Múltiplos del: 19-Mar-15 Emisora/ Serie Mes

Situación actual y posible evolución de
la agricultura de los mayas de las tierras
altas de Chiapas
Manuel Roberto Parra Vázquez 1
Reyna Moguel Viveros 2
La
a los grandes polos de desarrollo urbano, éstos
absorberran paulatinamente a la población rural, la
cual encontraría en las ciudades mejores niveles
de vida, inalcanzables en el campo. Sin embargo,
esta política generó grandes desigualdades regionales, por lo que, al evidenciarse sus debilidades,
se intentó corregirla. Asr, en los aflos setenta se
incorporación de los pueblos indígenas a la
nación está inmersa en una noción que cada vez
se arraiga más: la modernización del pafs sólo
puede transcurrir por la vfa del desarrollo urbanoindustrial, idea que ha sido puesta en el banquillo
de los acusados por los acontecimientos de Chiapas. En los años cuarenta se crera que al fortalecer
Profesor Investigador de la Maestria en Desarrollo Rural Regional-UACh, sede San Cristóbal de las Casas, Chis.
2
El Colegio de La Frontera Sur. Carretera Panamericana y Periférico Sur. Apartado Postal 63, San Cristóbal de Las Casas, Chiapas.
25 de abril de 1995.
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Revista de Geografía Agrícola
comenzó a pensar en las ciudades medias como
una barrera de contención de la migración a las
grandes urbes, idea que más tarde tomarla forma
de políticas especificas para el desarrollo de un
-sistema de ciudades que permitiera, mediante las
inversiones estatales, prestar los servicios públicos
a la población y propiciar las inversiones privadas
generadoras de empleo urbano.
En realidad, estas opciones se les presentan
a todos los campesinos, pero en su juego de resistencia e integración a la nación, los indígenas realizan una estrategia cultural combinatoria especial,
produciendo escenarios rurales diversificados en la
medida en que, como dirían Pepin y Rendón, las
identidades comunitarias diferenciadas enfrentan
los factores macroeconómicos a partir de su.s condiciones económicas particulares, así como el tipo
de mercado en el que se insertan, favoreciendo
ciertas actividades, modos privilegiados de utilización del suelo y los productos, tipologías migratorias recurrentes y relaciones de intercambio
especiales entre las unidades domésticas
(1984:28), de aqul precisamente su arraigo al terruño, al que los indígenas mayas se aferran de
manera notable, y que da como resultado la búsqueda de empleo dentro del estado, para conservar
sus vínculos con su comunidad.
La gran paradoja de esta politica es que la
crisis de la macrocefalia y el despunte de los polOS
medios de desarrollo arrancaron en el momento en
que el pals entraba en una gran recesión: en 1982
se inició una contracción de la actividad económica
nacional que restringía la oferta de empleo tanto en
el ámbito urbano como en el rural. Como desenlace
se generó, por un lado, la reafirmación de la vocación rural de la población maya, y por el otro, se
provocó una recuperación de la producción campesina de autoconsumo, dando lugar al avance de la
frontera agrlcola, la deforestación y la afectación de
los mantos acuíferos. En este contexto general
anida el conflicto de Los Altos de Chiapas.
Poblamiento y empleo
Una de las causas del conflicto que ha vivido
Chiapas desde enero de 1994, es la ausencia de
un plan de desarrollo estatal que contemple, tanto
un desarrollo urbano efectivo con creación de empleos, como un desarrollo rural basado en la ampliación de las capacidades productivas de los
campesinos.
Las tres opciones de los campesinos mayas
alteños
Los Altos de Chiapas están conformados por
un territorio abrupto, de suelos delgados y clima
templado al que los indfgenas mayas le han arrancado, con su trabajo y aperos manuales, los granos
básicos para su autoabasto. El crecimiento de la
población les exige, apremiantemente, ingresos
complementarios que les permitan satisfacer sus
necesidades más esenciales. Para lograrlo, ponen
en juego, como cualquier campesino, tres opciones
estratégicas: fortalecer la producción silvoagropecuaria y artesanal destinada al autoconsumo, involucrarse en la producción para el mercado y las
actividades por cuenta propia y, por último, incorporarse al trabajo asalariado, dentro y fuera de sus
comunidades.
