CÓMO CRIAR CAMPEONES

CÓMO
CRIAR
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CAMPEONES
PRIMERA PARTE
Educando e instruyendo a nuestros hijos
Por: Dr. Sergio H. Canavati A.
Es nuestro propósito poder responder a través de esta edición a la multitud de llamadas
telefónicas y cartas en que muchas personas nos están preguntando: ¿Cómo puedo educar a
mis hijos?
Cómo Criar Campeones, es un tema dirigido a los padres de familia que se han
propuesto criar a sus hijos para vencer los obstáculos que este mundo difícil les ofrece.
Sigamos el ejemplo del atleta
Hoy como nunca ser padre requiere una vocación de tiempo completo. Los padres que
realmente quieran criar campeones, criar hijos que puedan hacerle frente a las diferentes
problemáticas que atraviesen en su vida, prepararlos para la victoria, tienen que estar
comprometidos.
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El mejor ejemplo es aquel atleta que corre, que juega o practica algún deporte con la
finalidad de ganar. Obviamente su entrenador será una pieza clave: será la persona que está
detrás del atleta preparándolo para vencer los obstáculos, incrementar su capacidad y
finalmente impulsarlo a la victoria.
De la misma manera ocurrirá con el padre que quiera criar hijos campeones que puedan
triunfar en este mundo. Se requerirá toda tu capacidad, toda tu inteligencia, todo tu
esfuerzo, toda tu voluntad, y todas aquellas herramientas de las cuales puedas echar mano
para ayudar a tus hijos en esta gran labor.
Con tristeza y por desgracia sabemos que muchos padres de familia piensan que sus
hijos se crían solos y que aprenden con los golpes de la vida; otros padres piensan que los
amigos son los mejores consejeros de sus hijos, y finalmente otros delegan la educación de
sus hijos a terceros.
Pero el diseño original de la familia dicta que son los padres aquellos que tienen la
autoridad moral para poder guiar a sus hijos y prepararlos mejor que ningún otro ser en la
tierra.
Los mejores entrenadores somos los padres
Lo primero que debes entender el día de hoy es la importancia de tu responsabilidad
para criar hijos que puedan ser verdaderos campeones.
En mi experiencia de más de 20 años de consejería y platicando también con otros
consejeros familiares, creemos que la parte fundamental para criar buenos hijos,
campeones, está en que tú les enseñes a establecer límites en sus propias vidas cuando son
pequeños, en sus primeros años.
¿Qué es un límite? Un ejemplo para entender este término es el llamado límite de
propiedad, el que observas en un terreno que tiene sus bordes bien trazados; sabes que no
puedes traspasar ese inmueble porque es una propiedad privada, hay límites que la rodean.
De la misma manera nosotros vamos a poner esos límites alrededor de nuestros hijos,
los cuales les ayudarán primeramente a tener autocontrol, y tomar ellos su parte o
responsabilidad en cuanto a sus sentimientos, conductas y actitudes.
Recordemos que nuestros hijos no nacen con límites. Cuando ellos vienen al mundo,
no tienen idea de los términos en que deben de someterse a sus padres.
Tracemos límites bien definidos a nuestros hijos
Esto no es fácil. Para lograr que nuestros hijos aprendan sus papeles y
responsabilidades, nosotros como padres necesitamos establecer claros límites de cómo
queremos que nuestros hijos se comporten. Tú tienes la capacidad de establecer límites en
sus propias vidas.
No se debe consentir a los niños. Quien los consiente para que hagan chifladuras,
rebeldías, necedades, terquedades, los está preparando para la derrota, no está criando hijos
campeones y la razón es la siguiente:
Los niños en los primeros años de edad (1 a 6 años) no tienen razonamiento aún,
apenas se empieza a desarrollar su cerebro, de tal manera que necesitan que alguien
superior a ellos, en este caso sus propios padres, les enseñe lo bueno y lo malo, o sea, les
limite en lo que deben hacer y lo que no deben hacer. Ellos deben aprender que es
importante vivir bajo leyes. Un niño que no está bajo leyes del hogar, será propenso a
nunca dejarse gobernar por nadie.
Hay niños ingobernables porque sus padres no les ponen leyes o límites, llámalo así o
mandamientos, como tú gustes, reglas de conducta en el hogar también; lo importante es
que estén concientes que ellos necesitan límites.
Si un padre de familia solamente se dedica a estar castigando a su hijo, sin explicarle
hasta dónde llega su libertad, sin enseñarle que existen leyes en el hogar que debe de
cumplir, entonces eso es un castigo que solamente producirá temor en el niño, quien va a
obedecer por miedo, pero cuando tenga oportunidad de abandonar el nido, lo hará
rápidamente.
Además, cuando un padre regaña a sus hijos enojado, les está señalando continuamente
sus faltas, culpándolos, y les habla sin amor, está preparando a esos niños para una vida
débil y llena de vicios y defectos en su formación.
Las consecuencias reales
Es importantísimo como padres y madres, hablar a nuestros hijos acerca de las
consecuencias reales:
“Hijo mío, yo estoy dispuesto a darte todo lo que necesitas, pero si tú no obedeces los
mandamientos que te daré para tu bien, atente a las consecuencias”. Estas son las
consecuencias reales. En nuestra propia conciencia está escrita la ley de aquellos
mandamientos que nos gobiernan. Por ejemplo, la ley de nuestra conciencia nos dice que
robar es malo, por eso las personas cuando van a cometer este acto no se dejan ser vistas, lo
hacen a escondidas.
También la ley trae consecuencias cuando la rompemos. Si tú te pasas un alto o un
semáforo en rojo, el oficial tendrá el derecho de pararte y de castigarte con una multa y tú
lo entenderás, ya que sabes que cometiste una infracción y mereces una sanción.
Existe una ley y también hay consecuencias por quebrantarla. Eso deben entenderlo
nuestros hijos si realmente queremos criar hijos campeones.
En la práctica, si nuestros hijos no quieren obedecer la ley del hogar, esos
mandamientos justos que los padres pueden poner sobre sus hijos para que aprendan a
obedecer, entonces habrá consecuencias reales: no les daremos dinero, el tiempo que
querían para estar en tal lugar se les prohibirá, tal juego, tal dulce, etc.
Pero ellos deben conocer previamente esa ley, esto a largo plazo es mucho mejor. El
sólo estarlos castigando cuando no hay ley, cuando el límite no está definido, es
simplemente estarles castigando, diciendo de cosas, culpándolos sin que ellos puedan
entender por qué es el castigo.
¿Por qué mi hijo se porta mal?
Es importantísimo conocer a tu hijo. Tú debes discernir, buscar el motivo que hay
detrás de la mala conducta de tu hijo: ¿por qué tu hijo se porta mal?
Muchos niños pueden estar teniendo mala conducta desde el primer año de edad hasta
los nueve, porque detrás de ellos hay una situación de estrés o ansiedad provocada, ya sea
por acontecimientos familiares, hermanos que los molestan, divorcio, mudanza de casa, de
escuela, de ciudad, etc.
Lo primero que debes decirle a tu hijo cuando presenta una mala conducta es: “Estoy
dispuesto a comprenderte, pero quiero preguntarte ¿qué te hace enojar, qué te hace ser
rebelde, qué te hace desobedecer?” Que te responda qué le está pasando.
Muchos padres de familia no se toman este tiempo para hablar con sus hijos y
solamente los castigan. Muy mal hecho papá y mamá, recordemos el analizar qué está
detrás de la mala conducta de nuestros hijos.
Entendamos también que el niño en sus primeros años no tiene control sobre sí mismo.
Va a querer agarrar el florero de la sala, subirse al sofá, derramar pintura sobre las telas, va
a querer hacer y coger, tomar objetos que no le corresponden. Es obvio que él no va a
entender qué está pasando en esa edad de 3 a 6 años. Simplemente se ve impulsado por sus
propios deseos; quizás las emociones, lo que ve, lo que siente, empieza a descubrir el
mundo, a palpar, a tocar con sus manos, a descubrir colores.
