“Gestión para la Reducción del Riesgo a Desastres

CONTRAPORTADA
Anatomía de una poeta
Mariajosé Escobar
AÑO 4 / NÚMERO 211 / DOMINGO 26 DE OCTUBRE DE 2014
FREDDY ÑÁÑEZ
Por el fulgor de la luciérnaga
Impertinente descanso
el silencio
Caneo
¿Por qué este homenaje? Es verdad que
la muerte de Caneo Arguinzones no pasó
desapercibida, como en muchos casos ocurre con los artistas; se convirtió al contrario en un hecho público, acaso el titular
más importante de la escena cultural en la
última semana. No merecía menos interés
esta tristeza colectiva que de súbito nos
obligaba a despedirnos de un prodigio de
la poesía nacional que aún no decía su poema indeleble. Pediríamos demasiado a la
fugaz y breve prosa del periodismo si además de la noticia esperábamos una semblanza que diera testimonio de su genio, y
la dimensión de lo que fue real en ella y
hoy se inscribe inacabado en lo eterno: su
poesía y su militancia. Este es el oficio del
suplemento literario: dilatarnos en los detalles, despenalizar el asombro, la intensidad y el deseo de saber. El porqué de este
homenaje se explica llanamente en el hecho de que todo poeta, sabio o artista, emprende una lucha esencial: no por la vida
ni en contra de la muerte, como suele pensarse, sino por la conquista de algo superior y casi negado al hombre: la eternidad.
***
En realidad la muerte de todo poeta verdadero necesita ser pensada no sólo como
pérdida vital sino como experiencia concreta de una superhumanidad posible dada con (y desde) una extraña generosidad,
un desinterés puro, apenas discernible de
lo santo. Son necesarias pues dos pausas,
tan antiguas y largas que no parecieran tener lugar en nuestro presente también periodístico, veloz y limitado. La primera de
ellas es, por supuesto, la del silencio que
puebla al punto final –silencio de llanto y
de persistencia. La segunda no tiene por
cierto signos de puntuación: está hecha de
notas musicales, una partitura de ritornellos que nos suspende en la relectura, celebración infinita, y no es otra cosa que un
ejercicio de la fidelidad con los posibles.
¿Con qué otra alma podemos pagar tanta
ofrenda? Bien, Caneo era una poeta verdadera: un ser que se desplegó hacia la invención de un nuevo sentido (ético, estético,
político) de lo humano. La bitácora de su
vida y aún su preclara voluntad de fuga,
confirman que ese desplazamiento constituía un proyecto superior que preguntaba
por la imagen del mundo, la nueva anatomía (el alma de la que hablaba Platón), del
sujeto que lo habitaría y la sociedad donde
sería realizable ese mundo y ese sujeto
nuevo. Este homenaje, por lo tanto, no requiere más argumento que la gratitud,
materia con la que aún podemos construir
los vaticinios de Caneo; natural y misterioso como el fulgor de la luciérnaga.
***
Para Caneo, lo sé por lo que leí en sus
poemas antes de ser libro y en sus cartas
cuando no eran todavía testamentos y porque su vida fue un ejercicio ético incontestable; la poesía tenía que ser interventora
de la realidad y en ese sentido ser poeta
era encarnar en la sociedad al “bicho” que
piensa y hace en lo público como autor de
comunidad y de sus rasgos divergentes. No
se trata de una manida concepción del
compromiso político donde lo estético se
subordina a los códigos de la comunicación de masas. Basta leer sus versos y sus
manifiestos para desmentir el prejuicio
burgués que triunfó en la literatura de finales del XX y que institucionalizó la soledad del artista y proclamó su inutilidad orgánica. En la obra de Caneo se cumple la
función múltiple y originaria del arte, esto
es: la de construir una verdad estética para
un mundo escindido entre lo conocido y lo
inexplorado; que se reproduce en el encuentro con las otras verdades del hombre: la política, la ciencia, el amor. En otras
palabras (así lo diría Caneo) el arte amplía
los límites de nuestra residencia en el
mundo atando los puntos finales de cada
una de estas condiciones. Poesía y militancia bajo una autoexigencia límite difícilmente soportable en el reino de los pragmáticos, imitadores y escépticos; no son
los factores que la separan de su generación. Es lo que pudo conquistar en cada
proyecto emprendido, su interpretación
del socialismo y su intervención singular
en el concepto. Su poesía la elevó incluso
más allá de su tolerancia a las alturas, madurando precozmente todas las visiones
que le reservaba el mundo, anticipando
con ello la expiación que todo creador a
cierta edad recibe en el remanso de su espíritu. Una luciérnaga cuando sabe que
alumbra carga consigo toda la oscuridad
de la noche. La lucidez es también un martirio.
