Estudio sobre el pensamiento filosófico y económico de

ESTUDIO
SOBRE
EL
PENSAMIENTO
FILOSÓFICO Y ECONÓMICO DE ROBERTO
MANGABEIRA UNGER
por HUMBERTO QUIROGA LAVIÉ
(descargado de www.infotopo.com)
"Brilla un sol de oro allí por sobre los árboles y
sobre los pabellones, y es el sol argentino, puesto en
lo alto de la cúpula, blanca y azul, como la bandera
del país, que entre otras cuatro cúpulas corona, con
grupos de estatuas en las esquinas del techo, el
palacio de hierro dorado y cristales de color en que
la patria del hombre nuevo de América convida al
mundo lleno de asombro, a ver lo que puede hacer
en pocos años un pueblo recién nacido que habla
español, con la pasión por el trabajo y la libertad.
¡Con la pasión por el trabajo! ; ¡mejor es morir
abrazado por el sol que ir por el mundo como una
piedra viva, con los brazos cruzados! Una estatua
señala a la puerta un mapa donde se ve de realce
la República, por el río donde entran al país los
vapores repletos de gente que va a trabajar; con las
montañas que crían sus metales, y las pampas
extensas, cubiertas de ganado. De relieve está allí la
ciudad modelo de La Plata, que apareció de pronto
en el llano silvestre, con ferrocarriles, puertos,
cuarenta mil habitantes y escuelas como palacios. Y
cuanto dan la oveja y el buey se ve allí, y todo lo que
el hombre atrevido puede hacer de la bestia; mil
cueros, mil lanas, mil tejidos, mil industrias; la carne
fresca en la sal de enfriar; crines, cuernos, capullos,
plumas, paños. Cuanto el hombre ha hecho, el
argentino lo intenta hacer...” JOSE MARTI
PRIMERA PARTE
LA DEMOCRACIA REALIZADA. LA ALTERNATIVA
PROGRESISTA
El libro de Mangabeira que hemos tenido a la vista, en esta
primera parte, es “La democracia realizada. La alternativa
progresista”, publicada en inglés hace once años en
Londres, y en castellano en 1999, en Buenos Aires
(Editorial Manantial). A diez años de la crisis monetaria
mundial que acaba de hacer temblar al sistema económico,
el ya antiguo diagnóstico de Mangabeira tiene una
actualidad deslumbrante. Nuestro desafío es considerar si
sus propuestas de reparación son sustentables.
Sostiene M.U. que hay que impulsar la transformación a
partir de un experimentalismo democrático que se realice
impulsando el progreso práctico, pero no súbito, sino paso
a paso. Dicho experimentalismo –suerte de experimentohacia el progreso práctico, precisa de la reforma
institucional, es decir que debe contar con la participación
del Estado. Sin embargo, el maestro brasileño no deja de
señalar que “el cambio institucional no basta para
promover el experimentalismo democrático”. En la vida
social siempre hay más cosas respecto de las cuales pueda
ocuparse el cambio institucional. También señala M.U.
que la dirigencia política se desentiende de la vida social.
(ps.233/34). Podemos colegir que de acuerdo con estas
afirmaciones, no será posible el cambio propuesto si esta
situación continúa.
De todas maneras, también señala M.U. que la política
extrainstitucional de las relaciones personales, siempre
debe trabajar junto con la política de las instituciones. (p.
236).
El substractum del capitalismo que describe M.U., sin
temor a equivocarse, se conforma de un sistema
productivo de vanguardia, cuyo capital tiene un gran
compromiso con el trabajador, en relación con la
tecnología con que trabaja, así como con su formación
educativa. Las buenas empresas son buenas escuelas para
sus trabajadores. En este sistema productivo de vanguardia
los salarios, de los trabajadores están en relación a su
situación vanguardista. Por fuera del sistema productivo
de vanguardia coexiste uno de retaguardia, integrado por
empresas pobres, hambrientas de capital, por gente
desocupada, que bien sabemos pueden ser pobres o
indigentes.
En relación con el trascendente debate relativo a cual
sistema es más favorable al progresismo democrático, el
presidencialismo o el parlamentarismo, M.U. manifiesta
que “ambos son institucionalmente indeterminados, que
no tienen una lógica institucional inherente, sino
únicamente una colección provisional de características
organizacionales reunidas casualmente por la historia” (p.
199). En cambio en la Argentina, pensadores tan
importantes como el desaparecido Carlos Nino, el ilustre
Mario Bunge y el Juez de la Corte Suprema de la Nación
Raul Eugenio Zaffaroni, se han pronunciado públicamente
por la superioridad del sistema parlamentario a los
referidos efectos. Parten de la base de que el Parlamento
puede controlar más eficazmente las demasías o errores
del Presidente, revocándole su designación al Jefe del
Gobierno, que debe ser un parlamentario, o disponiendo
elecciones anticipadas. A nuestro juicio olvidan la
anécdota del ciervo que encontramos en el bosque,
encerrado en una jaula, dando vueltas permanentemente,
como buscando salir para trotar con libertad por el bosque.
Entonces me conmisero y le abro la puerta a la jaula, sale
el ciervo y, ¡Oh sorpresa! el ciervo en vez de salir a trotar
en libertad por el bosque, lo que hace es continuar dando
vueltas, pero ahora por fuera de la jaula. Nos
preguntamos: ¿no le pasará lo mismo al parlamentarismo,
en un país acostumbrado a ser gobernado por caudillos
como Argentina, donde el Parlamento, en vez de revocar
mandatos o adelantar elecciones, deje hacer al caudillo,
reverenciándolo a partir de la mayoría con que él cuenta
en el Parlamento?
Señala M.U. que su propuesta de experimentalismo
democrático, encuentra un grave oposición en la
persistencia de la lógica de patrones y clientes, que
combina una negociación, una estructura de subordinación
individual y una demanda recíproca de lealtad o
acatamiento (p. 235). Pensamos que esto último se aplica
más a la subordinación entre patrones y trabajadores que
de los patrones con los clientes. Pareciera que es así,
también para M.U. cuando nos señala que “en la economía
rige la sentimentalización del intercambio desigual; donde
ello ocurre, en las relaciones entre superiores e inferiores u
hombres y mujeres, socava el fundamento de la
democracia en la experiencia viviente”. Para luego arribar
a esta tremenda conclusión: que ese estado de cosas “nos
fuerza en cada circunstancia a elegir entre traicionar a
otras personas o traicionarnos a nosotros mismos, entre
pelear por la libertad al precio de la traición y aceptar la
autoeliminación en bien de nuestros lazos con otros” (p.
235).
La propuesta de M.U. es que este dualismo del sistema
productivo de vanguardia y de retaguardia se supere a
partir de las siguientes realizaciones:
l. Tender un puente sobre el abismo social abierto por
dicho dualismo: la vanguardia y la retaguardia
económicas.
2. Incorporar muchas empresas a redes cooperativas; que
además sean competitivas. La cooperación no debe excluir
la competición. Es conveniente desarrollar entidades
intermedias entre el gobierno y la empresa, entre lo
público y lo privado, que hagan eficaz la descentralización
de la experimentalizacion democrática (p 130). Se propone
que los fondos que administran las agencias
experimentadoras, sean utilizados activamente en la
propiedad y administración de las empresas asociadas y
que actúen como centros financieros, técnicos y
estratégicos de pequeñas confederaciones de empresas
cooperativo-competitivas (p. 195). Gran apoyo de M.U. al
cooperativismo.
3. Lograr apoyo financiero y tecnológico de tipo mixto,
público y privado; que el referido apoyo sea brindado por
agencias independientes del gobierno; pero, además, esas
agencias deben tener vínculos íntimos (cercanos de
confianza, diríamos nosotros) con las empresas a quienes
vinculan;
4. Lograr que el crecimiento económico del sistema de
producción de retaguardia, se logre a partir de nuevos
modos de darse la propiedad; “el régimen de propiedad
vigente establece restricciones innecesarias e injustificadas
al acceso a la propiedad del sistema productivo” (p.53).
M.U. propone instalar “regímenes de propiedad
alternativa”: este es un tema de consulta para profundizar.
5. Establecer una estrategia nacional de desarrollo que
logre una sociedad entre el gobierno y las empresas. Para
esto se necesita un Estado duro, es decir firme en llevar
adelante el cambio, pero no autoritario, mucho menos que
politice el proceso; M.U. enfatiza que el control jerárquico
por parte de la intervención del Estado, debe minimizarse.
El Estado duro debe ser independiente de las elites
acaudaladas.
6. La referida sociedad entre Estado y empresas supone la
modificación institucional de los factores combinados por
dicha sociedad. No podemos dejar de recordar que Alexis
de Tocqueville sostuvo que “la democracia en América”
era una democracia de asociaciones, muy participativas,
por supuesto. Vale decir que las conclusiones a las que
llegó el francés que realizó el primer estudio social
profundo sobre la sociedad norteamericana, ya no serían
aplicables en nuestro tiempo. Nos lo preguntamos.
8. El experimentalismo democrático se debe desarrollar a
partir del respeto por la descentralización federativa, tanto
estadual como municipal;
9. El progreso económico puesto en experiencia debe
reorganizar el ahorro aplicándolo a la inversión. M.U.
sostiene que “la inversión productiva es la responsabilidad
social más importante de la actividad financiera”; se deben
desarrollar dispositivos institucionales que canalicen el
ahorro hacia la inversión productiva. Explica que un alto
nivel de ahorro está por encima del treinta por ciento, y no
por debajo del veinte por ciento (p. 128). Tenemos que
indagar si esos porcentajes están referidos al P.B.I. o a otra
variable económica.
10. Es fundamental impulsar el ahorro productivo y
desalentar el derroche de dinero en ruletas financieras: la
bolsa, por ejemplo, o inversiones hipotecarias sin límites.
Hemos sido testigos de la crisis que generaron en el
mundo.
11. Hay que propender a que el ahorro productivo
provenga de “las utilidades no distribuidas”. Esto implica
que M.U. desalienta el endeudamiento a tales efectos; en
realidad lograr ahorro productivo implica desalentar el
endeudamiento. Por otra parte sostiene que el capital
extranjero será más útil y paciente cuando menos
angustiosamente se lo necesite. M.U. destaca que las
utilidades no distribuidas de las empresas representan la
principal fuente de los fondos de inversión (p.129)
12. Se aconseja impulsar el cooperativismo para lograr la
innovación: ya adelantamos algo sobre el tema. Sostiene
M.U. que el cooperativismo competitivo trabaja en
conjunto con el Estado. En este sentido pensamos que
M.U. habla de la intervención cooperativa del Estado en el
proceso de cambio asociativo que propugna; nosotros,
además, pensamos que la forma societaria cooperativa,
debe ser tenida en cuenta como modalidad de preferencia
a ser institucionalizada con motivo del experimentalismo
democrático;
13. En materia de tiempos M.U. habla de que hay que
“ayudar a la gente a responder a la innovación económica
acelerada”. Primero a partir de los dispositivos
institucionales heredados, luego ir más allá de ellos (p.
54). Más adelante M.U sostiene que conviene ser
prudente, e ir paso a paso;
14. Se debe impulsar la reorganización del trabajo a partir
del “trabajo en equipo”, dejando de lado la producción
masiva fordista. Nosotros advertimos que esta es una clara
propuesta pedagógica freireana, pensamiento que
descontamos M.U. conoce muy bien, pero que no cita.
Entendemos que en este sentido, M.U. en muchos casos
avanza aun más el pensamiento de Paulo Freire, en tanto
que en otros lo deja de lado.
En tal sentido, nosotros hemos ido anotando, y lo veremos
más adelante, la cantidad de veces que las propuestas de
M.U. implican la aplicación de la sociotecnología de
gestión de calidad en los talleres u oficinas de trabajo, de
acuerdo a las experiencias y estudios que en tal sentido
hemos realizado en el ámbito de la Justicia.
15. Se pregunta M.U. ¿Mediante qué caminos de cambio
institucional acumulativo en las formas de la economía de
mercado, y en general, de la democracia representativa y
de la sociedad civil, podemos tener más esperanzas de
promover el experimentalismo práctico, conciliando mejor
las exigencias de la cooperación y la innovación?” A
modo colaborativo en un debate abierto, sugiero que la
institucionalización apropiada de la experimentación
democrática, debe realizarse a partir de entes cooperativos
que utilicen como técnicas de organización del trabajo la
gestión de calidad. Trataremos con detalle este tema más
adelante.
16. Las técnicas tradicionales de la legislación sobre
contratos civiles y sociedades, es muy probable que
resulten inadecuadas para la reforma progresista. Además
de ello, esa legislación no permite determinar por
anticipado, es decir pronosticar, que una empresa de la
vanguardia va camino a la quiebra. Del mismo modo son
muchos los caminos que puede utilizar esa legislación para
facilitar el cobro de sus créditos a los múltiples acreedores
del quebrado (p.92).
17. Visualiza M.U., como insumos de la economía: al
“capital, al trabajo y a la tecnología” cuando estén
disponibles para la inversión. Añade que a mayor tasa de
ahorro sostenida durante un tiempo prolongado, se crean
oportunidades a favor de la innovación organizacional
persistente. Reconocimiento importante por parte de M.U.
de la necesidad de lograr cambios en la gestión de la
empresa, como factor del experimentalismo democrático.
Con el mismo objetivo señala M.U la importancia de
impedir el dispendio masivo de recursos, tiempo y energía
en el comercio de posiciones especulativas en el mercado.
Nosotros podemos interpretar que utilizar o incrementar el
seguro de desempleo puede convertirse en una alternativa
que impulse el comercio especulativo.
18. Aconseja M.U. la formación de fondos de inversión
redistributivos, formados por las utilidades no distribuidas
de las empresas. En el mismo sentido aconseja la
formación de fondos de pensión
-suponemos que
formados por la recaudación de los aportes jubilatorios-:
en ambos casos esos fondos abrirán canales adicionales de
ahorro a favor de la producción. Se desalienta el sistema
bancario y los mercados bursátiles, como medios naturales
únicos a través de los cuales la economía de mercado
ponga el capital a disposición de las empresas. (p.151).
19. Propicia M.U. que se establezca la sindicalizacion
obligatoria y automática de todos los trabajadores -como
ocurre en la argentina con los profesionales liberales-,
tanto de los que tienen empleo como de los que buscan
empleo, así como de los propietarios de pequeñas
empresas: ello facilitará las negociaciones en toda la
sociedad, por intermedio de sindicatos que representan a
todos los trabajadores. Sin embargo M.U. señala que esta
sindicalización obligatoria puede resultar necesaria
transitoriamente, para luego pasar a otros dispositivos que
favorezcan las negociaciones: educación, la herencia
social o el acceso a la producción por diferentes vías y en
forma descentralizada. Ello culmina con su propuesta de
regímenes diferentes de propiedad. Ya lo veremos.
20. Es concluyente M.U. cuando sostiene que “ninguna
organización social, cualquiera sea su magnitud,
reemplaza a la familia”. La escuela depende de la familia.
Pero, a menudo la familia no es eficaz sola. Debe
producirse una alianza entre la familia, la escuela y la
comunidad local, para lograr éxitos de asistencia social. La
democracia necesita una escuela que forme individuos
capaces de imaginar posibilidades remotas y de oponerse a
las opiniones actuales. La escuela debe reconocer y
desarrollar “la voz profética del niño”, y dar a este los
medios necesarios de pensar de modo diferente a su
familia, clase, país y época. Estas posiciones de M.U. lo
ubican en una posición de vanguardia, aun del
pensamiento de Paulo Freire, que es el pedagogo que lo ha
influido para llegar a estas impactantes posiciones: el
alumno debe constituirse en un pequeño profeta que
aprende creando su propio saber avizorando el futuro.
En esa línea de pensamiento sostiene M.U. que “una
república de ciudadanos debe convertirse, poco a poco, en
una nación de profetas, que busque su capacidad profética
en el genio de los hombres y mujeres comunes” (p.238)
21. Sostiene M.U. que la coordinación estratégica, por
parte de agencias públicas, pero independientes del
Estado, son las encargadas de asociar al Estado con las
empresas, cuando su intervención se realiza
descentralizadamente:
una
de
las claves
del
experimentalismo democrático. A partir de dicha
intervención se puede “modificar la proporción y no solo
la distribución de beneficios y obligaciones. Podemos
obtener más iniciativas independientes y una mayor
rendición publica de cuentas al mismo tiempo. (p.176).
También señala el maestro que la asociación
descentralizada entre empresas y gobiernos, así como la
competencia cooperativa entre las firmas pueden apoyarse
recíprocamente. La referida asociación se da, no
solamente entre vanguardia y retaguardia económica, sino
también con los diseñadores y los ejecutores de la
actividad. De este modo se logra superar contrastes que
suelen resultar obsesivos entre los ámbitos de la
cooperación y la competencia del trabajo (p. 185)
22. Trata M.U, a modo de ejemplo, un campo muy
significativo de experimentalismo democrático exitoso,
como lo es la agricultura familiar moderna. Sostiene que
con frecuencia ese tipo de agricultura puede demostrar una
eficiencia incomparable. La granja familiar tiene con el
experimentalismo democrático acceso a las economías de
escala, así como a la asistencia para su perfeccionamiento
técnico y tecnológico. Todo ello ocurrió con el telón de
fondo de una competencia cooperativa entre granjeros
(p.177). Resulta muy importante a la vista de la condición
eminentemente agrícola, ganadera y granjera de la
economía argentina.
23. Tiene que cambiar el sistema constitucional tradicional
orientado a la desaceleración de la política, que funciona
en benefició de la libertad conectada con la propiedad
privada: es decir una sociedad de baja movilización
política. El experimentalismo democrático debe modificar
esta situación. (p.197). Señala M.U. que solamente en
situación de desastre la política neoliberal acepta
movilizarse para salir del desastre: es lo que ha hecho
instalar a Barack Obama como Presidente de los Estados
Unidos
24. Hay que buscar convergencias de intereses sobre la
base de cambios institucionales acumulativos. Además,
“una alternativa constitucional democratizadora” será
instalar la práctica de la democracia directa (p. 198).
Nosotros en la Argentina hemos abierto una pagina web
www.leerlaconstitución.com.ar con el objeto de que
cualquier ciudadano, como titular de derechos o los
organismos constitucionales titulares de competencias
publicas, no satisfechos adecuadamente, deben
REGISTRAR sus propuestas para que, cuando la fuerza
acumulativa de las propuestas coincidentes lo indiquen,
los respectivos afectados puedan solicitar, con fuerza
negociadora, a quien resultare competente, la resolución
de su situación de afectado en el pleno goce de sus
derechos o competencias públicas.
25. Aconseja M.U. utilizar la convocatoria de elecciones
anticipadas, tanto por parte del Congreso, como del
Presidente, con independencia de que exista acuerdo entre
ambos poderes (p. 200). Recordamos que en Argentina el
Gobierno de Cristina Kirchner dispuso elecciones
anticipadas, con motivo de la renovación de ambas
Cámaras del Congreso, en junio del 2009, y la medida fue
muy criticada por la opinión pública.
26. Los vetos formales que ejercen entre sí los poderes
públicos, y los informales generados por la sociedad, son
aceleradores de la acción política, en consecuencia
funcionales al experimentalismo democrático (p. 199)
27. El incremento del experimentalismo democrático lo
postula M.U. a partir de: “establecer normas que hagan
obligatorio el voto; la expansión del libre acceso a los
medios de comunicación de masas a favor de movimientos
sociales y de los partidos políticos; establecer regímenes
de fortalecimiento de los partidos, así como de los
sistemas electorales de listas cerradas, porque se debe
elegir entre partidos y no entre candidatos individuales, y
el financiamiento público de las campañas políticas” (p.
202).
28. Los sistemas de organización que se utilicen deben ser
uniformes, porque según M.U. una sociedad
desigualmente organizada incrementa los privilegios de la
vanguardia, con el resultado de que la gente debe optar
entre el autoritarismo publico y el privado (p. 203). Aclara
M.U. que si se predica “la autoorganización espontánea de
la sociedad civil”, el efecto posible es que sus resultados
confronten con los intereses del Estado, generando un
conflicto donde el Estado puede responder golpe por
golpe. La propuesta de M.U. es que cualquier política
transformadora debe procurar combinar la organización de
arriba hacia abajo, es decir la del Estado con la
autoorganización social, y viceversa también hacerlo de
abajo hacia arriba (p. 203).
29. Sostiene M.U. que resulta muy importante el papel de
“la asociación voluntaria como capital social”, porque se
trata de una maquinaria para la creación de confianza, que
favorece los mecanismos de cooperación en el
aprendizaje, la producción y el gobierno, porque dichos
factores son todos receptivos a la innovación (p.203).
Concluimos, en consecuencia, que no hay buena
cooperación sin asociación voluntaria.
Sin embargo, M.U. señala que la sociedad puede no tener
confianza suficiente en instalar mecanismos de asociación
voluntaria. Para cambiar este humor social se deben
instalar reformas institucionales adecuados (p. 204). Lo
cierto es que M.U. cuando nos dice esto, omite explicitar
cuáles serían los cambios institucionales aconsejables a tal
fin.
Desde otro lado, M.U. señala que a veces la asociación
voluntaria ha sido demonizada como “organización de
interés común”, para obtener rentas frente a un Estado
debilitado. Ello puede ser una fuente de rigidez en la vida
política. Agrega M.U. que algunos han visto la destrucción
de esas organizaciones de interés común en Alemania y
Japón, después de la gran guerra, como una causa que
contribuyó a los ulteriores éxitos de ambos países en el
campo económico y democrático (p. 204). Merece ser
tomada en cuenta esta afirmación de M.U. sobre todo en el
caso del Japón, país que, después de haber introducido en
su producción de bienes y servicios, la socio-tecnología de
gestión de calidad, logró en 27 años invadir con su
producción a los Estados Unidos: el país que actuó en
Japón como estado patrón de la mano del General Mac
Arthur. Lo que ocurre es que no pensamos que M.U.
niega el éxito de Deming en Japón, pero su lógica de
pensamiento nos indicaría que él considera que el
levantamiento económico de dicho país, se hizo en
provecho del sector de vanguardia, no beneficiando a la
retaguardia de pobres y marginados. La conclusión a la
cual llegamos es que no pudo la gestión de calidad de
Deming, conseguir los resultados que busca M.U. con su
experimentalismo democrático.
30. Un problema importante es que las sociedades, en
general, están formadas por asociaciones civiles sin fines
de lucro (clubs, iglesias y partidos políticos) y por las
empresas que solo les interesa sus negocios (p. 207). Para
nosotros resulta raro que esto pueda ocurrir en los Estados
Unidos, a estar por el pensamiento de Max Weber vertido
en su famoso libro “La etica protestante y el espíritu del
capitalismo. De ese estudio surgía que el puritanismo
religioso americano bendecía a los ricos, por que ello era
grato a los ojos de Dios. O es que ya Estados Unidos no
es el mismo país que tuvo en mira Weber. Por supuesto
que las mismas reflexiones valen en relación con el
puritanismo europeo.
31. Frente a la insuficiencia del régimen de contratos y
sociedades basadas en el derecho civil, M.U. propone la
creación de un poder gubernamental diferente al que
conocemos, con capacidad de intervención para
reconstruir a determinadas organizaciones (económicas e
ineficientes). Sostiene que sería una extensión de la actual
práctica judicial norteamericana conocida como la
“imposición compleja”, práctica que utilizan los jueces de
emitir mandamientos (mandamus) de carácter estructural,
dirigidos a intervenir en organizaciones económicas y
políticas ineficaces. En Argentina lo ha hecho
recientemente la Corte Suprema de Justicia de la Nación,
cuando frente a la denuncia de un vecino en materia
ambiental, dispuso intervenir en el programa de
saneamiento de la Cuenca del Riachuelo, emitiendo
órdenes ejecutivas en tal sentido y realizando audiencias
de control sobre la marcha del programa. Ese tipo de
intervenciones, nos dice M.U. sería reparador y
reconstructivo, estructural y episódico, para evitar que los
desorganizados usen los dispositivos legales de la
organización cuando no corresponda (p. 210).
32. Es necesario que grupos con vida continua organicen
la conversación pública y la ejecución colectiva, que
articulen y agreguen intereses. A esto agrega M.U. que son
los partidos políticos los que tienen que ocuparse de esto.
(p. 210). Ellos son los que tienen que instalar los agentes
coordinadores de los distintos sujetos del diálogo socioeconómico. Para encontrar esos agentes propone M.U
incorporar: trabajadores técnicos de vanguardia, también
personas que trabajan en empleos inseguros, cuando lo
hacen en sectores pobres en capital y tecnología, así como
trabajadores de las industrias de producción masiva. Este
personal se puede encontrar en industrias que estén a
horcajadas entre la vanguardia y la retaguardia, porque
quienes estén en la retaguardia pujan para acceder a la
vanguardia (p. 221/22).
33. No es malo aconsejar, señala M.U., que para lograr
dichos resultados se deba comenzar utilizando la
radicalización del vocabulario social-demócrata de la
igualdad, la seguridad, la inclusión y la participación, en
forma conjunta con el lenguaje liberal de la flexibilidad y
la descentralización (p. 222). Es notable que M.U.
encuéntra en la simbiosis del discurso social-demócrata
con el liberal, el modo de acceder al experimentalismo
democrático.
34. La práctica política transformadora propiciada por
M.U. “consiste en unir la acción desde abajo hacia arriba,
con la acción desde arriba hacia abajo. La reforma
promovida por el Estado se pervierte cuando la resistencia
silenciosa de un populacho taciturno y amorfo, se yergue
contra el modelo centralista, los reformadores deben
recoger entre imposición y la retirada” (p. 223). Belleza
retórica y gran conocimiento de la realidad es lo que pone
de manifiesto el discurso transformador del maestro
brasileño.
35. Como formar el Estado la agencia encargada del
programa transformador de la economía capitalista,
confiesa M.U. que es un tema no fácil. Si somos
deterministas en materia política, no habría mayor
problema porque confiaríamos, aunque estuviéramos
equivocados, en que existe personal disponible para
formar parte de la agencia. Pero si tenemos creencias antideterministas en lo institucional, y somos incluyentes para
afrontar el cambio, estamos frente a un problema
novedoso en la historia de la política, nos indica MU
(p.224).
Resulta claro, y lo destaca M.U. que si no hay agencia no
puede haber transformación económica. En tal caso
prevelecerían las relaciones patrón-cliente, y el poder se
combina habitualmente con el intercambio y el
acatamiento: excelente descripción del capitalismo
autoritario (p. 224). En este caso no habrá vía disponible
para el experimentalismo democrático. Continuaremos con
las salidas (remedios) tradicionales utilizados por los
partidos políticos y por los movimientos de opinión, caso
del feminismo. Las respuestas a favor del cambio serán
débiles e insuficientes: nos encontramos, en consecuencia,
con una confesión un cierto pesimista por parte del
maestro brasileño, en relación con la viabilidad de su
experimentalismo democrático (p. 225).
36. Quizás por eso, de inmediato, M.U. retoma su vigor y
su confianza y nos dice que “la alternativa progresista
exige algo más que un periodo transitorio de participación
política; demanda una elevación persistente de la acción
política popular (p. 226). Es decir que de ello deducimos
que se necesitarán líderes experimentalistas firmes para
llegar a buen puerto. De todos modos, más adelante M.U.
señala que no se trata de reemplazar el político de hoy por
un “mítico ciudadano desprendido del republicanismo
clásico. La meta es más bien ampliar el campo de nuestros
intereses corrientes y debilitar el contraste entre lo privado
y lo público, fortaleciendo la categoría intermedia de los
social” (p. 227). Nuestra lectura es que M.U. confía más
en la educación social, en una nueva educación social,
para lograr el nuevo hombre capaz del gran cambio, que
en el recambio del modo de ser de la dirigencia política. Y
trata de dar una explicación al respecto cuando nos dice
que “la falta de realismo psicológico resultará en una
perversión política. La supresión del interés privado no se
producirá, ni debería producirse. La mayoría de la gente se
sentirá alternativamente aburrida y repelida por la manía
de las reuniones y los activistas autopromovidos que
medran con ellas” (p. 227).
Estamos nuevamente de cara a un M.U. que luce mucha
prudencia en sus propuetas. Nos dice: “Es crucial
desarrollar instituciones económicas y políticas del
experimentalismo democrático de una manera que limite
el hambre de energía humana y respete la fuerza y la
autoridad de los intereses privados. El seguro de dotación
social, la misión capacitante de la escuela, la
supervivencia de formas de propiedad que dan amplia
discrecionalidad al individuo, deberían contribuir a este
fin” (p. 228).
Claro que de inmediato nos sorprende M.U. cuando dice
que “Las instituciones que he descripto (cúales, las
tradicionales o las que propone como experimentalistás)
pueden dar demasiadas posibilidades a los charlatanes y a
los seductores. Debemos contrarrestar esta inclinación. En
el experimentalismo democrático, corremos el riesgo de
no poder hacerlo”. Cúal es el camino, entonces. Se impone
la pregunta.
37. Nosotros volvemos a algo que ya señalamos. Esa
pregunta la responde el propio M.U. cuando pone en
manos de la escuela la responsabilidad del cambio. En ese
sentido nos dice que “La asociación entre la escuela
progresista y la democracia profundizada puede ayudar a
nutrir la intensidad infantil corriente de las personas
comunes, a medida que crecen”. M.U. confía en que la
escuela del experimentalismo democrático está en
condiciones de “aflojar los lazos de la división y la
jerarquía sociales”; lograr el estimulo a un alto nivel de
organización independiente en la sociedad civil, así como
lograr una invitación organizada a una participación cívica
más intensa. Luego románticamente nos dice que “la
vitalidad depende de la esperanza”. (ps. 228/29). Yo diría
que depende de la cosecha de los frutos.
38. A modo de colofón M.U. nos señala que “un programa
como el esbozado aquí sigue unido a la causa del
pensamiento progresista por su énfasis en la liberación de
la gente corriente del trabajo monótono y la humillación”
(p. 230).
También nos señala M.U. que el neocapitalismo sostiene
que “la política debe achicarse para que la gente pueda
agrandarse”. Y agrega “El mensaje de este libro es que los
supuestos de esta enseñanza (se refiere a la del
neocapitalismo) son falsos y sus implicaciones contradicen
las exigencias para el progreso de la causa democrática en
todo el mundo” (p. 237)
39. Y ese colofón también se integra con este
pensamiento: “Hemos aprendido con sangre cuán
contraproducente y peligroso es buscar en un plan para el
mejoramiento social la cura de todas las desdichas de la
vida. La humanidad se ha cansado justificadamente de
cruzadas enloquecidas y armadas, llevadas adelante en
nombre de ideologías de regeneración social o nacional de
todo o nada”. (p. 237) Esta claro que se esta refiriendo a
las Cruzadas del catolicismo, al holocausto del nazifacismo o al fundamentalismo de Fidel Castro.
LA PARTICIPACION DE LOS TRABAJADORES EN
LAS GANANCIAS DE LAS EMPRESAS
No cabe duda que esta participación es una de las
propuestas más significativas de M.U. en relación con la
instalación del experimentalismo democrático. Para
imponerlo reconoce que debe confrontar con el dogma que
defiende la economía práctica, según la cual esa
participación de los salarios en el ingreso nacional es
altamente contraproducente. Se sostiene que esa
participación generará inflación y que el salario real
terminaría sobrepasando el aumento de la productividad.
