De todos es conocido cómo la griega Emporion tuvo a su - Gredos

Varia
NUEVA INSCRIPCIÓN IBERICA DE AMPURIAS
De todos es conocido cómo la griega Emporion tuvo a su lado una ciudad
indígena de iberos y luego sobre ella una colonia romana fundada por
César el año 49 a. de J. C. Es de esperar que de su1 excavación, iniciada
metódicamente el año 1906 y realizada por personas no profesionales desde
el siglo XV1.1I, cuando menos, proporcione algún día elenentos epigráficos
de valor para la solución de la escritura y lengua ibéricas. Pero Ampurias
no ha sido hasta la fecha pródiga en hallazgos de este género. Aunque
toda la epigrafía ampuritanai, griega, ibérica y latina, verá la luz próxámamente en un volumen que a su cata'ogación y estudio dedicamos, no ofrece
el interés que sería die esperar de aquella ciudad donde se habló ibérico,
griego y latín a la vez y se escribió en los tres alfabetos.
En tanto aparece la "piedra de Roseta;" que nos permita descifrar nuestra
lengua ibérica y su escritura, la campaña de1 excavaciones del año 1950 nos
ha proporcionado al entrar los fríos del otoño el hallazgo de un nuevo texto
ibérico que amplía considerablemente las cortas y fragmentadas inscripciones ibéricas en lápidas, grafitos o plomos que reunimos y facilitamos
para el Corpus publicado por D. Manuel Gómez Moreno y donde lo más
sorprendente es la lectura con letras ibéricas del nombre latino Carn&li,
siendo una de las pruebas de que la fonética propuesta por Gómez Moreno
para los signos ibéricos es' válida.
El texto' ibérico que ahora publicamos aparece grabado con un punzóh
fino sobre las dos caras de una plancihita de plomo.
Fué hallado casualmente en el recinto posterior del altar del templo de
Asklepios, debajo de los muros que cubren el corredor de salida trasero de
dicho templete. Apareció! al cavar tierra para echarla encima del mosaico
de la celia donde estaba la estatua y protegerlo así de los rigores del invierno. El nivel estraitigráfico en que se halló proporciona cerámica griega
de los siglos IV al llí a. de J., C. y está debajo de los muros del corredor
citado, en la parte que da a la Citada celia de Asklepios, lo cual garantiza
una relativa fecha a esta inscripción.
Mide 8 om. de longitud máxima por 5 cm. de ancho, siendo la lámina
muy fina. El plomo tiene las letras bien grabadas a punzón y miden 3 a 4
milímetros, no siendo todas iguales. Estaba plegado en cuatro dobleces,
IEP
i 04
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como puede apreciarse en la fotografía. La inscripción interior que corre a
todo1 lo largo quedaba asi encerrada dentro de las dobleces. La otra, más
pequeña, se grabó* después y en sentida contrario sobre el exterior de la
cara plegada.
Por todos sus rasgosi exteriores nos parecería una simple tabula defìxhnis
como las que hemos hallado en Ampurias redactadas en griego y en latín.
Sin embargo, es imposible comprender nada del texto de esta inscripción,
que Corre así:
Lectura de la cara interior:
nabar-so[s]in
laguri ur[a]-]lascar
l[i]castilco [] sicen
lacaban
[] dabacah[ba]iar{cé]
selon
Lectura de la cara exterior:
sicounin
ilacodin ebabon
abas[ tí] uraban u
[mi]
Entre las peculiaridades gráficas que ofrece este plomo hay que hacer
notar sobre todo el trazado de la letra a y de là letra i, que son como en
Ensérune y no como las generalmente usadas. Nosotros creemos que estos
tipos son anteriores al siglo 11 de la Er*.
En cuanto a las palabras que en este plomo aparecen y su significado
poco podemos decir, pues además resulta hipotética su separación al faltar
totalmente signos de (puntuación:
Nabar parece pueda relacionarse con la voz Nava (comparada con gran
probabilidad con el griego vám]), pero no tiene paralelo seguro; sin embargo,
se ve formando parte de otras voces (véase más abajo urti nabar).
Para Sosín véase A. Tovar., BRAE, XXV,, pág. 37. También Soslnbiuro, en
M. Gómez Moreno, Miscelánea®, Historia, Arte, Arqueología, 1.? serie. La
Antigüedad, Madrid!, 1949, n>.« 43.
Lagun tiene el paralelo vasco lagun, "compañero, persona, esposo, habitante", que podría muy bien convenir al sentido de esta inscripción. Bouda
(HOT. Urquijo, III, pág. 209, y Germanisch^Romanische Monatschrlft, XXXII,
página 140) ha señalado paralelos caucásicos como cherkés leg7i99, "camarada", el étnico Afjy.eç (cf. Aéb]yeç), otro ètnico 7a/c, etc.
La palabra siguiente, aria], sólo es de lectura segura la primera sílaba,
ur, frecuente en el comienzo de voces ibéricas urke} urcebas, urcecere,
urcetices, iirtinabar, cuya última parte nabar repite la primera palabra de
este plomo.
M.
Nueva inscripción ibérica
Almagro
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Anverso del nuevo plomo ibérico
ampuritano
Varia
Zephyrvs II, 1951
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Reverso del plomo ibérico de Ampurias.
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¡icastico parece recordar la lectura dudosa de luílscar¡ en Hübner, MU,
número LX11.
[] sicen; no sabemos cólmo completarlo, pero hay que suponer falta una
vocal que no leemos o un signo silábico..
lacaban; sin paralelo, pero con el final muy ibérico de1 ban. (Véase Anto-
S)
Reverso del plomo ibérico ampurftano
nio Tovar, Estudios dedicados a Menéndez Pidal, Léxico de las inscripciones ibéricas1. 'Madrid, 1951, pág. 20.)
Selon tiene un paralelo en seloncen, en Hübner, ML1, Berlín, 1893, número 12, que Gómez Moreno considera mala lectura en Emerita,, XV, página 214, pues lee nerencen. Nuestra lectura Selon, en plomo de Ampurias, es
segura.
En la cara exterior la voz primera
Skxnj)nin no tiene paralelo.
Hacedin también resulta palabra nueva.
ebabon es nuevo. También podría relacionarse con eban (sobre esta voz
vean más arriba lo que decimos de ban).
abas; voz nueva.
[cíe] urabanu sólo se puede precisar la aparición del sufi)]*© banu y del
sufijo ur, ambos frecuentes en ibérico. (Véase las voces citadas en A. Tovar,
Léxico de las inscripciones
ibéricas.)
El mi final se halla en más de treinta casos y parece podría ser una
postposición o sufijo de dativo o posesivo (v. Tovar, Léxico, p. 40).
M. ALMAGRO
V À R I A
107
ACTIVIDADES ARQUEOLÓGICAS NO CONCELHO DE MACAO
(Beira-Baixa. Portugal)
Arqueológicamente fallando, pode dizer-se quasi que esta regiao era desconhecida até há pouco tempo.
Mas, a partir de 1944 a bibliografìa arqueológica portuguesa foi enriquecida com urna importante série de estudos do saudoso Padre Eugenio
Jalhay, em que se notici am algumas descobertas casuais e trabalhos de
escavaçao efectuados nés ta zona tao rica em restos do pasado. Mercé da
colaboraçao e conjugaçao de esforços do R. P. Jalhay, como orientador por
parte da 2? Subseeeao da 6? Secçao da Junta Nacional da Educaçao (Antigui
dades, Escavaçoes e Numismática), e do Dr. Joao Calado Rodrigues, incansáveí investigador local e delegado daquele organismo oficial nos concelhos
de Macao e Gaviao, foram reveladas algumas intéressantes estaçoes e
materiais.
É ^o caso, por exemple, da alabarda de silex do Casal da Barba Pouca, a
maior encontrada na Peninsula até 1947, e que foi recolhida casualmente
por ocasiao de trabalhos agrícolas (1).
Támbém de achado casual é o material reoolhido no "esconderijo" do
Porto do Concelho, num total de 39 objectos de bronze: folces, lanças, machados de talao, espada e punhais, argolas, braceletes e outro.s objectos (2).
Da idade do Ferro é o Castro de S. Miguel, em vias de escavaçao e já
classificado como monumento nacional. Tem-se efectuado ali curtas campanhas de trabalhos, que devem prosseguir este ano, e já se identificaram
algumas dezenas de casas (todas de planta rectangular), trôços de muralha
e um grande recinto fortificado na parte mai s alta do monte.
O espolio recolhido é pobre: objectos fragmentados de ferro,, urna pequeña
chapa de bronze doirado corn decoraçao gravada (de cronologia multo pos=
terior), e fragmentos cerámicos (vasos com gargalo e asa, de bordos ondulados, corn tornament'açap de dedadas, etc.).
Pelo tipo de construçoes e pelo exame do espolio recolhido, o Castro de
S. Miguel parece aproximar-se dos do Ferro céltico da meseta espanhola e
dos vales do Douro e Tejo (3).
