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Mi'TTi.r
NUM.
i
o.
PRECIO DE LA SCSCRICION.—MADRID , por números
sueltos á 2 rs.; tres meses 22 r s . ; seis meses
•42 rs.; un año 80 rs.
REVISTA DE LA SEMANA.
antas mentiras se
nos comunican por
el telégrafo por la
via de Nueva-York
con referencia á la
espedicion de Méjico , que va á ser
necesario no creer
I
~/JV7V9VT1 "\^¿&&yHr/ nada ó c r e e r lo
W&ISÍZLS&X&UTZ
contrarío de lo que
S n í ^ P r ^ S T í ^ ^ /1 digan los periódi-
eos angloamericanos. Primero nos
enviaron á decir
que Vera-Cruz estaba sitiada por las tropas de Uraga,
• 'I cual inocente del hecho que se le atribuía , se encontraba á siete ú ocho leguas de aquella ciudad pro. curando fortificar los pasos de la sierra, no sabemos
si para abandonarlos cuando llegue la ocasión de orden
del supremo gobierno. Después los periódicos angloamericanos nos contaron cómo un regimiento español
habia tenido un violento choque con un regimiento
francés, y cómo introducida la mas profunda división
entre los aliados, la espedicion iba á ser fácil presa de
los grandes guerreros de Méjico, á quienes no obstante
fl general Scot con una tropa de aventureros logró
hacer huir en todas ocasiones. Por supuesto que entre
los españoles y franceses no solo no se turbó la armonía sino que se estableció una entente cordiale, de la
mal tememos que resulte lo que decia lriarte de los dos
loros procedentes de Santo Domingo , isla en otro tiempo, mitad francesa y mitad española (I).
El francés del español
Tomó voces aunque pocas :
El español al francés
Casi se las toma todas.
Pero los noticieros norte-americanos , cuya inventi-
|
(DA propósito de Santo Domingo: en uno de los últimos números
| P 'Miramos la vista de San Tnmas . y al pié se decia : San Tomar, is-
MADRID 23 DE FEBRERO DE 1862.
PROVINCIAS.—Tres meses 28 rs.; seis meses SO rs.
un año 96 rs.—CUBA PL'ERTO-RICO, Y ESTRANJERO,
un año 7 pesos.—AMERICA Y ASIA , 10 á lo pesos.
AÑO VI.
va es grande, viendo que sus anteriores noticias por instrucción y una gran elevación de miras al discutirse
ser las primeras habían dejado algo suspenso el ánimo, en la sección de ciencias morales y políticas el tema de
quisieron dar el gran golpe y anunciaron que por un la relación entre los progresos científicos y materiales,
correo procedente de Acapulco y que habia llegado ga- y los progresos morales. El señor Sánchez defendió al
nando horas á San Francisco de California se sabia que siglo actual y al mismo tiempo á la Iglesia, sosteniendo
allá en Acapulco corría muy acreditado el rumor de que el siglo ha mejorado, así en moralidad como en
que los españoles habían sido derrotados por los meji ilustración, y que la Iglesia, lejos de ser enemiga de
canos después de un combate de cinco horas. Estas la razón y de la ciencia, habia salvado á la una y focinco horas serian sin duda de las que habia ganado el mentado el desarrollo de ambas. Aun volveremos á oír
correo de Acapulco, y no creemos que le dieran mas al señor Sánchez otra noche, demostrando las ventajas
por la noticia.
que el siglo XIX lleva en puatu á moralidad á los anteNo ha parado aquí la inventiva: ahora se dice que riores y las que los siglos venideros llevarán sin duda al
un batallón inglés y otro español se han merendado actual, en virtud de la ley constante del progreso y de la
mutuamente, no quedando mas que el poncho del uno perfectibilidad á que obedece la familia humana como
y la casaca encarnada del otro. Ahora bien, por nues- ser racional, y por consiguiente perfectible en toda la
tras noticias particulares , sabemos que todos esos [ serie de los tiempos. Damos la enhorabuena al señor
muertos y heridos en reyertas y combates gozan de la Sánchez , y se la damos también al clero y al Ateneo.
mas completa salud. El general Prim y los jefes aliados
Ha salido á luz la primera entrega de la obra que con
se habían adelantado hasta Medellin , cinco leguas mas el título de la Espada y la Palabra está publicando
allá de Vera-Cruz, y esperaban la respuesta al ultimá- ; don Fermín Gonzalo Morón. Es un magnífico estudio
tum enviado á Juárez, para emprender las operaciones que demuestra las grandes dotes y la erudición proen caso necesario. A estas fechas estarán muy cerca j funda de su autor, no menos que la brillantez de su
de Vera-Cruz los refuerzos enviados de Francia, y en imaginación.
la Habana está dispuesta una reserva de tres mil homA la aproximación de la primavera, la crónica cribres mas.
minal va cubriendo sus páginas mas que de ordinario.
Los mejicanos dicen (y esta es la invención mas pe- En estos dias se han cometido no pocos delitos, y entre
regrina que lia venido de Nueva-York) que se han uni- I ellos uno de infanticidio con circunstancias repugnando todos para rechazar la invasión: prescindiendo de tes á la humanidad. Los romanos no tenian pena para
la imposibilidad de este hecho, diremos que el gobier- los hijos que mataban á sus padres, porque declararon
no de Juárez intenta entretener á los espedicionarios en que este delito era imposible : es verdad que entonces
las playas mal sanas de la tierra caliente hasta la época los padres tenian el derecho de vida ó muerte sobre sus
en que la fiebre amarilla se desarrolla en toda su in- hijos. El mundo ha progresado y noy se considera como
tensidad, y tener por auxiliar á la peste, contra la cual mas repugnante y contrario á la naturaleza, la muerte
no valen las bayonetas ni los cañones ; pero los aliados, dada por el padre al hijo que la de aquel por este. Por
que saben lo que importa no perder tiempo, cuando fortuna se ven pocos crímenes de esta horrible especie;
llegue la época precisa , pasarán de tierra caliente á pero en la semana última se han verificado algunos. Cortierra fria, y no darán lugar á mas dilaciones que las ramos un velo sobre tan negro cuadro.
puramente necesarias.
i Dicen que una mujer de Alicante ha dado á luz un
Pasando á hablar de triunfos, y no mejicanos sino niño mitad blanco y mitad negro, como esos trajes de
españoles, pero de triunfos mas pacíficos, tenemos un ¡ máscara que llaman de noche y de día. Tirándole una
vivo placer en felicitar al joven sacerdote don Miguel j vertical imaginaría desde la cabeza á los pies, resulta
Sánchez , por el que alcanzó la otra noche en el Ate- que la parte derecha es enteramente negra v la izquierneo, mostrando una admirable elocuencia, una sólida da blanca. ¿A qué atribuir este fenómeno?"Dícese que
la de Santo Domingo : desatino seoprálico cometido por equivocación m los padres, ni ninguno de sus ascendientes ha sido
material al imprimirlo. >"os confesamos culpados de no haber leído las de raza etiope ni del Congo: ¿será que todos tensamos
pruebas de pquel grabado. Escusado es decir que San Tomas f s una de algo de lo que hace tornar a la piel el color negro? ¿Será
las pequeñas Antillas , que solo tiene cinco legras de largo por dos de
ancho y á la cual ha dado importancia 1 completa y absoluta libertad que Adani fuese primitivamente negro, y después se ha
comercial que le ha concedido su íjobterno. que es el de Dinamarca.
' ido blanqueando á medida que estendido por latitudes
Siguiente
EL MUSEO UNIVERSAL.
58
boreales ha ido poniendo el pigmento onnoyroeoilor?
¿Será que por cualquier circunstancia se haya podido
favorecer el desarrollo di' ese pigmento en una parlo,
del cuerpo del roción nacido y no en la otra?
No parece osla hipótesis enleranienle absurda: sin
omhari-'o . no se halla osplicaoiou sulicionleinenlo cientilica di' ese caso, asi como tampoco se halla de los diferentes observados en el lirasil entro individuos de la
raza negra que lian dado á luz hijos entorníllenle
hlancos.
¿Si será que la blancura es una enfermedad , y que
Indos dehorianios ser nebros para conservarnos sanos y
robustos? No queremos seguir penetrando en las tenebrosidades de esta cuestión, no sea que la lógica nos
conduzca á demasiado negras consecuencias.
Carece que se trata de colocar en el teatro Heal, el
busto de la Laiirange y do otros artistas notables, l.a
¡dea os buena , y celebraremos que se realice.
El ¡nevos se dio en Variedades la 01." representación
de l a ' O H : del matrimonio ¡i hendido de su autor. Ln
los demás teatros no so ha dado ninguna obra nueva,
aunque se preparan muchas. En Jovellanos se ha presentado el señor Fournier, y so lia hecho aplaudir t o cando en la llanta varias piezas d ' música que ha compuesto : y en Novedades una compañía do acróbatas
demuestra lo qu» puede hacer el hombre cuando no
mira el peligro de hacerse una tortilla.
(lomo edificio de n u e s t r a s i n s t i t u c i o n e s p o l í t i c a s , y
c o m o ha d i c h o r e c i e n t e m e n t e u n o r a d o r , si vino á la
vida pública c u a n d o la nación oslaba sumida en el m a yor a b a t i m i e n t o , e n v i l e c i d a , c o n q u i s t a d a por g e n t e
e s i r a n ¡ e r a . y d e s p u é s de t a n t o s esfuerzos y de sacrificios en que tuvo tan gloriosa p a r t e , puedo decirse q u e
salió de e.-le m u n d o t e r m i n a d a ya su m i s i ó n . u E n c o n l r ó
á >u patria a h e r r o j a d a y c o n q u i s t a d a , y la deja no c o n q u i s t a d o r a , pero si o n d e a n d o su b a n d e r a t r i u n f a n t e
sobre u n o y otro pais e s l r a n j e r o , y r e c o b r a n d o el lugar
distini.'uido q u e le señala la historia.»