M.U. sostiene que la falsedad de esos prejuicios oculta el
limitado elemento de verdad que contiene (p. 159)
Desde ya que esa participación no debe afectar el
equilibrio del funcionamiento económico, tampoco debe
quedar en manos de políticas demagógicas.
Interesa destacar que M.U señala que el porcentual de
participación del trabajador en las ganancias registra el
siguiente muestreo: el 71% para Noruega, el 69 % para
Italia, el 51% para Sudáfrica, el 38% para la India, el 35%
para los Estados Unidos y el 23% para Brasil. (p. 159/60).
Nosotros aclaramos que ha sido el 0% para Argentina,
salvo el caso de convenios individuales aislados por
empresa, que no tienen registro.
Destaca M.U. que las diferencias en el porcentaje se debe
a diferentes factores: a escasés relativa de tierras, de mano
de obra, o de capital, así como a la importancia relativa de
los recursos naturales y su extracción (p. 160).
Señala M.U. que disponer por ley la participación de los
trabajadores en las ganancias de la empresa, puede resultar
absolutamente fútil. Solamente puede hacerlo el Estado
“cuando la medida está sostenida en derechos y
dispositivos que transfieren poder a los trabajadores, a
que se mantenga la presión competitiva entre las
empresas, en los mercados de productos, capitales y mano
de obra” (p. 160). En la Argentina ese derecho a favor de
los trabajadores está dispuesto por Constitución Nacional
en su art. 14 bis, que está incumplido, de modo tal que se
cumple con el requisito exigido por M.U.
Nos dice M.U. que este sistema participativo solamente
funciona si se cumplen los siguientes requisitos:
l. que se fortalezcan los derechos de los trabajadores
mediante dispositivos que impidan que sus beneficios sean
acaparados por el sector de los incluidos, es decir de los
insiders, que gozan de empleos estables y bien pagados;
2. que se mantenga la presión competitiva contra las
empresas, inhibiendo el traslado inmediato de los
aumentos salariales a los precios;
3. que la participación de los trabajadores en las ganancias
se encuentra en relación con el compromiso, en el
contexto internacional, de elevar la proporción salarial en
el ingreso nacional. Se trata de que exíste una movilidad
laboral entre fronteras de los países y, en este punto, el
progresismo difiere del neocapitalismo. Mientras el
progresismo está comprometido con la referida proporción
salarial, los países conservadores, que son los más ricos,
niegan constantemente al trabajo cruzar libremente esas
fronteras, lo cual, según M.U. representa la injusticia
social más escandalosa del neocapitalismo. Desde ya que
injusticia social coincide con ineficiencia económica.
(p.164).
4. que los derechos laborales sean receptivos al
crecimiento: ellos deben ayudar a moderar el conflicto
social que se produce entre la aceptación de la innovación
y la voluntad de cooperar.
5. que las empresas, incluidas las que se encuentren en la
retaguardia del sistema económico, reciban recursos
económicos adecuados. Nos preguntamos, por caso
¿beneficios impositivos o subsidios?
6. que los derechos de los trabajadores deben estar en
cabeza de todos, nunca en forma exclusiva de los que
pertenecen al sector de vanguardia con estabilidad. Es
decir que tanto los trabajadores de la retaguardia, como los
transitorios de la vanguardia, deben gozar de estos
derechos, al igual que el resto. Si no es así, y la
participación sólo beneficia a la vanguardia con
estabilidad, el resultado será agravar el conflicto entre el
mejoramiento salarial y la promoción ocupacional, además
de ampliar la brecha entre salarios altos y bajos (p. 161).
Observamos que M.U. omite tratar el tema del incremento
salarial por productividad.
Es muy significativo que M.U. no solamente defienda la
participación de los trabajadores en las ganancias de las
empresas sino, en general a favor de grupos de votantes
organizados, a favor de grupos de consumidores y,
también, a favor de las comunidades locales. Asimismo la
ampliación de participación que propone M, alcanza
también a la administración de la empresa: caso de tener
vos y poder de veto sobre decisiones administrativas de
los propietarios de la empresa.(p. 195) Esto es muy
parecido a lo que dispone nuestro art. 14 bis
constitucional, donde, además de estar prevista la
participación en las ganancias de los trabajadores, lo están
en el control de la producción y colaboración en la
dirección de la misma. Ya señalamos que esta norma
constitucional nunca se ha aplicado en Argentina:
seguramente esa puede ser una de las causas de su
subdesarrollo, además de la desorganización que la aqueja.
Sostiene M.U que su propuesta de experimentalismo
democrático implica un proyecto de una economía política
antidualista, que aporta armas económicas y da alas a la
reformulación del capitalismo (p196).
En las empresas de vanguardia, sobre todo si ellas ganan
mucho, y además los trabajadores participan en las
ganancias, no son tan necesarios los sindicatos. En tal caso
los convenios colectivos del trabajo no son un tira y afloje.
En cambio, en la retaguardia, si los trabajadores no tienen
sindicatos, se hace ilusorio el experimentalismo
democrático (p. 205).
Nosotros consideramos que si las empresas de la
vanguardia solo buscan eficacia para ganar más dinero, y
no les importa nada asociarse con el Estado y la
competencia para lograr la igualdad social, la gestión de
calidad a partir de standares internacionales de
organización, no le sirve al experimentalismo
democrático. Entonces un objetivo fundamental será
convencer a dichas empresas de que la gestión de calidad
propende el incremento de las utilidades empresarias.
Además, se debé lograr que el gremio presione para que la
empresa utilice dichos standares internacionales de
calidad, con el objetivo de que dichas empresas sean
solidarias con su país, incluso con la competencia que
actúa en la retaguardia.
Agregamos que por lo general, los sindicatos se ocupan de
sus salarios, pero no de la organización del trabajo. Ellos
también deberían saber que la organización de calidad
genera más ganancias, tanto para las empresas como para
los trabajadores, en la medida que ellos participen en las
ganancias; que el trabajo con gestión de calidad genera
felicidad en la labor diaria, por el reconocimiento de sus
compañeros y por sentirse solidarios con ellos, así como
por la posibilidad de generar ideas creativas, que también
los hará trabajar menos tiempo.
Seguimos con el pensamiento de M.U. “La mayor
transparencia de la constitución política de las relaciones
laborales, junto con la apertura hacia las estrategias
solidarias, contribuye a desplazar la agenda del
movimiento obrero más allá del economicismo hacia un
campo más vasto de preocupaciones relacionadas con la
organización de la sociedad” (p. 209).
“En la sociedad en general los trabajadores permanecen
marcadamente separados, tanto de sus camaradas como de
los gerentes. Tal vez ayude a estimular las primeras etapas
de un estilo democratizador de vanguardismo económico:
la alternativa democrática radical al programa gerencial
conservador de renovación industrial. Sin embargo, pierde
gran parte de su sentido una vez que este programa
empieza a realizarse”. (p. 209)
LAS
ALTERNATIVAS
DEL
DERECHO
DE
PROPIEDAD COMO CONSECUENCIA DE LA
PROPUESTA REFORMADORA DE MANGABEIRA.
Se trata de un tema trascendente e impactante. De ningún
modo M.U. propone suprimir el derecho de propiedad, ni
de los empresarios, ni de los trabajadores. En todo caso
propone que los trabajadores se conviertan en propietarios,
pero sugiere “la posibilidad del desmembramiento
progresivo de los derechos de propiedad tradicionales,
entregándoles sus elementos componentes a diferentes
tipos de derecho habientes”. (p. 74). No esta claro si se
trata de un “accionariado obrero”, que no puede ser puesto
en el mercado, sino volcado a la inversión productiva, o de
alguna modalidad de condominio, con iguales resultados.
Cuando M.U sostiene que “la propiedad tradicional
confiere a los gerentes de las empresas un poder
disciplinario genérico sobre los trabajadores”, lo hace a
partir de sostener que dicha estructura tradicional descansa
en dos cimientos, que son independientes: “el imperativo
técnico de coordinación supervisora, por una parte, y los
títulos de propiedad, por la otra”. Claramente gobierna el
propietario. El jefe le dice a sus trabajadores “Uds. deben
obedecerme porque la eficiencia productiva exige que lo
haga, y aunque no lo hiciera yo soy el dueño u ocupo el
lugar de los dueños”. Lo que está haciendo M.U. con esta
descripción tan clara, y dolorosa, diríamos nosotros; es no
otra cosa que sostener que estamos gobernados, aun en
nuestro tiempo, por el sistema de dominación
“patrimonialista”, siguiendo la tipología de la dominación
social de Max Weber. Claro aporte de la investigación
socio-económico del maestro brasileño.
Este preciso fundamento lleva a M.U. a formular sus
propuestas dirigidas a instalar nuevas formas de propiedad
a partir del experimentalismo progresista:
1. como ciudadanos los trabajadores son propietarios en
el holding al cual pertenecen;
2. el conjunto de los trabajadores retiene una porción
de los derechos de propiedad de cada empresa
-no más del 20%- antes que el resto (de las ganancias) se reparta, tanto a la compañía como al resto de
los accionistas. El reparto de todas estas acciones se
produce en propiedad conjunta colectiva, a un fondo
que resulta inalienable.
Este fondo no afecta a la distribución tradicional
accionaria que pertenece a cada accionista del
holding.
3. la importancia del fondo común inalienable es que
le otorga al mismo una base adicional de
influencia sobre la dirección de la empresa, sin las
desventajas de la propiedad privada directa (porque
no es negociable). Como resulta muy evidente, este
tipo de propuestas de M.U. no son equivalentes a la
participación de los trabajadores en las ganancias
propuesta por nuestro art. 14 bis constitucional
4. Otra propuesta es que este tipo de propiedad
pase a los gobiernos locales, así como a O.N.G
sociales. En todos estos casos, como el ejercicio
del derecho de propiedad distribuido entre los
trabajadores no está en el mercado, no genera
la situación de dependencia por la incertidumbre
de la especulación, lo cual debilita al propietario,
es decir que el trabajador puede enriquecerse o
perder todo, o seguir siendo un integrante del
sistema
Con esta propuesta M.U.. busca caminar
hacia la superación de la lucha o
confrontación de clases capitalistas,
preservando la paz social, generando igualación
en materia propietaria, pero con mayor perspectiva que esa propiedad, con el tiempo, logre la paz
social, seguridad jurídica y Justicia social. Unos
valores proclamados pero incumplidos en nuestro
capitalismo tradicional (pags. 98, 99 y 100).
Concluye M.O. diciendo que el resultado de su propuesta
de experimentalismo democrático, en relación con el
derecho de propiedad, es que su “resultado no genera ni
capitalismo ni socialismo, sino una economía de mercado
con un carácter más incluyente, pluralista y experimental”.
(p. 251)
LA DEUDA EXTERNA EN EL PENSAMIENTO DE
M.U.
Muchas veces M.U. habla de deuda interna en un contexto
que parece referirse a aquello que nosotros consideramos
como “deuda externa”. De todos modos importa realizar
un seguimiento de posiciones de M.U. sobre este
importante tema:
1. los países descubren tardíamente que “el capital
exterior es más útil cuando menos dependen ellos de
él”;
2. los flujos de capitales externos (cuando ingresan)
amenazan a reavivar la alta inflación;
3. el ingreso de capitales externos no favorecen el
incremento del ahorro productivo interno (este
pensamiento se induce de afirmaciones que realiza
M.U. en pag. 58);
4. ya hemos visto que M.U. desalienta el
endeudamiento, cualquiera que sea, para impulsar
inversiones, en cambio promueve el ahorro a partir de
utilidades no distribuidas.
LA PROPUESTA FISCAL DE MANGABEIRA UNGER
(ps. 136/39)
La propuesta fiscal de M.U. es fundamental para la
realización de su experimentalismo democrático, en razón
de que de allí súrge la imputación de recursos del fondo
social dedicado a asociar al Estado, a través de sus
agencias independientes, con la producción del país. Los
impuestos que propone M.U. son los siguientes:
l. Un impuesto al valor agregado generalizado, de tasa
uniforme: esto al comienzo de la experiencia. Este
impuesto, que M.U. lo considera el menos distorsivo de
los impuestos (en la Argentina, donde se cobra un IVA del
21%, se lo considera el más injusto y regresivo de los
impuestos: pagan lo mismo los ricos y los pobres), está
afectado a los fondos sociales de apoyo para incrementar
la producción de la retaguardia del sistema económico.
Nos sorprende que M.U. sostenga que “habría que aplicar
una tasa alta, cercana al 30% (p.135). Pero si tenemos en
cuenta que se puede eximir de este impuesto a una franja
importante de consumidores, vinculados a productos de la
canasta familiar o a los consumidores pertenecientes al
sector de la retaguardia, la propuesta de M.U. se explica
plenamente. Este impuesto financiaría los fondos sociales
y centros de apoyo, que funcionarán como agentes de una
sociedad descentralizada, encargados de asociar al Estado
con las empresas.
2. Un impuesto progresivo a la herencia y a las
donaciones, que también aporta fondos a las cuentas de
dotación social. Se trata de un gran aporte de M.U. pues
substituye la herencia familiar por la herencia social. De
esta manera se instala una verdadera solidaridad social,
abandonando el enriquecimiento individual creciente que
general la herencia. Reconoce M.U. que este tipo de
impuestos puede generar el riesgo de debilitar la
motivación para trabajar, ahorrar o invertir; también
reconoce que ello no es fácilmente cuantificable a priori
porque depende de la influencia combinada de factores
institucionales y culturales de cada sociedad
También M.U. considera la posibilidad de eximir de este
impuesto a la primera generación herederos.
Tenemos que decir que en la Argentina esta propuesta
sería muy impactante, en razón de que en nuestro país,
desde 1975 no hay impuesto a la herencia. Es decir que si
se impone como lo propone M.U. el impacto en el
desarrollo económico social solidario sería muy grande.
3. Unos impuestos directos y progresivos al consumo
personal, que recaen sobre la apropiación individual
de recursos sociales. Se aplicarían a la diferencia
entre los ingresos totales (incluidas las utilidades del
capital) de cada contribuyente y el ahorro total
destinado a la inversión. Corresponde que exista una
excepción por debajo de un umbral (acompañada si lo
permiten los recursos fiscales, por un impuesto
negativo garante de un ingreso mínimo) y tasas
marcadamente progresivas por encima de otro umbral
Este impuesto sostiene el costo de funcionamiento
administrativo del Estado;
4. El impuesto a la riqueza se aplica a la acumulación
del poder económico, es decir que recaerá sobre la
apropiación individual de recursos sociales. M.U.
explica que esos impuestos se aplicarían a la diferencia
entre los ingresos totales, incluidas las utilidades del
capital, y el ahorro total destinado a la inversión. No
resulta claro el destino de este impuesto.
EVALUACION DE LA SOCIAL DEMOCRACIA, ASI
COMO DEL MODELO UTILIZADO POR LAS
ECONOMIAS DEL NORDESTE ASIATICO, POR
PARTE DE MANGABEIRA UNGER. (pags. 48 y sgts.)
Los partidos progresistas de nuestro tiempo, tanto el
laborista como el social demócrata, se atan a sectores
sociales cada vez más declinantes, en vías de reducirse al
máximo. La robótica va a sustituir a los trabajadores. Los
pocos trabajadores que queden van a ser una mera facción.
Los trabajadores se pasarán a la red, a prestar servicios o a
comerciar. Ellos serán los que precisen incorporarse al
programa de experimentalismo progresista. Para esto la
social democracia no tiene respuesta. No solamente M.U.
avisora esta realidad. También lo hace Antonio Negri, en
su libro “El Poder Constituyente”: este poder no es ya una
asamblea que vota una Constitución, sino una red de
comunicación mundializada, que constituye la nueva
realidad de multitudes que penetran los mercados del
mundo.
No cabe duda que la social democracia, con su simple
remedio de proponer substitución de importaciones con el
objeto de lograr el crecimiento económico, lo único que
logra es profundizar el dualismo vanguardia-retaguardia.
Se trata de la instalación de barreras proteccionistas que
no logran otra cosa que mantener a la economía en un
estado de infancia tecnológica y organizacional de
industrias inmaduras (conf. M.U. p. 81).
Cuando analiza el modelo económico utilizado por el
Nordeste Asiático, M.U. nos dice que el mismo es
ambiguo y desacreditado. Es ambiguo porque no se puede
precisar hasta que punto el éxito económico que genera, es
el resultado de una coordinación estratégica conducida por
el Estado, en vez de serlo por un cambio en la educación
de la sociedad. Además la relación de asociación entre el
Estado y las empresas, son el resultado de acuerdos
elitistas, fruto del acomodo. Sus logros están mezclados
con restricciones al conflicto no democráticas,
desatendiendo el pluralismo (p.115/116)
Lo concreto es que la social democracia no hace otra cosa
que restringir la movilización política institucionalizada,
asocia la dispersión del poder con la desaceleración de la
política, profundiza los impedimentos legales de una
organización independiente de la sociedad civil. En
definitiva no hace otra cosa que la innovación exitosa
dependa de crisis y de la catástrofe (p.87).
Si la social democracia apuntala empresas fallidas no logra
otra cosa que una simple promesa que no puede
mantenerse, a la vez que acumula una enorme carga para
el futuro (p.92). La experiencia social demócrata ha puesto
en evidencia que tanto lleva al desastre completo: no
ayudar a nadie cuando el sistema está en quiebra, como
ayudar a todos (93). El mensaje de M.U. al bajar estos
pensamientos, es que la experiencia social demócrata no
puede, con sus propuestas asistencialistas, lograr los
resultados sanatorios que se pretenden: si no se ayuda a
nadie, obviamente se conserva la miserabilidad de quienes
son pobres dentro del sistema capitalista, pero lo mismo
ocurrirá si se ayuda a todos quienes tienen necesidades sin
satisfacer, porque se instala un paternalismo improductivo
destinado a incrementar que cada vez haya menos ricos y
cada vez más pobres en el sistema.
Ya hemos señalado en el punto 31 del primer apartado de
este estudio, que M.U. encuentra propio para el
experimentalismo democrático utilizar simultaneamente el
lenguaje y discurso propio de la social-democracia, con el
que usa el liberalismo. Con posiciones social-demócratas y
de un liberalismo descentralizado y flexible se
implementará el experimentalismo democrático. Vemos
que el tradicional federalismo norteamericano, tan
desatendido en Argentina, es para M.U. un motor de su
propuesta de cambio.
EVALUACION DEL ESTADO DE BIENESTAR POR
PARTE DE MANGABEIRA (p. 41 y 44)
Señala M.U. que “la eficacia de la política del bienestar
social depende de dos grandes condiciones: a) una elevada
recaudación impositiva aplicada de una manera
compatible con el crecimiento económico y, b) la
intervención de las comunidades locales en la formulación
e implementación de los derechos sociales.
Considera M.U. que “cada persona tiene derecho a un
paquete importante de salvaguardias y recursos sociales, al
margen de los caprichos del mercado”.
Señala que el régimen económico que nos rige tiene una
debilidad crucial: la desconexión entre el mecanismo de
compensación y las exigencias de crecimiento. Esa es el
gran déficit del “estado de bienestar” compensatorio y
redistributivo.
Destaca M.U. que, además, el estado de bienestar tiene los
siguientes déficits: no existe ninguna conexión entre el
crecimiento económico y el aumento del bienestar social.
Cada uno se desarrolla con su propia lógica; los excluidos
de la vanguardia productiva esperan que el Estado los
proteja; se genera la pretensión de un derecho adquirido a
continuar con los beneficios de las prestaciones del
“bienestar”; el nivel del salario opera bajo el principio de
“rigidez a la baja”. De este modo el “estado de bienestar”
se convierte en gravoso para las capacidades productivas
de la sociedad.
La conclusión de M.U. es que el estado de bienestar, en
sus dos manifestaciones: tanto cuando funciona como
agente de redistribución universalista, como cuando se
ocupa de difundir la pequeña propiedad, en ambos casos,
no tiene un vínculo estrecho con la innovación ni con el
crecimiento económico. Ocurre que, para funcionar, el
estado de bienestar tiene que sufrir la carga de pesados
impuestos, bajo ahorro público y altas tasas de interés.
Entonces la economía funciona inevitablemente con
ineficiencia -mucho más si no se aplica gestión de calidad
en la organización del trabajo, agregamos nosotros- de
modo tal que la justicia social que se pretende lograr
resulta inviable.
LOS
RIESGOS
DE
LA
DEMOCRATIZADORA,
SEGÚN
MANGABEIRA UNGER.
ALTERNATIVA
EL
PROPIO
El maestro pasa a discutir tres riesgos (p. 217):
Primer riesgo: falta de aptitud de la propuesta para
satisfacer los requerimientos de estabilidad política, una
vez que se llega al poder y se ha conseguido debilitar a las
jerarquías y a los roles sociales fijos. Se pregunta M.U.
¿será posible para el nuevo gobierno democrático
organizar el diálogo público y estabilizar las instituciones
públicas?
Segundo riesgo: la insuficiencia de conductores de macro
emprendimientos políticos, para coordinar acciones con la
micro política de las relaciones personales.
Tercer riesgo: proviene de las implicaciones del programa
para el ideal de la personalidad. Aclara M.U. que su
programa no busca suprimir los intereses privados en
beneficio de los intereses públicos, en cambio lo que
propone es ampliar el campo de los intereses privados. Al
contrario, da cabida a un marco de activistas oficiosos y
autopromovidos e intimida a otras personas que pueden
ser bien útiles. Concluye que puede “socavar la vitalidad
mísma de la gente útil que el mismo experimentalismo
quiere promover”. Lo que está haciendo M.U es reconocer
que la organización de su experimentalismo tiene tantos
riesgos, como posibilidades de éxito, de modo tal que para
nosotros se impone avanzar el tema de la utilización de
gestión de calidad en el trabajo, cuestión que nunca es
mencionado por un pensador de tanta envergadura como
lo es Mangabeira.
La prueba de lo que estamos diciendo la formula el propio
M.U. cuando afirma que “carecemos de la métrica con que
medir la proximidad de nuestros programas a nuestras
circunstancias” (218). Si esto es así, no habrá gestión de
calidad, ni organización suficiente en la propuesta de
experimentalismo democrático del maestro brasileño. Ese
es el aporte que estoy intentando integrar al vasto,
profundo y determinante programa de reconstrucción
económica de M..U.
POSICION DE MANGABEIRA EN MATERIA DE
MIGRACION LABORAL EN EL MUNDO
En este tema M.U. impugna que mientras la organización
económica neoliberal propicia la libre circulación de
capitales por el mundo, “el trabajo debe permanecer
prisionero del Estado-Nación” (p.47). Pero M.U. no niega
que el desarrollo económico debe ser nacional, nos dice:
“el éxito en el desarrollo nacional exige experimentalismo
práctico” (p.232). Más adelante agrega “se puede canalizar
el sentimiento nacionalista en una dirección más
productiva” (p. 232).
Sostiene M.U. que el traslado de capitales a otros países,
con cierres de fábricas, crea desocupación, buscando
menores costos laborales en el extranjero (p.47). Nosotros
observamos que el incremento de la tecnología robótica,
puede ir haciendo desaparecer el trabajador en relación de
dependencia, de modo tal que, en tal sentido, el futuro del
trabajo puede quedar más ligado al trabajo en red, que al
trabajo en planta.
Los neoliberales aceptan que los bienes y capitales
recorran libremente el mundo, mientras el trabajo tiene
que seguir prisionero dentro de su Estado nación o en
bloques de Estado nación. M.U. sostiene, en cambio, que
el capital debe tener menos libertad hoy para que el trabajo
pueda tenerla en mayor medida (p. 165).
Desde ya que los neocapitalistas enfatizan el efecto nocivo
de la movilidad del trabajo entre fronteras, pues ello
perjudica los derechos de los trabajadores de los países
más ricos. También sostienen que se genera el peligro de
fuga de mano de obra calificada de los países pobres, en
busca de mejores salarios, debilitando a esos países. M.U.
se pronuncia en el sentido que si hay una revolución
internacional posible en el mundo de hoy, es que se les
conceda a los trabajadores el derecho al cruce de fronteras
en forma incondicional.
Para M.U. la movilidad laboral debe ser dosificada y
orientada (canalizada), para evitar daño económico entre
países. De todos modos, reconoce Mangabeira que el
argumento más importante para negar la movilidad entre
fronteras del trabajo, es que “ese derecho amenazaría la
diferencia nacional, tal como se la valora en el mundo.
Con ingreso irrestricto de trabajadores extranjeros a un
país, este puede quedar sometido a una tensión
permanente (p. 168). M.U. acepta que es importante que
las naciones sigan siendo diferentes, y que esas diferencias
reanimen las diferencias de cultura. En resumen M.U. se
pronuncia a favor de que la migración laboral no sea
masiva, “sino a permitir que una minoría de personas
arriesgadas cambie países y situaciones, ampliando el libre
comercio, aboliendo una injusta e innecesaria distinción
entre los privilegios del capital y el trabajo, y reformando
el sentido de la diferencia nacional. El capital y el trabajo
deben conquistar su libertad de movimiento al mismo
tiempo y mediante pasos graduales…Todos los países
deberían otorgar cupos y respetar esos criterios”
LA VINCULACION DEL PENSAMIENTO DE
MANGABEIRA CON LA APLICACIÓN DE GESTIÓN
DE CALIDAD. LA ESCUELA EN EL TRABAJO
Haremos un seguimiento de todas aquellas propuestas
realizada por M.U. en “La democracia realizada”, que
tienen directa relación con la tecnología de gestión de
calidad:
1. Cuando sostiene que el “el control jerárquico debe
minimizarse: sus aspectos disciplinarios y de
propiedad tienen que distinguirse de las exigencias
reales de coordinación. Las rutinas laborales deben
ser provisorias y estar fácilmente expuestas a una
revisión” (p.39). Esto se logra con gestión de calidad
2. . La tecnología de gestión de calidad está
directamente vinculada al pensamiento de
Mangabeira, en razón de que ella se basa en tres
principios: a) mirar lo que no veo; b) la mejora
continua y c) el reconocimiento del otro. Ello en el
marco participativo de un grupo de trabajo, donde
cada integrante es el pequeño profeta que M.U. busca
en cada trabajador.
3. Cuando sostiene que “La asimilación del trabajo en
equipo a la dialéctica de la razón práctica es un modo
de definir el núcleo de la producción vanguardista”,
para agregar que el experimentalismo “consiste en la
conciliación de las exigencias de cooperación e
innovación” (p.39/40).
4. Cuando sostiene que “se deben desarrollar
mecanismos cooperativos que minimicen las
restricciones a la innovación” (p.40). Lo esencial de
la gestión de calidad consiste en buscar dicho
resultado.
5. Cuando sostiene que “la producción vanguardista no
solamente concilia eficacia, cooperación e
innovación: es producción organizada en torno de
procedimientos deliberativos que toman esa
conciliación como un programa” (p.40). Esto también
es lo que busca y logra, la gestión de calidad.
6. Cuando sostiene que “el aprendizaje constante y el
experimentalismo revisor de rutinas, pueden
contribuir a sentar las bases de un refinamiento
tecnológico y de una inversión profunda” (p40).
Existen constataciones suficientes que la “mejora
continua” se logra con gestión de calidad, que ello
revisa rutinas, por ende desburocratiza y hace felices
a los trabajadores. Finalmente también consigue la
gestión de calidad un crecimiento económico
profundo, porque el ahorro de tiempo y el
descubrimiento de novedades de fabricación, pueden
determinar una valorización significativa de los
productos o servicios.
7. Cuando sostiene que trabajar en una empresa de la
vanguardia significa “beneficiarse con una mayor
confianza y discrecionalidad en el trabajo”. “Es gozar
de la vida cotidiana”. Lograr que los trabajadores
sean felices con motivo de aplicar gestión de calidad,
lo hemos verificado en los sesenta tribunales
argentinos donde hemos implementado el sistema.
8. En forma equivalente, cuando dice que “la misión de
un movimiento democratizador es desarrollar
instituciones que sostengan la expresión de esta
energía”(p.68). No tenemos duda que si un trabajo
hace feliz a los trabajadores, ellos le darán a sus
respectivas empresas la energía institucional
necesaria para ella se desarrolle, vale ello tanto para
la empresa privada como para las agencias oficiales
que intervienen en el proceso experimentador.
9. Cuando dice que “hace falta organización social para
generar alternativas sociales” (70). Sin técnicas de
organización no habrá resultados consistentes. Se lo
advirtió Saint Simón a Carlos Marx, anunciándole su
seguro
fracaso,
por
solamente
filosofar,
desentendiéndose de la ciencia y de la técnica. Hay
que filosofar como lo hace con notable profundidad
M.U, hay que especializarse en un campo científico,
como lo hace también M.U. con la economía, pero
resulta conveniente aplicar técnicas específicas, de
carácter interdisciplinario, que horizontalicen la
participación de todo el grupo de trabajo -dejando a
un lado los verticalismos del fordismo- que midan el
progreso y la mejora, que obtengan el reconocimiento
social, que permitan cooperar con competencia.
Todos ellos postulados firmes del pensamiento de
M.U.
10.
Cuando denuncia “que sigue subiendo el costo
en sufrimiento humano e involución nacional”.
Hemos consultado a la Universidad Hebrea de
Jerusalem y los especialistas sobre “costo de la no
calidad” en ese país, destacan el alto porcentaje del
P.B.I. de Israel por no aplicar al trabajo social en un
ciento por ciento de gestión de calidad.
11.
Resultando evidente que los conocimientos
técnicos en materia de gestión por parte de la
burocracia que conduce la empresa capitalista son
sumamente débiles e insuficientes, de modo tal que
esa conducción no está en condiciones de lograr un
trabajo eficiente (p,99), de allí se infiere que la
aplicación de la gestión de calidad, en el marco del
experimentalismo progresista de M.U. no debe tener
objeciones por parte del insigne maestro.
12.
En relación con la burocracia, reconoce M.U.
que lograr arrancarle poder al fenómeno burocrático,
fácilmente corruptible por intereses y el egoísmo, ello
resulta más favorable a los objetivos del
experimentalismo burocrático (p.175). Si esto es así,
como el modo más eficiente de luchar contra la
burocracia es utilizar la “gestión de calidad”, no
puede M.U. dejar de hacerse cargo del tema.
13.
“¿Qué tipo de educación responde a las
preocupaciones sobre el yo y la sociedad -se
pregunta M.U.- que motivan el programa del
experimentalismo democrático? Un buen lugar para
empezar a contestar esta pregunta es la revisión de la
idea convencional de “educación progresista”, tal
como rige hoy, luego de repetidas diluciones”. (p.
211). A nuestro juicio esa revisión corresponde ser
realizada con aplicación de la gestión de calidad.
14.