Como vestigios do paleolítico podemos citar dois instrumentos colhidos
por Lereno Antunes Barradas, nos terraços do Tejo, na Ortiga (4).
— i — (
i( 1 ) EU/OENIO JAIUHAY. "A alabarda de silex do Casal da Barba Pouca {Macao)
e a expansao das lanças e alabardas liiticas em- Portug"al" -in "Brot|éria", vol. XLIV,
fase1. 1, Janeiro die 1947.
(2>; EUCEiNlO JALHAY. "O esconderijo pre-íiistórico de Porto do Concelho {Macao,
Beira Baixa). Contribuiçao para o estudo da época do Bronze em ¡Portugal" -in "(BrotEria", vol. XXXVIII, fase. 3 , Marco de 1944.
(3) EiUjGE'NIIO JALHAY. "O Castro de S. Miguel {Amêndoa, Beira Baixa)" -in "Revista de Guimaraes", vol. U X , fase. 1-2, 1949.
(4): LlERENO ANTUMES B¡AIRRADAS. "Contribuiçoes Ipara o estudio do paleolítico
portugués" in "Trabalhos de Antropologia e Etnologia", voi. X I , fasS. 3r4, pág. 275,
Porto, 194Ô.
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Da idade do Bronze é também a estaçao do Castel© Velho do Caratao
(ainda sem bibliografia) onde se fizeram jâ algumas prospecçoes com bom
resultado.
Da época romana há noticia de varias estaçoes onde se colheram materials, estando mesmo urna délas em vias de escavaçao.
No Vale do Grou, por exemplo, encontraram-se rnonumentais bases de
colunas graníticas; na Senhora da Moita (Carvoeiro) encontrou-se "terra
sigillata" (dois vasos das formas Drag. 31, com marca üegivel, e Drag. 37,
com decoraçao de circuios de tipo hispánico); do Freixoeíro conhece-se urn
denário de prata da familia lunia; e da Coutada, na aba do monte em que
se ergue o Castro de S. Miguel atrás referido, encontraram-se varios materiais romanos.
Dos arredores do Macao publioou o R. P. Jalhay quatro inscripçoes: uma
dedicada a Jupiter; outra a Mane, por Ceno; outra a Rannelpicio (deus
desconhecido), por Ammino, filli© de Táltico; e urna funerària de Caio
Sempronio Aebaro, fììho de Viscunosino e naturai de Clunia.
O saudoso arqueólogo ohamava a atençao para a influencia celtica que as
lapides da regiao acusam, o que nao deixa de ser um importante elemento
para o estudo dos movirnentos dos celtas a través das Beiras e do vale do
Tejo (5).
Deixámos para © firn a estaçao romana do Vale do Junco (Ortiga).
Embora este vasto campo de ruinas, junto ao Tejo, tenha sido saqueado
durante muitos anos pelos camponeses da regiao que aid foram buscar pedra
para construçao de casas e muros, ainda se conservam alguns vestigios de
construçoes ácima do nivel actual do soloNa parte que fica para nascente há restos de très construçoes semicirculares, que tal vez correspondam a fornos para fundiçao de mineral,
pois tem-se encontrado muitos pedaços de jorra e uma das colinas próximas
ao plaino em que estao as ruinas é conhecida pelo sugestivo nome de
"cabêço do mineral".
No sentido nascente-poente puzeram-se a descoberto alicerces de um
vasto edificio, com um labirinto de pequeñas divisoes, na sua maior parte
ainda nao escavadas, entre as quias urna terminada em ábside.
No passado ano foi localizada a nécropole cuja escavaçao rigorosa será
feita durnte a próxima campanha de escavaçoes.
As sepulturas tem muros de pedra e ti jólo, com coberturas de lousa e
telihas. Com© as ruinas estao a urna profundidade minima e como os trabalhos
de lavoura poem, frequentemente, as construçoes à vista e alcance dos profanos, nao è de admirar que o espolio seja pobre.
t abundante a colheita de fragmentos cerámicos (tijolos, telhas, fragmentos de vasos) e encontraram-se alguns objectos de ferro (fragmentos de
um ferro de balança, chocalhos, pregos, etc.).
Apareceram, ainda, algumas moedas de cobre, das quais foi possivel
identificar tres: respectivamente de Galieno (254-265), Claudio II (269-270)
e de Constante (333-350). Segundo estes elementos a data mais alta que
poderiamos atribuir à estaçao seria a segunda metade do século III, mas
<5) EUGENIO JALHAY. "Lapides romanas dos arredores de Macao (Beira Baixa)"
-ÍR "(Brotéria", vol. XLVIII, fase. 2, 1949; F. AL VES PiEREIRA. "A antiguidades em
Belver" -io "O Arch. Port.", 2ÇVH, pág. 265.
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como se encontrón um pequeño fragmento liso de "terra sigillata", que vem
recuar essa data, o problema fica em suspenso aguardando o prosseguimento
dos trabalhos.
Embora a estaçao seja pobre em achados tem bastante interesse pelo
carácter agrícola-industrial que parece oferecer, e por se encontrar numa
zona tao rica de testemunlhos arqueológicos.
Além das estacóos ácima referidas, podemos ainda dizer que do outro
lado do Tejo, n a margen esquerda, se encontra a povoaçao de Alvega que se
tem identificado com a "Aritium vetus" da época romana, e ñas proximidades da qual há as' ruinas de urna importante ponte-represa atribuivel ao
mesmo periodo.
A base para a localizaçao de "Aritium vetus" foi o achado de urna lámina
de bronze (infelizmente perdida) com o juramento de obediencia dos habitantes do "oppidum vetus Aritiense" e seus "magistri" ao imperador Caligula,
representado na pessoa do legado C. Ummidius Durmius Quadratus, por
ocasiao da sua subida ao trono (6).
Resta acrescentar que todas as escavaçoes efectuadas já, e as projectadas
para este ano (sob a orientaçao de quem subscreve), sao subsidiadas pelo
Grupo dos Amigos da Arqueología, do Macao.
Nao è vulgar o facto de simples particulares darem tal prova de desinteressado interesse pelas coisas da arqueología, e isso bem merece referencia
especial.—J. M. BAIRRAO OLE1RO.
——<—.
(6)
HtíBNER. "Noticias archeológkas de Portugal", Lisboa, 1871., p á g . 2 2 ,
BRONCE
LEONES
Entre Paladín, Irían y Carrizal, puebieciitos leoneses próximos a Riello,
aparece el solar de un poblado primitivo llamado iLos Castros. Es un recinto
circuido de fosos todo 'alrededor, con señales de haber estíado defendido por
murallas. Hoy mismo, sin que nadie lo estorbe, es difícil penetrar em é!, lo
que se consigue trepando con pies y manos a través de los tajados taludes.
Es relativamente pequeño, está cubierto de monte bajo die unces y mirando
al mediodía; uno de los muchísimos castras que por aquella tierra abundan.
En eSa fortaleza abandonada encontró y conserva un tal Adolfo, vecino
de Carrizal', una elegante hachita de bronce, de aspecto moderino', que parece un juguete. Mide 65 milímetros de largo, y pesa 22'2 gramos. Tiene orificio circular en1 forma de tubo para adaptar el mango. De ese eje u orificio
parten dios hojas desiguales; una grande que constituye el hacha propiamente dicha, con su corte casi recto y ángulos curvilíneos; la otra mas pequeña,
sin señales! de corte, ni de pico, ni de martillo; parece más bien elemento
decorativo. No hay que considerarla, pues, como dob'e; hacha, doble arma, o
doble herramienta,, aunque lo parezGa. Todas las aristas son suaves, achaflanadas;, excepto los bordes del orificio que forman ángulo recto. Ostenta
pátina oscura, casi negra y uniforme, salvo a un lado junito al corte, en que
aparece como verdosa.
Por un lado noi hay decoración alguna, sólo se ve una raya incisa donde
Zephyrvs - viii
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Hachuela de bronce de "Los Castros", Riello (León). (65 mm. de longitud)1
precisamente debiera surgir el nervio de resistencia. Por eí otro presenta,
a derecha e izquierda del orificio, dos grupos de estrías paralelas entre si,
hechas con lima y alisadas, separando! porciones de cuatro o cinco estrías
por una estría más gruesa. En el ensanche para el mango aparece una raya
incisa con apéndices laterales. Pudiera seír marca! de propiedad, signo alfabétiíorme, o bien una esitili za ai ón humana con cabeza, cuerpo, brazos y
extremidades desiguales.
Dos líneas incisasi, que corren paralelas a los bordes,, soin verdaderas
maravillas por la finura microscópica de su) trabajo. Parece un 'trenzado en
hueco; diríase que es el resultado de apUicar un rollo de finísiimio alambre
en hélice al bronce blando todavía.
