Cómo aprenden los alumnos Historia, Matemáticas y Ciencias Naturales en el aula Armando Sánchez Martínez 1 La División de Educación y de las Ciencias Sociales y del Comportamiento, del Consejo de Investigación Nacional (NRC2) de las Academias Nacionales de los EE. UU. publicó en 1999 su primer reporte sobre cómo aprende la gente, que extendió al año siguiente (National Research Council, 1999 y 2000). Posteriormente se trabajaron ejemplos para utilizar lo encontrado en dicho reporte para la enseñanza de temas fundamentales de Historia, Matemáticas y Ciencias Naturales, en el nivel equivalente a nuestra educación básica, lo cual dio origen al libro How Students Learn: History, Mathematics, and Science in the Classroom (National Research Council, 2005). En este escrito se presenta un resumen de la introducción de dicho libro, que retoma los tres principios de aprendizaje del primer reporte, a saber: 1. Comprometer los conocimientos previos. Los estudiantes llegan al aula con preconcepciones sobre cómo funciona el mundo. Si este conocimiento inicial o previo no se compromete, o sea, se toma en cuenta y cuestiona, fallarán en la comprensión de nuevos conceptos e información o sólo aprenderán para pasar el examen, y, al terminarlo, retomarán sus preconcepciones. 2. Los conocimientos factual y conceptual son esenciales para la comprensión. Para desarrollar competencias de investigación, los estudiantes deben tener fundamentos profundos de conocimiento factual, entender los hechos y las ideas como parte de un marco conceptual, así como organizar el conocimiento de tal manera que favorezca la retroalimentación y la aplicación. 3. El autoseguimiento es fundamental. Una aproximación metacognitiva de la enseñanza puede ayudar a los alumnos a tener control de sus propios aprendizajes, lo cual requiere la definición de metas y el seguimiento de su progreso para alcanzarlas. A continuación se explican más ampliamente estos tres principios. 1 Resumen realizado a partir del texto original en inglés, con la revisión de Javier Suárez. Los interesados pueden leer en línea el libro en http://books.nap.edu/catalog.php?record_id=10126#toc 2 Por sus siglas en inglés. 1 Principio 1. Comprometer los conocimientos previos La historia del pez de Lionni (1970) ejemplifica muy bien cómo los nuevos conocimientos se construyen sobre los fundamentos de los previos y de las experiencias de cada individuo. Un joven pez tiene curiosidad por conocer el mundo exterior y su buena amiga rana le platica de los pájaros con alas, dos patas y muy coloridos, de las vacas con manchas, ubres y cuernos, y de los seres humanos que caminan erguidos y usan ropa. El pez se imagina a los tres animales de la siguiente manera: Esta historia ilustra lo que se ha demostrado en diversos estudios: cómo los humanos, desde los tres o cuatro meses, se esfuerzan por aprender, por lo que los niños llegan a la escuela con un cúmulo de conocimientos informales o preconcepciones y con ellos construyen el saber escolar, como el pez. Ahora bien, aunque el conocimiento previo es un fundamento poderoso para el posterior aprendizaje, puede ser también una barrera. Lo anterior sucede mucho en las Ciencias Naturales, ya que los conceptos o explicaciones científicos son muy estructurados 2 y abstractos, lo que se contrapone con la naturaleza contraintuitiva de muchas preconcepciones. Por ejemplo, los niños suelen “adaptar” la redondez de la Tierra como si fuera la de un panqué (con poca curvatura), para explicar por qué no se caen. Las preconcepciones construidas de la experiencia diaria son difíciles de cambiar porque funcionan bien en este contexto, por lo que suelen ser barreras para entender los conceptos formales de las disciplinas. Si las preconcepciones no se redireccionan correctamente, los alumnos se aprenden de memoria los contenidos escolares y en la vida real continúan con ellas. Principio 2. El papel esencial del conocimiento factual y del marco conceptual en la comprensión La historia del pez también permite entender que para aprender con comprensión se necesitan dos tipos de conocimiento: factual y conceptual. Si no se tienen conceptos claves, como el de adaptación, no se comprende el porqué de las alas, las ubres, los cuernos, la postura horizontal o el uso de la ropa. Conceptos como adaptación no pueden ser intuitivos, ya que se manifiestan