¿cómo explicar esto que está ocurriendo hoy?, porque, ya sabemos con consternación, que incluso los golpes de estado todavía pueden ocurrir. Entonces, la cultura, de tantas profundidades e historias de resistencia, tiene que componerse aquí, a pesar de la globalidad. Propiamente en cuanto a la articulación del campo artístico regional: he expuesto una serie de trasiegos y relaciones que se justifican en fin en una potenciación de contextos y de sentidos, en una vitalidad del arte en esta parte del mundo que se explica en ese transitar resuelto hacia la densidad de conceptos y la prefiguración de nuevos horizontes expresivos. Sin dejar de tener en cuenta las especificidades de cada país, observamos intensas interconexiones que se mueven en innumerables problemáticas y que se expresa en una producción, viva, dialógica. Por eso habría que revisar a cabalidad los comportamientos estéticos, examinar las propuestas, e incluso sistematizar otras zonas de lo simbólico, como la fotografía, la literatura, la música, el audiovisual. Pero no se trata tampoco de referir temas, contenidos, o formas artísticas. Se trata de síntesis, de imbricaciones, de autosuficiencias que dibujan un mapa posible, compartido. No basta aprenderse los artilugios de un lenguaje de moda, ni de pensar que hay temas viejos y nuevos, se trata de injertarse en una savia viva de creación, de ser, desde las coordenadas temporales y espaciales que nos tocan vivir. Son muchos los desafíos, las asignaturas pendientes, y las complejidades de las circunstancias, pero también son muchos los afanes, los afluentes, los reajustes. Esta clave interpretativa de los procesos culturales hoy en día podría concertarse con la dimensión de lo identitario, para ver también en que medida se operan las unidades y diversidades en el escenario regional. Porque además los cambios, las restauraciones, los giros que revolucionan no se dan en la epidermis de un grupo, ni por consensos legales, ni por políticas, sino que tienen que ver con lo profundo, con las pertenencias, con las 30 32 34 36 38 40 42 know with consternation, that even a coup d’état can still happen. Therefore culture, from so many stories and depths of resistance, has to put itself together here, in spite of globalism. Speaking of the articulation of the regional artistic field: I have shown a series of transitions and relations justified by a potentiating of contexts and meanings, by a vitality of art in this part of the world explained by that passage toward the density of concepts and the preview of new expressive horizons. Without ceasing to take into account the specificities of each country, we observe intense interconnections that move in innumerable problematic areas and that are expressed in a living dialogic production. That is why it one would have to review completely the aesthetic behaviors, examine the proposals, even systematically organize other symbolic zones, like photography, literature, music and audiovisuals. But it is also not about defining themes, contents, or artistic forms. It is about synthesis, overlaps, self-sufficiencies that draw a possible shared map. It is not enough to learn 44 46 48 50 52 54 56 expansiones culturales, ideológicas. En ese espesor y en sus coyunturas participan las artes, con la capacidad de narrar, de calar, de mediar, de sorprender. Ahora mismo la identidad es dimensión revisitada, reformulada, ejecutada desde otras perspectivas, a tenor de las paradójicas atomizaciones de lo global, porque frente a la desintendidad o la posidentidad, hay reformulaciones que tienden cada vez más a los fragmentos identitarios, y a la búsqueda de otras operatorias. Porque sabemos que lo identitario no es cualidad fija y decretada, sino que se arma y desarma y es proceso dialógico de regresiones, avances, desgarramientos, mezclas, exclusiones e inclusiones. Es intenso debate y choques de signos, imaginarios, maneras, ideas, Y sabemos además que las polémicas de lo identitario han sido el magma hirviente que ha dado sentido de unidad y diversidad a nuestros proyectos culturales (pensemos, en sus momentos particulares, en el arte nuestro de la primera mitad del siglo veinte, donde gravitan los nombres de Tarsila do Amaral, Torres García, Diego Rivera, Wifredo Lam, entre otros muchos, o en el Nuevo Cine Latinoamericano). Estas transfiguraciones necesarias no son exclusivas de Honduras. La cultura, el arte, el cine… en Cuba, México, Ecuador, Puerto Rico...,están dinamizando sus propios procesos identitarios, esto es inevitable. Así vemos las pulsaciones de tantas diversidades reajustándose en los nuevos tiempos. El artista puede darse el lujo de ser heterodoxo, hoy hay extensa libertad en el uso de los estilos internacionales, puede jugar y esto lo sabemos, con una serie de seducciones y simulacros que también abundan, pero en esos lances habrá que ver qué gana y qué pierde. De este modo, contingencia y memoria se involucran y se cruzan en la búsqueda enigmática del futuro, impidiendo el extravío y la dispersión dentro de la versión caótica y apocalíptica de lo nacional, en un gesto que, sin dudas, exige interpretar la cultura como sitio de resistencia y de acción renovadora. 31 33 35 37 39 41 43 los mechanisms of a fashionable language, nor to think that there are old and new themes, it is about grafting into a living sap of creation, of being, from the temporal and spatial coordinates in which we live. There are many challenges, many pending tasks, and the circumstances are complex, but there are also many desires, divisions, and connections. This interpretative key to the cultural processes could focus on the dimension of identity, in order to see to what degree unity and diversity operate on the regional scene. Because in addition the changes, restorations, turns that revolve don’t happen on the epidermis of a group, not by legal consensus, nor by politics, but rather they have to do with the profound, with possessions, with cultural and ideological expansions. In that thickness and in its junctures the arts participate, with the capacity to narrate, discover, mediate and surprise. Right now identity is a dimension revisited, reformulated, executed from other perspectives, in the tone of the paradoxical atomization of the global, because when faced with the misunderstanding or the post-identity there are reformulations that tend evermore to identity fragments, and to the search for other operatories. Since we know that identity is not a fixed and decreed quality, but rather is constructed and deconstructed and is a dialogic process of regressions, advances, shredding, mixtures, exclusions and inclusions. It is intense debate and clash of signs, the imaginary, ways, ideas, and we further know that the polemics about identity have been boiling magma that has given meaning to unity and diversity in our cultural projects (think, in particular moments of our art from the first half of the 20th century, of Tarsila do Amaral, Torres García, Diego Rivera, Wifredo Lam, among others, or in el Nuevo Cine Latinoamericano). These necessary transfigurations are not exclusive to Honduras. Culture, arte, cinema… in Cuba, Mexico, Ecuador, Puerto Rico... are dynamized by their own identity processes, this is inevitable. So we see the 45 47 49 51 53 55 57 Si hoy tendríamos que hablar (y vivir) de lo híbrido, de identidades y otredades plurales, múltiples, transterritoriales, lo podríamos hacer sin miedo, y con conciencia crítica de que persistimos en autorreconocernos, en problematizar las circunstancias, no de manera mesiánica quizás, pero persistencia al fin. Y si el arte tiene que superponerse, viajar, encontrarse, dialogar, cruzar fronteras, que lo haga, y que insista en contestar, en sostenerse, en descolonizar, pues de esas interrelaciones y recodos se construirán sus propios modos de participación, de concilios, y de afirmaciones propias. Creo yo que esto no tiene nada que ver por supuesto con ser excepcionalistas a ultranza, ni aldeanos vanidosos. pulsations of so many diversities readjusting themselves in these new times. Me permito cerrar esta parte con fragmentos de ese gran texto que es Nuestra América, de José Martí, que de manera tan excepcional y anticipada comprendió nuestras esencias y desafíos: “(…) Injértese en nuestras repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas(…)el deber urgente de nuestra América es enseñarse como es, una en alma e intento, vencedora veloz de un pasado sofocante, manchada sólo con la sangre de abono que arranca a las manos la pelea con las ruinas, y la de las venas que nos dejaron picadas nuestros dueños(…)del Bravo a Magallanes, sentado en el lomo del cóndor, regó el Gran Semí, por la naciones románticas del continente y por las islas dolorosas del mar, la semilla de la América nueva!”16 If today we had to speak about (and live on) the hybrid of identities and plural otherness, multiples, transterritoriality, we could do it without fear, and with critical consciousness of our persistence in self-recognition, in questioning the circumstances, not in a messianic way perhaps, but persistence all the same. And if arte has to impose itself, travel, find itself, dialog, cross borders, then so be it, and may it insist on answering, on sustaining, on decolonizing, since from those inter-relations and angles will be built its own modes of participation, conciliation, and affirmation. I think that this has nothing to do with being exceptionalists to the end, nor vain villagers. The artist can take the luxury of being heterodox, today there is extensive liberty in the use of international styles, you can play and we know that, with a series of seductions and simulacrums that abound, but it remains to be seen what is won and what is lost. In this way, contingency and memory become involved and crossed in the enigmatic search for the future, impeding loss and dispersion within the chaotic apocalyptic version of the national, in a gesture that without a doubt demands interpretation of culture as a site of resistance and renewing action. I allow myself to close this part with fragments of that great text Nuestra América, by José Martí, that in such an exceptional and forward looking way understood our essences and challenges: “(…) Graft onto our republics the world; but the trunk must be of our republics(…) the urgent duty of our America is to show itself as it is, one in soul and intent, rapid winner over a suffocating past, stained with the blood of humus that pulls from the hands the fight with the ruins, and the fight of the veins that left our owners bitten (…)from the Rio Grande to Magellan’s, seated on the back of the condor, sewed el Gran Semí, for the romantic nations of the continent and for the painful islands of the sea, the seed of a new America!”16 16 Martí, José: “Nuestra América”. En Obras Completas. Volumen VI. Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1975,pp15-23. Martí, José: “Nuestra América”. in Obras Completas. Volumen VI. Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1975,pp15-23. 30 32 34 36 38 40 42 44 46 48 50 52 54 56 1.8 Entonces continuemos nuestro itinerario, pero ahora quisiera detenerme en uno de los asuntos más peliagudos de las artes hoy en Honduras. Se trata del problema de la institucionalización y de una serie de variables que tienen que ver con el sistema de las artes. Esta ha sido una cuestión que ha sido referida por algunos estudiosos sagaces17 y por los propios artistas, quienes las sufren en carne propia; la coincidencia es, con desasosiego y alarma, en el exiguo panorama institucional en el país (aquí no perdamos de vista las características de un país como Honduras: tercermundista, dependencia, crisis estructurales, dictaduras, explotados y explotadores, gobiernos títeres, situaciones complicadas en el orden de lo social, de lo político, de lo cultural). En Honduras, en vistas de los avatares de la vida y de las adversidades de las que todos tenemos noticias, habrá que replantearse el estado de la organicidad de todos los elementos estructurales, tanto aquellos considerados como basamento y los que a su vez son categorías de análisis: producción artística, público18, instituciones estatales y privadas de promoción y circulación (asociaciones, galerías, museos, centros especializados), eventos (salones, exposiciones, bienales, ferias de arte), enseñanza artística, crítica de arte y publicaciones. Estas variables y sus dinámicas deben funcionar de manera interrelacionada, pueden existir oposiciones, controversias, pero no (tantas) ausencias. Con su participación, facilitación y mecanismos de acción, contribuyen sustancialmente al proyecto que se va conformando. So we continue with our itinerary, but now I would like to stop at one of the spiniest issues of the arts today in Honduras: the problem of institutionalization and a whole series of variables that have to do with the arts system. This has been considered by a few studious sages17 and by artists themselves, who suffer it in the flesh; the coincidence is, with worry and alarm, in the tiny institutional panorama in the country (let’s not lose sight of the characteristics of a country like Honduras: third worlds, dependence, structural crisis, dictatorships, exploiters and exploited, puppet governments, complicated social, political and cultural situations). In Honduras, in view of the avatars of life and of the adversities with which we are all familiar, the organic state of all the structural elements must be revised, both those considered foundation and those that are categories of analysis: artistic and public production18, state and private institutions that promote and circulate (associations, galleries, museums, specialized centers), events (salons, expositions, biennials, art fairs), artistic training, art criticism and publications. These variables and their dynamics should function in an inter-related way, there can be oppositions, controversies, but not (many) absences. With their participation, facilitation and action mechanisms, they contribute substantially to the project that is being shaped. 17 A propósito de este asunto recomiendo consultar textos de Ramón Caballero, estudioso incansable en sus desvelos por echar luz sobre los procesos de las artes visuales en Honduras. I recommend consulting texts by Ramón Caballero, untiring scholar who shines light on the processes of the visual arts in Honduras. 18 La cuestión del público es un tema muy sensible en las nuevas circunstancias de la contemporaneidad. ¿Quiénes consumen el arte?. ¿Cómo lo consumen?. El propio Brea en el artículo citado refiere: “Se impone superar el esquema verticalizado emisores a receptores para establecer una economía radial y desjerarquizada de usuarios, un rizoma de utilizadores –actualizando la fórmula utópica de la comunidad de productores de medios”. Sirva este fragmento para repensar las relaciones arte-público, un público que en el caso hondureño, tendrá que incorporarse consecuentemente al desenvolvimiento de los procesos de la cultura artística. The question of public is a very sensitive theme in these new contemporary circumstances. Who consumes art? How is it consumed? Brea himself in the cited article says: “Overcoming the verticalized scheme of transmitter and receiver is imposed to establish a radial economy and dis-hierarchy of users, a root structure of utilizors –updating the utopic formula of the community of media producers”. This fragment serves to rethink the relationship art-public, a public that in the Honduran case will have to incorporate consequently the development of the processes of artistic culture. 31 33 35 37 39 41 43 45 47 49 51 53 55 57 Hoy mismo todo lo que se hace en materia de cultura artística está concentrado en las iniciativas de un mínimo número de espacios, con sus méritos y limitaciones, como la galería Portales, el Instituto Hondureño de Cultura Interamericana, la Fundación para el Museo del Hombre Hondureño, la Embajada de España-Agencia Española de Cooperación Internacional, la Pinacoteca Arturo H. Medrano, la Asociación Mujeres en las Artes “Leticia de Oyuela”, y el Centro Cultural de España Tegucigalpa. También la Biblioteca Nacional de Honduras, la Alianza Francesa, el Instituto Hondureño de Cultura Hispánica, el Centro Cultural Sampedrano, la Galería Nacional de Arte, la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, el Banco Centroamericano de Integración Económica y, recientemente, el Museo para la Identidad Nacional y la galería Orígenes. Ahora, también hay que plantearse que los nuevos derroteros del arte actual y todo lo que apuntaba en las páginas iniciales de este texto, devienen en todos los sentidos desafíos tremendos para aquellas instancias implicadas en la cultura artística; y los reajustes, aun en aquellas más establecidas, tendrán que ser necesarios e inaplazables. Las actualizaciones y pertinencias de los mecanismos debe ser algo ya a estas alturas ineludible, y en esa dirección se deben enfilar las acciones. Si ya existían dilaciones y vacíos, por supuesto que todas esas insuficiencias y precariedades se sienten en este minuto con una fuerza multiplicada. Las nuevas maneras de hacer arte, síntomas innegables del arte hondureño, se han venido sucediendo a la intemperie, en lo que podríamos llamar un (¿total?) descampado cultural, sin que se produzcan cambios significativos en las plataformas institucionales. Claro que este es un problema bastante sensible, pues depende de múltiples voluntades, tanto políticas, estatales, socioculturales, y es harto difícil 30 32 34 36 38 40 42 Today all that is done regarding artistic culture is concentrated in the initiatives of a minimal number of spaces, with their merits and limitations, like the Portales Gallery, the Honduran Institute for Inter- American Culture, the Foundation for the Honduran Museum of Man, the Spanish Embassy- Spanish International Cooperation Agency, the Pinacoteca Arturo H. Medrano, the Association Mujeres in las Artes “Leticia de Oyuela”, and the Spanish Cultural Center of Tegucigalpa. Also the National Library of Honduras, the Alianza Francesa, the Honduran Institute for Hispanic Culture, the Centro Cultural Sampedrano, the National Gallery of Art, the National Autonomous University, the Central American Economic Integration Bank and, recently the Museum of National Identity and the Orígenes Gallery. Now, we must also outline the new directions in current art and all that I pointed to in the initial pages of this text; there are tremendous challenges in all senses for those instances involved in artistic culture; and the readjustments, even in the most established, will be necessary and urgent. The actualizations and pertinence of the mechanisms should be something ineludible by this point, and actions should lead in that direction. If delays and vacuums already exist, of course all that insufficiency and precariousness is felt in this minute with a multiplied force. The new ways of making art, undeniable symptoms of Honduran art, have been occurring in the open-air, in what we could call (total?) cultural exposure, without significant changes occurring in the institutional platforms. Of course this is a sensitive problem that depends on multiple wills, political, state and socio-cultural, and it is very difficult to put together all the pieces of the puzzle. Nor is this something built from one day to the next, with improvised plans, but rather should part from the real conditions, from the 44 46 48 50 52 54 56 Celeste Ponce / Plagasos, 2004 31 33 35 37 39 41 43 45 47 49 51 53 55 57 Celeste Ponce / Plagasos, 2004 (detalle) concertar todas las piezas del rompecabezas. Y tampoco esto es algo que se arma de un día para otro, improvisando esquemas, sino que debe partir de las condiciones propias, de la madurez del proceso. Aquí cabe otra reflexión o llamada de atención: y es la concentración de las iniciativas en la ciudad principal, en Tegucigalpa. Esto no pasa únicamente en Honduras, pero habría que repensar las estrategias para diversificar y ampliar las acciones culturales. Lo que no puede pasar (y sí pasa) es que los creadores tengan que necesariamente buscar espacios de legitimización, de reconocimiento allende las fronteras. Y que se vean en la necesidad de encontrar vías de circulación y permanencia en otros puntos de la geografía. Aquí quisiera hacer una salvedad que tiene relación con otras cosas que ya he planteado anteriormente: no quiere decir que la proyección internacional y propiamente la regional devenga artilugio que distorsione el proyecto de artes visuales en Honduras, todo lo contrario. De hecho la lucidez con la que los creadores han sabido aprovechar los circuitos externos ha logrado apuntalar no pocas propuestas e iniciativas. La participación en bienales, exposiciones, centros de estudios, becas, proyectos colectivos, entre otras acciones, dan fe, reitero, de la probidad de estos trasiegos. Pero si esto es en extremo legítimo, lo turbador y desconcertante es la debilidad de esos mismos mecanismos en el inside del contexto hondureño, a pesar de los más loables acontecimientos y espacios19. 