Cómo Gracia encontró a la verdadera gracia - Redbol

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“Gracia sobre Gracia”1
Cómo Gracia recibió la verdadera gracia
Gracia Violeta Ross Quiroga2
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2777420, 70678041
Gracia
Los nombres tienen significados. Pueden definir la historia de vida de una
persona. Conceden una herencia de acontecimientos a quien es nombrado. En la
Biblia encontramos repetidos ejemplos de cómo Dios cambiaba los nombres u
otorgaba nuevos luego de una transformación en las vidas.
Mis padres me pusieron como primer nombre “Gracia”. Esta elección tuvo que ver
con su entendimiento de lo que es “la gracia del Señor” y los efectos de salvación
de la misma en nuestras vidas. La primera de todas sus hijas también se llamó
Gracia pero falleció a los pocos días de nacida. Dicen que cuando bebita era muy
parecida a mi primera hermana, esta fue otra de las razones para llamarme así.
Sin embargo, este nombre me produjo problemas en el colegio y el barrio. Muchas
personas se burlaban de mi diciendo “Gracia- gracias”, lanzando una carcajada.
Cuando la gente me preguntaba “¿Gracia? ¿qué quiere decir ese nombre?”,
estaba obligada a contar y explicar, qué era la gracia de Dios. Así que decidí
utilizar mi segundo nombre: Violeta.
En este momento de mi vida encuentro que ambos nombres tienen un significado.
Cada uno de ellos me recuerda diferentes experiencias en mi vida. Gracia es la
hija de un líder de la Iglesia Cristiana Evangélica, fue maestra de escuela
dominical, aprendió las escrituras y asistió a la iglesia desde muy pequeña. Violeta
es una adolescente rebelde que decidió vivir su vida fuera de las reglas de Dios.
Una mujer que ahora vive las consecuencias de sus malas decisiones.
Este artículo muestra cómo Gracia recibió la gracia de Dios.
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Juan 1.16 b. RV 1960.
Gracia Ross es evangélica miembro de la Iglesia Cristiana Evangélica de la Calle Otero de la Vega.
Actualmente
2
2
“He aquí, diste a mis días término corto”3
“Hazme saber Jehová, mi fin, Y cuánta sea la medida de mis
días; Sepa yo cuán frágil soy. He aquí diste a mis días término
corto, Y mi edad es como nada delante de ti”4.
La historia de Gracia continúa viviendo como Violeta. Durante mi adolescencia
decidí rebelarme contra las reglas de Dios y vivir mi vida según mis criterios. Esta
decisión implicó el consumo de bebidas alcohólicas, la marihuana y la práctica de
relaciones sexuales fuera del matrimonio.
Los riesgos que este tipo de actividades trajeron a mi vida fueron diversos. El más
difícil de asumir y de entender fue aquel que tuvo que ver con una experiencia de
violencia sexual en manos de dos hombres en la calle. Yo regresaba a mi casa a
las tres de la mañana, completamente ebria y preocupada porque me había
escapado por el balcón. Los amigos que fueron conmigo querían seguir bebiendo
y ninguno estaba dispuesto a acompañarme.
Designaron a uno de ellos y aceptó obligado. En el camino me pidió tener
relaciones sexuales, le dije que no porque me proponía aquello estando borracho.
Se enojó con mi respuesta y me abandonó a dos cuadras de mi casa. Tuve que
caminar sola este pequeño trecho. No me había dado cuenta que dos hombres me
seguían. Me golpearon y abusaron sexualmente de mi. Esta experiencia era una
advertencia acerca del riesgo que corría pero no supe reconocerla. Pude perder la
vida aquella noche.
La rebelión empezó poco a poco sin que sea posible notar cuán lejos de Dios
había quedado. Este tipo de vida había encontrado justificaciones teóricas en mis
estudios de Antropología y en la vida universitaria. Todo parecía perfecto. Asistía a
la iglesia todos los domingos y con ello mi conciencia quedaba tranquila. Desde el
Lunes era un “ser libre”.
Durante mis investigaciones en la localidad de Yungas y mientras cosechaba café
con los colonizadores aymaras, recibí la picadura de un mosquito. Fue muy
dolorosa y pensé que quedaría sana al llegar a la zona de altura. La herida se
infectó cada vez más al punto que sospeché que este mosquito era el que
transmitía Leshmaniasis. Fui al laboratorio de INLASA5 para hacerme este examen
y otro de Paludismo.
