CAPITULO IV Cómo Prevenir el Consumo de - Hechos Colima

CAPITULO IV
Cómo Prevenir el Consumo de Drogas
41. ¿Qué son los factores de protección en el consumo de drogas?
Son
aquellas situaciones o actitudes que ante el peligro de una condición de
riesgo modifican, mejoran o alteran la respuesta de una persona; por ejemplo:
adecuada comunicación familiar, interés por la escuela, habilidades sociales,
entre otras. Los factores protectores disminuyen las desventajas o la exposición
al daño y, además, incrementan la resistencia que se tenga al mismo.
Entre más factores de protección se presenten en el entorno de una persona,
menos riesgos correrá de iniciarse en el consumo de drogas. Para ejemplificar
lo anterior: si un adolescente recibe afecto de sus padres y logra comunicarles
sus dudas, temores e inquietudes, es buen estudiante y sus padres saben
escucharlo y acompañarlo, el adolescente tendrá la capacidad de saber qué le
hace daño y cómo protegerse.
Los factores de protección se relacionan con las cualidades y las características
positivas de las personas, como ser directo, responsable, organizado, estudioso,
tolerante, etcétera. Algunos recursos de su entorno también funcionan como
factores protectores, por ejemplo: familias y escuelas libres de drogas,
comunidades seguras, baja delincuencia, etcétera; si éstos se combinan con las
cualidades y las características personales, se contará con mayores
herramientas para enfrentar el riesgo.
Algunos de los factores de protección que pueden ayudar a una persona a
evitar el consumo de drogas, son:
Autoestima. Es una característica personal que incluye el valor, el afecto y la
apreciación de uno mismo. El amor a sí mismo facilita la aceptación de
cualidades, defectos, habilidades y carencias, lo que permite la relación con los
otros de forma cordial y adecuada. Las personas con buen nivel de autoestima,
reflejan mayor seguridad en sus acciones.
Apego escolar. Está relacionado con el interés por las actividades escolares, el
éxito en los estudios y la aceptación de los compañeros de escuela, así como la
atención que proporcionan los maestros y otras autoridades de la comunidad
escolar.
Comunicación familiar. Se refiere al respeto de escuchar y ser escuchado por
cada uno de los integrantes de la familia; dicho respeto se acompaña de amor,
aceptación, negociación y de una adecuada distribución de los lugares que cada
uno ocupa dentro de la familia.
Relaciones familiares favorables. Se ven favorecidas principalmente por los
padres, ya que si ellos inculcan el respeto, el amor y la comunicación en los
hijos, éstos sentirán seguridad y confianza para platicar las situaciones tanto
positivas como negativas que les ocurren en todos los lugares donde se
desenvuelven. La relación favorable con los padres puede alejar de muchos de
los riesgos a que se exponen los hijos, aunque se encuentre en ambientes
sociales de riesgo.
42. ¿Qué es la autoestima?
La
valoración que el individuo hace de sí mismo; indica hasta qué punto la
persona se cree capaz, importante y competente. En otras palabras, la
autoestima es la apreciación negativa o positiva que se tiene de uno mismo.
Las personas que muestran una autoestima óptima, reflejan mayor seguridad
en las acciones de su vida cotidiana. Además, la autoestima se relaciona con la
satisfacción de necesidades básicas y de crecimiento personal.
Las necesidades básicas son:
Fisiológicas: La satisfacción del hambre, el descanso, el sueño, etcétera son
requerimientos vitales del organismo para que funcione adecuadamente.
De seguridad: Se relacionan con la integridad personal; contar con sistemas
de justicia que protejan al individuo; con trabajo para obtener recursos
económicos para cubrir los satisfactores de casa, educación y demás.
De pertenencia: La necesidad de afecto y solidaridad a través de la
integración a grupos, comunidades o clubes, que den a las personas identidad y
aceptación de los otros.
De reconocimiento: El valor que los otros proporcionan a un individuo y el
lugar en que lo ubican, por ejemplo: el más "popular", estudioso, inteligente,
etcétera.
Las necesidades de crecimiento comprenden:
Autorrealización: Es el comportamiento que algunas personas tienen en
cuanto se muestran menos dependientes y más autónomas en sus acciones; los
individuos realizados se sienten gratificados y con deseos de realizar sus
mayores anhelos a través del esfuerzo, la creatividad y el trabajo.
Autoconocimiento: Es el conjunto de habilidades, expresiones y
manifestaciones, que nos permite saber el porqué de las propias acciones y
sentimientos. Cuando alguien tiene conocimiento de sus cualidades logra tener
una personalidad estable.
Autoconcepto: Es la imagen que cada uno percibe de su persona y que se
refleja en la conducta, por ejemplo: el participativo, la sobresaliente, el tímido,
etcétera.
Autoevaluación: Es el análisis personal de las situaciones y acontecimientos,
ya sean positivos o negativos, por ejemplo: que un adolescente tome una
decisión que sea de su agrado, misma que le trajo situaciones positivas que le
satisfacen, interesan y le permiten un crecimiento y aprendizaje constante.
Autoaceptación: Es el reconocimiento integral de cada quien: la forma de ser
y sentir. Por ejemplo, cuando alguien se acepta con sus virtudes y defectos, no
le afectan las críticas de los demás.
Autorrespeto: Tiene que ver con la forma en que una persona satisface sus
necesidades personales, tomando en cuenta sus principios y valores, de tal
manera que pueda expresar libremente sus sentimientos y emociones, sin
sentir culpa por la forma en que piensa o actúa. Por ejemplo: cuando un
adolescente le comenta a alguno de sus padres lo mal que se siente cuando
éste le llama fuertemente la atención frente a sus amigos; aquí, el adolescente
estará expresando la incomodidad que le genera esta situación.
Cuando alguien muestra una autoestima deteriorada, por ejemplo tiene
sentimientos de inseguridad y una imagen pobre de sí mismo; existe la
posibilidad de que modifique sus pensamientos y actitudes, por conocimientos
favorables sobre su persona. Sólo depende de que tenga la voluntad y el deseo
de cambiar.
43. ¿Puede la autoestima prevenir el consumo de drogas?
Sí.
La autoestima junto con otros factores favorables, como el apoyo familiar, la
estabilidad económica, etcétera, pueden prevenir el consumo de drogas. Esta
cualidad permite a los individuos contar con capacidad, seguridad y firmeza
para identificar las situaciones que le benefician o le perjudican. La persona con
una autoestima adecuada sabe que el consumo de cualquier sustancia (alcohol,
tabaco u otras drogas) puede provocarle daños, tanto físicos como
emocionales. "Alguien que se quiere, no se lastima".
Las condiciones para obtener una autoestima óptima que fortalezca la
prevención del consumo de drogas, son las siguientes:
Respetar los actos y valores propios, favoreciendo la salud y la
integridad. Los juicios personales deben aplicarse de manera que el
individuo haga y exprese lo que sienta. Esto implica rechazar algo
cuando no se desea, por ejemplo: "No me puedo reunir con ustedes",
"No quiero beber alcohol", etcétera, o el afirmar cuando en verdad se
quiere decir que sí, por ejemplo: "Tengo muchos deseos de reunirme
con ustedes y sólo tomaré una cerveza para brindar por el gusto de
verlos".
La eficacia personal facilita la comprensión de las situaciones que están
fuera de control y no son consecuencia de su comportamiento, por
ejemplo: "Todas las mañanas hago ejercicio, aunque esto no quiere decir
que también mis amigos tengan que hacerlo".
La elección de ser responsables y atender a las propias percepciones y
juicios resulta vital para determinar la manera como cada quien se valora
y el tipo de vida que se lleva. La autoestima adecuada permite tomar
decisiones para acercarnos a las metas propuestas, entre ellas la
escuela, las relaciones con los otros y los valores.
La integración de ideas, normas, creencias y comportamientos que guían
las acciones en la vida. La integridad se manifiesta por la adecuación del
comportamiento a nuestra escala de valores.
La responsabilidad para lograr las metas personales refuerza nuestro
aprecio personal e identidad, al tiempo que evita los riesgos que nos
desvían de nuestros objetivos.
Tener una autoestima adecuada facilitará la obtención de recursos (seguridad,
firmeza, amor propio, fortaleza, voluntad, determinación, etcétera) para
enfrentar a cualquier presión para consumir drogas.
44. ¿Qué es la asertividad?
Es la capacidad para comunicarnos con los demás de manera amable,
respetuosa, tomando en cuenta, sobre todo, sus derechos. Al comunicarnos, no
sólo transmitimos información hablada, sino también corporal: la forma de
mirar, la postura del cuerpo, los movimiento de las manos, los gestos,
transmiten nuestro sentir. Una comunicación asertiva permite lograr acuerdos,
tener una convivencia más sana, sin que nadie termine enfadado; es decir, una
conducta asertiva evita gritos, insultos o cualquier actitud que demuestre enojo
e incluso agresividad.
La asertividad se emplea para explicar el proceso de comunicación entre una o
varias personas con la particularidad de hacer convenios para beneficio de los
implicados, o simplemente para intercambiar ideas, evitando mensajes o
posturas agresivas o pasivas. La asertividad permite habilitar cotidianamente un
estilo de comunicación que fortalece una convivencia sana, sin recurrir a
situaciones riesgosas para expresar las ideas como es rechazar el consumo de
drogas con los amigos.
Especialistas en la materia han hecho estudios en la población mexicana que
demuestran que la comunicación asertiva no es común en nuestra cultura, ya
que las personas que representan a la autoridad (padres de familia maestros,
directivos, etcétera) toman una actitud dominante, es decir, "primero yo y
luego tú". Esto es, los hijos no tienen ningún derecho de poner en tela de juicio
las instrucciones o determinaciones del padre o la madre, simple y
sencillamente porque ellos son figuras de "poder".
Por otro lado, la asertividad es un estilo de comunicación que funciona como
"mediador" entre dos o varias personas cuyo propósito es que prevalezca el
respeto por las ideas de cada parte, por ejemplo: El profesor que imparte la
clase de química, les pide constantemente a los alumnos que guarden silencio
porque no puede dar el tema con tranquilidad. Cierto día uno de los
estudiantes, le comentó: "Maestro quiero proponerle hacer un acuerdo con mis
compañeros para que respeten su exposición y no tenga usted que quitarnos
puntos por interrumpir su tema"; el docente lo miró a los ojos y dijo "¡Cómo no
se me había ocurrido antes; tienes razón, vamos a negociar con todo el
grupo!". Al comentarle a los demás, surgieron varias propuestas para guardar
orden y además, obtener más puntos en química.
En el caso anterior, la meta fue llegar a un acuerdo, pero no necesariamente
debe suceder así, pues también está la opción de no convenir con lo que
comenta la otra persona; en este caso se debe ser paciente y escuchar, sin
recurrir a una actitud grosera o descortés. Por ejemplo: Dos grandes amigas de
la universidad comentan acerca de las ventajas y desventajas del turno de la
tarde. Griselda dice que sólo debería existir este turno y Tania está en total
desacuerdo y le dice: "Estás loca, en la noche es más fácil que te asalten;
pensé que eras más inteligente al exponer tus ideas". Griselda le responde:
"Cálmate, no es motivo para que te enfades, sólo estamos comentando nuestro
punto de vista. ¿Qué te parece si escuchas mis ideas y después nos vamos a
tomar un café para contar nuestras experiencias en este turno vespertino?". La
amiga accede y baja automáticamente su tono de voz.
No siempre se debe estar de acuerdo con las propuestas, comentarios u
opiniones de los demás, puesto que la asertividad implica la capacidad de
escuchar y, si el caso lo requiere, hacer acuerdos sin tener que llegar a insultos
o enfados. Generar una conversación donde ambas partes se sientan
escuchadas y respeten sus comentarios, son situaciones que protegen de
eventos peligrosos como el uso y abuso de drogas, que sólo ofrecen bienestar
mientras se permanece bajo sus efectos.
45. ¿Cómo influye la asertividad en la prevención de drogas?
Al
ser una habilidad personal que permite expresar clara y directamente lo que
se piensa y se siente en la relación con los otros, aumenta la probabilidad de
alejarse de situaciones peligrosas que lleven al consumo de drogas. Cuando
alguien se comunica de manera asertiva con los demás, se desenvuelve con
facilidad en diferentes círculos sociales y puede negociar, tomar decisiones,
sentirse respetado y a gusto consigo mismo, ya que tiene un estilo de
convivencia que lo ubica en situaciones de protección contra el uso de drogas.
Los estudios realizados en nuestro país señalan que a los mexicanos se nos
dificulta expresar directamente lo que pensamos y sentimos, es decir, que nos
cuesta trabajo ser asertivos debido a diferentes factores socioculturales. Por lo
tanto, es importante promover y fortalecer esta habilidad en actividades
preventivas, especialmente con niños, adolescentes y jóvenes, población
considerada de alto riesgo para iniciar el consumo de drogas.
Al llevarse a cabo una serie de actividades preventivas dirigidas hacia el
fomento de la asertividad, se habilita a la población a adoptar un estilo de
comunicación que tiene repercusiones positivas en la toma de decisiones, con
objeto de hacer acuerdos y evitar, en la medida de lo posible, la agresión y la
violencia en la conversación. Una persona que sólo se "comunica" con un tono
alto de voz, sin pedir con educación lo que necesita, inmediatamente genera en
el otro una actitud defensiva que sólo complica la situación; además, al ser
agresiva en su forma de comunicarse, es muy probable que nadie quiera
acercarse a ella, lo cual puede originar un aislamiento que la conduzca a
situaciones peligrosas, como el uso y el abuso de sustancias tóxicas.
En las actividades preventivas se pretende que esta forma de comunicación se
incorpore al estilo de vida de las personas, como una acción protectora, donde
los niños y niñas se expresen clara y directamente frente a los demás,
manifiesten sentimientos, inquietudes, deseos, adquieran habilidad para hacer
acuerdos; conozcan y fortalezcan estilos de comunicación sanos, pero sobre
todo, que los practiquen a diario para incorporarlos a su vida. A los
adolescentes, se les debe preparar en la toma de decisiones, la resistencia a la
presión negativa del grupo de pares, por ejemplo: al ofrecimiento de consumir
alguna droga. Generalmente, en esta etapa de cambios físicos y emocionales, a
los adolescentes se les dificulta expresar lo que sienten y quieren, por lo que la
asertividad resulta especialmente efectiva en estos casos.
