Cómo mi diario personal.qxd 3/7/08 13:43 Página 1 Cómo mi diario personal y secreto me convirtió en una estrella Julia DeVillers Cómo mi diario personal.qxd 3/7/08 13:43 Página 6 Cómo mi diario personal.qxd 3/7/08 13:43 Página 7 —¡Treinta segundos! ¡¡Atención todo el mundo, treinta segundos para que empiece el programa!! Cambié de postura, intentando sentirme cómoda. Lo normal es pensar que un programa de entrevistas en la tele tiene sillas cómodas para sus invitados. Me refiero a que algunos de los famosos más importantes del mundo se han sentado exactamente en esta silla. Y probablemente tampoco se sentían cómodos. —¡Revisión de dientes! —Diana no paraba de moverse delante mí mientras examinaba mi cara de cerca. Diana era mi asistente personal en los medios de comunicación. En su folleto ponía que podía ayudarte a «¡sacar lo mejor de ti en televisión!». Yo era su nueva clienta y, seguramente, estaba a punto de ser su peor fracaso. Le enseñé los dientes. No podía haber restos de comida. Había estado demasiado nerviosa toda la mañana como para poder comer algo. Ese día había empezado como cualquier otro, ya sabes, te despiertas, una ducha… dos peluqueros que vienen a peinarte… Un maquillador que viene a maquillarte… Un diseñador profesional que viene a vestirte… No, no era una mañana normal. Tengo que reconocerlo, estaba guapísima. Mi pelo a la altura de los hombros, de un rubio lujurioso y, por una vez, sin grasa y sin las puntas abiertas. Mis rasgos más bonitos, unos grandes ojos verdes, realzados con sombra 7 Cómo mi diario personal.qxd 3/7/08 13:43 Página 8 violeta gracias al maquillador. Mi cuerpo poco desarrollado camuflado bajo un vestido azul. —¡Diez segundos! —Levanta la barbilla, Jamie, deja de mirar hacia abajo, que vas a estropear el peinado —murmuró Diana—. ¡Respira hondo!— Intenté varios de los métodos de respiración que, según ella, evitarían que me desmayara ante veinte millones de espectadores. —Cámaras… ¡Rodando! —las palabras resonaron por todo el estudio. El público se puso a aplaudir y el monitor que estaba en la esquina de la sala donde estaba esperando empezó a emitir. El título «¡MORA EN DIRECTO!» atravesó la pantalla. Observé a Mora (sí, Mora, la reina de los programas de entrevistas) dirigirse hacia el plató. —Sin duda, mi invitada de hoy necesita poca presentación — apuntó Mora—. Si usted tiene una hija adolescente, probablemente habrá fingido estar con fiebre para poder quedarse en casa y ver este programa. Diana me puso las manos sobre los hombros, con cuidado de no estropear el peinado en el que los dos peluqueros habían trabajado como bestias. Me dio un masaje rápido. —¡Jamie, relájate! ¡Piensa en algo que te haga sonreír! ¡Piensa en Justin Timberlake! —me dijo. Justin Timberlake, Justin Timberlake. Justin, Justin. Me encanta Justin. Pensar en él debería hacerme sonreír, ¿no es cierto? Pero, de repente, se me ocurrió una cosa. ¿¡Y, si Justin Timberlake estaba sentado en casa descansando después de un concierto y una noche de juerga, y estaba poniendo la tele, y aparecía el programa ¡Mora en directo!, y estaba a punto de verme!? Además, ¿qué estaba haciendo yo ahí? Se suponía que debería estar en clase de Lengua, pasándole notitas a Harmony y mirando a Marco Vega. Qué bien que Marco Vega no me estaba viendo por televisión, porque la verdad es que me daría un ataque. Espera. ¿Y si me estaba viendo? ¿Y si la Señorita Gallagher, mi profesora de Lengua, había traído uno de los monitores de televisión al aula? Y toda la clase estaba mirando la pantalla