Si como o r a d o r y político o r a M a r t í n e z de la Ho<a,
sin g é n e r o de iluda , u n a de n u e s t r a s v e n e r a n d a s g l o rias n a c i o n a l e s , cuino literato y publicista ha dejado
c r e a c i o n e s del ingenio (pie h a n sido mil voces a p l a u d i das en la e s c e n a , ó han dirigido á otros e s c r i t o r e s á u n
d i s t i n g u i d o p u e s t o en la r e p ú b l i c a l i t e r a r i a . A l g u n a s de
sus p r o d u c c i o n e s o b t u v i e r o n la h o n r a de ser v e r t i d a s á
idiomas e s l r a n j e r o s , p o s e y é n d o l a s con aplauso los m i s inos t e a t r o s de F r a n c i a , ' d e 1'ortugal y de Italia. La
Conjuración de Véncela, Aben-JIumct/a , Edipo y otras
obras no menos conocidas, demostraron cuan bien sabia conciliar Martínez do la Rosa en la dramática, el
clasicismo con el romanticismo, ajustándose á las con1
iliciones mismas que señalaba y exigía en su Arte Poe, tica , cuando dociaquo en lo que consiste el mayor mérito del poeta Irá jico, era: versificación llena, robusta
y fácil, mas liien que artificiosa y preciada de cadencia
Por esta revista y la parte no firmada de este nú- y armonía, caracteres propios, bellos, acertadamente
contraslados y consecuentes, estilo tan enérgico y elemero ,
vado cuanto natural, lucha bien retratada entre las
NEMESIO FERNANDEZ CUESTA.
pasiones mas tiernas del alma y los principales deberes
de la naturaleza, y en general procurar que nunca esté
tranquilo el ánimo ele los espectadores . que es en lo
que consiste el mayor mérito del jineta trájico. SenciMARTÍNEZ J)K LA ROSA.
llas al par que fáciles y correctas sus comedias, son
piezas acalladas de ostiio, por mas que á veces no n a 1
¡Martínez de la Rosa ha fallecido! Hé aquí la triste cíesen con designio de ser dadas á conocer fuera del
nueva que de unos á otros labios ha volado en estos ] círculo de los amigos. Lo que piit'ile un empleo , La
dias; las frases que con sentimiento han impreso todos boda i/ el duelo, La niña en casa ¡/ la ma-ire en las
los periódicos; el funesto motivo de pesar que embarga , máscara*, El español en Venecia y Los celos infundatodos los corazones. Todos sin eseopcion , porque .Mar- : dos, ya criticando vicios de la época, ya presentando
tínez de la Rosa era una gloria nacional, cuyo nombre ! tipos dignos de severa censura, obtuvieron siempre
respetado dentro y fuera de España, ora timbre hon- i aplausos, pues además de sus versos variados y lloriroso ó imperecedero para la nación que. le vio nacer, lo dos: además do sus pensamientos, ya bellos, ya promismo si so le consideraba como orador y poeta, que fundos, jamás acudía el autor al funesto halago de
como filósofo y patricio. Hé aquí por qué han sido uná- aquellas pasiones que siembran en la sociedad la desunimes las frases todas con que lo mismo el pueblo que nión y el sobresalto. La viuda de Padilla y Morat/ma,
el palacio, lo mismo la prensa periódica que la tribuna, son trajedias que escritas con diversos linos, y reprehan dedicado á espresar el profundo sentimiento que ha sentadas la primera en momentos de conmoción y pe(•avisado la muerto de tan eminente repúblico. Y si en ligro para la patria, enaltecieron no poco el nombre de
todas las vicisitudes de su larga vida política . como se Martínez de la llosa. De todas sus obras, corregidas por
ha dicho muy bien, en los palacios, en los calabozos, su mano, parece que debe publicarse en breve una
en su patria ó en la emigración . dos ideas liieron los edición perlada . y según lia anunciado un critico, apagérmenes de todas sus generosas aspiraciones, la mo- recerá entre días un iliama nuevo inédito, compuesto
narquía y la libertad ; si como pnc I a, como orador, COMIÓ en 1NW en Ñapóles, y sacado de la conmovedora hispolítico, como hombro de Estado, se consagró á su toria de la Revolución de l'raeia. Las noticias que á osle
triunfo; si en el libro, en la Academia y en el Parla- drama inédito se refieren, interesan sobremanera, en
mento, fue su apóslol , asi en su juventud como en su . estos momentos, por lo que las reproducimos respe—
ancianidad, sin que hubiese obstáculos , ni persecucio- 1 lando las apreciaciones agenas. «Separándose en él va
nes, ni adversidades que lo hicieran vacilar en sus ele- «le la escuela clásica , se hace vibrarlas libras mas dovados propósitos, ¿qué mucho haya muerto querido y lientes del corazón , por medio de la representación del
respetado por sus obras y servicios, rodeado de simpa- sacrificio de un padre que toma el nombro de su lujo
tías y atenciones, y acompañado ¡i la última morada para salir al cadalso; encerrando este episodio en ún
con el sincero afecto del pueblo y de, los reyes?
cuadro que ofrece á la vista la revolución francesa, el
Martínez de la Rosa fue uno de los primeros poetas día en que cayó Robespierre y su partido. Dicho modo la aurora de la regeneración política de España, mento , según espresa el mismo autor, ofrece el interés
cuando acorralados los representantes de la nación por di' un cuadro lleno de alternativas y peripecias, realilas bayonetas estranjeras en una isla de memorable re- zadas en el término de veinte y cuatro horas. Con hábil
escoge el autor para el golpe teatral de inmocuerdo (1), escribían el Código fundamental de nuestro maestría
1
derecho al fulgor de los cañonazos enemigos. Diputado la tv . d padre por el hijo, la ocasión de haber este
en las Cortos del año 1813 , aunque pertenecía á la cla- abandonado su encierro para volar al lado de su amanse media, merced á su acendrado patriotismo, á su te ; situación tierna y conmovedora que no podrá menos
clara é irresistible elocuencia , á la elegancia, belleza y de apreciar el espectador como un contraste do los mas
corrección de sus discursos y composiciones, se hizo dignos de atención que ofrece la vida humana. Entre
notar desde luego, pudiendo vaticinarse desde enton- las escenas del drama , merece notarse, una en que vaces los grandes servicios que debía prestar al país y á rios bandidos asaltan las ruinas de un convento demola dinastía. Lanzado en 181 í á un presidio por un go- lido por la revolución, donde han llegado al par á
bierno que veia en él un poderoso regenerador de las buscar abrigo los protagonistas padre é hijo, en unión
antiguas libertades, sufrió con serenidad y resignación de otro padre y su hija ; esta amante del segundo de
la vida y las penalidades del calabozo, sin abjurar de los primeros, y lodos nobles que liuven do los revolusus creencias, sin temor por el porvenir suyo y de su cionarios, en la que parece, verse el sombrío colorido y
patria. En el Peñón de la Comerá , lejos de debilitar su carácter altamente dramático de alguna de las compoespíritu, supo acrecentar su entereza, arraigando mas siciones de Schiller , al mismo tiempo (pie se da á e n y mas en su pecho dotes por cierto no muy comunes. tender prácticamente lo indispensable que son algunas
La le inquebranlablo, en el triunfo de la idea, la convic- nociones del principio de autoridad aun entre las soción sublimo de sus principios políticos, desplegadas ciedades mas ilegítimamente constituidas. Al que haya
desde sus tiernos años en la tribuna, triunfaron des- admirado los rasgos con que están dibujados los mopués de los dias di- opresión y desgracia, y so, robuste- mentos de la revolución en La conjuración de Ycnecia
cieron en medio de las conmociones políticas y de las eseusado será decirle que, los de este drama conmueven
mas difíciles vicisitudes. Ministro en 1X2:2, demostró el espíritu como si fuesen verdaderos, l.a forma, modo
igual coMsl.iinc.iii du carácter \ [i\\ valor cívico á toda y palabras, descubren al hombro político, conocedor
prueba, no arredrándolo los amagos de sus enemigos de cómo so realizan osle y los demás sucesos de la vida
cercanos, ni las conjuraciones eslranjoras, y tanto en pública di' las naciones, y el lodo es allíiiucnlc dramáas diversas veces que como ministro mereció la con— tico y le embellece, la bien sazonada prosa de su autor
lianza do la corona , como en el desempeño de su emba- v situaciones en eslremo interesantes.>>
jada en Itoin;, , y al ocupar su puesto en la Cámara do
diputados, Martínez de la Rosa concillaba los afectos y
El espíritu de esta obra inédita, como oído las demás
atiaia el respeto de, s u s mismos adversarios políticos, obras suyas, nos demuestra bien á las claras el carácejerciendo en todas parlessu iluslrada preponderancia: ter amable , conciliador y benéfico del ilustre orador de
Era en hn , uno de los mas sólidos cimientos del mo- Cádiz. De todos modos el homenaje de reconocimiento
y de admiración que ha recibido al bajar á la tumba,
(1) La isla (le León.
concedido con las mismas demostraciones de cariño que
Anterior
Inicio
recibió en vida . demuestran en d e d o , como so)»
clin estos (fias, progreso en las costumbres polít¡ft
España , estímulo y recompensa para los literatos y
filíeos que so distinguen en el servicio de I j »
unión entro el trono y la nación. V ciertamente
ver las honras populares, y regias, y magníficas'
alcanza tan grande orador, los que han recibido i
naturaleza dolos para alcanzarle y para igualar)
quien sabe si para sueederlo . pueden cobrar lirios
de este momento y hacer, ya que no sea posible
dar su nombre, hacer olvidar ol de los que le s¡|
desde lejos (I ).>>
ANTIGÜKDADES IíOMAXAS.
MOSAICO I Í K S C I T . I L I U ' O KN I.AS I t U X A * DEL (i PAUO
kX DARCELONA.
Los estudios de la ciencia de las antigüedades
con la cronología, según la esprosion de un cél
escritor italiano forman los ojos de la Historia, ava
por ventura en nuestro suelo, sirviéndole de cons
estímulo los frecuentes descubrimientos con que
mía la ciencia los esfuerzos do sus adeptos, dej
levantar cada vez mas alguno de los pliegues del(
ro velo con que encubre el tiempo los sombríos
nos del pasado. En menos de un año y sin nienci
otros descubrimientos do menos importancia, el
, visigodo que tan escasos monumentos nos liabii
jado de su paso sobre la tierra . ofrece en los últ
| descubrimientos de, Guarrazar, rico venero de
j ñanza histórica y artística: la antigua llici nos
j sonta recuerdos'de su primitiva población céW
al mismo tiempo de su esplendor romano en las(
: raciones llevadas á cabo con tanto acierto como dii
j éxito por el modesto cuanto en tendido joven ilícita
Aureliano lbarra; la antigua itálica, y á pesar de
contrariedades con que i ¡ene que luchar parar
sus investigaciones parece levantarse do (lia en
entre sus ruinas al poderoso impulso del inleligei
quilecto don Demetrio de los llios; y en la opulen'
celona, en esa ciudad tan importante en todas ll
cas de la Historia de España . como si la Provi
quisiera compensar el dolor que en los ainanl
arte produce ver destruido el histórico Palau SU
. entre sus ruinas , un mosaico romano de subí
| valor, cuyo asunto y pintura viene á ilustrarla
j ría do aquel pueblo ¡>n una de sus lases mas im[
les, en los juegos públicos que tanta importan!
vieron en la pacana señora de las gentes. ávilÜr
pro de fuciles emociones.
