“ME DIJO QUE NO SABÍA CÓMO NO SE HABÍA VUELTO LOCO EN ESE CERRO, TENÍA MUCHO MIEDO”, DICE LA EX MUJER DE VÍCTOR SEGOVIA ESTEBAN ROJAS VÍCTOR SEGOVIA VÍCTOR SEGOVIA 48 años y cinco hijas. Perforista. Su ex mujer: “Me dijo que tenía mucho miedo, que la mina crujía”. El perforista Víctor Segovia escribe todo lo que les acontece en el refugio desde aquel jueves 5 de agosto en que quedaron atrapados. Su intención es publicar un libro. A la familia le venía contando que todo iba bien hasta que optó por sincerarse con su ex esposa Soledad Moreno. “A ti no voy a mentirte’, me dijo. Me dijo también que no sabía cómo no se ha vuelto loco ya en ese cerro, que tenía mucho miedo, que la mina cruje, que estaba desesperado y lo veía todo muy mal”, comenta Moreno. Víctor Segovia lleva cuatro años separado de Soledad Moreno. Cuatro de sus hijas viven con Soledad, y una de ellas, Marisa, de 23 años, con él. Y Marisa es la que lo espera al pie de la mina: “Él quería muchísimo a esa señora [su madre]. Estuvieron casados 20 años. Pero de un día para otro ella llegó embarazada de otro caballero. Y él lloró muchísimo. Yo le decía que era un hombre bueno, pintoso [atractivo], que podía encontrar una mujer mejor. Pero no lo superó. La sigue queriendo. O, al menos, le sigue doliendo”. 27 años y un hijo con su anterior compañera. No sabe que su actual novia está embarazada. Carlos tiene un hijo de cinco años, pero llevaba más de un año separado. “A él nunca le gustaron demasiado los niños”, comenta su prima Lilliam Vilches. “Decía que solo podía entregarle al hijo tres segundos de amor y, después, chao pescao”. Hace siete meses conoció a Carolina Veliz, de 24 años. Y una semana después de que a Carlos se lo JOSÉ OJEDA CARLOS BARRIOS Fotografía de Carlos Mallagaray LA ESPERA MÁS LARGA. Marisa Segovia, de 23 años, es una de las cinco hijas del perforista Víctor Segovia, la que espera al pie de la mina rogando ante un rudimentario altar. El minero ha confesado a su ex esposa que está desesperado y ve todo fatal. CARLOS BARRIOS ESTEBAN ROJAS 44 años y tres hijos. Cargador de explosivos. El día del derrumbe fue a recuperar dos días que había perdido por la muerte de su tío. Su esposa, Jéssica Yáñez, de 43 años, explica que el día del derrumbe a Esteban no le correspondía trabajar. “Pero una semana antes había fallecido su tío [el padre de Pablo Rojas] y debía dos días a la empresa. Por eso está donde está. Él sabía que la mina era mala. Pero me decía: ‘A la edad que tengo es difícil entrar en una empresa’. Pensaba quedarse solo hasta el 18 [día del bicentenario de Chile]”.
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