19 Me refiero por supuesto al accionar de espacios como Galería Portales (uno de los más eficaces, tanto en gestión interna como externa, al propiciar la participación internacional de artistas contemporáneos hondureños en bienales regionales y eventos), el Centro Cultural de España en Tegucigalpa, La Asociación Mujeres en las Artes, la Bienal de Artes de Honduras y las ediciones de la Antología de las Artes Visuales, entre otras, que, con altas y bajas, han tratado de estar presentes dentro del procesos. 30 32 34 36 38 40 42 44 46 48 50 52 54 56 maturity of the process. Here fits another reflection or warning: and that is the concentration of initiatives in the main city, in Tegucigalpa. This occurs not only in Honduras, but we should rethink the strategies for diversifying and amplifying cultural actions. What cannot happen (but does) is that the creators have to look for spaces of legitimization, of recognition beyond the borders. And they need to find ways to circulate and stay in other geographical points. Here I would like to make a pretext related to other things that I have laid out previously: this does not mean that international and regional projection distorts the visual arts in Honduras, to the contrary. In fact the lucidity with which the creators have known how to take advantage of the external circuits has achieved more than a few proposals and initiatives. Participation in biennials, expositions, schools, scholarships, collective projects, among other actions, bear witness, I reiterate, to the probity of these transitions. But if this is extremely legitimate, what is disconcerting is the weakness of these same mechanisms inside the Honduran context, in spite of the most respectable happenings and spaces19. Everything related to promotion and circulation of art in Honduras, and the alternatives to institutionalization, brings me to other aspects which I consider extremely pertinent: curatorial activity and the role of criticism or investigation in the field of artistic culture. Why do I pause here? Well, because of the implications these imply when establishing concrete analysis of the current state of plastic arts. The curator (or curatorial team) is that specialist, that moves among the formal values and aesthetic conducts to articulate a precise concept in a predetermined space. The curator fabricates the why, the for what, the how many, depending on the where and the when; or to put it another way, to elaborate the methodology that gives coherence to the internal structure of a show, whether it be small or a mega-exposition, like the biennials. The curator is the mediator who “translates” the artistic creation for those who receive it (mediator for better, and Oh, let fortune shine on us, but also for worse, and here, yes, fatal consequences). The curator can end up as a sort of demigod that acquires alternatively the role of visionary adventurer, investigator, merchant, prestidigitator, a great creator. The curator has the possibility and the responsibility to make the difference, the change, the leap, (to manipulate). This owes essentially, not to theories dictated before hand, but rather to the challenges of the circumstances. The curator must stay as far away as possible from the stereotype, tricky 19 I refer here of course to the action of spaces like Portales Gallery (one of the most effective, both in internal management and in external projection, by propitiating participation by Honduran artists in international biennales and events), the Centro Cultural de España Tegucigalpa, La Asociación Mujeres in las Artes, la Bienal de Artes de Honduras y las ediciones de la Antología de las Artes Visuales, among others, that, with ups and downs have tried to be present within these processes. 31 33 35 37 39 41 43 45 47 49 51 53 55 57 Todo lo relacionado a la promoción y circulación de las artes en Honduras, y los avatares de la institucionalización, me lleva a otros dos aspectos que considero en extremo pertinentes: de la curadoría y el papel de la crítica o la investigación en el campo de la cultura artística. ¿Por qué me detengo aquí?. Bueno, por las implicaciones que estás conllevan a la hora de establecer análisis concretos del devenir de las artes plásticas en la actualidad. El curador (o equipo de curadores) es aquel especialista, que se desplaza entre los valores formales y las conductas estéticas para articular un concepto preciso en un espacio predeterminado. Fabrica el por qué, el para qué, el cuánto, en dependencia del dónde y el cuándo; o lo que es lo mismo, elabora la metodología que le da coherencia a la estructura interna de una muestra, ya sea una pequeña o una megaexposición, como son las bienales. Es el mediador que “traduce” la creación artística para aquellos que la recibimos (mediador para bien, y Oh, la fortuna nos sonríe, pero también puede ser para mal, y aquí, sí, fatales consecuencias). Puede llegar a ser una especie de demiurgo que adquiere alternativamente investiduras de visionario aventurero, de investigador, de mercader, de prestidigitador, de creador como el que más. Tiene la posibilidad y la responsabilidad de hacer la diferencia, el cambio, el salto, (de manipular). Se debe esencialmente, no a teorías dictadas con antelación, sino a los desafíos de su propia circunstancia. Tiene que mantenerse lo más lejos posible del estereotipo, de lo engañoso y cómodo, para sumergirse en las problemáticas más álgidas de su contexto. Su compromiso, ante disyuntivas y apatías, es con la diversidad, con las aperturas, con lo problémico. Hoy, más allá de posesionar un creador o and confident, in order to submerge him/herself in the most chilling problems of his or her context. The curator’s commitment, when facing disjunctives and apathies, is to diversity, to openings, to the problematic. Today, beyond grasping a creator or a movement, or establishing an idea for a show, the curator should have the capacity to move and mobilize the cultural fabric with his or her taxonomic and curatorial statements. Therefore, I permit myself another observation. Upon genealogical clarification of the occurrence of visual arts (but avoiding, I insist, those dangerous folds that say that one artistic movement “begins here” and “ends there” without explaining variability), expositive acts or shows have frequently been taken as evidence when establishing periods and partitions. Jumping-off points are sought there, or subsequent synthesis. Some examples are: el Salón de los Rechazados and Salón de los Independientes in the 19th century for impressionism in Europe; Modern Art Week in Sao Paolo in the 1920s, for the introduction of signs of the vanguard in Brazil; and in Cuba, the show Volumen I, in 1981 promoted one of the most important periods of Cuban art of transcendental ruptures and apertures. The curatorial role is preeminent and potentiated in current times20 as we consider the idea that the artistic field today has extended, and hegemony breaks before the climb to the ignored invisible overlooked areas. The experience we have been telling up to now, written primarily since the 1990s until today,21 and the 20 Some specialists say that the work of the curator, or commissary of the arts, or person responsible for expositions, is not something recent, as Magaly Espinosa says, has become charged with broader more complex implications, beginning with “the imperatives of the relationships of the artistic field, say de-centerings of the autonomous qualities of art, the trans-territorial flows, the emergencies of invisible areas of the peripheral identities (like the Latin American cultural discourse and the presence of the postcolonial)”. Corina Matamoros, curator and specialist from the Museo de Bellas Artes de La Habana says “(…)the concept of curation, as we use it today, grows out of the profession of museology(…) Is the child of new sociocultural conditions and of the paths transmitted by theoretical currents of the so-called New Museology” Matamoros, Corina: “Dinámica curatorial in el Museo Nacional”. In: Revista Arte Cubano, #1, La Habana, 2001, p.16. Espinosa, Magaly: “Curadoría: por qué y para qué”. In: Revista Arte Cubano, #1, La Habana, 2001, p.5. 21 A curatorial experience that forms an arc including names like Ernesto Argueta, Carlos Lanza and Adán Vallecillo. Certainly expositions have more of a presence, in spite of some limitations and questionings. We would have to review above all the expositions of the 1990s, and those of the new millennium, both the individual and the collective, as well as the priceless editions of the National Biennale of Visual Arts, and the Anthologies of the Visual Arts 30 32 34 36 38 40 42 44 46 48 50 52 54 56 un movimiento, o establecer una idea para una muestra, debe tener la capacidad de conmocionar y movilizar con sus enunciados taxonómicos y curatoriales el tejido cultural desde donde se proyecta. Entonces, me permito hacer también esta otra observación. A la hora de clarificar genealógicamente el devenir de las artes visuales (pero evitando, insisto, los repliegues peligrosísimos de que tal movimiento artístico “empieza aquí” y “termina allá” sin explicitar variabilidades), se ha tomado con frecuencia hechos expositivos o muestras como referente a la hora de establecer periodizaciones y tabiques temporales. Se buscan allí puntos de partida, o síntesis de lo subsiguiente. Sirvan de ejemplos: el Salón de los Rechazados y Salón de los Independientes en siglo XIX para el impresionismo en Europa; la Semana de Arte Moderno en Sao Paolo en los años veinte, para la introducción de los signos de vanguardia en Brasil; y en Cuba, la muestra Volumen I, en 1981 promueve uno de los períodos más importantes del arte cubano de trascendentales rupturas y aperturas. De ahí, la potenciación y preeminencia del rol de la curadoría, sobre todo en los tiempos que corren20, porque retomemos la idea de que hoy el campo artístico se ha extendido, y la hegemonía se quiebra ante el ascenso de las zonas preteridas, ignoradas, invisibilizadas. La experiencia que podríamos relatar hasta ahora, inscritas fundamentalmente desde los años noventa hasta hoy21 y las que podrían ir surgiendo, deben concurrir en una estrategia dialógica concreta, adaptable a las nuevas condiciones y requerimientos, que registre, sistematice, y extienda los procesos artísticos actuales. Antonio Gramsci afirmaba sobre crear una nueva cultura: stories that are yet to come, should fuse into a concrete dialogic strategy, adaptable to the new conditions and requirements, a strategy that registers, organizes, and extends current artistic processes. Antonio Gramsci affirmed regarding the creation of a new culture: “it doesn’t mean only individual ´original´; it also means especially disseminating critical truths that have already been discovered, ´socialize them´ one might say, and so converting them to a basis for vital actions, elements of coordination and of an intellectual and moral order”. There is a fundamental aspect of Honduran visual arts that should be taken into account and that is related to some degree to what we have been saying. Group strategies, which are nothing new if we remember the many groups of the historic vanguards, certainly are very relevant now in the Honduran context even at a time when it is not a generalized phenomenon in la region. With the new millennium a series of group projects and workshops became active from which have come collective programs where the dreams of new artists are realized. Certainly these have filled holes in the very limited institutional panorama. These also provide alternative platforms for re-placement and ineludible updating and in my judgment they have been very effective as mobilizing forces, inclusive and pluralistic. These “laboratories” have managed to facilitate spaces that work toward legitimization, that seek to participate in artistic reanimations. They may have an ephemeral character, they may be the choice of the moment, bringing together the adepts and the sympathizers for a cause that later may continue on its own path, but to a great 20 Algunos especialistas apuntan que el trabajo del curador, o comisario de las artes, o responsable de exposiciones, no es algo reciente, lo que sucede es que, como señala Magaly Espinosa, se ha cargado de implicaciones más amplias y complejas en la actualidad, a partir de “los imperativos de las relaciones del campo artístico, dígase descentramientos de la cualidad autónoma del arte, los flujos transterritoriales, las emergencias de zonas de invisibilidad y de las identidades periféricas (como el discurso cultural latinoamericano y la presencia de lo postcolonial)”. Corina Matamoros, curadora y especialista del Museo de Bellas Artes de La Habana afirma “(…) el concepto de curadoría, tal como lo usamos hoy en día, es un desprendimiento de la profesión del museólogo(…) es hijo de las nuevas condiciones socioculturales y de los caminos por los que transitan las corrientes teóricas de la llamada Nueva Museología” Matamoros, Corina: “Dinámica curatorial en el Museo Nacional”. En: Revista Arte Cubano, #1, La Habana, 2001, p.16. Espinosa, Magaly: “Curadoría: por qué y para qué”. En: Revista Arte Cubano, #1, La Habana, 2001, p.5. 21 Experiencia que en cuanto a curadoría conforma un arco que incluye nombres como Ernesto Argueta, Carlos Lanza y Adán Vallecillo. Ciertamente el hecho expositivo ha ido ganando en presencia, a pesar de algunas limitaciones y cuestionamientos. Tendríamos que revisar sobre todo exposiciones noventianas, y las del nuevo milenio, tanto las individuales como las colectivas, así como las imprescindibles ediciones de la Bienal Nacional de las Artes Visuales, y de las Antologías de las Artes Visuales. 31 33 35 37 39 41 43 45 47 49 51 53 55 57 “no significa solo hacer individualmente descubrimientos ´originales´, significa también y especialmente difundir críticamente verdades ya descubiertas, ´socializarlas´ por así decirlo y por lo tanto hacer que se conviertan en base de acciones vitales, elementos de coordinación y de orden intelectual y moral”. Hay un aspecto fundamental de las artes visuales en Honduras que debe ser tomado en cuenta y que se relaciona en cierta medida con lo que hemos venido apuntando. Se trata de las estrategias grupales, algo que no es nada nuevo, recordemos los tantos grupos de las vanguardias históricas, pero que ciertamente tienen mucha relevancia en el contexto hondureño en un momento incluso en que no es algo muy generalizado en la región. Con los “dos mil” se activaron una serie de proyectos grupales y talleres que devienen programas colectivos donde se materializan los afanes de los nuevos artistas. Ciertamente vienen a cubrir vacíos en este panorama bastante limitado de lo institucional. Luego vienen a ser plataformas alternativas de recolocación y de actualización ineludibles, y que a mi juicio han sido sumamente eficaces en tanto son fuerzas movilizadoras, inclusivistas, plurales. Estos “laboratorios” han logrado facilitar espacios que buscan la legitimización, que buscan en fin las maneras de participar de las reanimaciones artísticas. Podrán tener un carácter efímero, podrán ser opción de un momento, al congregar adeptos y simpatizantes de una causa que luego podrán continuar sus propios caminos, pero en gran medida funcionan para encauzar poéticas, preocupaciones, investigaciones. Muchas de las figuras jóvenes de ahora mismo han transitado por esta suerte de aprendizaje en grupos, lo que de cierta manera los hizo más fuertes y sostenidos. En estas dinámicas habrá que revisar las trayectorias de Manicomio, Artería, La Cuartería, El Círculo, Lacrimógena. En ellos figuran nombres ya imprescindibles de las más recientes producciones simbólicas en Honduras, como Adán Vallecillo, Leonardo González, Gabriel Galeano, Darwin Andino, Lester Rodríguez, Alejandra Mejía… 30 32 34 36 38 40 42 extent function to guide poetics, preoccupations and investigations. Many of the young figures of the moment have transited this lucky group learning process, which in some ways made them stronger and more sustained. In these dynamics we would have to consider the trajectories of Manicomio, Artería, La Cuartería, El Círculo and Lacrimógena. Some already invaluable artists, authors of recent symbolic productions in Honduras , have participated in these groups, like Adán Vallecillo, Leonardo González, Gabriel Galeano, Darwin Andino, Lester Rodríguez, Alejandra Mejía… We will see that these have been experiences intended to amplify expressive possibilities and diverse creative morphologies: installations, video creation, works of process action, painting, but with a marked disposition toward the experimental, the conceptual and the multi-disciplinary. They have established procedures that include specifics like curatorial work and have been responsible for important shows like Katafixia-Servicio a Domicilio, !Cuidado! Pintura Fresca, and Degenerarte…o arte degenerado: una propuesta más allá del objeto, among others. Many of these strategies have participated in relationships with external spaces, and have toured distinct points of the Caribbean and Central America. Now, regarding cultural criticism, that investigation of art and aesthetics, all theoretical-cultural thought that moves in order to narrate, describe, interpret and value symbolic production while participating in the coherence of the processes, this cultural criticism in my opinion needs to be revitalized and increasingly broadened in a country like Honduras. I don’t think we can say that the distinctive note is that polyphony of tones, that necessary counterpoint, that abundance of stories and texts, that contribute to the public, artists, specialists (even to the formation of stories and also to circuits of circulation, and market). 