E X P O S ICI O NE S t e mpo r a l e s Núm. 3 | Abr i l | 2012 Equipo Munal lleva varios días y el tiempo apremia: la inauguración está en puerta, sin embargo, el dictaminador debe trabajar a un ritmo y el resto de los equipos a otro. El contrapunto está presente en una sala de montaje y cada integrante de esta gran orquestación debe estar consciente de sus entradas y sus pautas. Detrás de cada exposición concurre el trabajo de muchas personas. Mirar el proceso de producción implica ir meses, a veces años, atrás, pues una muestra no se produce solamente en el montaje, sino que se gestiona, planea y cura con mucha anticipación. Una sala en proceso de montaje puede atraer a cerca de 70 personas. La “puesta en escena” de Arte flamenco del siglo xvii sirve como pretexto para abundar en lo que hay detrás de una exposición temporal y para que el público lector conozca un poco más sobre lo que hacemos en el Munal. El peso del embarque fue de 10,644 kg El comienzo del viaje N o dio inicio este año, sino aproximadamente en agosto de 2010. Meses antes se había inaugurado la muestra Imágenes del mexicano en el Palacio de Bellas Artes de Bruselas y se había platicado la posibilidad de traer a México un gran conjunto de arte flamenco. Qué mejor que fuera de los pinceles de los grandes artistas del xvii. Así comenzó una eterna conversación de dos vías entre Bélgica y México, una conversación que siempre tuvo como objetivo definir qué obras vendrían, cómo las agruparíamos, cuáles se utilizarían para atraer al público mediante la impresión de pendones, postales, etc. Todo lo que vemos hoy tuvo el mismo origen y el mismo objetivo: programar el viaje físico, el traslado del cuerpo de piezas que conformarían una exposición en el Munal. Muchas de ellas no se habían movido en un largo tiempo, otras requerían de un tratamiento especial debido a su peso. Todas las particularidades de estas viajeras tuvieron que constituir su pasaporte, un expediente que nos ayudaría a recibirlas en México como se merecen. Alrededor de las 13:00 horas del 22 de febrero de 2012, 45 obras de diversos formatos y técnicas salieron del Real Museo de Bellas Artes 6 1695 de Amberes. Dado que una obra de arte, independientemente de la técnica con la que fue realizada, debe permanecer a valores de temperatura y humedad constantes, las piezas de Bélgica vinieron en cajas isotérmicas que conservaban estas condiciones. Las obras no viajaron solas, vinieron acompañadas de dos comisarias especializadas en el tratamiento de las colecciones y que pasaron por las mismas vicisitudes en el camino: un largo recorrido de tres horas hasta Luxemburgo, a bordo de dos camiones de carga con clima controlado, un tedioso proceso del paletizaje (equivalente a colocar las cajas sobre un especie de “charolas” que forman paquetes en el avión de carga y que evitan que las cajas se muevan de lugar). Su llegada a la ciudad de México no implicó la liberación inmediata de la carga: después de un largo rato en la aduana, dos trailers trajeron las piezas al Munal. Su llegada, el 25 de febrero, estuvo enmarcada por lluvias torrenciales. A medianoche, casi treinta personas trabajaron para que las cajas se pusieran a buen resguardo dentro del museo. Las obras habían hecho el viaje completo y esperaban ser dispuestas en sus lugares para la exhibición. Entérate cómo trabajamos con obra de 40 artistas en sala, contando una historia de seis capítulos. Más allá de lo aparente Pero la complejidad de la llegada de una carga tan especial va de la mano con la complicación que entraña el trabajo de habilitación de un espacio pensado para ser sede de una exposición. Pintura, tablaroca, madera, vidrio, rieles: antes de la recepción de las colecciones, la sala está sometida a una dinámica mucho más acelerada de lo que el público se imagina. Al margen, hay que monitorear la estabilidad de la humedad relativa y de la temperatura, dos factores fundamentales para la adecuada conservación de las piezas. Dentro de sala, casi veinte personas intervienen para construir muros provisionales, pintar con una cromática específica cada espacio, habilitar contactos, soportes y mobiliario. Con la sala vestida, las colecciones están listas para ingresar. Se requirieron 28 cajas para embalar 45 piezas El trabajo de las comisarias apenas comienza. Una vez que las cajas inician su desfile hacia el interior de las salas de exposición, la seguridad se refuerza en el tránsito y las comisarias esperan a decidir en conjunto con nuestros equipos qué caja se abrirá primero. Los criterios varían: puede haber inquietud