Situación actual y posible evolución de la agricultura de los mayas de las tierras altas de Chiapas Manuel Roberto Parra Vázquez 1 Reyna Moguel Viveros 2 La a los grandes polos de desarrollo urbano, éstos absorberran paulatinamente a la población rural, la cual encontraría en las ciudades mejores niveles de vida, inalcanzables en el campo. Sin embargo, esta política generó grandes desigualdades regionales, por lo que, al evidenciarse sus debilidades, se intentó corregirla. Asr, en los aflos setenta se incorporación de los pueblos indígenas a la nación está inmersa en una noción que cada vez se arraiga más: la modernización del pafs sólo puede transcurrir por la vfa del desarrollo urbanoindustrial, idea que ha sido puesta en el banquillo de los acusados por los acontecimientos de Chiapas. En los años cuarenta se crera que al fortalecer Profesor Investigador de la Maestria en Desarrollo Rural Regional-UACh, sede San Cristóbal de las Casas, Chis. 2 El Colegio de La Frontera Sur. Carretera Panamericana y Periférico Sur. Apartado Postal 63, San Cristóbal de Las Casas, Chiapas. 25 de abril de 1995. 51 Revista de Geografía Agrícola comenzó a pensar en las ciudades medias como una barrera de contención de la migración a las grandes urbes, idea que más tarde tomarla forma de políticas especificas para el desarrollo de un -sistema de ciudades que permitiera, mediante las inversiones estatales, prestar los servicios públicos a la población y propiciar las inversiones privadas generadoras de empleo urbano. En realidad, estas opciones se les presentan a todos los campesinos, pero en su juego de resistencia e integración a la nación, los indígenas realizan una estrategia cultural combinatoria especial, produciendo escenarios rurales diversificados en la medida en que, como dirían Pepin y Rendón, las identidades comunitarias diferenciadas enfrentan los factores macroeconómicos a partir de su.s condiciones económicas particulares, así como el tipo de mercado en el que se insertan, favoreciendo ciertas actividades, modos privilegiados de utilización del suelo y los productos, tipologías migratorias recurrentes y relaciones de intercambio especiales entre las unidades domésticas (1984:28), de aqul precisamente su arraigo al terruño, al que los indígenas mayas se aferran de manera notable, y que da como resultado la búsqueda de empleo dentro del estado, para conservar sus vínculos con su comunidad. La gran paradoja de esta politica es que la crisis de la macrocefalia y el despunte de los polOS medios de desarrollo arrancaron en el momento en que el pals entraba en una gran recesión: en 1982 se inició una contracción de la actividad económica nacional que restringía la oferta de empleo tanto en el ámbito urbano como en el rural. Como desenlace se generó, por un lado, la reafirmación de la vocación rural de la población maya, y por el otro, se provocó una recuperación de la producción campesina de autoconsumo, dando lugar al avance de la frontera agrlcola, la deforestación y la afectación de los mantos acuíferos. En este contexto general anida el conflicto de Los Altos de Chiapas. Poblamiento y empleo Una de las causas del conflicto que ha vivido Chiapas desde enero de 1994, es la ausencia de un plan de desarrollo estatal que contemple, tanto un desarrollo urbano efectivo con creación de empleos, como un desarrollo rural basado en la ampliación de las capacidades productivas de los campesinos. Las tres opciones de los campesinos mayas alteños Los Altos de Chiapas están conformados por un territorio abrupto, de suelos delgados y clima templado al que los indfgenas mayas le han arrancado, con su trabajo y aperos manuales, los granos básicos para su autoabasto. El crecimiento de la población les exige, apremiantemente, ingresos complementarios que les permitan satisfacer sus necesidades más esenciales. Para lograrlo, ponen en juego, como cualquier campesino, tres opciones estratégicas: fortalecer la producción silvoagropecuaria y artesanal destinada al autoconsumo, involucrarse en la producción para el mercado y las actividades por cuenta propia y, por