El campo que queda entre esas dos líneas y los bordes, está embellecido
coni triángulos rayados, en forma de dientes de sierra, con la base apoyada
en los bordes del hacha. Esita suerte de decoración en triángulos es muy corriente, desde el Neolítico hasta la época romana, en cerámica, en objetos
de oro, de cobre, bronce y hierro y mosaicos. Por el bonde inferior se ven
cuatro dientes completos y uno iniciado; po- arriba, lado más corto, hay tres
dientes completos y dos a los extremos, iniciados. Todas las líneas que componen los triángulos, incisas, no siempre paralelas, están hechas a mano,
en frío, con insl.rumente de fina punta. Dos dientes; se componen1 de nueve
líneas; otros dos, de seis; uno, de diez; otro, de ocho, y el último, de siete.
La superficie es fina y tersa, excepto una porción al pie del1 corte, en que
íay aspereza como si fuera un defecto de fundición; otra pequeña aspereza se
ve en el ensanche para el mango y, al extremo de la hoja chica, se descubre
un trocito saltado como por golpe © por uso.
No son1 abundantes en colecciones y museos los utensilios de esta clase.
Mario Cardoso da cuenta de cinco ejemplares de bronce, cuatro portugueses y
ano español de la citaniai de Santa Tecla. Los ejemplares portugueses proceden1, uno del castro de Sabroso; otro» de Perre (Viana); otro, de Briteiros,
y el último, una hermosa bipene, de S. Joao de Rei Povoa-de-Lanhoso1, y aun
menciona otro que váó en el Museo de Saint-iGermain-en-Laye (1).
(1) MARIO CARDOSO. "Machadinhas castrejas", Anuario del Cuerpo Facultativo
rie Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos. Madrid, 1936, vod. III. Separata.
V A R I A
ill
El señor Cabré encontró una hachXía de hierro, semejanite a estos modelos,
en sus excavaciones de Las Cogotas (2).
Ambos señores, maestros en Arqueología, clasifican estas hachitas cronológicamente en la segunda Edad del Hierro, añadiendo el señor Cardozo:
"O primeros siglos de nuestra era".
Nuestra hachita, siendo substancialmente igual a esos otros ejemplares, se
ditingue de ellos por su perfil airoso y por su espléndida decoración. El esíar
lisa por un lado y tan elegante por el otro 'Je da' .carácter! de! insignia, de
joya, de talismán, más bien que de vulgar instrumento de trabajo. Parece un
dije para llevar colgado al cuello, o prendido sobre la ropa, embellecido por
la parte visible, sencillo por donde nadie lo ve. Pudiera ser una ofrenda a h
divinidad, acaso un objeto de cuílto funerario con La imagen estilizada del
muerto.
No acertaríamos a concretar si es factura indígena o importada por el
comercio. Si fuese industria del país, tendría que referirse a un momento de
bienestar y de apogeo en la cultura de los castros; lo que cuadra perfectamente a fines de la Edad del Hierro, sin que pueda concretarse mucho, por
falta de hallazgos que acompañen. — P. CESAR MORAN.
(2)
JUA'N CABRE. Mem. JSEA, num. 110. €"á,m. LXXIV, núoi. 5.
EXPEDICIONES ESPAÑOLAS A AFRICA
El africanismo científico tiene en España, desde mediados del año 1946,
un órgano por demás conocido, el Instituto de Estudios Africanos, que incorpora al Consejo Superior de Investigaciones Científicas el afán cultural
de la Dirección General de Marruecos y Colonias. Una de las misiones primordiales que se trazó el 1. D. E. A. fué agrupar a los investigadores de
distintas especialidades para formar sucesivas expediciones científicas a los
territorios africanos, especialmente españoles, pero también extranjeros. No
faltaban precedentes, tanto lejanos como recientes, entre éstos la expediaióm
científica de 1941 de los geóllogos Eduardo y Francisco Hernández Pacheco (1), de la Universidad de Madrid; las de Paletnologia del profesor
J. Martínez Santa-Olalla (2) y la de los catedráticos Santiago Alcobé (3) y
—H—.
(1) E, y F. HERNANDEZ PACHECO. "Sahara español». Expedición científica de
1941. Madrid, 1942. 196 p . , 82 lami., fig. y mapas. Universidad- de Madrid. Servicio
tíc 'Pufo'ücacüones.
(2) B. SAEZ MARTIN. _ £ . P. S. E. I. La primera expedición paletnologia, al
Sahara español. "Africa", n.« 27, p . 17-14. Madrid, 1944, — A. MARCOS PONS.
Expedición Etnológica y P a l e t n o l o g i a a la Guinea española. "Cuadernos d e Historia
Primitiva", n.« 2 , Madrid, 1946,, p . 110. <— J. MARTlNEZ-SANTA-OLALLA. "El Sahara
español antteis'fámicó". (Algunos resultados de la primera expedición p a l e t n o l o g i a al
Sahara, julio-septiembre, 1043). Madrid, 1944. 2 vol. — J. MAR Til NEZ SANTA-OLALLA.
"Africa en las actividades del Seminario de Historia Prjmtiva del Hombre". Notas, >n.9 1,
Madrid, 1947. — J. SAEZ MARTINEZ. "La vivienda en el territorio de lfni". l . D . E . A ,
Madrid, 1949. 72 p á g . , 27 fig.
112
Z
E
P
H Y R V S
Martín Almagro (4), sobre Antropología y Prehistoria, respectivamente. Ha
habido también misiones especiales de Geología, llevadas a cabo por el
Dr. Alia Medina (5), de la Universidad de Valladolid, y de Entomología y
Prehistoria, por D. Joaquín Mateu (6), de la Estación de Fitopatología
Agrícola de Almería, entre otras varias.
La primera expedition organizada por el 1. D.E. A. fué la de los profesores Hernández Pacheco y Vidal para estudiar la geología del núcleo rifeño
y los valles del Guis y Nekor, y en el mismo año 1947 la del Dr. Alia Medina,
al Sahara para continuar sus estudios sobre las fosforitas. La participación
en los Congresos de Nairobi y Bisseo permito a L. Pericot estudiar la prehistoria del Kenia y Tanganika, y a Hernández Pache'Go y al conde de
Castillo Fiel la geología y antropología de la Guinea portuguesa, respectivamente (7).
En 1948 se organize la primera expedición científica a los territorios
españoles del Golfo de Guinea de tipo colectivo, bajo la dirección del profesor
Santiago Alcobé, compuesta de cuatro comisiones: Antropología, D. Santiago Alcobé y D. Jesús Fernández Cabeza; en colaboración con la anterior,
Etnología, D. Augusto. Panyella; Zoología, D. Juan Gómez Menor, D. Joaquín
Mateu y D. Eugenio Ortiz, y Geología, D. Mamuel Alia y D. José Fúster, que
permanecieron en Guinea entre tres y cinco meses. Las observaciones antropológicas se realizaron en Santa Isabel, San Carlos y Moka, en la isla de
Fernando Póo; Bata, Ebébiyin, Miikomeseng, Nkué, Evinayong, Akurenam y
Benito, en la Guinea continent a1-, tomando como base los centros sanitarios
y estudiando individuos de muchísimos poblados. Se reunieron datos de 454
varones y 115 miujeres pamues (f&ng) de la Guinea continental; 206 varones
combe, de la zoma costera continental, y 429 varones y 172 mujeres bubi de
Fernando Póo,, estudiándose además 22 casos de depigmentación, atendiendo
a la genealogía averiguable para proceder al análisis genético de dicha
peculiaridad. En total, 1.398 individuos.
—'—i
(3) S. ALCOBÉ. Grupos sanguíneos en nómadas del Sahara occidental. "Trabajos
de! Instituto Bernardino de Sahagún". Antropologia I p . 23-37. C. S. 1. C , Madrid,
1945. — S. ALCOBÉ. "The phisical anthropology of the west saharan nomads". "Mam",
XL V I I . n.« 160. Nov. 1947., p . 141-3., 1 fig., 1 lam.
<4)j M. ALMAGRO BA6CH. "Prehistoria del (Norte de Africa y del Sahara español".
i. D. E. A., Barcelona, 1946., 302 p á g . , 261 fig. — M. ALMAGRO. "El Arte prehistórico de] Sahara español". "Ampurias" V I , Barcelona, 1944., p á g . 273-284., 23 lem.
<(5) M. ALIA MEDINA. "Contribución al conocimiento geomorfa'&gico de las zonas
centrales del Sahara español". 1. D. E. A., Madrid, 1944., 234 p . , 20 làmi., 32i fig.
M. ALLA MEDINA. "Yacimientos de hierro sedimentarios en el Sahara español". "(Estudios geológicos". Madrid, 1947. — M. ALIA MEDINA. "Características morfográficas
y geológicas de la zona septentrional del Sahara español", " l n s t . José d¡e Acosta. Serie geológica I I " . Madrid, 1945. — M. ALIA MEDINA. "La tectónica de arcos en el
Sahara español". "Congreso Progreso Ciencias". San Sebastián, lfi47.
