Cómo destapar la olla. Una investigación periodística paso a paso. Edmundo Cruz Vílchez. Reportero de la Unidad de Investigación del diario La República. Premio Nacional de Periodismo en Derechos Humanos 1993, compartido con Ricardo Uceda y José Arrieta, por la investigación de la revista Sí sobre el caso La Cantuta. Artículo publicado en La Pizarra, revista de comunicación práctica, # 27. Asociación de Comunicadores Sociales Calandria, Lima – Perú 1998. Sitio web: www.calandria.org.pe E-mail: [email protected] Más de un reportero se ha iniciado en la especialidad sin tener una noción clara de lo que es el periodismo de investigación. Obviamente, es preferible comenzar sabiendo de qué se trata. Sencillo. Cualquier interesado en el tema sabe que todo material informativo periodístico se define por dos valores: “novedad” e “interés general”. Bien, para entender lo que es periodismo de investigación bastaría agregar un nuevo valor: “ocultamiento”. Esto quiere decir que, al igual que todos los géneros periodísticos, el periodismo de investigación trabaja con hechos novedosos de interés general, con la particularidad que en su caso indaga hechos exprofesamente escondidos y negados por grupos de poder. Descubrir este tipo de verdades trascendentales ocultas por poderosos intereses -destapar la olla-, eso es periodismo de investigación. De allí derivan sus particulares técnicas de indagación, fuentes, riesgos, y otros aspectos. Los interesados en mantener “tapada la olla” pueden ser grupos de poder político, económico o militar, mafias del narcotráfico y del tráfico de armas, núcleos de corrupción aupados a los gobiernos regionales o municipales. Este papel le da al periodismo investigativo un campo de acción amplio. En realidad, no se pueden lograr destapes de gran envergadura cada día, ni siquiera cada semana. Téngase en cuenta que cada investigación periodística es un proceso, y a menudo una gran investigación es la conclusión de una serie de indagaciones. El proceso de la investigación periodística es muy flexible. No existe un patrón único, pero, a modo de pauta, pueden considerarse los siguientes pasos: - Pesquisa del tema - Definición del ángulo y las hipótesis - Revisión de archivo - Selección de fuentes - Trabajo de campo y contrastación de hipótesis - Evaluación y conclusiones - Presentación y publicación. UNO TIPOS DE TEMAS La investigación periodística es más dinámica que su similar de carácter sociológico o histórico. El reportero escoge sus temas, afina sus ángulos de indagación y formula sus hipótesis de trabajo, en medio del curso de los acontecimientos. Trabaja con la actualidad, no con el pasado. Por lo general se propone temas de la coyuntura. Por ejemplo: Las fallas técnicas en las obras preventivas del fenómeno de El Niño en el norte del país. Aunque también es factible plantearse investigaciones sobre temas de más largo aliento o investigaciones estratégicas. Por ejemplo: los nuevos ricos de la era fujimorista. Pero, lo más propio es que las investigaciones de mediano plazo surjan de la comprobación sucesiva de hipótesis de trabajo coyunturales que van aportando elementos nuevos para plantearse objetivos más trascendentes. Esto es lo que ocurrió con el caso La Cantuta. Primero se logró información sobre los autores de la matanza de los Barrios Altos (3 noviembre 1991). Luego, se produjeron denuncias que ligaron a esos asesinos de Barrios Altos con los hechos de La Cantuta. Esto permitió proponerse demostrar que los desaparecidos habían sido eliminados por un grupo de operaciones especiales del SIE (Servicio de Inteligencia del Ejército). DOS PESQUISA DE TEMAS ¿De dónde el reportero extrae sus temas de investigación? De la realidad y el acontecer cotidiano, que monitorea a través de tres vías: - Los medios (diarios, radio, televisión, agencias noticiosas, revistas) que le proporcionan información pública; - Su propia red de fuentes que le suministra información extraoficial o confidencial; y, - Otras fuentes diversas. El quid del asunto es la manera especial como el reportero hace el seguimiento y escudriña ese acontecer. Se presume que cada reportero tiene un área especializada de interés. Y que además ha ido acumulando antecedentes que le permiten problematizar o formularse preguntas al recibir las nuevas informaciones. El tema puede aparecer en la lectura de los diarios, tras la información incompleta de un despacho cablegráfico sobre el enjuiciamiento en los Estados Unidos a un ex funcionario diplomático en Lima. A partir de ese rastro fue posible revelar la actividad de espionaje a favor de Ecuador de Frederick Hamilton. O el tema puede ser recogido de la visita sistemática a fuentes extraoficiales, este fue el caso en el caso del desfalco a la Marina de Guerra del Perú (Agregaduría Naval en Washington). O, puede ser la simple escucha en una reunión diplomática, lo que llevó a destapar, hurgando en fuentes castrenses, la incursión de una patrulla militar ecuatoriana en la frontera norte, que se mantenía en el más absoluto secreto, en agosto de 