesta
sea la última, la final, la definitiva, la que ya no permita un nuevo ¿por qué? o un
nuevo ¿para qué? partir de ahí? Vamos, contesta honestamente, ¿realmente
crees que habrá una respuesta que ya no amerite ninguna pregunta? Aquí es
donde entra el primer absurdo, la comprensión.
1er Absurdo: Comprensión
Si no podemos llegar al ¿por qué? final o al ¿para qué? final, entonces en realidad
no sabemos dónde estamos parados, no tenemos noción más que de una rendija
de la realidad e ignoramos el resto. Y esto es
así. Siempre va a haber algo que
desconozcamos. Repito: mientras no
lleguemos al ¿por qué? último de las cosas o
al ¿para qué? último de las cosas
prácticamente estamos parados en el aire.
Sabremos el ¿cómo? pero desconoceremos
el ¿por qué? y el ¿para qué?, al menos el ¿por qué? y el ¿para qué? final, lo cual
es bastante que decir.
¿Cuánto tarda una flecha, disparada con toda la fuerza posible, en recorrer,
digamos, un metro de distancia? A lo mejor alguien dice que un segundo, otro que
medio segundo, otro tal vez que menos. ¿Qué les parecería si yo les contestara
que la flecha no se mueve, que no avanza, que aunque sea disparada nunca llega
a su destino? Supongo que quien me oyera diciendo esto creería estar
escuchando un despropósito, pero veamos el problema del desplazamiento de la
flecha como lo hicieron los sofistas hace cientos de años.
34
Dijimos que la flecha tenía que recorrer un metro. Bien. Pregunto, ¿podemos
dividir en dos ese metro? “Claro que sí”, me responderán, tendremos entonces
dos partes iguales de cincuenta centímetros cada una. Excelente. Ahora,
¿podemos dividir una de esas dos partes en dos partes iguales? “Desde luego”,
me dirán, es así como esa parte la hemos dividido ahora en dos partes iguales de
25 centímetros cada una, y bueno, les pregunto de nuevo ¿podemos a su vez
dividir alguna de esas partes de 25 centímetros de nuevo en dos partes iguales?
“Así es”, de nueva cuenta me dirán, por último, ¿hasta dónde puedo yo agarrarme
segmentando cada parte que surja de dividir el metro una y otra vez, hasta donde?
“Hasta el infinito”, algún avispado dirá, y tendrá razón.
Ojo con esto: el metro inicial base de nuestro problema podemos dividirlo una y
otra y otra vez hasta el infinito, ¿verdad?, luego entonces viene la pregunta
¿cuánto tiempo le lleva a un objeto desplazarse por un espacio que es infinito?
“¡infinito tiempo!” podrá responder el avispado, y tendrá razón. Un objeto requiere
de tiempo infinito para recorrer un espacio que es infinito siendo que si esto es así
luego entonces dado que le tomará a la flecha infinito tiempo recorrer ese metro
nunca se moverá realmente.
¿De locos la conclusión a la que llegamos?, pero ¿por qué? Vuelve a leerla y
veras que es lógica, aunque algo ha de estar mal con ella pues en la vida real sí
vemos a la flecha moverse para llegar a su destino y no le toma para nada tiempo
infinito recorrer ese metro, ¿verdad?
¿A qué viene esto?, bueno, estamos con el absurdo relativo a la razón y este
problema nos dice dos cosas al respecto. La primera es hacer evidente que las
conclusiones a las que nos lleve la razón por sí solo pueden no solo estar
incompletas sino de plano ser erradas. Podemos pensar y pensar y pensar y aun
así, como en el racionamiento anterior, creer que llegamos a una conclusión valida
y valedera cuando estamos muy lejos de ello. Por eso la necesidad de tener otros
pilares de donde asirnos para nuestro desarrollo integral como personas.
35
La segunda cosa al respecto que nos dice este problema es que la razón nunca
nos podrá explicar la totalidad de lo que sea porque la misma naturaleza del
conocimiento es fragmentaria. Tomemos cualquier ciencia, por ejemplo una
ciencia natural como la biología. En biología podemos encontrar una rama
dedicada a la biología de los animales, en esa rama podemos encontrar otra subrama dedicada a la biología de loa mamíferos, en esa sub-rama podemos
encontrar una sub-sub-rama dedicada a la biología de los leones, en esa sub-subrama podemos encontrar una sub-sub-sub-rama dedicada a la biología de los
leones hembras, en esa sub-sub-sub-rama podemos encontrar una sub-sub-subsub-rama que se enfoque en sus aparatos reproductores, en esa sub-sub-subsub-rama podemos encontrar una sub-sub-sub-sub-sub-rama que se enfoque en
las hormonas relativas a los aparatos reproductores, y así hasta el infinito. Es igual
que el metro que diseccionamos en infinitas partes, en este caso el conocimiento
que para comprender algo estamos diseccionando completamente hasta el infinito
¿podemos algún día llegar a comprenderlo en su totalidad?
Antes de comentar esta pregunta, y como ya podrás haber comenzado a intuir, el
conocimiento infinito nos plantea un gran problema de certeza completa, última y
total, con lo cual, mira lo que voy a decir, todo se sustenta en última instancia en
cuestiones de fe. Sé que ésta aseveración te parecerá extrema, después de todo
el conocimiento, la ciencia, son aspectos de nuestra vida donde la fe es lo que
menos tiene que ver, al contrario, pudiéramos decir que solo los hechos
comprobables y comprobados tienen cabida y que la fe no tiene lugar, pero no es
así.
En una ocasión platicaba con un amigo que es ateo, una persona que debo
reconocer es sumamente inteligente y que merece todos mis respetos, y en un
momento dado salió el tema de la fe y ante mi señalamiento de que la ciencia se
fundamenta también en la fe el me argumentó más o menos en los términos que
acabo de señalarte, en ese punto le dije que sometiéramos a prueba lo que
36
acababa de comentar, es decir, que la fe no tiene cabida en la ciencia y que la
misma solo está conformada de hechos comprobables y comprobados. Para no
entrar en discusiones interminables le pregunté primero sobre los sistemas
planetarios del universo, que si cómo habían llegado a ser lo que ahorita son. El
me explicó cuestiones relativas a la fuerza de gravedad y de cómo la misma había
tenido un papel en aglutinar, ordena y mantener lo que llamamos sistemas
planetarios (igual pude haberle preguntado de las estrellas, las galaxias o el
universo en sí). Luego le pregunté (siguiendo un poco la idea del ¿por qué?), que
si ese polvo, rocas y demás, así como esa fuerza de dónde había venido, él se
puso a explicarme la evolución del universo hasta llegar al Big Bang. En este
punto yo le hice varias preguntas de ese Big Bang, desde su naturaleza hasta su
origen, la respuesta, que es la misma que la ciencia actual, es que nuestro
conocimiento ha llegado hasta ahí pero que aún no podemos explicar a cabalidad
lo del Big Bang. Es así como le dije que a partir de ese punto no tenemos
información alguna y debemos de creer en algo de lo cual no podemos explicar, a
la respuesta suya de “si, así es”, le contesté “¿y eso en que se diferencia de la
fe?”
Podemos mencionar muchos ejemplos más de cómo en un momento dado la
ciencia, el conocimiento, llega a un punto donde simplemente no sabe y dado que
no sabe solo debe creer y es así como incluso el más férreo ateo tiene una fe, tal
vez no en una deidad como la conceptualizamos, pero si en algo que no sabe qué
es, que no lo puede explicar, pero que cree a pie juntillas que existe. Piensa en
esto: tanto un ateo como un creyente llegaran a un punto donde sus argumentos
llegaran a un límite de lo conocido, a partir de ahí ambos estarán parados simple y
sencillamente n su fe. Y es en este punto donde el ateo y el creyente se tocan con
las puntas de sus dedos ya que en por la forma de nuestro universo, aunque dos
seres vayan en direcciones opuestas, llegará un punto en donde ambos se
encuentren.
37
Ojalá puedas ver que la aplicación de esta técnica sencilla del ¿por qué? y ¿para
qué? pudiera resolver muchos de los conflictos individuales o sociales que surgen
precisamente por ese abordamiento factual de los hechos antes que
trascendental, mostrando cómo es que las opiniones divergentes son expresión de
lo mismo y las posturas supuestamente contrarias y contradictorias llegan a
rozarse en los extremos y a fundirse en sus centros. Todo al tratar, que tal vez no
lograr de responder al ¿por qué? y ¿para qué? de lo que existe.
Volviendo a la pregunta ¿podemos algún día llegar a comprender todo en su
totalidad? creo que ya has de intuir la respuesta, y ante esa respuesta la otra
pregunta que puede surgir es ¿entonces para que los ¿por qué? y ¿para qué? que
se presentan como técnica en el presente tema si nunca vamos a llegar a un ¿por
qué? y a un ¿para qué? últimos? Mira, la cuestión no es si llegaremos o no a un
¿por qué? y un ¿para qué? últimos sino el efecto que en ti tiene el hacer este
ejercicio. Velo como cuando alguien se ejercita en una bicicleta fija, no
esperaríamos que por más que pedaleara llegara a una parte ya que finalmente
eso no es lo importante sino el efecto que dicho ejercicio tenga en la persona.
Aquí es lo mismo, no preguntes si algún día llegarás a un ¿por qué? y un ¿para
qué? últimos sino observa los efectos que expandir tu campo mental de acción a
través de este ejercicio tendrá en ti.
Este es el absurdo de la razón, ya que por la propia naturaleza de él y por la
propia naturaleza de nosotros nunca jamás podremos de manera total y completa
a conocer todo de todo, pero eso no implica que no lo intentemos pues lo
trascendental se esconde precisamente en eso.
38
2º Pilar: Voluntad
En 2004 se estrenó una película de acción protagonizada por Tom Cruise y Jamie
Foxx, la cual por cierto fue nominada a dos Óscares y ganó varios premios como
BAFTA Awards, AFI AwardsASCAP Film and Television Music Awards, BET
Awards, entre otros y en diferentes categorías. Es una película de acción donde
Tom Cruise interpreta a Vincent, un matón a sueldo, y Jamie Foxx a Max, un
taxista que tiene la mala fortuna de toparse con él siendo obligado a servirle de
chofer durante su travesía nocturna de asesinatos a sueldo.
Película que capta la atención de uno, pero hay una escena inicial que para
muchos pasa desapercibida pero de la cual se pudieran dar seminarios y
diplomados. En esta escena que es al
inicio, antes que Max recoja a
Vincent, Max recoge a una pasajera,
Annie, interpretada por Jada Pinkett
Smith, este encuentro es significativo
por cuestiones que pasarán más
delante, pero en esta escena inicial
hay una conversación de menos de veinte cuyo diálogo que cae como anillo al
dedo para este apartado. Annie le pregunta a Max cuando la lleva en su taxi “¿te
enorgullece ser bueno en lo que haces?”, a lo que Max le contesta “¿Qué?, ¿esto?
Esto es temporal, esto es de medio tiempo, paga las cuentas, pero seré el mejor
en lo que haga aunque no me guste”.
Si volvemos sobre las frases motivacionales que circulan sobre las redes sociales,
éstas pudieran resumirse en un “haz lo que te guste”. Este “haz lo que te guste” lo
mismo puede referirse a seguir los sueños y las metas que nos llenan que a dejar
de hacer aquello que nos incomoda, esto está muy bien (aunque incompleto y
veremos por qué), pero hay muchas cosas que no nos gustan, yo creo que son
más las que no nos gustan que las que sí, pero que aún con todo y esto las
39
tenemos que hacer y de ti depende si lo haces impecablemente bien o no. “Seré el
mejor en lo que haga aunque no me guste”. Esto es la voluntad, y la voluntad es
distinta, bastante distinta, de la razón.
En el curso de la evolución humana muchas cosas hemos perdido porque no
hemos sabido hacernos de ellas mientras íbamos avanzando como individuos y
como personas. Una de esas se refiere a la voluntad. Una cosa muy distinta es el
sometimiento y prejuicios al que hasta hace poco las religiones tenían sometido a
los individuos y las sociedades y otra muy distinta toda la riqueza en ellas había y
que terminamos por tirar por la borda tanto lo uno como lo otro. Todavía podemos
ver, por ejemplo, aunque cada vez con menor grado, las cuestiones de las
“mandas”, es decir, las promesas religiosas que un individuo tenía que cumplir
ante algo que había solicitado. Repito: tenía que cumplir, le gustara o no. Lo
curioso es que generalmente estas “mandas” eran de cosas que no podemos
señalar de agradables pero que curiosamente las cumplían con gusto. Esto es
muy importante pues el cumplimiento de la “manda” no cambiaba el carácter de
ella pero sí se hacía con un ánimo de espíritu muy diferente, a pesar de estar
sometiendo a su cuerpo, a su mente, a sus emociones a cumplir esa “manda”.
¿Qué es lo que se estaba trabajando en esto? la voluntad.