último, incorporarse al trabajo asalariado, dentro y fuera de sus comunidades. Como puede apreciarse en la figura 1, el empleo urbano-industrial se encuentra terriblemente rezagado en Chiapas con relación al resto del pafs: mientras la población ocupada en el sector primario se ha abatido en México 22.6%, Chiapas mantiene en él a 58.3% de su población total, en tanto -que de su población indlgena -una tercera parte de la población estatal- 88% permanece ocúpada en el sector primario. En años recientes, las ciudades medias de Chiapas (Tuxtla, Comitán, Tapachula, San Cristóbal) entraron en disputa por los recursos provenientes de la política de descentralización, rompiendo las alianzas económicas y políticas tradicionales. Además, la mayor parte de estos recursos beneficiaron a la población urbana y excluyeron a la población rural. Estas estrategias se enlazan a tácticas especificas como el desmonte para abrir nuevas tierras al cultivo, el acortamiento de los periodos de barbecho, la creciente utilización de fuerza de trabajo y el mayor uso de insumas, acciones que han permitido la absorción de una población en aumento. En Los Altos, la distribución de la inversión pública intermunicipal es proverbialmente desequilibrada: mientras en 1992 San Cristóbal de Las Casas absorbfa las dos terceras partes del presu52 Situación actual y posible evolución de la agricultura 1950 1970 1990 OCUPAC ION SECTOR IAL r,:>;,;:¡~y PR IMARIO • SECUNDARIO • TERCIARIO z Figura 1. Cambio en la ocupación sectorial en Los Altos de Chiapas: 1950-1970-1990. 53 Revista de Geografía Agrícola puesto destinado a la región, 105 15 municipios circundantes recibían el resto. Pero el aspecto crucial de este asunto es que tal inversión no ha generado 105 empleos requeridos, ya que en 1990 la población ocupada en empleos no agrícolas en San Cristóbal de Las Casas era de sólo 6 639 personas (de 105 cuales una gran parte trabaja en la economía informal), frente a 94 720 de la población económicamente activa de la región. Esta situación ha generado una doble polarización: si bien la ciudad en su conjunto se ve grandemente beneficiada en relación a su entorno rural, en el interior de la éiudad se tiene un sector -normalmente ladino- que se beneficia con la inversión, y en las afueras un cinturón de miseria engrosado día a día por 105 indígenas que, como inmigrantes forzados, sobreviven en la economía informal. pas alcanzó su cúspide en 1982, para después sufrir una disminución de 25% del hato ganadero. Por otra parte, el ascenso de la cafeticultura llegó a su fin con la caída de 105 precios internacionales del café en el año de 1987, a partir del cual se estancó la producción, con lo que se retrajo una de las principales fuentes de empleo rural en el estado. Aunque en 1994 se produjo el repunte de los precios, no se pudo aprovechar por las condiciones de guerra, habiéndose perdido 15 millones de jornales de 105 80 millones que anualmente generaba la cafeticultura, situación que se extiende a otros productos de plantación (plátano, azúcar, mango, etcétera), en 105 cuales la sobreoferta internacional genera una disminución del precio. Además, la producción de maíz en la primera mitad de los ochenta creció gracias a la mayor superficie sembrada y al incremento de los rendimientos, que subieron de una tonelada por hectárea en 1970 a dos y medio toneladas por hectárea en 1980; sin embargo, la caída de los precios d~ este grano y el aumento del precio de los agroquímicos ha propiciado una disminución de la producción por la caída de los rendimientos a dos toneladas por hectárea, a pesar del crecimiento de la superficie sembrada, problema que se agrava porque la mecanización de algunas regiones chiapanecas, como La Frailesca, ha dado lugar también a una menor oferta de trabajo. Por estas causas, durante el primer trimestre de 1995, 100 mil jornaleros agrícolas quedaron sin trabajo ya que se dejarán de producir 18 mil toneladas de maíz. Por lo que respecta al empleo regional, sólo esta ciudad muestra un desarrollo urbano y el crecimiento de 105 sectores secundario y terciario, en tanto que 105 otros