{6> J. MATEU. "Nuevas aportaciones al Arte rupestre del Sahara español". "Arrtpurias" VII-VIII. Barcelona, 1945-6, p. 49-67., 4 fig., 16 lám. — J. MATElU. "Grabados rupestres de los alrededores de Smara (Sahara español)". "Ampurias" I X - X . Barcelona, 1947-48., p . 301-17., 32 fig.
(7)i L. PERICOT. "El primer Congreso Panafricano d e Prehistoria" "Ampurias"
I X - X , Barcelona, 1947-8., p . 362-5. — CONDE DE CASTILLO-lFlEL. "Geografía humana
cié la Guinea portuguesa" "Archivos" del 1. D. E. A., n. 9 4. l-VI-1948.
V A R I A
113
La Comisión de Etnología trabajó en íntima colaboración con la de Antropología. Los itinerarios de bosque partieron de los centros de trabajo
comunes ya citados, además de unos días de estancia en la isla de Annobón
y otros recorridos independientes como Bdtica, Atom, Concepción, etc. Se
recorrió más de un centenar de poblados, adquiriendo y documentando 550
objetos indígenas que forman un fondo que pasará en su día al Museo de
Africa de Madrid, y que actualmente está depositado para su estudio en el
Museo Etnológico y Colonial de Barcelona. Asimismo se adquirió una colección! de instrumentos de música indígena para el Museo de Música de
Barcelona. Dichos objetos pertenecen a varios pueblos, fang, bubi, annoboneses, balengue, combe, bujeba, igara y algunos elementos nigerrianos y
camerunes de importación. Se recogió una copiosa documentación sobre
tatuajes fang y sobre la exogamia: de este pueblo, filmándose varias escenas
de poblados, navegación, agricultura, elaboración de cerámica, caza, etc.;
lucha t&ng y escenas de baile.
El señor Gómez Menor estudió especialmente los cóccidos e insectos perjudiciales para los cultivos, recogiendo dos abundantes series de insectos
los señores Ortiz y Mateu. La Comistón de Geología realizó' un estudio
petrográfico, tectónico, morfológico y geológicoedáfico de la Guinea continental (Ô).
Debido al éxito de la expedición anterior, cuyos miembros fueron felicitados oficialmente por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas en
1949, se organizó otra Misión científica dirigida por el catedrático doctor
Gómez Menor con tres subcomisiones: Zoología1, señores Gómez Menor y
España; Geología, señor Fúster; Psiootéenja, señores lbarrola y Vélez. La
primera subcomisión, además de la caza de insectos y cóccidos, estudió las
plagas de los cultivos y preparó el "Mapa ilustrado de la fauna colonial".
La comisión de Geología estudió la petrografía y realizó prospecciones mineras; la Psicotècnica se dedicó a estudiar la sensibilidad visual y la
reacción auditiva de los indígenas.
Otra expedición !ha tenido lugar en el Sahara (julio-agosto de 1949Í para
continuar los fructíferos estudios geológicos del Dr. Alia Medina. 1. D. E. A.
participó además en la Semana Colonial de Amberes (Alia Medina, Luna,
Cordero), en la Conferencia Internacional de la F. A. O. en el Líbano, sobre
la langosta marroquí (Morales Agacino) y en la III Conferencia Internacional
(8)) J. D4AZ DE VILLEGAS. "Labor del Instituto de Estudios Africanos" {en 1948).
"África", V I , n. 9 8 5 . Madrid, 1-1049. l . D . E . A, p á g . 2-6., 10 fig. — S. AJXOiBE.
"Una expedición científica a los derr ¡torios españoles del Go'#o d.e Guanea". "Archivos
del 1. D. E. A.", n.s 10. Madrid, 1949. — A. PANYELLA. "Expedición científica a los
territorios españoles del Golfo de Guinea". "Ampurias" X I , 1949., p . 208-9. — S. ALCOBE. "Los pam-ues en el complejo racial de] Africa negra". "Archivos diei l . D . E. A.",
n.« 13. Madrid, 1950., p . 17-35., 4 ttg, — A. PANYELLA. "Aspectos de la tipología
cultural de Guinea". Conferencia (9-III-1949). C. S. 1. C., Madrid. — M. ALIA MEDINA. "Impresiones geológicas de un viaje a la Guinea Continental española", "Archivos del l . D . E . A.", n.« 1 1 , Madrid. 1949. — J. MJ FUSTER. "Aportaciones a da
petrografía de la is'a de Fernando Poo (Guinea española)". "Archivos del l . D . E . A.",
n.° 11, 1949. — J. MATEU. "¡Fauna de los territorios españoles del Golfo de Guinea".
"Archivos del !. D. E, A.", Madrid1, 1949.
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del Africa Negra (C. 1. A. O., en i daban, Nigeria) (Altozano, La Guardia y
Hernández Pacheco).
Como ya hemos ido señalando, han aparecido los primeros trabajos, más
o menos parciales, de estas expediciones con el carácter científico que
caracteriza su cometido (9).—A. PANYELLA.
(9), E. y F. HERNÁNDEZ PACHECO, M. AU A MEDINA, C. VIDAL y E. GU'llNEA. "El
Sshara español". I. D. E. A., Madrid. 1949., 810 p á g . , 140 lám.
DESCUBRIMIENTOS PREHISTÓRICOS Y ARQUEOLÓGICOS REALIZADOS EN
EL ESTADO DE ISRAEL, DURANTE EL PASADO ANO DE 1959
iDaimos a conocer los principales hallazgos prehistóricos y arqueológicos
efectuados en Israel durante el año 1930. La imprecisión de muchos de los
datos aportados se explica por tratarse en algún caso de noticias procedentes
de la Prensa diaria israelí y porque, hasta, la fecha, algunos descubrimientos que citamos no han sido estudiados científica y metódicamente. El
Departamento de Antigüedades del Ministerio de Educación y Cultura israelí
aun no ha publicado su Boletín anual (Alón majléqet ha atiqot shel Medinat
Israel), en el que da a conocer los hallazgos realizados.
La mayoría de los descubrimientos han sido fortuitos y se han producido
al iniciarse los numerosos trabaijos y obras de to¡do género necesarios para
el desarrollo del Estado. Estos hallazgos fortuitos son comunicados al Departamento de Antigüedades por sus descubridores o bien por los "Amigos
de las Antigüedades", Sociedad que cuenta con unos setenta miembros que
residen en diferentes lugares del país y que están en contacto directo con
el Departamento, el cual!, en 1949, había dirigido una circular a todos los
Municipios y Colonias pidiéndoles que preservaran intactos los antiguos
tells y ruinas, dieran a conocer líos hallazgos a medida que se hicieran y
notificaran anticipadamente cualquier proyecto de construcción de nuevas
carreteras.
La mayoría de las excavaciones han sido llevadas a cabo por el Departamento, cuyo director general es el Dr. S. Yeivin, con la ayuda de los
"Amigos de las Antigüedades". Pero también han contribuido al estudio de
las épocas pretéritas la Jewish Palestine Exploration Society (cf. n.e 63), el
Municipio de Tei' Aviv (ha costeado las excavaciones en la ciudad, dirigidas
por J. Kapalan, excepto las de Tell Qasila, n.« 63) y asimismo algunos institutos extranjeros (n.e 2). En Israel reina un gran interés por la prehistoria
y la arqueología, prueba de lo cual son los numerosos museos y colecciones
locales y regionales esparcidos por todo el país, y que, en general, están
dedicados a recoger todo lo que se relaciona con le pasado de la localidad.
Los hallazgos han tenido lugar en toda la extensión de Israel, siendo
más abundantes en las regiones en que más obras se emprenden, según
podrá apreciarse en el adjunto mapa, en el que van señaladas todas las
localidades de las que se trata en la presente crónica.
Al clasificar las noticias por épocas nos hemos visto obligados a desglosar los descubrimientos hechos en una localidad; pero hemos tenido buen
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cuidado de indicar los que pertenecen a una misma excavación. Esta es la
razón de que cada noticia no esté relacionada con la anterior, y de que las
hayamos numerado para facilitar las referencias, ya que por la concision
de los datos y la ausencia de fotografías (cuando las hay son deficientes,
como propias de un diario) hace difícil, por no decir imposible, cualquier
intento de crítica.
PALEOLÍTICO, MESOLITICO Y NEOLÍTICO
En el I Congreso Internacional de Prehistoria y Protohistoria mediterráneas (Florencia-Perusa-íNápoles-Roma, 18 abril-3 mayo 19501), el profesor
Moshé Stekelis, catedrático de Arqueología Prehistórica de la Universidad
Hebrea de Jerusalén, leyói una comunicación titulada "Los progresos de la
investigación prehistórica en Palestina?', en la que dio una visión de la
época que estudiamos en el presente apartado.
Los hallazgos pertenecientes a esta Edad, que han tenido lugar durante
el año 1950, son bastante escasos y, además,, las noticias son muy concisas.
1.—En Tel Adasñim, al suroeste de Nazaret, fueron descubiertos unos
utensilios de piedra, aunque no podemos saber (la referencia es muy parca)
si se trata de restos de la época paleolítica o1 neolítica.