Cuando pequeños todos contamos con grandes maestros trascendentales que
nos trabajan esta parte y me refiero a nuestros padres. Nuestro padre y nuestra
madre, cuando somos pequeños, ¿nos argumentan para que hagamos algo, nos
disuaden, nos convencen? Para nada: ¡nos obligan! Nos dan una orden y aunque
no queramos tenemos que acatarla. Lavarnos las manos o los dientes, arreglar
nuestra cama o nuestro cuarto, saludar o despedirnos, yo creo que todos
podemos recordar un sinfín de órdenes que cuando pequeños teníamos que
acatar simple y sencillamente porque nuestros padres así nos lo requerían. Ellos
eran los maestros trascendentales de la voluntad.
40
Conforme fuimos creciendo, es cierto que muchas de esas cosas a las que
éramos obligados por nuestros padres han sido entendidas y ahora las hacemos
de manera voluntaria, pero lo que no agarramos, lo que no hicimos nuestro, fue
esa lección sobre la voluntad de hacer las cosas porque sí y ahora nos inclinamos
más bien a hacer en la mayor parte de lo posible lo que nos gusta. La libertad nos
trajo la posibilidad de ya no depender de maestros externos, pero en muchos de
los casos optamos por no erigirnos como nuestros propios maestros, decisión que
ahorita estás cambiando mientras lees esto para llegar a hacer las cosas, aunque
no nos gusten, de manera excelente, esa es la voluntad.
Veámoslo de esta forma: Todos hacemos cosas que no nos gustan, la idea es
hacerlas porque así lo queremos, de manera excelentemente impecable por que
así lo hemos decidido. No quiere decir esto fingir, ser hipócrita, hacer como que
algo nos gusta cuando no, para nada, la voluntad implica en hacer algo que
incluso no nos gusta de manera impecable por que le metemos pasión.
¿Zarandeamos más el árbol? ¡Va! La voluntad es tuya, lo que haces porque
aplicas tu voluntad es tuyo, lo que haces por gusto o lo que rechazas por disgusto
no es tuyo. Todos conocemos la idea de la zanahoria y el palo para hacer avanzar
al burro aplicado a cuestiones de motivación humana. La zanahoria se refiere a
todo lo que nos gusta, nos atrae, lo deseamos y que, al igual que al burro que se
le pone una zanahoria enfrente de una vara atada a su cabeza, nos hace avanzar
hacia ello. El palo es lo contrario, es lo que no nos gusta, lo que rechazamos, lo
que no queremos, y que al igual que la imagen del burro que se le muestra el palo
para que avance, nosotros nos movemos buscando alejarnos de esto. Pero si la
piensas bien tenemos entonces que lo que nos hace movernos, sea que lo
busquemos porque lo queremos o lo evitemos porque no nos gusta son factores
externos, déjame repetir esto: son factores externos, y si son externos no eres tú,
pero peor aún, son esos factores externos los que deciden sobre tu vida, y si son
factores externos no creo que te lleven a dónde tú quieras llegar sino a dónde
41
ellos te quieran llevar, ¿vas viendo el alcance de actuar reactivamente mediante la
búsqueda/rechazo de lo que nos gusta o nos disgusta?
Ahora bien, la voluntad no es solo el hacer lo que no nos gusta de una manera
excelentemente impecable, la voluntad va más allá y se refiere a hacer lo que
queramos hacer, nos guste o no, solo porque lo queremos hacer transmutándolo
gloriosamente mediante nuestra pasión.
Quiero repases lo mencionado anteriormente pues es crucial para pasar a la
aplicación práctica para el desarrollo de este pilar: la voluntad se refiere a hacer lo
que queramos hacer, nos guste o no, solo porque lo queremos hacer
transmutándolo gloriosamente mediante nuestra pasión.
En este punto, al igual que cuando abordamos el pilar de la razón, quiero señalar
que la voluntad también tiene dos vertientes, una factual y otra trascendental, la
factual tiene que ver con el “hacer” y la trascendental con el “ser”. Claro que
cuanto hacemos lleva en mayor o menor medida (como lo explicado anteriormente
por la analogía del burro, la zanahoria y el palo) nuestra voluntad, pero esta
voluntad puede enfocarse tanto en hacer cosas como en llegar a ser como
personas. Lo primero, la voluntad factual que se enfoca en el “hacer” tiene una
connotación externa, todo lo que no somos pero puede ser afectado por nuestra
acción cae en esta categoría; la segunda, la voluntad trascendental tiene una
connotación interna, todo lo que somos cae en esta categoría, y mejor aún:
también cae en esta categoría todo lo que podemos llegar a ser.
La propia naturaleza de la voluntad, proactiva, implica que requiere de nuestro
esfuerzo y este esfuerzo implica que nos enfrentemos con lo que yo llamo
obstáculos. ¿Cuántas veces en nuestra vida nos hemos enfrentado a obstáculos
que parecen prácticamente inalcanzables solo para vernos después
conquistándolos?, peor aún, ¿qué hubiera pasado si a la primera de cambio
hubiéramos dejado de intentarlo?
42
Si los obstáculos fueran razón para desistir de algo, ¿qué sería de la vida?, ¿qué
hubiera sido de la historia? El maestro de Beethoven lo declaró en su momento un
caso perdido como compositor; el maestro de Enrico Caruso, uno de los más
grandes cantantes de ópera, decía que no tenía voz y que no sabía cantar; los
maestros de Charles Darwin lo consideraban un chico ordinario por debajo del
promedio intelectual; el editor de un periódico despidió a Walt Disney, cuando
apenas empezaba su carrera, por falta de ideas. Los maestros de Thomas Edison
decían que era demasiado estúpido para aprender cualquier cosa; el maestro de
Albert Einstein lo describió en su momento como mentalmente lento, insociable y
con sueños absurdos, de hecho en 1905 la Universidad de Berno le rechazó una
disertación doctoral por considerarla irrelevante e irreal; del gran escultor Rodín se
decía que era el peor alumno de la escuela, de hecho los “expertos” rechazaron
tres veces su solicitud de admisión a la escuela de arte; a León Tolstoí, autor de
“La Guerra y la Paz”, lo obligaron a abandonar la escuela ya que los “eruditos” lo
consideraban completamente incapaz de aprender.
Los obstáculos existen, son reales, lo único que no es real es la percepción que de
ellos tenemos, esa es subjetiva y está en función de nosotros mismos. Pensemos
en esto: un obstáculo se define como tal solo y cuando creemos que requeriremos
de una gran reserva de fuerzas para conquistarlo. Para ninguno de nosotros, ya
jóvenes y adultos, una escalera se vuelve un obstáculo, ¿pero qué tal para un niño
de uno o dos años?, es algo prácticamente insalvable. ¿Qué quiere decir eso?,
que la definición de nuestra personalidad va a estar en la vida en función de lo que
consideremos realmente un obstáculo.
Es un hecho que conforme crecemos lo que considerábamos obstáculos dejan de
serlo y los retos que nos planteamos se convierten cada vez en más ambiciosos,
así es la vida, y la manera en que enfrentemos esto es la que definirá el carácter
en nuestra personalidad.
43
Cuando hablamos de obstáculos hablamos de una relación fuerzas-retos, pero
más interesante aún, la percepción que de ello tenemos. El obstáculo podrá seguir
existiendo, eso no lo podemos cambiar, lo que sí podemos cambiar es la
percepción que de él tenemos, lo cual nos pondrá en un uso eficiente de nuestros
recursos. ¿Qué quiere decir esto?, simplemente que nuestra mente puede trabajar
a nuestro favor o en contra nuestra. Yo creo que todos tenemos en mente
actitudes propias o de conocidos ante problemas: cuando pesimistamente se dan
por vencidos es mucho más difícil conquistar los retos que cuando se muestra una
actitud de lucha y optimismo.
Hay un ejercicio que me gusta efectuar: se le pide a un grupo de gente que trabaje
dos columnas, en una columna escriben los tres más grandes obstáculos que
creían insalvables en su vida, y en la otra escriben el por qué los consideraban
insalvables (se les pide que sean muy explícitos en este punto), y una vez que han
hecho esto se les pide que lo lean en silencio y luego se les hace la pregunta
"¿qué pasó?, por lo visto tenias el problema muy bien analizado y creías no lo
conquistarías, entonces ¿qué paso?". La conclusión es sencilla: la percepción de
cada uno era la que hacía ver esos obstáculos tan enormes que parecían que
serían ellos, los obstáculos, los que triunfarían.
Cuando uno conquista un obstáculo, en realidad se conquista a sí mismo, a sus
miedos, a sus mediocridades, a su corta visión; cada obstáculo conquistado por la
tenacidad, el valor y el coraje nos permite crecen como personas interior y
exteriormente, nos da más recursos y herramientas para nuestra vida y nos
permite una visión de nosotros mismos, de los demás y del mundo que nos rodea
más amplia, profunda y trascendente. Es así como, si lo vemos de esta forma, los
obstáculos solo existen para demostrarte que no tienes límites
Retomando la idea previa que habíamos vertido, podemos ver que la clave de la
frase con la que definimos la voluntad señalaba que es hacer algo que queremos
hacer “solo porque lo queremos hacer”, eso es lo que pudiera definir el concepto
44
de voluntad, pero ¿qué tenemos a cambio? Veamos, si enumeras diez, cien o mil
cosas que hagas en el día y si te preguntase el por qué lo haces, ¿habría una
respuesta? A menos que la respuesta sea “porque sí” no estamos hablando de
cuestiones relativas a la voluntad sino, cuando mucho, al modelo del palo y la
zanahoria. Pero entonces, ¿pueden hacerse las cosas solo porque sí, porque así
lo queremos? Al igual que con la razón, no es tanto la respuesta tajante a esta
pregunta la que nos cambiará sino trabajar en ello, ¿y cómo trabajar en ello? Muy
sencillo, veamos.
Al igual que cuando abordamos el pilar relativo a la razón, la cuestión relativa a la
voluntad solo tiene una técnica, una sola, sencilla, práctica, alcanzable, de efectos
inmediatos y de impactos a lo largo de toda la vida, todo es cuestión de aplicarla
de manera concienzuda, constante y disciplinadamente.
Bueno, pero ¿cuál es esa técnica? Bueno, dado que dijimos que la voluntad es
hacer lo que queramos hacer solo porque lo queremos hacer la cuestión de
desarrollo de la voluntad está precisamente en hacer cosas solo por quererlas
hacer, no porque haya algo que lograr, porque deseamos algo o porque evitemos
algo. Sé que esto es complicado, sobre todo al principio, pues estamos tan
acostumbrados a hacer las cosas porque hay algo que deseamos o bien
rechazamos que la sola idea de quitar esto es de inicio ilógica, ¿cómo hacer algo
solo porque sí?
Ahorita mismo vamos a hacer algo así para que veas es posible y luego diremos
como aplicar la técnica permanentemente. En este momento haz algo que
podríamos decir sin ningún sentido y solo por qué si, por ejemplo párate y da una
vuelta como trompo, camina tres pasos para atrás, alza los brazos y mueve las
manos arriba de ti como las alas de un pájaro, lo que quieras y solo porque sí (no
se vale hacer los ejemplos que se han mencionado, tiene que ser algo que te de la
gana hacer). Vamos, hazlo.
45
Si efectuaste el ejercicio, por más ridículo que te hayas sentido y por más
sinsentido que le hayas visto, has dado el primer paso en recuperar el pilar
referido a la voluntad. En este punto quiero aclarar que esta recuperación no
quiere decir que llegará un momento en que andarás como loco haciendo cosas
sin sentido alguno y que tu vida se derrumbará por ello, nada más alejado de la
realidad, tu campo de acción se ampliará y estarás en posesión de tus
habilidades y capacidades para emprender con un carácter a prueba de todo lo
que te propongas, además recuerda que no estamos cimentando todo lo que
hagamos sobre la voluntad sino sobre cuatro pilares de los cuales se desglosa
una vida más plena, completa y total.
Volviendo sobre la cuestión de la técnica, busca algún momento del día para
hacer algo solo porque sí, pueden ser cosas sumamente sencillas e incluso
imperceptibles como para hacerlas en cualquier momento y en cualquier parte
(como por ejemplo mover o poner los dedos de tal o cual forma) o más
complicadas como las mencionadas antes. Al inicio tendrás que forzarte un poco
para hacerlas pues, como comenté te parecerán ilógicas (y de hecho lo son pues
no están en el rango de causa-efecto, sino en el de la voluntad), pero con el
tiempo esto se volverá natural, así te darás cuenta que vas adquiriendo
“condición” en el desarrollo de tu voluntad y comenzarás a ver cambios en todos
los aspectos de tu vida.
2º Absurdo: Intención
El pilar de la voluntad, al igual que el de la
razón, también tiene un absurdo, el cual, como
se mencionó en la introducción del presente
libro es el de la intención. ¿Por qué la intención
es el absurdo de la voluntad? Por algo muy
sencillo: lo que haces, todo lo que haces, ¿es
46
tuyo o es de otros? Y no me refiero con esta pregunta a las cuestiones externas
claramente identificables que pueden ser catalogadas como palos o zanahorias
siguiendo el símil utilizado anteriormente, sino a las configuraciones de nuestras
motivaciones como tales.
