¿Sabe cómo reconocer un ictus? - Unizar

Diario del Alto Aragón
Domingo, 9 de noviembre de 2014
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LA SALUD
¿Sabe cómo reconocer un ictus?
Purificación León (EFE)
Cada minuto mueren seis personas en el mundo debido al
ictus. Saber identificar sus síntomas para recibir tratamiento
cuanto antes ayuda a salvar muchas vidas y a reducir las secuelas de la enfermedad.
Los síntomas del ictus aparecen de manera brusca y es fundamental saber reconocerlos para
actuar con rapidez. Los especialistas insisten en que los primeros momentos son cruciales.
En este sentido, la Fundación
del Cerebro apunta que la atención especializada y urgente
permite recuperar el tejido cerebral lesionado y favorecer que
el paciente quede sin ninguna
discapacidad o con muy pocas
secuelas.
Del mismo modo, Jaime Gállego Culleré, coordinador del
Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología,
afirma que al actuar pronto “salvamos el cerebro y salvamos a
las personas”.
El especialista explica que
existen dos tipos de ictus: isquémicos y hemorrágicos. “Los isquémicos representan el 85% de
todos los ictus. Se originan por
la obstrucción de una arteria, de
modo que parte del cerebro deja
de recibir el riego sanguíneo que
necesita”, indica.
“En el ictus isquémico el factor
tiempo es fundamental”, señala
el doctor Gállego.
Desde la Fundación del Cerebro indican que, en algunos ictus
isquémicos, cuando llevan menos de 3 horas de evolución desde el inicio de los síntomas, y en
sujetos cuidadosamente seleccionados para evitar complicaciones, es posible la disolución
del coagulo mediante la administración de fármacos por vía
intravenosa.
Además, según asevera el doctor Gállego, en ocasiones “hay
que recurrir al tratamiento endovascular que permite, con un
cateterismo, llegar al trombo y
extraerlo”.
Por su parte, el ictus hemorrágico ocurre “cuando una arteria
se rompe, la sangre sale del vaso
cerebral y ocupa espacio dentro
del cerebro”, detalla el facultativo y destaca que este tipo de ictus
también requieren una atención
especializada y urgente.
Así, resulta fundamental identificar los síntomas de esta enfermedad para ponerse cuanto
antes en manos de especialistas
que inicien de manera precoz las
medidas de diagnóstico y tratamiento adecuadas.
Un fenómeno repentino
El doctor Gállego destaca que el
ictus es un fenómeno repentino.
Los síntomas dependen de la zoDAA
Un neurocirujano muestra la evolucion de un coágulo de sangre en el cerebro. EFE/Miguel Angel Molina
na del cerebro dañada por la alteración del flujo de sangre. No
obstante, hay una serie de síntomas que nos deben alertar.
Uno de ellos es una pérdida
de fuerza repentina en la cara, el
brazo o la pierna, especialmente
en un lado del cuerpo. También
puede haber parálisis y debilidad en estas zonas.
Otro síntoma característico del
ictus es la dificultad o la incapacidad de hablar, así como la desviación de la boca hacia un lado.
Asimismo, puede darse “una
alteración sensitiva de la mitad del cuerpo; un trastorno repentino de la visión en uno o en
ambos ojos; sensación de desequilibrio; vértigo y un dolor de
cabeza brusco, explosivo y brutal”, expresa el neurólogo.
Ante uno o varios de estos síntomas, se debe hospitalizar al
paciente cuanto antes. “En todos
los casos se recomienda el manejo por neurólogos expertos en
unidades especializadas de cuidados intermedios denominadas unidades de ictus. En ellas se
aplican medidas de diagnóstico,
cuidados generales, tratamiento
específico y control de complicaciones que permiten asegurar la
mejor evolución para los pacientes”, describe la Fundación del
Cerebro.
En el ictus, el tiempo corre en
contra del enfermo, por ello recibir atención especializada de
manera precoz mejora las posibilidades de supervivencia y reduce el riesgo de discapacidad.
“El ictus la primera causa de
muerte en la mujer, la segunda
en el varón y constituye la causa
más frecuente de discapacidad
en el adulto”, detalla el doctor
Gállego.
El especialista recalca que las
consecuencias de sufrir un ictus son muy amplias. “Puede
producir parálisis de extremidades, trastornos sensitivos, trastornos de la deambulación con
desequilibrio o inestabilidad y
dificultad o incapacidad de hablar. Esto hace a estos pacientes
dependientes de otras personas
para realizar actividades de la
vida diaria”, subraya.
Asimismo, el ictus “puede provocar deterioro cognitivo y es la
segunda causa de demencia”,
indica el neurólogo y añade que,
con el tiempo, algunos enfermos
“El ictus es la
primera causa
de muerte en la
mujer, la segunda
en el varón y
constituye la causa
más frecuente de
discapacidad en el
adulto”
Un paciente de ictus prueba el nuevo robot asistencial. EFE/Kai Försterling
pueden desarrollar epilepsia.
Además, el facultativo explica
que quienes han sufrido un ictus pueden presentar trastornos
afectivos como apatía, abulia o
depresión.
Prevenible en muchos casos
No obstante, el ictus, que origina discapacidad y muerte, es
prevenible en muchos casos. De
hecho, según datos de la Organización Mundial del Ictus (WSO
por sus siglas en inglés), “seis
millones de personas fallecen
cada año como consecuencia de
un ictus. Sin embargo, se pueden prevenir hasta un 90% de
los casos si se controlan adecuadamente los factores de riesgo”.
En este sentido, el doctor Gállego señala que hay factores
que se pueden modificar y tratar,
como el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol, la diabetes, la obesidad, la apnea del
sueño, la hipertensión arterial,
los trastornos de los lípidos (tener el colesterol o los triglicéridos elevados), las enfermedades
cardiacas y, de un modo muy especial, la fibrilación auricular.
El experto subraya que la fibrilación auricular es una causa
frecuente de ictus, de modo que
“uno de cada cinco ictus se debe a esta alteración, que es una
arritmia muy frecuente y que
puede cursar de forma completamente asintomática”.
En el terreno de la prevención
del ictus, el neurólogo destaca
la importancia de los hábitos de
vida.
“Debemos vigilar nuestro peso, llevar una alimentación sana, hacer ejercicio durante al
menos 30 o 40 minutos al día,
no fumar, ser moderados en la
bebida, tratarnos si somos hipertensos o tenemos el colesterol alto, y tomarnos el pulso
cada cierto tiempo para ver si es
rítmico”, comenta.
Pero también existen otros
factores de riesgo de ictus que
no podemos modificar, como
son los antecedentes familiares
y la edad.
Las posibilidades de sufrir un
ictus se incrementan con la edad,
pero esta no es una enfermedad
exclusiva de las personas mayores. De hecho, el doctor Gállego explica que “más del 25% los
ictus se dan en menores de 65
años y el 10% de todos los ictus
ocurren en personas que no han
cumplido los 55 años”.
“Empezamos a ver un incremento del ictus en edades
tempranas. Esto se debe, fundamentalmente, a los hábitos de
vida, pues observamos que cada vez hay más hipertensión y
sobrepeso entre los jóvenes. Influyen, asimismo, el consumo
de tabaco y alcohol. Además,
las drogas ilícitas también pueden ser una causa de ictus”, detalla.
Por todo ello, el especialista
recalca que la creencia de que el
ictus solo afecta a las personas
mayores es falsa.