municipios continúan siendo predominantemente agrícolas (figura 1). La distribución espacial de la población indígena en Los Altos está regida por patrones de poblamiento rurales característicos de cada grupo étnico; la gran dispersión resultante dificulta y encarece la dotación de servicios a la población. En los últimos 50 años el continuo crecimiento de la población se ha absorbido en el campo mediante una dispersión creciente, ya que hubo un aumento en el número de parajes en todos Los Altos: de 561 localidades en 1950 pasaron a 773 en 1990, como se puede apreciar en la figura 2. Esto significa que no existe, en 105 pueblos indios alteños, tendencia alguna a concentrar población en ningún asentamiento, lo que contrasta fuertemente con el "principio" de que el desarrollo pasa obligadamente por el crecimiento urbano, y, como se verá a continuación, el desarrollo de las empresas rurales tampoco ha generado el empleo necesario. En los setenta la construcción de las grandes hidroeléctricas ubicadas en Chiapas y la exploración petrolera trajeron como consecuencia un aumento en la demanda de trabajadores y por lo tanto, impactaron notablemente en 105 flujos de migración interna y regional. Sin embargo, la retracción del gasto público ha cancelado las grandes obras de inversión pública, lo que provocó el retorno masivo de 105 campesinos a sus parcelas. El resultado de todo este panorama es el aumento brutal del desempleo, que se agrava con la caída del poder adquisitivo del salario, el cual, en 1993, constituye sólo 44% del salario en 1981. Desde la lógica desarrollista, una oferta de empleo creciente y bien remunerado sólo podría ocurrir con un proceso de fortalecimiento empresarial. Sin embargo, las poHticas de estabilización y ajuste estructural aplicadas en 105 dos últimos sexenios, han provocado una recesión de enorme magnitud en el campo chiapaneco. Así, el crecimiento acelerado que vivió la ganadería en Chia- La escasa infraestructura productiva y de servicios, la ausencia de encadenamientos productivos favorables, la falta de personal calificado, la 54 Situación actual y posible evolución de la agricultura En 1950 había 561 localidades Zi Oxchuc En 1990 las localidades aumentaron a 773 Pafllj •• Fuentes: Datos tomados de los Censos Generales de Población y Vivienda, 1950, 1990, procesados por Manuel Parra y 'Reyna Moguel . Figura 2. Población de las cabeceras municipales con respecto al resto de la población de los municipios, en Los Altos: 1950, 1990. 55 Revista de Geografia Agñcola lejanla de 105 mercados, los altos costos de inversión requeridos para generar un empleo industrial, y la inseguridad que ha generado el conflicto chiapaneco restringen las posibilidades de generación significativa de empleos para los campesinos chiapanecos, quienes no tienen otra opción más que aferrarse a la tierra y fortalecer su producción. que adquiere la tenencia de la tierra en cada territorio etnolingülstico. Dentro de las zonas indlgenas se buscó dotar de tierra a la población bajo dos modalidades: la dotación del ejido y la restitución de tierras comunales, lo que se combinó regionalmente de diversas maneras y con efectos opuestos. Se creó asl una dicotomia entre lo comunal y lo ejidal que impacta directamente en la aplicación de los modelos y proyectos de desarrollo: mientras el ejido representa una de las formas que adquirió la organización institucional del espacio rural, las tierras comunales escapan a las institucionesformales y gubernamentales constituyendo los espacios donde se desarrolla un tipo de organización territorial informal tlpica de las regiones mayas en Chiapas. Sobreutlllzación de la tierra La más dramática de las manifestaciones de esta permanencia de los campesinos en el campo son los cambios en el uso del suelo en la región alteña de Chiapas en las cuatro últimas décadas. En los catorce municipios que la componen, sin excepción, ha habido una sustitución del bosque por tierras de cultivo. Sin ir más lejos, en 1950, en el municipio de San Andrés Larrainzar, se hablan abierto al cultivo 75% de las tierras municipales, y en 