2.—Lo mismo ocurre con las excavaciones que René Neuville y Jean
Parrot, del Institut de Palénthologie Humaine, de París, han iniciado en
Abu Gosh, localidad situada al oeste de Jerusalén, en un yacimiento de la
Edad de Piedra, sin más especificación.
3.—Aunque en el transcurso del año que es objeto de este noticiario no
se han hecho excavaciones en el yacimiento, nos interesa hablar un poco
de la cultura yanmukí. En el kibbuts (1) Shaar ha-^golán, situado junto al
antiguo cauce del río Yarmuk, se descubrió, en 1943, una cultura oue ha
sido llamada "la anilla que faltaba", ya que hasta entonces no se conocía
ningún yacimiento neolítico en el país. La primera campaña de excavación
fué dirigida por los arqueólogos M. Stekelis, B. Masiler (hoy apellidado
Mazar) y S. Yeivin; la segunda en 1945-46, sólo por Stekelis, quien reanudó
los trabajos en el verano de 1949. Por consiguiente, se trata de hallazgos
anteriores al 1950. Pero durante dicho año Stekelis ha publicado un trabajo
en hebreo (Ha-tarbut ha-yarmukit, Jerusalén, 5710/1950) y la versión inglesa
del mismo (A new neolithic industry: The Yarmukian of Palestine, separata
de The Israel Exploration Journal, I, n.°- 1, 1950-61) y asistió al III Congreso
Internacional de Prehistoria y Protohistoria (Zurich, 14-19 agosto de 1950),
cerno representante del Departamento de Antigüedades y de la Jewish Palestine Exploration Society, en el que leyó una comunicación acerca de la
cultura que nos ocupa.
La reseña de ditího trabajo del profesor Stekelis figura en el presente
fascículo de ZEPHYRVS, por lo que no vamos a insistir en ella. En cambio,
debemos dar a conocer que el 7 de diciembre de 1950, en la misma localidad
del hallazgo, se inaugurói un Museo en el que se conservarán todos los
objetos que ha producido la excavación. El Museo está instalado en un refu(1) CF. DAVID -ROMANO. "La colonización agrícola en Israel", en Arbor n.° 66
(junio, 1951).
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gio subterráneo construido durante la guerra de independencia, y que más
tarde sirvió como hospital.
CALCOLITICO
4.—En la ciudad de Tel Aviv, en la calle Jabotinsky, se halló' un yacimiento de la época calcolítica y una tumba que pertenece al mismo período,
l a tumba contenía un hacha de piedra pulimentada y numerosos ejemplares
de cerámica, entre los que destacan: un recipiente en forma de pájaro, un
cubilete que se asemeja a un cuerno ("cornet") y un bol de basalto de
50 cms. de diámetro, con decoración incisa en forma de V. Toda la cerámica
del yacimiento muestra grandes -analogías con H
' a de Teleilat G as sul.
5.—En la misma ciudad, cerca del matadero, se hallaron en una cueva
sepulcral, en parte destruida, otros restos deli calcolitico,, entre ellos, vasijas
de cerámica y fragmentos de osarios de arcilla.
6.—En Bet Yéraj (Khirbet Kerak), a orillas del lago Tiberíades, Pésaj
Bar^Adon ha dado con cerámica típica de esta época, en el inveì inferior
del yacimiento. (En cuanto a los demás niveles, véanse los números 10,
28, 45 y 51.)
7.—'Finalmente, en Tel Aviv, muy cerca del hospital Yarkón, han sido
sacados a luz restos del primer período cananeo, que corresponde precisamente al calcolitico.
EDAD DEL BRONCE (PERIODO H1KSO O ERA DE LOS PATRIARCAS)
8.—En Tel Aviv, cerca también del hospital Yarkón, en un pequeño; tell,
donde hace algún tiempo se había hallado un yacimiento del Bronce Primitivo, el Departamento de Antigüedades ha proseguido los trabajos, como
resultado de los cuales fueron sacados a lu¡z una figurilla de terracota, que
representa una tosca diosa desnuda, asi como fragmentos de otras varias.
9.—Al nordeste y noroeste del tell de Afula se descubrieron dos cementerios que, según parece, pertenecen a la época cananea (Bronce Primitivo).
Durante la excavación aparecieron varios esqueletos junto a los cuales había
montones de vasijas de cerámica, que debían contener los alimentos que el
difunto precisaba para su viaje al otro mundo. Los cadáveres estaban colocados de cara al arroyo que pasa por las cercanías, que debía ser un lugar
de adoración de los habitantes de la antigua ciudad, identificada con la
bíblica Afek (cf. I Samuel XXIX, 1).
En el curso de los trabajos se halló una fundición del último período
cananeo: fueron hallados los restos de la fragua, hecha con ladrillos cocidos,
y junto a la cual se encontró uina gran cantidad de cenizas y escorias, así
como un hacha de bronce, de delicado trabajo. A proximidad de la fragua
se ven los cimientos de un edificio que debía utilizarse para almacenar las
vasijas y otros utensilios con los que los obreros que trabajaban en la fundición preparaban sus comidas. Todos estos hallazgos tuvieron lugar al
proceder a edificar una casa; pero otros muchos se han perdido por el poco
celo que manifestaron sus descuibridores. Con los obetos procedentes de esta
excavación e proyecta fundar un museo municipal, en el que también
tendrán cabido los que se vayan sacando a 'uz en el futuro.
10.—En Bet Yéraji, cuando se realizaban trabajos de cimentación de una
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escuela, se hallaron restos antiguos. La excavación fué dirigida por
P. Bar-Adon, observador arqueológico del Departamento de Antigüedades,
según el cual los hallazgos pertenecen a j Bronce Primitivo y al año 0000.
Fueron sacadas a luz las paredes de un edificio y asimismo restos de hogares
de piedra, junto a los que se encontraron morteros de piedra, muelas y
otros instrumentos utilizados para moler, en muchos de los cuales se
aprecian huellas de collores. Entre los demás hallazgos de la localidad figuran un gran número de vasijas de cerámica y huesos de animales; una
empuñadura de marfil, grabada; una figurilla que representa un animal y
una lucerna del más antiguo tipo conocido (cf. n.5 6, 28, 45 y 51).
11.—Cerca de la carretera que enlaza la ciudad1 de Tiberiades y la
kevutsá se abrtó una zanja experimental que proporcionó gran cantidad
de vasijas y cascos de cerámica, con modelos desconocidos hasta la fecha y
que pertenecen al Bronce Primitivo III. (Véase también núms. 29 y 41.)
12—AI Bronce Medio corresponde el yacimiento que se ha encontrado
en Tel Adashim, en el Emeq Yezreeli (valle de Esdraelón). Una zanja abierta
con el fin de instalar una conducción de agua cruza el yacimiento en una
extensión de más de un centenar de metros, y pueden observarse muros
hechos con morrillos y numerosísimos fragmentos de cerámica.
13.—Cuando se estaban llevando a cñbo obras de construcción al pie del
tell de Afula se encontraron fragmentos de Cerámica antigua. Comunicado
el hallazgo, el Departamento de Antigüedades envió al Dr. 1. Ben-iDor,
quien, ayudado por los señores Y. Shapiro y N. Zori, trabajó1 durante una
semana en la localidad. Como resultado* de estas excavaciones, salieron a
luz restos de un taller de alfarería perteneciente al Bronce Medio (Edad
de los Patriarcas). Se han hallado vasijas enteras y fragmentos de cerámica
del tipo hikso que aun no habían sido sometidas a cocción, es decir, que
en determinado momento,, difícil de precisar, fué interrumpido el trabajo
del taller (cf. n.« 20).
14.—Aunque la localidad está situada en la Palestina árabe, queremos
dejar constancia de que la "Ecole biblique et archéologique" de Jerusalén
ha reanudado sus excavaciones en Tel el-Fara, al norte de Nablus, que se
supone corresponde a la antigua Tirsa, la primera capital del reino de
Israel después de la secesión (cf. I Reyes XV, 33). Se han encontrado niveles
del Bronce Primitivo I (según ios descubridores. 3800), que serán explorados en la campaña del año actual. Durante cierto tiempo, del Bronce
Primitivo II al Bronce Medio II, la localidad f'-ié abandonada; pero, a partir
de este último momento, volvió a habitarse, ya que se han hallado cimientos
de edificios construidos en dicho período y reparados en el Bronce Ultimo
(seeïin los descubridores, 1800), aunque en bastante mal estado de conser
vación. En cuanto a épocas posteriores, of. n.? 19.
15.—En Tel Aviv, cere a de la región portuaria, se encontró en 1950 una
tumba del período hikso, en la misma zona en que sólo unos meses antes
se habían descubierto otras tres tumbas de la misma época. La tumba hallada últimamente contenía dos esqueletos y, entre otros objetos, cuatro
escarabeos, uno de los cuales lleva inscrito el nombre del Faraón (la noticia
no ¡indica de qué Faraón se trata), restos de cerámica, así como algunas
agujas de bronce y anillos de plata.