Pero antes do entraron la descripción de esti
cioso monumento, cuidadosamente recogido y(
por el entendido anticuario catalán don .1. í'i
creemos deber dar algunas noticias, aunque I.
acerca de los mosaicos , combinación maiavíllj
piedras ó pastas de diversos colores inserustl
una argamasa especial que compilen por la ven
su dibujo y la brillantez de su colorido coalas!
de pintura mas acabadas.
1
Sobre la etimología
g de la vozz mosaico baste !
en
loa
sin entrar en largas disertaciones que
se llamó trabajo músico, musenco, masiaco, —
según unos, como emblema del arle, buscando
su etimología en el griego y en el hebreo. Tuvo
según se cree , en los suntuosos; y espléndidos i
de Asia, aplicando á la piedra el sistema cu;
sus ricos tapices. Comprueba osla opinión
Biblia , haciendo mención en el libro de E,-,..—,
pavimento, que Asuero, rey de los persas, mandótruir con pinturas formadas de mármoles de o
entro, los que brillaban esmeraldas. Los egipcios
bien debieron conocerlo, pues en la colección "
del Museo de Turín , se ve un fragmento de $
una momia, en cuya cubierta las pinturas que
nan , según la costumbre do aquella nación, es
culadas en mosaico con una sorprendente OÍ
La materia de que sus piezas oslan formadas,
especie de esmalte, cuyos vivísimos colores .
conservado en toda su pureza al través dal° s S
Este notable monumento es quizá el único quej
citarse
de
mosaico
egipcio,
sionuo
-'••
'
'
'
.iendo 10
lo MOH'"-.
MilM'ie"
u
embargo para deducir que conoció su uso el P
pu»
los Earaones; por mas que nosotros croamos 9'
mosaico en Egipto debió limitarse á roveslii' P1
muebles mas que pavimentos, (pie forma
minuciosidad \ primor del inosa ico con II¡IS [a
Irases que escribía el arle ¡gante di los OrlPC.,
sus oslensos templos de eo •ales f o r m a s ,, el. vidos obeliscos de granito ó en sus inmensas I'1i ral
montones de ladrillos alzados para sepulcro "
ves, allí donde las montañas naturales no dau
seno digna cabida al subterráneo palacio q"tí
á los difuntos monarcas.
f 1 \ Palabras pronunciadas por el excelentísimo señor ( ' . ° ^ |
(le (Hózala , en elogio ilel excelentísimo señor úan '"l"HU'1-fe|B
(le Li liosa en l.i sesión del Congreso de los dimitidos tlel 10° <
1SÜ-2.
Siguiente
59
EL MUSEO UNIVERSAL.
Los priegos que adoradores de la forma la elevaron á , uso indispensable en toda clase de edificios, y cubriental grado de perfección que imitar los magníficos res- ' do con él por el procedimiento sectilium hasta los pórtos de sus obras en el espacio que medió desde Pericles ticos y los impluvium ó espacio descubierto, comprená Alejandro , siglo de oro del arte griego , es la deses- dido entre aquellos, que venia á formar un verdadero
peración de los artistas, por mas que no alcanzaran á patio.
darle la espiritualidad que solo debía recibir el arte del
Así con mas ó menos riqueza y perfección se paviaura celestial del cristianismo, cultivaron el mosaico y mentaban las habitaciones romanas por los diversos sisle elevaron á la altura á que supieron llegar en todos temas que hemos presentado, estendiéndose su uso á
sus trabajos. Bien recibiesen la noción de este género todos los municipios y colonias que iban formando donde pintura de los pueblos del Asia, bien de los mismos de quiera las vencedoras legiones de la ciudad eterna.
egipcios, que mas de una vez fueron sus maestros, bien Pero cuando en el bajo imperio se aproxima la ruina
se desarrollase espontáneamente al ir perfeccionando del gran coloso que tenía por pedestal toda la estension
sus pavimentos, es lo cierto que lo cultivaron, como del antiguo mundo, el mosaico toma un carácter espeatestigua Plinio, creyéndolo invención del pueblo ho- cial , consecuencia precisa de las condiciones del arte
mérico. Manejando hábilmente el colorido, combinan- en los pueblos que ven aproximarse su fin. Cuando la
do con gran inteligencia las piedrecitas para las medias nacionalidad vigorosa de un Estado presta, como el sol
tintas, dieron á sus mosaicos tal perfección , que á á las flores, vida y energía á todos los productos del ená poco que el que los admira se aleja de ellos cree ver tendimiento , el "arte grande también, rico de poder y
pinturas debidas al pincel y no á la concienzuda colo- bastándose á sí mismo, no busca en la materia el efecto
cación de pedazo de minerales.
de sus creaciones sino en la inspiración y en el estudio
En el desarrollo progresivo del mosaico siguieron pro- que las da vida. Pero cuando la nacionalidad se pierde;
cedimienlos distintos que son conocidos con diversos cuando el estado se arrastra como una anciana coqueta
nombres. El que debió ser mas antiguo y que corrobora que próxima al sepulcro se empeña en cubrir con oro
nuestra congetura de haber dado origen al mosaico en- y flores la huella destructora del tiempo, el arte se entre los griegos el perfeccionamiento de, los pavimentos, vilece , se hace adulador, creyendo detener la próxima
es el llamado sectilium que consistía en cubrir el suelo ruina con esplendor y lujo, y entonces olvidando la
con pedazos de mármol iguales y cuadrangularcs, pero creación y el estudio, busca el efecto en la riqueza de
de diversos colores. En breve debieron multiplicarse las materias que emplea. Por eso en la época del bajo
las formas de estas piezas que servían para pavimentar; imperio, al paso que la escultura decae rápidamente,
al hacerlo hubieron de nacer distintas combinaciones se procuran hacer los bustos de ricos mármoles ó preque dieron origen á dibujos geométricos formados con ciosos metales, y los mosaicos se forman con perlas y
los pedazos de mármol, para lo cual tuvieron que ir piedras estrañas, que á pesar de su brillo deslumbrador,
cortando mas pequeños trozos de piedra, y con este nue- no bastan á suplir la verdad del dibujo, la brillantez del
vo paso se formó el mosaico conocido con el nombre de colorido, la ausencia del arte en una palabra.
litontraton. El lujo aumenta, el arle avanza, la invenEl último sol de Roma se marca en el cuadrante do
ción le guia. y pasando del dibujo geométrico al natu- la eternidad; y al avanzar como nube impetuosa los inral , se combinan en pequeños cubos los colores de cultos guerreros del Norte, vuelcan el trono vacilante
las piedras, se. copian con ellos los cuadros de los que se alzaba en el misterioso Capitolio, y con él acagrandes maestros, y al hacer todo esto se desarrolla ban de echar por tierra el coloso do la civilización roel vermiculatum , que es el sistema seguido hasta mana, dando el golpe de gracia al arte agonizante- Sus
el dia.
últimos destellos antes de morir en Italia reflejan en la
Estos diversos géneros de mosaicos que nos presen- capital del nuevo imperio; y como hijo abandonado de
tan en su marcha progresiva el adelantamiento del arte, su padre se alza en Rizando un arte nuevo que guarda
fueron usados, después que se llegó al último simul- sin embargo recuerdos de aquel á quien debiera la existáneamente; de modo que no era estraíio ver en el tencia.
pavimento de una sala , por ejemplo, la faja de alredeEn la general ruina, el mosaico, una de las mas imdor por el procedimiento sectilium , las segundas hasta portantes manifestaciones del arte, desaparece de Itaencuadrar el asunto principal, con grecas y labores por lia, y asi es que en el año I0G6 , Desiderio, abad del
el litostraton; y el centro ó la pintura, por decirlo asi, monasterio Casiniense, deseando pavimentar de mosaico
á que lo demás del pavimento servia de marco, por el una iglesia, tuvo que buscaren Constantínopla artistas
vermiculatum. Atendiendo al asunto que se represen- que alo menos conociesen el procedimiento para llevartaba en él, y no por el procedimiento empleado al for- le á cabo, con los cuales hizo se instruyesen algunos
marles , habia cierta clase de mosaico que se llamaba jóvenes del monasterio, á fin de que volviese á generaasaroton, propio mas bien de las salas de festín, en lizarse el precioso y perdido trabajo que después del recuyos pavimentos se figuraban los restos de la comida nacimiento de las letras y las artes en Europa alcanzó
caidos al suelo.
un alto puesto bajo la protección de ilustrados pontíLos griegos sin embargo de que no usaron pastas te- fices.
nidas, alternando con la piedra para sus mosaicos, les
Si tal importancia tuvieron siempre los mosaicos,
dieron gran perfección, citándose como uno de sus me- ¿podrá mirarse con indiferencia el magnífico resto de
jores modelos en este género, el mosaico del capitolio uno de ellos que quizá desaparezca en breve? Delito seencontrado cerca de Tívoli, que representa un vaso ria pasar delante de él desapercibidos. Por eso hemos
lleno de agua, en cuyos bordes están paradas palomas tomado la pluma, y por eso no la dejaremos hasta haen actitud de beber, y el cual se cree sea el mosaico de ber hecho su cabal descripción , y presentado nuestras
Pérgamo, que tanto llamó la atención de Pimío.
congeturas sobre su origen y destino.
