ESTUDIO SOBRE EL PENSAMIENTO FILOSÓFICO Y ECONÓMICO DE ROBERTO MANGABEIRA UNGER por HUMBERTO QUIROGA LAVIÉ (descargado de www.infotopo.com) "Brilla un sol de oro allí por sobre los árboles y sobre los pabellones, y es el sol argentino, puesto en lo alto de la cúpula, blanca y azul, como la bandera del país, que entre otras cuatro cúpulas corona, con grupos de estatuas en las esquinas del techo, el palacio de hierro dorado y cristales de color en que la patria del hombre nuevo de América convida al mundo lleno de asombro, a ver lo que puede hacer en pocos años un pueblo recién nacido que habla español, con la pasión por el trabajo y la libertad. ¡Con la pasión por el trabajo! ; ¡mejor es morir abrazado por el sol que ir por el mundo como una piedra viva, con los brazos cruzados! Una estatua señala a la puerta un mapa donde se ve de realce la República, por el río donde entran al país los vapores repletos de gente que va a trabajar; con las montañas que crían sus metales, y las pampas extensas, cubiertas de ganado. De relieve está allí la ciudad modelo de La Plata, que apareció de pronto en el llano silvestre, con ferrocarriles, puertos, cuarenta mil habitantes y escuelas como palacios. Y cuanto dan la oveja y el buey se ve allí, y todo lo que el hombre atrevido puede hacer de la bestia; mil cueros, mil lanas, mil tejidos, mil industrias; la carne fresca en la sal de enfriar; crines, cuernos, capullos, plumas, paños. Cuanto el hombre ha hecho, el argentino lo intenta hacer...” JOSE MARTI PRIMERA PARTE LA DEMOCRACIA REALIZADA. LA ALTERNATIVA PROGRESISTA El libro de Mangabeira que hemos tenido a la vista, en esta primera parte, es “La democracia realizada. La alternativa progresista”, publicada en inglés hace once años en Londres, y en castellano en 1999, en Buenos Aires (Editorial Manantial). A diez años de la crisis monetaria mundial que acaba de hacer temblar al sistema económico, el ya antiguo diagnóstico de Mangabeira tiene una actualidad deslumbrante. Nuestro desafío es considerar si sus propuestas de reparación son sustentables. Sostiene M.U. que hay que impulsar la transformación a partir de un experimentalismo democrático que se realice impulsando el progreso práctico, pero no súbito, sino paso a paso. Dicho experimentalismo –suerte de experimentohacia el progreso práctico, precisa de la reforma institucional, es decir que debe contar con la participación del Estado. Sin embargo, el maestro brasileño no deja de señalar que “el cambio institucional no basta para promover el experimentalismo democrático”. En la vida social siempre hay más cosas respecto de las cuales pueda ocuparse el cambio institucional. También señala M.U. que la dirigencia política se desentiende de la vida social. (ps.233/34). Podemos colegir que de acuerdo con estas afirmaciones, no será posible el cambio propuesto si esta situación continúa. De todas maneras, también señala M.U. que la política extrainstitucional de las relaciones personales, siempre debe trabajar junto con la política de las instituciones. (p. 236). El substractum del capitalismo que describe M.U., sin temor a equivocarse, se conforma de un sistema productivo de vanguardia, cuyo capital tiene un gran compromiso con el trabajador, en relación con la tecnología con que trabaja, así como con su formación educativa. Las buenas empresas son buenas escuelas para sus trabajadores. En este sistema productivo de vanguardia los salarios, de los trabajadores están en relación a su situación vanguardista. Por fuera del sistema productivo de vanguardia coexiste uno de retaguardia, integrado por empresas pobres, hambrientas de capital, por gente desocupada, que bien sabemos pueden ser pobres o indigentes. En relación con el trascendente debate relativo a cual sistema es más favorable al progresismo democrático, el presidencialismo o el parlamentarismo, M.U. manifiesta que “ambos son institucionalmente indeterminados, que no tienen una lógica institucional inherente, sino únicamente una colección provisional de características organizacionales reunidas casualmente por la historia” (p. 199). En cambio en la Argentina, pensadores tan importantes como el desaparecido Carlos Nino, el ilustre Mario Bunge y el Juez de la Corte Suprema de la Nación Raul Eugenio Zaffaroni, se han pronunciado públicamente por la superioridad del sistema parlamentario a los referidos efectos. Parten de la base de que el Parlamento puede controlar más eficazmente las demasías o errores del Presidente, revocándole su designación al Jefe del Gobierno, que debe ser un parlamentario, o disponiendo elecciones anticipadas. A nuestro juicio olvidan la anécdota del ciervo que encontramos en el bosque, encerrado en una jaula, dando vueltas permanentemente, como buscando salir para trotar con libertad por el bosque. Entonces me conmisero y le abro la puerta a la jaula, sale el ciervo y, ¡Oh sorpresa! el ciervo en vez de salir a trotar en libertad por el bosque, lo que hace es continuar dando vueltas, pero ahora por fuera de la jaula. Nos preguntamos: ¿no le pasará lo mismo al parlamentarismo, en un país acostumbrado a ser gobernado por caudillos como Argentina, donde el Parlamento, en vez de revocar mandatos o adelantar elecciones, deje hacer al caudillo, reverenciándolo a partir de la mayoría con que él cuenta en el Parlamento? Señala M.U. que su propuesta de experimentalismo democrático, encuentra un grave oposición en la persistencia de la lógica de patrones y clientes, que combina una negociación, una estructura de subordinación individual y una demanda recíproca de lealtad o acatamiento (p. 235). Pensamos que esto último se aplica más a la subordinación entre patrones y trabajadores que de los patrones con los clientes. Pareciera que es así, también para M.U. cuando nos señala que “en la economía rige la sentimentalización del intercambio desigual; donde ello ocurre, en las relaciones entre superiores e inferiores u hombres y mujeres, socava el fundamento de la democracia en la experiencia viviente”. Para luego arribar a esta tremenda conclusión: que ese estado de cosas “nos fuerza en cada circunstancia a elegir entre traicionar a otras personas o traicionarnos a nosotros mismos, entre pelear por la libertad al precio de la traición y aceptar la autoeliminación en bien de nuestros lazos con otros” (p. 235). La propuesta de M.U. es que este dualismo del sistema productivo de vanguardia y de retaguardia se supere a partir de las siguientes realizaciones: l. Tender un puente sobre el abismo social abierto por dicho dualismo: la vanguardia y la retaguardia económicas. 2. Incorporar muchas empresas a redes cooperativas; que además sean competitivas. La cooperación no debe excluir la competición. Es conveniente desarrollar entidades intermedias entre el gobierno y la empresa, entre lo público y lo privado, que hagan eficaz la descentralización de la experimentalizacion democrática (p 130). Se propone que los fondos que administran las agencias experimentadoras, sean utilizados activamente en la propiedad y administración de las empresas asociadas y que actúen como centros financieros, técnicos y estratégicos de pequeñas confederaciones de empresas cooperativo-competitivas (p. 195). Gran apoyo de M.U. al cooperativismo. 3. Lograr apoyo financiero y tecnológico de tipo mixto, público y privado; que el referido apoyo sea brindado por agencias independientes del gobierno; pero, además, esas agencias deben tener vínculos íntimos (cercanos de confianza, diríamos nosotros) con las empresas a quienes vinculan; 4. Lograr que el crecimiento económico del sistema de producción de retaguardia, se logre a partir de nuevos modos de darse la propiedad; “el régimen de propiedad vigente establece restricciones innecesarias e injustificadas al acceso a la propiedad del sistema productivo” (p.53). M.U. propone instalar “regímenes de propiedad alternativa”: este es un tema de consulta para profundizar. 5. Establecer una estrategia nacional de desarrollo que logre una sociedad entre el gobierno y las empresas. Para esto se necesita un Estado duro, es decir firme en llevar adelante el cambio, pero no autoritario, mucho menos que politice el proceso; M.U. enfatiza que el control jerárquico por parte de la intervención del Estado, debe minimizarse. El Estado duro debe ser independiente de las elites acaudaladas. 6. La referida sociedad entre Estado y empresas supone la modificación institucional de los factores combinados por dicha sociedad. No podemos dejar de recordar que Alexis de Tocqueville sostuvo que “la democracia en América” era una democracia de asociaciones, muy participativas, por supuesto. Vale decir que las conclusiones a las que llegó el francés que realizó el primer estudio social profundo sobre la sociedad norteamericana, ya no serían aplicables en nuestro tiempo. Nos lo preguntamos. 8. El experimentalismo democrático se debe desarrollar a partir del respeto por la descentralización federativa, tanto estadual como municipal; 9. El progreso económico puesto en experiencia debe reorganizar el ahorro aplicándolo a la inversión. M.U. sostiene que “la inversión productiva es la responsabilidad social más importante de la actividad financiera”; se deben desarrollar dispositivos institucionales que canalicen el ahorro hacia la inversión productiva. Explica que un alto nivel de ahorro está por encima del treinta por ciento, y no por debajo del veinte por ciento (p. 128). Tenemos que indagar si esos porcentajes están referidos al P.B.I. o a otra variable económica. 10. Es fundamental impulsar el ahorro productivo y desalentar el derroche de dinero en ruletas financieras: la bolsa, por ejemplo, o inversiones hipotecarias sin límites. Hemos sido testigos de la crisis que generaron en el mundo. 11. Hay que propender a que el ahorro productivo provenga de “las utilidades no distribuidas”. Esto implica que M.U. desalienta el endeudamiento a tales efectos; en realidad lograr ahorro productivo implica desalentar el endeudamiento. Por otra parte sostiene que el capital extranjero será más útil y paciente cuando menos angustiosamente se lo necesite. M.U. destaca que las utilidades no distribuidas de las empresas representan la principal fuente de los fondos de inversión (p.129) 12. Se aconseja impulsar el cooperativismo para lograr la innovación: ya adelantamos algo sobre el tema. Sostiene M.U. que el cooperativismo competitivo trabaja en conjunto con el Estado. En este sentido pensamos que M.U. habla de la intervención cooperativa del Estado en el proceso de cambio asociativo que propugna; nosotros, además, pensamos que la forma societaria cooperativa, debe ser tenida en cuenta como modalidad de preferencia a ser institucionalizada con motivo del experimentalismo democrático; 13. En materia de tiempos M.U. habla de que hay que “ayudar a la gente a responder a la innovación económica acelerada”. Primero a partir de los dispositivos institucionales heredados, luego ir más allá de ellos (p. 54). Más adelante M.U sostiene que conviene ser prudente, e ir paso a paso; 14. Se debe impulsar la reorganización del trabajo a partir del “trabajo en equipo”, dejando de lado la producción masiva fordista. Nosotros advertimos que esta es una clara propuesta pedagógica freireana, pensamiento que descontamos M.U. conoce muy bien, pero que no cita. Entendemos que en este sentido, M.U. en muchos casos avanza aun más el pensamiento de Paulo Freire, en tanto que en otros lo deja de lado. En tal sentido, nosotros hemos ido anotando, y lo veremos más adelante, la cantidad de veces que las propuestas de M.U. implican la aplicación de la sociotecnología de gestión de calidad en los talleres u oficinas de trabajo, de acuerdo a las experiencias y estudios que en tal sentido hemos realizado en el ámbito de la Justicia. 15. Se pregunta M.U. ¿Mediante qué caminos de cambio institucional acumulativo en las formas de la economía de mercado, y en general, de la democracia representativa y de la sociedad civil, podemos tener más esperanzas de promover el experimentalismo práctico, conciliando mejor las exigencias de la cooperación y la innovación?” A modo colaborativo en un debate abierto, sugiero que la institucionalización apropiada de la experimentación democrática, debe realizarse a partir de entes cooperativos que utilicen como técnicas de organización del trabajo la gestión de calidad. Trataremos con detalle este tema más adelante. 16. Las técnicas tradicionales de la legislación sobre contratos civiles y sociedades, es muy probable que resulten inadecuadas para la reforma progresista. Además de ello, esa legislación no permite determinar por anticipado, es decir pronosticar, que una empresa de la vanguardia va camino a la quiebra. Del mismo modo son muchos los caminos que puede utilizar esa legislación para facilitar el cobro de sus créditos a los múltiples acreedores del quebrado (p.92). 17. Visualiza M.U., como insumos de la economía: al “capital, al trabajo y a la tecnología” cuando estén disponibles para la inversión. Añade que a mayor tasa de ahorro sostenida durante un tiempo prolongado, se crean oportunidades a favor de la innovación organizacional persistente. Reconocimiento importante por parte de M.U. de la necesidad de lograr cambios en la gestión de la empresa, como factor del experimentalismo democrático. Con el mismo objetivo señala M.U la importancia de impedir el dispendio masivo de recursos, tiempo y energía en el comercio de posiciones especulativas en el mercado. Nosotros podemos interpretar que utilizar o incrementar el seguro de desempleo puede convertirse en una alternativa que impulse el comercio especulativo. 18. Aconseja M.U. la formación de fondos de inversión redistributivos, formados por las utilidades no distribuidas de las empresas. En el mismo sentido aconseja la formación de fondos de pensión -suponemos que formados por la recaudación de los aportes jubilatorios-: en ambos casos esos fondos abrirán canales adicionales de ahorro a favor de la producción. Se desalienta el sistema bancario y los mercados bursátiles, como medios naturales únicos a través de los cuales la economía de mercado ponga el capital a disposición de las empresas. (p.151). 19. Propicia M.U. que se establezca la sindicalizacion obligatoria y automática de todos los trabajadores -como ocurre en la argentina con los profesionales liberales-, tanto de los que tienen empleo como de los que buscan empleo, así como de los propietarios de pequeñas empresas: ello facilitará las negociaciones en toda la sociedad, por intermedio de sindicatos que representan a todos los trabajadores. Sin embargo M.U. señala que esta sindicalización obligatoria puede resultar necesaria transitoriamente, para luego pasar a otros dispositivos que favorezcan las negociaciones: educación, la herencia social o el acceso a la producción por diferentes vías y en forma descentralizada. Ello culmina con su propuesta de regímenes diferentes de propiedad. Ya lo veremos. 20. Es concluyente M.U. cuando sostiene que “ninguna organización social, cualquiera sea su magnitud, reemplaza a la familia”. La escuela depende de la familia. Pero, a menudo la familia no es eficaz sola. Debe producirse una alianza entre la familia, la escuela y la comunidad local, para lograr éxitos de asistencia social. La democracia necesita una escuela que forme individuos capaces de imaginar posibilidades remotas y de oponerse a las opiniones actuales. La escuela debe reconocer y desarrollar “la voz profética del niño”, y dar a este los medios necesarios de pensar de modo diferente a su familia, clase, país y época. Estas posiciones de M.U. lo ubican en una posición de vanguardia, aun del pensamiento de Paulo Freire, que es el pedagogo que lo ha influido para llegar a estas impactantes posiciones: el alumno debe constituirse en un pequeño profeta que aprende creando su propio saber avizorando el futuro. En esa línea de pensamiento sostiene M.U. que “una república de ciudadanos debe convertirse, poco a poco, en una nación de profetas, que busque su capacidad profética en el genio de los hombres y mujeres comunes” (p.238) 21. Sostiene M.U. que la coordinación estratégica, por parte de agencias públicas, pero independientes del Estado, son las encargadas de asociar al Estado con las empresas, cuando su intervención se realiza descentralizadamente: una de las claves del experimentalismo democrático. A partir de dicha intervención se puede “modificar la proporción y no solo la distribución de beneficios y obligaciones. Podemos obtener más iniciativas independientes y una mayor rendición publica de cuentas al mismo tiempo. (p.176). También señala el maestro que la asociación descentralizada entre empresas y gobiernos, así como la competencia cooperativa entre las firmas pueden apoyarse recíprocamente. La referida asociación se da, no solamente entre vanguardia y retaguardia económica, sino también con los diseñadores y los ejecutores de la actividad. De este modo se logra superar contrastes que suelen resultar obsesivos entre los ámbitos de la cooperación y la competencia del trabajo (p. 185) 22. Trata M.U, a modo de ejemplo, un campo muy significativo de experimentalismo democrático exitoso, como lo es la agricultura familiar moderna. Sostiene que con frecuencia ese tipo de agricultura puede demostrar una eficiencia incomparable. La granja familiar tiene con el experimentalismo democrático acceso a las economías de escala, así como a la asistencia para su perfeccionamiento técnico y tecnológico. Todo ello ocurrió con el telón de fondo de una competencia cooperativa entre granjeros (p.177). Resulta muy importante a la vista de la condición eminentemente agrícola, ganadera y granjera de la economía argentina. 23. Tiene que cambiar el sistema constitucional tradicional orientado a la desaceleración de la política, que funciona en benefició de la libertad conectada con la propiedad privada: es decir una sociedad de baja movilización política. El experimentalismo democrático debe modificar esta situación. (p.197). Señala M.U. que solamente en situación de desastre la política neoliberal acepta movilizarse para salir del desastre: es lo que ha hecho instalar a Barack Obama como Presidente de los Estados Unidos 24. Hay que buscar convergencias de intereses sobre la base de cambios institucionales acumulativos. Además, “una alternativa constitucional democratizadora” será instalar la práctica de la democracia directa (p. 198). Nosotros en la Argentina hemos abierto una pagina web www.leerlaconstitución.com.ar con el objeto de que cualquier ciudadano, como titular de derechos o los organismos constitucionales titulares de competencias publicas, no satisfechos adecuadamente, deben REGISTRAR sus propuestas para que, cuando la fuerza acumulativa de las propuestas coincidentes lo indiquen, los respectivos afectados puedan solicitar, con fuerza negociadora, a quien resultare competente, la resolución de su situación de afectado en el pleno goce de sus derechos o competencias públicas. 25. Aconseja M.U. utilizar la convocatoria de elecciones anticipadas, tanto por parte del Congreso, como del Presidente, con independencia de que exista acuerdo entre ambos poderes (p. 200). Recordamos que en Argentina el Gobierno de Cristina Kirchner dispuso elecciones anticipadas, con motivo de la renovación de ambas Cámaras del Congreso, en junio del 2009, y la medida fue muy criticada por la opinión pública. 26. Los vetos formales que ejercen entre sí los poderes públicos, y los informales generados por la sociedad, son aceleradores de la acción política, en consecuencia funcionales al experimentalismo democrático (p. 199) 27. El incremento del experimentalismo democrático lo postula M.U. a partir de: “establecer normas que hagan obligatorio el voto; la expansión del libre acceso a los medios de comunicación de masas a favor de movimientos sociales y de los partidos políticos; establecer regímenes de fortalecimiento de los partidos, así como de los sistemas electorales de listas cerradas, porque se debe elegir entre partidos y no entre candidatos individuales, y el financiamiento público de las campañas políticas” (p. 202). 28. Los sistemas de organización que se utilicen deben ser uniformes, porque según M.U. una sociedad desigualmente organizada incrementa los privilegios de la vanguardia, con el resultado de que la gente debe optar entre el autoritarismo publico y el privado (p. 203). Aclara M.U. que si se predica “la autoorganización espontánea de la sociedad civil”, el efecto posible es que sus resultados confronten con los intereses del Estado, generando un conflicto donde el Estado puede responder golpe por golpe. La propuesta de M.U. es que cualquier política transformadora debe procurar combinar la organización de arriba hacia abajo, es decir la del Estado con la autoorganización social, y viceversa también hacerlo de abajo hacia arriba (p. 203). 29. Sostiene M.U. que resulta muy importante el papel de “la asociación voluntaria como capital social”, porque se trata de una maquinaria para la creación de confianza, que favorece los mecanismos de cooperación en el aprendizaje, la producción y el gobierno, porque dichos factores son todos receptivos a la innovación (p.203). Concluimos, en consecuencia, que no hay buena cooperación sin asociación voluntaria. Sin embargo, M.U. señala que la sociedad puede no tener confianza suficiente en instalar mecanismos de asociación voluntaria. Para cambiar este humor social se deben instalar reformas institucionales adecuados (p. 204). Lo cierto es que M.U. cuando nos dice esto, omite explicitar cuáles serían los cambios institucionales aconsejables a tal fin. Desde otro lado, M.U. señala que a veces la asociación voluntaria ha sido demonizada como “organización de interés común”, para obtener rentas frente a un Estado debilitado. Ello puede ser una fuente de rigidez en la vida política. Agrega M.U. que algunos han visto la destrucción de esas organizaciones de interés común en Alemania y Japón, después de la gran guerra, como una causa que contribuyó a los ulteriores éxitos de ambos países en el campo económico y democrático (p. 204). Merece ser tomada en cuenta esta afirmación de M.U. sobre todo en el caso del Japón, país que, después de haber introducido en su producción de bienes y servicios, la socio-tecnología de gestión de calidad, logró en 27 años invadir con su producción a los Estados Unidos: el país que actuó en Japón como estado patrón de la mano del General Mac Arthur. Lo que ocurre es que no pensamos que M.U. niega el éxito de Deming en Japón, pero su lógica de pensamiento nos indicaría que él considera que el levantamiento económico de dicho país, se hizo en provecho del sector de vanguardia, no beneficiando a la retaguardia de pobres y marginados. La conclusión a la cual llegamos es que no pudo la gestión de calidad de Deming, conseguir los resultados que busca M.U. con su experimentalismo democrático. 30. Un problema importante es que las sociedades, en general, están formadas por asociaciones civiles sin fines de lucro (clubs, iglesias y partidos políticos) y por las empresas que solo les interesa sus negocios (p. 207). Para nosotros resulta raro que esto pueda ocurrir en los Estados Unidos, a estar por el pensamiento de Max Weber vertido en su famoso libro “La etica protestante y el espíritu del capitalismo. De ese estudio surgía que el puritanismo religioso americano bendecía a los ricos, por que ello era grato a los ojos de Dios. O es que ya Estados Unidos no es el mismo país que tuvo en mira Weber. Por supuesto que las mismas reflexiones valen en relación con el puritanismo europeo. 31. Frente a la insuficiencia del régimen de contratos y sociedades basadas en el derecho civil, M.U. propone la creación de un poder gubernamental diferente al que conocemos, con capacidad de intervención para reconstruir a determinadas organizaciones (económicas e ineficientes). Sostiene que sería una extensión de la actual práctica judicial norteamericana conocida como la “imposición compleja”, práctica que utilizan los jueces de emitir mandamientos (mandamus) de carácter estructural, dirigidos a intervenir en organizaciones económicas y políticas ineficaces. En Argentina lo ha hecho recientemente la Corte Suprema de Justicia de la Nación, cuando frente a la denuncia de un vecino en materia ambiental, dispuso intervenir en el programa de saneamiento de la Cuenca del Riachuelo, emitiendo órdenes ejecutivas en tal sentido y realizando audiencias de control sobre la marcha del programa. Ese tipo de intervenciones, nos dice M.U. sería reparador y reconstructivo, estructural y episódico, para evitar que los desorganizados usen los dispositivos legales de la organización cuando no corresponda (p. 210). 32. Es necesario que grupos con vida continua organicen la conversación pública y la ejecución colectiva, que articulen y agreguen intereses. A esto agrega M.U. que son los partidos políticos los que tienen que ocuparse de esto. (p. 210). Ellos son los que tienen que instalar los agentes coordinadores de los distintos sujetos del diálogo socioeconómico. Para encontrar esos agentes propone M.U incorporar: trabajadores técnicos de vanguardia, también personas que trabajan en empleos inseguros, cuando lo hacen en sectores pobres en capital y tecnología, así como trabajadores de las industrias de producción masiva. Este personal se puede encontrar en industrias que estén a horcajadas entre la vanguardia y la retaguardia, porque quienes estén en la retaguardia pujan para acceder a la vanguardia (p. 221/22). 33. No es malo aconsejar, señala M.U., que para lograr dichos resultados se deba comenzar utilizando la radicalización del vocabulario social-demócrata de la igualdad, la seguridad, la inclusión y la participación, en forma conjunta con el lenguaje liberal de la flexibilidad y la descentralización (p. 222). Es notable que M.U. encuéntra en la simbiosis del discurso social-demócrata con el liberal, el modo de acceder al experimentalismo democrático. 34. La práctica política transformadora propiciada por M.U. “consiste en unir la acción desde abajo hacia arriba, con la acción desde arriba hacia abajo. La reforma promovida por el Estado se pervierte cuando la resistencia silenciosa de un populacho taciturno y amorfo, se yergue contra el modelo centralista, los reformadores deben recoger entre imposición y la retirada” (p. 223). Belleza retórica y gran conocimiento de la realidad es lo que pone de manifiesto el discurso transformador del maestro brasileño. 35. Como formar el Estado la agencia encargada del programa transformador de la economía capitalista, confiesa M.U. que es un tema no fácil. Si somos deterministas en materia política, no habría mayor problema porque confiaríamos, aunque estuviéramos equivocados, en que existe personal disponible para formar parte de la agencia. Pero si tenemos creencias antideterministas en lo institucional, y somos incluyentes para afrontar el cambio, estamos frente a un problema novedoso en la historia de la política, nos indica MU (p.224). Resulta claro, y lo destaca M.U. que si no hay agencia no puede haber transformación económica. En tal caso prevelecerían las relaciones patrón-cliente, y el poder se combina habitualmente con el intercambio y el acatamiento: excelente descripción del capitalismo autoritario (p. 224). En este caso no habrá vía disponible para el experimentalismo democrático. Continuaremos con las salidas (remedios) tradicionales utilizados por los partidos políticos y por los movimientos de opinión, caso del feminismo. Las respuestas a favor del cambio serán débiles e insuficientes: nos encontramos, en consecuencia, con una confesión un cierto pesimista por parte del maestro brasileño, en relación con la viabilidad de su experimentalismo democrático (p. 225). 36. Quizás por eso, de inmediato, M.U. retoma su vigor y su confianza y nos dice que “la alternativa progresista exige algo más que un periodo transitorio de participación política; demanda una elevación persistente de la acción política popular (p. 226). Es decir que de ello deducimos que se necesitarán líderes experimentalistas firmes para llegar a buen puerto. De todos modos, más adelante M.U. señala que no se trata de reemplazar el político de hoy por un “mítico ciudadano desprendido del republicanismo clásico. La meta es más bien ampliar el campo de nuestros intereses corrientes y debilitar el contraste entre lo privado y lo público, fortaleciendo la categoría intermedia de los social” (p. 227). Nuestra lectura es que M.U. confía más en la educación social, en una nueva educación social, para lograr el nuevo hombre capaz del gran cambio, que en el recambio del modo de ser de la dirigencia política. Y trata de dar una explicación al respecto cuando nos dice que “la falta de realismo psicológico resultará en una perversión política. La supresión del interés privado no se producirá, ni debería producirse. La mayoría de la gente se sentirá alternativamente aburrida y repelida por la manía de las reuniones y los activistas autopromovidos que medran con ellas” (p. 227). Estamos nuevamente de cara a un M.U. que luce mucha prudencia en sus propuetas. Nos dice: “Es crucial desarrollar instituciones económicas y políticas del experimentalismo democrático de una manera que limite el hambre de energía humana y respete la fuerza y la autoridad de los intereses privados. El seguro de dotación social, la misión capacitante de la escuela, la supervivencia de formas de propiedad que dan amplia discrecionalidad al individuo, deberían contribuir a este fin” (p. 228). Claro que de inmediato nos sorprende M.U. cuando dice que “Las instituciones que he descripto (cúales, las tradicionales o las que propone como experimentalistás) pueden dar demasiadas posibilidades a los charlatanes y a los seductores. Debemos contrarrestar esta inclinación. En el experimentalismo democrático, corremos el riesgo de no poder hacerlo”. Cúal es el camino, entonces. Se impone la pregunta. 37. Nosotros volvemos a algo que ya señalamos. Esa pregunta la responde el propio M.U. cuando pone en manos de la escuela la responsabilidad del cambio. En ese sentido nos dice que “La asociación entre la escuela progresista y la democracia profundizada puede ayudar a nutrir la intensidad infantil corriente de las personas comunes, a medida que crecen”. M.U. confía en que la escuela del experimentalismo democrático está en condiciones de “aflojar los lazos de la división y la jerarquía sociales”; lograr el estimulo a un alto nivel de organización independiente en la sociedad civil, así como lograr una invitación organizada a una participación cívica más intensa. Luego románticamente nos dice que “la vitalidad depende de la esperanza”. (ps. 228/29). Yo diría que depende de la cosecha de los frutos. 