Si en una conferencia o un taller yo te pidiera pasar al frente y quitarte la ropa
frente a todos ¿qué dirías? Lo más probable es que te negaras y adujeras
cuestiones relativas a tus principios, tus ideas o valores para ello, pero ¿por qué te
refieres a todo ello como algo tuyo, realmente lo es, o es lo que de una forma u
otra tu familia, tus amigos, la sociedad ha introyectado en tu interior como piezas
claves sobre las que has construido tus creencias? No estoy diciendo que de inicio
se rechacen todas estas ideas sino que en la medida de lo posible las hagas tuyas
(es decir las creas, las entiendas, las vivas) como si tu vida hubiese estado en
juego para alcanzarlas. Lo que estoy diciendo es que no hay manera de saber si
un acto reactivo (palo-zanahoria) o volitivo (hacer lo que quieres solo porque lo
quieres hacer) está o no impregnado y en qué medida con ideas, valores,
prejuicios y demás ajenos. Esto es algo tan complejo, tan complicado y tan sutil en
nosotros que es imposible saber dónde termina lo que podemos decir que es real
y eminentemente nuestro y lo que es ajeno pero ha pasado a formar parte de
nuestra vida como parte de la socialización y culturización a la que estamos
sometidos desde nuestro nacimiento.
Creo que todos nosotros tenemos referentes propios o ajenos de relativos a
rebelarnos contra el estado actual de las cosas. Esto es más palpable cuando
jóvenes y por ello utilizo un ejemplo en ese sentido para ilustrar lo comentado en
el párrafo anterior. Veamos las expresiones de rebeldía típicos de la juventud, no
solo de ahorita sino de otras épocas y veremos algo: gente que busca rebelarse
sometiéndose a otras formas de ser, hacer y expresarse. Me explico: cualquier
expresión de rebeldía juvenil generalmente llega a conformar una pauta de
comportamiento que se socializa en grupos afines estableciendo características
que luego son replicadas por quienes buscan identificarse con esa rebeldía. Pero,
47
¿no es paradójico buscar afianzar nuestra libertad saliendo de ciertos
condicionamientos para finalmente caer en otros? Pero cuando uno señala esto a
esos “rebeldes” escucha de ellos la justificación de que esa es su expresión, su
estilo, su vida, cuando no es más que la réplica de lo que otros hacen o dicen,
pero ¿dónde está el límite interno/externo de lo que motivó a alguien así? Difícil de
establecer.
Igual nosotros en cualquier cosa que hagamos, digamos, pensemos, sintamos y
demás, por más que nos cuestionemos, por más que tratemos de dilucidar, no
podemos llegar a establecer con certeza ese límite entre lo que somos por
nosotros mismos y lo que somos por nuestra interacción con el mundo y con los
demás, ese límite donde podamos saber a ciencia cierta qué cosas sí y que cosas
no de nosotros están matizadas o no por la cultura, las ideas, los valores, las
creencias y demás de nuestra familia, nuestros amigos o de la sociedad en
general.
Aún así, con todo y este absurdo, al igual que con la razón, al valor de la
aplicación de la técnica relativa a nuestra voluntad no está en poder resolver de
manera completa y total este dilema sino en el ejercicio mismo de nuestra
voluntad inherente a este esfuerzo.
48
3er Pilar: Percepción
American Beauty es una película que salió en 1999. Ganó el Óscar como mejor
película, mejor actor, mejor director, mejor escritor y mejor cinematografía;
además ganó premios tales como Golden Globes USA, BAFTA Awards, Screen
Actors Guild Awards, entre otros y en varias categorías. Es una representación de
la vida común y corriente de varias personas en la actual sociedad americana
donde se entrelazan varias dramas en los que cualquiera puede verse identificado.
Wes Bentley como Ricky Fitts y Thora Birch como Jane Burnham dan vida a unos
adolescentes que tienen que lidiar no solo con sus problemas sino con los de los
demás. En una escena Ricky, a quien le gusta filmar todo lo que podía, le muestra
una de estas grabaciones a Jane. La grabación es de una bolsa siendo mecida
por el viento. El diálogo en esa escena, a cargo
de Ricky, es el siguiente: “Fue uno de esos días
que faltaba un minuto para nevar y hay cierta
electricidad en el aire, casi puedes oírla,
¿cierto?, y esta bolsa solo bailaba conmigo,
como un niño que me imploraba que jugáramos,
por quince minutos. Ese día me di cuenta de que había toda una vida detrás de las
cosas y una fuerza increíblemente benévola que quería que supiera que no había
razón para temer, jamás. El video es una mala excusa lo sé, pero me ayuda a
recordar, necesito recordar. A veces hay demasiada belleza en el mundo, creo
que no resistiré, y mi corazón va a desplomarse”.
Esto tiene que ver con el tercer pilar que es la percepción, y ¿qué es la
percepción? Muchas definiciones al respecto hay, todas van en el sentido de
señalar hacia ese proceso mediante el cual una persona selecciona, organiza e
interpreta los estímulos que recibe para darle un significado a algo. Como
podemos ver la percepción consta de tres fases enumeradas en la definición
anterior: selección, organización e interpretación. Conforme vayamos
49
desarrollando este pilar veremos cómo nuestra influencia va de mayor a menor en
estas tres fases tal cual se presentan aquí, es decir, podemos influir mucho en la
selección de los elementos con los que se iniciará el proceso de percepción,
podemos influir algo aunque no mucho en la organización de dichos elementos
(esto porque muchos procesos son mentales e independientes de nosotros) y por
último influimos muy poco en la cuestión de la interpretación pues eso tiene que
ver con los marcos de referencia que poseemos y que actúan casi de manera
mecánica ante los estímulos que recibimos.
De una manera simple podemos señalar que los canales perceptivos que
poseemos son los sentidos con los que estamos dotados: vista, oído, gusto, olfato,
tacto. De manera automática estos sentidos están condicionados para fijarnos en
ciertas características o condiciones de lo que percibimos, descartar otras,
ponderar, valorar y así interpretar.
El mismo sistema de vida que tenemos, al igual que en el caso de la voluntad, nos
ha llevado a percibir las cosas de cierta forma, pero algo que podemos ver es que
esa percepción nunca es la realidad. ¿Una prueba de ello? Fíjate a la otra que
vayas a un restaurant con otras personas como pasa algo fascinante: todos se
sienta, toman la carta, revisan el menú y piden cosas diferentes. Así es, eso es lo
fascinante: piden cosas diferentes. Si la realidad pudiera ser percibida
objetivamente por todos nuestras acciones y decisiones fueran las mismas, pero
no, cada quien percibe el mundo de forma diferente y por eso sus acciones y
decisiones son diferentes, prueba de ello los alimentos diferentes que cada quien
pide en un mismo restaurant revisando la misma carta.
Hay un aforismo que dice que “el mapa no es el territorio”, es decir, lo que
percibimos no es la realidad sino la interpretación que de la misma hacemos.
Fíjate cuando hables con alguien como es que esa persona no te estará diciendo
más que la percepción que de la realidad tiene, percepción con la que pues
coincidir o diferir, pero que en ningún caso es la realidad.
50
Una frase dice que “el gusto se rompe en géneros”, yo más bien diría que “el gusto
se rompe en percepciones”. Nuestra percepción nos hace ser lo que somos pues
a partir de ahí entendemos, o pretendemos entender, a nosotros mismos, a los
demás y al mundo mismo.
Aquí es necesario hacer una pausa pues esta declaración es de carácter
preponderante: lo que percibes no es la realidad, es la interpretación que de la
realidad haces. Por ejemplo, la percepción que tenemos del camino a recorrer
para alcanzar una meta y de cada paso que damos para ello.
Cuando hablamos de las metas que nos ponemos en la vida, generalmente las
que más valen la pena conllevan mucho esfuerzo, dedicación y tiempo, y en ese
escenario es muy tentador el darse por vencido, pero ¿por qué pretender de golpe
llegar a la meta cuando cada paso nos acerca más a ella?
Ahorita tú lees este artículo sin esfuerzo alguno, pero pensemos en todo lo que
tuvo que transcurrir para ello. Cuando naciste no sabías una sola palabra, que
increíble suena, ¿verdad?, ni una sola palabra, pero ¿qué fue lo que pasó
después? A los dos años comprendías unas 1,000 palabras y usabas unas 200 o
300, para los cinco años comprendías unas 3,000 palabras y usabas de 500 a
1,000, ¿y ahora?, algunos calculan que un adulto puede comprender unas 10,000
palabras y usar unas 3,000, increíble, ¿verdad?. Ahora imagínate que al nacer
tuviéramos conciencia y de golpe se nos dijera que tenemos que llegar a
comprender ese cumulo de palabras, sería algo abrumador.
Algo similar pasa con nuestras metas, desde aprender un nuevo idioma hasta
bajar de peso, desde cursar una carrera hasta formar una familia, desde dominar
un deporte hasta tocar un instrumento, la meta final es tan completa y tan
compleja que vista a lo lejos se vuelve abrumadora, pero, ¿por qué no en vez de
ver la meta vemos cada paso como un pequeño logro para llegar a ella?
51
En las técnicas de adiestramiento de especies los humanos usamos reglas
funcionales que olvidamos para nosotros, una de ellas el premiar cada pequeño
logro, es así como se logra que un león salte por un aro, que un elefante se pare
en una pata, o que un caballo pose gallardamente. Pues bien, no debemos ser
más duros con nosotros mismos, de igual forma necesitamos pequeños
reconocimientos por nuestros logros, pequeñas palmadas, pequeños gestos de
aliento, pero ¿qué pasa muchas veces? que ante lo difícil del camino hacia la
maestría de la vida nos autoflagelamos con reclamaciones por nuestros fallos o
pequeños avances en vez de comprender la fragilidad por un lado que como
personas todos tenemos pero el enorme potencial que como humanos poseemos.
Ahora bien, comprensión no es condescendencia, simplemente significa eso:
entender que cada paso nos acerca más a la meta y que al igual que en la vida
habrá tropiezos, cansancio e incluso frustración. Es más, a veces hay tanta
frustración que uno quisiera gritar, patalear y aventar todo por la borda, y está bien
salvo esto último, grita y patalea todo lo que quieras y luego levanta de nuevo la
mirada, ¿sabes que es lo que verás?, pues lo que veras es la meta que no se ha
movido y que te sigue esperando, así es: la meta te seguirá esperando porque
ella, la meta, está hecha para ti, para que un triunfador como tú la conquiste, de
otra forma nunca la hubieras visto, y para eso se requiere ese gritar y ese patalear
pues es la única forma de dejar en el camino la persona débil y crear una nueva,
vigorosa y con carácter para cruzar con ella la meta.
Así que cuando creas que una meta está mucho muy lejos recuerda que tus metas
son alcanzables; veras: extiende tu mano a ellas, ¿ves como es que ya están más
cerca?
En ese sentido, ¿puede trabajarse esa interpretación para así cambiar la manera
en que percibimos todo? Más delante contestaremos esto de una forma no
convencional.
52
Al igual que la razón y que la voluntad, la percepción tiene dos vertientes, una
factual y otra trascendental. La factual se refiere a limitar y la trascendental a nolimitar. Explicaremos cada una. Como hemos dicho la percepción selecciona de
inicio ciertas características que serán luego interpretadas, este proceso, somos
podemos ver es excluyente, es decir, toma unas características mientras que
descarta otras y da a estas características pesos diferentes en el proceso de
interpretación. Este proceso establece cierto límites, no solo a lo que estamos
percibiendo sino a la interpretación que de él hacemos ya que solo optamos por
ciertas variables de lo que percibamos y todavía la interpretamos con valores
subjetivos lo resultante, aparte de diferir de la realidad, está bastante limitado, de
ahí el sentido factual señalado.
La vertiente trascendental tiene que ver con el no-limitar, esto quiere decir que de
manera consciente podemos ampliar nuestro rango en cuanto a variables a
seleccionar y proceso interpretativo a aplicar para ir cada vez más empujando los
límites de que lo interpretemos hasta difuminarlos o de plano eliminarlos. ¿Cómo
podemos hacer esto? Igual que en los demás pilares, con una técnica sencilla y
eminentemente práctica.
Anteriormente se hizo la pregunta de si puede trabajarse esa interpretación para
así cambiar la manera en que percibimos todo, lo interesante de la técnica que
vamos a dar, así como las que hemos dado para los pilares de la razón y la
voluntad, es que no ataca (por así decirlo) de frente el problema que busca
resolver o la actitud que busca cambiar, hacer eso sería en extremo desgastante,
¿y esto por qué? pues sencillamente porque nos enzarzaríamos en una batalla
con nosotros mismos. ¿Has tratado alguna vez de jugar a las vencidas tu solo,
una mano contra la otra? Inténtalo ahorita. Es imposible, ¿verdad? Uno no puede
pelear contra uno mismo pues las fuerzas inmersas en ello se cancelan, así que la
técnica que daremos, al igual que las otras que hemos dado, no van de frente a lo
que queremos lograr sino que, por decirlo así, dan un rodeo que permite de
53
manera natural el cambio. Es como cuando vas en bicicleta, si quieres cambiar de
dirección, ¿cómo lo haces?, das una vuelta suavemente, no muy pronunciada
pues te caerías, y así, de manera muy sencilla cambias de rumbo pudiendo
incluso retomar tu camino en dirección contraria. Igual en este libro con todas las
técnicas que se presentan.
