¿Cómo retomar el sentido ético-político de lo humano desde las humanidades? Por Wilmer Rubiano y Gabriel Ramírez Serrano “(…) o nos decidimos nosotros por nosotros mismos o los otros o las circunstancias decidirán por nosotros; juzgarán por nosotros, optarán por nosotros y obrarán por nosotros” Fray José de Jesús Sedano O.P. Hablar del sentido ético-político de lo humano alberga en sí mismo revisar un conjunto de tradiciones socioculturales e identitativas que definen el ethos y la estructura organizacional de una sociedad en sí misma, especialmente aquellas que se forman desde el ámbito educativo. Es así como en este escrito pretendemos realizar algunas aproximaciones al sentido ético-político de lo humano, teniendo como punto de partida las reflexiones propias al Padre José de Jesús Sedano O.P. desde su obra “Hacia una Pedagogía de la Respuesta: Horizonte tomasiano para la formación integral de la persona”, a Guillermo Hoyos desde sus apuntes de “Borradores para una Filosofía de la Educación”, y su conferencia “Crisis, filosofía y nuevo humanismo”, y a Adela Cortina con su texto “Hasta un pueblo de Demonios: Ética Pública y Sociedad”. En el siglo XXI los ethos y las estructuras organizacionales de las sociedades se hallan inmersas en la propuesta económica y política denominada globlalización, que lleva en sí un proceso de aculturización desde la misma transculturización que genera una “crisis” en relación a lo que tradicionalmente se ha concebido como lo propio, lo identitativo, en tal sentido Guillermo Hoyos señala “La crisis contemporánea es una crisis de humanidad a la cual debe responder un nuevo humanismo, que consiste (…) en una educación para el pluralismo, la tolerancia y la ciudadanía”1, condición que nos invita a replantear tanto los enfoques como los métodos que estamos utilizando para formar personas con la pretensión de que asuman un alto nivel de responsabilidad consigo mismos, la sociedad y la naturaleza particularmente, donde se generemos nuevas y diversas HOYOS, Guillermo. “Crisis, filosofía y nuevo humanismo”. En: Memorias del IX Congreso Internacional de Humanidades: Biodesarrollo. Editorial USTA. Bucaramanga, septiembre 3, 4 y 5 de 2008: 13 1 1 estrategias para superar los diferentes tipos de egoísmo producto de un individualismo exacerbado, que aliena paulatinamente la condición humana. La globalización, indiscutiblemente ha fracturado los elementos básicos de cualquier comunidad y su visión de lo humano, dinámica que ha distorsionado aquellos referentes que se concebían como pilares de la sociedad, en cuanto establecían unos imaginarios sociales que propendían por la justicia, la igualdad, y la solidaridad, tal y como lo señala Adela Cortina: “La ciudadanía fue perdiendo confianza paulatinamente en aquellos ´tutores´ de la vida pública en cuya honestidad había depositado su confianza. “En los políticos, que ingresan en la vida política para hacer carrera, y una muy buena carrera, sin necesidad de buscar un empleo, y se niegan obviamente a dejar el puesto aunque lo aconsejen el sentido común, la decencia e incluso expresamente la opinión pública. “En los periodistas, campeones durante algún tiempo en el imaginario popular de la democracia, únicos profesionales que parecían tener arrestos para oficiar de auténtica oposición al poder político y, más tarde mafiosos dispuestos a chantajear, calumniar o a vender una información de modo que destruya al adversario, aunque con él caigan también un buen número de inocentes, aunque se deteriore hasta el máximo la vida pública. “En los jueces, que las gentes tenían por autoridad máxima, no sólo en lo que afecta a la aplicación del derecho, sino también en el discernimiento de lo moral, y resultaron ser tan presionables como cualesquiera otros, tan `tocables` como los demás.”2 Este contexto de incertidumbre que es propio a la globalización, donde se ha vulnerado el principio de la confianza, que quizás es el único y el mayor referente que promociona la vida comunitaria, pues de él dependen todas las acciones sociales, debe hacernos volver la mirada CORTINA, Adela. Hasta un pueblo de demonios: Ética pública y sociedad. España: Editorial Taurus: 1998: 21 2 2 a una reflexión directa de nuestro rol como educadores, y el fin que perseguimos desde este escenario. Esta perspectiva nos sugiere retomar el planteamiento de fray Andrés Parra Argüello O.P. quién en el Prólogo que le realiza a la obra “Hacia una Pedagogía de la Respuesta: Horizonte tomasiano