***
¿De qué se sintió ufana? Nunca de su ta-
lento, y ahora que sólo tengo este espéculo
diré que tampoco de su ternura vivificante. Sí, el buen poema procede de la carencia, de la consciencia mendiga (felices los
pletóricos, los abundantes, en su cápsula
retórica).
Para ella, luciérnaga de veras, la oscurana por camino; para nosotros que le seguimos, la luz de su incertidumbre. Desde su
magisterio ignorado Caneo nos demuestra
que un poema no se escribe, que el poema
verdadero se hace y con frecuencia pese a
uno: como una úlcera, como una cana, como el insomnio voluntario del insecto que
arde para ser bastimento de otro y realizar
así su natural belleza.
***
Para evitar engaños permítanme ampliar lo que dije. Ese poema que nace de la
mendicidad (no encuentro mejor palabra
para ilustrar el estado de creación) y que se
hace con el agosto de nuestra propia existencia, no es otra cosa que deseo absoluto
de vivir. El tiempo que duramos no desmiente ese amor. Su letanía sería: indeclinable pasión por la vida. Este es el ánima
de su escritura: un amor horrorizado de sí
mismo que se dice, que está en lo dicho y
no en el efecto de su nombre. Tan contundente fue su avidez de asir el mundo con
los ojos como su voluntad de cerrarlos para él. Y otra vez la generosidad que decimos, nos deja la puerta abierta para que
podamos seguir viéndola en su asombro
de niña poeta y, sobre todo, en su poderosísima afirmación de las cosas pequeñas
que, desde el fondo de un mar, se deciden
por la vida sin nosotros. ¡Hasta cada rato,
Pez!
2
LETRAS CCS / CIUDAD CCS / DOMINGO 26 DE OCTUBRE DE 2014
Caneo Arguinzones (1987-2014)
Macerar
Anoche sumergí en adobo esta mansa [confianza, esta magra
víscera de fe.
Disonante
Esta testa aturdida, mórbida
Esta ánima ausente,
donde el costillar no retumba,
no vibra.
Mordaza de viento comprende
el instrumento está hueco
la boca hinchada
el pico horadado
No tengo plumas, ni patas
y me aviento,
me aviento inerme.
Lepidóptero
Observé sollozar la lluvia ante mi ausencia
Precisé un pasado oculto
emanaba su canto en jardines
amarillos
Semilla
Evaporarse
Puede que el descenso no contribuya a disminuir la [pesadez de mis párpados
por el contrario, traza mi pupila de una densa
[armonía
hasta cobijarla el cansancio.
Haber retrocedido al abismo ha convertido la
[continuidad
en una festiva alabanza,
pero ida y queda
la muerte tantea un secreto regocijo:
Agotarlo todo,
sumirse en la hechura,
avivar la candela hasta carburar.
Caer
no sacia esta silente delicia
por desaparecer.
Resplandece el pájaro abstracto, el deseo mutilado
de ala
celeste
Jaula vespertina
Poco sabes
sopor diurno
cuando inerme me recibe la luz,
la ceguera
un continuo día
Y borrada pronuncio contra ti
que poco me sabes
¡Oh, mísera angustia!
