10 SUGERENCIAS PARA INTEGRAR CONTENIDOS Y L2: cómo empezar a diseñar propuestas didácticas en un centro bilingüe y no morir en el intento... Carmen Cañabate Carmona, David Cristóbal Huertas y Francisca Espinosa Canet (asesores de formación en el CEP de Almería) Las siguientes recomendaciones son producto de nuestra reflexión después de un curso trabajando como asesoras y asesor de referencia de centros bilingües enmarcados en el Plan de Fomento del Plurilingüismo. Después de trabajar con esos centros, después de ver sus logros y sus dificultades, después de algunas reflexiones compartidas entre nosotros y con los centros, después de alguna que otra lectura, empezamos a tener claras ciertas ideas. Ahí van algunos consejos que no quieren convertirse en receta –nos gustaría que estas sugerencias hagan reflexionar sobre los puntos clave para diseñar propuestas didácticas CLIL. En este sentido, nuestras sugerencias, articuladas a manera de diálogo imaginario o de respuesta a unas preguntas imaginadas, no son más que una propuesta abierta que intenta ser válida tanto para Primaria como para Secundaria. Ahí van. 1. ¿Para qué enseñamos contenidos no lingüísticos en una lengua extranjera? Podéis empezar a trabajar pensando que integrar contenidos y L2 tiene una doble finalidad muy clara: por un lado, enseñar/aprender contenidos de un área, por el otro, utilizar la L2 con el objetivo de que el alumnado incremente su competencia lingüística. Es un punto de partida básico, pero no por básico debemos perderlo de vista. En este sentido, es importante que la L2 se use para enseñar/aprender contenidos “importantes” y nuevos –es decir, no debemos realizar meras actividades de relleno o de repaso en la L2. El alumnado debe percibir que las horas que se llevan a cabo en L2 son importantes, no un mero relleno... 2. ¿Cómo elijo los contenidos no lingüísticos para “integrarlos” en una lengua extranjera? Ahora es el momento de seleccionar un contenido del área que vayáis a trabajar en L2; los criterios para esta selección son importantes para el éxito de vuestra secuencia didáctica. Podéis tener en cuenta, por ejemplo, estos: - la dificultad y nivel de abstracción de los contenidos; por ejemplo, podéis pensar que si un contenido es muy difícil de transmitir en español, lo será aún más en L2 - la existencia de materiales interesantes que se puedan utilizar (por ejemplo, páginas de internet, algún DVD, algún artículo de prensa...) - la facilidad para introducir contenidos socioculturales de algún país en que se hable la L2 - que el tema se preste a ser explotado en un proyecto largo que se pueda extender en el tiempo (por las razones que se expondrán en la sugerencia 8); es decir, un contenido que sea susceptible de irse tratando en una sesión semanal de manera periódica durante un mes o durante un periodo más largo (hasta un trimestre). 3. ¿Qué diferencias puede haber entre mis clases “normales” y mis clases en la sección bilingüe? Ahora es el momento de planificar una secuencia didáctica completa: para ello, debéis pensar que no se trata simplemente de dar una clase “normal” en L2. Se trata de dar clases en L2 incorporando el uso de la L2 por parte de todos/as –no sólo por parte del profesorado. Y ¿en qué consiste eso del uso de la lengua? Pues ni más ni menos que “hacer las típicas cosas” que se hacen con la lengua para comunicarnos: escribir, leer, escuchar y hablar. Así, una secuencia interesante debería integrar actividades variadas en que el alumnado llegue a hacer esas 4 cosas con la L2: escuchar (a la profesora, un documental, a sus compañeros/as, a la lectora...), leer (un artículo de prensa, una entrada de una enciclopedia, una página de internet...), hablar (con sus compañeros/as en grupo de 4, con un compañero/a, con la maestra, con la lectora, delante de toda la clase contando algo o exponiendo una presentación...) y escribir (un resumen, un esquema, un informe, un pequeño ensayo, una respuesta a una pregunta, una participación en un chat o foro...). Las cosas que escribimos y leemos, las situaciones en que hablamos o escuchamos en la vida real son muy variadas. Si intentamos reflexionar sobre esto, nos daremos cuenta de que no es difícil diseñar tareas para que las 4 destrezas aparezcan en vuestras propuestas didácticas. 