16.—¡En la misma ciudad, en el barrio Yamsin, los arqueólogos han
dado con una gran cantidad de objetos pertenecientes al período que estudiamos en el presente apartado; varios escarabeos con; inscripciones jero-
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119
glíficas, dos pendientes de oro macizo, uin anillo de plata, una punta de
lanza de bronce y un hacha del mismo material, adelmás de cierta, cantidad
de jarras, boles y otras vasijas típicas de aquella época.
17.—También en Tel Aviv, en la colina en que se alza el monumento
dedicado al batallón ¡británico que cruzó el Yarkón durante la guerra contra
los turcos, se hallaron otras tumbas del periodo hikso.
18.—En el mes de octubre, en Naan, al este de Renovót, se descubrieron
casualmente algunas tumbas de este período que Contenían numerosos objetos, entre los que destaca un bello puñal de bronce.
EDAD DEL HIERRO (PERIODO FILISTEO, ISRAELITA Y PERSA)
19.—La localidad1 de Tel el-fara. de la que ya hemos hablado anteriormente (n.? 14), quedói destruida a fines del Hierro I ( 600, según los excavadores). Pero durante el Hierro II (período israelita) fué ocupada, aunque
por poco tiempo, ya que se han hallado tres niveles de habitación de este
período y algunos bellos edificios. Con posterioridad a dicha fecha parece
que la localidad no volvió a ser habitada. El yacimiento ha sido estudiado
a lo largo de un terraplén de unos 60¡ metros.
20.—En el tell de Afula, además de hallazgos del Bronce (n.° 13) se
sacaron a luz fragmentos de cerámica filistea e israelita,, entre ellos una
vasija en perfecto estado de conservación.
21.—En el mes de octubre, en Ayélet ha-sha jar, ss descubrió casualmente un pavimento y unos desagües que habían sido construidos durante el
último período israelita y el período persa.
EPOCA HELENÍSTICA
22.—En Tel Aviv, cerca del cementerio musulmán, se hallaron fortificaciones y restos de cuatro habitaciones. Una moneda procedente de esta
excavación ostenta un áncora, símbolo de la conquista de Yaffa, y la
inscripción "Jonatán el rey". Se trata del macabeo Jonatán, que reinó
de 161 a 143.
23.—En Jericó, además de los hallazgos romanos (n. 9 33), fué descubierta
una fortaleza del siglo II. Los troncos de madera que se utilizaron para
construirla han sido hallados en buen estado de conservación.
24.—En Tel Aviv, cuando se realizaban obras de construcción de edificios
y de una carretera, se tropezó con una cadena de fortificaciones que datan
del tiempo del rey asmoneo Alejandro Janeo o Yannay (104-78). De su estudio se encargó J. Kaplan, para quien estas fortificaciones son sólo una
pequeña parte de las que se extienden desde el mar a Migdal Tsédeq, cerca
de las fuentes del río Yackón.
25.—En la misma ciudad, al sur del puerto y junto al mar, se hallaron
unos morrillos que formaban los cimientos de dos torres que datan del
período helenístico, según se deduce de la cerámica y de las asas de jarras
de Rodas encontradas allí. La torre oriental parece que tenía planta poligonal y su muro norte, conservado en parte, medía ocho metros de longitud.
La occidental estaba formada por dos habitaciones de 5,5 X 4,3 y
4,3 X 2,0 metros, respectivamente. Dado que las torres son muy semejantes,
se cree que formaron parte de una línea de fortificaciones que iba de este
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a oeste y defendía el acceso a Yaífa por el norte. Es muy probable que este
hallazgo haya de relacionarse con el descrito en el número anterior.
26.—O 22 de enero de I9601, el Departamento de Antigüedades dio a
conocer que al ponerse los cimientos de un edificio cerca de Romema, al
oeste de Jerusalem, se hallé una, tumba cavada en la roca, en una de cuyas
paredes se veían tres loculi. En el primero de ellos apareció' un esqueleto;
el segundo contenía dos osarios de piedra, en cada uno de los cuales había
restos de dos cuerpos, ostentando uno de los osarios la inscripción Yehudá
en griego (IOYzíOY). El tercer loculis estaba desocupado, y no había sido
obstruido con piedras como los otros dos.
27.—Entre el mar y Tel el-Eujar, al nordeste de Acre, los obreros que
ibaní a empezar la construcción de una colonia agrícola penetraron en un
cementerio del período que estudiamos y que se extendía en dirección noroeste. Pero, por no haberse comunicado- <a su debido tiempo el hallazgo al
Departamento, se han perdido materiales preciosos. Los conservados son
objeto de estudio y clasificación.
26.—En Bet Yéraj, además de los hallazgos del calcolitico y del Bronce
ya citados (núms. 6 y 10'), aparecieron vestigios de edificios de época helenística en el interior de unas ruinas de la epoca> romana (cf. n.°- 45), asi
como cierta cantidad de cerámica, con algunos ejemplares en buen estado,
como lucernas y asas de 'jarras de vino de Rodas, en las que están grabados
nombres de magistrados.
29.—Ya hemos señalado anteriormente (n.°- 11) que en las proximidades
del lago Tiberíades se abrió una zanja experimental junto a la carretera
que va de Tiberíades a Degania. Además de los hallazgos de la Edad del
Bronce, fueron sacados a luiz restos pertenecientes al período helenístico y
al romano (di. n¡.s 41).
30.—¡En Betshán se descubrieron algunas partes de un pavimento de
mosaico en el que pudieron apreciarse restos de lo que fué una inscripción
griega. Se halló, además, un peso del tipo corriente en la región durante
el período helenístico, que también ostenta una leyenda en griego.
31.—,EIJ Departamento de Antigüedades comenzó el descombro de la
llamada "Tumba de los Jueces?', participando en la labor agrupaciones
interesadas en la conservación y restauro de los monumentos antiguos de
Je rus alen. Fué descombrada la "Tumba de las Columnas" y se construyeron
muros de contención alrededor de su patio para evitar que los desprendimientos de tierra pudieran cubrirla' de nuevo. Por vez primera se ha llevado
a cabo una investigación completa en la más espaciosa de las tumbas, cuya
fachada es también la más adornada. Su planta es algo complicada, y en
ella hay unos sesenta enterramientos, distribuidos en dos pisos, estando el
superior (al nivel del suelo exterior) dividido en dos filas. Al limpiarse el
patio que está frente a la tumba pudieron verse unos bancos situados a lo
largo de las paredes, así como restos de muros y de puertas de época posterior. Todos los trabajos fueron dirigidos por J. Rothschiild.
EPOCA ROMANA
32.—En Jerusalem se descubrió una nueva sepulcral, de las más bellas de
esta clase, situada cerca del Hotel King David. Es< muy probable que se
V A R I A
121
trate dei "Monumento de Herodes", que Josef o Flavio dice que fué erigido
por dicho rey como sepulcro de algunos miembros die su familia.
33.—¡James L. Kelso, director de 'la American School of Oriental Research,
que reside en la parte árabe de Jerusaíén, ha dirigido, durante cuatro
meses, unas excavaciones en J erica. Se hallaron varios edificios construidos
según un modelo romano que fué popular durante breve tiempo a principios
de la Era Cristiana, por lo que resulta muy fáci] determinar a: qué época
pertenecen. Las paredes, levantadas con hormigón, tienen un espesor de
1,20 metros y están cubiertas con piedras rombales y estuco pintado, en
buen estado de conservación.
En la antigua capital de invierno de Herodes se halló un gran jardín que
tenia una fachada con 50 nichos para estatuas. Este frontispicio íué roto
por eil centro para construir utn teatro que también se utilizó como jardín,
ya que se hallaron en él tiestos para flores (cf. también n.e 23).
34.—En Tel Aviv, al precederse a prolongar la calle Arlosoroff, se encontraron restos de una torre o pequeña fortaleza de madera, y una moneda
en cuyo anverso hay unas hojas de olivo y la inscripcióm, en griego, Antonius
Félix (procurador de Roma en JuJea, dei año 52 al 60), y en el reverso se
aprecia un liilab (rama de palmera) y la leyenda. "V año del reinado del
emperador", es decir, de Nerón, que lo fué desde 54 a 68.
35.—El 21 de julio de 1950, en. Jerusaíén, cerca del Sugar en que se
levantará el Palacio de los Congresos (uno de los edificios de que constará
el barrio gubernamental), un obrero q u e trabajaba con una perforadora
descubrió una cámara sepulcral subterránea de factura judía que, según los
arqueólogos del Departamento, remonta a la época del Segundo Templo
(división de la historia judía que va del -616 al 70 d. de C ) . La planta és
cuadrada, de ocho metros de lado, y la aîtura oscila entre el metro y el
metro y medio. En el interior hay una pilastra de 0,5 metros de lado. Las
paredes fueron levantadas con sillares, que es uno de los motivos por los
que ha sido posible fechar el hallazgo. Además, como ciertas partes de los
muros están trabajadas y otras no, se cree que la obra fué interrumpida
cuándo las legiones romanas ocuparon Jerusaíén. La cámara tiene una
segunda parte que aun no ha sido explorada.
