Publicación Mensual Nº 16 • Mayo de 2004 Instituto Nacional de Tecnología Industrial Secretaría de Industria, Comercio y de la Pequeña y Mediana Empresa Ministerio de Economía y Producción SUMARIO Invitación de la gente del INTI al diálogo sobre la relación entre la tecnología y la calidad de vida de los argentinos. Desmontando con fuego Curiosa publicidad de una empresa semillera EDITORIAL «El control social» Pág. 1 «Las responsabilidades del buen pan» Reglamentaciones y mecanismos de control para mejorar la calidad en la fabricación de harinas y del pan. Pág. 2 «La representación del conocimiento» Extracto del libro «La marcha de los locos». Pág. 2 DOSSIER «La soja en Argentina: un debate impostergable» Posiciones sobre el monocultivo de soja. La polémica acerca de qué modelo productivo y de sociedad queremos los argentinos. Pág. 3 «El modelo de agricultura industrial intensivo» El monocultivo propicia la pérdida y dilapidación de recursos humanos y naturales. Pág. 3 «Causas y riesgos del monocultivo de soja» ...la necesidad de diseñar una estrategia industrial que permita diversificar la oferta exportable y revertir la tendencia observada a la primarización del comercio. Pág. 4 «Otras voces del debate» Opiniones de distintos especialistas. Pág. 4 «Soja: una mirada federal» El dinero que fuga de Entre Ríos. Pág. 5 «Salir de la convertibilidad sojera requiere una política de estado» Proyecto de un Fondo Fiduciario Agrario para reconvertir la producción con destino al mercado interno. Pág. 6 «Cifras para pensar» Números sobre la Inversión Bruta Interna Fija (IBIF) y sus componentes sobre PBI. Pág. 7 Sin control social ni estatal, mientras la quema de bosques abre frontera a la soja, otros inventan nuevos países y plantan bandera. EDITORIAL El control social Por Enrique M. Martínez* Para cada uno de nosotros, la primera actividad social fuera del hogar es la escuela. Allí hay una autoridad nítida. La maestra es quien enseña y además quien evalúa si hemos aprendido y en función de eso decide si avanzamos o no. La función docente y la función de control se concentran en una sola figura. No hay objeciones formales ni culturales para que eso suceda. Ni la familia, ni la organización de la cual depende la escuela, ni mucho menos el niño cuestionan esa relación. La vigencia de la superposición total entre la docencia y el control se extiende a la secundaria y a la universidad. Toda la educación, sea formal o informal, hasta la de un aprendiz de taller, tiene la misma lógica. De golpe, en nuestra sociedad, casi todo lo que sigue se organiza con otro criterio. Envases para medicamentos «a prueba de niños» En el INTI se ensayan envases diseñados para contener productos potencialmente peligrosos para la salud. Pág. 7 En la actividad económica, cada actor – sea una persona o una empresa – tiene libertad para tomar las iniciativas que quiera, pero hay controles externos que lo regulan, lo enmarcan. La autoridad impositiva debe cobrarle los tributos; la autoridad ambiental debe verificar que no contamina; la autoridad laboral debe cuidar que contrate a sus trabajadores de una determinada manera y así siguiendo. «Biotecnología: el INTI dice presente» El dominio alcanzado en la genética está permitiendo realizar un salto tecnológico en las diferentes áreas de la producción. Pág 8 En impuestos, en saneamiento, en legislación del trabajo, el empresario debe estudiar las normas o contratar un asesor. Un externo lo controla. Tiene esa dominante función: controlar. Es el Estado. «Jornada sobre biotecnología en el INTI» Agenda de actividades e informes. Pág. 8 Las áreas públicas que tienen la tarea de promover a la comunidad resultan ser las menos y en conjunto definen una imagen asistencial, de ayuda al débil o hasta al derrotado sin retorno. De ninguna manera podríamos decir que hoy la acción social o – mas cerca de nuestro campo – el INTA o el INTI tienen la misma justificación social que la escuela pública. Ésta es un tránsito imprescindible, que creemos nos hace mejores. Aquellos, son ámbitos de ayuda, para auxiliar a quienes no tienen recursos propios suficientes o no son «capaces» de arreglarse por sí mismos, valor muy apreciado. Así creo que ve la cuestión la mayoría de la sociedad. Participe en la versión on line interactiva: www.inti.gov.ar /sabercomo / Estos dos modelos : El Estado docente, que marca el camino para ser mejor y ayuda a transitarlo, sin descartar sus facultades de control y el Estado policía, que esencialmente controla, conducen a sociedades muy distintas. Voto por el Estado docente, pero a la vez me queda claro que no basta desearlo para poder implementarlo. Hay una primer condición de hierro: el docente debe ejercer un liderazgo que no surge solo del atributo formal. Debe escuchar, debe tener una actitud de aprendizaje permanente, debe conseguir la participación activa de los involucrados. No parece la descripción más fiel de un actual funcionario público medio. Para peor, aún más básico: el docente debe conocer en profundidad la materia que ejerce. Si cumple con esos requisitos, el docente – el Estado docente – adquiere el derecho culturalmente no cuestionado de establecer reglas en su ámbito y verificar su cumplimiento. El extremo opuesto, el policía, suponemos que controla y hasta que reprime. Pero no que sabe. Por lo tanto, aparece una suerte de derecho natural a evadir su control, lo cual incluye su cooptación mafiosa o coimera, en los casos límite de conductas deliberadamente antisociales. El reclamo de una policía honesta o de un inspector que cumpla cabalmente su función, en cualquier ámbito, cuando el Estado no ejerce un liderazgo docente, se hace así muy difícil de cumplir. De poco o nada vale, en esa lógica, que las penas teóricas sean cada vez más duras o que los considerados delincuentes sean considerados técnicamente externos a la sociedad y tan irredimibles como un eventual alienígeno invasor armado. ¿Qué estructura puede controlar una sociedad que no tiene valores superiores para respetar, administrados día a día por organizaciones públicas y privadas de esa misma sociedad que los cultiven, los promuevan y los respeten? Construir un Estado docente. Que sepa, enseñe y aprenda y que en función de eso controle el ejercicio comunitario de ese saber. No es imposible. Tal vez debamos dar el primer paso: descalificar la posibilidad de vivir eternamente bajo el marco conceptual del Estado policía. *Presidente del INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial) Página 2 • Mayo de 2004 Las responsabilidades del buen pan* las harinas de trigo destinadas a consumo y que se comercialicen en el mercado nacional, deberán ser enriquecidas con hierro, ácido fólico, tiamina, riboflavina y niacina, con el objeto de prevenir anemias y malformaciones del tubo neural tales como la anancefalia y la espina bífida en la población. El descubrimiento del pan fue casual y se remonta a la época neolítica. Desde ese momento, el pan ha estado unido a la evolución del hombre. El alimento de los egipcios pobres se componía principalmente de pan y cebolla, de ahí el famoso dicho “contigo, pan y cebolla”. La historia del pan es “compartir” y fue así como se constituyó en el alimento de la última cena. Pese a la importancia de esta legislación, no están implementadas todavía las medidas y los responsables de un programa de control sobre los proveedores de las vitaminas y minerales, el cumplimiento de esta reglamentación por parte de los molinos y la verificación del sistema de dosificación y mezclado, así como los análisis de control en los lugares de expendio, industrias y panaderías. Si esto no ocurre, será esta una ley mas que no se cumpla y quede en el olvido, pese a que las etiquetas y rótulos satisfagan a los burócratas. Justamente aplicando este concepto es que se deberían unir los actores de la Cadena de Valor del Trigo y deberían compartir las responsabilidades de generar reglas de juego claras, asumir y auspiciar el cumplimiento de las obligaciones impositivas y fiscales, reglamentos, leyes, controles y asumir la responsabilidad de comenzar a recrear un país distinto, justo, equitativo y solidario. El consumo de harina de trigo por año en nuestro país, supera los 3,5 millones de toneladas, producidas por unos 120 molinos, con un consumo promedio de 85 Kg por habitante por año. De este total el 75% es elaborado en las panaderías artesanales, un total aproximado de 12.000 en todo el país. El valor de la producción del sector panificados ocupa el segundo