^.-.-^ 1931 Febrero. ^ SERVICIO DE PUBLICACIONES AGRÍCOLAS { yi Estaa •Hojas^ se ramlten gratls a qulen laa pide. Año XXV. Núm.3. MINISTERIO DE ECONOMIA DIRECCIÓN (3ENERAL DE AdRICULTURA ^-no^m ^^ ^^.^,0, Cómo se ceba rápidamente un cerdo. P^ecoz y bien conformado. Para decidirse entre las diversas razas, el cebador se apoya• rá en las facilidades de aprovisionamiento, las costumbres del país, y, si vende en el año una o dos cabezas, en los traslados, los gustos y en las necesidades de la°clientela. Preferirá, para su consumo personal, el puerco jamonero 0 choricero, notable por su carne sabrosa y poco cargada de gra• sa, susceptible de ser muerto a los ocho meses de edad, después de haber alcanzado el peso de 90 a 100 kilogramos como másimum, perteneciente a una raza precoz, cuyo cebo fácil y rápido cuesta menos caro que el de las razas comunes; escogido entre los limosines y, sobre todo, los craoneses mezclados con Berkshire, sobre todo del Yorkshire, o también entre los puercos in• dígenas cruzados con craoneses o de razas inglesas. Comprará sus animales en una región más ruda y menos rica que la en que él habita, en una porquera sana en doncíe los ejemplares jóvenes, sometidos a un régimen duro, van al campo pocos días despu^s de su nacimiento. En el momento de la adquisición, los animales tendrán cierto grado de gordura, de robustez. Sobre un animal delgado, los primeros kilos de grasa son muy onerosos de obtener, tanto más cuanto que una delgadez acusada oculta con frecuencia una enfermedad crónica, un organismo escrofuloso y una mala asimi ^ lación de los alimentos. Machos y hembras castrados se ceban tan fácilmente uno como otros. -2Desgraciadamente, si la castración es evidente en los prime • ros, no es así en los segundos, pues puede haber sido incompleta, imperfecta, hasta simulada. La hembra mal castrada se agita. en el momento de los calores periódicos, cebándose peor. Ante todo, se buscará sistemáticamente la salud; si no es así, la ceba se verá comprometida. Entre los principales síntomas significativos, el buen estado de salud se revela por el hocico fresco y húmedo, la piel lisa, rosácea, reluciente; los pelos brillantes, flesibles, difíciles de arrancar; la conjuntiva rosada; la respiración fácil, sin ronquido; los miembros sueltos, sin tumefacción en las articulaciones ni desviación alguna; el andar regular; la cola en espiral como un sacacorchos. En cuanto a la cuestián de la edad, es de gran importancia, ' segtín la manera en que haya de entretenerse al animal. La mejor preparación para la ceba es el régimen del puerca «corredor», que, desde el destete a los cinco meses, vagabundea por los prados. Bajo la acción del ejercicio y de un alimento conveniente, el esqueleto se desarrolla, la musculatura aumenta, las formas se amplifican, el apetito crece, el tubo digestivo se acostumbra a recibir y a digerir raciones voluminosas y ricas. Por eso, cuando se dispone de un vasto corral, de un vergel o de un campo en el que el pequeñuelo puede expansionarse con toda libertad, es preciso comprar un cochinillo de dos o tres meses, que será dejado en el campo durante el día hasta la edad de cinco meses, en la que se le someterá a un cebo intensivo en la porquera permanenterriente. En otro caso, es preferible procurarse un «corredor» de cuatro o cinco meses y que ya no haya que cebarle. En fin, de las condiciones generales de raza, de salud y de edad, las dos mejores cualidades del puerco delgado son: «la conformación y aptitud para el cebo». La primera se caracteriza por conjunto largo, ancho, macizo cerca de tierra, piano por arriba, bombeado y caído por detrás; una cabeza fina, una frente ancha, un cuello carnoso y corto;. un lomo horizontal, espeso y plano, desde ]a cru•r, hasta detrás de los riñones; un pecho amplio, redondo y basto; un cuerpo cilíndrico; un flanco lleno, cerca de tierra; jamones espesos, largos, caídos, convexos adelante y en los costados, rollizos atrás, desplomándose en el hocico; espaldas separadas, macizas,. musculosas y abombadas; miembros cortos, con mucho aploma y relativamente iinos. Por otra parte, la reducción del esqueleto, la finura de la -- 3 piel, la tlexibilidad de los pelos y la precocidad de la raza dan a conocer la aptitud para el cebo, que se revela por una cabeza fina, de frente ancha; un cuello muy reducido, casi atrofiado; miembros cortos y enj utos sin exageración; cola grácil y tiesa, piel flexible y delgada alrededor de los ojos, sobre las orejas, en la región del