1990 se alcanzó 99%, lo que da idea de la presión sobre la tierra (figura 3). Esta trayectoria en el uso del suelo está aparejada a un cambio brutal en la composición étnica de su población: mientras en 1970 tenIa un sector amplio de población ladina (20%), en las subsiguientes décadas fue progresivamente desapareciendo hasta tener 100% de población tsotsil (figura 4). Precisamente por esta situación no es de extrañar que el Programa de Certificación de Derechos Ejidales (PROCEDE), para finales de junio de 1994, en Chiapas, habla expedido 9 601 certificados parcelarios, más 7 258 titulas de solares urbanos y 1 656 certificados de uso común en un total de 78 ejidos (Harvey, 1994:14), cantidad que resulta ridlcula si se piensa que en la entidad existen 2 072 ejidos y comunidades agrarias. Obviamente, esta situación tiene manifestaciones muy diversificadas en las distintas regiones del estado, ya que no pueden tener el mismo comportamiento la Frailesca o la Costa, productos de una reforma agraria integral donde además de la tierra se tuvo acceso a todo el paquete de créditos e innovación tecnológica tipo revolución verde, o que la Selva Lacandona, pues aunque ésta sea un emporio ejidal con 377 ejidos y comunidades agrarias, la reforma agraria significó arrinconar en terrenos nacionales a una población que los colonizó con las uñas. En Los Altos, PROCEDE llega a regularizar la tenencia de la tierra con una propuesta concebida para impulsar a las empresas agrlcolas, mediante la reconcentración de las tierras, pero éste no es el caso, porque lo predominante es la tenencia comunal, basada en una organización familiar que otorga a cada unidad, hereditariamente, parcelas individuales, que son trabajadas por los miembros de la familia y que pueden ser vendidas y compradas dentro de la normatividad consuetudinaria que tienen las comunidades para ello; por tanto, aunque 85% de la tierra alteña formalmente sean tierras ejidales, en realidad se manejan conforme a las normas tradi- Otra versión de este desarrollo es el de San Juan Chamula, municipio que habla mantenido, hasta los setenta, proporciones equilibradas en el uso de las tierras de labor con relación a pastos y bosques. En los noventa, ya se acusa un incremento en el uso agrlcola, que se extiende a las dos terceras partes de su territorio, teniendo repartido 30% en las otras dos categorlas (figura 3). De manera similar a San Andrés Larrainzar, en las últimas tres décadas, los ladinos también se han retirado del territorio de San Juan Chamula, tzotzilizándose completamente (figura 4). Sin embargo, el uso del suelo no manifiesta cambios tan abruptos como en San Andrés Larrainzar porque, mientras en este municipio los ladinos expulsados eran ganaderos de la mejora cepa, en Chamula los mestizos fueron siempre población dedicada a actividades terciarias de la economla y nunca crearon una economla agrlcola mestiza alternativa a la indlgena. Este intrincado proceso entre uso del suelo y etnicidad está atravesado por las diversas formas 56 v Situación actual y posible evolución de la agricultura 1950 1970 1990 l JSO DEL SU ELO 1 9~.:lO • I \ A GRI CO LA PASTO -" '"', "':< [l] BOSQU E D OTRO S ! I ) Figura 3. Cambios en el uso del suelo en Los Altos de Chiapas: 1950-1970-1990. 57 Revista de Geografía Agrlcola En 1970 los grupos ladinos, tseltales y tsotsiles estaban ~nrito,riallm~:nte más mezclados En 1980 se manifiesta un proceso de indianización en todo el territorio altefio En 1990, en la mayoría de los municipios indígenas, los ladinos casi desaparecen Ladlnoe Fuentes: Datos de los Censos Generales de Población y Vivienda, 1970, 1980, 1990, elaborados por Manuel Parra y Reyna Moguel Figura 4. Cambios en la composición étnica municipal en los municipios de Los Altos de Chiapas: 1970-1990. 