Como puede apreciarse en la figura 1, el
empleo urbano-industrial se encuentra terriblemente rezagado en Chiapas con relación al resto del
pafs: mientras la población ocupada en el sector
primario se ha abatido en México 22.6%, Chiapas
mantiene en él a 58.3% de su población total, en
tanto -que de su población indlgena -una tercera
parte de la población estatal- 88% permanece
ocúpada en el sector primario. En años recientes,
las ciudades medias de Chiapas (Tuxtla, Comitán,
Tapachula, San Cristóbal) entraron en disputa por
los recursos provenientes de la política de descentralización, rompiendo las alianzas económicas y
políticas tradicionales. Además, la mayor parte de
estos recursos beneficiaron a la población urbana
y excluyeron a la población rural.
Estas estrategias se enlazan a tácticas especificas como el desmonte para abrir nuevas tierras
al cultivo, el acortamiento de los periodos de barbecho, la creciente utilización de fuerza de trabajo
y el mayor uso de insumas, acciones que han
permitido la absorción de una población en aumento.
En Los Altos, la distribución de la inversión
pública intermunicipal es proverbialmente desequilibrada: mientras en 1992 San Cristóbal de Las
Casas absorbfa las dos terceras partes del presu52
Situación actual y posible evolución de la agricultura
1950
1970
1990
OCUPAC ION SECTOR IAL
r,:>;,;:¡~y PR IMARIO
•
SECUNDARIO
•
TERCIARIO
z
Figura 1. Cambio en la ocupación sectorial en Los Altos de Chiapas: 1950-1970-1990.
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Revista de Geografía Agrícola
puesto destinado a la región, 105 15 municipios
circundantes recibían el resto. Pero el aspecto crucial de este asunto es que tal inversión no ha
generado 105 empleos requeridos, ya que en 1990
la población ocupada en empleos no agrícolas en
San Cristóbal de Las Casas era de sólo 6 639
personas (de 105 cuales una gran parte trabaja en
la economía informal), frente a 94 720 de la población económicamente activa de la región. Esta
situación ha generado una doble polarización: si
bien la ciudad en su conjunto se ve grandemente
beneficiada en relación a su entorno rural, en el
interior de la éiudad se tiene un sector -normalmente ladino- que se beneficia con la inversión,
y en las afueras un cinturón de miseria engrosado
día a día por 105 indígenas que, como inmigrantes
forzados, sobreviven en la economía informal.
pas alcanzó su cúspide en 1982, para después
sufrir una disminución de 25% del hato ganadero.
Por otra parte, el ascenso de la cafeticultura llegó
a su fin con la caída de 105 precios internacionales
del café en el año de 1987, a partir del cual se
estancó la producción, con lo que se retrajo una de
las principales fuentes de empleo rural en el estado.
Aunque en 1994 se produjo el repunte de los precios, no se pudo aprovechar por las condiciones de
guerra, habiéndose perdido 15 millones de jornales
de 105 80 millones que anualmente generaba la
cafeticultura, situación que se extiende a otros productos de plantación (plátano, azúcar, mango, etcétera), en 105 cuales la sobreoferta internacional
genera una disminución del precio. Además, la
producción de maíz en la primera mitad de los
ochenta creció gracias a la mayor superficie sembrada y al incremento de los rendimientos, que
subieron de una tonelada por hectárea en 1970 a
dos y medio toneladas por hectárea en 1980; sin
embargo, la caída de los precios d~ este grano y el
aumento del precio de los agroquímicos ha propiciado una disminución de la producción por la caída
de los rendimientos a dos toneladas por hectárea,
a pesar del crecimiento de la superficie sembrada,
problema que se agrava porque la mecanización
de algunas regiones chiapanecas, como La Frailesca, ha dado lugar también a una menor oferta de
trabajo. Por estas causas, durante el primer trimestre de 1995, 100 mil jornaleros agrícolas quedaron
sin trabajo ya que se dejarán de producir 18 mil
toneladas de maíz.