Recordamos que M.U. hace un catálogo de
propuestas en relación con la escuela: los niños deben
disfrutar de apoyo económico y médico, ello logrará
unir mejor la escuela y la familia, de este modo las
familias pueden organizarse para trabajar con la
escuela, y ésta institución se debe interesar en el
desarrollo de capacidades genéricas, no tanto con la
capacitación de capacidades especiales, ni con la
transmisión pasiva de información. Estas capacidades
pueden ser tanto prácticas como conceptuales (ps.
211/12) A nuestro juicio estas capacidades se
lograrán en la escuela aplicando gestión de calidad.
Pero antes de ello dándoles de comer a los chicos que
van con hambre a la escuela: con hambre nadie puede
aprender. No olvidar que los chicos que llegan
desnutridos a los cinco años, ya son irrecuperables
para lograr la igualación democrática que busca M.U.
Más adelante ampliaremos nuestra visión de este
tema.
15.
Continua M.U. diciéndonos: que el corazón de
esta educación en capacidades, “es la transfiguración
de lo real por la imaginación de lo posible”.
Magnífica metáfora que ilustra el pensamiento de
este gran maestro quien, en este punto, está yendo
más allá de Paulo Freire. Sostiene M.U. que la
comprensión de cómo funcionan las cosas, se logra a
partir de descubrir las condiciones en que cada una de
ellas pueden llegar a ser otra cosa. Ello tanto en las
ciencias naturales como en la historia. Es decir que el
maestro propone imaginar la historia de un modo
diferente a lo que fue, al considerar como hubiera
sido si las decisiones de los gobernantes hubieran
sido diferentes (p. 212) ¿Ucronía? De todos modos
entendemos lo mismo que hemos señalado en el
punto anterior: educar en capacidades, como lo
propone M.U. se logra instalando en el aula gestión
de calidad.
16.
Reconoce M.U. que de este modo el
compromiso experimentalista genera complicaciones
morales y psicológicas. Interpretamos que el maestro
considera que si nos apartamos de lo verdaderamente
sucedido, ello puede tener costos a la participación y
acción decididas. Además se divide el núcleo de
nuestros emprendimientos sociales de cooperación.
Pensamos que si estamos en condiciones de aprender
por nosotros mismos, estaremos en mejores
condiciones de cooperar que otros hagan lo mismo, y
de ese modo no se afectaría la propuesta asociativa y
cooperativa del experimentalismo democrático. Otra
prueba sobre la compatibilidad del pensamiento de
Mangabeira con la gestión de calidad.
17.
Un objetivo central de M.U. en relación con la
escuela, es lograr rescatar al niño de la familia, de su
clase, de su país, así como de su época histórica. Al
niño hay que “darle acceso a la experiencia ajena que
le permitan convertirse en un pequeño profeta”.
Estamos en presencia de otros de los magníficos
avances de M.U. en la pedagogía paulofreireana:
nada menos que lograr que el niño sea un pequeño
profeta de su futuro y, en su escala de posibilidades
personales y culturales sociales y familiares, un
profeta, un anunciador de la transformación futura de
la sociedad o país donde vive (p. 213). La propuesta
del niño como “pequeño profeta” implica la búsqueda
de lograr un hombre libre, lo cual se hace posible con
una educación implicada en la gestión de calidad
18.
Señala M.U que todo esto implica la humildad
de corregir nuestros errores, por ej: en la producción,
logrando conciliar las exigencias que plantean la
cooperación y la innovación; en la política, con el
levantamiento de la barrera de la división y la
jerarquías, profundamente arraigadas que sufrimos en
nuestra realidad social (p. 213). Es decir que el
experimentalismo democrático tiene un carácter
moral que busca cambiar el carácter del hombre,
trascendente objetivo que debe buscarse utilizando
siempre gestión de calidad.
19.
En el programa de la educación progresista, no
puede haber una solución autoritaria. Sostiene M.U.
que una burocracia educacional reformadora, sólo
puede generar una serie de contrapesos al control
familiar y comunitario de la escuela. Para nosotros
esa burocracia educativa tiene que estar imbuida de la
“gestión de calidad”.
20.
A esta altura del análisis experimentalista
educativo, el maestro introduce el siempre lúcido
pensamiento de Max Weber. Sostiene que el gran
pensador alemán sostuvo que “la inspiración, para
muchos, de los más grandes logros culturales provino
a menudo de encontrarse colocado -el protagonista
del logro- en la periferia de una civilización” ( p.
214).. Esto significaría que los hombres inteligentes y
con talento, que provengan de orígenes sociales
pobres o humildes, tienen más posibilidades de
grandes creaciones, que los talentosos ricos.
Agregamos nosotros, que la verdad weberiana, si está
acompañada con el uso de una pedagogía, como lo es
la gestión de calidad, se potenciará aun más.
21.
Otro aporte interesante y creativo es la opinión
de M.U. de que quienes tienen que buscar el exilio de
su país, se colocan en una posición de orgullosa
autoridad, que nos “prepara para ver lo conocido
como extraño” (p. 215). Esta anotación del maestro,
es totalmente compatible con uno de los postulados
centrales de la gestión de calidad en el trabajo: mirar
lo que no veo. M.U. lo dice de otro modo, pero es lo
mismo, porque su aseveración implica que el
extranjero cree conocer algo, pero en realidad no lo
conoce. Se trata de una variable de ver lo que no veo,
porqué si creo que conozco algo que en realidad no
conozco, ello equivale al “ver lo que no veo” de la
gestión de calidad.
22.
Señala M.U. que la educación clásica está
abrumada por una doble mancha: una mancha es
social y funciona como un mero “adorno de un status
elitista”; la otra mancha es cultural, porque se
encuentra debilitada, debido a que se encuentra
debilitado el poder y la fe reconstructivos del
experimentalismo democrático en marcha. (p. 215).
Consideramos que ambas manchas pueden ser
borradas con una educación con gestión de calidad.
23.
Culmina M.U. este rubro señalando que “una
democracia necesita educar a los jóvenes en diversas
visiones y juicios, a cierta distancia crítica del aquí y
el ahora. En rigor el maestro aquí denuncia la
inutilidad de enseñar solamente tradiciones y
genealogías. (p. 216). Volvemos a encontrar en la
propuesta una directa vinculación con la gestión de
calidad
24.
Indica M.U. “que el rasgo de la práctica política
transformadora es su capacidad de hablar en dos
lenguas, apelando al mismo tiempo al interés y a la
visión, así como a la estrategia y a la profecía” (p.
223). Esta propuesta es propia de la “gestión de
calidad”, porque si algo caracteriza a esa sociotecnología, es utilizar simultáneamente la impronta
del igualitarismo social en los talleres u oficinas de
trabajo, donde no importan las jerarquías para
proponer el cambio, con la impronta liberal del poder
creativo individual que se le reconoce a cada
trabajador para lograr la mejora continua, clave de la
gestión de calidad. No puede haber, en consecuencia
incompatibilidad
entre
el
experimentalismo
democrático de M.U. con la socio-tecnología de
gestión de calidad.
LA PROPUESTA SOBRE LA ORGANIZACIÓN
CONSTITUCIONAL Y SOBRE EL SISTEMA
ELECTORAL DE MANGABEIRA UNGER.
Está preocupado M.U. por lograr que sus propuestas de
reforma económica se produzcan con rapidez. Sostiene
que se deben establecer “reformas en la organización
constitucional del gobierno que favorezcan la solución
de atascamientos” en los acuerdos para disponer
decisiones políticas o sociales (75). Ese tipo de
reformas involucran mecanismos de la política electoral
que mejoren el nivel de participación y compromiso
político, logrando la autoorganización de la sociedad
civil.
Nos dice Mangabeira que las formas constitucionales
dominantes en Occidente fragmentan el poder y
facilitan situaciones de bloqueo y estancamiento. Tanto
el sistema de controles y equilibrios, en el
presidencialismo, como la necesidad de fundar el poder
en un amplio consenso y la posibilidad de disponer
elecciones anticipadas, propios del parlamentarismo,
son ejemplos de una preferencia inhibitoria y mantienen
a la sociedad en un nivel relativamente bajo de
movilización política.
Agrega M.U. que un sistema constitucional dirigido a
acelerar la política debería combinar un fuerte elemento
plebiscitario con una gama de canales para la
representación política.
En materia de reorganización electoral M.U. propone
disponer las siguientes medidas: el financiamiento
público de las campañas políticas, la expansión del libre
acceso a los medios de comunicación de masas para los
partidos políticos y los movimientos sociales, la
multiplicación de la forma de propiedad de los medios
de comunicación, por último establecer la
obligatoriedad del voto. (p. 243).
Cuando se ocupa concretamente de su propuesta sobre
él régimen electoral M.U. sostiene que: aunque el
sistema de listas cerradas y representación proporcional
es por lo general muy eficaz para el fortalecimiento de
los partidos, como agentes del cambio, sugiere que en
ciertos países, la adopción temporaria de elecciones por
mayoría puede contribuir a despertar al partidismo
petrificado (p. 243). Nosotros señalamos que un
régimen por mayoría, es decir de circunscripciones o de
lista completa para cada distrito electoral, ha generado
en la Argentina un Congreso con mayoría absoluta para
el partido gobernante, donde el control del
parlamentario se convirtió en ilusorio
LA PROPUESTA DE EXPERIMENTALISMO
DEMOCRATICO
DE
MANGABEIRA
PARA
LATINO AMERICA, EN RELACION DE SUS
VINCULACIONES CON CHINA, RUSIA, INDIA Y
BRASIL.
Señala M.U. que China, Rusia, India, Brasil e Indonesia
están en el mundo en la mejor situación para
implementar el experimentalismo democrático.
Simplemente porque son menos dependientes del Banco
Mundial, del Fondo Monetario Internacional y de la
Organización Mundial del Comercio: los hijos de los
Acuerdos de Bretón Woods
Lo ideal es que América Latina, siguiendo el ejemplo
de los referidos países y vinculándose comercialmente
con ellos, puedan “optar selectivamente por apartarse
del régimen general de reglas que rigen los flujos
internacionales de bienes, en beneficio de una visión
especial de cada país latinoamericano, sin que ello
signifique el ostracismo y ser castigados por su
temeridad”. (p.85). Para nosotros no habrá temeridad en
ello, porque no habrá imprudencia para arrojarse a
peligro alguno. Los países latinoamericanos que tomen
la decisión habrán medido con que cuentan, tanto para
exportar o para importar bienes a China, Rusia, India, al
mismo Brasil. También habrán medido el costo de
prescindir del crédito internacional tutelado por el
Fondo Monetario Internacional. Si se trata de
desarrollarse a partir del ahorro productivo, y no del
crédito, está todo dicho. Pero M.U. es tan prudente que
no demoniza esos créditos, habrá circunstancias donde
es conveniente tomar crédito para lograr inversión
productiva. De todos modos nos preguntamos ¿Para que
se lo precisa al Fondo Monetario Internacional?
Es que dar comienzo al experimentalismo democrático
es dar los primeros pasos de la “gran rebelión”. Una
rebelión pacífica y sin armas, sin guerras.
Hace M.U. una presentación de tres de los cinco países
mencionados, China, Rusia y Brasil, como
fundamentando porque es conveniente que Latino
América se involucre en la propuesta.
Comenzamos con Rusia.
Nos dice que la vía de la experimentación democrática
en Rusia, debe llevarse a cabo a partir de una
“descentralización de la oportunidad económica, así
como de un grado moderado de redistribución
correctiva, que haga posible disminuir la desigualdad
sin sacrificar ni la libertad personal, ni el crecimiento
económico” (p.88).
Señala que el nuevo gobierno ruso mantuvo “el seguro
social porque alivia el dolor inevitable de la
reestructuración industrial. Se evita de ese modo que un
populismo vuelto hacia el pasado, interrumpa el proceso
de reforma” (p.89).
Destaca que la Rusia soviética fue altamente ineficiente
en materia de producción. Que fabricaba bienes de mala
calidad o sin demanda. Reinaba el acaparamiento y la
escasez (p.91). La Rusia post Perestroika necesitaba
imperiosamente ser eficiente. M.U. señala que ello no
ocurrió, que muchísimas empresas vivían en
permanentemente en apuros. Pero cerrar esas empresas
implicaba invitar al dispendio y a la penuria social en
una escala que ninguna sociedad puede tolerar durante
mucho tiempo (p. 92)
Destaca que la política privatista comenzó en Rusia en
los años 90. Se utilizó una vía de compromiso entre el
modelo de “la única vía” del capitalismo neo liberal,
con la protección de los intereses sociales que
reclamaban protección. Se llevó a cabo una
“privatización masiva”, que con el capital que ingresaba
dispuso la emisión de bonos que fueron distribuidos
entre la población. Este reparto de bonos a los gerentes
o lideres de las empresas rusas, asociados con la
economía extranjera, los llevó a convertirse en socios
mayoritarios y dueños de la riqueza rusa. Ese fue el
puente de plata para que este sector de la economía
(funcionaba como insider) se dispusiera incorporar a
personas pertenecientes a sectores externos (es decir los
outsider), cuando estos eran osados, afortunados y
desvergonzados (p.95).
Es decir que el proceso integró la continuidad de los
subsidios del Estado al sistema económico privatizado,
y agregó un nuevo sector externo a la producción rusa,
como tibia forma de ampliar la distribución de la torta
productiva.
A partir de esto, en Rusia se intentó poner en
funcionamiento el modelo de empresa holding, con un
claro objetivo democratizador, según ya fuera analizado
en un punto anterior de este estudio. Pero la realidad
institucional rusa no lo hizo posible. Las formas
constitucionales vigentes contribuyeron a montar un
autoritarismo personalista y populista. Ello favorecido
por el control del Gobierno de los medios de
comunicación, también con la alianza de los nuevos
ricos con la conducción política del Estado. Todo esto
desalentó la participación sostenida, deliberada y
organizada de los ciudadanos.
La única mirada optimista hacia el futuro la formula
M.U. cuando sostiene que en Rusia hay una importante
ventaja práctica, como “lo es el relativamente alto grado
de igualdad y educación que el régimen soviético, a
pesar de su brutalidad e incompetencia, ha legado al
pueblo ruso” (p. 101).
El segundo país a tratar es China:
Señala M.U. que no obstante tener China la misma
historia comunista tomada a pie juntillas del modelo
soviético, como China presenta una gran originalidad e
inventiva en su sistema de producción, que no genera el
sistema ruso, el campo de acción es mucho más
propicio para instalar la experimentación democrática.
Sin embargo, también señala M.U. que mientras el
régimen comunista sobreviva, los cambios productivos
están sometidos al marco del hierro del autoritarismo
del Gobierno (p. 102).
La esperanza renace, para M.U., si concluyera en China
el régimen comunista, instalar allí un experimentalismo
democrático en el país, sería muy factible y alagüeño.
El catálogo de novedades productivas en la actual China
lo desagrega M.U. del siguiente modo:
l. Se ha instalado una empresa de aldea o municipio,
que permite una asociación entre el Estado y la empresa
privada;
2. Entidades casi públicas pueden competir e innovar en
el mercado, como si fueran empresas privadas del
mundo occidental;
3. El sistema de cooperativas de accionistas, les permite
intervenir en el diseño del gobierno de la cooperativa;
4. El principio una acción un voto equivale a que cada
trabajador tiene un voto:
5. La industria rural se ha convertido en una respuesta
innovadora para enfrentar los problemas de desarrollo
económico del país, sobre todo porque potenció una
vasta gama de descentralización industrial;
6. Las industrias productivas del Estado, con todos los
compromisos sociales que deben atender, no obstante
han organizado redes completas de empresas en
camino hacia el vanguardismo productivo;
7. En muchos lugares del país se ha instalado cierto
grado de democracia local, con el objeto que la
sociedad controle las cuentas de los gobiernos
locales
No obstante el importante aporte que generan estas
innovaciones, nos lo dice M.U., China sigue siendo una
nación de campesinos. También pronostica que “la
asociación de los gobiernos locales con el empresariado
privado, podría sembrar la formación de múltiples
regímenes de asignación descentralizada de recursos
productivos” (p. 105).
Advierte M.U. que “el desarrollo de las prácticas de
intervención y aprendizaje colectivo, de competencia
cooperativa y coordinación descentralizada, ejerce
presión para el mantenimiento de esa coexistencia”
(p.107).
El tercer país que trataremos es Brasil:
Sostiene M.U. que después de la Segunda Guerra
Mundial Brasil adhirió a la práctica de la
industrialización, basada en la sustitución de
importaciones, buscando consolidar la estabilidad
monetaria a partir del ajuste fiscal, e impulsando una
rápida y radical privatización del sector público. Se
aplicó un programa de convergencia del neoliberalismo
con asistencialismo social, que utilizaba además un tipo
de cambio anclado, una tasa de interés real muy alta y
una decisiva represión salarial, que pretendía ser
contrarrestada con un alza del poder adquisitivo de los
pobres (p. 108 y 113).
Señala también M.U. que el gobierno ayudó a establecer
subsidios y protecciones para equilibrar la economía. El
núcleo tecnológico del sistema fue la industria de
producción masiva fondista. Precisamente por ello el
funcionamiento de la economía no pudo ser eficiente ni
competitivo a nivel internacional. Las finanzas
funcionaron como un negocio familiar, tanto en las
grandes como en las pequeñas industrias nacionales. El
sindicalismo actuaba al modo corporativista,
impulsando una movilización popular controlada (ps
110/112).
Destaca M.U. que, pese a sus defectos, la estrategia de
sustitución de importaciones funcionó en el Brasil,
impulsando un índice elevado de crecimiento. Agrega
que Brasil padece de una baja tasa de ahorro interno, una
escacés generalizada de capitales de riesgo, tanto
públicos como privados, gran exclusión de las pequeñas
y medianas empresas, insuficiencia de política crediticia.
Se generó un estrangulamiento del gasto social por parte
de los sectores privilegiados de la economía (p. 116).
Es importante el señalamiento de M.U. en el sentido de
que presidencialismo del Brasil estuvo abrumado por el
tema económico, haciendo que el sistema político funcione con un poderoso perfil plebiscitario, con efectos
nacionalizadores y subversivos. Sostiene que hay
preservar la potencia plebiscitaria del presidencialismo del
Brasil,
purgándolo de atolladeros que desaceleren la política (p.
117)
Destaca M.U. que la Constitución de 1988 del Brasil,
combinó la sindicalización automática de todos los
trabajadores, con el aseguramiento de la completa independencia de los sindicatos en relación con el Gobierno.
Pero ello no ha significado que los sindicatos sean más
solidarios en sus relaciones industriales. Propone que se
instalen medios alternativos de derecho laboral. Realiza
otras propuestas que se enmarcan en sus propuestas de
experimentalismo democrático, que ya hemos
considerádo (p.118).
El racismo en Brasil es un capítulo muy importante en el
análisis de M.U. Sostiene, en general, que “la raza como
ámbito vital de conflicto con respecto a la estructura de las
relaciones sociales”. Señala que en los Estados Unidos ha
regido la regla de que “una gota de sangre negra basta para
que uno sea negro”, hasta que se abandonó el Programa de
la Oficina de Libertos. Luego los estadounidenses se
ocuparon del problema racial por fuera de los problemas
de jerarquía de clases, considerando que las divisiones
racionales son irreductibles a la división de clases.
Reconoce M.U. que el experimentalismo democrático no
puede garantizar el alivio del odio existente en materia
racial. Por eso es que propone hasta la aplicación de
sanciones penales contra la discriminación racial.
Nosotros no coincidimos con esta alternativa: el sistema
penal no reeduca, potencia al delito luego de la libertad, y
los libertos son fáciles presas del marginamiento.
Solamente una pedagogía paulofreireana de avanzada,
puede ser intentada, con el grave riesgo de que sea tarde.
Es concluyente M.U. cuando sostiene que “el destino de la
diferencia racial en una democracia es irrelevante. En
tanto que el destino del principio nacional en un mundo
democrático es ser el fundamento de la especialización
moral dentro de la humanidad”. Preciosa distinción y
valorización de una idea constructiva y no destructiva de
la nación.
Cuando M.U. se ocupa del Brasil, sostiene que se trata de
una sociedad racialmente mixta a la que le ha costado
reconocer su racismo y que ese racismo impone una
enorme coacción al avance del experimentalismo
democrático”. Señala que en su país se han generalizado
los matrimonios mixtos en las clases trabajadoras, lo cual
deja de lado el modo de sentir de los estadounidenses
expresado en la regla “de que solo una gota”
DESAFIOS
PARA
EL
EXPERIMENTALISMO
DEMOCRÁTICO, TAMBIEN PARA LA GESTIÓN DE
CALIDAD
Concluido este simple estudio sobre el pensamiento de
Mangabeira Unger, y teniendo presente que no hemos
consultado el resto de su importante obra, hacemos un
paseo por el estado actual de la ciencia, de la mano de una
nota publicada por Le Monde Diplomatique en español,
del mes de octubre del corriente año 2009, sobre “Las
nanotecnologías hacen ¡BANG1!” de Mateo Cueva, que
parece ser un pseudónimo de un alto funcionario
internacional, según nos informa dicha nota.
Es entonces que surgen los interrogantes. Qué respuesta
tiene el experimentalismo democrático, mucho más
nuestra simple propuesta de aplicar gestión de calidad,
frente al pronóstico nanotecnológico interdisciplinario,
según el cual la nanomedicina, en tiempo incierto, podría
convertirse en una pesadilla para la humanidad.
Especialmente para la democracia económica igualitaria
buscada con ahínco por M.U. Según la nota de Le Monde,
un informe de la Organización de las Naciones Unidas
para la Educación, la Ciencia y la Cultura, es decir la
UNESCO, hace sonar esta tremenda alarma: “A largo
plazo, la nanomedicina podrá acarrear una transformación
radical de la especie humana”, una situación tal donde “ya
no sería posible hablar de ser humano”, porque los
esfuerzos de la humanidad, vía la nanomedicina, para
modificarse como y cuando quieran (quienes controlen el
proceso científico de cambio de la humanidad), pues
llegando al resultado buscado no se podría volver atrás.
¿De qué se trata? Nacería una trans-humanidad poblada de
homo sapiens 2.0, donde una minoría de pos-humanos
dotados de unos desempeños físicos e intelectuales
ahumentados, coexistirían con humanos de segunda,
marginados en su humanidad misma. Se cita un estudio de
Bert Gordjin, “Les questions éthiques en nanomedecine”
UNESCO, 2008.
Obviamente que no se trata de ciencia ficción, sino de un
pronóstico de incierta aparición en nuestro mundo. Pero
no se nos ocurre sostener que Mangabeira Unger deba
tomar con premura medidas preventivas sobre esta
cuestión, sobre todo si continuamos con la descripción que
nos hace la nota de Le Monde sobre otras posibles
apariciones resultantes de la nanociencia, pero que en este
caso sí, de producirse, afectarían directamente la
democracia económica que buscamos. Nos referimos al
monopolio mundial de productos alimenticios por parte de
diez fabricantes de agroquímicos, que generan el 90% de
esa producción y más de los dos tercios de semillas
exclusivas. La nota de Le Monde sostiene que en este caso
corresponde realizar una reforma de fondo al régimen de
patentes y del derecho internacional de propiedad
intelectual. De no ser así, media docena de
multinacionales podrían acaparar el patrimonio vegetal de
la humanidad.
La nota de Le Monde indica el caso de Monsanto y Dow
Agrosciences, empresas que se asociaron para producir, a
partir del 2010, semillas de maíz que contienen ocho
huellas genéticas para luchar contra los herbicidas y contra
los insectos, de modo tal de utilizar el 87% de la superficie
total de los cultivos genéticamente modificados del
mundo, los cuales llevan la etiqueta de Monsanto. Esto le
permitió aumentar el 35% el precio de algunas semillas de
maíz genéticamente modificado.
Frente a esta situación monopólica, se señala que de aquí
al 2017, el hambre llegaría a afectar a mil doscientos
millones de habitantes de las setenta naciones más pobres.
Vale decir que si el experimentalismo democrático, así
como la gestión de calidad, no se hacen cargo de esta
tremenda desigualdad, la igualación entre países de
vanguardia y los de retaguardia, quedaría fuera de la
excelente propuesta de Mangabeira Unger.
Hemos notado que M.U. no se hace cargo del monopolio
productivo en su estudio, probablemente por la severidad
de la legislación estadounidense en esta materia. Pero en
otros países, Argentina por ejemplo, las cosas no son
iguales, porque falla el sistema de control administrativo y
judicial. Además, en el caso de los monopolios
internacionales, la jurisdicción norteamericana no opera.
Resulta claro que se deberá incluir ambos temas,
monopolios y patentes, como cambio institucional
necesario, para llevar adelante el experimentalismo
democrático, así como la gestión de calidad.
Por otra parte, no podemos olvidarnos que es durante los
primeros cinco años de la vida de los hombres, cuando es
necesario alimentarse, para no quedar expuesto a la
desnutrición para el resto de nuestras vidas. Es decir que
ni el experimentalismo democrático ni la gestión de
calidad podrán obviar semejante limitación humana.
Entonces debe quedar claro que: o trabajamos con familias
que tienen niños de no más de un año o nuestros esfuerzos
están dirigidos a las nuevas generaciones. Pero en caso
alguno estamos diciendo que no vale la pena no comenzar:
la historia de la humanidad no es solamente su pasado,
sino también su proyección hacia el futuro. Deseamos que
un futuro con justicia social pueda hacer una historia de la
justicia social, de su nacimiento y su comparación con su
perverso pasado.
SEGUNDA PARTE
EL DESPERTAR DEL INDIVIDUO. IMAGINACION Y
ESPERANZA
1. La filosofía de nuestro tiempo y la evaluación y critica
que le hace Mangabeira Unger.
En esta segunda parte analizamos el pensamiento
filosófico de Mangabeira Unger, a partir del estudio de la
reciente aparición en español de su libro “El despertar del
individuo. Imaginación y esperanza”, edición del Fondo
de Cultura Económica (Buenos Aires, 2009).
Se trata de la fundamentación filosófica de su
experimentalismo democrático, que ha sido considerado
en la primera parte de este estudio. En este libro M.U.
denuncia el pragmatismo filosófico de nuestro tiempo, que
ha hecho de la filosofía una falsa pragmática, sin
resultados prácticos en términos de justicia social.
Sostiene Mangabeira que dicha posición es una “versión
de la senilidad bajo la apariencia de la sabiduría”. “Una
suerte de cantar en nuestras cadenas como filosofía
dominante de nuestro tiempo” . En cambio, M.U. sostiene
que de lo que “se trata es de dar cuenta de nuestra
condición humana y elevarla” (op. cit pags 11 y 12).
Destaca M.U. que el referido pramatismo que él denuncia,
está asociado con el pensamiento de Platón. Se trataría, a
nuestro juicio, de una consecuencia del idealismo utópico
platónico. Lo que no se hace es “entender con claridad la
experiencia y la conveniencia de transformación”,
requerida por nuestro tiempo.
También se denuncia el pensamiento kantiano, en la
medida que allí se pretende deducir
“nuestras
experiencias básicas de comprensión del mundo, la
satisfacción recíproca y la espera de la felicidad”: sin
tomar en cuenta que “el hombre es la medida, y que no
hay otra cosa”. De otro modo no se puede abarcar “la
materia concreta de las sociedades y de las culturas en las
que vivimos (pags. 14 y 15).
Sostiene Mangabeira que la idea kantiana de un “marco
normativo inmutable (de la conducta humana) resulta ser
otra versión del intento de ver con los ojos de Dios”,
incluso a nuestro propio hacer. Pero en realidad, sostiene
M.U., lo que se logra es “negar la capacidad divina con
que contamos para repensar y reconstruir paso a paso
cada aspecto de nuestro estado. Esta linea argumental de
Mangabeir implica un avance sobre su tesis pedagógica de
considerar a cada niño como un profeta.
De inmediato objeta Mangabeira el optimismo del
pensamiento hegeliano, cuando éste sostiene que “las
estructuras sociales representan una serie de incidentes en
nuestra historia, a saber: la de nuestra autoconstrucción
individual y colectiva, creadora de tipos de conocimiento
o de organización social y económica. Es decir que para
Hegel hay fuerzas comparables a leyes que conducen al
éxito (determinismo histórico) de esos sistemas de
organización o de conciencia.
Más adelante objeta M.U. la opción de un “pragmatismo
empequeñecido”, que consiste en abandonar todo intento
de encontrar por encima o más allá de las sociedades y de
las culturas, “un lugar desde donde juzgar sus
instituciones, prácticas y discursos” (p. 16). Según
Mangabeira no podemos comprometernos con esta
desnaturalización de la sociedad y de la cultura, pues
implica un “desvio del destino para recuperar la
imaginación humana: nuestro interés material en la
economía práctica y el progreso tecnológico, nuestro
interés moral y político en la emancipación de los
individuos”. Esta ideología es denunciada por M.U. como
“una práctica subversiva y constructiva” (p. 18).
Para M.U. todas estas posiciones no hacen otra cosa que
sostener que “pensar en nosotros mismos y en nuestra
relación con la obra del hombre parece un mero
entremés”. “Si queremos ser más libres, sostiene, incluso
más libres para contemplar nuestra realidad como un todo,
solo podremos hacerlo conquistando más libertad para
comprender y actuar en el mudo.”
Continuando con su crítica al pensamiento filosófico
clásico, Mangabeira se ocupa de Leibnitz y su filosofía
perenne, para quien “una sociedad bien organizada es
aquella en la cual cada grupo ocupa un lugar o desempeña
su papel dentro de una división predeterminada del
trabajo” Según Leibnitz “el orden externo de la sociedad y
el orden interno de la personalidad se refuerzan
recíprocamente y empiezan a desmoronarse si no se
apuntalan el uno al otro. Sostiene M.U con razón que “una
vez devaluado el mundo, en especial el mundo social,
todavía debe ser administrado”. Y agrega que no podemos
continuar afirmando una realidad de la Unidad, porque
logran resolver los problemas prácticos del orden social.
Para Mangabeira ese retiro amenaza con dejar tras de sí el
desastre: una ausencia de iniciativas y de creencias (p. 27).
En cambio la propuesta de M.U. es la realización de un
“pragmatismo radicalizado”, que tiene por objeto convertir
en inteligible e inflexible este desvío occidental de la
filosofía pernne (p. 29).
Para Mangabeira “el individuo, su carácter y su destino
son reales. Cada individuo es diferente de todos los que
han existido y existirán. Una vida humana es un
movimiento irreversible y dramático desde el nacimiento
hasta la muerte, rodeado del misterio y bajo la sombra del
azar” (p. 30)
Destaca M.U. que “lo que los individuos pueden hacer con
sus vidas depende de cómo está organizada la sociedad y
del lugar que ocupan en el orden social”. Este pensamiento
organizacional del maestro brasileño es absolutamente
compatible con nuestra prédica de la gestión de calidad en
la organización del trabajo, a la cual ya hemos hecho
referencia.
Desde este posicionamiento M.U. denuncia las
tergiversaciones llevadas a cabo por la (pretendida)
rebelión de Occidente, que (sin posibilidad de éxito)
pretende oponerse a la filosofía perenne del
fenomenalismo y naturalismo del perfeccionamiento
democrático. Sostiene el maestro que “no estamos en un
lugar divino, equidistante de la naturaleza y de la
sociedad, sino en el medio de la experiencia de lo personal
y de lo social (p 33).