58 Situación actual y posible evolución de la agricultura cionales de las comunidades tzotziles, tzeltales y 3 tojolabales , las cuales ven con enorme recelo las reformas constitucionales al artículo 27, lo que explica que, hasta marzo de 1994, se habían incorporado al PROCEDE tan solo 10 de los 106 ejidos y comunidades agrarias de la región . cuartos de hectárea a 1.13 hectáreas, lo que significa que la región es la expresión más acabada del minifundismo. El otro componente es el aumento de los rendimientos, los cuales pasaron de 827 kilos por hectárea a 1 169, es decir, 41% de incremento. Este aumento de la producción no ha sido lineal: si hacemos el seguimiento año con año veremos cambios moderados en la superficie cultivada pero con fuertes fluctuaciones en los rendimientos, los cuales dependen del uso de agroquímicos: mientras el maíz aumenta de precio sube la producción; con el alza del precio de los insumos, la producción se deprime, como puede observarse en la figura 5. El maíz: pilar de la sobrevivencia En el fondo de estas diversidades, existe un pilar básico del ser campesino que es asegurar el autoabasto de maíz: en el municipio de San Juan Chamula, en los años setenta la producción local sólo cubría 30% del consumo, en tanto que, en la década actual se llega a colmar hasta 80% de las necesidades. Lamentablemente esto ha sido posible gracias a la ampliación de su frontera agrícola, la cual pasó de 26 393 hectáreas en 1970 a 52 024 en 1990, lo que significa un incremento de 100% de la superficie cultivada. Durante este periodo, al mismo tiempo, la cantidad sembrada por cada hombre ocupado en la agricultura pasó de tres INDICE: 1983 La producción de maíz se sostiene, con rendimientos decrecientes, aun ante la necesidad de invertir mayor cantidad de insumos industriales y de trabajo, arrojando como saldo una bajísima productividad del trabajo: en los Altos, levantar una tonelada de grano de maíz consume de, 150 a 300 jornales, en tanto que en la nación se consumen 17 =100 -+--producción -ll---J2recio Maíz --tr--Rendimiento ~recio ~as. 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 Insumo Cosechadas 1990 Figura 5. Indicadores de la producción de maíz en Los Altos de Chiapas: 1983-1990. 3 La fuente está considerando en Los Altos al municipio de Altamirano, por lo que nosotros introducimos al grupo étnico Tojolabal para hacer congruente el análisis con la fuente. 59 Revista de Geografía Agrícola y en los Estados Unidos se invierte menos de un jornal. Un elemento más que se desprende de estos datos es que los campesinos, a pesar de continuar trabajando sólo con aperos manuales, están realizando un cambio tecnológico mediante la incorporación de fertilizantes y plaguicidas. Este proceso está ocurriendo prácticamente sin asistencia técnica, ya que la investigación agrícola ha ignorado la existencia de las áreas de temporal en ladera, asiento de la mayoría de la población campesina indígena, especialmente en Chiapas. Gobierno federal y el Gabinete agropecuario autoricen el pago de la tonelada de maíz a razón de 2 mil nuevos pesos (Cuarto Poder, 21 de abril de 1995). Saturación del mercado interno Mientras que al producir maíz para el autoabasto se pierde de todas todas, en la producción de hortalizas y flores hay posibilidades de obtener un ingreso monetario. Una situación tan diferente en la producción nos coloca ante la segunda estrategia campesina que señalábamos inicialmente: el mercado. La importancia de este sistema se aprecia en el hecho de que, en 1990, en Los Altos se destinaron 1 338 hectáreas a esta actividad, resultando significativo que al menos 90% de la producción hortícola se destine al mercado. En ese año San Juan Chamula aportaba 34% de su superficie con 454 hectáreas de hortalizas, mientras que San Andrés Larrainzar tenía 25% con'342 hectáreas y el municipio de San Cristóbal 8% con 108 hectáreas. Esta estrategia es en sí misma una combinación cultural lograda por la comunidad indígena, que ha integrado la producción de hortalizas a la cría de borregos, sistema que conjuga la intensifi- Por lo tanto, sea cual fuere la estrategia que adopten, todos los campesinos indígenas están expuestos a la tendencia a la baja de los precios del maíz y a la tendencia alcista de los agroquímicoso Por tal razón, se estima que 80% de los maiceros de Chiapas ha caído en carteras vencidas, lo que ha dado lugar a que, en abril de 1995, 17 