1991, y que devendría en el llamado “Pacto de Caballeros”. TRES EL ÁNGULO Y LAS HIPÓTESIS Se reitera, los temas de investigación los dicta el acontecer. Son hechos que despiertan el interés del periodismo de investigación en la medida que surgen ángulos oscuros, partes veladas, tras las cuales pueden escudarse verdades ocultadas interesadamente. ¿Cuáles son estos ángulos? Son la diversidad de ópticas que se ofrecen al reportero para abordar un hecho. A menudo la publicación primera de una noticia no agota todos sus ribetes, es más, muchas veces deja intactos los más novedosos. Esos ángulos van enriqueciéndose en la medida que se conocen más detalles del acontecimiento. Aquí un ejemplo. El atentado contra la filial de Global Televisión en Puno, ocurrido en octubre de 1996, fue mirado en primer lugar desde el ángulo de la modalidad, para descartar si sus autores fueron subversivos u otro tipo de delincuentes (hipótesis). Un enfoque siguiente hurgaba en la intencionalidad del hecho (ángulo). Tratándose de la filial de un canal con perfil de oposición a nivel nacional -por el programa de César Hildebrandt-, su autoría podía tener inspiración política (hipótesis). Vistos los intereses regionales en juego (otro ángulo), el hecho pudo obedecer a pugnas locales (hipótesis). Más adelante, conocidos los nombres de los presuntos autores, señalados por la policía, surgió la denuncia del general Rodolfo Robles de que uno de ellos era miembro del llamado Grupo Colina, lo que centró el interés en el grupo ejecutor. Este ángulo se tornó intrigante y planteó hipótesis más concretas: - Que los supuestos autores hubieran actuado como miembros del Grupo Colina, lo que llevaba a suponer que éste continuaba activo. De ser así era probable que se estuviera frente a un acto de terrorismo de estado. - O que los autores hubieran actuado como sicarios, o sea por cuenta propia a cambio de un pago solventado por un grupo de poder desconocido. Fue en el trabajo de contrastar la primera de estas hipótesis que el periodismo de investigación detectó dos hechos: primero, la implementación de un plan de control de los gobiernos regionales y municipales por parte del Servicio de Inteligencia Nacional, denominado «Narval», lo que se dio a conocer en una entrevista a oficiales de inteligencia anónimos publicada en el diario Expreso a comienzos de diciembre de 1996. Segundo, indagando por el plan «Narval» en fuentes extraoficiales, se obtuvo la información sobre otros planes aún más reservados que se llevaban a la práctica a través del Servicio de Inteligencia del Ejército, con objetivos políticos que nada tenían que ver con la seguridad nacional. Uno de estos planes fue el denominado «Bermuda», cuyo objetivo era el atentado contra el periodista César Hildebrandt. CUATRO LAS FUENTES La investigación periodística no es posible sin redes de fuentes con un gran poder de penetración en el área de interés. Las fuentes constituyen la principal palanca de apoyo y el más importante instrumento de trabajo del periodismo de investigación. Cada reportero debe organizar una red de fuentes y cuidarlas como si fueran las niñas de sus ojos. No hay que subestimar a las fuentes. La menos importante puede depararle los secretos mejor guardados. Hay fuentes y fuentes. Deben ser discriminadas pacientemente. Las fuentes no siempre tienen el mismo valor, dependen del tema, de su ubicación, su origen y del tiempo. Toda persona que acepta proporcionar una información lo hace animada de un determinado interés que sesga su versión. El reportero está en la obligación de establecer cuál es ese interés y el grado de distorsión. Detrás de una generosa fuente puede esconderse un agente interesado en desviarlo del curso de su investigación, o de espiarlo. Por tanto, toda información debe ser contrastada con la realidad y cruzada con otras fuentes, por lo menos dos fuentes de credibilidad aceptable. En efecto, toda fuente tiene un grado de credibilidad y tiene un nivel de confiabilidad. Hay fuentes documentales y personales. Fuentes abiertas y reservadas. Entre el reportero y la fuente se establece una relación. El reportero establece reglas bien claras de trabajo con la fuente y a los compromisos que asume con ellas debe darles carácter de ley. Guardar el secreto de la fuente es una regla de oro. Sin embargo, hay casos en que conviene revelar la fuente para darle más autoridad al testimonio. En otros casos se acuerda la forma más apropiada de presentar el origen de la información. El reportero está obligado a tomar las medidas necesarias para preservar el anonimato y la seguridad de su informante. Si se trata de un reportero conocido, debe cuidarse de llamar a sus fuentes confidenciales desde su teléfono. Hacerlo desde otros teléfonos. Si sospecha que es objeto de seguimiento o simplemente cuando la fuente es muy reservada, debe recurrir a artimañas para evadir la vigilancia. LOS RITMOS Una investigación a veces se realiza en un tiempo breve, otras demanda lapsos prolongados. Watergate -el caso de espionaje telefónico en la sede del Partido