Los romanos, que mas que imitadores de los griegos
'Se concluirá en el próximo numero).
puede decirse fueron los continuadores del arte de la
i. DE Dios DE LA RAPA Y DELGADO.
pat.ia de Praxíteles, cultivaron el mosaico con tanto
mas ardor, cuanto que se prestaba admirablemente al
lujo y la ostentación que desplegaban en sus edificios
públicos y privados, y ya con artistas griegos, ya con
EL SOMBRERO.
artistas de su misma píébs, discípulos de aquellos, realizaron con los pequeños cubos del vermiculatum cuantas composiciones podía concebir la mente de sus pin- | Los objetos empleados para cubrirse la cabeza han
tores. Pero si los griegos solo con piedrecitas hicieron I variado tanto en su forma como en su material , de un
sus mosaicos , los romanos para facilitar mas su forma- i modo mucho mas notable que cualquier otro objeto de
ción en tiempo de Marco Agripa , según Plinio, empie- j nuestro traje. No hay duda alguna de que esto debezan á usar piezas de barro ó ladrillitos pintados y cocidos ¡ mos atribuirlo en parte á las necesidades de los climas,
á manera de nuestra porcelana, de donde tomasin duda ! pero es preciso convenir en que consiste aun mas en
origen el que en breve el vidrio de colores entre á com- | las modas y en los hábitos inveterados que en ninguna
poner el mosaico. De esta materia, sin embargo, mas otra causa. Además de esto , la influencia de las difeque los destinados á pavimentar, se hacian los que te- | rencias del gusto nacional ó individual y la costumbre
nían por objeto decorar los muros en las lujosas cáma- i que ambos sexos han seguido en todas partes de usar
ras romanas; que á tal grado llegó el uso del mosaico objetos peculiares y distintos para cubrirse la cabeza,
entre los romanos, que hasta los"habia portátiles para han conducido naturalmente a variaciones adicionales
que pudiesen adornar las tiendas de campaña de los
este artículo de nuestro traje.
emperadores y de los grandes capitanes, citándose en- en Los
pueblos que conocemos históricamentre ellos el que llevaba César en sus espediciones mili- te , los primeros
habitantes de países templados del Asia ó del
tares. En la época de Claudio, un nuevo invento se África llevaban
cabeza cubierta con telas ó cosas
introduce en la formación de los mosaicos. Los vidrios muy ligeras. En la
los tiempos patriarcales el tocado code colores, aun los cubos de barro pintados, no ofre- mún de los judíos
consistía en un paño de lino ó de
cían para pavimentar, la necesaria solidez; y de aquí ' otra tela ligera , que
vueltas alrededor de sus
que recurriesen los artistas á teñir las piedras en vez . sienes; este tocado en eldaba
del tiempo se cambió
de buscar, como los griegos, las variaciones del colo- en el elegante turbante trascurso
que se usa hoy en el Oriente.
rido en las mismas canteras.
i En el Egipto y en la Arabia se usaban comunmente
De este modo el mosaico, ya conocido de los roma- gorros de lino," de algodón , de paja , de corteza de árnos cerca de 170 años antes de Jesucristo, pues el bol y de cuero, en general de una forma elevada y
mismo Plinio nos da cuenta del pavimento de esta clase puntiaguda. La variedad de adornos de cabeza que
que hizo construir Síla en el templo que á la Fortuna ! usaban las mujeres del Egipto era muy grande, como
consagró en Prenesta (1), se generalizó haciéndose su nos lo demuestran algunos restos de esculturas antij guas del país. La moda que dominaba entre ellas era
(1) El célebre jesuíta Kirler trae su dibujo en las Atíigúeiladet del la de sujetarse el cabello con una cinta sencilla , desi pues de formar con él una porción de rizos pendientes
Lacio.
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alrededor de la cabeza. En otros casos vemos una especie de plumero alto que coronaba el adorno de la cabeza de las mujeres egipcias de alto rango. El pelo
postizo y las pelucas se usaron primeramente en Egipto y un ejemplar de peluca de una señora egipcia , que
es de un tamaño desmesurado, constituye una de las
mayores curiosidades del Museo Británico. Es incomprensible cómo los antiguos egipcios en su clima cálido
pueden haber adoptado este adorno de mal gusto tan
pesado como sofocante.
Nosotros estamos mucho mas familiarizados con el
casco guerrero de los griegos y de los romanos que con
los demás artículos de esta clase que usaban ; pero en
realidad el punto no es de mucho interés, pues todo
lo que puede decirse respecto á esto, es que ambos
pueblos acostumbraban a llevar una gran variedad de
gorros, en general muy ajustados á la cabeza y hechos
de lino, algodón ó cuero. Del mismo modo que sus
cascos, estos gorros terminaban en punta la cual se
inclinaba hacia delante formando una curva ó bajaba
por detrás; esta forma era casi lo mismo entre los griegos que entre los romanos. Las mujeres de estas dos
naciones usaban un adorno mucho mas esmerado en su
tocado. Era muy raro que tuviesen un gorro ó adorno
completo de cabeza de cualquier clase, sino que para
salir á la calle se echaban por la cabeza un chai ó velo
que llevaban suelto; su atención se dirigía especialmente al adorno de sus cabellos y las tiaras ó diademas
en forma de media luna, las guirnaldas de flores artificiales, las trenzas, las sartas ó hilos de piedras preciosas , los alfileres y otros artículos semejantes se usaban
entre ellas; además rizaban con gran cuidado sus cabellos, teniendo hierros para este objeto. La manera
de disponer sus rizos parece haber variado muchas veces y de un modo muy diverso. En un principio las señoras griegas dividían simplemente su cabello en la
frente formando rizos iguales que pendían alrededor
de la cabeza; pero después llegó á ser costumbre el
atarle detrás formando un moño. Ovidio recomendaba
á sus compatriotas este peinado que realzaba sus encantos.
Los antiguos celtas de la Europa es muy probable
que no usaran nada para cubrirse la cabeza ó que en
todo caso si llevaban algo en ella fuera una cosa muy
sencilla. «Si su cabeza estaba cubierta» dice un erudito escritor que ha estudiado los trajes de los bretones,
icdebia ser por el cappan ó gorro, palabra derivada de
la voz bretona cap, choza, sin duda por la semejanza
que tenia su forma cónica con las chozas en que vivian
los que le usaban.» «Es muy singular,» dice el mismo
autor, «que la forma de este antiguo gorro puntiagudo se conserve en el dia en que los muchachos del país
de Gales llaman cappan cyrnicyll ó sombrero de figura de cuerno, que está hecho de mimbres atados en
la copa y formando por abajo una especie de trenza.»
En Escocia los niños nacen también sombreros de mimbres de la misma forma; entre los escoceses de las
montañas se ven hoy gorros que es muy probable que
se asemejen á los que usó primitivamente á lo menos
el pueblo de la parte septentrional de la Gran Bretaña.
Estos son los gorros azules de los gaels , que en general son de tamaño pequeño, altos por delante y un
poco inclinados hacia atrás; según todas las probabilidades, esto es, una mera modificación del gorro cónico.
Los gorros redondos con una copa grande y plana son
menos usados en las montañas que en la parte baja de
la Escocia. En el tiempo en que se usaban ciertas gorras , una pluma ó un ramo de alguna planta particular
denotaba el rango de la persona.
No es posible determinar quién fue el que inventó el
arte de unir asi el pelo y la lana para hacer fieltro. Los
sombreros do fieltro grosero y de lana eran comunes
en Inglaterra después de la conquista y poco después
la nobleza llegó a usar sombreros de castor. Chaucer
describe á su peregrino mercantil en Cantorbcry que
llevaba «un sombrero de castor flamenco.» Las copias
iluminadas de Froissart indican que existia una nan
variedad en la forma de los sombreros de lana común ó
de fieltro de su tiempo. Muchos de ellos tenian la copa
de forma cónica mas ó menos alta, por el estilo de los
que usan en el dia los molineros de Inglaterra; el ala
estaba arrollada por los lados ó levantada, en unos mas
que en otros. En general al principio de usar esta clase de sombreros se empleaban diversos colores. El sombrero encarnado con ala grande y la copa redonda fue
designado por primera vez para los cardenales en el
concilio de Lyon en el año de 1245. Los sombreros
blancos se usaban en Gante en tiempo de Froissait, el
cual menciona también los de castor con plumas de
avestruz. Era costumbre entre los ricos en aquella época
el llevar adornos de valor y plumas en la cinta de sus sombreros y forrarlos con damasco y otras telas de seda
En un "inventario de los objetos de sir Juan Fastolfe
hecho en 1439 se hace mención de «un sombrero de
castor forrado de damasco v de otros dos sombreros de
paja.» Las plumas formando un penacho eran la señal
principal del rango elevado. Enrique VIII tenia un nlumero formado por ocho plumas de la India de tanto
valor, que se consideraba que hubiera podido servir
para pagar el rescate de un rey.
Seria difícil describir minuciosamente las formas
peculiares de los sombreros de moda en los diferentes
Siguiente
EL MUSEO UNIVERSAL
(30
61
EL MUSEO UNlVEhSAI .
tiempos ya pasados.\ Parte de esto podemos ivi|Klt4 ~
por la descripción siguiente de las variedadts ¡2 sucesivamente hasta Heusaban á la vez en el año KÍ85, según un libro j garáserunaeosadistin;a en un•—todo
de——lo-«• vju<
época
t\>y >\_ ílque
u n i ;dice
u m : . «En
i* i-.ilotro
u u w tiempo
i n: 1111 nilos
iv.^usaban
u f a n a n estreS
"Hrplf
-""•— >
:
por la
' copa,
• - terminados
'
• ' en punta
' " como la
'" cúpu|,|
'
habia sido en su origen,
un
un icampanario . y con una cuarta de elevación MÚ " ' chma, la gerarquía
cima de la cabeza, algunos mas, otros menos w
! ° C I . I h a s t a l a nac 'O. n
su capricho; aliamos otros son chatos y anchos1 6 país á que pertenecía
abajo como las almenas de un castillo. Hay otra e cada mujer, han contrique tienen la copa redonda, unos con una cintaj buido poderosamente á
con otra, unos negros, otros blancos, otros [ establecer ciertas difeotros encarnados, otros verdes, otros amarillos, rencias. En algunos
de esta especie , luego de la otra, nadie está ce puntos se ven aun en
mujeres del pueblo,
con un color ó una moda al cabo de dos dias: < ,las
tocados que se
las modas son raras y estravagantes , del mismo a ciertos
la materia de ellos es diversa; unos son de seda, conservan desde hace
,
i
ir..