Es ahí donde los padres debemos razonar por ellos y enseñarlos a razonar y decir: esto
no se toca, esto no se agarra, esto no debe hacerse así, etc. Estarlos entrenando
continuamente.
Cómo aplicar las consecuencias
Siempre que vayas a aplicar las consecuencias de una mala conducta a tu hijo, trata de
explicarle (si ya tiene uso de razón, o está empezando a pensar), las razones por las cuales
tú vas a aplicar una consecuencia, o sea, el castigo.
Habrá cosas que a los pequeños todavía no les corresponde entender ni hacer por su
edad, pero sí podemos fijarles límites aún desde edades muy tempranas.
No lo hagas en una forma autoritaria, o intempestiva, ni en una forma donde
demuestres cólera o enojo, sino más bien dales razones. También es importante que ellos
comprendan que las consecuencias son el resultado de no obedecer.
En otras palabras, si tu hija chiquita continuamente llega tarde a la hora de cenar,
además no está sentada puntualmente en las comidas, no cumple con sus tareas, entonces
vienen las consecuencias: perderá el privilegio de disfrutar aquellas cosas que solía
disfrutar, además se le advertirá que si no llega a tiempo a las comidas entonces seguirá el
castigo.
Esto deben entenderlo tus hijos, que las consecuencias son causa natural después de
desobedecer.
Cuando nuestros hijos son pequeños es muy importante darles inmediatamente las
consecuencias.
Los años más importantes son del primero a los tres, que son formativos, así lo señalan
los profesionales de la educación. Pero muchos padres desperdician estos primeros tres
años, dejando que el niño haga berrinches, o que llore largas horas, o rompa lo que le da la
gana; dejan que el niño haga lo que quiera.
Existe la idea extraña y falsa en muchos padres de familia de que el niño después
cambiará conforme pasen los años, pero ese es un gran error. Ten muchísimo cuidado, son
en estos primeros 3 y 6años de edad donde tú deberás mostrar un cuidado sobrenatural
sobre tus hijos.
El futuro de ellos depende de cómo hayan sido formados en sus primeros tres y seis
años de vida, disciplinados en su carácter, con control propio, obedientes, etc. Después de
esta edad es muy poco lo que se puede lograr, créemelo.
Una gran mayoría de padres de familia fallan en esto. Dejan que sus niños hagan
berrinches, peleen, quiebren cosas, rompan toda clase de límite, lloren incansablemente y se
salgan con la suya.
Ahí está la abuelita apapachadora diciendo: “Déjalo, son niños, tú también fuiste
niño.” Creo que estos consejos dañan y destruyen mucho más de lo que pueden ayudar al
niño.
Obedecer es renunciar a la voluntad propia
Quiero dar unas palabras de un eminente filósofo, quien hace cientos de años escribió
acerca de la formación del carácter de los hijos, un hombre respetadísimo en muchos
círculos que tienen que ver con la educación de los niños, dice así:
“El camino normal que toman los padres es querer agradar a sus hijos
demasiado, dejándolos hacer lo que ellos quieren, lo que ellos desean”.
En otras palabras, dejan que sus hijos se vuelvan tercos y voluntariosos para conseguir
lo que quieren y no les agrada ser gobernados por sus propios padres.
Ser obediente es renunciar a nuestras propias voluntades, es importantísimo este
pensamiento. Significa que la voluntad de ellos por naturaleza va a ser terca, chiflada,
desobediente ya que no tienen formado todavía lo que es el juicio y la razón, son partes
inmaduras en su cerebro.
Deben aprender ellos a renunciar a su voluntad y obedecer la de sus padres. De esta
manera podrán tener un magnífico autocontrol sobre sus deseos, sus pasiones y sus propias
maneras incorrectas de ser.
Es importante entonces enseñar a nuestros hijos a obedecer en esta edad ya que si no lo
hacen no obedecerán la voluntad ni de sus padres, ni de sus maestros en la escuela, no
querrán obedecer las leyes civiles, ni tampoco las leyes que impone la sociedad.
Siempre estarán propensos a hacer su propia voluntad y de esta manera cometer
muchos actos que les van a costar y les van a doler el resto de sus vidas.
La obediencia es necesaria para los niños
Muchos matrimonios hoy han fracasado, terminan en divorcio, en adulterio, en
alcoholismo porque los hombres siempre quieren hacer lo que ellos quieren y les da la
gana. Esto es el reflejo solamente de que no fueron criados correctamente en sus edades
tempranas para entregar su voluntad y hacer la de sus propios padres.
Continúa diciendo este famoso especialista sobre la familia:
“Debemos enseñar a nuestros hijos en una forma familiar y amorosa la
excelencia de la obediencia a sus padres, que ellos no están capacitados en edades
tempranas para gobernarse a sí mismos, sino que necesitan el gobierno de sus
padres”.
Debemos estar cercanos a nuestros hijos en esta fase de instrucción, que gobernemos a
nuestros hijos como sus servidores, que ellos puedan percibir en nosotros ese amor dulce,
verdadero, que nuestros mandamientos, límites, correcciones, realmente sean para su bien y
ellos lo entiendan así.
Merecen ser gobernados como criaturas racionales. Toda criatura que empieza a tener
uso de razón se preguntará ¿por qué mi padre me pone estos límites? ¿Por qué mi madre
me castiga cuando hago lo incorrecto? Ellos demandan razones. Los padres de familia
deben responder a estas interrogantes.
La necesidad del amor en la crianza de los hijos
Es gravísima la consecuencia de consentir a tus hijos. Estás destruyéndolos, es un amor
falso decir: Yo le doy a mi hijo lo que él quiera y lo dejo hacer lo que a él le da la gana.”
Esa es una manera muy fácil de hacer a un lado tu propia responsabilidad y no estar
conciente de la importancia de criarlos.
Ellos necesitan que nosotros les mostremos amor verdadero, todo lo que respecta a su
formación debemos hacerlo en un marco de amor.
No se trata que nuestros hijos sean criados en una atmósfera de terror, de golpizas, de
castigos, se trata que sean criados en una atmósfera de disciplina, en un hogar donde hay
leyes.
“Esta es la hora de levantarte de acostarte; esta es la hora para hacer tu tarea; esto es
lo que tienes que hacer: asear tu cuarto, dejar tus zapatos en su lugar, cepillarte los
dientes tres veces al día, no molestar a tus hermanos, no debes mentir, no robar, deberás
siempre hablar la verdad con tus maestros...” Estos son los límites y son ejemplos
solamente.
Un padre amoroso siempre estará conciente de velar porque las consecuencias sean
cumplidas si un hijo quiebra cualquiera de estos mandamientos.
Los padres: La gran clave para tener hijos campeones
¿Cuál es el medio más efectivo para evitar que nuestros hijos se vuelvan desobedientes,
rebeldes y caigan en vicios incorregibles? Los padres.
La conclusión de un artículo de Bárbara de Foe en Octubre de 1994 en el Atlántico
Mensual, fue que los padres son la respuesta para evitar que los jóvenes, y adolescentes
sean víctimas de enfermedades de transmisión sexual.
Otro estudio importante: ¿Cuál es la respuesta para frenar la actividad sexual en los
adolescentes? Dicen Steven Smoe de la Universidad de Wisconsin en Madison, y Tom
Loster en el Estado de Míchigan, quienes publicaron en el Journal de la Familia y el
Matrimonio, que: “los valores familiares son factores importantísimos para prevenir la
actividad sexual temprana”.
Estamos hablando de científicos que toman en serio la materia de la educación de los
jóvenes, adolescentes y niños. Estamos corroborando que si queremos que nuestros hijos
tengan control propio sobre sus deseos, que lleguen vírgenes al matrimonio y sean libres de
adquirir enfermedades de contagio sexual, los padres somos la respuesta.