Pero bueno, veamos la técnica para trabajar la percepción y para facilitar esto nos
abocaremos al proceso perceptivo sobre el cual tenemos mayor incidencia: el de
la selección de los estímulos. Como ya dijimos es en la selección dónde hay más
campo de acción de nuestra parte, a diferencia que en el proceso subsecuente
relativo a la organización de esos estímulos que casi casi se hace de manera
automática por nuestro cerebro o la interpretación de los mismos en la cual no
intervenimos pues se sujeta a los marcos de referencia que poseamos.
Dado que la selección de los estímulos es el proceso donde podemos incidir
mayormente, vamos a trabajar este punto, ¿cómo? ampliando esos estímulos y
moviéndonos hacia aquellos que descartamos o infravaloramos. Por ejemplo:
cuando uno ve caminar a las personas los ve como un todo, pero también
podemos enfocarnos por ejemplo a sus pies, o sus manos, con eso cambia ya el
parámetro inicial de percepción; otro ejemplo es cuando andamos caminando y
que percibimos todos los sonidos que nos llegan pero que podemos enfocarnos en
uno y luego cambiar a otro, por ejemplo de la música de un auto a lo lejos hasta el
pregón de un vendedor que pasa cerca; otro más, al reconocer un olor buscar
encontrar detrás de ese olor otro, por ejemplo un perfume que percibamos y luego
buscar otro aroma detrás de ese que pudiera ser el del pasto.
Aquí de inicio puede verse algo que puede parecer ilógico y es que enfocándonos
en una parte de algo ampliamos nuestra percepción, pero así es. Nuestra
percepción está tan condicionada que prácticamente se ha aletargado así que
cualquier cambio en ella amplía nuestro campo de acción y es mucho más amplio
enfocar nuestra percepción en algo que de inicio querer ampliarla de golpe al todo.
54
Así que este ejercicio, al igual que los anteriores, tiene la característica de que
puede realizarse de manera sutil en cualquier momento del día y ante cualquier
situación percibida. La cuestión, como en las demás técnicas, es hacerla de una
manera constante y disciplinada. Esto no quiere decir tener horarios o rutinas
agotadoras, al contrario, tal como lo hemos reiterado la mecánica de todo lo
comentado en este libro es natural por lo que lo importante es no olvidar de vez en
cuando practicar estos procedimientos cuando queramos, podamos y nos nazca,
así de sencillo.
3er Absurdo: Aprehensión
Al igual que los otros pilares, la percepción también tiene un absurdo, el cual es la
aprehensión. Este término, aprehensión, se refiere a la capacidad, a través de la
percepción de algo externo hacerlo nuestro completa y totalmente. Veamos
porque es un absurdo.
Como vimos cuando se analizó el proceso de
la percepción, a la etapa de la selección le
sigue la de la organización y luego la de la
interpretación, ésta última, la de la
interpretación, que es la que nos da
finalmente la percepción, es la que genera al absurdo y que nos impide a través
de la percepción poder aprehender algo completa y totalmente, ¿por qué? porque
esa interpretación siempre estará sujeta a los marcos de referencia que como
individuos y de una forma particularísima poseemos. Explicaremos más esto.
Si yo digo “que rica estuvo la cena anoche”, ¿qué quiero decir? Tú no sabes lo
que quiero decir, pero entiendes lo que puedes interpretar. A lo mejor para mí el
adjetivo “rica” para referirme a la cena quiere decir que estuvo exquisita de una
55
forma en que para mí significa eso, pero tú puedes interpretar ese “rica” de la
manera en que algo “sabroso” lo es para ti.
Otro ejemplo, si te comento que una persona fue en extremo grosera conmigo,
¿sabes a qué me refiero? Yo creo que no, no sabes a qué me refiero, pero si
crees saberlo. Eso es lo absurdo de esto: que nos comunicamos sin llegar a saber
realmente de qué hablamos. A lo mejor esa actitud grosera yo puedo
circunscribirla al trato obtenido mientras que para ti implican malas palabras o
groserías. Tendría que comenzar a explicarte a detalle lo sucedido y no solo eso
sino explicarte por que yo veo eso como algo grosero (es decir, mostrar mis
marcos de referencia) para que te acercaras un poco a mi forma de pensar,
aunque ese acercarse un poco es como caminar ambos a la orilla de dos
extremos del mar unos pasos hacia nosotros para según esto estar así más cerca
uno del otro.
Más ejemplos, cuándo alguien te dice que “te ama”, ¿a qué se refiere? Una cosa
es lo que la persona que te dice que te ama quiere transmitirte y otra lo que tu
llegas a entender. En el fuero interno las emociones y pensamientos inherentes a
ese “te amo” es muy diferente de quien lo dice que de quien lo escucha. ¿Vas
viendo el absurdo relativo a la percepción y que tiene que ver con la aprehensión?
Podemos poner cientos de ejemplos relativos a todos los sentidos que nos sirven
para conocernos y para reconocer el mundo y en todos hay una interpretación
que, como dijimos al principio de este pilar, no es la realidad sino la idea que
tenemos de la realidad.
¿No es suficiente el vértigo que esta idea da? Avancemos pues: Toda nuestra vida
estamos en un capullo hermético, encerrados en nosotros mismos, incapaces de
llegar a saber y conocer de manera completa y total del mundo y de los demás,
donde lo que oímos, lo que vemos, lo que sentimos, lo que decimos, lo que
olemos, ¡hasta lo que pensamos! es un reflejo nuestro de lo que somos.
56
Nunca hablamos con los demás, hablamos con nosotros mismos; nunca vemos a
los demás, nos vemos a nosotros mismos; nunca oímos a los demás, nos
escuchamos a nosotros mismos; nunca sentimos a los demás, nos sentimos a
nosotros mismos; y cuando digo “a los demás” me refiero no solo a las personas
que nos rodean sino a todo lo que existe sin ser nosotros.
Piensa esto: si todo lo que percibimos lo interpretamos, luego entonces nunca
percibimos la realidad, y si lo que interpretamos lo interpretamos en función de los
marcos de referencia que tenemos, luego entonces lo único que hacemos es
reflejar mediante el exterior lo que somos. Por eso la idea de estar encerrados
toda la vida en un capullo hermético y ante este escenario se vuelve aún más
absurdo que a pesar de todo eso podemos interactuar con el mundo y con los
demás, pero también más entendible porque tantos problemas surgen de ello.
57
4º Pilar: Atención
Star Wars: Episode V - The Empire Strikes Back fue una secuela estrenada en
1980 de una de las películas más taquilleras de todos los tiempos y que a la vez
fue un fenómeno mundial, Star Wars. Toda la saga narra la lucha de los rebeldes
contra el imperio, los primeros buscan la libertad mientras que los segundos
abonan a la tiranía. El escenario estelar y de mundos de otros sistemas, así como
la abundancia de efectos especiales y la interacción extraterrestre, hizo de la
fantasía narrativa el soporte principal de este fenómeno cinematográfico. Ganó un
Óscar por mejor sonido así como BAFTA Awards, Academy of Science Fiction,
Fantasy & Horror Films USA, Golden Screen Germany, Grammy Awards, People's
Choice Awards USA, entre otros y en diferentes categorías.
En esta secuela hay una escena en donde Luke
Skywalker interpretado por Mark Hamill acude a
Dagobah, un planeta cenagoso donde vive
Yoda, un maestro Jedi, con la finalidad de que
Luke sea entrenado en las cuestiones relativas a
la Fuerza. Al inicio de su entrenamiento, cuando
Luke ha dado unos pequeños pasos, Yoda le pide saque del pantano la propia
nave de Luke, la cual se ha hundido en él. Luke hace el intento con la fuerza pero
no lo logra por lo que se aparta diciendo que es imposible. Entonces Yoda sin
decir nada se concentra y con la fuerza poco a poco logra sacar la nave del
pantano posándola suavemente en el suelo del lugar. Luke se acerca asombrado
y después de inspeccionar brevemente la nava se acerca con yoda y le dice “no
puedo creerlo”, a lo que Yoda le responde “eso es por lo que fallas”.
El cuarto pilar, el pilar que yo con toda la intención llamo mágico, es el pilar de la
atención. Lee de nuevo la escena anterior y fíjate en el peso de la frase final ya
que dónde pones tu atención a eso le das poder.
58
A estas alturas hemos visto tres pilares y también tres absurdos, cada uno de los
pilares tenía su absurdo, pero este cuarto pilar, el pilar de la atención, no tiene
absurdo.
Como ya hemos explicado los tres pilares anteriores y sus correspondientes
absurdos, puedo decirte una cosa: todos los pilares interactúan entre sí en mayor
o menor medida, algunos uno con uno, o con dos o con tres o con cuatro, pero el
pilar de la atención es el único que interactúa con todos.
Al inicio de este libro comenté que la razón y la percepción son reactivos, mientras
que la voluntad y la atención son proactivos. Esto no quiere decir que cada uno de
esos pilares no tenga más que esas características, aclaremos esto, todos tienen
características reactivas y proactivas pero su naturaleza final es la que determina
hacia donde se inclina la balanza dando que sea un pilar reactivo o proactivo. Es
como en la cuestión de géneros, un hombre también tiene hormonas femeninas
pero el cúmulo mayor de hormonas masculinas es lo que lo termina definiendo
como tal, de la misma forma una mujer también tendrá hormonas masculinas pero
son muchas más las hormonas femeninas que determinan finalmente su género
como tal.
De la misma forma la razón y la percepción tienen aspectos proactivos, pero su
naturaleza última es reactiva; igual la voluntad y la atención, ambas tienen
elementos reactivos, pero su naturaleza última y final es proactiva.
Veamos algunos ejemplos. Si queremos aprender matemáticas (razón),
necesitaremos voluntad (una rutina de aprendizaje a la que nos someteremos),
percepción (captación de la información que se nos de) y atención (enfocarnos en
lo que queremos aprender). Ese proceso inicial de aprendizaje claro que es
proactivo, nosotros lo movemos, nosotros decidimos, pero ese impulso proactivo
es momentáneo y dura hasta en tanto no aprendamos matemáticas, una vez
aprendido ese conocimiento la razón vuelve a su naturaleza reactiva por años, es
59
decir, surgirá de manera espontánea cando lo utilicemos sin necesidad de poner
voluntad, percepción o atención en ello. Así que el conocimiento, mientras se
acumula, puede ser proactivo, pero una vez acumulado su naturaleza para toda la
vida será reactivo. Pensemos en cuando aprendidos a manejar auto, unas
semanas o meses aplicando voluntad, percepción y atención y ahora lo hacemos
casi casi sin pensar. La razón es reactiva.
Veamos ahora la percepción de la cual dijimos que también es reactiva. Aquí es
más fácil entender esto pues nuestros sentidos por su propia naturaleza
reaccionan de manera automática a los estímulos que reciben, pero de igual forma
podemos trabajar para acondicionar una reacción en específico con lo que
estaríamos aplicando, claro que sí, razón, voluntad y atención en ello. Por ejemplo
alguien que quiera aprender a andar en bicicleta. De inicio se caerá pues su
percepción no estará condicionada para andar a dos ruedas, pero una vez que
aprenda lo hará de una manera automática y natural, incluso sin pensar en ello.
Todos nuestros sentidos reaccionan de manera automática ante los estímulos, es
por ello que la percepción es reactiva, y aunque pueden trabajarse esas
condicionantes la proactividad inherente en ello permanecerá hasta el dominio de
la nueva cualidad a lo cual, una vez conseguido, volverá a su naturaleza reactiva.
De la voluntad dijimos era proactiva, es decir, requiere de nuestra participación
(incluso podríamos decir de nuestro esfuerzo) para que se de. Las frases “fuerza
de voluntad”, “tener voluntad” y demás dan cuenta de ello. La voluntad no surge
espontáneamente sino que requiere de nuestra participación consciente para que
se de. Tal vez esta idea de una voluntad proactiva sea más fácil de entender por el
esfuerzo que todos hemos experimentado cuando nos aplicamos en ello, pero de
igual forma la voluntad puede tener aspectos reactivos, como cuando decidimos
iniciar una dieta, pero de ese inicio reactivo pasará a recobrar su naturaleza
proactiva cuando la dieta implique esfuerzo, constancia y disciplina. La voluntad es
por naturaleza proactiva y nos requiere consientes para ello.
60
La atención, al igual que la voluntad, es proactiva. Cierto que puede darse una
atención reactiva, por ejemplo si oímos un ruido fuerte o extraño reaccionaremos
poniendo atención a ese ruido o si vemos un accidente de inicio nuestra atención
será captada, pero ese estado no puede subsistir mucho tiempo, solo un
momento, luego se difumina y da paso a una atención proactiva. Piensa en otros
ejemplos de tu vida donde tu atención sea captada como los que hemos
mencionado y verás que esos momentos duran un poco. No me refiero a ese tipo
de atención esporádica y momentánea sino a la atención que usamos y que
tenemos a nuestro favor. Esa atención no se da en automático sino que requiere
de nuestra participación para darse. Y es esa la atención a la que yo llamo, por lo
que comentaré más delante, mágica.