A esta altura nos encontramos con la denuncia de M.U. al
perfeccionismo democrático que pretende llevar a cabo el
modelo democrático de los Estados Unidos. Este modelo
“ha tenido su auge en el país que repudió con mayor
fervor todo lo vinculado con la filosofía perenne y su ética
de la serenidad, es decir los Estados Unidos. Allí donde se
instaló la creencia en que una sociedad libre tiene una
fórmula institucional que, una vez descubierta, sólo
necesita esporádicos ajustes, en raros casos de crisis
nacionales o internacionales. Se trata de un dogmatismo
institucional, sostiene M.U. que niega la verdad de que las
promesas de la democracia solo pueden cumplirse con una
incesante renovación experimental de sus medios
institucionales. De este modo se instala una suerte de
idolatría institucional (p. 36).
Otra falsedad de dicho perfeccionismo democrático es la
“creencia de que, impidiendo la desgracia y la opresión
extremas, el individuo puede elevarse física, intelectual y
espiritualmente”. Ello no así, porque lo que se logra es
“perder de vista cuanto de nuestras experiencias privadas,
incluso en sus aspectos más íntimos, queda cautivo de la
forma en que está organizada la sociedad”.
Lo mismo ocurre con la adhesión del perfeccionismo
democrático a las concepciones decimonónicas de
propiedad y contrato: temas ya analizados en la primera
parte de este ensayo.
Sostiene M.U. que el perfeccionismo democrático se
equivoca al ver en el esfuerzo personal del individuo una
via a la auto-suficiencia frente a la muerte. Agrega que
“nuestra tarea consiste en afirmar la realidad de la
diferencia y de las transformaciones…para tener en
cuenta: “la desproporción entre nuestro deseo de
universalidad y nuestras circunstancias particulares; la
relativa debilidad de cualquier comprensión que creemos
poder alcanzar del mundo no humano; la imposibilidad de
encontrar de encontrar un contexto abarcador de todos los
contextos, y un marco de referencia indiscutible e
inalterable que le de sentido y dirección a nuestra
experiencia; la certeza de que moriremos como seres
naturales efímeros a pesar del carácter de nuestros deseos
y pensamientos que están abiertos a la infinitud” (p.39).
1.1. Reivindicación del pragmatismo como punto de
partida.
Mangabeira reivindica al pragmatismo como un punto de
partida inexorable, pero superable camino al
experimentalismo democrático.
Sostiene que “lo importante es crear un mundo de ideas
acerca de la mente, de la naturaleza, del individuo y de la
sociedad, reivindicando el gran intento revolucionario de
unir las ciencias y la democracia, el experimentalismo y la
emancipación, la humanización de la sociedad y la
divinización de la humanidad”. (p.41) Una suerte de
evocación del pensamiento de Saint Simon en sus
objeciones a Carlos Marx, en su tiempo.
La idea fuerza de M.U. es la de la “infinitud del espíritu
humano, en el individuo y en la humanidad”. Sostiene que
en la era de democracia, la filosofía, al igual que la poesía
o la política deben ser proféticas. Es decir que el hombre
como agente de la historia es un niño profeta que camina
al experimentalismo democrático, como ya lo hemos visto.
Pero aclara Mangabeira que “ningún filósofo o tradición
filosófica en los dos últimos siglos tuvo el monopolio de
esta profesia. Ella está en todas partes” (p. 42).
Para M.U. “el pragmatismo fue la filosofía nacional de la
que hoy es la potencia dominante en el mundo, y esto lo
vuelve sospechoso”. Camino a “una evidente adulación
del poderoso”, agrega el maestro. Se trata de un
“empoderamiento” del individuo, es decir de su elevación
a un poder y a una libertad semejante a la de los dioses”
(p. 43).
Por este camino M.U. está en condiciones de definir la
imagen del agente humano, que resulta irreductible a
cualquier conjunto de influencias causales que incidan en
él. Reconoce Mangabeira que todas estas ideas han sido
influidas por la sabiduría de Nicolás de Cusa, que viviera
entre 1401 y 1464). A partir de allí reconoce que “el
pragmatismo, aunque reducido y domesticado, representa
la filosofía viva en la actualidad: no es un tema académico
de profesores, sino del mundo, porque representa hoy en
día el poder dominante, bajo el riesgo de convertirse en la
“idolatría del poder”, en una “genuflexión” ante la
filosofía nacional de una democracia imperial (p. 44). De
este modo la denominación “pragmatismo” se aplica a la
filosofía nacional propia del poder dominante que
configura la globalización.
Se pone de manifiesto en Mangabeira que “la filosofía es
una utilización intensiva de las facultades transgresoras de
la mente”. Con ese espíritu se aproxima al pragmatismo y
el maestro justifica el uso de ese nombre (p.45).
Hay tres ideas del pragmatismo que M.U. se esmera en
destacr. En primer lugar el pensamiento de Charles Peirce
sobre el significado de los conceptos, cuyo mayor valor
está en “la manera en que se disipa una superstición que
esclaviza la mente (p. 47). Esto lo lleva a concluir a
Mangabeira que “la tesis central de su libro es que la
conexión entre pensamiento y practica es mucho más
intima y se logra mucho mejor cuando nuestras mentes se
dirigen hacia nuestros propios problemas: los intereses de
la humanidad (p. 47).
Esta concepción de Peirce sobre la objetividad de los
conceptos, para M.U implican la convergencia de las
creencias del observador ideal con el naturalismo. Sin
embargo, agrega, “si nos liberamos del enfoque
naturalista…al obtener un sustituto del conocimiento
prohibido” ...si no fuéramos mortales, convalidaría nuestra
exigencia de comprender solo a través de nuestra
capacidad de predicción y de control (p. 48).
En segundo lugar M.U se ocupa del pragmatismo
estadounidense en la “teoría de la verdad” de William
James. Esta teoría afirma “que la representación de la
realidad y la experiencia del deseo están vinculadas
internamente. Tesis que ha sido acusada como “una
filosofía que toma por realidad una quimera”. Ello obliga a
“reinterpretarla y radicalizarla”, porque “una doctrina que
corroe el naturalismo queda privada de su vigor”, con el
resultado de “una dilapidación de una oportunidad de
desarrollar parte del aparato intelectual útil para el
progreso de una causa” (ps. 48 y 49). Destaca M.U. que
los errores de James relativizan su valor.
El tercer pensamiento que trata M.U. es el de John Dewey
sobre “la experiencia”, que es una suerte de tercer legado
del pragmatismo estadounidense. Se trata de otro ejemplo
de “una traición a una visión radicalizada a favor de un
compromiso con el naturalismo” (p. 50). En Dewey
Mangabeir ve “la imagen del agente humano arrojado a un
mundo plagado de restricciones”, un mundo en el cual
todo puede convertirse en otra cosa y en el que nada es
permanente. “El hacedor de herramientas es el mismo
hombre como herramienta”. Para M.U la idea de un
hombre como agente que se resiste, en un mar de
contingencias, lo convierte en poca cosa. “La
naturalización del hombre será su deshumanización” (p.
51).
Frente a estos pensamientos Mangabeira concluye que “un
pragmatismo radicalizado, más fiel a sus propios
objetivos, debe resolver estas ambigüedades de una
manera decisiva a favor del agente (de los hombres), y de
sus ambiciones”. Hay “que revelar como se puede
reorientar el pensamiento y reorganizar la sociedad…” (p.
52).
1.3. Los conceptos fundamentales en el pragmatismo.
Primero Mangabeira aborda el tema de la “agencia”, que
no es otra que el “agente humano, determinado y esposado
por el contexto y por la tradición, por convenciones y
dogmas, desde su nacimiento hasta la muerte, por enigmas
que no puede resolver” (p. 53).
“La razón natural de esta precariedad es que no estamos
hechos como dioses, sino como seres naturales efímeros,
con un alcance de percepción y de experiencia limitados”
(p. 54). Afirma M.U. “que no podemos espiritualizar a la
naturaleza: solo podemos elegir entre hacer algo con ella o
dejarla por su cuenta”, concluyendo que “…al final, no
podemos tener la esperanza de convertir a la naturaleza en
nosotros mismos” (p.55).
Luego M.U. aborda el tema la “contingencia”. Sostiene
que “el hecho de que el universo sea de determinada
manera y no de otra, es el elemento irreductible de
contingencia en la cosmología que más defiende la
necesidad de relaciones constantes en el universo” . “Esta
contingencia no es una especulación vacua, es un peso que
soportamos con dificultad…” (p.56).
Después M.U. se ocupa del “carácter decisivo de nuestra
lucha histórica en torno a la configuración de la sociedad y
de la cultura…que están teñidos por dogmas
culturales…no podemos dividir nuestra experiencia entre
lo personal y colectivo: el tiempo histórico se filtra en el
tiempo biográfico” ( 57).
El cuarto tema es el papel que juegan la fortuna y la gracia
en la vida humana. Esto lo lleva a Mangabeira a ocuparse
de “la futuridad”, donde “el tiempo es real para la
existencia humana, es una presión que enfrentamos con
intensidad creciente” (p.57). “Vivir para el futuro es la
forma de vivir en el presente sin estar por completo
determinado por las presentes condiciones de la
existencia” (p. 58). “La futuridad tendría que dejar de ser
un problema y transformarse en un programa: deberíamos
realizarla para potenciarnos” (p. 59).
Al fin llega M.U. al “experimentalismo”. Que “es menos
una idea aislada que una combinación de los otros temas”.
Lo que agrega Mangabeira es “la concepción de lo nuevo
y de su creación”: entender una situación es captar sus
posibles transformaciones (p. 59). Cuando el maestro
sostiene que “acelerar la producción de lo nuevo es
convetir el modo de trabajar en conjunto de las personas
en una plasmación social de la imaginación” (p.59),
insistimos nosotros que utilizando conceptos de gestión de
calidad, como ya le señalarámos en la primera parte de
este estudio.
El tema se vuelve recurrente cuando M.U. señala que “la
forma de cooperación práctica refleja la combinación de
análisis, síntesis y abducción (Peirce)”, para concluir que
“la organización del trabajo se vuelve razón practica a
caballo” (p. 60). De este modo el experimentalismo
establece los términos a partir de los cuales podemos
cambiar todos los demás dominios, “para que los cambios
dependan menos de las crisis”. Se trata de “organizar la
lucha por el dominio y los usos del poder gubernamental,
por el dominio de los medios institucionales a través de los
cuales podemos hacernos reclamos mutuos” (p. 61). De
este modo “el experimentalismo es autopromoción
existencial, es cambiar el contexto de las disposiciones
preestablecidas…”
Representa en Mangabeira “la
solución al problema metafísico…”, porque para
“concretar cualquier cosa debemos organizar la
experiencia y la sociedad. Ese es nuestro pensamiento: sin
organización no hay libertad, ni justicia social.
Las propuestas que M.U. realiza en tal sentido es
“moverse dentro del contexto establecido que nos permita
anticipar oportunidades que todavía no se han concretado
y que quizas ni siquiera permita que se concreten. Es
organizar la sociedad y el pensamiento de manera que la
diferencia entre reproducir el presente y experimentar con
el futuro disminuya y desaparezca. “Entonces nos
volvemos al mismo tiempo más humanos y más
semejantes a dioses” (p. 62). En esto hay en Mangabeira
una proyección paulo-freireana que supera a Freire.
1.4. Las lecturas erróneas del pragmatismo.
Sostiene M.U. que “como filosofía el pragmatismo falló
en hacerles justicia a las ideas de agencia, contingencia,
futuridad y experimentalismo” inspiradores del
pragmatismo. La consecuencia fue “impedir que el
pragmatismo llegara a ser digno de su poder visionario”,
sobre todo en los Estados Unidos. (p. 62)
M.U. propone “una reorientación del pragmatismo, que
equivalga a la liberación de una visión encadenada”.
Reconoce que “toda innovación importante en el
pensamiento o en la sociedad requiera una pequeña
rebelión”. Señala que “las iniciativas que más importan
son profesías, además de reformas, y sus agentes deben
luchar contra todo lo que en su situación defraude sus
profesías”. Es que no somos prisioneros, afortunados o
desafortunados, del mundo social. (ps. 63 y 64). Un
optimismo a favor de la libertad por parte de M.U.
Entonces el maestro nos entusiasma con su discurso
metafórico cuando nos dice: “es como si pudiéramos
disipar la oscuridad que rodea a nuestros
conocimientos…encendiendo súbitamente las luces, sin
tener que haber realizado el trabajo de las ciencias
naturales, y sin haber estado limitado por el carácter
especializado, dependiente de sus herramientas…” (p. 66).
Y señala que “no se deduce de nuestro estar encerrados en
la naturaleza el que podamos dejar (de) planificar ese
encierro…como si no fuéramos quienes de hecho somos”.
“Sin embargo, podemos hacerlo sólo con pasos
localizados, pero acumulativos”. Una suerte de paciencia
oriental en M.U. (p. 67)
Después nos agrega, significativamente: “No podemos ver
el mundo con los ojos de Dios: pero podemos cambiar
nuestra situación. Producir una formación de pensamiento
que pueda sostener y guiar una acción transformadora y
que prescinda de las ilusiones de una superciencia natural”
(p. 67).
Le llega la hora a Manguebeira de evaluar al pragmatismo
de los Estados Unidos. En tal sentido nos dice que “el
pragmatismo es la filosofía de la potencia dominante en el
mundo”. Agrega que la tentación (en los Estados Unidos)
ha sido permitir que el contenido de su método quedará
comprometido con los defectos de la cultura nacional de la
cual el pragmatismo es vocero (p. 68). Tambíén destaca
que cuando en USA se subestima la medida en que el
entero orden de la sociedad y de la cultura representa una
política petrificada, se vuelve esclavo de sus propias
creaciones no reconocidas. Además M.U. resalta que “en
gran medida, un elemento principal de la cultura
estadounidense subestima la naturaleza mutable de la vida
social y exagera el grado en que el individuo puede
escapar a las consecuencias de su mortalidad, su fragilidad
y su ignorancia acerca del escenario fundamental de la
vida humana” (ps 68 y 69).
Para Mangabeira “el culto a la Constitución es meramente
el caso extremo de esta idealización absoluta de una
concepción abstracta del mercado, de la democracia y de
la sociedad civil libre”(p.69). Este culto a un liberalismo
sin reglas es el que ha llevado al suicidio, virtualmente, al
capitalismo durante la Presidencia Busch. Es con ese
resultado recesivo y paralizante con quien tiene que luchar
el flamante Presidente Barack Obama.
2 Una concepción de la humanidad y sus variables
fundamentales.
2.1. Señala Mangabeira que “no es el menor servicio que
la democracia le presta la humanidad el de crear un clima
más favorable para semejantes exploraciones” al estilo
pragmatico de vida económica. Lo hace atacando a las
formas extremas y arraigadas de desigualdad y por su
confianza en la capacidad de los hombres y mujeres
comunes y corrientes. Agrega que el pragmatismo que
vale la pena salvar y radicalizar es otro nombre para la
filosofía que se hace cargo de estos problemas. Una vez
radicalizado, el pragmatismo solo puede ser detenido por
un regreso al ascendiente pagano de lo impersonal sobre
las personas. Contra dicho paganismo el mundo entero ha
estado luchando para derrotarlo, sostiene M.U.
Como contracara a tan fuerte afirmación podemos señalar
que también se presenta, en forma parelala y tambien
vigorosa, una lucha contra el fundamentalismo religioso,
que no brega por el fortalecimiento de los valores de un
humanismo enaltecedor, sino para persistir en una suerte
de “guerra santa”, llena de sangre, fanatismo, falto de
solidaridad humana.
Señala M.U. que la concepción medular del pragmatismo
se encuentra en “lo particular: en lo relativo tanto a
personas como a sociedades concretas. Solo existe lo
particular, nos indica (p. 76).
También nos indica que si bien las instituciones sociales
organizadas, si bien nos moldean, nunca lo hacen por
completo. Afirma que “el carácter incontenible de la
mente y del individuo se repite en la experiencia de la
humanidad como totalidad (p. 77). En tanto que enfatiza lo
negativo de considerar el concepto de infinito como una
creencia que eleva al hombre: cuando ello ocurre nos
encontramos con un estigma de nuestra condición humana
que nos marca significativamente (p. 77).
Impugna Mangabeira la rutina y la repetición a que está
acostumbrada nuestra sociedad, factores perjudiciales que
le han hecho perder mucho a la vida humana. Y nos dice
que “el pragmatismo radicalizado, cuando se acelera, se
convierte en el instrumento filosófico de esta repetición
rutinaria (p. 78). Esto pone de manifiesto que la propuesta
de M.U. de instalar un experimentalismo democrático, se
opone al referido pragmatismo radicalizado.
Por cierto que “disminuir la distancia entre las actividades
de preservación, posición conservadora de quienes tienen
bienestar, con la necesaria transformación del contexto, a
favor de quienes tienen déficit de bienestar, implica para
M.U. un programa de “revolución permanente”. De este
modo la palabra revolucion, lo dice Mangabeira, pierde
toda su aura de romanticismo (p. 79).
Entonces se pregunta el maestro ¿Dónde encontramos una
guía en el punto de avance o de transgresión?
La propuesta de Mangabeira esta dirigida a cambiar la
relación de los hombres con los contextos sociales y
culturales que han generado su cautiverio. Esto no solo
podemos hacerlo, sin que debemos hacerlo (pag. 78).
Estas ideas nos evocan la idea de revolución que nos ha
legado Ortega y Gasset al mundo hispánico: no se trata de
cambio de abusos, sino de los usos sociales. Tremendo
desafío cultural el de lograr cambiar los usos sociales, por
cierto.
M.U. sostiene el objetivo liberal de fragmentar el poder,
pero repudia el objetivo conservador de reducir la
velocidad de la transformación política de la sociedad. En
esos términos Mangabeira realiza una propuesta
parlamentarista, a favor de elecciones anticipadas frente a
una crisis política, aun dentro del presidencialismo. Pero
M.U. aclara que por mas enérgica que sea la acción
política, ella sin organización resulta efímera y peligrosa
(p. 81). Discurso de Saint Simon a Carlos Marx,
anunciándole el inexorable fracaso del colectivismo.
La vuelta de tuerca que propone Mangabeira a favor del
cambio lo es el municipalismo. Defiende la
experimentación federativa. Pero además, el maestro del
Brasil de los intereses vitales de los individuos,
disfrutando de una herencia social de recursos básicos
cuando los requiera en momentos críticos de su vida. El
Estado debe poder intervenir en la práctica u organización
económica y social, devolviéndoles a las víctimas su
condición de agentes decisivos (p. 82).
3. Tiempo y experiencia, en la propuesta de Mangabeira
Unger.
Sostiene M.U. que nadie puede negar que somos parte de
la naturaleza. Pero corresponde contrastar la experiencia
natural de la humanidad con la experiencia humana de la
naturaleza. Afirma que nuestro conocimiento orientado
hacia la acción tiene una ventaja sobre el conocimiento
disociado de la acción. Hay que rechazar la posibilidad de
que el conocimiento más confiable es el conocimiento
impersonal (p. 91).
El pensamiento humano tiene que enfrentarse
permanentemente a la resistencia que le impone la
naturaleza que nos rodea, son palabras de M.U. y agrega
que debemos seguir adelante confiando en un principio de
eficacia (p. 92). Somos como ciegos que usan bastones
para detectar los obstáculos delante de ellos.
Le importa a Mangabeira poner énfasis en que el hombre
resuelve sus problemos de una manera muy distinta a
como si fuera una máquina o un zombi. Ello ocurre porque
lo hace por su capacidad de representar situaciones como
una totalidad, aunque esa representación sea incompleta:
es inexorable a que el hombre se enfrente con la
ambigüedad, la duda y la oscuridad (p.92). Pero el hombre
debe ser capaz de no repetirse, tiene un impulso a la
innovación, a la inventiva y a la trascendencia, está
impulsado por la imaginación. Esta es la naturaleza en la
acción del hombre.
De este modo el hombre es un creador porque tiene
conocimiento de su propia creación. Es así como el
hombre puede prescindir del bastón de los ciegos. De este
modo el hombre se ha convertido en un ser con conciencia
de su destino colectivo (ps. 93 y 94). Pero la contraparte
de su actitud constructiva es el impulso iconoclasta de
negar la realidad que tiene el hombre para terminar
poniendo resistencias a generar reformas. Pero cuando
existe capacidad para generar reformas, lo hace en
provecho del crecimiento económico, manifestándose el
interés en la permanente subversión de todos los esquemas
arraigados de división y jerarquías sociales (p. 95).
El costo que genera la resolución de los problemas
sociales es que, para bien o para mal, estamos interesados.
Lo cierto es que “la idea de una sociedad libre basada en la
cooperación entre los individuos, con la garantía de una
igualdad de oportunidades y de respeto, no tiene
traducción a una única determinada organización de la
vida humana” (p.96).
“Por todas estas razones, sostiene M.U., nuestro pensar el
mundo que construimos permanece siempre hundido en
las sombras de la ambigüedad, las proyecciones, la
decepción y el autoengaño, la voluntad haciéndose pasar
por la comprensión, la idea esperando convertirse en
realidad” (p. 96).
“Podemos caer en la tentación de malinterpretar nuestro
éxito limitado y particular en la predicción científica y en
el control tecnológico como un signo de vemos al mundo
como realmente es” . “La filosofía perenne tuvo su forma
de cometer esta equivocación. El naturalismo moderno la
cometió de otra manera” (p.99).
Y ahora el tiempo. Un dilema profundamente planteado
por M.U. en el terreno filósofico. “Una antinomia que
revela el conflicto entre la realidad del tiempo, el carácter
histórico del universo, y la representación causal del
mundo” (p. 100). De cara a esta antinomia M.U nos
enseña que un orden social y económico, una vez
estabilizado por la interrupción del conflicto institucional
e ideológico, muestra relaciones regulares. Pero ello no
puede llevarnos a la tentación de confundir sus rutinas con
las leyes universales y eternas de la organización social,
nos vuelve a enseñar el maestro. “La historia de la teoría
social demuestra que en nuestros pensamientos acerca de
la realidad no llegamos a aceptar con facilidad el carácter
histórico de nuestra existencia. Pero, de todos modos,
terminamos por aceptarlo” (p.101)
Cuando M.U. se enfrenta con la necesidad de elucidar la
“antinomia de la objetividad”, llega a la conclusión de que
“en el mundo humano resolvemos dicha antinomia a favor
de la acción y de la vida” (p.104). A la hora en que el
hombre asume la organización institucional e ideológica
de la vida, M.U. sostiene la existencia de tres etapas:
En la primera hay una explosión de conflictos y de
inventiva: pero no son momentos de revolución en el
sentido fantasioso del Siglo XIX, son meramente
episodios de una reforma revolucionaria. En la segunda
“ceden los conflictos fundacionales y las estructuras
institucionales se van enfriando”. Y en la tercera el
momento fundacional se aleja demasiado de la experiencia
presente como para interpretarla con claridad y autoridad.
Concluye M.U. que “ningún conjunto de innovaciones
sociales y culturales es más importante que el que nos
permite apurar la sucesión de estas etapas compactándolas
con otras” (ps. 105 y 106).
M.U. desarrolla cinco hipótesis una visión sobre la
realidad del tiempo y sus consecuencias:
Primera hipótesis: “El tiempo es la transformación de la
transformación”. El tiempo es el contraste entre lo que
cambia y lo que no cambia. Entre los postulados de la
realidad del tiempo, el más sospechoso es el de conexión.
Sin embargo no puede haber transformación de la
transformación sin conexión entre las cosas. El tiempo
presupone el espacio, pero lo rehace continuamente (ps.
110 a 116).
Segunda hipótesis: “El tiempo todo lo domina”. Más tarde
o más temprano todo cambia: también las leyes de la
naturaleza. Esta idea es desconcertante, pero no es
absurda. Decir que las leyes tienen una historia es decir
que se desarrollan junto con los fenómenos que gobiernan.
El acertijo de los parámetros que no se pueden explicar
ilustra un problema más general y recurrente en la historia
de la ciencia. Haciendo una analogía con el derecho
consuetudinario en la historia humana, algunos cambios
naturales están gobernados por leyes, otros cambian las
leyes (ps.116 a 124).
Tercera hipótesis: “No hay un horizonte cerrado de
mundos posibles”. Las situaciones posibles no son un
antecedente atemporal de la situación actual, son
simplemente una penumbra alrededor de lo actual. La
ausencia de un horizonte cerrado de situaciones
posibles…produce una serie de interrogantes en relación
con la explicación contrafactual. Como no existe un
horizonte cerrado, los cambios se producen bajo un
modelo sutil: como lo es el derecho consuetudinario en
relación con el estatutario. Entender algo es imaginarlo
cambiado, ver como y cuando puede cambiar y en que
puede transformarse. Debemos aceptar estas confusiones
como una inevitable tensión entre la realidad del tiempo,
con la visión de conexión e inferencia a la que nos
conduce nuestro enemigo ostensible: el pensamiento
lógico matemático.(ps. 124 a 128).
Cuarta hipótesis: “Las matemáticas se resisten a reconocer
la realidad del tiempo”. Esto es connatural al pensamiento
matemático. Pero la mente, producto de su historia natural,
es una máquina para resolver problemas: pero debe ser
más que una máquina, pues debe coexistir con la
plasticidad, la innovación y la trascendencia. Debemos ser
capaces de construir nuevas formas de comprender. Ello
es inseparable de la constitución misma del cerebro. Le
permite al hombre convertirse en un revolucionario para
ver el mundo como totalidad. Lo curioso es que M.U.
concluya que la “expresión suprema de este poder son las
matemáticas (p. 130). Y M.U. lo explica: la matemática
necesariamente explica, necesariamente es omnipresente a
partir de su razonamiento recursivo, necesariamente a
partir de su fertilidad para producir proposiciones
equivalentes. Pero las matemáticas son algo más: gozan
del atributo que les permite transformar los restantes
atributos, con lo cual purifican su producción del saber.
He aquí el elemento visionario de la matemática, su fuerza
impulsora e intoxicante. Lo de intoxicante merece una
explicación particular por parte del maestro Mangabeira.
Donde no cabe duda que existe claridad es en su
afirmación sobre que “nada es más real que el tiempo” (ps.
128 a 135).
Quinta hipótesis: “La experiencia humana posee una
estructura temporal ineludible”. No encontramos el tiempo
como seres sin cuerpo y sin contexto: lo encontramos en
situaciones particulares. Estar atados al tiempo es el
elemento que compartimos de una manera más íntima con
toda la realidad. Estamos hechos de tiempo. Somos
organismos que viven y que mueren. Perseguimos
proyectos y generamos lealtades. Tener conocimiento de
la muerte es un elemento central (en el caso nuestro nunca
nos hemos ocupado de la muerte, porque no sabemos
como hacer para ocuparnos de la nada: siento que hasta el
día en quejaré de respirar estaré naciendo, no a otra vida,
sino en el dejar de respirar). Pero es muy significativo que
M.U. nos diga que “la certeza de la muerte es un
escándalo y una afrenta porque impone lo irrevocable y la
finitud a nuestra experiencia de lo inagotable” (p. 137). A
través del tiempo perseguimos proyectos y generamos
lealtades.
Cambia el giro del análisis M.U. y se ocupa del tiempo
económico. Nos dice que “que nos ahorran tiempo para
esas actividades que todavía no sabemos como repetir bajo
una fórmula y plasmar en una máquina”. Nuestra
respuesta es que no debemos desentendernos de la
eficiencia en el ahorro del tiempo utilizado inútilmente por
el trabajo burocrático: clave de la gestión de calidad como
ya fuera analizado en la primera parte de este libro. Por
eso es que nos parece muy significativa esta aseveración
de M.U., con la cual coincidimos: “La expresión mas
importante del aspecto de la vida estandarizada en la
personalidade un personaje –un individuo cuya forma se
ha vuelto rígida- rodeado de un caparazón protector de
rutinas individuales y sociales”. Magnifica definición del
ogro burocrático, el devastador protagonista de aquello
que Max Weber describió como “dominación burocratica”
(ver su Economía y Sociedad publicado por el F.C.E.)
Entonces cambia nuevamente el giro del tratamiento del
tema M.U. Nos dice “La experiencia contraria es la que
alcanzamos cuando somos capaces de entregarnos con
gran decisión y sin reservas a nuestras relaciones y
proyectos (pa. 142). Es que entonces ya dejaremos ser
unos burócratas, sino un agentes enriquecidos por la
“educación como práctica de la libertad” que predicó
Paulo Freire, y que está perfeccionando M.U. con su
experimentalismo democrático. Pero M.U. muestra cierto
escepticismo en la materia, nos dice “¿Cómo podemos
vivir ambas experiencias de una manera simultaneas”. Se
esta refiriendo a la molestia que nosotros consideramos
como rutina burocrática, y al entregarse sin reservas, es
decir sin rutinas, a nuestros proyectos. Para nosotros el
camino, lo decimos una vez más, es la gestión de calidad
como ética transformadora de la organización del trabajo
humano (el pensamiento de M.U. verlo en ps 135 a 144).
4. La autoconciencia y la humanidad imaginada
4.1. La imaginación desactivada. Mangabeira propone
como camino para activar la imaginación, para
superar un pragmatismo democrático ineficiente,
trasegar los caminos de la racionalización, la
humanización y el escapismo. M.U. parte de la
base de que el experimentalismo no necesita
esperar una crisis para iniciar dicho camino,
porque parte de la “imaginación” como dotación
fundamental del hombre libre. Hagamos el
recorrido del camino indicado:
La racionalización es la tendencia que prevalece en las
ciencias sociales positivas, en especial la economía. M.U.
comienza por impugnar al marxismo, sobre todo por su
impotencia práctica en términos de lograr lo que se dice
buscar y, para ello sostiene las “formas sucesivas de
organización, económica y política propuestas por dicha
ideología, no constituyen sistemas indivisibles: entonces,
no pueden mantenerse unidos o caen juntos. Es decir que
se pretendió generar cambios a partir de generar
catástrofes, el resultado fue su caída.
Luego M.U. se ocupa de denunciar las insuficiencias del
economicismo. Sostiene que dicho fundamentalismo es
evadirse, es decir no hacerse cargo, de toda afirmación
causal y de los compromisos prescriptivos polémicos que
los pudieran llevar a un puerto seguro de neutralidad
analítica. El precio de esa pureza es la tautología y la
trivialidad (p. 149). La segunda forma de evasión de ese
fundamentalismo es la identificación de la idea abstracta
de mercado y de su eficiencia, con un régimen particular
de propiedad y de contrato. La tercer forma de evasión
consiste en evitar toda aclaración con respecto al vínculo
entre las regularidades económicas y el trasfondo
institucional e ideológico de las cuales dependen (p. 150).
En consecuencia, señala M.U. lo que no han hecho estos
fundamentalismo es reconocer el papel central de la
discontinuidad de la historia y el efecto decisivo de un
determinado escenario institucional e ideológico (p. 152).
Continua el maestro Mangabeira señalando que hoy en
día, todos los sectores cultos e ilustrados, creen que el
orden establecido carece de profundidad y autoridad, pero
que, de todos modos, es imposible de cambiar, excepto si
hay presión o una crisis. M.U. nos dice que “tienen casi la
razón”, pero que, asimismo, esa prevención es exagerada
(p.153).