Con los adultos es importante reforzar o modificar los estilos de interacción que
tienen en su lugar de influencia como padres de familia, profesores, directivos,
por mencionar algunos. Además, mediante representaciones (sociodramas) hay
que capacitarlos para que aprendan a escuchar, a ser flexibles con los
acuerdos, tolerantes frente al discurso del otro, aun cuando les parezcan "ideas
ilógicas". Todos estos ejercicios y estas actividades que se realizan con
diferentes poblaciones, los ubican en una situación de protección que les
permite adquirir recursos para tomar decisiones que no perjudiquen la salud.
Las alternativas que se fomentan en los programas preventivos incluyen:
ocupación del tiempo libre en actividades saludables como ejercicios para
compartir con la familia, círculos de convivencia, motivación, formas sanas de
comunicación, ejercicios de posturas corporales para identificar estados de
ánimo, etcétera.
46. ¿Cuántos tipos de comunicación existen?
Existen dos tipos de comunicación: verbal y no verbal. La primera se refiere a
las palabras que utilizamos y al tono de nuestra voz; la segunda, al contacto
visual, los gestos faciales, los movimientos de brazos y manos o a la postura y
distancia corporal.
Es importante que exista congruencia entre lo que decimos y lo que hacemos.
Se tienen diferentes formas de comunicar lo que sentimos; algunas personas
expresan sus ideas o sentimientos de manera pasiva y se dejan influir muy
fácilmente por lo que otros piensan y sienten, mientras que hay quienes se
comunican de modo agresivo, es decir, anteponiendo siempre sus intereses sin
importarles lo que los otros sientan o piensen.
Es fundamental buscar un equilibrio entre estos dos estilos de comunicación o
sea, tomar en cuenta el punto de vista del otro, expresando lo que a nosotros
nos interesa decirle; esto se conoce como un estilo de comunicación asertiva.
Se sabe que la mayoría de las personas consumidoras de drogas no cuentan
con este equilibrio, pues generalmente tiende a mantener un estilo de
comunicación pasiva o agresiva. Además, una comunicación inadecuada suele
generar malos entendidos; por ello, es necesario considerar algunas estrategias
para evitarlos.
Enviar mensajes claros y directos. Entre más específico sea el mensaje,
hay menos oportunidades de interpretaciones. Por ejemplo: "Quedamos
de vernos en el cine"; es mejor decir en qué cine y a qué hora, con lo
que se evitará que el receptor interprete algo que no se dijo realmente.
Repetir el mensaje del emisor. Esto confirmará que lo hemos entendido;
la reiteración de las palabras del emisor es importante, por ejemplo: "Si
te he entendido bien, quieres decir que….", "¿Me estás diciendo que...?"
Hacer preguntas. Para evitar malos entendidos es necesario hacer
preguntas, ya sea por parte del emisor o del receptor; por ejemplo:
"¿Qué quieres decir con eso de…?", "¿A qué te estas refiriendo
exactamente cuando dices…?"
47. ¿Qué es el apego escolar?
Es
encontrar en la escuela satisfacciones que identifiquen y motiven al joven a
continuar en ella, aun cuando no solamente sea para estudiar, sino también
para convivir con los amigos, hacer nuevas amistades, participar en los torneos
deportivos u otro tipo de actividades. Es decir, el apego escolar se caracteriza
por obtener buenas calificaciones y por el ánimo de compartir las diversas
actividades con la comunidad escolar.
El apego escolar es un concepto que se utiliza para explicar el proceso de
permanencia y asistencia a la escuela, independientemente del grado que se
curse. La asistencia a la escuela no sólo implica aprobar las materias sino poner
en práctica, desarrollar o fortalecer las habilidades de cada alumno, además de
motivar el interés y la creatividad.
Aunque uno de los aspectos básicos de la escuela es evaluar y medir el
aprendizaje académico a través de las calificaciones, conocido comúnmente
como "aprendizaje formal", también está presente e influye de manera
considerable, el interés de cada persona por asistir a la escuela. Por ejemplo:
"Luis es un chico bastante hábil en la secundaria, dedica tiempo a sus tareas
escolares y revisa sus apuntes, lo que hace que obtenga buenas calificaciones;
pero, además, para él son muy importantes los amigos de su grupo, ya que con
ellos comparte aventuras e inquietudes. Al preguntarle el motivo de asistir
constantemente a la escuela, el joven responde de inmediato: "Por las cosas
que hago con mis amigos". Es decir, aparte de obtener buenas calificaciones,
hay otros motivos que impulsan la permanencia en la escuela, como cubrir
aquellas inquietudes propias de la edad.
Es muy importante la información, el gusto, el interés que los padres de familia
transmiten a los hijos para asistir a la escuela: "Para ser alguien en la vida;
para aprender a leer y escribir; para que no te vean la cara", son algunas de las
explicaciones que ofrecen los adultos. Sin embargo, es necesario saber que la
escuela es un lugar de creación y recreación, porque se ponen en juego los
recursos de cada individuo y porque ahí construyen sus propios espacios de
convivencia con los chicos y chicas de su edad. Por este motivo, cuando se
realizan concursos de carteles, poesía, periódicos murales o cualquier otra
actividad alternativa al aprendizaje formal, en la que los alumnos plasmen sus
necesidades, creatividad e inquietudes y la forma como perciben la asistencia a
la escuela, se contribuye a identificar más la escuela con los intereses de los
chicos.
48. ¿La escuela protege del consumo de drogas?
Diversos
estudios han demostrado que el interés por la escuela y las actividades
relacionadas con ella (tareas, deportes y otras actividades complementarias)
promueven la protección contra el consumo de drogas. Sin embargo, también
es necesario considerar que en la escuela los niños y adolescentes están en
contacto con compañeros que consumen drogas y con la disponibilidad de
sustancias tóxicas; por ello, es de suma importancia que los padres, maestros y
otros adultos (hermanos mayores, abuelos, etcétera) que conviven con los
alumnos estén atentos a su desarrollo y actividades dentro y fuera de la
escuela.
El objetivo central de la escuela es promover la adquisición de conocimientos
formales; además, en ella se transmiten valores, costumbres, hábitos y
conceptos que repercuten en la forma de actuar y de pensar de los estudiantes.
La escuela, al ocupar una parte importante del tiempo de los alumnos, tanto
por el horario escolar, como por las tareas y actividades que se realizan fuera
de ella, se convierte en un espacio privilegiado para incluir actitudes de rechazo
al consumo en formas de pensar y actuar, independientemente de la capacidad
protectora de la escuela.
Desde esta perspectiva, la participación de los niños y los adolescentes en el
desarrollo académico y en los valores que se transmiten en la escuela, los pone
en una situación menos vulnerable ante los riesgos que desencadena la
drogadicción, uno de los cuales está en las invitaciones a consumir droga por
parte de sus amigos y compañeros de escuela. Aquí es importante mencionar
que, como en muchas ocasiones estas invitaciones se realizan en la escuela, es
necesaria la intervención y el compromiso de padres de familia y maestros, con
objeto de lograr que la escuela cumpla con su función formadora y, de esta
manera, aprovechar su potencial protector para los alumnos.
Si bien es cierto que la escuela brinda protección ante el consumo, también
puede implicar algunos riesgos. La mejor forma de diluirlos es ofreciendo apoyo
a niños y adolescentes para enfrentarlos, aunque en muchos casos la
protección que proporciona la escuela puede no ser suficiente para evitar el
consumo.
49. ¿Cómo influye el apego escolar en la prevención de las drogas?
El
apego escolar mantiene al estudiante alejado de situaciones peligrosas, como
el consumo de drogas. Un estudiante que se dedica a sus actividades escolares
con gusto, disciplina y constancia, encuentra alternativas sanas para
desempeñarse cada vez mejor en la escuela y en su vida personal.
Diversas investigaciones ubican al apego escolar como un factor protector
contra el consumo de drogas, situación que se ve fortalecida cuando la
institución cuenta con la participación organizada de alumnos, padres y
maestros que son una alternativa importante para prevenir que los alumnos
usen sustancias tóxicas.
Cuando un estudiante asiste con regularidad a la escuela, su energía e
intereses están delimitados por reglas y normas de la misma, por lo que se
sanciona cualquier acción que no se considere "correcta o adecuada". En este
sentido, las intervenciones preventivas desarrolladas en la comunidad escolar
tienen como ventaja la formación y el fomento de estilos de convivencia
saludables entre todos los que conforman la comunidad escolar: alumnos,
maestros y padres de familia.
Con las actividades preventivas dirigidas a reforzar o promover el apego
escolar, se pretende impulsar el gusto por asistir a la escuela, que los
estudiantes encuentren no sólo una buena calificación, sino momentos de
recreación en los que se pongan en juego sus destrezas y habilidades
personales, alejados de situaciones peligrosas como la drogadicción. Las
intervenciones preventivas son más intensas en los estudiantes que cursan los
últimos años de primaria, así como todos los grados de secundaria y
bachillerato, por ser una población que se considera de alto riesgo para el
consumo de drogas.
Las alternativas que se fomentan a través de un programa preventivo escolar,
son: ocupación del tiempo libre en actividades saludables, hábitos de estudio,
círculos de lectura, motivación, autoeficacia, entre algunas otras.
50. ¿Cómo fortalecer el apego escolar?
Con
el fomento de actitudes y conductas como: respeto por las normas de
disciplina escolar, motivación por el estudio, asistencia regular al plantel
educativo, tener buenas calificaciones e integración al medio escolar y
estudiantil.
Para el logro de este propósito se requiere sensibilizar y motivar a los
integrantes de la comunidad escolar para que se involucren en la prevención
mediante una participación activa en pro del bienestar escolar. También debe
contemplarse la capacitación de los docentes para garantizar la eficacia en el
fomento de este factor de protección a partir de una adecuación de los
métodos de enseñanza que resalte la participación activa de los alumnos e
impulse el pensamiento crítico. Por ejemplo: que los estudiantes expliquen el
tema al resto de sus compañeros; que ofrezcan exposiciones bajo criterios que
ellos consideren adecuados para facilitar la comprensión de la información,
etcétera.
Además, hay que llevar a cabo acciones orientadas a promover mayor
motivación e interés por el estudio, la clarificación de expectativas y opciones
vocacionales, el mayor compromiso de logro y expectativas de desempeño, los
hábitos de estudio, las habilidades de aprendizaje, los ejercicios de interacción
para la integración a grupos de amigos y comunidad escolar etcétera.
A continuación se mencionan algunos ejemplos de cómo fortalecer el apego
escolar.
El profesor que imparte la materia de civismo establece una nueva técnica para
que los alumnos construyan un pensamiento más crítico frente a la información
que reciben de los medios masivos de comunicación, con la finalidad de tomar
decisiones adecuadas y alejadas de peligros. Dicha técnica consiste en que los
alumnos lleven a clase información de revistas y periódicos a fin de revisar y
analizar los contenidos. Cada alumno expone sus comentarios en equipos de
trabajo y un representante comenta al resto del grupo la conclusión de sus
reflexiones. El objetivo del profesor es que los alumnos aprendan a analizar la
información o en su caso, a diferenciar situaciones u ofrecimientos que
impliquen riesgos para la persona, como la presión de amigos para iniciarse en
el consumo de drogas.
Otro profesor que enseña la clase de literatura, fomenta hábitos de estudio
como opción para obtener buenas calificaciones. Con cada capítulo del libro
"Historia de los clásicos griegos", les pide que realicen cuadros sinópticos,
saquen ideas principales, armen círculos de estudio para facilitar la
comprensión, lean en voz alta y elaboren un resumen del texto. Con estos
ejercicios el maestro pretende que los alumnos habiliten estrategias de estudio
para que les faciliten el aprendizaje y se fomente el gusto por la lectura como
una alternativa recreativa, al margen de situaciones de riesgo como el consumo
de drogas.
Una profesora de inglés realiza constantemente ejercicios de interacción y
convivencia para habilitar a los alumnos a entablar una conversación, expresar
sentimientos, saber escuchar al otro y a negociar a través del diálogo. Ella
considera que si un estudiante tiene estrategias de comunicación, se le facilita
relacionarse con grupos sociales de su interés, que cubran necesidades
psicológicas y que lo hagan sentir parte importante del grupo de amigos de la
escuela.
51. ¿Qué son las habilidades sociales?
Las habilidades sociales son la capacidad que se tiene para actuar y
comportarse de manera correcta y positiva con los amigos, conocidos, padres
de familia, maestros, etcétera. Estas habilidades permiten ser y expresar de
forma adecuada, directa y efectiva lo que se siente, piensa, cree y desea, a fin
de conducirse con seguridad y tranquilidad frente a situaciones, relaciones
personales o problemas cotidianos.
Básicamente, las habilidades sociales se refieren a la manera como
"resolvemos" o "actuamos" ante situaciones o relaciones que implican nuestro
sentir y pensar; del mismo modo, cuando se desea obtener algo que nos hace
sentir a gusto o evitar que esto afecte la salud física y mental. Por ejemplo: una
habilidad social es negociar con los padres la hora de llegada a la casa después
de ir a una fiesta, sin necesidad de pelear, enojarse, gritar o irse a la fuerza.
Todas las personas tienen ciertas habilidades sociales porque diariamente se
vive e interactúa con mucha gente; sin embargo, esto no significa que dichas
herramientas se usan mejor, debido sencillamente a que no se sabe cómo
hacerlo o, en el peor de los casos, se actúa conforme a lo que otros esperan,
dejando de lado los intereses personales. Por ejemplo: es común que nos
pongamos "nerviosos" cuando decimos o pedimos algo en presencia de
desconocidos o que con facilidad hagamos lo que nuestros amigos o familiares
nos piden, aunque muchas veces no estemos de acuerdo; es decir, que no
tenemos la habilidad para negociar o expresar nuestro verdadero sentir y
afrontar situaciones que nos pueden poner en riesgo de hacer aquello que no
deseamos.
