31/07/2010 20:35 Cuerpo E Pagina 2 Cyan Magenta Amarillo Negro DOMINGO 1 DE AGOSTO DE 2010 CÓDIGO CIEN 2 TRADICIÓN Y VERDAD LA VIDA MI AMANTE POR LEONARDO DEL CIO DORMIR CON LA AGENCIAS CONCIENCIA TRANQUILA RELACIÓN, FOTOGRAFÍA Y ESCULTURA Fotografía titulada “Noire et Blanche” (Negro y blanco), del estadounidense Man Ray, que junto a unas 300 imágenes captadas por algunos de los artistas más relevantes de los siglos XIX y XX, forma parte de una nueva exposición que se inaugura este fin de semana bajo el nombre de “The Original Copy” (”La copia original”) en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA). La muestra, que recoge el trabajo de un centenar de artistas, repasa la fascinación que desde el final de modernismo hasta la actualidad han sentido algunos creadores por la escultura y cómo se ha conseguido dotar a este arte de una nueva dimensión. CÓMO PESA EL AMOR POR GIOCONDA BELLI Noche cerrada Ciega en el tiempo Verde como luna Apenas clara entre las luciérnagas. Sigo la huella de mis pasos. El doloroso retorno a la sonrisa. Me invento en la cumbre adivinada. Entre árboles retorcidos. Sé que algún día Se alzarán de nuevo Las yemas recién nacidas De mi rojo corazón, Entonces, quizás, Oirás mi voz enceguecedora Como el canto de las sirenas; Te darás cuenta De la soledad; Juntarás mi arcilla, El lodo que te ofrecí, Entonces tal vez sabrás Cómo pesa el amor Endurecido. A TI ALABANZA DEL DÍA POR MEIRA DELMAR Por ti la mariposa en el liviano Paisaje de la brisa detenida. Y en cada mariposa, repetida, La danza de colores del verano. El cielo más azul y más cercano; Más alta la canción y más ardida La frente de la rosa sostenida A LA QUE PASA POR JOSÉ ASUNCIÓN SILVA Tú no lo sabes... mas yo he soñado Entre mis sueños color de armiño, Horas de dicha con tus amores, Besos ardientes, quedos suspiros Cuando la tarde tiñe de oro En la palma dorada de tu mano. Ordenas el azahar, la luz, el vuelo De la alondra en el alba, y el desvelo De los ángeles niños del rocío. El tiempo te rodea, dulcemente. Y pasas sin pasar, extrañamente, Lo mismo que la música de un río. Esos espacios que juntos vimos, Cuando mi alma su vuelo emprende A las regiones de lo infinito Aunque me olvides, aunque no me ames Aunque me odies, ¡sueño contigo! POR CHARLES BAUDELAIRE La avenida estridente en torno de mí aullaba. Alta, esbelta, de luto, en pena majestuosa, Pasó aquella muchacha. Con su mano fastuosa Casi apartó las puntas del velo que llevaba. Ágil y ennoblecida por sus piernas de diosa, Me hizo beber crispado, en un gesto demente, En sus ojos el cielo y el huracán latente; El dulzor que fascina y el placer que destroza. Relámpago en tinieblas, fugitiva belleza, Por tu brusca mirada me siento renacido. ¿Volveré acaso a verte? ¿Serás eterno olvido? ¿Jamás, lejos, mañana?, pregunto con tristeza. Nunca estaremos juntos. Ignoro a dónde irías. Sé que te hubiera amado. Tú también lo sabías. Ayer, mi amigo Daniel Sherr quien labora en Naciones Unidas, judío, alérgico y vegetariano, que además de tener un corazón de oro es uno de los mejores intérpretes del mundo, y que también asiste a inmigrantes hispanos en los juzgados norteamericanos, me contó una historia reciente acerca de los caminos con corazón. Hablábamos de jueces y de injusticias. De cómo en ocasiones, quien administra la ley, con tal de no complicar- se la existencia, pone la letra de ésta por encima del sentido común y de la humanidad. Fue entonces cuando Daniel me contó el último asunto en el que había intervenido como traductor, en un juzgado de familia de Nueva Jersey. Por una lado, una mujer inmigrante latina, con una pequeña niña de dos años, cuya custodia solicitaba al juez. Por el otro, un fiscal del área familiar, y en medio, un juez con verdadero sentido común. La mujer, ecuatoriana, solicitaba seguir con la niña, ésta desamparada y de origen mexicano, cuya madre se la había