En este punto podemos retomar lo que al inicio del libro se señalo cuando se
comentó que los pilares reactivos de la razón y de la percepción son los pilares
sobre los que descansa el saber, mientras que los pilares proactivos de la
voluntad y de la atención son los pilares sobre los que descansa el hacer; de la
misma forma se señaló en su momento que para que el liderazgo trascendental
nos habilite para alcanzar la totalidad de nuestro ser, requiere lo mismo de rigidez
que de fluidez en nuestra vida; ésta rigidez está identificada con los pilares
reactivos de la razón y de la percepción y la fluidez está identificada con los pilares
proactivos de la voluntad y la atención.
El saber al que se hace mención es ese mundo conocido existente que nos es
alcanzable con los pilares de la razón y de la percepción, el hacer es ese mundo
desconocido creable que nos es alcanzable con los pilares de la voluntad y de la
atención. Este mundo conocido existente al que se refiere el saber es rígido pues
como tal ya es, no podemos cambiarlo, por el contrario el mundo desconocido
creable al que se refiere el hacer es flexible pues como tal aún no es y podemos
darle forma.
61
El sentido de explicar la reactividad-proactividad, el saber-hacer, o la rigidezfluidez de los cuatro pilares del liderazgo trascendental , como ya habrás podido
intuir, no es para establecer explicaciones detalladas que definan cada pilar, sino
más bien para darle a la razón algo de que asirse en el camino de la construcción
dinámica del liderazgo trascendental que has escogido. ¿Y por que la razón?,
dirás. Pues porque ese es el pilar que mayormente, sino es que exclusivamente,
hemos trabajado y del cual tenemos que partir para acceder a los otros pilares
Es por eso mismo que las técnicas de habilitación de los cuatro pilares del
liderazgo trascendental son generales ya que si fueran exhaustivamente
detalladas entonces caerían en el dominio del pilar de la razón, lo cual es absurdo
cuando se trata de trabajar con pilares que son diferentes de ella. Cada pilar es un
universo en sí mismo, universo que nos pertenece pero que tenemos que
reclamar, la razón es la puerta de acceso pero cada universo está bajo el dominio
del pilar al que le pertenece. Cada técnica establece la base para que la razón
permita el intento y el intento habilite el pilar, y ésta habilitación nos lleve a la
completa posesión de nuestras capacidades para llegar a la totalidad de nuestro
ser.
Antes de continuar quiero hacer aquí un paréntesis para recapitular y completar lo
comentado. La razón y la percepción son reactivas y se basan en lo que
sabemos, la voluntad y la atención son proactivas y se basan en lo que no
sabemos pero que podemos llegar a saber, y tanto la razón como la voluntad
como la percepción y como la atención que están sustentadas en lo que sabemos
o en lo que no sabemos pero podemos llegar a saber, se sustentan todas en lo
que no sabemos y que nunca, jamás y bajo ninguna circunstancia seremos
capaces de saber, conceptos de los que hablamos al principio de este libro.
Volviendo sobre lo que estábamos señalando antes de éste paréntesis podemos
señalar que puede darse la adquisición de conocimiento (razón) sin voluntad (por
ejemplo lo que se aprende por gusto), o una percepción sin razón (cuando alguien
62
ve un atardecer por disfrutarlo, por ejemplo, sin pretender aprender nada de él), o
una voluntad sin percepción (como cuando le viene un deseo a alguien de hacer
algo aunque no haya un factor externo que lo incite), pero, el gran pero, es que en
todos los casos estará presente la atención. No puede haber razón, voluntad o
percepción sin atención. La atención está presente en todos los otros tres pilares,
aunque esos tres pilares no estén presentes siempre unos con los otros. De ahí
comienza la atención a tener una característica particular, mágica que le permite
incidir en los demás pilares.
La otra característica es que, a diferencia de los otros tres pilares que tenían dos
vertientes, la factual y la trascendental, la atención solo tiene una vertiente que es
al mismo tiempo factual y trascendental, es decir, está en el aquí y ahora y al
mismo tiempo trasciende el tiempo y el espacio. A diferencia de los otros tres
pilares donde se puede separar, e incluso trabajar cada una de las dos vertientes
mencionadas, en el caso de la atención no es así ya que todo en ella es factual y
trascendental.
Otro rasgo distintivo de la atención es que, a diferencia de los otros tres pilares,
ésta no tiene un absurdo, es decir, algo que la haga ilógica, irracional o paradójica.
La atención simplemente es, la atención está presente en los otros tres pilares, y
por ello la atención puede resolver los absurdos de los otros pilares.
Así es. La atención puede resolver los absurdos de los otros pilares, ¿cómo?
simplemente utilizándola en cada uno de los procesos inherentes a ellos. Sí, pero
¿cómo funciona eso? No sé, por eso te comento que es mágica, no sé cómo
funciona pero sé que funciona y lo que es mejor, tu puedes ponerla en práctica
para comprobar no solo lo aquí dicho sino el valor de lo aquí dicho en tu vida
cotidiana.
Recordando el ejercicio inicial del libro de la silla parada en sus diferentes patas, la
atención vendría siendo esa pata que posibilidad parar a la silla en una sola de
63
sus extremidades, no solo sobre la superficie de la mesa, sino incluso en el aire
mismo.
Veamos la técnica de la atención. Así como estás, sin forzar nada, sin cambiar de
postura ni nada de eso, pon atención en tu ombligo como sube y baja con cada
respiración que efectúas. ¿Te das cuenta? Tu ombligo ha estado subiendo y
bajando todo el día y hasta ahorita le habíamos puesto atención. Sigue el subir y
bajar de tu ombligo al respirar, sin cuestionar, sin pensar “estoy poniendo atención
en mi ombligo”, sin analizar, solo presta atención. Incluso, sobre todo por lo que te
acabo de decir, si surgen en ti pensamientos de análisis o de dialogo interno no te
frustres ni desesperes ni desanimes, presta atención en dichos pensamientos de
la misma forma que estabas prestando atención en tu ombligo al respirar. La
atención nunca juzga, valora o pondera, solo atestigua.
¿Y sobre qué debemos poner atención?, ¡sobre todo lo que hagas, sobre todo lo
experimentes, sobre todo lo que sientas! Pero hazlo sin un ánimo desgastante o
abrumador, al igual que las otras técnicas no dejes de hacerlo, pero con calma,
cuando puedas, cuando recuerdes, poco a poco se irá haciendo parte de tu vida y,
al igual que los otros pilares, podrás moverte libremente entre la razón, la voluntad
y la percepción utilizando tu atención y explotando tu potencial que como humano
posees.
¿Estás escribiendo, estas sentado, estás viendo la televisión, estás hablando,
estas caminando, estas aprendiendo? En todo ello puede aplicar la atención. Y
cuando camines sobre los otros tres pilares y
pongas atención en ello, resolverás los
absurdos que los acompañan. Los tres
primeros pilares y sus absurdos no son cosas
contrarias, son expresiones de la misma
moneda, como el polo norte y el polo sur de
nuestro planeta no son dos planetas sino
64
expresiones diferentes aunque complementarias del mismo planeta, y eso es lo
que hace la atención, resuelve esas diferencias, soluciona esas contradicciones,
totaliza las partes en conflicto. ¿Cómo lo hace? Repito: no sé, pero sé que
funciona y lo que es más importante aun: que tú también puedes comprobarlo.
Aunque ya te dí algunos ejemplos a manera enunciativa de los momentos en que
puedes usar tu atención, quiero darte uno para que la magia de la misma la hagas
patente. A nadie de nosotros le gusta lo que denominamos malos estados de
ánimo como el enojo, la tristeza o la preocupación, pues bien, la próxima vez que
experimentes alguno de estos estados de ánimo te pido que pongas atención en
ellos. Así es, solo pon atención y ellos y sucederá algo mágico: esos estados de
ánimo se transmutarán, cambiarán, se modificarán y en todo los casos hacia
estados de ánimo más manejables. Haz la prueba.
Y ya que estamos hablando de pensamientos y sentimientos te doy otra
sugerencia para usar tu atención, una técnica realmente transformadora de vida.
Cuando experimentes cualquier pensamiento o cualesquier estado de ánimo mira
ese pensamiento o estado de ánimo como atención como preguntándote ¿de
dónde viene? Obvio que más que una pregunta es un enfocar la atención con esa
intención, como tratando de descubrir algo. Ojo, no estamos preguntando ¿por
qué? o ¿para qué? de esos pensamientos o esas emociones, esas preguntas
entran en el ámbito del pilar de la razón trascendental, aquí mediante la atención
queremos llegar a darnos cuenta de dónde viene eso que experimentamos, Haz la
prueba.
Cuando comento estos dos ejemeplos en mis conferencias y talleres que sobre
construcción dinámica de liderazgo trascendental doy, algunos creen que estoy
dando la clave para nunca más molestarse, entristecerse o preocuparse en la
vida, ¡ojalá tuviera esa clave, créeme se las daría!, pero no es así. Tu vida seguirá
experimentando esas altas y esas bajas que son parte de nuestra naturaleza, pero
estas herramientas te posibilitarán estar en la totalidad de tus habilidades y
65
capacidades para enfrentarlas. Aún así quiero decirte por que todas estas técnicas
no traen un nirvana permanente a tu vida, sobre todo a raíz de este último
ejercicio: como podrás ver, en el caso de la atención, te he dicho que la próxima
vez que experimentes un estado de ánimo negativo apliques esta técnica (esto
para que tú mismo experimentes la magia de la que hablo), eso implica que la
técnica transmutadora de la atención solo puede aplicarse una vez que el estado
de ánimo negativo ha salido a la superficie, no antes, luego entonces seguiremos
experimentando contrariedades en la vida pero ya no nos volveremos víctimas de
ello sino que seremos capaz de trascender esos eventos con nuestro liderazgo
para ello.
Durante el transcurso de nuestra existencia nos encontraremos con dos tipos de
retos: los que nosotros le ponemos a la vida y los que la vida nos pone a nosotros.
Generalmente a los que nosotros le ponemos a la vida le llamamos metas y los
que la vida nos pone a nosotros le llamamos pruebas. Independientemente de
ellos ambos logran en nosotros el milagro de forjar nuestro carácter.
Pensemos por un momento en algún gran logro de la humanidad atribuible a una
persona, puede ser un logro científico, deportivo, social, cultural. Sea lo que sea lo
que hayamos pensado, seguro estoy se trata de un hecho que reconocemos, que
aplaudimos, que celebramos, pero del cual tal vez poco sepamos en cuanto al
esfuerzo requerido para lograrlo, esfuerzo que contiene la magia no solo del logro
obtenido sino de la transformación de la persona.
Cuando hablamos de transformación nos referimos a ese cambio que se da en la
persona y que surge como efecto del esfuerzo, de las caídas, de levantarse, de
hacerse cada vez más fuerte, más sabio, más humilde. Una transformación que
nos da algo más duradero que la meta conquistada pues la meta pasa, es
conquistada y queda en el pasado, pero la transformación de la persona queda y
nos acompaña siempre.
66
Esto último plantea una relevancia trascendente que ver, pues –ojo- se logre o no
la meta, la transformación en nuestra persona se dará. De ahí que cualquier
esfuerzo, que cualquier lucha, que cualquier campaña traerá forzosamente el
cambio interno, por lo que el logro externo de la meta es un valor agregado.
En una ocasión una persona, oyendo todo lo que había sufrido otra, le preguntó a
esta última que si que cambiaría de su vida en vista de todo lo que había sufrido, a
lo que la ultima le contestó que nada pues así como había sufrido, muchas cosas
bellas y más valiosas habían llegado, pues el dolor se había ido pero lo bello y
valioso había permanecido.
Todos nosotros podemos en retrospectiva ver en nuestra vida (sobre todo a la
distancia) eventos que en su momento nos parecieron tan complicados (por
decirlo en cierta forma) que pensamos que nada bueno podría salir de ellos, pero
seguro estoy que ahora podemos ver los cambios que tuvo nuestra persona que
nos hicieron más sabios, mas fuertes, más humildes.
La esencia de esto es pasar las pruebas de la vida con la confianza de lo que
viene, como el marinero que ante la tormenta llega incluso a atarse al mástil mayor
para no ser tirado por la borda. Ese mástil mayor es en nuestra vida nuestras
esperanzas, nuestras convicciones, nuestros valores, aquello que nos permite
soportar valientemente aún cuando todo parece sin sentido pues sabemos que
somos seres tan pero tan trascendentes que somos capaz de transformar
alquímicamente, como por arte de magia, eventos adversos, pruebas
desfallecientes, metas inalcanzables, en frutos personales de abundancia, vida y
conciencia.
