Cómo desarrollar la adquisición del lenguaje

KID´S
G A R D E N
Cómo desarrollar la adquisición del lenguaje
http://www.solohijos.com/html/articulo.php?idart=82
Existe una relación muy estrecha
entre el éxito escolar y la capacidad
que tienen los niños para seguir las
explicaciones y los razonamientos
del profesor. Esa capacidad depende
directamente del nivel de lenguaje
que tenga el niño y de la riqueza de
su vocabulario: cuanto mejor sepa
hablar y más palabras conozca,
mejor entenderá lo que explica un
adulto. ¿Qué podemos hacer para
favorecer el desarrollo lingüístico de
nuestros hijos?
Numerosos estudios de expertos
constataron la gran correlación que
existe entre éxito escolar y pertenecer a
la clase social media o media alta. Este
hecho se atribuyó, en principio, a
razones económicas. Sin embargo,
investigaciones posteriores han
demostrado, que no es la posición
económica de la familia lo que favorece
el éxito escolar, sino el grado de
lenguaje que tienen los niños para
seguir las explicaciones y los
razonamientos del profesor en el aula.
Esta capacidad depende directamente del nivel de lenguaje que tenga el niño y de
la riqueza de su vocabulario, adquiridos por la calidad y cantidad de muestras de
lengua que se le ofrecen en sus primeros años de vida. Por eso, a aquellos niños independientemente de que pertenezcan a familias económicamente más o menos
pudientes- a los que los padres les proporcionan un
lenguaje que estimula las funciones superiores del
pensamiento, mantienen intactas sus posibilidades de
éxito escolar.
¿Qué podemos hacer para favorecer el desarrollo
lingüístico de nuestros hijos?
•
Es muy aconsejable hablar a nuestro bebé desde el
primer día del nacimiento. Tenemos múltiples
ocasiones que podemos aprovechar para hacerlo: en el
momento de cambiarlos, a la hora del baño, o
simplemente cuando los tenemos en el regazo
disfrutando de ellos. Es importante que utilicemos un
lenguaje cálido, alegre, con exclamaciones y
preguntas, sin hablar demasiado fuerte ni demasiado
flojo, y haciendo referencia a lo que se está haciendo
en ese momento. Como las palabras son todas nuevas
para el niño, sólo tienen sentido cuando las asocia a
objetos, hechos o acciones que tiene delante, que
puede ver o tocar. Si le enseñamos el plato y la
comida porque va a comer, debemos hablarle de la
comida, si es puré de verduras, si está muy rico, etc.
Una madre me decía que su hijo nunca había tenido
problemas para saber cuál era su derecha y su
izquierda porque mientras lo vestía siempre le decía lo
que le ponía en cada momento: "Ahora ¿qué le pondré
L A B A N DA
a este niño…? Pues le pondré el
calcetín izquierdo en el pie izquierdo".
•
•
Ta m b i é n e s i m p o r t a n t e q u e
hablemos a los bebés mirándoles
a la cara, porque imitan los
movimientos de nuestra boca. Los
niños que además de oír "papá",
también ven cómo se articula la
palabra, repiten antes "papa", lo que
es muy importante porque se oyen a
sí mismos y eso les ayuda a aprender
más deprisa. Sabemos la importancia
que tiene la vista en el aprendizaje de
las primeras palabras o sílabas,
porque se ha comprobado que los
niños ciegos tardan más tiempo en
imitar las primeras sílabas que los
videntes, mientras que niños sordos
son capaces de repetir sílabas como
"pa" o "ta" que en realidad no han
oído pero sí 'han visto'.
El bebé no es un ser pasivo. A partir
del tercer o cuarto mes, empieza a
emitir los primeros sonidos
guturales. Se escucha a sí mismo y
se gusta. Si además, las personas
que lo cuidan imitan sus sonidos, se
inicia una protoconversación sin
palabras, pero llena de significado
a f e c t i vo. C o n t e s t a r l e a e s t o s
mensajes que él envía le estimula a
seguir produciendo más mensajes,
porque siente que su esfuerzo es
recompensado.
•
A partir de los 10 o 12 meses
a p r ox i m a d a m e n t e , ya p o d e m o s
empezar a leerle libros de
imágenes . Serán los primeros
cuentos que contemos a nuestro hijo,
y como a esta edad su capacidad de
atención es muy pequeña, debemos
aprender a interpretar la resistencia
del niño y dar por terminada la
actividad antes de que él se canse
•
La época en que el niño empieza a
caminar y a tener autonomía de
movimiento coincide con el tiempo en
que empieza a tener capacidad de
comprensión. Un niño de 15 meses
puede no decir ni una palabra, pero
seguro que ya entiende y responde a
cosas sencillas que se le pueden pedir
como "ve a buscar tu osito", "¿por
qué no me traes la cuchara que la
vamos a lavar?", ¿me das un poquito
de pan?, etc. Los papás debemos
aprovechar esta circunstancia para
encargarle pequeños recados y
premiárselos emocionalmente con
una expresión de alegría. Así tendrá
interés en ir ampliando su vocabulario
y su comprensión, lo que es muy
importante porque sin un amplio
lenguaje comprensivo no es posible
empezar a hablar.
•
En los primeros meses el bebé suele
ir dormido en el cuco cuando sale de
casa. Pero en cuanto el niño ya
mira lo que hay a su alrededor, los
paseos, las salidas al supermercado o
a cualquier lugar son excelentes
momentos para explicarle a nuestro
hijo por dónde vamos, el nombre de
las cosas que vemos y lo que
hacemos, de manera que él vaya
a m p l i a n d o s u vo c a b u l a r i o y s u
comprensión del mundo que le rodea.