II
• siglos, sin haber perdíde terciopelo, otros de tafetán , otros ele lana y|0( do b nj ' a u n a l t e r a ft 0 s u
es mas curioso, otros de cierta clase de pelo tino; forma. El sombrero en
estos los llaman sombreros de castor; son de innj j a s señoras es una imprecio y los traen de muy lejos, de donde traeng| portación francesa que
más gran número de cosas vanas, y es tan connini data de principios de eslodo hombre debe llevar un sombrero de esta ci te siglo. La mantilla es
para él no hay estimación ni aprecio entre los hoinjj antigua en España; aunsi no lleva un sombrero de tafetán ó de terciiipí que algo distinta 'de lo
perfectamente cortado de la mejor forma.»
que es ahora, parece
Los retratos que existen de personajes del sidoS que se usaba ya en el sidemuestran cuan aplicable es la descripción quíj glo XVII, pero no es pobamos de citar á los sombreros de este tiempo. Eiretl sible determinar la épodel regente Morton le presenta con un sombrero aM ca en que empezó á llecopa , estrecho de ala y de una forma piramidal. El varse.
siglo XVI las alas anchas se hicieron de moda. \» La palabra sombrero
en castellano, parece
turnaron asi durante mucho tiempo.
venir de sombra, es deNo es posible lijar con seguridad la época paj cir,
cosa que da somempezaron á usarse en España; sin embargo. M
decirse que se generalizaron mucho á mediado- Jfli bra ; en otros idiomas,
nilica una cosa ú obglo XVII, aunque hacia largo tiempo que ya se us
Parece que la torma que predominó mas en un _ ito que cubre la cabecu anglo-sajon, la
pió, fue la de los sombreros de ala ancha con pl
adornos y broches en las personas de rango ehü palabra haetóhoet, somsencillos en las demás; parece también que era Ibrero, significa cobertor
cuente entre los nobles y los militares el llevar eli de la cabeza. En alemán
levantada por delante , y cogida con una presilla nfi la palabra lint, sombremenos lujosa, según la clase ó posición del ¡lulivili ro, tiene grande analoen general la senté de clase inferior era la que lefl gía con hüt;e, choza;
esta analogía, que mas
el ala mas ancha.
Posteriormente empezaron á usarse los sonibí bien es derivación, pacon las alas arrolladas , pero hubo dos clase- p r e e indicar una especie
einejanza entre amconservaron anchas y horizontales; estas dos cla-^í
ron los sacerdotes y los cuákeros ; hemos dielio que
cardenales usaron por primera vez el sombrero eMf
nado en 124o , y es probable que el clero adoptase! r e s M C t 0
al cappan ó
ladou g O•_'
misma forma por seguir el ejemplo de sus prelada)
rro '| ) r p j o n
uso de los sombreros de teja en los sacerdotes
espí
A.
les, es relativamente moderno, y debí1 provenir -"
alguna de ((lie los inconvenientes que preséntala tan ancha v horizontal, hicieron necesario el*
liarla. Los cuákeros parecen haber adoptado portas
REVISTA MUSICAL.
lidad sus sombreros de ala ancha; pues cuando*
nizzeiti, Rossini, Pacini y los demás maestros " compositores de
óperas en que hav grandes dificultades de ejecución, hayan miedado
sí no olvidados del todo
en los repertorios italianos, porque esto es imposible, a lo menos figurando en dichos repertorios en una muy pequeña proporcionallado
de Verdi.
Dadas semejantes condiciones, no es estraño
que las óperas de Beilini
no alcancen hoy por desgracia la perfecta é igual
ejecución que en otros
tiempos lograban.
Y dicho todo lo anterior que nos ha parecido
necesario para hablar
del éxito alcanzado en
el Teatro Real por la bellísima ópera / Puritani, entremos en materia.
La señora Lagrange,
escepcion honrosa de los
cantantes á quienes hemos aludido, tiene una
garganta flexible y educada para superar toda
clase de dificultades en
el canto.
Esto en cuanto ÍÍ \U
parte material de ejecución.
En cuanto á sus facultades naturales, su
voz, aun cuando se vn
cansando un poco, posee aun la bastante fuerza y sonoridad para hacer los mas atrevidos
alardes, sobre todo cuando estos no pasan de los
límites que les marcan
aquellas mismas facultades.
El sentimentalismo y
la pasión que snn rn.i-
DON FRANCISCO MARTÍNEZ DE LA BOSA.
principio .su secta era común esta forma de sombra TEATRO BEAL.—LOS PURITANOS: RK;OLETTO.— DEBUT DEL
y el continuar llevándolos asi, consiste en que d*
han el seguir los cambios de la moda, y noein)»11
BARÍTONO ESPASOL PADILLA : DATOS BIOGRÁFICOS.—LOS
TITANES, DE ROSSINI.- DETALLES ÍNTIMOS.—POST-SCRIPTIM.
gau una veneración particular á los sunibrerí» Jl Las dos óperas cantadas en el Teatro Real por priancha.
mera
era vez en la presente temporada, desde que escribíLa introducción de los sombreros que usamosa¡ mos nuestra anterior revista, han sido los Puritanos ¡y
tuvo lugar en los últimos diez años del siglo p Bigoletto.
Desde entonces el ala ha variado constantemente,,;
La primera se puso en escena la noche del 18 de
do unas veces ancha y recta, otras estrecha y arn enero, llevando ya bastantes representaciones, y la sela copa también ha sufrido modificaciones, pero* gunda la del 30, habiendo servido para que nuestro
una como otra no han esperimentado alteraciones compatriota el barítono Padilla se presentara al públicho mas notables que las que podemos recordar 1" co de Madrid.
han sucedido en los últimos diez ó doce años.
„ Pero no invirtamos el orden de nuestra narración.
Seria imposible enumerar la variedad de los son I Cuantas noches se han cantado los Puritanos, se han
ros de las distintas clases y aun paises; sombreé visto ocupadas todas las localidades del elegante coliseo
de Oriente, poruña concurrencia tan distinguida como
tres picos, sombreroscalañeses, gachos, hongo»
tera, etcétera ; pero como todos ellos son una a'íer* .la que allí siempre asiste , atraída por el deseo de oír
mayor ó menor del sombrero primitivo y genérW las tiernas é inimitables melodías en que tanto abunda
decirlo asi, no entramos en detalles que* serian >' ,el bello spartitto del cisne italiano, que es acaso el mas
difíciles y tal vez pesados.
* ..inspirado y sin duda el mas romántico de todos los que
Sido la Europa pasamos á paises distantes, I* anan brotado de su pluma.
Oyendo música de Beilini, no se comprende cómo
inos una gran variedad en la forma de los objeí»ll gusta
tanto la de \erdi.
usan para cubrirse la cabeza. La mayor parte
mahometanos del Asia llevan turbantes hechos* .. Solo una razón puede existir para ello
Cuando Belhni escribía, los que se dedicaban á la carlelas delicadamente teñidas. Los persas sin eni
rera de la opera italiana, sabían que les era preciso 'sason una escepcion
notable
de
esto,
pues
llevan
u'
p
, p
ejecutar con toda perfección por lo menos una esna ó
ó de
de piel
piel con
co la
la copa
co encarnada,
ada } ' . ber
ro de lana
cala, porque la música de este autor , como la de Ro=4
i
el
epíteto
d
viene el epíteto de Kuzzilbask ó cabeza encarna" '! smi, Pacini y Mercadante, que eran los que con algún
el que
los distingue algunas veces.
ue se
se los
otro se disputaban entonces el monopolio del teatro líLos chinos usan en general unos sombreros
rico europeo, exigía grande agilidad de garganta, eran
de ala ancha , recia y circular, en los i
maestría en todo genero de fioriture.
udo-'
meter la cabeza es muy pequeño v puntia^.
Vino Verdi con su canto declamado y de slanzio na
dios de los naturales de las islas de Asia , usan
.ra el cual solo basta saber emitir la voz v dar nota<
05
para cubrirse; la cabeza ; oíros llevan pequen
sueltas y de fuerza; y los cantantes adquirieron una
de lana. Los rusos y otros pueblos del Norte, uusan
* .educación musical muy corta, siéndoles suGcíente la
en general pieles de animales para el misino "DJ
posesión de un órgano poderoso é incansable.
todos estos objetos para la cabeza, el turbante e
¿Qué sucedió con esto?
el mas elegante y el que sienta mejor.
4 Qw los cantantes, viendo las ventajas que la nueva
música les ofrecía, porque con ella podían lanzarse anEl referir los cambios de la moda en los »-tes al teatro, no se cuidaban ni se cuidan, por lo genela cabeza de las mujeres, desde el principio l ' e
ral , de aprender en toda regla, cuanto es necesario
lizacion moderna hasta ahora, seria una tarea
interpretar bien una ópera,ydeahí queBellini,DoParece sin embargo, que en un principio lleva^
especie de toca mas ó menos lujosa, según )a
la mujer que la llevaba; este tocado fue niou'"
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t * A CALLE EN POXPETA.
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EL MUSEO UNIVERSAL.
lidad ingénita en la señora Lagrange, completan en j sofía en aquel instituto, estudiaba los rudimenlos del do profusamente, figura el humilde nombre ¿
unión de su belfi y elegante ligura , de <u espresiva canto; y habiendo venido á la corlo para empezar la de esla revela.
F • 0.
lisonomia , su privilegiado ser para la escena linca ita- carrera de jurisprudencia, ingresó en el conservatorio
liana. De los demás cantantes que han lomado parlo en de música y declamación, donde permaneció poco tiemlos Puritanos nada bueno podemos decir y por lo tanto po, si bien en unos ejercicios públicos del establecimiento, dio una muestra de sus pellas esperanzas, canno citaremos sus nombres.
LA CALLE DE LA TRAICIÓN.
]{¡<l0lclto. cuyo libreto está tomado del terrible ilra- • tando entre otras cosas, la romanza de II Furioso.
Por entonces se hallaba en Madrid el célebre baríto(TRADICIÓN POI'U.AIt.)
ma do Víctor ílugo Le rvi s'amuse, es según algunos
no Beneveutano, el cual se encargó de la educación del
la mejor ópera de \ erdi.
(COXOLVSIOX. )
Nosotros no podemos concederla tal supremacía, ¡oven Padilla; y por sus indicaciones y consejos, paso ¡
cuando existen una Luisa Miller, un Trovador, una á Italia en su compañía y se estableció en Florencia.
\
Allí bajo la dirección do los profesores Teodulo MaPocas horas después de concluido el torneo!
Travialta, del mismo fecundo é inagotable autor.
Itiyoletto tiene bellezas de primer orden, como son el bellini y Sebastian Ronconi, so perfeccionaron las fa- Estrella de MOHOSOS SO hallaba en la antecánJ
cuarteto del cuarto acto, la romanza de tiple del pri- •: cuitados do nuestro paisano, quien (lió patentes pruebas rey don Jaime, sentada 011 un sillón lujoso cuali
1
mero y el dúo de tiple y tenor del mismo; pero abun- de sus adelantos, tomando parto en los conciertos que nia á una morada como aquella.
A su lado de pié se encontraba un hombro^
dan los recitados, demasiado largos alguna vez y que ¡ en I8IÍ7 ofreció aquel municipio á Su Santidad Pió IX.
i Contratado inmediatamente después, empezó su de corte v con la cabeza descubierta.
destruyen el buen efecto escénico.
; carrera artística en el mismo teatro de Florencia, cuna i
Era doii (aullen de Moneada.