esperando a ver… 8 Cómo mi diario personal.qxd 3/7/08 13:43 Página 9 —¡Debutando para la televisión estatal en el programa ¡Mora en directo!... Jamie Bartlett! Vale. Estoy en el aire. Muevo las piernas: izquierda, derecha, izquierda. Camino, subo los peldaños hacia el plató, recuerdo las instrucciones de Diana. Mantuve el contacto visual con el público lo mejor que pude, teniendo en cuenta que había unas luces súper potentes proyectándose directamente en mis ojos. Sonreí a la primera chica que pude ver en primera fila. Parecía diez veces más serena que yo. Y, Dios mío, esa chica, que estaba tan tranquila, empezó a saludarme con la mano y a gritar. Dios mío, Dios mío, Dios mío. Vale, ahora es cuando mi madre grita para que me despierte y dejo de soñar que soy famosa, ¿no? Pues no. No se trata de un sueño. Me está sucediendo de verdad. Así es, gracias, lo sé, os ha encantado mi libro. Sí, la verdad es que me sorprendió mucho arrebatarle el número uno al chaval mago. Soy yo, Jamie Bartlett. La escritora superventas del año. 9 Cómo mi diario personal.qxd 3/7/08 13:43 10 Página 10 Cómo mi diario personal.qxd 3/7/08 13:43 Página 11 1 TEST P: ¿Cómo se convierte una estudiante de instituto normal y corriente, con notable alto en Lengua, en una escritora superventas a punto de darle un ataque en ¡Mora en directo!? R: Todo comenzó una noche del otoño pasado. Harmony, mi mejor amiga, estaba en mi habitación, como siempre. Estábamos haciendo algo que se nos da muy bien: pintarnos las uñas. K Estaba sentada en la cama, pintándome las uñas, utilizando revistas para apoyar los pies mientras se secaban. —De cada quinientas adolescentes y chavalas encuestadas, el ochenta y cuatro por ciento incluyeron el brillo de labios como una de las tres cosas más importantes para llevarte a una isla desierta —leyó Harmony en la página de una revista—. ¿Quién escribirá esta basura? —Lanzó la revista al aire. —Ten cuidado —le advertí. Demasiado tarde. —Jolín, se me ha corrido el esmalte —dijo Harmony, mirándose la mano—. Dedo gordo, que te den. —Mira a Amber Tiffany—. Señalé la portada de la revista bajo mis uñas recién pintadas de OhLaLaLavanda—. ¿Cómo es humanamente posible tener ese físico? 11 Cómo mi diario personal.qxd 3/7/08 13:43 Página 12 —Es que no es humanamente posible —dijo Harmony, con su mejor voz en plan «es una carga que mi mejor amiga sea tan ingenua y tan tonta, pero mi misión es iluminarla»—. Amber Tiffany está pintada con aerógrafo. Es el resultado de los trucos de iluminación y de lo que nosotras gastamos durante un año en maquillaje y en cuidado para la piel. Y a eso añádele unos cuantos diseñadores gráficos cubriendo sus granos con un programa informático de tropecientos dólares. Y mírala. Tendrá más plástico en el cuerpo que la Barbie. —Sí, claro. Bla, bla, bla. Ni con todo eso llegaré yo en mi vida a estar lo suficientemente guapa como para que Marco Vega se dé cuenta de que existo—. Me dejé caer de espaldas en la cama. No hubo respuesta. Suspiré hondo para añadir dramatismo. —James, tú estás perfectamente bien. Sin embargo, tienes criterios poco realistas y superficiales. Y ahora, deja esa revista —soltó Harmony. Vi que se fijaba en el post-it naranja pegado al espejo en el que ponía: «¡Redacción de Lengua para el martes!». —Oye, —dijo Harmony— ¿sobre qué vas a escribir tu redacción? Me soplé el esmalte de las uñas. No quería pensar en la clase de Lengua ahora. Y no solo porque todavía no había escrito la redacción, sino porque Sawyer Sullivan también estaba en esa clase. Y hoy Sawyer se