4. ¿Qué agrupamientos me pueden ayudar a conseguir todo esto? Debéis pensar que muchas de las veces que “hacemos cosas típicas con las lenguas” (escribimos, leemos, oímos y hablamos) las hacemos con otros y/o para otros. Esto es fundamental porque nos obligará a considerar distintos agrupamientos en nuestra aula para que el alumnado pueda llevar a cabo estas tareas: aparte del agrupamiento normal gran grupo-profesora, a lo largo de nuestra propuesta el alumnado podrá pasar por trabajo en parejas, trabajo en grupos pequeños, en grupos más grandes... El nivel de ruido que estos agrupamientos van a provocar compensará si vemos que, realmente, nuestros alumnos/as están aprendiendo los contenidos del área en cuestión y, además, utilizando la L2. Después de todo, de eso se trata... 5. Pero ¿cómo se concreta eso con mis alumnos? Para llevar a cabo lo que acabamos de exponer, podéis tener en cuenta una técnica básica: el “jigsaw” o puzzle –está estrategia de trabajo colaborativo consiste en organizar equipos (por ejemplo de 4 alumnos/as a los que llamaremos ABCD) en que cada uno de los integrantes tenga que resolver una tarea (tareas a, b, c y d). Puede ser interesante que todos los alumnos/as A, todos los B, todos los C y todos los D se junten en equipos (AAAA, BBBB, CCCC, DDDD) para resolver juntos las tareas a, b, c y d mencionadas antes. Lo importante es que, una vez resuelta la tarea, todos vuelvan a sus equipos originales para compartir la información y elaborar un producto o resolver una tarea que requiera la información que tengan A, B, C y D. De todos modos, debemos resaltar que lo que acabamos de explicar es tan sólo un ejemplo; existen muchas maneras de trabajar por parejas o en grupos. Unos buenos consejos: el trabajo en grupo debe estar muy planificado, debe existir una motivación para los alumnos/as y debe existir lo que en enseñanza de lenguas se denomina “information gap” (el hecho de que a un alumno/a le falte una información que el otro/a tenga). 6. ¿Qué debemos promover con todo esto? ¿Qué debemos valorar en nuestra práctica bilingüe? Las sugerencias del punto anterior nos llevan a hablar de productos finales; para empezar, en este tipo de planteamientos didácticos, no podemos valorar simplemente un producto final que esté BIEN o MAL. Debemos valorar muchas otras cosas que pasen a lo largo del proceso: la integración de los equipos, la colaboración, la autonomía de los alumnos/as y, en el caso de la educación bilingüe, el uso o falta de uso de la L2. Esto último es importante: debemos promover el uso de la L2: puede ser interesante llegar a unas normas de clase consensuadas por todos/as para regular de algún modo el uso de la L1 y la L2 en nuestra clase. Un consejo importante en cuanto al uso de la L2: los hablantes bilingües de zonas bilingües (Cataluña, EEUU, Gibraltar...) tienden a mezclar las lenguas (lo que se llama “cambio de código”) de manera espontánea... Por tanto, no pasa nada si en nuestras aulas “bilingües” ocurre este fenómeno: debemos promover el uso de la L2, pero no podemos dramatizar si se hacen incursiones en la L1. Como estaréis pensando, a veces las incursiones en L1 serán necesarias para garantizar la comunicación y para asegurarnos de que se entienden determinadas cosas. 