Por lo que respecta al empleo regional, sólo
esta ciudad muestra un desarrollo urbano y el crecimiento de 105 sectores secundario y terciario, en
tanto que 105 otros municipios continúan siendo
predominantemente agrícolas (figura 1). La distribución espacial de la población indígena en Los
Altos está regida por patrones de poblamiento rurales característicos de cada grupo étnico; la gran
dispersión resultante dificulta y encarece la dotación de servicios a la población. En los últimos 50
años el continuo crecimiento de la población se ha
absorbido en el campo mediante una dispersión
creciente, ya que hubo un aumento en el número
de parajes en todos Los Altos: de 561 localidades
en 1950 pasaron a 773 en 1990, como se puede
apreciar en la figura 2. Esto significa que no existe,
en 105 pueblos indios alteños, tendencia alguna a
concentrar población en ningún asentamiento, lo
que contrasta fuertemente con el "principio" de que
el desarrollo pasa obligadamente por el crecimiento
urbano, y, como se verá a continuación, el desarrollo de las empresas rurales tampoco ha generado
el empleo necesario.
En los setenta la construcción de las grandes
hidroeléctricas ubicadas en Chiapas y la exploración petrolera trajeron como consecuencia un aumento en la demanda de trabajadores y por lo tanto,
impactaron notablemente en 105 flujos de migración
interna y regional. Sin embargo, la retracción del
gasto público ha cancelado las grandes obras de
inversión pública, lo que provocó el retorno masivo
de 105 campesinos a sus parcelas. El resultado de
todo este panorama es el aumento brutal del desempleo, que se agrava con la caída del poder
adquisitivo del salario, el cual, en 1993, constituye
sólo 44% del salario en 1981.
Desde la lógica desarrollista, una oferta de
empleo creciente y bien remunerado sólo podría
ocurrir con un proceso de fortalecimiento empresarial. Sin embargo, las poHticas de estabilización y
ajuste estructural aplicadas en 105 dos últimos sexenios, han provocado una recesión de enorme
magnitud en el campo chiapaneco. Así, el crecimiento acelerado que vivió la ganadería en Chia-
La escasa infraestructura productiva y de servicios, la ausencia de encadenamientos productivos favorables, la falta de personal calificado, la
54
Situación actual y posible evolución de la agricultura
En 1950 había
561 localidades
Zi
Oxchuc
En 1990 las
localidades
aumentaron a 773
Pafllj ••
Fuentes: Datos tomados de los Censos
Generales de Población y Vivienda,
1950, 1990, procesados por Manuel Parra y
'Reyna Moguel .
Figura 2. Población de las cabeceras municipales con respecto al resto de la población de los municipios, en Los Altos:
1950, 1990.
55
Revista de Geografia Agñcola
lejanla de 105 mercados, los altos costos de inversión requeridos para generar un empleo industrial,
y la inseguridad que ha generado el conflicto chiapaneco restringen las posibilidades de generación
significativa de empleos para los campesinos chiapanecos, quienes no tienen otra opción más que
aferrarse a la tierra y fortalecer su producción.
que adquiere la tenencia de la tierra en cada territorio etnolingülstico. Dentro de las zonas indlgenas
se buscó dotar de tierra a la población bajo dos
modalidades: la dotación del ejido y la restitución
de tierras comunales, lo que se combinó regionalmente de diversas maneras y con efectos opuestos. Se creó asl una dicotomia entre lo comunal y
lo ejidal que impacta directamente en la aplicación
de los modelos y proyectos de desarrollo: mientras
el ejido representa una de las formas que adquirió
la organización institucional del espacio rural, las
tierras comunales escapan a las institucionesformales y gubernamentales constituyendo los espacios donde se desarrolla un tipo de organización
territorial informal tlpica de las regiones mayas en
Chiapas.
Sobreutlllzación de la tierra
La más dramática de las manifestaciones de
esta permanencia de los campesinos en el campo
son los cambios en el uso del suelo en la región
alteña de Chiapas en las cuatro últimas décadas.
En los catorce municipios que la componen, sin
excepción, ha habido una sustitución del bosque
por tierras de cultivo. Sin ir más lejos, en 1950, en
el municipio de San Andrés Larrainzar, se hablan
abierto al cultivo 75% de las tierras municipales, y
en 1990 se alcanzó 99%, lo que da idea de la
presión sobre la tierra (figura 3). Esta trayectoria en
el uso del suelo está aparejada a un cambio brutal
en la composición étnica de su población: mientras
en 1970 tenIa un sector amplio de población ladina
(20%), en las subsiguientes décadas fue progresivamente desapareciendo hasta tener 100% de población tsotsil (figura 4).
