Cómo destruir el Estado de Bienestar Extrait du Viento Sur http://vientosur.info/spip.php?article9328 Asalto al universalismo Cómo destruir el Estado de Bienestar - solo en la web - Date de mise en ligne : Sábado 30 de agosto de 2014 Viento Sur Copyright © Viento Sur Page 1/8 Cómo destruir el Estado de Bienestar [El British Medical Journal publicó el 21 de diciembre de 2011 este editorial en su sección "Navidad 2011: elementos para pensar". El artículo mantiene su actualidad a pesar del tiempo transcurrido. Las estrategias políticas y sociales neoliberales que describen los autores, utilizadas para fragmentar, degradar y privatizar la atención sanitaria y otros elementos clave del "Estado del Bienestar", son pertinentes actualmente en el Estado español y en otros Estados europeos. Así, por ejemplo, la elaboración del RD 16/2012 de "Medidas urgentes para garantizar la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud y mejorar la calidad y seguridad de sus prestaciones" se fundamenta en la aplicación de varias de las estrategias que se describen en este artículo. Es el modelo americano individualizado y privado de "protección" el que se pretende trasladar a Europa para garantizar la aplicación de recortes en las prestaciones y en las privatizaciones de los servicios públicos. El artículo no hace mención de la deuda pública (con la "contención del déficit" que conlleva) como el mecanismo actual de dominio capitalista y de cambio en las relaciones sociales, pero ello no desmerece su contenido.] La Navidad es tiempo de pensar en buenos deseos para el año que entra. Para los ingleses estos deseos son más importantes que nunca, ya que la coalición de gobierno está preparando el camino para hundir el Estado de bienestar. Muchos verán esta afirmación como un alarmismo exagerado. El Estado de bienestar, no solo en Gran Bretaña sino también en toda Europa occidental se ha mostrado muy resistente/1. ¿Como puede llevar a cabo un gobierno un cambio tan significativo? Para responder a esta pregunta es necesario volver a la década de los 40, cuando Sir William Beveridge promovió una lucha contra los cinco "grandes males": la escasez, la enfermedad, la ignorancia, la miseria y la ociosidad (want, disease, ignorance, squalor, and idleness)/2. Su llamamiento recibió el apoyo de todo el espectro político. Aunque ocupaba un asiento como Liberal en la Cámara de los Comunes, sus planes fueron llevados a cabo por un gobierno Laborista y continuados por otro Conservador/3. Las razones por las que obtuvo tan amplio apoyo fueron diversas, pero para mucha gente de la calle el papel fundamental del Estado de bienestar fue proporcionarles seguridad en caso de que el mundo a su alrededor se viniera abajo. Existieron buenas razones para buscar esta seguridad. Los británicos acababan de salir de una guerra que les había mostrado que, no importaba cuan alto pudieran estar en la escala social, podían caer a lo más bajo en un instante. La muerte y la destrucción de la guerra no fueron las únicas amenazas; una enfermedad grave podía acabar con las previsiones de una familia. La gente buscaba estar segura de que no se les abandonaría si ocurría un desastre, y estaban dispuestos a que esto pudiera garantizarse a través de impuestos y contribuciones a la Seguridad Social. Literalmente "todo el mundo estuvo de acuerdo en ello ", aceptando el racionamiento de los alimentos y del gasoil para poder garantizar que ante la adversidad, todos tendrían acceso a lo esencial. En la década de los 70, el filósofo John Rawls desarrolló esta idea en lo que llamó una "teoría de la justicia"/4. Argumentó que una sociedad justa era aquella diseñada como si estuviera cubierta por un "velo de ignorancia", en el sentido de que factores como la clase y las fuerzas sociales tendrían que quedar fuera de la elaboración de las políticas. Como expresó, detrás del velo "nadie conoce su lugar en la sociedad, su posición de clase o su estatus social, ni conocen su suerte en la distribución de las capacidades y habilidades naturales, su inteligencia, fuerza y factores de ese tipo". Rawls argumentó que, en esas circunstancias, los