bodegas de la CONASUPO hayan sido tomadas por grupos de campesinos priístas de diferentes puntos de la entidad, al tiempo que los maiceros de Bochil, Ixtapa, Villa Corzo, Villaflores y Jiquipilas, amenazan con tomar permanentemente la carretera Federal que comunica a San Cristóbal de Las Casas con Tuxtla Gutiérrez, en demanda de que el D 800 Jornales por ha Areas Jornales por ha Areas 80 700 70 600 60 500 50 400 40 300 30 200 20 100 10 o o R-T-Q AfIo y Vez AJIo tras ano Hor. Y flor. Sistemas de producclon Figura 6. Tamaño de predio y jornales por ha en cuatro sistemas agrícola. Fuente: Encuesta en tres comunidades. 60 Situación actual y posible evolución de la agricultura cación del uso de la tierra para la producción de hortalizas con el manejo extensivo de los rebaños de borregos. Este sistema se ve paulatinamente debilitado , justamente en el momento en que los hortelanos acuden al mercado y al vender sus productos se encuentran incapacitados para recobrar los gastos realizados en la compra de agroquímicos, el costo del transporte, y el pago de los impuestos --renta de piso. Como podrá imaginarse, las hortalizas se venden a través de redes regionales controladas por intermediarios. Dentro de los "coyotes" existe un grupo muy fuerte de chamulas que compra directamente la hortaliza a pie de la parcela y la revende en San Cristóbal, Tuxtla, Joiguelito y Yoshib; estos intermediarios llegan a adueñarse hasta de 90% del precio p3g3do por el consumidor, dejando al productor un pequeñísimo margen de ganancia y todos los riesgos involucrados en la producción, neutralizando así las ventajas que el sistema tiene por sobre los de "tumba-roza-quema", "año y vez" y "año tras año" como puede apreciarse en la figura 7. Esta estrategia combinatoria implica una diversificación que permite el desarrollo de patrones conservacionistas de los recursos con relativa sustentabilidad; llega a ser predominante y estable en el paisaje cuando los suelos son profundos, las laderas tienen poca pendiente y hay disponibilidad de agua. Una parte importante de esas 1 338 hectáreas de hortalizas que se encuentran en Los Altos están segmentadas en miniparcelas, fragmentando el paisaje, producto de un trabajo muy intenso que da por resultado cultivos libres de malezas y terrenos protegidos mediante un acucioso terraceado, resguardado a su vez con cercas vivas. Allí se usa irrigación manual o con rústicas mangueras en sembradios en donde se esparcen las ovejas apersogadas. Es de llamar la atención la enorme absorción de jornales en relación al tamaño del predio del sistema de "hortalizas y flores", la que comparada con los de "tumba-raza-quema", "año y vez" y "año tras año", es abrumadoramente mayor (ver figura 6). D La economía hortícola es sumamente frágil para enfrentar las condiciones que está generando el Tratado Trilateral de Libre Comercio, porque los mercados del centro están siendo materialmente Costo total Costo monetario Valor de produccio'fl Miles de pesos (1985) 10000 1184 1000 100 10 Año y Vez. AñOtrasMO Hor. y flor. Sistemas de produccion Figura 7. Costo monetario, costo total y valor de la producción por hectárea, de cuatro sistemas de producción. Fuente: Encuesta en cuatro comunidades. 61 Revista de Geografía Agrlcola copados por productos intemacionales, y los productores nacionales del centro, a su vez, están buscando en el sureste sus mercados alternativos. AsI que los mismos Chamulas que tienen puestos de calabacitas, condimentos de comidas, frutas, flores de calabaza, rabanitos, chiles, wash (leguminosas), etcétera, en el mercado de San Cristóbal, se ven en serios problemas para controlar los mercados locales, en donde se pueden ver pinas de VeracrLlz, manzanas y jitomate en cajas empacadas en 3inaloa, naranja de diversos estados de la República, brQcoIi del Bajlo, papa de Puebla, etcétera. nificado a los productores la falta de dinero para pagar los jornaleros, liquidándose una fuente de empleo para aquellos lugare/'los que no tienen tierra; además, las quejas abundan en tomo a que ahora, '11evan alrededor de cuatro o cinco anos sin realizar la fertilización