Precisamente por esta situación no es de
extrañar que el Programa de Certificación de Derechos Ejidales (PROCEDE), para finales de junio de
1994, en Chiapas, habla expedido 9 601 certificados parcelarios, más 7 258 titulas de solares urbanos y 1 656 certificados de uso común en un total
de 78 ejidos (Harvey, 1994:14), cantidad que resulta ridlcula si se piensa que en la entidad existen
2 072 ejidos y comunidades agrarias. Obviamente,
esta situación tiene manifestaciones muy diversificadas en las distintas regiones del estado, ya que
no pueden tener el mismo comportamiento la Frailesca o la Costa, productos de una reforma agraria
integral donde además de la tierra se tuvo acceso
a todo el paquete de créditos e innovación tecnológica tipo revolución verde, o que la Selva Lacandona, pues aunque ésta sea un emporio ejidal con 377
ejidos y comunidades agrarias, la reforma agraria
significó arrinconar en terrenos nacionales a una
población que los colonizó con las uñas. En Los
Altos, PROCEDE llega a regularizar la tenencia de la
tierra con una propuesta concebida para impulsar
a las empresas agrlcolas, mediante la reconcentración de las tierras, pero éste no es el caso, porque
lo predominante es la tenencia comunal, basada en
una organización familiar que otorga a cada unidad,
hereditariamente, parcelas individuales, que son
trabajadas por los miembros de la familia y que
pueden ser vendidas y compradas dentro de la
normatividad consuetudinaria que tienen las comunidades para ello; por tanto, aunque 85% de la
tierra alteña formalmente sean tierras ejidales, en
realidad se manejan conforme a las normas tradi-
Otra versión de este desarrollo es el de San
Juan Chamula, municipio que habla mantenido,
hasta los setenta, proporciones equilibradas en el
uso de las tierras de labor con relación a pastos y
bosques. En los noventa, ya se acusa un incremento en el uso agrlcola, que se extiende a las dos
terceras partes de su territorio, teniendo repartido
30% en las otras dos categorlas (figura 3). De
manera similar a San Andrés Larrainzar, en las
últimas tres décadas, los ladinos también se han
retirado del territorio de San Juan Chamula, tzotzilizándose completamente (figura 4). Sin embargo,
el uso del suelo no manifiesta cambios tan abruptos
como en San Andrés Larrainzar porque, mientras
en este municipio los ladinos expulsados eran ganaderos de la mejora cepa, en Chamula los mestizos fueron siempre población dedicada a
actividades terciarias de la economla y nunca crearon una economla agrlcola mestiza alternativa a la
indlgena.
Este intrincado proceso entre uso del suelo y
etnicidad está atravesado por las diversas formas
56
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Situación actual y posible evolución de la agricultura
1950
1970
1990
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Figura 3. Cambios en el uso del suelo en Los Altos de Chiapas: 1950-1970-1990.
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Revista de Geografía Agrlcola
En 1970 los grupos ladinos,
tseltales y tsotsiles estaban
~nrito,riallm~:nte más mezclados
En 1980 se manifiesta un proceso de
indianización en todo el territorio altefio
En 1990, en la mayoría de los
municipios indígenas, los ladinos
casi desaparecen
Ladlnoe
Fuentes: Datos de los Censos Generales de Población y Vivienda, 1970,
1980, 1990, elaborados por Manuel Parra y Reyna Moguel
Figura 4. Cambios en la composición étnica municipal en los municipios de Los Altos de Chiapas: 1970-1990.