responsables de las decisiones podrían crear una sociedad que no privilegiara a un grupo sobre otro, de forma que nadie podría saber cual sería su destino final. Esta incertidumbre sobre el futuro era una aproximación cercana a lo que mucha gente había experimentado durante la guerra. Por razones diversas, la situación de postguerra fue bastante diferente en los EEUU. El país salió de la guerra con un potente sector empresarial (enriquecido a través del gasto militar), qure pudo moldear el discurso político en función de sus propios intereses. En la mayor parte de Europa la industria fue destruida y en Alemania, así como en los países que había ocupado, muchas de las grandes empresas fueron contaminadas por la colaboración /5,6. Sin Copyright © Viento Sur Page 2/8 Cómo destruir el Estado de Bienestar embargo, una diferencia crucial fue el papel de la raza en la sociedad. En los EEUU, los ricos no podían caer en lo mas bajo porque esta posición ya estaba ocupada. Los afroamericanos hacían frente a una discriminación persistente y generalizada. No existía ningún velo de ignorancia. Los europeos sabían que podían acostarse ricos y levantarse pobres, pero los americanos ricos (y por extensión, blancos) podían estar seguros de que nunca se despertarían siendo negros. Las consecuencias son evidentes en todos los niveles de la sociedad americana actual. En las encuestas de población el apoyo a la protección social entre los americanos blancos se ve influido por la raza de la población pobre que vive a su alrededor: si sus vecinos son blancos se sienten más inclinados a ser generosos que en el caso de que sus vecinos sean afroamericanos/7. Aunque la desigualdad está disminuyendo entre grupos étnicos (al tiempo que esta creciendo entre clases)/8, el legado de la división racial continua minando el apoyo a la protección social. En los Estados con una proporción alta de afroamericanos, las prestaciones económicas de protección social son muchos menos generosas/9 (un ejemplo de la "ley de cuidados inversos")/10. Así, una posible explicación de esta excepcionalidad americana/11 es el hecho de que el bienestar no es visto como algo que permite asegurar a la propia familia contra la catástrofe sino como un pago a gente con la que uno no tienen una identidad compartida. De esta forma, la sociedad queda dividida en grupos de pobres "dignos" e "indignos" (de recibir ayuda). Una segunda diferencia es que los americanos, con mayor probabilidad que los europeos, han vinculado la pobreza con la pereza en lugar de con la desgracia (una forma de culpabilizar a la victima)/12. Si el rico desea ayudar al pobre son motivados a usar la caridad a partir de estímulos en el sistema de impuestos, por una fuerte cultura religiosa y una desconfianza en el Estado. Sin embargo, una donación voluntaria significa que el donador puede seleccionar a los beneficiarios de su generosidad, en lugar de dejar la elección a un sistema democrático. Mas de un tercio del gasto social en los EEUU procede de donaciones voluntarias, mientras que en la Unión Europea anterior al 2004 la cifra era de menos de una décima parte/13. Un tercer factor es la ausencia relativa de un discurso contrahegemónico, derivado de la ausencia de una izquierda fuerte o de una voz sindical. La arraigada dominación del sistema bipartidista americano impide el desarrollo de los partidos políticos de izquierdas, al tiempo que la dispersión geográfica de la población durante el siglo 19 restringió la capacidad de movimiento sindical nacional para organizarse/8. Los países industrializados con una mayor proporción de trabajadores sindicados, un indicador del poder de la izquierda política, son los que más invierten en protección social (ver figura). Copyright © Viento Sur Page 3/8 Cómo destruir el Estado de Bienestar Figura. Asociación entre la sindicalización (el % de la fuerza de trabajo sindicada) y el bienestar social (el gasto en protección social como % del PIB) en el año 2007 en 29 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Fuente: cálculos de los autores a partir de datos de la OCDE de 2011. El gasto social público incluye los