para la formación integral de la persona”3, nos invita a pensar con urgencia “en torno al por qué y el para qué de la educación; y, en ella, el papel de la libertad personal, de la responsabilidad pública, de la construcción de ciudadanías realmente participativas y de la promoción de identidades locales que contribuyan a la consolidación continental de América Latina como proyecto histórico alternativo”. Como dirían nuestro padres “ahora nada es igual” y los valores, perspectivas y definiciones de lo humano han virado hacia el sentido mercantilista, donde lo ético y político de lo humano se encuentra al servicio de lo económico. Por lo cual, la “vida” vale menos que un celular, el “cuerpo” es un objeto para comercializar, y los “viejos” un carga social. Es así como consideramos que la educación debe focalizarse hacia una comprensión ético-política de la historia, tal y como lo refiere Hoyos desde Husserl: “(…) para la `renovación ética-política de la humanidad´ se hace necesario un arte de la educación universal de la humanidad, que esté sustentado por los más altos ideales éticos, claramente fijados; un arte en forma de una poderosa organización literaria para ilustrar a la humanidad y educarla conduciéndola de veracidad en veracidad” 4 . Husserl evoca la imperiosa necesidad de reflexionar sobre el compromiso ético que tenemos los seres humanos al ser responsables de la transformación permanente de la cultura, la sociedad y el mundo, lo cual no es posible desde un escenario distinto a la educación. Sumado al proceso incesante de la globalización, nos encontramos como el uso de TIC´s, los avances en Genética, Electrónica, Telemedicina, y el auge de las Telecomunicaciones entre otros SEDANO, Fray José de Jesús. Hacia una Pedagogía de la Respuesta: Horizonte tomasiano para la formación integral de la persona. Bucaramanga: USTA Editor: 2012: 16 4 HOYOS, Guillermo. “Crisis, filosofía y nuevo humanismo”. Op. Cit. “De una carta de Husserl a Winthrop Bell (11.08.1920), citada por los editores de Husserliana XXVII”: 16 3 3 asuntos, han acortado distancias, han eliminado fronteras y han permitido conocer, a pesar de esos avances, lamentablemente no ha permitido “comprender y respetar”, la perspectiva que tiene el “otro diferente” desde lo ético y político de lo humano. Si bien estos avances han aportado de manera sustancial a mejorar la calidad de vida del ser humano, también han permitido la proliferación de nuevos dogmatismos. La razón instrumentalizada ha construido una economía globalizada, que desde un modelo mercantilista y esclavista se erige como el estándar de todas las sociedades, tal y como lo representan las famosas maquilas, que imponen modelos de neocolonialismo, donde el hiperconsumo se establece como única forma de relación social, que genera un falso status y nivel social donde prima el tener sobre el ser. Como lo dijo Erick Fromm en una de sus últimas entrevistas, “si ´soy lo que tengo´ entonces la pregunta que surge es ¿quién soy yo si pierdo lo que tengo? Así pues, el sentido de identidad basado en ´lo que yo tengo´ es siempre amenazante”5. Estas realidades nos deben permitir revisar con detalle el trasfondo de nuestra educación, si en realidad es una educación que busca emancipar y formar personas comprometidas con un proyecto de vida y con la historia, como lo sugiere fray José de Jesús Sedano O.P. “El hombre, todo hombre, es un proyecto en el doble sentido de la palabra; un delineamiento escrito, no en un papel, sino en la estructura misma del ser humano, de tal manera que podrá saber lo que ha de ser al descubrir los ricos filones de su ser; y es un proyecto o proyección como tendencia constante, un lanzarse hacia la plenitud de su desarrollo integral, hacia su propia finalidad que es el ideal de su perfección.”6 Esta condición de la persona como un ser de posibilidades, permite visualizar nuevos horizontes de sentido, donde su naturaleza se enriquece y se comprende desde el ser con el mundo, desde su ubicuidad en la historia, un desarrollo que permite de manera constante transcender el nivel teórico de un academicismo clásico, y 5 6 Cfr. FROMM, Erich. En: http://www.youtube.com/watch?v=OncMJQGbFIk SEDANO, Fray José de Jesús. Op. Cit. 2012: 44 4 descubrir desde la intersubjetividad propia a la historia, el pilar de la búsqueda de su perfección. Aquí encontramos a su vez, que desde el materialismo histórico es posible dar este giro de comprensión, como lo afirma Hoyos desde la referencia a