había metido conmigo. Me estaba metiendo en clase mientras ella entraba detrás con sus amigas. Me miró de arriba abajo. Puso los ojos en blanco. Bonito conjunto —dijo—. Para una daltónica. Y sus amigas empezaron a reírse. Ja, ja, ja. Intenté esbozar una pequeña sonrisa como diciendo «Paso. Me da lo mismo». —¿Qué miras? —me preguntó Sawyer—. ¿Tengo monos en la cara? Me puse a temblar. Bueno, vamos a pensar en otra cosa, ¿no? Volví a fijarme en la revista. —Mira. Mi muslo es más ancho que su cintura —protesté, mientras miraba a una de las modelos. Bueno, no es que fuera del 12 Cómo mi diario personal.qxd 3/7/08 13:43 Página 13 todo cierto. Si podía quejarme de algo, era de que mi cuerpo fuera demasiado pequeño. En pocas palabras, sin desarrollar y sin ninguna pinta de estar pasando nada en ningún sitio. Pero, ya sabéis, todo el mundo se queja de estar demasiado gordo, así que… no me puedo quejar. Bueno, todo el mundo menos Harmony. —Ya está bien —Harmony me lanzó su mirada de siempre—. Si no puedes dejar de compararte con cada modelo que salga en esas revistas, tendré que tomar medidas drásticas. Di «adiós, revistas»—. Las cogió todas de golpe y las tiró al cubo de la basura. —¡Oye! ¡Que no me he leído el artículo sobre los secretos de Amber Tiffany para tener unos labios tersos y pronunciados! — aullé. Harmony cogió su mochila y su nuevo portátil. Ahora tenía dos (sí, dos) portátiles. El nuevo era un regalo que le había hecho su madre porque se sentía culpable de que este año su cumpleaños cayera el mes que le tocaba «en el norte». Harmony divide su tiempo entre la ciudad de Nueva York y la casa que su padre tiene aquí, en una zona residencial al norte del estado. Se puede coger un tren a Nueva York. Allí es donde viven la madre y el padrastro de Harmony. Y es también donde vive Harmony un mes sí y otro no. Un mes en el norte y un mes en la ciudad. Así es su vida. Los meses que pasa en la ciudad casi no la veo, porque está demasiado lejos para poder venir todos los días al instituto. Siempre estoy súper contenta los meses que le toca estar aquí. Aunque puede que ahora mismo no. Se está poniendo en plan gruñón. —Repito, ¿has llegado a empezar tu redacción de Lengua? — preguntó Harmony, arrancando mi post-it—. Mañana es martes, por si no lo sabías. —Pues no —confesé—. Pero no te preocupes. Escribiré algo a toda leche. En cuanto averigüe el secreto de Amber Tiffany para tener unos labios tersos y pronunciados. Incluso compartiré el secreto contigo. Harmony me pegó el post-it en la frente. 13 Cómo mi diario personal.qxd 3/7/08 13:43 Página 14 —No me interesa —dijo Harmony—. Me piro. ¿Quieres usar mi portátil nuevo? Tiene metidas fuentes muy bonitas. —¡Gracias! —contesté mientras lo cogía. Qué suerte tenía Harmony. Yo tenía que pelearme con Allie, mi hermana mayor, para ponerme un rato en nuestro ordenador prehistórico. —Si quieres, luego me mandas tu redacción por email para que te la imprima con mi nueva impresora color láser —propuso Harmony—. Y así te ponen dos puntos de más por buena presentación. 