fondos en la asistencia sanitaria, apoyo a los ancianos, el apoyo relacionado con la discapacidad, prestaciones de viudedad, el desempleo y los programas activos del mercado de trabajo, apoyo a la vivienda, y otros ámbitos de la política social. R = 0,53, P = 0,0027 La comprensión de donde procede el dinero representa solo la mitad de los factores relacionados con el sistema de bienestar. La principal diferencia entre los EEUU y Europa tiene que ver con lo que los ricos obtienen del Estado. En los EEUU consiguen mucho menos que en Europa. Los EEUU son menos generosos tanto en la educación como la atención sanitaria o las prestaciones por desempleo. Globalmente, los EEUU invierten aproximadamente 2031Euros (3170$) por persona menos que lo que podría esperarse, en función de su nivel de ingresos, si fueran un miembro de la UE de antes de 2004 (calculo de los autores)/14. Es decir, el Estado no tiene como función ayudar a los ricos y, en muchos aspectos, lo hacen menos que nunca -por ejemplo, desinvirtiendo en las universidades públicas/14,15. De esta forma, no ofrece un sistema de seguridad mutua, sino una red básica de seguridad, si bien cada vez más limitada. Si eres rico, la ventaja del sistema americano es que pagas muchos menos impuestos. De hecho, el sistema de bajo nivel de impuestos/bajo nivel de protección social está tan sesgado que un multimillonario paga, en proporción a sus ingresos, mucho menos en impuestos, que los trabajadores asalariados más pobres, de tal forma que son los pobres los que, en realidad, subvencionan a los ricos/16. En los países escandinavos, por contra, los impuestos son altos pero, en compensación, los ricos obtienen un paquete integral de beneficios de alta calidad de forma gratuita o a un coste mínimo, entre los que se incluyen la atención infantil, la atención sanitaria, la atención social y la educación universitaria. Existe un claro intercambio: pagas muchos impuestos pero recibes más en compensación (junto con el hecho de vivir en una sociedad más segura y más armoniosa)/17. Así, para aquellos que desean destruir el modelo europeo de Estado de Bienestar, la debilidad estructural de la protección social en los EEUU supone un modelo atractivo. En primer lugar, se creó un grupo identificable de pobres Copyright © Viento Sur Page 4/8 Cómo destruir el Estado de Bienestar indignos de ser ayudados. En segundo lugar, se creó un sistema en el cual los ricos ven un beneficio escaso en lo que pueden conseguir a partir de lo que pagan en impuestos. En tercer lugar, se disminuye el papel de los sindicatos, haciéndoles aparecer como entidades que persiguen los estrechos intereses de sus miembros en lugar de percatarse de que, históricamente, las altas tasas de sindicación ha beneficiado al conjunto de la población/18, 19. Por último, como hizo Reagan cuando recortó la protección social durante los 80/81, los recortes se hicieron de forma que atrajeron la menor atención posible, poniendo en práctica políticas cuyos efectos a corto plazo son imprecisos y solo pueden ser experimentados en un futuro. Todas estas estrategia se pueden ver hoy en el Reino Unido. La prensa amarilla, gran parte de la cual es propiedad de multimillonarios, está en primera línea de desarrollar la primera de las estrategias, usando relatos de personas que "chupan del sistema". Por medio de la continua repetición crean nuevas formas de asociación de palabras y construyen una infraclase cultural. Las "prestaciones de protección social" se asocian invariablemente con los "gorrones"/20. La "simulación" describe invariablemente a los "demandantes de asilo"/21. Aceptan que existe un grupo de pobres dignos de ser ayudados, cuya situación ha surgido de una "desgracia genuina" (de la cual se excluye, aparentemente, a los refugiados de situaciones de guerra), pero cuando estos grupos aparecen en sus páginas es porque han sido objeto de abandono por parte del Estado, el cual dedica sus esfuerzos a los pobres indignos. Como ha mostrado un creciente número de investigaciones, esta dieta de odio continuo tiene un efecto significativo/22-24. Esta conversión en villanos de los pobres