7. Pero ¿vamos a tener algún producto tangible al final de la propuesta didáctica? Otra vez hablamos del producto de nuestra secuencia; tal y como decíamos en 6), este tipo de secuencia didáctica debe valorar mucho el proceso, esto es, el desarrollo de las tareas que nos van a llevar a enseñar/aprender contenidos del área y a usar la L2. Sin embargo, no estaría de más pensar en un producto final que consista en algún producto “típicamente” de uso social, para que disfruten y usen (esto es, escuchen o lean) otros/as. Varios ejemplos de esto: una exposición en L2 sobre un tema interesante para los pasillos del centro, una pequeña charla en L2 para una clase de un nivel inferior, un artículo en L2 para la revista del centro, una presentación en L2 para los padres durante la semana cultural, una recopilación de artículos científicos en forma de enciclopedia de clase, un libro de biografías, carteles para sensibilizar al centro sobre problemáticas del medio ambiente... Si nos “salimos” fuera de clase para buscar un público potencial las posibilidades se incrementan de manera importante (madres y padres, alumnado de otros niveles...) Lo importante de todo esto es que los alumnos/as sientan que sus “productos” en L2 van a tener una “audiencia real”, unos lectores o unos oyentes: es decir, tienen que percibir que la tarea que les proponemos o que han propuesto ellos/as tiene un sentido. Al hilo de esto, el producto final (la tarea final) de nuestra secuencia didáctica la podemos decidir nosotros/as; sin embargo, puede ser más interesante que decidan ellos qué hacer o, al menos, que elijan dentro de una variedad de propuestas que vengan de nuestra parte. Reflexionar sobre las cosas que se pueden hacer con la lengua y el tipo de productos que realizamos con ella no es fácil; debemos enseñar a nuestros alumnos/as a reflexionar sobre este tema (no sólo en L2, sino también en L1 y otras lenguas). Este puede ser uno de los puntos de conexión de nuestra práctica didáctica en nuestra clase (lo que estamos diseñando ahora) y el currículo integrado. Como pista adicional, decir que el Portfolio Europeo de Lenguas va en esta línea de reflexión lingüística. 8. Todo esto suena muy bien, pero ¿qué forma le damos a la secuencia didáctica? ¿cómo organizamos todas las actividades y tareas? ¿podemos usar las TIC en estas propuestas? Quizás sea ahora el momento de precisar qué estructura le podemos dar a nuestra secuencia una vez que tenemos claro todo lo anterior. Primero, una precisión en cuanto a la temporalización: por las instrucciones de organización y funcionamiento de la Consejería, en general no vamos a contar con más de una hora semanal para nuestra hora de área no lingüística impartida en L2. Por todo lo que acabamos de comentar en las sugerencias anteriores, pocas propuestas didácticas podrían empezarse y acabarse de manera adecuada en una sola sesión: por ello, no debería preocuparnos en exceso programar secuencias más largas, a manera de “proyectos” que podamos ir retomando a lo largo de varias sesiones (quizás 4 sesiones repartidas en un mes o más sesiones repartidas a lo largo de un trimestre). Como estructura que pueda dar forma a nuestra secuencia didáctica podemos adoptar un marco flexible que incluya pretareas, tareas y postareas. En las pretareas debemos incluir actividades orales para motivar y sensibilizar sobre los contenidos que vamos a abordar, actividades que indaguen sobre los conocimientos que los alumnos/as ya tienen sobre estos contenidos, actividades de vocabulario para asegurarnos que ciertas palabras clave que pertenecen al ámbito del contenidos son conocidas antes de comenzar (podemos usar un pequeño texto en que aparezcan estas palabras, ilustraciones, mapas conceptuales con el vocabulario...) y también, por qué no, podemos incluir un pequeño debate oral en que el alumnado consensúe el producto final que vamos a realizar a lo largo de nuestra secuencia. En cuanto a las tareas propiamente dichas, estas incluirán todas las actividades que nos van a llevar a aprender/enseñar los contenidos y a practicar la L2: como decíamos en el apartado 3) es importante que incluyamos actividades en que los alumnos lean, escriban, oigan y hablen. Es importante, por tanto, un equilibrio entre actividades de recepción de L2 (escuchar, leer) y de producción (hablar, escribir). También es esencial introducir una variedad de interacciones y agrupamientos: para esto puede