Algunas investigaciones en la materia indican que los individuos con bajas
habilidades muestran regularmente ciertas características, por ejemplo: suelen
decirse a sí mismos palabras negativas o descalificativas ("Que tonto soy",
"creo que no puedo hacerlo", etcétera); se autoelogian poco ("Me siento seguro
de mí", "soy muy importante", entre otros); presentan ideas o creencias ilógicas
("Creo que nadie me acepta", "toda mi vida he hecho las cosas mal", y demás);
tienen más recuerdos que refuerzan la idea de que no valen o no pueden ("No
les gusto a las chavas", "¿por qué también mis amigos me dicen que estoy
mal?", etcétera). Además, se sabe que la pena (timidez), los "nervios"
(ansiedad) o el miedo (fobia) que se generan en las relaciones sociales, son
algunos de los aspectos personales que dificultan considerablemente el
desarrollo de habilidades sociales.
Es igualmente importante que sepamos con qué habilidades contamos o si las
usamos de manera adecuada y efectiva. Para ello es recomendable considerar
algunas condiciones, por ejemplo:
Saber que las habilidades sociales se ubican siempre en situaciones que
tienen que ver con las relaciones interpersonales, donde entran en juego
nuestras conductas, emociones, deseos, pensamientos, opiniones y
demás.
Ubicar las situaciones, los momentos, las personas o los tipos de
relaciones que nos hagan sentir nerviosos, apenados, inseguros,
indecisos, etcétera.
Identificar las acciones o interacciones que nos dificultan tomar una
decisión, solucionar algún problema, entre otros.
Reflexionar y/o decidir qué habilidad es la que uno desea desarrollar.
Algunas señales que indican dificultad para utilizar adecuadamente nuestras
habilidades sociales son: a) Cambios en la conducta verbal y no verbal, por
ejemplo: hablar muy rápido o quedarse callados; utilizar un tono de voz bajo o
gritar; expresar con la cara el sentir; evitar mirar a la persona o ver hacia abajo
o hacia otros lados; encoger el cuerpo; rascarse; apretar las manos o las
mandíbulas, etcétera; b) La aparición de ciertos pensamientos, por ejemplo:
"¿Qué van a pensar de mí?"; "me da miedo"; "tengo pena", "¿y ahora qué hago
o digo?", etcétera. c) Las respuestas de nuestro organismo, por ejemplo:
respirar agitadamente o contener la respiración; sentir "calor" en la cara o el
cuerpo; sudar excesivamente; sentir frío y marearse, entre otras reacciones.
Es importante considerar que todas las personas son capaces de aprender y
desarrollar habilidades sociales y, más aún, de llevarlas a la práctica ante
situaciones que perjudiquen, como el uso y abuso de drogas. De esta forma,
algunas de las habilidades sociales que se pueden aprender, mejorar y practicar
en la vida diaria, se agrupan de la siguiente forma:
Habilidades para comunicarse, por ejemplo: escuchar a los demás,
platicar con otras personas, expresar las propias opiniones, etcétera.
Habilidades relacionadas con los sentimientos, por ejemplo: conocer o
identificar los sentimientos personales, saber expresarlos, comprender
los sentimientos de otros.
Habilidades para manejar la agresión, por ejemplo: negociar o resolver
desacuerdos, tener autocontrol, defender los derechos personales,
etcétera.
Habilidades para contrarrestar el estrés, por ejemplo: saber afrontar las
presiones del grupo de amigos, formular y expresar una queja,
responder a una acusación, relajarse, entre otras.
Habilidades de planificación, por ejemplo: tomar decisiones, solucionar
problemas, etcétera.
Los expertos en la prevención de drogas, sugieren que algunas de las
principales habilidades sociales que deben enseñarse y reforzarse en los niños,
adolescentes y jóvenes son: toma de decisiones, solución de problemas,
resistencia a la persuasión o presión del grupo de pares a usar drogas o a
cometer actos delictivos, el autocontrol y la negociación ante situaciones que se
relacionen con el consumo de drogas.
52. ¿Por qué son importantes las habilidades sociales en la prevención
del consumo de drogas?
Porque
permiten crear, fortalecer y practicar pensamientos, actitudes y
conductas favorables a la salud física y mental, así como incrementar la
competencia personal o el desempeño óptimo en las relaciones interpersonales,
mismas que ayuden a afrontar decididamente todas aquellas situaciones que
puedan originar el consumo de drogas, por ejemplo: la presión de los
amigos para animarlo a darle un "toque" al cigarro de marihuana o beber
alcohol.
Actualmente, los especialistas en prevención del uso de drogas consideran que
una de las formas efectivas para afrontar este problema es a partir del
desarrollo y reforzamiento de habilidades sociales, sobre todo, en niños y
adolescentes. Ello los ayudará a incrementar sus cualidades; a mejorar la
calidad y la cantidad de las relaciones que se establecen con otros; a valorar y
aprender a pensar y a comportarse de manera positiva o más saludable,
diferente al consumo de drogas; asimismo, las habilidades sociales contribuirán
a reducir el malestar personal que orilla a niños y adolescentes a buscar otro
tipo de sensaciones o de amigos que están en riesgo de consumo, etcétera.
Por ejemplo, diversas investigaciones enfocadas al desarrollo de habilidades
sociales en adolescentes y jóvenes, como automanejo (independencia, control
personal, toma de decisiones, solución de problemas, comunicación clara y
directa) y resistencia al grupo de amigos para el uso de drogas, señalan que el
consumo de sustancias tóxicas se reduce en un porcentaje considerable,
favoreciendo, la perseverancia de actitudes y conductas ajenas a la adicción.
Otros resultados indican que fortalecer la autoestima, la toma de decisiones, la
comunicación y la habilidad de establecer actitudes y amistades libres de
drogas en los adolescentes, promueven el buen desempeño escolar, reducen la
relación con las drogas, disminuyen el contacto con amigos o conocidos que
tienen conductas riesgosas en cuanto al consumo y mejoran la autoestima, el
control personal y los vínculos con la escuela. Además, con el uso adecuado de
habilidades sociales es posible reducir problemas personales que generan
depresión, ira, agresividad o estrés.
Aunque nosotros o alguno de nuestros amigos o familiares tengan dificultad
para manejar adecuadamente algún tipo de situación o relación con amigos o
conocidos, es importante tener presente que, en realidad, todos podemos ser
competentes; es decir, mostrar conductas efectivas siempre y cuando
identifiquemos con claridad la habilidad que deseamos mejorar y la llevemos a
la práctica, sin dejar de lado el deseo, la motivación y el compromiso de
aprender y cuidar nuestra salud.
Se considera que para el desarrollo de habilidades sociales deben tenerse
presentes cuatro elementos:
Aprender conductas o maneras específicas de manejar una situación.
Reducir la tensión o el nerviosismo que provocan ciertas situaciones.
Modificar valores, ideas o creencias que limitan la libre expresión.
Practicar diferentes formas de resolver problemas.
Algunas formas que se recomienda llevar a la práctica para favorecer el
desarrollo de habilidades sociales en niños y adolescentes y, en consecuencia,
la prevención de drogas, son las siguientes:
Aprender lo que hace otra persona segura de sí misma, es decir, copiar
su conducta, dándole siempre nuestro "toque personal".
Representar escenas de situaciones reales para que, si se presenta el
caso, se actúe con seguridad sobre algo que no se quiere hacer; por
ejemplo, cuando en la secundaria alguien ofrece cigarros o alcohol para
darle una "probada".
Obtener e incrementar la información acerca de lo que debe hacerse y/o
cómo manejar adecuadamente situaciones o relaciones de la vida
cotidiana, ya sea preguntando a los padres de familia y maestros,
consultando libros, etcétera.
Automotivarse verbalmente respecto a lo aprendido y practicado, por
ejemplo: "No es tan difícil como creía", "lo estoy haciendo bien",
etcétera.
Cambiar pensamientos inadecuados o negativos, por ejemplo: "No
puedo", "no sé", "me da pena", "me vale", por otros positivos: "esto me
beneficia", "sólo necesito practicar", etcétera.
Aumentar el número de autoevaluaciones positivas e indicaciones
precisas sobre qué y cómo hacer y resolver problemas.
Tener un control sobre lo que se quiere y se hace, a fin de sobrellevar,
de la mejor manera, problemas que pudieran tenerse con los amigos,
familiares y compañeros que se asocien al uso de drogas.
53. ¿Qué es la resilencia?
Es
la capacidad de una persona para surgir o salir de situaciones adversas,
adaptarse, superar y acceder a una forma de vida que resulte significativa y
productiva. Una persona resilente es aquella que, a pesar de nacer, crecer y
vivir en un ambiente de alto riesgo para su crecimiento personal y familiar se
desarrolla física y mentalmente sano y exitoso.
La resilencia abre un camino para enfatizar y considerar los aspectos positivos y
los motivos de superación que los seres humanos tienen para enfrentarse
constantemente a los problemas o situaciones de riesgo en su entorno.
La resilencia no es algo con lo que se nace, sino una característica que las
personas adquieren durante su desarrollo, sobre todo en la infancia. Es una
capacidad que se va obteniendo con la constante interacción que se tiene con
el entorno donde se vive. Para que esta capacidad pueda ser considerada
resilencia, debe permanecer casi sin variación durante largo tiempo. Un ejemplo
de resilencia puede ser el caso de un niño que pese a que nace en un ambiente
con serias carencias materiales y falta de estímulos afectivos, es capaz de salir
adelante y tener una vida normal.
La resilencia es un término que ha adaptado la psicología y cuando se
menciona adaptación, es porque se utilizó inicialmente en la ciencia física para
indicar la "propiedad de la materia que se opone a la rotura por el choque o
percusión". Su origen proviene del latín "resilio", que significa volver atrás
volver de un salto, resaltar, rebotar.
54. ¿Por qué es importante la resilencia para evitar el consumo de
drogas?
La probabilidad de que una persona consuma drogas se relaciona con los
riesgos que enfrenta. Por ello, quienes cuentan con la capacidad de resilencia
podrán tener las habilidades y los elementos necesarios para contender con
esas situaciones de peligro.
Los riesgos que afrontan las personas en su vida diaria pueden ser muy
frecuentes y variados. Van desde riesgos inofensivos, como conducir un auto,
hasta los que representan un problema grave como, por ejemplo, una crisis de
depresión en un adolescente que enfrenta la muerte repentina de un hermano
en un accidente de tráfico. Cada persona contará con distintas capacidades,
habilidades y cualidades para hacer frente a cada uno de estos riesgos. Por lo
tanto, en circunstancias potencialmente peligrosas y similares, dos personas
podrán salir de ellas, afectadas en distinto grado.
En este sentido, la resilencia actúa como elemento que disminuye la influencia
negativa de las situaciones de riesgo que afronte una persona. El individuo
resilente no evitará los riesgos en su vida, sino que simplemente, tratará de no
involucrarse en un conflicto mayor derivado de situaciones problemáticas. Por
ejemplo: dos hermanos que comienzan a pasar su tiempo libre con un grupo de
amigos, entre quienes es común el consumo de marihuana, probablemente
actuarán de forma distinta ante la presión de los demás y evitarán comenzar a
consumir la droga, de acuerdo con el nivel de resilencia que posea cada uno.
55. ¿Por qué participar en la prevención de drogas cuando ni mi
familia ni yo tenemos este problema?
El
uso y abuso de drogas es un fenómeno social, dinámico y en evolución.
Desde un punto de vista médico, se considera al consumo de drogas como una
enfermedad que, al igual que en otras, existe la posibilidad de que entre mayor
sea el número de personas adictas, mayor será el riesgo de que otros la
"padezcan"; es decir, como cualquier otra enfermedad, prevalece el riesgo de
propagación; por tal motivo, se justifica que evitar o prevenir el consumo de
drogas requiera del interés y participación de todos, ya que se trata de un
asunto de salud pública. Además, aun cuando dentro del núcleo familiar no se
presente este problema, se deben tomar medidas preventivas a nivel familiar y
social, pues el consumo de drogas se asocia a conductas antisociales; un
ejemplo son los accidentes automovilísticos, provocados por conductores que se
encontraban bajo los efectos de alcohol y/o de otras drogas.
Si ni usted ni su familia tienen el problema, es el momento más adecuado para
informarse y evitar que el fenómeno de las adicciones afecte a algún miembro
de su familia o comunidad; la participación de todos es indispensable, a fin de
mejorar las condiciones de vida propias y de la comunidad.
En la medida en que las personas se movilicen para hacer frente a este
problema o se interesen por tener injerencia en los programas que ofrecen las
instituciones que abordan este tipo de asuntos comunitarios, se podrá contar
con mayores y mejores alternativas de solución.
Por medio de programas preventivos, todas las personas, sin importar edad o
actividad, pueden aprender a ayudar a prevenir el uso de drogas, mediante
actividades sencillas. Además, al conocer más del tema, estará contribuyendo a
la salud de la población en la que habita su familia, sus hijos, sus amigos,
etcétera. Instituciones como Centros de Integración Juvenil han elaborado
programas preventivos, donde la participación de voluntarios y prestadores de
servicio social es fundamental, ya que son quienes llevan a cabo las actividades
de promoción a la salud.
En cuanto a los que ya utilizan algún tipo de droga como alcohol, tabaco u
otras drogas como la cocaína, la mariguana, los solventes, es importante saber
que los adictos se pueden rehabilitar, pero se necesita de la participación
organizada tanto de instituciones como de la comunidad, para generar recursos
que brinden la posibilidad de contar con profesionales de diferentes áreas de
salud, y espacios donde sea posible el proceso de recuperación y reinserción a
la comunidad.
56. ¿Cómo identificar cuando una persona consume drogas?