indignos de ayuda no es nueva. Lo nuevo en el Reino Unido es la progresiva exclusión de las clases medias del Estado de Bienestar por medio de una erosión cada vez mayor de los beneficios de cobertura universal. La lógica usada es atrayente, pero altamente fragmentadora: ¿por qué debe pagar el Estado por aquellos que pueden pagar por sí mismos?, ¿por qué la "gente trabajadora" debe pagar por los "beneficios de la clase media"? La crisis económica le ha dado al gobierno una oportunidad única. Como ha descrito Naomi Klein en una diversa variedad de situaciones, aquellos que se oponen al Estado de Bienestar nunca desperdician una buena crisis/25. El déficit debe ser disminuido, y para ello se eliminan las prestaciones una por una, se enfrentan los grupos entre sí y se hace desaparecer el interés de la clase media en el Estado de Bienestar. El primer recorte fue la prestación universal por hijo. Esta prestación se había pagado a todas las madres, independientemente de los ingresos familiares. La prestación reconocía la importancia de los hijos para la sociedad en su conjunto, y no sólo para la familia individual. También era barata, fácil de administrar y libre de anomalías. Ahora, el gobierno va a limitar las prestaciones por hijo a las familias en la que uno de sus miembros sea un alto contribuyente. Los problemas fueron evidentes desde el principio. Una familia con cuatro hijos y dos personas que cobran un salario, cada una de ellas ganando justo por debajo del umbral del impuesto más alto, ganaría un total anual de hasta 84 950 £ (libras), complementado con la prestación por hijo de 3 146 £. Sin embargo, no recibiría nada una familia de tamaño similar pero en la que sólo haya trabajado uno de los padres con un salario total apenas por encima del umbral impositivo de 42 475£. Si ese padre fuera viudo, perderían el subsidio 5.077£ por Padre Viudo, el cual está vinculado con la prestación por hijo, lo que resultaría en una caída del 18% en los ingresos. Sólo un santo evitaría preguntarse sobre el por qué tendría que pagar impuestos en estas circunstancias. Lo siguiente en eliminarse fue una educación universitaria asequible. Esto fue más difícil. Primero el gobierno tuvo que fabricar el hecho de que la educación universitaria era principalmente un beneficio personal, en lugar de un beneficio para el conjunto de sociedad. Como, por término medio, los graduados pueden esperar mayores ingresos, lo que deben hacer es pagar por este privilegio. La contribución que podrían hacer a la sociedad como médicos, maestros, trabajadores sociales, o en una miríada de otras formas, no cuenta para nada. El gobierno argumentó que no podíamos permitirnos una educación financiada con fondos públicos, pero, sin embargo, el nuevo sistema será más caro que el anterior/26. Sin embargo, esto es visto como un precio que merece la pena pagarse con tal de eliminar un beneficio de cobertura universal. Por otra parte, los estudiantes que se enfrentan a años de deuda personal saben que algunos de sus pagos se están utilizando para proporcionar becas para los estudiantes más pobres. Es fácil ver cómo esta generación, a medida que lucha para pagar su deuda, también puede preguntarse Copyright © Viento Sur Page 5/8 Cómo destruir el Estado de Bienestar sobre por qué tienen que pagar impuestos. Estos ataques recientes sobre los programas de cobertura universal son sólo el comienzo. Los ministros han dejado claro que ven a los ferrocarriles, que desde la privatización han requerido mayores subvenciones públicas, como "un juguete de ricos"/27. Nos atiborran con estadísticas que muestran que los que viajan en tren tienden a ganar por encima de la renta media, por lo que las tarifas deben subir por encima de la inflación. Por supuesto, la razón (se nos dice) de que los ferrocarriles privatizados sean, con mucho, los más caros de Europa no se debe a que sus accionistas están obteniendo beneficios excesivos de lo que es, en efecto, una monopolio estatal garantizado, sino debido a las prácticas prohibitivas de los sindicatos, un argumento que ayuda a erosionar aun más el apoyo que pueden recibir. ¿Por qué la persona