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Situación actual y posible evolución de la agricultura
cionales de las comunidades tzotziles, tzeltales y
3
tojolabales , las cuales ven con enorme recelo las
reformas constitucionales al artículo 27, lo que
explica que, hasta marzo de 1994, se habían incorporado al PROCEDE tan solo 10 de los 106 ejidos
y comunidades agrarias de la región .
cuartos de hectárea a 1.13 hectáreas, lo que significa que la región es la expresión más acabada del
minifundismo. El otro componente es el aumento
de los rendimientos, los cuales pasaron de 827
kilos por hectárea a 1 169, es decir, 41% de incremento. Este aumento de la producción no ha sido
lineal: si hacemos el seguimiento año con año
veremos cambios moderados en la superficie cultivada pero con fuertes fluctuaciones en los rendimientos, los cuales dependen del uso de agroquímicos: mientras el maíz aumenta de precio sube
la producción; con el alza del precio de los insumos,
la producción se deprime, como puede observarse
en la figura 5.
El maíz: pilar de la sobrevivencia
En el fondo de estas diversidades, existe un
pilar básico del ser campesino que es asegurar el
autoabasto de maíz: en el municipio de San Juan
Chamula, en los años setenta la producción local
sólo cubría 30% del consumo, en tanto que, en la
década actual se llega a colmar hasta 80% de las
necesidades. Lamentablemente esto ha sido posible gracias a la ampliación de su frontera agrícola,
la cual pasó de 26 393 hectáreas en 1970 a 52 024
en 1990, lo que significa un incremento de 100%
de la superficie cultivada. Durante este periodo, al
mismo tiempo, la cantidad sembrada por cada
hombre ocupado en la agricultura pasó de tres
INDICE: 1983
La producción de maíz se sostiene, con rendimientos decrecientes, aun ante la necesidad de
invertir mayor cantidad de insumos industriales y
de trabajo, arrojando como saldo una bajísima productividad del trabajo: en los Altos, levantar una
tonelada de grano de maíz consume de, 150 a 300
jornales, en tanto que en la nación se consumen 17
=100
-+--producción
-ll---J2recio Maíz
--tr--Rendimiento
~recio
~as.
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
Insumo
Cosechadas
1990
Figura 5. Indicadores de la producción de maíz en Los Altos de Chiapas: 1983-1990.
3
La fuente está considerando en Los Altos al municipio de Altamirano, por lo que nosotros introducimos al grupo étnico Tojolabal
para hacer congruente el análisis con la fuente.
59
Revista de Geografía Agrícola
y en los Estados Unidos se invierte menos de un
jornal. Un elemento más que se desprende
de estos datos es que los campesinos, a pesar
de continuar trabajando sólo con aperos manuales,
están realizando un cambio tecnológico mediante
la incorporación de fertilizantes y plaguicidas. Este
proceso está ocurriendo prácticamente sin asistencia técnica, ya que la investigación agrícola ha
ignorado la existencia de las áreas de temporal en
ladera, asiento de la mayoría de la población campesina indígena, especialmente en Chiapas.
Gobierno federal y el Gabinete agropecuario autoricen el pago de la tonelada de maíz a razón de
2 mil nuevos pesos (Cuarto Poder, 21 de abril de
1995).
Saturación del mercado interno
Mientras que al producir maíz para el autoabasto se pierde de todas todas, en la producción de
hortalizas y flores hay posibilidades de obtener un
ingreso monetario. Una situación tan diferente en
la producción nos coloca ante la segunda estrategia campesina que señalábamos inicialmente: el
mercado. La importancia de este sistema se aprecia en el hecho de que, en 1990, en Los Altos se
destinaron 1 338 hectáreas a esta actividad, resultando significativo que al menos 90% de la producción hortícola se destine al mercado. En ese año
San Juan Chamula aportaba 34% de su superficie
con 454 hectáreas de hortalizas, mientras que San
Andrés Larrainzar tenía 25% con'342 hectáreas y
el municipio de San Cristóbal 8% con 108 hectáreas. Esta estrategia es en sí misma una combinación cultural lograda por la comunidad indígena,
que ha integrado la producción de hortalizas a la
cría de borregos, sistema que conjuga la intensifi-
Por lo tanto, sea cual fuere la estrategia que
adopten, todos los campesinos indígenas están
expuestos a la tendencia a la baja de los precios
del maíz y a la tendencia alcista de los agroquímicoso Por tal razón, se estima que 80% de los
maiceros de Chiapas ha caído en carteras vencidas, lo que ha dado lugar a que, en abril de 1995,
17 bodegas de la CONASUPO hayan sido tomadas
por grupos de campesinos priístas de diferentes
puntos de la entidad, al tiempo que los maiceros de
Bochil, Ixtapa, Villa Corzo, Villaflores y Jiquipilas,
amenazan con tomar permanentemente la carretera Federal que comunica a San Cristóbal de Las
Casas con Tuxtla Gutiérrez, en demanda de que el
D
800
Jornales por ha
Areas
Jornales por ha
Areas
80
700
70
600
60
500
50
400
40
300
30
200
20
100
10
o
o
R-T-Q
AfIo y Vez
AJIo tras ano
Hor. Y flor.