3
Salmo 39.5 a, RV 1960.
Salmo 39.5, RV 1960.
5
Instituto Nacional de Laboratorios de la Salud.
4
3
Pero mi hermana mayor había conocido en su universidad una amiga que tenía
problemas con las cicatrización de heridas, la razón era que esta joven tenía el
VIH6. Ella sugirió que entre mis exámenes, hicieran también la prueba del VIH,
“por si acaso”.
Los resultados fueron estremecedores. Todas las pruebas fueron negativas
excepto la del VIH. ¡Mi prueba del VIH era positiva! Fue un golpe muy duro que
me dejó destrozada. Sentí que se trataba de un castigo de Dios y la pregunta más
frecuente fue “¿por qué yo Señor?”. Pensaba que Dios era cruel y que me había
castigado sin misericordia. Empecé a albergar sentimientos de amargura contra
Él.
Mis primeros pensamientos se dirigieron a la muerte: “¿cuánto tiempo viviré?”.
Otra gran preocupación fue compartir esa información con mi familia: “¿cómo voy
a contarles a mis padres?”. También pensé mucho en la actitud que asumiría si mi
familia me discriminaba o me echaba de la casa. Debo confesar que pensé que el
suicidio sería un punto final para todos estos problemas.
Elaboré una carta para mi familia y les pregunté por su opinión acerca de mi
diagnóstico. Decidí que si ellos me rechazaban, me dejaría morir. Pero si ellos me
aceptaban, entonces lucharía por vivir una vida digna hasta donde sea posible.
Mi familia me recibió con los brazos abiertos y me dijeron: “tú eres nuestra hija, no
nos importa lo que ha pasado, vamos a estar contigo hasta el fin”. Con su actitud
empecé recién a entender el amor de Dios. La Biblia dice: “Como el padre se
compadece de los hijos, se compadece Jehová de los que le temen” 7. Esta
muestra de amor era sólo el comienzo de las maravillas que el Señor me tenía
preparadas.
“Y se recrearán los huesos que has abatido”8
En mi angustia a causa de este diagnóstico positivo al VIH busqué a Dios
nuevamente. En Él encontré libertad de la culpa y la vergüenza, paz, perdón,
esperanza y vida eterna.
Mi Padre Celestial me consoló en el momento más terrible de mi vida y me mostró
promesas de vida eterna: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré
mal alguno, porque tú estarás conmigo”9.
6
VIH significa Virus de Inmunodeficiencia Humana, es el agente causal del SIDA Síndrome (conjunto de
síntomas y signos) de Inmuno Deficiencia Adquirida.
7
Salmo 113.13, RV 1960.
8
Salmo 51.8b, RV 1960.
9
Salmo 23.4, RV 1960.
4
El Señor utilizó a diferentes hermanos y hermanas 10 para traer sanidad y consolar
el dolor de mi corazón. Me mostró que nada podía separarme de su incomparable
amor, ni siquiera toda la maldad que hubiera cometido, ni un virus, ni la muerte:
“Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que
nos amó. Por lo cual estoy segura de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni
principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo,
ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo
Jesús Señor nuestro”11:
¡Ni siquiera el sida nos puede separar del amor de Dios!
El sacrificio de Jesús en la cruz también alcanzaba mis pecados y los de las
personas viviendo con VIH. ¡Tanta gracia y misericordia eran difíciles de creer!. El
Señor es fiel conmigo aunque yo fui infiel, ¡Él tenía un plan para mi vida, utilizando
inclusive mis errores!
“...extendió la mano y le tocó...”12
Me reconcilié con Dios, como el rey Ezequías hizo13, me humillé ante Él, me
arrepentí, pedí perdón por mis pecados y entregué lo que quedaba de mi vida. El
Señor me perdonó y me restauró, sanó mi cuerpo, mi alma y mi espíritu.
Comencé nuevamente a leer la Biblia. Ya no era la misma persona y necesitaba
averiguar qué era lo que mi Padre Celestial esperaba de mi ahora.
Conocí a otras personas que viven con VIH. El dolor que embarga sus almas y
cuerpos es estremecedor: mueren solos, abandonados por su propias familias, sin
contemplar una sola luz de esperanza.
Empecé a sentirme una afortunada entre las personas que viven con VIH. Tengo
una familia que me apoya y no me discrimina ni juzga, tengo salud, estoy viva y
tengo vida eterna. El Señor puso en mi mente y mi corazón el trabajar
voluntariamente con estas personas.