en mucho tiempo, o sea, rebasan las evidencias de la vida cotidiana y requieren una capacidad de abstracción de nivel cognitivo superior, lo cual implica la ayuda de “expertos” en el tema. Aprender con comprensión afecta nuestra habilidad de aplicar lo que se aprende. Desde 1908 Judd demostró que al explicar a un grupo de alumnos la refracción mejoraba su práctica de lanzar un dardo a un objetivo debajo del agua cambiando su ubicación, mientras que con otro grupo sin dicha explicación no había mejora. El vínculo esencial entre la base del conocimiento factual y el marco de referencia conceptual puede ayudar a aclarar un debate clásico en educación: si se necesita hacer más énfasis en las “grandes ideas” o conocimientos conceptuales y menos en lo factual o si los primeros (conceptuales) se forman gradualmente a partir del conocimiento factual. El conocimiento factual y las ideas importantes organizativas son sinérgicos. Estudios con novatos y expertos demuestran que estos últimos conocen más detalles relevantes de cierto dominio y tienen mejor memoria de esos detalles que los novatos, pues éstos recuerdan los detalles de manera fragmentada (no como un conjunto estructurado de ideas). El uso de conceptos para organizar la información guardada en la memora permite usarla de manera más eficiente. Por tanto, la memoria de conocimiento factual se 3 potencializa con el conocimiento conceptual y éste se clarifica si se usa para organizar constelaciones de detalles importantes. Enseñar para comprender requiere los conceptos clave de los expertos para organizar la instrucción. Lo anterior no invalida el conocimiento factual que se enseña en la escuela, como las características físicas de algunos seres vivos. El asunto central en este ejemplo es enseñarlas como características adaptativas. Principio 3. La importancia del autoseguimiento Los esfuerzos de la mejor enseñanza sólo pueden ser efectivos si el estudiante aprovecha la oportunidad de aprender, lo cual implica un enfoque metacognitivo o de autoseguimiento para que así tenga control de su aprendizaje. La psicología entiende la metacognición como el conocimiento personal acerca de sí mismo como procesador de información. La metacognición reconoce la necesidad de preguntarse cómo el nuevo conocimiento se relaciona con lo que ya se sabe, pregunta que estimula a investigar más y ayuda a guiar futuros aprendizajes. Trabajar en grupos para mejorar la comprensión lectora y reconocer la relectura como una estrategia eficiente es un ejemplo de cómo usar la metacognición en la enseñanza; lo mismo, al involucrar a los alumnos en la explicación al resolver problemas, aunque resuelvan menos. La metacognición está asociada con la autoevaluación. La retroalimentación es importante para aprender mejor, pero lo es más cuando uno la hace, por eso es importante apoyar al alumno para que sepa autoevaluarse. Lo anterior incluye que los alumnos construyan algo y vean cómo funciona, que diseñen experimentos para falsear una hipótesis o que discutan abiertamente para explorar argumentos con más sentido y fundamentos. Cuestionamientos como los anteriores modelan el tipo de diálogo que los aprendices efectivos internalizan. Decirles a los alumnos que dichas actividades son para desarrollar su metacognición ayuda y es un componente importante de las estrategias del docente. Ambientes de aprendizaje y el diseño de la enseñanza En el libro se presentan cuatro perspectivas para lograr ambientes de aprendizaje efectivos: 1) Ambiente centrado en el alumno, lo que implica poner atención a las preconcepciones y comenzar la enseñanza con lo que los alumnos piensan, tanto sus ideas como 4 conocimientos previos, así como con las habilidades desarrolladas, como fundamentos para la construcción de los nuevos aprendizajes. En algunos casos, como en la historia del pez de Lionni las ideas de los alumnos conducen a errores. Sin embargo, estas concepciones pueden definir una ruta para lograr nuevas comprensiones. El pez sabe qué es ser un pez, lo que puede ser punto de partida para entender la adaptación. Las diferencias de contextos, culturas e intereses de los alumnos afectan su persistencia y compromiso con el aprendizaje. Por tanto, el maestro debe poner atención en el punto de partida de cada estudiante, así como en sus progresos en el aprendizaje. Las actividades para los alumnos deben ser diseñadas para que las puedan realizar, pero de tal manera que representen un reto suficiente para que mantengan su compromiso con el aprendizaje y que no los decepcionen. También deben ayudar a los alumnos a conectarse con los contenidos por enseñar. Si estas conexiones no se explicitan, suelen permanecer inertes sin apoyar el aprendizaje que se persigue. 