Heraldo de Aragón l Martes 13 de enero de 2015 TV, que solo la difundió cuando los terroristas fueron abatidos. Se calcula que en Francia hay unas 1.400 personas vinculadas a las redes yihadistas en Iraq y Siria, si bien en prisión o detenidos solo están 152, de ellos 22 agrupados para evitar su contacto con el resto de presos y el proselitismo. Habrá caricaturas Aunque los atentados de la semana pasada fueron motivados por la publicación en el ‘Charlie Hebdo’ de caricaturas de Mahoma, esa revista dejó claro que en su próximo número, que sale a la calle mañana con una tirada de tres millones de ejemplares y será traducida a 16 idiomas, no va a amilanarse. El lema popularizado tras los atentados de «Yo soy Charlie» es «un estado de espíritu, que también quiere decir el derecho a la blasfemia», y por tanto, «evidentemente», el nuevo número del semanario incluirá caricaturas de Mahoma, dijo ayer su abogado y colaborador Richard Malka. De hecho, horas después se hizo pública la portada de la edición, en la que, bajo el titular «Todo está perdonado», se ve a un lloroso Mahoma que porta un letrero donde se lee «Yo soy Charlie». «Nunca vamos a ceder. Si no, nada de esto tendría sentido», apuntó el abogado y colaborador de este semanario donde dos yihadistas mataron el pasado día 7 a doce personas, supuestamente en represalia por publicar caricaturas del profeta del islam. PATRICIA SOUZA/AGENCIAS MUNDO l 29 ŢŢ Natividad Fernández Sola*Ţ ¿Cómo reaccionar? AÚN atónitos ante el macabro atentado en la sede del semanario francés ‘Charlie Hebdo’, los gobiernos del mundo, en particular los de los países democráticos, deben estar preguntándose cómo reaccionar, más allá de las manifestaciones de repulsa y condena. Este ejercicio requiere tomar cierta distancia temporal y emocional con los hechos para proceder a un análisis que intente determinar la razón de la sinrazón y las consecuencias buscadas por las medidas que puedan adoptarse. Conocida la esterilidad y efectos contraproducentes de una acción militar como la emprendida en Afganistán tras los atentados del 11-S, la reacción militar no es una opción a descartar en esta ocasión y puede ser eficaz para combatir sobre el terreno al Estado Islámico, que ha decidido acabar con todo grupo humano que no profese su religión de la manera que ella la autointerpreta. En este sentido, la coalición internacional que actúa en Iraq a petición de su gobierno debería verse reforzada y su estrategia militar cuidadosamente revisada para conseguir una rápida derrota de este nuevo actor internacional a quien la ONU ya ha denunciado por crímenes de guerra y contra la humanidad. Ante tan repulsivo atentado hay que pasar a la acción. Por ello, extraña que la Unión Europea y sus Estados hayan callado respecto a la aplicación de la cláusula de solidaridad, incluida en el Tratado de Lisboa, de la que ya se hizo uso tras los atentados terroristas en Madrid en 2004. Esta herramienta permite la actuación conjunta en caso de ataque terrorista contra un Estado miembro y que la UE pueda movilizar todos los instrumentos disponibles para prestar asistencia a ese Estado y decidir medidas de protección de las instituciones democráticas. Aunque los ministros de Interior europeos se reunían este domingo con el fiscal general de Estados Unidos, no ha habido una reacción igual de rápida de la UE como tal. La cita de ministros de Exteriores no tendrá lugar hasta el 19 de enero; demasiado tarde para ser eficaz y para paliar el desconcierto de los ciudadanos europeos ante estos ataques a la libertad y a la democracia. El múltiple atentado da fuerza a los movimientos que claman por la adopción de medidas xenófobas y cuyas credenciales democráticas en algunos casos son más que dudosas. La sociedad europea basada en la convivencia y el respeto a toda persona sea cual sea su credo, siempre que no atente contra los principios democráticos y los derechos fundamentales, debería evitar estas provocaciones. Más allá del doloroso hecho concreto, Europa debe plantearse una estrategia a medio y largo plazo de cara a preservar el modo de vida y de convivencia que tanto ha costado alcanzar y cuya destrucción es el objetivo final de este movimiento islamista radical. La multiculturalidad es un concepto noble que, por lo que se ve, no hemos sabido interpretar ni aplicar correctamente. Está claro que los cientos de jóvenes radicales europeos, normalmente inmigrantes de segunda generación, no se han integrado en