Es
importante identificar que las personas cambian, en particular los jóvenes y
adolescentes; sin embargo, para comprender si los cambios de personalidad
son parte del crecimiento o del inicio del consumo de drogas, es conveniente
conocer a la persona.
Los usuarios de drogas van cambiando sus prioridades, el trabajo, los
amigos y los intereses son reemplazados por el consumo de drogas.
Desinterés y descuido en las actividades cotidianas. Esta conducta puede
manifestarse a través de depresión o enojo, en cualquier caso, es importante
resolver el problema que provoca esta conducta. Observe si se deterioran las
relaciones familiares, el desempeño escolar y/o laboral.
Cambios en la rutina. Todas las personas tienden a establecer rutinas para
levantarse, asistir a la escuela o al trabajo, visitar amigos, dormir, comer,
etcétera. No obstante, los usuarios de drogas suelen presentar cambios
abruptos en sus rutinas, ya que se incorporan a otros círculos sociales, donde
pueden consumir o conseguir las drogas. Las actividades relacionadas con la
droga sustituyen a las que se realizaban regularmente, por lo que las rutinas
tienden a cambiar.
Los consumidores pueden dejar rastros o señales de que consumen
drogas, lícitas o ilícitas: pipas, jeringas, cigarros, polvos o pastillas que
parezcan drogas.
La mayoría de las veces, existen evidencias de intoxicación en los
consumidores (mirada pérdida, caminar con dificultad, hablar
incoherencia, entre otras.
Aislamiento o euforia. Los consumidores de drogas pueden llegar a sentir
deseos de estar solos y aislarse; es posible que estén deprimidos y su
comportamiento resulte "normal", incluso durante un par de semanas, pero si
este cambio es repetino, se debe considerar como un indicio de consumo de
drogas, por ejemplo: la persona era muy sociable y ahora se encierra
completamente; o por el contrario, también cuando un individuo se muestra
más alegre o activo de lo acostumbrado.
Alucinaciones. Se puede notar cuando el individuo tiene alucinaciones auditivas
o visuales: escucha voces o ve diablos, animales, personas, etcétera. También,
en muchos casos este tipo de problemas puede obedecer a ciertos
padecimientos psiquiátricos que suelen presentarse en la adolescencia; ante
ello, es importante consultar a un especialista.
57. ¿Cómo saber si alguien en mi familia está en riesgo de consumir
drogas?
Por el número de las situaciones de riesgo a las que la persona se enfrenta. Por
ejemplo, si un adolescente prefiere juntarse con amigos que usan drogas o se
refiere a ellas con una actitud de aprobación y además tiende a tener bajas
calificaciones, reprueba con frecuencia o no sabe controlar sus impulsos, entre
muchas otras conductas, estará en mayor riesgo de caer en la drogadicción.
El peligro de que una persona consuma drogas puede "medirse" por la
presencia o la ausencia de una serie de situaciones que se les conoce como
factores de riesgo.
Aun cuando no se sabe qué combinación de factores de riesgo resulta más
peligrosa, se conoce que de acuerdo con el número de factores de riesgo que
enfrente una persona y la forma como éstos interactúan, puede predecirse la
probabilidad de que use sustancias tóxicas. Pero también se debe mencionar
que no siempre que se presenta una serie de factores necesariamente las
personas consumirán drogas, simplemente aumenta el riesgo. Asimismo, ciertas
características de personalidad o algunas situaciones familiares, escolares y
comunitarias incrementan este riesgo.
En ocasiones resulta positivo apoyarse un poco en la intuición familiar. Los
integrantes de las familias se conocen debido al tiempo que han pasado juntos,
por lo que se dan cuenta cuando las cosas no marchan bien para alguno de sus
miembros; saben cuáles son sus hábitos, sus estados de ánimo comunes, así
como las características de la personalidad de cada uno. Cuando existen
cambios en estas esferas, sobre todo si son muy repentinos, entonces es
factible pensar que el familiar experimenta un problema, tal vez una
enfermedad psicológica, alguna situación estresante en el trabajo, que lo
vuelven vulnerable al desarrollo de otros trastornos; sin embargo, cuando éstos
se asocian a alguno de los factores de riesgo anteriormente comentados, no se
debe descartar la posibilidad de que se trate de consumo de drogas.
Cualquier situación atípica en la vida de alguno de los familiares, puede ser un
indicio de vulnerabilidad hacia el consumo de sustancias tóxicas; en este caso,
la labor preventiva es detectar situaciones de riesgo y modificarlas.
Pero no sólo los cambios significan un riesgo. Muchas familias experimentan de
manera continua situaciones de violencia, falta de comunicación o vinculación
negativa, abuso sexual, etcétera, aspectos que también pueden ser un riesgo
de consumo de sustancias tóxicas.
58. ¿Cómo saber si los cambios en mis hijos adolescentes se deben al
consumo de drogas o a la etapa por la que atraviesan?
Es
cierto que existen situaciones propias de la adolescencia que se parecen a los
cambios que algunos adolescentes presentan cuando hacen uso de drogas:
variaciones en el estado de ánimo, aislamiento, descuido en su persona, entre
otros; pero también hay indicadores que nos hablan de consumo de drogas,
como: reunirse con amigos que usan drogas, defender el uso de sustancias sin
darle importancia o minimizando sus efectos negativos, disminución del
rendimiento académico (bajas calificaciones, ausentismo, expulsiones, reportes)
o incremento de conductas agresivas.
Se puede identificar a las personas que usan drogas en distintos momentos:
Cuando están bajo los efectos de la sustancia.
Cuando experimentan síntomas si han suspendido su consumo.
Cuando hacen cosas para conseguirlas, consumirlas y recuperarse de sus
efectos.
Los síntomas que las drogas provocan son muy diversos y se hallan en función
de la sustancia y la cantidad utilizada; mientras hay drogas que deprimen, otras
provocan euforia; algunas favorecen las conductas agresivas, otras, las inhiben.
Los padres de familia deben mantenerse alertas a cualquier cambio que pueda
ser indicio de consumo de drogas en sus hijos. Si sospechan de consumo deben
confirmarlo mediante preguntas directas, en una conversación donde reine la
confianza y el apoyo o como última alternativa, un examen de laboratorio.
Algunos cambios de conducta que deben alertar a los padres para identificar la
posibilidad de que sus hijos estén iniciando el consumo de drogas, son:
Cambios intensos en el estado de ánimo. Por ejemplo: Al consumir
alcohol en grandes cantidades, las personas pueden cambiar de "humor"
pasando de estar muy alegres a llorar o pelear.
Alteraciones emocionales: Se enoja con facilidad, se le nota "nervioso", o
muy triste.
Comportamiento infantil, se ríe sin motivo.
Actitud de aprobación a las drogas, como usar ropa con la figura de
hojas de marihuana o alguna otra droga.
Deja de interesarse por sus actividades cotidianas: trabajo, escuela,
familia y amistades.
Baja de calificaciones sin motivo aparente; le ha dejado de interesar la
escuela, quiere abandonarla o no asiste con frecuencia.
Tiene constantemente dificultades para mantenerse en un trabajo.
Cambio de amistades, reuniéndose ahora con personas que distribuyen
y/o consumen drogas.
Se aísla, no desea participar en actividades familiares: reuniones, fiestas,
días de campo.
No se interesa por su arreglo personal.
59. ¿A qué edad se recomienda hablar de drogas con los hijos?
Según
su edad, los niños requieren información directa y clara de las sustancias
y los riesgos que representa consumirlas. Con los hijos siempre resulta
conveniente plantear la postura cero tolerancia hacia el consumo de drogas.
Conforme el hijo crece, se debe ampliar la información, aclarar puntos de vista
y conversar acerca de las desventajas de consumir alcohol en las fiestas y
reuniones familiares.
En el siguiente cuadro se da una guía acerca de la información sobre drogas
que es más conveniente manejar con los hijos, dependiendo del grado escolar
que cursen:
60. ¿Cómo puedo hablar con mis hijos sobre los riesgos de consumir
drogas?
Establecer un diálogo en el que puedan intercambiarse opiniones de forma
directa y sencilla respecto al tema, con la intención de aclarar las ideas, y
echar abajo los mitos en torno a las propiedades que poseen las drogas. Los
padres de familia deben buscar información confiable que les permita conocer
los daños que a corto y a largo plazo provoca el uso de alcohol, tabaco y demás
drogas. Es importante que los hijos sean escuchados y que no se les critique su
forma de pensar, esto favorecerá un buen ambiente de confianza y
comunicación.
Se debe conversar de manera clara y constante con los hijos sobre cualquier
tema, como el uso y abuso de drogas, la sexualidad, el ambiente escolar, entre
otros. Lo conveniente es que los padres de familia se informen y busquen
instancias donde puedan obtener la información necesaria para entablar una
comunicación directa con sus hijos. La información, además de orientar al hijo,
le permitirá identificar situaciones de riesgo, a fin de rechazar firmemente
alguna invitación al consumo de parte de compañeros, amigos o conocidos.
Es necesario hablar con los hijos de los riesgos que entraña el consumo de
drogas, con objeto de evitar que reciban información falsa y se dejen influir
negativamente. El desarrollo de principios y valores en la familia ayuda a tomar
decisiones basadas en hechos reales y no en la presión ejercida por otros.
Escuchar a los hijos acerca de lo que saben o creen acerca de las drogas es
básico, pues esto les permitirá plantear situaciones de probable riesgo y
compartir experiencias, con la finalidad de que conozcan los daños que
provocan las drogas a la salud física y mental, y al entorno social. Sin embargo,
este tema puede abordarse aun cuando los hijos no muestren interés al
respecto; por ejemplo, se puede aprovechar un programa de televisión o radio,
una película o una noticia que trate el tema.
Es conveniente también aprovechar el momento de transmisión para comentar
lo engañoso de los anuncios publicitarios donde la promoción del consumo de
alcohol y tabaco ofrece imágenes que nada tienen que ver con la realidad del
uso de drogas. Para que el ejercicio de comunicación de los padres brinde
realmente información y orientación a los hijos, se requiere ser un ejemplo
saludable; los padres son modelos para los hijos, por lo que sus actitudes ante
las drogas, así como sus hábitos de consumo, influyen de forma decisiva en su
comportamiento.
Dentro de las reglas y normas familiares, los padres deben ser congruentes
respecto al uso de alcohol, tabaco y otras drogas, y advertir acerca de las
consecuencias de no cumplirlas. Deben asegurarse de que sus hijos conozcan y
entiendan su punto de vista, y explicar que la prohibición del uso de drogas en
casa responde a razones de amor. Es necesario reforzar constantemente los
valores y ser un ejemplo no utilizando drogas, además de proponer diversas
formas de entretenimiento saludable.
61. ¿Cuáles son los límites o las reglas que deben considerar los
padres de familia respecto al consumo de alcohol de sus hijos e hijas?
En
la medida que existan en el hogar reglas y normas claras sobre consumo de
alcohol, tabaco y otras drogas de abuso, y que los padres no tengan una
actitud permisiva al respecto, las probabilidades de que sus hijos presenten
problemas de adicción serán menores.
Las normas y reglas que aprenden todas las personas durante la infancia y la
adolescencia son transmitidas, en gran parte, por la familia y tienen un papel
fundamental en la vida adulta. Las normas adecuadamente asumidas funcionan
como importantes principios para determinar la forma de percibir la vida.
Según investigaciones, cuando los padres que usan algún tipo de droga,
incluyendo alcohol y tabaco, o tienen una actitud permisiva con sus hijos
respecto al consumo de estas sustancias, estos últimos tienen mayores
problemas para evitar o controlar que sus hijos las consuman.
Aun cuando la existencia de reglas y normas claras en el hogar sobre las drogas
no garantice totalmente que los hijos no experimenten con ellas en algún
momento, si ayudará para que esta experimentación no derive en una adicción.
Son muchas las ocasiones que se le presentan al adolescente para consumir
alcohol y tabaco entre su grupo de amigos. Ante estas situaciones, lo que
favorecerá que el joven acepte o no "probarlas", será la noción que tenga
acerca de si el hecho de experimentar le resulte normal o de si lo identifica
como un peligro. Cuando las normas y reglas sobre alcohol y tabaco son lo
suficientemente claras para toda la familia, éstas funcionan como elementos
protectores para el abuso de drogas, fuera y dentro de casa.
Los principios no permisivos con respecto al consumo de alcohol y tabaco
inculcados por la familia son también un importante mecanismo protector para
los adolescentes ante la constante influencia que ejerce la publicidad de
bebidas alcohólicas y tabaco, encargada de presentar sus productos como algo
necesario.
Por estas razones, cuando los padres que tienen hijos mayores a los 18 años de
edad se preguntan sobre la actitud que deberán asumir respecto al consumo de
alcohol y tabaco, drogas socialmente aceptadas, la respuesta más
recomendable es que en tanto asuman una actitud lo menos permisible posible,
mayores serán los elementos internos que tengan sus hijos para hacer frente a
las situaciones de presión para que consuman estas drogas.
En el caso de padres con hijos menores de edad, la actitud en relación al
consumo de cualquier sustancia tóxica debe ser de rechazo total. Lo anterior no
debe implicar que se vea afectada la comunicación y la confianza entre padres
e hijos; para ello es importante que esta actitud vaya acompañada de una
mutua comprensión en cuanto a que el uso de alcohol y tabaco en edades
tempranas afecta seriamente la salud y, en ocasiones, de manera irreversible,
además de ser éste un factor de alto riesgo capaz de convertirse en un
problema grave de alcoholismo o tabaquismo.
Supervisar las actividades de los hijos fuera de casa es otra forma de apoyar el
que las reglas familiares rijan también la conducta de los hijos más allá del seno
del hogar. Es común que en las reuniones de amigos se abuse del alcohol y del
tabaco; sin embargo, si los padres están enterados de estas reuniones, del
lugar en el que se efectúan, de quiénes asisten y establecen horarios precisos
para sus hijos, disminuirán las posibilidades de que tengan algún problema
derivado del consumo de drogas o de otras conductas de riesgo.