Existe mucha información acerca del VIH y el sida pero yo deseaba encontrar lo
que la Biblia decía acerca de estas situaciones. Encontré que el rol de juez solo le
pertenece a Dios y que tenía que deshacerme de mis prejuicios y preconceptos si
en verdad sentía amor y misericordia por estas personas, especialmente cuando
se trataba de homosexuales o trabajadoras sexuales.
10
Aprovecho esta oportunidad para agradecer profundamente a estos hermanos y hermanas que me brindaron
su apoyo incondicional, entre ellos/as principalmente mi querida familia Ross-Quiroga especialmente Dorcas
Ross, Dante Espinoza, Lourdes Cordero, Judith Mendez, Marcelo Vargas, Elizabeth Lavenchuch, Nancy
Thomas , Mariela, Arminda, Pedro Paz y muchos otros que estuvieron orando para que yo sea consolada.
11
Romanos 8.37-39, RV 1960.
12
Marcos 1.41b, RV, 1960.
13
2 Reyes 20, RV 1960.
5
Igualmente descubrí que Jesús SÍ dejó ejemplos de qué hacer en situaciones
como estas. Me impresionaron las actitudes que mostraba con las personas que
tenían lepra. Mientras toda la sociedad y la sinagoga les discriminaban
estableciendo una separación total con ellos (física, simbólica y social), poniendo
reglas tales como no andar en lugares públicos, anunciar con una campana su
llegada y una serie de ritos para purificarse si había un contacto casual con alguna
prenda u objeto de una persona con lepra14; Jesús les tocaba, comía15 con ellos y
les sanaba física y espiritualmente:
“Vino a él un leproso, rogándole; e hincado la rodilla, le dijo: Si quieres,
puedes limpiarme. Y Jesús, teniendo misericordia de él, extendió su mano y
le tocó, y le dijo: Quiero sé limpio”16.
El VIH no es contagioso como la lepra. El VIH es transmisible, esto quiere decir
que no pasa de un cuerpo a otro como la gripe que está en el aire. Para adquirir o
transmitir el VIH se necesita estar en una de estas tres únicas situaciones:
1. Relaciones sexuales sin protección
2. Ser mujer y estar embarazada; el riesgo para el bebé está en la gestación,
parto o lactancia
3. Usar drogas inyectables, recibir transfusiones de sangre y utilizar elementos
corto punzantes contaminados
Además de estar en una de estas tres situaciones, es necesario que existan tres
factores indispensables para lograr la transmisión o adquisición del virus:
1. Puerta de salida, el virus tiene que salir por una herida abierta o por los
órganos genitales. El virus no sale en la respiración o en las lágrimas.
2. Puerta de entrada, el virus debe tener una herida abierta para entrar
directamente al torrente sanguíneo. Si la piel está sana, el virus no entrará
al cuerpo.
3. Cantidad suficiente de virus que solamente existe en estos fluidos, en orden
de importancia:
Sangre
Semen
Leche Materna
Flujos Vaginales
En la orina, el sudor, las lágrimas, la saliva 17, las heces, etc. NO existe cantidad
suficiente de virus como para lograr una transmisión.
14
Levítico 13,14, RV 1960.
“Pero estando él en Betania, en casa de Simón el leproso, y sentado a la mesa...” Marcos 14.3, RV, 1960.
16
Marcos 1.40 y 41, RV 1960.
17
Estudios han mostrado que sería necesario tomar 3 litros de saliva juntos para lograr una cantidad
suficiente como para que sea posible la transmisión del VIH.
15
6
Por estas razones es que podemos vivir con una persona con VIH sin temor ni
riesgo real de adquirir el virus. La lepra era contagiosa sólo con tocar a una
persona, el VIH, gracias a Dios, no es tan fácilmente transmisible.
“...nos hizo renacer para una esperanza viva...”18
Decidí que no importaba cuánto tiempo viviría y que cada día vivido sería para la
gloria de Dios.
El Señor tenía una misión de esperanza para las personas viviendo con VIH y
sida. ¡Dios había diseñado una misión basándose en mis errores! Su misericordia
y gracia alcanzaban a cubrir mis promesas rotas y mis fracasos. Él no me había
desechado sino que estaba utilizando mis experiencias para consolarme de modo
que yo pudiera consolar a otros/as:
“Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande
misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección
de Jesucristo de los muertos...” (1 Pedro 1.3).