38. A modo de colofón M.U. nos señala que “un programa como el esbozado aquí sigue unido a la causa del pensamiento progresista por su énfasis en la liberación de la gente corriente del trabajo monótono y la humillación” (p. 230). También nos señala M.U. que el neocapitalismo sostiene que “la política debe achicarse para que la gente pueda agrandarse”. Y agrega “El mensaje de este libro es que los supuestos de esta enseñanza (se refiere a la del neocapitalismo) son falsos y sus implicaciones contradicen las exigencias para el progreso de la causa democrática en todo el mundo” (p. 237) 39. Y ese colofón también se integra con este pensamiento: “Hemos aprendido con sangre cuán contraproducente y peligroso es buscar en un plan para el mejoramiento social la cura de todas las desdichas de la vida. La humanidad se ha cansado justificadamente de cruzadas enloquecidas y armadas, llevadas adelante en nombre de ideologías de regeneración social o nacional de todo o nada”. (p. 237) Esta claro que se esta refiriendo a las Cruzadas del catolicismo, al holocausto del nazifacismo o al fundamentalismo de Fidel Castro. LA PARTICIPACION DE LOS TRABAJADORES EN LAS GANANCIAS DE LAS EMPRESAS No cabe duda que esta participación es una de las propuestas más significativas de M.U. en relación con la instalación del experimentalismo democrático. Para imponerlo reconoce que debe confrontar con el dogma que defiende la economía práctica, según la cual esa participación de los salarios en el ingreso nacional es altamente contraproducente. Se sostiene que esa participación generará inflación y que el salario real terminaría sobrepasando el aumento de la productividad. M.U. sostiene que la falsedad de esos prejuicios oculta el limitado elemento de verdad que contiene (p. 159) Desde ya que esa participación no debe afectar el equilibrio del funcionamiento económico, tampoco debe quedar en manos de políticas demagógicas. Interesa destacar que M.U señala que el porcentual de participación del trabajador en las ganancias registra el siguiente muestreo: el 71% para Noruega, el 69 % para Italia, el 51% para Sudáfrica, el 38% para la India, el 35% para los Estados Unidos y el 23% para Brasil. (p. 159/60). Nosotros aclaramos que ha sido el 0% para Argentina, salvo el caso de convenios individuales aislados por empresa, que no tienen registro. Destaca M.U. que las diferencias en el porcentaje se debe a diferentes factores: a escasés relativa de tierras, de mano de obra, o de capital, así como a la importancia relativa de los recursos naturales y su extracción (p. 160). Señala M.U. que disponer por ley la participación de los trabajadores en las ganancias de la empresa, puede resultar absolutamente fútil. Solamente puede hacerlo el Estado “cuando la medida está sostenida en derechos y dispositivos que transfieren poder a los trabajadores, a que se mantenga la presión competitiva entre las empresas, en los mercados de productos, capitales y mano de obra” (p. 160). En la Argentina ese derecho a favor de los trabajadores está dispuesto por Constitución Nacional en su art. 14 bis, que está incumplido, de modo tal que se cumple con el requisito exigido por M.U. Nos dice M.U. que este sistema participativo solamente funciona si se cumplen los siguientes requisitos: l. que se fortalezcan los derechos de los trabajadores mediante dispositivos que impidan que sus beneficios sean acaparados por el sector de los incluidos, es decir de los insiders, que gozan de empleos estables y bien pagados; 2. que se mantenga la presión competitiva contra las empresas, inhibiendo el traslado inmediato de los aumentos salariales a los precios; 3. que la participación de los trabajadores en las ganancias se encuentra en relación con el compromiso, en el contexto internacional, de elevar la proporción salarial en el ingreso nacional. Se trata de que exíste una movilidad laboral entre fronteras de los países y, en este punto, el progresismo difiere del neocapitalismo. Mientras el progresismo está comprometido con la referida proporción salarial, los países conservadores, que son los más ricos, niegan constantemente al trabajo cruzar libremente esas fronteras, lo cual, según M.U. representa la injusticia social más escandalosa del neocapitalismo. Desde ya que injusticia social coincide con ineficiencia económica. (p.164). 4. que los derechos laborales sean receptivos al crecimiento: ellos deben ayudar a moderar el conflicto social que se produce entre la aceptación de la innovación y la voluntad de cooperar. 5. que las empresas, incluidas las que se encuentren en la retaguardia del sistema económico, reciban recursos económicos adecuados. Nos preguntamos, por caso ¿beneficios impositivos o subsidios? 6. que los derechos de los trabajadores deben estar en cabeza de todos, nunca en forma exclusiva de los que pertenecen al sector de vanguardia con estabilidad. Es decir que tanto los trabajadores de la retaguardia, como los transitorios de la vanguardia, deben gozar de estos derechos, al igual que el resto. Si no es así, y la participación sólo beneficia a la vanguardia con estabilidad, el resultado será agravar el conflicto entre el mejoramiento salarial y la promoción ocupacional, además de ampliar la brecha entre salarios altos y bajos (p. 161). Observamos que M.U. omite tratar el tema del incremento salarial por productividad. Es muy significativo que M.U. no solamente defienda la participación de los trabajadores en las ganancias de las empresas sino, en general a favor de grupos de votantes organizados, a favor de grupos de consumidores y, también, a favor de las comunidades locales. Asimismo la ampliación de participación que propone M, alcanza también a la administración de la empresa: caso de tener vos y poder de veto sobre decisiones administrativas de los propietarios de la empresa.(p. 195) Esto es muy parecido a lo que dispone nuestro art. 14 bis constitucional, donde, además de estar prevista la participación en las ganancias de los trabajadores, lo están en el control de la producción y colaboración en la dirección de la misma. Ya señalamos que esta norma constitucional nunca se ha aplicado en Argentina: seguramente esa puede ser una de las causas de su subdesarrollo, además de la desorganización que la aqueja. Sostiene M.U que su propuesta de experimentalismo democrático implica un proyecto de una economía política antidualista, que aporta armas económicas y da alas a la reformulación del capitalismo (p196). En las empresas de vanguardia, sobre todo si ellas ganan mucho, y además los trabajadores participan en las ganancias, no son tan necesarios los sindicatos. En tal caso los convenios colectivos del trabajo no son un tira y afloje. En cambio, en la retaguardia, si los trabajadores no tienen sindicatos, se hace ilusorio el experimentalismo democrático (p. 205). Nosotros consideramos que si las empresas de la vanguardia solo buscan eficacia para ganar más dinero, y no les importa nada asociarse con el Estado y la competencia para lograr la igualdad social, la gestión de calidad a partir de standares internacionales de organización, no le sirve al experimentalismo democrático. Entonces un objetivo fundamental será convencer a dichas empresas de que la gestión de calidad propende el incremento de las utilidades empresarias. Además, se debé lograr que el gremio presione para que la empresa utilice dichos standares internacionales de calidad, con el objetivo de que dichas empresas sean solidarias con su país, incluso con la competencia que actúa en la retaguardia. Agregamos que por lo general, los sindicatos se ocupan de sus salarios, pero no de la organización del trabajo. Ellos también deberían saber que la organización de calidad genera más ganancias, tanto para las empresas como para los trabajadores, en la medida que ellos participen en las ganancias; que el trabajo con gestión de calidad genera felicidad en la labor diaria, por el reconocimiento de sus compañeros y por sentirse solidarios con ellos, así como por la posibilidad de generar ideas creativas, que también los hará trabajar menos tiempo. Seguimos con el pensamiento de M.U. “La mayor transparencia de la constitución política de las relaciones laborales, junto con la apertura hacia las estrategias solidarias, contribuye a desplazar la agenda del movimiento obrero más allá del economicismo hacia un campo más vasto de preocupaciones relacionadas con la organización de la sociedad” (p. 209). “En la sociedad en general los trabajadores permanecen marcadamente separados, tanto de sus camaradas como de los gerentes. Tal vez ayude a estimular las primeras etapas de un estilo democratizador de vanguardismo económico: la alternativa democrática radical al programa gerencial conservador de renovación industrial. Sin embargo, pierde gran parte de su sentido una vez que este programa empieza a realizarse”. (p. 209) LAS ALTERNATIVAS DEL DERECHO DE PROPIEDAD COMO CONSECUENCIA DE LA PROPUESTA REFORMADORA DE MANGABEIRA. Se trata de un tema trascendente e impactante. De ningún modo M.U. propone suprimir el derecho de propiedad, ni de los empresarios, ni de los trabajadores. En todo caso propone que los trabajadores se conviertan en propietarios, pero sugiere “la posibilidad del desmembramiento progresivo de los derechos de propiedad tradicionales, entregándoles sus elementos componentes a diferentes tipos de derecho habientes”. (p. 74). No esta claro si se trata de un “accionariado obrero”, que no puede ser puesto en el mercado, sino volcado a la inversión productiva, o de alguna modalidad de condominio, con iguales resultados. Cuando M.U sostiene que “la propiedad tradicional confiere a los gerentes de las empresas un poder disciplinario genérico sobre los trabajadores”, lo hace a partir de sostener que dicha estructura tradicional descansa en dos cimientos, que son independientes: “el imperativo técnico de coordinación supervisora, por una parte, y los títulos de propiedad, por la otra”. Claramente gobierna el propietario. El jefe le dice a sus trabajadores “Uds. deben obedecerme porque la eficiencia productiva exige que lo haga, y aunque no lo hiciera yo soy el dueño u ocupo el lugar de los dueños”. Lo que está haciendo M.U. con esta descripción tan clara, y dolorosa, diríamos nosotros; es no otra cosa que sostener que estamos gobernados, aun en nuestro tiempo, por el sistema de dominación “patrimonialista”, siguiendo la tipología de la dominación social de Max Weber. Claro aporte de la investigación socio-económico del maestro brasileño. Este preciso fundamento lleva a M.U. a formular sus propuestas dirigidas a instalar nuevas formas de propiedad a partir del experimentalismo progresista: 1. como ciudadanos los trabajadores son propietarios en el holding al cual pertenecen; 2. el conjunto de los trabajadores retiene una porción de los derechos de propiedad de cada empresa -no más del 20%- antes que el resto (de las ganancias) se reparta, tanto a la compañía como al resto de los accionistas. El reparto de todas estas acciones se produce en propiedad conjunta colectiva, a un fondo que resulta inalienable. Este fondo no afecta a la distribución tradicional accionaria que pertenece a cada accionista del holding. 3. la importancia del fondo común inalienable es que le otorga al mismo una base adicional de influencia sobre la dirección de la empresa, sin las desventajas de la propiedad privada directa (porque no es negociable). Como resulta muy evidente, este tipo de propuestas de M.U. no son equivalentes a la participación de los trabajadores en las ganancias propuesta por nuestro art. 14 bis constitucional 4. Otra propuesta es que este tipo de propiedad pase a los gobiernos locales, así como a O.N.G sociales. En todos estos casos, como el ejercicio del derecho de propiedad distribuido entre los trabajadores no está en el mercado, no genera la situación de dependencia por la incertidumbre de la especulación, lo cual debilita al propietario, es decir que el trabajador puede enriquecerse o perder todo, o seguir siendo un integrante del sistema Con esta propuesta M.U.. busca caminar hacia la superación de la lucha o confrontación de clases capitalistas, preservando la paz social, generando igualación en materia propietaria, pero con mayor perspectiva que esa propiedad, con el tiempo, logre la paz social, seguridad jurídica y Justicia social. Unos valores proclamados pero incumplidos en nuestro capitalismo tradicional (pags. 98, 99 y 100). Concluye M.O. diciendo que el resultado de su propuesta de experimentalismo democrático, en relación con el derecho de propiedad, es que su “resultado no genera ni capitalismo ni socialismo, sino una economía de mercado con un carácter más incluyente, pluralista y experimental”. (p. 251) LA DEUDA EXTERNA EN EL PENSAMIENTO DE M.U. Muchas veces M.U. habla de deuda interna en un contexto que parece referirse a aquello que nosotros consideramos como “deuda externa”. De todos modos importa realizar un seguimiento de posiciones de M.U. sobre este importante tema: 1. los países descubren tardíamente que “el capital exterior es más útil cuando menos dependen ellos de él”; 2. los flujos de capitales externos (cuando ingresan) amenazan a reavivar la alta inflación; 3. el ingreso de capitales externos no favorecen el incremento del ahorro productivo interno (este pensamiento se induce de afirmaciones que realiza M.U. en pag. 58); 4. ya hemos visto que M.U. desalienta el endeudamiento, cualquiera que sea, para impulsar inversiones, en cambio promueve el ahorro a partir de utilidades no distribuidas. LA PROPUESTA FISCAL DE MANGABEIRA UNGER (ps. 136/39) La propuesta fiscal de M.U. es fundamental para la realización de su experimentalismo democrático, en razón de que de allí súrge la imputación de recursos del fondo social dedicado a asociar al Estado, a través de sus agencias independientes, con la producción del país. Los impuestos que propone M.U. son los siguientes: l. Un impuesto al valor agregado generalizado, de tasa uniforme: esto al comienzo de la experiencia. Este impuesto, que M.U. lo considera el menos distorsivo de los impuestos (en la Argentina, donde se cobra un IVA del 21%, se lo considera el más injusto y regresivo de los impuestos: pagan lo mismo los ricos y los pobres), está afectado a los fondos sociales de apoyo para incrementar la producción de la retaguardia del sistema económico. Nos sorprende que M.U. sostenga que “habría que aplicar una tasa alta, cercana al 30% (p.135). Pero si tenemos en cuenta que se puede eximir de este impuesto a una franja importante de consumidores, vinculados a productos de la canasta familiar o a los consumidores pertenecientes al sector de la retaguardia, la propuesta de M.U. se explica plenamente. Este impuesto financiaría los fondos sociales y centros de apoyo, que funcionarán como agentes de una sociedad descentralizada, encargados de asociar al Estado con las empresas. 2. Un impuesto progresivo a la herencia y a las donaciones, que también aporta fondos a las cuentas de dotación social. Se trata de un gran aporte de M.U. pues substituye la herencia familiar por la herencia social. De esta manera se instala una verdadera solidaridad social, abandonando el enriquecimiento individual creciente que general la herencia. Reconoce M.U. que este tipo de impuestos puede generar el riesgo de debilitar la motivación para trabajar, ahorrar o invertir; también reconoce que ello no es fácilmente cuantificable a priori porque depende de la influencia combinada de factores institucionales y culturales de cada sociedad También M.U. considera la posibilidad de eximir de este impuesto a la primera generación herederos. Tenemos que decir que en la Argentina esta propuesta sería muy impactante, en razón de que en nuestro país, desde 1975 no hay impuesto a la herencia. Es decir que si se impone como lo propone M.U. el impacto en el desarrollo económico social solidario sería muy grande. 3. Unos impuestos directos y progresivos al consumo personal, que recaen sobre la apropiación individual de recursos sociales. Se aplicarían a la diferencia entre los ingresos totales (incluidas las utilidades del capital) de cada contribuyente y el ahorro total destinado a la inversión. Corresponde que exista una excepción por debajo de un umbral (acompañada si lo permiten los recursos fiscales, por un impuesto negativo garante de un ingreso mínimo) y tasas marcadamente progresivas por encima de otro umbral Este impuesto sostiene el costo de funcionamiento administrativo del Estado; 4. El impuesto a la riqueza se aplica a la acumulación del poder económico, es decir que recaerá sobre la apropiación individual de recursos sociales. M.U. explica que esos impuestos se aplicarían a la diferencia entre los ingresos totales, incluidas las utilidades del capital, y el ahorro total destinado a la inversión. No resulta claro el destino de este impuesto. EVALUACION DE LA SOCIAL DEMOCRACIA, ASI COMO DEL MODELO UTILIZADO POR LAS ECONOMIAS DEL NORDESTE ASIATICO, POR PARTE DE MANGABEIRA UNGER. (pags. 48 y sgts.) Los partidos progresistas de nuestro tiempo, tanto el laborista como el social demócrata, se atan a sectores sociales cada vez más declinantes, en vías de reducirse al máximo. La robótica va a sustituir a los trabajadores. Los pocos trabajadores que queden van a ser una mera facción. Los trabajadores se pasarán a la red, a prestar servicios o a comerciar. Ellos serán los que precisen incorporarse al programa de experimentalismo progresista. Para esto la social democracia no tiene respuesta. No solamente M.U. avisora esta realidad. También lo hace Antonio Negri, en su libro “El Poder Constituyente”: este poder no es ya una asamblea que vota una Constitución, sino una red de comunicación mundializada, que constituye la nueva realidad de multitudes que penetran los mercados del mundo. No cabe duda que la social democracia, con su simple remedio de proponer substitución de importaciones con el objeto de lograr el crecimiento económico, lo único que logra es profundizar el dualismo vanguardia-retaguardia. Se trata de la instalación de barreras proteccionistas que no logran otra cosa que mantener a la economía en un estado de infancia tecnológica y organizacional de industrias inmaduras (conf. M.U. p. 81). Cuando analiza el modelo económico utilizado por el Nordeste Asiático, M.U. nos dice que el mismo es ambiguo y desacreditado. Es ambiguo porque no se puede precisar hasta que punto el éxito económico que genera, es el resultado de una coordinación estratégica conducida por el Estado, en vez de serlo por un cambio en la educación de la sociedad. Además la relación de asociación entre el Estado y las empresas, son el resultado de acuerdos elitistas, fruto del acomodo. Sus logros están mezclados con restricciones al conflicto no democráticas, desatendiendo el pluralismo (p.115/116) Lo concreto es que la social democracia no hace otra cosa que restringir la movilización política institucionalizada, asocia la dispersión del poder con la desaceleración de la política, profundiza los impedimentos legales de una organización independiente de la sociedad civil. En definitiva no hace otra cosa que la innovación exitosa dependa de crisis y de la catástrofe (p.87). Si la social democracia apuntala empresas fallidas no logra otra cosa que una simple promesa que no puede mantenerse, a la vez que acumula una enorme carga para el futuro (p.92). La experiencia social demócrata ha puesto en evidencia que tanto lleva al desastre completo: no ayudar a nadie cuando el sistema está en quiebra, como ayudar a todos (93). El mensaje de M.U. al bajar estos pensamientos, es que la experiencia social demócrata no puede, con sus propuestas asistencialistas, lograr los resultados sanatorios que se pretenden: si no se ayuda a nadie, obviamente se conserva la miserabilidad de quienes son pobres dentro del sistema capitalista, pero lo mismo ocurrirá si se ayuda a todos quienes tienen necesidades sin satisfacer, porque se instala un paternalismo improductivo destinado a incrementar que cada vez haya menos ricos y cada vez más pobres en el sistema. Ya hemos señalado en el punto 31 del primer apartado de este estudio, que M.U. encuentra propio para el experimentalismo democrático utilizar simultaneamente el lenguaje y discurso propio de la social-democracia, con el que usa el liberalismo. Con posiciones social-demócratas y de un liberalismo descentralizado y flexible se implementará el experimentalismo democrático. Vemos que el tradicional federalismo norteamericano, tan desatendido en Argentina, es para M.U. un motor de su propuesta de cambio. EVALUACION DEL ESTADO DE BIENESTAR POR PARTE DE MANGABEIRA (p. 41 y 44) Señala M.U. que “la eficacia de la política del bienestar social depende de dos grandes condiciones: a) una elevada recaudación impositiva aplicada de una manera compatible con el crecimiento económico y, b) la intervención de las comunidades locales en la formulación e implementación de los derechos sociales. Considera M.U. que “cada persona tiene derecho a un paquete importante de salvaguardias y recursos sociales, al margen de los caprichos del mercado”. Señala que el régimen económico que nos rige tiene una debilidad crucial: la desconexión entre el mecanismo de compensación y las exigencias de crecimiento. Esa es el gran déficit del “estado de bienestar” compensatorio y redistributivo. Destaca M.U. que, además, el estado de bienestar tiene los siguientes déficits: no existe ninguna conexión entre el crecimiento económico y el aumento del bienestar social. Cada uno se desarrolla con su propia lógica; los excluidos de la vanguardia productiva esperan que el Estado los proteja; se genera la pretensión de un derecho adquirido a continuar con los beneficios de las prestaciones del “bienestar”; el nivel del salario opera bajo el principio de “rigidez a la baja”. De este modo el “estado de bienestar” se convierte en gravoso para las capacidades productivas de la sociedad. La conclusión de M.U. es que el estado de bienestar, en sus dos manifestaciones: tanto cuando funciona como agente de redistribución universalista, como cuando se ocupa de difundir la pequeña propiedad, en ambos casos, no tiene un vínculo estrecho con la innovación ni con el crecimiento económico. Ocurre que, para funcionar, el estado de bienestar tiene que sufrir la carga de pesados impuestos, bajo ahorro público y altas tasas de interés. Entonces la economía funciona inevitablemente con ineficiencia -mucho más si no se aplica gestión de calidad en la organización del trabajo, agregamos nosotros- de modo tal que la justicia social que se pretende lograr resulta inviable. LOS RIESGOS DE LA DEMOCRATIZADORA, SEGÚN MANGABEIRA UNGER. ALTERNATIVA EL PROPIO El maestro pasa a discutir tres riesgos (p. 217): Primer riesgo: falta de aptitud de la propuesta para satisfacer los requerimientos de estabilidad política, una vez que se llega al poder y se ha conseguido debilitar a las jerarquías y a los roles sociales fijos. Se pregunta M.U. ¿será posible para el nuevo gobierno democrático organizar el diálogo público y estabilizar las instituciones públicas? Segundo riesgo: la insuficiencia de conductores de macro emprendimientos políticos, para coordinar acciones con la micro política de las relaciones personales. Tercer riesgo: proviene de las implicaciones del programa para el ideal de la personalidad. Aclara M.U. que su programa no busca suprimir los intereses privados en beneficio de los intereses públicos, en cambio lo que propone es ampliar el campo de los intereses privados. Al contrario, da cabida a un marco de activistas oficiosos y autopromovidos e intimida a otras personas que pueden ser bien útiles. Concluye que puede “socavar la vitalidad mísma de la gente útil que el mismo experimentalismo quiere promover”. Lo que está haciendo M.U es reconocer que la organización de su experimentalismo tiene tantos riesgos, como posibilidades de éxito, de modo tal que para nosotros se impone avanzar el tema de la utilización de gestión de calidad en el trabajo, cuestión que nunca es mencionado por un pensador de tanta envergadura como lo es Mangabeira. La prueba de lo que estamos diciendo la formula el propio M.U. cuando afirma que “carecemos de la métrica con que medir la proximidad de nuestros programas a nuestras circunstancias” (218). Si esto es así, no habrá gestión de calidad, ni organización suficiente en la propuesta de experimentalismo democrático del maestro brasileño. Ese es el aporte que estoy intentando integrar al vasto, profundo y determinante programa de reconstrucción económica de M..U. POSICION DE MANGABEIRA EN MATERIA DE MIGRACION LABORAL EN EL MUNDO En este tema M.U. impugna que mientras la organización económica neoliberal propicia la libre circulación de capitales por el mundo, “el trabajo debe permanecer prisionero del Estado-Nación” (p.47). Pero M.U. no niega que el desarrollo económico debe ser nacional, nos dice: “el éxito en el desarrollo nacional exige experimentalismo práctico” (p.232). Más adelante agrega “se puede canalizar el sentimiento nacionalista en una dirección más productiva” (p. 232). Sostiene M.U. que el traslado de capitales a otros países, con cierres de fábricas, crea desocupación, buscando menores costos laborales en el extranjero (p.47). Nosotros observamos que el incremento de la tecnología robótica, puede ir haciendo desaparecer el trabajador en relación de dependencia, de modo tal que, en tal sentido, el futuro del trabajo puede quedar más ligado al trabajo en red, que al trabajo en planta. Los neoliberales aceptan que los bienes y capitales recorran libremente el mundo, mientras el trabajo tiene que seguir prisionero dentro de su Estado nación o en bloques de Estado nación. M.U. sostiene, en cambio, que el capital debe tener menos libertad hoy para que el trabajo pueda tenerla en mayor medida (p. 165). Desde ya que los neocapitalistas enfatizan el efecto nocivo de la movilidad del trabajo entre fronteras, pues ello perjudica los derechos de los trabajadores de los países más ricos. También sostienen que se genera el peligro de fuga de mano de obra calificada de los países pobres, en busca de mejores salarios, debilitando a esos países. M.U. se pronuncia en el sentido que si hay una revolución internacional posible en el mundo de hoy, es que se les conceda a los trabajadores el derecho al cruce de fronteras en forma incondicional. Para M.U. la movilidad laboral debe ser dosificada y orientada (canalizada), para evitar daño económico entre países. De todos modos, reconoce Mangabeira que el argumento más importante para negar la movilidad entre fronteras del trabajo, es que “ese derecho amenazaría la diferencia nacional, tal como se la valora en el mundo. Con ingreso irrestricto de trabajadores extranjeros a un país, este puede quedar sometido a una tensión permanente (p. 168). M.U. acepta que es importante que las naciones sigan siendo diferentes, y que esas diferencias reanimen las diferencias de cultura. En resumen M.U. se pronuncia a favor de que la migración laboral no sea masiva, “sino a permitir que una minoría de personas arriesgadas cambie países y situaciones, ampliando el libre comercio, aboliendo una injusta e innecesaria distinción entre los privilegios del capital y el trabajo, y reformando el sentido de la diferencia nacional. El capital y el trabajo deben conquistar su libertad de movimiento al mismo tiempo y mediante pasos graduales…Todos los países deberían otorgar cupos y respetar esos criterios” LA VINCULACION DEL PENSAMIENTO DE MANGABEIRA CON LA APLICACIÓN DE GESTIÓN DE CALIDAD. LA ESCUELA EN EL TRABAJO Haremos un seguimiento de todas aquellas propuestas realizada por M.U. en “La democracia realizada”, que tienen directa relación con la tecnología de gestión de calidad: 1. Cuando sostiene que el “el control jerárquico debe minimizarse: sus aspectos disciplinarios y de propiedad tienen que distinguirse de las exigencias reales de coordinación. Las rutinas laborales deben ser provisorias y estar fácilmente expuestas a una revisión” (p.39). Esto se logra con gestión de calidad 2. . La tecnología de gestión de calidad está directamente vinculada al pensamiento de Mangabeira, en razón de que ella se basa en tres principios: a) mirar lo que no veo; b) la mejora continua y c) el reconocimiento del otro. Ello en el marco participativo de un grupo de trabajo, donde cada integrante es el pequeño profeta que M.U. busca en cada trabajador. 3. Cuando sostiene que “La asimilación del trabajo en equipo a la dialéctica de la razón práctica es un modo de definir el núcleo de la producción vanguardista”, para agregar que el experimentalismo “consiste en la conciliación de las exigencias de cooperación e innovación” (p.39/40). 4. Cuando sostiene que “se deben desarrollar mecanismos cooperativos que minimicen las restricciones a la innovación” (p.40). Lo esencial de la gestión de calidad consiste en buscar dicho resultado. 5. Cuando sostiene que “la producción vanguardista no solamente concilia eficacia, cooperación e innovación: es producción organizada en torno de procedimientos deliberativos que toman esa conciliación como un programa” (p.40). Esto también es lo que busca y logra, la gestión de calidad. 6. Cuando sostiene que “el aprendizaje constante y el experimentalismo revisor de rutinas, pueden contribuir a sentar las bases de un refinamiento tecnológico y de una inversión profunda” (p40). Existen constataciones suficientes que la “mejora continua” se logra con gestión de calidad, que ello revisa rutinas, por ende desburocratiza y hace felices a los trabajadores. Finalmente también consigue la gestión de calidad un crecimiento económico profundo, porque el ahorro de tiempo y el descubrimiento de novedades de fabricación, pueden determinar una valorización significativa de los productos o servicios. 7. Cuando sostiene que trabajar en una empresa de la vanguardia significa “beneficiarse con una mayor confianza y discrecionalidad en el trabajo”. “Es gozar de la vida cotidiana”. Lograr que los trabajadores sean felices con motivo de aplicar gestión de calidad, lo hemos verificado en los sesenta tribunales argentinos donde hemos implementado el sistema. 8. En forma equivalente, cuando dice que “la misión de un movimiento democratizador es desarrollar instituciones que sostengan la expresión de esta energía”(p.68). No tenemos duda que si un trabajo hace feliz a los trabajadores, ellos le darán a sus respectivas empresas la energía institucional necesaria para ella se desarrolle, vale ello tanto para la empresa privada como para las agencias oficiales que intervienen en el proceso experimentador. 9. Cuando dice que “hace falta organización social para generar alternativas sociales” (70). Sin técnicas de organización no habrá resultados consistentes. Se lo advirtió Saint Simón a Carlos Marx, anunciándole su seguro fracaso, por solamente filosofar, desentendiéndose de la ciencia y de la técnica. Hay que filosofar como lo hace con notable profundidad M.U, hay que especializarse en un campo científico, como lo hace también M.U. con la economía, pero resulta conveniente aplicar técnicas específicas, de carácter interdisciplinario, que horizontalicen la participación de todo el grupo de trabajo -dejando a un lado los verticalismos del fordismo- que midan el progreso y la mejora, que obtengan el reconocimiento social, que permitan cooperar con competencia. Todos ellos postulados firmes del pensamiento de M.U. 10. Cuando denuncia “que sigue subiendo el costo en sufrimiento humano e involución nacional”. Hemos consultado a la Universidad Hebrea de Jerusalem y los especialistas sobre “costo de la no calidad” en ese país, destacan el alto porcentaje del P.B.I. de Israel por no aplicar al trabajo social en un ciento por ciento de gestión de calidad. 11. Resultando evidente que los conocimientos técnicos en materia de gestión por parte de la burocracia que conduce la empresa capitalista son sumamente débiles e insuficientes, de modo tal que esa conducción no está en condiciones de lograr un trabajo eficiente (p,99), de allí se infiere que la aplicación de la gestión de calidad, en el marco del experimentalismo progresista de M.U. no debe tener objeciones por parte del insigne maestro. 12. En relación con la burocracia, reconoce M.U. que lograr arrancarle poder al fenómeno burocrático, fácilmente corruptible por intereses y el egoísmo, ello resulta más favorable a los objetivos del experimentalismo burocrático (p.175). Si esto es así, como el modo más eficiente de luchar contra la burocracia es utilizar la “gestión de calidad”, no puede M.U. dejar de hacerse cargo del tema. 13. “¿Qué tipo de educación responde a las preocupaciones sobre el yo y la sociedad -se pregunta M.U.- que motivan el programa del experimentalismo democrático? Un buen lugar para empezar a contestar esta pregunta es la revisión de la idea convencional de “educación progresista”, tal como rige hoy, luego de repetidas diluciones”. (p. 211). A nuestro juicio esa revisión corresponde ser realizada con aplicación de la gestión de calidad. 