lugar de importancia dentro del PBI alimentario, solo superado por la industria cárnica. Argentina ocupa el quinto lugar mundial como exportador con el 8,5% del volumen mundial, pero presenta importantes deficiencias en la calidad industrial de sus trigos, motivada por la falta de política y las discusiones estériles de los actores de la cadena: semilleros, productores, acopiadores, exportadores, molineros, industriales, panaderos y consumidores. En esta secuencia hay un pedido de diferenciación de calidad creciente desde los panaderos hasta los semilleros. Son cuatro las acciones en las que se deberían avanzar en forma prioritaria: la mejora de la calidad de trigo, el cumplimiento de la ley de controladores fiscales y de fortificación de harinas y el sinceramiento de la calidad de trigo según el Código Alimentario Argentino o la propuesta consensuada para su modificación. En el caso de calidad del trigo, pese a los cambios de estándares periódicos, nada se hace por generar una política clara de mejora y diferenciación. Muy por el contrario se promocionó la irrupción de variedades de muy baja calidad, pese a que el INTA está alertando que la calidad del trigo argentino viene en picada y es rechazado en los mercados compradores, debido a las bajas cualidades panaderas. La solución de esta dificultad depende exclusivamente de los acuerdos y aportes de los actores de la cadena, en cambio los otros tres temas son de responsabilidad ineludible del Estado y madurez del sector empresario en su cumplimiento. Con relación al segundo tema, debemos reconocer que en nuestro país la evasión fiscal resulta uno de los síntomas más evidentes de la crisis global que aqueja a la Nación, máxime que la misma pone de manifiesto la actitud que asumen los individuos frente a las obligaciones con la comunidad de la que forman parte. Mediante el Decreto 1405/2001, cuyo origen fue la Resolución 136/98, se creó el registro de industriales y operadores de la molienda de trigo en el que obligatoriamente deben inscribirse las personas físicas y jurídicas que participan en la industrialización y comercio del trigo, tales como los molinos de trigo, usuarios de la molienda y mayoristas y depósitos de harina. La Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (ONCCA), dependiente de la SAGPyA, a partir de la Resolución 36/2002, tiene el deber de mantener el registro de operadores y fiscalizar las operatorias de industrialización de trigo para supervisar el cumplimiento de la normativa vigente. Mediante esta legislación los molinos harineros están obliga- dos a la instalación de los denominados caudalímetros (sensores de flujo) que miden la entrada de trigo a la molienda. Pese a todas estas regulaciones y a operativos de control y clausura de molinos, el sector molinero manifiesta que todavía se esta lejos de que se elimine la molienda “en negro” y se controlen los desvíos “pícaros” de trigo ó se descubran las roturas periódicas e injustificadas de los equipos de control. En definitiva no se controla en forma eficiente el cumplimiento de la legislación. En el tema de la fortificación, está ampliamente demostrado que es una de las estrategias de intervención claves recomendadas por las organizaciones internacionales de la salud para erradicar la desnutrición por deficiencia de micronutrientes. Los niveles actuales de anemia de la Argentina superan los niveles estimados por la mayoría de los responsables gubernamentales. Cabe destacar que a nivel mundial desde los años `50 se utiliza el enriquecimiento con hierro en la harina de trigo. Nuestro país era uno de los únicos en el mundo que no enriquecía por ley sus harinas. Quiere decir que la fortificación es parte de la política nutricional mundial y no cuestión de status. En nuestro país pese a la crisis alimentaria nutricional en la que estamos hundidos hace mas de treinta años, la decisión de fortificar no fue apoyada ni por el sector industrial ni por el sector estatal. Por fin con la promulgación de la ley 25.630 (22/8/02) y su Decreto Reglamentario 597 (13/8/03), El último tema se refiere a la calidad de las harinas que están en el mercado, que deben cumplir los requisitos del Código Alimentario Argentino. Sin cometer un error muy grande, se puede decir que el 70% de las harinas que se panificaron durante el año 2003, no respondieron a las especificaciones establecidas en él, especialmente a su contenido de cenizas. Si bien se puede considerar que este valor está en relación con la calidad del trigo, calidad que se viene deteriorando año tras año, también es cierto que el aumento del rendimiento en la extracción de los molinos y la demanda de los grandes consumidores por harinas cada vez mas blancas, genera un aumento de ceniza en las harinas que se venden a las panaderías. Este tema muy sensible al consumidor final, o sea todos los argentinos que vamos a la panadería del barrio, debe contar con el acuerdo sensato y maduro de los dos sectores intervinientes (molineros y panaderos), para lograr parámetros de calidad adecuados, que permitan obtener una buena calidad de pan, aquella que nos merecemos aunque más no sea por la historia de país triguero y la crisis alimentaria en la que estamos inmersos. Por Ingeniero Nicolás Apro Director INTI-Cereales y Oleaginosas Contacto: [email protected] La representación del conocimiento* En función de lo que ha sucedido en los últimos años, de lo que ha sorprendido a todos el desarrollo de Internet y de la continuidad de los ritmos de desarrollo de las TI, Juan Rada (mayo 1998) sostiene que lo único que la historia recordará del desarrollo de tecnologías de la información durante el siglo XX será cómo cambiaron la forma de representación del conocimiento. El futuro olvidará las redes y los microprocesadores, pero recuperará este cambio. Una referencia histórica puede aclarar esta opinión. El primer cambio en la representación del conocimiento se produjo a partir de la transición de la poesía a la prosa, que permitió el desarrollo de las religiones, a través de sus libros -la Torá, el Baghavad Gita, la Biblia, etc.- que facilitó una mayor uniformidad en la transmisión de «la verdad», que produjo la muerte de buena parte de las religiones tribales, con lo que se generó un paso importante en el desarrollo del pensamiento humano. La segunda gran transformación fue el desarrollo del libro portátil por Aldus Manutius, en Venecia, que permitió la democratización del conocimiento y cambió radicalmente la forma de representarlo. Es muy interesante leer las polémicas acerca de la aparición del libro portátil, ya que se asemejan mucho al debate actual sobre Internet. Tanto entonces como ahora había mucha gente preocupada porque el nuevo medio favoreciera, por ejemplo, la difusión de material pornográfico y de panfletos contra la cristiandad. Otra preocupación muy importante en esa época era quién iba a garantizar y certificar la calidad de la traducción de los clásicos. La democratización del conocimiento siempre plantea más o menos el mismo tipo de problemas. * Extracto del libro «La marcha de los locos», de Ricardo A. Ferraro, Fondo de Cultura Económica, Bs. As., 1999. Página 3 • Mayo de 2004 D OS R E I S Las distintas posturas del debate sobre la producción de soja conforman un escenario en el cual diversos actores se posicionan en función de sus concepciones e intereses. Aquello que torna esta discusión dramáticamente apasionada es que se trata de algo tan vital como la alimentación, en un país que combina récords históricos de población con hambre, con récords en la producción primaria. Pese a las distintas miradas y posiciones, existe un punto en donde tanto los apologistas de la soja transgénica como sus detractores estarían de acuerdo. En palabras del llamado «rey de la soja» (el empresario Gustavo Grobocopatel), «(...) Yo soy un sin tierra.... cualquiera con una buena idea y managment puede sembrar». Por el lado de los sectores críti- La soja en Argentina: un debate impostergable cos, cada vez es más utilizado el concepto de «agricultura sin agricultores», para señalar que es intrínseco al modelo sojero la expulsión de productores y que es su característica volver obsoleto los saberes de los agricultores. Ambos argumentos ponen en evidencia que se está produciendo una gran transformación, una verdadera revolución capitalista agraria en el marco de la globalización, (de la que empresarios como Grobocopatel y multinacionales como Monsanto son protagonistas estelares), en la cual el control del capital