44 46 48 50 52 54 56 Veremos cómo han sido experiencias que apuestan por amplificar las posibilidades expresivas y diversas morfologías de creación: instalaciones, video creación, obras de acción procesual, pintura, pero desde una marcada disposición hacia lo experimental, lo conceptual y lo multidisciplinario. Han constituido procedimientos que se han planteado especificidades como la curaduría y así han sido responsables de importantes muestras como Katafixia-Servicio a Domicilio, !Cuidado! Pintura Fresca, y Degenerarte…o arte degenerado: una propuesta más allá del objeto, entre otras. Muchos de estas estrategias han participado de relaciones con espacio externos, y han itinerado por distintos puntos del Caribe y por Centroamérica. Ahora, en cuanto a esa crítica cultural, esa investigación sobre arte y estética, en fin, todo pensamiento teóricocultural que se moviliza en pos de narrar, describir, interpretar y valorar la producción simbólica participando de la coherencia de los procesos, es la que en mi opinión necesita revitalizarse y ampliarse con creces en un país como Honduras. No creo que podamos afirmar que la nota distintiva sea esa polifonía de tonos, ese Lester Rodríguez/ 2000 barcos de comabte, 2009 contrapunteo necesario, ese desborde de relatos y textos, que contribuyen a públicos, artistas, especialistas (incluso a la conformación de las historias y también a circuitos de circulación, mercado). 31 33 35 37 39 41 43 45 47 49 51 53 55 57 Ante nosotros, ávidos por comprender los acontecimientos y descifrar pasado, presente y futuro, aparecen esporádicas y triviales notas que refieren tal o más cual “evento”; y lo hacen por supuesto desprovistas de recursos, con perfiles bajos. Before us, anxious to comprehend the events and decipher the past, present and future, sporadic and trivial notes appear that refer more or less to the “event”; and of course they do this lacking resources, with low profiles. Pensemos que los estudios teóricos, la investigación, la crítica son responsables en gran medida de preservar y sistematizar el conocimiento, de hacer inteligibles las formas y los contenidos. We think that theoretical studies, investigation, and criticism are largely responsible for the preservation and organization of knowledge, for making the forms and contents intelligible. Por tanto, la gran herejía también es que esas deficiencias dañan, no solo la orientación de sentidos en el presente, sino que a la larga menoscaban el legado del saber acumulado, y deterioran sobremanera el “estado de la cuestión”. And so, the great act of heresy is also that these deficiencies hurt not only the orientation of meanings in the present, but also that in the long run undercut the legacy of accumulated knowledge, and contribute to the deterioration of the “state of the question”. Habrá que extender las plazas donde se activen los debates, la conciencia crítica, las ideas (en publicaciones, eventos, exposiciones, galerías, centros culturales, de estudios, de investigación), que hagan prosperar el oficio (o arte necesariamente) de escribir y de investigar, y que inciten a la densidad de criterios, de juicios de valor. We need to extend the spaces where debate can take place, critical consciousness, ideas (in publications, events, expositions, galleries, cultural centers, schools, centers of investigation) that make the profession flourish (or art necessarily), and spaces for writing and investigation, and that incite a density of criteria, value judgments. Claro que en el escenario del debate teórico y de la escritura habrá que situar nombres indispensables como Ramón Caballero, Carlos Lanza, Salvador Madrid, Dagoberto Posadas y hechos como el libro Contrapunto de la forma. Ensayos críticos del arte hondureño y centroamericano, publicado por la Secretaría de Cultura, Artes y Deportes en el 2007. Por supuesto que dentro del análisis también habría que incluir problemas relacionados con el mercado, el público y sobre todo los relacionados con la enseñanza artística. Pero bueno, me quedan pendientes por ahora, pero no hay dudas de que son sumamente importantes. Mientras tanto habrá que seguir haciendo arte, diciendo cosas, provocando, construyendo. No se trata solamente de señalar problemas, porque sino solo seríamos simples partidarios de la apatía y de la indolencia. Hay que salvar abismos, buscar las alternativas, las posibles estrategias, las esperanzas ciertas. 30 32 34 36 38 40 42 Of course on the theoretical debate and writing stage it will be necessary to situate indispensable names like Ramón Caballero, Carlos Lanza, Salvador Madrid, Dagoberto Posadas and facts like the book Contrapunto de la forma. Ensayos críticos del arte hondureño and centroamericano, published by the Secretaría de Cultura, Artes and Deportes in 2007. Of course within the analysis we would also need to include problems related to the market, the public and above all artistic teaching. But for now I will leave those issues pending, but there is no doubt that they are very important. Meanwhile we must keep making art, saying things, provoking, and building. It is not only about indicating problems, because then we would only be simple partisans to apathy and indolence. We must cross the abysses, seek alternatives, possible strategies, real hope. 44 46 48 50 52 54 56 1.9 Que los artistas hondureños hoy en día tienen que convivir con condiciones socioculturales, históricas, políticas complicadas, es cierto. Y que la agenda cultural de Honduras y de otros espacios de Latinoamérica y el Caribe tiene varios puntos pendientes, es también cierto. De todas maneras hay que decir que la plástica en Honduras está urgida de programas más amplios, más coherentes, que aúnen voluntades y hagan posible la esperanza. Pero ya ese horizonte se siente más próximo que veinte años atrás. El acierto estará en vigorizar caminos emprendidos y en prefigurar otros que continúen complementando el proceso indetenible y necesario de la cultura artística. Cuando ya tengo que cerrar estos largos capítulos, me siguen quedando muchas preguntas y casi ninguna respuesta. Es como si necesitara evitar la palabra “fin”; es que estos asuntos no terminan aquí, para nada. Sé que es difícil, pero hay mucho en juego. Quede pues este texto a la merced de los inquietos, de los curiosos, de los comprometidos, de los que anhelan, e incluso de los ofendidos. 31 33 35 37 39 41 43 It is true that Honduran artists today must live with complicated sociocultural, historical, and political situations. And that the Honduran cultural agenda and other Latin American and Caribbean spaces have various points pending is also true. At any rate we must say that plastic arts in Honduras is in urgent need of broader more coherent programs, that combine wills and make hope possible. But that horizon now feels closer than twenty years ago. The correct thing would be to invigorate passages already begun and in anticipating others that continue complementing the unstoppable and necessary process of artistic culture. Now that I have to close these long chapters, I am left with many questions and few answers. It’s as if I were avoiding the word “end”; it’s because these issues do not finish here, not at all. I know that it is difficult, but there is much at stake. This text is left at the mercy of the inquisitive, the curious, the committed, of those who yearn, and even of those who are offended. 45 47 49 51 53 55 57 Emergencias y revisiones Ramón Caballero Emergencies and revisions Introducción Hay que atenerse a ideas menos definitivas para entender el desarrollo cultural de un país como Honduras. La fractura entre economía y cultura, tan fina en los países del Primer Mundo, se hace tan ancha aquí que cuesta asumir con objetividad la hilación inmediata de base y superestructura. Los creadores no esperan que existan verdaderas condiciones para producir su obra; al fin y al cabo, comunicarse en clave simbólica no es del todo un asunto difícil; a muchos les basta una hoja de papel, un poco de barro o tres tubos de óleo y unos cuantos utensilios provisionales. Sin embargo, esta precariedad por mucha laceración que imponga, no obliga a nadie a dramatizarla en demasía. Lo cierto es que los creadores auténticos no se toman este mundo como revancha, sino como una circunstancia para ensayar convicciones, imaginarios y lenguajes, mostrando que se puede ‘morir de pie’ sin ningún lamento fingido. Esta moral, tan ancestral como auténtica, cuenta a Pablo Zelaya Sierra (1896-1933) entre los suyos: «Podría darme por satisfecho con lo que sé; puedo pintar lo que me da la gana, como cualquier otro pintor que haya estudiado, pero mi ideal va más allá. Se que con este plan de mi vida tengo que sufrir mucho, pero no 1 importa; el verdadero artista es un mártir» . 1 Citado en Ramón Caballero, «El pensamiento estético de Pablo Zelaya Sierra», en Carlos Lanza y Ramón Caballero, Contrapunto de la forma. Ensayos críticos del arte hondureño y centroamericano, Tegucigalpa, Cultura, 2007, pp. 145-146 Introduction It is necessary to rely on less definitive ideas in order to understand the cultural development of a country like Honduras. The fissure between economy and culture, so slight in First World countries, becomes so broad here that it is hard to objectively presuppose an immediate cohesion between base and superstructure. Creators do not wait for true conditions to exist in order to produce their work. In any case, communicating in symbolic code is not entirely a difficult affair; for many, some sheets of paper, a little clay, a few tubes of oil paint or a few provisional tools, are enough. Nevertheless, this fracture, lacerating as it is, does not forcibly induce anyone to overdramatize it. The truth is that authentic creators do not take this world as payback, but rather as a circumstance in which to express convictions, imagery and languages, showing that one can ‘die on one’s feet’ without false laments. This moral, as ancient as it is authentic, counts with Pablo Zelaya Sierra (1896-1933) among its own: Felipe Burchard/ Akenatón, 1998 I could feel satisfied with what I know; I can paint whatever I wish, like any other painter who has studied, but my ideal goes beyond that. I know that with this plan for my life I must undergo much suffering, but it doesn’t 1 matter; the true artist is a martyr» . 1 Cited in Ramón Caballero, “El pensamiento estético de Pablo Zelaya Sierra”, in Carlos Lanza and Ramón Caballero, Contrapunto de la forma. Ensayos críticos del arte hondureño y centroamericano, Tegucigalpa, Cultura, 2007, pp. 145-146. 31 33 35 37 39 41 43 45 47 49 51 53 55 57 A esta personalidad que no repara demasiado en la situación material se atiene gran parte de los creadores hondureños, quienes además han sabido soportar la ausencia de instancias públicas y privadas que pudiesen vindicar de mejor manera los resultados de su imaginación. Pero esta indiferencia extrema no es ninguna victoria; todo lo contrario, es reaccionaria y enajenante. Es tarea de los artistas actuar políticamente; a ellos, más que a otros, les corresponde exigirle al Estado una infraestructura digna para la circulación de sus obras y pensamientos. En relación con las artes plásticas, crédito exagerado le daríamos a este si dijéramos que cumple con sus ¡tres! instituciones (dos educativas y una museal), y peor si pensáramos que tiene algo que ver con las instancias privadas, fundacionarias y asociativas. Para éstas sólo cabe el voluntariado y la cooperación internacional. Aunque la infraestructura es un problema, hay que saber que no es el único. La superestructura es también una zozobra. Las preferencias del tipo ‘me gusta/no me gusta’ del director o de la junta, en muchas de estas instituciones, son el único aval para que cualquier bien o agente cultural pueda circular en sus recintos o capte un poco de su presupuesto. A este despotismo súmese el oportunismo. Para estos administradores, la cultura tiene menos un valor histórico y de acción comunitaria, que un valor de intercambio en las esferas crecientes del mercado ONG. Pero la situación es una y los hechos son otros. El arte hondureño, en mucho de su decir, parece ser inmune a estas desgracias oficinescas, y gracias a su lucidez, no cree en ninguna versión ‘programada’ de la realidad. El buen artista ni siquiera las toma en serio; sabe que sus predicados son ante todo suyos. 30 32 34 36 38 40 42 Honduran creators rely to a great degree on this personality that does not care too much about the material situation, and in addition have known how to bear the absence of public and private instances that could vindicate in the best possible way the results of their imagination. But this extreme indifference is not a victory at all; on the contrary, it is reactionary and alienating. It is a task of the artists to act politically; they, more than others, have to demand from the State a worthy infrastructure for the circulation of their works and thoughts. Regarding the plastic arts, we would give exaggerated credit to the State if we said that it fulfills its obligations on this score, with three (!!) institutions (two educational and one curatorial), and worse still, if we thought that it was involved with private initiatives, foundations and associations. For these, only voluntary service and the international cooperation are applicable. While the infrastructure is a problem, it is not the only one. The superstructure is also uncertain. Preferences such as ‘I like it/I don’t like it’ from the director or the board, in many of these institutions, are the only endorsements needed in order for a cultural work or agent to circulate in its enclosures or garner a little of its budget. To this despotism is added opportunism. For these administrators, culture has less historical and community-action value than trade value in the growing spheres of the NGO market. But the situation is one thing and the facts are another. Honduran art, inasmuch as it exists, seems to be immune to these bureaucratic misfortunes, and thanks to its lucidity, does not believe in any ‘programmed’ version of reality. Good artists do not even take them seriously; they recognize that their subjects are above all their own. 44 46 48 50 52 54 56 Mientras las instituciones permanecen ancladas en su actividad burocrática, le ha tocado al arte realizar su propio andar. La formación plástica local ha terminado por sufrir grandes revisiones a tal punto que se ha desdoblado, en la década anterior, en dos tradiciones un tanto antagónicas. Se ha podido colegir sin trauma que la tradición representacional en su orientación mimética era insuficiente respecto a ciertas modalidades del ser social, razón por la cual muchos artistas se tomaron en serio la tarea de construir un nuevo sistema visual basado en axiomas más conceptualistas. A esta estructura se le reconoce como arte contemporáneo, quien como si fuese un niño, deja advertir en sus pasos mucha voluntad de caminar a pesar de sus originarios desequilibrios; y como un ser vivo, ofrece mucha autonomía y bastante herencia. En verdad que su procedimiento modelizador es otro, por más que sus medios y referentes vengan de otros lugares; además los elementos de construcción no definen nada por sí mismos, lo que vale es el uso que la estructura les consigna. En este marco, el concepto contemporáneo nos sugiere dos referencias distintas aunque complementarias. Una de valor cronológico, lo dado en el tiempo actual; la otra, de valor estético, lo estructurado recientemente. Cabe decir que lo contemporáneo es una tradición internacionalmente desigual en tiempo, contexto y formulación discursiva. En el caso que abordo, este empieza a definirse en los 90. Por otra parte, ninguna ventaja nos daría su existencia si sólo reparásemos en su diferencia aisladamente de su combinación. Esta estructura no sólo es una construcción nueva, sino también un proyecto de síntesis, en el que cuenta mucho la realidad del ‘pasado’. Esto puede explicar en parte por qué cierto arte contemporáneo es menos 31 33 35 37 39 41 43 While the institutions remain anchored in their bureaucratic activity, art has been called upon to make its own way. Local plastic arts training has undergone great revisions, to a point that it split, in the previous decade, into two somewhat antagonistic traditions. One may infer without much strain that traditional representation in its mimetic orientation was found lacking regarding certain modalities of the social being; for this reason many artists took very seriously the task of constructing a new visual system based on more conceptual axioms. This structure is known as contemporary art, that if perceived as an infant, evinces in each step much determination to walk in spite of his or her initial disequilibrium; and as a living thing, offers much autonomy and plenty of heritage. It’s true that its modeling procedure is another, regardless of how much its media and references come from other places; furthermore the elements of construction do not define anything by themselves, what matters is the use that the structure assigns to them. Within this framework, the concept of contemporary suggests two different yet complementary references. One has chronological value, that which is given during the present time; the other has an aesthetic value, that which has been structured recently. It is worth noting that contemporary art has a tradition that in the international sphere is unequal in terms of time, context and discursive formulation. In the case that I set forth, this begins to define itself in the 1990s. On the other hand, its existence would give us no advantage if we were to focus only on its difference, separately from its combination. This structure is not only a new construction, but also a project of synthesis, in which the reality of the ‘past’ is much taken into 45 47 49 51 53 55 57 dado a la incertidumbre y más atento a lo sistémico. Sin embargo, esta discreción puede convertir ‘lo reciente’ en rutina y neutralizar las cualidades disidentes, muy caras a la vanguardia moderna. Al término de esta introducción, y para puntualidad en la lectura, quiero adelantar algunos asuntos terminológicos. Al flanco pretérito y contiguo que rodea la tradición contemporánea, he de llamarle, por cuestiones de redacción y conveniencia, de dos maneras lógicamente accidentales: tradición representacional o tradición unidisciplinaria. Y cuando la reiteración sea imposible de sostener, no dudaré en llamar conceptualista o interdisciplinaria a lo contemporáneo. La tradición deberá aceptar su propia sinonimia: movimiento, modalidad, discurso, etc. Por otro lado, y como analogía del propio andar artístico promiscuo, me he motivado a utilizar algunos valores teóricos, ya definitivos en la Lingüística, la Semiótica y la Sociología, como instrumentos que tal vez hagan ágil la comprensión del tema en estudio. 