14. Recordamos que M.U. hace un catálogo de propuestas en relación con la escuela: los niños deben disfrutar de apoyo económico y médico, ello logrará unir mejor la escuela y la familia, de este modo las familias pueden organizarse para trabajar con la escuela, y ésta institución se debe interesar en el desarrollo de capacidades genéricas, no tanto con la capacitación de capacidades especiales, ni con la transmisión pasiva de información. Estas capacidades pueden ser tanto prácticas como conceptuales (ps. 211/12) A nuestro juicio estas capacidades se lograrán en la escuela aplicando gestión de calidad. Pero antes de ello dándoles de comer a los chicos que van con hambre a la escuela: con hambre nadie puede aprender. No olvidar que los chicos que llegan desnutridos a los cinco años, ya son irrecuperables para lograr la igualación democrática que busca M.U. Más adelante ampliaremos nuestra visión de este tema. 15. Continua M.U. diciéndonos: que el corazón de esta educación en capacidades, “es la transfiguración de lo real por la imaginación de lo posible”. Magnífica metáfora que ilustra el pensamiento de este gran maestro quien, en este punto, está yendo más allá de Paulo Freire. Sostiene M.U. que la comprensión de cómo funcionan las cosas, se logra a partir de descubrir las condiciones en que cada una de ellas pueden llegar a ser otra cosa. Ello tanto en las ciencias naturales como en la historia. Es decir que el maestro propone imaginar la historia de un modo diferente a lo que fue, al considerar como hubiera sido si las decisiones de los gobernantes hubieran sido diferentes (p. 212) ¿Ucronía? De todos modos entendemos lo mismo que hemos señalado en el punto anterior: educar en capacidades, como lo propone M.U. se logra instalando en el aula gestión de calidad. 16. Reconoce M.U. que de este modo el compromiso experimentalista genera complicaciones morales y psicológicas. Interpretamos que el maestro considera que si nos apartamos de lo verdaderamente sucedido, ello puede tener costos a la participación y acción decididas. Además se divide el núcleo de nuestros emprendimientos sociales de cooperación. Pensamos que si estamos en condiciones de aprender por nosotros mismos, estaremos en mejores condiciones de cooperar que otros hagan lo mismo, y de ese modo no se afectaría la propuesta asociativa y cooperativa del experimentalismo democrático. Otra prueba sobre la compatibilidad del pensamiento de Mangabeira con la gestión de calidad. 17. Un objetivo central de M.U. en relación con la escuela, es lograr rescatar al niño de la familia, de su clase, de su país, así como de su época histórica. Al niño hay que “darle acceso a la experiencia ajena que le permitan convertirse en un pequeño profeta”. Estamos en presencia de otros de los magníficos avances de M.U. en la pedagogía paulofreireana: nada menos que lograr que el niño sea un pequeño profeta de su futuro y, en su escala de posibilidades personales y culturales sociales y familiares, un profeta, un anunciador de la transformación futura de la sociedad o país donde vive (p. 213). La propuesta del niño como “pequeño profeta” implica la búsqueda de lograr un hombre libre, lo cual se hace posible con una educación implicada en la gestión de calidad 18. Señala M.U que todo esto implica la humildad de corregir nuestros errores, por ej: en la producción, logrando conciliar las exigencias que plantean la cooperación y la innovación; en la política, con el levantamiento de la barrera de la división y la jerarquías, profundamente arraigadas que sufrimos en nuestra realidad social (p. 213). Es decir que el experimentalismo democrático tiene un carácter moral que busca cambiar el carácter del hombre, trascendente objetivo que debe buscarse utilizando siempre gestión de calidad. 19. En el programa de la educación progresista, no puede haber una solución autoritaria. Sostiene M.U. que una burocracia educacional reformadora, sólo puede generar una serie de contrapesos al control familiar y comunitario de la escuela. Para nosotros esa burocracia educativa tiene que estar imbuida de la “gestión de calidad”. 20. A esta altura del análisis experimentalista educativo, el maestro introduce el siempre lúcido pensamiento de Max Weber. Sostiene que el gran pensador alemán sostuvo que “la inspiración, para muchos, de los más grandes logros culturales provino a menudo de encontrarse colocado -el protagonista del logro- en la periferia de una civilización” ( p. 214).. Esto significaría que los hombres inteligentes y con talento, que provengan de orígenes sociales pobres o humildes, tienen más posibilidades de grandes creaciones, que los talentosos ricos. Agregamos nosotros, que la verdad weberiana, si está acompañada con el uso de una pedagogía, como lo es la gestión de calidad, se potenciará aun más. 21. Otro aporte interesante y creativo es la opinión de M.U. de que quienes tienen que buscar el exilio de su país, se colocan en una posición de orgullosa autoridad, que nos “prepara para ver lo conocido como extraño” (p. 215). Esta anotación del maestro, es totalmente compatible con uno de los postulados centrales de la gestión de calidad en el trabajo: mirar lo que no veo. M.U. lo dice de otro modo, pero es lo mismo, porque su aseveración implica que el extranjero cree conocer algo, pero en realidad no lo conoce. Se trata de una variable de ver lo que no veo, porqué si creo que conozco algo que en realidad no conozco, ello equivale al “ver lo que no veo” de la gestión de calidad. 22. Señala M.U. que la educación clásica está abrumada por una doble mancha: una mancha es social y funciona como un mero “adorno de un status elitista”; la otra mancha es cultural, porque se encuentra debilitada, debido a que se encuentra debilitado el poder y la fe reconstructivos del experimentalismo democrático en marcha. (p. 215). Consideramos que ambas manchas pueden ser borradas con una educación con gestión de calidad. 23. Culmina M.U. este rubro señalando que “una democracia necesita educar a los jóvenes en diversas visiones y juicios, a cierta distancia crítica del aquí y el ahora. En rigor el maestro aquí denuncia la inutilidad de enseñar solamente tradiciones y genealogías. (p. 216). Volvemos a encontrar en la propuesta una directa vinculación con la gestión de calidad 24. Indica M.U. “que el rasgo de la práctica política transformadora es su capacidad de hablar en dos lenguas, apelando al mismo tiempo al interés y a la visión, así como a la estrategia y a la profecía” (p. 223). Esta propuesta es propia de la “gestión de calidad”, porque si algo caracteriza a esa sociotecnología, es utilizar simultáneamente la impronta del igualitarismo social en los talleres u oficinas de trabajo, donde no importan las jerarquías para proponer el cambio, con la impronta liberal del poder creativo individual que se le reconoce a cada trabajador para lograr la mejora continua, clave de la gestión de calidad. No puede haber, en consecuencia incompatibilidad entre el experimentalismo democrático de M.U. con la socio-tecnología de gestión de calidad. LA PROPUESTA SOBRE LA ORGANIZACIÓN CONSTITUCIONAL Y SOBRE EL SISTEMA ELECTORAL DE MANGABEIRA UNGER. Está preocupado M.U. por lograr que sus propuestas de reforma económica se produzcan con rapidez. Sostiene que se deben establecer “reformas en la organización constitucional del gobierno que favorezcan la solución de atascamientos” en los acuerdos para disponer decisiones políticas o sociales (75). Ese tipo de reformas involucran mecanismos de la política electoral que mejoren el nivel de participación y compromiso político, logrando la autoorganización de la sociedad civil. Nos dice Mangabeira que las formas constitucionales dominantes en Occidente fragmentan el poder y facilitan situaciones de bloqueo y estancamiento. Tanto el sistema de controles y equilibrios, en el presidencialismo, como la necesidad de fundar el poder en un amplio consenso y la posibilidad de disponer elecciones anticipadas, propios del parlamentarismo, son ejemplos de una preferencia inhibitoria y mantienen a la sociedad en un nivel relativamente bajo de movilización política. Agrega M.U. que un sistema constitucional dirigido a acelerar la política debería combinar un fuerte elemento plebiscitario con una gama de canales para la representación política. En materia de reorganización electoral M.U. propone disponer las siguientes medidas: el financiamiento público de las campañas políticas, la expansión del libre acceso a los medios de comunicación de masas para los partidos políticos y los movimientos sociales, la multiplicación de la forma de propiedad de los medios de comunicación, por último establecer la obligatoriedad del voto. (p. 243). Cuando se ocupa concretamente de su propuesta sobre él régimen electoral M.U. sostiene que: aunque el sistema de listas cerradas y representación proporcional es por lo general muy eficaz para el fortalecimiento de los partidos, como agentes del cambio, sugiere que en ciertos países, la adopción temporaria de elecciones por mayoría puede contribuir a despertar al partidismo petrificado (p. 243). Nosotros señalamos que un régimen por mayoría, es decir de circunscripciones o de lista completa para cada distrito electoral, ha generado en la Argentina un Congreso con mayoría absoluta para el partido gobernante, donde el control del parlamentario se convirtió en ilusorio LA PROPUESTA DE EXPERIMENTALISMO DEMOCRATICO DE MANGABEIRA PARA LATINO AMERICA, EN RELACION DE SUS VINCULACIONES CON CHINA, RUSIA, INDIA Y BRASIL. Señala M.U. que China, Rusia, India, Brasil e Indonesia están en el mundo en la mejor situación para implementar el experimentalismo democrático. Simplemente porque son menos dependientes del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional y de la Organización Mundial del Comercio: los hijos de los Acuerdos de Bretón Woods Lo ideal es que América Latina, siguiendo el ejemplo de los referidos países y vinculándose comercialmente con ellos, puedan “optar selectivamente por apartarse del régimen general de reglas que rigen los flujos internacionales de bienes, en beneficio de una visión especial de cada país latinoamericano, sin que ello signifique el ostracismo y ser castigados por su temeridad”. (p.85). Para nosotros no habrá temeridad en ello, porque no habrá imprudencia para arrojarse a peligro alguno. Los países latinoamericanos que tomen la decisión habrán medido con que cuentan, tanto para exportar o para importar bienes a China, Rusia, India, al mismo Brasil. También habrán medido el costo de prescindir del crédito internacional tutelado por el Fondo Monetario Internacional. Si se trata de desarrollarse a partir del ahorro productivo, y no del crédito, está todo dicho. Pero M.U. es tan prudente que no demoniza esos créditos, habrá circunstancias donde es conveniente tomar crédito para lograr inversión productiva. De todos modos nos preguntamos ¿Para que se lo precisa al Fondo Monetario Internacional? Es que dar comienzo al experimentalismo democrático es dar los primeros pasos de la “gran rebelión”. Una rebelión pacífica y sin armas, sin guerras. Hace M.U. una presentación de tres de los cinco países mencionados, China, Rusia y Brasil, como fundamentando porque es conveniente que Latino América se involucre en la propuesta. Comenzamos con Rusia. Nos dice que la vía de la experimentación democrática en Rusia, debe llevarse a cabo a partir de una “descentralización de la oportunidad económica, así como de un grado moderado de redistribución correctiva, que haga posible disminuir la desigualdad sin sacrificar ni la libertad personal, ni el crecimiento económico” (p.88). Señala que el nuevo gobierno ruso mantuvo “el seguro social porque alivia el dolor inevitable de la reestructuración industrial. Se evita de ese modo que un populismo vuelto hacia el pasado, interrumpa el proceso de reforma” (p.89). Destaca que la Rusia soviética fue altamente ineficiente en materia de producción. Que fabricaba bienes de mala calidad o sin demanda. Reinaba el acaparamiento y la escasez (p.91). La Rusia post Perestroika necesitaba imperiosamente ser eficiente. M.U. señala que ello no ocurrió, que muchísimas empresas vivían en permanentemente en apuros. Pero cerrar esas empresas implicaba invitar al dispendio y a la penuria social en una escala que ninguna sociedad puede tolerar durante mucho tiempo (p. 92) Destaca que la política privatista comenzó en Rusia en los años 90. Se utilizó una vía de compromiso entre el modelo de “la única vía” del capitalismo neo liberal, con la protección de los intereses sociales que reclamaban protección. Se llevó a cabo una “privatización masiva”, que con el capital que ingresaba dispuso la emisión de bonos que fueron distribuidos entre la población. Este reparto de bonos a los gerentes o lideres de las empresas rusas, asociados con la economía extranjera, los llevó a convertirse en socios mayoritarios y dueños de la riqueza rusa. Ese fue el puente de plata para que este sector de la economía (funcionaba como insider) se dispusiera incorporar a personas pertenecientes a sectores externos (es decir los outsider), cuando estos eran osados, afortunados y desvergonzados (p.95). Es decir que el proceso integró la continuidad de los subsidios del Estado al sistema económico privatizado, y agregó un nuevo sector externo a la producción rusa, como tibia forma de ampliar la distribución de la torta productiva. A partir de esto, en Rusia se intentó poner en funcionamiento el modelo de empresa holding, con un claro objetivo democratizador, según ya fuera analizado en un punto anterior de este estudio. Pero la realidad institucional rusa no lo hizo posible. Las formas constitucionales vigentes contribuyeron a montar un autoritarismo personalista y populista. Ello favorecido por el control del Gobierno de los medios de comunicación, también con la alianza de los nuevos ricos con la conducción política del Estado. Todo esto desalentó la participación sostenida, deliberada y organizada de los ciudadanos. La única mirada optimista hacia el futuro la formula M.U. cuando sostiene que en Rusia hay una importante ventaja práctica, como “lo es el relativamente alto grado de igualdad y educación que el régimen soviético, a pesar de su brutalidad e incompetencia, ha legado al pueblo ruso” (p. 101). El segundo país a tratar es China: Señala M.U. que no obstante tener China la misma historia comunista tomada a pie juntillas del modelo soviético, como China presenta una gran originalidad e inventiva en su sistema de producción, que no genera el sistema ruso, el campo de acción es mucho más propicio para instalar la experimentación democrática. Sin embargo, también señala M.U. que mientras el régimen comunista sobreviva, los cambios productivos están sometidos al marco del hierro del autoritarismo del Gobierno (p. 102). La esperanza renace, para M.U., si concluyera en China el régimen comunista, instalar allí un experimentalismo democrático en el país, sería muy factible y alagüeño. El catálogo de novedades productivas en la actual China lo desagrega M.U. del siguiente modo: l. Se ha instalado una empresa de aldea o municipio, que permite una asociación entre el Estado y la empresa privada; 2. Entidades casi públicas pueden competir e innovar en el mercado, como si fueran empresas privadas del mundo occidental; 3. El sistema de cooperativas de accionistas, les permite intervenir en el diseño del gobierno de la cooperativa; 4. El principio una acción un voto equivale a que cada trabajador tiene un voto: 5. La industria rural se ha convertido en una respuesta innovadora para enfrentar los problemas de desarrollo económico del país, sobre todo porque potenció una vasta gama de descentralización industrial; 6. Las industrias productivas del Estado, con todos los compromisos sociales que deben atender, no obstante han organizado redes completas de empresas en camino hacia el vanguardismo productivo; 7. En muchos lugares del país se ha instalado cierto grado de democracia local, con el objeto que la sociedad controle las cuentas de los gobiernos locales No obstante el importante aporte que generan estas innovaciones, nos lo dice M.U., China sigue siendo una nación de campesinos. También pronostica que “la asociación de los gobiernos locales con el empresariado privado, podría sembrar la formación de múltiples regímenes de asignación descentralizada de recursos productivos” (p. 105). Advierte M.U. que “el desarrollo de las prácticas de intervención y aprendizaje colectivo, de competencia cooperativa y coordinación descentralizada, ejerce presión para el mantenimiento de esa coexistencia” (p.107). El tercer país que trataremos es Brasil: Sostiene M.U. que después de la Segunda Guerra Mundial Brasil adhirió a la práctica de la industrialización, basada en la sustitución de importaciones, buscando consolidar la estabilidad monetaria a partir del ajuste fiscal, e impulsando una rápida y radical privatización del sector público. Se aplicó un programa de convergencia del neoliberalismo con asistencialismo social, que utilizaba además un tipo de cambio anclado, una tasa de interés real muy alta y una decisiva represión salarial, que pretendía ser contrarrestada con un alza del poder adquisitivo de los pobres (p. 108 y 113). Señala también M.U. que el gobierno ayudó a establecer subsidios y protecciones para equilibrar la economía. El núcleo tecnológico del sistema fue la industria de producción masiva fondista. Precisamente por ello el funcionamiento de la economía no pudo ser eficiente ni competitivo a nivel internacional. Las finanzas funcionaron como un negocio familiar, tanto en las grandes como en las pequeñas industrias nacionales. El sindicalismo actuaba al modo corporativista, impulsando una movilización popular controlada (ps 110/112). Destaca M.U. que, pese a sus defectos, la estrategia de sustitución de importaciones funcionó en el Brasil, impulsando un índice elevado de crecimiento. Agrega que Brasil padece de una baja tasa de ahorro interno, una escacés generalizada de capitales de riesgo, tanto públicos como privados, gran exclusión de las pequeñas y medianas empresas, insuficiencia de política crediticia. Se generó un estrangulamiento del gasto social por parte de los sectores privilegiados de la economía (p. 116). Es importante el señalamiento de M.U. en el sentido de que presidencialismo del Brasil estuvo abrumado por el tema económico, haciendo que el sistema político funcione con un poderoso perfil plebiscitario, con efectos nacionalizadores y subversivos. Sostiene que hay preservar la potencia plebiscitaria del presidencialismo del Brasil, purgándolo de atolladeros que desaceleren la política (p. 117) Destaca M.U. que la Constitución de 1988 del Brasil, combinó la sindicalización automática de todos los trabajadores, con el aseguramiento de la completa independencia de los sindicatos en relación con el Gobierno. Pero ello no ha significado que los sindicatos sean más solidarios en sus relaciones industriales. Propone que se instalen medios alternativos de derecho laboral. Realiza otras propuestas que se enmarcan en sus propuestas de experimentalismo democrático, que ya hemos considerádo (p.118). El racismo en Brasil es un capítulo muy importante en el análisis de M.U. Sostiene, en general, que “la raza como ámbito vital de conflicto con respecto a la estructura de las relaciones sociales”. Señala que en los Estados Unidos ha regido la regla de que “una gota de sangre negra basta para que uno sea negro”, hasta que se abandonó el Programa de la Oficina de Libertos. Luego los estadounidenses se ocuparon del problema racial por fuera de los problemas de jerarquía de clases, considerando que las divisiones racionales son irreductibles a la división de clases. Reconoce M.U. que el experimentalismo democrático no puede garantizar el alivio del odio existente en materia racial. Por eso es que propone hasta la aplicación de sanciones penales contra la discriminación racial. Nosotros no coincidimos con esta alternativa: el sistema penal no reeduca, potencia al delito luego de la libertad, y los libertos son fáciles presas del marginamiento. Solamente una pedagogía paulofreireana de avanzada, puede ser intentada, con el grave riesgo de que sea tarde. Es concluyente M.U. cuando sostiene que “el destino de la diferencia racial en una democracia es irrelevante. En tanto que el destino del principio nacional en un mundo democrático es ser el fundamento de la especialización moral dentro de la humanidad”. Preciosa distinción y valorización de una idea constructiva y no destructiva de la nación. Cuando M.U. se ocupa del Brasil, sostiene que se trata de una sociedad racialmente mixta a la que le ha costado reconocer su racismo y que ese racismo impone una enorme coacción al avance del experimentalismo democrático”. Señala que en su país se han generalizado los matrimonios mixtos en las clases trabajadoras, lo cual deja de lado el modo de sentir de los estadounidenses expresado en la regla “de que solo una gota” DESAFIOS PARA EL EXPERIMENTALISMO DEMOCRÁTICO, TAMBIEN PARA LA GESTIÓN DE CALIDAD Concluido este simple estudio sobre el pensamiento de Mangabeira Unger, y teniendo presente que no hemos consultado el resto de su importante obra, hacemos un paseo por el estado actual de la ciencia, de la mano de una nota publicada por Le Monde Diplomatique en español, del mes de octubre del corriente año 2009, sobre “Las nanotecnologías hacen ¡BANG1!” de Mateo Cueva, que parece ser un pseudónimo de un alto funcionario internacional, según nos informa dicha nota. Es entonces que surgen los interrogantes. Qué respuesta tiene el experimentalismo democrático, mucho más nuestra simple propuesta de aplicar gestión de calidad, frente al pronóstico nanotecnológico interdisciplinario, según el cual la nanomedicina, en tiempo incierto, podría convertirse en una pesadilla para la humanidad. Especialmente para la democracia económica igualitaria buscada con ahínco por M.U. Según la nota de Le Monde, un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, es decir la UNESCO, hace sonar esta tremenda alarma: “A largo plazo, la nanomedicina podrá acarrear una transformación radical de la especie humana”, una situación tal donde “ya no sería posible hablar de ser humano”, porque los esfuerzos de la humanidad, vía la nanomedicina, para modificarse como y cuando quieran (quienes controlen el proceso científico de cambio de la humanidad), pues llegando al resultado buscado no se podría volver atrás. ¿De qué se trata? Nacería una trans-humanidad poblada de homo sapiens 2.0, donde una minoría de pos-humanos dotados de unos desempeños físicos e intelectuales ahumentados, coexistirían con humanos de segunda, marginados en su humanidad misma. Se cita un estudio de Bert Gordjin, “Les questions éthiques en nanomedecine” UNESCO, 2008. Obviamente que no se trata de ciencia ficción, sino de un pronóstico de incierta aparición en nuestro mundo. Pero no se nos ocurre sostener que Mangabeira Unger deba tomar con premura medidas preventivas sobre esta cuestión, sobre todo si continuamos con la descripción que nos hace la nota de Le Monde sobre otras posibles apariciones resultantes de la nanociencia, pero que en este caso sí, de producirse, afectarían directamente la democracia económica que buscamos. Nos referimos al monopolio mundial de productos alimenticios por parte de diez fabricantes de agroquímicos, que generan el 90% de esa producción y más de los dos tercios de semillas exclusivas. La nota de Le Monde sostiene que en este caso corresponde realizar una reforma de fondo al régimen de patentes y del derecho internacional de propiedad intelectual. De no ser así, media docena de multinacionales podrían acaparar el patrimonio vegetal de la humanidad. La nota de Le Monde indica el caso de Monsanto y Dow Agrosciences, empresas que se asociaron para producir, a partir del 2010, semillas de maíz que contienen ocho huellas genéticas para luchar contra los herbicidas y contra los insectos, de modo tal de utilizar el 87% de la superficie total de los cultivos genéticamente modificados del mundo, los cuales llevan la etiqueta de Monsanto. Esto le permitió aumentar el 35% el precio de algunas semillas de maíz genéticamente modificado. Frente a esta situación monopólica, se señala que de aquí al 2017, el hambre llegaría a afectar a mil doscientos millones de habitantes de las setenta naciones más pobres. Vale decir que si el experimentalismo democrático, así como la gestión de calidad, no se hacen cargo de esta tremenda desigualdad, la igualación entre países de vanguardia y los de retaguardia, quedaría fuera de la excelente propuesta de Mangabeira Unger. Hemos notado que M.U. no se hace cargo del monopolio productivo en su estudio, probablemente por la severidad de la legislación estadounidense en esta materia. Pero en otros países, Argentina por ejemplo, las cosas no son iguales, porque falla el sistema de control administrativo y judicial. Además, en el caso de los monopolios internacionales, la jurisdicción norteamericana no opera. Resulta claro que se deberá incluir ambos temas, monopolios y patentes, como cambio institucional necesario, para llevar adelante el experimentalismo democrático, así como la gestión de calidad. Por otra parte, no podemos olvidarnos que es durante los primeros cinco años de la vida de los hombres, cuando es necesario alimentarse, para no quedar expuesto a la desnutrición para el resto de nuestras vidas. Es decir que ni el experimentalismo democrático ni la gestión de calidad podrán obviar semejante limitación humana. Entonces debe quedar claro que: o trabajamos con familias que tienen niños de no más de un año o nuestros esfuerzos están dirigidos a las nuevas generaciones. Pero en caso alguno estamos diciendo que no vale la pena no comenzar: la historia de la humanidad no es solamente su pasado, sino también su proyección hacia el futuro. Deseamos que un futuro con justicia social pueda hacer una historia de la justicia social, de su nacimiento y su comparación con su perverso pasado. SEGUNDA PARTE EL DESPERTAR DEL INDIVIDUO. IMAGINACION Y ESPERANZA 1. La filosofía de nuestro tiempo y la evaluación y critica que le hace Mangabeira Unger. En esta segunda parte analizamos el pensamiento filosófico de Mangabeira Unger, a partir del estudio de la reciente aparición en español de su libro “El despertar del individuo. Imaginación y esperanza”, edición del Fondo de Cultura Económica (Buenos Aires, 2009). Se trata de la fundamentación filosófica de su experimentalismo democrático, que ha sido considerado en la primera parte de este estudio. En este libro M.U. denuncia el pragmatismo filosófico de nuestro tiempo, que ha hecho de la filosofía una falsa pragmática, sin resultados prácticos en términos de justicia social. Sostiene Mangabeira que dicha posición es una “versión de la senilidad bajo la apariencia de la sabiduría”. “Una suerte de cantar en nuestras cadenas como filosofía dominante de nuestro tiempo” . En cambio, M.U. sostiene que de lo que “se trata es de dar cuenta de nuestra condición humana y elevarla” (op. cit pags 11 y 12). Destaca M.U. que el referido pramatismo que él denuncia, está asociado con el pensamiento de Platón. Se trataría, a nuestro juicio, de una consecuencia del idealismo utópico platónico. Lo que no se hace es “entender con claridad la experiencia y la conveniencia de transformación”, requerida por nuestro tiempo. También se denuncia el pensamiento kantiano, en la medida que allí se pretende deducir “nuestras experiencias básicas de comprensión del mundo, la satisfacción recíproca y la espera de la felicidad”: sin tomar en cuenta que “el hombre es la medida, y que no hay otra cosa”. De otro modo no se puede abarcar “la materia concreta de las sociedades y de las culturas en las que vivimos (pags. 14 y 15). Sostiene Mangabeira que la idea kantiana de un “marco normativo inmutable (de la conducta humana) resulta ser otra versión del intento de ver con los ojos de Dios”, incluso a nuestro propio hacer. Pero en realidad, sostiene M.U., lo que se logra es “negar la capacidad divina con que contamos para repensar y reconstruir paso a paso cada aspecto de nuestro estado. Esta linea argumental de Mangabeir implica un avance sobre su tesis pedagógica de considerar a cada niño como un profeta. De inmediato objeta Mangabeira el optimismo del pensamiento hegeliano, cuando éste sostiene que “las estructuras sociales representan una serie de incidentes en nuestra historia, a saber: la de nuestra autoconstrucción individual y colectiva, creadora de tipos de conocimiento o de organización social y económica. Es decir que para Hegel hay fuerzas comparables a leyes que conducen al éxito (determinismo histórico) de esos sistemas de organización o de conciencia. Más adelante objeta M.U. la opción de un “pragmatismo empequeñecido”, que consiste en abandonar todo intento de encontrar por encima o más allá de las sociedades y de las culturas, “un lugar desde donde juzgar sus instituciones, prácticas y discursos” (p. 16). Según Mangabeira no podemos comprometernos con esta desnaturalización de la sociedad y de la cultura, pues implica un “desvio del destino para recuperar la imaginación humana: nuestro interés material en la economía práctica y el progreso tecnológico, nuestro interés moral y político en la emancipación de los individuos”. Esta ideología es denunciada por M.U. como “una práctica subversiva y constructiva” (p. 18). Para M.U. todas estas posiciones no hacen otra cosa que sostener que “pensar en nosotros mismos y en nuestra relación con la obra del hombre parece un mero entremés”. “Si queremos ser más libres, sostiene, incluso más libres para contemplar nuestra realidad como un todo, solo podremos hacerlo conquistando más libertad para comprender y actuar en el mudo.” Continuando con su crítica al pensamiento filosófico clásico, Mangabeira se ocupa de Leibnitz y su filosofía perenne, para quien “una sociedad bien organizada es aquella en la cual cada grupo ocupa un lugar o desempeña su papel dentro de una división predeterminada del trabajo” Según Leibnitz “el orden externo de la sociedad y el orden interno de la personalidad se refuerzan recíprocamente y empiezan a desmoronarse si no se apuntalan el uno al otro. Sostiene M.U con razón que “una vez devaluado el mundo, en especial el mundo social, todavía debe ser administrado”. Y agrega que no podemos continuar afirmando una realidad de la Unidad, porque logran resolver los problemas prácticos del orden social. Para Mangabeira ese retiro amenaza con dejar tras de sí el desastre: una ausencia de iniciativas y de creencias (p. 27). En cambio la propuesta de M.U. es la realización de un “pragmatismo radicalizado”, que tiene por objeto convertir en inteligible e inflexible este desvío occidental de la filosofía pernne (p. 29). Para Mangabeira “el individuo, su carácter y su destino son reales. Cada individuo es diferente de todos los que han existido y existirán. Una vida humana es un movimiento irreversible y dramático desde el nacimiento hasta la muerte, rodeado del misterio y bajo la sombra del azar” (p. 30) Destaca M.U. que “lo que los individuos pueden hacer con sus vidas depende de cómo está organizada la sociedad y del lugar que ocupan en el orden social”. Este pensamiento organizacional del maestro brasileño es absolutamente compatible con nuestra prédica de la gestión de calidad en la organización del trabajo, a la cual ya hemos hecho referencia. Desde este posicionamiento M.U. denuncia las tergiversaciones llevadas a cabo por la (pretendida) rebelión de Occidente, que (sin posibilidad de éxito) pretende oponerse a la filosofía perenne del fenomenalismo y naturalismo del perfeccionamiento democrático. Sostiene el maestro que “no estamos en un lugar divino, equidistante de la naturaleza y de la sociedad, sino en el medio de la experiencia de lo personal y de lo social (p 33). A esta altura nos encontramos con la denuncia de M.U. al perfeccionismo democrático que pretende llevar a cabo el modelo democrático de los Estados Unidos. Este modelo “ha tenido su auge en el país que repudió con mayor fervor todo lo vinculado con la filosofía perenne y su ética de la serenidad, es decir los Estados Unidos. Allí donde se instaló la creencia en que una sociedad libre tiene una fórmula institucional que, una vez descubierta, sólo necesita esporádicos ajustes, en raros casos de crisis nacionales o internacionales. Se trata de un dogmatismo institucional, sostiene M.U. que niega la verdad de que las promesas de la democracia solo pueden cumplirse con una incesante renovación experimental de sus medios institucionales. De este modo se instala una suerte de idolatría institucional (p. 36). Otra falsedad de dicho perfeccionismo democrático es la “creencia de que, impidiendo la desgracia y la opresión extremas, el individuo puede elevarse física, intelectual y espiritualmente”. Ello no así, porque lo que se logra es “perder de vista cuanto de nuestras experiencias privadas, incluso en sus aspectos más íntimos, queda cautivo de la forma en que está organizada la sociedad”. Lo mismo ocurre con la adhesión del perfeccionismo democrático a las concepciones decimonónicas de propiedad y contrato: temas ya analizados en la primera parte de este ensayo. Sostiene M.U. que el perfeccionismo democrático se equivoca al ver en el esfuerzo personal del individuo una via a la auto-suficiencia frente a la muerte. Agrega que “nuestra tarea consiste en afirmar la realidad de la diferencia y de las transformaciones…para tener en cuenta: “la desproporción entre nuestro deseo de universalidad y nuestras circunstancias particulares; la relativa debilidad de cualquier comprensión que creemos poder alcanzar del mundo no humano; la imposibilidad de encontrar de encontrar un contexto abarcador de todos los contextos, y un marco de referencia indiscutible e inalterable que le de sentido y dirección a nuestra experiencia; la certeza de que moriremos como seres naturales efímeros a pesar del carácter de nuestros deseos y pensamientos que están abiertos a la infinitud” (p.39). 