Dios tenía un plan de esperanza viva para las personas viviendo
con VIH y sida. Mientras el mundo nos desprecia y muchas
personas nos juzgan, la respuesta divina es de perdón y esperanza
viva.
Junto a otros compañeros decidimos formar un grupo de apoyo para las personas
viviendo con VIH. Trabajamos voluntariamente en prevención, abogacía,
asistencia a personas enfermas y divulgación de información en las familias,
sociedad, comunidades de base y el estado. El Señor ha bendecido mucho
nuestro trabajo, hemos sido reconocidos como una “experiencia exitosa” por la
Organización Panamericana de la Salud. Este grupo no es cristiano porque es en
las iglesias donde más juicio y menos apoyo hemos encontrado. Sin embargo,
Dios lo ha utilizado para llevar esperanza a mucha gente desconsolada.
“El sida es la cosecha que Dios nos ha dado”19
Entre los planes para esta misión que el Señor tenía preparada para mi está el
ser una mensajera en las iglesias cristianas evangélicas.
En Septiembre de 2002 fui invitada a la Conferencia sobre Misión Integral y VIH/
SIDA de la Red Miqueas en Chiang Mai- Tailandia. Allí conocí a Leah Mutala. Ella
es una mujer africana que trabaja voluntariamente cuidando a los huérfanos que
quedan luego de la epidemia del sida. Me enseñó que Dios toma como suya la
causa del huérfano y la viuda20, algunas de las consecuencias del sida en las
18
1 Pedro 1.3 b, RV 1960.
Leah Mutala, Zimbawe 2002.
20
Salmo 68.5; 146.9, RV 1960.
19
7
sociedades. Pero lo más importante que Leah me enseñó es que “el sida es la
cosecha que Dios nos ha dado”:
“¿No dicen ustedes: “Todavía faltan cuatro meses para la cosecha”? Yo les
digo: ¡Abran los ojos y miren los campos sembrados! Ya la cosecha está
madura; ya el segador recibe su salario y recoge el fruto para vida eterna”21.
Este es el mensaje que recibí para las iglesias:
Abramos nuestros ojos y veamos que el campo
está listo, el sida es la cosecha que Dios nos ha dado,
allí recogeremos frutos de vida eterna.
La epidemia del sida ha hecho que muchas creencias y prácticas se cuestionen y
piensen nuevamente. Muchas veces nos quejamos de no tener oportunidades
para predicar y mostrar el amor de Dios.
Cuando las personas piensan en el sida, lo primero que viene a su mente es la
muerte. Si reciben un diagnostico positivo al VIH, se preocuparán por que pasará
luego de la muerte y por qué pueden hacer ahora que saben que van a morir
antes de lo esperado. Esta es una oportunidad de arrepentimiento y acercamiento
a Dios.
La problemática del sida también nos permite recordar que la fidelidad mutua y la
práctica de las relaciones sexuales dentro del matrimonio, es el método más
seguro para vivir la sexualidad, creación de Dios, pero con serias consecuencias si
no se practica dentro del diseño divino. Ésta, también es una oportunidad para
pensar en Dios y en el plan que Él tiene para la humanidad.
“No moriré, sino que viviré, y contaré las obras de Jehová”22
Ya no es importante saber cuánto tiempo viviré, porque sé que estaré con mi
Padre para toda la eternidad.
El tiempo que viva en este mundo,
21
22
Juan 4.35, NVI.
Salmo 118.17, RV 1960.
8
contaré las maravillas que el Señor
ha hecho en mi vida y cómo su gran amor,
y misericordia me alcanzaron hallando
gracia en sus ojos; Dios me enseñó
en carne propia el significado de mi nombre.
El virus se reproduce cada día y medio dentro de mi. Un diagnóstico médico
concluiría que soy una persona con menos defensas cada día, más vulnerable y
débil a medida que pasa el tiempo. Pero el Señor me sostiene: “Y me ha dicho:
Bástate mi Gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de
buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el
poder de Cristo”23.
“Porque de su plenitud tomamos todos,
y Gracia sobre Gracia”24
Así fue como Gracia recibió la verdadera Gracia que viene de Dios. Así fue como
el Señor me perdonó, me rescató y me restauró para la eternidad.
23
24
2 Corintios 12.9, RV 1960.
Juan 1.16, RV 1960.