Los niños que tienen buen lenguaje y
abundante vocabulario son aquellos
cuyos papás disfrutan al llevarlos de
paseo o a comprar, porque hablan con
ellos y les explican las cosas que van
viendo por la calle o en el
supermercado. Ir de compras con un
niño de dos o tres años puede ser
gratificante para el adulto y
enriquecedor para el pequeño o
insoportable para los dos. Todo
depende del enfoque de la persona
mayor. Por ejemplo, esperar el turno
ante la parada de pescado puede ser
un tormento o un momento ideal para
hablarle de los peces, que nadan en el
mar, que los hay grandes y pequeños,
el nombre de algunos de ellos y todo
lo que se nos ocurra. A nuestro hijo le
encantará ver y aprender cosas
nuevas.
•
Además de hablar y escuchar a
nuestro hijo con frecuencia, también
debemos cuidar la calidad del
lenguaje que utilizamos y el tono
con el que decimos las cosas. Para
empezar, no debemos imitar el
lenguaje del niño ni reducir las
palabras adultas a palabras infantiles
como "guau, guau" para llamar al
perro o "chichi" para denominar la
carne. El niño sí que puede usar su
jerga particular, porque no sabe
hablar de otro modo, pero los adultos
no. Pensemos que nuestro hijo no
sabe cuál es el nombre preciso de los
objetos, por lo que le da igual decir
"guau, guau" que "perro". Nosotros
somos el modelo que él imita y si le
repetimos "guau, guau", le reforzamos
esta expresión, creerá que es la
correcta, la integrará en su cerebro
como buena y la seguirá usando
aunque se vaya haciendo mayor.
•
Relacionado con el aspecto anterior,
igualmente se ha visto la importancia
d e n om b r ar las c os as c o n l a
palabra más exacta posible para
mostrarle la riqueza del lenguaje. Se
ha comprobado que los niños que no
desarrollan todo el potencial de su
lenguaje son aquellos que en su casa
utilizan un solo término para nombrar
diferentes acciones y objetos. Por
ejemplo, utilizan la palabra comer
para todas las situaciones. En cambio
en las familias que cuidan el lenguaje
utilizarán desayunar, comer, merendar
y cenar.
•
No menos importante es la
corrección del habla del niño, que
debe ser positiva. Cuando el niño
dice "mira, un guau, guau", podemos
contestarle: "sí, es un perro, un perro
que hace guau, guau". Si además
sabemos la raza y podemos precisar
NO DEBEMOS OLVIDAR
stro bebé desde
-­‐ Es muy aconsejable hablar a nue
el primer día del nacimiento
a explicarle lo
- Aprovecha cualquier salida par
que ve.
utilizamos y
- Cuidar la calidad del lenguaje que
el tono con el que decimos las cosas.
miárselos con
- Encargarle pequeños recados y pre
una expresión de alegría.
más exacta
- Nombrar las cosas con la palabra
posible
debe ser
- La corrección del habla del niño
positiva
- No debemos utilizar imperativos
ni negaciones
pre gun tas con
- Pod em os con test ar a sus
respuestas indirectas.
más, también podemos hacerlo: "sí, es un perro, un pastor
alemán, que hace guau, guau. ¿Has visto que grande es?". De
esta manera aumentará su vocabulario, su precisión en el
lenguaje, sus conocimientos previos y su curiosidad,
herramientas fundamentales para entender y comprender las
explicaciones que después encontrará en el colegio.
•
•
El menor uso de los imperativos y las negaciones
favorecen positivamente el desarrollo del lenguaje. El uso
de imperativos es cortante y cierra la conversación. El humorista
Eugenio lo ilustra con este chiste: "Yo a los 6 años creía que me
llamaba 'Cállate'…" Los imperativos cállate, estáte quieto, dame,
no te muevas, vete, etc. y las negaciones absolutas no dejan
opción a que el niño estructure en su mente otras opciones que
pueda compartir con el adulto y enriquecer su pensamiento y su
inteligencia. En cambio, pedir las cosas utilizando formas
distintas: ¿y si…? ¿por qué no…? ¿qué te parece si…? ¿quieres…?
¿me...? o responder con otras preguntas o intervenciones a las
preguntas de nuestro hijo abre caminos de comunicación que
crean nuevos conocimientos. Ante la pregunta del niño "¿Puedo
comer unas galletas?", podemos contestar con un "no" seco que
acaba toda interacción comunicativa, o podemos decirle "¿Es
hora de comer galletas?", "Me parece que ahora no es hora de
comer galletas, dentro de un rato vamos a cenar", etc. Y a partir
de aquí iniciar una conversación que siempre enriquece.
Por último, podéis contestar a sus preguntas con respuestas indirectas. Ante la
pregunta del niño: "¿Vendrá la abuela esta tarde?" podemos responder con un "no"
directo, o podemos decirle: "Ha llamado y ha dicho que ha de ir al médico y que vendrá
mañana". Es una alternativa que exige al niño poner en funcionamiento su cerebro para
sacar él la conclusión, lo que le enseña a deducir, razonar y hacer asociaciones internas
con los conocimientos que ya tiene, es decir, le damos oportunidades para construir
circuitos neuronales que podrá utilizar en otras ocasiones.
Pablo Pascual Sorribas
Maestro, licenciado en Historia y logopeda