1.1. Reivindicación del pragmatismo como punto de partida. Mangabeira reivindica al pragmatismo como un punto de partida inexorable, pero superable camino al experimentalismo democrático. Sostiene que “lo importante es crear un mundo de ideas acerca de la mente, de la naturaleza, del individuo y de la sociedad, reivindicando el gran intento revolucionario de unir las ciencias y la democracia, el experimentalismo y la emancipación, la humanización de la sociedad y la divinización de la humanidad”. (p.41) Una suerte de evocación del pensamiento de Saint Simon en sus objeciones a Carlos Marx, en su tiempo. La idea fuerza de M.U. es la de la “infinitud del espíritu humano, en el individuo y en la humanidad”. Sostiene que en la era de democracia, la filosofía, al igual que la poesía o la política deben ser proféticas. Es decir que el hombre como agente de la historia es un niño profeta que camina al experimentalismo democrático, como ya lo hemos visto. Pero aclara Mangabeira que “ningún filósofo o tradición filosófica en los dos últimos siglos tuvo el monopolio de esta profesia. Ella está en todas partes” (p. 42). Para M.U. “el pragmatismo fue la filosofía nacional de la que hoy es la potencia dominante en el mundo, y esto lo vuelve sospechoso”. Camino a “una evidente adulación del poderoso”, agrega el maestro. Se trata de un “empoderamiento” del individuo, es decir de su elevación a un poder y a una libertad semejante a la de los dioses” (p. 43). Por este camino M.U. está en condiciones de definir la imagen del agente humano, que resulta irreductible a cualquier conjunto de influencias causales que incidan en él. Reconoce Mangabeira que todas estas ideas han sido influidas por la sabiduría de Nicolás de Cusa, que viviera entre 1401 y 1464). A partir de allí reconoce que “el pragmatismo, aunque reducido y domesticado, representa la filosofía viva en la actualidad: no es un tema académico de profesores, sino del mundo, porque representa hoy en día el poder dominante, bajo el riesgo de convertirse en la “idolatría del poder”, en una “genuflexión” ante la filosofía nacional de una democracia imperial (p. 44). De este modo la denominación “pragmatismo” se aplica a la filosofía nacional propia del poder dominante que configura la globalización. Se pone de manifiesto en Mangabeira que “la filosofía es una utilización intensiva de las facultades transgresoras de la mente”. Con ese espíritu se aproxima al pragmatismo y el maestro justifica el uso de ese nombre (p.45). Hay tres ideas del pragmatismo que M.U. se esmera en destacr. En primer lugar el pensamiento de Charles Peirce sobre el significado de los conceptos, cuyo mayor valor está en “la manera en que se disipa una superstición que esclaviza la mente (p. 47). Esto lo lleva a concluir a Mangabeira que “la tesis central de su libro es que la conexión entre pensamiento y practica es mucho más intima y se logra mucho mejor cuando nuestras mentes se dirigen hacia nuestros propios problemas: los intereses de la humanidad (p. 47). Esta concepción de Peirce sobre la objetividad de los conceptos, para M.U implican la convergencia de las creencias del observador ideal con el naturalismo. Sin embargo, agrega, “si nos liberamos del enfoque naturalista…al obtener un sustituto del conocimiento prohibido” ...si no fuéramos mortales, convalidaría nuestra exigencia de comprender solo a través de nuestra capacidad de predicción y de control (p. 48). En segundo lugar M.U se ocupa del pragmatismo estadounidense en la “teoría de la verdad” de William James. Esta teoría afirma “que la representación de la realidad y la experiencia del deseo están vinculadas internamente. Tesis que ha sido acusada como “una filosofía que toma por realidad una quimera”. Ello obliga a “reinterpretarla y radicalizarla”, porque “una doctrina que corroe el naturalismo queda privada de su vigor”, con el resultado de “una dilapidación de una oportunidad de desarrollar parte del aparato intelectual útil para el progreso de una causa” (ps. 48 y 49). Destaca M.U. que los errores de James relativizan su valor. El tercer pensamiento que trata M.U. es el de John Dewey sobre “la experiencia”, que es una suerte de tercer legado del pragmatismo estadounidense. Se trata de otro ejemplo de “una traición a una visión radicalizada a favor de un compromiso con el naturalismo” (p. 50). En Dewey Mangabeir ve “la imagen del agente humano arrojado a un mundo plagado de restricciones”, un mundo en el cual todo puede convertirse en otra cosa y en el que nada es permanente. “El hacedor de herramientas es el mismo hombre como herramienta”. Para M.U la idea de un hombre como agente que se resiste, en un mar de contingencias, lo convierte en poca cosa. “La naturalización del hombre será su deshumanización” (p. 51). Frente a estos pensamientos Mangabeira concluye que “un pragmatismo radicalizado, más fiel a sus propios objetivos, debe resolver estas ambigüedades de una manera decisiva a favor del agente (de los hombres), y de sus ambiciones”. Hay “que revelar como se puede reorientar el pensamiento y reorganizar la sociedad…” (p. 52). 1.3. Los conceptos fundamentales en el pragmatismo. Primero Mangabeira aborda el tema de la “agencia”, que no es otra que el “agente humano, determinado y esposado por el contexto y por la tradición, por convenciones y dogmas, desde su nacimiento hasta la muerte, por enigmas que no puede resolver” (p. 53). “La razón natural de esta precariedad es que no estamos hechos como dioses, sino como seres naturales efímeros, con un alcance de percepción y de experiencia limitados” (p. 54). Afirma M.U. “que no podemos espiritualizar a la naturaleza: solo podemos elegir entre hacer algo con ella o dejarla por su cuenta”, concluyendo que “…al final, no podemos tener la esperanza de convertir a la naturaleza en nosotros mismos” (p.55). Luego M.U. aborda el tema la “contingencia”. Sostiene que “el hecho de que el universo sea de determinada manera y no de otra, es el elemento irreductible de contingencia en la cosmología que más defiende la necesidad de relaciones constantes en el universo” . “Esta contingencia no es una especulación vacua, es un peso que soportamos con dificultad…” (p.56). Después M.U. se ocupa del “carácter decisivo de nuestra lucha histórica en torno a la configuración de la sociedad y de la cultura…que están teñidos por dogmas culturales…no podemos dividir nuestra experiencia entre lo personal y colectivo: el tiempo histórico se filtra en el tiempo biográfico” ( 57). El cuarto tema es el papel que juegan la fortuna y la gracia en la vida humana. Esto lo lleva a Mangabeira a ocuparse de “la futuridad”, donde “el tiempo es real para la existencia humana, es una presión que enfrentamos con intensidad creciente” (p.57). “Vivir para el futuro es la forma de vivir en el presente sin estar por completo determinado por las presentes condiciones de la existencia” (p. 58). “La futuridad tendría que dejar de ser un problema y transformarse en un programa: deberíamos realizarla para potenciarnos” (p. 59). Al fin llega M.U. al “experimentalismo”. Que “es menos una idea aislada que una combinación de los otros temas”. Lo que agrega Mangabeira es “la concepción de lo nuevo y de su creación”: entender una situación es captar sus posibles transformaciones (p. 59). Cuando el maestro sostiene que “acelerar la producción de lo nuevo es convetir el modo de trabajar en conjunto de las personas en una plasmación social de la imaginación” (p.59), insistimos nosotros que utilizando conceptos de gestión de calidad, como ya le señalarámos en la primera parte de este estudio. El tema se vuelve recurrente cuando M.U. señala que “la forma de cooperación práctica refleja la combinación de análisis, síntesis y abducción (Peirce)”, para concluir que “la organización del trabajo se vuelve razón practica a caballo” (p. 60). De este modo el experimentalismo establece los términos a partir de los cuales podemos cambiar todos los demás dominios, “para que los cambios dependan menos de las crisis”. Se trata de “organizar la lucha por el dominio y los usos del poder gubernamental, por el dominio de los medios institucionales a través de los cuales podemos hacernos reclamos mutuos” (p. 61). De este modo “el experimentalismo es autopromoción existencial, es cambiar el contexto de las disposiciones preestablecidas…” Representa en Mangabeira “la solución al problema metafísico…”, porque para “concretar cualquier cosa debemos organizar la experiencia y la sociedad. Ese es nuestro pensamiento: sin organización no hay libertad, ni justicia social. Las propuestas que M.U. realiza en tal sentido es “moverse dentro del contexto establecido que nos permita anticipar oportunidades que todavía no se han concretado y que quizas ni siquiera permita que se concreten. Es organizar la sociedad y el pensamiento de manera que la diferencia entre reproducir el presente y experimentar con el futuro disminuya y desaparezca. “Entonces nos volvemos al mismo tiempo más humanos y más semejantes a dioses” (p. 62). En esto hay en Mangabeira una proyección paulo-freireana que supera a Freire. 1.4. Las lecturas erróneas del pragmatismo. Sostiene M.U. que “como filosofía el pragmatismo falló en hacerles justicia a las ideas de agencia, contingencia, futuridad y experimentalismo” inspiradores del pragmatismo. La consecuencia fue “impedir que el pragmatismo llegara a ser digno de su poder visionario”, sobre todo en los Estados Unidos. (p. 62) M.U. propone “una reorientación del pragmatismo, que equivalga a la liberación de una visión encadenada”. Reconoce que “toda innovación importante en el pensamiento o en la sociedad requiera una pequeña rebelión”. Señala que “las iniciativas que más importan son profesías, además de reformas, y sus agentes deben luchar contra todo lo que en su situación defraude sus profesías”. Es que no somos prisioneros, afortunados o desafortunados, del mundo social. (ps. 63 y 64). Un optimismo a favor de la libertad por parte de M.U. Entonces el maestro nos entusiasma con su discurso metafórico cuando nos dice: “es como si pudiéramos disipar la oscuridad que rodea a nuestros conocimientos…encendiendo súbitamente las luces, sin tener que haber realizado el trabajo de las ciencias naturales, y sin haber estado limitado por el carácter especializado, dependiente de sus herramientas…” (p. 66). Y señala que “no se deduce de nuestro estar encerrados en la naturaleza el que podamos dejar (de) planificar ese encierro…como si no fuéramos quienes de hecho somos”. “Sin embargo, podemos hacerlo sólo con pasos localizados, pero acumulativos”. Una suerte de paciencia oriental en M.U. (p. 67) Después nos agrega, significativamente: “No podemos ver el mundo con los ojos de Dios: pero podemos cambiar nuestra situación. Producir una formación de pensamiento que pueda sostener y guiar una acción transformadora y que prescinda de las ilusiones de una superciencia natural” (p. 67). Le llega la hora a Manguebeira de evaluar al pragmatismo de los Estados Unidos. En tal sentido nos dice que “el pragmatismo es la filosofía de la potencia dominante en el mundo”. Agrega que la tentación (en los Estados Unidos) ha sido permitir que el contenido de su método quedará comprometido con los defectos de la cultura nacional de la cual el pragmatismo es vocero (p. 68). Tambíén destaca que cuando en USA se subestima la medida en que el entero orden de la sociedad y de la cultura representa una política petrificada, se vuelve esclavo de sus propias creaciones no reconocidas. Además M.U. resalta que “en gran medida, un elemento principal de la cultura estadounidense subestima la naturaleza mutable de la vida social y exagera el grado en que el individuo puede escapar a las consecuencias de su mortalidad, su fragilidad y su ignorancia acerca del escenario fundamental de la vida humana” (ps 68 y 69). Para Mangabeira “el culto a la Constitución es meramente el caso extremo de esta idealización absoluta de una concepción abstracta del mercado, de la democracia y de la sociedad civil libre”(p.69). Este culto a un liberalismo sin reglas es el que ha llevado al suicidio, virtualmente, al capitalismo durante la Presidencia Busch. Es con ese resultado recesivo y paralizante con quien tiene que luchar el flamante Presidente Barack Obama. 2 Una concepción de la humanidad y sus variables fundamentales. 2.1. Señala Mangabeira que “no es el menor servicio que la democracia le presta la humanidad el de crear un clima más favorable para semejantes exploraciones” al estilo pragmatico de vida económica. Lo hace atacando a las formas extremas y arraigadas de desigualdad y por su confianza en la capacidad de los hombres y mujeres comunes y corrientes. Agrega que el pragmatismo que vale la pena salvar y radicalizar es otro nombre para la filosofía que se hace cargo de estos problemas. Una vez radicalizado, el pragmatismo solo puede ser detenido por un regreso al ascendiente pagano de lo impersonal sobre las personas. Contra dicho paganismo el mundo entero ha estado luchando para derrotarlo, sostiene M.U. Como contracara a tan fuerte afirmación podemos señalar que también se presenta, en forma parelala y tambien vigorosa, una lucha contra el fundamentalismo religioso, que no brega por el fortalecimiento de los valores de un humanismo enaltecedor, sino para persistir en una suerte de “guerra santa”, llena de sangre, fanatismo, falto de solidaridad humana. Señala M.U. que la concepción medular del pragmatismo se encuentra en “lo particular: en lo relativo tanto a personas como a sociedades concretas. Solo existe lo particular, nos indica (p. 76). También nos indica que si bien las instituciones sociales organizadas, si bien nos moldean, nunca lo hacen por completo. Afirma que “el carácter incontenible de la mente y del individuo se repite en la experiencia de la humanidad como totalidad (p. 77). En tanto que enfatiza lo negativo de considerar el concepto de infinito como una creencia que eleva al hombre: cuando ello ocurre nos encontramos con un estigma de nuestra condición humana que nos marca significativamente (p. 77). Impugna Mangabeira la rutina y la repetición a que está acostumbrada nuestra sociedad, factores perjudiciales que le han hecho perder mucho a la vida humana. Y nos dice que “el pragmatismo radicalizado, cuando se acelera, se convierte en el instrumento filosófico de esta repetición rutinaria (p. 78). Esto pone de manifiesto que la propuesta de M.U. de instalar un experimentalismo democrático, se opone al referido pragmatismo radicalizado. Por cierto que “disminuir la distancia entre las actividades de preservación, posición conservadora de quienes tienen bienestar, con la necesaria transformación del contexto, a favor de quienes tienen déficit de bienestar, implica para M.U. un programa de “revolución permanente”. De este modo la palabra revolucion, lo dice Mangabeira, pierde toda su aura de romanticismo (p. 79). Entonces se pregunta el maestro ¿Dónde encontramos una guía en el punto de avance o de transgresión? La propuesta de Mangabeira esta dirigida a cambiar la relación de los hombres con los contextos sociales y culturales que han generado su cautiverio. Esto no solo podemos hacerlo, sin que debemos hacerlo (pag. 78). Estas ideas nos evocan la idea de revolución que nos ha legado Ortega y Gasset al mundo hispánico: no se trata de cambio de abusos, sino de los usos sociales. Tremendo desafío cultural el de lograr cambiar los usos sociales, por cierto. M.U. sostiene el objetivo liberal de fragmentar el poder, pero repudia el objetivo conservador de reducir la velocidad de la transformación política de la sociedad. En esos términos Mangabeira realiza una propuesta parlamentarista, a favor de elecciones anticipadas frente a una crisis política, aun dentro del presidencialismo. Pero M.U. aclara que por mas enérgica que sea la acción política, ella sin organización resulta efímera y peligrosa (p. 81). Discurso de Saint Simon a Carlos Marx, anunciándole el inexorable fracaso del colectivismo. La vuelta de tuerca que propone Mangabeira a favor del cambio lo es el municipalismo. Defiende la experimentación federativa. Pero además, el maestro del Brasil de los intereses vitales de los individuos, disfrutando de una herencia social de recursos básicos cuando los requiera en momentos críticos de su vida. El Estado debe poder intervenir en la práctica u organización económica y social, devolviéndoles a las víctimas su condición de agentes decisivos (p. 82). 3. Tiempo y experiencia, en la propuesta de Mangabeira Unger. Sostiene M.U. que nadie puede negar que somos parte de la naturaleza. Pero corresponde contrastar la experiencia natural de la humanidad con la experiencia humana de la naturaleza. Afirma que nuestro conocimiento orientado hacia la acción tiene una ventaja sobre el conocimiento disociado de la acción. Hay que rechazar la posibilidad de que el conocimiento más confiable es el conocimiento impersonal (p. 91). El pensamiento humano tiene que enfrentarse permanentemente a la resistencia que le impone la naturaleza que nos rodea, son palabras de M.U. y agrega que debemos seguir adelante confiando en un principio de eficacia (p. 92). Somos como ciegos que usan bastones para detectar los obstáculos delante de ellos. Le importa a Mangabeira poner énfasis en que el hombre resuelve sus problemos de una manera muy distinta a como si fuera una máquina o un zombi. Ello ocurre porque lo hace por su capacidad de representar situaciones como una totalidad, aunque esa representación sea incompleta: es inexorable a que el hombre se enfrente con la ambigüedad, la duda y la oscuridad (p.92). Pero el hombre debe ser capaz de no repetirse, tiene un impulso a la innovación, a la inventiva y a la trascendencia, está impulsado por la imaginación. Esta es la naturaleza en la acción del hombre. De este modo el hombre es un creador porque tiene conocimiento de su propia creación. Es así como el hombre puede prescindir del bastón de los ciegos. De este modo el hombre se ha convertido en un ser con conciencia de su destino colectivo (ps. 93 y 94). Pero la contraparte de su actitud constructiva es el impulso iconoclasta de negar la realidad que tiene el hombre para terminar poniendo resistencias a generar reformas. Pero cuando existe capacidad para generar reformas, lo hace en provecho del crecimiento económico, manifestándose el interés en la permanente subversión de todos los esquemas arraigados de división y jerarquías sociales (p. 95). El costo que genera la resolución de los problemas sociales es que, para bien o para mal, estamos interesados. Lo cierto es que “la idea de una sociedad libre basada en la cooperación entre los individuos, con la garantía de una igualdad de oportunidades y de respeto, no tiene traducción a una única determinada organización de la vida humana” (p.96). “Por todas estas razones, sostiene M.U., nuestro pensar el mundo que construimos permanece siempre hundido en las sombras de la ambigüedad, las proyecciones, la decepción y el autoengaño, la voluntad haciéndose pasar por la comprensión, la idea esperando convertirse en realidad” (p. 96). “Podemos caer en la tentación de malinterpretar nuestro éxito limitado y particular en la predicción científica y en el control tecnológico como un signo de vemos al mundo como realmente es” . “La filosofía perenne tuvo su forma de cometer esta equivocación. El naturalismo moderno la cometió de otra manera” (p.99). Y ahora el tiempo. Un dilema profundamente planteado por M.U. en el terreno filósofico. “Una antinomia que revela el conflicto entre la realidad del tiempo, el carácter histórico del universo, y la representación causal del mundo” (p. 100). De cara a esta antinomia M.U nos enseña que un orden social y económico, una vez estabilizado por la interrupción del conflicto institucional e ideológico, muestra relaciones regulares. Pero ello no puede llevarnos a la tentación de confundir sus rutinas con las leyes universales y eternas de la organización social, nos vuelve a enseñar el maestro. “La historia de la teoría social demuestra que en nuestros pensamientos acerca de la realidad no llegamos a aceptar con facilidad el carácter histórico de nuestra existencia. Pero, de todos modos, terminamos por aceptarlo” (p.101) Cuando M.U. se enfrenta con la necesidad de elucidar la “antinomia de la objetividad”, llega a la conclusión de que “en el mundo humano resolvemos dicha antinomia a favor de la acción y de la vida” (p.104). A la hora en que el hombre asume la organización institucional e ideológica de la vida, M.U. sostiene la existencia de tres etapas: En la primera hay una explosión de conflictos y de inventiva: pero no son momentos de revolución en el sentido fantasioso del Siglo XIX, son meramente episodios de una reforma revolucionaria. En la segunda “ceden los conflictos fundacionales y las estructuras institucionales se van enfriando”. Y en la tercera el momento fundacional se aleja demasiado de la experiencia presente como para interpretarla con claridad y autoridad. Concluye M.U. que “ningún conjunto de innovaciones sociales y culturales es más importante que el que nos permite apurar la sucesión de estas etapas compactándolas con otras” (ps. 105 y 106). M.U. desarrolla cinco hipótesis una visión sobre la realidad del tiempo y sus consecuencias: Primera hipótesis: “El tiempo es la transformación de la transformación”. El tiempo es el contraste entre lo que cambia y lo que no cambia. Entre los postulados de la realidad del tiempo, el más sospechoso es el de conexión. Sin embargo no puede haber transformación de la transformación sin conexión entre las cosas. El tiempo presupone el espacio, pero lo rehace continuamente (ps. 110 a 116). Segunda hipótesis: “El tiempo todo lo domina”. Más tarde o más temprano todo cambia: también las leyes de la naturaleza. Esta idea es desconcertante, pero no es absurda. Decir que las leyes tienen una historia es decir que se desarrollan junto con los fenómenos que gobiernan. El acertijo de los parámetros que no se pueden explicar ilustra un problema más general y recurrente en la historia de la ciencia. Haciendo una analogía con el derecho consuetudinario en la historia humana, algunos cambios naturales están gobernados por leyes, otros cambian las leyes (ps.116 a 124). Tercera hipótesis: “No hay un horizonte cerrado de mundos posibles”. Las situaciones posibles no son un antecedente atemporal de la situación actual, son simplemente una penumbra alrededor de lo actual. La ausencia de un horizonte cerrado de situaciones posibles…produce una serie de interrogantes en relación con la explicación contrafactual. Como no existe un horizonte cerrado, los cambios se producen bajo un modelo sutil: como lo es el derecho consuetudinario en relación con el estatutario. Entender algo es imaginarlo cambiado, ver como y cuando puede cambiar y en que puede transformarse. Debemos aceptar estas confusiones como una inevitable tensión entre la realidad del tiempo, con la visión de conexión e inferencia a la que nos conduce nuestro enemigo ostensible: el pensamiento lógico matemático.(ps. 124 a 128). Cuarta hipótesis: “Las matemáticas se resisten a reconocer la realidad del tiempo”. Esto es connatural al pensamiento matemático. Pero la mente, producto de su historia natural, es una máquina para resolver problemas: pero debe ser más que una máquina, pues debe coexistir con la plasticidad, la innovación y la trascendencia. Debemos ser capaces de construir nuevas formas de comprender. Ello es inseparable de la constitución misma del cerebro. Le permite al hombre convertirse en un revolucionario para ver el mundo como totalidad. Lo curioso es que M.U. concluya que la “expresión suprema de este poder son las matemáticas (p. 130). Y M.U. lo explica: la matemática necesariamente explica, necesariamente es omnipresente a partir de su razonamiento recursivo, necesariamente a partir de su fertilidad para producir proposiciones equivalentes. Pero las matemáticas son algo más: gozan del atributo que les permite transformar los restantes atributos, con lo cual purifican su producción del saber. He aquí el elemento visionario de la matemática, su fuerza impulsora e intoxicante. Lo de intoxicante merece una explicación particular por parte del maestro Mangabeira. Donde no cabe duda que existe claridad es en su afirmación sobre que “nada es más real que el tiempo” (ps. 128 a 135). Quinta hipótesis: “La experiencia humana posee una estructura temporal ineludible”. No encontramos el tiempo como seres sin cuerpo y sin contexto: lo encontramos en situaciones particulares. Estar atados al tiempo es el elemento que compartimos de una manera más íntima con toda la realidad. Estamos hechos de tiempo. Somos organismos que viven y que mueren. Perseguimos proyectos y generamos lealtades. Tener conocimiento de la muerte es un elemento central (en el caso nuestro nunca nos hemos ocupado de la muerte, porque no sabemos como hacer para ocuparnos de la nada: siento que hasta el día en quejaré de respirar estaré naciendo, no a otra vida, sino en el dejar de respirar). Pero es muy significativo que M.U. nos diga que “la certeza de la muerte es un escándalo y una afrenta porque impone lo irrevocable y la finitud a nuestra experiencia de lo inagotable” (p. 137). A través del tiempo perseguimos proyectos y generamos lealtades. Cambia el giro del análisis M.U. y se ocupa del tiempo económico. Nos dice que “que nos ahorran tiempo para esas actividades que todavía no sabemos como repetir bajo una fórmula y plasmar en una máquina”. Nuestra respuesta es que no debemos desentendernos de la eficiencia en el ahorro del tiempo utilizado inútilmente por el trabajo burocrático: clave de la gestión de calidad como ya fuera analizado en la primera parte de este libro. Por eso es que nos parece muy significativa esta aseveración de M.U., con la cual coincidimos: “La expresión mas importante del aspecto de la vida estandarizada en la personalidade un personaje –un individuo cuya forma se ha vuelto rígida- rodeado de un caparazón protector de rutinas individuales y sociales”. Magnifica definición del ogro burocrático, el devastador protagonista de aquello que Max Weber describió como “dominación burocratica” (ver su Economía y Sociedad publicado por el F.C.E.) Entonces cambia nuevamente el giro del tratamiento del tema M.U. Nos dice “La experiencia contraria es la que alcanzamos cuando somos capaces de entregarnos con gran decisión y sin reservas a nuestras relaciones y proyectos (pa. 142). Es que entonces ya dejaremos ser unos burócratas, sino un agentes enriquecidos por la “educación como práctica de la libertad” que predicó Paulo Freire, y que está perfeccionando M.U. con su experimentalismo democrático. Pero M.U. muestra cierto escepticismo en la materia, nos dice “¿Cómo podemos vivir ambas experiencias de una manera simultaneas”. Se esta refiriendo a la molestia que nosotros consideramos como rutina burocrática, y al entregarse sin reservas, es decir sin rutinas, a nuestros proyectos. Para nosotros el camino, lo decimos una vez más, es la gestión de calidad como ética transformadora de la organización del trabajo humano (el pensamiento de M.U. verlo en ps 135 a 144). 4. La autoconciencia y la humanidad imaginada 4.1. La imaginación desactivada. Mangabeira propone como camino para activar la imaginación, para superar un pragmatismo democrático ineficiente, trasegar los caminos de la racionalización, la humanización y el escapismo. M.U. parte de la base de que el experimentalismo no necesita esperar una crisis para iniciar dicho camino, porque parte de la “imaginación” como dotación fundamental del hombre libre. Hagamos el recorrido del camino indicado: La racionalización es la tendencia que prevalece en las ciencias sociales positivas, en especial la economía. M.U. comienza por impugnar al marxismo, sobre todo por su impotencia práctica en términos de lograr lo que se dice buscar y, para ello sostiene las “formas sucesivas de organización, económica y política propuestas por dicha ideología, no constituyen sistemas indivisibles: entonces, no pueden mantenerse unidos o caen juntos. Es decir que se pretendió generar cambios a partir de generar catástrofes, el resultado fue su caída. Luego M.U. se ocupa de denunciar las insuficiencias del economicismo. Sostiene que dicho fundamentalismo es evadirse, es decir no hacerse cargo, de toda afirmación causal y de los compromisos prescriptivos polémicos que los pudieran llevar a un puerto seguro de neutralidad analítica. El precio de esa pureza es la tautología y la trivialidad (p. 149). La segunda forma de evasión de ese fundamentalismo es la identificación de la idea abstracta de mercado y de su eficiencia, con un régimen particular de propiedad y de contrato. La tercer forma de evasión consiste en evitar toda aclaración con respecto al vínculo entre las regularidades económicas y el trasfondo institucional e ideológico de las cuales dependen (p. 150). En consecuencia, señala M.U. lo que no han hecho estos fundamentalismo es reconocer el papel central de la discontinuidad de la historia y el efecto decisivo de un determinado escenario institucional e ideológico (p. 152). Continua el maestro Mangabeira señalando que hoy en día, todos los sectores cultos e ilustrados, creen que el orden establecido carece de profundidad y autoridad, pero que, de todos modos, es imposible de cambiar, excepto si hay presión o una crisis. M.U. nos dice que “tienen casi la razón”, pero que, asimismo, esa prevención es exagerada (p.153). Entonces Mangabeira comienza a desarrollar la linea argumental de su experimentalismo democrático, ya analizado en la primera parte de este libro. Para él el cambio se logra “mediante las transferencias compensatorias, para atenuar la desigualdad y la inseguridad en la economía de mercado, por medio de una redistribución retrospectiva” (p. 154). Hay que generar claridad en nuestros deseos e intuiciones que nos orienten a la justicia, según métricas establecidas. Para lograr estos resultados se debe “realizar una campaña sin tregua dentro del contexto, revelando sus fallas y descubriendo sus posibilidades ocultas de transformación” (p. 156). De todos modos M.U. reconoce que aun así las dificultades permanecen. Hay que definir que es lo que buscamos ¿la expansión del número de los agentes que tienen un acceso efectivo a los recursos u oportunidades de producción, además de la diversificación de los régimenes legales vigentes? o ¿se trata de la medida en la cual cada uno de esos usuarios disfruta de un poder incondicional sobre los recursos bajo su dominio? La respuesta de Mangabeira es lograr instalar una profecía social que abra el camino de la nueva era. Ya hemos visto su propuesta pedagógica de lograr en cada niño en la escuela a un joven profeta que abra el camino. En definitiva el maestro reconoce que “la organización de la sociedad y de la cultura son las que deben establecer los términos en los cuales podemos lograrlo, subiendo o bajando el umbral de las posibilidades” (p. 160). 