confiado desde hacía año y medio, y jamás habían vuelto a saber nada de ella. La señora pedía la custodia legal de la niña, pues las vacunas para la criatura costaban más de ochenta dls cada inyección. Ella como es de suponerse, tenía un trabajo modesto, por lo tanto sus recursos eran bastante limitados, y con la custodia legal obtendría derecho a que por lo menos las medicinas las pagase el Estado. Sólo que existía un verdadero inconveniente: la solicitante era inmigrante ilegal. La situación de la señora, con la Ley en la mano, obligaba al juez no sólo a acceder a la petición del fiscal para que le quitasen a la pequeña niña dejándola a ésta bajo custodia estatal, sino además, llevado el caso al extremo, a expulsar a la brevedad a la señora de los Estados Unidos. Vaya dilema. Según me narró Daniel, el juez inició así su interrogatorio: - Señora Peña Gómez, usted no se encuentra en este País de manera legal ¿verdad? Despues de una incómoda pausa, la respuesta fue: - No, su señoría. El juez observó a la pequeña niña que de manera despreocupada correteaba entre los bancos de la sala. - ¿Sabe usted que de manera justa el fiscal del Esta- do alega que Nueva Jersey no puede ofrecer prestaciones a un trabajador indocumentado? La señora parpadeó, asustada tragó saliva y miró al juez a los ojos sólo para decir: - Sí, su señoría. El Juez guardó silencio por unos breves instantes. - Señora Peña Gómez – dijo al fin - lleve usted esta hoja con mi membrete y mi firma a los servicios católicos de ayuda. Mi asistente personal, le proporcionará la dirección. Coménteles que usted va de mi parte y que desea regularizar su situación. Dicho lo anterior, el juez se dirigió al señor fiscal para decirle: - Como ve, la señora está intentando regularizar la situación de su estancia ilegal en este País. ¿Es suficiente? El funcionario no parecía muy convencido. Para él, la ecuatoriana era tan sólo un número más en los abultados expedientes, y sus jefes le exigían eficacia. - Señoría –comenzó el reclamo-, yo pienso que... El juez lo interrumpió, levantando la mano - Escúcheme bien señor fiscal. Como juez tengo que aplicar la ley, pero también necesito poder dormir bien y con la conciencia tranquila. Es evidente que esta señora a diferencia de muchas, es una mujer concienzuda, y que de manera maternal y sincera ha apoyado a esta pequeña a pesar de que no es su hija propia. ¡Mírela! A esa niña la quieren y donde mejor va estar es con esta mujer. El funcionario continuaba aferrado a sus papeles: -Señoría, en estos casos le recuerdo que la ley… El juez arrugó la frente en clara señal de desaprobación y enfado. Se inclinó un poco sobre la mesa hacia el abogado fiscal y firme exclamó: - Mi trabajo consiste en aplicar la ley, pero administrándola e interpretándola con humanidad. Además, esta mujer ha demostrado mucho valor al venir aquí, a un tribunal familiar a sabiendas del riesgo que como inmigrante ilegal corría. Ella bien sabía que podría haber sido detenida y deportada, y aun así ha venido con fe. Y lo ha hecho por la niña y el sentimiento que las une. De manera pues que dígale a sus supervisores lo que guste, por mi parte he dictado sentencia y a partir de este instante, el caso ha concluído. Y usted señora, haga lo que le he indicado y regrese a verme en no más de treinta días. Cuando mascando tallo de apio, mi amigo Daniel terminó de contarme la anécdota, sonreía. - Y tú, ¿qué hiciste? –le cuestioné- ¿Yo? – respondió- Pues ¿qué iba a hacer? Traducir de manera escrupulosa cada palabra. Luego me miró acentuando la sonrisa, con un trocito de apio en el labio inferior -Pero esa noche, yo también dormí sereno. Caso verídico Arturo Pérez-Reverte Escritor español Leonardo del Cio. [email protected] Escucha a través de Internet el programa de radio semanal “La vida mi amante” teclea: www.radiomujer1040.com los sábados de 9:00 a 11:00 A.M.
© Copyright 2025