Ayuda práctica | de quim valls Cómo educar sus gustos Quim Valls es economista, periodista y grafólogo doctorado en Reeducación del inconsciente mediante el método grafotransformador. Profesor universitario, ha creado el Método Kimmon para reeducar el inconsciente y desarrollar la inteligencia emocional, tareas que realiza en el Instituto Kimmon. Emocional Mente: reeduca tu carácter para no amargarte la vida (Obelisco) es su último libro. C ómo se forma el gusto de los hijos? ¿Por qué les encanta un tipo de música que sus padres detestan? ¿Por qué eligen un estilo de vestir tan distinto al de sus progenitores? ¿Se pueden educar sus preferencias? La respuesta es sí, se pueden educar. Recuerdo cómo mi hija Marta, de los seis a los ocho años, estuvo “enganchada” a una cadena de comida rápida que su madre y yo detestábamos y a la que nos pedía que la lleváramos una vez por semana. Afortunadamente aquello ya pasó, y ahora ha aprendido a comer pescados al horno y otras exquisiteces que con tanta dedicación y cariño prepara su madre para todos. placebos personales “Disfrutar de todos los placeres es insensato; evitarlos, insensible” (Plutarco) Como explica el doctor Albert Figueras en su libro Pequeñas grandes cosas, la felicidad no radica tanto en circunstancias especialmente afortunadas y llenas de emociones como en goces cotidianos que debemos aprender a apreciar. Son los denominados “saboreos”: una puesta de sol, una sinfonía, el olor del mar, una conversación de sobremesa, la lectura, contemplar una pintura o un paisaje… Por eso, en la educación del gusto de los hijos los padres tienen una gran responsabilidad si desean fomentarles una vida plena de adultos. Acostumbrarles a los ricos sabores de la comida, sensibilizarles a una amplia variedad musical, adiestrarles en la atención hacia la belleza, las acciones nobles y valores como la solidaridad, la genero- 44 ■ Psicología sidad o la compasión, es un trabajo parecido a la jardinería: sembrando su mente con las semillas de sencillos placebos personales, germinarán buenas ideas y sentimientos, y gozarán de una felicidad a pequeños sorbos, en lugar de necesitar grandes dosis de emoción, que les precipiten a toboganes existenciales repletos de “subidones” y “bajones”, que no contribuyen al bienestar humano a largo plazo. no sabe que le gusta la ópera “En la música todos los sentimientos vuelven a su estado puro y el mundo no es sino música hecha realidad” (Arthur Schopenhauer) El profesor de psicología de la Universidad de Stanford Robert Zajonc mostró, hacia 1980, cómo se pueden condicionar preferencias o reacciones emocionales positivas a un determinado estímulo (gusto), con independencia de los apegos consientes de una persona, a través del efecto de la mera exposición. Este egregio psicólogo observó que si un sujeto es expuesto a imágenes desconocidas a nivel consciente, tenderá a elegir aquellas que, sin saberlo, hubiese visto previamente de forma subliminal. Cuando nació mi hija, pensé que una manera de establecer las bases de su felicidad futura consistía en educar su sensibilidad hacia esos pequeños placebos personales: la música clásica, el teatro, la literatura, la comida exquisita o la pintura. Conocía el trabajo de Zajonic y sabía que el gusto por un determinado estímulo no tiene por qué ser racional. Me pareció que la ópera integraba casi todos los elementos de sensibilidad antes descritos salvo el de la comida. Instalé, pues, altavoces en toda la casa y, mientras convivíamos, sonaban las hermosas áreas de Montserrat Caballé, Josep ¿se puede moldear el carácter de un menor para que sea más feliz? Sí, se puede, y Los padres tienen en ello una responsabilidad fundamental. En esta sección, el experto en autodesarrollo Joaquín (quim) valls te dará muchas pistas para que tu esfuerzo con tus hijos sea recompensado con su éxito y su bienestar + INFO http: www.kimmon.es belleza de una pintura es una manera como otra cualquiera de programar nuestro nuevo inconsciente, para que en edad adulta sepamos disfrutar de cosas que, de no haber estado expuestos a ellas de jovencitos, nos costaría mucho apreciar de mayores. aprendices de demiurgos “¡Una ópera! ¡Vaya, por Dios! ¡Será, como de costumbre, un drama semi serio, un largo, melancólico y pesado estrambote poético! ¡Bárbaro gusto! ¡Siglo corrompido!” (P. Augustin de Beaumarchais) Carreras o Plácido Domingo, o La flauta mágica, Don Giovanni, El barbero de Sevilla, etc. Mi hija jugaba con sus muñecas o en su cocinita ajena a la música, sometida simplemente a su exposición. También acudimos diversas temporadas a un interesantísimo circuito de ópera infantil, y hoy a mi hija, adolescente, le encanta la música de su tiempo y considera que la ópera “es un palo”. Sin embargo, cuando suenan las piezas que escuchaba de pequeña sin prestar la más mínima atención, queda extasiada. Educar el gusto por escuchar música de calidad, o por leer, o por quedar pasmado ante la La buena noticia es que, si de pequeños no se nos educó la sensibilidad en el sentido descrito anteriormente, y deseamos hacerlo nosotros mismos, también es posible, aunque, eso sí, nos dará un poco más de trabajo. Para ello es suficiente con obligarnos de manera reiterada a someternos al estímulo que deseemos apreciar. A casi nadie, por ejemplo, le gusta el sabor de la tónica la primera vez que la prueba, y muchos hits musicales, cuando se estrenan en un concierto o en las emisoras de radio, pasan al principio desapercibidos o incluso aburren, y con el tiempo y el efecto de la mera exposición, acaban convirtiéndose en grandes éxitos. Y si te consideras demasiado mayor ya para reeducar tus preferencias inconscientes, acuérdate de cuando pasas de cobrar y pagar en pesetas a hacerlo en euros. A todos nos costó un tiempo acostumbrarnos, es cierto, sin embargo, transcurridos unos años, las transacciones que reiteradamente llevamos a cabo a diario ya no nos hace falta valorarlas en la antigua moneda: de un vistazo sabemos si son caras o baratas. Reeducación del inconsciente en estado puro. Editorial: Obelisco. Páginas: 200. Precio: 12 e. Psicología ■ 45
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