Hebert Marcuse: “El análisis fenomenológico había mostrado la existencia humana como histórica según su esencia misma, había reconocido la praxis como su comportarse originario y había mostrado la perspectiva para la fundamentación de la „razón teórica‟ en la existencia histórica concreta, no como una facticidad casual del ser, sino como su vinculación esencial. Ahora, el materialismo histórico da la interpretación concreta de tales realidades al señalar el „ser social‟ (el concreto „ser en el mundo‟ con otros) como agente del movimiento histórico y su „modo de producción‟ (la praxis como el ocuparse del mundo circundante) como el factor determinante del acaecer. En cuanto se realiza esta ruptura desde el análisis fenomenológico de la historicidad como tal hacia su contenido material concreto, tal ruptura sólo puede adquirir la forma histórica de una teoría de la revolución. En el momento que se reconoce la praxis como la actitud definitiva de la existencia humana y como la que propiamente produce realidad y cuando se capta la situación histórica dada como „la realidad de la existencia inhumana‟ en su decadencia histórica, en ese momento la praxis llega a significar como „praxis revolucionaria‟ la completitud de la necesidad histórica. El movimiento de la historia es el acaecer de la existencia humana... Desarrollo orgánico e histórico y revolución no son contradictorios sino que por el contrario la revolución se manifiesta como la forma necesaria del movimiento histórico; sólo ella puede cambiar la existencia del hombre histórico”7. El materialismo histórico nos deja entrever que sólo desde la dialéctica podemos generar nuevas y significativas formas de abordar el mundo de la vida, hecho que nos permite a su vez referirnos a la “teoría crítica”, como una forma de comprensión dialéctica de la historia, 7 HOYOS, Guillermo. “Crisis, filosofía y nuevo humanismo”. Op. Cit., 20 5 planteamiento realizado por Max Horkheimer en “Teoría crítica”, retomada por Hoyos, desde donde nos lleva a entender que "La teoría crítica de la sociedad es en su totalidad un único juicio de existencia desarrollado. Este juicio afirma, dicho en términos generales, que la forma básica de la economía de mercancías históricamente dada, sobre la cual reposa la historia moderna, encierra en sí misma los antagonismos internos y externos de la época, los renueva constantemente de una manera agudizada, y que, tras un período de ascenso, de desarrollo de fuerzas humanas, de emancipación del individuo, tras una fabulosa expansión del poder del hombre sobre la naturaleza, termina impidiendo la continuación de ese desarrollo y lleva a la humanidad hacia una nueva barbarie".8 Desde la “teoría crítica” es posible entender los sofismas a los que se ve dirigida continuamente la humanidad, en los que se nos señala que el desarrollo de “nuevas formas de organización social llevan tendencialmente a mayor estabilidad del capitalismo”9, ideal libertario que conduce inevitablemente a nuevas formas de barbarie. En necesario recordar que Husserl afirma que el filósofo es la consciencia de la sociedad, y su papel es ayudar a que ésta asuma una conciencia histórica, una conciencia crítica que nos haga considerar también de manera más aguda si la situación actual es producto del fin de los humanismos, tal y como lo afirma Hoyos al considerar la propuesta de Peter Sloterdijk: “Peter Sloterdijk, al contestar a la Carta sobre el humanismo más de medio siglo después en 1999. En sus Normas para el parque humano hace suyo el veredicto heideggeriano del fin del humanismo, buscando radicalizar el fracaso de los valores de la Ilustración y de todo intento de reconstruirlos en cualquier tipo de paradigma que no fuere el de las ciencias y la tecnología. Sloterdijk sabe diferenciar entre los aciertos de Heidegger, al desacreditar los diversos tipos de humanismo, todos ellos 8 9 Ibídem Ibíd., 21 6 domesticadores, moralizantes y perversos desde el punto de vista de la educación humana, y lo anacrónico de sus ontológicos juegos pastoriles, así de todas formas logren articular la pregunta de la época: “¿Qué amansará al hombre humano, si fracasa el humanismo como escuela de domesticación del hombre? ¿Qué amansará al ser humano, si hasta ahora sus esfuerzos por autodomesticarse a lo único que en realidad y sobre todo le han llevado es a la conquista del poder sobre todo lo existente?”10 Este planteamiento de considerar como el fin de la educación el domesticar, nos deja entrever