Una revisión de este estudio profesional en un período de 5 años confirma que la
conclusión de Smoe y Loster es correcta. Los doctores Richard Di Blas y Sharon White
condujeron la revisión de los encuentros de este estudio en su revista titulada
“Adolescencia” y expusieron que:
“Los padres que ponen límites razonables a sus adolescentes experimentarán en ellos
un menor índice de actividad sexual.”
Pongamos atención: son profesionistas, certificando que los padres que ponen límites a
sus hijos, tendrán menos probabilidades de que sus hijos se embaracen en etapa
adolescente, antes del matrimonio o padezcan enfermedades sexuales.
White y Di Blas reportan que varios estudios indican que cuando los padres no toman
responsablemente su tarea, ya están prediciendo el futuro de las costumbres y vicios que
sus hijos tendrán más adelante.
Los dos padres tienen que estar en casa. Es un trabajo en equipo, papá y mamá juntos
para lograr que efectivamente disminuya este daño en sus hijos.
Educando sexualmente a los hijos
Cuando fueron preguntados los adolescentes sobre quién les gustaría que fuera su
profesor en la orientación sexual, la mayoría de ellos respondieron “mis padres”.
Pero qué triste es que muchísimos padres no quieren educar a sus hijos sexualmente.
Lo ven como un tabú, piensan que despertarán cosas en ellos o que es algo morboso hablar
de eso. De ninguna manera.
Tenemos que preparar a nuestros hijos y decirles que el sexo es algo bellísimo que
Dios lo ha dado para procrear, para que la pareja pueda tener mucha mayor intimidad,
mucho mayor deleite dentro del matrimonio; y no hacerles ver el sexo como algo
pecaminoso, sucio, envilecido, sino darles la oportunidad de llegar al matrimonio vírgenes,
y de esta manera lograr mejores generaciones de padres, madres e hijos.
White y Di Blas continúan expresando lo siguiente:
“Las personas jóvenes que tienen valores cristianos tendrán menos actividades
que les acerquen a una relación sexual. Serán jóvenes con mayores valores, con
mayor autoestima, sabrán valorar el sexo para el matrimonio y no fuera de él.”
Nos llena de emoción saber que hay esperanza para nuestros propios hijos cuando hay
una educación temprana y cuando hay valores morales en los cuales nuestros hijos puedan
fundar su vida, su carácter, su forma de conducirse.
Estos dos investigadores dicen que el realizar el acto sexual antes del matrimonio hará
más propensos a nuestros jóvenes a las enfermedades de transmisión sexual.
También reveló el estudio de Smoe y Loster lo siguiente:
“Numerosos factores que están relacionados con la relación sexual de los
adolescentes, incluyen:
•
•
•
•
pobre desarrollo escolar
alcohol
drogas y
poca aspiración en sus vidas.”
O sea, jóvenes que no tienen aspiración porque sus padres no tomaron el tiempo para
enseñarles lo hermoso que es la vida y que pueden aspirar a ser realmente campeones y
triunfar, y que pueden sobreponerse a mil tentaciones, dificultades y obstáculos.
Se dice que entre los hispanos la ola de actividad sexual viene acompañada de los
problemas antes citados, pero sobre todo es por causa de que la familia no está integrada, y
porque no hay valores morales cristianos que puedan darle fuerza a la decisión de nuestros
jóvenes a decir no al alcohol, no a las drogas, no al sexo antes del matrimonio, no a las
conductas rebeldes, no a dejar la escuela, etc.
La comunicación en casa
Una encuesta arrojó los siguientes resultados acerca de la madre de familia que es ama
de casa, es decir, aquella que está en casa criando a sus hijos, y que no sale a trabajar:
Esa madre sólo pasará 30 minutos de conversación diaria con sus hijos, de los cuales
15 hablará ella y 15 sus hijos, reduciéndose entonces solamente a 15 minutos el tiempo
que tienen los hijos para escuchar a su madre.
Ahora entendemos qué importante es que nuestros hijos puedan conversar con nosotros
y puedan expresarnos lo que sienten, que nosotros podamos escuchar lo que ellos dicen,
ésta es la clave.
Debemos ser la persona que sabe escuchar; los niños tienen que hablar y hablar, y
escuchar no es fácil. Deberás aprender a utilizar tu mente y cultivarla en la conversación.
Cultiva tu mente leyendo libros sobre educación familiar, respetables, buenos, que te
puedan ayudar a darles respuestas correctas a tus hijos. Buenas respuestas, es clave,
recuérdalo. Nuestros hijos son seres racionales.
En una ocasión fui invitado a visitar a un joven, y su abuelita se quejaba muchísimo de
él, decía: “este niño es un niño uraño, nunca quiere hablar conmigo, siempre está de mal
humor, siempre esto, siempre aquello…”, y yo empecé a hablar con él.
Empezamos a platicar acerca del béisbol ya que me comentó que eso era lo que más le
gustaba. Iniciamos una plática sobre la importancia de sus “home runs”, las carreras que él
había realizado, las bases que se había robado, y entonces el niño mostró una atención
fascinante al tema, y la abuelita quedó sorprendida y dijo: “¡Caray! Usted ni lo conocía,
sin embargo ¡el niño ha hablado con usted más que conmigo en toda la vida!”
Al retirarme le dije a la abuelita: “Es que usted no toca los temas que le
interesan al niño, usted se lo pasa regañando todo el día, él está aburrido, se siente
encerrado y usted no lo escucha; usted nada más habla, aprenda a escucharlo”.
Esa sola conversación que tuve con el niño, donde aprendí a escucharlo y a interesarme
en su tema favorito, en este caso el béisbol, abrió las puertas para ayudar al muchacho en
una forma excepcional y razonable.
Escuchar no es fácil porque va a tomar toda tu atención, tus oídos, tus ojos,
comprometerte a responder con tu corazón los cuestionamientos que tus hijos te hagan o
sus inquietudes.
Cuando los hijos no obedecen
Muchos padres se quejan también de que sus hijos son salvajes -perdóneme la
expresión- pero así se refieren para decir que no obedecen absolutamente nada, nada, nada.
Y es difícil para este tipo de padres poder acercarse a un hijo así y ayudarlo.
Si tienes hoy un hijo entre 8 y 12 años de edad que es incontrolable, sé sincero contigo
mismo y piensa cuántas veces corregiste su actitud incorrecta, su voluntariedad, su
terquedad, etc.
Cuando era pequeño lo dejaste hacer lo que le dio la gana, por eso ahora es
incontrolable; no falló Dios al crearlo, fallaste tú al criarlo.
Es importante que puedas comprender las acciones de tu hijo, y cuáles son las razones
que están detrás de esa conducta rebelde. Para esto debes entender que la adolescencia es
una etapa en nuestras vidas difícil.
Muchos padres tristemente en la consejería familiar y matrimonial me dicen: “Yo le di
todo a mi hijo, no tengo vicios, y mi hijo de 12 años se quiere ir de la casa, no quiere hacer
las tareas, es flojo, no obedece, es respondón... por qué?”
Volvemos al punto clave: Si tú no estás dispuesto a invertir el tiempo que es necesario
para criar a tu hijo pequeño día y noche en todo aquello que no es correcto en sus vidas,
pues ¿qué esperas ya cuando se desarrollen y pasen por el tránsito de la niñez a la
adolescencia? Llegan tal como los dejaste.
Entendamos a los adolescentes
Al llegar a la adolescencia, los niños son diferentes. Quieren abandonar su niñez,
transformarse en jóvenes; tratarán de separarse de sí mismos, y buscarán también separarse
de ti.
No que se quieran ir de la casa, pero ya no estarán muy dispuestos a escucharte y van a
tratar de probar el mundo ya que no les agrada la disciplina por cuanto tú no les formaste un
carácter y una disciplina en su vida.