14 Cómo mi diario personal.qxd 3/7/08 13:43 Página 15 2 Me senté en la cama y abrí el portátil de Harmony. Tan bonito, tan brillante, tan nuevo. Casi me entraron ganas de empezar a teclear en él. Casi, porque ¡puaj! Odio escribir para el instituto. Escribir algo para un profesor le quita toda la fuerza, no puedes expresarte de verdad. ¿Intentar ser original? Ja. Lo que quiere tu profesor es revisar todos los trabajos que pueda sin tener que pensar. La originalidad desbarata el plan de juego. Después está toda esa forma tan aburrida en que tienes que plantear las cosas. Introducción, nudo, desenlace, referencias en estilo bibliográfico preciso. Ya sabes lo que hay. Pero, como buena estudiante de Whittaker, escribo lo que los profesores quieren leer y entrego mis trabajos a tiempo. Y me voy a casa y escribo mis diarios. Los escribo casi todos los días. Ese es el tipo de cosas que me encanta escribir. Las que son para mí. En las que hablo de mis sentimientos, de mis pensamientos. En lugar de usar diarios o libretitas monas que pidan a gritos: ¡hermanas cotillas, leedme inmediatamente!, yo, ingeniosamente, escribo en cuadernos escolares en los que pone «Álgebra» e «Historia». Mi hermana ni siquiera abre sus propios cuadernos, así que sé que mis diarios solo los veo yo. Bueno, volvamos a los deberes. Teníamos que escribir una redacción sobre qué haríamos para cambiar el mundo. 15 Cómo mi diario personal.qxd 3/7/08 13:43 Página 16 Rápidamente, me inventé un trabajo sobre cómo cambiaría los descansos entre las clases. Sí, tener descansos más largos entre clases cambiaría el mundo, ya que tendríamos más tiempo para acudir a nuestras taquillas y cambiar nuestros libros, y así no tendríamos que ir cargando con mochilas de unos treinta kilos todo el día. De esa forma, conseguiríamos adoptar una mejor postura, algo con lo que siempre nos están machacando en la clase de educación para la salud. La verdad es que la idea era brillante, porque corrían rumores de que la Señorita Gallagher estaba saliendo con el Sr. «Anatomía» Akins, el profesor de educación para la salud. Así ella podría adularle contándole que una de sus estudiantes pensaba que sus clases eran tan buenas que había escrito sobre ellas en sus deberes. Dos profesores inspirando a sus estudiantes. Qué romántico. (Puaj). Vale. Acabé los deberes. Fenomenal. Ahora podía escribir en mi diario. Iba a apagar el portátil, pero me di cuenta de que había un nuevo programa instalado en el disco duro de Harmony que simulaba que el texto estaba escrito con tinta de gel purpurina. Soy adicta a los bolígrafos de tinta de gel. Ahora también podría ser adicta a la tinta de gel de alta tecnología. Escribiría en el portátil, después imprimiría el documento y lo pegaría en el cuaderno de mi diario para lograr un efecto especial. Bueno, a ver qué podía escribir… mmm… Rodé sobre mi espalda. Las modelos de las revistas me devolvían la mirada desde el techo y las paredes. Hacía un par de meses que había redecorado la habitación. Había convencido a mi madre para tirar el edredón y las almohadas de algodón a cuadros rosas y blancos que tenía desde los cinco años. Afané un edredón de tela vaquera de la habitación de invitados. Fue una redecoración bastante pobre, pero al menos ya no me sentía de algodón a cuadros rosas. Después cogí una caja y quité todas mis cosas de las estanterías: un trofeo a la ciudadanía, las figuras de princesas, un premio que gané en un campamento de verano. Descolgué un collage de viejas fotos mías montando a caballo, de vacaciones en la playa, con Allie en los tiempos en que nos hablábamos. También había 16 Cómo mi diario personal.qxd 3/7/08 13:43 Página 17 apilado todos mis peluches en la caja. Hasta mi favorito, aquel unicornio púrpura con el cuerno brillante. Para la redecoración había utilizado todas mis revistas de adolescentes. Mi habitación era ahora el Reino de las Guapas. Mejorando lo presente, por supuesto. Fotos de modelos glamurosas, guapísimas, delgadas, vestidas con ropas perfectas y pasándoselo como