Amanezco
partí al sur
en dos quebré
El recorrido se hizo doble:
uno áspero y poroso
otro almendrado
Aceitosa ánima en busca de sí
para partir cabeza, pecho y nuez.
La partitura de la ausencia,
mi trayecto,
silueta elucubrada
mientras caminaba despierta.
cubiertos
de agua
mi caída en la penumbra
Partí en busca de la nuez,
partí esta cáscara deforme
Autorretrato
Practico esculpir de mí la humanidad [que carezco,
provocar una paulatina ternura hacia el [otro
Entregarme
Procuro erguirme sensata y voluntaria [en la tarea de amar,
no a una multitud,
[a otro
Practico
esculpir de mí
la humanidad
que carezco
Encuentro en la soledad el mutismo [donde reconozco mis rasgos,
sin embargo, en compañía
me desfiguro.
Caneo Arguinzones
Caracas, 1987 -2014. Poeta. Fundadora del colectivo Las Fulanas Esas. Ganó en el 2011 la
mención poesía del Concurso para Autores Inéditos de Monte Ávila Editores. Sus poemas
han sido publicados por la revista literaria Circunvalación del Sur (Caracas); por el Celarg en la
colección Voces Nuevas 2004-2005; en La mujer
rota, de Literaria Editores (México); y en España
por Nueva Poesía Hispanoamericana, de Lord
Byron Editores. Representó a Venezuela en festivales internacionales. Los poemas publicados
en esta edición fueron tomados de su libro Zoo:
anatomía del insecto (2013)
DOMINGO 26 DE OCTUBRE DE 2014 / CIUDAD CCS / LETRAS CCS
El devenir animal de
Caneo Arguinzones
J. A. CALZADILLA ARREAZA
Escribir está atravesado de extraños devenires que no son deveniresescritor, sino devenires-rata, devenires-insecto, devenires-lobo, etc.
Deleuze-Guattari, Mille Plateaux
Cuentas cómo tu carne se hizo materia.
Caneo Arguinzones
Hay un exceso de vida que nos lleva a la muerte, una fuerza
interna que transcurre su curso; que traza su imperio en lo intestino, lo minúsculo, donde el mundo humano y antropomórfico se reduce como al paso por un embudo, pero tras el cual se
abre espléndidamente otra anchura como microcosmos. Yo
creo que Caneo emprendió una huida hacia el microcosmos,
mucho más vasto y desconocido que el macro.
De esas experiencias «micro», cuyo vehículo articulado, mecánico y vivo es «el insecto», a través de cuyas partes circula y
atraviesa su línea de fuga (el devenir animal), está compuesto
su último poemario impreso, Zoo: Anatomía del insecto (Monte
Ávila, 2013), como su legado de «desconocido» para este dolorido siglo XXI que se pierde y extrañará su potencial de futuro.
«Cuando la mujer sea poeta también, decía Rimbaud, ella nos
traerá su videncia de lo desconocido». Caneo ha hecho honor al
vaticinio rimbaudiano.
Creo que Caneo se fugó del mundo humano a través del insecto. Un trayecto kafkiano. Ella que había comenzado a leer
por la Metamorfosis, y que hubiera querido escribir los Cantos de
Maldoror (cosa que sorprende en una doncella).
Pues esa fuga del mundo humano se da por una deshechura
de los grandes significantes, los grandes discursos, los grandes
temas; todo avanza hacia una microscopización en donde se
desmembra y se disuelve la imagen antropomórfica del yo: «Caneo se ha vuelto bicho». «Caneo no lo sabe». Son enunciados
que vienen de otra voz, sea inconsciente, sea inframundo, sea
devenir ilimitado.
Ya el universo semántico de Zoo se aleja tanto de la reserva
simbólica de la mitología como de la vivencia crónica de lo autobiográfico o lo vernáculo. Ni mitología ni autobiografía ni estampa, lo que propone Caneo es una entomología, por el momento, poética.