Tu trabajo papá, tu responsabilidad mamá, para ayudar a tu hijo a través de la
adolescencia es difícil. ¿Estas tú preparado para hacerle frente a la problemática de tus
hijos?
SEGUNDA PARTE
Lo más importante para nuestros hijos
El niño ingobernable
Muchos padres se están enfrentando a un gran problema en casa: el niño ingobernable,
aquel que no se deja dominar.
Recuerda que los niños nacen sin límites y que nosotros como padres somos
responsables de poder establecérselos de tal manera que aprendan a vivir bajo autoridad,
frenar sus pasiones, formar hábitos, saber conducirse, no ser vencidos por los vicios, etc.
Si observas que tu adolescente es indomable, la razón puede ser que no supiste invertir
los mejores años de su vida en la educación, y no sólo académica, sino me refiero a haber
criado a tu hijo en sus primeros años de vida. Ahora el jovencito es más bien para ti un gran
dolor y solamente está reflejando una intensa necesidad en su vida.
Por ello es necesaria entonces una mayor comunicación. Diálogo, en lugar de pleitos y
discusiones, o batallas incesantes con esta clase de hijos, las cuales no son buenas ni
favorecen su desarrollo.
Lo primero que hay que abrir es la comunicación; entender el por qué de las acciones
de ese joven y qué hay detrás de ellas.
Para esto debes educarte como padre. Provéete de buenos libros, serios y responsables
que hablen sobre cómo debe tratarse a un niño en las etapas tempranas, o de la
adolescencia. Qué importante es prepararte para ello. Debemos conocer las etapas en que
viven nuestros hijos.
Tu hijo estará tratando de encontrar su camino hacia la adolescencia. Él está tratando
de imaginarse quién es él, a dónde va.
Observarás que tu adolescente cambia de dirección o pensamiento frecuentemente; de
pronto hace cosas opuestas en el mismo día y de repente trae tal forma de vestir, de pronto
quiere escuchar tal tipo de música, o quiere unirse a tal grupo de amigos, y en un instante
todo ha cambiado.
¿Qué le pasa? Estás viendo a un adolescente tratando de separarse de su niñez. Ahí es
donde tú tienes que acercarte y no descansar en el hecho de que ya es adolescente o ya tiene
sus amigos o su forma de vida.
¿Es poco tiempo el que lo ves? ¿Está mucho tiempo en la calle y tú mucho tiempo en el
trabajo? Esto no puede ser así. Deberás hacer todo lo que esté a tu alcance para estar cerca
de él pues él tratará de acoplarse a los valores de este mundo los cuales son cada día más
corruptos.
Tus hijos se convierten en seguidores de artistas quienes descaradamente, mujeres con
mujeres se besan de una manera provocativa en la boca diciéndole a tu hija “no tiene nada
de malo ser lesbiana”, o a tu hijo “no tiene nada de malo que seas homosexual”, o “no es
malo tener varios actos sexuales en la vida”, etc.
La influencia aún contra el matrimonio y la familia es muy palpable: analizando
muchas canciones de rock pesado te darás cuenta que están estimulando a tu hijo
fuertemente hacia la rebeldía contra sus padres diciéndole que son un estorbo.
Pero si tú no estás cerca de ellos, si tú no conoces sus luchas, sus tentaciones, sus
necesidades, ellos terminarán separándose de ti, y tú de ellos y serán vencidos.
¿Qué hace a mi hijo ser ingobernable?
Primero debes preguntarte: “¿Qué hay detrás de la conducta ingobernable de mi
hijo?” Es decir, ¿tu hijo usa drogas? ¿Está teniendo una vida sexualmente activa? ¿Es rudo
y áspero contra ti o contra tu esposa? ¿Se quiere ir de la casa? ¿Está participando en una
pandilla o grupo que lo esté afectando? ¿Ha tenido intentos suicidas? ¿Es adicto al alcohol?
Pregúntate.
Es importante que trates de clarificar su identidad y describir los problemas que hacen
que tu hijo se vuelva tan rebelde o indomable.
Es nuestra responsabilidad conocer lo que nuestros hijos viven y lo que les afecta.
La adolescencia podemos decir que es fascinante, pero está llena de cambios, y como
padre debes de estar conciente de ellos.
Uno de los principales efectos en el paso de la niñez a la adolescencia es el cambio
hormonal y es el primero que ocurre en esta etapa. Sin embargo los efectos de las hormonas
en el cuerpo aunque son benéficos, también son explosivos.
Tu hijo a veces ni sabe lo que está pasando dentro de él pues hay muchísimos cambios
en su forma de pensar, en su conducta, empieza a aparecer un cuerpo más masculino o más
femenino según el caso.
Otra fuerza que actúa en el cambio del niño hacia el joven es la presión social. Ésta
consiste en que tu hijo empieza a identificarse y a descubrir un mundo para él totalmente
nuevo.
Tu niño de 12 ó 13 años de edad de pronto despierta y ve alrededor de él un mundo que
está poblado de gente de su edad y su más grande temor en ese momento es el ser
rechazado por sus amigos, por lo cual hará todo lo que esté a su alcance para lograr la
aceptación de ellos.
Un chico llamado Rolando
(La presión grupal)
Para ejemplificar lo que llamamos “presión social” o “presión grupal”, quiero
narrar a continuación un testimonio que leí sobre un adolescente.
Rolando dice que los 13 años fue su peor edad. Él y su familia se mudaron a
otra ciudad el verano antes de que empezara su segundo año de secundaria. Quizás
Rolando se hubiera negado a tomar el cigarro que le ofrecieron camino de la
escuela a casa después de mudarse, cuando empezaba una nueva vida y trataba de
ganarse la aceptación de sus amigos.
Ellos le ofrecieron un cigarro, y aunque él no fumaba, con tal de no perder la
aceptación de sus compañeros, y por la presión que ejercían ellos sobre él, tomó el
cigarro y trató de fumar.
Cuando los nuevos amigos de Rolando se enteraron de que sus padres
trabajaban y lo dejaban solo por largas horas después de la escuela, empezaron a
acompañarlo a su casa.
Una tarde, Ramiro, aquel amigo de Rolando que le había ofrecido precisamente
el primer cigarro, llegó con cervezas y cigarros a la casa. Empezaron a tomar y
fumar. De pronto Rolando se dio cuenta que sus padres estaban por llegar y se dio
prisa por sacar a sus amigos de la casa, pero los padres alcanzaron a darse cuenta
del desorden, y regañaron duramente a Rolando.
Dos días después, cuando él todavía estaba castigado, la policía lo detuvo por
robar en una zapatería. Sus amigos lo habían presionado para que hiciera la gracia
de salir de ese lugar usando un par de zapatos caros, y dejándolo solo al momento
de escapar, lo detuvo un empleado. Las consecuencias fueron muy tristes para el
joven.
La presión grupal. ¿Cuántos adolescentes estarán dispuestos a hacer lo que sea con tal
de ser aceptados? ¿Cuál es el costo que pagarán? ¿Fumar, drogarse, volverse consumidores
de alcohol, practicar el sexo antes del matrimonio, contraer alguna enfermedad sexual como
el SIDA o volverse criminales?
Cuidado papá y mamá, tal vez no te imaginas la poderosa influencia que persigue a tus
hijos adolescentes.
Papá, ¿eres entrenador de campeones?
Hoy en día en los campeonatos mundiales, los grandes atletas reconocen la importancia
de su entrenador. Agradecen el tiempo que les dedicó, la importancia que les dieron,
agradecen su experiencia y sus consejos, todo lo cual los lleva a triunfar.
¿No será igual con nuestros hijos? Quizás no somos entrenadores de atletas, pero sí de
hijos, y es nuestra responsabilidad como padres el conducirlos a la victoria.