La vida a veces es dura, a veces duele, a veces quiebra, pero el resultado final es
de tal belleza que apenas llegando a él se entiende lo otro después de todo si las
metas valiosas pudieran obtenerse con un esfuerzo mínimo, no sucedería el
milagro de forjar nuestro carácter.
67
Cuando usando el pilar de la razón trabajas la vertiente factual y/o la
trascendental, pon atención. Cuando usando el pilar de la voluntad trabajando la
vertiente factual y/o trascendental, pon atención. Cuando usando el pilar de la
percepción trabajes la vertiente factual y/o trascendental, por atención. Atención,
atención, atención.
La atención no es “darse cuenta de”, es el paso previo a eso, y ese “darse cuenta
de” es la conciencia, pero trabajar la atención junto con los otros tres pilares y sus
absurdos nos faculta para llegar a ese “darse cuenta de”. No sé cuando vaya a ser
eso, puede ser ahorita, mañana, pasado o dentro de 50 años, pero desde el inicio
de aplicación de estas técnicas comenzarás a ver un cambio en tu vida, un cambio
que te posibilitará entrar en posesión de recursos ilimitados que tienes y que
estaban dormidos, descuidados, desatendidos, pero listos para entrar en función
en lo que a tu proyecto de vida se refiere.
68
Construyendo sobre los cuatro pilares
El secreto de la felicidad –dijo Crí Crí- consiste en seguir
admirando las cosas pequeñas, por que, así como la riqueza se
logra acumulando monedita sobre monedita, el agregar goces a
otros goces llega a formar una dicha completa.
Francisco Gabilondo Soler,
Cuentos y Canciones de Crí Crí
La complejidad de la vida misma, las
limitaciones que como humanos tenemos
así como los retos a los que
constantemente nos enfrentamos,
requieren necesariamente de que en
nosotros exista una fuerza que nos lleve a
avanzar hacia el logro de nuestras metas
incluso teniendo todo en contra, a esa
fuerza la podemos llamar fe y al logro de las metas, en condiciones tan adversas,
bien podemos llamarla milagros.
Un milagro es una situación, un fenómeno o una acción que no puede explicarse a
partir de los principios naturales y que, por lo tanto, es imputado a la participación
de una entidad divina. Si quisiéramos extrapolar esta definición hacia las luchas
que constantemente como individuos y como sociedad experimentamos, no
podríamos menos que aceptar que en muchas ocasiones los milagros dan la
impresión de aparecer en nuestra vida.
La aseveración anterior no debe ser difícil de entender ni mucho menos de
aceptar. Piensa en esto: la definición de milagro claramente señala que el
fenómeno experimentado “no puede explicarse a partir de los principios naturales”,
¿en cuántas ocasiones has estado en una situación donde lo más natural era que
el resultado de tus acciones o tus esfuerzos fuera otro pero que gracias a la
69
tenacidad lograste lo imposible? Después de haber leído este libro puedes darte
cuenta cómo es que esa tenacidad se soportaba sobre los cuatro pilares del
liderazgo trascendental que en esta obra se mencionan.
Si dejamos que todo fluya naturalmente es obvio que lo que obtendríamos en la
vida sería mucho muy distinto de aquello que obtenemos cuando aplicamos
nuestra energía, nuestro esfuerzo y nuestro ingenio. Ahora que si le sumamos a
esto las adversidades que en muchas ocasiones remontamos y que naturalmente
llevarían a otro resultado, no puede menos que entenderse y aceptarse la
existencia de verdaderos milagros en nuestra vida.
El presente razonamiento no busca llevar la definición y el entendimiento de lo que
son los milagros por un camino diferente al formalmente aceptado, sino más bien
llevar tu atención al hecho de la confluencia de circunstancias en nuestras vidas
que nos permiten remontar la adversidad y llegar a buen puerto aún teniendo todo
en contra.
Pero para lograr lo anterior se requiere de fe. Fe en nosotros mismos, fe en
nuestros sueños, fe en nuestras posibilidades, fe en los cuatro pilares del
liderazgo trascendental. No una fe que crea solo por creer sino una fe basada en
que somos entes pensantes, sintientes y actuantes y que reunimos en nosotros
mismos todo lo que ha hecho grandes a otras personas a lo largo de la historia
humana.
¿O acaso crees que los grandes hombres y mujeres de la historia han sido gente
diferente de ti? Eran iguales a ti: sentían, temían, amaban, odiaban, lloraban,
reían, y al igual que tú, tenían un sueño, una meta, un deseo tan fuerte que
prácticamente los consumía y los impelía a avanzar sin descanso, sin fatiga, sin
claudicación.
70
Si no crees en el párrafo anterior te propongo lo siguiente: mencióname tres
grandes personajes y dime, según tú, que tenían de diferente o de extraordinario a
ti. Esta reflexión deberá llevarte a reconocer que incluso en muchas ocasiones
estaban con mayores desventajas que las tuyas y aún así salieron adelante, y si
ellos pudieron ¿por qué tu no?
Los cuatro pilares del liderazgo trascendental te han sido presentados no como un
fin de tu vida sino como un medio para edificarla. La idea es construir tu proyecto
personal sobre estos cuatro pilares, no para leerlos, comprenderlos y sentirse
cómodo con ellos al descubrir algo nuevo. Es
por eso que las técnicas que se te han
presentado son muy generales.
Deliberadamente no he querido dar una serie
de pasos 1, 2, 3 para lograr lo que aquí se ha
esbozado pues eso te corresponde a ti. Cada
quien encuentra esos cuatro pilares de forma
diferente en su vida. Sí he dado la técnica
general e incluso algunos ejemplos pero eres tú
quien creará esa magia en tu vida mediante la fe en ti mismo, en los cuatro pilares
del liderazgo trascendental y en la vida.
Razón
Generalmente cuando alguien logra algo solemos atribuirle el mérito en gran parte
a la suerte, pero un análisis más profundo nos permitiría ver cómo es que aunque
exista suerte, si uno no está preparado y no aprovecha la oportunidad, ésta no
será fructífera.
¿Qué tienen en común inventos como el Viagra, el LSD, los Rayos X, la Penicilina,
el endulzante artificial, el horno de microondas, el coñac o el caucho vulcanizado?
71
Pues que todos esos inventos, que vinieron a cambiar nuestra vida, fueron en su
momento producto de la casualidad, surgieron por accidentes fortuitos, fueron el
resultado del azar. De la misma forma podemos ver en la vida individuos que han
tenido éxito en las metas que se han propuesto, en algunos casos resultado del
tesón, la disciplina, y el esfuerzo, y en otros, como en los ejemplos anteriores,
atribuibles a cuestiones fortuitas.
¿Quiere esto decir que el azar es lo que en muchas ocasiones define y decide los
resultados en nuestra vida? Volteemos de nuevo a ver los ejemplos iniciales y nos
daremos cuenta de algo: si bien es cierto que en todos esos ejemplos el azar
estuvo presente, también es cierto que el aprovechamiento del descubrimiento en
cuestión se logró gracias a la perspicacia de quién sorprendido encontró la
aplicación. Lo anterior se resume de manera muy sencilla: si existe la suerte de
estar en el momento y lugar indicado, pero no hay la preparación que permita
entender lo que sucede y, como consecuencia de esto no hay acciones para
aprovechar la coyuntura, la suerte pasará de largo sin que incluso nos hayamos
percatado de ello, por eso la importancia de la razón, pero de una razón que no
solo responda al ¿cómo? sino también al ¿por qué? y al ¿para qué?
Te sugiero que si tienes ocasión leas el caso de Eratóstenes, matemático,
astrónomo y geógrafo griego, y veas cómo es que mil doscientos años antes de
que Cristóbal Colón circunnavegara el globo terráqueo, logró no solo señalar que
la tierra era redonda sino incluso calcular con las herramientas más rudimentarias
la circunferencia de la tierra. Lo interesante de todo ello es que eso inició con la
observación de la diferencia de sombras en dos lugares diferentes en la misma
fecha del año. Cientos, miles antes que él habían visto el fenómeno de las
sombras, pero Eratóstenes tuvo la perspicacia de resolver la cuestión, claro que él
llegó al ¿cómo?, eso sí: un ¿cómo? fascinante, pero finalmente solo a un ¿cómo?
ahora debemos preguntarnos ¿por qué? y ¿para qué? para completar el
conocimiento trascendente y sobre él cimentar la razón trascendente y en fin
último nuestra vida.
72
Como podemos ver, la confluencia de suerte, preparación y oportunidad generan
un resultado para quien aprovecha el momento. Solo que hay una pequeña
cuestión que resolver: ¡no se puede estar preparado para lo que no sabemos qué
sucederá! Así es, la vida es incierta en muchas maneras, y aunque deseemos
establecer un control sobre ella son tantas las variables y tan complejas las
interrelaciones que es casi imposible saber que sucederá el día de mañana,
¿entonces? La solución de esto es hacer lo que sí dependa de nosotros para en
su momento poder recoger los frutos de ello y mucho de lo que depende de
nosotros se sustenta, como ya lo vimos, en otros pilares del liderazgo
trascendental además de la razón.
Si bien es cierto que la incertidumbre impera en nuestra vida, también es cierto
que no todo depende del azar, es precisamente en esa franja donde nuestra
razón, voluntad, percepción y atención
tienen efecto donde podemos trabajar.
Nuestra preparación, nuestro esfuerzo,
nuestra conciencia, son las que nos
pueden dar la ventaja para que cuando
se presente la ocasión podamos dar lo
mejor de nosotros, después de todo la
suerte acompaña a aquellos que están preparados y aprovechan la oportunidad.
Voluntad
Un hecho de la vida es que siempre el decir será mucho más fácil que el hacer,
afortunadamente tenemos en nuestro andar y en el de los demás pruebas de vida
que permiten decantar la palabrería y quedarnos con los hechos claros, concretos
y objetivos que finalmente nos definirán como personas.
73
Cuando se habla de las pruebas de la vida, me gusta pensar en ello como la
acción del viento en los arboles: la acción del viento permite tirar las hojas y ramas
secas, sin vida, sin provecho alguno, permitiendo así surjan nuevos brotes; de la
misma forma, y retomando la cuestión de la vida, las pruebas nos permiten
deshacernos de lo que no necesitamos, fortalecer lo que nos es valioso y crecer
como personas en carácter, congruencia y actitud, crecimiento que tiene su
paragón en la voluntad tal como se ha presentado en el presente libro.
En una ocasión, en un evento, me tocó escuchar el caso de una madre cuyos hijos
habían pasado las peores pruebas. La madre nos relató que mientras que uno de
sus hijos había salido avante y llegado a ser una persona de bien y de éxito, el
otro se había derrumbado y que aún en esos días no había podido salir de los
vicios y la degradación. Dado que era un tema sumamente sensible y personal no
quise dar mi comentario sino que más bien le pregunte a ella que si a qué creía se
debía esa diferencia cuando los dos habían pasado por cuestiones muy fuertes.
La respuesta sencilla pero clara nos dio una lección que difícilmente puede
aprenderse con horas y horas de cursos y seminarios: “amo a mis hijos, nunca los
dejaré de amar sean lo que sean, de la misma forma yo creo firmemente que lo
que cada uno experimentó no fue lo que vino a hacerlos lo que son, sino más bien
que lo que generó lo que ahora son es lo que ellos permitieron les sucediera con
motivo de lo que experimentaban”. Esto no es más que hablar de voluntad y no
solo voluntad factual sino más bien trascendental.
Todos conocemos casos de gente que ha pasado pruebas durísimas y han salido
adelante, incluso llegando a ser ejemplos de vida, fortaleza y superación. De la
misma forma conocemos casos de personas que no han podido superar ningún
obstáculo cayendo lo más bajo que pueden en su vida. Si bien esto depende en
cierta forma de las circunstancias que cada quien vive y de los recursos que cada
quien posee (cosas ambas que no podemos cambiar), hay una parte que depende
de cada uno y que solo surge con el entendimiento y la conciencia. El
entendimiento ya lo tienes y se refiere a saber de qué son, cómo funcionan y cómo
74
podemos desarrollar los cuatro pilares del liderazgo trascendental; la conciencia
es ese “darse cuenta de” que surge en algún momento dado de la vida y que
puede ser detonado mediante la aplicación de los cuatro pilares del liderazgo
trascendental.
A diferencia de los animales los humanos poseemos el don de la inteligencia, es
decir, de la capacidad de razonar, inferir, análisis, sintetizar y de la misma forma
de soñar, de plantearnos metas, de vivir con propósito. Pero no solo tenemos
inteligencia, sino en un nivel superior tenemos conciencia, es decir, esa capacidad
de ver más allá de lo evidente, de trascender el tiempo y el espacio con nuestros
pensamientos, nuestros sentimientos y nuestras acciones, de llegar a vislumbrar
los por qué y para qué de nuestra existencia y en ese vislumbre es dónde
soportamos nuestra voluntad, ese hacer las cosas por que deseamos hacerlas
que nos permite remontar cualquier obstáculo. Ambos elementos, inteligencia y
conciencia, nos permiten interactuar tanto con el destino como con el libre
albedrío, nos habilitan a entender el sentido de las vivencias incluso aquellas que
no podemos cambiar y nos permiten decidir con congruencia y carácter cuando la
vida nos da esa oportunidad, es así como nos volvemos al mismo tiempo tanto un
efecto de la vida como una causa de la misma, y construir un proyecto de
excelencia de vida.