ser útil introducir la secuencia trabajo individual-trabajo en parejas-trabajo en grupo de 4-trabajo en gran grupo. Es importante también que los alumnos no hablen siempre con la misma persona y que estén expuestos a una variedad de textos escritos y orales (enciclopedias, artículos, libros de texto, libros divulgativos y científicos, programas de TV, DVDs, páginas web...) y de hablantes (la maestra, la lectora, sus compañeros/as, padres que hablen inglés...) Las tareas deben desembocar en el objetivo que nos hayamos propuesto: elaborar un informe escrito, hacer una presentación oral por grupos, escribir una wiki de manera colaborativa, prepara una charla sobre el contenido para una clase de otro nivel... Las postareas incluirán el posible uso que hagamos para compartir con otros/as el producto final al que nos hayan llevado nuestras tareas. De enorme importancia puede ser incluir alguna actividad que recapitule los contenidos no lingüísticos y que nos sirva para asegurarnos de que los alumnos/as han aprendido todo lo que estimemos necesario. También puede ser adecuado incluir en esta última fase alguna actividad (un cuestionario sencillo con emoticonos por ejemplo) en que el alumnado se autoevalúe respecto a categorías como su uso de la L2, su capacidad de trabajo en grupo, su satisfacción en cuanto a las distintas tareas... Finalmente, un comentario sobre el uso de TIC: Internet y el uso de procesadores de texto o presentaciones encajan perfectamente a lo largo de nuestra secuencia –destaquemos como ejemplos el uso de páginas web como recurso y fuente de información (tanto para los alumnos/as como para nosotros/as), la escritura colaborativa de wikis o el esquema de WebQuests para nuestra secuencia didáctica. 9. ¿Qué clase de conexión existe entre este tipo de propuestas en el área no lingüística y la clase de L2? ¿Hay alguna conexión con la L1, el español, y con la segunda lengua extranjera (L3)? La conexión entre la secuencia didáctica que estamos intentando diseñar y la clase de L2 es evidente: a la hora de planificar lo que queremos hacer para trabajar nuestros contenidos no lingüísticos debemos prever y explicitar que exponentes lingüísticos van a ser necesarios. Es decir, debemos determinar previamente qué vocabulario, que tiempos verbales, qué estructuras gramaticales, qué estructuras textuales vamos a utilizar para desarrollar en clase lo que queremos hacer. El profesor o profesora especialista de L2 debe hacer dos cosas: por un lado, evaluar si esos usos son realistas (si esos alumnos/as van a ser capaces de utilizar esos usos lingüísticos); en segundo lugar, deberá preparar el terreno a nuestra secuencia didáctica en la clase de L2 repasando o anticipando ciertos contenidos lingüísticos. Esto podrá ocasionar reajustes en la programación (anticipar algún vocabulario o alguna estructura, por ejemplo) para que esta preparación de contenidos lingüísticos nos prepare el terreno de manera adecuada. Un comentario importante: muchas de las cosas que nos planteamos realizar con nuestros alumnos/as podrán parecer, a primera vista, muy difíciles –sin embargo, tenemos que tener en mente un objetivo de nuestras clases “bilingües”: y es que enseñar de esta manera lleva a que el alumnado mejore sus competencias en L2, por lo que las tareas irán resultando cada vez más fáciles (para los alumnos/as y para nosotros también). Dicho de otra manera: no debemos decir todo el rato “es que mis alumnos no saben decir eso o hacer eso en inglés” –es evidente que todavía no saben, pero si ya supieran ¿tendría sentido nuestro proyecto bilingüe? En cuanto al papel de las otras lenguas (L1, el español, y L3, segunda lengua extranjera) en este panorama, debemos remontarnos al nivel del currículo integrado (quizás no al nivel de nuestra secuencia didáctica) para ver claramente la conexión. Sin ánimo de resumir en unas pocas líneas lo que significa el currículo integrado de las lenguas, vale la pena la siguiente reflexión como punto de partida: es importante que los alumnos/as estén expuestos al mismo tipo de concepción sobre la enseñanza/aprendizaje de la lengua en todas las lenguas del currículo. Esto querría decir que en el aula de L1 o de L3 estos alumnos (y quizás también los que no pertenecen a la sección bilingüe ¿por qué no?) deberían realizar también el mismo tipo de tareas con las lenguas: tareas que partan de un enfoque funcional y significativo de la lengua y de la lengua como una herramienta para hacer cosas con ella. Así, en el aula de español o en la segunda lengua extranjera, los alumnos deberían hacer las mismas cosas que hacemos en el aula del área no lingüística (escuchar, hablar, leer y escribir) –no se trata de que se realice todo de manera sincronizada y a la vez. Si duda, debemos introducir un componente temporal que podemos explicar con un ejemplo: si en 3º de ESO el currículo integrado de nuestro centro prevé que los alumnos/as van a tener que escribir un texto argumentativo y exponer una presentación en L2 en el aula del área no lingüística, estas tareas se verán facilitadas si desde 1º o 2º de ESO estos alumnos/as ya han escrito textos argumentativos y han realizado presentaciones expositivas orales en español. Quizás todo eso favorezca que, al llegar a 4º de ESO, ese grupo de alumnos/as esté ya preparado para empezar a hacer eso en la segunda lengua extranjera. Nos puede ayudar mucho considerar los niveles de competencia (y sus descriptores) del Marco Europeo de Referencia, siempre considerando que en L1 (en español) nuestros alumnos/as se moverán en un nivel más alto (por ejemplo B2) que en L2 (por ejemplo A2); a su vez, el nivel de la L3 será más bajo (por ejemplo A1). Una última precisión: arriba hemos recurrido a un ejemplo en que se utilizaban textos argumentativos y presentaciones expositivas orales; debemos siempre tener en cuenta que ver a nivel teórico las características formales de los textos argumentativos o de las presentaciones orales no conlleva casi nunca que los alumnos/as aprendan a entender o producir estos tipos de texto. Con esto queremos decir que es necesaria una metodología menos formalista (menos de enseñanza teórica de los elementos formales y gramaticales de la lengua) y más funcional-significativa para que el currículo integrado de nuestro centro cuadre. Si éste está bien definido, la propuesta didáctica que hemos diseñado será más fácil de llevar a cabo en nuestra clase. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que nuestros alumnos/as estarán ya acostumbrados a hacer cosas con las lenguas que conoce y que utiliza en el centro. 10. Finalmente una última pregunta: ¿cómo podemos evaluar este tipo de secuencia didáctica y esta modalidad de enseñanza? Como ya hemos dicho antes, es importante considerar que se trata de evaluar los contenidos del área no lingüística pero también el proceso. En esto de evaluar el proceso, debemos valorar el uso comunicativo de la L2 que hayan hecho los alumnos/as (por ejemplo su fluidez y su eficacia comunicativa, su esfuerzo por no utilizar el español...). Sin embargo, no deberíamos nunca penalizar errores gramaticales o de pronunciación. Si nos damos cuenta de errores lingüísticos se deberían “derivar” a la clase de L2. Por otro lado, si se realizan exámenes escritos, pueden incluirse algunas partes en L2, pero siempre teniendo en cuenta estas premisas que acabamos de mencionar y, también, pidiendo que realicen alguna tarea comunicativa similar a las que realizamos en clase (alguna tarea concreta que implique escuchar, hablar, leer o escribir o todas estas a la vez). Para terminar, sería interesante que promoviéramos la autoevaluación de los alumnos/as, de manera individual o en grupo: es importante que les enseñemos a ser conscientes tanto de su competencia en la L2 (su capacidad de realizar tareas con la lengua), como de sus progresos en los contenidos no lingüísticos (qué han descubierto o aprendido sobre un tema).
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