62. ¿Cómo puedo hablar con mis padres sobre las drogas?
Para garantizar que se establezca un buen diálogo sobre el tema de las drogas,
es necesario acercarse a los padres, cuando se encuentren tranquilos; entonces
se deberán exponer dudas de manera clara y, si ambos lo precisan, buscar
información confiable en libros especializados o consultar con un profesional en
la materia. Cualquier tema puede ser abordado con los padres, incluyendo el de
las drogas. En algunas familias, ciertos temas pueden suscitar incomodidad
porque se trata de cosas que simplemente no se tocan, es decir, que son
tabúes, por ejemplo la sexualidad o el consumo de drogas, pero que se
derrumban cuando se comienza a hablar sin prejuicios de ellos.
Los padres de familia son actores básicos en la prevención del consumo de
drogas en los hijos, primero a partir del ejemplo que muestre lo negativo que
es consumir drogas y segundo, es proporcionar a sus hijos información seria
sobre las consecuencias del uso de sustancias expresando su rechazo rotundo
al consumo.
Encontrar la forma de hablar con los padres y los hermanos mayores sobre este
tipo de temas ayuda a tener siempre más elementos para repudiar el consumo
de drogas, además de que la buena comunicación mejora la relación con ellos.
Hay temas que pueden percibirse como amenazantes, por lo que se tratan poco
en los ambientes familiares: masturbación, métodos anticonceptivos, consumo
de drogas, orientación sexual, etcétera. En muchas ocasiones corresponde a los
jóvenes romper los estereotipos y dar el primer "paso" para hablar sobre estos
temas con su familia.
La ansiedad que los asuntos delicados provocan disminuye si se toma en cuenta
lo siguiente:
Contar con información científica sobre el tema. El conocimiento permite
plantear argumentos convincentes sobre ciertos fenómenos y las formas
óptimas de resolver o de evitar la aparición de problemas relativos al
tema.
Evitar prejuicios. La calificación de bueno o malo debe sustituirse por
concepciones menos extremas, como: "conveniente o inconveniente" o
"más sano" y "menos sano".
Considerar la verdad como un gran valor. La verdad y la franqueza son
valores sociales y familiares indispensables. E
Evitar situaciones violentas. Este tipo de manifestaciones son obstáculos
para llegar a acuerdos.
Al dialogar sobre el tema de las drogas debe existir la posibilidad de que
cualquier inquietud o pregunta sea formulada, discutida y contestada.
Una vez tomada la decisión de hablar con tus padres sobre las drogas, es
necesario que se considere antes que nada:
Definir cuál es el motivo para querer hablar sobre el tema.
Qué aspectos de las drogas son los que más preocupan o acerca de los
cuales se quiere hablar.
Es importante acordar un tiempo para hablar sobre este tema.
En todo momento deben prevalecer seguridad, tranquilidad, respeto,
claridad y ambiente cordial para la charla.
63. ¿Cómo hablarle a mi hermano menor de drogas?
En
general, los hermanos mayores son importantes modelos para los menores;
por esta razón, es necesario que hablen con ellos del uso de tabaco, alcohol y
otras drogas (identificando los riesgos y los daños), además procurarles ciertas
actividades que más adelante los apoyen para que no consuman de drogas.
Para proporcionar la información adecuada a los hermanos menores, se debe
ser cuidadoso, averiguar lo que saben al respecto y asesorarse con un adulto
(padre, madre, abuelo) o especialista (maestro, médico, etcétera), a fin de
saber cómo orientar a los menores de la mejor manera acerca de los peligros
que habrá de enfrentar.
De acuerdo con las investigaciones, se conoce que los niños y jóvenes son más
vulnerables para iniciar el consumo de alcohol, tabaco y otras drogas, debido a
las características de la edad (cambios repentinos de estado de ánimo, rebeldía,
desafío a las autoridades y a las normas, etcétera), ya que están expuestos
diariamente a una serie de peligros inevitables.
Por ello, es importante saber cómo orientar a los menores en cuanto a sus
intereses y preocupaciones principales. Por ejemplo: su estado general de
salud; relaciones sociales y afectivas; rendimiento escolar; recreación;
sexualidad; consumo de alcohol, tabaco y otras drogas; situaciones estresantes
y eventos negativos de la vida.
Hay que recordar que tanto los hermanos mayores como los padres son figuras
importantes para el niño, porque con su ejemplo crean en él una forma de ver
las cosas. El apoyo de los hermanos mayores es fundamental para prevenir que
los más pequeños usen sustancias tóxicas con los daños asociados. Pero,
¿cómo hacerlo? Aquí se incluyen algunas ideas que pueden ser de utilidad:
Ser un buen ejemplo para el hermano menor, porque en su calidad de
mayor representa un importante modelo para imitar.
Procurar que en la convivencia diaria entre hermanos, el menor observe,
escuche e incorpore conductas positivas.
Enseñarle que la salud es una responsabilidad individual, que se
construye con las actitudes y se cuida día a día.
Inculcar estilos de vida sanos: práctica de ejercicio, alimentación natural
y equilibrada; conocimiento y cuidado del cuerpo humano; hábitos de
estudio y descanso ordenados; aseo y arreglo personal; manejo del
estrés con actividades de relajación; uso sano del tiempo libre; expresión
sin cortapisas de los afectos; comunicación y confianza con la familia;
colaboración en las labores de casa; rendimiento escolar conveniente y
participación en otras actividades escolares; relación con grupos de
amigos libres de drogas; pasatiempos creativos; proyectos y metas de
realización personal, entre otros.
Asimismo, al hermano menor se le puede transmitir una serie de mensajes que,
en algún momento, le serán de gran utilidad. He aquí algunos ejemplos:
Crecerás fuerte y sano si evitas fumar o beber.
Mejorarás tu condición física si no fumas ni bebes.
Tendrás mayor rendimiento en los deportes que practiques si no fumas.
Disfrutarás más el sabor de los alimentos si no fumas, además de que
estarás evitando el mal aliento.
El costo económico de los cigarros y las bebidas alcohólicas es alto.
Tu salud no tiene precio.
Si estudias y aprovechas la escuela, podrás alcanzar tus sueños.
Si eres disciplinado, te será más fácil acabar tus tareas y organizarte.
Cualquier proyecto se logra con empeño, orden y apoyo de quienes te
quieren.
Tus hermanos y tus padres te queremos y nos preocupamos por ti.
Cuentas con mi apoyo incondicional de hermano.
Si tienes algún problema, me gustaría que me lo cuentes y poder
ayudarte.
Los niños y jóvenes que no usan drogas son más resistentes y exitosos.
64. ¿Es conveniente hablar de drogas con un niño preescolar?
Sí.
Algunas investigaciones recientes muestran que la edad de inició en el
consumo de drogas ha ido disminuyendo; además, cada vez hay mayor
disponibilidad lo que eleva las posibilidades de que un menor entre en contacto
con algún tipo de drogas. La influencia de la televisión, el internet, el cine y las
revistas, entre otros, son capaces de actuar negativamente en la percepción del
daño que provocan las drogas (generalmente, se minimiza), por lo que hablar
acerca del tema de las drogas con información verídica y de acuerdo con la
edad del menor, es algo que puede protegerlo.
En la vida diaria es frecuente encontrar contradicciones y "dobles mensajes",
entre lo que se hace o se dice, que pueden confundir, sobre todo a los
pequeños. Por ejemplo, en cuanto al tema de las drogas, solemos decir que son
peligrosas, que causan diversos tipos de daños, sin embargo, el consumo de
alcohol y tabaco se promueve insistentemente en los medios masivos de
difusión, en las canciones y, algunas veces, entre los miembros de la familia.
Cabe la consideración de que, en realidad, los menores cuentan con
"demasiada" información acerca de las drogas; por supuesto que ésta es
informal, parcial y manipulada, lo cual hace indispensable que los adultos o
encargados de educarlos platiquen con ellos desde temprana edad. Hay que
tomar en cuenta que a los niños pequeños les gusta hablar de sus "importantes
experiencias o dudas" y cuando se les escucha con interés aumenta su
seguridad y esto favorece su autoestima. Por lo tanto, procurar conversaciones
francas y frecuentes influirá para que los menores tomen buenas decisiones.
Si desde que los hijos son pequeños se establece la posibilidad de dialogar, se
estará fomentando la confianza que siempre es recomendable que exista entre
padres e hijos. En la actualidad, los niños se enfrentan a una serie de temas a
edades cada vez más tempranas, que impiden que comprendan por si solos la
información; en estos momentos, la presencia de las figuras materna y paterna
contribuye el desarrollo inteligente del menor. Cabe mencionar, que en
investigaciones médicas, así como en información de las organizaciones de
salud pública, se menciona que cuando los pequeños necesitan obtener
información, generalmente acuden primero a sus padres. En cambio, durante la
adolescencia los hijos suelen acudir más a sus amigos y a otros medios de
difusión.
Por tal razón, es precisamente durante la infancia de los hijos cuando los
padres tienen las mejores oportunidades de hablar antes de que otras personas
influyan en su forma de pensar y los confundan con información errónea o con
explicaciones que carecen de los valores que desean inculcarles. Desde esta
etapa de la vida se debe aprovechar para conversar sobre temas difíciles como
el consumo de alcohol, tabaco y otras drogas, del sexo, el sida y la violencia.
Es recomendable hablar con los hijos del tema de las drogas, en forma sencilla
y clara, con información. Debe hacerlo sin temor, igual que si les dijera que
deben tener cuidado al cruzar las calles o lavarse las manos antes de ingerir
alimentos, se trata de prevenirlos de posibles peligros. Si su hijo le hace
preguntas, responda con comentarios cortos y sencillos, que, por regla general,
son más efectivos.
Los niños suelen imitar a los adultos, por lo que es importante transmitirles
mensajes congruentes; por ejemplo, si usted tiene una reunión familiar o de
amigos, ofrezca a sus invitados bebidas sin alcohol; no fume cuando se sienta
enojado o intranquilo, evite la automedicación, pues su ejemplo dará claridad a
sus hijos, acerca de lo que espera de ellos.
65. ¿Cómo prevenir que mis hijos consuman drogas?
Como
padres podemos evitar que nuestros hijos usen drogas al no consumir
alcohol, tabaco u otro tipo de sustancias delante de ellos; hay que puntualizar,
asimismo, nuestra desaprobación al uso de sustancias tóxicas; establecer una
comunicación adecuada con ellos; mostrar afecto a través de palabras y
acciones; evitar situaciones violentas en casa; enseñar a los hijos a tomar
decisiones y a decir NO ante el ofrecimiento de drogas; hablar con ellos de las
estrategias que utiliza la publicidad para invitarlos a usar alcohol y/o tabaco, y
enseñarlos a evaluar estos mensajes.
Diversas investigaciones han demostrado el papel que desempeña el contexto
familiar tanto en el desencadenamiento de conductas problema y consumo de
drogas, como en la prevención de este fenómeno.
Otras recomendaciones para evitar que los hijos consuman drogas se presentan
a continuación:
Fomentar el amor propio y el autorrespeto en los hijos. Enseñarles a
valorarse, a cuidar su cuerpo, a tomar decisiones, reconocer sus logros y
no insultarlos.
Ayudar a los hijos a tener buen desempeño escolar. Los padres pueden
favorecer las buenas calificaciones de sus hijos al estudiar con ellos,
supervisar sus tareas, verificar que asistan a la escuela, enseñar buenos
hábitos de estudio y proporcionarles un espacio conveniente para
estudiar.
Diseñar alternativas que propicien el uso adecuado del tiempo libre.
Participar en actividades de recreación con los hijos, como: acudir al
cine, ver películas en televisión, practicar juegos de mesa y realizar
ejercicio físico. Y si por su edad, los hijos prefieren realizar actividades
con sus amigos, fomentar la diversión libre de drogas.
Detectar indicios de depresión en los hijos (trastornos en el sueño,
tristeza, fatiga constante, disminución de la actividad sexual, pérdida del
apetito, pensamiento suicida, reducción o aumento de peso, desinterés
por actividades que anteriormente eran placenteras) y buscar a un
especialista para resolver la situación.
Establecer límites dentro de las familias. Fijar democráticamente reglas
familiares claras, a fin de evitar límites confusos y desórdenes en el
comportamiento. Los hijos deben saber cuáles son sus responsabilidades
y derechos; y además, debe existir un código de sanciones y
recompensas que correspondan a la observancia o al incumplimiento de
las normas.
66. ¿Qué papel desempeñan los valores personales y familiares en la
prevención del consumo de drogas?
Son
muy importantes. Identificar y aceptar los valores transmitidos en la familia,
la escuela, etcétera, permite que los individuos formen su propia escala de
valores y distingan las condiciones de vida a la que aspiran. Estos valores sirven
de guía, que interviene para disminuir las probabilidades de llegar a una
conducta adictiva.
Desde su infancia, los seres humanos adquieren valores de sus padres,
maestros, amigos, vecinos, familiares, etcétera, lo cual influye de manera
importante en el momento de tomar decisiones, como alejarse de personas que
incurran en uso y abuso de drogas y actos delictivos diversos, entre otros.
Como los valores determinan el comportamiento diario, es preciso identificarlos
y tratar de ser congruente con ellos. Hay valores universales como la bondad,
el amor, la justicia, la libertad, etcétera, y otros que son relativos, que
dependen del momento. Tener presentes los valores adquiridos a lo largo de la
vida, ayuda a que ante problemas de tipo individual, familiar o social, no se
olvide ni pierdan la orientación y el contenido de las acciones.
La toma de decisiones siempre se relaciona con los valores. Cuando éstos son
claros, la habilidad para elegir desde una vida saludable y libre de drogas, hasta
una profesión, se ve fortalecida.
Ante la necesidad de tomar diversas decisiones, cada persona actúa de acuerdo
con su escala de valores. En la actualidad se habla de que la velocidad con que
crece la tecnología, lleva a diferentes formas de pensar y al cambio de valores
de generación en generación; pero, al mismo tiempo, existe alarma ante la
posibilidad de que haya mayor confusión al respecto, por lo que cada vez se
hace más importante identificar las reglas, las normas y los valores que
favorezcan la convivencia entre los individuos dentro de una sociedad.