30 32 34 36 38 40 42 consideration. This could explain in part why certain contemporary art is less concerned with uncertainty and more attuned to the systemic. However, this tendency could turn ‘the recent’ into routine and neutralize its inherent dissident qualities, very dear to the modern vanguard. At the end of this introduction, and to facilitate reading of the text, I want to define some terminological matters. The historical and contiguous flank that impinges on contemporary tradition, I will designate, for reasons of style and convenience, in two logically accidental ways: representational tradition and unidisciplinary tradition. And when the reiteration is impossible to maintain, I will not hesitate to call the contemporary conceptualist or interdisciplinary. Tradition will have to accept its own synonymy: movement, modality, discourse, etc. On the other hand, and as an analogy to the inherently promiscuous workings of art, I have decided to borrow some theoretical, already definitive designations from Linguistics, Semiotics, and Sociology, as tools that perhaps can hasten the understanding of the subject under study. 44 46 48 50 52 54 56 Genealogías 2.1 Es necesario insistir en que las obras de arte se reparten entre un pasado y un futuro, entre premisas y resultados, entre causas y fines. Por ejemplo, el arte del pasado nos ofreció entre sus resultados no sólo sus premisas, sino también el origen de otro arte. En algunos de sus resultados ya estaba, por decirlo así, lo nuevo. Lo que le ocurrió al arte pretérito, tendrá que ocurrirle también a este arte, es decir, indicar algo que no es. Y como todo hecho social, es una unidad contradictoria y reversible, hecha de circuitos de tradición e innovación, de oficio y búsqueda, de estructuración y desestructuración. Por otra parte, para descubrir su ‘nacimiento’ como obra, lenguaje o tradición, no es necesario ir hasta los tiempos antidiluvianos o recurrir a toda la historia de su sistema2. En este sentido, debemos asumir los procesos artísticos. En consecuencia, las tradiciones plásticas de Asia, Oceanía, África, y parte de Europa y América, se muestran muy poco útiles para explicar el arte hondureño, y esto sin perjuicio de la canalización global que ahora tiene el arte de muchos países. Asimismo, las motivaciones de una obra o un proyecto plástico no siempre tienen su origen en el arte mismo, muchas propuestas se gestan en los sistemas vecinos de la tecnología, publicidad, ciencia, modas, ritos, etc. Con todo, no se puede perder de vista que lo fundamental siempre será la función artística del objeto, suceso o 3 acción . Sirva todo esto de horizonte para entrar ahora en el arte contemporáneo hondureño, específicamente en sus improntas genealógicas, algunas de las cuales podemos situar entre los insulares resultados de la tradición representacional del siglo XX. Las causas que Genealogies It is necessary to insist that works of art are spread between a past and a future, between premises and results, causes and aims. For example, the art of the past offered to us among its results not only its premises, but also the origin of other art. Some of its results already contained, so to speak, the new thing. What happened to past art will also have to happen to this art, that is, it will indicate something that it is not. And like all social facts, it is a contradictory and reversible unit, comprised of circuits of tradition and innovation, of work and search, of structuring and deconstructing. On the other hand, to discover its ‘birth’ as a work, language or tradition, it is not necessary to go to antediluvian times or to resort to the whole history of its system2. In this sense, we must assume the artistic processes. Consequently, the plastic traditions of Asia, Oceania, Africa, and part of Europe and America, are not very useful for explaining Honduran art, and this without prejudging the actual global canalization of the art of many countries. Likewise, the motivations of a work or a plastic arts project do not always have their origin in the art itself, with many proposals being developed in the allied systems of technology, advertising, science, fashion, ritual, etc. Yet, one must not lose sight of the fact that the fundamental thing always will be the artistic 3 function of the object, event, or action. All this should serve as a horizon to approach current Honduran contemporary art, specifically in its genealogical imprints, some of which we can situate among the insular results of the representational tradition of the 20th century. The causes that we are thinking of 2 Vicente Fatone, Lógica e introducción a la Filosofía, Buenos Aires, Kapelusz, 1969, pp. 225-226. Vicente Fatone, Lógica e introducción a la Filosofía, Buenos Aires, Kapelusz, 1969, pp. 225-226. 3 Jenaro Talens, «Práctica artística y producción significante», Genero Talens y otros, Elementos para una Semiótica del texto artístico, Madrid, Cátedra, 1988, p.25. Jenaro Talens, “Práctica artística y producción significante,” Genero Talens and others, Elementos para una Semiótica del texto artístico, Madrid, Cátedra, 1988, p.25. 31 33 35 37 39 41 43 45 47 49 51 53 55 57 Regina Aguilar / Centroamérica Now, 2004 30 32 34 36 38 40 42 44 46 48 50 52 54 56 aquí estamos pensando son todas aquellas que han permitido con el tiempo invertir el discurso ‘empírico’ en ‘gramatical’ y de único en múltiple. En todo esto, sabemos que la demora en la sistematización de lo ‘congénito’ se debe en gran parte a la formación erudita del país, escasa en puntos de vista y vocación teorética, algo que nadie podría dejar de relacionar con la colonización económica del país, realidad que se vive desde que estamos en el vientre de la madre. En medio de esta articulación socio-cultural, proletarizada de ejercicios autoritarios y mediocres, el arte por fuerza tiene que recapitular muchos de esos genes. Por eso, cuando se reconocen bien estas circunstancias, no sentimos vergüenza de nuestras asincronías, sino que las aceptamos —y las combatimos— como algo propio, como nuestra cuota en un mundo hecho de diferencias y desigualdades. Esto mismo debe ocurrirles a todos los que tienen, o no tienen, o tienen más de una nacionalidad. Pero no es esto lo que quiero decir, sino que las causas del arte contemporáneo nacidas de la tradición moderna, debieron aceptar, por esa razón, un proceso esporádico y lentísimo de conversión. La versatilidad que hoy se conoce —a veces captada sin conocimiento— tiene la ventaja de ser ya una rutina y hasta una maña, a diferencia de las décadas previas a los 90, donde se le trabajó en la clandestinidad o disimuladamente para no herir, quizá, ‘el espíritu de cuerpo’. Fue Pablo Zelaya Sierra (1896-1933) quien nos hizo ver por primera vez una manera farallónica de plantearse el arte, es decir, llevando los materiales sociales, ideológicos y retóricos en dirección del lenguaje. Con él, asistimos al primer momento centrípeto de la plástica 31 33 35 37 39 41 43 here are all those that have allowed as time has gone by to invert ‘empirical’ speech into ‘grammatical’ speech and the unique into the manifold. In all this, we know that the delay in the systematization of the ‘congenital’ has been for the most part due to the intellectual and academic establishment of the country, limited in viewpoints and theoretical vocation, something that nobody could avoid connecting to the nation’s economic colonization, a reality that that is lived from the moment we are in our mothers’ womb. In the middle of this socio-cultural articulation, beset by authoritarian and mediocre endeavors, art is compelled to repeat many of those genes. That is why, when these circumstances are fully recognized, we do not feel ashamed of our asynchronies, but we accept them—and we fight them—as something of our own, as our quota in a world made of differences and inequalities. This same thing must happen to all of those that have, or do not have, or have more than one, nationality. But this is not what I mean to say, rather that the causes of contemporary art born out of the modern tradition, should have accepted, for that very reason, a sporadic and very slow process of conversion. The versatility that today is known—sometimes grasped without knowledge— has the advantage of already being a routine or even a habit, unlike the decades before the 90s, where it was executed clandestinely or surreptitiously in order not to injure, perhaps, the ‘esprit de corps’. It was Pablo Zelaya Sierra (1896-1933) who made us see for the first time a perilous way of presenting art, that is to say, of taking the social, ideological and rhetorical materials in the direction of language. With 45 47 49 51 53 55 57 nacional. Ahora bien, su planteamiento se mantuvo en el lienzo único, puente fenomenológico entre lo propio y la convención dominante. Con todo, el valor que aquí 4 queremos resaltar es el uso del arte (lenguaje) como estrategia de representación. Su larga estancia en España, donde elaboró la mayoría de su obra, le permitió interpretar el arte como una realidad en sí misma, como un mundo aparte. Este plan de trabajo, llevó a Sierra a apropiarse de ciertas gramáticas, pero sobre todo de la cubista, con la intención de producir una estrategia nueva, no sólo para realizar su obra, sino también para interpretar de conjunto la historia del arte, de Giotto a la Vanguardia —según lo hizo saber en su ensayo Apuntes 5 con lápiz . El sentido lo decidía ahora el lenguaje, ofreciéndole algo de firmeza y restándole muchas contingencias que le venían de la vida cotidiana. La estructuración lingüística le era sugerida —según él mismo dice—por las obras del Greco, Botticelli, Gauguin y Cezanne, haciendo incluso que la pintura de este último le humedeciera los ojos de emoción, nos cuenta el crítico de arte español León Pacheco. Y cómo no, si tenía fe «en el arte puro, lejos 6 de todo esnobismo» . En este punto, no está demás sintonizar a Ernst Cassirer: «El lenguaje y la escritura pasan por ser el origen de la medida, por prestarse mejor que nada para retener lo fugaz y lo mudable, 7 sustrayéndolo a la acción del acaso y de la arbitrariedad» . La re-colocación del lenguaje, de instrumento en método, no le impidió a Sierra seguir con sus temas; lo experimentado en el campo cuando era un niño seguía, pero ‘reeditados’ ahora desde una estructura de lenguaje, algo que tuvo que moverse por fuerza en su última obra Hermanos contra hermanos (1932), al ser him, we witnessed the first centripetal moment of the national plastic arts. However, its exposition remained on the singular canvas, phenomenological bridge between the inventive and the dominant convention. Overall, the value that we want to highlight here is the use of art 4 (language) as a representational strategy. His long stay in Spain, where he created most of his work, allowed him to interpret art as a reality in itself, as a world apart. This work plan led Sierra to appropriate several grammars, but above all cubism, with the intention of producing a new strategy, to not only create his work, but also to interpret the history of art as a whole, from Giotto to the Vanguard—as he expressed in his essay Apuntes con 5 lápiz. Sense was now decided by language, offering him some firmness and subtracting many contingencies that came to him from daily life. Linguistic structure was suggested to him— as he himself said—by the works of El Greco, Botticelli, Gauguin, and Cezanne, so that even the painting of the last made him teary-eyed with emotion, as the Spanish art critic León Pacheco tells us. And why not, since he had faith «in pure art, far from all 6 snobbishness» . On this point, it is not unreasonable to refer to Ernst Cassirer: “Language and writing happen to be the origin of measurement, as they serve better than anything else to retain the fleeting and the mutable, 7 removing it from the action of hazard and chance.” The repositioning of language, from instrument to method, did not prevent Sierra from continuing with his subjects; what he experimented in the field when he was a boy continued, but now ‘reedited’ on the basis of a language structure, something that was forcefully shown 4 Cfr. Pierre Guiraud, La semiología, México, Siglo XXI, 1979. Cfr. Pierre Guiraud, La semiología, México, Siglo XXI, 1979. 5 Publicado en la Revista de la Sociedad de Geografía e Historia de Honduras, números 7, 8 y 9, tomo 41, Tegucigalpa, enero, febrero y marzo de 1964; reproducido para el Primer Centenario (1986-1996) de su nacimiento. Published in the Revista de la Sociedad de Geografía e Historia de Honduras, Numbers 7, 8 and 9, Volume 41, Tegucigalpa, January, February and March 1964; reproduced for the First Centenary (1986-1996) of his birth. 6 Véase Ramón Caballero, «El pensamiento estético de Pablo Zelaya Sierra», en Carlos Lanza y Ramón Caballero, Contrapunto de la forma. Ensayos críticos del arte hondureño y centroamericano, Tegucigalpa, Cultura, 2007, pp. 143 y ss. Ramón Caballero, “El pensamiento estético de Pablo Zelaya Sierra,” in Carlos Lanza and Ramón Caballero, Contrapunto de la forma. Ensayos críticos del arte hondureño y centroamericano, Tegucigalpa, Cultura, 2007, pp. 143 fwd. 7 Ernst Cassirer, Las ciencias de la cultura, México, FCE, 1965, p.10. Ernst Cassirer, Las ciencias de la cultura, México, FCE, 1965, p.10. 30 32 34 36 38 40 42 44 46 48 50 52 54 56 testigo fiel del horror burgués (guerra entre partidos) que tenía cercada a Honduras —coincidiendo con su llegada de España, unos tres meses antes de su muerte—, encuentro dramático muy comentado por Evaristo López y Longino Becerra en el cuaderno Pablo Zelaya Sierra. Vida y trayectoria artística (1991). Fuera de esta excepción igualmente importante, lo suyo fue: «[Conceptuar] el cuadro como un objeto independiente de la naturaleza, para cuya construcción se necesita la geometría y lo más selecto del espíritu. Un cuadro es un objeto y no una ventana sobre un escenario [Las cursivas 8 son mías]» . Tuvimos que esperar unos tres quinquenios más para que otro creador llegase a idénticas conclusiones, aunque por otras vías —considerando que nunca había salido del país. Fue Ricardo Aguilar (1915-1951) quien logró hacer el siguiente grumo en medio de un horizonte mimetizante, y no sólo como dato de producción, sino de reproducción, ya que en ese momento la academia ya era un aparato ideológico fuerte. Es interesante, pero a diferencia de Sierra, Aguilar no sólo pudo con el lenguaje, sino también con la reflexión, desplazando los valores ‘patrios’ por unos de calidad ‘metafísica’. Su mezcla lingüística era menos ‘espesa’ que la de Sierra, de ahí su versatilidad; vemos un proceso de figuración que va desde el impresionismo hasta el futurismo y simbolismo, con signos que proyectan, más que este mundo, un cúmulo de fuertes baldosas, des-formaciones, vibraciones y emblemas. Este poder integrador fue observado atentamente por el crítico español Ayarzún, quien al visitar la Primera Bienal Iberoamericana en Madrid (1951), se permitió declarar que ese artista «era lo más representativo» de Honduras 9 en la muestra . En todo ello, Aguilar no parece ser distinto a Matisse, quien en 1908, y a miles de kilómetros de in his last work Hermanos contra hermanos (1932), by being faithful witness to the bourgeois horror (war between parties) that had befallen Honduras—timed with his arrival of Spain, about three months before his death—a dramatic encounter very much commented by Evaristo López y Longino Becerra in the tome Pablo Zelaya Sierra. Vida y trayectoria artística (1991). Outside this equally important exception, his objective was: [To conceptualize] the picture as an independent object of nature, for whose construction geometry and the most select part of the spirit are needed. A picture is an object and not a window to a scene [the italics are 8 mine] . We had to wait some three more quinquenniums for another creator to reach identical conclusions, although by other routes—considering that he had never left the country. It was Ricardo Aguilar (1915-1951) who made his mark in the midst of a mimetic horizon, and not only in production, but also in reproduction, since by then the academy already espoused a strong ideological system. It is interesting to note, that unlike Sierra, Aguilar not only appropriated language, but also reflection, displacing ‘native’ values with ones that had a ‘metaphysical’ quality. His linguistic mixture was less ‘thick’ than Sierra’s, and thus his versatility; we see a process of figuration that goes from impressionism to futurism and symbolism, with signs that project, more than this world, a cluster of powerful mosaics, deformations, vibrations and emblems. This integrating power was closely observed by the Spanish critic Ayarzún, who when visiting the First Ibero-American Biennial in Madrid (1951), ventured to declare that this artist “was the most representative” 9 of Honduras in the exhibition. Overall, Aguilar does not 8 Caballero, edición citada, p. 149. Caballero, op. cit, p. 149. 9 Carlos Lanza, «Ricardo Aguilar: entre el arte y la tragedia», Contrapunto de la forma, p. 94. Carlos Lanza, “Ricardo Aguilar: entre el arte y la tragedia,” Contrapunto de la forma, p. 94. 31 33 35 37 39 41 43 45 47 49 51 53 55 57 Regina Aguilar / Viaje al abismo, 1996 distancia, le enseñó que una obra de arte «debe tener un significado completo por sí misma […] 10 incluso antes que [el espectador] descubra su tema» . En seguida esta dirección intra-mensaje y des-real tuvo otras estaciones acaso menos espectaculares. En la yuxtaposición 60/70 se registraron otros aportes, sobre todo, los de Moisés Becerra (1926), Juan 11 Ramón Laínez (1939), Gregorio Sabillón (1945) y Luis Hernán Padilla (1947), observadores de algunas fauces cubistas, abstraccionistas y surrealistas. Sin embargo, no era este el grumo más denso que se esperaba. A punto de cerrarse los 60, Aníbal Cruz (1943-1996) y Virgilio Guardiola (1947) viajaron a Barcelona, con el objetivo de examinar las prácticas visuales que ahí se transmitían y realizaban, trayendo de regreso algunos apuntes, fundamentales para poder erosionar el ambiente plástico nacional. Lo que ellos ofrecieron fue un kit de nociones para la producción y distribución del arte. No era un asunto elemental, sobre todo porque se estaba hablando no sólo de hacer, sino de situar y comunicar, descalabrando así la idea positivista del arte como objeto-reflejo. Los academicistas sabían que esto era un tumor maligno, pero a falta de rayos X, disimularon fácilmente sus intuiciones. 10 Citado en Edward Lucie-Smith, Artes Visuales en el siglo XX, Colonia, Könemann Verlagsgesellschaft mbH, 2000, p. 62. 11 Estamos hablando de la etapa en que Anne Berry (París) pudo decir: «los abstractos de Sabillón tienen un sentido del misterio muy medido y delicado balance del color». Evaristo López y Longino Becerra, Honduras. 40 pintores, Tegucigalpa, Baktun, 1989, p.117. 