Entonces Mangabeira comienza a desarrollar la linea
argumental de su experimentalismo democrático, ya
analizado en la primera parte de este libro. Para él el
cambio se logra “mediante las transferencias
compensatorias, para atenuar la desigualdad y la
inseguridad en la economía de mercado, por medio de una
redistribución retrospectiva” (p. 154). Hay que generar
claridad en nuestros deseos e intuiciones que nos orienten
a la justicia, según métricas establecidas.
Para lograr estos resultados se debe “realizar una campaña
sin tregua dentro del contexto, revelando sus fallas y
descubriendo sus posibilidades ocultas de transformación”
(p. 156).
De todos modos M.U. reconoce que aun así las
dificultades permanecen. Hay que definir que es lo que
buscamos ¿la expansión del número de los agentes que
tienen un acceso efectivo a los recursos u oportunidades
de producción, además de la diversificación de los
régimenes legales vigentes? o ¿se trata de la medida en la
cual cada uno de esos usuarios disfruta de un poder
incondicional sobre los recursos bajo su dominio?
La respuesta de Mangabeira es lograr instalar una profecía
social que abra el camino de la nueva era. Ya hemos visto
su propuesta pedagógica de lograr en cada niño en la
escuela a un joven profeta que abra el camino. En
definitiva el maestro reconoce que “la organización de la
sociedad y de la cultura son las que deben establecer los
términos en los cuales podemos lograrlo, subiendo o
bajando el umbral de las posibilidades” (p. 160).
4.2. La autoconciencia reorientada
La reorientación de la autoconciencia que propone
Mangabeira la propone, como una necesidad explicativa y
crítica, en un sentido episódico y sistémico, agregando que
“podemos invertir la situación de una manera sistémica,
forjando ordenamientos institucionales que disminuyan la
distancia entre lo que hacemos dentro del marco y en
relación con el marco” (p.161). A nosotros nos gratifica
este compromiso epistemológico del maestro brasileño a
favor del sistemismo, al cual hemos venido adhiriendo con
firmeza desde nuestra publicación del libro Cibernética y
Política (Ed. Ciudad Argentina, Mendoza, 1986).
Agrega M.U. que todo el campo de estudios sociales e
históricos debe aceptar la necesidad de una división
intelectual del trabajo y de las disciplinas especializadas
que se basan en esa división del trabajo (p. 162).
4.3. Una visión inicial de la mente
En ese caso Mangabeira se ocupa de las paradojas que
existen entre la mente y la naturaleza humana. Primero lo
hace en relación con la paradoja entre el cerebro y la
mente, que reside en no poder describir adecuadamente la
experiencia de la conciencia en términos físicos (p. 163).
En relación con la capacidad de producir algo infinito de
algo finito, ello lo cambia todo y conforma la experiencia
de nuestra conciencia en su totalidad (p. 163). Agrega
M.U. que nos encontramos con una ambigüedad en el uso
del concepto de conciencia, podemos atribuirle conciencia
a otros animales, pero “no lograremos trazar un mapa de
lo que nosotros, los seres humanos, reconocemos como
vida conciente” (p. 164).
Sostiene M.U. que el poder recursivo de complicar es
esencial y dominante para la conciencia. El cerebro tiene
plasticidad. Pero lo más interesante es la siguiente
afirmación del maestro: “El posible paralelismo entre la
organización de la sociedad y la organización de la mente
prefigura la idea central de un programa político fiel a las
aspiraciones y a los presupuestos del experimentalismo
democrático”(p. 165). Esta es una de las afirmaciones de
principio mas importantes en la obra de M.U. Implica que
la organización es la clave del experimentalismo
democrático, tanto cuando se refiera a la sociedad, como
cuando se refiera a la mente humana: es la clave de
política transformadora por la cual brega el maestro. No
menos importante es su afirmación: “En este punto nos
convertimos en menos semejantes a animales y en más
semejantes a dioses”. Impactante.
Nos toca ahora considerar la paradoja que se produce entre
la naturaleza humana y la historia. Señala M.U. que cada
aspecto de nuestra experiencia no es nunca definitiva en la
historia. Esto es consecuencia de que solo podemos vivir
con un ordenamiento estable en la sociedad, con el
pensamiento como trasfondo. No existe un ordenamiento
natural o definitivo. Además, nos señala, que “podemos
cambiar lo que somos en un sentido colectivo sólo con
lentitud y en los márgenes: es decir en relación con lo que
somos ahora” (p. 166).
En un sentido correspondiente nos dice M.U que “Que
estemos a merced de la historia no hace que seamos fáciles
de moldear. No podemos volver a fojas cero. Pero
“podemos cambiar la relación entre la repetición y la
innovación en nuestra experiencia colectiva, usando lo
repetitivo, que se plasma en las prácticas y en las
máquinas estandardizadas , para facilitar la aparición de lo
que no se presta a repetición” (p. 167).
Otro señalamiento trascendente de M.U. es que “La forma
habitual de la persona, su disposición con respecto a los
demás, así como hacia las perspectivas de su propia
existencia, es su carácter. Nos han enseñado que el
carácter se convierte en destino (ps. 167 y 168). Pero no se
trata, nos dice, de forjar un carácter al angostamiento de la
existencia…El asunto no es hacerle la guerra a los hábitos,
ni hacerse la guerra a uno mismo, sino forjarse un estilo de
existencia, el cual pueda bajar lo suficiente nuestras
defensas como para fortalecer nuestra disponibilidad para
lo nuevo, nuestra adhesión a la vida y nuestro amor al
mundo” (p.. 168): profunda definición ética de M.U.
4.4. Impugnación de la mente como una computadora.
Trascendente posición esta de M.U. La mente no es una
computadora organizada en elementos modulares y
discretos: ello no es innato al hombre. Esto no es verdad
como consecuencia de un proceso de selección natural, a
la manera de un darwinismo aumentado y corregido. Esto
no es totalmente erróneo, pero es unilateral (p. 168).
Además se destaca que “la mente no pasa simplemente de
una similitud en la sintaxis a una atribución de significado:
puede utilizar una sintaxis similar a través de distintos
significados y transmite significados similares a través de
distintas sintaxis (p. 169). La mente tiene el poder de
producir resultados que ningún conjunto cerrado podría
generar: la mente sintetiza y subvierte al mismo tiempo.
Logra nuevas conexiones eliminando las viejas.
M.U. destaca la importancia de la mente como
imaginación. El otro es la sociedad que se reestructura
progresivamente sobre el modelo de la imaginación. Y
agrega que el resultado de la lucha o competencia entre la
vida social y cultural, da forma a nuestra experiencia de la
mente.
En este contexto remata M.U. con un pensamiento que
resulta de mucha significación por la impronta que
contiene: “También descubrimos que la historia del
mundo no ofrece una lista corta y cerrada de formas
alternativas de organización social, política y económica,
y mucho menos una sucesión evolutiva de sistemas
institucionales indivisibles que se siguen el uno al otro por
una inexorable lógica de transformación” (p. 171). Es
decir que para Mangabeira su propuesta de
experimentalismo democrática es un camino abierto, paso
a paso, adecuado al cambio de circunstancias, para instalar
efectivamente la igualdad social como consecuencia de la
“educación como práctica de la libertad”, en la vía del
pensamiento freireano.
4.5. Los dos aspectos de la mente
Señala Mangabeira que cada vez que una persona aprende
a realizar una cosa repetidamente, logra que la máquina lo
haga. Es decir la máquina va sustituyendo al hombre por
decisión humana, esto a favor de la libertad del hombre
para hacer otras cosas, señalamos nosotros.
El poder de la mente es lograr hacer. Para ello hay que
partir de un aspecto que M.U. llama “modular”, es decir el
hacer especializado. Pero además el hacer es, en la
terminología del maestro, formulario: es decir que se hace
a partir de formulas. Ellas son “un principio, un medio y
un fin”, siguiendo a M.U. Lo que estamos viendo es un
seguimiento del pensamiento de Max Weber en “sus
fundamentos sociológicos de la acción social”, materia
que fue el objeto de nuestro libro “Introducción al
pensamiento social de Max Weber” (Ed. Pannedille,
Buenos Aires, 1970, agotado). En Weber se habla de que
la acción social esta determinada por motivos (principios
para M.U.), se lleva a cabo a partir de medios y está
orientada a un fin: todo lo cual determina el “sentido de la
acción social”. Algo muy del tipo del pensamiento de
M.U. que comentamos.
Pero Mangabeira agrega que la mente tiene, además, el
poder de infinitud recursiva y el poder de iniciativa
formulaica, a partir de lo cual se realizan infinitas
combinaciones de elementos finitos; pero por el poder de
iniciativa no formulaica hace cosas no sometidas a reglas
(p. 173). Formidable avance de M.U., luego de noventa
años, en relación con el estudio weberiano (Economía y
Sociedad se escribió por los años 1920, como obra
póstuma del gran sabio).
Agrega M.U. que el poder de infinitud recursiva implica la
capacidad negativa de la mente: volverse contra si misma,
probando,
negando,
subvirtiendo,
eludiendo
y
transformando (p.173). Señala también que “la conciencia
es trascendente: no puede confinarse en un marco cerrado
de prespuestos. Agrega que la “conciencia es
sorprendente”, al margen de ningún conjunto de reglas
previas. Ello es una camino a la novedad.
Continúa M.U. sosteniendo que “la mente está encarnada”,
de modo tal que funciona como instrumento para resolver
problemas. Finaliza M.U. este capítulo sosteniendo que “la
mente es un proyecto inacabado, no sólo como las ruinas
de la historia natural, sino también porque no hay ningún
patrón con que medir las relaciones entre sus partes que no
dependa de lo que hemos hecho nosotros mismos en la
historia” (p. 177).
4.6. De una concepción de la mente al señalamiento de
un rumbo
En este capítulo Mangabeira comienza preguntándose
¿qué deberíamos hacer con nuestras vidas y cómo
deberíamos organizar nuestra sociedad? Tremenda
cuestión, por cierto. Su primera respuesta es que “el
mundo manifiesto del cambio y de la diferencia es
ilusorio” (.p. 178).
Encuentra M.U. que “dentro del individuo, los apetituos
sensuales deben subordinarse a los impusos orientados a la
acción, a la comprensión de una realidad universal y
profunda” (p. 178); que “la forma suprema del
compromiso sin renuncias, es vivir para el futuro y luchar
para darle a la vida un rumbo, de manera de vivir como
seres no conformados de un modo completo y definitivo
por creencias y ordenamientos establecidos” (p.180).
Señala que nuestra insaciabilidad es el estigma de nuestra
infinitud.
Luego establece que si tenemos éxito estaremos mejor
capacitados para pertenecer a un mundo cultural y social
determinado y al mismo tiempo estar fuera de él. Y nos
indica que “no es cierto, como creían los liberales y
socialistas, que exista una armonía preexistente entre
nuestro interés práctico en el progreso económico y
nuestro interés moral en la emancipación del poder del
hombre” (p. 182). Es que Mangabeira encuentra que la
base de la experiencia para avanzar en la superposición del
progreso material y los requisitos para la emancipación
humana, reside en el papel que tienen para el progreso las
expresiones sociales del segundo aspecto de la mente. Así
mismo nos dice que “no tenemos que elegir entre una
sustitución revolucionaria de lo establecido y su
humanización a través de la redistribución compensatoria
mediante impuestos o a través de la idealización de la ley:
algo común en nuestras prácticas políticas. En cambio
considera que podemos y debemos mezclar las categorías
de reforma y revolución, prefiriendo un cambio, que si
bien será paulatino, pueda volverse revolucionario por
efecto acumulativo (p.185).
Su conclusión es que si todavía dependemos de las crisis
como parteras del cambio, debemos aprender a organizar
para no depender de las calamidades. Las formas
particulares del progreso siguen siendo enigmáticas y
controversiales.
5. Los proyectos de transformación de Mangabeira
Unger en el campo de la política, la religión y el
pensamiento especulativo.
Se orienta M.U. por abogar a favor de una particular
revolución, de tipo universal, tanto espiritual como
política. Entiende que podemos ser humanos solo
resistiendo las limitaciones de las estructuras establecidas,
dentro de las cuales nos movemos. Y señala que “contra
esta creencia se erigen los proyectos revolucionarios que
nos han enseñado a salir al encuentro de los problemas.
Propone, en cambio, una perspectiva que nos motive para
salir al encuentro de los problemas . Una posición fuerte
en Mangabeira es que descubrimos y nos rebelamos contra
los límites de las circunstancias en todos los aspectos de la
experiencia (p. 191).
Concluye que “sería triste y heroico si no pudiéramos
hacer más que rebelarnos”. Pero se anima a invitarnos
realizar actos de resistencia y de inventiva, aspirando a
“una felicidad basada en nuestra liberación y superación,
no en nuestra esclavitud y rebajamiento: ello será un
despertar” (p. 192).
Es decir que la enseñanza principal de Mangabeira, nos lo
señala él mismo, es que “nos divinizamos para vivir, no en
que vivimos para divinizarnos” (p. 193).
5.1. Se señala un falso escape
Destaca Mangabeira que una forma de fuga es la negación
de la verdad. La comprensión del mundo requiere la
abstinencia de la imaginación. Esto merece un explicación
más detenida por parte del maestro, nos parece. En cambio
señala que la organización de la acción “termina por
aniquilar la voluntad”.
El resultado (de la fuga) es “un empequeñecimiento de la
experiencia”. Prefiere “otra forma habitual de huir que
consiste en descansar en una secreta camaradería entre
nosotros y las fuerzas que gobiernan el mundo” (p. 195).
Observamos en estos dichos un cierto conservadurismo
que se resigna frente al dolor humano.
También observamos un cierto optimismo en Mangabeira
cuando nos dice que “aquello que como un credo muerto
puede parecer una negativa a reconocer lo ajeno del
mundo, es capaz de convertirse en una fe viviente: en la
esperanza de que el mundo puede cambiar con el tiempo y
perder su enajenación, que puede ser elevado y redimido
(p. 196).
De todos modos reconoce que “aceptando nuestra
esclavitud no nos esforzaremos por ser más grandes y más
libres” (p. 197).
5.2. Voluntad e imaginación
Ahora Mangabeira reivindica la imaginación. Nos dice
que ella “informa e inspira a la voluntad”, porque ésta
provee el interés práctico, a la resistencia en la
reconstrucción, con los cuales la imaginación puede
ponerse a trabajar (p. 197). Señala M.U. que esta feliz
unión, entre voluntad e imaginación, empezará a
disolverse tan pronto como la imaginación deje de seguir
de cerca nuestras acciones. Parecería que el maestro
considera que el exceso de imaginación pone en peligro a
la acción (¿revolucionaria y eficiente?
Encontramos una cierta respuesta a estos dilemas cuando
M.U nos dice que “para vivir y actuar con éxito, debemos
enfrentar al mundo manifiesto…en beneficio tanto de una
comprensión causal como del poder transformativo, para
lo cual nos debemos embarcar en la investigación
científica (p. 200).
Pero sorprendentemente Mangaberia le pone límites a
dicha investigación. El principal de ellos es la utilización
de la matemáticas, porque dicha ciencia utiliza un
“lenguaje resistente al tiempo”, lo cual nos aleja de la
realidad, nos dice(p. 201). Nos preguntamos: cómo va
aprovechar M.U. los descubrimientos científicos sin el uso
de la estadística matemática, que es el principal
instrumento de la gestión de calidad en la organización del
trabajo. Esta resistencia de Mangabeira al tiempo de las
matemáticas proviene de los presupuestos filosóficos que
determinan su experimentalismo democrático. Ello
demuestra que dicha vía no se hace cargo de la
importancia que tiene medir el antes y el después del ritmo
del trabajo social: clave de la mejora continua la
organización de gestión de calidad.
En cambio para M.U. el uso de la matemáticas es un
peligro para el adecuado para poder “aprovechar los
descubrimientos de la ciencia para el proyecto de
recuperación” que busca el experimentalismo democrático
(p. 201). Y agrega: a medida que el mundo cambia, las
reglas por las cuales cambia, también cambian. “O las
leyes no lo gobiernan todo…o lo gobiernan todo, pero
ocurre algo bajo su dominio que las cambia de todos
modos” (p. 201”. Resulta interesante analizar esta posición
de M.U. desde el punto de vista del derecho. Está claro
que el maestro se refiere a leyes naturales. Pero no
podemos olvidar el derecho y la política no son naturaleza,
a partir de la afirmación de un hombre libre, objetivo que
no es negado por Mangabeira.
Un colofón interesante de este capítulo lo encontramos en
la afirmación de M.U. cuando nos dice “No seremos
felices porque nuestra conciencia del mundo permanecerá
dividida entre la poesía de la experiencia y la ciencia de la
naturaleza” (p. 202). Está claro que M.U. la poesía está en
la esencia de la experiencia.
5.3. El conflicto entre los requisitos que posibilitan el
autodominio.
Afirma Mangabeira que “nos necesitamos los unos a los
otros”. Pero “esta interconexión también implica una
amenaza. Implica la amenaza de quedar subordinados…”,
los unos a los otros, señalamos nosotros. El vínculo entre
los hombres “consiste en vivir nuestras vidas bajo la guía
de libretos colectivos, que nos dicen como pensar, sentir,
hablar y actuar” (p. 204).
Para poder superar los conflictos posibles para los
vínculos entre los hombres, M.U. propone los siguiente:
a) El amor personal, que no es ni eros ni ágape: dado
que intenta sobrevivir a la repetición y a la rutina en
el encuentro, transformarlas;
b) La cooperación en pos de la innovación, que modera
la tensión entre los imperativos de la cooperación y
de la innovación. A tal fin, “no debemos permitir que
ningún esquema establecido de división y de
jerarquías sociales predetermine las formas en las
cuales las personas pueden trabajar juntas” (p. 205).
Señala M.U. que “tanto el amor personal como la
cooperación en pos de la innovación, ambos nos exigen
aprender a vincularnos los unos a los otros” (p. 205).
También señala que los hombres no debemos ser
insaciables a la búsqueda de reconocimiento y aceptación.
“Lo cierto es que exigimos de los demás lo que un ser
humano no puede darle a otro: la seguridad incondicional
de que de que hay un lugar para cada uno de nosotros en el
mundo…” (p. 207). Denuncia M.U. que los hombres “no
podemos dejar de ser insaciables, exigir lo incondicional
de lo condicionado, sin dejar de ser humanos”.
De este modo, nos indica el maestro llegamos al umbral
del ser que genera nuestra infelicidad. Todavía no somos
esos seres capaces de comprometerse sin repetirse, como
los seres radicalmente originales que todos desearíamos
ser. “Debemos rehacer la sociedad la sociedad y la cultura
para transformarnos en esas personas de una manera más
completa: para poder llevar a cabo, las formas de
experiencia que se plasman de un modo excepcional en los
casos límite de amor personal y de cooperación en pos de
la innovación” (p. 208).
Agrega M.U que “la decisión de rehacer la sociedad en su
nombre (de los hombres) continua estando controvertida.
Más bien se la resiste de continuo. Para progresar debemos
reconstruir nuestro mundo. Esta reconstrucción se
convertirá en una lucha…Es un camino al que no podemos
renunciar”…¿Cómo podemos rehacer sin luchar o luchar
sin herir? Se pregunta finalmente Mangabeira (p.209).
5.4. El individuo y el carácter
Nos dice M.U. que podemos concebir instituciones y
prácticas que nos hagan más fuertes y más libres, y por
ende más humanos. Agrega que “al reducirnos a la versión
rutinaria de nosotros mismos, dejamos de ser plenamente
humanos. Nos empequeñecemos, empezamos a morir” (p.
211).
Entonces, continua el maestro, “para encontrar algo mejor
debemos ser capaces de experimentar con nosotros
mismos. Para buscar el cambio en nuestra relación con los
escenarios colectivos, debemos ser capaces de buscar el
cambio en nuestra relación con nuestro propio carácter.
No podemos modificar nuestro mundo si no nos
modificamos a nosotros mismos” (p. 211). Define sus su
conclusión diciendo que no podemos esperar a que estre
trabajo se realice en los prolongados tiempos de la
historia, porque vivimos una sola vez: ahora.
5.5 Tiempo histórico y tiempo biográfico
M.U establece que se hace inexorable cambiar las
condiciones de fondo de la vida social. El hombre debe
vivir en una sociedad comprometida a despertar y equipara
con los poderes de la imaginación a todas las personas, no
sólo a una elite de visionarios. La solución a los problemas
de nuestra infelicidad tienen lugar en el tiempo histórico.
Nosotros vivimos en el tiempo biográfico y estaremos
muertos antes de que se vuelvan más reales (p. 214).
Según el maestro, el contraste entre el tiempo histórico (es
decir el de la especie, nos parece), y el tiempo biográfico,
amenaza con instalar la desproporción entre la naturaleza
indiferente y la frágil humanidad. Y señala esta impactante
afirmación: “Si tratamos de convertirnos en instrumentos
sacrificales de un proyecto colectivo de transformación,
nos arriesgamos a convertirnos no solo en nuestros propios
enemigos, sino también en un peligro para la humanidad”
(p. 214). Hay un realismo conmovedor en el filosofo de la
transformación de la injusticia, como lo es Mangabeira:
pero ello no lo hace bajar sus brazos, de todos modos, nos
parece.
Es por eso que nos dice con firmeza, que el individuo debe
traducir la esperanza colectiva en una forma de vivir
ahora. Debe considerar la repetición como una incitación a
hacer lo que todavía no es repetible (p. 215).
5.5. Las profecías del arte
“La señal es el lugar del arte en nuestras vidas”, nos lo
dice M.U. El arte es una promesa de felicidad. Lo es para
la totalidad (es decir para la humanidad), y la felicidad de
la resolución. Entiende Mangabeira que, de este modo,
está proponiendo una alternativa a la filosofía perenne,
que él justifica cuando afirma que “la comedia es más
profunda y más verdadera que la tragedia” (p. 216). Todo
un optimismo lúdico en esta definición.
Agrega M.U que el arte encarna la más grande esperanza
de resolución, y entiende que “se convierte en una forma
de visión. Luego analiza y nos dice que “la música es la
profesía de nuestro poder de aceptarnos a nosotros
mismos, mientras nos hacemos libres y fuertes, desafiando
la repetición. Es un encantamiento (p. 216).
En tanto que las artes visuales, es M.U. quien habla, son
una profecía de nuestro poder de reconciliar la
imaginación del mundo, con el descubrimiento de una
estructura oculta. Finalmente, concluye, las artes orales o
escritas son una profecía del poder de cada uno para
vincularnos con otros, sin renunciar a una experiencia
diferente y a una voz única (p. 216).
6. La invención permanente del futuro
El proyecto que propone Mangabeira es la cooperación
experimentalista, tanto en los negocios como en la escuela,
así mismo en la organización de la política y la cultura. A
partir de este trabajo democrático el hombre puede
transcender sus contextos, para achicar la brecha entre la
conservación del estado de cosas con la transformación del
contexto. De este modo, nos lo dice M.U,
transformaremos permanentemente el futuro (p. 2l9).
Dicha cooperación tiene la capacidad de mitigar el
contraste entre los papeles de supervición y de
implementación. Y tiene una relativa fluidez en la
definición de los papeles mismos de su implementación.
La cooperación experemintalista equivale a un tipo de
esfuerzo para transformar a la sociedad en un espejo de la
imaginación (p. 220).
Sostiene M.U. que se debe combinar y superponer, en los
mismos dominios, la cooperación y la competencia. Se
deben reinterpretar sus intereses e identidades de grupo.
De este modo Mangabeira realiza una impugnación del
fordismo, sosteniendo que no ha logrado dichos
resultados. Nosotros agregamos que, por las mismas
razones, corresponde aplicar gestión de calidad en la
organización del trabajo.
Considera M.U. que la redistribución compensatoria a
través de impuestos y transferencias, asi como el apoyo
político para las pequeñas propiedades y los pequeños
negocios familiares, no son suficientes. Esta posición ya la
había planteado M.U en su democracia realizada, que
hemos considerado en la primera parte de este estudio,
agregando que dicha redistribución no es suficiente porque
mantiene dividida la sociedad.
Según Mangabeira para superar esta división se necesita
establecer un experimentalismo avanzado, versión reciente
y más extensa de un amplio espectro de habilidades de
cooperación y experimentación (p. 222). Una primera
propuesta es evitar las desigualdades extremas de
oportunidad, respeto y reconocimiento, como también la
insistencia constante en la igualdad de recursos o
resultados (p. 223).
Lo importante, según el maestro, es que la división social
y jerárquica no predetermine rígidamente la manera en que
las personas puedan trabajar juntas. Para ello se debe
limitar la transmisión hereditaria de las ventajas
económicas y educativas a través de la familia. Lo
importante es hacernos a nosotros mismos, más fuertes y
más libres, eliminando las desigualdades arraigadas. Las
personas deben ser responsables de su cuidado recíproco
(principio de solidaridad) (p. 224).
Otra condición que propone M.U. es aumentar las
capacidades de los hombres y mujeres comunes y
corrientes, protegiéndolos de la opresión gubernamental o
social, dotándolos y de medios económicos. La escuela
debe ser portavoz del futuro más que de la comunidad o
del gobierno. Debe reconocer en el niño al profeta
amordazado y lograr rescatarlo de su familia, su clase y su
tiempo (p. 225). Se trata de una verdadera revolución en
las costumbres sociales, de largo aliento, así como de gran
complejidad, porque no está en el espíritu de Mangabeira
suprimir a la familia como factor de formación humana.
Continua M.U. proponiendo “extender en la vida social” la
revisión de las prácticas sociales: principio de revisión. (p.
225). Resulta ilustrativo que M.U. nos diga que “no sólo
no existe una forma natural de vida humana, tampoco
existe formula definitiva institucional y cultural para la
democracia (p. 226).
Nos señala el maestro que necesitamos de la diferencia en
pro de la igualdad. Es decir nuestro clásico principio
juridico de “igualdad en igualdad de circunstancias” (p.
227). A tal fin se deben abrir una puerta común de
innovaciones democratizadoras y experimentalistas. “Se
debe desarrollar una democracia de alta energía, una
economía de mercado democratizada, una sociedad civil
organizada e independiente y un legado educativo y
económico, tanto para la resistencia como para la acción”
(p. 228).
Propone Mangabeira un régimen de comercio global que
tenga como objetivo para su organización, más que la
maximización del libre comercio, la reconciliación de las
trayectorias alternativas de desarrollo nacional dentro de
una apertura de la economía mundial. Insiste en que el
capital y el trabajo deben ganar juntos (propuesta ya
analizada). También en instalar una gran libertad de
movilidad laboral, que es la más poderosa de todas las
fuerzas igualadoras y un puntal para la libertad individual
(p. 229).
Por encima de la igualdad M.U. “valora la grandeza de los
poderes y de la experiencia del ser humano común, así
como la proliferación en la humanidad de personalidades y
de formas de vida fuertes y contrastantes Las variantes
heoricas y aristocráticas de autodominio deben ser
reiventadas en el proceso de su democratización (p. 229).
Es decir que el experimentalismo democrático de M.U. es
una aristocracia sin trabajo esclavo, a favor del mayor
igualitarismo posible, realizado paso a paso, en la
organización del trabajo: es decir aplicando gestión de
calidad. Para nosotros una manera de superar las
insuficiencias de la social democracia, que también es un
objetivo explicito por parte de M.U.
7. La democracia como antidestino
7.1. El experimentalismo democrático
Sostiene M.U. que la ambición más grande de la política
no es conseguir que las personas puedan mantenerse en
orden, sin vitalizadas. Que el primer obstáculo que se debe
superar es el enfrentamiento entre la rutina y la revolución.
(p. 233).
La idea de una política revolucionaria, sostiene M.U., es
sólo un mito o, al menos, un caso límite. Con esta
fantástica idea de cambiar la totalidad, la revolución se
vuelve una coartada, a lo que se le opone: la humanización
de un orden que ya no somos capaces de volver a
imaginar. Concluye que “la verdadera política
revolucionaria es la reforma revolucionaria” (p. 234).
Señala M.U. que “necesitamos entremezclar las categorías
de reforma y de revolución. Lo que debemos querer es
cambiar todo en la vida social, una cosa a la vez. Es un
método gradualista, pero con resultados revolucionarios”
(p. 235)
Luego señala que “una señal de éxito sería un aumento del
nivel de energía y de contenido estructural de la política,
sin necesidad de una crisis. Otra señal sería la atenuación
de la calidad excepcional de la vida política. Y una tercera
nos llevaría a la generalización de la experiencia de una
agencia política efectiva: la de resolver problemas
colectivos mediante soluciones colectivas. Por último
tendremos que fortalecer la idea de la vida política como
un antídoto contra el destino, y como garantía de nuestra
capacidad de comprometernos con el mundo social, sin
rendirnos ante él” (p.236).
7.2. La radicalización de la democracia
Propone M.U. –para lograr dicho objetivo radicalizadorfavorecer un sostenido incremento de la movilización
política, del involucramiento popular en la vida cívica.
Para ello hay que modificar el modo de financiar la
política, incrementar la libertad del acceso los medios de
comunicación de masas, tanto a los movimientos sociales,
como a los partidos políticos (p. 237).
Asimismo se deben combinar aspectos de la democracia
representativa con la directa o participativa, con la ayuda
de las instituciones representativas, porque, de lo contrario
fracasan. Ese camino es el antídoto más poderoso contra la
oligarquía en todas sus manifestaciones. Dicho tipo de
participación directa se debe utilizar en la implementación
de políticas sociales, en decisiones presupuestarias, así
como en plebiscitos utilizados para superar puntos
muertos en las diferencias entre los poderes de gobierno
(ps. 238 y 239).
Otra vía con el mismo objetivo, señala M.U. es introducir
una crítica al lenguaje tradicional de los derechos
fundamentales(p.241).
Finalmente, cabe disponer “el gradual desarrollo del
principio universal de herencia social: que todos cuenten
con unos recursos mínimos, con asignaciones
convenientes en tal sentido. A ello se debe agregar el
otorgamiento de beneficios especiales a favor de personas
con talentos extraordinarios (p. 243). Pero M.U. destaca
que lo más importante debe ser investigar las causas de la
exclusión o desventaja de las personas que se ven
necesitadas de la ayuda del Estado: esto no se está
haciendo sistemáticamente en lugar alguno, nos dice (p.
243) Además, la ayuda no puede generar milagros, frente
a disminuidos por razones genéticas. Pero no se debe dejar
de atender al desarrollo de los talentos. A veces la ayuda
no debe ser monetaria, sino otorgar el tiempo requerido
para cuidar de una manera directa a quienes se encuentren
necesitados (p. 244).
8. La reinvención de la socialdemocracia
En este capítulo Mangabeira se dedica a señalar las
razones por las cuales la respuesta de occidente a las
emergencias
y
desequilibrios
del
capitalismo
descontrolado, que no ha sido otra que la instalación de la
socialdemocracia, especialmente la escandinava, ha sido
superada el cambio de la historia, llegando a la conclusión
que solamente una sistema solidarista de experimentación
democrática, como el que él propone, puede lograr la tan
ansidada justicia social real en el mundo.