Así, el insecto como mundo llevado al microscopio, como
otra expresión vital de la materia, presta su anatomía simple
pero articulada, artrópoda pero no antropomorfa, a la construcción paso a paso de un autorretrato en código animal, otra forma y otra organización de la materia viva, una alquimia del
ADN facilitada por su verbo, parco y hondo como un eco, que va
eludiendo la forma cansina de la vida humana. La «anatomía»
humana –con su injusticia arbitraria o su incomprensible tragedia– queda atrás como la carcasa vacía de un cuerpo mudado.
Caneo se ha hecho materia para otra forma de vida menos insufrible de lo que pudo ser, para una sensibilidad extrema y una
inteligencia zanjante, la gruesa y grosera forma de vida humana como la conocemos, heredada de esos milenios que nos pesan dentro como traumas. «El instrumento está hueco / la boca
hinchada / el pico horadado / el instrumento está hueco y calla.»
A veces un solo impulso nos mata. A veces soportar una noche
más nos habría mostrado otro universo posible. ¿Por qué el calor común de la manada, el amor, la amistad, el afecto, no pueden a veces contener ese impulso de fuga que a los vivos nos deja estupefactos? Es el enigma de esas intensidades que nos rigen como los espíritus de la tierra, que se hacen voz en nuestras
voces.
Y, sin embargo, el poema más bello de su libro (junto a «Insomne», que es la lectura de un trance) es un poema humano,
antropomorfo, de un instante amoroso absoluto, una vida posible, a la que el insecto rinde homenaje, convirtiéndose no en su
metáfora sino en su plano de diseño y construcción.
Simbiosis
Vi mi seno en tu boca
mi seno lácteo, pálido, acuoso.
Vi tu boca oscura tragarlo
Vi tu labio inflamado de deseo
y mi seno invertido.
Sentí ansias, ansias carnívoras y devotas.
Sentí tu piel en contraste con la mía
y tus ojos yermos.
Sé del abrazo y esta pausa informe que poseo
Sé de ti a mis anchas,
cuando envuelta en tu enormidad te contemplo.
En silencio he pronunciado tu nombre
porque has habitado aquí dentro.
3
La Librería Mediática
Marialcira Matute
Caneo
De Caneo Arguinzones tengo presente su nombre y su poesía. Nombre y
poesía fuertes, determinados, de ella,
de Caneo. Caneo que es al mismo tiempo un nombre medieval, un nombre
mapuche y el nombre de Caneo.
Esa poesía extraña que antes no entendía y ahora creo entender, ya para
qué, o ya para entenderla y entender
otras cosas que aún tienen remedio.
Tengo presente su voz, la única vez
que hablé con ella, en ocasión de una
entrevista radial por su premio en el
Concurso de Autores Inéditos de Monte
Ávila; quizás hace tres años. Una voz semejante a la que describe Jaramillo
Agudelo en una poesía que dice cosas
bonitas sobre una voz que el poeta escucha «...por el teléfono tan cerca... y
tan lejos tú de mí, tan lejos...».
La voz de Caneo —vuelvo a Jaramillo
Agudelo, poeta como ella— es una voz
que recuerdo así: «...sonido del agua,
conjuro, encantamiento...».
Releo su poesía y encuentro otras historias tras ese recuerdo, tras esa voz segura de la poesía que percibí en la entrevista. Una certeza extraña para una
poeta tan joven.
Alguien escribió que la lectura de la
obra creativa de quien decide irse antes
de tiempo —porque Caneo era joven,
niña, vital, con tanto que dar, que escribir— cobra nuevos significados. Se
vuelve misteriosa. Misteriosa como la
razón de la vida y de la muerte. Misteriosa como la razón del amor y del odio.
Misteriosa como el tiempo ganado y el
perdido.