Volviendo a los casos de personas que han salido avante de las pruebas
convirtiéndose en verdaderos ejemplos vivientes, te sugiero pienses en uno de
ellos, alguno que tengas a la mano sea porque lo conozcas o por que estés muy
enterado de sus vivencias. Visualiza a esa persona, tanto antes de la prueba que
consideras la definió como lo que es actualmente como después de la misma.
Obsérvala tal cual es, con lo que sepas de ella. Ahora por último, pregúntate y
contéstate ¿qué tiene esa persona que tú no tienes que le permitió hacer de su
vida un ejemplo? La conclusión es obvia: nada. Son personas como tú, con
defectos y cualidades, con fortalezas y debilidades, con valentías y temores, solo
que independientemente de las circunstancias y de lo que eran, optaron con
75
inteligencia y con conciencia ir más allá de ello trascendiéndose incluso a ellas
mismas como personas y eso a través de una voluntad, voluntad que hoy mismo
puedes hacer tuya y usarla como herramienta para construir tu proyecto de vida.
A nadie nos gustan las pruebas de vida, son incómodas, molestas e incluso
frustrantes, pero gracias a ellas tenemos la oportunidad de ser más de lo que
creemos incluso de lo que podemos y llegar convertirnos en ejemplos vivientes de
carácter, luz y trascendentalidad. Así que ante las pruebas de vida recuerda: se
requiere de la tempestad para probar la fortaleza de un barco solo que ahora ese
barco, o sea tú, cuenta con cuatro pilares que antes no contaba para enfrentar
esas tempestades.
Percepción
La lucha por lo que deseamos en esta vida, sea
esto una meta material, intelectual e incluso
espiritual, tiene dos momento claros: uno es
precisamente el del esfuerzo necesario para
alcanzar la meta, la otra el momento mismo de
obtenerla; en la medida que exista una
reciprocidad entre esfuerzo-logro, la lucha nos
permitirá no solo valorar lo conseguido, sino
forjar nuestro carácter.
Bastante documentado está el fenómeno de
aquellos padres que, habiendo pasado privaciones en su infancia, buscan de
alguna manera subsanar eso dándoles todo a sus hijos sin que éstos se esfuercen
para conseguirlo, generando al contrario de lo deseado, personas egoístas,
caprichosas y sin carácter. También tenemos esos ejemplos de quienes, en un
giro de la fortuna logran de hacerse de fama, poder o dinero de la noche a la
76
mañana, y que terminan despilfarrando, no solo eso que obtuvieron, sino su vida
misma. Por último, creo que en algún momento de nuestra vida todos hemos
siquiera fantaseado con lo que haríamos si nos sacáramos la lotería o, en el caso
de las mentes más fantasiosas, si nos encontráramos con un genio que nos
concediera lo que pidiéramos.
No podemos negar que una tendencia humana, y creo incluso de la naturaleza
misma, es aquella que marca al logro de las cosas a través del menor esfuerzo, en
ese sentido, en muchas ocasiones uno quisiera que eso que deseamos o incluso
que necesitamos, se nos fuera concedido con el menor esfuerzo, siendo ese
menor esfuerzo en algunos casos nulo completamente. El pensamiento anterior, si
bien es lógico y entendible, deja por fuera la arista de lo que sucede en nosotros
mismos mientras estamos en la batalla: una transformación externa e interna que
nos posibilitará para llegar a estadios de desarrollo que no hubiéramos siquiera
imaginado pero que de inicio requiere que nuestra percepción nos permita
vislumbrar otras realidades, otros mundos, otras posibilidades.
Te sugiero un ejercicio, un ejercicio que en mis talleres de liderazgo propongo,
piensa en una meta que haya significado por una parte un logro del cual estás
orgulloso, y por otra un esfuerzo constante y una lucha considerable para
alcanzarla. Date tiempo para tener claridad en esta idea: la meta y el esfuerzo.
Ahora, de manera honesta contéstate a ti mismo las siguientes preguntas: ¿te
hubiera sabido igual el logro de esa meta si no hubieras luchado tanto por ella?,
¿eres el mismo al inicio de esa lucha que te dio la meta que al final de la misma?,
¿qué crees hubiera sido diferente contigo si la meta se hubiera conseguido sin
esfuerzo? Y lo más importante ¿qué crees te llevó a luchar y luchar y luchar hasta
obtener lo que deseabas? Esta última respuesta, sea la que sea, obsérvala a la
luz de lo que hemos comentado sobre la percepción y verás cómo es que en esas
grandes luchas que has emprendido intuías a través de una percepción
trascendente que había algo más que te esperaba al final de la lucha.
77
No quiero ser yo quien te de las respuestas a las anteriores cuestiones, si te das el
tiempo para reflexionar descubrirás muchas cosas importantes para ti como
persona y para tu vida como camino y como destino. Solo quiero cerrar esta
reflexión con una breve historia: un padre de familia estaba haciéndole el
desayuno a su esposa en su aniversario, su hija menor se ofreció a hacerle el jugo
de naranja, la niña ya estaba sacando las naranjas para cortarlas y exprimirlas
cuando por la premura el papá le dijo que por qué no mejor le vaciaba en un vaso
uno de los jugos de naranja enlatados que tenían en la alacena, a lo que la niña le
respondió que si hiciera eso, entonces el jugo que le diera ella a su mamá no sería
realmente de ella, sino de la persona que hizo el jugo enlatado. El padre entendió
la lección. Una lección basada en la percepción.
No todo logro es un éxito ni todo fracaso una pérdida, si somos capaces de estar
realmente conscientes en la maravilla que llamamos nuestra vida mediante el
trabajo del pilar de la percepción nos daremos cuenta que más allá de los
rendimientos o las mermas, estamos nosotros, tanto con lo que hemos sido como
con lo que, tal vez más importante aún, podemos llegar a ser.
Atención
Cuando se habla de milagros, generalmente se
piensan en cuestiones portentosas que
desafían toda ley y toda lógica, pero si
pensamos un poco en ello, nos daremos cuenta
que los milagros se dan todos los días a
nuestro alrededor y, lo que es más importante,
nosotros mismos lo somos.
Cuenta una historia de una persona que
durante años busco a través de la meditación,
78
los rezos y los sacrificios el lograr lo que en oriente se conoce como la iluminación
y en occidente la santidad, dicen que después de décadas de estarse esforzando
sin éxito alguno se dio por vencido por lo que regresó a su vida cotidiana. Estando
una vez sacando agua de un pozo dícese que cayó en cuenta de lo que hacía y
gritó iluminado “¡puedo sacar agua de un pozo!”. Esta iluminación solo puede ser
posible cuando nuestra atención resuelve todas las contradicciones de la vida y
unifica en la totalidad del ser nuestra persona.
La vida cotidiana, rutinaria e incluso, ¿por qué no? aburrida, encierra en sí misma
el milagro de la propia existencia, todo es cuestión de “darse cuenta de”; ese
“darse cuenta de”, como ya se mencionó, puede dinamizarse en su alcance
mediante la aplicación de los cuatro pilares del liderazgo trascendental donde la
atención es el factor de enfoque totalizador. Piensa un momento en algo rutinario,
en algo cotidiano, en algo para nada –según tú- sorprendente, por ejemplo,
levantarse cada día después de una noche de sueño. No razones en esto o en lo
otro, solo piensa en todo lo que implica el poder abrir los ojos, el poder respirar, el
poder moverte, el poder ver el mundo y verte a ti mismo en el momento en el que
inicias un nuevo día. Piensa en todas las interacciones químico-biológicas
necesarias para realizar esa acción y te quedarás pasmado. Nomás veamos un
dato, uno solo, ¿sabes cuántos músculos se necesitan para mantenerte en
equilibrio estando de pie?, ¿cuántos te gustan?, ¿10?, ¿20?, ¿más? Pues se
requieren 300 músculos para esa “sencilla” acción.
¿Y hablar?, ¿y pensar?, ¡¿y soñar?! Cada acción que nos parece tan “normal” no
es más que un infinito número de milagros que tienen acción en nosotros mismos.
A eso todavía hay que agregarle las cuestiones de nuestro entorno: el sol que
sale, las nubes que pasan, el aire que circula, la lluvia que cae, ¡la gravedad que
nos mantiene unidos a la tierra a pesar que está gira sobre su propio eje a 1,670
kilómetros por hora y alrededor el sol a 107,244 kilómetros por hora! Solo que
generalmente nuestra atención no está en estos eventos que son tan recurrentes
que vemos tan normales, pero si se aplican la razón, la voluntad y la percepción
79
aglutinadas y potencializadas con la atención, el milagro simplemente se hace
evidente. No puedo decir que aparece ya que el milagro siempre estuvo ahí, pero
sí que se hace evidente para nosotros quienes no lo veíamos por tener todo
nuestro ser anclado mediante la atención en otro punto.
Ahora bien, ¿por qué no somos conscientes de todo esto? Porque somos un
milagro dentro de otro milagro. Piensa en esto, si fuéramos conscientes de todos
los “milagros” que diariamente experimentamos, si fuéramos conscientes al nivel
que hemos estado comentando, prácticamente nos la pasaríamos pasmados ante
la realidad sin poder hacer nada, es así como la mente nos da una ventaja ya que
acumula las experiencias que vive haciéndolas ver como “normales”, después
como “rutinarias” y por último como “aburridas” con lo que no nos quedamos
pasmados ante los milagros cotidianos. Pero esto puede revertirse, ya tienes en
tus manos cuatro herramientas que te permitirán construir otra vida, una vida mas
plena, más completa, más trascendente.
Y es precisamente en esta última etapa, cuando la mente ve como “aburrida” la
realidad cotidiana, cuando la ventaja anterior se vuelve desventaja pues se pierde
el gusto y el asombro por la vida. ¿Qué hacer en esta situación? Usar los cuatro
pilares del liderazgo trascendental. Estos cuatro pilares nos llevan a dejar ese
mundo aburrido, vacío, predecible y darnos cuenta de esos milagros cotidianos,
con una actitud fresca, sin prejuicios, sin expectativas. ¿Viste el ejercicio que
hicimos al inicio respecto del levantarse cada día? Ese mismo ejercicio de ver, de
reflexionar, de simplemente darse cuenta puede realizarse con cualquier evento:
una hoja que cae, un rayo de sol que nos da, un amigo que nos saluda, una
galleta que nos comemos, todo es cuestión de poner atención.
Si de vez en cuando se realizan los ejercicios relativos a los cuatro pilares del
liderazgo trascendental poco a poco veremos que la vida es un fluir constante de
milagros donde, sin perder nuestra capacidad de actuar, nos daremos cuenta de
80
los afortunados que somos por este pequeño interludio consciente que se nos ha
permitido experimentar.
Intenta, intenta, intenta
El ser humano es un ente complejo, bien podríamos decir multidimensional, en
nuestra persona confluyen elementos físicos, emocionales, intelectuales y
espirituales. Cada uno de ellos a su vez presenta facetas fascinantes que por más
que creamos saber acerca de ellos en realidad apenas hemos comenzado a
rasgarlos en su superficie, una de estas facetas tiene que ver entre lo que
sentimos, pensamos y hacemos.
Si pensáramos en nosotros como en seres
duales, podríamos decir que existen y
coexisten en nuestra vida dos mundos: el
mundo externo y el mundo interno. El mundo
externo es lo que vemos, lo que nos rodea,
todo aquello con lo que interactuamos; el
mundo interno son nuestros sentimientos,
nuestros pensamientos, nuestros deseos, nuestros temores, todo aquello que no
podemos dar ni compartir aunque sí evidenciar. En este orden de ideas podemos
decir que lo que somos viene siendo ese punto donde confluyen precisamente ese
mundo interno con el mundo externo, y de la misma forma podemos señalar como
es que lo que hacemos afecta ese mundo externo, pero la intención con lo que lo
hacemos afecta nuestro mundo interno.
Pensemos en algo que pudiéramos catalogar como una buena acción: dar de
comer al hambriento, consolar al afligido, vestir al desnudo, o simplemente luchar
por esto o por lo otro. La acción visible es clara y, por ende a la vista de todos,
loable tal vez, pero lo que no podemos ver ni saber es la intención con la que se
81
hace esa acción, eso permanece en el ámbito interno personal de cada quien. Una
buena acción, como optamos por llamarla, puede estar fundamentada en los
sentimientos y pensamientos más nobles y altruistas así como en aquellos más
mezquinos y egoístas. Eso no lo podemos saber, no lo podemos ver, en ocasiones
lo podemos intuir, pero seríamos demasiado presuntuosos sin le diéramos el peso
de hechos consumados a ese vislumbre que creemos percibir.