nunca. Así quería yo que fuera mi vida. Así quería ser yo. Está bien, está bien, ya sabemos que no es tan bonito como parece. Harmony tiene razón: vosotros lo sabéis, yo lo sé. Algunas de esas modelos y famosas están traumatizadas, se han casado un millón de veces, están en rehabilitación, se inflan a pastillas o se pasan la vida echando la pota en los lavabos de mujeres para mantenerse delgadas. Vale, pero, ¿a que no me veis arrancando las fotos? Ya, soy una hipócrita. Porque sé que esas fotos no reflejan la vida real. ¡Y aún así quiero parecerme a Amber Tiffany! Supongo que mi habitación produce en mí el efecto contrario al que yo quería. Es difícil sentirse guapa con el techo lleno de gente sobrehumana mirándote fijamente. Es como que te están mirando y pensando: «Gracias a Dios que no tengo tu culo». Y: «Tengo una delantera tan grande que te la voy a plantificar en la cara, pedazo de friky sin pecho». ¿Por qué no puedo dejar de compararme con ellas? ¿Por qué soy Yo contra Amber Tiffany? Yo contra las actrices, las supermodelos, las chicas que salen bailando en los vídeos musicales… ¿Por qué no puedo pensar que mi cuerpo es normal y que está bien? Sé que hay otras chicas por ahí que piensan lo mismo. ¿¿¿¡¡¡Por qué no podemos dejar de pensar así!!!??? Sabéis, estaba harta. De mirar a las modelos, a las actrices, a las chicas que salen en los vídeos musicales… y de cuestionarme a mí misma. Había llegado el momento de escribir en mi diario. Empecé a escribir. A golpe de teclado transformé mi cabreo en un cuento. Llamé a la protagonista Isabella. Isabella tendría el pelo largo, dorado, brillante y liso. No, borra eso: demasiado estereotipo de Barbie. Isabella no iba a ajustarse a ningún estereotipo. 17 Cómo mi diario personal.qxd 3/7/08 13:43 Página 18 Tendría el pelo largo, oscuro, desenfadado y rizado, y lo sacudiría con total confianza. Tendría muchas curvas. No estaría delgada como un palo, ni parecería una modelo perfecta. Sería fuerte, atlética y elegante. A ella jamás le pedirían educadamente que se saltara la clase de ballet el día en que el periódico viniera a escribir un artículo sobre el Ballet Junior. Isabella llevaría la ropa grande. Bueno, la cuestión era que no contara el aspecto. Ya lo sé, ya lo sé. Pero era la chica de mis sueños, y no hay nada malo en tener estilo. Isabella tendría sus tiendas favoritas en el centro comercial, como yo. Pero también iría a tiendas vintage, en las que se gastaría unos veinticinco dólares y saldría con un conjunto increíble. Sí, y se compraría un par de vaqueros normales y los customizaría hasta hacerlos más cool incluso que unos vaqueros de diseño. A Isabella le gustaría estar tumbada, pintarse las uñas y leer revistas. Pero, al leer las revistas, no perdería ni un momento pensando en el cuerpo que se escondería bajo la ropa que viera. Se limitaría a pensar: «mmm… esto me quedaría mazo de guapo, encaja tanto en mi estilo personal». Isabella se sentiría PERFECTAMENTE tal como es. Y eso no era todo. Isabella se convertiría en una verdadera superheroína. Tendría un álter ego. ¡Igual que Clark Kent se convierte en Superman, Peter Parker en Spiderman, y aquel hombrecillo debilucho en la Masa! La mayor parte del tiempo Isabella sería una chica súper agradable. Pero, cuando las Malvadas Villanas atacaran, Isabella se convertiría en… ¡¡¡ISA!!! Por tanto, ISA debería tener superpoderes fantásticos, ¿no? Pensé en Wonder Woman con aquellos brazaletes que la protegían de los malotes. Y en Buffy cazando a los vampiros. De repente, me vino la