Esa voz y esa poesía de Caneo me llegan como una bofetada de tristeza y
desconcierto cuando un amigo común
me dice la noticia: Ya Caneo no está. Está su poesía y nos queda la misión de seguirla leyendo, de completarla. Otra
amiga me dice que no puede creer que
ya Caneo no escribirá más, y me cuenta
historias de risas y juegos, de recorrer
contentas las calles de una ciudad de
otro país a la que ambas iban como poetas representando a Venezuela.
Se va Caneo y queda la sensación de
que gastamos el tiempo en tonterías en
vez de dedicarlo a entender los gritos
de auxilio y los avisos en su poesía, en
vez de dedicarlo a expresar que queremos a quienes queremos y a estar. Estar
allí, como gatos que se contentan con
hacerse presentes para lo que sea, hasta
para hacerse visibles, por si acaso. Para
que no sea tarde, para que no sea demasiado tarde el momento en que comprendamos palabras como las que escribió Caneo en 2008 en este «Puño»,
cuando decía cosas que en ese momento no entendimos y ahora, ahora que ya
no podemos decirle que entendemos,
entendemos y duele. Duele mucho.
"...Se están escondiendo las miradas
pero los puños aún perturban a gritos
el silencio/ mientras tan nítida como el
agua/ la carcomida esperanza se me
oculta...»
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LETRAS CCS / CIUDAD CCS / DOMINGO 26 DE OCTUBRE DE 2014
Anatomía de una poeta
MARIAJOSÉ ESCOBAR*
Conocí a Caneo Arguinzones en la Escuela de Letras de
la UCV. Nos hicimos amigas en la lucha, en la palabra como arma para alcanzar la revolución. Militamos juntas en
un colectivo llamado La Asamblea Socialista del Pasillo,
que reunía a estudiantes de letras, artes, filosofía, otras
escuelas de humanidades y egresados. El planteamiento
fue, desde el principio, la transformación de la universidad y la defensa de la Revolución. Era el año 2007.
Caneo nace en Caracas, en 1987. Pasó sus primeros
años en El Junquito, y siempre estuvo en contacto con la
naturaleza, el arte, la revolución y la literatura. Se forjó
así un alma sensible. Una mirada clara de la realidad, y de
la necesidad de transformarla. Asiste Caneo a distintos talleres de poesía. Posteriormente, comienza a acudir cada
vez más a recitales y conversatorios, en calidad de poeta.
Se especializa en ambientes «no convencionales» es decir,
cárceles, plazas, la calle. Y es que Caneo cree firmemente
en los poderes creadores del pueblo y en la palabra como
resorte para crear un cambio de conciencia que lleve a la
sociedad a su transformación hacia el socialismo.
Actualmente, y desde hace 4 años, militamos juntas en
el colectivo que fundara en 2009, denominado Las Fulanas Esas, y andamos por las calles de Caracas haciendo
Quijotadas, como nosotras les llamamos. Recitales, murales, tomas culturales, actividades de boleros y poesía, talleres y demás forman parte de nuestra cotidianidad,
compartida con otras dos amigas poetas: Geraldine Giménez y Deisa Tremarias.
Caneo Arguinzones ha sido publicada en: Voces nuevas,
2004-2005, CELARG (2006); La mujer rota, Literalia Editores
(2008); Nueva poesía hispanoamericana, Lord Byron Editores
(2009) Rosa Caribe (Venezuela-Cuba), La Mancha Editorial
(2011) Las chicas van al baile, Casa del Poeta Peruano (2012).
Dictó una ponencia acerca de La palabra como herramienta comunitaria, en la Feria Internacional del libro de
La Habana, Cuba (2012). Ha representado a Venezuela en
distintos eventos internacionales como: «La Mujer Rota»
en Guadalajara, México; El Noveno Encuentro Internacional de Poetas «El turno del Ofendido» en San Salvador, El
Salvador (2011); Festival Internacional de Poesía de Puerto Rico (2012). Realizó talleres de guerrilla comunicacional y de poesía con la Organización Diabluma, en Quito y
Guayaquil, Ecuador.