financiero, la tecnología de producción y comercialización, y el acceso al mercado mundial, desplazan como ejes del modelo a la propiedad de la tierra (sea de los viejos terratenientes, de los pequeños chacareros, o de las comunida- des ancestrales), los saberes y tecnologías tradicionales, las propiedades eco agrológicas y sociales originales de las distintas regiones. Pero mientras para unos, esta revolución agrícola («estamos cambiando 5000 años de historia de la agricultura, al pasar de la labranza de la tierra, a la siembra directa», afirma categóricamente Víctor Trucco, ex presidente de la AAPRESID) consiste en un negocio privado que, aseguran, beneficia al país en su conjunto y lo coloca como líder mundial en la «lucha contra el hambre» ( y sólo elimina a los productores «ineficientes»), para otros sectores de la sociedad este modelo de agricultura, agrede irreparablemente a la naturaleza, expulsa población del campo y aumenta la exclusión y el hambre en la ciudad. Esta suerte de polarización en las posiciones -que tiende bien a endiosar, bien a demonizar a la soja- da cuenta de que el problema no está en las características de una leguminosa, ni tampoco en la investigación biotecnológica, sino en las relaciones de poder sociales, económicas e institucionales, que están «por detrás». Por esto, el problema de «soja si / soja no» implica el debate acerca de qué tipo de producción de alimentos, de usos de la tierra y ocupación del territorio, y qué modelo productivo y de sociedad queremos los argentinos. Este dossier intenta mostrar algunos de los diversos y encontrados enfoques que alimentan este debate. El modelo de agricultura industrial intensivo Por Walter A. Pengue* «La historia se repite. Ese es uno de los errores de la historia...» Charles Darwin (1809-1882) Desde principios de los noventa y continuando en la actualidad, Argentina delimitó la estructura de un nuevo perfil agropecuario y exportador de materias primas, apoyada en una fuerte intensificación agrícola en la mayoría de sus ecoregiones de la mano de un cultivo preeminente en el planteo rotacional: la soja. Condiciones agroclimáticas, nueva genética adaptada a las distintas condiciones agroecológicas, disponibilidad de mano de obra adecuada, un aceitado sistema de comercialización, estructura portuaria y agroindustrial, simplificación técnica y de manejo sumados a una favorable paridad cambiaria que facilitó la importación de tecnología (especialmente agroquímicos y maquinaria, junto a la sistemática caída de la producción de la industria nacional de maquinaria agrícola) favorecieron la capitalización de una parte del campo y el desplazamiento hacia la agricultura continua, en un proceso conocido como agriculturización. La llegada a mediados de la década de la soja transgénica RG (resistente al herbicida glifosato) y de la siembra directa simplificó aún más todo ese proceso. Por otro lado, durante el último año la demanda siempre creciente por proteínas de base vegetal, especialmente soja, la caída de la producción sudamericana sumada a la fuerte demanda y los bajos stocks de los EE.UU., el aumento sostenido de la demanda china y su posible apertura incluso al ingreso de soja transgénica del Brasil, facilita un proceso expansivo hacia el cultivo de soja en países del Cono Sur, como Brasil, Argentina, Paraguay y Bolivia, con grandes espacios vírgenes disponibles para el crecimiento de la agricultura extensiva (Cerrados, Oriente boliviano, NOA y NEA argentino). La cara oculta de este boom, es el modelo de agricultura industrial intensivo que seguimos y que produce impactos ecológicos y sociales, muchos de ellos quizás, irreversibles. El paradigma de la eficiencia y la incorpo- ración tecnológica de cultivares de soja transgénica adaptados a las ecoregiones argentinas facilitó el desplazamiento de sistemas productivos enteros. En el quinquenio 96/97 –01/02, el arroz se redujo un 44,1 %, maíz un 26,2, girasol el 34,2 y el trigo un 3,5 % mientras del sector lechero desaparecieron el 27,3 % de los tambos. La producción porcina se redujo un 36 % y la economía algodonera decreció 10 veces (de 700.000 a 70.000 has). La demanda por nuevas tierras para soja es muy fuerte y sigue sostenida, estimándose que se agregarán hasta el año 2008, unas 3.660.000 has en el país a las ya destinadas para el cultivo, con lo que se llegarán a sembrar más de 16.000.000 en total, con una producción de alrededor de los 44.000.000 de toneladas (Gráfico Nº 1). Podríamos preguntarnos si más allá de la búsqueda por el incremento en los rendimientos, muchos agricultores o el gobierno no perciben los daños que manejos altamente intensivos, sin regulación ni control, pueden generar. Es muy probable que estos productores, vean año tras año, que sus bolsillos se engrosan con atrayentes pagos por arrendamiento y que sus propios campos -explotados ahora por terceros y por la negativa influencia de grandes pooles de siembra- se degradan cosecha tras cosecha. El aumento de la escala, base del nuevo modelo agrícola es una realidad incontrastable. En poco más que una década, la unidad económica agropecuaria en la región pampeana aumentó de 250 a 538 hectáreas, mientras que el número de explotaciones se redujo un 24,5 % a nivel país, y aún más en esta región, un 30,5 % (alrededor de 102.000 establecimientos menos). En términos ambientales, los economistas ecológicos hablamos de externalidades, cuando no se incluyen en los costos los impactos producidos. El cultivo demanda una gran cantidad de nutrientes que extrae del suelo y que de no mediar una adecuada rotación, no recompone adecuadamente. La aparición de malezas tolerantes, que obligan a un consumo GRÁFICO 1: Fuente: Walter A. Pengue. En base a datos de Rossi, S.L. Proceedings VII World Soybean Research Conference, 1344: 38-49 de herbicidas aún mayor, no se ha hecho esperar. El riesgo relativo por contaminación con plaguicidas ha mostrado una evolución destacada, especialmente durante los últimos quince años. De no mediar la rápida instrumentación de una planificación estratégica de la agricultura argentina (y no una mera reglamentación en el ordenamiento territorial que sólo facilitaría una expansión en el uso de un territorio aún rico y diverso) que propenda a un desarrollo rural integrado, posiblemente estemos avanzando hacia una importante pérdida y dilapidación de recursos humanos y naturales. Además de las políticas necesarias, es necesario reinstalar, organismos de resolución de conflictos como las juntas de granos, carnes y otros productos, que pongan orden y control en un mercado fuertemente oligopólico. Apoyarse exitistamente en la acumulación de riqueza actual producida por la soja -como sostienen desde los sectores interesados e incluso desde el propio gobierno- nos hace poner en tela de juicio la sustentabilidad de un modelo que sólo se sostiene en los buenos precios internacionales de esta commoditie, pero cuya volatilidad, fluctuación y dependencia del mercado y actores externos nos hace muy susceptibles. La experiencia histórica y las relaciones de otras monoculturas y la agroexportación (azúcar, café, caucho, cacao, algodón y otros) demuestran que no es en absoluto suficiente sustentar los planes de desarrollo en estos modelos. *Ingeniero Agrónomo y Master en Políticas Ambientales y Territoriales (UBA). Doctorando Programa Agroecología, Universidad Córdoba (España). Investigador del GEPAMA (UBA). Profesor de Economía Ecológica. Consultor Agropecuario. Contacto: www.gepama.com.ar/pengue Página 4 • Mayo de 2004 Otras voces del debate «La expansión de la frontera agropecuaria amenaza seriamente reservas de biodiversidad como la selva de los yungas en el norte argentino, cuya superficie es progresivamente ocupada por la verde uniformidad de la soja. Si sigue este camino, a Salta le espera un futuro cercano con más inundaciones y menos recursos naturales para sus habitantes» (Javier Corcuera, Director de la Fundación Vida Silvestre). «Argentina es parte de la solución del hambre en el mundo, no parte del problema. (...) Si alguna conclusión se podría sacar de los dos hechos ‘hambre’ y ‘cosecha récord’ es para demostrar la incapacidad de los dirigentes o la gravedad de los hechos» (documento de la Asociación Argentina de Productores de Siembra Directa). «La revolución genética y la biotecnología, su derivación, son un invento de los países centrales, y nosotros debemos ingresar, queramos o no, porque ellos ya lo han hecho y no podemos perder el tren» (Alejandro Mentaberry –bioquímico-, Clarín, 13/8/00). Según los primeros resultados del Censo Nacional Agropecuario, mientras en 1988 el país contaba con 421.221 explotaciones agropecuarias, en 2002, el número se redujo a 317.816, es decir se perdieron 103.405 explotaciones, o mejor dicho la tierra se concentró en menos manos. Aumentó la cantidad de tierra promedio por unidad a 538 ha (casi 100 has más en comparación con 1988). Para tener un término de comparación, en EEUU, el promedio está alrededor de 170 ha y en Europa en 50 ha. En porcentajes, los datos se traducen en 24,5% menos de explotaciones en promedio para todo el país. No obstante esa cifra llega a 41,2% menos de EAP (explotaciones) en Tucumán, 33% menos en Buenos Aires, 36,4% menos en Córdoba. También se muestran modificaciones muy fuertes en la orientación de la producción. Por supuesto las oleaginosas son las que más aumentaron entre censo y censo, es decir la soja. Solo unas cifras: entre 1988 y 2002 la superficie implantada de oleaginosas aumentó un 86,5% en el NEA, un 138,5% en el NOA, un 60,4% en la Región Pampeana. La disminución más notable fue la de los cultivos industriales, principales producciones de las llamadas economías regionales. El interrogante que debemos plantearnos es ¿estos datos se relacionan de alguna forma con la pobreza, el hambre, la desnutrición? ¿Qué tiene que ver todo esto con la pobreza del interior? (Dra. Norma Giarracca, Grupo de Estudios Rurales-UBA). (...)En este escenario, al cabo de un período de tiempo indeterminado, el stock de recursos naturales, sufrirá una degradación (posiblemente irreversible), tanto en cantidad como en calidad, especialmente en los ecosistemas más frágiles. En estos momentos están disponibles y plenamente validados a nivel de campo, planteos productivos cuyos resultados superan a los que predominan actualmente, tanto desde el punto de vista medio ambiental, como de la rentabilidad. Estos planteos han sido adoptados por productores que han decidido priorizar la rentabilidad sustentable en el mediano plazo. Fuente: «El INTA ante la preocupación por la sustentabilidad de largo plazo de la producción agropecuaria argentina». INTA, 4 de Diciembre de 2003. Causas y riesgos del monocultivo de soja* En los últimos años, la producción de soja en Argentina se ha triplicado. Este incremento se debió parcialmente al desplazamiento de otros cultivos –en particular maíz, girasol y algodón– y a la ampliación de la frontera agrícola hacia zonas marginales. Así, entre las campañas 1996/97 y 2002/2003 la siembra de soja pasó de 6,6 a 12,6 millones de hectáreas, llegando a representar casi el 50 por ciento del área cultivada del país. Frente a esta realidad se alzaron voces que advertían sobre los riesgos que entrañaba consolidar la aparente tendencia hacia el monocultivo. Entre los riesgos se destacan: a) el de sustentabilidad por deterioro de las tierras, b) el de vulnerabilidad externa por especialización de las exportaciones y c) el de dependencia tecnológica. Para determinar si la tendencia observada hacia el monocultivo entraña riesgos ambientales y económicos, cabe preguntarse cuáles fueron las causas por las que se expandió el cultivo de soja y si es de difícil reversión. Dos hechos acaecidos durante los ’90 podrían explicar la expansión del cultivo. Por un lado, la aparición de la soja transgénica mejoró el manejo de las malezas permitiendo ampliar la frontera agrícola e incrementar el margen bruto por hectárea del cultivo por aumento del rendimiento y reducción de los costos directos de producción; por otro, la inestabilidad económica de los últimos años favoreció la realización de actividades rentables a corto plazo y con menores requerimientos de capital operativo. Es de esperar que la tendencia observada hacia el monocultivo se revierta una vez que se estabilicen y normalicen las condiciones macroeconómicas y que mejoren las rentabilidades de los otros cultivos, en particular del maíz, con la autorización del uso de semilla transgénica. Por lo tanto, no habría razones suficientes para afirmar que el sistema agropecuario está en riesgo de sustentabilidad ambiental. Respecto al riesgo de vulnerabilidad externa que enfrenta nuestro país a partir de la importante participación que ha adquirido el complejo sojero en las exportaciones nacionales, se puede afirmar que no se soluciona sustituyendo soja por maíz, carne o leche, ya que en general la dinámica del precio de estos productos está relacionada; sino diversificando la oferta comercial, en particular alentando sectores industriales más dinámicos y donde el precio de las mercancías esté menos atado a la volatilidad de los mercados internacionales. En cuanto al riesgo de dependencia tecnológica, desde hace años, el sendero de desarrollo tecnológico del agro argentino pasó de ser liderado por los organismos públicos pertinentes a serlo por empresas transnacionales de origen extranjero. Esto, en parte, fue resultado del desenvolvimiento de una estrategia de retiro paulatino del Estado en la generación y difusión de conocimientos técnicos. Aquí la cuestión no es el monocultivo sino la disminución del contenido nacional del valor agregado del campo y su creciente propensión a importar insumos extranjeros; esto es lo novedoso desde una perspectiva histórica y consecuencia de la política antes mencionada. Dos recomendaciones emergen al analizar la problemática del monocultivo de soja: por un lado, la importancia de implementar políticas públicas que incentiven la investigación y desarrollo en nuestro país con la finalidad de incrementar el valor agregado nacional; y, por otro, la necesidad de diseñar una estrategia industrial que permita diversificar la oferta exportable y revertir la tendencia observada a la primarización del comercio. *Nota elaborada en base a «Acerca de las Causas y los Riesgos del Monocultivo de Soja» de Fernando Rassiga. Documento de Trabajo, INTI-Economía Industrial, 2004. Después del desmonte: ¿«Ready for Roundup»? Soja & nutrición Como expresó el Foro de Nutricionistas (Foro para un Plan de Alimentación y Nutrición, con el auspicio de UNICEF) en Julio de 2002, que a partir de la convocatoria del gobierno nacional reunió a especialistas de distintas instituciones (FAO; UNICEF; Universidades Nacionales; Poder Legislativo; Ministerios de Salud; Ministerio de Desarrollo Social; Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología; Ministerio de Economía, Ministerio de la Producción; INTA, Programa Social Agropecuario, Sociedad Argentina de Pediatría, Minifundio, hospitales, laboratorios, Asociación Bonaerense de Dietistas y Nutricionistas, Asociación de Ayuda Materna, Caritas, PAMI, CESNI, Iram, y otros): «En cuanto al uso de la Soja, se recomienda puntualizar cuál es su real valor nutricional, su uso adecuado como complementa- ción en el marco de una alimentación variada y completa, y la recomendación de no denominar a la bebida obtenida de la soja (jugo) como «leche» [leche de soja], pues no la sustituye de ninguna manera. (...) es deficitaria en muchos nutrientes, y por su alto contenido de fitatos interfiere en la absorción del hierro y del zinc; tampoco es una buena fuente de calcio. (...) La utilización de soja debe contemplar el impacto ambiental y social, los requerimientos de capacitación para su adecuada utilización, la dificultad de su incorporación en el contexto de la cultura alimentaria y las consideraciones nutricionales que desaconsejan el uso en niños menores de 5 años y especialmente en menores de 2 años». Página 5 • Mayo de 2004 Soja: una mirada federal* Por Daniel Tirso Fiorotto (...) En Entre Ríos, si una hectárea de soja rinde 2,2 toneladas de granos (promedio), a 660 pesos la tonelada dará 1.452 pesos, pero ahí ya no figurarán los 490 pesos que constituyen el gran bocado de las retenciones a las exportaciones (23,5%) por ese mismo volumen que digiere el gobierno nacional y no comparte con el interior del país. (...) En esa misma hectárea, la Provincia cobra entre 10 y 15 pesos anuales por impuesto inmobiliario rural. (...) La porción inmensa que se queda en las retenciones explica la pretendida “desidia” de la Nación respecto de los riesgos del abrupto vuelco de la agricultura al monocultivo. La tendencia favorece al fisco, y por eso todo lo que se diga respecto de las bondades de la diversidad por sobre la catástrofe que se avecina con la uniformidad caen en saco roto, por ahora. (...) Aunque la diferencia es abismal (490 pesos para la Nación, 15 para la Provincia), los