Yo te pregunto hoy papá, ¿has fomentado una atmósfera de amor, una atmósfera dulce
y agradable para que a tus hijos les guste estar en casa?
¿O por el contrario, tu hijo se siente rechazado por ti, frecuentemente te ve discutir con
tu esposa, o sus hermanos discuten entre ellos y lo tratan mal?
Tú tienes que vencer esos obstáculos y convertir a tu familia en un refugio que refuerce
los valores morales y cristianos de tu hijo para que pueda hacerle frente a la presión de
nuestra sociedad.
Conocí un hogar donde los padres estaban batallando muchísimo con la hija menor.
Tenía cambios de conducta extraños, rebeldías, iras inexplicables, pero lo más hermoso fue
ver cómo esa niña adolescente se fue estabilizando en la medida que recibía el buen
ejemplo de sus hermanos mayores.
El ejemplo de ellos hacia una vida recta, pura, limpia, fue suficiente para que esta chica
cambiara totalmente su conducta errónea.
La presión grupal no siempre es negativa. Busquemos influencias positivas para
nuestros hijos.
El miedo a recibir burlas o ser rechazados
El investigador Mc Dowell en este tema sobre la presión grupal de los adolescentes,
comenta lo siguiente:
“Cualquier divergencia en lo que es considerado como forma normal de hablar, de
vestirse o de actuar para tratar de integrarse a un grupo, puede resultar en objeto de
burlas y rechazo.”
Esto nos muestra el por qué muchos jóvenes son objeto de burlas y rechazo cuando
tratan de actuar correctamente en su grupo de amigos practicando los valores que sus
propios padres les inculcaron en el seno familiar.
Esteban, un muchacho de 16 años que cursa la secundaria lo expresó así:
“Mis amigos quieren hacer cosas que yo sé que no son buenas y que no son
cristianas, pero es difícil no seguirles la corriente. Supongo que esto significa que
mis amigos no son buenos para mí, pero saberlo no hace que las cosas sean más
fáciles de enfrentar… simplemente a nadie le gusta ser el raro”.
En otras palabras, hoy ven como a “un tonto” o como a “un raro” en las preparatorias al
joven que no fuma, que no toma, que no tiene relaciones sexuales, que le gusta el trabajo, el
estudio, que busca obedecer a sus padres. Lo ven como un desadaptado.
Vea usted la clase de sociedad que estamos formando y la clase de retos que enfrentan
nuestros hijos.
Sin embargo, cuando cruzan de la niñez a la adolescencia y llegan a la secundaria, sus
amigos serán una gran influencia para ellos y con tal de no perder su amistad o recibir
burlas de ellos, harán todo lo posible por mantener su aceptación.
Conocí otro caso en una consejería familiar de una niña, aproximadamente 11 años de
edad.
Tenía un lindo carácter y excelente formación académica, moral, ética, aun cristiana.
Sin embargo, al entrar a la secundaria, llegó a tal grado de depresión porque sentía mucha
indignación al no ser aceptada por sus compañeras, lo cual la hacía sentirse triste y sola.
Empezó a cambiar su manera de vestir y de comportarse. Trató de imitar a sus
compañeros, incluso comenzó a hablar como ellos. Empezó a corromperse y los padres se
alarmaron intensamente. ¿Qué le está pasando? -dijeron- era la presión grupal.
El doctor Bruce Normon, comenta lo siguiente al respecto:
“Pocas cosas hay que atemoricen más a los padres que la presión de los amigos en
sus hijos. Observamos a los adolescentes en nuestros vecindarios o en las escuelas
locales y temblamos.
Escuchamos el chirrido de las llantas cuando aceleran de golpe en medio del
tránsito, vemos una pandilla de jovencitos mal vestidos pasando el tiempo en una
esquina favorita.
No dejamos de ver muchachas vistiendo ropa seductora o en conversaciones
plagadas de malas palabras. También oímos de fiestas desenfrenadas y lo fácil que
es conseguir la droga en las escuelas.
Todo esto nos hace especular sobre sus normas morales, su consagración, y sus
actitudes”.
¿Hacia dónde van nuestros hijos? ¿Qué futuro les espera si no velamos
responsablemente por ellos?
Ningún joven está excento de las malas influencias
Ninguno de nuestros hijos está a salvo de la presión grupal negativa. Hasta los
adolescentes de buenas familias nos preocupan.
Una encuesta que desarrolló el investigador Mc Dowell en diferentes iglesias con
creencias cristianas arrojó estos resultados:
1. Dos de cada tres, el 66% de estos jóvenes supuestamente cristianos, mienten a
menudo a uno de sus padres o a algún otro adulto.
2. Seis de cada diez, 59% han mentido a sus compañeros.
3. Casi la mitad, el 45% miraba películas restringidas moralmente.
4. Uno de cada tres, 36% había copiado en un examen.
5. Casi dos de cada cuatro, había fumado un cigarrillo o usado algún otro tipo de
tabaco.
6. Uno de cada cinco, el 20% había intentado lastimar físicamente a alguien.
7. Uno de cada nueve, o sea un 12% se había embriagado.
8. Casi uno de cada diez, un 8% había utilizado drogas ilícitas no recetadas.
9. Más de la mitad, el 55% se ha prestado a actos inmorales sexuales e inclusive, han
tenido relaciones sexuales antes de cumplir 18 años.
Estamos hablando de una encuesta realizada a 3,795 adolescentes de iglesias con
creencias cristianas. No, papá y mamá, nadie está exento. La presión grupal no respeta al
bueno, ni al que tiene bases morales.
El bombardeo de invitaciones negativas
Sharon Scott, ex directora de un programa de intervención juvenil del Departamento de
Policía en Dallas, Texas, dice así:
“Pueden ser más fuertes para el niño aquellas presiones sobre las cuales su familia
no tiene la preparación para enfrentarlas. Estilos de vida súper técnicos reducen la
calidad de la interacción del adulto con sus hijos, a la vez que aumentan los mensajes
e invitaciones negativos hacia los niños”.
Nuestros hijos no solamente están siendo bombardeados con mensajes de
oportunidades externas que escapan de su control, sino lo peor es que muchas veces no
reciben en casa el refuerzo que necesitan para resistir estas presiones negativas. Esto es lo
que dice esta trabajadora de la policía. ¡No lo reciben en casa!
Por un lado vemos que la estructura familiar se ve afectada por el adulterio, el divorcio,
la violencia, el alcohol, etc. Pero por otro lado la misma sociedad se va corrompiendo y va
haciendo un efecto negativo sobre los hijos.
A través de los medios de difusión, los niños aprenden a una edad mucho más precoz
que antes, y por supuesto imitan lo que ven.
Los medios de difusión también refuerzan la presión de los amigos, por ejemplo: “si
quieres tener una buena personalidad debes usar esta marca de ropa… o, debes tomar este
tipo de cerveza”.
Los especialistas en conducta, sea en el ramo policiaco, educativo, médico, etc., opinan
en común que nuestros hijos adolescentes están siendo bombardeados por diferentes causas
internas y externas como acabo de mencionar.
El jovencito que no se siente comprendido y adaptado en casa, cuyos padres pelean,
cuyos hermanos lo tratan mal, cuyos padres están siempre trabajando o son indiferentes,
buscará la manera de llenar sus necesidades de aceptación y aprobación mediante sus
amigos cueste lo que cueste, sean buenos o no.
Cómo criar campeones
A continuación mencionaré una serie de consejos prácticos para ser ese entrenador que
con dedicación lleva a sus hijos a la victoria en la vida:
1. Enseña a tu hijo que sus mejores amigos son papá y mamá.
2. Busca seleccionar sus amigos. Que tengan bases morales, correctas, verdaderas,
para que tu hijo sea influenciado positivamente.
