¿Cómo se pueden guardar los vinos en casa? Por Adriana Ruth de la Mota El trabajo de años en la viña y en la bodega deben continuar luego en casa si es que pretendemos tomar esos buenos vinos que nos regalaron o compramos. Guardarlos requiere de cuidados especiales para mantener y mejorar la calidad del vino en el tiempo. H Hoy, el mercado ofrece al consumidor, particularmente en lo que se refiere a vinos tintos, dos clases de productos: los jóvenes, frescos y frutados, para ser bebidos en el año y los grandes vinos, elaborados con el propósito de lograr la mayor conservación del vino en el tiempo. Los vinos elaborados para un consumo más o menos rápido, poseen una graduación alcohólica media, son livianos de cuerpo, ricos en aromas, y generalmente varietales. Poseen buena acidez y cuanto más, pueden beberse en el año o al siguiente de la vinificación. En algunas ocasiones, pueden ser sometidos a una ligera conservación en barrica de roble, pero no son adecuados para una estadía prolongada en botella. Se pueden guardar aquellos vinos tintos elaborados con este objetivo. Para elaborar vinos tintos de guarda, se requieren no solamente vides selectas, cultivadas en el mejor medio, sino también una depurada metodología de vinificación. Debemos partir con vendimias ricas en compuestos fenólicos, ya que los taninos juegan un rol tan importante como el alcohol y la acidez. Todo vino digno de su calidad, merece ser guardado desde algunos meses hasta varios años. Dicho de otra manera, mientras mejor sea su vino, más se beneficiará con la guarda. 40 Número 993, Febr ero de 2005 La mejor manera de guardar en casa un vino de calidad es en botellas. Muchas veces, llevados por el entusiasmo o por una propaganda errónea, se desea conservar el vino en un recipiente de madera o barrica. Lamentablemente, este tipo de conservación es bastante difícil de llevar a la práctica, ya que la barrica, aunque sea de muy buena calidad, debe ser mantenida y controlada muy celosamente. Antes de guardar el vino, verifique que el corcho esté en buenas condiciones y no presente manchas de humedad u hongos. Las botellas deben colocarse en posición horizontal, de modo que todo el corcho quede en contacto con el vino y éste impida su desecación y por ende la penetración de oxígeno al interior de la botella. LAS TRANSFORMACIONES DEL VINO Los vinos que subsisten el envejecimiento sufren una serie de transformaciones profundas. Las relaciones entre el vino y el oxígeno son muy complejas. Este tema fue de mucho interés para químicos como Berthelot y Pasteur. Ya que, a partir de allí, comenzaron a establecer la clave del envejecimiento. Estos fenómenos óxido reductivos son importantes, pero no representan a todo el envejecimiento. Erróneamente, durante años, se presentaron dos posturas: en una, se afirmaba que el "oxígeno hace al vino" y en la opuesta, "el oxígeno es enemigo del vino". En realidad, estas dos afirmaciones se pueden aplicar a dos tipos de vinos diferentes y modos de envejecimientos opuestos. En el primer caso hablamos de un envejecimiento oxidativo, por el cual, el oxígeno es indispensable y es obtenido por oxidaciones irreversibles. Esta oxidación se realiza en vasija. Y es típica de los vinos rancios, de tipo Porto, Jerez, Madera, de algunos vinos dulces naturales, provenientes de regiones de climas cálidos, vinos generalmente fortalecidos con alcohol y sumidos por largo tiempo en contacto con el aire. Pero el caso más general es el envejecimiento al abrigo del aire, que es lo que le ocurre a la mayor parte de los vinos de mesa y finos, conservados con las precauciones de limitar al máximo la disolución del oxígeno y siempre protegidos por sulfitages luego de ser manipulados al aire. En el primer caso, el vino envejece con un alto potencial de oxido reducción y un alto nivel oxidativo. Se desarrolla y se vuelve estable gustativamente al contacto con el aire; el oxígeno le es útil. En el segundo caso, el envejecimiento tiene un nivel de óxido reducción bajo, queda sensible y se desprecia el aire, el oxígeno es nocivo. A pesar de lo afirmado anteriormente, durante años existió la opinión errónea de atribuir el envejecimiento en botellas a un efecto del oxigeno que penetra en el vino, a través del corcho. Investigaciones realizadas por E. Peynaud y J. Ribéreau Gayon demostraron que la cantidad de oxígeno que penetra normalmente en una botella bien tapada es ínfima, o casi nula. Los vinos no envejecen en las botellas gracias al oxígeno, sino, por el contrario, ellos envejecen gracias a la ausencia de oxígeno, ya que la penetración es despreciable. Si uno guarda la botella medio vacía de la mañana a la noche o de un día para otro, la fineza del buqué desaparece y el vino pierde sus cualidades. Este es un fenómeno inverso a la oxidación, es un fenómeno de reducción, de asfixia de los vinos que se desarrollan en botella. Hoy sabemos que el buqué de los vinos no aparece más que en un potencial redox mínimo. Esto se debe a que las sustancias odorantes son fácilmente oxidables y que tienen aromas agradables bajo la forma reducida y que son destruidas al contacto con el oxígeno. LOS CUIDADOS Para poder guardar un vino durante años, se debe verificar la calidad del corcho, ya que sólo éste, mantenido en excelentes condiciones podrá contar la verdadera historia del vino contenido en esa botella. Además de la colocación correcta de las botellas, las condiciones ambientales de la bodega en casa, aunque artificiales, deben acercarse lo más posible a las que son naturales de una cava: temperatura fresca y constante, oscuridad, tranquilidad y cierto grado de humedad. Con algo de imaginación es posible reproducir dichas condiciones en un buen armario o debajo de la escalera. El primer requisito es mantener a los vinos a una temperatura más o menos constante de alrededor de los 15ºC (puede existir una suave oscilación dentro de los 7°C a los 18°C). El vino no se verá afectado si los cambios de temperatura se producen en forma suave y paulatina. Otro factor importante es la luz, que debe ser escasa o inexistente, ya que estropea y envejece los vinos antes de tiempo, mucho más aún si la botella es transparente. Es por ello que los buenos vinos jamás deben estar expuestos a una luz fuerte. La humedad moderada de nuestra bodega permitirá que el corcho no se reseque ni agriete, ya que si esto ocurre el vino comenzará a escapar hacia afuera de la botella y penetrará aire, lo cual es muy dañino para el vino. Por otra parte, si la humedad es excesiva, comenzarán a despegarse las etiquetas y usted no sabrá de qué producto se trata. Para evitar esto, se suele rociar las etiquetas con laca antes de guardarlas. Finalmente, no deben guardarse junto a los vinos sustancias contaminantes o con olores fuertes, tales como nafta, barnices, pinturas o kerosene. Ahora, tenga la seguridad, de que si todo lo anterior se cumple, al descorchar estas botellas de vinos de guarda, usted nunca se verá desilusionado. Vinos y Viñas 41
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