debido a que no tienen dinero para comprar el fertilizante, por lo que ahora producen café orgánico ... ". Por tanto, en 1994, 95% de los 72 mil peque/'los propietarios productores en la entidad -los cuales tienen una extensión de 213 mil hectáreas- se encuentran con el problema de carteras vencidas, sin posibilidades siquiera de reestructurar su deuda. El presidente de la Unión Estatal de Productores de Café, Carlos Bracamontes Gris, dijo que son alrededor de 200 mil hectáreas del aromático las que se encuentran prácticamente colapsadas (La Jornada, 3 de enero de 1995:12). Los productores hortlcolas, aunque expoliados por el coyotaje chamula, reconocen que el negocio es mejor que el de malz, siempre y cuando cuenten con crédito para comprar semillas, insecticidas y fertilizantes, pero la sola y reiterativa observación de la necesidad de créditos acusa que éstos ya no están disponibles para la mayorfa de los hortelanos, ya que una alta proporción de las asociaciones de productores han caldo en carteras vencidas. Esta situación, que golpeó brutalmente a los pequenos campesinos que fincaron sus esperanzas en la producción para la exportación, puso al descubierto la enorme vulnerabilidad de las estrategias basadas en los mercados internacionales, a los cuales se pretende insertar desde una situación de graves desventajas de infraestructura, capitalización, técnica y organización. Mercado internacional y dependencia Existe, dentro de la lógica del mercado, una opción más para aquellos campesinos altenos que cuentan con ventajas comparativas, por tener sus tierras ubicadas dentro de la franja agroecológica favorable para la producción de café. AsI, en 1990, en Los Altos de Chiapas existfan 3 632 hectáreas con plantaciones del aromático. La cafeticultura cobró fuerza en la región durante los anos setenta y ochenta bajo el impulso del Programa Integral de Desarrollo Rural (PIDER), el Instituto Nacionallndigenista (INI) , el Instituto Mexicano del café (lNMECAFÉ) y el Banco de Crédito Rural (BANRURAL), lo que, en coincidencia con precios favorables del café ~onfiguró condiciones relativamente favorables de capitalización. Se agotaron las opciones AsI, podemos decir que existe una "lógica de producción" campesina que tiene su propia inercia: antes que nada, cada generación que se incorpora a la producción tiene acceso a la tierra, provocando el actual fraccionamientd y minifundismo extremo. En segundo término, el objetivo fundamental de la producción es el de asegurar el autoabaslo de granos básicos y mantener la diversidad productiva que le permite reproducir su distintivo patrón de consumo, situación que se mantiene a pesar de incurrir en pérdidas económicas. Finalmente, ingresan a la producción comercial a través de la producción de hortalizas en pequenlsimas parcelas, con alta inversión de trabajo. En conjunto, esta lógica busca asegurar, mediante el autoabasto, la sobrevivencia de todas las familias, y reducir al mlnimo su dependencia del exterior: en la medida en que mejoran sus posibilidades de autoabasto, son políticamente menos vulnerables. Sin embargo, el apoyo institucional decayó paulatinamente, lo cual se aprecia en el hecho de que la inversión pública federal en el sector rural ejercida en Chiapas cayó de 1 200 millones de pesos en 1982 a 192 millones en 1987 (a pesos constantes de 1978), situación que se agravó con la drástica calda de los precios del café, que se extendió desde 1986 hasta 1994. Esto les ha sig62 Situación actual y posible evolución de la agricultura Nota metodológica Paradójicamente, la política agraria del gobierno neoliberal avanza en sentido contrario: en su búsqueda de ventajas comparativas desalienta la producción de maíz y propicia su importación; busca el incremento de la productividad mediante la mecanización del campo y favorece la reconcentración de tierras para aprovechar las economías de escala, todo este proceso basado en el supuesto de que serán los empresarios agrícolas, con la lógica de la ganancia, quienes habrán de generar los empleos necesarios para satisfacer la demanda de productos agrícolas