una confrontación directa a las comprensiones que hemos desarrollado en torno al humanismo, y abre una puerta a la comprensión cientificista de la educación, donde se formula que quizás la alternativa sea crear un modelo genético de seres humanos que sean domesticables desde los mismos procesos de selección natural darwinistas, el cual permita entrever que la conciencia no existe, que es una falsa ilusión ilustrada, según las pretensiones propias a la física cuántica y a la neurociencia, donde parece según Hoyos que llegamos nuevamente a una bipolaridad de comprensiones como lo planteó Dewey “La humanidad gusta de pensar en forma de oposiciones extremas. Es dada a expresar sus creencias en términos de `lo uno o lo otro´, entre los cuales no reconoce posibilidades intermedias” 11 . Esta situación nos hace dimensionar lo complejo de la pretensión de la educación desde un humanismo tradicional, lo cual parece agotarse en algunos círculos cientificistas, pero no obstante nos debe llevar a revaluar de continuo el fin mismo que estamos pretendiendo desde la educación, y comprender que el sujeto que se forma junto a nosotros posee unas comprensiones y horizontes de sentido tan particulares, de acuerdo al contexto histórico de donde procede, y a sus intereses propios, que nos debe llevar a conocer y profundizar un poco más en el conocimiento de la naturaleza humana desde su misma estructura psico-biológica, que nos permita abordar el género humano desde su condición natural y desde la infinitud de posibilidades que alberga la HOYOS, Guillermo et all. “Comunicación, educación y ciudadanía”. En: Borradores para una filosofía de la educación. Bogotá: siglo del hombre editores: 2007: 31 11 Ibíd., 32 10 7 existencia misma, pues de lo contrario podemos estar tentados a volver a modelos deterministas de la naturaleza de la persona, y ello nos conduzca a otros tipos de dogmatismos educativos. Para finalizar, formularemos unos planteamientos que nos permitan cuestionarnos, los cuales se han enriquecido con el aporte de nuestros estudiantes de humanidades cuando en clase cavilamos algunas alternativas posibles frente a la necesidad de repensar el sentido éticopolítico de lo humano: 1. ¿Qué estrategias serían pertinentes para contrarrestar la agresividad, el egoísmo, la rivalidad y la desconfianza, donde nos reconozcamos desde la diversidad y el respeto? 2. ¿Cómo podemos pensar un Estado de Derecho donde predomine el bien común? ¿Cómo restablecer la credibilidad y ética entre las altas Cortes y el Congreso de la República de Colombia, por ejemplo? 3. Nos preguntamos si el enfoque de nuestras reflexiones en el aula de clase se centran en: ¿cómo le explico a un joven universitario teorías como la complejidad, cibernética de primer y segundo orden, procesos de ontogénesis y filogénesis, cuando su vida está surcando la desesperanza al ver cuál es el futuro que le depara, pues no tiene trabajo, o no le pudieron girar la mesada este mes sus padres, y por ende tiene varios líos como no poder pagar la habitación que tiene en alquiler, o de pronto no tiene para el almuerzo o tan siquiera para la buseta, y ve a futuro y no se haya, pues cada vez es más difícil proyectarse como profesional donde hay tanta competencia desleal por ejemplo?, nos preguntamos a su vez ¿De qué ética hablamos? ¿De qué Democracia hablamos? ¿De qué política estamos hablando desde la academia cuando personas como los Nule después de robarle a la sociedad colombiana los miles de millones de pesos, tan sólo van a pagar una condena de 7 años de cárcel por ese genocidio que han cometido -si porque no sólo se mata con fusiles señores y señoras-, mientras que alguien que se roba unos cubos de caldos Knorr tiene una condena más severa? ¿Dónde está nuestro sistema de justicia, a favor de quién está? 8 Consideramos que es imperativo que la academia cambie su lenguaje de “queja y diagnóstico” por una visión propositiva y de esperanza pues estamos formado profesionales resignados e indiferentes, con tonos de queja y melancolía. La academia y los filósofos estamos llamados a proponer nuevos caminos que ayuden a forjar nuevos imaginarios sociales, desde los cuales sea posible configurar nuevos mundos de sentido, donde el otro quepa en mi espacio, donde con el otro pueda consolidar nuevas prácticas sociales que posibiliten reivindicar una vida respetuosa, fraterna, y solidaria, comprometida con la humanidad y la naturaleza. 9
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