30 32 34 36 38 40 42 44 46 48 50 52 54 56 Regina Aguilar / Viaje al abismo, 1996 seem to be different from Matisse, who in 1908, thousands of kilometers away, taught him that an art 10 work “must have a complete meaning by itself […] even before [the spectator] discovers its subject.” Immediately this intra-message and unreal direction had other if perhaps less spectacular seasons. In the 60/70 juxtaposition other contributions were noted, above all, those of Moisés Becerra (1926), 11 Juan Ramón Laínez (1939), Gregorio Sabillón (1945), and Luis Hernán Padilla (1947), working in various cubist, abstract, and surrealist modalities. However, this was not the broad following that was expected. At the end of the 1960s, Aníbal Cruz (1943-1996) and Virgilio Guardiola (1947- ) traveled to Barcelona, with the objective of investigating the visual practices that were current there, and brought back some notes, which proved fundamental for eroding the national plastic arts environment. What they offered was a kit of notions for the production and distribution of art. It was not an elementary matter, above all because it referred not only to making, but also to situating and communicating, in that way overturning the positivistic idea of art as object-reflection. The academicians knew that this was a malignant tumor, but in the absence of x-rays, they paid little heed to their intuitions. 10 Quoted in Edward Lucie-Smith, Artes Visuales en el siglo XX, Colonia, Könemann Verlagsgesellschaft mbH, 2000, p. 62. 11 We are talking about the period when Anne Berry (París) could say: “Sabillón’s abstracts have a sense of a very measured mystery and a delicate balance of color.” Evaristo López and Longino Becerra, Honduras. 40 pintores, Tegucigalpa, Baktun, 1989, p. 117. 31 33 35 37 39 41 43 45 47 49 51 53 55 57 Fue Guardiola quien al venir de España gestionó un taller de artes plásticas, con el propósito de re-unir a sus antiguos compañeros de academia, ahora dedicados a la pintura; tarea que se le facilitó, porque ya el director de teatro Rafael Murillo Selva tenía en camino un proyecto inter-género, sabiendo que la poesía, el teatro, la pintura y la política, juntas, podían formar un puente fortísimo 12 entre arte y vida, entre cultura y sociedad . El Taller de La Merced (nombre que tomaron del edificio donde trabajaban, un ex-convento religioso) se inició entonces en 1974 y permaneció hasta 1976, contando —según la 13 investigadora Delia Fajardo — con la participación activa de Aníbal Cruz, Luis Hernán Padilla, César Rendón, Dino Fanconi, Lutgardo Molina, Armijo Maltez, Felipe Burchard (1946), Víctor López (1946) y Virgilio Guardiola. Upon returning from Spain Guardiola organized a plastic arts workshop, in order to reunite his old companions from the academy, now dedicated to painting; a task that was made easier because theater director Rafael Murillo Forest already had initiated an inter-genre project, knowing that poetry, theater, painting, and politics, together, could bridge the gulf between art and life, 12 between culture and society. The La Merced Workshop (whose name they took from the building where they worked, a former convent) was then started in 1974 and was active until 1976, counting—according to researcher 13 Delia Fajardo —with the active participation of Aníbal Cruz, Luis Hernán Padilla, César Rendón, Dino Fanconi, Lutgardo Molina, Armijo Maltez, Felipe Burchard (1946- ), Víctor López (1946- ), and Virgilio Guardiola. En su corta existencia desarrolló una política de locación artística —tal vez nuestra época primitiva en museografía y curaduría—, que comenzaba en una galería ‘armada’ dentro del mismo taller y llamada por ellos Teresita Fortín (en homenaje a una de sus amigas artistas), la cual tenía de prótesis natural los parques y calles peatonales de Tegucigalpa y algunos recintos de ‘tierra adentro’; para este trabajo de provincia era indispensable no sólo hacer un esfuerzo, sino también aceptar con estoicismo las consecuencias del viaje, es decir, reparar las deshechas lonas al óleo. Este proceso socializador, por fuerza contrastaba con su propia actividad ‘museística’, un poco regular cuando se trataba de la Galería Pablo Zelaya Sierra (1940), el Instituto Hondureño de Cultura Interamericana (1939) y la Biblioteca Nacional (1880), espacios con cierta alcurnia. During its short existence it developed a policy of artistic location—perhaps our primitive period in museology and curatorial arts— that began with a gallery “set-up” within the workshop itself and named by them Teresita Fortín (in tribute to an artist friend), which had as its natural prosthesis the parks and pedestrian streets of Tegucigalpa and some ‘inland’ spaces; for this provincial work it was indispensable not only to make an effort, but also to accept with stoicism the consequences of the journey, in other words, to repair the distressed oil canvases. This socializing process was in stark contrast to their own ‘museological’ activity, namely, to fairly regular exhibitions at the Pablo Zelaya Sierra Gallery (1940), the Honduran Institute of Inter-American Culture (1939) and the National Library (1880), spaces with proven pedigrees. 12 Íbidem, pp. 28-29. Ibid, pp. 28-29. 13 «El Taller de La Merced: Gesta Plástica del siglo XX», El Heraldo (Periódico), Tegucigalpa, 30.01.99., p. 11b. “El Taller de La Merced: Gesta Plástica del siglo XX”, El Heraldo (Newspaper), Tegucigalpa, Jan. 30, 1999, p. 11b. 30 32 34 36 38 40 42 44 46 48 50 52 54 56 Este desplazamiento hacia lo público, los llevó a comprometerse con los espectadores más allá de la imaginación. La obra procuraba ahora apelar al receptor y sacarle más de alguna reacción trans-estética, gracias a su esfuerzo conminativo depositado en los lenguajes de la neofiguración expresionista. Fue pronto el paso que los llevaría a ‘auxiliar’ con su oficio la propaganda de la clase obrera, colaborando «en la elaboración de mantas y carrozas durante los días previos [al Primero de Mayo], dado su compromiso declarado y su pertenencia a un síndico»14 . Este hecho nos hace recordar inmediatamente las responsabilidades textuales de la dimensión pragmática, ya que en ella: «Se integran por una parte elementos que remiten a la relación autor/obra y a la correspondiente obra/lector, y por otra la referida al lugar de inserción de ambos, como sujetos de una práctica significante, dentro del conjunto de prácticas que constituyen una formación social ».15 Tanta era su creencia en esto que no sólo les bastaba llevar la obra al pueblo, sino que tenían la confianza en que éste participara en su confección; se dice que realizaron una muestra llamada Los ocho de la Vanguardia, donde la ‘exhibición’ consistía en unos lienzos, pinceles y pinturas que el espectador tenía que utilizar si en verdad estaba interesado en ver arte. En esta línea conceptual hay que situar dos obras traídas como anécdotas hasta acá y re-construidas por Delia Fajardo en el artículo ya citado. Una de ellas es fue el happening de Aníbal Cruz y Virgilio Guardiola, el cual consistía en hacer entrar al público en una sala This displacement towards the public sphere made them commit themselves to their audience beyond the imagination. The work now tried to appeal to the spectator and to extract from him more than an transaesthetic reaction, thanks to its coercive effort deposited in the languages of neo-figurative expressionism. It soon became the step that would lead them to use their vocation to ‘assist’ the propaganda of the working class, collaborating «in the elaboration of banners and floats during the days prior [to the First of May], due to their declared commitment to and involvement in a labor union14. This fact makes us immediately recall the textual responsibilities of the pragmatic dimension, since within it: Elements are integrated, one the one hand, that refer to the author/work relationship and to the corresponding work/reader relationship, and on the other hand, refer to the place of insertion of both, as subjects of a significant practice, within the set of practices that constitute a 15 social education. Their belief was such that they didn’t just take their work to the people, but they had the confidence to let them participate in its confection; it is said that they put on an exhibition called Los Ocho de la Vanguardia, where the ‘exhibition’ consisted of various canvases, brushes and paints that the spectator had to use if he was truly interested in seeing art. In this conceptual line it is necessary to locate two works brought here as anecdotes and reconstructed by Delia Fajardo in the article already mentioned. One was 14 Íbidem, p. 10b. Ibid, p. 10b. 15 Talens, op. cit., p.47. Talens, op. cit., p.47. 31 33 35 37 39 41 43 45 47 49 51 53 55 57 con el piso cubierto de agua y sumergido en esta un ‘rompecabezas’ de espejos; cuando el agua se quebraba con los pasos, podíamos vernos el ‘rostro’ deformado por las pequeñas olas. La otra era una acción pública realizada por Cruz: el artista anunciaba un evento suyo, el que se realizaría por la noche en un cementerio de la ciudad; para ello se había colgado en el cuello un rótulo de cartón y diseñado a mano, donde se podía leer —con asombro incluido—aquel extraño convite: «Asista hoy a la exposición en frente del cementerio general, a las 7:00 de la noche. Se recomienda llevar candelas». Sin embargo, la operación fue ‘abortada’ por sus familiares, quienes, considerándolo loco, le escondieron sus cuadros. No obstante lo sucedido, los amigos asistieron al lugar como indicio de que aquello nunca había sido una falsa alarma. Fuera de este proceso multidisciplinario, lo propio del taller siguió siendo la pintura. En el lienzo no era una casualidad encontrarse con el mismo sentimiento expresionista de Hermanos contra hermanos de Sierra. El tono sarcástico y acusativo de su pintura les venía muy bien en su tarea estética, sobre todo porque se insistía en «impactar de un solo golpe disonante el “pueblo”». Es en esta tendencia lingüística pudo tener algún nicho la obra de Álvaro Canales (19191983) y de Carlos Zúniga Figueroa (1884-1964), quienes en los 40 y 50 dieron muestra de ponerse a tono con una gramática socio-problematizadora. Estos puntos sistémicos los motivaba seguramente, pero la verdad era algo más. La observación de lo cotidiano les dio otras razones de peso para desintegrar radicalmente la perfección cromática y lineal, y llevar a feliz destino su propias ‘deformaciones’ icónicas, tratando de establecer cierta congruencia con ese otro mundo. Sin embargo, qué duda cabe, no todos los miembros del taller lo comprendieron así; algunos se vieron presionados por la insolación política, y lejos del lenguaje, terminaron por hacer reportes fáciles de la circunstancia. De ellos sólo Aníbal Cruz, Felipe Burchard y Ezequiel Padilla Ayestas (1944) pudieron sortear muy 30 32 34 36 38 40 42 the happening put on by Aníbal Cruz and Virgilio Guardiola, which consisted of making the public enter a room, the floor of which was covered in water and submerged below it was a ‘jigsaw puzzle’ of mirrors; when the water was broken by steps, one could see ‘one’s own face’ deformed by the small waves. The other was a public action organized by Cruz: the artist announced an event that would take place at night in a cemetery of the city; for that purpose he hung on his neck a handdesigned cardboard notice that contained—including signs of amazement—this strange invitation: “Attend the exhibition in front of the main cemetery tonight at 7 o’clock. Candles recommended.” However, the operation was ‘aborted’ by his family, who, considering him to be crazy, hid his paintings. Despite what happened, his friends attended as planned to show that it had not been a false alarm. Outside these multidisciplinary events, the workshop’s main focus continued to be painting. On canvas it was not unusual to find the same expressionist feeling of Sierra’s Hermanos contra hermanos. The sarcastic and accusative tone of their paintings was apposite to their aesthetic task, above all in their insistence on “impacting the ‘people’ with a single dissonant blow.” Carving a niche within this linguistic tendency were Alvaro Canales (1919-1983) and Carlos Zúniga Figueroa (1884-1964) whose work in the 1940s and 1950s gave evidence of being attuned to a socio-problematic grammar. These systemic points surely motivated them, but the truth was something more. The observation of everyday life gave them other weighty reasons to radically disintegrate chromatic and linear perfection and to bring their own ‘iconic deformations’ to felicitous fruition, trying to establish a certain congruence with that other world. Nevertheless, it is undoubtedly true that not all the members of the workshop understood it in that manner; some were suffocated by political pressures, 44 46 48 50 52 54 56 bien el cataclismo. Por eso no es ninguna casualidad que sus nombres estén consignados en la primera ‘hornada’ de artistas contemporáneos. Como nota histórica es bueno recordar que en los 70 16 hubo un taller más, siempre en el sufragio conminativo , denunciando la misma «situación de barbarie impuesta al pueblo hondureño por los grupos de poder, tanto nacionales como extranjeros». Esto era el Taller de La Leona, el que estuvo integrado, entre otros, por Rony Castillo (1944) y Armando Lara (1959), y bastante activo entre 1975 y 1981. Este taller puede verse como un relevo entre el Taller de La Merced y su retoño, el Dante Lazzaroni (1982-1985), el que logró tener una membresía más amplia, pero con una visión y potestad creativa disminuida; algo no muy difícil de imaginarse, si consideramos que «hacían sus obras bajo el turbión desencadenado […] por las masas y teniendo las patas de sus caballetes metidas en el alboroto». Una vez que se llegó a los 80 la función-arte, en su aspecto antes descrito, parecía moverse hacia ‘afuera’ de manera irrefutable. Lo múltiple del Taller de La Merced se reducía ahora a comportamientos previsibles: un lenguaje de fácil manejo cognitivo y de realización cotidiana, algo que desfavorecía el desarrollo problematizador del artista. La corriente ‘humanista’ del arte se colocaba ahora —sin querer— en contra de la imaginación suya y la popular, formada por siglos en los avatares comunitarios del campo y la ciudad. Incoado este proceso, era obvio que el arte que mejor ventaja tomaba era el decorativista, el cual tenía en su haber —desde hace unos 30 años— un procedimiento de trabajo harto conocido, con un dominio de los medios y una fórmula figurativa que contrastaban no sólo con la realidad social, sino con los primados estéticos hasta ahora conquistados: la apropiación lingüística y la función conminativa. El arte decorativista que empezaba a marchar por ese entonces (y desde ese entonces) parecía exigir no un lector, sino algo confort y ‘pura vida’. Muchos creadores jóvenes, al no comprender el arte and far from language, they ended up making facile reports of the circumstances. Among them, only Aníbal Cruz, Felipe Burchard and Ezequiel Padilla Ayestas (1944) were able to tackle the cataclysm. That is why it is no coincidence that their names are included among the first order of contemporary artists. As a historical note, it is good to remember that during the 1970s there was one more workshop, always 16 in the suffrage by force camp, denouncing the same “barbaric situation imposed on the Honduran people by the groups in power, either national or foreign.” This was the Workshop of La Leona, which was integrated, among others, by Rony Castillo (1944) and Armando Lara (1959), and was quite active between 1975 and 1981. This workshop can be seen as an intermediary link between the La Merced Workshop and its offshoot, the Dante Lazzaroni (1982-1985), which managed to have a wider membership, but with diminished vision and creative power; something not very difficult to imagine, if we considered that “they created their works under the unleashed onrush […] of the masses and with the legs of their easels knee-deep in the uproar.” Once the 1980s arrived, the art-function, in the aspect previously described, seemed to move towards the ‘outside’ in an irrefutable way. The manifold aspect of the La Merced Worskhop was reduced now to foreseeable behaviors: a language of easy cognitive handling and quotidian endeavors, something that worked against the development of a social consciousness in the artist. The ‘humanist’ current of art was now placed— unintentionally—against their own and against the popular imagination, formed through centuries in communitarian avatars of rural and urban areas. Once this process was initiated, it became obvious that decorative art had the advantage, having had—for about 30 years—a very wellknown work procedure, with a dominion of means and a figurative formula that contrasted not only with social 16 Evaristo López y Longino Becerra, «Evolución de la Pintura Hondureña», Honduras. 40 pintores. Tegucigalpa, Baktun, 1989, p.13 y ss. Evaristo López and Longino Becerra, «Evolución de la Pintura Hondureña», Honduras. 40 pintores. Tegucigalpa, Baktun, 1989, p.13 fwd. 31 33 35 37 39 41 43 45 47 49 51 53 55 57 en su coherencia y congruencia, deciden a escondidas tomar ese ‘oficio’. Por otra parte, hay que marcar una diferencia entre el arte ‘panfletario’, que tiene su motivo en preocupaciones humanas, y el ‘naif’, que sin tener la perfección técnica del ‘realismo mágico’, usa las escenas humanas por urgencias de intercambio. En el panfleto ya no se pide ningún encomio poético, sino un ejercicio prescriptivo. El cuadro exige no una contemplación, sino una comunión (en el sentido práctico y no sólo emocional). De la imagen al volante era la consigna. O mejor, una poética de la propaganda. Por eso las obras eran para las calles, sindicatos y centros comunales. Lo difícil de todo esto fue que, sin querer, se estaban sentando las bases para un nuevo ‘monismo’, algo que los Mercedarios habían combatido con severidad. Con todo, el balance no puede ser negativo totalmente. Los factores sociales y políticos que motivaron este arte pueden no interesarnos ya, pero no sería justo desconocer la lección: que el arte, para ‘vivir’, tiene que articularse de algún modo socialmente, más allá de las intenciones ‘privadas’ de sus realizadores. Por esta razón, el arte refleja su época; aunque en el verdadero, además de esto, hay proyección de sí mismo, como en Mona Lisa o en El grito. 30 32 34 36 38 40 42 reality, but with the aesthetic principles conquered by that point: linguistic appropriation and the coercive function. The decorative art that began to appear then (and from then on) seemed to demand not a reader, but rather comfort and ‘pure life’. Many young creators, not understanding art in its coherence and congruence, secretly decided to choose that ‘vocation’. On the other hand, it is necessary to establish a difference between a ‘pamphleteer’s’ art, motivated by human preoccupations, and ‘naïve’ art, that without having the technical perfection of ‘magical realism’, uses human scenes as the demands of interchange. The pamphlet demands no poetic eulogy, but is rather a prescriptive exercise. The picture demands not contemplation, but communion (in a practical and not only emotional sense). Between the image and the flyer came the slogan. Or rather, a poetics of propaganda. That is why the works were for the streets, union halls, and community centers. The difficulty of all this was that, without wanting it, the foundations for a new ‘monism’ were being laid, something that the Mercedarios had fought against stalwartly. Yet the balance cannot totally be negative. The social and political factors that motivated this art may not interest us now, but it would be incorrect not to recognize the lesson: that art, in order ‘to live’, needs to be socially articulated in some manner, beyond the ‘private’ intentions of its producers. Therefore, art reflects its time; although in real art, in addition to this, there is a projection of itself, as occurs with the Mona Lisa or The Scream. 