4.2. La autoconciencia reorientada La reorientación de la autoconciencia que propone Mangabeira la propone, como una necesidad explicativa y crítica, en un sentido episódico y sistémico, agregando que “podemos invertir la situación de una manera sistémica, forjando ordenamientos institucionales que disminuyan la distancia entre lo que hacemos dentro del marco y en relación con el marco” (p.161). A nosotros nos gratifica este compromiso epistemológico del maestro brasileño a favor del sistemismo, al cual hemos venido adhiriendo con firmeza desde nuestra publicación del libro Cibernética y Política (Ed. Ciudad Argentina, Mendoza, 1986). Agrega M.U. que todo el campo de estudios sociales e históricos debe aceptar la necesidad de una división intelectual del trabajo y de las disciplinas especializadas que se basan en esa división del trabajo (p. 162). 4.3. Una visión inicial de la mente En ese caso Mangabeira se ocupa de las paradojas que existen entre la mente y la naturaleza humana. Primero lo hace en relación con la paradoja entre el cerebro y la mente, que reside en no poder describir adecuadamente la experiencia de la conciencia en términos físicos (p. 163). En relación con la capacidad de producir algo infinito de algo finito, ello lo cambia todo y conforma la experiencia de nuestra conciencia en su totalidad (p. 163). Agrega M.U. que nos encontramos con una ambigüedad en el uso del concepto de conciencia, podemos atribuirle conciencia a otros animales, pero “no lograremos trazar un mapa de lo que nosotros, los seres humanos, reconocemos como vida conciente” (p. 164). Sostiene M.U. que el poder recursivo de complicar es esencial y dominante para la conciencia. El cerebro tiene plasticidad. Pero lo más interesante es la siguiente afirmación del maestro: “El posible paralelismo entre la organización de la sociedad y la organización de la mente prefigura la idea central de un programa político fiel a las aspiraciones y a los presupuestos del experimentalismo democrático”(p. 165). Esta es una de las afirmaciones de principio mas importantes en la obra de M.U. Implica que la organización es la clave del experimentalismo democrático, tanto cuando se refiera a la sociedad, como cuando se refiera a la mente humana: es la clave de política transformadora por la cual brega el maestro. No menos importante es su afirmación: “En este punto nos convertimos en menos semejantes a animales y en más semejantes a dioses”. Impactante. Nos toca ahora considerar la paradoja que se produce entre la naturaleza humana y la historia. Señala M.U. que cada aspecto de nuestra experiencia no es nunca definitiva en la historia. Esto es consecuencia de que solo podemos vivir con un ordenamiento estable en la sociedad, con el pensamiento como trasfondo. No existe un ordenamiento natural o definitivo. Además, nos señala, que “podemos cambiar lo que somos en un sentido colectivo sólo con lentitud y en los márgenes: es decir en relación con lo que somos ahora” (p. 166). En un sentido correspondiente nos dice M.U que “Que estemos a merced de la historia no hace que seamos fáciles de moldear. No podemos volver a fojas cero. Pero “podemos cambiar la relación entre la repetición y la innovación en nuestra experiencia colectiva, usando lo repetitivo, que se plasma en las prácticas y en las máquinas estandardizadas , para facilitar la aparición de lo que no se presta a repetición” (p. 167). Otro señalamiento trascendente de M.U. es que “La forma habitual de la persona, su disposición con respecto a los demás, así como hacia las perspectivas de su propia existencia, es su carácter. Nos han enseñado que el carácter se convierte en destino (ps. 167 y 168). Pero no se trata, nos dice, de forjar un carácter al angostamiento de la existencia…El asunto no es hacerle la guerra a los hábitos, ni hacerse la guerra a uno mismo, sino forjarse un estilo de existencia, el cual pueda bajar lo suficiente nuestras defensas como para fortalecer nuestra disponibilidad para lo nuevo, nuestra adhesión a la vida y nuestro amor al mundo” (p.. 168): profunda definición ética de M.U. 4.4. Impugnación de la mente como una computadora. Trascendente posición esta de M.U. La mente no es una computadora organizada en elementos modulares y discretos: ello no es innato al hombre. Esto no es verdad como consecuencia de un proceso de selección natural, a la manera de un darwinismo aumentado y corregido. Esto no es totalmente erróneo, pero es unilateral (p. 168). Además se destaca que “la mente no pasa simplemente de una similitud en la sintaxis a una atribución de significado: puede utilizar una sintaxis similar a través de distintos significados y transmite significados similares a través de distintas sintaxis (p. 169). La mente tiene el poder de producir resultados que ningún conjunto cerrado podría generar: la mente sintetiza y subvierte al mismo tiempo. Logra nuevas conexiones eliminando las viejas. M.U. destaca la importancia de la mente como imaginación. El otro es la sociedad que se reestructura progresivamente sobre el modelo de la imaginación. Y agrega que el resultado de la lucha o competencia entre la vida social y cultural, da forma a nuestra experiencia de la mente. En este contexto remata M.U. con un pensamiento que resulta de mucha significación por la impronta que contiene: “También descubrimos que la historia del mundo no ofrece una lista corta y cerrada de formas alternativas de organización social, política y económica, y mucho menos una sucesión evolutiva de sistemas institucionales indivisibles que se siguen el uno al otro por una inexorable lógica de transformación” (p. 171). Es decir que para Mangabeira su propuesta de experimentalismo democrática es un camino abierto, paso a paso, adecuado al cambio de circunstancias, para instalar efectivamente la igualdad social como consecuencia de la “educación como práctica de la libertad”, en la vía del pensamiento freireano. 4.5. Los dos aspectos de la mente Señala Mangabeira que cada vez que una persona aprende a realizar una cosa repetidamente, logra que la máquina lo haga. Es decir la máquina va sustituyendo al hombre por decisión humana, esto a favor de la libertad del hombre para hacer otras cosas, señalamos nosotros. El poder de la mente es lograr hacer. Para ello hay que partir de un aspecto que M.U. llama “modular”, es decir el hacer especializado. Pero además el hacer es, en la terminología del maestro, formulario: es decir que se hace a partir de formulas. Ellas son “un principio, un medio y un fin”, siguiendo a M.U. Lo que estamos viendo es un seguimiento del pensamiento de Max Weber en “sus fundamentos sociológicos de la acción social”, materia que fue el objeto de nuestro libro “Introducción al pensamiento social de Max Weber” (Ed. Pannedille, Buenos Aires, 1970, agotado). En Weber se habla de que la acción social esta determinada por motivos (principios para M.U.), se lleva a cabo a partir de medios y está orientada a un fin: todo lo cual determina el “sentido de la acción social”. Algo muy del tipo del pensamiento de M.U. que comentamos. Pero Mangabeira agrega que la mente tiene, además, el poder de infinitud recursiva y el poder de iniciativa formulaica, a partir de lo cual se realizan infinitas combinaciones de elementos finitos; pero por el poder de iniciativa no formulaica hace cosas no sometidas a reglas (p. 173). Formidable avance de M.U., luego de noventa años, en relación con el estudio weberiano (Economía y Sociedad se escribió por los años 1920, como obra póstuma del gran sabio). Agrega M.U. que el poder de infinitud recursiva implica la capacidad negativa de la mente: volverse contra si misma, probando, negando, subvirtiendo, eludiendo y transformando (p.173). Señala también que “la conciencia es trascendente: no puede confinarse en un marco cerrado de prespuestos. Agrega que la “conciencia es sorprendente”, al margen de ningún conjunto de reglas previas. Ello es una camino a la novedad. Continúa M.U. sosteniendo que “la mente está encarnada”, de modo tal que funciona como instrumento para resolver problemas. Finaliza M.U. este capítulo sosteniendo que “la mente es un proyecto inacabado, no sólo como las ruinas de la historia natural, sino también porque no hay ningún patrón con que medir las relaciones entre sus partes que no dependa de lo que hemos hecho nosotros mismos en la historia” (p. 177). 4.6. De una concepción de la mente al señalamiento de un rumbo En este capítulo Mangabeira comienza preguntándose ¿qué deberíamos hacer con nuestras vidas y cómo deberíamos organizar nuestra sociedad? Tremenda cuestión, por cierto. Su primera respuesta es que “el mundo manifiesto del cambio y de la diferencia es ilusorio” (.p. 178). Encuentra M.U. que “dentro del individuo, los apetituos sensuales deben subordinarse a los impusos orientados a la acción, a la comprensión de una realidad universal y profunda” (p. 178); que “la forma suprema del compromiso sin renuncias, es vivir para el futuro y luchar para darle a la vida un rumbo, de manera de vivir como seres no conformados de un modo completo y definitivo por creencias y ordenamientos establecidos” (p.180). Señala que nuestra insaciabilidad es el estigma de nuestra infinitud. Luego establece que si tenemos éxito estaremos mejor capacitados para pertenecer a un mundo cultural y social determinado y al mismo tiempo estar fuera de él. Y nos indica que “no es cierto, como creían los liberales y socialistas, que exista una armonía preexistente entre nuestro interés práctico en el progreso económico y nuestro interés moral en la emancipación del poder del hombre” (p. 182). Es que Mangabeira encuentra que la base de la experiencia para avanzar en la superposición del progreso material y los requisitos para la emancipación humana, reside en el papel que tienen para el progreso las expresiones sociales del segundo aspecto de la mente. Así mismo nos dice que “no tenemos que elegir entre una sustitución revolucionaria de lo establecido y su humanización a través de la redistribución compensatoria mediante impuestos o a través de la idealización de la ley: algo común en nuestras prácticas políticas. En cambio considera que podemos y debemos mezclar las categorías de reforma y revolución, prefiriendo un cambio, que si bien será paulatino, pueda volverse revolucionario por efecto acumulativo (p.185). Su conclusión es que si todavía dependemos de las crisis como parteras del cambio, debemos aprender a organizar para no depender de las calamidades. Las formas particulares del progreso siguen siendo enigmáticas y controversiales. 5. Los proyectos de transformación de Mangabeira Unger en el campo de la política, la religión y el pensamiento especulativo. Se orienta M.U. por abogar a favor de una particular revolución, de tipo universal, tanto espiritual como política. Entiende que podemos ser humanos solo resistiendo las limitaciones de las estructuras establecidas, dentro de las cuales nos movemos. Y señala que “contra esta creencia se erigen los proyectos revolucionarios que nos han enseñado a salir al encuentro de los problemas. Propone, en cambio, una perspectiva que nos motive para salir al encuentro de los problemas . Una posición fuerte en Mangabeira es que descubrimos y nos rebelamos contra los límites de las circunstancias en todos los aspectos de la experiencia (p. 191). Concluye que “sería triste y heroico si no pudiéramos hacer más que rebelarnos”. Pero se anima a invitarnos realizar actos de resistencia y de inventiva, aspirando a “una felicidad basada en nuestra liberación y superación, no en nuestra esclavitud y rebajamiento: ello será un despertar” (p. 192). Es decir que la enseñanza principal de Mangabeira, nos lo señala él mismo, es que “nos divinizamos para vivir, no en que vivimos para divinizarnos” (p. 193). 5.1. Se señala un falso escape Destaca Mangabeira que una forma de fuga es la negación de la verdad. La comprensión del mundo requiere la abstinencia de la imaginación. Esto merece un explicación más detenida por parte del maestro, nos parece. En cambio señala que la organización de la acción “termina por aniquilar la voluntad”. El resultado (de la fuga) es “un empequeñecimiento de la experiencia”. Prefiere “otra forma habitual de huir que consiste en descansar en una secreta camaradería entre nosotros y las fuerzas que gobiernan el mundo” (p. 195). Observamos en estos dichos un cierto conservadurismo que se resigna frente al dolor humano. También observamos un cierto optimismo en Mangabeira cuando nos dice que “aquello que como un credo muerto puede parecer una negativa a reconocer lo ajeno del mundo, es capaz de convertirse en una fe viviente: en la esperanza de que el mundo puede cambiar con el tiempo y perder su enajenación, que puede ser elevado y redimido (p. 196). De todos modos reconoce que “aceptando nuestra esclavitud no nos esforzaremos por ser más grandes y más libres” (p. 197). 5.2. Voluntad e imaginación Ahora Mangabeira reivindica la imaginación. Nos dice que ella “informa e inspira a la voluntad”, porque ésta provee el interés práctico, a la resistencia en la reconstrucción, con los cuales la imaginación puede ponerse a trabajar (p. 197). Señala M.U. que esta feliz unión, entre voluntad e imaginación, empezará a disolverse tan pronto como la imaginación deje de seguir de cerca nuestras acciones. Parecería que el maestro considera que el exceso de imaginación pone en peligro a la acción (¿revolucionaria y eficiente? Encontramos una cierta respuesta a estos dilemas cuando M.U nos dice que “para vivir y actuar con éxito, debemos enfrentar al mundo manifiesto…en beneficio tanto de una comprensión causal como del poder transformativo, para lo cual nos debemos embarcar en la investigación científica (p. 200). Pero sorprendentemente Mangaberia le pone límites a dicha investigación. El principal de ellos es la utilización de la matemáticas, porque dicha ciencia utiliza un “lenguaje resistente al tiempo”, lo cual nos aleja de la realidad, nos dice(p. 201). Nos preguntamos: cómo va aprovechar M.U. los descubrimientos científicos sin el uso de la estadística matemática, que es el principal instrumento de la gestión de calidad en la organización del trabajo. Esta resistencia de Mangabeira al tiempo de las matemáticas proviene de los presupuestos filosóficos que determinan su experimentalismo democrático. Ello demuestra que dicha vía no se hace cargo de la importancia que tiene medir el antes y el después del ritmo del trabajo social: clave de la mejora continua la organización de gestión de calidad. En cambio para M.U. el uso de la matemáticas es un peligro para el adecuado para poder “aprovechar los descubrimientos de la ciencia para el proyecto de recuperación” que busca el experimentalismo democrático (p. 201). Y agrega: a medida que el mundo cambia, las reglas por las cuales cambia, también cambian. “O las leyes no lo gobiernan todo…o lo gobiernan todo, pero ocurre algo bajo su dominio que las cambia de todos modos” (p. 201”. Resulta interesante analizar esta posición de M.U. desde el punto de vista del derecho. Está claro que el maestro se refiere a leyes naturales. Pero no podemos olvidar el derecho y la política no son naturaleza, a partir de la afirmación de un hombre libre, objetivo que no es negado por Mangabeira. Un colofón interesante de este capítulo lo encontramos en la afirmación de M.U. cuando nos dice “No seremos felices porque nuestra conciencia del mundo permanecerá dividida entre la poesía de la experiencia y la ciencia de la naturaleza” (p. 202). Está claro que M.U. la poesía está en la esencia de la experiencia. 5.3. El conflicto entre los requisitos que posibilitan el autodominio. Afirma Mangabeira que “nos necesitamos los unos a los otros”. Pero “esta interconexión también implica una amenaza. Implica la amenaza de quedar subordinados…”, los unos a los otros, señalamos nosotros. El vínculo entre los hombres “consiste en vivir nuestras vidas bajo la guía de libretos colectivos, que nos dicen como pensar, sentir, hablar y actuar” (p. 204). Para poder superar los conflictos posibles para los vínculos entre los hombres, M.U. propone los siguiente: a) El amor personal, que no es ni eros ni ágape: dado que intenta sobrevivir a la repetición y a la rutina en el encuentro, transformarlas; b) La cooperación en pos de la innovación, que modera la tensión entre los imperativos de la cooperación y de la innovación. A tal fin, “no debemos permitir que ningún esquema establecido de división y de jerarquías sociales predetermine las formas en las cuales las personas pueden trabajar juntas” (p. 205). Señala M.U. que “tanto el amor personal como la cooperación en pos de la innovación, ambos nos exigen aprender a vincularnos los unos a los otros” (p. 205). También señala que los hombres no debemos ser insaciables a la búsqueda de reconocimiento y aceptación. “Lo cierto es que exigimos de los demás lo que un ser humano no puede darle a otro: la seguridad incondicional de que de que hay un lugar para cada uno de nosotros en el mundo…” (p. 207). Denuncia M.U. que los hombres “no podemos dejar de ser insaciables, exigir lo incondicional de lo condicionado, sin dejar de ser humanos”. De este modo, nos indica el maestro llegamos al umbral del ser que genera nuestra infelicidad. Todavía no somos esos seres capaces de comprometerse sin repetirse, como los seres radicalmente originales que todos desearíamos ser. “Debemos rehacer la sociedad la sociedad y la cultura para transformarnos en esas personas de una manera más completa: para poder llevar a cabo, las formas de experiencia que se plasman de un modo excepcional en los casos límite de amor personal y de cooperación en pos de la innovación” (p. 208). Agrega M.U que “la decisión de rehacer la sociedad en su nombre (de los hombres) continua estando controvertida. Más bien se la resiste de continuo. Para progresar debemos reconstruir nuestro mundo. Esta reconstrucción se convertirá en una lucha…Es un camino al que no podemos renunciar”…¿Cómo podemos rehacer sin luchar o luchar sin herir? Se pregunta finalmente Mangabeira (p.209). 5.4. El individuo y el carácter Nos dice M.U. que podemos concebir instituciones y prácticas que nos hagan más fuertes y más libres, y por ende más humanos. Agrega que “al reducirnos a la versión rutinaria de nosotros mismos, dejamos de ser plenamente humanos. Nos empequeñecemos, empezamos a morir” (p. 211). Entonces, continua el maestro, “para encontrar algo mejor debemos ser capaces de experimentar con nosotros mismos. Para buscar el cambio en nuestra relación con los escenarios colectivos, debemos ser capaces de buscar el cambio en nuestra relación con nuestro propio carácter. No podemos modificar nuestro mundo si no nos modificamos a nosotros mismos” (p. 211). Define sus su conclusión diciendo que no podemos esperar a que estre trabajo se realice en los prolongados tiempos de la historia, porque vivimos una sola vez: ahora. 5.5 Tiempo histórico y tiempo biográfico M.U establece que se hace inexorable cambiar las condiciones de fondo de la vida social. El hombre debe vivir en una sociedad comprometida a despertar y equipara con los poderes de la imaginación a todas las personas, no sólo a una elite de visionarios. La solución a los problemas de nuestra infelicidad tienen lugar en el tiempo histórico. Nosotros vivimos en el tiempo biográfico y estaremos muertos antes de que se vuelvan más reales (p. 214). Según el maestro, el contraste entre el tiempo histórico (es decir el de la especie, nos parece), y el tiempo biográfico, amenaza con instalar la desproporción entre la naturaleza indiferente y la frágil humanidad. Y señala esta impactante afirmación: “Si tratamos de convertirnos en instrumentos sacrificales de un proyecto colectivo de transformación, nos arriesgamos a convertirnos no solo en nuestros propios enemigos, sino también en un peligro para la humanidad” (p. 214). Hay un realismo conmovedor en el filosofo de la transformación de la injusticia, como lo es Mangabeira: pero ello no lo hace bajar sus brazos, de todos modos, nos parece. Es por eso que nos dice con firmeza, que el individuo debe traducir la esperanza colectiva en una forma de vivir ahora. Debe considerar la repetición como una incitación a hacer lo que todavía no es repetible (p. 215). 5.5. Las profecías del arte “La señal es el lugar del arte en nuestras vidas”, nos lo dice M.U. El arte es una promesa de felicidad. Lo es para la totalidad (es decir para la humanidad), y la felicidad de la resolución. Entiende Mangabeira que, de este modo, está proponiendo una alternativa a la filosofía perenne, que él justifica cuando afirma que “la comedia es más profunda y más verdadera que la tragedia” (p. 216). Todo un optimismo lúdico en esta definición. Agrega M.U que el arte encarna la más grande esperanza de resolución, y entiende que “se convierte en una forma de visión. Luego analiza y nos dice que “la música es la profesía de nuestro poder de aceptarnos a nosotros mismos, mientras nos hacemos libres y fuertes, desafiando la repetición. Es un encantamiento (p. 216). En tanto que las artes visuales, es M.U. quien habla, son una profecía de nuestro poder de reconciliar la imaginación del mundo, con el descubrimiento de una estructura oculta. Finalmente, concluye, las artes orales o escritas son una profecía del poder de cada uno para vincularnos con otros, sin renunciar a una experiencia diferente y a una voz única (p. 216). 6. La invención permanente del futuro El proyecto que propone Mangabeira es la cooperación experimentalista, tanto en los negocios como en la escuela, así mismo en la organización de la política y la cultura. A partir de este trabajo democrático el hombre puede transcender sus contextos, para achicar la brecha entre la conservación del estado de cosas con la transformación del contexto. De este modo, nos lo dice M.U, transformaremos permanentemente el futuro (p. 2l9). Dicha cooperación tiene la capacidad de mitigar el contraste entre los papeles de supervición y de implementación. Y tiene una relativa fluidez en la definición de los papeles mismos de su implementación. La cooperación experemintalista equivale a un tipo de esfuerzo para transformar a la sociedad en un espejo de la imaginación (p. 220). Sostiene M.U. que se debe combinar y superponer, en los mismos dominios, la cooperación y la competencia. Se deben reinterpretar sus intereses e identidades de grupo. De este modo Mangabeira realiza una impugnación del fordismo, sosteniendo que no ha logrado dichos resultados. Nosotros agregamos que, por las mismas razones, corresponde aplicar gestión de calidad en la organización del trabajo. Considera M.U. que la redistribución compensatoria a través de impuestos y transferencias, asi como el apoyo político para las pequeñas propiedades y los pequeños negocios familiares, no son suficientes. Esta posición ya la había planteado M.U en su democracia realizada, que hemos considerado en la primera parte de este estudio, agregando que dicha redistribución no es suficiente porque mantiene dividida la sociedad. Según Mangabeira para superar esta división se necesita establecer un experimentalismo avanzado, versión reciente y más extensa de un amplio espectro de habilidades de cooperación y experimentación (p. 222). Una primera propuesta es evitar las desigualdades extremas de oportunidad, respeto y reconocimiento, como también la insistencia constante en la igualdad de recursos o resultados (p. 223). Lo importante, según el maestro, es que la división social y jerárquica no predetermine rígidamente la manera en que las personas puedan trabajar juntas. Para ello se debe limitar la transmisión hereditaria de las ventajas económicas y educativas a través de la familia. Lo importante es hacernos a nosotros mismos, más fuertes y más libres, eliminando las desigualdades arraigadas. Las personas deben ser responsables de su cuidado recíproco (principio de solidaridad) (p. 224). Otra condición que propone M.U. es aumentar las capacidades de los hombres y mujeres comunes y corrientes, protegiéndolos de la opresión gubernamental o social, dotándolos y de medios económicos. La escuela debe ser portavoz del futuro más que de la comunidad o del gobierno. Debe reconocer en el niño al profeta amordazado y lograr rescatarlo de su familia, su clase y su tiempo (p. 225). Se trata de una verdadera revolución en las costumbres sociales, de largo aliento, así como de gran complejidad, porque no está en el espíritu de Mangabeira suprimir a la familia como factor de formación humana. Continua M.U. proponiendo “extender en la vida social” la revisión de las prácticas sociales: principio de revisión. (p. 225). Resulta ilustrativo que M.U. nos diga que “no sólo no existe una forma natural de vida humana, tampoco existe formula definitiva institucional y cultural para la democracia (p. 226). Nos señala el maestro que necesitamos de la diferencia en pro de la igualdad. Es decir nuestro clásico principio juridico de “igualdad en igualdad de circunstancias” (p. 227). A tal fin se deben abrir una puerta común de innovaciones democratizadoras y experimentalistas. “Se debe desarrollar una democracia de alta energía, una economía de mercado democratizada, una sociedad civil organizada e independiente y un legado educativo y económico, tanto para la resistencia como para la acción” (p. 228). Propone Mangabeira un régimen de comercio global que tenga como objetivo para su organización, más que la maximización del libre comercio, la reconciliación de las trayectorias alternativas de desarrollo nacional dentro de una apertura de la economía mundial. Insiste en que el capital y el trabajo deben ganar juntos (propuesta ya analizada). También en instalar una gran libertad de movilidad laboral, que es la más poderosa de todas las fuerzas igualadoras y un puntal para la libertad individual (p. 229). Por encima de la igualdad M.U. “valora la grandeza de los poderes y de la experiencia del ser humano común, así como la proliferación en la humanidad de personalidades y de formas de vida fuertes y contrastantes Las variantes heoricas y aristocráticas de autodominio deben ser reiventadas en el proceso de su democratización (p. 229). Es decir que el experimentalismo democrático de M.U. es una aristocracia sin trabajo esclavo, a favor del mayor igualitarismo posible, realizado paso a paso, en la organización del trabajo: es decir aplicando gestión de calidad. Para nosotros una manera de superar las insuficiencias de la social democracia, que también es un objetivo explicito por parte de M.U. 7. La democracia como antidestino 7.1. El experimentalismo democrático Sostiene M.U. que la ambición más grande de la política no es conseguir que las personas puedan mantenerse en orden, sin vitalizadas. Que el primer obstáculo que se debe superar es el enfrentamiento entre la rutina y la revolución. (p. 233). La idea de una política revolucionaria, sostiene M.U., es sólo un mito o, al menos, un caso límite. Con esta fantástica idea de cambiar la totalidad, la revolución se vuelve una coartada, a lo que se le opone: la humanización de un orden que ya no somos capaces de volver a imaginar. Concluye que “la verdadera política revolucionaria es la reforma revolucionaria” (p. 234). Señala M.U. que “necesitamos entremezclar las categorías de reforma y de revolución. Lo que debemos querer es cambiar todo en la vida social, una cosa a la vez. Es un método gradualista, pero con resultados revolucionarios” (p. 235) Luego señala que “una señal de éxito sería un aumento del nivel de energía y de contenido estructural de la política, sin necesidad de una crisis. Otra señal sería la atenuación de la calidad excepcional de la vida política. Y una tercera nos llevaría a la generalización de la experiencia de una agencia política efectiva: la de resolver problemas colectivos mediante soluciones colectivas. Por último tendremos que fortalecer la idea de la vida política como un antídoto contra el destino, y como garantía de nuestra capacidad de comprometernos con el mundo social, sin rendirnos ante él” (p.236). 7.2. La radicalización de la democracia Propone M.U. –para lograr dicho objetivo radicalizadorfavorecer un sostenido incremento de la movilización política, del involucramiento popular en la vida cívica. Para ello hay que modificar el modo de financiar la política, incrementar la libertad del acceso los medios de comunicación de masas, tanto a los movimientos sociales, como a los partidos políticos (p. 237). Asimismo se deben combinar aspectos de la democracia representativa con la directa o participativa, con la ayuda de las instituciones representativas, porque, de lo contrario fracasan. Ese camino es el antídoto más poderoso contra la oligarquía en todas sus manifestaciones. Dicho tipo de participación directa se debe utilizar en la implementación de políticas sociales, en decisiones presupuestarias, así como en plebiscitos utilizados para superar puntos muertos en las diferencias entre los poderes de gobierno (ps. 238 y 239). Otra vía con el mismo objetivo, señala M.U. es introducir una crítica al lenguaje tradicional de los derechos fundamentales(p.241). Finalmente, cabe disponer “el gradual desarrollo del principio universal de herencia social: que todos cuenten con unos recursos mínimos, con asignaciones convenientes en tal sentido. A ello se debe agregar el otorgamiento de beneficios especiales a favor de personas con talentos extraordinarios (p. 243). Pero M.U. destaca que lo más importante debe ser investigar las causas de la exclusión o desventaja de las personas que se ven necesitadas de la ayuda del Estado: esto no se está haciendo sistemáticamente en lugar alguno, nos dice (p. 243) Además, la ayuda no puede generar milagros, frente a disminuidos por razones genéticas. Pero no se debe dejar de atender al desarrollo de los talentos. A veces la ayuda no debe ser monetaria, sino otorgar el tiempo requerido para cuidar de una manera directa a quienes se encuentren necesitados (p. 244). 