En 2011 obtuvo el premio Inéditos de Poesía de Monte
Ávila Editores, con el libro Zoo: anatomía del insecto.
Zoo: anatomía del insecto
El libro con el que Caneo Arguinzones gana el Premio
de autores inéditos de Monte Ávila en 2011, sorprende
por la manera de estructurarse y por la tensión ejercida
en el verbo con el fin de diseccionar uno de sus principales temas: la locura.
Zoo: anatomía del insecto está subdividido en once partes
(«Antenas», «Cabeza», «Tórax», «Alas posteriores», «Tercer
par de patas», entre otros). He aquí el primer rasgo de una
obsesión que va de lo formal a lo temático: la desmembración, lo separado, lo trastocado.
Experimento interesante e inédito en la poesía venezolana el de situar un poemario entero en el andarse de un
minúsculo insecto. Singular abordaje que hace pensar en
la insignificancia del humano, cual insecto errante.
En el brevísimo poema «Memoria» la palabra «desfigúrame» (4) quedará haciendo eco en el lector pues es allí,
precisamente en el umbral, en una de las «antenas del insecto» en donde asistimos a la segunda alusión (recordemos que la primera es la estructuración misma del libro)
a lo descolocado.
Lo desmembrado continúa profundizándose como tema en el poema «Disonante» que ya desde su nombre nos
sitúa en la idea de lo no armónico: «Mordaza de viento
comprende / el instrumento está hueco / la boca hinchada
/ el pico horadado / No tengo plumas, ni patas / y me aviento, / me aviento inerme». (7)
El insecto no tiene plumas ni patas y cae en lo inefable
¿dónde cae, inerme, inevitablemente? La alusión a la «boca» nos retrotrae al género humano. Acá podrían comenzar a cuajar las sospechas que rastreamos desde el inicio
del poemario: este insecto es una alegoría, es una representación del ser humano.
En el siguiente poema «Murmullo» se consolida la sospecha anterior: «Es que te he amarrado a mi locura, he
desquiciado en poseerte. / Ya las voces no me preguntan
dónde hallarte, cuál tu nombre. / Ellas conocen mi tormento, tu dorso erecto y sordo silencio». (8)
Este poema es importante en el conjunto de la obra por
dos razones: por un lado, es el primero en el poemario en
el que aparece, explícitamente, la palabra «locura», uno
de los ejes centrales del libro entero, ya abordado de manera tangencial en los anteriores, en donde la alusión a la
misma es, como en buena parte del texto, mediante imágenes de lo roto, quebrado o desfigurado, pensemos en
este sentido en la locura como un estado fragmentado de
la identidad, de la personalidad, del ser.
Por otra parte, se trata de uno de los pocos poemas en
los que se habla al sujeto amado. ¿Qué tipo de amor es
cantado acá? Se trata del amor del obseso, del que tiene
ansias profundas de poseer al otro, del que escucha «las
voces» aspecto recurrente en la locura.
En el poema «Minúscula» esta voz poética ruega: «Cordura, suplico que vuelvas, / te repito Diminuta, / a mi estadio». (10) Asistimos a la profundización de la tematización de la locura. Observamos cómo la siguiente exclamación continúa la identificación entre locura y rotura: «¡Ay
minúscula de mí, / pedazo astillado, / consígueme!» (10)
Lo cual se corresponde con la definición de la locura como un estado roto de la mente humana.
Encontramos en este libro una riqueza de imágenes, de
perspectivas, de lenguaje, de experimentación para expresar uno de los grandes temas de la literatura universal:
la locura. Y nos topamos con la posibilidad de la locura como resorte creador, como acicate válido de la imaginación.