Sistemas de producclon
Figura 6. Tamaño de predio y jornales por ha en cuatro sistemas agrícola.
Fuente: Encuesta en tres comunidades.
60
Situación actual y posible evolución de la agricultura
cación del uso de la tierra para la producción de
hortalizas con el manejo extensivo de los rebaños
de borregos.
Este sistema se ve paulatinamente debilitado ,
justamente en el momento en que los hortelanos
acuden al mercado y al vender sus productos se
encuentran incapacitados para recobrar los gastos
realizados en la compra de agroquímicos, el costo
del transporte, y el pago de los impuestos --renta
de piso. Como podrá imaginarse, las hortalizas se
venden a través de redes regionales controladas
por intermediarios. Dentro de los "coyotes" existe
un grupo muy fuerte de chamulas que compra
directamente la hortaliza a pie de la parcela y la
revende en San Cristóbal, Tuxtla, Joiguelito y Yoshib; estos intermediarios llegan a adueñarse hasta
de 90% del precio p3g3do por el consumidor, dejando al productor un pequeñísimo margen de ganancia y todos los riesgos involucrados en la
producción, neutralizando así las ventajas que el
sistema tiene por sobre los de "tumba-roza-quema", "año y vez" y "año tras año" como puede
apreciarse en la figura 7.
Esta estrategia combinatoria implica una diversificación que permite el desarrollo de patrones
conservacionistas de los recursos con relativa sustentabilidad; llega a ser predominante y estable en
el paisaje cuando los suelos son profundos, las
laderas tienen poca pendiente y hay disponibilidad
de agua. Una parte importante de esas 1 338
hectáreas de hortalizas que se encuentran en Los
Altos están segmentadas en miniparcelas, fragmentando el paisaje, producto de un trabajo muy
intenso que da por resultado cultivos libres de
malezas y terrenos protegidos mediante un acucioso terraceado, resguardado a su vez con cercas
vivas. Allí se usa irrigación manual o con rústicas
mangueras en sembradios en donde se esparcen
las ovejas apersogadas. Es de llamar la atención la
enorme absorción de jornales en relación al tamaño
del predio del sistema de "hortalizas y flores", la que
comparada con los de "tumba-raza-quema", "año y
vez" y "año tras año", es abrumadoramente mayor
(ver figura 6).
D
La economía hortícola es sumamente frágil
para enfrentar las condiciones que está generando
el Tratado Trilateral de Libre Comercio, porque los
mercados del centro están siendo materialmente
Costo total
Costo monetario
Valor de produccio'fl
Miles de pesos (1985)
10000
1184
1000
100
10
Año y Vez.
AñOtrasMO
Hor. y flor.
Sistemas de produccion
Figura 7. Costo monetario, costo total y valor de la producción por hectárea, de cuatro sistemas de producción.
Fuente: Encuesta en cuatro comunidades.
61
Revista de Geografía Agrlcola
copados por productos intemacionales, y los productores nacionales del centro, a su vez, están
buscando en el sureste sus mercados alternativos.
AsI que los mismos Chamulas que tienen puestos
de calabacitas, condimentos de comidas, frutas,
flores de calabaza, rabanitos, chiles, wash (leguminosas), etcétera, en el mercado de San Cristóbal,
se ven en serios problemas para controlar los mercados locales, en donde se pueden ver pinas de
VeracrLlz, manzanas y jitomate en cajas empacadas en 3inaloa, naranja de diversos estados de la
República, brQcoIi del Bajlo, papa de Puebla, etcétera.
nificado a los productores la falta de dinero para
pagar los jornaleros, liquidándose una fuente de
empleo para aquellos lugare/'los que no tienen tierra; además, las quejas abundan en tomo a que
ahora, '11evan alrededor de cuatro o cinco anos sin
realizar la fertilización debido a que no tienen dinero
para comprar el fertilizante, por lo que ahora producen café orgánico ... ".