A continuación se presenta una lista de valores; es probable que el significado
de algunos no sea claro, por lo que se sugiere el apoyo de un diccionario.
67. ¿Difundir los efectos de las drogas ayuda a prevenir su uso?
Sí,
pero no es suficiente para evitar el consumo, aunque en ocasiones
contribuye a retardarlo. Conocer los efectos que las drogas producen en el
organismo puede originar o incrementar la curiosidad, el deseo o el afán de
experimentar con ellas, para comprobar lo que se dice de las drogas, por
ejemplo: Si en verdad provocan sensaciones placenteras, qué consecuencias
negativas personales acarrea darles tan sólo unas "probadas". No obstante lo
anterior, la información que se dé, quien la proporciona, los motivos por los que
se hace, el lugar y las circunstancias, en general, son algunos aspectos
importantes capaces de determinar que una persona decida o no experimentar
con drogas.
Por ejemplo, es más probable que un adolescente que está en un lugar solitario
y con sus amigos, fume marihuana, sobre todo si le dicen que no pasa nada y
que por el contrario, con ella se olvidará de sus problemas y sentirá mucha
tranquilidad. La decisión de experimentar con drogas puede cambiar si aun
teniendo la disponibilidad de usarlas, se tiene información veraz en el tema, por
ejemplo que el consumo de "tachas" (éxtasis), además de provocar
desubicación, también genera irritabilidad, ansiedad, falta de apetito, mareos,
dolor de estómago, etcétera.
Actualmente, los especialistas en prevención de adicciones sugieren que más
que informar a los niños y adolescentes sobre los efectos que provocan las
drogas, es necesario que conozcan e identifiquen las situaciones de riesgo
individuales, familiares y escolares que se relacionan con el uso y abuso de
drogas, así como los factores de protección que deben reforzarse a fin de evitar
que se inicie el consumo.
Particularmente, es necesario enseñar y fortalecer las habilidades sociales que
tienen que ver con las relaciones y/o situaciones de riesgo, por ejemplo: que un
adolescente aprenda a decir que "no" al ofrecimiento de drogas de su grupo de
amigos, sin que ello le cause malestar, pena, compromiso o lo haga
menospreciarse.
68. ¿Cómo influye el consumo de alcohol y tabaco en la conducta de
los hijos?
Se
considera negativo, dado que el alcohol y el tabaco son drogas que tienen
efectos a corto y largo plazo, entre ellos alteran la percepción y la capacidad de
juicio. Diversos estudios han encontrado relación entre el consumo de alcohol y
actos delictivos de diversa índole. Además, tanto el alcohol como el tabaco son
drogas de inicio, que favorecen que el individuo busque experimentar con otro
tipo
de
drogas,
como
marihuana,
cocaína,
etcétera.
Es importante platicar con los hijos y ayudarles a distinguir entre realidad y la
ficción; reflexionar respecto a las cualidades (la mayoría de las veces ficticias),
que se les suelen atribuir al alcohol y al tabaco. Desmitificar por ejemplo, el que
"con un trago, estarás más sociable en la fiesta", "te armarás de valor para ligar
a la muchacha o al muchacho que te gusta", que para "estar relajado, nada
mejor que un tabaco", que para "parecer grande, un cigarrillo en la mano", o
que "serás más popular entre tus amistades si fumas o tomas alcohol".
El consumo de alcohol y/o tabaco por parte de los hijos, sin la autorización de
sus padres, o por la ausencia de normas claras en la familia, con frecuencia
provoca que los jóvenes empiecen a ausentarse más tiempo de la casa; a que
requieran más dinero; a que se relacionen con personas que también consumen
tales sustancias; a que acudan a fiestas o reuniones con mayor regularidad y en
ocasiones, a que se metan en diversos problemas, como riñas, accidentes de
tráfico o robos.
Es indispensable reconocer cuando se presenta algún cambio en el estado de
ánimo de los hijos. Asimismo, los padres deben interesarse en las actividades
que ellos prefieren, conocer a sus amigos, a fin de prevenir conductas
indeseables, o bien, identificar el momento en que se manifiesten rebeldía,
desinterés escolar e, inclusive, conductas antisociales. La posibilidad de que
tales conductas estén asociadas al uso de alcohol y/o tabaco, es alta.
Aun en los casos en que se sospeche que los hijos comienzan a abusar de
alcohol y/o tabaco, resulta común que se pasen por alto consumos ocasionales
y moderados, y sólo se tomen medidas correctivas después de una borrachera.
Se recomienda conversar con ellos acerca de los daños a la salud que se están
causando y del riesgo de que el consumo se vuelva problemático.
En el caso de un consumo excesivo, se debe buscar asesoría profesional, con la
finalidad de participar en un proceso de rehabilitación y evitar mayores daños
tanto al hijo como al resto de la familia. Cabe mencionar que el alcoholismo de
un miembro de la familia afecta psicológicamente a todos los integrantes; y el
tabaquismo de cualquier individuo, además de dañarlo directamente a él, afecta
a quienes le rodean, pues el tabaco contiene gran cantidad de sustancias
tóxicas que se esparcen por el ambiente y causan enfermedades respiratorias,
cáncer y otros padecimientos.
69. ¿Son importantes las responsabilidades compartidas dentro de la
familia?
Sí,
porque favorecen y fortalecen los vínculos afectivos, la comunicación, la
confianza, el crecimiento personal y, en general, el buen funcionamiento de la
familia; todo ello contribuye a propiciar un ambiente sano y libre de drogas.
Compartir responsabilidades en la familia, ayuda y refuerza la toma de
decisiones y las habilidades necesarias para afrontar situaciones que se
relacionan con el uso de drogas. Sólo mediante la participación y la
colaboración de todos sus miembros, se pueden alcanzar logros y objetivos
relevantes.
Es importante que en la familia se impulsen procesos de educación y
crecimiento individual y grupal. La formación familiar es fundamental por dos
razones básicas:
Los primeros años de vida de un individuo son decisivos para el
desarrollo de la personalidad, la expresión de afectos, el desempeño
escolar y laboral. En la familia se aprenden la forma de hablar, los
valores, las reglas y los hábitos que nos ayudan a saber comportarnos en
otros lugares y dirigirnos a otras personas.
En la familia confluyen una serie de circunstancias, como el espacio, los
tiempos de convivencia, las actividades, etcétera, que la hacen
indispensable para la educación, de todo lo cual son responsables los
padres.
Resulta especialmente importante señalar que el respeto a los derechos
individuales y la distribución de responsabilidades, tareas y compromisos
concretos, hacen posible la organización, el funcionamiento y el desarrollo de la
familia. Esto crea un ambiente favorable de unión capaz de proteger a los
miembros de la familia del uso y el abuso de sustancias. Por ejemplo:
Disponer de tiempos y espacios para convivir en familia.
Desarrollar y fortalecer lazos afectivos sólidos entre cónyuges, padres,
hermanos, hijos y, de ser el caso, con otros miembros de la familia.
Fomentar relaciones de colaboración, apoyo mutuo y confianza.
Definir funciones y tareas personales y grupales.
Observar la disciplina, las normas y las reglas fijas en el hogar.
Incorporar habilidades sociales, como la negociación, la solución de
problemas, el afrontamiento del estrés, etcétera.
Participar, en actividades positivas y en proyectos orientados a la mejora
continua del ambiente familiar.
Incluir a los hijos en la organización de la vida familiar cotidiana.
Alentar la responsabilidad compartida para el cuidado del bien común, el
alcance de objetivos y el buen funcionamiento del grupo familiar.
70. ¿Por qué es importante utilizar adecuadamente el tiempo libre?
Por
dos razones: Primera, porque este tiempo y los lugares donde vive, se han
convertido en el principal escenario donde jóvenes y adultos consumen drogas
y segunda, porque un adecuado empleo del tiempo en actividades libres de
drogas es algo que ayuda a mantener alejada a la drogadicción. Es
indispensable considerar actividades recreativas como el cine o los deportes y
rechazar aquellas opciones, como la visita al antro o las fiestas "raves". Las
alternativas de diversión sanas pueden ser muchas, sólo hace falta decidirse
por ellas.
Aprovechar la diversidad de opciones, disfrutar el tiempo libre y considerar los
espacios donde se vive para aprender habilidades que impidan el consumo son
alternativas preventivas relevantes. Por ejemplo, un espacio adecuado para
usar el tiempo libre puede ser el deportivo de la colonia, aunque hay que
asegurarse de que no se consuman o vendan drogas ahí.
Dentro de las opciones de uso de tiempo libre con poder preventivo se
encuentran:
Durante el día o la tarde: la formación de un grupo de teatro, la
integración de grupos musicales, danza, etcétera.
De noche. Fomento de actividades culturales y deportivas: teatro,
lugares de baile, la disco, siempre y cuando se vaya con toda la
intención de divertirse sanamente y no a consumir drogas.
En algunos sitios de esparcimiento se acostumbra el consumo, sobre todo de
alcohol y tabaco; si se llegan a probar estas sustancias hay que tener cuidado
de no caer en abusos.
Hay otros lugares que parecen seguros pero que no lo son, como aquéllos en
los que se celebran fiestas "rave" vespertinas y que promocionan en algunas
escuelas secundarias. En estas "fiestas" se acostumbra ingerir"tachas" que al
ser combinadas con supuestos "jugos energéticos" provocan efectos
estimulantes.
Las distintas actividades que eligen los jóvenes para ocupar su tiempo libre son
producto del aprendizaje, la moda y la industria de bares y discotecas, por lo
tanto es factible educarlos para que opten por actividades sanas como
esparcimiento.
Es importante cambiar la idea de que la diversión sólo es posible a través del
consumo de alcohol y otras drogas. Por ello hay que estimular la planeación del
tiempo libre en el que no intervenga ningún tipo de droga.
71. ¿Cómo establecer un equilibrio entre la confianza y la autonomía
del hijo adolescente?
Tiene
que ver en gran medida con la forma como los padres han educado a sus
hijos. El adolescente se encuentra en una etapa importante de su vida, en la
cual revisa su conducta, valores y normas familiares aprendidos en casa, y los
compara con las experiencias que vivió fuera del hogar cuando tenía que tomar
sus decisiones.
Cada padre o madre de familia tiene una idea acerca de la conducta de su hijo,
sobre qué tan responsable y maduro es para su edad. También los padres
conocen las capacidades y defectos de sus hijos, y estos elementos de juicio les
sirven para reconocer los riesgos a los que se enfrentan y decidir qué libertades
darán a sus hijos.
Es importante confiar en la educación que se le ha dado al hijo; la juventud es
una etapa de oportunidades, así que es fundamental brindar apoyo a los chicos
cuando se equivoquen.
Además de los valores aprendidos en casa, es importante que los padres
consideren lo siguiente:
Establecer normas claras de comportamiento: No voy a tolerar que se
fume en la casa.
Llegar a acuerdos. Bueno, entonces esperamos que mejores tus
calificaciones; recuerda que no aceptaremos menos de ocho.
Fijar los castigos y los premios. Si bajan tus calificaciones, tendrás libre
solamente el día domingo, ya que dedicarás el sábado por completo al
estudio.
Cumplir tanto con los castigos como con los premios. Te felicito,
podemos considerar que pases tu cumpleaños sólo con tus amigos.
Ser constante, mantener su postura tratando de ser flexible y
comprensivo, pero sin cambiar las reglas y normas a conveniencia del
adulto o del adolescente.
Enseñar al hijo a pensar en varias posibilidades y elegir que prefiera.
Instruir al hijo para que reflexione en las ventajas y las desventajas de
sus decisiones.
Plantear situaciones, preguntar qué haría y ayudarlo a decidir.
No regañe, el adolescente ya no es un niño, explíquele a su hijo lo que
espera que haga, las consecuencias de sus acciones y logre que
comprenda su responsabilidad en ellas.
72. Si un adolescente no fuma, no toma alcohol ni consume drogas,
¿estará en desventaja para relacionarse con otras personas de su
edad?
No,
un joven que no consume ninguna droga, demuestra su capacidad de
resistencia y pone en práctica sus habilidades de convivencia, recursos
protectores, alternativas saludables y fuentes de apoyo, para afrontar y superar
exitosamente sus problemas cotidianos, situaciones estresantes y eventos
negativos de la vida.
No usar sustancias refleja la buena combinación de aspectos de orden personal,
familiar, comunitario y social que protegen al individuo, del uso de drogas.
Entre éstos se encuentran:
Control adecuado del estrés y las situaciones difíciles. Por ejemplo,
cuando se reprueba un examen o termina una relación sentimental, en
vez de irse a tomar alcohol para tratar de olvidar la situación, se hacen
ejercicios de respiración.
Manejo hábil de la frustración, impulsos y conflictos con otras personas:
Cuando en la escuela hay otro compañero que nos es-tá provocando con
groserías o maldades, se tiene la capacidad de tranquilizarse y no
responder con golpes o insultos; aunque haya enojo, se puede hablar
con los padres, hermanos mayores o profesores para que nos aconsejen
al respecto.
Capacidad para planear y anticipar las consecuencias de las decisiones:
Cuando estamos a punto de hacer algo que desconocemos (irnos de
pinta, beber en una fiesta, tener relaciones sexuales), es necesario
pensar qué efectos y consecuencias pueden provocar nuestros actos
(expulsiones de la escuela, accidentes, embarazos no deseados,
etcétera), para tomar la decisión más adecuada.
Expresión positiva de los afectos y las emociones: En nuestro desarrollo
es importante tener la suficiente habilidad para saber la forma y el
momento oportuno para poder manifestar nuestras emociones con
nuestros padres, hermanos, amigos, compañeros.
Respeto de la autoridad: En la vida hay normas y reglas que debemos
saber respetar, porque su función es ordenar la convivencia social para
que sea sana y funcione adecuadamente.