44 46 48 50 52 54 56 Cercanías 2.2 Exhibir la obra en los espacios públicos, garantizaba a los creadores un número basto de destinatarios, pero no les daba ninguna retribución material, y cuando la transacción era posible (no hay que imaginárselo de otro modo), debía ser un trabajo contingente: algún viejo amigo que se la llevaba ‘por partes’ o según el viejo truco del canje. Mientras esta era la nota primaria de la distribución casera, en el espacio internacional se iban dando mejores oportunidades para los artistas profesionales. Era mayor el número de creadores que se marchaban al exterior a participar en eventos únicos y reeditables. A mediados de los 80, claramente la economía se potenciaba con otro proceso de explotación social, dejando una pequeña veta para la exportación (artesanal) de artesanías. Estos vínculos no eran sino los souvenirs, dedicados a vender toda serie de abarroterías turísticas: postales, tallas, orfebrería, cerámica (de China), etc., para gusto de los viajeros extranjeros interesados en ‘recordar’ algo de nuestra ‘historia’ patria. En estos souvenirs era normal encontrarse con una pintura o escultura en medio de tucanes, monos y serpientes de madera, recipientes de bronce y hojalata, y postales de playas tropicales y de las universales ruinas de Copán. Con todo, el artista tenía aquí ciertas ventajas, porque en medio de aquel tumulto sabía que más de algún turista podría ver su obra y comprársela, dejándole no sólo una paga, sino adicionalmente un currículo ‘internacional’, algo que se hacía, quizá, una vez que se ‘reconstruía’ la nacionalidad del extranjero según acento, cabellera, altura y tez. En este interfaz no podemos negar cierta rutina promocional en el escaso circuito local, que encadenaban la Galería Pablo Zelaya Sierra de la Escuela Nacional de Bellas, el Centro Cultural del Banco Atlántica y la Galería Mariana Zepeda del Instituto Hondureño de Cultura Interamericana (1939), esta última con un salón de arte anual desde hace muchos años, dedicado a la pintura un año, y a la escultura y cerámica el otro. Gracias a este evento, juzgado y premiado por un jurado en parte 31 33 35 37 39 41 43 Nearby places Exhibiting the work in public spaces guaranteed the creators a vast number of viewers, but it did not offer them any material compensation, and when such a transaction was possible (it is not necessary to imagine it otherwise), it was grounded in contingency: some old friend took it away ‘in parts’ or bartered for it. While this was the primary currency of homemade distribution, better opportunities were becoming available for professional artists in the international sphere. A greater number of creators went abroad to participate in both unique and recurrent events. By the mid-1980s, the economy grew from another source of social exploitation, as a small seam opened for the export of artisanal crafts. These were none other than souvenirs or tourist items: postcards, carvings, goldsmithing and silversmithing works, ceramics (from China), etc., created and sold for the taste of foreign travelers interested in ‘remembering’ something the ‘history’ of our mother country. In these souvenir shops it was normal to come across a painting or sculpture amongst the wooden toucans, monkeys, and serpents, bronze and tin vessels, and postcards of tropical beaches and the universally celebrated Mayan ruins at Copán. Yet the artist had certain advantages, because in the middle of that tumult he or she knew that more than one tourist would see his or her work and buy it, leaving not only payment, but additionally an ‘international curriculum’’, something that was accomplished, perhaps, after ‘reconstructing’ the foreigner’s nationality according to accent, hair, height and complexion. In this interface we cannot deny a certain promotional routine in the limited local circuit, comprised of Pablo Zelaya Sierra Gallery of the National School of Fine Arts, the Cultural Center of Banco Atlántida and the Mariana Zepeda Gallery of the Honduran Institute of InterAmerican Culture (1939), this latter hosting an annual art salon for many years, dedicated to painting one year and sculpture and ceramics the next. Thanks to this event, 45 47 49 51 53 55 57 Santos Arzú Quioto / Ex-votos, 2008 (detalle) 30 32 34 36 38 40 42 44 46 48 50 52 54 56 Santos Arzú Quioto / Ex-votos, 2008 (detalle) 31 33 35 37 39 41 43 45 47 49 51 53 55 57 internacional, fue posible poner en relieve algunos procesos que hilaban no sólo con las reformas reciente sino con las que se estaban dando en otros desarrollos internacionales; en esos salones tomaron fuerza muchos jóvenes que con los años se les tiene entre los mejores artistas experimentales. Sin embargo, debió esperarse hasta 1987 para que, en el contexto de la distribución, fuese posible una relación de las artes plásticas con un mercado profesional. Ese año se constituyeron las galerías Portales y Trio’s, interesadas en sacar de la incertidumbre la producción artística. Por supuesto, este trato les imponía a los artistas un comportamiento distinto, algo que los obligaba a limitar sus costumbres anarquistas y espontáneas, bien conocidas por mucho rato en medio de una atmósfera partida en violencia política y desesperanza económica. Vender, para muchos de sus compañeros, debió considerarse una traición; algo así como agarrar el lado bueno de la fruta y dejarle a los demás lo magullado: la represión de los obreros y campesinos, el soborno electoral, la impudicia de los militares, la ocupación 17 norteamericana y el reenclave imperialista . En ese contexto, además de los aspectos ideológicos tratados, aceptar una relación mercantil supuso para los artistas atenerse a ciertos rigores administrativos, tales como los porcentajes por compra-venta, la presentación de currículos, la documentación fotográfica de su obra, la preparación de las exposiciones individuales y los contratos de exclusividad; algo que muy pocos artistas vieron con entusiasmo y seriedad. Algo que seguramente no todos pudieron asumir, sacando provecho de esto quienes ya conocían un más allá de la frontera. Llegados a los 90, con una democracia formal a cuestas, la destrucción de los estados obreros, el ascenso del neoliberalismo, la desbandada de los intelectuales de izquierda hacia posiciones ‘posmodernas’, entre otros eventos, no hacían fácil la vida de quien había dejado una rendija para la esperanza. En el caso nacional, el gobierno avanzaba en la privatización de los medios judged and awarded by a partly international jury, it was possible to underscore some processes connected not only with the recent reforms but also with those occurring in other international developments; those salons encouraged many young people, who later on were judged among the best experimental artists. However, it wasn’t until 1987 that, in the context of distribution, a relationship of the plastic arts with a professional market was possible. That year the Portales and Trios galleries were established with a view to removing artistic production from uncertainty. Of course, this action imposed different behaviors on the artists and forced them to limit their spontaneous and anarchist modus operandi, well-established for a long time in the middle of an environment divided by political violence and economic hopelessness. To sell, for many, was considered treason; something similar to taking only the good side of the fruit and leaving the rotten parts for others: the repression of the workers and peasants, electoral fraud, the impunity of the military, the North American occupation and the imperialistic 17 retrenchment . In that context, in addition to the ideological aspects addressed, to accept a mercantile relationship meant for the artists observance of certain administrative trappings, such as percentage per transaction, presentation of curricula, photographic documentation of its work, preparation of individual exhibitions and exclusivity contracts; something that very few artists viewed with enthusiasm and seriousness, and something that surely not all could advantage, except those who already familiar with art world beyond the country’s borders. With the arrival of the 1990s, with formal democracy at its heels, the destruction of the workers’ states, the ascent of neoliberalism, and the dispersal of leftist intellectuals towards ‘postmodern’ positions, among other events, did not make life easier for those that 17 Cfr. Juan Arancibia, «La década de los 80’s y la democracia», Honduras: ¿un Estado Nacional?, Tegucigalpa, Guaymuras, 1994, pp. 109 y ss. Cfr. Juan Arancibia, “La década de los 80’s y la democracia,” Honduras: ¿un Estado Nacional?, Tegucigalpa, Guaymuras, 1994, pp. 109 fwd 30 32 34 36 38 40 42 44 46 48 50 52 54 56 de producción estatal; en la reforma de los códigos de inversión y comercio, con la idea de favorecer a las transnacionales y a la burguesía exportadora; en la reforma de la ley electoral, con el fin de desplazar a la clase obrera de las decisiones políticas fundamentales y de hacer desaparecer su independencia organizativa; y desde luego, trabajaba en la captación de recursos financieros internacionales, socavando más de la cuenta las limitadísimas bases materiales de la soberanía. Todo este lastre se podía ver en la existencia concreta de los hondureños, miles y miles de los cuales terminaron de la noche a la mañana como simples vendedores de calle, lustrabotas, jala-bultos, etc., algo que en el medio rural era peor, en el que se formaron inquietas olas de emigrantes que, cuando no podían aspirar a ‘más’, es decir, a viajar a Los Estados Unidos, tuvieron que llegar a las ciudades, convirtiendo inevitablemente sus calles y periferias en una atmósfera de pavor, lamento y resignación. Esta ‘riqueza’ antropológica es la responsable de haber hecho surgir (y crecer) una membresía de vagabundos, locos, drogadictos, pandilleros y sicarios, como evidencia de una ‘estructura’ que va más allá de la voluntad individual y la idiosincrasia colectiva. Con razón el semiólogo francés Pierre Guiraud ha podido decirnos que: «Nuestra sociedad moderna se caracteriza por una alta estructuración económica basada en una gran diversidad y especialización de las actividades, a lo que corresponde, consecuentemente, una destrucción de 18 los códigos sociales» . Con todo, no podemos echar por tierra otras evidencias: una vez que la burguesía se procuró un marco legal para la libre inversión, con muy pocos obstáculos impositivos, laborales y sindicales, un sector de la misma no sólo pudo invertir más en la producción (para ganar más), sino que también llegó a interesarse por el consumo de algunos valores simbólicos locales, la pintura sobre todo; algo muy curioso si consideramos que los empresarios hondureños prefieren los entretenimientos had left a small crack for hope. At the national level, the government advanced in the privatization of the state’s means of production; in the reform of investment and trade regulations, with the idea of favoring transnational companies and the exporting bourgeoisie; in the reform of electoral law, with the purpose of distancing the working class from fundamental political decisions and of eliminating their organizational independence; and of course, in procure international financial resources, undermining beyond measure the very limited material bases of national sovereignty. All this ballast could be seen in the concrete existence of urban Hondurans, thousands and thousands of whom ended-up from one day to the next as simple street vendors, shoeshine boys, package carriers, etc. The situation was even worse in the rural areas, which produced anxious waves of emigrants formed that, when they could not aspire to something ‘greater’ , that is to say, to move to the United States, moved to the cities instead inevitably filling the streets and peripheries with an atmosphere full of dread, lamentation, and resignation. This anthropological ‘wealth’ is responsible for the growth of an underclass of vagabonds, crazies, drug addicts, gang members, and assassins, as evidence of a ‘structure’ that goes beyond individual will and collective idiosyncrasy. In this regard, the words of French semiologist Pierre Guiraud are apposite: Our modern society is characterized by a great economic structuring based on a wide diversity and specialization of activities, to which corresponds, 18 consequently, a destruction of social codes. With all this, we cannot ignore other evidence: once the bourgeoisie had secured a legal framework for free investment, with very few taxes and scant labor and union obstacles, a bourgeois sector was not only able to invest more in production (for greater profit), but they also became interested in the consumption of some 18 Pierre Guiraud, La semiología, Siglo XXI, México, 1979, pp. 29-30. Pierre Guiraud, La semiología, Siglo XXI, México, 1979, pp. 29-30. 31 33 35 37 39 41 43 45 47 49 51 53 55 57 y los espectáculos. Esta nueva condición, que estaba generando un incipiente coleccionismo, llevó a los empresarios a participar en la creación y sostenimiento de proyectos fundacionales, de este modo se hizo realidad la apertura del Museo del Hombre Hondureño (1989) y la Galería Nacional de Arte (1996), quienes entraron en un sólo tejido cultural con las iniciativas oficiales del Banco Central de Honduras y la Embajada de España, gestoras respectivamente de la Pinacoteca Arturo Medrado (1993) —de pintura moderna hondureña— y la Antología de las Artes Plásticas y Visuales de Honduras (1990-2007) — repartida en concurso y salón de invitados desde 1998. Estos emplazamientos institucionales, a pesar de su novedad, tuvieron (siguen teniendo) la dificultad de realizar su labor de modo profesional y con una perspectiva político-cultural seria, algo que empeoró más con la llegada del arte contemporáneo. Por eso la directora de la Asociación Mujeres en las Artes “Leticia de Oyuela”-MUA (1995), América Mejía, en su informe 19 Arte emergente en Honduras , pudo señalar la falta de compromiso de muchas de las instituciones respecto a las prácticas emergentes. Como excepción sólo se puede hablar del Instituto Hondureño de Cultura Interamericana, que ha tenido su salón anual —con una calidad de arte cada vez más baja—, y de la Embajada de España, la que luego de poner en circulación 10 ediciones de la Antología (la única con una mediana catalogación), releva este año su responsabilidad al Centro Cultural Español de Tegucigalpa (2007), quien ya está trabajando para poner en funcionamiento un nuevo formato de concurso anual y una serie de eventos conexos. En cuanto a la promoción internacional, estamos obligados a remarcar la función de la Galería Portales, la que durante muchos años hizo posible la llegada de Honduras a los eventos únicos, anuales, bienales e incluso trienales de muchos países del mundo. En este proceso, Bonnie de García, además de gerente y propietaria, hubo de ejercer la curaduría —algo desconocido por nosotros en ese entonces—, estudiando la correlación entre los local symbolic values, above all painting; something very peculiar if we consider that the Honduran businessman prefers entertainment and spectacle. This new condition, not only generated incipient collectors, but also led businessmen to participate in the creation and support of foundation projects, and in this way the Honduran Museum of Art (1989) and the National Art Gallery (1996) were founded, only to later enter into a single cultural fabric along with the official initiatives of the Banco Central de Honduras and the Spanish Embassy, respectively in charge of the Pinacoteca Arturo Medrado (1993)—dedicated to Honduran modern painting—and the Anthology of Plastic and Visual Arts of Honduras (1990-2007)—holding both contests and invitational salons since 1998. These institutional emplacements, in spite of their novelty, had (and continue having) the difficulty of working in a professional way and with a serious politicalcultural perspective, something that became even worse with the arrival of contemporary art. For that reason the director of the Asociación Mujeres en las Artes Leticia de Oyuela”-MUA (1995), America Mejía, in her report 19 Arte emergente en Honduras , was able to point out the lack of commitment of many of the institutions regarding emergent practices. As exceptions we can only mention the Honduran Institute of Interamerican Culture, which has held its annual salon—with art of lower and lower quality each time around—and the Embassy of Spain, that after publishing 10 editions of the Anthology (the only one with acceptable cataloguing), this year is handing over responsibility to the Centro Cultural Español de Tegucigalpa (2007), which is already working to devise and implement a new format for the annual contest and a series of connected events. In terms of international promotion, we should stress the efforts of Galería Portales, which for many years facilitated Honduras’s participation at exclusive, annual, biennial and even triennial events in many countries 19 Véase América Mejía, «Arte emergente en Honduras», Jesús Aramburu (coordinación), Visiones culturales en Centroamérica, San José, Centro Cultural de España, 2000, pp. 327 y ss. See América Mejía, “Arte emergente en Honduras,” Jesús Aramburu, ed. Visiones culturales en Centroamérica, San José, Centro Cultural de España, 2000, pp. 327 fwd. 30 32 34 36 38 40 42 44 46 48 50 52 54 56 discursos plásticos del país y el perfil de los eventos a participar. Del contacto rutinario con dichas instancias, se produjo como consecuencia lógica una alianza entre la galería y ciertos agentes culturales internacionales, 20 entre ellos la historiadora de arte cubana Luz Merino y la crítica venezolana Bélgica Rodríguez, quienes hicieron ‘proselitismo’ en favor de la investigación como medio de co-producción y promoción artística. Hay que contar con ese hecho si se quiere hablar sobre la historia de la crítica y la curaduría del país, un capítulo que hay que escribir muy luego. Para una descripción cabal de las cercanías mucho hay que interrogarse sobre la estancia de muchos jóvenes en el extranjero —que después han venido a ser los artistas actuales—, sea porque se fueron a estudiar arte u otra carrera, o simplemente porque vieron de buena gana el hecho de visitar algunas ciudades, museos, galerías o eventos internacionales. Esta formación sistemática y ‘de volada’ contribuyó enormemente en la fundación del arte contemporáneo. Las iniciativas se prestaban ahora para otear en otros medios, procedimientos y recovecos sociales, estéticos e industriales, generando nuevas oportunidades para re-tomar