8. La reinvención de la socialdemocracia En este capítulo Mangabeira se dedica a señalar las razones por las cuales la respuesta de occidente a las emergencias y desequilibrios del capitalismo descontrolado, que no ha sido otra que la instalación de la socialdemocracia, especialmente la escandinava, ha sido superada el cambio de la historia, llegando a la conclusión que solamente una sistema solidarista de experimentación democrática, como el que él propone, puede lograr la tan ansidada justicia social real en el mundo. Sostiene M.U. que la socialdemocracia tuvo como objeto controlar las situaciones de inestabilidad que puede producir el mercado, a fin de darles seguridad económica a ciertos sectores sociales que sufren privaciones. Para eso se instalan un conjunto de principios, a saber: el derecho adquirido a mantener su trabajo; la defensa de los propietarios de bienes de producción contra la inestabilidad de los mercados de capital; la tenencia accionaria cruzada en la red de negocios para garantizar su protección, especialmente las pequeñas empresas, las propiedades agrarias, defendiéndolas de la competencia doméstica y extranjera; también la protección de las empresas familiares; la redistribución retrospectiva a través de impuestos y transferencias (ps. 250 y 251). Dicho programa ha ido variando con el tiempo, de modo tal que se ido priorizando el logro de un alto nivel de ayuda social, como última linea defensiva de los afectados por el sistema capitalista. La consigna mayor es lograr la mayor flexibilidad del mercado, aunque no se logre gran inclusión de gente en el sistema (p. 252). M.U. señala que “el primer problema de las socialdemocracias es la estrechez de la puerta de entrada de la sociedad a los sectores más avanzados de la economía” (p. 253). Los otros problemas señalados por Mangabeira son: las formas avanzadas de producción y de aprendizaje, responsables de una creciente participación en la riqueza social; el incremento del sector industrial declinante de producción masiva; lograr que las personas se ocupen, unas de otras, para atenderse recíprocamente en sus necesidades, en especial los jóvenes, los ancianos y los enfermos, que en general a cargo del Estado; la existencia de trabajo inestable y carente de derechos de representación, poblado de trabajadores temporarios(p. 258). Todos estos problemas han ido perdiendo protección particularizada, a partir de que, como lo sostiene M.U. la solidaridad social se reduce al envio de cheques por correo. Nada queda en común, “excepto la idea de pasado compartido, el resplandor póstumo de una memoria nacional que se ha vuelto sentimental” (p. 258). Nos dice Mangabeira que para que la solidaridad social se convierta en realidad no basta con que los individuos entreguen un poco de dinero, deben entregar un poco de sus vidas (p. 259). Otro gran problema de la socialdemocracia destacado por M.U. es “que le niegan al individuo las oportunidades de superar los confines de una vida limitada”. Destaca que hacia fines del siglo XX la gente, fatigada de sufrimientos y placeres, se puso en manos de políticos, de animadores de espectáculos (sobre todo en Argentina, destacamos nosotros), y de filósofos que les enseñaron la ponsoñosa teoría de que la política debe empequeñecerse para que los individuos se engrandezcan. Como consecuencia de esto quedó sometida a una suerte de somnolencia narcoléptica, acompañados sólo por sus íntimos, y actuando como títeres o como beligerantes protagonistas de una guerra(p.260). Cómo puede la gente salir de esa triste situación, para M.U. su respuesta es su propuesta de experimentalismo democrático y cooperativo, que ya hemos analizado. De este modo se puede lograr la inclusión de las masas de trabajadores comunes y corrientes, excluidas de los círculos de producción y aprendizaje avanzado (p.261). 9. La religión y el despertar del individuo. Para Mangabeira la religión consiste en la conexión del hombre en tanto se encuentra imbricado en el problema de la trascendencia. Empezamos a morir de muchas pequeñas muertes. “Ningún progreso de las ciencias naturales podrá eliminar la sombra que envuelve al hombre. Ellas solo pueden ofrecernos una historia del universo. No puede hacer nada para reducir la distancia entre el ser y la nada, o para explicarnos cómo y porque el ser surge de la nada, o porque no somos Dios en vez de unos seres condenados”. (p. 269). “Nuestra mortalidad centra nuestra experiencia en una breve, irreversible y dramática sucesión de misterios”. (p. 269). “La narrativa de la salvación ubican nuestra lucha con los problemas de la conexión y de la trascendencia en un contexto de mayor significación y esperanza. Las relaciones entre las personas prefiguran nuestra relación con Dios, quien, de este modo misterioso, nos necesita como nosotros lo necesitamos a él”, no los señala M.U. (p. 269). Nuestros grandes problemas seculares –la causa de la democracia y el alivio de la pobreza- ganan en significado por la participación que tienen en el trabajo de la redención (p. 269). “Uno de los problemas de la existencia es la aniquilación del yo” En rigor la religión es “despertar del individuo a otras personas y al mundo manifiesto” Este despertar es el reverso tanto de la existencia como de la visión metafísica que subyace en el planteo de la aniquilación del yo (p. 272). Al enfrentar la certeza y lo irrevocable de la muerte, y al ser incapaces de disipar el misterio de nuestra existencia, estamos por lo general atareados con los problemas de nuestra vida (p. 272). “Como consecuencia de ello vivimos gran parte de nuestra vida en un estado de somnolencia, representando un libreto escrito por otro”, lo cual determina en reaccionemos haciendo desfilar sin pausa ante nosotros el espectáculo de nuestro deslizamiento hacia la muerte y de nuestra deambulación en el sin sentido (p. 274). Resulta claro que en el pensamiento de M.U. la religiosidad es la expresión de la angustia existencial del hombre, ante la cual el experimentalismo democrático trata de resolverla, cual terapia psicológica, con una profunda dedicación humana solidaria al servicio de su prójimo. Se trata de un “paganismo tardío y forzado –son palabras del propio M.U- como una antigua versión de la extinción del yo” (p. 275). Ese actuar pagano del hombre, al realizar su religiosidad como acción social “implica la supresión de la individualidad, acompañada del apagamiento de la conciencia y de los automatismos de la voluntad” (p. 275). El actuar social se convierte en religión pagana, donde Dios deja de ser en ente metafísico buscado como consecuencia del misterio y del miedo a la muerte, para convertirse en una manifestación solidaria humana, donde el propio hombre se convierte en Dios. Se trata de una suerte de panteísmo, posición filosófica que compartiera nuestro gran pensador Juan Bautista Alberdi (ver en tal sentido su “Fragmento Preliminar al estudio del Derecho). Llega de este modo M.U. a describir la reacción humana que él denomina “el despertar del individuo”, que se convierte en un proyecto moral, proyecto que se encuentra amenazado por una suerte de emboscada, porque el hombre se da cuenta de “que la vida que llevamos es la única que podemos vivir” (p. 277). Es evidente que para M.U. dicho “proyecto moral” se ha convertido en religión como acción humana, a la cual el hombre la vive como Dios. Advierte M.U. que la religión se convierte en una orientación hacia el futuro, que es a su vez una forma de vivir en el presente, donde el individuo no está del todo determinado por la organización social y cultural (p. 277). Fuerte protagonismo de la religión como determinante de la conducta humana, protagonismo que actúa con el resultado (doloroso) de que “nuestras vidas por lo general terminan antes de que veamos que las cosas por las que luchamos se hayan cumplido o han generado algo que no habíamos deseado” (p. 277). Un importante señalamiento de M.U. en su transitar la religiosidad humana es su afirmación de que “no podemos entregarnos por completo al mundo manifiesto y a los demás si seguimos siendo títeres de un libreto que no escribimos y los prisioneros de una situación que no nos reconoced como los individuos capaces de trascender su contexto que en realidad somos” (p. 278). Es por ello que el hombre no tiene más remedio que preguntarse ¿entonces, que será lo próximo que hare? Esta es la génesis del “despertar del individuo”. En tal sentido M.U. nos dice “que lo que inspira este despertar del individuo no es el resplandor de un ser único que subyace al mundo fenoménico, como inspira la versión contemporánea de la extinción de Dios…El amor al mundo es la luz más débil de una llama más brillante, el amor humano” (p. 279). Resulta claro, en el pensamiento de M.U, que “la rebelión romántica contra las estructuras, se continua en la democracia, en la vía negativa que siempre existió, como una herejía, dentro de las grandes religiones universales de salvación personal” (p. 279). En la forma que lo afirmamos aquí, nos lo dice M.U. “el despertar del individuo puede parecer nada más que un cristianismo sin Cristo y sin Iglesia…la doctrina del despertar del individuo debe imponerse por su propia fuerza” (p. 280). Y nos agrega más adelante que “el diálogo de las más importantes tradiciones filosóficas de la humanidad se ha convertido en un congreso de difuntos” (p. 281). Nos agrega M.U. que “el individuo despierta dos veces…:una vez consiste en la afirmación de la conciencia…”para luego transformarse en una experiencia contraria: es decir con la pérdida de la conciencia”, posición ésta que el maestro toma de Plotino. Se trata de una dirección donde entramos con mayor plenitud en la vida de nuestro propio cuerpo. “En otra dirección, dejamos esa fortaleza en beneficio de dos clases de concentración: que es una actividad que experimentamos como absorbente y autojustificada, y la concentración en una visión del mundo manifiesto, que nos rodea, que experimentamos como suficiente para retener nuestra atención” (p. 282). De este modo, para M.U. “el segundo despertar del individuo consiste en el descubrimiento dentro de nosotros mismos de una exigencia de infinito, de absoluto. Una vez que lo descubrimos, es irresistible, debemos vivirlo…Uno es el descubrimiento de nuestro extrañamiento de los mundos sociales y naturales” (p. 284). “El otro acontecimiento que está en la base del segundo despertar del individuo es nuestro reconocimiento, junto con nuestro distanciamiento de la naturaleza y la sociedad, del carácter ilimitado de nuestro deseo de la compañía de otras personas” (p. 285). Clara referencial al experimentalismo democrático y solidario por parte de M.U. En el pensamiento de M.U. el primer despertar del individuo consiste en la afirmación de la conciencia de una persona diferenciada, ya lo dijimos, aclarando ahora que ello puede ocurrir en cualquier momento y en cualquier sociedad y cultura. En tanto que el segundo despertar es un descubrimiento que representa también una perturbación: del descubrimiento del secreto de nuestra infinitud y la perturbación de los ordenamientos y de las creencias que la disimulan o la reprimen (p. 286). ¿Cómo deberiamos vivir -se pregunta M.U- para poder realizar el segundo despertar, en tanto representa un ideal y una orientación? Su respuesta es que “en nuestra vida social y económica debemos hacer uso de la repetición, que se plasma en prácticas estandarizadas y en máquinas. En tanto que en nuestra vida moral debemos hacer uso de nuestras disposiciones habituales, es decir de nuestras virtudes, para ser nosotros mismos e ir más allá de nosotros mismos” (p. 286). Esta claro que esta posición del maestro logra distinguir con precisión lo que resulta de la dominación burocrática, a la manera weberiana, de la gestión de calidad en la organización del trabajo, como ética freireana que él sigue y avanza en su estudio, como ya lo hemos considerado. Sostiene M.U que existen tres conjuntos de virtudes: a) la virtud de conexión, es decir el respeto, la tolerancia, la imparcialidad, que tiene que ver con la manera en nos consideramos los unos a los otros; b) la virtud de purificación, es decir la simplicidad, el entusiasmo, la atención, que está vinculada al ascenso del individuo en el curso de su primer despertar; c) la virtud de divinización, es decir la apertura a nuevas experiencias y a otras personas, que son los recursos que desplegamos y las metas hacia las que nos dirigimos en el curso del segundo despertar del individuo. Todo este último desarrollo se encuentra en pags. 286 a 288. Este magnífico desarrollo ético de Mangabeira sobre la etica privada y pública de su experimentación democrática concluye con esta afirmación: “la práctica de las virtudes de divinización modifica el significado y el contenido de las virtudes de conexión” (p. 289). 10. La filosofía: más allá de la superciencia y de la autoayuda. 10.1. En sus últimos tres capítulos M.U. se ocupa de la filosofía que es el sustrato teórico de su libro. En principio considera que la filosofía ha sido (¿siempre?) superciencia o autoayuda. Podemos afirmar que en los referidos capítulos M.U se ocupa fundamentalmente de la filosofía como autoayuda. Afirma que no existe la superciencia, o al menos una que la filosofía pueda determinar (p. 290). “La filosofía es un canon abierto, fuerte porque no nos habla desde las estrellas, sino desde dentro, defendiendo la imaginación como método excluyente y el espíritu contra las estructuras estrablecidas”, son palabfras de M.U. (p. 292). ¿Por qué es útil la filosofia? Se pregunta el maestro y responde “podemos utilizarla para reestructurar las disciplinas que están organizadas y determinadas por la organización profesional del conocimiento especializado (p. 293). Insistimos que este es el rol de la teoría de sistemas y de la cibernética para facilitar el funcionamiento de la ciencia de la organización del trabajo con gestión de calidad, también del conocimiento pedagógico en ella implicado. 10.2. Primera digresión: la naturaleza en su lugar Nos dice M.U. que en un principio necesitabamos de la naturaleza, a la cual le rendíamos culto. Ahora la necesitamos cada vez menos. La civilización es el antídoto de nuestra dependencia de la naturaleza (p. 299). Es indudable que la filosofía y las ciencias del hombre han crecido, señalamos nosotros. Según M.U. el acrecentamiento de nuestro poder sobre la naturaleza puede dividirse en cuatro partes: a) en primer lugar tenemos el deleite del jardinero. Consideramos a la naturaleza como un escenario para evadirnos de la lucha y del esfuerzo en una libertad estética. b) en segundo lugar existe la responsabilidad de mayordomía. Nos vemos como administradores, en beneficio de las futuras generaciones, frente a una reserva de recursos no renovables que se va reduciendo. c) en tercer lugar nos encontramos con las debilidades de nuestra condición mortal. Sólo una pequeña fracción de la población del mundo está amenazada por los desastres naturales, un número mucho menor que el de víctimas de cualquier enfermedad. Y nosotros agregaríamos: también inferior al número de victimas que produce una guerra. d) en cuarto lugar podemos caracterizar otro aspecto de nuestra actitud hacia la naturaleza como la ambivalencia del titán. Ahora que necesitamos a la naturaleza, enfrentamos un conflicto que no tuvieron nuestros antepasados: “podemos cuestionar los efectos de nuestras acciones sobre la naturaleza animada e inanimada que nos rodea. Concluye Mangabeira diciéndonos que “estas ideas pueden inspirar nuestros esfuerzos para mejorar, a través de la ingeniería genética, a la naturaleza dentro de nosotros. Todo este capitulo en pags 299 a 303. 10.3. La segunda digresión: la grilla universal de la filosofía. Nos dice M.U “que en la historia mundial de la filosofía hay un reducido número de opciones intelectuales recurrentes…en la metafísica sucede muy poco…en la filosofía práctica de la política y de la ética, unas pocas posiciones intelectuales han dado cuenta de las ideas más influyentes”. Más adelante M.U señala que “la metafísica debería denominarse metahumanidad. Su ambición secreta es vernos a nosotros mismos desde fuera, como si fueramos Dios” (p. 309). Nos resulta interesante la afirmación de M.U. cuando nos dice que “el dominio del derecho y la experiencia de la confianza entre extraños, sustentados por la coerción regulada y la difusión del amor, son herramientas fundamentales para preservar los lazos sociales. Pero son frágiles” (p. 310). En consecuencia, agrega el maestro: “algo debe agregarse al imperio de la ley y a la confianza mínima: se trata de la división social del trabajo, proporcionada por una jerarquía de clases o de castas…las cosas parecen ser así, pero todo cambia”, sigue diciendo M.U. “Lo que cambia son dos avances conectados entre si a saber: a) el primer avance que todo lo cambia es la detención y desestabilización, que aun no ha terminado, de la idea de la sociedad de clases. Esta idea no es, actualmente, un hecho natural o invariable. Su contenido depende de la naturaleza de las instituciones y de las creencias equivalentes . Para concluir la consideración del primer avance diciéndonos que “las grandes diferencias entre los talentos humanos nunca deberían hacernos olvidar el reconocimiento de nuestra común humanidad y el deber de un respeto igualitario” (p. 312). b) el segundo avance que lo cambia todo es un súbito y dilatado acrecentamiento del repertorio conocido de posibilidades institucionales. Nuestros intereses, ideales e identidades son rehenes de las prácticas y de las instituciones que aceptamos como su realización práctica (p. 313) A partir de aquí Mangabeira se dedica a enfatizar que el remedio frente a la nueva situación que vive el mundo, sin que cambie la situación de penuria de millones de seres humanos, es su propuesta de experimentalismo democrático, base de todas sus preocupaciones intelectuales Sostiene M.U. que la lucha por la transformación del mundo, en beneficio de la autotransformación, y a la inversa, se han convertido en los ideales en torno a los cuales se organiza la vida. Agrega “que esta forma de pensar tiene dos raíces, que se entrecruzan. Una raíz se hunde en la historia de nuestras ideas morales, interrumpida y reorientada por la inspiración profética y por las revoluciones religiosas. La otra se hunde en el progreso de la democracia y en la consiguiente liberación de los lazos de todos los esquemas arraigados de división social y de jerarquía, sobre las cuales fundamos nuestras expectativas y exigencias recíprocas” (p. 317). Finaliza Mangabeira Unger la enjundiosa investigación contenida en su libro, que lo convierte en maestro, diciéndonos que “La combinación de los cambios morales y políticos rompe el molde histórico mundial de la filosofía. Los dos cambios, combinados, abandonan la metafísica a sus rutinas, apenas modificadas por los descubrimientos de la ciencia. Pero cambian para siempre nuestras ideas acerca de nosotros mismos (p. 320) Y se despide con esta pregunta “¿Qué conclusión podemos sacar de estas indagaciones acerca de la grilla universal de la filosofía? Que no podemos volvernos Dios y que podemos volvernos más que Dios”. Nuestra humilde conclusión es que el fantástico aporte de Mangabeira Unger a la filosofía económica de nuestro tiempo, que hemos ido intentando reseñar en esta síntesis nuestra, con sus humildes comentarios, amerita la realización de un seminario, o de varios, con la presencia del maestro brasileño, porqué no en nuestra querida Argentina: para intentar ampliar el ya grande rayo de luz con que ilumina Mangabeira Unger el tiempo presente de nuestra historia. TERCERA PARTE III. LA ATERNATIVA DE LA IZQUIERDA 1. En el prefacio de este tercer libro que ha sido traducido al español por el Fondo de Cultura Económica (2010), el maestro Mangabeira fija el sentido de esta nueva obra: que su experimentalismo democrático denuncia que no le alcanza al pueblo ubicado en la retaguardia de la pobreza, con garantizarle prosperidad, ni aliviarles esa pobreza, sino que debe enseñarles a producir riqueza, a través de la auto-posesión de bienes y de la auto-construcción de esos bienes con su trabajo: que ello sido el papel central “el papel central del entorno cristiano, romántico y liberal de nuestras ideologías seculares”. Este libro es una actualización de su anterior publicación en ingles “What Sohuld the Left Propose” 2005. 2. Nos indica que la izquierda con su responsabilidad de realizar esa transformación. Que una izquierda recalcitrante solo trata la marcha de los mercados, tratando de favorecer a las fuerza laboral organizada (los gremios), sin adevertir que ese sector se está reduciendo en todo el mundo 2.1. En cambio otra izquierda, ya claudicante, solo busca humanizar a los pobres, a partir una “practica redistributiva compensatoria” utilizando // políticas de tributación y luego redistribución / del aumento de lo recaudado. 2.2. Nos indica Mangabeira que necesitamos una tercera izquierda que “este decidida a democratizar la economía de mercado y de profundizar la de-// mocraica, con miras a lograr “un crecimieno económico con inclusión social”. 2.3. Es conclusión del maestro que “la alternativa de izquierda requiere una imaginación programáti- ca, que necesita además una teoría. En cierto sentido esta teoría aun no existe…la izquierda debe prefigurar esta orientación intelectual tanto en su prática como en sus propuestas”. A nuestro juicio esto es lo que ya está haciendo Mangabeira Unger. 3. La segunda propuesta en dicho camino es pedagógico: es decir un sistema de educación “que libere la mente a partir de un método analítico, dialéctico y cooperativo. Para nosotros esto nos lleva a pre/ guntarnos ¿esto lo puede lograr la gestión de calidad? Porque M.U. nos agrega “que debe coincidir la gestión escolar con los estándares nacionales de la inversión y calidad”, entonces nos volvemos preguntar ¿Qué sentido tiene esta propuesta si la gestión dominante en nuestro Estado sigue siendo burocrática, como nos lo enseñara Max Weber? 4.La tercera propuesta, y no podía ser de otra manera, es ética: no alcanzan los objetivos anterioriores si no logramos que los individuos se ocupen de sus familias, si no logramos una demo-// cracia que sirva a nuestros intereses morales. // Esto logrará aumentar la temperatura de la política, y la acelerará: nos lo enseña el maestro. 5. Mangabeira se ocupa del presente: se hace cargo de la crisis financiera económica y financiera del 2008. Nos dice que un keynesianismo // disminuido y momificado ha actuado como la luz opaca desde la cual trata de entender lo que ha ocurrido. 5.1. La respuesta a la crisis han sido significativas pero insuficientes: rescate de los bancos quebrados y políticas fiscales y monetarias expan sionistas. Pero, nos dice el maestro, no se ha // operado sobre la conexión entre recuperación y la redistribución. Y agrega que la tarea de la izquierda reconstructiva, hoy ausente, sería convertir la economía de mercado en un vehiculo más efectivo de un crecimiento económico inclusivo 5.2 Señala M.U. que la organización de la econo-/ mia de mercado se beneficia con los beneficios retenidos por las empresas y se pregunta ¿cual es la utilidad de todo el dinero acumulado en los bancos y en los mercados bursátiles. Este análisis de Mangabeira nos hace preguntar a // nostros ¿si esto es así, quienes depositan en los bancos y mercados bursátiles: los ahorristas de las pymes, los trabajadores autonomos o los en relación de dependencia. Tenemos que pedirle que nos lo explique el maestro. 6. Mangabeira señala que el acontecimiento más significativo ocurrido después de la anterior // blicación de este libro, es la aparición del /// BRIC, es decir del crecimiento de tres nuevas economías en el mundo -Brasil, Rusia,India y China- que representan en la actualidad cerca Del 15% del PBI del mundo, mas del 40% de la población mundial y más de un cuarto de la masa terrestre del planeta. 6.1. Señala M.U. que la voluntad de resistencia a // continuar con el modelo del capitalismo que conocemos, sea liberal o asistencialista, se ha visto inhibida por un “colapso de la imaginación” y en China y en Rusia agravado por la negación de la democracia. 6.2. Nos maravilla en el maestro que nos diga que la imaginación programática que se necesita / para transformar el capitalismo que ha fracasado, no se trata solo de planes de acción, no es / arquitectura, es también música. Con un maestro de esta altura espiritual no podemos fracasar en nuestros intentos de llevar adelante nuestro rol de operadores de su pensamiento que nos hemos propuesto. 7. Ya estamos ingresando en los capítulos del libro. “El mundo está sometido al yugo de la dictadura la falta de alternativas”, es el primer dictum de M.U., para luego agregar que “históricamente se ha demostrado que la obediencia rara vez de buenos resultados, lo que obtiene dividendos es la // rebeldia”. 7.1. Pero es están fuerte la ortodoxia que nos gobierna que no permite que los países rebeldes desarrollen sus diversas formas de realizar su rebeldía. Para luego avanzar a una herejía universalizadota. Esa es la idea del maestro. 7.2. Y agrega: “La meta debería ser un pluralismo mo calificado: construir un mundo de democracias en el que se delega al individuo el poder de participar tanto como de disentir. No hay una // interpretación única de lo que una democracia puede ser. “Bajo una democracia, la profecía // habla más alto que la memoria”. 8. Ahora M.U. se ocupa de “la desorientación de la izquierda”. La izquierda esta desorientada // porque carece de una idea de mundo. Carece de alternativas. El dirigismo no es el camino: parece ignorar que la economía, hoy en día, se basa en el conocimiento. La redistribución compensatoria a favor de los pobres no es suficiente porque subsisten las presiones a favor de la desigualdad. La izquierda no se hace de cómo /// abordar los problemas de desconexión social y de menosprecio personal, que la redistribución compensatoria no subsana. 8.1 La izquierda ni siquiera sigue la verdad que // Contiene la teoría social europea clásica: “la sociedad no es dada, sino que se construye”. 8.2. En lo que sigue Mangabeira vuelve a ponernos en la situación de sostener que su pensamiento es absolutamente compatible con la gestión de calidad que nosotros impulsamos. Fijémosnos: a) Mangabeira dice “los mismos instrumentos con los que se examinan las imperfecciones, nos niegan los medios con los cuales examinar alternativas”. Esta afirmación equivale al “mi- rar lo que no veo”, primera clave de la gestión de calidad, tan plena de pensamiento paulo freireano. b) Para M.U. no alcanza con la humanización del / trabajo, que utiliza la social-democracia. La idea es endulzar un mundo que no podemos o no queremos reconstruir. No alcanza con la redistribución compensatoria. La gestión de calidad es una pedagogía instrumentada en los talleres de trabajo, a partir del reconocimiento mutuo entre todos los integrantes del grupo, / incluido el jefe. Importan los resultados de la auto-gestión creativa con igualdad de trato. En esta evaluación que estamos haciendo entre el pensamiento de M.U. con la gestión de calidad, corresponde // que señalemos que, cuando el maestro sostiene que su /// propuesta de transformación es minimalista, en términos de cantidad de reglas que deben aplicarse para regular la actividad, y no maximalista, como se pudiera pensar, re-/ sulta importante señalar la diferencia que hay entre las // las reglas que deben aplicarse al funcionamiento de la economía con las Reglas ISO de Gestion de Calidad. En relación con esto debemos señalar que las Reglas ISO no son regulaciones a la actividad económica, sino instructivos // aplicables al funcionamiento de los talleres u oficinas donde se desarrollan trabajos grupales, para conseguir acortar los tiempos de labor, lograr que los productos o servicios sean de máxima calidad o excelencia en beneficio de los requerimientos de los usuarios o consumidores; esas reglas son también instrumentos de comunicación humana, para limpiar de conflictos posibles o reales entre los integrantes del grupo de trabajo: por eso es tambien una tecnica psicológica comunicacional, además de ser una tecnica de mediciones de la mejora continua en lo que se hace. Esta es la oportunidad que tengo para recordar la anécdota de los tres picapedreros, porque nos resulta aplicable a lo que estamos haciendo. Me encuentro en mi camino con tres picapedreros, los tres estaban picando piedras. Entonces me dirijo al primero y le pregunto ¿Qué estas haciendo? El hombre me contesta: “lo que esta viendo, estoy picando piedras”. Me dirijo al segundo y le pregunto lo mismo. Es así que el hombre me contesta: “yo estoy ganándome un salario”. Finalmente me encuentro con el tercer picapedrero y le repito la pregunta. En este caso el hombre me responde, mirándome a los ojos: “yo señor estoy construyendo una catedral”. Pienso que Roberto Mangabeira Unger, quien está trabajando cotidianamente en su propuesta transformadora, lo que esta haciendo es construyendo una magnífica catedral: un nuevo capitalismo según lo hemos ido atisbando en su diseño. 8. Para M.U. la izquierda no solo carece de una alternativa, una idea de mundo y una base social; también carece de una crisis: en cambio, el acuerdo institucional e ideológico que define hoy a la socialdemocracia, fue forjado en el yunque del colapso económico de los años treinta y de la guerra mundial que le siguió. Hoy la izquierda solo puede suavizar las consecuencias sociales del programa de sus adversarios conservadores. 9. Existe sin embargo una alternativa, nos indica el maestro: “la reorientación de la izquierda”. No basta con humanizar el mundo social, hay que dar una nueva forma a la producción y a la política. No alcanza con orientar el mercado, ni con el dirigismo gubernamental, el cambio viene por “el contraste entre las maneras de organizar el pluralismo económico, político y social…” cimentando una tendencia a una mayor igualdad e inclusión en la lógica organizada del crecimiento económico y la innovación tecnológica, más que hacerla depender en la redistribución por medio de la tributación y la transferencia. 10.1. El objetivo es una libertad más profunda para renovar y recombinar los ordenamientos del entorno institucional de producción, a fin de que coexistan experimentalmente regímenes alternativos de propiedad y contrato: haciendo del mejoramiento de la capacidad el objetivo primordial de la política social. De nuevo M.U. esta hablando en términos de gestión de calidad. 10.2. Mangabeira busca una forma de educación orientada al desarrollo de capacidades genéricas con-/ ceptuales y prácticas, más que del dominio de habilidades específicas de cada tarea. Nos dice que buscaría generalizar el principio de herencia so-// cial, con una participación mínima de cada uno en los recursos que pueda recibir. Entendemos // que se está refiriendo al incremento del impuesto a la herencia, según su propuesta. Pero tam-// bién es necesario indagar como lograr ese desarrollo de capacidad genéricas indicado más arriba. 11. La clave “no es la humanización de la sociedad: es la vinización de la humanidad”. Que fuerte y magnífico pensamiento es el que nos propone el maestro. “El futuro le pertenece a la fuerza política que represente de manera más verosimil la causa de la imaginación constructiva: el poder de todos de participar en la creación incesante de lo nuevo”. 11.1. Para obtener estos logros la izquierda debe lograr // que todos participen en su construcción, en lugar de dejar este poder constructivo en manos de las elites aventajadas. 