26.—.'Cuatro días más tarde, en el mismo lugar, se halló un sarcófago de
la misma época, en el que había un esqueleto humano. La excavación
también proporcionó vasijas dje vidrio de color azul-violado, en buen estado
de conservación.
37.—En el mes de octubre, durante los trabajos de exhumación que se
llevaron a cabo en el barrio Sarthedria, en Jerusaíén, aparecieron dos sarco
fagos de piedra, tallados en la pared rocosa de una de las cámaras sepulcrales
y decorados oon rosetas. En el mure de entrada de la cámara fueron grabadas
unas cruces, lo que prueba que sirvió de morada á eremitas cristianos.
38.—En Ras al-ailawí, al oeste de Jerusaíén, y dominando la antigua vía
romana, se hallaron dos edificios en bastante mal estado. Dirigió'las excavaciones por el Departamento la señora Ruth Amiram. El más antiguo de
los edificios, que data del siglo III, fué construido con piedras labradas y en
su interior había una cisterna. Se trata, probablemente, de una fortaleza
para vigilar el acceso a Jerusaíén. El otro edificio es de época bizantina
(cf. n.5 54)
122
Z E P H Y R V S
39.—En Saasa, ajlíta Galilea, cere a de la frontera libanesa, fueron descubiertas casualmente unas tumbas romanas que habían sido excavadas en
la roca.
40.—En el pueblo de el-Maikr, al nordeste de Atre, se habían hallado,
tiempo atrás, dos tumbas excavadas en la roca. En 1950, J. Ory ha encontrado
una más. En determinado momento, imposible de precisar, fué violada, por
lo que solamente contenía unos pocos objetos, entre ellos restos de cerámica
y una botella de vidrio, gracias a los cuales ha sido posible determinar que
la tumba pertenece a la época romana.
41.—En la misma zanja experimental abierta en la carretera que enlaza
Tiberíaides y Degania, en la que se hallaron restos del Bronce y de la época
helenística (núms. 11 y 29), también se sacaron a luz vestigios del período
en que Palestina estuvo bajo el dominio romano.
42—En el mes de octubre, en los alrededores de Natania, al iniciarse la
construcción de una carretera, fueron descubiertas varias tumbas. En una
de ellas se halló un sarcófago de piedra perteneciente a la época que estudiamos en este apartado. ;
43.—Cerca de la aldea de Juleill. al hacerse ooras en la carretera que va
de Natania a Tel Aviv, se descubrieron dos cuevas sepulcrales de la época
romana. Una es del tipo loculus y la otra del tipo arcosolio. A poca distancia
de estas cuevas se hallaron restosi de varios pavimentos de mosaico» formados por sencillos modelos de un, solo color, el blanco. El nivel de cada
pavimento difiere un poco del que le antecede, por lo que se cree que el
conjunto formaba parte de una instalación industrial.
44.—En Betshan, al realizarse unas obras de construcción, se encontraron
fragmentos de un pavimento de mosaicoi, así como algunas partes de una
conducción de agua de terracota, y, unos meses más tarde, era la misma
localidad, un lote de más de 400 monedas romanas de los siglos IV y V.
45.—La excavación más importante del año fué la de Bet Yéraj. Además
de los hallazgos ya citados (núms. 6, 10 y 28) san muy importantes los
romanos, que vamos a estudiar aquí, y algunos bizantinos.
La excavación duró de febrero a junio de 1950 y fué dirigida por
P. L. O. Gruy, asistido por P. Bar-Adon. Al norte del lugar excavado en
1945-46 por M. Stekelis y M. Avi Yonaih ('elf. Bulletin Jewish Exploration
Society, XIII, 1946r47) fué estudiada una nueva área, cuyo principal hallazgo ha sido un enorme recinto cuadrado, de sesenta metros de lado, rodeado
de muros de piedra (quizá fué un témenos). Era cada uno de los ángulos se
observan restos de torres cuadradas, una de las cuales ya había sido descubieita en la excavación de 1945-46. La puerta del recinto estaba situada en
la pared norte, en cuya parte exterior se aprecia una pileta para baños de
píe que los visitantes debían utillizar antes de penetrar en el interior. El
muro sur, era parte descombrado en 1945J46, tenia uní portillo flanqueado
por dos torres muy semejantes a las de los ángulos del cuadrado. En la
torre noroeste se hallaron pequeñas tesperse de vidrios de colores, algunas
doradas, probablemente restos de mosaicos que otrora adornaron las paredes
o el techo del lugar.
Parece ser que él recinto fué construido a fines de la época romana, pero
también fué utilizado durante el período bizantino. El principal edificio del
c o t a n t o , situado era la parte sur del recinto, fué, desgraciadamente, des-
V A R I A
123
truído a ras del suelo, en casi todas las partes. Se aprecian claramente dos
épocas: una romana y otra bizantina, habiéndose utilizado en la segunda
los cimientos de lai primera. En la primera época este espacioso edificio
pudo ser un templo1 o una basílica civil, y al MNW. y ENE., se han hallado
restos de un peristilo, siendo visible en cada una de estas partes una basa
de columna aislada. Sin embargo, no puede darse por segura la finalidad
del edificio, porque los restos de este período están cubiertos por los de la
segunda fase. En cuanto a la parte norte del recinto, debió utilizarse como
patio o jardín.
46.—Cuando se construía un arrabal al noroeste de Binyamina fué hallado
un muro de piedra de época romano-bizantina, de cuyo estudio se encargó
la doctora H. Hamburger, de los "Amigos de las Antigüedades". El muro
corre en direcctón este-oeste, a lo largo de 300 metros, y sobre él se observa
una hilada. La excavación proseguirá a amb s extremos del muro y sólo
cuando haya sido terminada podrá determinarse con exactitud la finalidad
del muro. Por el momento se cree que rirvió de soporte a uno de los acueductos de Cesárea.
SINAGOGAS DE EPOCA ROMANA Y BIZANTINA
47.—En Saasa, alta Galilea, se han localizado dos grandes y hermosos
dinteles de piedra que fueron utilizados como jambas en la puerta de una
casa árabe moderna. Los motivos ornamentales son muy parecidos a los de
las antiguas sinagogas de la Galilea, y, teniendo en cuenta otros restos
arquitectónicos hallados en las proximidades,, se supone que, en efecto, los
dinteles pertenecían a una sinagoga
4&.—En la aldea de Yaífa, cerca de Nazaret, el profesor E. L. Sukenik,
catedrático de Arqueología de la Universidad Hebrea, ¡ha hallado restos de
de una antigua sinagoga. Durante la excavación han aparecido varias partes
de un mosaico, en el que pueden leerse los nombres y los símbolos de las
tribus de Israel, lo que se da por vez primera en el suelo de una sinagoga.
Desgraciadamente, por hallarse el pavimento algo estropeado, sólo se han
conservado los símbolos de las tribus de los hi jo s de José (Manases y Efraim).
La localidad se cree que corresponde a la antigua Yafía, que estaba
situada en el territorio de la tribu de Zabulón (Josué XIX, 12). Josefo Flavio
la considera el "mayor pueblo de la Galilea", y allí estuvo instalado durante
cierto tiempo su cuartel general, cuando mandaba el cuerpo de ejército
judío de la Galilea. Hasta hoy, nada se sabía de la historia del lugar con
posterioriad al año 70; pero merced a las actuales investigaciones, subvencionadas por el "Fondo Luis M. Rábinowitz" para el estudio de las sinagogas
antiguas, se ha logrado demostrar que una población bastante numerosa
residió allí durante varios siglos después de la destrucción del Segundo
Templo.
Y 49.—Y para finalizar nuestra crónica debemos señalar que se prosiguen
las interesantísimas excavaciones de Tell Qasila, junto al río Yarkón, al
extremo norte de Tel Aviv, bajo la dirección del Dr. Benjamín Mazar, excavaciones que son costeadas por la Jewish Palestine Exploration Society. El
Municipio de Tel Aviv tiene la intención, según dio a conocer en septiembre
de 1950 el entonces alcalde, 1. Rokach. de fundar un museo dedicado a este
yacimiento y de contribuir a costear las excavaciones.
124
Z E f H Y R V S
Hasta ahora se han hecho tres campañas, con (hallazgos que van del período de los Jueces (siglo XII) hasta la época árabe, con un total de doce
niveles de habitación. En breve se publicará la relación completa y científica
de estas tres campañas, cuyos principales resultados han sado dados a conocer
a la Prensa por el Dr. Mazar, a medida que se iban haciendo los descubrimientos. Sólo se han explorado 2,5 dúnams (el dünam es una medida de
superficie equivalente a 1.009 metros cuadrados) de los aproximadamente 18
que ocupa el yacimiento.—DAVID ROMANO.