perineo; los pelos, finos, brillantes, sedosos. lln local confortable y barato. Un jefe de familia que ceba uno o dos puercos descuida generalmente el alojamiento del puerco. Coloca a éste casi siem pre en un foso raramente limpio, que se vuelve en una cloaca; en un espacio obscuro, sucio, nauseabundo y encenegado, o en una jaula o caseta instalada en un rincón de la cuadra o del establo. Se ha visto en algunas ocasiones, en un mismo establo, tres vacas, dos caballos y varios puercos en medio de una atmósfera infecta y repugnante, perniciosa a todos los animales. Sin embargo, al puerco le gusta el coryzfort y el estado de su vivienda inHuye mucho en la duración del cebo. Diferentes experimentos llevados a cabo en Dinamarca sobre gran número de porqueras han demostrado claramente que un aumento de un kilogramo exige, en viejos ]ocales defectuosos, 300 gramos de cebada más que en locales nuevos, cálidos, bien instalados. Sin constituir con grandes gastos una pequeña porquera ideal, nada hay tan fácil de hacer como un alojamiento conveniente y económico. Lo esencial es realizarlo en condiciones ventajosas, susceptibles de disminuir la duración de la operación y aumentar la calidad de la vivienda. Emplazamiento, orientación, instalación, serán escogidos juiciosamente de antemano para mantener en el local una atmósfera seca y cálida. ^ En efecto: nada hay tan perjudicial para el puerco como la humedad. Esta recrasa el crecimiento, deprime los jóvenes organismos, compromete la salud hasta de los adultos, determina reumatismos y provoca afecciones aguda ^ del pecho. Toda porquera, por pequeña que sea, adosada contra un talud, constuída en un rincón obscuro, hacia abajo o en una depresión, expuesta a ser invadida por las aguas corrientes o de lluvia, cuyas paredes que rezuman y su suelo fangoso sudan la humedad, es nefasta por completo. ^onstruída con materiales malos conductores del calor y de la humedad, cuyo cimiento esté separado de la tierra, protegida contra las aguas, con el arreglo de las par- -4tes próximas, con la formación de regueros o atarjeas de evacuación y con la sobreelevación del umbral de la púerta de entrada, se levantará esta porquera, en cambio, en un sitio sobre terreno seco, a]a extremidad del patio opuesto a la dirección de los vientos dominantes, a fin de que los malos olores no molesten a los habitantes de la casa o a los animales de otros establos y no impregnen la lechería o los graneros. Hasta sin la grave influencia de la humedad, el frío causa enfermedades frecuentes y retrasa el cebo. Las porqueras calientes poseen grandes ventajas. No solamente el calor moderado favorece el aumento de la grasa, sino que también las cualidades de la carne, y sobre todo, ]a firmeza del tocino. La grasa de los animales que viven en un país o en un sitio fijo es más fusible y se liquida o disuelve a más baja temperatura que la de los animales que viven en una región o en una atmósfera caliente. Entre las diferentes especies, el carnero y el puerco son los que se muestran más sensibles a esta acción particular de los agentes exter^.ores. Evitando una exageración funesta que pudiera dar lugar a accidentes de asfixia, se mantendrá, pues, una temperatura de 18 a 20 ^^rados en los alojamientos de los puercos, preservándolos así del frío, pero sobre todo de las corrientes de aire. Además, la porquera será de una aireación, de una limpieza, de un lavaje y de una desinfección fáciles, para que el suelo esté siempre limpio y la atmósfera casi inodora. Es una cosa ya corriente repetir hoy que no le gusta al puerco la suciedad. Le repugnan los fangos fétidos o las charcas corrompidas en las que muchos les obligan a revolcarse y a vivir en algunos cubiles inmundos. Los daneses han demostrado una vez más que el cebo en un local limpio es más rápido y menos costoso que en un edificio sucio. Varios dispositivos bien estudiados permiten llenar los pesebres del interior de la porquera sin molestar al animal. Estos dispositivos se emplean evidentememente en las granjas importantes. Para una simple porquera se utilizará un dornajo corriente, colocado sobre el suelo ligeramente inclinado hacia el animal, de una cabida de 12 a 15 litros aproximadamente por cabeza y bastante pesado para que el animal no pueda volcarlo. Una construcción de piedras o ladrillo con pavimento de ladrillos o mosaico bien unidos, con una puerta para el servicio y una ventana con postigo y bastidor de cristales para el alum- --5- brado y la aireación, sería