dirigentes rurales... insisten con que el único destino de las retenciones debe ser su eliminación, porque ese impuesto está escofinando ingresos que darían trabajo genuino y oportunidades al interior del país. Por eso mismo se oponen a la coparticipación de las retenciones, para que no se consoliden en la estructura impositiva. Lo inquietante es que, en el “mientras tanto”, la Provincia y los municipios se quedan cortos con los ingresos genuinos, a tal punto que el nuevo presupuesto provincial es deficitario, y exige nuevos endeudamientos. Las provincias no reciben retenciones, ni pueden aumentar mucho sus impuestos porque la Nación ya copó el lugar. Este asunto ... nos lleva directamente a plantear la gran cuestión argentina de la historia reciente y del futuro inmediato: la deuda externa. La Nación necesita recaudar mucho para cumplir esos presuntos compromisos, y las provincias no logran equilibrio ni siquiera en el mejor momento (por décadas) de los precios internacionales de su producción. ¡Cómo sería si las variables internacionales fueran desfavorables! (...) Ocurre que la soja está distorsionando todo el negocio, y las prevenciones de los productores se justifican por ese lado. Mientras un tambero apenas sobrevive con su actividad, esta semana se supo que hay pool de siembra que están ofreciendo hasta 12 quintales de soja en arrendamiento por hectárea en Entre Ríos. Es decir, más de una tonelada, ¡casi 800 pesos por año! Esta verdadera locura se explica porque, (...) Las evidencias científicas disponibles se van acumulando en el sentido de que la combinación: siembra directa más el monocultivo de soja tolerante a glifosato no constituye, en la región pampeana, una alternativa sustentable a los planteos que incluyen rotaciones. (...) Paralelamente, está instalada la percepción (también fundamentada en sólidos argumentos técnicos), de que el proceso de agriculturalización que se observa en las zonas extra-pampeanas, especialmente el NEA y el NOA (atribuible, en su ¿Una de David y Goliat?: activistas socioambientales confrontan con el pool transgénico. para hacer soja a gran escala, cualquier parcela resulta barata. Y ya en el orden internacional se ha visto un modo fácil de engrosar fondos con una tasa de retorno alta, pero ese negocio de volúmenes gigantes sólo cierra para esos elefantes llamados pool, no para 95% de los productores entrerrianos. Por eso sería un error valuar los campos según las cotizaciones basadas en la oferta de especuladores foráneos porque, así, los gobiernos sólo lograrán que la actividad sea rentable exclusivamente para aquellos grandes monopolios. Y el ya grave proceso de expulsión de productores experimentado en estas décadas persistirá. Esa diferencia entre las ventajas del gran propietario de afuera y el gran pool de siembra de afuera, por sobre las explotaciones locales, es la que marcó Atilio Benedetti para reclamar políticas urgentes que consideren el desarrollo interno y la mano de obra local. (...) Otro ejemplo: con los números fresquitos, si el propietario bonaerense Juan Pérez de una estancia en Entre Ríos le arrienda su campo al pool de siembra bonaerense de Manuel González, se verán estos resultados por cada hectárea: Juan Pérez 490 pesos para gastar en Buenos Aires. Insumos: 25 pesos que se van en su mayoría afuera. Gobierno casi totalidad, a la expansión del monocultivo de soja), constituye un sendero incompatible con la sustentabilidad de la producción agropecuaria en esas regiones. La observación de estos dos procesos lleva a concluir que, a menos que se haga algo al respecto, la caída en la producción agrícola será inevitable. Fuente: «El INTA ante la preocupación por la sustentabilidad de largo plazo de la producción agropecuaria argentina». INTA, 4 de Diciembre de 2003. nacional: 490 pesos en retenciones, que no se coparticipan. Y como a la actividad la realiza un foráneo, Manuel González se quedará con 425 pesos en servicios, «Si bien somos un país eminentemente agropecuario más la ganancia, unos 260 pesos. ¿Qué las características del modelo productivo hacen queda en la provincia? Sumemos: 14 que hoy gran parte de nuestra población no pueda pesos de impuesto inmobiliario, alguna cubrir sus necesidades alimenticias básicas. Esta changa marginal; con suerte algún flete, paradoja se explica por el modelo agroalimentario y los caminos rotos. implantado al amparo de los proceso de globalización neoliberal. Se trata de un modelo dominado Está claro que esta estructura de extracpor las grandes empresas transnacionales y las tección lisa y llana de las riquezas no se sosnologías que ellas controlan. Un modelo que ya ha tendría en el peor de los imperios, pero expulsado más de 100 mil productores, trabajadores funciona así. rurales, y sus familias. Un modelo que, en definitiva, impulsa una agricultura industrial sin agricultores; (...) La Argentina ha salvado sus finanque convierte un recurso renovable como el suelo, zas y está saliendo del infierno (como en un recurso no renovable, o altamente degradado bautizó a la crisis el presidente Néstor en su estructura físico-química, y en su diversidad Kirchner) gracias principalmente al valor biológica. Una agricultura que es sólo un paso de internacional de sus commodities, en mediación en la reproducción del capital financiero» especial la soja.(...) Pasamos de 600.000 a (documento del Foro de la Tierra y la Alimentación, 1,7 millones de hectáreas de agricultura «De granero del mundo a la republiqueta sojera», en 10 años. No está mal repetirlo, porque octubre de 2002). en verdad buscábamos los 4 millones de toneladas de granos y ya sobrecumplimos con creces esa meta. Soja & neoliberalismo Quintuplicamos los ingresos en pesos por exportaciones de pollos, y sabemos que la avicultura es la actividad que más empleo genera. Mejoramos el stock ganadero y recuperamos las exportaciones de carnes. Devolvimos rentabilidad al arroz y al citrus, otras dos actividades que generan mucho empleo. Pero al cabo de todo esto registramos entre 17 y 20% de desocupación en nuestras ciudades más grandes, y (vale insistir) tenemos 62% de la población bajo la línea de pobreza en Concordia y 52% en Paraná. *Extracto de la nota publicada en Diario Uno, Paraná, Entre Ríos. 4 de abril de 2004. ¿Rotación Transgénica Monotóxica? (...) En otras palabras, ¿la solución al monocultivo sojero está en una suerte de rotación entre Soja RG y el Maíz RG (por cuya inminente liberación por parte de las autoridades vienen presionando fuertemente su «propietario intelectual», la multinacional Monsanto, acompañada del poderoso coro de los intereses primario-exportadores)? ¿Vamos a una suerte de «rotación transgénica», diversa, sí, pero monotóxica al fin? ¿O esta estrategia aumenta la dependencia con respecto al «paquete tecnológico» y profundiza las características del modelo actual? ¿Se resuelven por esta vía los problemas asociados al avance de la frontera agropecuaria (deforestación, expulsión de pequeños productores, contaminación de napas de agua)? Estas son algunas de las preguntas que quedan pendientes para un debate pluralista y tolerante que intente superar las posiciones particulares o sectoriales, tratando de encontrar un proyecto de sociedad inclusiva. (Diego Domínguez, Pablo Lapegna y Pablo Sabatino; Grupo de Estudios Rurales – IIGG - UBA) Página 6 • Mayo de 2004 Salir de la «convertibilidad sojera» requiere una política de estado Por Mario Cafiero* Amartya Sen Luego de casi tres décadas de retroceso, sintetizadas tristemente en que la mitad de los argentinos se encuentren bajo la línea de pobreza, estamos frente al desafío y la necesidad de replantearnos profundamente nuestras relaciones sociales y económicas; y de repensar una estrategia nacional que nos conduzca a un estadio de desarrollo humano, económico y social. Para ello es necesario revisar las políticas públicas y aún más importante poner en evidencia los falsos paradigmas o erróneos fundamentos que se alentaron y sostuvieron a lo largo de este período de decadencia. En especial resulta necesario reflexionar acerca de la irritante coexistencia de una enorme extensión territorial y generosa dotación de recursos naturales, frente al grueso de una población que no puede acceder ni a un lugar, ni a una ocupación, ni tampoco a comida suficiente para vivir dignamente. Por ello me resisto a la simplificación de una política agropecuaria reducida al cómputo de la cantidad de divisas externas y/o a los recursos fiscales que el sector pueda aportar. Si