del país y absorber a la masa campesina, mediante el ofrecimiento de salarios bien remunerados. Este trabajo se realizó con la base de datos de trabajo de campo conformada por 162 informantes de los cuales 124 son hombres y 38 mujeres. Entre estos informantes hay 43 tzotziles y 24 tzeltales y el resto son mestizos de distinto tipo incluyendo extranjeros adscritos a grupos étnicos no tipificados. Las edades de tales informantes fluctúan entre los 19 ai'\os y los 76 dominando las personas que tienen 30 y 40 anos. Las ocupaciones de los informantes locales son las siguientes: agente municipal, agricultor, agricultor y autoridad local, agricultor y ganadero, agricultor y productor de maíz y floricultor, tenderos y tenderas, amas de casa, ayudante del agente municipal de Chempil, cafeticultor, presidente del Comité de Educación de Pocolum, campesina, milpera, hortelana, triguera, campesino en Votatulan. Comerciante en Tuxtla, campesino y ex-presidente municipal, campesino. Presidente de la Directiva Mercado Yoshib, comerciante, comerciante y agricultor, comerciante y empleado municipal, coyote, cuidadora de ganado, chofer y comerciante. Director de Obras Públicas de Oxchuc y delegado del XVII Distrito Electoral Local, directora de la escuela, ex-empleado del gobierno, jornalera en el rancho de su papá y atendía un comedor, milpero y en su juventud fue jornalero en fincas, partera, ama de casa, pastora y cuidaba el ganado; ahora trasquila ovejas, presidente de los copropietarios de San Nicolás trienio 94-97, profesor y director de la escuela de Chempil, Huixtán, retirado de empleado, tendera, traductor y veterinario de la SARH. Como resultado de la evolución de estos procesos antagónicos, los campesinos ven agotarse sus opciones para satisfacer pacíficamente sus necesidades más apremiantes: la capacidad de autosuficiencia alimentaria ha llegado a su límite con el agotamiento de la frontera agrícola;'las posibilidades de complementar sus ingresos con la venta de hortalizas se ha visto gravemente mermada por la caída de los precios de sus productos, el alza de los costos de producción, y la reducción de los créditos; y, finalmente, la recesión económica generalizada y la brutal caída de los salarios reales han minimizado sus ingresos como peones. Así, no es difícil entender que los productores lancen diatribas desde Chempil, Huixtán contra "el gobernador 'cabrón', que todo ha subido de precio: azúcar, fertilizante; además lo de Procampo no les tocó a todos, sólo a algunas personas de la comunidad les dieron 300 pesos. Los que ya tienen ese dinero lo usan para comprar alcohol", o desde Zequentic, Zinacantán, donde con el mismo coraje dicen que "el gobierno es cabrón, el maíz lo bajó pero el fertilizante lo subió. Por ejemplo, el azúcar, eso lo hacen con máquinas, es rápido, mientras que el maíz tiene mucho trabajo y tarda mucho". Estas muestras de inconformidad están cuajando en la revuelta municipalista que hasta el momento ha destituido a seis de los 14 ediles altei'\os, lucha que se avizora como una gran tormenta en las elecciones municipales que deberán realizarse este ai'\o en Chiapas. Las comunidades localizadas en el área de observación son: Bautista el Chico, Betania, Cruz Quemada, Cuchulumtic, Chalam, Chempil, Chiapa de Corzo, Huixtán, Joiguelito, Mitontic, Nachig, Oxchuc, Poculum, Pujiltic, San Cristóbal de Las Casas, San Juan Chamula, San Nicolás, Tenejapa, Teopisca, Villa de Acalá, Villa de las Rosas, Votatulán, Yoshib, Yalichin, Zequentic Esta base de datos obra en poder de El Colegio de la Frontera Sur y fue construida a lo largo del primer trimestre de 1995. 63 Revista de Geografía Agrícola BIBLIOGRAFíA CONSULTADA Aguirre B., G. 1981. Formas de gobierno indígena. Instituto Nacional Indigenista. México, Giddens, A., 1985. "Time, Space and regionalisation". En: Spatial Relations and social estructure. Urry, J. (Comp) Braudel, F. 1984. Civilización material, economía y capitalismo Siglos XV-XVII/. l. Las estructuras de lo Cotidiano. Alianza Editorial. España. Gómez L., M. 1992. 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