3. Procura crear una atmósfera positiva en el hogar, donde tus hijos se sientan más a
gusto que en la calle, y aun cuando regresen de la escuela bajo las fuertes presiones,
se sientan aceptados por ti.
4. Que sientan que los amas. No vayan a estar mendigando unas migajas de amor
cuando tú les debes dar un pan entero de amor cada día desde que se despiertan y
aun al anochecer.
5. Ten muy presentes los cambios hormonales y la presión grupal que analizamos para
que puedas entender sus reacciones.
6. Mantén activos a tus adolescentes, que no estén ociosos. Que estén estudiando algún
idioma si tienes la posibilidad de hacerlo, o música, que escojan un buen deporte o
arte que les guste. Acuérdate que hay mucha energía en nuestros jóvenes la cual
pueden canalizar a lo malo si están ociosos.
7. Prepárate y compra buenos libros que te ayuden a educar correctamente a tus
hijos.
8. Organiza tu día para que pases tiempo de calidad con tus hijos.
9. Duerme bien y aprende a alimentarte con comidas nutritivas para que tengas
energías para compartir muchas actividades con ellos.
10. Lee y prepárate en el tema de la familia, toma consejos que te puedan hacer sabio
para salvar a tus hijos de esta ola de maldad que se ha soltado contra ellos y que no
los va a perdonar.
TERCERA PARTE
Librándolos de las presiones que más los afectan
El ambiente social es determinante de la conducta
Quiero comenzar esta tercera parte explicando que la conducta de una persona es
grandemente determinada por el ambiente social en el que vive.
Para esto quiero enfocarme a los problemas dentro del hogar que tienen que ver con la
desintegración, la pobreza, cuando hay situaciones difíciles, o influencias sociales
negativas, ya que todo esto puede afectar la forma de pensar de nuestros propios jóvenes.
Esto es importantísimo pues la conducta de nuestros hijos será moldeada en gran parte
por la cultura y por el ambiente social en que se desarrollen.
¿Están tus hijos listos para hacerle frente a la cultura desenfrenada de las drogas, el
alcohol, el sexo ilícito, la violencia, el crimen y la mala conducta?
Nuestros hijos con tal de ganar la aceptación o una migajita de amor, estarán dispuestos
a acceder a las drogas, al alcohol, y a conductas promiscuas. Sin embargo, los jóvenes
pueden escoger entre lo bueno y lo malo: tienen la capacidad para hacerlo.
Nuestra labor entonces como padres, es entrenar a nuestros hijos para que sean
verdaderos campeones y que aprendan a escoger el bien. No importa que el ámbito social
sea negativo; si nuestros hijos están preparados, ellos podrán enfrentarlo y además serán
responsables de sus acciones.
Los valores morales son herramientas claves para triunfar
Recordemos que si nosotros brindamos valores o principios morales a nuestros hijos,
ellos también podrán hacerles frente a todas esas situaciones que muchas veces son difíciles
de sobrellevar por su corta edad o por la falta de capacidad para enfrentar las presiones
sociales.
Educar e instruir a tus hijos va a requerir de un trabajo diario, continuo, de un esfuerzo
increíble donde tú estés dispuesto a todo por ellos. No puedes escatimar ni un solo esfuerzo,
recuérdalo bien.
Es importantísimo que como padres de familia sepamos inculcar los valores correctos a
nuestros propios hijos para que ellos puedan triunfar. Los valores morales son
indispensables.
Nuestros jóvenes sienten un vacío en sus vidas, no encuentran ellos un motivo por el
cual vivir, por el cual decir: Yo quiero hacer frente a los problemas porque yo creo en mis
padres, porque creo en los valores morales, porque estoy convencido de que no es correcto
robar, ni mentir, no es correcto el utilizar drogas, o el alcoholizarme.
Cuando esta mentalidad está en nuestros hijos, ellos están anclados en un punto fijo
(los valores morales), que les impiden ser arrastrados por el mal.
Tú sabes que el ancla le da estabilidad a un barco para estacionarse, para no dejarse
mover de su lugar. Igualmente nuestros hijos deben de estar anclados de tal manera que
puedan permanecer en su lugar, estables, que ningún sacudimiento, ninguna tormenta,
pueda moverlos de sus valores y puedan permanecer firmes haciendo lo que es correcto.
Entonces, es importante que nuestros hijos puedan tener valores morales, educarlos en
ellos, enfocar a nuestros jóvenes a escoger un sistema de valores que sea el adecuado para
sus vidas.
Pero no solamente requerimos que nuestros jóvenes cambien externamente, o sea:
Papá, te prometo que no voy a fumar, mamá, te prometo que no voy a beber alcohol.
Necesitamos que nuestros jóvenes cambien interiormente, porque si ocurre un cambio
interior en ellos, realmente tendremos la garantía de que van a ser campeones pues estarán
convencidos de lo que es mejor para sus vidas.
Cuando nuestros jóvenes viven sin esperanza, sin propósito o sentido en sus vidas, les
estamos abriendo la puerta para que tomen caminos equivocados.
Para que un joven pueda tener una vida estable es necesario que tenga una
transformación real en su vida, que puedan reemplazar los valores negativos de esta
sociedad por los valores positivos.
¿En qué cree la juventud actual?
En una encuesta realizada recientemente en América Latina por un grupo de estudiosos
sobre la conducta de la juventud, dijeron lo siguiente: El principal conflicto de nuestros
jóvenes es el existencial.
Esto significa que nuestros jóvenes, en su gran mayoría sólo piensan: nací en este
mundo, ahora vivo y voy a morir. Más de eso no conocen, no saben que después de la
muerte hay vida, hay esperanza, hay una vida superior, excelente, preciosa, la cual pueden
ellos vivir… pero no aspiran a ella.
¿Sabes tú cuál es el credo de muchos jóvenes el día de hoy? ¿Sabes cuál es su cultura?
El materialismo. Se les ha vendido la idea que entre más cosas posean más felices serán.
Esto es lo que les inculca nuestra sociedad actual.
Hoy los jóvenes también buscan la cultura de las emociones, la cultura del placer: si
algo no es emocionante, si algo no produce mucho placer, no sirve. Esta cultura ha tomado
un lugar importante en la vida de nuestros jóvenes.
Si vemos cómo era la vida hace 30, 40, 50 años atrás, observaremos que la aspiración
de un joven común era trabajar para costearse sus estudios Hace 40 años aspirábamos a
trabajar, teníamos nuestra tiendita afuera de la casa, que era una pequeña mesa con dulces
que sacábamos, o aguas frescas, o muchas veces hasta tomábamos cosas del refrigerador de
mamá para venderlas a las personas que pasaban por la calle porque queríamos ganarnos el
dinero.
El dinero no era tan fácil, la cultura no era de poseer, sino más bien de superarse. A
todos se nos inculcaba que si no teníamos una profesión, íbamos a ser unos verdaderos
ignorantes y nos íbamos a morir de hambre.
Antes se nos enseñaban las cosas más sencillas: el trompo, el balero, la canica, y claro,
jugábamos en la casita del árbol o a las escondidas en la calle.
Hoy en día se le enseña al joven que poseer un automóvil, que tener una tarjeta de
crédito, que ingerir bebidas alcohólicas, que darse grandes parrandas y desveladas y vivir
una vida desenfrenada, poseer un celular, o gozar de vacaciones en Cancún, o en Miami es
realmente la meta que deben de buscar como jóvenes.
¡Qué equivocada está nuestra sociedad! Porque los estamos encaminando a valores
totalmente distintos y opuestos, que los van a dejar más profundamente vacíos en sus
personas.
¿Quién soy, de dónde vengo y a dónde voy? Es la pregunta de muchísimos jóvenes. El
credo repito, es: Nací, ahora vivo y voy a morir.
Como si la vida fuera tan corta que debiera vivirse al máximo de intensidad:
“extrema”; ésta es una palabra muy comercial y se refiere a que le des vuelo a la hilacha
hasta que te canses.