se profundiza un modelo agropecuario volcado a satisfacer demandas externas desvinculado de la realidad social interna, seguramente sucederá que a los anuncios de cosechas y exportaciones record, se seguirán superponiendo los dramáticos indicadores de hambre y pobreza record. En materia agropecuaria se repite el aforismo que nos decía que «la mejor política industrial es que no haya política». Que el «mercado» y su «mano invisible» decidan. Que el Estado se «abstenga» de toda intervención. Aunque los datos oficiales que reflejan la realidad del sector sean preocupantes: una agricultura con cada vez menos agricultores, aumento de la superficie de la explotación agropecuaria promedio, pérdida de diversidad productiva y comercial, serios cuestionamientos a la sustentabilidad ambiental, etc. Como en otras esferas de la actividad económica aquí se verifica que la ausencia del Estado posibilitó la concentración de la renta agropecuaria. En este escenario se instala la discusión de los peligros de la «sojización» en función del explosivo crecimiento que representa ya más del 50% de la superficie cultivada, con desplazamiento de otros cultivos y producciones. En la región pampeana, la soja compite por la tierra principalmente con el maíz, girasol y pasturas para la ganadería de carne y leche. En el NOA y el NEA la soja ha desplazado principalmente al algodón y a los montes nativos. Como primer tema cabe reflexionar acerca de cómo se toman las decisiones de Estado estratégicas en la Argentina. Decisiones que pueden alterar estructuras productivas enteras y comprometer a futuras generaciones son adoptadas por funcionarios de cuarta jerarquía ejecutiva. La sojización transgénica es un caso, la deuda externa es otro. En Una cuña de soja avanza sobre la selva de yungas en Salta 1996 el Secretario de Agricultura de la Nación mediante una simple resolución y sin que medie una mínima discusión pública de las consecuencias, autorizó la producción y comercialización de la semilla y de los productos y subproductos derivados la soja tolerante al herbicida glifosato. Cuando la seguridad de los alimentos transgénicos es un tema que todavía se debate en todo el mundo la Argentina se ubica contra la corriente y opta por los cultivos transgénicos. Lamentablemente se escucha decir hoy, que si los productores decidieron apostar a la soja transgénica, el Estado no solo no debe interferir, sino que además debe «representar» a esos productores y respaldar toda iniciativa que consolide esos intereses, como por ejemplo la decisión de la Cancillería de apoyar a nuestro principal competidor agrícola, los EEUU, contra nuestro tradicional comprador, Europa, en su pelea por los transgénicos ante la OMC. No será la primera vez que tengamos confundidos nuestros intereses comerciales nacionales; y que olvidemos la regla básica del comercio, que obliga a pensar primero en qué demandan nuestros clientes, antes de quejarnos y presionarlos a comprar lo que nosotros les queremos vender. En segundo lugar cabe analizar cuales han sido las causas de un proceso tan veloz de sojización y la tendencia al monocultivo. Diversos informes coinciden en razones microeconómicas como el menor costo directo de producción de la soja transgénica; razones tecnológicas como el incremento del rendimiento por hectárea del cultivo por el manejo de malezas, las ventajas de la siembra directa; y razones de coyuntura como el elevado nivel de demanda y precio internacional, etc. de decisión a aquellos que ejercen el gerenciamiento y la comercialización. De acuerdo al INTA más del 50% del área agrícola esta bajo condiciones de arrendamiento de un año. Frente a esta situación y a los peligros de que se consolide una tendencia irreversible hacia un modelo de monocultivo, las soluciones pueden venir por el lado de la introducción de factores que tiendan a igualar los costos de otras producciones, como sería la introducción del maíz transgénico, o de cambiar por vía de las retenciones a las exportaciones los precios relativos desalentando la implantación de soja. Esta última opción es la que ha inspirado un proyecto de ley de nuestra autoría (que ha generado bastante polémica), que dispone el aumento a las retenciones a la soja, destinándose la totalidad del incremento resultante de la recaudación, a la constitución de un Fondo Fiduciario Agrario para subsidiar producción destinada al mercado interno. Parece que algunos creen haber encontrado en este «oro verde» la posibilidad de la reedición del modelo agroexportador de principios de siglo pasado y se resisten a debatir otras ideas. Todos conocemos las vulnerabilidades de aquel modelo primario exportador y sus perversas consecuencias sociales, pero además debe agregarse en la actualidad, que la generación de divisas difícilmente pueda reinvertirse ya que en definitiva serán aspiradas para sostener un exorbitante endeudamiento externo. Por ello es necesario debatir un nuevo modelo agropecuario que priorice la seguridad alimentaria de la población, una ocupación territorial racional repoblando el interior, el pleno empleo y la sustentabilidad ambiental. Durante el debate en la Comisión de Tecnología de la H.C. de Diputados de la «ley Briozzo» en Noviembre del 2001, el Dr. Miguel Teubal, titular de la cátedra de economía agraria de la UBA, invitado a exponer, introdujo textualmente la opinión del gran filósofo y premio Nobel de economía hindú, Amartya Sen, sobre el nuevo modelo agroalimentario global: Tal vez la más importante deficiencia temática de la economía del desarrollo tradicional es su énfasis sobre la problemática del producto o ingreso nacional y la oferta total de bienes, por ejemplo, de alimentos, en vez de focalizar el análisis sobre los entitlements de la gente» (las capacidades para acceder a determinado conjunto de bienes básicos). «Los problemas de inanición o el hambre y las hambrunas en el mundo pueden ser mejor analizados mediante el concepto de entitlements más que a través del uso de las tradicionales variables de oferta de alimentos y tamaño de la población». «En este sentido nos podemos preguntar en qué medida el nuevo modelo agropecuario que se instaura en el mundo de la mano de las semillas transgénicas contribuye o perjudica a los entitlements de la población, no sólo de aquellos involucrados en la producción agropecuaria propiamente dicha sino también del resto de la población». «La pérdida de la biodiversidad, la falta de autonomía frente al paquete tecnológico impulsados por las empresas transnacionales y los gobiernos, la variabilidad de los precios y costos agropecuarios y alimentarios, y la continuada expulsión de los productores agropecuarios del sector avalan la posición de que los entitlements de vastos sectores sociales en el mundo tienden a deteriorarse frente a este modelo agropecuario mundial». Transgénicos & Salud «Más de 450 científicos de 56 países –incluyendo expertos de las universidades de Harvard, MIT, Oxford y Cambridge- firmaron una carta abierta que mandaron durante los últimos años al Congreso de EE.UU., las Naciones Unidas y a la Organización Mundial de Comercio. La carta cita estudios que demuestran los riesgos de los alimentos transgénicos. Entre esos riesgos se encuentran el ‘shock tóxico agudo’, reacciones inmunológicas y reacciones auto-inmunológicas retardadas, así como el cáncer y la propagación de bacterias resistentes a los antibióticos» (Pacific News Service, Jeffrey Kaplan, ReclaimDemocracy.org, 14/8/02). *Diputado Nacional En definitiva la sojización es resultado de un conjunto de factores productivos y de rentabilidad a los que hay que sumarle otro elemento: el arrendamiento. Esta característica es importante a la hora de evaluar la irreversibilidad o no del proceso de sojización, ya que esta señalando que el proceso arrastra a una importante cantidad de propietarios a la pérdida de su carácter de productor agropecuario, desplazando el poder (...) Cualquier decisión que la sociedad tome, a partir de la situación definida por el conjunto de variables del contexto externo, en el sentido de retornar a planteos productivos que acerquen al punto adecuado de equilibrio socio-económico-ecológico, indefectiblemente va a implicar costos. Fuente: «El INTA ante la preocupación por la sustentabilidad de largo plazo de la producción agropecuaria argentina». INTA, 4 de Diciembre de 2003. Página 7 • Mayo de 2004 Cifras para pensar Inversión bruta interna fija (IBIF) y sus componentes sobre el PBI 1960 - 2003. En porcentajes* Desde