de otra manera los temas telúricos, metafísicos, políticos y decorativos, programa iconográfico que desconocían en parte las generaciones anteriores. La incorporación de los jóvenes y el afinamiento de los artistas renovadores en un sólo espacio de trabajo fueron los responsables de las emergencias definitivas. Asimismo no se pueden separar de esta formación emergente el movimiento de las ideologías. La convulsión social del ‘fin de la historia’, emblematizada en la caída el Muro de Berlín, la retirada de los intelectuales de las luchas populares —y su inserción en los aparatos estatales y centros de investigación financiados por Europa y Estados Unidos—, y el acelerado proceso de ‘cibernetización’ del planeta, hizo que todos of the world. During this process, Bonnie de García, in addition to being a manager and proprietor, had to act as curator—something unknown to us then—by studying the correlation between the plastic arts discourse of the country and the characteristic of the event in questions. As a logical consequence of the routine contacts established for these events, an alliance was formed between the gallery and certain international cultural agents, among them the Cuban art historian Luz 20 Merino and the Venezuelan critic Bélgica Rodríguez, who ‘proselytized” in favor of research as a means of coproduction and artistic promotion. It is necessary to take into account that fact if we want to talk about the history of criticism and curatorial arts in the country, a chapter to be written much later. For an accurate description of these approaches, much has to be questioned about the experience of many young people abroad—who have become the current artists—either because they went away to study art or another field or simply because they wished to visit international cities, museums, galleries, or events. This both systematic and impulsive education has contributed enormously to the foundation of contemporary art. The initiatives provided the opportunity to consider other social, aesthetic and industrial means, procedures and niches, and generated new occasions to take-up telluric, metaphysical, political, and decorative subjects in a novel way, an iconographic project partly unknown to the previous generations. The incorporation of young people and the refinement of the artists of renewal in a single work space were responsible for definitive emergent art. Likewise, it is not possible to separate the movement of ideologies from this emergent formation. The social convulsion of the ‘end of history’, symbolized by the fall of the Berlin Wall, the withdrawal of intellectuals from 20 De quien la escritora Irma Leticia de Oyuela ha escrito que «para esta juventud [refiriéndose a los artistas], el tránsito de la palabra encendida de la maestra cubana y su sincero apasionamiento, al demostrar que en el arte radica la mejor parte del cuerpo social, es lo que obliga a que realicemos un homenaje a esa presencia, a esa áurea que dejó entre nosotros, marcando con su presencia la importancia del arte y del trabajo artístico», «Homenaje a Luz Merino Acosta», en Galería Portales (coordinadora), Cronologías. Exposición colectiva (catálogo), Tegucigalpa, López, noviembre, 1993, s.p. Of whom the writer Irma Leticia de Oyuela has written: “for this youth [referring to the artists], the transit of the word of this ignited Cuban teacher and her sincere enthusiasm, when demonstrating that in the art rest the best part of the social body, is what forces us to make a tribute to that presence, to that aura that sge left among us, marking with her presence the importance of the art and the artistic work», «Homenaje a Luz Merino Acosta», in Galería Portales (coordinadora), Cronologías. Exposición colectiva (catálogo), Tegucigalpa, López, noviembre, 1993, s.p. 31 33 35 37 39 41 43 45 47 49 51 53 55 57 repensáramos los valores y los comportamientos, de tal manera que hoy casi nadie se atreve a cuestionar esta mezcolanza de sociedad civil, ingeniería global, 21 manipulación política y marketing cultural . En este contexto, muchos artistas, sobre todo los de menor experiencia social y los que definitivamente ya no querían ‘cargar’ con su pasado revolucionario, decidieron escarbar lejos del mundo dado, ofreciendo una alternativa más mediática con resultados más nihilistas, teatrales o morbosos —al modo hollywoodiense. En este punto vale la pena repensar las aseveraciones del crítico Carlos Lanza: «Siempre he tenido reservas sobre estas apreciaciones [las de llamarse posmodernos], sobre todo, por la tendencia de ciertos artistas a dar grandes bandazos ideológicos: en la década de los ochentas decían que eran los artistas de la revolución, diez años después se felicitaban a sí mismos porque su obra había madurado a tal punto que su misión ya no era analizar ni significar 22 nada, sino complacer» . Contrastado todo esto, ya podemos inferir cómo se ha venido gestando el espesor del arte contemporáneo hondureño. Por un lado la sociedad, la cultura y la ideología, por otro la tradición representacional con sus convulsiones internas. A esta superficie se encuentra adherida la tectónica de lo emergente. No es cualquier condición, ni es una condición fija, ni solamente volcada hacia adentro. Aquí, como en cualquier hecho social, no vale el aislamiento ni la inmovilidad. El arte de este momento refleja el entorno, al mismo tiempo que participa —aunque sea de manera subjetiva, crítica o 23 complacientemente— en la creación de este contexto . Es un arte que quiere el lenguaje como primado, pero lo quiere versátil, articulado en todas las direcciones. popular struggles—and their incorporation into the state agencies and research centers financed by Europe and the United States—, and the accelerated process of ‘cybernetization’ of the planet, made us all rethink values and behaviors in such a way that today almost nobody dares question this mixture of civil society, global engineering, political manipulation, and cultural 21 marketing . Against this background, many artists, mostly those with less social experience and those who definitively no longer wanted to carry around their revolutionary past, decided to burrow far away from that given world, offering an alternative more reliant on the media with more nihilistic, theatrical, or morbid results— in Hollywood style. On this point it is worthwhile recalling the assertions of the critic Carlos Lanza: I have always had reservations about these appreciations [those called postmodern], above all, because of the tendency of certain artists to pitch great ideological battles: in the eighties they said they were the artists of the revolution, ten years later they congratulated themselves because their work had matured to such point that its mission was no longer to 22 analyze nor mean anything, but to please. Taking into account all these contrasts, we can now infer how the greater part of Honduran contemporary art has developed. On one side, society, culture, and ideology, on the other the representational tradition with its internal convulsions. To this surface the tectonics of the emergent are adhered. It is not just any condition, nor is it a fixed condition, not even simply turned inwards. Here, like with any social issue, neither isolation nor immobility obtain. The art of this moment reflects its environment, and at the same time participates— even just in a subjective, critical, or pleasing way—in the 23 creation of this context. It is an art that wants language to be primary, but it wants it to be versatile, articulated in all directions. 21 Cfr. James Petras, Los intelectuales en retirada, Bogotá, Perspectiva, 1993. Cfr. James Petras, Los intelectuales en retirada, Bogotá, Perspectiva, 1993. 22 Lanza, «¿Postmodernidad en el arte hondureño?, edición citada, p.17. Lanza, «¿Postmodernidad en el arte hondureño?, edición citada, p.17. 23 Véase Karel Kosik, «El arte y el equivalente social», Dialéctica de lo concreto, México, Grijalbo, 1979, pp. 135 y ss. See Karel Kosik, «El arte y el equivalente social», Dialéctica de lo concreto, México, Grijalbo, 1979, p. 135 fwd. 30 32 34 36 38 40 42 44 46 48 50 52 54 56 De lo único a las prolongaciones 2.3 Se ha insistido, hasta ahora, en ver el nacimiento del arte contemporáneo desde dos conceptos opuestos, uno jalonado hacia lo ya estructurado y el otro hacia lo desestructurado, en aspectos aislados de ruptura y continuidad, no obstante, el trato de estos momentos por separado no ayuda en comprender el fenómeno. En el presente se hallan juntos el pasado y el fututo. El arte es dialéctico, y esto sin perjuicio de la voluntad de sus creadores y más allá del intelecto de quien lo comprende. Lo que le ocurre al arte en la sociedad no depende del sujeto, sino de la concreción objetiva-subjetiva del arte mism0, en la que siempre están presentes las circunstancias económicas y sociales, para prestar su dinámica de conjunto. Las condiciones de la cultura en general son las mismas que actúan en el impulso o rezago de las artes plásticas; en ellas se forman los imaginarios, la cadena de aprendizaje, de exploración, de experimentación visual, las logísticas de circulación y posicionamiento artístico, en fin, el desarrollo del arte. Las condiciones de la cultura para ser tales, tienen que atenerse, por otra parte, a la estructura económica. En nuestro caso, la condición tercermundista, a fuerza que se deja ver en la vida de los artistas, en sus proyectos ‘a medio palo’ y en su proyección. Y para cerrar esta verdad, hay que decir que la universalidad del arte, en la que se encuentra algo del arte hondureño, no es idéntica al mercado de la Historia del Arte Universal, donde, por decirlo así, Honduras no tiene voz ni voto. Pero regresemos al punto. El arte contemporáneo hondureño en verdad tiene un trato muy fuerte con la tradición representacional, y con razón, porque ésta ha hecho méritos para no dejarse olvidar así no más. Por eso no se puede hablar de ruptura, sino de procesos lentos de inversión en las funciones artísticas; en cierto sentido el arte contemporáneo estaba en Sierra, Aguilar, el Taller de La Merced, e incluso en la interacción de los 80. La movilidad del factor representacional se venía dando hace mucho tiempo, pero siempre estaba ahí, en 31 33 35 37 39 41 43 From the unique to prolongations We have insisted, until now, on seeing the birth of contemporary art from two opposing concepts, one tending towards the already structured and the other towards the unstructured, in isolated aspects of rupture and continuity. Yet the separate consideration of these moments doesn’t help to understand the phenomenon. The past and future are contained in the present. Art is dialectical, and that is without prejudice to the will of its creators and beyond the intellect of those who comprehend it. What happens to art in society does not depend on the subject, but on the objective-subjective realization of art itself, in which economic and social circumstances are always present and form a joint dynamic. General cultural conditions also act upon either the encouragement or disregard of the plastic arts; within them imaginaries, the processes of learning, exploration, and visual experimentation, the logistics of circulation and artistic positioning—in short, the development of art—are formed. Cultural conditions as such are linked, on the other hand, to the economic structure. In our case, the third-world condition, is inevitably discernible in the life of the artists, in their ‘half-baked’ projects and in their projection. And to keep to the truth, it is incumbent to say that the universality of art, of which some Honduran art is part, is not identical to the market for the History of Universal Art, where, so to speak, Honduras does not have a say. But let’s return to the point. Honduran contemporary art really has a very strong relationship with the representational tradition, and with reason, since the latter has merits not easily forgotten. For that reason it is not possible to talk about rupture, but instead about slow processes of investment in artistic functions; in a certain way contemporary art was represented by Sierra, Aguilar, the La Merced Workshop, and even by the interactions of the 1980s. The mobility of the representational factor 45 47 49 51 53 55 57 cualquier lugar del discurso, y sigue estando ahí de todas formas. Las convulsiones no tenían que ver con ella en sí misma, sino con el valor ‘sucedáneo’ que ocupaba en el discurso: su atadura a este mundo, sólo como reflejo…, sin proyección, sin autonomía, sin visión autónoma. A la representación le faltaba el lenguaje como conciencia. El arte contemporáneo no puede enarbolar, por esto mismo, ninguna bandera contra la representación, sino contra los usos reductivos de la misma. Una vez reconocido el problema, la tendencia más progresiva del arte contemporáneo se muestra como su continuidad, en un plan distinto, por supuesto. Si no, preguntémonos qué hacen muchos pintores en esta nueva tradición. Lo que se le cuestiona al arte representacional son sus factores sumisos, pero no sus lenguajes, sus estilos. Aunque el arte contemporáneo ha dado un paso más: no le interesa el lenguaje en sí (un asunto moderno de primera necesidad), sino su valor genérico, es decir, su capacidad de facturar a este mundo como el propio, dicho de otra forma, el lenguaje como retícula de apropiación del mundo no ya como referente, sino signo-referente. En este sentido me remito a Georges Maciunas: «Los concretistas, a diferencias de los ilusionistas, prefieren la unidad de forma y contenido a su separación; prefieren el mundo de la realidad concreta a la abstracción artificial de la ilusión. Así, en las artes plásticas por ejemplo, un concretista percibe y expresa un tomate podrido sin cambiar su realidad y su forma. Al final, la forma y la expresión permanecen iguales al contenido y la percepción; la realidad del tomate podrido, más que una imagen ilusionista o 24 símbolo de él» . Este desplazamiento, de la producción de lenguajes a la reproducción ‘ampliada’ de lenguajes, es un fenómeno que explica las diferencias nucleares de las tradiciones modernas y contemporáneas. Sirva aquí, entonces, el pensamiento del artista ruso Ilya Kabakov: «La diferencia más profunda es la actitud hacia lenguaje artístico. Los modernos están absolutamente seguros de su originalidad; creen haber creado un lenguaje universal auténtico. Para los posmodernos todos los lenguajes son auténticos y no auténticos a la vez. El artista moderno está convencido de que ha desarrollado su propio lenguaje universal, mientras que el posmoderno sabe que todos los lenguajes han sido ya inventados, por lo que busca la interrelación entre ellos 25 [las cursivas son mías]» . 24 Citado en Lucie-Smith, op. cit., p.288. Regina Aguilar / Demokracia, 2004 25 Citado en Lucie-Smith, op. cit., p 11-12. 30 32 34 36 38 40 42 44 46 48 50 52 54 56 was there long ago, but it was always there, at any place in the discourse, and continues to be there in any case. The convulsions did not have to do with representational in itself, but with the ‘substitute’ value that it occupied in the discourse: its ties to this world, only as a reflection…without projection, autonomy, or independent vision. Representation lacked language as a conscience. Contemporary art cannot wave, for this very reason, any banner against representation, only against the reductive uses of representation. Once the problem is recognized, the most progressive tendency in contemporary art is revealed as its continuity, in a different plan, of course. If not, let’s ask ourselves what many painters in this new tradition do. What is questioned about representational art are its submissive factors, but not its languages, its styles. Although contemporary art has taken a further step forward: it is not interested in language itself (a modern subject of the first order), but instead in its generic value, that is to say, its capacity to factor this world as its own, or in other words, language as a scale for appropriation of the world not only as a referent, but as a sign-referent. In this sense, I refer to Georges Maciunas: Concretists, unlike illusionists, prefer the unity of form and content instead of their separation; they prefer the world of concrete reality to the artificial abstraction of illusion. Thus, in the plastic arts, for example, a concretist perceives and expresses a rotten tomato without changing its reality and its form. In the end, form and expression remain equivalent to content and perception; to the reality of the rotten tomato, rather than an 24 illusionist image or a symbol of it. This displacement, from the production of languages to the ‘extended’ reproduction of languages, is a phenomenon that explains the nuclear differences between the modern and contemporary traditions. Here, then, let’s consider the thought of Russian artist Ilya Kabakov: The deepest difference is the attitude towards artistic language. Modernists are absolutely sure of their originality; they think that they have created an authentic universal language. for the postmodernist all languages are authentic and unauthentic simultaneously. The modern artist is convinced that he or she has developed his or her own universal language, whereas the postmodern artist knows that all languages already have been invented, so that he or she looks for the interrelation among 25 them [the italics are mine]. 24 Cited in Lucie-Smith, op. cit., p. 288. 25 Cited in Lucie-Smith, op. cit., pp. 11-12. 