por revisar las condiciones de obras especialmente delicadas o bien pueden abrirse cajas según el orden en que las piezas se irán colocando en sus respectivos muros. Las comisarias deben dictaminar una a una, junto con nuestro equipo de Registro de Obra, todas las piezas. El trabajo es muy minucioso: se revisa toda la superficie de las obras con una lámpara de leds, se busca cualquier rasguño, craqueladura, mancha… esperando no encontrar nada, desde luego. Las obras viajan con un expediente que registra sus características, como marcas de nacimiento: si algo se sale de la norma, las comisarias decidirán si intervienen las piezas o no. Este proceso Las cajas en que vienen las obras cuentan con sensores de movimiento e inclinación para protegerlas Una vez finalizada la dictaminación de una obra o de un grupo de ellas, las comisarias –recordemos que sólo son dos en esta ocasión- deben supervisar el montaje de cada una de las piezas en sus respectivos muros. Aunque se haya tratado de adelantar mucho trabajo preparando previamente los materiales, cada obra representa un reto. Los pesos varían: 20 a 22 kg es lo común para una obra sobre tabla, de pequeño o mediano formato, con un bastidor microclimatizado. Se dice fácil, pero hay que revisar y reforzar absolutamente todas las alcayatas y puntos de apoyo de los cuadros más grandes. Hay que tomar en cuenta que un marco no puede descansar su peso apoyándose en cualquiera de sus puntos, sino que debe elegirse el que evite la mayor tensión del material. Letra viva Después de colocar las 45 obras de Amberes, todavía hay mucho trabajo por hacer: se colocan también las 19 obras novohispanas que plantean un diálogo con la colección europea. Literalmente, se las dispone como si recibieran a las visitas: cada una representa una relación formal, iconográfica, histórica que debe atestiguar. Recordemos que nuestra idea fue contar una historia a partir de seis capítulos, que obedecen a los diferen- Las cajas llegaron al MUNAL en dos trailes de 15 toneladas de capacidad Abril 17 de 1695. Muere Sor Juana Inés de la Cruz, escritora mexicana, la mayor figura de las letras hispanoamericanas del siglo XVII; llevó a cabo experimentos científicos, reunió una nutrida biblioteca, compuso obras musicales y escribió una extensa obra que abarcó diferentes géneros. Conoce los escollos que hay que librar para traer obra tan importante como ésta. tes géneros de la pintura flamenca en relación con la novohispana. Pero para que el público sea partícipe de estas relaciones es necesario valerse de otros recursos: se trabajan diferentes niveles de discurso (el temático, el que registra los datos de cada objeto, el anecdótico, el informativo) y eso implica muchas horas de redacción, revisión, diseño y producción. Además, las letras están vivas: sus colores responden a la disposición del texto en el muro, a la relación que guardan con las obras. A veces se hacen modificaciones de última hora y las letras vivas cobran un impulso insospechado: se producen, se reproducen y a veces, tras colocarlas, pierden algunas de sus partes en la plantilla en la que venía soportado el vinil. Entonces, inicia un trabajo de revisión por parte de un equipo de siete personas, siete pares de ojos que leen y localizan erratas, espacios de más, que corrigen estilo en los muros. Esta enorme página tendrá, todavía, sus tiempos de reescritura. Hágase la luz Cuando los muros ostentan todas sus preseas, viene el trabajo de la iluminación: un equipo de sólo dos personas tiene a su cargo la tarea de dar pinceladas de luz extra a cada cuadro, a cada texto, a cada elemento museográfico que lo amerite. Una escalera telescópica de más de siete metros lleva una canastilla en su cima y dentro un hombre que dirige cada foco hacia el lugar preciso. Verlos circulando por la sala es el aviso de que la coda de esta gran sinfonía se acerca. Cuando el proceso de iluminación concluye, hay que hacer una limpieza general y sacar los últimos recuerdos del montaje. Ya están dispuestos también los apoyos electrónicos y los muebles que contienen libros para hacer un espacio de consulta. También tenemos un catálogo. Esto implica el trabajo de muchas personas que no necesariamente estuvieron en sala, pero que produjeron videos, gestionaron la producción editorial, plantearon encuestas para registrar la opinión del público, instalaron proyectores y pantallas, hicieron investigación documental para hacer guiones, grabaron audios, armaron una curaduría de libros para que la sala de consulta
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