Aunque no pecamos de timoratos, nos es forzoso
de sus triunfos, y después ha cantado siempre con
—Doña Estrella, decia el poco antes vencido!
confesar que el argumento de IU;io¡etto tiene mucho
aplauso en los di' Turin , Messína, Odessa y la Scala de lloro , quisiera hablaros si es que tenéis la bon|
de repugnante é inmoral.
[ Milán, su inmenso repertorio de cuarenta y dos óperas. escucharme.
Nos creemos dispensados de dar aquí una ¡dea del í De regreso á España, deseó que sus compatriotas
—Don (aullen, tendré á gran honra oíros, lea
mismo, porque estamos seguros de que todos nuestros i le juzgasen; y al efecto, logró que Mr. Uagier, einlectores le conocen.
; presario del Teatro Real, le diera por via de prueba el ló la hermosa joven.
Nos limitaremos, por lo tanto, á hablar de la ejecu- '•• protagonista de ¡íigoletto , en el cual, tan brillante éxi- —Gracias, doña Estrella; en pocas palabrasvi
plicarme. El ejercicio de la guerra á que me hej
ción que ha alcanzado.
, to ha alcanzado.
do toda mi vida, no me lia dejado tiempo paral
La parte de Giida es uno (le los mas bellos triunfos
!
Nos felicitamos, porque como buenos españoles, 50- der el lenguaje de la corte; asi me habréis depg
de la señora Lagrange.
!
mos
entusiastas
admiradores
do
las
glorias
do
nuestro
si es que acaso os ofendo mi militar franqueza,
La inspirada romanza del primer acto y el cuarteto
—Caballero, yo nada tengo que perdonaros;!
son las dos piezas en que mas luce esta artista los m a - I país ; y felicitamos también al señor Uagier, porque ac1 cediendo á los deseos unánimes del público y de la pren- adivino qué es lo que podéis tener que trataren
ravillosos recursos de su talento.
Alternan en la primera las escalas de todas clases, : sa, ha contratado al joven Padilla para lo que resta de pobre huérfana, recogida en palacio por la boni
rey, vos que sois uno do los primeros y mas:
ligadas y picadas, naturales y cromáticas y los pasajes temporada y para toda la próxima.
Aquellos do nuestros lectores que no le hayan oido, magnates de la corona de Aragón.
nías delicados de ejecución y agilidad, los cuales se
duda si son producidos por una voz humana, por una deben procurar hacerlo . en la seguridad do que admi—Doña Estrella, ni las riquezas ni los lionn
rarán , como nosotros admiramos, las dotes artísticos la felicidad y eso es lo que busco ; doña EstrcDl
flauta, ó por un violin.
Introduce la señora Lagrange unas cuantas notas, que como cantante y como actor tiene el señor Padilla. adoro como nadie puede adoraros, como yo mil
El inmortal Hoss'ini, que no se ocupa h o y e n otra me creía hace algún tiempo capaz de amar. •
que son una cromática , seguidas de un parlamento y
una volata, que mas bien parecen efecto de las cuer- ! cosa que en las combinaciones que pueden producir un
—¡Don Guillen!
'
I manjar bien condimentado, pasa su vida en París y en
das y el arco de un Bazzini.
—Sí, Estrella . yo tengo mi vida pendientede
;
Passy,
sin
querer
acordarse
apenas
para
nada
de
la
Hay profesores de Madrid que opinan que la señora
tros labios. Decid que me amáis , y mañana m
Lagrange es ventrílocua ; pero sea lo que quiera , lo j música.
esposa seréis la mujer mas rica y poderosa de k
cierto es que canta do un modo admirable y que el pú- 1 Sus constantes apasionados, que trataron de ver si Valencia y Cataluña.
blico pide todas las noches la repetición de tan sublime ¡ le. despertaban de su letargo y le conducían de nuevo
—Don Guillen, vos lo habéis diclio, le repli
trozo de música, en medio do los mas estruendosos al centro de sus triunfos, se valieron de un obra suya dulzura la joven, las riquezas v los honores 110
aplausos, y que los ramos y las coronas caen como una ¡ inédita, titulada Los Titanes, escrita para cuatro vo- felicidad.
ces, que anunciaron á son de bombo y platillos con
lluvia á los píes de la señora Lagrange.
—¡Cómo!
: seis meses de antelación el dia en que debió cantarse.
Cuando en el cuarteto canta los versos que dicen :
—Si, yo os agradezco en el alma la distinción
! El autor del Barbero 110 se conmovió, y continuó habéis hecho lijándoos en mí , poro la gratitu
!
entregado
en
cuerpo
y
alma
á
los
placeres
de
la
gas«Ah COSÍ parlar d' amore
Guillen no es amor y...
tronomía.
A me pur 1' infame lio udito
— V vos 110 nie a m á i s .
i
La nueva obra del fecundo maestro 110 alcanzó el
Infelice cor tradito
Dijo el caballero concluyendo la frase con uM'
éxito que se esperaba, á pesar do haber estado coiiliado gura indefinible y que tenia al mismo tiempo i
Per angoscia non seoppiar.»
su desempeño á las eualro mas poderosas voces de amenaza.
so sobrecoge el que. oye aquellas notas salidas del fondo Francia , congregadas al electo en París.
—Mucho efeclo os ha hecho el combate It
\ sin embargo se atribuyó el poco efeclo obtenido larde.
del alma de la artista y cu las cuales hay vibraciones
por esla pieza á lo pequeño de la masa vocal encargada
que hacen estremecer.
Prosiguió don Guillen con sarcasmo.
Sobre todo al pronunciar la palabra infame en el re- de interpretarla; pero la verdad es que Kossini nunca
—¡Don Guillen ! Le interrumpió la joven conl
gistro grave de su voz, comunica la señora Lagrange diii gran importancia á esta composición, cuyo origen, dad y energía.
al canto una espresion terrible de energía y de sed de (pie nos ha sido revolado por una persona muy compe—Sí, ¿á «pié negarlo? replicó el caballero.il
tente y que ligura en los elevados circuios artísticos de otro.
venganza.
I
La mayor parte de las noches se repite ese cuarteto, París, es el que sigue.
—Aun en ese caso , ignoro con qué derechoí
que es para nosotros una de las obras mas perfectas de
Rossini tuvo el capricho de escribir en un álbum so- diríais cuenta 1I0 mis acciones.
¡
Verdi.
bro unos versos de Metaslasio setenta y nueve ú ochen—¿Con qué derecho? dijo don Guillen lanzas
El señor Betlini está mal en osla ópera: no parece el ta compases de cantos de diversos géneros y estilos.
vos por sus ojos. Es verdad, no tengo ninguno.j
misino tenor de Marllia.
Cu director de orquesta llamado G... pidió al autor olvidado que el amor no es un derecho.
„
Pero la novedad principal de Iligolello lia sido el de- de Otcllo esto capricho para instrumentarlo; y Rossini,
—Ni sirve de escusa tampoco para que uilfi
but del joven barítono español señor Padilla, encarga- que no le había puesto otro acompañamiento que el de, se propase con una señora.
¿
do do la difícil parto del protagonista , en la cual ha re- piano, no tuvo inconveniente en facilitar el inaniis—Es cierto. Hacéis bien en recordármelo-J
p
f
velado su privilegiado talento artístico, como cantante crilo , á cuyo empleo ulterior fue perfectamente ageno. debía sufrir vuestro desprecio, sino que m í
y como actor.
Las cien trómpelas do la fama parisiense divulgaron recibir esta lección que quiero pagaros, supl¡c*
El señor Padilla posee una voz fresca, simpática y la noticia de la estupenda obra del viejo maestro , y mi vez 110 echéis en olvido que aquí lo puedo ti
de grande ostensión; tal, que con poco estudio, logra- bien pronto toda la Europa musical se puso en móvil
—¿Amenazas á mí? dijo con orgullo doííaEst"
miento al anuncio do que Kossini había intercalado
ría hacerla de tenor.
— l'n recuerdo no os una amenaza. Adiós.
La modula con estraordinaria facilidad, pasando del entre sus timbales de macarrones unos cuantos moti\ diciendo oslas palabras salió de la esta
modo mas natural del canto de fuerza al de sentimien- vos producidos por su prodigioso genio.
Guillen do Moneada lanzando á la ¡oven pon'
to y spianatto. (.as transiciones repentinas de su papel
Por lo mismo , el desencanto fue. mayor cuando el una de esas miradas que envuelven en sí sol»do bufón de la corte del duque de Mantua, al de padre público juzgó la pretendida maravilla ; y"la crítica, tan mesa de venganza.
herido en lo que mas amaba, son ejecutadas por el se- ; severa de ordinario, no mordió al ilustre aulor, por
Doña Estrella quedó sola y pensativa alí-'u11'
ñor Padilla de. un modo admirable; y lo mismo sus a c - ; respeto á su nombre y á sus canas, poro se limitó á con- montos , ocupada en su imaginación en «''
titudes, que su gesticulación, que e¡ canto, unas veces signar que Los Titanes no tenían nada de titánico y que. diálogo que acababa de sostener. La joven sd1!'
burlesco; otras terriblemente dramático, revelan ya á ' no correspondían á las esperanzas que hicieran con- alma un temor secreto ó inosplicabloj pues vi^j!
un futuro sucesor délas glorias de Ronconi y Varo'sse. ¡ cebir.
la corle hacia mucho tiempo conocía á don"
El numeroso público, que acude á oír Hii/oletlo, j Pero como luego se supo (pie todo había sido una Moneada , y sabia que aunque; noble y cabalief"
aplaude todas las noches con justicia y llama á 'la esce- estratagema para galvanizar al Neslor del teatro lírico jaba llevar frecuentemente de la cóíera y p" *
na al señor Padilla.
italiano , todo el mundo perdonó lo llojo de la compo- nienlns en que osla lo dominaba era capaz " e
Su genio y sus facultades naturales, unidos á su sición en gracia del objeto que se propusieron los que satisfacer sus instintos.
amor al arte, harán que no lardando mucho, su nom- quisieron ('levar la hoja do un álbum á la (-alegoría do
Mientras que doña Estrella combatía on *su»
bro ligure al lado del do estos dos eminentes barílonos obra do espectáculo.
con sus pensamientos, bueno será que ,s orf
que son de olíanlos liemos oido, los que. mas se. aproPor lo demás, ya lo hemos dicho. Rossini se si"iio algo en averiguar su origen y eiieiinslaucí'1"
ximan al modo de ser de nuestro bravo compatriota.
mostrando indiferente , y bien puede considerársele
Don Lope de Molieses, caballero aragonés, f1
Creemos que los lectores de Ei. Musi:o verán con gus- muerto para la ópera italiana.