12. Nos indica M.U. que hay cinco ideas institucionales // que definen la dirección que debería defender hoy la izquierda. a) la preferencia por una recaudación tributaria elevada y la voluntad de lograrla aun a costa de una imposi-/ ción al consumo regresiva y orientada a las transacciones. Esto significa para él, instalar una “econo-// mía de guerra sin guerra”. Tenemos que recordar que Mangabeira propone un impuesto al consumo muy alto, regresivo sí, pero a partir de contribuyentes de mucho de altos ingresos. b) la visión de una política social referida al “empoderamiento”, es decir al apoderamiento -del Estado // por via del impuesto, nos preguntamos- y a la “ca-/ pacidad” -suponemos que se está refiriendo a la // aptitud de cada uno-. Propone M.U. que esto se logre a partir de una educación temprana y permanente, dirigidas a un núcleo de habilidades genéricas // conceptuales y prácticas. Nosotros diríamos que hay instalar gestión de calidad desde el primer grado de estudios. Para M.U es vital asegurarles oportunida-/ des especiales a jóvenes talentosos, a los trabajdo-/ res y a las personas carentes de herencia. También / propone “disolver las clases por medio de una radicalización de la meritocracia. c) se debe democratizar la economía de mercado…. Creando las condiciones para la organización de más mercados, estructurados de manera más variadas, con regímenes diferenciados de propiedad y contrato. Debe haber una tendencia ascendente en las remuneraciones al trabajo. Se deben difundir los métodos más avanzados de producción, // donde esté debilitado el contraste entre supervi-/ sión y ejecución, la atenuación de las barreras // entre roles de trabajos especializados, por la mezcla de cooperación y competencia en las mismas areas y por el trabajo en equipo como aprendizaje colectivo e innovación permanente. Nuevamente tenemos el testimonio que M.U. está tacitamente haciendo gestión de calidad. Entonces es ahora el maestro quien se pregunta ¿lograrán gobiernos y sociedades crear las condiciones para la difusión de estas prácticas experimentales avanzadas en gran parte de la economía y la sociedad? Visualiza Mangabeira estas propuestas como una intervención progresiva en el campo de la oferta, y propone que estén acompañadas por iniciativas que reviertan el prolongado descenso de la participación del trabajo en el ingreso nacional. En realidad si dicho descenso se produce es porque estamos en presencia de Estados pobres. David Ricardo sostuvo que los factores clave de la economía eran: la tierra, el capital y el trabajo, pero en realidad la tierra y el capital sin trabajo que los utilice no pueden generar riqueza. Hecha esta discreción continuamos: M.U sostiene que su propuesta, es decir fortaleciendo la intervención del lado de la oferta, rescatará de la zona gris de la economía informal o ilegal a los cientos de millones de trabajadores, incluso en países populosos, que carecen de empleos legales. Señala el maestro que la participación en las ganancias puede aplicarse a los trabajadores con mayores ventajas y luego extenderse a sectores cada vez más grandes de la población. También propone que los trabajadores organizados (es decir los sindicalizados) representen a los no organizados, pues ello puede resultar muy efectivo. Es decir que una paritaria beneficia a todos los trabajadores, tanto a los regulares, como a los transitorios: esto es verdaderamente justicia social. Para los sectores bajos de la población propone subsidios para el empleo, capacitación para los trabajadores de salarios bajos y eliminación de todas las cargas salariales e impuestos. Nos dice M.U que ninguna de estas iniciativa es inflacionaria en si misma. d) nos debemos negar a considerar que las transferen-// cias de dinero en efectivo sean base suficiente para la solidaridad social, porque ésta debe ocuparse también de los demás. Para esto es necesario organi- zar la sociedad civil por fuera del gobierno y del mercado. Mangabeira nos debe ilustrar como hacerlo e) debemos instalar una política democrática de alta energía. No es suficiente con una democracia adormilada, que se despierte de vez en cuando frente a una crisis militar o económica. Se debe rescatar a la gente mediante garantías de herencia social o de ingresos mínimos (nos preguntamos: ¿qué se entiende por herencia social?), así como mediante la intervención correctiva de una rama del gobierno especialmente diseñada y equipada para ese fin. Dicho rescate debe alcanzar a las circunstancias de exclusión de la gente que no puede escapar por sus propios medios: esto implica un esfuerzo continuado para combinar la democracia representativa con la democracia directa. Nos resulta claro que este es un desafió para quienes queremos convertirnos en operadores del experimentalismo democrático en cada país. Nos aclara Mangabeira que su propuesta no busca reemplazar al mundo real de intereses por un ciudadano altruista, no es una huida hacia el purismo. El objetivo es ampliar el alcance de nuestra // solidaridad. Sostiene el maestro que las ideas sociales modernas nos han llevado a asociar erróneamente el compromiso con la reconstrucción del sistema económico con la fe en el cambio repentino y sistémico. ¿Esto ultimo significa que M.U. rechaza lo sistémico? Acaso él piensa que la teoría de sistemas es reformista y no revolucionaria, nos preguntamos. En la ciencia política sabemos que hubo un debate entre Habermas (se decía que era de izquierda) y Luhmann (se decía que era de derecha): pero lo cierto es que ambos eran sistémicos. El propio nos responde: Ahora es necesario mezclar desordenadamente estas categorías con ambición transformadora. La principal expresión de esta mezcla es un estilo de política que desafía el contraste entre revolución y reforma. De la única manera que se puede // llevar a cabo el cambio estructural es parte por parte, paso a paso. Combina la negociación entre las minorías organizadas con la movilización de las mayorías desorganizadas. Nos parece que esta descripción que hace M.U. de su propuesta implica el funcionamiento de un sistema, así como implica la gestión de calidad. Desde otro ángulo Mangabeira nos señala que el Estado nación no será siempre el protagonista dominante de la historia. El Estado nación quiere ser diferente sin saber como. La nación es una forma de especialización moral dentro de la humanidad, y sólo puede desarrollar su potencial si lo hace en direcciones divergentes. Las naciones que no son prósperas están atormentadas por el conflicto que sufren entre su deseo de retener la forma heredada y la necesidad de imitar a las naciones prosperas. 12. Los trabajadores y las naciones que quieren valerse por si mismos, son las fuerzas principales que deben estar representadas por la izquierda. Cuando M.U. hace esta propuesta nos aclara que ella es radicalmente diferente a la que formula el marxismo, poresta ideología creía que cuanto más amplio es el // espectro (trabajadores del mundo unios), y más /// aguda la intensidad de los conflictos de clase, menor es el espacio para la duda y para la discusión. Con la lucha bastará, sostienen los marxistas, y la derrota política (de los gobiernos reaccionarios) // proveerá la corrección conveniente para cualquier malentendido: así explica Mangabeira la falacia del marxismo. 12.1. Nos enseña el maestro que, en contra de lo que piensa el marxismo, los intereses de las naciones y los de las clases sociales, serán más claros cuando ellos bullan bajo la superficie, más que cuando ellos exploten. Añade que la izquierda siempre debe tender a preferir los enfoques solidarios y reconstructivos, a considerarlos el reverso de sus propuestas programáticas para la sociedad en general. Esto último nos da pie a confirmar el sistemismo del pensamiento de M.U., en tanto que su propuesta se vincula con la retroalimentación positiva del sistema biológico, que convierte la entropía (es decir el desecho biológico) en humos fertilizante: no olvidemos que la teoría de sistemas fue inspirada por el biólogo von Berthalanfi. 12.2 Mangabeira se pregunta cómo impacta su enfoque // solidario y reconstructivo en la defensa de los intereses de la Nación entera. Su respuesta es que el país pondrá al tope de sus preocupaciones la movi- lización de sus recursos nacionales; que se negará a aceptar la concepción de que la globalización se /// presenta en condiciones de “tómalo o déjalo” y que lo único que podemos hacer es tomarla en mayor o menor medida. Concluye sus ideas diciendo que “la izquierda carece de una crisis”. 12.3.El maestro agrega que no podemos seguir sosteniendo, como los liberales del Siglo XIX, que las condiciones institucionales del progreso material convergen natural y necesariamente con los requerimientos institucionales para la emancipación de los individuos de la división social y la jerarquía establecidas. Y luego se pregunta ¿Cómo es posible que surjan innovaciones sin la ayuda de una crisis previa? Su respuesta es que ello es posible en el descubrimiento de crisis disfrazadas, no en las grandes catástrofes de la guerra y la ruina económica. Esas crisis disfrazadas están en el temor de la gente en perder el empleo que tienen. Ese temor, agrega M.U., más fuerte que cualquier esperanza, que envenena las actitudes hacia el outsider, y expresa un desperdicio inmenso e irredento de energía: eso es equivalente a una crisis. “Pero para la izquierda es también una oportunidad”. La respuesta usual a ello de los gobiernos es crear empleo, indica Mangabeira, pero todos comprenden que los gobiernos no pueden crear empleo directamente, a menos que sea empleo público. 13. “El marxismo como doctrina ha muerto. El estadosocial como programa puede haber perdido su significado en cuanto alternativa a lo que hoy existe: algo que se insiste en llamar capitalismo. La clase, sin embargo, sobrevive”. 13.1. La herencia y la meritocracia dan forma al capita-// lismo. La herencia da ventajas por parte de la familia y continua restringiendo la movilidad entre generaciones. La competencia de la meritocracia ha producido oportunidades selectivas pero cada vez ma-// yores a favor de los mas talentosos y enérgicos, a // través de promociones en las instituciones educativas y en las empresas. Estas ventajas parecen radicar tanto en la ineludible división del trabajo, como en inevitables diferencias entre los individuos. 13.2 Hay cuatro clases que domina las oportunidades de vida: la más elevada, formada por propietarios, ge-/ rentes y profesionales; los pequeños empresarios; los trabajadores y empleados asalariados; los margina-// dos, integrados por minorías raciales, que padecen inseguridad y privaciones: muchos de ellos son latino americanos. Aclara M.U. que los trabajadores // asalariados integran la denominada “clase media”. También aclara que dentro de los profesionales, gerentes y profesionales, si bien ellos están protegi-/ dos contra la probreza, están excluidas del poder. Agrega que la mayor parte de ellos estan verdaderamente estancados. 14. Según Mangabeira “el nacionalismo fue una de las fuerzas transformadoras más inesperadas y poderosas de la historia moderna”. Reinterpretado, el nacionalismo podría convertirse en una oportu-// nidad para el avance de alternativas progresistas. “Cada nación ha tenido que saquear el mundo entero, no sólo en busca de la mejor maquinaria, sino también de las instituciones y las prácticas más efectivas, aquellas que le brinden el mayor impulso al potencial nacional, causando la mínima altera-/ ción posible en proporción a la estructura de priviregio arraigada en la sociedad nacional” El resultado, agrega el maestro, es que las nacionalidades se han vaciado, y perdido la manera diferen ciada de organizar la sociedad. No obstante esa perdida no se ha debilitado la voluntad de diferenciarse, por el contrario la ha despertado. Esa voluntad de diferenciarse es aun más venenosa porque las identidades colectivas que venera, carecen en gran medida de detalles tangibles. Para este veneno hay un solo antídoto, sigue hablando M.U., compatible con los ideales democráticos y experimentalistas: reemplazar la ira, estéril y potencialmente asesina, de esta voluntad frustrada de diferenciarse, por la capacidad colectiva de producir una diferencia real. 15 La cooperación favorable a la innovación, es una /// oportunidad de promover una alternativa progresista, nos lo dice Mangabeira. La difusión de un nuevo grupo de prácticas cooperativas favorables a la innovación, favorece dicha alternativa. El progreso práctico tiene dos imperativos: la necesidad de cooperar y la necesidad de innovar. A su vez, también sostiene M.U. que el crecimiento económico es la consecuen- cia de tres grupos de causas: a) la relación entre el costo de producir bienes y servicios y las ganancias posibles. Esto a corto plazo; b) a largo plazo lo es el desarrollo y la aplicación práctica del conocimiento es un factor fundamental. M.U. aclara que el conocimiento más importante es el que convierte al trabajo en una rutina. c) a un mediano plazo extendido, en cambio, lo más importante es nuestra habilidad para cooperar. La coo-/ peración debe ser receptiva para la innovación per-// manente, logrando desplazar lo repetitivo a lo que aun no puede repetirse. Todos estos correctos argumentos son del tipo de la gestión de calidad. Agrega el maestro que ningún país ha abrazado tanto la religión del libre mercado como los Estados Unidos, sin embargo, cuando ese país tuvo que afrontar la Segunda Guerra Mundial no dudó en establecer la movilización forzosa de los recursos naturales, aplicó tasas impositivas marginales que casi fueron confiscatorias, así como una coordinación sin trabas entre las empresas privadas y entre estas y el Gobier-/ no. El resultado fue la espectacular duplicación del // PBI del país en el lapso de cuatro años. Sin embargo, en muchos otros casos, los paises que aplicaron el dirigismo fracasaron estrepitosamente: importante conclusión de Mangabeira. 15.1 En definitiva, para M.U. lo que corresponde hacer no es elegir entre liberalismo clásico ni dirigismo, sino // combinar cooperación con plasticidad: una manera // de trabajar juntos, receptiva a la innovación y que incluye la innovación en las formas de la misma cooperación. Dicha innovación, a partir de prácticas experimentales avanzadas, se beneficia “con la disposición a combinar y superponer, en los mismos terrenos, coo-/ peración y competencia, así como la predisposición // por parte de los grupos involucrados en el régimen // cooperativo para reinterpretar los intereses y las identidades de los grupos…Es esta forma especial de cooperación lo que libera el potencial transformador de / tecnología y ciencia”. 15. Mangabeira nos indica que entre los países del Bric, China e India son los que más han crecido y lo han hecho obedeciendo poco las formulas indicadas por los economistas de los países ricos: cuantas más innovaciones institucionales se introducen mas éxito se logra. La formula ha sido: mercados y globalización sí, pero sólo en nuestros propios términos. 15.1. Sin embargo en China cientos de millones viven en purgatorio del desempleo, inseguridad y miedo. En India la mayor parte de la población sigue trabajando en las sombras de una economía informal, sin dederechos ni esperanzas: nos lo señala M.U. Y agrega que en todo el mundo en vías de desarrollo, aun sin hambre, se agitan en un vacío de derechos. Saben // que son como Dios, sin embargo no pueden ponerse de pie. 15.2 Hay otros caminos según el maestro: a) el primer eje es levantar un escudo en torno a la / herejía formada por el estandar del patrón oro, que buscó lograr que el nivel de la actividad // económica dependiera del nivel de la confianza empresarial: es así como ató las manos de los gobiernos nacionales en provecho de quienes controlaban la riqueza financiera. Pero los países ricos ya no siguen ese camino, si lo hacen los países sumisos en vías de desarrollo, que se conforman con un nivel bajo de ahorro interno y la consiguiente dependencia del capital extranjero, con un bajo nivel de recaudación fiscal, menos cuando se necesita recaudar mucho para pagar la deuda externa (justamente el comportamiento de Argentina es el que está retratando M.U.): ello es un modo de transferir riqueza de los trabajadores y los productores a los rentistas del mundo. Agrega el maestro que dichos países (también Argentina, por supuesto) en lugar de denunciar la dependencia en que se encuentran, la aceptan como servidumbre voluntaria, como si fuera una ventaja. Gran claridad expositiva de Mangabeira. Señala que el mayor ahorro resulta inútil y hasta peligroso si no se lo canaliza adecuadamente hacia la producción. Pero agrega Mangabeira que aun en las economías más ricas la producción se financia en gran medida con las ganancias acumuladas de las empresas. Se debe lograr elevada recaudación fiscal se logra con impuestos regresivos como el IVA: pero entendemos que la propuesta se hace a partir de un alto nivel de contribuyentes. También se logrará con impuestos sobre la acumulación del poder económico, especialmente cuando es transmitida por donaciones y por la herencia. Se debe economizar cuidadosamente las reservas nacionales, también imponerle límites temporarios a /// los movimientos de capital. Luego se puede continunuar con una convertibilidad completa de la moneda y con una libertad irrestricta para mover capitales. b) El segundo eje es el objetivo es fortalecer las capa cidades de individuo: el centro de la política social ser la educación. La escuela debe ser la vos del futu ro, rescatar al niño de la familia, su clase, su cultura, y su periodo histórico. En sus contenidos la educa ción debe estar centrada en un núcleo de habilidades y preparar la mente para el compromiso con // con una cultura experimentalista. En relación con la cultura de clase debe estar preparada para agu-/ dizar más que para suprimir la contradicción entre clase y meritocracia. Nada tiene más posibilidades de socavar las desi-/ fualdades establecidas, que formar una contraelite republicana equipada para derrotar y desposeer a una elite de herederos. Dicha contraelite puede ser la beneficiaria de desigualdades que no son mucho más justas sino más útiles. Pero su ascenso será el // signo de nuevos conflictos que pueden contribuir al progreso de un programa como el que hemos delineado. Es decir que, entendemos que, de acuerdo con Mangabeira, el conflicto crea progreso y también justicia. Es necesario reinventar el mercado: redefinir los orDejamientos institucionales que lo hacen ser lo que es. Para ello lo primero es fijar las bases para una serie de avances desestabilizadores progresivos en el crecimiento económico, tanto al lado de la oferta como de la demanda. Cada avance genera una crisis que sólo puede resolverse por medio de otros avances en los campos de la oferta y de la demanda. Como resultado se despierta una fiebre de actividad productiva, que no suprime el mercado, sino amplia las oportunidades de participar en él. Un ejemplo interesante presenta Mangabeira. Nos dice que los Estados Unidos del Siglo XIX, forjada en el terrible yunque de la esclavitud africana, creó a pesar de todo, mercados en agricultura y finanzas más descentralizados e inclusivos que los existentes. La disputa por la tierra y la agricultura terminó creando un sistema agrario eficiente sin precedentes, basado en una sociedad estratégica entre el Estado y la granja familiar, como en la competencia cooperativa entre dichas granjas. La disputa por los bancos nacionales terminó con su desmantelamiento y con la creación de un plan más descentralizado y efectivo, jamás visto, para poner el ahorro a disposición del productor y el consumidor. El mensaje del maestro, es que la crisis generada por la esclavitud fue un disparador para el progreso Una intervención progresiva en la oferta, nos enseña M.U., debe incluir innovaciones institucionales que amplíen en forma radical el acceso al crédito, a la tecnología y a la experiencia; debe desarrollar y difundir los experimentos locales productivos y las innovaciones tecnológicas más exitosas. Nos dice Mangabeira que suponer que las prácticas favorables a la cooperación y competencia cooperativa de la producción de alta tecnología, son una prerrogativa sólo de los países ricos, es un prejuicio no demostrado. Esas prácticas deben ser desarrolladas también en sectores de economías rudimentarios, incluso fuera de tiempo, y favorecer su difusión en toda la economía nacional. Agrega el maestro que “una multitud de fondos y centros técnicos que están a mitad de camino entre el gobierno y las empresas privadas pueden desempeñar un papel de importancia en este trabajo. Pueden surgir gradualmente regímenes alternativos de propiedad privada y social, múltiples maneras de organizar la coexistencia de intereses. Estos múltiples regímenes de propiedad privada y social a coexistir experimentalmente dentro de la misma economía nacional. El rediseño de la economía en el campo de la oferta debe lograr una inclinación hacia mayores retribuciones al trabajo. Es sesgo ascendente en las remuneraciones es una base indispensable para la profundización de un mercado de consumo masivo. En lo alto de la jerarquía salarial, una técnica posible es generalizar gradualmente el principio de la participación del trabajador en los beneficios de las empresas. Sabemos que en la Argentina, el miedo instalado al cambio, tanto de los empresarios como del gremialismo, no ha permitido cumplir con el art. 14 bis constitucional que establece el derecho de los trabajadores a participar en las ganancias de las empresas. Por eso estamos subdesarrollados. El aumento de la actividad productiva debe estar seguido en todo momento por una radicalización de la competencia, son recomendaciones del maestro. Quien agrega que este tipo de propuestas progresistas, nunca serán el don de una elite iluminada para una ciudadanía pasiva. Solo pueden prosperar y arraigarse en un clima de movilización popular intensa pero organizada. La política democrática debe convertirse en una máquina para la invención permanente del futuro. c) El tercer eje es el establecimiento de las instituciones de una democracia de alta energía, por caso: un acceso libre y más amplio de los partidos políticos y los movimientos de masa organizados a los medios de comunicación masivos; otro caso el financiamiento de origen exclusivamente público de las campañas electorales y la prohibición de todo uso de recursos privados. Muy buenos consejos estos, los del maestro Mangabeira. Otra propuesta de cambio institucional es la elección directa de un presidente poderoso, porque puede contribuir a socavar los acuerdos entre las elites económicas y las políticas. Esta propuesta ya ha sido cumplida por el constituyente argentino en la reforma constitucional de 1994. Sin embargo, resulta que M.U. dice que a la elección directa debe agregársele otras que permitan superar el impasse (es decir el callejón sin salida) que suele plantear un programa presidencial conservador que obstaculice el experimentalismo democrático. Para esto M.U. propone establecer un sistema de elecciones anticipadas, o la aplicación de una consulta popular, que permita confrontar las posiciones enfrentadas de la dirigencia con la voluntad de la ciudadanía. No descarta M.U. la utilización del sistema parlamentario, que tiene previstas las elecciones anticipadas, siempre que no prevalezcan ”los acuerdos secretos pactados a la sombra de la dictadura de un primer ministro” Como el sistema de elección presidencial de los Estados Unidos que tiene a la vista M.U. no incluye el ballotage, como lo hace la Constitución argentina, no podemos contar con el invalorable opinión del maestro. Mangabeira no se desentiende en esta materia de su prudencia federal. Sostiene que los gobiernos locales deben tener la libertad de excluirse de las soluciones predominantes, siempre que al hacerlo no establezcan una forma de opresión o dependencia de la cual sus miembros no puedan luego escapar prontamente. Otra propuesta institucional de M.U. es que los individuos deben tener un conjunto de derechos y beneficios totalmente independientes del trabajo que cada uno realice. En tal sentido los individuos deberían gozar, según se lo permitieran sus circunsrancias, de un principio de herencia social, consistente en el inicio de estudios universitarios, la compra de una vivienda, la apertura de un negocio, como casos. Esto reemplazaría a la herencia familiar para unos pocos: típico factor aristocrático, que // Mangabeira también propone restringir con am-// plios impuestos. Tambien propone M.U. crear un órgano del gobierNo encargado de controlar a organizaciones o prácTicas particulares que conservaran formas arraigadas de exclusión social, de las cuales los individuos no pueden escapar por los medios previstos en el // sistema institucional vigente. Finalmente Mangabeira propone intentar combinar razgos de la democracia representativa y de la democracia directa. 16. Reitera Mangabeira su visualización sobre la social democracia europea, que ya hemos analizado en los comentarios a los anteriores libros. Ahora el maestro sostiene la necesidad de reinventar la socialdemocracia en el viejo continente. Señala que se han ido abandonando, punto a punto, las propuestas del “modelo renano”, en nombre de los imperativos despiadados del realismo fiscal, la flexibilidad económica y la competencia /// global. 16.1. La socialdemocracia europea necesita volver a las areas de las que se retiró muy temprano: la organización de la producción y de la política. La primera de estas mejoras se refiere a la provisión de servi-/ cios sociales. El Estado debería brindar de manera directa sólo aquellos servicios que son demasiado complicados, caros o demasiado novedosos para // puedan brindarlos servidores privados. No basta / con esperar que dicha respuesta activa social, es // necesario provocarlo, nutrirla y organizarla. 16.2. Es necesario monitorear el espectro más amplio de provisión de servicios. El otro papel del Estado debe ser el de actual como una vanguardia, desarro-// llando experimentalmente nuevos servicios o nuevas maneras de proveer los antiguos servicios. 16.3.El propio M.U. manifiesta que el realismo fiscal que él propone, no es un programa, ni siquiera un programa de política macroeconómica. Es una precausión / que se justifica por la ampliación de la libertad de // maniobra que debe usarse luego. No nos enseña co-/ mo usar esa costosa libertad. El realismo fiscal debe asegurarse de que el potencial productivo del ahorro privado se emplee de manera más efectiva. 16.4.Es necesario ampliar radicalmente el acceso social y educativo a las vanguardias productivas y a las maneras de trabajar y de pensar que las convierten lo que son. Esta ampliación debe conbinarse con una gran // expansión del área de la vida social y económica en la que se afianza el experimentalismo productivo y // educativo. Y todo ello debe transplantarse a muchas otras partes de la economía y de la sociedad. 16.4.Para esto las socialdemocracias necesitan desarrollar un modelo de coordinación descentralizada entre gobierno y la empresa privada. Ello debe ser equivalente a las acciones cumplidas por el gobierno de los Estados Unidos que han contribuido a crear un sistema agrícola de éxito extraordinario. No hay que vencer a un mercado, sino crearlo ampliando los términos de acceso a los recursos y las oportunidades productivas. 16.5.La izquierda no debería ser la que intenta suprimir el mercado, tampoco la que trata meramente de regularlo o de moderar sus desigualdades mediante la redistribución compensatoria retrospectiva. Debería ser // la que propone reiventar y democratizar el mercado ampliando el espectro de sus formas legales e institucionales. Debería convertir la libertad de combinar // los factores de producción en una libertad más am-// plia para experimentar con los ordenamientos que definen el entorno institucional de la producción y el // intercambio. 16.6.La iniciativa educativa debería incluir la provisión de una forma de educación permanente centrada en el // dominio de habilidades prácticas y conceptuales integrales. De este modo los individuos pueden moverse de un trabajo a otro. La escuela no solo darle a los // alumnos herramientas de acción efectiva, sino también capacidad y hábito de experimentación perpetua y gradual. 16.7.Otra limitación que tiene la socialdemocracia es el debilitamiento de la base de cohesión social. Realizar pagos de transferencia compensatoria no alcanza, por necesario que sea para millones de personas, porque no puede tener la función de consolidar el / tejido social. Hay transferencias de dinero entre gentes que no se conocen. No basta con los cheques distribuidos por correo. Debe haber un cuidado solidario de jóvenes, ancianos, enfermos, pobres y desesperados. Para esto es necesario que la sociedad se / organice. Tenemos que decir que al sostener esto // el maestro Mangabeira se está involucrando directamente con una propuesta de gestión de calidad, lo cual nos da mucha alegría. 16.8.La socialdemocracia no puede tener el temor de que el progreso hacia una mayor prosperidad e igualdad, no vaya acompañado de una mejora en las capacidades y en la autoafirmación del ser humano común. 16.9.La propuesta de Mangabeira en relación con Noruega es muy interesante. Se trata de un país que se /// mueve con comodidad sobre el colchón de su renta petrolera. Tiene margen de maniobra respecto del / resto del mundo, que le permitiría ayudar a preparar los elementos bien dispuestos en el pueblo noruego para que se conviertan en una elite internacional de servicio, haciendo al mundo entero su horizonte para un amplio rango de actividades empresariales, profesionales y filantrópicas. 17. En Estados Unidos no hay izquierda, al menos como la hay en el resto del mundo. Se debe instalar un debate en tal sentido en los Estados Unidos, nos indica M.U. Se hace necesario que en este país se reconozca la similitud fundamental de su difícil situación con la condición de otras sociedades, también con el carácde las soluciones a brindar. Crece la importancia de establecer el comienzo de una alternativa de izquierda en los Estados Unidos. 17.1. Estados unidos acepta a la nueva izquierda de una // manera trunca o deformada. Resulta claro que el /// maestro ve a la nueva izquierda, al experimentalismo democrático que él propone, como una suerte de religión para la humanidad. Por eso es que su // búsqueda es instalar un ser más divino en cada hombre, que no sea un títere de la rutina social. Es por // que M.U. ve en el experimentalismo democrático un evangelio civico hacia la prosperidad y la justicia so cial. 17.2. Los Estados Unidos, indica el maestro, viven bajo la jerarquía de clases más extrema de las democracias / ricas, sin embargo nadie los supera a la hora de negar la legitimidad de las clases y de su efecto nefasto sobre la igualdad de oportunidades. Ellos conservan la fe en los poderes creativos de la gente sencilla. En // Estados Unidos el problema se centra hoy, según /// Mangabeira, en la ausencia de un sucedáneo creíble para el New Deal. A partir de los años setenta se ha / producido en el país una desigualdad cada vez ma-// yor en riqueza y renta, con movilidad intergeneracional estancada: y un descenso progresivo de la participación popular en la política, asi como un compro-// miso cada vez menor en la actividad asociativa. Nosotros vemos que ha desaparecido la democracia asociativa que describió Tocqueville, en su “Democracia en América”. 17.3.Reconoce Mangabeira que la discriminación racial // individualizada que existe en los Estados Unidos, debería considerarse un mal claramente diferenciada y ser penalizada como tal. Debería promoverse un ac-/ ceso a una mejor educación, mejores empleos y una posición social más elevada sobre la base de un principio neutral: el criterio fundamental del cambio debe ser la clase más que la raza. Nosotros diríamos que en modo alguno la raza. 17.4.En general las propuestas de M.U. para instalar la /// nueva izquierda en los Estados Unidas, son las mismas que hemos ido analizando en el texto del presenestudio. Novedoso sería su propuesta que en ese país debe fortalecerse la base fiscal de la acción voluntaria, a partir de reservar parte de la ventaja impositiva que representa la deducción por donación, a obras benéficas otorgada a todas las contribuciones filan-/ trópicas. Esos fondos deberían canalizarse hacia fundaciones públicas, plenamente independientes del gobierno y conducidas por representantes de diferentes corrientes de opinión 17.5.Destaca Mangabeira que el culto a la Constitución es ejemplo supremo de la veneración estadounidense por las instituciones. Virtud cívica que lucido por su ausencia en nuestra querida Argentina. 18. El experimentalismo democrático, tanto para países / ricos o pobres no puede encontrarse desplazado el // nómeno de la globalización. Esta funciona como una coartada para que claudiquen los países con vocación progresista. Por el contrario, nos enseña M.U. la globalización permite un espectro más amplio a favor del cambio. Lo que corresponde hacer es determinar de que tipo de globalización se trata. 18.1.La reforma de la globalización nunca llegará a las /// masas de hombres y mujeres comunes, de la mano de una elite internacional de reformadores. Para que la reforma se realice los países deben tomar un rumbo que los lleve a un conflicto con las normas establecidas. 18.2. Los países con mayor potencial para convertirse en sedes de la resistencia son los miembros del Bric (sabemos que se trata de Brasil, Rusia, India y China). // Ellos son mundos diferentes, pero su ventaja es relativa y circunstancial: para instalar la transformación / necesitarán ayudarse mutualmente y recibir ayuda /// tanto de los europeos como de los estadounidenses // con mentalidad internacional. 