Las vidas de muchos jóvenes carecen de sentido
Hoy como nunca tenemos jóvenes deprimidos, jóvenes adictos al alcohol, adictos a las
drogas, al sexo; son las personas más rebeldes, más infelices, más vacías, más propensas al
crimen y otros delitos y que además cuando llegan al matrimonio, llegan directamente al
fracaso, porque no tienen bases, ni valores, ni han llenado su vacío existencial.
Qué importante es esto, vea usted, las vidas de nuestros jóvenes carecen de sentido. No
tienen un propósito más alto nuestros jóvenes que el poseer automóviles o bienes
materiales. Tampoco hay una restricción para que eviten las malas conductas en sus vidas.
O sea, hoy en día todo lo negativo es tan fácil de alcanzar para ellos. Muchísimos
jóvenes pueden conseguir droga y alcohol. No hay ningún sistema legal en nuestro país y
en muchos otros de América Latina que pueda frenar la ola desencadenada de alcoholismo,
drogadicción e inmoralidad sexual.
Esto abre las puertas para que nuestros jóvenes a unos metros de la escuela puedan
consumir bebidas alcohólicas, aparentemente coolers o bebidas tropicales, pero lo que están
haciendo es intoxicándose con el alcohol, y está demostrado que el alcohol es etanol, y es
adictivo, además de producir un efecto depresivo.
O sea, momentáneamente excita, pero el efecto posterior es depresivo. Una de cada
diez personas que se quitan la vida tiene que ver con un consumo de alcohol exagerado.
En una entrevista realizada a muchos jóvenes de varias universidades de Estados
Unidos, de México y Latino América, muchos de ellos respondieron: Dame algo en qué
creer; o sea: provéeme a mí de respuestas, algo real en qué creer.
La sociedad está aplastando los valores de la juventud
¿Sabes tú que muchos jóvenes no tienen bases para creer en algo? Simplemente no
creen en nada. No creen en los valores, no creen que es bueno no robar, o abstenerse de
herir, matar, o adulterar. No creen, no tienen conciencia real del valor de las leyes morales.
Por eso ves que los jóvenes son atrevidos, desafían los límites de la cordura y
muchísimos de ellos mueren el fin de semana en accidentes de automóvil bajo los efectos
del alcohol; muchos de ellos van como las reces al matadero: para ser sacrificadas.
Nuestra sociedad está intoxicada con valores que no ayudan a preservar la moral de
nuestros jóvenes. ¡Qué vergüenza, nuestros jóvenes no merecen eso!
Se hacen campañas para frenar el crimen, para frenar la ola de violencia, pero no
vamos a la raíz. Queremos cambiar las malas conductas de muchísimos jóvenes y
adolescentes en las escuelas públicas o privadas pero no vamos a la raíz.
Tenemos que quitarnos la máscara y ser sinceros; dejemos de andar jugando y
tomemos las cosas con seriedad si es realmente nuestra intención ayudar a nuestros jóvenes.
¿Es posible que los jóvenes cambien?
Tenemos testimonios hermosos de jóvenes que han cambiado, que salieron del
egoísmo, de la maldad, de la brujería, de la adoración a Satanás, de los vicios, y que ahora
son jóvenes saludables que están triunfando sobre distintos retos y están venciendo las
presiones de este mundo.
Tú te preguntarás cómo pudo haber sido este cambio y cómo es posible que además
permanezcan practicando lo bueno, libres de la maldad que los oprime. Bueno, te daré sólo
un ejemplo para que te des una idea:
Hace muchos años en una de las ciudades principales de Estados Unidos hubo un
crimen cometido por un joven estudiante quien amenazaba con una pistola a sus
compañeros haciendo una pregunta: ¿Crees en Dios?.. ¿Crees en Dios?.. ¿Crees en Dios?
Una de las jóvenes amenazada con la pistola en su cabeza respondió: Sí, creo en Dios.
Al instante el joven le disparó.
El nombre de esa muchacha es Cassie Bernal, y ella nos ilustra el poder de tener una
creencia verdadera en Dios para vencer las presiones de su generación. Ella prefirió morir
que negar a Dios.
Tú dirás, ¡qué exageración! ¡Qué fanatismo! De ninguna manera, eso solamente nos
habla de que nuestros jóvenes necesitan algo en que creer.
El grito de los jóvenes: ¡Dame una respuesta!
Uno de los principales problemas por el cual los jóvenes son destruidos es
precisamente porque no tienen una verdad, un fundamento en el cual creer. La mayoría no
encuentra respuestas a sus preguntas.
Sin una ancla espiritual nuestros jóvenes son dejados a merced de una sociedad tóxica
que provee pocas respuestas a sus muchas interrogantes.
La cultura popular, más que ofrecerles una ayuda, les bombardea de imágenes,
películas y música que exaltan el sexo inmoral, el libertinaje, la rebeldía. El mensaje es: haz
lo que te dé la gana.
Tal vez para algunos pareceré un poco puritano en mi manera de ver las cosas, pero yo
tengo que hablar la verdad, mi compromiso no es con nadie más que con los jóvenes a
quienes amamos entrañablemente y no importa que por ello seamos tachados de puritanos,
lo importante es hablar la verdad al precio que sea.
Hay una gran necesidad en muchos jóvenes de llenar su vacío y realmente son pocos
los lugares donde ellos pueden apagar su soledad y el mejor lugar, el principal, es el hogar.
Y aun si el hogar está deshecho, joven, yo quiero darte esperanza el día de hoy y
decirte que todavía puedes encontrar el lugar dónde llenar tu vacío existencial.
Reflexión para los padres
Quiero que reflexionemos en el valor de la familia y la importancia de los padres para
el bienestar de los jóvenes.
¿Quién mejor que los padres para elevar la dignidad propia de nuestros hijos? ¿Quiénes
como papá y mamá para ayudarles a superar los problemas propios de la infancia y la
adolescencia?
Somos los padres quienes debemos cuidar el temperamento de nuestros hijos e
instruirlos en tener dominio propio en sus pasiones, deseos y conductas, de tal manera que
puedan tener una salud física, mental y espiritual.
Padre de familia, responde a estas preguntas:
– ¿Quién influirá en la conducta de tus hijos?
– ¿Quién fortalecerá a tus hijos para que no sean intoxicados con los
valores incorrectos de nuestra sociedad?
– ¿Quién puede ayudar a tus hijos a vencer las presiones grupales?
– ¿Quién ayudará a tus hijos durante su etapa inicial de desarrollo, cuando el
cerebro está en formación?
La opinión de los especialistas de la conducta humana es: Todo depende de la familia
del niño.
Nada mejor que una familia saludable
Todo depende de la familia del niño; no hay nada mejor que una familia saludable. Una
familia estable sirve como amortiguador y escudo para los muchachos, para protegerlos
contra las fuerzas que contribuyen a una mala conducta, rebelde y violenta.
Un estudio en la Universidad de Columbia, del Centro Hospitalario Roosvelt en Nueva
York, recaudó la siguiente información:
La desintegración de la familia es causa principal de las malas conductas, rebeldía
y violencia en los adolescentes y jóvenes. La familia es importante porque impulsa
a los adolescentes a los valores que favorecen a la comunidad.”
¡Cuánto puede lograrse en un joven y aun en la misma sociedad cuando brindamos a
los hijos una familia unida y saludable!
Cuanto mejor eduquemos a nuestros hijos, la comunidad será también beneficiada:
vamos a disminuir la tasa de crimen, el consumo de narcóticos, de alcohol, los índices de
deserción escolar, de suicidio, etc.
Muchísimos sociólogos, coinciden en lo siguiente:
Si queremos reducir la tasa del crimen y
tener mayor seguridad en nuestras
calles, vayamos a la familia, ahí es
donde se educa a los hijos.