la perspectiva del crecimiento y desarrollo económico tanto o más importante que el nivel de inversión es analizar los componentes de ésta y su aplicación. Bajo la vigencia del «modelo de sustitución de importaciones» –con fuerte participación del sector público en la actividad económica- la Argentina presentó altos niveles de inversión bruta; que en promedio rondaron el 25% hasta 1977. Sin embargo, gran parte de la inversión bruta tenía como destino la construcción de viviendas. A pesar del gran efecto multiplicador del empleo y el nivel de actividad económica intrínseco al sector de la construcción, la aplicación de la inversión en viviendas no eleva la capacidad productiva y el producto potencial futuro de un país. Es desde esta perspectiva en que se la define como inversión no reproductiva. La inversión productiva es estricta, aquella destinada a maquinaria y equipos para la producción, y su auxiliar, la inversión en infraestructura –construcción no residencial- no sólo incrementan la capacidad productiva del país sino que, también, son el vehículo por el cual el aparato productivo asimila los desarrollo de la ciencia y de la técnica. La caída de los niveles de inversión desde 1977, -según se alteraba el modelo de desarrollo hacia el procesamiento de materias primas y la producción de commodities y emergía el problema del endeudamiento externo-, no sólo han puesto en juego la reproducción del acervo del capital social sino que, incluso, su distribución según destino de aplicación ha permanecido inalterada. Las razones de tal distribución de la inversión deben buscarse en la alta volatilidad de las variables macroeconómicas que caracterizan a la economía argentina y en la arquitectura e instituciones que regulan el sistema financiero y las características del mismo –alta pro- FUENTE: INTI - Economía Industrial en base a Dir. Nac. de Coordinación de Políticas Macroeconómicas* pensión al otorgamiento de préstamos hipotecarios, prendarios y comerciales y bajo desarrollo de la banca de inversión. * INTI-Economía Industrial es un equipo de investigación aplicada en economía industrial integrado Envases para medicamentos «a prueba de niños» Las exigencias que deben cumplir los blisters destinados a contener medicamentos son hoy el centro de una polémica en los Estados Unidos. Sucede que en ese país existe un protocolo nacional diseñado para la fabricación de envases de medicamentos, los que deben resultar «a prueba de niños», es decir, difíciles de ser abiertos por menores de edad. Ese protocolo, resulta igualmente exigente para los frascos que para los blisters, o envases de dosis unitarias, situación que ha llevado a la industria farmacéutica a optar por los frascos (con tapas «resistentes a los niños»), abaratando costos. Diferentes asociaciones se han pronunciado sobre el tema. Uno de los argumentos más fuertes –y de sentido común– que sostienen es que resulta más probable que un niño se intoxique si logra acceder al contenido de un frasco que si consigue hacerse de los pocos comprimidos de un blister (aunque en ese terreno, algunos recomiendan no generalizar, y tener en cuenta ante todo de qué tipo de medicamento se trata en cada caso). ¿Y en la Argentina? En nuestro país estamos lejos de polemizar sobre el tema ya que legislación no contempla el uso de envases «a prueba de niños» para el caso de medicamentos. Esto es, ni frascos, ni blisters. En 1998 la entonces Secretaría de Industria, Comercio y Minería dictó – por medio de la Resolución 730– una norma que reglamenta el empleo de envases seguros para productos de desinfección y limpieza, quedando afuera de esa medida los medicamentos. De todos modos, un recorrido por los supermercados basta para constatar que en el rubro de los productos de limpieza y desinfección la norma vigente sólo se cumple parcialmente. Pese al tiempo transcurrido desde que se aprobó la medida, sigue habiendo en el mercado argentino gran cantidad de sustancias tóxicas, corrosivas, irritantes o inflamables que se comercializan en envases comunes. ¿Qué exigencias fija la reglamentación vigente? De acuerdo con el INTI - Envases y Embalajes, los productos de desinfección y limpieza deben envasarse dentro de recipientes que presenten obligatoriamente dos características: ser de apertura resistente a los niños, y que el usuario pueda determinar a simple vista si el envase ha sido abierto con anterioridad. Los especialistas del INTI explican cuál es la situación en el país. «Cierta cantidad de productos siguen ofreciéndose en envases comunes», afirman. «Otros, aunque vienen ya en envases resistentes a los niños, no cuentan con la correspondiente certificación». «También es común hallar envases que cumplen con sólo uno de los requisitos: o son «a prueba de niños» o permiten saber si han sido abiertos. Recordemos que la resolución oficial requiere ambas condiciones», puntualizan. El Centro de Envases y Embalajes del INTI es el único en la Argentina que ha desarrollado una metodología, basada en normas nacionales e internacionales, que permite ensayar envases «a prueba de niños» diseñados a fin de contener productos potencialmente peligrosos para la salud. Dicha metodología cuenta asimismo con avales internacionales, ya que rindió y pasó todos los exámenes pertinentes, frente a un organismo de acreditación con reconocimiento en todo el mundo como es la ENAC, Entidad Nacional de Acreditación de España. Asimismo, el INTI actúa como organismo certificador de «envases resistentes a los niños», con el reconocimiento de la Secretaría de Industria, Comercio y PyME de la Nación. El procedimiento para saber si los envases son o no aptos es el siguiente: se estudia la apertura de envases en dos grupos formados por niños de 42 a 51 meses y un panel de adultos. El requerimiento es que el grupo de niños no logre más de 10-15% de aperturas, y el de adultos el 90%. Esta prueba está diseñada para los envases de cualquier tipo que puedan ser usados para contener sustancias potencialmente peligrosas: frascos, botellas, bidones y sus respectivas tapas, como también aerosoles o blisters. Se trabaja con niños de jardines de infantes o guarderías, por los Economistas de Gobierno: Javier A. González (Coord.), Fernando Rassiga, Gabriel Queipo y Juan Carlos Valero. Contacto: [email protected] Prevención de intoxicaciones En los Estados Unidos, la introducción y el control de la normativa sobre envases «a prueba de niños» ha permitido observar una notable disminución de las intoxicaciones Ese país, el primero en el mundo en legislar (en 1970) sobre los envases resistentes a los niños, estableció a través de una norma conocida como PPPA (por las siglas en inglés Poison Prevention Packaging Act) ciertas características para la fabricación de envases que luego han sido adoptadas por otras legislaciones similares. Tres años atrás, la intoxicación de algunos niños con aceites para la piel, llevó a ese país del norte a sumar una nueva regulación, la que define como contenido peligroso y, por lo tanto, comercializable sólo en envases seguros, a cualquier producto de uso común en el hogar con hasta un diez por ciento de hidrocarburos de baja viscosidad. La experiencia internacional indica que la edad crítica en relación con el peligro de intoxicaciones y daños es la que va desde los 42 a los 51 meses. Por supuesto, la responsabilidad de los adultos juega un papel fundamental: ningún envase será nunca suficientemente seguro como para desatender las necesarias precauciones. con la participación de las maestras, y con simuladores de sustancias totalmente inocuas. En tal sentido, el INTI cuenta con una amplia experiencia en la implementación de tales ensayos; de hecho, sus especialistas se encargan de realizar las gestiones necesarias ante las autoridades educativas para la ejecución de las pruebas, así como de coordinar los ensayos (eso incluye la selección de la muestra de niños y adultos, las instrucciones a los docentes y demás aspectos relacionados con el estudio). Todo ello contribuye a que los fabricantes argentinos de envases encuentren en el INTI un verdadero centro de referencia en el tema, tanto para adecuarse a las exigencias del mercado interno como para cumplimentar los requisitos de mercados del exterior. Contacto: [email protected] Página 8 • Mayo de 2004 CONTÁCTENOS [email protected] SEDE CENTRAL Parque Tecnológico Miguelete Av. Gral. Paz 5445. B1650WAB. San Martín Buenos Aires, República Argentina Tel: (54-11) 4724-6200/ 6300/ 6400 SEDE RETIRO Leandro N. Alem 1067 7° Piso C1001AF Capital Federal - República Argentina Tel. (54-11) 4313-3013/ 3092/ 3054 Fax: (54 - 11) 4313-2130 En el interior también se consigue INTI CUEROS Camino Centenario entre 505 y 508. 