2) Centrado en el conocimiento, o sea, tener claridad del qué, por qué y cómo enseñar, así como del nivel de maestría que se pretende que adquiera el alumno sobre los contenidos enseñados. Lo anterior implica organizar el conocimiento de tal manera que apoye el desarrollo del currículo y de las competencias asociadas con los aprendizajes esperados. Preguntas claves para generar este ambiente son: ¿Qué conocimientos y capacidad de hacer algo son importantes para los alumnos? ¿Cuáles son los conceptos fundamentales que organizan la comprensión de cada asignatura y qué casos concretos y conocimientos específicos permiten al alumno manejar estos conceptos con maestría y de manera efectiva? ¿Cómo saben los maestros cuándo los alumnos logran ese manejo con maestría? Esta pregunta se traslapa con el ambiente centrado en la evaluación, que se revisa más adelante. La literatura sobre expertos y aprendices evidencia la necesidad de conectar el conocimiento por medio de ideas fundamentales, fundacionales o estructurantes. La investigación demuestra cómo la organización del conocimiento desarrolla las habilidades expertas para comprender y resolver problemas. Bruner (1960) planteó que “El currículo debería estar determinado por los conocimientos alcanzables más fundamentales que 5 permitan darle estructura a los principios de una asignatura. Enseñar temas o habilidades específicos sin tener claro su contexto dentro de una estructura fundamental del campo de conocimiento no es económico… Comprender algo como parte de un caso más general […] es aprender no sólo algo específico sino un modelo para entender otras cosas como las que uno puede encontrar”. Esta perspectiva y la anterior se intersectan cuando el educador se propone desarrollar experiencia (destreza o habilidad) en los alumnos; pero no es suficiente proporcionar modelos expertos y esperar que los estudiantes los aprendan. Por ejemplo, la organización intencional de los contenidos de una asignatura en una ruta de diferenciación progresiva (de la comprensión cualitativa a la cuantitativa cada vez más precisa de un fenómeno), involucra un enfoque que debe considerar tanto la estructura fundamental del conocimiento a comprender por parte del alumno como su proceso de aprendizaje. Identificar el conjunto de ideas conectadas duraderas o conocimientos fundamentales para una asignatura es crucial para el diseño curricular y para los maestros, pero también para los desarrolladores del currículo, los libros de texto y otros materiales educativos. La Asociación Norteamericana para el Avance de la Ciencia (AAAS3), en su revisión de libros de texto para bachillerato y educación superior, encontró material muy detallado y complejo, pero con poca atención en los conceptos que permiten la comprensión de la disciplina. En los tres capítulos de este libro (How Students Learn, History, Mathematics, and Science in the Classroom) se describen ideas fundamentales para temas de Historia, Matemáticas y Ciencias Naturales, respectivamente, que favorecen la comprensión conceptual y vinculan el tema particular de los diferentes capítulos con los conceptos fundamentales de la disciplina en cuestión: evidencia histórica y perspectiva en Historia; proporcionalidad y dependencia en Matemáticas; evidencia científica y modelación en Ciencias Naturales. Como los libros de texto suelen centrarse en hechos y detalles, dejando de lado los principios organizacionales, generan un ambiente centrado sólo en el conocimiento. Por lo mismo, para que el alumno entienda la estructura de la disciplina, el profesor debe ir más 3 American Association for the Advancement of Science: http://www.project2061.org/curriculum.html 6 allá de los libros de texto para introducir los conceptos fundamentales. Los capítulos mencionados presentan ejemplos de cómo hacer lo anterior. 