Sostiene M.U. que la socialdemocracia tuvo como objeto
controlar las situaciones de inestabilidad que puede
producir el mercado, a fin de darles seguridad económica a
ciertos sectores sociales que sufren privaciones. Para eso
se instalan un conjunto de principios, a saber: el derecho
adquirido a mantener su trabajo; la defensa de los
propietarios de bienes de producción contra la
inestabilidad de los mercados de capital; la tenencia
accionaria cruzada en la red de negocios para garantizar su
protección, especialmente las pequeñas empresas, las
propiedades agrarias, defendiéndolas de la competencia
doméstica y extranjera; también la protección de las
empresas familiares; la redistribución retrospectiva a
través de impuestos y transferencias (ps. 250 y 251).
Dicho programa ha ido variando con el tiempo, de modo
tal que se ido priorizando el logro de un alto nivel de
ayuda social, como última linea defensiva de los afectados
por el sistema capitalista. La consigna mayor es lograr la
mayor flexibilidad del mercado, aunque no se logre gran
inclusión de gente en el sistema (p. 252).
M.U. señala que “el primer problema de las
socialdemocracias es la estrechez de la puerta de entrada
de la sociedad a los sectores más avanzados de la
economía” (p. 253). Los otros problemas señalados por
Mangabeira son: las formas avanzadas de producción y de
aprendizaje, responsables de una creciente participación
en la riqueza social; el incremento del sector industrial
declinante de producción masiva; lograr que las personas
se ocupen, unas de otras, para atenderse recíprocamente en
sus necesidades, en especial los jóvenes, los ancianos y los
enfermos, que en general a cargo del Estado; la existencia
de trabajo inestable y carente de derechos de
representación, poblado de trabajadores temporarios(p.
258).
Todos estos problemas han ido perdiendo protección
particularizada, a partir de que, como lo sostiene M.U. la
solidaridad social se reduce al envio de cheques por
correo. Nada queda en común, “excepto la idea de pasado
compartido, el resplandor póstumo de una memoria
nacional que se ha vuelto sentimental” (p. 258).
Nos dice Mangabeira que para que la solidaridad social se
convierta en realidad no basta con que los individuos
entreguen un poco de dinero, deben entregar un poco de
sus vidas (p. 259).
Otro gran problema de la socialdemocracia destacado por
M.U. es “que le niegan al individuo las oportunidades de
superar los confines de una vida limitada”. Destaca que
hacia fines del siglo XX la gente, fatigada de sufrimientos
y placeres, se puso en manos de políticos, de animadores
de espectáculos (sobre todo en Argentina, destacamos
nosotros), y de filósofos que les enseñaron la ponsoñosa
teoría de que la política debe empequeñecerse para que los
individuos se engrandezcan. Como consecuencia de esto
quedó sometida a una suerte de somnolencia narcoléptica,
acompañados sólo por sus íntimos, y actuando como
títeres o como beligerantes protagonistas de una
guerra(p.260).
Cómo puede la gente salir de esa triste situación, para
M.U. su respuesta es su propuesta de experimentalismo
democrático y cooperativo, que ya hemos analizado. De
este modo se puede lograr la inclusión de las masas de
trabajadores comunes y corrientes, excluidas de los
círculos de producción y aprendizaje avanzado (p.261).
9. La religión y el despertar del individuo.
Para Mangabeira la religión consiste en la conexión del
hombre en tanto se encuentra imbricado en el problema de
la trascendencia. Empezamos a morir de muchas pequeñas
muertes. “Ningún progreso de las ciencias naturales podrá
eliminar la sombra que envuelve al hombre. Ellas solo
pueden ofrecernos una historia del universo. No puede
hacer nada para reducir la distancia entre el ser y la nada,
o para explicarnos cómo y porque el ser surge de la nada,
o porque no somos Dios en vez de unos seres
condenados”. (p. 269).
“Nuestra mortalidad centra nuestra experiencia en una
breve, irreversible y dramática sucesión de misterios”. (p.
269).
“La narrativa de la salvación ubican nuestra lucha con los
problemas de la conexión y de la trascendencia en un
contexto de mayor significación y esperanza. Las
relaciones entre las personas prefiguran nuestra relación
con Dios, quien, de este modo misterioso, nos necesita
como nosotros lo necesitamos a él”, no los señala M.U. (p.
269).
Nuestros grandes problemas seculares –la causa de la
democracia y el alivio de la pobreza- ganan en significado
por la participación que tienen en el trabajo de la
redención (p. 269).
“Uno de los problemas de la existencia es la aniquilación
del yo” En rigor la religión es “despertar del individuo a
otras personas y al mundo manifiesto” Este despertar es el
reverso tanto de la existencia como de la visión metafísica
que subyace en el planteo de la aniquilación del yo (p.
272).
Al enfrentar la certeza y lo irrevocable de la muerte, y al
ser incapaces de disipar el misterio de nuestra existencia,
estamos por lo general atareados con los problemas de
nuestra vida (p. 272). “Como consecuencia de ello
vivimos gran parte de nuestra vida en un estado de
somnolencia, representando un libreto escrito por otro”, lo
cual determina en reaccionemos haciendo desfilar sin
pausa ante nosotros el espectáculo de nuestro
deslizamiento hacia la muerte y de nuestra deambulación
en el sin sentido (p. 274). Resulta claro que en el
pensamiento de M.U. la religiosidad es la expresión de la
angustia existencial del hombre, ante la cual el
experimentalismo democrático trata de resolverla, cual
terapia psicológica, con una profunda dedicación humana
solidaria al servicio de su prójimo.
Se trata de un “paganismo tardío y forzado –son palabras
del propio M.U- como una antigua versión de la extinción
del yo” (p. 275). Ese actuar pagano del hombre, al realizar
su religiosidad como acción social “implica la supresión
de la individualidad, acompañada del apagamiento de la
conciencia y de los automatismos de la voluntad” (p. 275).
El actuar social se convierte en religión pagana, donde
Dios deja de ser en ente metafísico buscado como
consecuencia del misterio y del miedo a la muerte, para
convertirse en una manifestación solidaria humana, donde
el propio hombre se convierte en Dios. Se trata de una
suerte de panteísmo, posición filosófica que compartiera
nuestro gran pensador Juan Bautista Alberdi (ver en tal
sentido su “Fragmento Preliminar al estudio del Derecho).
Llega de este modo M.U. a describir la reacción humana
que él denomina “el despertar del individuo”, que se
convierte en un proyecto moral, proyecto que se encuentra
amenazado por una suerte de emboscada, porque el
hombre se da cuenta de “que la vida que llevamos es la
única que podemos vivir” (p. 277). Es evidente que para
M.U. dicho “proyecto moral” se ha convertido en religión
como acción humana, a la cual el hombre la vive como
Dios.
Advierte M.U. que la religión se convierte en una
orientación hacia el futuro, que es a su vez una forma de
vivir en el presente, donde el individuo no está del todo
determinado por la organización social y cultural (p. 277).
Fuerte protagonismo de la religión como determinante de
la conducta humana, protagonismo que actúa con el
resultado (doloroso) de que “nuestras vidas por lo general
terminan antes de que veamos que las cosas por las que
luchamos se hayan cumplido o han generado algo que no
habíamos deseado” (p. 277).
Un importante señalamiento de M.U. en su transitar la
religiosidad humana es su afirmación de que “no podemos
entregarnos por completo al mundo manifiesto y a los
demás si seguimos siendo títeres de un libreto que no
escribimos y los prisioneros de una situación que no nos
reconoced como los individuos capaces de trascender su
contexto que en realidad somos” (p. 278). Es por ello que
el hombre no tiene más remedio que preguntarse
¿entonces, que será lo próximo que hare? Esta es la
génesis del “despertar del individuo”.
En tal sentido M.U. nos dice “que lo que inspira este
despertar del individuo no es el resplandor de un ser único
que subyace al mundo fenoménico, como inspira la
versión contemporánea de la extinción de Dios…El amor
al mundo es la luz más débil de una llama más brillante, el
amor humano” (p. 279).
Resulta claro, en el pensamiento de M.U, que “la rebelión
romántica contra las estructuras, se continua en la
democracia, en la vía negativa que siempre existió, como
una herejía, dentro de las grandes religiones universales de
salvación personal” (p. 279).
En la forma que lo afirmamos aquí, nos lo dice M.U. “el
despertar del individuo puede parecer nada más que un
cristianismo sin Cristo y sin Iglesia…la doctrina del
despertar del individuo debe imponerse por su propia
fuerza” (p. 280). Y nos agrega más adelante que “el
diálogo de las más importantes tradiciones filosóficas de la
humanidad se ha convertido en un congreso de difuntos”
(p. 281).
Nos agrega M.U. que “el individuo despierta dos
veces…:una vez consiste en la afirmación de la
conciencia…”para luego transformarse en una experiencia
contraria: es decir con la pérdida de la conciencia”,
posición ésta que el maestro toma de Plotino. Se trata de
una dirección donde entramos con mayor plenitud en la
vida de nuestro propio cuerpo. “En otra dirección, dejamos
esa fortaleza en beneficio de dos clases de concentración:
que es una actividad que experimentamos como
absorbente y autojustificada, y la concentración en una
visión del mundo manifiesto, que nos rodea, que
experimentamos como suficiente para retener nuestra
atención” (p. 282).
De este modo, para M.U. “el segundo despertar del
individuo consiste en el descubrimiento dentro de nosotros
mismos de una exigencia de infinito, de absoluto. Una vez
que lo descubrimos, es irresistible, debemos vivirlo…Uno
es el descubrimiento de nuestro extrañamiento de los
mundos sociales y naturales” (p. 284).
“El otro acontecimiento que está en la base del segundo
despertar del individuo es nuestro reconocimiento, junto
con nuestro distanciamiento de la naturaleza y la sociedad,
del carácter ilimitado de nuestro deseo de la compañía de
otras personas” (p. 285). Clara referencial al
experimentalismo democrático y solidario por parte de
M.U.
En el pensamiento de M.U. el primer despertar del
individuo consiste en la afirmación de la conciencia de
una persona diferenciada, ya lo dijimos, aclarando ahora
que ello puede ocurrir en cualquier momento y en
cualquier sociedad y cultura. En tanto que el segundo
despertar es un descubrimiento que representa también
una perturbación: del descubrimiento del secreto de
nuestra infinitud y la perturbación de los ordenamientos y
de las creencias que la disimulan o la reprimen (p. 286).
¿Cómo deberiamos vivir -se pregunta M.U- para poder
realizar el segundo despertar, en tanto representa un ideal
y una orientación? Su respuesta es que “en nuestra vida
social y económica debemos hacer uso de la repetición,
que se plasma en prácticas estandarizadas y en máquinas.
En tanto que en nuestra vida moral debemos hacer uso de
nuestras disposiciones habituales, es decir de nuestras
virtudes, para ser nosotros mismos e ir más allá de
nosotros mismos” (p. 286). Esta claro que esta posición
del maestro logra distinguir con precisión lo que resulta de
la dominación burocrática, a la manera weberiana, de la
gestión de calidad en la organización del trabajo, como
ética freireana que él sigue y avanza en su estudio, como
ya lo hemos considerado.
Sostiene M.U que existen tres conjuntos de virtudes:
a) la virtud de conexión, es decir el respeto, la
tolerancia, la imparcialidad, que tiene que ver con la
manera en nos consideramos los unos a los otros;
b) la virtud de purificación, es decir la simplicidad, el
entusiasmo, la atención, que está vinculada al ascenso
del individuo en el curso de su primer despertar;
c) la virtud de divinización, es decir la apertura a nuevas
experiencias y a otras personas, que son los recursos
que desplegamos y las metas hacia las que nos
dirigimos en el curso del segundo despertar del
individuo. Todo este último desarrollo se encuentra
en pags. 286 a 288.
Este magnífico desarrollo ético de Mangabeira sobre la
etica privada y pública de su experimentación
democrática concluye con esta afirmación: “la práctica
de las virtudes de divinización modifica el significado y
el contenido de las virtudes de conexión” (p. 289).
10.
La filosofía: más allá de la superciencia y de la
autoayuda.
10.1. En sus últimos tres capítulos M.U. se ocupa de la
filosofía que es el sustrato teórico de su libro. En principio
considera que la filosofía ha sido (¿siempre?) superciencia
o autoayuda. Podemos afirmar que en los referidos
capítulos M.U se ocupa fundamentalmente de la filosofía
como autoayuda. Afirma que no existe la superciencia, o
al menos una que la filosofía pueda determinar (p. 290).
“La filosofía es un canon abierto, fuerte porque no nos
habla desde las estrellas, sino desde dentro, defendiendo la
imaginación como método excluyente y el espíritu contra
las estructuras estrablecidas”, son palabfras de M.U. (p.
292).
¿Por qué es útil la filosofia? Se pregunta el maestro y
responde “podemos utilizarla para reestructurar las
disciplinas que están organizadas y determinadas por la
organización profesional del conocimiento especializado
(p. 293). Insistimos que este es el rol de la teoría de
sistemas y de la cibernética para facilitar el
funcionamiento de la ciencia de la organización del trabajo
con gestión de calidad, también del conocimiento
pedagógico en ella implicado.
10.2. Primera digresión: la naturaleza en su lugar
Nos dice M.U. que en un principio necesitabamos de la
naturaleza, a la cual le rendíamos culto. Ahora la
necesitamos cada vez menos. La civilización es el antídoto
de nuestra dependencia de la naturaleza (p. 299). Es
indudable que la filosofía y las ciencias del hombre han
crecido, señalamos nosotros.
Según M.U. el acrecentamiento de nuestro poder sobre la
naturaleza puede dividirse en cuatro partes:
a) en primer lugar tenemos el deleite del jardinero.
Consideramos a la naturaleza como un escenario para
evadirnos de la lucha y del esfuerzo en una libertad
estética.
b) en segundo lugar existe la responsabilidad de
mayordomía. Nos vemos como administradores, en
beneficio de las futuras generaciones, frente a una
reserva de recursos no renovables que se va
reduciendo.
c) en tercer lugar nos encontramos con las debilidades
de nuestra condición mortal. Sólo una pequeña
fracción de la población del mundo está amenazada
por los desastres naturales, un número mucho menor
que el de víctimas de cualquier enfermedad. Y
nosotros agregaríamos: también inferior al número de
victimas que produce una guerra.
d) en cuarto lugar podemos caracterizar otro aspecto de
nuestra actitud hacia la naturaleza como la ambivalencia del titán. Ahora que necesitamos a la naturaleza, enfrentamos un conflicto que no tuvieron nuestros antepasados: “podemos cuestionar los efectos
de nuestras acciones sobre la naturaleza animada e
inanimada que nos rodea.
Concluye Mangabeira diciéndonos que “estas ideas
pueden inspirar nuestros esfuerzos para mejorar, a
través de la ingeniería genética, a la naturaleza dentro
de nosotros. Todo este capitulo en pags 299 a 303.
10.3. La segunda digresión: la grilla universal de la
filosofía.
Nos dice M.U “que en la historia mundial de la filosofía
hay un reducido número de opciones intelectuales
recurrentes…en la metafísica sucede muy poco…en la
filosofía práctica de la política y de la ética, unas pocas
posiciones intelectuales han dado cuenta de las ideas
más influyentes”.
Más adelante M.U señala que “la metafísica debería
denominarse metahumanidad. Su ambición secreta es
vernos a nosotros mismos desde fuera, como si
fueramos Dios” (p. 309).
Nos resulta interesante la afirmación de M.U. cuando
nos dice que “el dominio del derecho y la experiencia
de la confianza entre extraños, sustentados por la
coerción regulada y la difusión del amor, son
herramientas fundamentales para preservar los lazos
sociales. Pero son frágiles” (p. 310). En consecuencia,
agrega el maestro: “algo debe agregarse al imperio de la
ley y a la confianza mínima: se trata de la división
social del trabajo, proporcionada por una jerarquía de
clases o de castas…las cosas parecen ser así, pero todo
cambia”, sigue diciendo M.U.
“Lo que cambia son dos avances conectados entre si a
saber:
a) el primer avance que todo lo cambia es la detención y
desestabilización, que aun no ha terminado, de la idea
de la sociedad de clases. Esta idea no es, actualmente,
un hecho natural o invariable. Su contenido depende
de la naturaleza de las instituciones y de las creencias
equivalentes . Para concluir la consideración del
primer avance diciéndonos que “las grandes
diferencias entre los talentos humanos nunca
deberían hacernos olvidar el reconocimiento de
nuestra común humanidad y el deber de un respeto
igualitario” (p. 312).
b) el segundo avance que lo cambia todo es un súbito y
dilatado acrecentamiento del repertorio conocido de
posibilidades institucionales. Nuestros intereses,
ideales e identidades son rehenes de las prácticas y de
las instituciones que aceptamos como su realización
práctica (p. 313)
A partir de aquí Mangabeira se dedica a enfatizar que el
remedio frente a la nueva situación que vive el mundo,
sin que cambie la situación de penuria de millones de
seres humanos, es su propuesta de experimentalismo
democrático, base de todas sus preocupaciones
intelectuales
Sostiene M.U. que la lucha por la transformación del
mundo, en beneficio de la autotransformación, y a la
inversa, se han convertido en los ideales en torno a los
cuales se organiza la vida. Agrega “que esta forma de
pensar tiene dos raíces, que se entrecruzan. Una raíz se
hunde en la historia de nuestras ideas morales,
interrumpida y reorientada por la inspiración profética y
por las revoluciones religiosas. La otra se hunde en el
progreso de la democracia y en la consiguiente
liberación de los lazos de todos los esquemas arraigados
de división social y de jerarquía, sobre las cuales
fundamos nuestras expectativas y exigencias
recíprocas” (p. 317).
Finaliza Mangabeira Unger la enjundiosa investigación
contenida en su libro, que lo convierte en maestro,
diciéndonos que “La combinación de los cambios
morales y políticos rompe el molde histórico mundial de
la filosofía. Los dos cambios, combinados, abandonan
la metafísica a sus rutinas, apenas modificadas por los
descubrimientos de la ciencia. Pero cambian para
siempre nuestras ideas acerca de nosotros mismos (p.
320)
Y se despide con esta pregunta “¿Qué conclusión
podemos sacar de estas indagaciones acerca de la grilla
universal de la filosofía? Que no podemos volvernos
Dios y que podemos volvernos más que Dios”.
Nuestra humilde conclusión es que el fantástico aporte
de Mangabeira Unger a la filosofía económica de
nuestro tiempo, que hemos ido intentando reseñar en
esta síntesis nuestra, con sus humildes comentarios,
amerita la realización de un seminario, o de varios, con
la presencia del maestro brasileño, porqué no en nuestra
querida Argentina: para intentar ampliar el ya grande
rayo de luz con que ilumina Mangabeira Unger el
tiempo presente de nuestra historia.
TERCERA PARTE
III. LA ATERNATIVA DE LA IZQUIERDA
1. En el prefacio de este tercer libro que ha sido
traducido al español por el Fondo de Cultura
Económica (2010), el maestro Mangabeira fija
el sentido de esta nueva obra: que su
experimentalismo democrático denuncia que no
le alcanza al pueblo ubicado en la retaguardia de
la pobreza, con garantizarle prosperidad, ni
aliviarles esa pobreza, sino que debe enseñarles
a producir riqueza, a través de la auto-posesión
de bienes y de la auto-construcción de esos
bienes con su trabajo: que ello sido el papel
central “el papel central del entorno cristiano,
romántico y liberal de nuestras ideologías
seculares”.
Este libro es una actualización de su anterior publicación en ingles “What Sohuld the Left Propose” 2005.
2. Nos indica que la izquierda con su responsabilidad de realizar esa transformación. Que una izquierda recalcitrante solo trata la marcha de los
mercados, tratando de favorecer a las fuerza laboral organizada (los gremios), sin adevertir que
ese sector se está reduciendo en todo el mundo
2.1. En cambio otra izquierda, ya claudicante, solo
busca humanizar a los pobres, a partir una “practica redistributiva compensatoria” utilizando //
políticas de tributación y luego redistribución /
del aumento de lo recaudado.
2.2. Nos indica Mangabeira que necesitamos una tercera izquierda que “este decidida a democratizar
la economía de mercado y de profundizar la de-//
mocraica, con miras a lograr “un crecimieno económico con inclusión social”.
2.3. Es conclusión del maestro que “la alternativa de
izquierda requiere una imaginación programáti-
ca, que necesita además una teoría. En cierto sentido esta teoría aun no existe…la izquierda debe
prefigurar esta orientación intelectual tanto en su
prática como en sus propuestas”. A nuestro juicio
esto es lo que ya está haciendo Mangabeira Unger.
3. La segunda propuesta en dicho camino es pedagógico: es decir un sistema de educación “que libere
la mente a partir de un método analítico, dialéctico
y cooperativo. Para nosotros esto nos lleva a pre/
guntarnos ¿esto lo puede lograr la gestión de calidad? Porque M.U. nos agrega “que debe coincidir
la gestión escolar con los estándares nacionales de
la inversión y calidad”, entonces nos volvemos preguntar ¿Qué sentido tiene esta propuesta si la gestión
dominante en nuestro Estado sigue siendo burocrática, como nos lo enseñara Max Weber?
4.La tercera propuesta, y no podía ser de otra manera, es ética: no alcanzan los objetivos anterioriores si no logramos que los individuos se ocupen de sus familias, si no logramos una demo-//
cracia que sirva a nuestros intereses morales. //
Esto logrará aumentar la temperatura de la política, y la acelerará: nos lo enseña el maestro.
5. Mangabeira se ocupa del presente: se hace cargo de la crisis financiera económica y financiera del 2008. Nos dice que un keynesianismo //
disminuido y momificado ha actuado como la
luz opaca desde la cual trata de entender lo que
ha ocurrido.
5.1. La respuesta a la crisis han sido significativas
pero insuficientes: rescate de los bancos quebrados y políticas fiscales y monetarias expan
sionistas. Pero, nos dice el maestro, no se ha //
operado sobre la conexión entre recuperación
y la redistribución. Y agrega que la tarea de
la izquierda reconstructiva, hoy ausente, sería
convertir la economía de mercado en un vehiculo más efectivo de un crecimiento económico inclusivo
5.2 Señala M.U. que la organización de la econo-/
mia de mercado se beneficia con los beneficios
retenidos por las empresas y se pregunta ¿cual
es la utilidad de todo el dinero acumulado en
los bancos y en los mercados bursátiles. Este
análisis de Mangabeira nos hace preguntar a //
nostros ¿si esto es así, quienes depositan en los
bancos y mercados bursátiles: los ahorristas de
las pymes, los trabajadores autonomos o los en
relación de dependencia. Tenemos que pedirle
que nos lo explique el maestro.
6. Mangabeira señala que el acontecimiento más
significativo ocurrido después de la anterior //
blicación de este libro, es la aparición del ///
BRIC, es decir del crecimiento de tres nuevas
economías en el mundo -Brasil, Rusia,India y
China- que representan en la actualidad cerca
Del 15% del PBI del mundo, mas del 40% de
la población mundial y más de un cuarto de la
masa terrestre del planeta.
6.1.
Señala M.U. que la voluntad de resistencia a //
continuar con el modelo del capitalismo que
conocemos, sea liberal o asistencialista, se ha
visto inhibida por un “colapso de la imaginación” y en China y en Rusia agravado por la
negación de la democracia.
6.2.
Nos maravilla en el maestro que nos diga que
la imaginación programática que se necesita /
para transformar el capitalismo que ha fracasado, no se trata solo de planes de acción, no es /
arquitectura, es también música. Con un maestro de esta altura espiritual no podemos fracasar
en nuestros intentos de llevar adelante nuestro
rol de operadores de su pensamiento que nos
hemos propuesto.
7. Ya estamos ingresando en los capítulos del libro.
“El mundo está sometido al yugo de la dictadura
la falta de alternativas”, es el primer dictum de
M.U., para luego agregar que “históricamente se
ha demostrado que la obediencia rara vez de buenos resultados, lo que obtiene dividendos es la //
rebeldia”.
7.1. Pero es están fuerte la ortodoxia que nos
gobierna que no permite que los países rebeldes
desarrollen sus diversas formas de realizar su
rebeldía. Para luego avanzar a una herejía
universalizadota. Esa es la idea del maestro.
7.2. Y agrega: “La meta debería ser un pluralismo
mo calificado: construir un mundo de democracias en el que se delega al individuo el poder de
participar tanto como de disentir. No hay una //
interpretación única de lo que una democracia
puede ser. “Bajo una democracia, la profecía //
habla más alto que la memoria”.
8. Ahora M.U. se ocupa de “la desorientación de
la izquierda”. La izquierda esta desorientada //
porque carece de una idea de mundo. Carece
de alternativas. El dirigismo no es el camino:
parece ignorar que la economía, hoy en día, se
basa en el conocimiento. La redistribución compensatoria a favor de los pobres no es suficiente
porque subsisten las presiones a favor de la desigualdad. La izquierda no se hace de cómo ///
abordar los problemas de desconexión social y
de menosprecio personal, que la redistribución
compensatoria no subsana.
8.1 La izquierda ni siquiera sigue la verdad que //
Contiene la teoría social europea clásica: “la
sociedad no es dada, sino que se construye”.
8.2. En lo que sigue Mangabeira vuelve a ponernos
en la situación de sostener que su pensamiento
es absolutamente compatible con la gestión de
calidad que nosotros impulsamos. Fijémosnos:
a) Mangabeira dice “los mismos instrumentos con
los que se examinan las imperfecciones, nos
niegan los medios con los cuales examinar
alternativas”. Esta afirmación equivale al “mi-
rar lo que no veo”, primera clave de la gestión de
calidad, tan plena de pensamiento paulo freireano.
b) Para M.U. no alcanza con la humanización del /
trabajo, que utiliza la social-democracia. La
idea es endulzar un mundo que no podemos o
no queremos reconstruir. No alcanza con la redistribución compensatoria. La gestión de calidad es una pedagogía instrumentada en los talleres de trabajo, a partir del reconocimiento
mutuo entre todos los integrantes del grupo, /
incluido el jefe. Importan los resultados de la
auto-gestión creativa con igualdad de trato.
En esta evaluación que estamos haciendo entre el pensamiento de M.U. con la gestión de calidad, corresponde //
que señalemos que, cuando el maestro sostiene que su ///
propuesta de transformación es minimalista, en términos
de cantidad de reglas que deben aplicarse para regular la
actividad, y no maximalista, como se pudiera pensar, re-/
sulta importante señalar la diferencia que hay entre las //
las reglas que deben aplicarse al funcionamiento de la economía con las Reglas ISO de Gestion de Calidad. En relación con esto debemos señalar que las Reglas ISO no son
regulaciones a la actividad económica, sino instructivos //
aplicables al funcionamiento de los talleres u oficinas donde se desarrollan trabajos grupales, para conseguir acortar
los tiempos de labor, lograr que los productos o servicios
sean de máxima calidad o excelencia en beneficio de los
requerimientos de los usuarios o consumidores; esas reglas
son también instrumentos de comunicación humana, para
limpiar de conflictos posibles o reales entre los integrantes
del grupo de trabajo: por eso es tambien una tecnica
psicológica comunicacional, además de ser una tecnica de
mediciones de la mejora continua en lo que se hace.
Esta es la oportunidad que tengo para recordar la anécdota
de los tres picapedreros, porque nos resulta aplicable a lo
que estamos haciendo. Me encuentro en mi camino con
tres picapedreros, los tres estaban picando piedras.
Entonces me dirijo al primero y le pregunto ¿Qué estas
haciendo? El hombre me contesta: “lo que esta viendo,
estoy picando piedras”. Me dirijo al segundo y le pregunto
lo mismo. Es así que el hombre me contesta: “yo estoy
ganándome un salario”. Finalmente me encuentro con el
tercer picapedrero y le repito la pregunta. En este caso el
hombre me responde, mirándome a los ojos: “yo señor
estoy construyendo una catedral”. Pienso que Roberto
Mangabeira Unger, quien está trabajando cotidianamente
en su propuesta transformadora, lo que esta haciendo es
construyendo una magnífica catedral: un nuevo
capitalismo según lo hemos ido atisbando en su diseño.
8. Para M.U. la izquierda no solo carece de una
alternativa, una idea de mundo y una base social;
también carece de una crisis: en cambio, el acuerdo
institucional e ideológico que define hoy a la
socialdemocracia, fue forjado en el yunque del
colapso económico de los años treinta y de la guerra
mundial que le siguió. Hoy la izquierda solo puede
suavizar las consecuencias sociales del programa de
sus adversarios conservadores.
9. Existe sin embargo una alternativa, nos indica el
maestro: “la reorientación de la izquierda”. No basta
con humanizar el mundo social, hay que dar una
nueva forma a la producción y a la política. No
alcanza con orientar el mercado, ni con el dirigismo
gubernamental, el cambio viene por “el contraste
entre las maneras de organizar el pluralismo
económico, político y social…” cimentando una
tendencia a una mayor igualdad e inclusión en la
lógica organizada del crecimiento económico y la
innovación tecnológica, más que hacerla depender en
la redistribución por medio de la tributación y la
transferencia.
10.1. El objetivo es una libertad más profunda para
renovar y recombinar los ordenamientos del
entorno institucional de producción, a fin de que
coexistan
experimentalmente
regímenes
alternativos de propiedad y contrato: haciendo
del mejoramiento de la capacidad el objetivo
primordial de la política social. De nuevo M.U.
esta hablando en términos de gestión de calidad.
10.2. Mangabeira busca una forma de educación orientada al desarrollo de capacidades genéricas con-/
ceptuales y prácticas, más que del dominio de habilidades específicas de cada tarea. Nos dice que
buscaría generalizar el principio de herencia so-//
cial, con una participación mínima de cada uno
en los recursos que pueda recibir. Entendemos //
que se está refiriendo al incremento del impuesto a la herencia, según su propuesta. Pero tam-//
bién es necesario indagar como lograr ese desarrollo de capacidad genéricas indicado más arriba.
11. La clave “no es la humanización de la sociedad: es la
vinización de la humanidad”. Que fuerte y magnífico
pensamiento es el que nos propone el maestro. “El futuro le pertenece a la fuerza política que represente de
manera más verosimil la causa de la imaginación constructiva: el poder de todos de participar en la creación
incesante de lo nuevo”.
11.1. Para obtener estos logros la izquierda debe lograr //
que todos participen en su construcción, en lugar de
dejar este poder constructivo en manos de las elites
aventajadas.