Por tanto, en 1994, 95% de los 72 mil peque/'los propietarios productores en la entidad -los
cuales tienen una extensión de 213 mil hectáreas- se encuentran con el problema de carteras
vencidas, sin posibilidades siquiera de reestructurar su deuda. El presidente de la Unión Estatal de
Productores de Café, Carlos Bracamontes Gris,
dijo que son alrededor de 200 mil hectáreas del
aromático las que se encuentran prácticamente
colapsadas (La Jornada, 3 de enero de 1995:12).
Los productores hortlcolas, aunque expoliados por el coyotaje chamula, reconocen que el
negocio es mejor que el de malz, siempre y cuando
cuenten con crédito para comprar semillas, insecticidas y fertilizantes, pero la sola y reiterativa observación de la necesidad de créditos acusa que
éstos ya no están disponibles para la mayorfa de
los hortelanos, ya que una alta proporción de las
asociaciones de productores han caldo en carteras
vencidas.
Esta situación, que golpeó brutalmente a los
pequenos campesinos que fincaron sus esperanzas en la producción para la exportación, puso al
descubierto la enorme vulnerabilidad de las estrategias basadas en los mercados internacionales, a
los cuales se pretende insertar desde una situación
de graves desventajas de infraestructura, capitalización, técnica y organización.
Mercado internacional y dependencia
Existe, dentro de la lógica del mercado, una
opción más para aquellos campesinos altenos que
cuentan con ventajas comparativas, por tener sus
tierras ubicadas dentro de la franja agroecológica
favorable para la producción de café. AsI, en 1990,
en Los Altos de Chiapas existfan 3 632 hectáreas
con plantaciones del aromático. La cafeticultura
cobró fuerza en la región durante los anos setenta
y ochenta bajo el impulso del Programa Integral de
Desarrollo Rural (PIDER), el Instituto Nacionallndigenista (INI) , el Instituto Mexicano del café (lNMECAFÉ) y el Banco de Crédito Rural (BANRURAL), lo que,
en coincidencia con precios favorables del café
~onfiguró condiciones relativamente favorables de
capitalización.
Se agotaron las opciones
AsI, podemos decir que existe una "lógica de
producción" campesina que tiene su propia inercia:
antes que nada, cada generación que se incorpora
a la producción tiene acceso a la tierra, provocando
el actual fraccionamientd y minifundismo extremo.
En segundo término, el objetivo fundamental de la
producción es el de asegurar el autoabaslo de
granos básicos y mantener la diversidad productiva
que le permite reproducir su distintivo patrón de
consumo, situación que se mantiene a pesar de
incurrir en pérdidas económicas. Finalmente, ingresan a la producción comercial a través de la producción de hortalizas en pequenlsimas parcelas,
con alta inversión de trabajo. En conjunto, esta
lógica busca asegurar, mediante el autoabasto, la
sobrevivencia de todas las familias, y reducir al
mlnimo su dependencia del exterior: en la medida
en que mejoran sus posibilidades de autoabasto,
son políticamente menos vulnerables.
Sin embargo, el apoyo institucional decayó
paulatinamente, lo cual se aprecia en el hecho de
que la inversión pública federal en el sector rural
ejercida en Chiapas cayó de 1 200 millones de
pesos en 1982 a 192 millones en 1987 (a pesos
constantes de 1978), situación que se agravó con
la drástica calda de los precios del café, que se
extendió desde 1986 hasta 1994. Esto les ha sig62
Situación actual y posible evolución de la agricultura
Nota metodológica
Paradójicamente, la política agraria del gobierno neoliberal avanza en sentido contrario: en
su búsqueda de ventajas comparativas desalienta
la producción de maíz y propicia su importación;
busca el incremento de la productividad mediante
la mecanización del campo y favorece la reconcentración de tierras para aprovechar las economías
de escala, todo este proceso basado en el supuesto
de que serán los empresarios agrícolas, con la
lógica de la ganancia, quienes habrán de generar
los empleos necesarios para satisfacer la demanda
de productos agrícolas del país y absorber a la
masa campesina, mediante el ofrecimiento de salarios bien remunerados.