Demócrata (1970) que terminó con la renuncia del presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon- ocupó dos años de indagación cotidiana y unos 400 artículos a los reporteros Carl Bernstein y Bob Woodward del Washington Post. El caso La Cantuta, junto con el de Barrios Altos, concitaron un seguimiento ininterrumpido de un año, desde diciembre de 1992 hasta noviembre del año siguiente, por parte de los periodistas de Sí. En octubre de 1990, La República emprendió un largo periplo por el valle del Huallaga y en febrero de 1991 reveló por primera vez el nombre de Demetrio Chávez Peñaherrera -incluida foto- que se escondía tras el seudónimo del narcotraficante “Vaticano”. El mismo diario La República, tras cinco meses de averiguaciones, desentrañó la operación de compra de los MIG-29 a Bielorrusia (1996). Otras investigaciones se han logrado en tiempos perentorios. - Actividad en el Perú del espía Frederick Hamilton, el que vendió información militar secreta a Ecuador: una semana (Sí, 1993) - Plan Bermuda, para atentar contra el periodista César Hildebrandt: dos semanas (La República, diciembre de 1996) - Signos exteriores de la excavación de un túnel en la residencia del embajador japonés en Lima: un mes (La República, marzo 1997) El periodismo de investigación tiene su ritmo propio, distinto al del diarismo. Lo que no quiere decir que no sea tan vertiginoso como éste. Es tal vez más tenso. Y un trabajo de varios días o semanas se puede venir abajo. Pero esto no tiene porque desalentar. Es un albur de la especialidad. CINCO EL TRABAJO DE CAMPO Definido el tema, el ángulo de investigación e hipótesis, revisado el archivo y elaborada la relación de fuentes a visitar en orden prioritario, el reportero hace su trabajo de campo. El trabajo de campo puede suponer la visita a determinar lugares y fuentes para recopilar y contrastar versiones. O puede suponer la observación de un evento o inclusive el seguimiento de personalidades. Algunos temas, como por ejemplo, La Cantuta o el túnel de la residencia del embajador japonés, suponen una labor de campo casi policial. El trabajo de campo permite comprobar las hipótesis y efectuar la evaluación. SEIS LA PUBLICACIÓN No siempre la publicación de un destape es inmediato. Los indicios sobre lo que sería el hallazgo de los desaparecidos de La Cantuta pudieron ser manejados al estilo “clásico”, o sea, una vez obtenido el mapa y la muestra de restos óseos, publicitarlos para que las autoridades lo investigaran. La revista Sí y sus reporteros decidieron otra forma de actuar. Primero comprobar la calidad de los indicios y luego entregar las evidencias a las autoridades en forma pública, ineludible, que asegurara que las potenciales pruebas no se perdieran. Para esto se decidió excavar hasta un límite que no viciara las pruebas. A fin de no fallar se recurrió a una asesoría legal, otra legista, otro de arqueólogos. Todas asesorías de primera calidad y de gran confiabilidad. Sólo después de efectuada la denuncia pública, la revista Sí publicó su versión en su edición semanal. En el caso del túnel de la residencia del embajador japonés sucedió algo parecido. Se llegó a detectar y comprobar el traslado sistemático nocturno de tierra de ese lugar hasta una dependencia de seguridad. Se precisó la rutina, el personal empleado, los vehículos y otros detalles, pero se decidió no efectuar la publicación sino hasta después de terminada la crisis. Fue la imprevista detección de la excavación del túnel lo que varió la oportunidad de su publicación. Herramientas para la investigación periodística La experiencia de las dos últimas décadas es aleccionadora. Señala algunas pautas al periodismo de investigación en el Perú. Especialización. La concentración casi obligada en estos temas: fenómeno subversivo, violaciones a los derechos humanos y accionar del narcotráfico, dio buenos resultados. Sería aconsejable que cada reportero se especialice en un área definida por un tiempo determinado. Por cierto, derrotada la subversión la temática ha variado. Redes de fuentes. La especialización permite organizar redes de fuentes, una de las premisas vitales para la investigación periodística. Trabajo en equipo. El funcionamiento regular (semanal) de los colectivos de redacción para la proyección de los temas de investigación, el ejercicio activo de la crítica en esas reuniones, garantiza eficiencia. Cada investigación es realizada por un reportero. En los trabajos de largo aliento, tipo La Cantuta, conviene la conjunción de esfuerzos de dos o tres periodistas. Archivo. Todo equipo de investigación tiene que marchar de la mano de un archivo del medio en que labora. Aparte de que cada reportero debe llevar su propio archivo, alimentado con los documentos básicos de cada investigación. A estas alturas, saber navegar e investigar en Internet es una condición necesaria. Costos. La investigación periodística requiere un trabajo de campo de hormiga. Esto supone mucha movilidad, comunicación, documentación.
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