12. Nos indica M.U. que hay cinco ideas institucionales //
que definen la dirección que debería defender hoy la
izquierda.
a) la preferencia por una recaudación tributaria elevada
y la voluntad de lograrla aun a costa de una imposi-/
ción al consumo regresiva y orientada a las transacciones. Esto significa para él, instalar una “econo-//
mía de guerra sin guerra”. Tenemos que recordar
que Mangabeira propone un impuesto al consumo
muy alto, regresivo sí, pero a partir de contribuyentes de mucho de altos ingresos.
b) la visión de una política social referida al “empoderamiento”, es decir al apoderamiento -del Estado //
por via del impuesto, nos preguntamos- y a la “ca-/
pacidad” -suponemos que se está refiriendo a la //
aptitud de cada uno-. Propone M.U. que esto se logre a partir de una educación temprana y permanente, dirigidas a un núcleo de habilidades genéricas //
conceptuales y prácticas. Nosotros diríamos que hay
instalar gestión de calidad desde el primer grado de
estudios. Para M.U es vital asegurarles oportunida-/
des especiales a jóvenes talentosos, a los trabajdo-/
res y a las personas carentes de herencia. También /
propone “disolver las clases por medio de una radicalización de la meritocracia.
c) se debe democratizar la economía de mercado….
Creando las condiciones para la organización de
más mercados, estructurados de manera más variadas, con regímenes diferenciados de propiedad
y contrato. Debe haber una tendencia ascendente
en las remuneraciones al trabajo. Se deben difundir los métodos más avanzados de producción, //
donde esté debilitado el contraste entre supervi-/
sión y ejecución, la atenuación de las barreras //
entre roles de trabajos especializados, por la mezcla de cooperación y competencia en las mismas
areas y por el trabajo en equipo como aprendizaje colectivo e innovación permanente. Nuevamente tenemos el testimonio que M.U. está tacitamente haciendo gestión de calidad. Entonces es ahora
el maestro quien se pregunta ¿lograrán gobiernos y
sociedades crear las condiciones para la difusión de
estas prácticas experimentales avanzadas en gran
parte de la economía y la sociedad?
Visualiza Mangabeira estas propuestas como una
intervención progresiva en el campo de la oferta, y
propone que estén acompañadas por iniciativas que
reviertan el prolongado descenso de la participación
del trabajo en el ingreso nacional. En realidad si
dicho descenso se produce es porque estamos en
presencia de Estados pobres. David Ricardo sostuvo
que los factores clave de la economía eran: la tierra,
el capital y el trabajo, pero en realidad la tierra y el
capital sin trabajo que los utilice no pueden generar
riqueza. Hecha esta discreción continuamos: M.U
sostiene que su propuesta, es decir fortaleciendo la
intervención del lado de la oferta, rescatará de la
zona gris de la economía informal o ilegal a los
cientos de millones de trabajadores, incluso en
países populosos, que carecen de empleos legales.
Señala el maestro que la participación en las
ganancias puede aplicarse a los trabajadores con
mayores ventajas y luego extenderse a sectores cada
vez más grandes de la población. También propone
que los trabajadores organizados (es decir los
sindicalizados) representen a los no organizados,
pues ello puede resultar muy efectivo. Es decir que
una paritaria beneficia a todos los trabajadores,
tanto a los regulares, como a los transitorios: esto es
verdaderamente justicia social. Para los sectores
bajos de la población propone subsidios para el
empleo, capacitación para los trabajadores de
salarios bajos y eliminación de todas las cargas
salariales e impuestos. Nos dice M.U que ninguna
de estas iniciativa es inflacionaria en si misma.
d) nos debemos negar a considerar que las transferen-//
cias de dinero en efectivo sean base suficiente para
la solidaridad social, porque ésta debe ocuparse
también de los demás. Para esto es necesario organi-
zar la sociedad civil por fuera del gobierno y del
mercado. Mangabeira nos debe ilustrar como
hacerlo
e) debemos instalar una política democrática de alta
energía. No es suficiente con una democracia adormilada, que se despierte de vez en cuando frente a
una crisis militar o económica. Se debe rescatar a la
gente mediante garantías de herencia social o de
ingresos mínimos (nos preguntamos: ¿qué se
entiende por herencia social?), así como mediante la
intervención correctiva de una rama del gobierno
especialmente diseñada y equipada para ese fin.
Dicho rescate debe alcanzar a las circunstancias de
exclusión de la gente que no puede escapar por sus
propios medios: esto implica un esfuerzo continuado para combinar la democracia representativa con
la democracia directa. Nos resulta claro que este es
un desafió para quienes queremos convertirnos en
operadores del experimentalismo democrático en
cada país.
Nos aclara Mangabeira que su propuesta no busca
reemplazar al mundo real de intereses por un
ciudadano altruista, no es una huida hacia el purismo. El objetivo es ampliar el alcance de nuestra //
solidaridad.
Sostiene el maestro que las ideas sociales modernas
nos han llevado a asociar erróneamente el compromiso con la reconstrucción del sistema económico
con la fe en el cambio repentino y sistémico. ¿Esto
ultimo significa que M.U. rechaza lo sistémico?
Acaso él piensa que la teoría de sistemas es reformista y no revolucionaria, nos preguntamos. En la
ciencia política sabemos que hubo un debate entre
Habermas (se decía que era de izquierda) y
Luhmann (se decía que era de derecha): pero lo
cierto es que ambos eran sistémicos. El propio nos
responde: Ahora es necesario mezclar desordenadamente estas categorías con ambición transformadora. La principal expresión de esta mezcla es un estilo de política que desafía el contraste entre revolución y reforma. De la única manera que se puede //
llevar a cabo el cambio estructural es parte por parte, paso a paso. Combina la negociación entre las
minorías organizadas con la movilización de las mayorías desorganizadas. Nos parece que esta descripción que hace M.U. de su propuesta implica el funcionamiento de un sistema, así como implica la gestión de calidad.
Desde otro ángulo Mangabeira nos señala que el
Estado nación no será siempre el protagonista
dominante de la historia. El Estado nación quiere ser
diferente sin saber como. La nación es una forma de
especialización moral dentro de la humanidad, y sólo puede desarrollar su potencial si lo hace en direcciones divergentes. Las naciones que no son prósperas están atormentadas por el conflicto que sufren
entre su deseo de retener la forma heredada y la
necesidad de imitar a las naciones prosperas.
12.
Los trabajadores y las naciones que quieren valerse
por si mismos, son las fuerzas principales que deben
estar representadas por la izquierda. Cuando M.U.
hace esta propuesta nos aclara que ella es radicalmente diferente a la que formula el marxismo, poresta ideología creía que cuanto más amplio es el //
espectro (trabajadores del mundo unios), y más ///
aguda la intensidad de los conflictos de clase, menor es el espacio para la duda y para la discusión.
Con la lucha bastará, sostienen los marxistas, y la
derrota política (de los gobiernos reaccionarios) //
proveerá la corrección conveniente para cualquier
malentendido: así explica Mangabeira la falacia del
marxismo.
12.1. Nos enseña el maestro que, en contra de lo que piensa el marxismo, los intereses de las naciones y los
de las clases sociales, serán más claros cuando ellos
bullan bajo la superficie, más que cuando ellos
exploten. Añade que la izquierda siempre debe
tender a preferir los enfoques solidarios y reconstructivos, a considerarlos el reverso de sus propuestas programáticas para la sociedad en general. Esto
último nos da pie a confirmar el sistemismo del
pensamiento de M.U., en tanto que su propuesta se
vincula con la retroalimentación positiva del sistema
biológico, que convierte la entropía (es decir el desecho biológico) en humos fertilizante: no
olvidemos que la teoría de sistemas fue inspirada
por el biólogo von Berthalanfi.
12.2 Mangabeira se pregunta cómo impacta su enfoque //
solidario y reconstructivo en la defensa de los intereses de la Nación entera. Su respuesta es que el
país pondrá al tope de sus preocupaciones la movi-
lización de sus recursos nacionales; que se negará a
aceptar la concepción de que la globalización se ///
presenta en condiciones de “tómalo o déjalo” y que
lo único que podemos hacer es tomarla en mayor o
menor medida. Concluye sus ideas diciendo que “la
izquierda carece de una crisis”.
12.3.El maestro agrega que no podemos seguir
sosteniendo, como los liberales del Siglo XIX, que
las condiciones institucionales del progreso material
convergen natural y necesariamente
con los
requerimientos institucionales para la emancipación
de los individuos de la división social y la jerarquía
establecidas. Y luego se pregunta ¿Cómo es posible
que surjan innovaciones sin la ayuda de una crisis
previa? Su respuesta es que ello es posible en el
descubrimiento de crisis disfrazadas, no en las
grandes catástrofes de la guerra y la ruina económica.
Esas crisis disfrazadas están en el temor de la gente
en perder el empleo que tienen. Ese temor, agrega
M.U., más fuerte que cualquier esperanza, que
envenena las actitudes hacia el outsider, y expresa un
desperdicio inmenso e irredento de energía: eso es
equivalente a una crisis. “Pero para la izquierda es
también una oportunidad”.
La respuesta usual a ello de los gobiernos es crear
empleo, indica Mangabeira, pero todos comprenden
que los gobiernos no pueden crear empleo
directamente, a menos que sea empleo público.
13. “El marxismo como doctrina ha muerto. El estadosocial como programa puede haber perdido su
significado en cuanto alternativa a lo que hoy existe:
algo que se insiste en llamar capitalismo. La clase,
sin embargo, sobrevive”.
13.1. La herencia y la meritocracia dan forma al capita-//
lismo. La herencia da ventajas por parte de la familia y continua restringiendo la movilidad entre generaciones. La competencia de la meritocracia ha producido oportunidades selectivas pero cada vez ma-//
yores a favor de los mas talentosos y enérgicos, a //
través de promociones en las instituciones educativas y en las empresas. Estas ventajas parecen radicar
tanto en la ineludible división del trabajo, como en
inevitables diferencias entre los individuos.
13.2 Hay cuatro clases que domina las oportunidades de
vida: la más elevada, formada por propietarios, ge-/
rentes y profesionales; los pequeños empresarios; los
trabajadores y empleados asalariados; los margina-//
dos, integrados por minorías raciales, que padecen
inseguridad y privaciones: muchos de ellos son latino americanos. Aclara M.U. que los trabajadores //
asalariados integran la denominada “clase media”.
También aclara que dentro de los profesionales, gerentes y profesionales, si bien ellos están protegi-/
dos contra la probreza, están excluidas del poder.
Agrega que la mayor parte de ellos estan verdaderamente estancados.
14. Según Mangabeira “el nacionalismo fue una de las
fuerzas transformadoras más inesperadas y poderosas de la historia moderna”. Reinterpretado, el
nacionalismo podría convertirse en una oportu-//
nidad para el avance de alternativas progresistas.
“Cada nación ha tenido que saquear el mundo entero, no sólo en busca de la mejor maquinaria, sino también de las instituciones y las prácticas más
efectivas, aquellas que le brinden el mayor impulso
al potencial nacional, causando la mínima altera-/
ción posible en proporción a la estructura de priviregio arraigada en la sociedad nacional”
El resultado, agrega el maestro, es que las nacionalidades se han vaciado, y perdido la manera diferen
ciada de organizar la sociedad. No obstante esa perdida no se ha debilitado la voluntad de diferenciarse,
por el contrario la ha despertado. Esa voluntad de diferenciarse es aun más venenosa porque las identidades colectivas que venera, carecen en gran medida de
detalles tangibles. Para este veneno hay un solo antídoto, sigue hablando M.U., compatible con los ideales democráticos y experimentalistas: reemplazar la
ira, estéril y potencialmente asesina, de esta voluntad
frustrada de diferenciarse, por la capacidad colectiva
de producir una diferencia real.
15
La cooperación favorable a la innovación, es una ///
oportunidad de promover una alternativa progresista, nos lo dice Mangabeira. La difusión de un nuevo
grupo de prácticas cooperativas favorables a la innovación, favorece dicha alternativa. El progreso práctico tiene dos imperativos: la necesidad de cooperar y
la necesidad de innovar. A su vez, también sostiene
M.U. que el crecimiento económico es la consecuen-
cia de tres grupos de causas:
a) la relación entre el costo de producir bienes y servicios y las ganancias posibles. Esto a corto plazo;
b) a largo plazo lo es el desarrollo y la aplicación práctica del conocimiento es un factor fundamental. M.U.
aclara que el conocimiento más importante es el que
convierte al trabajo en una rutina.
c) a un mediano plazo extendido, en cambio, lo más importante es nuestra habilidad para cooperar. La coo-/
peración debe ser receptiva para la innovación per-//
manente, logrando desplazar lo repetitivo a lo que
aun no puede repetirse. Todos estos correctos
argumentos son del tipo de la gestión de calidad.
Agrega el maestro que ningún país ha abrazado tanto
la religión del libre mercado como los Estados
Unidos, sin embargo, cuando ese país tuvo que afrontar la Segunda Guerra Mundial no dudó en establecer
la movilización forzosa de los recursos naturales,
aplicó tasas impositivas marginales que casi fueron
confiscatorias, así como una coordinación sin trabas
entre las empresas privadas y entre estas y el Gobier-/
no. El resultado fue la espectacular duplicación del //
PBI del país en el lapso de cuatro años. Sin embargo,
en muchos otros casos, los paises que aplicaron el dirigismo fracasaron estrepitosamente: importante conclusión de Mangabeira.
15.1 En definitiva, para M.U. lo que corresponde hacer no
es elegir entre liberalismo clásico ni dirigismo, sino //
combinar cooperación con plasticidad: una manera //
de trabajar juntos, receptiva a la innovación y que incluye la innovación en las formas de la misma cooperación. Dicha innovación, a partir de prácticas experimentales avanzadas, se beneficia “con la disposición a
combinar y superponer, en los mismos terrenos, coo-/
peración y competencia, así como la predisposición //
por parte de los grupos involucrados en el régimen //
cooperativo para reinterpretar los intereses y las identidades de los grupos…Es esta forma especial de cooperación lo que libera el potencial transformador de /
tecnología y ciencia”.
15. Mangabeira nos indica que entre los países del Bric,
China e India son los que más han crecido y lo han
hecho obedeciendo poco las formulas indicadas por
los economistas de los países ricos: cuantas más innovaciones institucionales se introducen mas éxito se
logra. La formula ha sido: mercados y globalización
sí, pero sólo en nuestros propios términos.
15.1. Sin embargo en China cientos de millones viven en
purgatorio del desempleo, inseguridad y miedo. En
India la mayor parte de la población sigue trabajando en las sombras de una economía informal, sin dederechos ni esperanzas: nos lo señala M.U. Y agrega
que en todo el mundo en vías de desarrollo, aun sin
hambre, se agitan en un vacío de derechos. Saben //
que son como Dios, sin embargo no pueden ponerse
de pie.
15.2 Hay otros caminos según el maestro:
a) el primer eje es levantar un escudo en torno a la /
herejía formada por el estandar del patrón oro,
que buscó lograr que el nivel de la actividad //
económica dependiera del nivel de la confianza
empresarial: es así como ató las manos de los
gobiernos nacionales en provecho de quienes
controlaban la riqueza financiera. Pero los países
ricos ya no siguen ese camino, si lo hacen los
países sumisos en vías de desarrollo, que se
conforman con un nivel bajo de ahorro interno y
la consiguiente dependencia del capital extranjero,
con un bajo nivel de recaudación fiscal, menos
cuando se necesita recaudar mucho para pagar la
deuda externa (justamente el comportamiento de
Argentina es el que está retratando M.U.): ello es
un modo de transferir riqueza de los trabajadores y
los productores a los rentistas del mundo.
Agrega el maestro que dichos países (también
Argentina, por supuesto) en lugar de denunciar la
dependencia en que se encuentran, la aceptan
como servidumbre voluntaria, como si fuera una
ventaja. Gran claridad expositiva de Mangabeira.
Señala que el mayor ahorro resulta inútil y hasta
peligroso si no se lo canaliza adecuadamente hacia
la producción. Pero agrega Mangabeira que aun en
las economías más ricas la producción se financia en
gran medida con las ganancias acumuladas de las
empresas.
Se debe lograr elevada recaudación fiscal se logra
con impuestos regresivos como el IVA: pero
entendemos que la propuesta se hace a partir de un
alto nivel de contribuyentes. También se logrará con
impuestos sobre la acumulación del poder
económico, especialmente cuando es transmitida por
donaciones y por la herencia.
Se debe economizar cuidadosamente las reservas nacionales, también imponerle límites temporarios a ///
los movimientos de capital. Luego se puede continunuar con una convertibilidad completa de la moneda
y con una libertad irrestricta para mover capitales.
b) El segundo eje es el objetivo es fortalecer las capa
cidades de individuo: el centro de la política social
ser la educación. La escuela debe ser la vos del futu
ro, rescatar al niño de la familia, su clase, su cultura,
y su periodo histórico. En sus contenidos la educa
ción debe estar centrada en un núcleo de habilidades y preparar la mente para el compromiso con //
con una cultura experimentalista. En relación con
la cultura de clase debe estar preparada para agu-/
dizar más que para suprimir la contradicción entre
clase y meritocracia.
Nada tiene más posibilidades de socavar las desi-/
fualdades establecidas, que formar una contraelite
republicana equipada para derrotar y desposeer a
una elite de herederos. Dicha contraelite puede ser
la beneficiaria de desigualdades que no son mucho
más justas sino más útiles. Pero su ascenso será el //
signo de nuevos conflictos que pueden contribuir al
progreso de un programa como el que hemos
delineado. Es decir que, entendemos que, de
acuerdo con Mangabeira, el conflicto crea progreso
y también justicia.
Es necesario reinventar el mercado: redefinir los orDejamientos institucionales que lo hacen ser lo que
es. Para ello lo primero es fijar las bases para una
serie de avances desestabilizadores progresivos en
el crecimiento económico, tanto al lado de la oferta
como de la demanda. Cada avance genera una crisis
que sólo puede resolverse por medio de otros
avances en los campos de la oferta y de la
demanda. Como resultado se despierta una fiebre de
actividad productiva, que no suprime el mercado,
sino amplia las oportunidades de participar en él.
Un ejemplo interesante presenta Mangabeira. Nos
dice que los Estados Unidos del Siglo XIX, forjada
en el terrible yunque de la esclavitud africana, creó
a pesar de todo, mercados en agricultura y finanzas
más descentralizados e inclusivos que los existentes.
La disputa por la tierra y la agricultura terminó
creando un sistema agrario eficiente sin precedentes,
basado en una sociedad estratégica entre el Estado y
la granja familiar, como en la competencia
cooperativa entre dichas granjas. La disputa por los
bancos nacionales terminó con su desmantelamiento
y con la creación de un plan más descentralizado y
efectivo, jamás visto, para poner el ahorro a disposición del productor y el consumidor. El mensaje del
maestro, es que la crisis generada por la esclavitud
fue un disparador para el progreso
Una intervención progresiva en la oferta, nos enseña
M.U., debe incluir innovaciones institucionales que
amplíen en forma radical el acceso al crédito, a la
tecnología y a la experiencia; debe desarrollar y
difundir los experimentos locales productivos y las
innovaciones tecnológicas más exitosas.
Nos dice Mangabeira que suponer que las prácticas
favorables a la cooperación y competencia
cooperativa de la producción de alta tecnología, son
una prerrogativa sólo de los países ricos, es un
prejuicio no demostrado. Esas prácticas deben ser
desarrolladas también en sectores de economías
rudimentarios, incluso fuera de tiempo, y favorecer
su difusión en toda la economía nacional.
Agrega el maestro que “una multitud de fondos y
centros técnicos que están a mitad de camino entre
el gobierno y las empresas privadas pueden
desempeñar un papel de importancia en este trabajo.
Pueden surgir gradualmente regímenes alternativos
de propiedad privada y social, múltiples maneras de
organizar la coexistencia de intereses. Estos
múltiples regímenes de propiedad privada y social a
coexistir experimentalmente dentro de la misma
economía nacional.
El rediseño de la economía en el campo de la oferta
debe lograr una inclinación hacia mayores
retribuciones al trabajo. Es sesgo ascendente en las
remuneraciones es una base indispensable para la
profundización de un mercado de consumo masivo.
En lo alto de la jerarquía salarial, una técnica
posible es generalizar gradualmente el principio de
la participación del trabajador en los beneficios de
las empresas. Sabemos que en la Argentina, el
miedo instalado al cambio, tanto de los empresarios
como del gremialismo, no ha permitido cumplir con
el art. 14 bis constitucional que establece el derecho
de los trabajadores a participar en las ganancias de
las empresas. Por eso estamos subdesarrollados.
El aumento de la actividad productiva debe estar
seguido en todo momento por una radicalización de
la competencia, son recomendaciones del maestro.
Quien agrega que este tipo de propuestas
progresistas, nunca serán el don de una elite
iluminada para una ciudadanía pasiva. Solo pueden
prosperar y arraigarse en un clima de movilización
popular intensa pero organizada. La política
democrática debe convertirse en una máquina para
la invención permanente del futuro.
c) El tercer eje es el establecimiento de las instituciones de una democracia de alta energía, por caso:
un acceso libre y más amplio de los partidos políticos y los movimientos de masa organizados a los
medios de comunicación masivos; otro caso el
financiamiento de origen exclusivamente público
de las campañas electorales y la prohibición de
todo uso de recursos privados. Muy buenos
consejos estos, los del maestro Mangabeira.
Otra propuesta de cambio institucional es la
elección directa de un presidente poderoso, porque
puede contribuir a socavar los acuerdos entre las
elites económicas y las políticas. Esta propuesta
ya ha sido cumplida por el constituyente argentino
en la reforma constitucional de 1994. Sin
embargo, resulta que M.U. dice que a la elección
directa debe agregársele otras que permitan
superar el impasse (es decir el callejón sin salida)
que suele plantear un programa presidencial
conservador que obstaculice el experimentalismo
democrático. Para esto M.U. propone establecer
un sistema de elecciones anticipadas, o la
aplicación de una consulta popular, que permita
confrontar las posiciones enfrentadas de la
dirigencia con la voluntad de la ciudadanía. No
descarta M.U. la utilización del sistema
parlamentario, que tiene previstas las elecciones
anticipadas, siempre que no prevalezcan ”los
acuerdos secretos pactados a la sombra de la
dictadura de un primer ministro”
Como el sistema de elección presidencial de los
Estados Unidos que tiene a la vista M.U. no
incluye el ballotage, como lo hace la Constitución
argentina, no podemos contar con el invalorable
opinión del maestro.
Mangabeira no se desentiende en esta materia de
su prudencia federal. Sostiene que los gobiernos
locales deben tener la libertad de excluirse de las
soluciones predominantes, siempre que al hacerlo
no establezcan una forma de opresión o dependencia de la cual sus miembros no puedan luego escapar prontamente.
Otra propuesta institucional de M.U. es que los individuos deben tener un conjunto de derechos y beneficios totalmente independientes del trabajo que
cada uno realice. En tal sentido los individuos deberían gozar, según se lo permitieran sus circunsrancias, de un principio de herencia social, consistente en el inicio de estudios universitarios, la compra de una vivienda, la apertura de un negocio, como casos. Esto reemplazaría a la herencia familiar
para unos pocos: típico factor aristocrático, que //
Mangabeira también propone restringir con am-//
plios impuestos.
Tambien propone M.U. crear un órgano del gobierNo encargado de controlar a organizaciones o prácTicas particulares que conservaran formas arraigadas de exclusión social, de las cuales los individuos
no pueden escapar por los medios previstos en el //
sistema institucional vigente.
Finalmente Mangabeira propone intentar combinar
razgos de la democracia representativa y de la democracia directa.
16. Reitera Mangabeira su visualización sobre la social
democracia europea, que ya hemos analizado en los
comentarios a los anteriores libros. Ahora el maestro
sostiene la necesidad de reinventar la socialdemocracia en el viejo continente. Señala que se han
ido abandonando, punto a punto, las propuestas del
“modelo renano”, en nombre de los imperativos
despiadados del realismo fiscal, la flexibilidad
económica y la competencia ///
global.
16.1. La socialdemocracia europea necesita volver a las
areas de las que se retiró muy temprano: la organización de la producción y de la política. La primera
de estas mejoras se refiere a la provisión de servi-/
cios sociales. El Estado debería brindar de manera
directa sólo aquellos servicios que son demasiado
complicados, caros o demasiado novedosos para //
puedan brindarlos servidores privados. No basta /
con esperar que dicha respuesta activa social, es //
necesario provocarlo, nutrirla y organizarla.
16.2. Es necesario monitorear el espectro más amplio de
provisión de servicios. El otro papel del Estado debe ser el de actual como una vanguardia, desarro-//
llando experimentalmente nuevos servicios o nuevas
maneras de proveer los antiguos servicios.
16.3.El propio M.U. manifiesta que el realismo fiscal que
él propone, no es un programa, ni siquiera un programa de política macroeconómica. Es una precausión /
que se justifica por la ampliación de la libertad de //
maniobra que debe usarse luego. No nos enseña co-/
mo usar esa costosa libertad. El realismo fiscal debe
asegurarse de que el potencial productivo del ahorro
privado se emplee de manera más efectiva.
16.4.Es necesario ampliar radicalmente el acceso social y
educativo a las vanguardias productivas y a las maneras de trabajar y de pensar que las convierten lo que
son. Esta ampliación debe conbinarse con una gran //
expansión del área de la vida social y económica en
la que se afianza el experimentalismo productivo y //
educativo. Y todo ello debe transplantarse a muchas
otras partes de la economía y de la sociedad.
16.4.Para esto las socialdemocracias necesitan desarrollar
un modelo de coordinación descentralizada entre gobierno y la empresa privada. Ello debe ser equivalente a las acciones cumplidas por el gobierno de los Estados Unidos que han contribuido a crear un sistema
agrícola de éxito extraordinario. No hay que vencer a
un mercado, sino crearlo ampliando los términos de
acceso a los recursos y las oportunidades productivas.
16.5.La izquierda no debería ser la que intenta suprimir el
mercado, tampoco la que trata meramente de regularlo o de moderar sus desigualdades mediante la redistribución compensatoria retrospectiva. Debería ser //
la que propone reiventar y democratizar el mercado
ampliando el espectro de sus formas legales e institucionales. Debería convertir la libertad de combinar //
los factores de producción en una libertad más am-//
plia para experimentar con los ordenamientos que definen el entorno institucional de la producción y el //
intercambio.
16.6.La iniciativa educativa debería incluir la provisión de
una forma de educación permanente centrada en el //
dominio de habilidades prácticas y conceptuales integrales. De este modo los individuos pueden moverse
de un trabajo a otro. La escuela no solo darle a los //
alumnos herramientas de acción efectiva, sino también capacidad y hábito de experimentación perpetua y gradual.
16.7.Otra limitación que tiene la socialdemocracia es el
debilitamiento de la base de cohesión social. Realizar pagos de transferencia compensatoria no alcanza, por necesario que sea para millones de personas,
porque no puede tener la función de consolidar el /
tejido social. Hay transferencias de dinero entre gentes que no se conocen. No basta con los cheques distribuidos por correo. Debe haber un cuidado solidario de jóvenes, ancianos, enfermos, pobres y desesperados. Para esto es necesario que la sociedad se /
organice. Tenemos que decir que al sostener esto //
el maestro Mangabeira se está involucrando directamente con una propuesta de gestión de calidad, lo
cual nos da mucha alegría.
16.8.La socialdemocracia no puede tener el temor de que
el progreso hacia una mayor prosperidad e igualdad,
no vaya acompañado de una mejora en las capacidades y en la autoafirmación del ser humano común.
16.9.La propuesta de Mangabeira en relación con Noruega es muy interesante. Se trata de un país que se ///
mueve con comodidad sobre el colchón de su renta
petrolera. Tiene margen de maniobra respecto del /
resto del mundo, que le permitiría ayudar a preparar
los elementos bien dispuestos en el pueblo noruego
para que se conviertan en una elite internacional de
servicio, haciendo al mundo entero su horizonte para
un amplio rango de actividades empresariales, profesionales y filantrópicas.
17. En Estados Unidos no hay izquierda, al menos como
la hay en el resto del mundo. Se debe instalar un debate en tal sentido en los Estados Unidos, nos indica
M.U. Se hace necesario que en este país se reconozca
la similitud fundamental de su difícil situación con la
condición de otras sociedades, también con el carácde las soluciones a brindar. Crece la importancia de
establecer el comienzo de una alternativa de izquierda en los Estados Unidos.
17.1. Estados unidos acepta a la nueva izquierda de una //
manera trunca o deformada. Resulta claro que el ///
maestro ve a la nueva izquierda, al experimentalismo democrático que él propone, como una suerte
de religión para la humanidad. Por eso es que su //
búsqueda es instalar un ser más divino en cada hombre, que no sea un títere de la rutina social. Es por //
que M.U. ve en el experimentalismo democrático un
evangelio civico hacia la prosperidad y la justicia so
cial.
17.2. Los Estados Unidos, indica el maestro, viven bajo la
jerarquía de clases más extrema de las democracias /
ricas, sin embargo nadie los supera a la hora de negar
la legitimidad de las clases y de su efecto nefasto sobre la igualdad de oportunidades. Ellos conservan la
fe en los poderes creativos de la gente sencilla. En //
Estados Unidos el problema se centra hoy, según ///
Mangabeira, en la ausencia de un sucedáneo creíble
para el New Deal. A partir de los años setenta se ha /
producido en el país una desigualdad cada vez ma-//
yor en riqueza y renta, con movilidad intergeneracional estancada: y un descenso progresivo de la participación popular en la política, asi como un compro-//
miso cada vez menor en la actividad asociativa. Nosotros vemos que ha desaparecido la democracia asociativa que describió Tocqueville, en su “Democracia
en América”.
17.3.Reconoce Mangabeira que la discriminación racial //
individualizada que existe en los Estados Unidos, debería considerarse un mal claramente diferenciada y
ser penalizada como tal. Debería promoverse un ac-/
ceso a una mejor educación, mejores empleos y una
posición social más elevada sobre la base de un principio neutral: el criterio fundamental del cambio debe
ser la clase más que la raza. Nosotros diríamos que en
modo alguno la raza.
17.4.En general las propuestas de M.U. para instalar la ///
nueva izquierda en los Estados Unidas, son las mismas que hemos ido analizando en el texto del presenestudio. Novedoso sería su propuesta que en ese país
debe fortalecerse la base fiscal de la acción voluntaria, a partir de reservar parte de la ventaja impositiva
que representa la deducción por donación, a obras
benéficas otorgada a todas las contribuciones filan-/
trópicas. Esos fondos deberían canalizarse hacia fundaciones públicas, plenamente independientes del
gobierno y conducidas por representantes de diferentes corrientes de opinión
17.5.Destaca Mangabeira que el culto a la Constitución es
ejemplo supremo de la veneración estadounidense
por las instituciones. Virtud cívica que lucido por su
ausencia en nuestra querida Argentina.
18. El experimentalismo democrático, tanto para países /
ricos o pobres no puede encontrarse desplazado el //
nómeno de la globalización. Esta funciona como una
coartada para que claudiquen los países con vocación
progresista. Por el contrario, nos enseña M.U. la globalización permite un espectro más amplio a favor
del cambio. Lo que corresponde hacer es determinar
de que tipo de globalización se trata.
18.1.La reforma de la globalización nunca llegará a las ///
masas de hombres y mujeres comunes, de la mano de
una elite internacional de reformadores. Para que la
reforma se realice los países deben tomar un rumbo
que los lleve a un conflicto con las normas establecidas.