1897 Manuel B. Gonnet, Buenos Aires. [email protected] INTI MADERAS Juana Gorriti 3520. B1686FDC Hurlingham Buenos Aires. [email protected] INTI LÁCTEOS Ruta 34 Km 227,6. C.C.:223. S2300WAC Rafaela, Santa Fe. [email protected] INTI VILLA REGINA Mitre y 20 de Junio. R8336AQB Villa Regina Río Negro. [email protected] INTI CÓRDOBA Av. Vélez Sarfield 1561, Ciudad Universitaria C.C: 884. X5000JKC Córdoba, Córdoba [email protected] INTI FRUTAS Y HORTALIZAS Araoz 1511 y Acceso Sur. Luján de Cuyo M5528ABE Chacras de Coria, Mendoza [email protected] INTI CONCEPCIÓN DEL URUGUAY Ruta Nac. 14, a 300 m de Ruta Prov. N° 39 C.C.70 E3260AIB Concepción del Uruguay, Entre Ríos. [email protected] Biotecnología: el inti dice presente El acelerado avance de las Ciencias Biológicas y de la Biotecnología, especialmente en sus aplicaciones en la salud humana, agricultura, industria de alimentos, industrias químicas y sistemas productivos en general, hablan de una tecnología de amplio impacto en la economía y en la sociedad. Las informaciones que constantemente aparecen en las revistas especializadas de ciencia y técnica, economía o, mas aún, las que leemos cotidianamente en los diarios, marcan lo que ha comenzado a denominarse una bioeconomía y hasta de «biosociedades». El dominio alcanzado por el hombre acerca de la información genética de todos los organismos vivos, le está permitiendo realizar un salto tecnológico de nuevo tipo. Varios autores y publicaciones ya anuncian el siglo XXI como el siglo de la Biotecnología especialmente basados en la revolución «silenciosa» que se está produciendo por el empleo de lo genómico en las diferentes áreas de la producción. Consideremos la definición amplia de biotecnología como el uso de organismos vivos o partes de ellos (estructuras sub – celulares, moléculas) para la producción de bienes y servicios. En esta definición se encuadran un conjunto de actividades tradicionales que el hombre ha venido experimentando y desarrollando por miles de años, como la producción de alimentos fermentados (pan, yogurt, vinos, cerveza, etc.). En el otro extremo, la biotecnología moderna se considera aquella que, contemplando la definición anterior, hace uso de la información genética, incorporando técnicas de ADN recombinante. Podemos considerar entonces a la Biotecnología como otra Tecnología de la Información (TI), que maneja información genética conservada en la estructura físico-química del ADN: información reproducible y amplificable. Con este sentido amplio el «sector biotecnología», al ser una tecnología horizontal, cruza, o se incorpora en la mayoría de los sectores productivos tradicionales, como ser el agropecuario, alimentos, químico, farmacéutico, minería, medio ambiente, energético, etc. En esa orientación, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) menciona a la Moderna Biotecnología» .... no como un sector diferente, sino como una tecnología de amplio alcance que probablemente afectará muchos sectores de la economía». Argentina y sus sectores productivos, con la cada vez más necesaria integración de los sectores nacionales de investigación, deben incorporar y actualizar las tecnologías biológicas como medio para mantener su competitividad industrial. En ese contexto el INTI se propone como uno de los actores del proceso, actuando a nivel de los desarrollos productivos. Su Programa de Biotecnología fue diseñado como puente entre los laboratorios de investigación y las industrias, de manera de incorporar los nuevos conocimientos a la producción para satisfacer necesidades empresarias y sociales, y para desarrollar capacidades tecnológicas en el área de los bioprocesos, actualizando las tecnologías y los productos de empresas nacionales. En consecuencia, el primer objetivo del Programa de Biotecnología del INTI es la puesta en marcha de una Planta de Bioprocesos de pequeña escala para realizar el escalado de productos a nivel industrial y las primeras producciones. Establecer «una fábrica de tecnología», en el concepto de Jorge Sábato. Por su historia y su actividad de íntima relación con el sector empresario, el INTI puede facilitar y lograr que la relación entre los empresarios y los investigadores se fortalezca. Puede vincular la capacidad empresarial -aunque todavía no relevante en cuanto a innovación en biotecnología- a la existente capacidad científico-tecnológica en ciencias biológicas de laboratorios e institutos nacionales, para ser transformada en tecnologías con la escala apropiada, productos y servicios de sectores industriales. Contacto: [email protected] JORNADA SOBRE BIOTECNOLOGÍA EN EL INTI INTI CEREALES Acc. Alte. Brown 971. B6500CTJ 9 de Julio, Buenos Aires. [email protected] 17 de mayo de 2004 AGENDA 13.30 h. Almuerzo. INTI NEUQUEN Mercado Concentrador del Parque Industrial Neuquén. Q8309ZCA Centenario Ruta 7 Km 5 Neuquén. [email protected] INTI RAFAELA Ruta Nac. N° 34. Km. 227,6. C.C.: 223. S2300WAC Rafaela, Santa Fe. [email protected] INTI ROSARIO Esmeralda y Ocampo - Edificio INTI. S2000FHQ Rosario, Santa Fe. [email protected] INTI MAR DEL PLATA Marcelo T.de Alvear 1168. B7603AAX Mar del Plata, Buenos Aires. [email protected] INTI NORESTE Av. José María Paz 469. H3500CCI Resistencia, Prov. de Chaco [email protected] INTI NOROESTE Fragata Libertad 350. Barrio Ciudad del Milagro. 4400 Salta, Salta. [email protected] INTI PATAGONIA Fontana 422/4. U9100GYR Trelew, Chubut. [email protected] INTI CENTRO OESTE Rivadavia 790. 5300 La Rioja, La Rioja. [email protected] INTI MESOPOTAMIA Urquiza 1225. E3100FFC Paraná, Entre Ríos. [email protected] www.inti.gov.ar 0800 444 4004 8.30 h. Acreditación de los participantes. 9.00 h. Inauguración de la Jornada. Ing. Enrique M. Martínez, Presidente del INTI. Invitados: Secretaría de Industria, Comercio y PyME. Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. BIOTECNOLOGÍA Y ALIMENTOS 10.00 h. Panorama de la Agrobiotecnología. Dr. Esteban Hopp, Centro de Investigación en Ciencias Veterinarias y Agronómicas, Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria. 10.30 h. Producción de vacunas y kits de diagnóstico, transferencia de tecnología. Dr. José La Torre, Centro de Virología Animal, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. 11.00 h. Intervalo. 11.30 h. Panel de exposición de temas y proyectos. Resumen del Programa de Biotecnología del INTI. –Lic. María de los Ángeles Cappa. –Dr. Miguel A. Galvagno, Levaferm S.R.L. –Dr. Mario Aguilera, Ledesma S.A. –Dr. Adrián Fraga, Bagley S.A. –Sueros Fermentos. Lic. Roberto Castañeda, INTI-Lácteos. BIOTECNOLOGÍA E INDUSTRIA Y MEDIO AMBIENTE 14.30 h. Biocatálisis. Dr. Adolfo Iribarren, Universidad Nacional de Quilmes. 15.00 h. Biorremediación. Dr. Gustavo Curutchet, Laboratorio de Análisis Ambientales, Escuela de Ciencia y Tecnología, Universidad Nacional de General San Martín. 15.30 h. Panel de exposición de temas y proyectos. –Dr. Esteban Corley, PC-Gen S.A. –Dr. Federico Rojkin, Wiener Laboratorios S.A. Plásticos biodegradables a partir de materiales de origen agroindustrial. Dra. Patricia Eisenberg, INTI-Plásticos. Actividades y proyectos. Dr. Ricardo Dománico, INTI-Química. 16.30 h. Intervalo. BIOTECNOLOGÍA, LOS EMPRESARIOS Y EL GOBIERNO 17.00 h. Panel de discusión sobre implementación de los proyectos. –Dr. Lino Barañao, Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica. Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. –Ing. Víctor Trucco, Bioceres S.A. –Dra. Gabriela Levitus, ArgenBio. –Ing. Ricardo Ferraro, Vocal del Consejo Directivo del INTI. 18.00 h. Conclusiones y cierre de la Jornada. Ing. Enrique Martínez, Presidente del INTI. BIOTECNOLOGÍA Y SALUD 12.30 h. Biotecnología en salud: del laboratorio al paciente. Dr. Alberto Díaz y Dr. Daniel Gómez. Universidad Nacional de Quilmes. La jornada es gratuita y las vacantes son limitadas. Agradeceremos confirmar su asistencia a [email protected] o telefónicamente al 4754-2102. 13.00 h. Ingeniería de tejidos. Dr. Pablo Argibay, Instituto de Ciencias Básicas y Medicina Experimental, Hospital Italiano de Buenos Aires. INTI Jornada sobre Biotecnología 17 de mayo de 2004, de 9.00 a 18.00 horas INTI Sede Central - Salón Auditorio SEGEMAR - Edificio 14 Avenida General Paz 5445, San Martín, Provincia de Buenos Aires
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