3) Centrado en la evaluación, para que el alumno tenga oportunidades frecuentes de visualizar su pensamiento y aprendizaje, y que al profesor le sirva como guía en el proceso de enseñanza. En este sentido, la evaluación formativa es esencial y una característica del ambiente centrado en el conocimiento y en el alumno, ya que permite aprovechar las preconcepciones de los alumnos como críticas para construir nociones formales. Una vez que se define el conocimiento por aprender, el docente requiere la evaluación para monitorear el progreso del estudiante, saber dónde se encuentran en la ruta del pensamiento informal al formal y diseñar las mejores estrategias para favorecer su progreso. La mejor evaluación es la que ayuda al estudiante a revisar y mejorar sus avances y puede ser informal. Por ejemplo, en una clase de Física la discusión de un video que muestra un puente colapsado permite al profesor conocer las preconcepciones de sus alumnos sobre estructura; por otro lado, sus diferentes respuestas a la pregunta de por qué se colapsó pueden comprometerlos al autocuestionamiento y en la medida que estudian el tema, pueden ellos mismos comparar sus ideas iniciales con lo aprendido. De esta manera la evaluación sirvió más como un punto de partida que como sumativa. Finalmente, se trata de que los estudiantes desarrollen habilidades metacognitivas que ayuden a mejorar los aprendizajes. Como parte de éstas es importante que también autoevalúen el tipo de estrategias que usan para resolver problemas. Por ejemplo, en Física es común sólo centrarse en las fórmulas para resolver problemas, sin reflexionar sobre éstos y la forma como se relacionan con ideas fundamentales de la disciplina. Cuando se les ayuda introduciendo las dos últimas estrategias, su desempeño para resolver nuevos problemas mejora sustancialmente. 4) Centrado en la comunidad, lo que requiere una cultura de cuestionamiento y se asuman riesgos. Lo anterior implica normas para la escuela y conexiones con el mundo exterior, pero que apoyen el aprendizaje de valores fundamentales. Cada escuela y aula operan con una cultura, explícita o implícita, que influye en la interacción de los individuos y que media el aprendizaje. Los principios descritos con anterioridad tienen serias implicaciones 7 en dicha cultura. Si se trata de partir y comprometer los conocimientos previos y una norma en el aula es premiar la respuesta correcta, los alumnos dudarán en expresar sus ideas. Aplicación de los principios en el aula Comprometer los conocimientos previos de los alumnos requiere, primero, que el profesor los conozca y reconozca los erróneos, sobre todo esto último porque dificultan la comprensión de los conceptos de la disciplina. Aunque los maestros estén convencidos de que el conocimiento debe organizarse a partir de conceptos fundamentales, no necesariamente tienen claro cuáles son éstos, entre otras cosas porque no siempre son obvios, trasparentes ni incuestionables. No es fácil introducir la metacognición en los diferentes contextos del aula. Algunas aproximaciones la reducen a escribir los subtítulos de un texto y pedir a los alumnos que digan lo que captaron o releerlos para entenderlos. Los retos mayores de la metacognición no se pueden traducir en simples recetas. Estos retos consisten en lograr que los alumnos desarrollen hábitos de la mente que reflejen espontáneamente su pensamiento y la forma de resolver problemas, para que activen conocimientos básicos relevantes y monitoreen su comprensión, así como que los apoyen a entender la visión del mundo de una disciplina en particular. Referencias Bruner, J. (1960). The process of education. Cambridge, MA: Harvard University Press. Judd, C.H. (1908). The relation of special training to general intelligence. Educational Review, 36, 28-42. Lionni, L. (1970). Fish is Fish. N.Y.: Scholastic Press. National Research Council. (2005). How Students Learn: History, Mathematics, and Science in the Classroom. M.S. Donovan and J.D. Bransford (Eds.). Washington, DC: The National Academies Press. National Research Council. (2000). How People Learn: Brain, Mind, Experience, and School. J.D. Bransford, A. Brown, and R.R. Cocking (Eds.). Washington, DC: The National Academies Press. National Research Council. (1999). How People Learn: Brain, Mind, Experience, and School, Expanded edition. J.D. Bransford, A. Brown, and R.R. Cocking (Eds.). Washington, DC: The National Academies Press. 8
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