Pero independientemente de lo anterior, la disertación actual no va en función de
tratar de adivinar las intenciones ocultas que los demás pudieran tener en sus
acciones, sino más bien voltear la mirada de manera personal a ese reino privado
que es nuestro interior para develar y develarnos las causas que están detrás de
nuestro actuar, ¿para qué? simple y sencillamente para cuidar de ellas ya que
éstas nos afectan como personas independientemente de los efectos palpables
que vean los demás.
Quiero hacer un breve alto en este momento para aclarar que el peso no está en
la intención con que se hagan las cosas ni tampoco en los efectos visibles que ven
los demás de nuestras acciones, el peso está en el efecto que ambas situaciones,
no solo una sino ambas, tienen en nuestra persona.
Esta aclaración sirve para una pregunta que siempre surge en las conferencias y
talleres que sobre construcción dinámica de liderazgo trascendental doy y que es
¿cómo le hago? Como ya señalé en la presente obra se han dado las técnicas
generales para reclamar como nuestros y reactivar los cuatro pilares sobre los que
se sustenta el liderazgo trascendental, pero corresponde a cada uno de nosotros
hacernos de esa maestría en su aplicación y eso solo se logra a través del intento.
Intenta la razón, intenta la voluntad, intenta la percepción, intenta la atención.
Intenta, intenta, intenta, intenta.
Sé que después de leer la presente obra tendrás una idea sobre lo que es y más
importante aún como se activan y usan los cuatro pilares del liderazgo
82
trascendental, pero también se, por la experiencia que comento de las
conferencias y talleres relativos al tema, que uno siempre desea casi casi una
receta de cocina donde se le den todos los pasos concretos para ello, lo cual no
está en la presente obra, ¿entonces qué hacer? Si más o menos ya sabes de qué
tratan estos cuatro pilares del liderazgo trascendental y más o menos tienes
noción de sus aplicaciones prácticas, solo me queda decirte que lo intentes.
Intenta la razón, intenta la voluntad, intenta la percepción, intenta la atención.
Intenta, intenta, intenta, intenta.
De nuevo quiero traer la imagen de tú aprendiendo a andar en bicicleta. Nadie te
dio una serie de pasos tan específicos y detallados que su sola aplicación te diera
el dominio de la bicicleta. Te dieron algunas instrucciones generales, a veces
vagas y fue tu intento el que de repente hizo que apareciera tu maestría sobre
andar en bicicleta como por arte de magia. En esto de los cuatro pilares de
liderazgo trascendental es exactamente lo mismo. Intenta la razón, intenta la
voluntad, intenta la percepción, intenta la atención. Intenta, intenta, intenta, intenta.
83
Epílogo
Lo mejor que le puede pasar a uno en esta vida es disfrutar realmente lo que
hace, eso le da más sentido a las ideas que uno tiene y a las acciones que uno
emprende, incluso en ocasiones tiene más sentido que lograr las metas que uno
se proponga. Cuantas veces no hemos visto personas que ante las obligaciones
que tienen en su vida muestran no solo una apatía sino en muchas ocasiones una
actitud verdaderamente negativa, para esas personas lo que hacen es una carga
por más nimio que nos parezca. De la misma forma, todos conocemos personas
que su vida la viven con gozo, con alegría, y que sus obligaciones y los retos
mismos que enfrentan lo hacen con un estado de ánimo que incluso llega a
contagiar. La diferencia entre estos dos extremos está precisamente en saber
disfrutar lo que uno hace, esto es la clave de todo, incluso del éxito, ya que el éxito
es escurridizo y ocupa mucho esfuerzo, mucha energía, y que mejor manera de
dar todo ese esfuerzo y esa energía que con un ánimo optimista, de confianza, de
gozo por estar vivo.
Al principio se comentó que esta actitud le da más sentido a las ideas y a las
acciones que incluso lograr las metas que se proponga, esto parecería ser una
contradicción pero no es así. Una meta es un objetivo, si lo vemos objetivamente
la consecución de una meta dura un momento infinitamente pequeño, por ejemplo,
¿cuánto dura en el tiempo el que un corredor cruce la meta?, ¿o en que alguien
obtenga un título?, ¿o en que un emprendedor inicie un negocio?, no nos
confundamos, lo que dura tiempo es el camino hacia esas metas, pero el lograrlo
dura un pequeñísimo instante, tal vez unos segundos, después la meta queda
atrás y vienen otras.
Siempre habrá metas, siempre habrá caminos, la manera de llegar a esas metas y
de recorrer esos caminos es lo que nos dará riqueza en nuestra existencia, más
incluso del alcanzar una meta ya que ésta puede llegar muy tarde en nuestra vida
(o incluso no llegar), mientras que el camino hacia ella estará presente en todo el
84
trayecto. Ahora bien, a veces uno no puede escoger del todo la meta o el camino,
las obligaciones que la misma vida va poniendo en ocasiones casi nos obliga a
tomar ciertas decisiones, pero ¿por qué amargarnos por ello?, siempre habrá algo
positivo de lo que hagamos, algo que nos guste o que nos llene; pues por
pequeño que esto sea, debemos enfocarnos en ello para darle no solo sentido a
nuestra existencia sino fuerza y motivación.
En una ocasión, en un taller de construcción dinámica de liderazgo trascendental
que me tocó dar, alguien se quejaba de lo dura y difícil que le era la vida, de lo
casi imposible que se le hacía el ver algo positivo cada día que le permitiera
avanzar con gozo el camino que tenía que recorrer, que lo que yo le proponía era
realmente imposible. En ocasiones uno tiene que ser drástico ante actitudes tan
extremosas. Es así como le acerqué un pequeño cuchillo que había quedado del
entremés que nos habían dado y le dije que si la vida le era tan pesada por qué no
terminaba en ese instante con ella. La persona se me quedó viendo incrédula de
lo que oía. "¿Qué pasa? -le pregunté- ¿por qué no acabar con esto de una vez?,
¡vamos!". El silencio reinaba en la sala. Después de un momento le quite el
pequeño cuchillo y le dije con la intención que todos oyeran "eso mismo que te
detiene para una acción como esta es de lo que cada día debes aferrarte para
transitar este período que te ha tocado en este momento".
No podemos ser ingenuos, la vida es dura, es pesada, a veces los trayectos son
oscuros, lo único que a veces uno tiene es su ánimo, su entereza, su voluntad de
seguir adelante esperando salga el sol y las cosas mejoren, puede que esto
suceda, puede que no, pero desde el momento mismo en que uno avanza con esa
actitud ya ha ganado, después de todo cuando se disfruta el camino no hay
propiamente un esfuerzo sino un disfrute en cada paso.
En este momento tú estás en disposición plena de los cuatro pilares del liderazgo
trascendental que configuran lo que eres y, más importante aún, lo que puedes
llegar a ser. Sin ser el objetivo de la aplicación de los mismos el disfrute en tu
85
caminar que hemos mencionado, éste será uno de los beneficios aparejados que
la práctica de dichas técnicas traerá a tu vida. El beneficio primario de todo lo
aprendido en este libro será ponerte en disposición de la totalidad de tus
capacidades y habilidades para construir de manera dinámica y con liderazgo
trascendental tu proyecto de vida.
Si crees que lo imposible es posible, que lo increíble es creíble y que lo irrealizable
es realizable, entonces eres parte de ese grupo de gentes que se levanta de su
condición humana para tocar con sus dedos lo divino y realizarse de manera total
en lo que están destinados a ser: vida, conciencia y luz.
86
Acerca del Autor
Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
• Licenciado en Contaduría Pública y Maestro en Administración con
acentuación en Finanzas por el Instituto Tecnológico de Sonora; Doctor en
Ciencias (Sc.D.) en el Área de Relaciones Internacionales Transpacíficas por la
Universidad de Colima
• Socio Director de Consultoría Independiente (Formación • I & D • Consultoría
en las áreas de Consultoría Empresarial • Liderazgo Emprendedor • Gestión
Universitaria), se ha desempeñado además como Auditor Interno en la
entonces Secretaría de la Contraloría General de la Federación y como
Director y Secretario de Desarrollo Económico del Municipio de Cajeme
87
• Académico Certificado por la Asociación Nacional de Facultades y Escuelas
de Contaduría y Administración, A.C.
• Premio Nacional de Contaduría Pública a la investigación obtenido
consecutivamente en sus ediciones 2002-2003 y 2004-2005 por el Instituto
Mexicano de Contadores Públicos
• Miembro de la Asociación de Profesores de Contaduría y Administración de
México, A.C.
• Consultor de Negocios Acreditación por el Sistema Nacional de Consultores
de la Secretaría de Economía y Consultor de Negocios Certificado por la
Norma Conocer
• Diplomado en Desarrollo del Potencial Humano por el Instituto Tecnológico de
Sonora
• Nivel Superior: Maestro Distinguido, Responsable de Programa Académico,
Líder de Cuerpo Académico, Director Académico, Miembro de Consejo
Directivo, y profesor, tutor y asesor nacional e internacional en licenciatura,
maestría y doctorado
• Autor de libros, ensayos, artículos y videos,
así como conferenciante,
ponenciante y tallerista a nivel nacional e internacional.
www.rocefi.com.mx
88
Continuación de ¿Tu Helado se Derritió?
¿Tu helado se derritió?
–Construcción Dinámica de Liderazgo
Trascendental2ª Parte
Los 4 Cuerpos del Liderazgo Trascendental
Junio de 2018
¿Tu helado se derritió?
–Construcción Dinámica de Liderazgo
Trascendental3ª Parte
Los 4 Reinos del Liderazgo Trascendental
Junio de 2022
¿Tu helado se derritió?
–Construcción Dinámica de Liderazgo
Trascendental4ª Parte
El 5° Reino del Liderazgo Trascendental
Junio de 2026
89
Algunas Otras Publicaciones Gratuitas del Autor
(GRATIS en www.rocefi.com.mx, menú “Libros”, sección “e-book gratis”)
Rumbo a la Cumbre trata de un viaje, un viajero y
una meta. El viaje es por la montaña, ¿cuál
montaña?, la montaña de nuestra vida profesional;
es un viaje de reflexión pero al mismo tiempo de
eminente practicidad, un viaje que todos hemos
emprendido y del cual podemos hacernos dueños y
responsables en cualquier momento de nuestro
andar. El viajero somos nosotros: hombre o mujer,
joven, adulto o anciano, rico o pobre; el viajero
representa nuestras dudas y certezas, nuestros
miedos
y
valentías,
nuestras
decepciones
y
esperanzas, en pocas palabras todo lo que hemos
sido, somos y podemos ser. ¿Y la meta?, la meta es
la cumbre, cumbre que representa la conquista, el
éxito y el logro; una cumbre de plenitud, una cumbre
de satisfacción, una cumbre de aquí y ahora pero
que resonará por siempre en los ecos de la
eternidad.
Rumbo a la Cumbre 2 es la continuación de Rumbo
a la Cumbre, que retoma la intención de compartir
una
visión
de
excelencia
en
el
desempeño
profesional sustentada en la impecabilidad personal,
esto a través de un esquema fácil para acceder,
ligero para leer y personal para aplicar en la figura de
un escrito en primera persona a manera de relato.
90
Una educación superior será realmente superior
cuando
quienes
participan
en
el
proceso
(académicos, administrativos y funcionarios) así
como sus alumnos y egresados, muestren y
demuestren con carácter, congruencia y decisión
tanto personal, como profesional y social su trabajo
constante por la transparencia, el consenso, la
inclusión, el compromiso, la rendición de cuentas y la
cordialidad. Para esto se requiere, creer firmemente
que se puede construir entre todos una sociedad
mejor, tener el deseo de llevar ese sueño a cabo, y
luchar todos los días por hacerlo realidad. Dado que
lo anterior requiere de encauzar esa fuerza interna
que nos puede motivar en nuestra lucha cotidiana
para construir esa sociedad, y que ese encauzar
implica presentar no solo críticas sino también
propuestas, Educación REALMENTE Superior lo
hace con un sentido pragmático tanto en su análisis
como en sus planteamientos.
Como personas tenemos un potencial increíble, un
potencial que se desarrolla de manera única y
particular en la vida de cada uno de nosotros.
Ciertamente no tenemos una guía de cómo vivirla,
pero si
vemos un plan detrás de toda nuestra
existencia, un plan trascendente que comienza con
nuestros pasos en la tierra pero tiene su destino en
el fulgor de las estrellas. De eso trata Liderazgo
Emprendedor,
de
ese
andar
que
todos
experimentamos en nuestra existencia. Con un
enfoque
de
liderazgo,
emprendedurismo
y
motivación, este libro contiene reflexiones, vivencias,
ejercicios, análisis que nos permiten ese alto en el
camino para valorar lo que hemos conseguido y para
motivar la esperanza de lo que podemos conseguir.
Cada artículo va acompañado de un video que
replica lo escrito pero de una manera más gráfica e
interactiva.
91
¿Tu Helado se Derritió?
-Construcción Dinámica de Liderazgo TrascendentalLos 4 Pilares del Liderazgo Trascendental
Primera edición
Es una obra editada y publicada por Gecko Publishing, S. de R.L.M.I.
Junio de 2014
92