el ideal de higiene y de cov^^fo^^t; pero esto es muy caro. Por razón de economía se edificará de madera, de tablas, con preferencia traviesas del ferrocarril, y a ser posible, formando un cobertizo coutra el muro. El piso se podrá hacer con traviesas o formado de tierra apisonada. En este caso se quitará una capa de tierra de 20 a 30 centímetros de espesor y se llenará la depresión con una mezcla de escoria de hierro y de marga, o piedras calcáreas, que se renovarán de vez en cuando y constituirán un excelente abono. Se pondrá una techumbre también de traviesas de ferrocarril y cubierta con ho• jas de fibro cemento, lo cual protegerá a los animales contra las fluctuaciones de la temperatura exterior. En fin, una puerta y una ventana en una de las paredes completarán la casa. A pesar de su desinfección imperfecta, las porqueras de madera presentan innumerables ventajas por la sencillez, la facilidad, el bajo precio de su instalación y por la mala conductibilidad de los materiale's, que mantiene en el local una atrnósfera seca y caliente. Una pieza de 2,.^0 metros de longitud, por 2,50 de anchura y :i de altura, 0 3 de longitud, 3,50 de anchura y altura, o también un cobertizo adosado al muro de 2,50 metros de lado, 3 de altura superior y 2 en la parte inferior, representa un local confortable para dos puercos adult^s.-(La Revista T'ir^rcolcr y r^e _4gric7iltzira.) Cruzamiento o selección del ganano lanar, por LI:OPOLDO I2IllI2UEJ0, Ingeniero Agrónomo No somos nosotros los primeros que hemos colocado esta pregunta sobre el tapete; en revistas y conversaciones se co• menta siempre este decantado asunto con el mayor calor y entusiasmo. Los unos afirman que el cruzamiento debe ser la norma de mejora, y los otros, que la selección es el único procedimiento para perfeccionar cualquier clase de ganado. En nuestra opinidn, no hay manera de Ilegar a un acuerdo, si no se concreta, o, lo que es lo mismo, si no se circunscribe la pregunta a una sola clase de ganado con determinada forma de explotación. Por esta razón, pensamos ocuparnos solamente en -6este artículo de ganadería lanar, y en la hipótesis, casi general en España, de un régimen de pastoreo. Crraza»aiento.-Las ventajas del cruzamiento sobre la selección son: 1.a Se hace la mejora rápidamente. 2.^` Es más cómodo y se necesita para ello menos competencia en Zootecnia. Los inconvenientes del cruzamiento son: 1.° 1;n el supuesto, como es casi general, de que el cruzamiento se haga para crear animales de más rendimiento, lo primero que hace falta es aumentar la «despensa», o sea mejora de cultivos, de habitación y de atenciones, lo cual es, generalmen• te,fáciL 2.° E s difícil encontrar animales de mayor rer^dimiento, que a tanto equivale decir de más necesidades, y que a la vez se encuentren moldeados al medio local, y, en otros casos, que sencillamente estén dotados de suficiente rusticidad. Selección.-La ventaja de la seleceión sobre el cruzamiento es: Proporcionar animales mejorados, que encajan, con toda seguridad, en la capacidad productiva de la tierra, en los medios económicos del ganadero, en la habitación de que se dispone, en las atenciones que puede o sabe darles el pastor o ganadero y, en líneas generales, en el medio social. Sus inconvenientes son: 1.° Se necesita para conseguir el fin que se persigue mucho más tiempo que con el cruzamiento. 2.° Se necesitan mayores conocimientos zootécnicos, gran perseverancia y cierto desinterés para poder esperar beneficios a lejano plazo. El problerna en el gcznacio lanaY. - El ganado lanar tiene la gran ventaja de proporcionar tres o cuatro productos: cría, leche, lana y estiércol. La mayor parte de las veces se prescinde de la leche, y queda reforzada la cría. Por otra parte, su do• cilidad, la uniformidad con que se presenta el celo en las hembras y otras circunstancias son causas de que su explotación pueda hacerse en rebaño, pudiendo atender un solo hombre 200 ovejas de vientre, y hasta ^, cuando la explotación está bien organizada. Estas causas son las que motivan que ]a explotación del ga• nado de lana en España sea más generalizada que la de otros animales. Pero si a la explotación del ganado lanar se le impo- -^ne la circunstancia-imprescindible en la mayor parte de las explotaciones españolas-de que ha de vivir casi en constante pastoreo, entonces es cuando el ^anado lanar se encuentra en su verdadero marco, o sea c ^ando rinde ]os mayores beneficios, y casi nos atreveríamos a asegurar que es cuando se le aplica