Búsqueda de metas y proyectos de vida familiares, escolares y sociales:
Desde pequeños, somos capaces de proponernos actividades, objetivos,
metas y proyectos de vida (voy a obtener buenas calificaciones, voy a
subir mi promedio; voy a entrar a la prepa, voy a ser médico, voy a
tener tres hijos, me voy a comprar un automóvil, etcétera).
Participación en actividades y asistencia a lugares libres de drogas:
Ingreso a grupos deportivos, clubes de lectura, clases de teatro, talleres
de música; días de campo, excursiones familiares, entre otras.
Los investigadores han encontrado que los niños y jóvenes que no consumen
alcohol, tabaco u otras drogas, han desarrollado habilidades específicas,
competitividad social y actitudes que les ayudan a manejar el estrés y a evitar
comportamientos autodestructivos: "Entre más factores de protección existen
en el hogar, la familia y la comunidad, más aptos serán los niños y jóvenes para
desarrollar
resistencia
ante
el
consumo
de
drogas".
Asimismo, se puede afirmar que el niño o el joven que es resistente a las
drogas y a sus riesgos asociados, se caracteriza por:
Ser eficaz en el desempeño de sus actividades: hogar, estudio, trabajo,
juegos y relaciones interpersonales.
Tener altas expectativas sobre sus logros, proyectos claros y una actitud
positiva ante la vida.
Tener autoestima y autocontrol adecuados.
Demostrar sentido del humor.
Tener habilidades de pensamiento crítico y de solución de problemas.
Ser autodisciplinado, respetar las normas y mostrar hábitos saludables.
73. ¿Por qué en lugares de convivencia se ha vuelto costumbre el
consumo de tabaco, alcohol y, en ocasiones, de otras drogas?
Para algunos la convivencia, en ocasiones, no radica sólo en estar ahí, sino en la
idea malentendida de querer imitar a los demás, que lleva a experimentar con
sustancias tóxicas, porque se cree que de esa manera se tienen más
posibilidades de relacionarse, de convivir. Sin embargo, quienes caen en esta
conducta no consideran que se trata de estados de ánimo temporales, y que el
uso continuo de drogas los llevará a la pérdida de reflejos físicos incluso de la
conciencia. Es probable que este comportamiento sea una imitación de lo que
se vive en casa; si los padres de familia acostumbran utilizar en sus reuniones
algún tipo de droga, es fácil asociar que para convivir, divertirse y sentirse bien
en otro sitio, será necesario seguir este patrón de conducta.
Por lo general, a la hora de integrarse en grupos de amigos se busca a gente
similar o parecida en algunos aspectos importantes, a fin de compartir gustos,
aficiones, etcétera. Sin embargo, algunos individuos tratan de influir para que
todo el grupo se comporte de modo idéntico, a este fenómeno se le llama
"presión de grupo". Neutralizar los efectos negativos que ocasiona esta presión
es una tarea ardua para la que no suele existir ningún entrenamiento previo. Si
no se maneja asertivamente, la presión de los amigos podría ser uno de los
principales factores de inicio en el consumo de drogas.
Para algunas personas que asisten a lugares de convivencia, existe la
necesidad, tanto de hombres como de mujeres, de ser aceptados, situación que
lleva a muchos a adoptar conductas ajenas a sus costumbres y valores. Otro
factor que influye son los exagerados anuncios publicitarios que en todo
momento promocionan el uso de alcohol y tabaco: la asociación ficticia de
imágenes de hombres o mujeres muy atractivos, y en los que quien fuma o
bebe tiene una vida de éxito llena de riqueza material.
Al respecto, es necesario reflexionar en cuanto a que el simple hecho de bailar,
escuchar música y platicar con otras personas, es una experiencia muy
agradable, sin que haya necesidad de experimentar con sustancias que quizás
estén adulteradas, pues de acuerdo con investigaciones, es frecuente que el
alcohol incluya algunos componentes no autorizados.
Por otra parte, cabe mencionar que debido a que el consumo de alcohol, tabaco
y otras drogas se ha popularizado en lugares de convivencia, representa
ganancias económicas muy importantes. La solicitud de diferentes tipos de
drogas por personas que asisten a ciertos lugares de reunión, es cada vez
mayor, y su necesidad de experimentar emociones fuertes los lleva a
consumirlas en elevadas cantidades.
Si la venta de alcohol y tabaco representa para los propietarios de tales lugares
grandes ganancias, la de otro tipo de drogas como la cocaína, la mariguana, el
crack, etcétera, significan todavía mayores ingresos. Este éxito económico se
apoya además en las falsas creencias que se han creado alrededor de las
drogas, puesto que los asistentes a esos lugares buscan con el uso y abuso de
una o varias sustancias tóxicas alcanzar sensaciones extremas y parecer
sociables y atrevidos.
74. Si mi hijo quiere aprender a tomar alcohol, ¿es mejor que lo haga
en casa?
No.
Si bien es cierto que la edad de inicio de consumo de alcohol ha disminuido,
no implica que el papel de los padres sea enseñarlos a beber. Lo mejor es
promover la moderación o la abstinencia. A continuación se muestran algunas
recomendaciones:
El ejemplo. Los hijos aprenden lo que ven en casa; los padres son el
primer elemento; recuerde que a sus hijos adolescentes les importa lo
que hacen sus hermanos mayores. La mejor manera de enseñar es con
el ejemplo.
Expresar lo que piensa sobre el consumo de alcohol y establecer normas
claras. Si no podemos lograr la abstención, procuremos que lo hagan en
forma moderada; plantearles que si van a una fiesta no deben beber
más de tres copas.
Evite que sus hijos se encarguen de actividades relacionadas con el
alcohol, como enviarlos a comprar bebidas alcohólicas, o permitir que
hagan las veces de barman, pues es una oportunidad y una tentación
para que beban.
Tampoco consienta que el alcohol sea una sustancia de fácil acceso para
sus hijos: si tiene bebidas en casa es conveniente que las botellas se
encuentren fuera de su alcance.
Si bien es cierto que en otras culturas o regiones el consumo de alcohol forma
parte de la dieta cotidiana, por ejemplo en las costas y en el norte del país, en
nuestra sociedad habitualmente su consumo se asocia a "momentos especiales"
celebración.
Cuando se habla del consumo moderado de alcohol, es necesario pensar en
medidas equivalentes; por ejemplo, al consumir una copa de vino, una cuba, un
"caballito" de tequila o una cerveza mediana, se está tomando la misma
cantidad de alcohol aunque las bebidas no sean del mismo tamaño.
De esta manera, el consumo moderado para un hombre adulto consiste en
tomar una copa por hora, no excederse de cuatro al día ni de doce copas a la
semana. Mientras que para una mujer adulta el consumo moderado es menor
que en el hombre; consiste en tomar una copa por hora, no más de tres al día
ni exceder de las nueve copas a la semana, debido a que las mujeres tienen
mayor cantidad de tejido graso, donde el alcohol se queda acumulado.
Para aconsejar a su hijo sobre la bebida:
Explique que el consumo de alcohol es ocasional no cotidiano; puede
señalar algunas fechas en las que es permitido beber una copa (por
ejemplo de vino de mesa o sidra).
Establezca los límites para beber con moderación y vigile que se
respeten.
Muestre que la abstención es una decisión muy adecuada e inteligente.
75. ¿Qué puedo hacer para rechazar una invitación de mis amigos
para que pruebe drogas?
Ante todo debes mostrar firmeza y comunicar claramente que no estás
interesado en probar. Si este rechazo causa algún tipo de molestia, argumenta
que esta decisión no tiene que afectar la amistad, que debe respetarse la
decisión de cada persona en cuanto a lo que quiere o no quiere hacer con su
cuerpo y su salud.
Las invitaciones a consumir drogas crean una situación complicada para
muchos, ya que negarse puede hacer quedar mal a alguien frente a lo que sus
amigos esperan de él; en este caso, se debe de hablar con ellos y hacerles
saber que el hecho de que no exista interés por probar las drogas no es por
miedo, sino porque el consumo de drogas afecta la salud o pone a quien las
usa en situaciones peligrosas o desagradables. Seguramente los amigos
insistirán y dirán que por probar una sola vez no pasa nada; ante esto puedes
argumentar que el simple hecho de probar es peligroso, ya que la sustancia
puede estar muy adulterada o que tu cuerpo tenga una reacción negativa que
dañe tu salud (desmayos, vómitos, intoxicación aguda, alergia, etcétera).
En el caso de invitaciones a consumir tabaco o alcohol, se debe considerar que
aun cuando estas drogas sean legales (para mayores de edad), no significa que
no perjudiquen o pongan en peligro la salud; por ello, es mejor que rechaces
las invitaciones para consumir estas drogas. Se debe considerar siempre que en
relación con las drogas legales, como el alcohol y el tabaco, se suele tener la
falsa creencia de que las consumen casi todos los jóvenes.
También es necesario que aclares que los buenos amigos comparten vivencias
y gustos comunes positivos, y no el consumir alguna droga; de esta forma,
puedes separar claramente las consecuencias negativas del consumo de drogas
y los aspectos que te unen a tus amigos.
76. ¿Qué puedo hacer si un amigo o conocido me ofrece drogas?
Rechazarlas.
Pero para ello es necesario dar una respuesta clara y contundente
que impida que el amigo insista o que tengas alguna confrontación con él. Un
"no, gracias" puede ser muy conveniente. Si esta persona toma una actitud
negativa ante el rechazo, considera que sólo tú eres el responsable de tus
decisiones y si la otra persona no las acepta, es su problema.
Se ha determinado que uno de los factores de riesgo más poderoso para que
los adolescentes consuman droga es la presión que ejerce el grupo de amigos,
razón por la cual los jóvenes deben saber cómo enfrentar la situación. Las
invitaciones a consumir se vuelven más peligrosas por la necesidad que el
adolescente tiene de sentir que es parte de un grupo y se identifica con ellos.
Cuando se toma una decisión entran en juego una serie de elementos que
permiten garantizar que ésta sea adecuada y responsable. Para ello es bueno
tomar en cuenta las alternativas y analizarlas por separado para ver sus
ventajas y desventajas.
Asimismo, cuando se ha tomado una decisión, es importante comunicarse de
forma clara, precisa, y sobre todo segura; tratar de ser lo más asertivo posible.
Algunas frases asertivas son una buena herramienta para enfrentar
ofrecimientos: "No quiero", "no me interesa", "no", "no las necesito".
He aquí algunas técnicas asertivas útiles:
El disco rayado. Consiste en repetir cuantas veces sea necesario los argumentos
de rechazo, hasta que la otra persona tenga claro que sus técnicas de
manipulación no funcionan.
El compromiso viable. Se refiere a un compromiso conciliador con la única
condición de que se respeten los propios deseos, (por ejemplo, "yo no te voy a
decir nada sobre el número de cervezas que te tomes, así que tú no insistirás
en que beba").
La autorrevelación. Significa dar razones por las que no se desea consumir
drogas (por ejemplo, "No voy a chupar porque me toca manejar", "si llego
tomado a la casa me va como en feria con mis papás").
El banco de niebla. Permite hacer frente a las críticas por no consumir drogas
con respuestas como: "Es posible que a ti te parezca cobarde que no quiera
fumar, pero yo he decidido no hacerlo".
La interrogación negativa. Se refiere a responder ante una crítica con una
pregunta como: "¿Y qué tiene de raro que no quiera fumar?"
En nuestro país algunas respuestas asertivas pudieran parecer agresivas y
contraproducentes para rechazar las drogas, por lo que es recomendable usar
frases que, sin ser asertivas, indiquen un claro rechazo al consumo de drogas:
"No ca…, esas madres te joden el cerebro"; "No me laten, luego te sientes muy
mal", "Qué crees, juré y no quiero que la virgencita me castigue".
77. ¿Qué puedo hacer si me entero de que mi hijo frecuenta a
amistades que consumen drogas?
La relación con compañeros, amigos que usan drogas o grupos tolerantes, junto
con la asistencia a lugares permisivos ante el uso de sustancias tóxicas, son
situaciones que predisponen al consumo. Sin embargo, no es recomendable la
prohibición de estas amistades. Lo que les corresponde a los padres es
fomentar la participación de otros miembros de su familia o de la comunidad y
buscar la asistencia de un especialista, a fin de brindar a los hijos apoyos
sólidos que les ayuden a enfrentar adecuadamente los riesgos asociados al
consumo.
Es una realidad que los hijos están expuestos a una serie de riesgos en su vida
diaria, entre ellos al consumo de tabaco, alcohol y otras drogas. Por ello, los
padres de familia deben asumir la responsabilidad de crear y reforzar en ellos,
las condiciones y los elementos que los protejan adecuadamente.
El hecho de que nuestros hijos tengan vecinos, compañeros, amigos y
familiares que usan sustancias tóxicas, puede contribuir a que inicien el
consumo si no se cuenta con el apoyo y la supervisión de sus padres, hermanos
mayores y amigos cercanos, maestros, que son personas estratégicas para el
desarrollo saludable de niños y jóvenes. Si su hijo frecuenta amistades que
consumen drogas, usted:
Hablar con él, tranquila, clara y directamente, y exprésele su interés y su
preocupación por el cuidado de su salud.
Tiene que resaltar los riesgos que enfrenta con estas amistades, así
como los problemas que pueden presentarse (expulsión de la escuela,
dificultades legales, conflictos con las autoridades, etcétera).
Evite regaños, amenazas o prohibiciones inflexibles.
Para fortalecer la resistencia ante la presión y la influencia de los amigos y la
aceptación del consumo en sus ambientes cotidianos (familia, escuela,
comunidad, trabajo), se pueden seguir estos consejos:
Hágales saber a sus hijos que los quiere incondicionalmente.
Demuéstreles afecto de forma física, verbal y con actitudes.
Manténgase alerta a sus actitudes y a cambios
comportamiento que indiquen un posible uso de drogas.
bruscos
de
En la medida de lo posible, desaliente el que su hijo frecuente a estas
amistades.
Elógielos con frecuencia y reconózcales sus logros.