pocos y valiente como ninguno, no poseía su
to algunos (latos biográlieos de este ¡oven cantante , el
Tienen ya mas influencia en su ánimo los lim/ndes do l;iii apreciablos dolos mas bienes que SU |j
cual ha visto sancionados por los inloligenles madri- á la napolitana , que los timbales de las orquestas
mas forluna que su hija, pues su esposa h3'"' ™
leños los fallos favorables que respecto de. su mérito han
P. S. Después de escrito lo que anleeede, varios al d a r á luz á doña Estrella.
_ ;(
promiiieiado los italianos y los rusos.
aficionados á la ópera italiana y admiradores dei tálenlo
Don Lope siguió al rey don Jaime en todas ^
artístico de la señora Lagrange, han concebido el pen- pañas, muriendo en una batalla, en la q"0 sll ',
Don Mariano Padilla nació en Murcia en IN;¡ j .
a
sus [i;ulics son don Antonio, procurador del juzgado samiento do dirigir una invitación á todos los amantes to le distinguió notablemente entro los
(le aquella ciudad, y doña Manuela liamos, 'quienes del divino arlo, con objeto de colocar en el Teatro Real
no
Con esta muerto, dona Estrella míe
^
a i s n u i a n o n la misma una posición muy desahogada, los buslos de los cantantes distinguidos, empezando parientes hubiera quedado abandonada a J]0.',íi
por el do la inteligente prima doima , que hace en la inagotable generosidad del monarca Conq11 \ j
11
UlUo süs h i s l na
distinguida '
* *
J° ' «<l»«»c.o.i actualidad las delicias del público madrileño.
cual agradecido á los buenos servicios de su 1
Al mismo tiempo que el joven artista cursaba la filoEntre los firmantes de esa invitación que ha circula- hizo conducir a su palacio, colocándola eiw1
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63
EL MUSEO UNIVERSA!..
ambre de ¡a reina ú la que no abandonó desde en- '
mees.
Doña Estrella que habia sido educada modestamfin- ¡
le según convenia a ios escasos medios de su padre, i
lió al presentarse en palacio, dos arios antes del en que i
juestra relación comienza, abrirse á su vista un mun- '
o para ella desconocido.
Su hermosura llamó desde luego la atención de aquea corte, mas habituada á las costumbres de campaoento que á las galanterías de los salones y no habia
«je ni caballero que no adornara su traje con los coores de la hermosa joven.
Pero el que entre todos se distinguió por sus galanerías fue don Gastón de Silva, joven muy querido del
ey á cuyo cargo estaba desde pequeño.
La bizarra apostura del joven y su comedimiento y
entíleza lograron fijar la atención"de doña Estrella, de
Dodo que desde entonces no paró siquiera la atención
pn las galanterías de los demás cortesanos que al fin
ansados de suspirar en balde , fueron abandonando el
ampo, bien que sin sospechar siquiera que don Gastón
| de Silva hubiese obtenido una fortuna que olios tanto
Sibian ambicionado. Gastón y Estrella se ornaron y se
onfesaron mutuamente su amor sin rodeos ni dificulades, conviniendo en pedir al rey permiso para enlaarse en la ocasión mas oportuna.
Don Guillen de Moneada amó también á Estrella,
bien que no manifestara su afecto por las esteríoridapjles que habían hecho patente el de todos los corte ' anos.
Don Guillen tenia un carácter orgulloso on demasía;
|¿lemia verse derrotado y si ahora se bahía decidido á
fiiaei'r esta declaración á dona Estrella, es porque haiendo observado en la tarde el interés que, esta setopiaba por Gastón, temió que pudiera amarle y quiso ver
SÍ aun era tiempo de presentar su demanda y salir
íiroso.
Ya hemos visto que el noble catalán, era desgraciado en sus amores y le liemos visto también salir de
palacio para dirigirse á su casa rsbiando de humillación y de coraje.
Don Guillen en vista de las contestaciones de la joven no dudaba de que tenia un rival afortunado y que
teeste no era otro que su dichoso vencedor de por la
¡Starde , cuya doble victoria incitaba mas y mas su áni|'mo á tomar venganza de las que él creía dos injurjas
"mortales y sangrientas.
III.
En tanto que el desairado caballero marchaba hacia
icasa, don Gastón entraba en la habitación donde
:
poco antes hemos visto á Estrella , la cual continuaba
sentada en el sillón que ocupaba al oír la declaración
de don Guillen de Moneada.
El traje de Don Gastón habia variado completamente,
su fuerte malla habia hecho lugar á un justillo de delicada seda que dibujaba perfectamente laflexibilidadde
su talle; sus botas de combate habian desaparecido y en
la mano traia una graciosa gorrilla como las que entonces se usaban en vez del acerado casco que por la
tarde cubría su cabeza ahora peinada y perfumada con
el mayor esmero. Su mano izquierda se apoyaba indolentemente sobre una ligera espada de corte," que habia
sustituido al pesado espadón de combate y su mirar
era dulce y amoroso , cuanto antesfieroy atrevido.
—¡Gastón!
—¡Estrella mía! dijo el joven estrechando la mano de
su amada entre las suyas y estampando en ella un ardiente beso.
—Vengo saltando de gozo.
—¿Qué sucede?
—Acabo de pedir al rey tu mano.
—¿Mi mano?
—Que el rey me ha concedido juntamente con el
nombramiento de capitán.
—¿Es cierto Gastón?
—¿Y lo dudas?
—Siempre duda de la dicha el que nace desgraciado.
—Pues por ahora Estrella, nuestra ventura es cierta,
i Don Jaime lo ha prometido y ya sabes que las promesas
*" del rey nunca quedan en promesas.
—¡Ah! mi corazón no puede contener el gozo que le
inunda.
—¿Es cierto? repítelo ángel mió, repite esas palabras
que tan feliz me hacen.
—¿Qué podré decir que no te baya dicho ya cien veees? Gastón te amo, hé aquí todo lo" que sé decirte
—Gracias, gracias.
Repetía el caballero cubriendo de besos la mano que
la bella había dejado abandonada entre las suvas.
—¿Y tú, Gastón me amarás siempre?
—¿Eso preguntas, Estrella? No sabes que no hay en
el mundo para mí mas ventura que tu amor? ¿No sabes
que aun cuando tú me desdeñases, yo no tendría mas
dicha que adorarte como adoramos a Dios, de lejos v
1
sin verle ni conocerle mas que por sus obras?
—¡Qué dichosa soy!
Esclamaba Doña Estrella que habiendo ya olvidado
i á don Guillen y sus temores con esa facilidad propia de
'; los veinte años", no se cuidaba ahora mas que de la difc cha inmensa que gozaba y que rebosando por sus ojos,
m realzaba mas todavía su celestial hermosura.
Anterior
—V dime , Gastón , ¿cómo te has atrevido á pedir al
rey esa gracia?
—Aproveché la ocasión en que me prodigaba los mayores elogios por mi destreza en el torneo de hoy.
Al recordar la justa de por la tarde la imagen de don
Guillen de Moneada cruzó sombría y amenazadora por
la mente de Estrella.
—El joven continuó sin reparar en nada.
—S. Á. me otorgó la banda de capitán que colocarán
mañana sobre mi pecho en la bendita iglesia de Nuestra Señora de las Yrtudes (i).
—¿Mañana?
—Si, mañana, alma mia. Pero escucha. El rey me
dijo que tendría un gran placer en que dicha banda me
fuese colocada por la dama que yo eligiera de la corte.
—Entonces...
—Tu nombre se escapó de entre mis labios haciendo
enrojecer de amor mis mejillas basta entonces pálidas
de emoción y de alegría. El rey chanceándose conmigo me preguntó si te amaba, á lo cual no pude menos de
arrojarme a sus pies y confesarle toda la historia de
nuestros amores.
—El rey entonces...
—S. A. tiene un corazón noble y generoso y me
concedió tu mano casi sin aguardar á que se la pidiera.
—Dios le colme de dicha y de gloria.
•—Sí, Estrella mia, tú rogarás por él al Dios de las
victorias y nosotros con nuestro esfuerzo secundaremos tus ruegos hasta lograr que la corona de Aragón
sea la mas grande y respetada del mundo.
Al decir Gastón estas palabras estaba radiante de entusiasmo mientras que doña Estrella le escuchaba cijagenada de amor y de ventura.
Entonces se presentó un ugíer en la puerta de la
estancia , que dirigiéndose á la noble y hermosa dama,
la anunció que el rey deseaba hablarla.
Estrella se despidió de Gastón apresuradamente, y
mientras que el joven marchaba á hacer los preparativos para la ceremonia qiv debía celebrarse al dia siguiente, Estrella tenia con el rey el siguiente diálogo.
—Teiifjo que pediros un favor, hermosa doña Estrella, decía don Jaime sonriendo bondadosamente.
•—Señor V. A. puede mandar como guste.
•—Es que no es cosa mía, lo que voy á pediros, sino
encargo de uno de mis mas valientes caballeros.
Estrella que empezaba á comprender, bajó la vista
avergonzada.
El rey prosiguió:
—¿Tendríais inconveniente en colocar una banda de
capitán sobre el pecho de un amigo mió y que creo ha
de serlo vuestro también?
—¡Señor!
Dijo Estrella sin acertar á concluir la frase.
—Vamos, Estrella, ¿por qué avergonzarse? ¿No soy
quien en la tierra ha sustituido á vuestro padre? Lo se
todo, Gastón acaba de decírmelo y le he concedido mi
permiso para casarse con vos.
Estrella no podía contestar de gratitud y gozo; pero
tomó la mano del rey é hincando en tierra la rodilla la
besó respetuosamente regándola al mismo tiempo con
una lágrima de agradecimiento.
—\ainos alzad , hermosa niña.
Dijo el bondadoso soberano, uniendo la acción á la
palabra.
—¡Qué diantre! Yo no creí que mi noticia os hiciera
derramar lágrimas.
—Son de gratitud, señor, son de alegría.
Dijo la joven con voz entrecortada por la emoción.
—Bien, bien. Tranquilizaos: y quedamos en que mañana colocareis esa banda que yo cuidaré de prevenir,
pues quiero regalarla á mi nuevo caballero; y os contentareis con esa ceremonia , basta que dentro de algunos
dias podamos disponer otra que de seguro os será mas
agradable.
Y diciendo esto el rey don Jaime alargó su mano á
la bella en señal de despedida, la cual estampando en
ella un respetuoso beso, salió del aposento para dirigirse á su cuarto, donde pudo libre de testigos dar rienda suelta á su amor, á su esperanza y á su felicidad.
IV.