18.2. Los países con mayor potencial para convertirse en
sedes de la resistencia son los miembros del Bric (sabemos que se trata de Brasil, Rusia, India y China). //
Ellos son mundos diferentes, pero su ventaja es relativa y circunstancial: para instalar la transformación /
necesitarán ayudarse mutualmente y recibir ayuda ///
tanto de los europeos como de los estadounidenses //
con mentalidad internacional.
18.3.El programa de los países progresistas deberá incluir:
un rediseño del programa global del comercio; una //
reorientación de las organizaciones multilaterales, especialmente las de Bretón Woods y una limitación o /
transformación del predominio estadounidense.
En relación con la libertad de comercio se debe minimizar las oportunidades de retirarse de las normas establecidas por el GATT. Se debe facilitar la coexis-//
tencia de trayectorias de desarrollo y de civilización /
alternativas, dentro de un amplio límite de pluralismo
democrático.
En relación con el cambio en el funcionamiento del
GATT se deben tener en cuenta la posibilidad de incorporal al sistema formas de propiedad privada y de
contrato hoy vigentes en las economías más ricas, y
prohibir los subsidios que hoy relacionan a los gobiernos con la empresa privada. Cuando menor sea el
margen de maniobra del gobierno para involucrarse
en la creación de nuevas formas del mercado, mayor
será la posibilidad de que la distribución de la ventaja
comparativa en la economía mundial parezca un
hecho tan natural y tan difícil de modifica, como si se
tratara de la distribución de los climas.
18.4. La evolución del experimentalismo así diseñado, delograr estándares suficientes de seguridad laboral, //
prohibir el trabajo infantil, garantizar el derecho a organizar sindicatos y el derecho de huelga, así como //
asegurar la participación democrática en la vida na-//
cional.
Entre todas estas sugerencias de Mangabeira destaca
aquella que sugiere que no se debe imponer, en nomde la propiedad intelectual, la manera de convertir //
las innovaciones en activos que han adoptado los ///
países ricos. También sugiere que se debe considerar
subsidios prohibidos, el uso del poder gubernamental
para rediseñar los mercados y para superar los obstáculos del atraso relativo.
En términos de comercio internacional Mangabeira
sostiene que el capital y el trabajo deben lograr juntos, en pequeñas etapas acumulativas, la libertad de
cruzar las fronteras nacionales. Ello contribuiría a //
rápida moderación de las desigualdades entre naciones. A ello se agrega el reemplazo de la sucesión generacional como esencia de una nación, por la diferenciación institucional y moral.
A los extranjeros se les debe dar permisos temporales, hasta llegar a los derechos plenos para trabajar.
El derecho a ingresar debe estar equilibrado por el
poder de excluir
18.4.La reforma del Fondo Moneario Internacional y //
del Banco Mundial, que funcionan como programadores de la economía de los países ricos, para someter a los más pobres, debe estar orientada por la reorientación de dichas organizaciones. Se debería lo-//
grar que ellas tuvieran un motivo para ejercer una //
presión contraria: es decir para establecer una economia global abierta en un mundo democrático. Pero si
no fuera posible, al menos buscando la convergencia
cuando prevalece la divergencia y viceversa. En tal /
sentido sería muy importante que ellas otorgaran créditos puente a corto plazo para brindar un mejor apoyo a la experimentación democrática nacional.
Al menos estas organizaciones deverían convertirse
en pluralistas para favorecer el comercio internacio-
nal plural. Para eso ellas deberían convertirse en múltiples organizaciones al servicio de diferentes estrategias y agendas.
Los fondos de estas organizaciones deberían tener un
financiamiento automático, proveniente de una sobretasa universal, proveniente del impuesto integral de
tasa fija al valor agregado. Mejor sería calcular tres o
cuatro tasas diferentes, según el ingreso per capita del
país: para esto el mundo debería tener un sentido de //
justicia suficiente.
18.5. Sostiene Mangabeira que lo cierto es que “cada uno
de los gobiernos estadounidenses se ha mantenido ///
tras las bambalinas de las organizaciones internacionales, moviendo los hilos. Este predominio debería //
desparecer, sostiene con razón el maestro. Ello es mejor aun para el propio pueblo estadounidense, que corre el riesgo de perder una república a manos de un //
imperio”. Es tan brillante el discurso de Roberto ////
Mangabeira Unger, que no es necesario destacarlo //
parte nuestra.
Ese brillo lo debemos seguir relatando a estampas: //
“Estados Unidos es un poder revolucionario”…”su /
civilización representa una variante herética de algunas de las ideas centrales de Occidente…”….”creyeyeron haber descubierto la fórmula de una sociedad
libre…”…pero “han congelado la dialéctica entre //
instituciones y prácticas e ideales e intereses…”…/
“han dado un papel central a una concepción de autosuficiencia que resta importancia a nuestro derecho
a recurrir a los demás…confiando solo en si mismos”
18.6. Mangabeira culmina el punto comparando tres tradidiciones de pensamiento:
a) la tradición metternichiana, donde el orden es el //
compromiso formativo y la concertación entre los
grandes poderes, contra los intentos de subversión
es el método preferido. Recordamos que Klemens
de Metternich fue un diplomático austriaco artífice
en lograr el equilibrio político en Europa, en los
tiempos de Napoleón.
b) la tradición wilsoniana, cuyo objetivo es universalizar la autodeterminación nacional, como instru –
mento para la difusión de valores e instituciones //
identificados con los grandes poderes.
c) la tradición bismarckiana tiene por preocupación /
principal la consolidación de cualquier hegemonia
sobre todo a través de la guerra.
El maestro Mangabeira sostiene que (los estadouni-//
denses) de la tradición wilsoniana deberían tomar el
compromiso con la autodeterminación nacional (de /
todos los países), y los derechos humanos, eliminando el dogmatismo institucional e ideológico. De la //
bismarckiana se debería tomar el compromiso con la
pluralidad de centros de poder a partir de acuerdos //
los Estados. Con ese espíritu, Mangabeira imagina //
una iniciativa política fuera de las Naciones Unidas,
que ya se ha vuelto relativamente incompetente. Los
socios de esta iniciativa serían la Unión Europea, y /
los países que él incluye en el Bric. En cambio M.U.
no propone a Metternicho como modelo a seguir en
punto alguno.
19. Qué es la izquierda hoy, se pregunta Mangabeira. Él //
sostiene que hoy nos encontramos con dos concepciones de izquierda que luchan por su supremacía: una es
la socialdemocracia conservadora en lo institucional, /
en continuo retroceso de su antigua ambición transformadora. La otra anima, profundiza y generaliza una dirección programática: es la que hemos desarrollado en
este estudio como experimentalismo democrático. No
es necesario a nuestro juicio la reiteración de posiciones ya expuestas en este simple estudio, que solamente busca facilitar el conocimiento de las propuestas de
transformación que formula Mangabeira, tan necesa-//
rias de ser debatidas y luego aplicadas, en la medida de
ser encontradas viables en nuestros países latinoamericanos, sobre todo en ellos: a la búsqueda de una anhela
da integración de nuestros pueblos.
20. El presente capítulo de este excelente trabajo de ///
Mangabeira está orientado a una profecía, a partir de
los cálculos que formula el Autor. Nos adelanta que /
el avance de las alternativas que ha propuesto “equivalen a una revolución universal”. Mangabeira la entiende como una transformación gradual, por etapas,
también pacífica. Logra superar la falta de alternati-/
vas. Combina una transformación política con una //
religiosa (recordamos que cada niño en la escuela //
tiene que convertirse en un apóstol)
La señal de que se ha logrado un éxito, señala M.U.
será que disminuya la relación de dependencia del //
cambio respecto de la crisis.
Señala que “somos incapaces de ver lo que es, en verdad, un argumento programático”. Ello nos conduce a
que “la idea de alternativas sociales permanezca atrapada en el cadáver, en descomposición, de las gran-//
des narraciones evolutivas de los últimos doscientos
años. Puro escapismo, incapaz de programar trans-///
formación alguna
Frente a esta realidad el maestro visualiza dos llamados: uno calculador, formulado por los intereses na-/
cionales, es decir la exigencia pequeño burguesa de //
una condición de prosperidad, asi como el deseo de /
desarrollar la diferenciación o soberanía nacional. ///
Mangabeira sostiene que sin realizar cambios institucionales hoy ello no es posible ni en los países ricos /
ni en los pobres.
El llamado profético es una visión de las oportunidades humanas no materializadas. Es la esperanza de //
que la sociedad reconocerá y alimentará el genio ///
constructor de los hombres y las mujeres comunes: /
para que los problemas aparentemente insolubles cedan, uno tras otro, al ingenio intrépido; para que el //
esquema rígido de la jerarquía y la división social //
que paraliza nuestros esfuerzos para alcanzar el autodesarrollo y la cooperación, desaparezca merced a la
reforma de la sociedad y de la cultura; también para
que ninguno de nosotros tenga que escoger entre rendirse al dominio de otros y el aislamiento respecto al
otro.
El mensaje de esta profecía no es la humanización de
la sociedad sino la divinización de la humanidad: son
palabras de Mangabeira Unger. Este es el cierre magnánimo de un libro lleno de esperanzas, sobre todo //
para nosotros, los argentinos….Lo explicaremos ///
cuando finalicemos la lectura comentada que esta-/
mos realizando.
21. Al comienzo del prefacio a la edición alemana, //
Roberto Mangabeira sostiene que el libro es “una
Propuesta para cambiar el mundo y cada una de //
sus partes, ya mismo, mediante una serie de pasos
que llevarían adelante el programa histórico de la
izquierda”
En este capítulo Mangabeira reitera sus consideraciones sobre la socialdemocracia europea, asi como
afirmación de que alli tenemos dos izquierdas. Nos
importa destacar que el maestro insiste en señalar
lque la izquierda histórica realizó un acuerdo ideológico con los factores de poder, a partir del cual //
se abandonaron los intentos de rediseñar la política
y la producción. Nos importa porque de este modo
Mangabeira Unger denuncia al monetarismo gobernante, que nunca se ha ocupado de la producción
en la Argentina, solamente lo ha hecho del manejo
de la moneda. En realidad no son economistas, sino
especialistas en hacienda pública. Lo único que lograron fue incrementar el endeudamiento externo /
del país. Estas últimas son atrevidas consideracio-//
nuestras, que bien pueden no ser compartidas por el
maestro. Sería el costo de nuestra ignorancia.
Luego de abundar en el estudio de la socialdemo-//
cracia europea, M.U. nos indica que “el rumbo que
propongo en este libro tiene como uno de sus objetivos principales hacer que el cambio dependa me-/
nos de la crisis. El problema es que las innovacio-//
nes institucionales necesarias, son en si mismas difíciles de llevar a cabo sin la ayuda del trauma. El
miedo a la inseguridad económica puede no resultar suficiente para reemplazar los terribles acontecimientos que en el pasado europeo llevaron a la //
transformación a costa de tanto sufrimiento”. Estamos en presencia de un verdadero testimonio de //
realismo por parte del maestro, lejos del utopismo
que algún improvisado lector pueda achacarle a veces.
Tiene mucha importancia el señalamiento de M.U.
en relación con Alemania. Sostiene que ese país no
aprovechó la unificación luego de la caida del muro
de Berlin. Denuncia el despilfarro de los dirigentes
cuando el Oeste se encontraba con el Este. En vez
En vez de actuar con energía experimentadora, el /
suceso se convirtió en una ocasión para que las elites de una parte del país sobornaran a las personas
de la otra parte, para que se mantuvieran en la postración y la pasividad.
Sostiene Mangabeira que la izquierda en Alemania
debería proponerse reorganizar la economía de ///
mercado, de manera que las oportunidades econó-//
micas estuvieran al alcance de más individuos, en
lugar de limitarse a regularla o de compensar me-///
diante la redistribución retrospectiva de desigualdades y las inseguridades causadas por el accionar del
mercado.
La cultura alemana se ha caracterizado siempre por
oscilar entre extremos de subjetividad romántica y
de rebelión y una claudicación resignada ante el ///
mundo tal cual es. El extremo antirromántico de esta polaridad es la que hoy domina, con una furia ///
reivindicatoria, la vida cultural del pueblo alemán.
Si esto es así, como lo escribe Mangabeira, quiere
decir que el país lider de la economía europea esta
en condiciones de llevar adelante su programa de /
experimentalismo democrático. Como lo dice el //
mismo M.U. “En el transcurso de su traumática //
historia nacional, los alemanes nunca deberían haberse conformado con cantar encadenados. Lo mejor es cantar libre de cadenas”.
22. Capítulo final: ARGENTINA Y SU RUMBO
Este capitulo es conmovedor para nosotros. Nos
Impresiona. Dice Roberto Mangabeira Unger ///
“Escribo estas palabras como un estudioso de la
sociedad y como un brasileño que cree que Ar-/
gentina y Brasil serán un dia un único país, para
su propio beneficio y para el provecho de la humanidad”.
Yo estaba unido al pensamiento de un maestro /
que, utilizando el lenguaje de Jean Paul Sastre,/
me estaba mostrando el “camino de la libertad”
para lograr juntos, con Brasil y Argentina de las
manos, impulsar, paso a paso la soñada integración Latinoamericana. Pero ahora el maestro nos
dice que “seremos un dia un único país”. Me quedo meditando.
La radiografía que nos presenta Mangabeira, casi
una tomografía computada, sobre Argentina es
exacta, estuvimos en la vanguardia del desarrollo
mundial en la década de los veinte del Siglo pasado, y luego entramos en el notorio retroceso que /
hasta hoy presentamos. El maestro se pregunta el
porqué, y prefiere que la respuesta sea un acertijo
familiar. Entonces, si la cosa es de familia, como /
formo parte de ella, me animo a darle respuesta.
Cuando estuvo Alfred Einstein en Argentina el ///
año 1926, lo acompañó durante unos quince días
el distinguido químico argentino Reinaldo Vanossi, padre de mi amigo y hermano en el afecto Jorge Reinaldo, un hombre político y académico, bastamente conocido. A la hora de la despedida Vanossi padre le preguntó a Einstein: ¿qué le ha pareciArgentina? Entonces el sabio le respondió: estoy //
Muy sorprendido que un país que ocupa el quinto /
lugar entre los países más desarrollados del mundo,
lo sea no obstante que carece absolutamente de or-/
ganización. Me lo contó Jorge Vanossi y, además //
lo tiene publicado en sus memorias sobre su ilustre
padre.
Pasaron tres años más y en 1929 visitó Argentina
Don Ortega y Gasset, ese gran filósofo español que
que nos enseñara, en “La rebelión de las masas”, //
que una revolución es un cambio de usos y no de
abusos, de modo tal que esa formulación podría ///
perfectamente ensamblar con el experimentalismo
democrático de Mangabeira. Bueno, que nos dijo a
los argentinos don Ortega y Gasset, pues “fuera-///
mos a las cosas”, es decir que nos dejarámos de ///
teorizar y que fueramos alguna vez prácticos. Una
virtual invitación adelantada del experimentalismo
práctico de Mangabeira, equivalente a la denuncia
que nos hiciera Einstein de que eramos un país nodablemente desorganizado.
Llegamos a la decada de los años cincuenta del Siglo pasado, y nos encontramos que ese gran econo
mista que es Paul Samuelson, lectura obligada en /
toda escuela o Facultad de Economía, divide al ///
mundo en cuatro tipos de economía: el hemisferio
norte equivale al mundo desarrollado, el hemisfe-/
sur equivale al mundo subdesarrollado. Ya están /
todos, le dicen, no responde: además esta Japón //
porque siendo un pequeño territorio con pocos recursos tiene de todo porque tiene mucha organización (había pasado el vendaval de Eduard Deming
por esas tierras asoladas por el holocausto. Y el //
cuarto país cúal es: pues Argentina, respondió Samuelson, tiene todo tipo de recursos y un gran territorio, pero no tiene nada, porque carece absolutamente de organización.
Estas han sido las razones por las cuales, sin abandonar mi atención al Derecho Constitucional, me /
dedicara a estudiar teoría de sistemas, las relaciones de la cibernética con la política y, más reciente
mente la socio-tecnología de gestión de calidad, //
como instrumento de organización del trabajo que
trata de erradicar el sistema de dominación buro-/
crático. Es en ese contexto que llega a mis manos la
la obra de Roberto Mangabeira Unger, quien me ///
brinda un camino fértil para implementar solucio-//
nes experimentales concretas para fortalecer la democracia y la justicia social.
Es entonces que compredemos perfectamente las //
Consideraciones que realiza Mangabeira sobre la //
necesidad de que en nuestros países Latinoaméricanos realizar una revolución en paz de nuestra cultura política y una reorientación de nuestra de la economía política. Dicha reorientación debe proveer //
una estrategia distinta de la del desarrollismo de los
los años setenta, nos indica Mangabeira.
Señala el maestro que nuestras instituciones no son
nuestras, son ropas prestadas. Hemos actuado en ///
forma diferente a los Estados Unidos, ellos han sido
inventores y arquitectos de sus ordenamientos institucionales. Nosotros, en cambio, hemos perdido las
esperanzas de crear instituciones propias que se ///
adecuen a nuestros propósitos.
La calificación de M.U. sobre nuestro desempeño /
es dura, pero nos la merecemos y es preciso que su
versión ilumine el camino de nuestra reconversión.
Dice Mangabeira que “No sorprende que Argentina
continue enfrentando a sus antiguos demonios: la //
elección, inaceptable, entre la respetabilidad estéril
y la aventura frustrada, entre el gobernante rendido
y el gobernante irresponsable, entre una civilización
postiza, compuesta de empréstitos materiales y es-//
pirituales, y una barbarie que no consigue traducir //
la vitalidad en fecundidad.
22.1. Para avanzar en la construcción de una estrategia
de desarrollo en la Argentina, nos dice M.U., que
que necesitamos adelantar cinco proyectos de ///
emancipación conectados, a saber:
a) el primero es darle a la herejía nacional un escudo
económico. Debemos cortar al medio la pseudo //
ortodoxia de la política económica. Una mitad
debe ser vigorosamente afirmada: el realismo fiscal debe ser aplicado al costo de no aplicar herramientas de política contracíclica recomendadas, /
por el keynesianismo bastardo. El realismo fiscal
es vital porque incrementa el margen de maniobra
del gobierno y de la sociedad civil. Obstruye el /
camino de regreso a las ilusiones de un populismo
económico inflacionario. Debemos rechazar aceptar un bajo nivel de ahorro doméstico, para apoyarse en el capital extranjero, lo cual ata las manos de
los gobiernos nacionales. Debe incrementarse el //
ahorro nacional que deberá ser canalizado a largo
plazo a la inversión productiva.
b) el segundo proyecto es democratizar la economía
de mercado, en lugar de simplemente regularla o
contrabalancear sus inequidades con prácticas redistributivas compensatorias, llevadas a cabo por
medio de un sistema impositivo y de programas
sociales.
No es suficiente en la Argentina, el modelo estadounidense de regulación a distancia de los negocios
por parte del gobierno, ni el modelo del nordeste /
asiatico de imposición de una política industrial y
comercial unitaria, de arriba hacia abajo por parte
de la burocracia. Es decir precisamente lo que estamos acostumbrados a llevar adelante. Necesitamos
una serie de formas de coordinación descentralizada , pluralista, participativa y experimental, entre
los gobiernos nacionales y los locales y entre las //
firmas medianas y las pequeñas, que representan /
los agentes más importantes de la economía argentina.
Otro aspecto es realzar la posición del trabajo, ///
apostando al trabajo bien remunerado y calificado.
De lo contrario la economía no prosperará. Se
arriesgará a ser aplastada por la división internacional del trabajo, soportando una prensa entre una
economía de alta productividad y economías de //
trabajo barato. Hay que repensar la relación entre
el trabajo y el capital. Un nuevo conjunto de reglas
debe proteger, organizar y representar a los que están afuera, a medida que tiene lugar la ampliación
de las oportunidades para trabajar, producir y ///
aprender.
c) El tercer proyecto es educar a la nación. Se deben
reconciliar en nuestro federalismo, el manejo de
las escuelas locales con estándares nacionales de
inversión y calidad. También se debe reemplazar
una educación orientada a la información, enci-//
clopédica, autoritaria e individualista, asi como //
dogmática, por una que sea analítica, selectiva, //
cooperativa y dialéctica.
d) el cuarto proyecto es la reconstrucción del Estado.
Nos dice Mangabeira que en la Argentina no existe un Estado capaz de liderar un proyecto de democratización del mercado, capacitación de los ciudadanos y afirmación vigorosa de la originalidad nacional. Hay tres agendas de reconstrucción del Estado, que los argentinos y los brasileños debería-//
mos ejecutar simultáneamente, y no en secuencia.
La primera agenda en ese proyecto es la del profesionalismo burocrático; tenemos solo unas islas que continuan fluctuando en un océano de //
discrecionalidad política: nos lo dice M.U. Nosotros matizamos el análisis, considerando que en /
nuestro país el profesionalismo burocrática es altamente ineficiente, que clama a gritos estar reformado funcionalmente en términos de gestión de
calidad.
Precisamente, la segunda agenda que trata Mangabeira, es la de la eficiencia administrativa ligada al
Siglo XX, que no puede ser otra que la que se obtiene a partir de aplicar gestión de calidad. Lo re-/
conoce cuando propone aplicar al sector público
las prácticas de gestión características del sector
privado. Nos dice que ello tiene que ser una reinvención y no una aplicación mecánica, y estamos
totalmente de acuerdo con ello: la gestión de calidad se monta en manuales de gestión creados en
cada taller u oficina de trabajo, a partir de la participación democrática entre todos los integran-//
tes del grupo. De modo tal que cada oficina tendrá
un manual diferente, según las necesidades de cada
oficina. Las Reglas ISO son Estándares
Internacionales de Calidad que no se compran en
un supermecado, sino que se construyen en el dia a
día a partir de unas necesidades siempre
cambiantes, buscando el mejor resultado, en
términos de calidad.
Agrega Mangabeira que la actividad administrativa
debe incluir: la evaluación del desempeño del
Estado, a través de monitoreos e del cobro de
incentivos. Por otra parte se deberá reconstruir el
derecho y el proceso administrativo, para suprimir
una rigidez que exprime la desconfianza y
estrangula la iniciativa. Asi como suprimir el
fortalecimiento
individual
discrecional
de
potentados administrativos.
La tercera agenda que propone Mangabeira para el
cambio organizacional en la Argentina es suprimir
el fordismo administrativo que prevalece en
nuestro pais: es decir la rutina en las plantas de
montaje y en las oficinas administrativas, sin
gestión de calidad diríamos nosotros. “El Estado
debe ayudar a organizar, financiar, preparar y
acompañar a la sociedad civil independiente para
que ella participe en la provisión competitiva y
experimental de los servicios públicos”: está
pensando Mangabeira en Argentina pues estamos
glosando el capítulo que le dedica a nuestra patria
el maestro.
En el mismo sentido propone “construir
instituciones políticas que hagan que el cambio sea
menos dependiente de la crisis; instituciones que
eleven la temperatura de la política, en lugar de
tomar a Madison como alternativa indispensable
de Mussolini; instituciones que aceleren el paso de
la política, equipando el régimen presidencial con
mecanismos para la superación rápida del impasse
entre las ramas ejecutiva y legislativa; instituciones
que aprovechen el potencial experimentalista no
explotado del sistema federal y permitan que zonas
puntuales del país desarrollen modelos alternativos
de futuro nacional”.
Esta profundización de la democracia (para ambos
países: Brasil y Argentina), busca dotarla de alta
energía, que vuelva la crisis menos necesaria como
crisol de cambio. Para eso debe haber un avance
significativo en la institucionalización de la cultura
republicana. Un camino para ello –nos lo indica el
maestro- es la construcción de un federalismo
cooperativo, que se encuentra suprimido en la
repartición estanca de competencias entre los tres
niveles de la federación, copiada de los Estados
Unidos. “El otro camino es el esfuerzo por sacar a
la política de la sombra corruptora del dinero”.
Concluye Mangabeira diciéndonos que la base
para este proyecto (que incluye a toda America
Latina) ya existe, pero que el proyecto político en
el cual está acentado, aun no existe. No basta con
endulzar con discursos, se requiere ahora una
reconstrucción al servicio de las oportunidades y
de las capacidades indispensables.
Resulta muy interesante destacar que en la filosofía
de Nietzsche, el retrato que realiza sobre lo que
debe ser un auténtico filósofo, para las necesidades
de cambio de nuestro tiempo, coinciden con la vida
intelectual de Roberto Mangabeira. Sostiene ese
gran pensador que “Los verdaderos filósofos son
los que mandan y legislan. Ellos son los que
determinan el sentido y el porqué de la evolución
humana y para ello cuentan con el trabajo
preparatorio de todos los obreros de la filosofía, de
todos los que han liquidado el pasado: se inclinan
hacia el porvenir con manos creadoras. Para ellos
el conocimiento es creación, su obra consiste en
legislar, su voluntad de verdad es voluntad de
poder. ¿Existen hoy en día semejantes filósofos?
¿Existieron alguna vez? ¿No será preciso que
existan algún día? Estas cosas se pregunta
Nietzsche en su libro “Más allá del bien y del mal”
(Ediciones Liberador, Buenos Aires, 2003, pag.
109). Nuestra respuesta es que si Roberto
Mangabeira Unger no es uno de esos filósofos que
añoró Nietzsche en su tiempo, se encuentra muy
cerca de serlo.
Agrega Nietzsche en esa obra: “La obligación de
vivir de sus propios recursos forma parte de la
grandeza del filósofo. Este revelará parte de su
propio ideal al afirmar que el hombre más grande
…tiene su reino más allá del bien y del mal, el
dueño de sus propias virtudes, el hombre que posee
una voluntad arraigada y poderosa…el filósofo al
ser necesariamente el hombre de mañana o de
pasado mañana, se ha encontrado siempre en
contradicción con el presente: ha vivido en un
futuro y, por lo tanto, ha tenido siempre por
enemigo el ideal de su época”. (op. cit. pag. 110).
Concluimos esta reseña del pensamiento de ese
gran revolucionario de ideas que Nietzsche con
estos conceptos, para mirar a través de ellos, la
acción intelectual del maestro brasileño: “ Hoy en
dia, por el contrario, el animal gregario es el único
que recibe honores y los otorga, donde la igualdad
de derechos tiene marcada tendencia a
transformarse e una igualdad de injusticias, todo lo
que es raro, singular y privilegiado en el hombre
superior, es menospreciado” (op. cit. pag. 110).
Nos toca el cierre de esta, para nosotros,
apasionante propuesta de Roberto Mangabeira
Unger. Decir que en Argentina que el “proyecto
político” que reclama el maestro ya existe: esta en
la Constitución Nacional reformada en 1994,
donde me tocó ser convencional constituyente. La
Constitución es el diseño de país, el programa
social, político, cultural y económico de los
argentinos. Para afianzar la Justicia se creó el
Consejo de la Magistratura (art.114), pero es cierto
que no hubo acuerdo para integrarlo desde la
Convención y se le delegó esa función al
Congreso, dejándole al Gobierno de turno la
posibilidad de digitar su composición; también se
creo el Jurado de Enjuiciamiento encargado de
remover los jueces de los tribunales inferiores a la
Corte Suprema, acusados por el Consejo de la
Magistratura (art. 115); también con aquel
propósito se le otorgó autonomía funcional al
Ministerio Público (art 120). Para promover el
bienestar general, se dispuso que el Congreso y las
legislaturas provinciales dictaren una ley convenio
de
coparticipación
federal
impositiva,
estableciendo criterios objetivos de reparto (art.75
inc. 2, cuarto apartado) debiendo ser equitativos,
solidarios y dando prioridad a logro de un grado
equivalente de desarrollo, calidad de vida e
igualdad de oportunidades en todo el territorio
nacioal (art. 75, inc.2, quinto apartado). Para
consolidar el federalismo argentino se dispuso una
amplísima autonomía municipal, con alcance
político, institucional, económico, financiero y
administrativo (art. 123) y, en un sentido
correspondiente se dispuso la creación de un
Banco Federal (es decir conducido también por las
provincias), con facultad de emitir moneda, así
como un organismo fiscal federal que tendrá a su
cargo el control y fiscalización de la ejecución de
la coparticipación federal impositiva (art. 75, inc.
2, apartado 7, e inc. 6). También para fortalecer el
federalismo se potestó a las provincias para crear
regiones de desarrollo económico y social,
autorizándolas
a
celebrar
convenios
internacionales en tanto no sean incompatibles con
la política exterior de la nación (art.124). Para
limitar el caudillismo presidencialista se dispuso
un procedimiento reglado y exigente para dictar
decretos de necesidad y urgencia por parte del
Presidente de la Nación, así como la delegación
legislativa del Congreso al Presidente (arts. 99 inc.
3 y art. 76), que desgraciadamente no se ha
cumplido. Para incrementar el participacionismo
popular en la gestión pública se constitucionalizó
la iniciativa legislativa y la consulta popular (arts.
39 y 40). Para incrementar el galantismo de la
eficiencia de los derechos, tanto individuales como
colectivos, se regló en la Constitución la acción de
amparo (individual y colectivo), el habeas data y el
habeas corpus; en un sentido correspondiente se
incorporaron diez tratados internacionales sobre
derechos humanos, con jerarquía constitucional
(art. 75 inc. 22). Para propender a la integración
latinoamericana se previó la aprobación de tratados
internacionales en tal sentido, que deleguen
competencias y jurisdicción a organizaciones
supraestatales en condiciones de reciprocidad e
igualdad (art. 75, inc. 24). Para proteger el medio
ambiente se estableció una cláusula tan inclusiva
(art. 41), que nos hemos permitido decir que a
partir de ella nuestro país se ha convertido en un
estado ecológico de derecho. Para evitar la
discriminación de personas se dispuso que el
Congreso dictara leyes que promovieran medidas
de acción positiva a favor de los niños, de los
ancianos, de las mujeres y de los discapacitados
(art. 75 inc. 23). Para proteger la vida, la salud, la
seguridad y los intereses económicos se estableció
una cláusula integral en tal sentido a favor de los
usuarios y consumidores (art 42). Para reconocer la
preexistencia étnica y cultural de los pueblos
indígenas argentinos se incorporó una cláusula
ampliamente protectora en tal sentido (art. 75 inc
17). Para que funcione con eficacia el principio de
control republicano se creó la institución del
Defensor del Pueblo (art. 86), y la Auditoría
General de la Nación (art. 85). Para profundizar la
democracia y vincular al Poder Ejecutivo con el
Congreso, se dispuso la elección directa del
Presidente, con un sistema de ballotage en doble
vuelta, y se creó la Jefatura de Gabinete de
Ministros, obligado a visitar, mes por medio, a
cada Cámara del Congreso, para informar sobre la
marcha del Gobierno (art.101). Finalmente, no
resultó de menor importancia haber superado el
vicio del origen no democrático que tenía el art. 14
bis (la reforma de 1957 no fue fue convocada por
el Congreso, como lo dispone el art. 30), ese
artículo emblemático que protege a los
trabajadores argentinos: puerta abierta para
desarrollar en la Argentina la impactante propuesta
del maestro brasileño Roberto Mangabeira Unger,
que nos hemos animado a resumir, comentar y
sistematizar en el presente trabajo. Que su
propuesta se cumpla maestro.