Estimule sus proyectos personales.
Impulse su desempeño escolar o laboral, así como el desarrollo de sus
habilidades e intereses.
Comuníquese eficazmente con ellos (hablando y escuchando).
Sea coherente y consistente (que lo que sienta, piense, diga o haga sea
lo mismo). C
Cree situaciones y condiciones adecuadas para conseguir que sus hijos le
tengan confianza.
Ayúdelos a sentirse bien consigo mismos.
Establezca normas, reglas y consecuencias bien definidas.
Conozca a sus amigos y, de ser posible, también a sus padres.
Manténgase al pendiente de los horarios de salida y llegada de sus hijos.
Permanezca al tanto de los lugares donde se encuentran cuando salen
de casa y de las actividades que realizan, sin llegar a ser rígido.
Hable con ellos honesta y abiertamente sobre temas como las drogas, la
sexualidad, el manejo de las emociones, la violencia, etcétera.
Platique sobre la importancia de pertenecer a un grupo y la relevancia de
apoyar a los integrantes que están en problemas.
Establezca roles, derechos, deberes, límites, valores y hábitos saludables.
Enséñeles a asumir la responsabilidad de sus actos y a enfrentar sus
consecuencias.
Fomente que se integren a otro tipo de grupos libres de drogas y que
cuenten con proyectos culturales, deportivos o recreativos alternos.
Busque redes de apoyo, definidas y funcionales, en la escuela y en la
comunidad.
Infórmese acerca de las drogas, sus consecuencias, nombres comunes,
formas de uso, lugares de distribución, precios, síntomas de consumo e
instancias para que, en caso dado, pueda atender eficazmente el
problema.
78. ¿Qué puedo hacer si me entero de que mi hijo usa drogas?
Es importante que no se precipite. Si lo sospecha, tómese un momento para
pensar acerca de la situación y buscar evidencias, para descartar el hecho o
para estar seguro de que su hijo, efectivamente, usa drogas. De ser así, los
padres deben hablar sobre el tema de forma tranquila, clara y directa con el
hijo. Además, es necesario asesorarse con un especialista, para que juntos
puedan: 1) Orientarlo sobre estilos y alternativas de vida saludables, si el
consumo es moderado o esporádico; 2) Identificar formas de consumo, señales
y daños asociados al uso frecuente de drogas; 3) Derivarlo a la opción de
tratamiento más conveniente, para que sea atendido integralmente y supere
este problema.
La drogadicción va en notorio aumento en la actualidad. De acuerdo con los
estudios, se puede afirmar que los niños y los jóvenes están en mayor riesgo de
iniciar el consumo de drogas. Es importante identificar estrategias y recursos de
apoyo capaces de neutralizar los riesgos y fortalecer los elementos protectores
para prevenir y/o tratar oportunamente los casos de farmacodependencia.
Si los padres de familia sospechan o comprueban que alguno de sus hijos está
consumiendo drogas, se les sugiere conservar la calma y buscar la orientación
de un profesional o institución especializada, a fin de contar con información
veraz sobre patrones y condiciones de consumo, además de conocer los
síntomas y efectos asociados al uso de diferentes sustancias adictivas.
Es esencial disponer de elementos para identificar si el uso de drogas se ha
dado en una sola ocasión; si se realiza en fiestas, paseos o bajo la influencia de
los amigos; si se presenta los fines de semana o durante la misma. También es
necesario conocer el tipo de sustancias, la forma de consumo y las situaciones
a las que se puede asociar dicho acto (ruptura de un noviazgo, conflictos con
familiares y/o amigos, problemas escolares, etcétera). Con lo anterior
estaremos en condiciones de saber que los niveles y tipos de consumo varían
considerablemente de una persona a otra, lo que hace necesario conocer todas
las particularidades del caso y saber qué hacer y a dónde recurrir para brindar
apoyo al hijo.
79. ¿Cómo tratar a una persona cercana que consume drogas?
Con
normalidad. En lo fundamental el acercamiento que demos a una persona
de quien sabemos que consume drogas, no tiene que ser distinto al que damos
a los demás. Asimismo, es importante recordar que un consumidor de drogas
no es necesariamente un drogadicto o alguien que tiene un problema de
dependencia, ya que hay distintos tipos de usuarios. Ante ello, se debe estar
bien informado para saber cómo ayudar a otra persona en función de la
gravedad de su adicción. Alguien que consume drogas puede ser desde un
adolescente que comienza a experimentar con marihuana sin que él lo
considere un problema, sino una actividad divertida, hasta otro consumidor de
marihuana crónico que lleva gran parte de su vida fumando y sufre trastornos
de personalidad graves.
Cuando se tiene conocimiento de que una persona cercana consume alguna
droga, es recomendable primero averiguar lo siguiente:
Qué tipo de droga está consumiendo, pues hay varios tipos y cada una
provoca diferentes daños y formas de dependencia. Por esta razón, es
importante que se cuente con información verídica para saber cómo
actuar.
Con qué frecuencia consume: Si comienza a experimentar con la droga,
es muy probable que "esté en su luna de miel" y que no sepa o no
quiera saber los posibles riesgos que va a enfrentar si continúa usándola.
En este caso, trate de conocer qué ideas tiene respecto a la manera en
que utiliza la droga y busque conversar, expresando su punto de vista,
pero sin pretender imponerse ni comportarse autoritariamente, pues
creará un clima tenso y será más difícil que encuentre en el futuro
disposición para volver a conversar con el usuario sobre el tema.
Manifiéstele su voluntad de apoyarlo e infórmele sobre los lugares donde
puede acudir si en algún momento decide pedir ayuda para dejar la
droga. También es importante que destaque los logros y las actividades
que esa persona haga bien; trate de mantener una actitud positiva, pero
siempre mostrando su desacuerdo en relación con el consumo de
drogas.
Si esa persona lleva tiempo usando drogas, pero aún no cree tener un
problema, trate de hacerle ver las actividades que ha dejado de hacer por
consumirlas y otras repercusiones que estén afectando su vida. Asegúrese de
que esté enterado de los daños físicos y psicológicos que representan las
drogas que utiliza. Mantenga una posición clara y firme en contra de su
consumo y proporciónele argumentos lógicos que refuercen su punto de vista.
Hágale saber su apoyo y ofrézcale información sobre las posibilidades que tiene
para tratarse.
Cuando se trate de un consumo problemático, en el cual la persona asuma que
no puede controlarlo, ofrezca todo su apoyo para encontrar una atención
profesional apropiada.
80. ¿Por qué mis padres me prohíben consumir alcohol y tabaco,
cuando ellos lo hacen?
Algunos
adultos incurren en conductas contradictorias que, en ocasiones, se
deben a la desinformación, a la manera como acostumbran relacionarse con
otras personas, a la escasa información acerca del daño que causa el uso de
alcohol y el tabaco, entre otras. Sin embargo, la prohibición puede deberse a
que identifican las múltiples enfermedades que causan este tipo de drogas y
saben de la dificultad que implica abandonarlas, así que no desean que sus
hijos dañen su salud como ellos lo han hecho.
En nuestra cultura hay acontecimientos sociales en los que el alcohol y el
tabaco forman parte importante del ritual. Todo esto favorece que al interior de
las familias y de la comunidad se tolere más su consumo, a tal grado que el
alcohol y el tabaco se consideran drogas de uso común que se consumen desde
edades tempranas.
Empezar a fumar siempre se asocia a la necesidad de proyectar una imagen de
éxito, de prestigio, "de hombre o mujer de mundo", entre otros falsos
conceptos.
Ya que la nicotina es una droga fuertemente adictiva, el consumo persiste y
casi siempre va en aumento, el fumador llega a considerar que el cigarro es un
paliativo para ciertos estados de ánimo, como estrés, angustia, preocupación,
etcétera.
En cuanto al alcohol, la edad de inicio también es temprana, y por ser una
sustancia de uso recurrente u ocasional en convivencias familiares y sociales, su
consumo se ha expandido. Al igual que el tabaco, el alcohol es una droga
tolerada tanto en el ámbito familiar, como social; ambas drogas son de curso
legal, es decir, que se venden libremente, con algunas restricciones.
En la actualidad se cuenta con mayor difusión acerca de los daños que causan
tanto el alcohol como el tabaco. La responsabilidad de los padres de familia es
que aunque ellos lo consuman, adviertan a sus hijos de los daños a la salud que
ambas sustancias causan, además de lo difícil que es dejar el tabaquismo o
rehabilitarse de un problema del alcoholismo.
Es importante que aunque uno o ambos padres de familia fumen o beban, se
establezcan reglas precisas respecto al probable consumo por parte de los
hijos, por ejemplo: si en casa se va a organizar un convivio en el que se
servirán bebidas alcohólicas y algunos de los invitados fuman, a los hijos, en
todo caso, debe permitírseles beber y fumar sólo moderadamente, aclarándoles
que estas sustancias se usarán con motivos festivos y que no deben aprovechar
el permiso para abusar, reiterándoles además que son drogas adictivas que
causan enfermedades a corto y largo plazo, y acarrean problemas tanto
individuales, como familiares y sociales.
81. ¿Qué puedo hacer para que mi madre o padre deje de fumar y/o
beber alcohol?
Si
a un adolescente le preocupa el consumo de tabaco y/o alcohol de alguno de
sus padres, él lo puede ayudar. Recuerde que cuando algún miembro de la
familia abusa de las drogas no es necesario ocultarlo; por el contrario, se
sugiere estar informado y actuar oportunamente ante este hecho. Es
recomendable buscar asesoría de un especialista para sensibilizar a los
familiares consumidores sobre las implicaciones, los riesgos y los daños
asociados al uso de estas drogas y presentarle diferentes opciones terapéuticas
con objeto de que juntos puedan superar el problema.
El tabaco y el alcohol son las drogas más usadas en México, que se vinculan
estrechamente con diversas enfermedades, muertes, accidentes, conflictos
interpersonales y problemas sociales.
Las investigaciones indican que el hecho de que exista un integrante de la
familia que consume tabaco, alcohol u otras sustancias tóxicas, genera una
serie de factores predisponentes para que otros miembros de la familia también
las consuman (sobre todo los más jóvenes), por ejemplo: la aceptación del
consumo en el hogar, la disponibilidad de sustancias, las opiniones favorables o
imparciales hacia las drogas y la baja representación del riesgo con respecto al
consumo.
Por lo anterior, cuando un padre o madre abusa de estas sustancias, el hijo
debe informarse para saber cómo actuar y de qué manera puede ayudarlo. A
continuación se presenta una serie de consejos útiles en estos casos:
Motivar a otros familiares o amigos a que colaboren en la atención del
familiar consumidor.
Reflexionar sobre la dinámica familiar, sus conflictos, sentimientos,
aspiraciones, carencias, etcétera.
Analizar las situaciones y los elementos de riesgo que se asocian
frecuentemente al consumo de drogas.
Buscar el apoyo de un profesional o de una institución especializada en
adicciones.
Sensibilizar al familiar consumidor sobre las desventajas, daños y
peligros asociados al consumo, destacando su papel como modelo
positivo o negativo para que otros miembros de la familia (sobre todo los
más jóvenes) sigan su ejemplo.
Señalar reiteradamente las ventajas que tiene para la familia, el hecho
de que el padre o la madre deje de consumir alcohol, tabaco u otras
drogas.
Recalcar el interés que se tiene para que el padre o la madre superen
sus problemas y demostrarles cariño.
Demostrar que cuenta con el apoyo de los hijos en todo lo que tenga
qué hacer para recuperar su salud.
Identificar las alternativas de tratamiento más acordes a las necesidades,
características y posibilidades del caso.
Asistir al tratamiento que seleccione el padre o la madre con problemas
de alcoholismo o tabaquismo.
Reconocer los logros que se vayan teniendo en el proceso: desde la
aceptación del problema, hasta la reducción del consumo y la
abstinencia.
Apoyar la práctica de hábitos, estilos de vida y ambientes saludables.
82. ¿Qué programas de prevención ofrece Centros de Integración
Juvenil?
Sus
programas de prevención se dividen en acciones de información,
orientación y capacitación, dirigidas a niños, jóvenes y adultos. Aunque también
incluyen acciones de tratamiento y rehabilitación:
Las acciones que realiza CIJ tienen como objetivo sensibilizar a la población
general acerca del problema de las adicciones, sus daños, formas de
prevención, etcétera y consisten en:
Información y sensibilización a través de los medios masivos.
Sesiones de información, cursos y talleres de orientación y capacitación a
diversos grupos de población.
Acciones de movilización social, como eventos, foros y organización de
grupos de voluntarios.
Campañas para que disminuya la disponibilidad de drogas.
Coordinación con diversas instituciones (educativas, salud, gobierno,
etcétera).
Promoción para el desarrollo de una cultura de salud en las
comunidades.
Hay personas que aun cuando no consumen drogas, sus condiciones
individuales, familiares o sociales, las exponen a ello. En este sentido, se
realizan también acciones para población con altos niveles riesgo y/o vulnerable
ante el consumo de drogas, así como para los usuarios experimentadores y/o
de nivel bajo. Estas acciones tratan de detectar casos que presentan riesgos,
vulnerabilidad o de inicio en el consumo de drogas, para enviarlos a tratamiento
lo más pronto posible, entre ellas se cuentan:
Detección oportuna y derivación de casos.
Intervenciones específicas con grupos de muy alto riesgo.
Seguimiento en el tiempo. Capacitación al equipo de salud.
Consejo breve.
El programa de CIJ incluye acciones de tratamiento para lograr interrumpir el
consumo, reducir los daños y los riesgos; asimismo, acciones de rehabilitación,
que incluyen:
Desintoxicación y manejo del síndrome de abstinencia.
Manejo de la dependencia química.
Manejo de la situación familiar.
Prevención de recaídas.
Tratamiento de la comorbilidad física y psiquiátrica asociada.
Reinserción laboral. Reinserción social.
Identificación y uso de redes de apoyo.
Empleo y administración del tiempo libre.
Escolarización.