su verdadero procedimiento de explotación. El ganado lanar tiene la inmensa virtud de aprovechar esas hierbas diminutas y esos tomillos que no podríamos pensar en recortarlos por ningún procedimiénto ni en aprovecharlos por ninguña clase de #;anado. Donde pasta la vaca puede ponerse el caballo, la mula, el asno, la oveja y hasta el cerdo, y si no podemos o queremos explotar allí ninguna clnse de ganado, como se trata de pasto alto, podemos recolectarlo y guardarlo o venderlo. Los pastizales donde vive la oveja no pueden aprovecharse en ctra forma, y por eso vemos que en los pueblos donde, por una u otra causa (roturaciones, falta de capital, etc.), ha disminuído, desgraciadamente, el ganado lanar, aquellos pastos que^ dan sin ningún aprovechamiento, porque la oveja era el único animal y el único medio capaz de recolectarlos. Contemplemos el suelo español, y veremos que estos pequeños y finos pastos, eXClusivos del ganado lanar, ocupan la mayor parte de su superficie, lo cual equivale a decir yue en España tiene que haber muchas ovejas, y que es imprescindible, además, que salgan a pastar al aire libre durante la mayor parte del año, para aprovechar «a pico» esos míseros pastizales, que tienen, segtín sus clases, diversas estaciones de aprovechamiento, se^ún se trate de «lastrasn de terrenos secundarios o de fértiles vegas de formación actual. Ln una palabra: este ganado debe vivir siempre en el campo, sin perjuicio ^le que ae le riporten las raciones complementarias convenientes en la época de escasez, y de que, a ser posible, se le preserve cuidadosamente de las Iluvias. Si el lector ha admitido las atirmaciones sentadas hasta aquí, nos ha de ser muy fáci] estar cle acuerdo con él en la respuesta que hemos de dar a la preg^unta que nos hemos planteado. f lacer un cruzamiento con ganado que viva en estabulación una gran parte de su vida, o que se críe en países de relativa abundancia, y apropiados al animal cuya saugre se trata de introducir, puede tener probabilidades de éxito. En el primer caso se encuentran los múltiples cruzamientos hechos en el caballo, los que se han realizado con ganado vacuno Schwyz en varios puntos de España, y, a veces, hasta la explotación directa de apuras sangres», como el caballo inglés, árabe o bretón, la delicadísima vaca holandesa, el ^erdo York, etc.; todo se ha reducido en estos casos, que como ejemplo citamos, a mejorar algo o mucho las condiciones en que vivía el animal indígena (alimentación, habitación, aseo y cuidados en general). En el segundo caso se encuentran, por ejemplo, las vírgenes y feraces tierras de la Argentina, donde caben muchas de las razas mejoradas del ganado inglés.. Pero si nosotros partimos de la base forzosa de que el ganado lanar ha de vivir en el campo la mayor parte de su vida, y de que esa enorme extensión de miserables pastos, que no pueden aprovecharse de otro modo, han de ser la base de su alimentación, bien. se comprende que se necesita un animal perfectamente moldeado al clima y a la alimentación que le ofrecen los pastos naturales, la cual hay que tomar en consideración, no sólo en su cantidad, síno en su calidad, porque no son lo mismo la longitud de diente y volumen de panza, por ejemplo, de una oveja criada entre monte y tomillos que los de la oveja alimentada en tapiazos y frondosos pastizales. En las cuadras de caballos y establos de vacas, las raciones y cuidados se han mejorado extraordinariamente en muy pocos años, para atender a las mayores necesidades de la sangre im• portada; pero tes que se puede pensar en una transformación tan rápida en nuestros pastos y tomillares^ Los pastizales y tomillares pueden mejorarse, pero muy lentamente, porque son muy extensos, están instalados en los peores terrenos, y, generalmente, pertenecen a pobres; por dicha causa, su mejora - como la mayor parte de las agrícolas - ha de hacerse al compás del progreso social y espiritual de los pueblos. Si, pues, la mejora del medio sólo puede verificarse lenta• mente, la raza de ganado lanar, dentro de cada región, sólo podrá cambiar tambi^n muy lentamente, a medida que se vayan mejorando las alternativas, praaos, pastos, alojamientos, costumbres, etc., y como el cruzamiento supone un cambio rápido, hay que llegar a la forzosa conclusión de que el gayaado laltar en España debe vrzejo^arse por selecciósa, salvando, como en todas las cosas, las rarísimas excepciorres. Imprenta de Julio Cosano, Torija. 5.-IVladrid,
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