normal que viaja a diario entre su hogar y el trabajo debería pagar impuestos que apoyen esta fuerza de trabajo indigna así como pagar unos cada vez mayores precios de los billetes? El Informe Mirrlees sobre el sistema de impuestos, encargado por el Instituto de Estudios Fiscales ha puesto de relieve que consideran una anomalía el hecho de que muchas de las necesidades de la vida, como la alimentación, así como de las cosas que hacen la vida un poco más civilizada, como los libros, estén libres del impuesto al valor añadido. El Informe argumenta que se debe corregir esta política universalista y que, si ello es causa de dificultades, entonces los pobres (aunque ciertamente no añaden lo de "indignos", ahora la mayoría de los lectores ya entenderá el mensaje) deben recibir subsidios de ayuda/28. De nuevo, el comprador ordinario se preguntará por qué tiene que pagar impuestos. La dirección del viaje ya queda clara. Las clases medias se preguntaran cada vez más sobre el por qué han de pagar por un sistema que les da tan poco. La idea de que el Estado es un sistema garantista, del que se puede recibir ayuda cuando se necesita, se ve erosionada de forma continua. Incluso la palabra "seguro" se incluirá en los planes del ministro de hacienda George Osborne para fusionar el seguro nacional con los impuestos. Cada vez habrá mayores reducciones en la financiación, e, inevitablemente, en la calidad de los servicios que aún utilizan las clases medias, como la educación y la asistencia sanitaria primaria y secundaria, lo cual les persuadirá de que estarían mejor si optaran por alternativas privadas. Los servicios públicos serán como los hospitales públicos en los Estados Unidos, un servicio para pobres. En función del abandono del sistema por parte de la políticamente activa clase media/29, como planteó la famosa frase de Richard Titmuss, un "servicio para pobres", inevitablemente, se convierte en "un servicio pobre". Las normativas ya están culpabilizando a la asistencia sanitaria, tal como ha pretendido el secretario de Sanidad para disminuir su responsabilidad en el mantenimiento de un sistema integral de salud. En un futuro, podría desaparecer cualquier vestigio de medidas protectoras, y los commissioning consortiums (consorcios de médicos generalistas encargada de la compra de servicios para una población), para entonces financiados con cargo a presupuestos personalizados, se convertirían, en efecto, en compañías de seguros, que usarán todo tipo de estrategias para limitar a quien inscriben y la asistencia que cubren. ¿Quien se beneficia de esta progresiva degradación del Estado de Bienestar? Las clases bajas desde luego que no. Pero tampoco las clases medias, ya que los nuevos y complejos sistemas individualizados son más caros que los que existían, son de peor calidad, y, sin duda mucho más complicados. Los beneficiarios de verdad son los muy ricos, los cuales no tendrán que pagar más por servicios que no han usado. ¿Permitirán los británicos el desmantelamiento del Estado de Bienestar? Aún no. Pero la situación puede cambiar rápidamente. La experiencia de los EEUU muestra cuan fácilmente se puede persuadir a la gente de que vote en contra de sus propios intereses/24 (...). Este artículo fue publicado como The assault on universalism: how to destroy the welfare state en la revista British Medical Journal, 2011 Dec 20;343:d7973. Martin McKee es catedrático de salud pública Europea en la London School of Hygiene and Tropical Medicine. Copyright © Viento Sur Page 6/8 Cómo destruir el Estado de Bienestar David Stuckler es profesor del Departmento de Sociologia de la Universidad de Cambridge (UK). Traducción: VIENTO SUR Notas 1/ Pierson P. The new politics of the welfare state. World Polit 1996;48:143-79. 2/ Beveridge W. Social insurance and allied services. HMSO, 1942. 3/ Timmins N. The five giants: a biography of the welfare state. HarperCollins, 1995. 4/ Rawls J. A theory of justice. Oxford University Press, 1973. 5/ Fenby J. The general: Charles De Gaulle and the France he saved. Simon and Schuster, 2010. 6/ Borkin J. 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