18.3.El programa de los países progresistas deberá incluir: un rediseño del programa global del comercio; una // reorientación de las organizaciones multilaterales, especialmente las de Bretón Woods y una limitación o / transformación del predominio estadounidense. En relación con la libertad de comercio se debe minimizar las oportunidades de retirarse de las normas establecidas por el GATT. Se debe facilitar la coexis-// tencia de trayectorias de desarrollo y de civilización / alternativas, dentro de un amplio límite de pluralismo democrático. En relación con el cambio en el funcionamiento del GATT se deben tener en cuenta la posibilidad de incorporal al sistema formas de propiedad privada y de contrato hoy vigentes en las economías más ricas, y prohibir los subsidios que hoy relacionan a los gobiernos con la empresa privada. Cuando menor sea el margen de maniobra del gobierno para involucrarse en la creación de nuevas formas del mercado, mayor será la posibilidad de que la distribución de la ventaja comparativa en la economía mundial parezca un hecho tan natural y tan difícil de modifica, como si se tratara de la distribución de los climas. 18.4. La evolución del experimentalismo así diseñado, delograr estándares suficientes de seguridad laboral, // prohibir el trabajo infantil, garantizar el derecho a organizar sindicatos y el derecho de huelga, así como // asegurar la participación democrática en la vida na-// cional. Entre todas estas sugerencias de Mangabeira destaca aquella que sugiere que no se debe imponer, en nomde la propiedad intelectual, la manera de convertir // las innovaciones en activos que han adoptado los /// países ricos. También sugiere que se debe considerar subsidios prohibidos, el uso del poder gubernamental para rediseñar los mercados y para superar los obstáculos del atraso relativo. En términos de comercio internacional Mangabeira sostiene que el capital y el trabajo deben lograr juntos, en pequeñas etapas acumulativas, la libertad de cruzar las fronteras nacionales. Ello contribuiría a // rápida moderación de las desigualdades entre naciones. A ello se agrega el reemplazo de la sucesión generacional como esencia de una nación, por la diferenciación institucional y moral. A los extranjeros se les debe dar permisos temporales, hasta llegar a los derechos plenos para trabajar. El derecho a ingresar debe estar equilibrado por el poder de excluir 18.4.La reforma del Fondo Moneario Internacional y // del Banco Mundial, que funcionan como programadores de la economía de los países ricos, para someter a los más pobres, debe estar orientada por la reorientación de dichas organizaciones. Se debería lo-// grar que ellas tuvieran un motivo para ejercer una // presión contraria: es decir para establecer una economia global abierta en un mundo democrático. Pero si no fuera posible, al menos buscando la convergencia cuando prevalece la divergencia y viceversa. En tal / sentido sería muy importante que ellas otorgaran créditos puente a corto plazo para brindar un mejor apoyo a la experimentación democrática nacional. Al menos estas organizaciones deverían convertirse en pluralistas para favorecer el comercio internacio- nal plural. Para eso ellas deberían convertirse en múltiples organizaciones al servicio de diferentes estrategias y agendas. Los fondos de estas organizaciones deberían tener un financiamiento automático, proveniente de una sobretasa universal, proveniente del impuesto integral de tasa fija al valor agregado. Mejor sería calcular tres o cuatro tasas diferentes, según el ingreso per capita del país: para esto el mundo debería tener un sentido de // justicia suficiente. 18.5. Sostiene Mangabeira que lo cierto es que “cada uno de los gobiernos estadounidenses se ha mantenido /// tras las bambalinas de las organizaciones internacionales, moviendo los hilos. Este predominio debería // desparecer, sostiene con razón el maestro. Ello es mejor aun para el propio pueblo estadounidense, que corre el riesgo de perder una república a manos de un // imperio”. Es tan brillante el discurso de Roberto //// Mangabeira Unger, que no es necesario destacarlo // parte nuestra. Ese brillo lo debemos seguir relatando a estampas: // “Estados Unidos es un poder revolucionario”…”su / civilización representa una variante herética de algunas de las ideas centrales de Occidente…”….”creyeyeron haber descubierto la fórmula de una sociedad libre…”…pero “han congelado la dialéctica entre // instituciones y prácticas e ideales e intereses…”…/ “han dado un papel central a una concepción de autosuficiencia que resta importancia a nuestro derecho a recurrir a los demás…confiando solo en si mismos” 18.6. Mangabeira culmina el punto comparando tres tradidiciones de pensamiento: a) la tradición metternichiana, donde el orden es el // compromiso formativo y la concertación entre los grandes poderes, contra los intentos de subversión es el método preferido. Recordamos que Klemens de Metternich fue un diplomático austriaco artífice en lograr el equilibrio político en Europa, en los tiempos de Napoleón. b) la tradición wilsoniana, cuyo objetivo es universalizar la autodeterminación nacional, como instru – mento para la difusión de valores e instituciones // identificados con los grandes poderes. c) la tradición bismarckiana tiene por preocupación / principal la consolidación de cualquier hegemonia sobre todo a través de la guerra. El maestro Mangabeira sostiene que (los estadouni-// denses) de la tradición wilsoniana deberían tomar el compromiso con la autodeterminación nacional (de / todos los países), y los derechos humanos, eliminando el dogmatismo institucional e ideológico. De la // bismarckiana se debería tomar el compromiso con la pluralidad de centros de poder a partir de acuerdos // los Estados. Con ese espíritu, Mangabeira imagina // una iniciativa política fuera de las Naciones Unidas, que ya se ha vuelto relativamente incompetente. Los socios de esta iniciativa serían la Unión Europea, y / los países que él incluye en el Bric. En cambio M.U. no propone a Metternicho como modelo a seguir en punto alguno. 19. Qué es la izquierda hoy, se pregunta Mangabeira. Él // sostiene que hoy nos encontramos con dos concepciones de izquierda que luchan por su supremacía: una es la socialdemocracia conservadora en lo institucional, / en continuo retroceso de su antigua ambición transformadora. La otra anima, profundiza y generaliza una dirección programática: es la que hemos desarrollado en este estudio como experimentalismo democrático. No es necesario a nuestro juicio la reiteración de posiciones ya expuestas en este simple estudio, que solamente busca facilitar el conocimiento de las propuestas de transformación que formula Mangabeira, tan necesa-// rias de ser debatidas y luego aplicadas, en la medida de ser encontradas viables en nuestros países latinoamericanos, sobre todo en ellos: a la búsqueda de una anhela da integración de nuestros pueblos. 20. El presente capítulo de este excelente trabajo de /// Mangabeira está orientado a una profecía, a partir de los cálculos que formula el Autor. Nos adelanta que / el avance de las alternativas que ha propuesto “equivalen a una revolución universal”. Mangabeira la entiende como una transformación gradual, por etapas, también pacífica. Logra superar la falta de alternati-/ vas. Combina una transformación política con una // religiosa (recordamos que cada niño en la escuela // tiene que convertirse en un apóstol) La señal de que se ha logrado un éxito, señala M.U. será que disminuya la relación de dependencia del // cambio respecto de la crisis. Señala que “somos incapaces de ver lo que es, en verdad, un argumento programático”. Ello nos conduce a que “la idea de alternativas sociales permanezca atrapada en el cadáver, en descomposición, de las gran-// des narraciones evolutivas de los últimos doscientos años. Puro escapismo, incapaz de programar trans-/// formación alguna Frente a esta realidad el maestro visualiza dos llamados: uno calculador, formulado por los intereses na-/ cionales, es decir la exigencia pequeño burguesa de // una condición de prosperidad, asi como el deseo de / desarrollar la diferenciación o soberanía nacional. /// Mangabeira sostiene que sin realizar cambios institucionales hoy ello no es posible ni en los países ricos / ni en los pobres. El llamado profético es una visión de las oportunidades humanas no materializadas. Es la esperanza de // que la sociedad reconocerá y alimentará el genio /// constructor de los hombres y las mujeres comunes: / para que los problemas aparentemente insolubles cedan, uno tras otro, al ingenio intrépido; para que el // esquema rígido de la jerarquía y la división social // que paraliza nuestros esfuerzos para alcanzar el autodesarrollo y la cooperación, desaparezca merced a la reforma de la sociedad y de la cultura; también para que ninguno de nosotros tenga que escoger entre rendirse al dominio de otros y el aislamiento respecto al otro. El mensaje de esta profecía no es la humanización de la sociedad sino la divinización de la humanidad: son palabras de Mangabeira Unger. Este es el cierre magnánimo de un libro lleno de esperanzas, sobre todo // para nosotros, los argentinos….Lo explicaremos /// cuando finalicemos la lectura comentada que esta-/ mos realizando. 21. Al comienzo del prefacio a la edición alemana, // Roberto Mangabeira sostiene que el libro es “una Propuesta para cambiar el mundo y cada una de // sus partes, ya mismo, mediante una serie de pasos que llevarían adelante el programa histórico de la izquierda” En este capítulo Mangabeira reitera sus consideraciones sobre la socialdemocracia europea, asi como afirmación de que alli tenemos dos izquierdas. Nos importa destacar que el maestro insiste en señalar lque la izquierda histórica realizó un acuerdo ideológico con los factores de poder, a partir del cual // se abandonaron los intentos de rediseñar la política y la producción. Nos importa porque de este modo Mangabeira Unger denuncia al monetarismo gobernante, que nunca se ha ocupado de la producción en la Argentina, solamente lo ha hecho del manejo de la moneda. En realidad no son economistas, sino especialistas en hacienda pública. Lo único que lograron fue incrementar el endeudamiento externo / del país. Estas últimas son atrevidas consideracio-// nuestras, que bien pueden no ser compartidas por el maestro. Sería el costo de nuestra ignorancia. Luego de abundar en el estudio de la socialdemo-// cracia europea, M.U. nos indica que “el rumbo que propongo en este libro tiene como uno de sus objetivos principales hacer que el cambio dependa me-/ nos de la crisis. El problema es que las innovacio-// nes institucionales necesarias, son en si mismas difíciles de llevar a cabo sin la ayuda del trauma. El miedo a la inseguridad económica puede no resultar suficiente para reemplazar los terribles acontecimientos que en el pasado europeo llevaron a la // transformación a costa de tanto sufrimiento”. Estamos en presencia de un verdadero testimonio de // realismo por parte del maestro, lejos del utopismo que algún improvisado lector pueda achacarle a veces. Tiene mucha importancia el señalamiento de M.U. en relación con Alemania. Sostiene que ese país no aprovechó la unificación luego de la caida del muro de Berlin. Denuncia el despilfarro de los dirigentes cuando el Oeste se encontraba con el Este. En vez En vez de actuar con energía experimentadora, el / suceso se convirtió en una ocasión para que las elites de una parte del país sobornaran a las personas de la otra parte, para que se mantuvieran en la postración y la pasividad. Sostiene Mangabeira que la izquierda en Alemania debería proponerse reorganizar la economía de /// mercado, de manera que las oportunidades econó-// micas estuvieran al alcance de más individuos, en lugar de limitarse a regularla o de compensar me-/// diante la redistribución retrospectiva de desigualdades y las inseguridades causadas por el accionar del mercado. La cultura alemana se ha caracterizado siempre por oscilar entre extremos de subjetividad romántica y de rebelión y una claudicación resignada ante el /// mundo tal cual es. El extremo antirromántico de esta polaridad es la que hoy domina, con una furia /// reivindicatoria, la vida cultural del pueblo alemán. Si esto es así, como lo escribe Mangabeira, quiere decir que el país lider de la economía europea esta en condiciones de llevar adelante su programa de / experimentalismo democrático. Como lo dice el // mismo M.U. “En el transcurso de su traumática // historia nacional, los alemanes nunca deberían haberse conformado con cantar encadenados. Lo mejor es cantar libre de cadenas”. 22. Capítulo final: ARGENTINA Y SU RUMBO Este capitulo es conmovedor para nosotros. Nos Impresiona. Dice Roberto Mangabeira Unger /// “Escribo estas palabras como un estudioso de la sociedad y como un brasileño que cree que Ar-/ gentina y Brasil serán un dia un único país, para su propio beneficio y para el provecho de la humanidad”. Yo estaba unido al pensamiento de un maestro / que, utilizando el lenguaje de Jean Paul Sastre,/ me estaba mostrando el “camino de la libertad” para lograr juntos, con Brasil y Argentina de las manos, impulsar, paso a paso la soñada integración Latinoamericana. Pero ahora el maestro nos dice que “seremos un dia un único país”. Me quedo meditando. La radiografía que nos presenta Mangabeira, casi una tomografía computada, sobre Argentina es exacta, estuvimos en la vanguardia del desarrollo mundial en la década de los veinte del Siglo pasado, y luego entramos en el notorio retroceso que / hasta hoy presentamos. El maestro se pregunta el porqué, y prefiere que la respuesta sea un acertijo familiar. Entonces, si la cosa es de familia, como / formo parte de ella, me animo a darle respuesta. Cuando estuvo Alfred Einstein en Argentina el /// año 1926, lo acompañó durante unos quince días el distinguido químico argentino Reinaldo Vanossi, padre de mi amigo y hermano en el afecto Jorge Reinaldo, un hombre político y académico, bastamente conocido. A la hora de la despedida Vanossi padre le preguntó a Einstein: ¿qué le ha pareciArgentina? Entonces el sabio le respondió: estoy // Muy sorprendido que un país que ocupa el quinto / lugar entre los países más desarrollados del mundo, lo sea no obstante que carece absolutamente de or-/ ganización. Me lo contó Jorge Vanossi y, además // lo tiene publicado en sus memorias sobre su ilustre padre. Pasaron tres años más y en 1929 visitó Argentina Don Ortega y Gasset, ese gran filósofo español que que nos enseñara, en “La rebelión de las masas”, // que una revolución es un cambio de usos y no de abusos, de modo tal que esa formulación podría /// perfectamente ensamblar con el experimentalismo democrático de Mangabeira. Bueno, que nos dijo a los argentinos don Ortega y Gasset, pues “fuera-/// mos a las cosas”, es decir que nos dejarámos de /// teorizar y que fueramos alguna vez prácticos. Una virtual invitación adelantada del experimentalismo práctico de Mangabeira, equivalente a la denuncia que nos hiciera Einstein de que eramos un país nodablemente desorganizado. Llegamos a la decada de los años cincuenta del Siglo pasado, y nos encontramos que ese gran econo mista que es Paul Samuelson, lectura obligada en / toda escuela o Facultad de Economía, divide al /// mundo en cuatro tipos de economía: el hemisferio norte equivale al mundo desarrollado, el hemisfe-/ sur equivale al mundo subdesarrollado. Ya están / todos, le dicen, no responde: además esta Japón // porque siendo un pequeño territorio con pocos recursos tiene de todo porque tiene mucha organización (había pasado el vendaval de Eduard Deming por esas tierras asoladas por el holocausto. Y el // cuarto país cúal es: pues Argentina, respondió Samuelson, tiene todo tipo de recursos y un gran territorio, pero no tiene nada, porque carece absolutamente de organización. Estas han sido las razones por las cuales, sin abandonar mi atención al Derecho Constitucional, me / dedicara a estudiar teoría de sistemas, las relaciones de la cibernética con la política y, más reciente mente la socio-tecnología de gestión de calidad, // como instrumento de organización del trabajo que trata de erradicar el sistema de dominación buro-/ crático. Es en ese contexto que llega a mis manos la la obra de Roberto Mangabeira Unger, quien me /// brinda un camino fértil para implementar solucio-// nes experimentales concretas para fortalecer la democracia y la justicia social. Es entonces que compredemos perfectamente las // Consideraciones que realiza Mangabeira sobre la // necesidad de que en nuestros países Latinoaméricanos realizar una revolución en paz de nuestra cultura política y una reorientación de nuestra de la economía política. Dicha reorientación debe proveer // una estrategia distinta de la del desarrollismo de los los años setenta, nos indica Mangabeira. Señala el maestro que nuestras instituciones no son nuestras, son ropas prestadas. Hemos actuado en /// forma diferente a los Estados Unidos, ellos han sido inventores y arquitectos de sus ordenamientos institucionales. Nosotros, en cambio, hemos perdido las esperanzas de crear instituciones propias que se /// adecuen a nuestros propósitos. La calificación de M.U. sobre nuestro desempeño / es dura, pero nos la merecemos y es preciso que su versión ilumine el camino de nuestra reconversión. Dice Mangabeira que “No sorprende que Argentina continue enfrentando a sus antiguos demonios: la // elección, inaceptable, entre la respetabilidad estéril y la aventura frustrada, entre el gobernante rendido y el gobernante irresponsable, entre una civilización postiza, compuesta de empréstitos materiales y es-// pirituales, y una barbarie que no consigue traducir // la vitalidad en fecundidad. 22.1. Para avanzar en la construcción de una estrategia de desarrollo en la Argentina, nos dice M.U., que que necesitamos adelantar cinco proyectos de /// emancipación conectados, a saber: a) el primero es darle a la herejía nacional un escudo económico. Debemos cortar al medio la pseudo // ortodoxia de la política económica. Una mitad debe ser vigorosamente afirmada: el realismo fiscal debe ser aplicado al costo de no aplicar herramientas de política contracíclica recomendadas, / por el keynesianismo bastardo. El realismo fiscal es vital porque incrementa el margen de maniobra del gobierno y de la sociedad civil. Obstruye el / camino de regreso a las ilusiones de un populismo económico inflacionario. Debemos rechazar aceptar un bajo nivel de ahorro doméstico, para apoyarse en el capital extranjero, lo cual ata las manos de los gobiernos nacionales. Debe incrementarse el // ahorro nacional que deberá ser canalizado a largo plazo a la inversión productiva. b) el segundo proyecto es democratizar la economía de mercado, en lugar de simplemente regularla o contrabalancear sus inequidades con prácticas redistributivas compensatorias, llevadas a cabo por medio de un sistema impositivo y de programas sociales. No es suficiente en la Argentina, el modelo estadounidense de regulación a distancia de los negocios por parte del gobierno, ni el modelo del nordeste / asiatico de imposición de una política industrial y comercial unitaria, de arriba hacia abajo por parte de la burocracia. Es decir precisamente lo que estamos acostumbrados a llevar adelante. Necesitamos una serie de formas de coordinación descentralizada , pluralista, participativa y experimental, entre los gobiernos nacionales y los locales y entre las // firmas medianas y las pequeñas, que representan / los agentes más importantes de la economía argentina. Otro aspecto es realzar la posición del trabajo, /// apostando al trabajo bien remunerado y calificado. De lo contrario la economía no prosperará. Se arriesgará a ser aplastada por la división internacional del trabajo, soportando una prensa entre una economía de alta productividad y economías de // trabajo barato. Hay que repensar la relación entre el trabajo y el capital. Un nuevo conjunto de reglas debe proteger, organizar y representar a los que están afuera, a medida que tiene lugar la ampliación de las oportunidades para trabajar, producir y /// aprender. c) El tercer proyecto es educar a la nación. Se deben reconciliar en nuestro federalismo, el manejo de las escuelas locales con estándares nacionales de inversión y calidad. También se debe reemplazar una educación orientada a la información, enci-// clopédica, autoritaria e individualista, asi como // dogmática, por una que sea analítica, selectiva, // cooperativa y dialéctica. d) el cuarto proyecto es la reconstrucción del Estado. Nos dice Mangabeira que en la Argentina no existe un Estado capaz de liderar un proyecto de democratización del mercado, capacitación de los ciudadanos y afirmación vigorosa de la originalidad nacional. Hay tres agendas de reconstrucción del Estado, que los argentinos y los brasileños debería-// mos ejecutar simultáneamente, y no en secuencia. La primera agenda en ese proyecto es la del profesionalismo burocrático; tenemos solo unas islas que continuan fluctuando en un océano de // discrecionalidad política: nos lo dice M.U. Nosotros matizamos el análisis, considerando que en / nuestro país el profesionalismo burocrática es altamente ineficiente, que clama a gritos estar reformado funcionalmente en términos de gestión de calidad. Precisamente, la segunda agenda que trata Mangabeira, es la de la eficiencia administrativa ligada al Siglo XX, que no puede ser otra que la que se obtiene a partir de aplicar gestión de calidad. Lo re-/ conoce cuando propone aplicar al sector público las prácticas de gestión características del sector privado. Nos dice que ello tiene que ser una reinvención y no una aplicación mecánica, y estamos totalmente de acuerdo con ello: la gestión de calidad se monta en manuales de gestión creados en cada taller u oficina de trabajo, a partir de la participación democrática entre todos los integran-// tes del grupo. De modo tal que cada oficina tendrá un manual diferente, según las necesidades de cada oficina. Las Reglas ISO son Estándares Internacionales de Calidad que no se compran en un supermecado, sino que se construyen en el dia a día a partir de unas necesidades siempre cambiantes, buscando el mejor resultado, en términos de calidad. Agrega Mangabeira que la actividad administrativa debe incluir: la evaluación del desempeño del Estado, a través de monitoreos e del cobro de incentivos. Por otra parte se deberá reconstruir el derecho y el proceso administrativo, para suprimir una rigidez que exprime la desconfianza y estrangula la iniciativa. Asi como suprimir el fortalecimiento individual discrecional de potentados administrativos. La tercera agenda que propone Mangabeira para el cambio organizacional en la Argentina es suprimir el fordismo administrativo que prevalece en nuestro pais: es decir la rutina en las plantas de montaje y en las oficinas administrativas, sin gestión de calidad diríamos nosotros. “El Estado debe ayudar a organizar, financiar, preparar y acompañar a la sociedad civil independiente para que ella participe en la provisión competitiva y experimental de los servicios públicos”: está pensando Mangabeira en Argentina pues estamos glosando el capítulo que le dedica a nuestra patria el maestro. En el mismo sentido propone “construir instituciones políticas que hagan que el cambio sea menos dependiente de la crisis; instituciones que eleven la temperatura de la política, en lugar de tomar a Madison como alternativa indispensable de Mussolini; instituciones que aceleren el paso de la política, equipando el régimen presidencial con mecanismos para la superación rápida del impasse entre las ramas ejecutiva y legislativa; instituciones que aprovechen el potencial experimentalista no explotado del sistema federal y permitan que zonas puntuales del país desarrollen modelos alternativos de futuro nacional”. Esta profundización de la democracia (para ambos países: Brasil y Argentina), busca dotarla de alta energía, que vuelva la crisis menos necesaria como crisol de cambio. Para eso debe haber un avance significativo en la institucionalización de la cultura republicana. Un camino para ello –nos lo indica el maestro- es la construcción de un federalismo cooperativo, que se encuentra suprimido en la repartición estanca de competencias entre los tres niveles de la federación, copiada de los Estados Unidos. “El otro camino es el esfuerzo por sacar a la política de la sombra corruptora del dinero”. Concluye Mangabeira diciéndonos que la base para este proyecto (que incluye a toda America Latina) ya existe, pero que el proyecto político en el cual está acentado, aun no existe. No basta con endulzar con discursos, se requiere ahora una reconstrucción al servicio de las oportunidades y de las capacidades indispensables. Resulta muy interesante destacar que en la filosofía de Nietzsche, el retrato que realiza sobre lo que debe ser un auténtico filósofo, para las necesidades de cambio de nuestro tiempo, coinciden con la vida intelectual de Roberto Mangabeira. Sostiene ese gran pensador que “Los verdaderos filósofos son los que mandan y legislan. Ellos son los que determinan el sentido y el porqué de la evolución humana y para ello cuentan con el trabajo preparatorio de todos los obreros de la filosofía, de todos los que han liquidado el pasado: se inclinan hacia el porvenir con manos creadoras. Para ellos el conocimiento es creación, su obra consiste en legislar, su voluntad de verdad es voluntad de poder. ¿Existen hoy en día semejantes filósofos? ¿Existieron alguna vez? ¿No será preciso que existan algún día? Estas cosas se pregunta Nietzsche en su libro “Más allá del bien y del mal” (Ediciones Liberador, Buenos Aires, 2003, pag. 109). Nuestra respuesta es que si Roberto Mangabeira Unger no es uno de esos filósofos que añoró Nietzsche en su tiempo, se encuentra muy cerca de serlo. Agrega Nietzsche en esa obra: “La obligación de vivir de sus propios recursos forma parte de la grandeza del filósofo. Este revelará parte de su propio ideal al afirmar que el hombre más grande …tiene su reino más allá del bien y del mal, el dueño de sus propias virtudes, el hombre que posee una voluntad arraigada y poderosa…el filósofo al ser necesariamente el hombre de mañana o de pasado mañana, se ha encontrado siempre en contradicción con el presente: ha vivido en un futuro y, por lo tanto, ha tenido siempre por enemigo el ideal de su época”. (op. cit. pag. 110). Concluimos esta reseña del pensamiento de ese gran revolucionario de ideas que Nietzsche con estos conceptos, para mirar a través de ellos, la acción intelectual del maestro brasileño: “ Hoy en dia, por el contrario, el animal gregario es el único que recibe honores y los otorga, donde la igualdad de derechos tiene marcada tendencia a transformarse e una igualdad de injusticias, todo lo que es raro, singular y privilegiado en el hombre superior, es menospreciado” (op. cit. pag. 110). Nos toca el cierre de esta, para nosotros, apasionante propuesta de Roberto Mangabeira Unger. Decir que en Argentina que el “proyecto político” que reclama el maestro ya existe: esta en la Constitución Nacional reformada en 1994, donde me tocó ser convencional constituyente. La Constitución es el diseño de país, el programa social, político, cultural y económico de los argentinos. Para afianzar la Justicia se creó el Consejo de la Magistratura (art.114), pero es cierto que no hubo acuerdo para integrarlo desde la Convención y se le delegó esa función al Congreso, dejándole al Gobierno de turno la posibilidad de digitar su composición; también se creo el Jurado de Enjuiciamiento encargado de remover los jueces de los tribunales inferiores a la Corte Suprema, acusados por el Consejo de la Magistratura (art. 115); también con aquel propósito se le otorgó autonomía funcional al Ministerio Público (art 120). Para promover el bienestar general, se dispuso que el Congreso y las legislaturas provinciales dictaren una ley convenio de coparticipación federal impositiva, estableciendo criterios objetivos de reparto (art.75 inc. 2, cuarto apartado) debiendo ser equitativos, solidarios y dando prioridad a logro de un grado equivalente de desarrollo, calidad de vida e igualdad de oportunidades en todo el territorio nacioal (art. 75, inc.2, quinto apartado). Para consolidar el federalismo argentino se dispuso una amplísima autonomía municipal, con alcance político, institucional, económico, financiero y administrativo (art. 123) y, en un sentido correspondiente se dispuso la creación de un Banco Federal (es decir conducido también por las provincias), con facultad de emitir moneda, así como un organismo fiscal federal que tendrá a su cargo el control y fiscalización de la ejecución de la coparticipación federal impositiva (art. 75, inc. 2, apartado 7, e inc. 6). También para fortalecer el federalismo se potestó a las provincias para crear regiones de desarrollo económico y social, autorizándolas a celebrar convenios internacionales en tanto no sean incompatibles con la política exterior de la nación (art.124). Para limitar el caudillismo presidencialista se dispuso un procedimiento reglado y exigente para dictar decretos de necesidad y urgencia por parte del Presidente de la Nación, así como la delegación legislativa del Congreso al Presidente (arts. 99 inc. 3 y art. 76), que desgraciadamente no se ha cumplido. Para incrementar el participacionismo popular en la gestión pública se constitucionalizó la iniciativa legislativa y la consulta popular (arts. 39 y 40). Para incrementar el galantismo de la eficiencia de los derechos, tanto individuales como colectivos, se regló en la Constitución la acción de amparo (individual y colectivo), el habeas data y el habeas corpus; en un sentido correspondiente se incorporaron diez tratados internacionales sobre derechos humanos, con jerarquía constitucional (art. 75 inc. 22). Para propender a la integración latinoamericana se previó la aprobación de tratados internacionales en tal sentido, que deleguen competencias y jurisdicción a organizaciones supraestatales en condiciones de reciprocidad e igualdad (art. 75, inc. 24). Para proteger el medio ambiente se estableció una cláusula tan inclusiva (art. 41), que nos hemos permitido decir que a partir de ella nuestro país se ha convertido en un estado ecológico de derecho. Para evitar la discriminación de personas se dispuso que el Congreso dictara leyes que promovieran medidas de acción positiva a favor de los niños, de los ancianos, de las mujeres y de los discapacitados (art. 75 inc. 23). Para proteger la vida, la salud, la seguridad y los intereses económicos se estableció una cláusula integral en tal sentido a favor de los usuarios y consumidores (art 42). Para reconocer la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos se incorporó una cláusula ampliamente protectora en tal sentido (art. 75 inc 17). Para que funcione con eficacia el principio de control republicano se creó la institución del Defensor del Pueblo (art. 86), y la Auditoría General de la Nación (art. 85). Para profundizar la democracia y vincular al Poder Ejecutivo con el Congreso, se dispuso la elección directa del Presidente, con un sistema de ballotage en doble vuelta, y se creó la Jefatura de Gabinete de Ministros, obligado a visitar, mes por medio, a cada Cámara del Congreso, para informar sobre la marcha del Gobierno (art.101). Finalmente, no resultó de menor importancia haber superado el vicio del origen no democrático que tenía el art. 14 bis (la reforma de 1957 no fue fue convocada por el Congreso, como lo dispone el art. 30), ese artículo emblemático que protege a los trabajadores argentinos: puerta abierta para desarrollar en la Argentina la impactante propuesta del maestro brasileño Roberto Mangabeira Unger, que nos hemos animado a resumir, comentar y sistematizar en el presente trabajo. Que su propuesta se cumpla maestro.
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