inspiración. ¡Isabella cogería un látigo imaginario! ¡Y… Zas! ¡Daría latigazos e irradiaría rayos de positividad para protegerse del Mal! ¡Sí, el Latigazo solo podría utilizarse para atraer el Bien! 18 Cómo mi diario personal.qxd 3/7/08 13:43 Página 19 Estaba claro que Isabella necesitaba una pérfida némesis, una villana suprema con la que batirse en duelo. Una chica del Mal Supremo. Se llamaría Bertha. No, Myrna. Sí, Myrna. ¡Cuidado, Myrna, «Famosa Reina Supermodelo del Instituto Desalmada hasta el Extremo»! ¡Tu reinado está tocando a su fin! (Myrna resultó ser una villana absolutamente despreciable que guardaba cierto parecido con una tal Sawyer Sullivan… ¡Je!) Comencé el cuento con Myrna burlándose de una chica que no tenía la apariencia de una modelo perfecta. Su sentido de la moda brillaba por su ausencia. Era una chica normal. Myrna estaba poniendo los ojos en blanco mientras le decía: «Bonito conjunto. ¡Para una daltónica!» Y ese tipo de cosas. Se estaba riendo abiertamente de ella. ¡Y la chica se sentía desesperada! ¡Desesperada! ¡Ay, no! ¡Pobre chica! Pero entonces… de repente… ISA se deslizó por la espalda del unicornio y se enfrentó cara a cara con Myrna. ¿Qué miras? —preguntó Myrna con desdén—. ¿Tengo monos en la cara? ISA miró a Myrna directamente a los ojos. Entonces cogió su látigo imaginario. ¡ZAS! Myrna saltó por los aires hacia atrás. ¡PUM! Se quedó en el suelo toda despatarrada. —¡Oye! —gritó—. ¡Me has estropeado el peinado y las uñas! ISA se limitó a ignorarla. —¡¿Quién te crees que eres?! —masculló Myrna. —Soy ISA. Y Myrna salió corriendo. Vale, estaba claro que Myrna no iba a rendirse tan pronto. Se iría corriendo a su guarida y planearía la desaparición de ISA. Myrna era la Jefa de un ejército de malvadas villanas. Como Mojo Jojo, el Dr. Drakken o Skeletor… 19 Cómo mi diario personal.qxd 3/7/08 13:43 Página 20 Las llamé… ¡La Pérfida Pandilla de Chicas Populares! ¡La Malvada de las Puñaladas Traperas! ¡La Malvada Cotilla! ¡La Malvada Insultadora! ¡La Malvada Obsesa de la Moda! ¡La Malvada Excluidora! ¡La Malvada Adicta a las Dietas! ¡La Malvada Traidora! Así, ISA tendría que luchar con todas ellas y luego... en una lucha final… se enfrentaría a su némesis, Myrna. Y, por supuesto, ganaría ISA. No sería fácil. Pero… ¡ajá! ¡Myrna y su camarilla de lacayas «supermodelos perfectas con el cerebro lavado» serían derrotadas! ¡ISA se alzaría y haría las cosas como es debido! ¡Por todas nosotras, chicas NORMALES y MAJAS «no modelos perfectas, no vientres planos y no pechos grandes»! Escribí y escribí. Me perdí en el texto y dejé que todo fluyera. Me envolví en mi manta de lana polar roja y volqué mis sentimientos en el portátil. ISA no estaba dispuesta a seguir aguantando. Sabía lo que le esperaba. Pero lo cierto es que hizo algo para solucionar el problema, algo que realmente funcionó. Vaya si funcionó. Mis padres pasaron para desearme buenas noches, pero apenas los miré. Me dolían los dedos de tanto teclear, pero sentía como si no pudiera parar. Terminé alrededor de medianoche. Entonces me acordé de que no le había enviado a Harmony la redacción para la Señorita Gallagher, así que se la mandé. Al final, apagué el portátil. Estaba reventada. Me arrastré hasta la cama y me quedé sobadísima. K Myrna convocó una reunión urgente con su Pérfida Pandilla de Chicas Populares. —Su nombre es ISA —anunció Myrna—. El alcance total de sus poderes es aún desconocido. Pero tened esto claro, Mis Supremas Villanas: hay que parar a ISA. 20
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