Director Freddy Ñáñez Coordinadora Karibay Velásquez. Letras CCS es el suplemento literario del diario Ciudad CCS y se distribuye de forma gratuita | correo-e: [email protected] | Twitter:
@LetrasCcs
El insecto en Zoo, es a la vez víctima de la locura en tanto que alegoría de lo humano y portador de la misma en
tanto que se le identifica con ese algo que desencadena la
rotura de la estabilidad, esto recuerda a los mosquitos
transmisores de enfermedades, así como a otros tantos
insectos que traen con sus picaduras la consecuencia de
la enfermedad. Un ejemplo de esto es poema «H.O»:
«Insecto devorador de cordura, susurras… / Ella escarba
su piel hasta el hallazgo / Te exhibes en circunferencia, /
cuentas cómo tu carne se hizo materia. / Obligada al eco,
Ella / testigo de las múltiples patas de la locura». (11) En él
el insecto devora la cordura, la extrae del ser, la locura tiene múltiples patas. El insecto es aquí el portador y la viva
imagen de la locura. Con sus patas la obliga a «Ella» a una
perturbadora escucha del «eco», reiteración de las «voces»
a las que nos referimos anteriormente.
Como hemos observado, el tema de la locura en Zoo:
anatomía del insecto se va desgajando en sus diversos aspectos: fragmentariedad, voces, visiones, obsesiones, angustia, el insomnio, temor, ansiedad por la vuelta a la cordura. La voz poética hace emerger poderosas imágenes en
un universo minúsculo, poblado de pequeños seres víctimas y victimarios, escenario y causantes de la locura en
sus múltiples aristas.
Es Zoo una alegoría del loco, de la rotura del yo. Una reflexión poética acerca de las múltiples dimensiones de la
enfermedad mental, abordada con delicadeza, con fino
hilado de araña.
Otros temas se enlazan al de la locura: el amor y el deseo: «Vi mi seno en tu boca / mi seno lácteo, pálido, acuoso. / Vi tu boca oscura tragarlo / Vi tu labio inflamado de
deseo / y mi seno invertido» (23). En el que la reiteración
exacerbada y la observación entroncan con el estado obsesivo de la locura; El cuerpo «Lastre, estas caderas con
muslos / empujadas por el peso, / por la inercia (…) / A deshoras marcho, agria, en la noche tibia / cárcel mi cuerpo /
voluta las ansias» (28) en el que el cuerpo pesa, es prisión,
se agotan los nervios, la toronja en espiral es imagen de
ciclo repetido; el silencio «Mordaza de viento comprende,
/ el instrumento está hueco y calla» (33); insomnio «Conozco esta simple desidia que transforma al insomnio en
el recibimiento diurno, pausado del silencio, franja de
madrugada hacia el bullicio vespertino» (34); violencia «Y
venero tu ausencia como el garrote violento / que perturbó la continuidad» (40); lo monstruoso: «Conservo un altar doméstico, me encariño con la bestia / hasta predecir
la aparición / de su ponzoña» (50) entre otros.
La noche, más exactamente la madrugada, es el espacio
privilegiado en el que este insecto se disecciona. En el que
expone su locura, en el que la voz insecto reflexiona, desde esta particular mirada, sobre los temas antes mencionados.
Por último, no quería terminar estas reflexiones sin referirme, brevemente, al trabajo inédito de Caneo. Actualmente, la poeta caraqueña está trabajando en unos «Frascos» muy curiosos. Quisiera comentar dos de ellos, y dejar
en la audiencia la duda y las ganas de más. El primero
«Frasco #1» nos da una visión demoníaca y pesadillesca:
«Una cabra sobre mí / Una cabra dentro del agua / Una cabra caminando / Una cabra de pie sobre mi cabeza». El segundo es una profundización del tema abordado en el
poemario anterior «Frasco #2»: «Caneo no lo sabe. Caneo
se ha vuelto bicho. / Pero el bicho está alojado. / No se sabe
quién ella quién él. / Caneo desconoce». ¿Es este un intento por encerrar en frascos la locura del insecto? Sin duda
alguna esta poeta seguirá sorprendiéndonos.
*Tomado del blog lagrietafloridadelinsomnio.blogspot.com
Fecha de publicación: 8 de noviembre de 2013
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