Este trabajo se realizó con la base de datos
de trabajo de campo conformada por 162 informantes de los cuales 124 son hombres y 38 mujeres.
Entre estos informantes hay 43 tzotziles y 24 tzeltales y el resto son mestizos de distinto tipo incluyendo extranjeros adscritos a grupos étnicos no
tipificados. Las edades de tales informantes fluctúan entre los 19 ai'\os y los 76 dominando las
personas que tienen 30 y 40 anos.
Las ocupaciones de los informantes locales
son las siguientes: agente municipal, agricultor,
agricultor y autoridad local, agricultor y ganadero,
agricultor y productor de maíz y floricultor, tenderos
y tenderas, amas de casa, ayudante del agente
municipal de Chempil, cafeticultor, presidente del
Comité de Educación de Pocolum, campesina, milpera, hortelana, triguera, campesino en Votatulan.
Comerciante en Tuxtla, campesino y ex-presidente
municipal, campesino. Presidente de la Directiva
Mercado Yoshib, comerciante, comerciante y agricultor, comerciante y empleado municipal, coyote,
cuidadora de ganado, chofer y comerciante. Director de Obras Públicas de Oxchuc y delegado del
XVII Distrito Electoral Local, directora de la escuela,
ex-empleado del gobierno, jornalera en el rancho
de su papá y atendía un comedor, milpero y en su
juventud fue jornalero en fincas, partera, ama de
casa, pastora y cuidaba el ganado; ahora trasquila
ovejas, presidente de los copropietarios de San
Nicolás trienio 94-97, profesor y director de la escuela de Chempil, Huixtán, retirado de empleado,
tendera, traductor y veterinario de la SARH.
Como resultado de la evolución de estos procesos antagónicos, los campesinos ven agotarse
sus opciones para satisfacer pacíficamente sus
necesidades más apremiantes: la capacidad de
autosuficiencia alimentaria ha llegado a su límite
con el agotamiento de la frontera agrícola;'las posibilidades de complementar sus ingresos con la
venta de hortalizas se ha visto gravemente mermada por la caída de los precios de sus productos, el
alza de los costos de producción, y la reducción de
los créditos; y, finalmente, la recesión económica
generalizada y la brutal caída de los salarios reales
han minimizado sus ingresos como peones. Así, no
es difícil entender que los productores lancen diatribas desde Chempil, Huixtán contra "el gobernador 'cabrón', que todo ha subido de precio: azúcar,
fertilizante; además lo de Procampo no les tocó a
todos, sólo a algunas personas de la comunidad les
dieron 300 pesos. Los que ya tienen ese dinero lo
usan para comprar alcohol", o desde Zequentic,
Zinacantán, donde con el mismo coraje dicen que
"el gobierno es cabrón, el maíz lo bajó pero el
fertilizante lo subió. Por ejemplo, el azúcar, eso lo
hacen con máquinas, es rápido, mientras que el
maíz tiene mucho trabajo y tarda mucho". Estas
muestras de inconformidad están cuajando en la
revuelta municipalista que hasta el momento ha
destituido a seis de los 14 ediles altei'\os, lucha que
se avizora como una gran tormenta en las elecciones municipales que deberán realizarse este ai'\o
en Chiapas.
Las comunidades localizadas en el área de
observación son: Bautista el Chico, Betania, Cruz
Quemada, Cuchulumtic, Chalam, Chempil, Chiapa
de Corzo, Huixtán, Joiguelito, Mitontic, Nachig, Oxchuc, Poculum, Pujiltic, San Cristóbal de Las Casas, San Juan Chamula, San Nicolás, Tenejapa,
Teopisca, Villa de Acalá, Villa de las Rosas, Votatulán, Yoshib, Yalichin, Zequentic
Esta base de datos obra en poder de El
Colegio de la Frontera Sur y fue construida a lo
largo del primer trimestre de 1995.
63
Revista de Geografía Agrícola
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