Vea usted, los mismos sociólogos lo están afirmando.
sociedad? Tengamos mejores familias.
¿Queremos
una
mejor
Tiempo para criar hijos
Hoy en día nuestra sociedad ha caído bajo la tiranía de la palabra tiempo.
No hay tiempo para comer, no hay tiempo para dormir bien, el tráfico hace muy difícil el
movilizarnos, los problemas, las ansiedades; el tiempo es corto.
Los padres a veces pasan diez o doce horas trabajando y cuando los dos laboran,
obviamente sólo llegan a la casa a dar un respiro, darse un duchazo, dormirse, y los hijos…
ellos quedan completamente desatendidos; me refiero en el área moral, espiritual y
emocional.
El tiempo envuelve cantidad y calidad de conversación. La interacción entre padres e
hijos es de impacto positivo en el desarrollo del niño.
Es obvio que las obligaciones del padre o la madre que trabajan o que están estudiando,
muchas veces son un impedimento para brindarles mayor atención a los hijos, pero se
pueden obtener espacios de calidad aún así, dedicándoles el tiempo que merecen.
El incremento de horas de trabajo no deja tiempo para la familia. En Japón por
ejemplo, se nos dice que los padres de familia dedican un promedio al día de diecisiete
minutos para cada uno de sus hijos.
Japón ha lanzado una campaña para que los padres pasen más tiempo con los hijos. Es
uno de los principales países industrializados del mundo y ha entendido el valor de la
familia. Sin embargo, tiene al mismo tiempo el primer lugar de suicidios en jóvenes a nivel
mundial.
Hoy Japón ha lanzado una de las campañas familiares más maravillosas de todos los
tiempos, donde dicen: “No importa que nuestro país deje de ser un país rico, pero que sea
un país rico en familias”.
Cuando en Japón se hacen este tipo de declaraciones, es porque están dando
importancia a la familia, ¿no lo cree usted? Valórelo por lo que usted mismo escucha y se
informa diariamente.
Si los padres no pasan tiempo con sus hijos, sus valores van a ser moldeados entonces
por sus compañeros, amigos y por la cultura popular la cual ya mencioné, que es adicta al
placer y a la emoción.
En busca de alguien a quien imitar
El padre debe ser un ejemplo, un modelo a seguir. Nuestros hijos están desorientados,
necesitan alguien digno de imitar, un faro que los pueda iluminar y les diga: este es el
camino.
Lo que realmente anhelan los adolescentes, según una reciente entrevista es: alguien a
quien imitar.
Pero tristemente los padres son considerados enemigos de sus hijos y los hijos por lo
tanto no quieren imitar la conducta de un padre violento o un padre que le fue infiel a su
esposa, o un padre que no lleva dinero a la casa, o que se la pasa tomando cerveza todo el
día.
¿Cómo van a querer los jóvenes imitar a un padre así? Dos cualidades son
importantísimas para ser un padre modelo:
Primeramente tenemos a un padre comprensivo, aquel que realmente entiende el
momento difícil que atraviesa su hijo y además va a hacer todo lo que esté a su alcance para
poderlo ayudar.
La segunda cualidad del padre modelo es ser amigo y líder; de esta manera logra
conocer la vida de su propio hijo.
Tú debes como padre de familia conocer la vida de tu hijo, volverte amigable a él, darle
respuestas a sus muchas preguntas. No importa que ya sepas la respuesta, aprende a
escuchar, y en vez de darles las respuestas rápidamente con tal de quitártelos de encima,
aprende a escuchar.
No des la respuesta rápidamente papá, mejor dile a tu hijo: lo que me preguntas yo te lo
podría responder, pero ¿qué piensas tú al respecto? Esto va a llevar a nuestros hijos a ser
más razonables.
Algo que están perdiendo nuestros jóvenes es precisamente la razón y nosotros
debemos de fomentar el raciocinio a través de conversaciones, platicándoles nuestras
principales experiencias de cuando éramos jóvenes, haciéndoles preguntas.
¿Cómo puedo convertirme en un padre ejemplar?
Muchos padres nos preguntan: ¿qué debo hacer para convertirme en un padre modelo?
Hay tres claves:
1. Estar disponible. Déjale saber a tu adolescente que estás disponible, mantén abierta
la puerta de la comunicación para toda pregunta y duda que él tenga. Que ellos vean
que cada vez que se te acercan, tú les abres la puerta.
2. Aprende a escuchar. No basta con decir: aquí estoy. Pon atención a las necesidades
que te presenta tu adolescente, dile: Aquí estoy hijo, también te quiero escuchar,
quiero aconsejarte.
3. Trasmite cariño. Nuestros hijos tienen una imperiosa necesidad de cariño y de
muchísimo amor. Que tus hijos encuentren en ti esa fuente de afecto inagotable.
Los hombres de ciencia hoy en día le están dando una importancia asombrosa al amor,
porque muchas familias se han visto afectadas al no saber cómo prodigar amor a sus hijos.
Muchas madres que sufren la infidelidad de su esposo, o el dolor de un hijo alcohólico,
se sienten tan solas porque no tienen el respaldo de sus maridos y guardan resentimiento en
sus corazones, quedando incapaces para amar a sus hijos y prodigarles cariño.
Quiero que sepas mamá, si tú realmente quieres ayudar a tus hijos, que las
investigaciones han revelado que el amor constituye la experiencia más importante de la
vida del hombre o de la mujer.
Así que no detengas tu amor ni tus caricias a tus hijos, ellos necesitan recibir de ti el
calor que sólo una madre puede brindarles.
Estoy hablando de un amor puro, limpio, desinteresado, que busca el bien de los
demás, sin importar que nosotros no lo tengamos y ése es el amor verdadero.
El amor de una madre es insustituible
A través de diversas observaciones realizadas por médicos investigadores, se ha descubierto
que el amor es parte de la nutrición de los niños, y juega un papel esencial en su desarrollo
físico, psicológico y espiritual. El amor es necesario.
Varios estudios llevados a cabo por el doctor René Spitz en Nueva York, sugieren que
el amor es importantísimo para el desarrollo. Él estudió aquellos niños que no tenían
madres que les prodigaran cariño, y niños que sí tenían madres; el resultado fue asombroso:
El coeficiente intelectual de los niños con madres cariñosas superó a aquellos que no
tenían mamá; también el nivel de vida fue superior en los niños que tenían una mamá
afectuosa y cariñosa. De los que no tenían mamá, algunos de ellos murieron: 234,
solamente porque no tenían el cariño de sus padres.
El mismo estudio probó también que cuando se le priva de amor a un joven, éste se ve
privado emocionalmente y da retrasos en el crecimiento y desarrollo, en la personalidad y
en su conducta.
Por eso encontramos jóvenes que son criminales, antisociales, neuróticos, alcohólicos,
porque cuando eran pequeños no tuvieron afecto ni cariño, y ellos al buscarlo, se
extraviaron en otros campos.
Nuestros hijos deben sentirse muy amados
El doctor Adrian van Berd, en su libro “El Niño No Deseado” dice lo siguiente:
“El rechazo materno puede considerarse como el factor causante de casi todos
los tipos y casos individuales de neurosis o de problemas de conducta observados
en los niños. La criatura construye su imagen alrededor del afecto de la mamá y del
papá”.
O sea, si el papá y la mamá son cariñosos, el niño entonces cuando nace está dotado de
todos los impulsos necesarios para desarrollarse como un niño amoroso y armónico.
Si él es amado va a aprender a amar, pero si él no es amado se va a volver superficial
en sus relaciones con los demás seres humanos, se volverá insensible al dolor de los demás.
¿Acaso pensabas que al nacer los niños son criaturas infernales, de guerra, o son de
nacimiento consumidores de alcohol y drogas? De ninguna manera, permíteme decirte que
es todo lo contrario.
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