31 33 35 37 39 41 43 45 47 49 51 53 55 57 La interrelación de los lenguajes era uno de los presentimientos que se evocaban en la pintura de Zelaya Sierra, Ricardo Aguilar y el Taller de La Merced, pero debió esperarse este momento para que fuese en verdad otra tradición; por esto mismo la emergencia contemporánea es inseparable de la representación, teniendo en ella no cualquier punto, sino su primera constancia. Esto supuso en el caso hondureño un proceso lento que sólo al cerrarse los 80 pudo invertirse claramente, y sin necesidad de confundir la práctica de los lenguajes con la de los medios, según se puede ver en Aníbal Cruz y Obed Valladares (1952-1994). Poner estos ejemplos de entrada, además, es un pretexto para decir luego que los artistas renovadores, en pleno ‘spring’ hacia los 90, llevaron los últimos reordenamientos miméticos hasta convertirlos en premisas de esta nueva tradición. Era obvio: el centro de la espiral representacional estaba tocada ya por la línea ‘externa’ de la contemporánea, un solapamiento que sólo ahora podemos ver con claridad. Urgido el arte de ser él mismo un mundo, tuvo que dejar de ser otro. Con el tiempo las reglas de su autonomía le sugieren no ya significar este mundo, sino signarlo. No ya comunicar el arte como la vida (mimesis), o el arte como arte (autorreferencia), sino comunicar la vida como arte (el referente como signo). El movimiento que se gestó a lo largo del siglo era en parte autorreferencial y en parte apropiativo (la vida como arte). Pero la sistematicidad de ambos procesos sólo se hizo conciente, digamos, al finalizar los 80, con Felipe Burchard, Rony Castillo, Padilla Ayestas, Aníbal Cruz y Obed Valladares a la cabeza. Este grupo de creadores constituyen la primera ‘hornada’ de artistas contemporáneos, contradiciendo de manera inmediata los datos que hasta ahora había manejado el artista y 26 curador Bayardo Blandino , quien sitúa esta emergencia en Regina Aguilar (1954), Xenia Mejía (1958) y Santos Arzú Quioto (1963), restándole injerencia, además, no sólo aquellos, sino también a Víctor López, Max Hernández (1958), Jacob Grádiz (1970), César Manzanares (1971), The interrelation between languages was one of the premonitions that were evoked in the painting of Zelaya Sierra, Ricardo Aguilar and the La Merced Workshop, but we had to wait until this moment in order for it to really become another tradition; for this very reason contemporary emergent art is inseparable from representation, taking from it not just any point, but its main certainty. In the Honduran case, this entailed a slow process that could only be clearly inverted at the end of the 1980s, and without need to confuse the practice of languages with that of the media, as can be seen with Aníbal Cruz and Obed Valladares (1952-1994). To place these examples first, in addition, is a pretext for saying that the artists of renewal, in full ‘spring’ as the 1990 approached, took the latest mimetic reorderings to the point of turning them into premises of this new tradition. It was obvious: the center of the representational spiral was already touched by the ‘external’ line of the contemporary, an overlapping that we can only now see with clarity. Art, urgently wanting to be a world unto itself, had to stop being an other. In time, its autonomic rules proposed not only to signify this world, but to sign it. Not only to communicate art as life (mimesis), or art as art (self-reference), but rather to communicate life as art (the referent as asign). The movement that developed throughout the century was partly auto-referential and partly appropriative (life as art). But the systematic quality of both processes was only made conscious, let’s say, by the end of the 1980s, with Felipe Burchard, Rony Castillo, Padilla Ayestas, Aníbal Cruz, and Obed Valladares at the forefront. This group of creators constitutes the first ‘wave’ of contemporary artists, contradicting in an immediate way the information 26 presented by artist and curator Bayardo Blandino, who locates this emergent art in Regina Aguilar (1954), Xenia Mejía (1958), and Santos Arzú Quioto (1963), thereby minimizing the contributions, furthermore, of not only the former, but also of Victor Lopez, Max Hernandez (1958), 26 «Honduras, un espacio de silencio: aproximaciones a la década de los noventa y su función ístmica contemporánea», Virginia Pérez-Ratton (Coordinadora), Temas centrales. I Simposio Centroamericano de Prácticas Artísticas y Posibilidades Curatoriales Contemporáneas, San José, TEOR/éTica, 2000, p. 41. 25 “Honduras, un espacio de silencio: aproximaciones a la década de los noventa y su función ístmica contemporánea», Virginia Pérez-Ratton, ed., Temas centrales. I Simposio Centroamericano de Prácticas Artísticas y Posibilidades Curatoriales Contemporáneas, San José, TEOR/éTica, 2000, p. 41. 30 32 34 36 38 40 42 44 46 48 50 52 54 56 Alex Galo (1972), y algo curioso, a él mismo. Esto se puede ver también en el ensayo Arte en Centroamérica: 27 1980-2003 , de la historiadora nicaragüense María Dolores Torres, donde apenas agrega a Víctor López. Pero una vez resuelto el dato, insistamos en la inversión del arte representacional en contemporáneo. 28 El modelo constructivo no supuso una retirada del mundo social, sino una movilidad de los factores internos del arte, pudiéndose ahora interrogar los hechos con otra visión, la del arte mismo; tomar este punto no les exigió por supuesto cambiar de medios, ni pasar de los relatos a los ‘micro-relatos’, como algunos creen que debe ocurrir con el arte actual. Eso sí, el arte se vio impelido por nuevos contextos, una vez que la realidad tomaba una forma universal más perceptible, gracias a las eficientes transmisiones de la televisión por cable y el internet —y los reproductores multimedia—, que nos convencían (y nos siguen convenciendo) ‘en vivo’ de que la violencia política, la corrupción económica, la deuda externa, la pauperización del hombre, la destrucción del planeta, etc., no eran un asunto ‘nacional’, sino mundial; y que el terrorismo, la guerra, el flagelo tercermundista, el saqueo de los estados, la lucha de clases, etc., no eran algo pasado de moda, sino una realidad presente y cruel. Los creadores que ahora ‘se piensan’ en una nueva época social tal vez desconocen esta realidad, y como correlato, seguramente se ‘imaginan’ un arte de medios, de introspecciones fáciles y arbitrarias, de juegos gramaticales, etc., esforzándose, además, en tomar distancia de las ‘congeladas’ estéticas del oficio, la experimentación semiótica y la articulación ontológica y axiológica de lo particular y general. Pero el punto en discusión era otro. La primera ‘hornada’ lograron hacerse de una serie de materiales simbólicos: la simbólica popular e infantil, el significante lingüístico, el domicilio, el desecho, etc., sin llegar a proponerse alguna convención explícita entre sí. Parecía que lo traían Jacob Grádiz (1970), César Manzanares (1971), Alex Galo (1972), and strangely, himself. This is also delineated in 27 the essay Arte en Centroamérica: 1980-2003, by the Nicaraguan historian María Dolores Torres, where only Víctor López is given a cursory mention. But once the facts are clarified, we should insist on the inversion of representational art into contemporary 28 art. The constructive model did not suppose a withdrawal from the social world, but rather a mobility of art’s internal factors, of now being able to question the facts with another vision, art’s own vision; to assume this point did not of course demand that they change their media, nor move from stories to ‘micro-stories’, as some think should happen with current art. But of course, art was propelled by new contexts, once reality took a more perceivable universal form, thanks to the efficient transmissions of cable TV and the Internet— and multimedia reproducers—that convinced us (and continue convincing us) with ‘live’ transmissions that political violence, economic corruption, external debt, the pauperization of man, destruction of the planet, etc., were not “national”, but rather worldwide issues; and that terrorism, war, third-world afflictions, the sacking of states, class struggle, etc., were not outmoded concepts, but a present and cruel reality. The creators who now ‘perceive themselves’ to be in a new social era perhaps do not know this reality, and as a correlative, surely ‘imagine’ an art of the media, of easy and arbitrary introspections, of grammatical games, etc., making efforts, in addition, to distance themselves from the ‘frozen’ aesthetics of the trade, from experiments in semiotics, and from the ontological and axiological articulation of the particular and the general. But there was another point to the discussion. The first ‘wave’ managed to use a series of symbolic resources: popular and children’s symbolism, the linguistic signifier, the home, waste materials, etc., without proposing any 27 Revista de Historia, Managua, Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica, 2004, primer semestre, núm. 17, pp. 18 y ss. Revista de Historia, Managua, Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica, 2004, First Semester, No. 17, p. 18 fwd. 28 Según Justo Villafañe, «Este término se entiende como un sistema de representación que explicita una estructura de relaciones entre elementos de un conjunto homólogo a otro en el que se basa [las cursivas son mías]»; Introducción a la teoría de la imagen, Madrid, Pirámide, 1992, p. 31 According to Justo Villafañe: “This term is understood as a system of representation that specifies a structure of relations between elements of an homologous set with respect another on which it is based [the italics are mine]”; Introducción a la teoría de la imagen, Madrid, Pirámide, 1992, p. 31 31 33 35 37 39 41 43 45 47 49 51 53 55 57 en la sangre, pero no. Al tiempo que estas apropiaciones iban entrando a sus visiones, las acogían con cierta carga de ironía, ternura, frugalidad y corrección a la vez, concretándolas aún más y ‘desmaterializándolas’ también. En cuanto al elemento simbólico, los usaron como estrategia para ‘descuidar’ las proporciones de la figura y la modelación de la mancha. Esto es más visible en Cruz y en Ayestas que en los demás. Ambos creadores, además de desinteresarse por el empaquetado de los lienzos, tienden a menospreciar las euritmias por unas pinceladas más erizas, y cuando ya no es el expresionismo el necesario, entonces el informalismo, en una dura batalla de la expresión, el gesto y ‘mala’ pintura, por hacer unidad de acción. En estos dos se sintoniza además un lenguaje emotivo, una interpretación de mundo hecha de crítica, resignación y morbo a la vez, diciéndonos con esto, quizá, que el verdadero arte es inquebrantable ante el peligro. Con razón sus nombres tienen una herencia de más de 30 años. Lo grafemático, puente entre el balbuceo, la palabra y la imagen, era para ellos algo muy preñado de sentido. Si la imagen no podía con todo, era imprescindible el uso de la palabra, como en Entrada de Cristo en Bruselas (1888) de Ensor. El código lingüístico se convirtió aquí en una herramienta 30 32 34 36 38 40 42 44 46 48 50 52 54 56 explicit convention among them. It seemed that it was in their blood, but it wasn’t. When after a time these appropriations were entering their visions, they took to them with a certain charge of irony, tenderness, frugality, and correction simultaneously, making them even more concrete while also ‘dematerializing’ them. Regarding the symbolic element, it was used as a strategy to ‘ignore’ the proportions of the figure and the modeling of the stain. This is more visible in the work of Cruz and Ayestas than in the work of the others. Both creators, in addition to losing interest in how the canvases were constructed, tended to look down on eurythmias in favor of stiffer brushstrokes, and when expressionism was no longer needed, then “informal’ methods, in a hard battle of expression, gestures, and ‘bad’ painting, were used to achieve a unity of action. Furthermore, these two artists are attuned to an emotive language, to an interpretation of the world consisting of criticism, resignation, and morbidity simultaneously, thus telling us, perhaps, that true art is unshakeable when facing danger. For good reason their names have been resonant for more than 30 years. The grapheme, bridge between the mumbles, the word and the image, was for them charged with meaning. If the image could not encompass everything, it was essential the use of words, as in Entry of Christ to Brussels (1888) by Ensor. Here linguistic code became a Bayardo Blandino / Recintos, 1995 31 33 35 37 39 41 43 45 47 49 51 53 55 57 de la construcción visual. Debe recordarse que esta experiencia gráfica tiene más de algún ‘óvulo’ en el cartel y la manta de los 80. En sus pinturas se toma todo esto en sentido irónico, contra la corrección de cierta representación, que le resta importancia a los motivos ‘artificiales’ (tecnología y ciencia) del hombre. El formato pictórico ‘conveniente’ más convencional, fue reemplazado por otro más grande y nada glamoroso. Aparecieron nuevas medidas, ‘forzadas’, que no encajaban en la costumbre del coleccionista local — quien por lo general tomaba (y toma) el metro para negociar por pulgada—, con la intención de echarle en cara su falta de ‘criterio’; asimismo, el formato grande era parte de una estrategia protésica de la pintura: en este caso, extenderla en términos morfológicos. Pero no hay que perder de vista que la ganancia fundamental no era tanto formal, como sí pragmática: desnudar los falsos criterios del comprador criollo. Claro, ambas funciones, la sintáctica y la pragmática, hay que verlas de conjunto, como parte de un proyecto que se estaba instaurando. Respecto al uso de los medios, son innegables los aportes de Aníbal Cruz y Felipe Burchard. En Cruz sobresale la profunda voluntad de desmitificar lo durable como valor estético en sí, por lo que lo suyo era trabajar con medios baratos —y de urgente restauración—, y todo esto en contra de la voluntad de los colegas realistas, que ingenuamente lo cuestionaban por mísero. Se dice que una yarda de manta y cuatro tubos de óleos chinos le bastaban para ejecutar su obra, la que explayaba en el bastidor más ligero y rústico. Para Cruz no era una prioridad la industria del material, porque simplemente había entendido que el mensaje era algo muy distinto al 29 transmisor , tan sencillo como separar los sonidos de las palabras. El caso de Burchard tiene otro comienzo. Sus materiales son caprichosos pero no precarios. Junto al lienzo, ha usado otros de origen utilitario: sillas, cucuruchos de guijarro y maderas torneadas, como un poeta cuando tool of visual construction. It must be remembered that this graphic experience has more than one ‘ovum’ in the posters and textiles of the 1980’s. In their paintings all this is considered ironically, against the correction of a certain kind of representation that minimizes the importance of the‘ artificial’ motives (technology and science) of mankind. The most ‘convenient’ conventional pictorial format was replaced by a larger and unglamorous one. New ‘forced’ measurements appeared that did not mesh with the habits of the local collector—who generally took (and takes) a ruler to negotiate by the inch—for the purpose of throwing his or her lack of ‘criteria’ back in his or her face; also, the large format was part of a prosthetic strategy of painting: in this case, to extend it in morphological terms. But we should not lose sight of the fact that the fundamental gain was not so much formal as pragmatic: to reveal the false criteria of the native-born buyer. Of course, both functions, the syntactic and the pragmatic, have to be viewed together, as part of a project that was being established. In terms of the use of media, the contributions of Aníbal Cruz and Felipe Burchard are undeniable. Cruz evinces an intense will to demystify the durable as an aesthetic value in itself, which is why in his work he used inexpensive media—requiring urgent restoration— against the will of his realist colleagues, who naively chided him for being a miser. It is said that one yard of cloth and four tubes of Chinese oils were enough for him to execute his work, which he extend on the lightest and most rustic frames. For Cruz the industry of materials was not a priority, because he simply understood that the message was something very different than the 29 transmitter , and as simple as separating sounds from words. The case of Burchard has another beginning. His materials are whimsical but not precarious. In addition 29 Cfr. Marshall McLuhan, en Pierre Guiraud, edición citada, pp. 24 y ss. Cfr. Marshall McLuhan, en Pierre Guiraud, op. cit, p. 24 fwd. 30 32 34 36 38 40 42 44 46 48 50 52 54 56 toma las palabras por su valor onomatopéyico. Se vale de las formas objetuales para con ellas (y no sobre ellas) establecer una imagen inédita. No lo pinta, sino que lo hace objeto de la pintura, para que sólo él sea la obra, un procedimiento que veremos fuertemente razonado en Adán Vallecillo (1977). Este conjunto de valores parciales deben ser vertidos en lo sintético: en el proceso de hibridación lingüísticomultifuncional. Estos artistas ‘iniciales’ hacen sorna del estilo original (recuérdese a Ilya Kabakov), porque saben que lo suyo no es asunto de ‘propiedad privada’, sino de expresión incandescente, del arte como arte y de la vida como arte. Sus obras hacen converger erudición y domicilio, por eso la interacción del grafema, el registro ingenuo, la actitud vanguardista y los personalismos evidentes. Aquí cabe también la figura del escultor Obed Valladares, quien a diferencia de Cruz, veía en la materia el primer estado conceptual, tal como pensaba Miguel Ángel. Para Valladares la obra estaba predeterminada en el objeto, en la masa, lo que después le ocupaba mucho tiempo era evitar que estos fuesen humillados por el tema. Su proceso respetaba tales designios que este mundo no podía expresarse sino sólo en el curso de la estructuración escultórica misma. Sabemos que construía la escultura con las manos más que con la vista, responsabilizando al tacto de mejores intuiciones. En lo demás, Valladares encausó su visión en los temas telúricos y políticos, sin ninguna concesión folk, sin ninguna de ‘bien hechor’. En este interfaz no se puede dejar de mencionar el aporte que Max Hernández ha dado a las artes visuales. Desde la fotografía pudo sostener un discurso creativo refinado y experimental, sin divagaciones, aunque siempre emotivo. El caso de la escultura, no se compara con la insularidad de este género. En los 90 le correspondió a él más que a cualquier otro, llevar la fotografía hasta al arte. Está claro que lo ‘módico’ de su presencia en el contexto local la hacía presa fácil de 31 33 35 37 39 41 43 to the canvas, he has used other materials of utilitarian origin: chairs, cones made of pebbles, and turned wood, much like a poet who chooses the words for their onomatopoeic value. He uses object forms in order to create an original image with them (not upon them). He does not paint them, but makes them the object of the painting, so that only it alone is the work, a procedure that is strongly reasoned in Adán Vallecillo (1977). This set of partial values must be poured into the synthetic: into the process of linguistic-multi-functional hybridizing. These ‘initial’ artists have a sarcastic reaction toward original style (remember Ilya Kabakov), because they know that their work is not a ‘private property’ issue, but rather an incandescent expression, of art as art and life as art. Their works make erudition and place converge, leading to the interaction of the grapheme, naive register, vanguard attitude, and the evident glorification of certain persons. Also relevant to the above is the sculptor Obed Valladares, who unlike Cruz and like Michelangelo, saw materials as the first conceptual state. For Valladares, the work was predetermined in the object, in the mass, and he later devoted much time to avoid the object’s humiliation by the subject. His methods were based on the idea that this world could not be expressed except in the course of the sculptural structuring itself. We know that he created sculptures more with his hands than with his sight, making tact responsible for the best intuitions. Regarding the rest, Valladares focused his vision on telluric and political subjects, without any concessions to folklore or to ‘good craftsmanship’. In this interface it is impossible not to mention the contribution that Max Hernández has made to the visual arts. Using photography he maintained a refined and experimental creative discourse, without digressions, although always emotive. The case of sculpture does not compare with the isolation of this genre. In the 1990s it fell to him more than to any one else to bring 45 47 49 51 53 55 57
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