las sociedades de acogida. Como acertadamente señala Robert Scruton, la aplicación de la multiculturalidad que se ha llevado a cabo en Europa no ha permitido a estos jóvenes su integración con la lengua, la cultura y los valores de la sociedad europea que atrajeron a sus padres, sino tan solo mantener su lengua y sus tradiciones, algunas claramente contrarias a la igualdad de la mujer o a los derechos humanos más elementales. De este modo, hemos conseguido desarraigados sociales que ni se reconocen en las sociedades de origen en las que no nacieron ni pueden integrarse en la sociedad de acogida. *Profesora de Derecho Internacional y profesora de la cátedra Jean Monnet Universidad de Zaragoza -*/"*)$./. l Lassana Bathily, empleado del Hyper Casher de París, ayudó a seis clientes a refugiarse el día del asalto. Además logró escapar y ayudó a la Policía El héroe humilde del supermercado «En Turquía estamos posible información de contra cualquier tipo interés, informó la de incidente terrorista, agencia Anatolia. no importa la raza, reliDavutoglu defendió gión, secta o región de la buena práctica de la que proceda», subraTurquía recordando yó. Cavusoglu afirmó que el país ha deportaque hay dos temas que do a entre 1.500 y 2.000 deben afrontar Europa extranjeros que aparey Oriente Próximo: cían en una lista negra «Uno es combatir el tede 7.000 personas facirrorismo, en lo que hay litada por los servicios H. Boumeddiene. EFE un gran vacío por cude Inteligencia de brir, y el otro tema es el racismo, la otros países. El titular de Exteriores añadió la xenofobia y la islamofobia en Eunecesidad de poner en marcha ropa. «Vemos que hay una creuna estrategia contra el terroris- ciente xenofobia en Europa que mo a nivel mundial. «Desafortu- impulsa el terrorismo, usando la nadamente, no hay una determi- discriminación como una excunación en el mundo para luchar sa», concluyó Cavusoglu. contra el terrorismo», afirmó. AGENCIAS/HERALDO M ientras Francia intenta recuperar la normalidad, emergen relatos que convierten en héroes a ciudadanos anónimos en medio de la masacre terrorista. Es el caso de Lassana Bathily, un maliense de confesión musulmana y 24 años que trabaja desde hace cuatro en el supermercado judío Hyper Casher del este de París, donde se produjo uno de los ataques. El pasado viernes, Bathily se encontraba en la tienda cuando el terrorista Amedy Coulibaly irrumpió en el establecimiento. El joven acertó a esconder en una cámara frigorífica a seis clientes de la tienda para que el asesino integrista no pudiera encontrarlos. «Cuando bajaron corriendo abrí la puerta. Varias personas entraron conmigo. Apagué la luz y apagué el congelador. Les dije: ‘Permaneced tranquilos, yo voy a salir’», explicó Bathily a la cadena BFM TV. El joven escapó del supermercado utilizando un montacargas y salió con las manos en alto. La Policía le mantuvo esposado durante hora y media hasta cerciorarse de que no estaba implicado en el asalto. Después, le pidieron que dibujara un plano del establecimiento. «Conocía las salidas de socorro y logré tomar un montacargas para salir. Pero si me hubiese visto, estaría muerto», dijo el joven. Finalmente, ninguno de los seis rehenes a los que logró esconder en la cámara frigorífica resultó herido y sus indicaciones resultaron de gran utilidad a la Policía para saber lo que ocurría dentro. Se trata del segundo héroe musulmán de los atentados, tras el po- licía de 41 años Ahmed Merabet, que fue rematado en el suelo por uno de los hermanos Kouachi en un gesto brutal que ha quedado retratado en las imágenes que han dado la vuelta al mundo. Bathily, sin embargo, no tuvo un camino fácil para formar parte de la sociedad francesa, que ahora pide a través de una campaña en las redes sociales que se le conceda la nacionalidad francesa y la condecoración de la Legión de Honor. Nacido en Samba Dramané, Mali, cerca de la frontera con Senegal, Bathily llegó a Francia en 2006, con 16 años, para reunirse con su padre. «Mi madre nunca pudo venir y sigue en Mali», explicó a France 24. Instalado originalmente en una residencia parisina para trabajadores inmigrantes, donde vivía «como en una familia», tardó cuatro años en regularizar su situación. «Fue muy duro, en términos de trabajo, e incluso para integrarse en la sociedad francesa», comentó el joven, que empezó trabajando en la restauración y después entró en el supermercado judío. JAVIER ALBISU
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