Al dia siguiente de los sucesos que llevamos referidos , cuando ya don Gastón de Silva habia recibido las
insignias de capitán después de un solemne Tc-Deum
cantado en el templo de Nuestra señora de las Virtudes, don Guillen de Moneada , que como toda la corte
habia asistido á la ceremonia, entró en la cámara del
rey, honra á que le daban derecho su antigua nobleza y
distinguidos servicios.
—¿Qué me traéis de nuevo don Guillen ? Le preguntó don Jaime no bien habia entrado en su cámara.
—Vengo señor á pedir una gracia á V. A.
—¡Una gracia! ¡Ah! ¿queréis que admita en mi servicio á algún protegido vuestro?
—No señor, la gracia que deseo es para mí.
—¡Para vos! Dijo el rey no sabiendo que podía ambicionar un hombre que de nada carecía.
—Sí señor, para mí. Le dijo don Guillen con naturalidad .
—Hablad.
(II Hoy San Esteban En Cita iglesia se celebráronlos funerales
del Cid.
Inicio
—Señor: V. A. es tutor y arbitro de la suerte de doña Estrella de Meneses.
—Ciertamente.
—Esta joven ha de casarse precisamente á menos
que la voluntad de V. A. no la destine para el claustro.
—No por cierto.
—Pues bien. Yo don Guillen de Moneada, señor de
cien lugares, villas y aldeas, jefe de una de las primeras casas de la nobleza catalana, caballero condecorado con cuantas distinciones existen en el reino de
Aragón y capitán de tres mil peones y quinientas lanzas armadas á mí costa, me presento á V. A. para pedirle en matrimonio la mano de doña Estrella.
El rey que habia escuchado con asombro la gravedad
de las palabras que con tanto énfasis pronunciara don
Guillen, quedó aun mas admirado al escuchar la petición que le hacia con tanta formalidad.
—Don Guillen de Moneada, le replicó el monarca
en el mismo tono:
—Y"o don Jaime I, por la gracia de Dios rey de Aragón, Valencia y Cataluña, no puedo otorgaros la gracia
que me pedís, sin faltar á una palabra ya empeñada, y
los reyes no cometen nunca esta clase de faltas.
Al oír la contestación del rey , don Guillen palideció
de cólera y de celos.
—Es decir que V. A....
—He concedido ya la mano de doña Estrella a quien
! me la ha pedido antes que vos.
—¿Y no podría?...
—¿Me creéis capaz de faltar á mí palabra de caballero? le interrumpió el rey impetuosamente sin dejarle
acabar la frase que habia comprendido; y luego como
para templar la dureza de sus palabras y consolar el
dolor que en don Guillen advertía, le dijo en tono jo• vial y amistoso.
j —¡Quc: diablos! Amigo mió , fuerza es conformarse.
Otro os ha ganado por la mano; eslo os enseñará que en
amores como en las batallas, la ocasión pasa rápida como
el pensamiento, y ¡ay de aquel que no sabe aprovecharla!
—Es verdad. ¿Y no podría decirme V. A. quién es el
dichoso mortal que me ha vencido en esta lucha?
—Uno con quien no os aconsejo que luchéis muchas
veces, amigo don Guillen. Vuestro vencedor de ayer
en una palabra.
-—¿Con que es?...
—Don Gastón de Silva, que al combatir con vos parece que siempre se presenta acompañado de la fortuna.
—Un caso, señor, no forma regla general y si ayer
me ha vencido podría ser...
—Acabad.
—Nada, podrá ser que en otro torneo no tenga la
misma suerte.
—Es cierto. Pero al oiros hablar anteriormente creí
descubrir en vuestra frase no sé qué de fatídico.'.
—¿Sospechará acaso V. A...?
j —De ninguna manera. Conque ea consolaos y echad
el ojo á alguna linda y rica heredera , que no faltan, y
venid á pedirme que os sirva de padrino.
i —Doy á V. A. las gracias anticipadas.
| —Ahora si nada tenéis que decirme, voy á dejaros.
j Los negocios de mi reino no me dejan ni un instante
; libre. Adiós.
I Y diciendo estas palabras salió el rey de la cámara,
saludando á don Guillen con esa cortesía que tan bien
sienta en los poderosos dejando en ella al caballero que
después de vacilar un momento , ¿alió también de palacio , para dirigirse á su casa, diciendo al pasar por
debajo de la ventana de la habitación de Estrella.
—No será suya ¡voto á los diablos!
Y arrojando una centella por los ojos, siguió precipitadamente , atrepellando á cuantos encontraba á su
paso desde el real palacio , hasta la casa que habitaba.
V.
En una estrecha callejuela situada á inmediaciones
de la antigua muralla cerca del magnífico edificio de la
Casa Lonja, mudo testimonio de gloria que aun se levanta orgulloso como para dar una muestra de la civilización árabe, habia entonces un edificio grande y
sombrío que ocupaba él solo una de las aceras de la
susodicha calle.
En esta casa tan negra como sus pensamientos vivia don Guillen.
En una habitación baja de la citada casa, cuya descripción omitiremos por creerlo poco interesante para
nuestros lectores, se encontraba don Guillen pocas
horas después de la conferencia que antes hemos presenciado con el rey don Jaime.
El caballero catalán, sentado en un alto sillón, cuvo
respaldo lo ocultaba completamente, dejaba escapar de
su pecho de cuando en cuando un ruidoso suspiro que
anunciaba bien claramente la tormenta que en su interior rugía.
Era la hora del crepúsculo y por consiguiente la habitación en que don Guillen estaba se hallaba en la
mas completa oscuridad, pues ya hemos dicho que esla casa y que ia calle era m u
estrecha p i s o J 0
y
Pero ei caballero catalán no pensaba siquiera en ne&
toda a
haVerVn
l Ublera
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^ criados
°?™elrascuidado
I de"SSheYno
haber tenido
uno de
iluminar
Siguiente
I;L MUSEO I MYEKSAL
f.i
TI IMS ESPAV.I ES.—
la estancia de su amo t'iilrainlo en ella con una lámpara i|iie dojó sobre una de las mesas.
Don Guillen miró al criado distraídamente y ruando
ya iba á salir de nuevo de la habitación , los ojos del
caballero lanzaron un rayo de alegría y sus labios a r licularon esta palabra en tono imperioso.
—¡Aben!
Al oir esta voz, el criado que ya iba á cruzar la
puerta, volvió inmediatamente y fuó á colorarse delante de su amo mudo y silencioso como una estatua.
Antes de pasar adelante debemos decir algunas palabras á propósito de Aben.
Este era un moro que en una de las muchas correrías ó algaradas que las tropas aragonesas, hicieron por
el reino de Valencia , antes de la conquista lúe hecho
prisionero por don Guillen de Moneada , el cual prendado de la buena presencia y enérgico carácter del
cautivo, le conservó á su lado, colmándole de favores.
El agradecimiento del moro para con el caballero no
tenia límites, pues dotado de una inteligencia clara y
despejada, comprendía perfectamente que solo á su poderoso protector debía el verse libre de las vejaciones y
disgustos que sufrían los que como él tenían la d e s gracia de caer en manos de sus enemigos.
Después que don Guillen estuvo examinando atentamente con su mirada lija , las facciones de su criado,
le dijo al fin como satisfecho de su examen.
—Aben. ¿Eres liel á mi persona?
—Como el puñal á la mano que sabe manejarlo.
—¿Y si á mí me estorbase un hombre?...
— Mandadme, malar y mato.
—¿En silencio?
—No diré una palabra.
— Solo falla que le dé algunas inslrucriones.
—-Es niúlil.
—Voy jiues ;i decirle sil nombre.
—¿Sera por ventura don Gastón de Silva.'
—¿Eres zahori ó demonio? esclamó don Guillen casl
espantado.
¿Gomo sabes que ese hombre?...
- M u y sencillo es vuestro rival...
—¿Pero tú?...
—Cómo sé todo esto? Aben lo sabe, todo. Su amo delira todas las noches y Aben le sigue llos pasos de dia
[jara averiguar un pcli W o y delbmFeiie
—Bien. Puesto que iodo lo sabes...
Anterior
UILLSES.
— ;Malo?
-Sí.
—¿Cuándo?
— Ésla noche.
— El vive aquí cerca y por esta calle pasa ludas las
r.oclies.
— Entonces que muera.
—Morirá.
Y el moro se dispuso á salir de la estancia de don
Guillen.
—Aguarda. Toma esta bolsa y parle después de concluida tu operación.
— Sin volver ¡i daros cuenta.
— No.hace falta. Tengo confianza en tu brazo.
— ¿Y á donde debo partir?
— A la frontera de Castilla , donde me reuniré
contigo.
—Adiós, pues.
—Vé con Dios.
V diciendo estas palabras se levantó don Guillen de
Moneada el cual después de llenar sus bolsillos de oro,
salió al patio de la casa donde pidió un caballo que mon •
li'i no bien le fue presentado y partió al trote por el enmarañado laberinto de calles que constituían la ciudad.
MI. |
Al dia siguiente se encontró á don Gastón do Silva
atravesado por la espalda de una puñalada.
Al saber el rey don Jaime tan infausta noticia, mandó buscar inmediatamente á don Guillen de Moneada,
pero el caballero no pudo ser habido.
Doña Estrella tomó el hábito en uno de los, conventos que el Conquistador acababa de fundar.
A poco tiempo ya se fue olvidando tan horrible suceso del que solo quedó una memoria : la calle en 1W
se liabia cometido el crimen.
Esla calle se llamó, y se llama todavía La adíe de»
Traición
EDUARDO ZAMORA Y CABALLERO.
GEROGLÍFICO
VI.
Va había entrado la noche y un hombre completamente embozado en un jaique morisco paseaba á pasos
coitos y recatados por delante de la casa de don Guillen de Moneada.
Era Aben.
De pronto unas espuelas resonaron en el piso do la
calle.
El morisco se ocultó en el umbral de la puerta.
El caballero que llegaba venia arrimado a las casas y
completamente distraído.
•' Alien lo dejó pasar conteniendo la respiración con
objeto de sorprenderlo.
,\o bien el distraído caballero liabia rebasado el sitio
en que se encontraba el criado de don Guillen de Moneada, un puñal brilló á la luz de un farolillo mezquino
que alumbraba un retablo colocado al estremo de la
calle.
l'n ¡ay! apenas inteligible rasgó el espacio y todo
volvió á quedar en silencio.
Inicio
1.a solución de este en el número próximo.
Kimon RESPONSABLE r>. JOSÉ R O I G . — I M P . HE GASPAR Y RO"">
EDITORES. M A U R I D : PnINClPE , 1.