LA CRONOLOGÍA Y EL CARBONO RADIOACTIVO C14
En el último cuarto de siglo se han producido sensacionales avances en
la resolución de los problemas que plantea la Geocronologia. Antes (y aun
mucina s veces añora, desgraciadamente) se fechaban los yacimientos por la
fauna que contenían. Una interesante aportación fué el descubrimiento de
los análisis polénicos, mediante el cual, al comprobarse las diversas fases
de bosque y estepa con las plantas típicas de los períodos fríos o cálidos,
han permitido establecer una curva climática. Pero estos resultados de los
investigadores nórdicos fueron superados por su hallazgo del método de
las varves (laminillas de barro en los depósitos lacustres), que también fué
usado con excelentes resultados en Estados Unidos. Posteriormente, en este
último país, las inquietudes cronológicas' de los geólogos, combinadas con
una inteligente labor de los botánicos, dieron por resultado la obtención de
la curva de crecimiento de los árboles centenarios de la costa del Pacífico
(sequoias). Este sistema está en estreQha relación y sirve de complemento
y comprobante a lasi antiguas investigaciones acerca de las curvas de irradiación solar, cuyais más recientes conquistas han sido efectuadas por Milankovitch y sus colaboradores'.
Al producirse el descubrimiento de la radioactividad en seguida se
vislumbraron los numerosos caminos que entonces se abrían a la investigación. De todos son conocidos los avances conseguidos en Estados Unidos,
donde se aunaron las inteligencias de numerosos sabios emigrados de Europa
y unas grandes posibilidades económicas e industriales. Pero también en el
campo de la Arqueología la investigación de la radioactividad ha producido
sus frutos. Estos son producto de la preocupación existente entre los arqueólogos americanos por los problemas de la Cronología, y que ya en otros
métodos viene consiguiendo resultados muy aprecia-bles. Las investigaciones
continuadas acerca de las posibilidades de aplicar los cono-imientos de la
radioactividad en Arqueología se deben en especial a J. R. Arnold y a
W. F. Libby, de la Universidad de Chicago,, y a R. F. Flint, de la Universi*dad de Yale (1). Hasta el¡ momento se han obtenido excelentes resultados
con el carbono radioactivo C14.
W). J.. R» ARNOLD y W, F. LIBBY. "Radiocarbon dates {September I, 1950).
The University of Chicago. Institute for Mitdtear- Stddiies"; 15 páginas. Alc'erfca de estej
método pueden: verse Jas notas aquí resumidas de Jo >Mordmán>n, y iH.(enri) L(enmiann)
en el "Journal <de la Société des Americanlstes» XXXIX, París, 1950* pto. 2Ó2-J264'
y 264-266.
V A R I A
125
Sabido es que la base de la vida vegetal, y por consecuencia de la vida
animal, es la función o síntesis clorofílica de los vegetale?. Esta función
tiene como punto de partida el gas carbònico atmosfèrico, y éste C02 contiene
una cantidad fija de C14. Las plantas no clorofílicas toman su carbono de
los carbonatas disueltos en el agua. Por consiguiente, todos les seres vivientes
contienen la misma proporción de carbono radioactivo que el gas carbónico
atmosférico. Esta proporción es constante durante la vida del individuo.
Después de la muerte queda en el organismo una cierta cantidad de carbono
cuya fuerza radioactiva decrece en función del tiempo. En efecto, se sabe
que para cada cuerpo radioactivo existe una velocidad constante, determinada
y espontánea de destrucción; esta velocidad de desintegración se expresa
por el período de tiempo necesario para que el elemento de que se trate
reduzca su radioactividad a la mitad. Este período para el radiocarbono os
de 5.720 años, es decir, que después de este intervalo Sólo tendrá la mitad
de su radioactividad; después de 11.440, sólo un cuarto, etc.
Llegados a este punto de la investigación, se plantearon los problemas
de si la radioactividad del C02 era constante en todo el universo y de si no
habría variado en el transcurso de las edades. Se procedió a la comprobación
con materiales que ofrecieran fechas seguras, determinadas con métodos
diferentes, especialmente madera procedente de tumbas egipcias y maderas
de árboles varias veces seculares (generalmente sequoias), siendo les resultados siempre concordes.
Debido a las raras trazas de radioactividad y a h limitada sensibilidad
de los registros en el estado actual de esta técnica, sólo se puede llegar a
fechas que remontan hasta 35.000 años. Partiendo de otros elementos (radio,
uranio, helio, plomo) se podrá ir hasta fechas más remotas, pues, por
ejemplo, el período del uranio es de 4.600 millones de años.
Naturalmente, las investigaciones comprobatorias se han llevado a cabo
en objetos arqueológicos americanos,, que en los laboratorios de las Universidades americanas son más corrientes. No por ello dejan de ser interesantes los resultados conseguidos, pues dejando aparte las grandes culturas,
la civilizaciones propiamente «prehistóricas» de América, no han podido ser
fechadas con exactitud. A continuación exponemos algunas de las fechas
conseguidas: madera de la civilización lpiutak (península de Seward,
Alaska), nivel número 3, generalmente fechado entre 0 y 503 de nuestra
Era: 973 años, ± 170 (2). Carbón procedente de un poblado pre Aleut (isla
Uniak, Alaska): 3.018 años, ± 230. Carbón de un hogar de la base del
yacimiento de Frontenac (Estado de Nueva York): 4.933 años, + 2óO. Carbón
de madera, recogido en 1933, debajo del nivel con bisonte y utillaje die
Folsom (Nuevo México): 2.422 años, + 250. Madera carbonizada procedente
del Templo del Sol de Teotihuaca (México), ai sur del patio pintado: 2.244
años, ± 180. Vestido de algodón de una momia procedente de la necrópolis
de Paracas (Perú), en el Museum of Natural History de Nueva York: 2.257
años, + 200. Huesos quemados de perezoso, caballo y guanaco,, asociados
con huesos humanos y útiles (material importante para la determinación
de la época de la llegada del hombre en la parte meridional de América del
(2) EJ signo ±_ indica el margen 'de error, generalmenite
más arriba señaladas.
Zephyrvs - ix
debido a
las causas
126
Z Ê ,P H Y R V S
Sur), procedentes de la cuevà de Pailliaike (Chile), 125 millas al este de la
cueva de Mylodon: 8.639 años, + 450.
El Institute for Nuclear Studies de la Universidad de Chicago se brinda
a efectuar gratuitamente el análisis de los materiales que le sean remitidos.
Hay que escribir indicando las circunstancias del objeto que se desea que
sea analizado, y dicho Instituto informará de la cantidad de material y
forma en que tiene que hacerse el envío.—E. R1P0LL.
París, Musée de l'Homme, abril de 1951.
IA CREACIÓN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS IBÉRICOS
Y ETNOLOGIA VALENCIANA
Recientemente se ha creado en Valencia el Instituto de Estudios Ibéricos!
y Etnología, Valenciana, encuadrado dentro de l a Institución Alfonso el
Magnánimo, organismo cultural de la Excma. Diputación Provincial de
Valencia. Ha sido nombrado director de dicho Instituto el Dr. Julián San
Valero Aparisi, catedrático de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Valencia.
Teniendo en cuenta e l especial grado de madurez científica que ya han
alcanzado en Valencia los estudios ibéricos, por estar situada esta provincia
en plena zona de cultura ibérica, se ha estimado conveniente ampliar las
actividades de este Instituto al estudio de la Etnología valenciana, muy
escasamente trabajada hasta ahora. Las actividades de este Instituto abarcarán, por lo tanto, un doble ámbito; la amplitud e importancia de cada
uno de ellos justifican su existencia. Pero esta doble actividad está perfectamente delimitada, sin posibilidad de confusiones entre sí, con una tarea
propia y bien definida para cada una de ellas.
En cuanto a los estudios ibéricos se refiere, el Instituto aspira a rebasar
en su actuación el campo local, sirviendo de apoyo a la legión de investigadores interesados en los estudios ibéricos, tanto hispanos como extrapeninsulares. Por ello, se desea la colaboración de los investigadores de la
cultura ibérica, de cualquier país vinculado a esta cultura, tanto si se trata
de especialistas de asuntos ibéricos, como de investigadores regionales dela cultura ibérica.
Este Instituto tiene el propósito de publicar en el más breve plazo posible
una serie de monografías, cada una de las cuales sea una síntesis puesta al
día del estado de la investigación en cada uno de los aspectos de la cultura
ibérica y en cada una de la. regiones pertenecientes a esta cultura, con el
fin de facilitar a todos los investigadores una visión sintética de los conocimientos actuales sobre cada tema o región ibéricos, que sirvan de base y
guía para nuevas tareas, sin necesidad de recurrir, con problemàtico resultado, a una dispersa bibliografía, a veces totalmente inasequible. Estos
estudios ibéricos serán publicados en serie numerada, sin periodicidad
obligada. Tan sólo se elaborará anualmente por el Instituto un Noticiario
de Estudios Ibéricos) que sirva de archivo de cuantos descubrimientos,
publicaciones, estudios, etc., se realioen cada año. En la serie general
V A R I A
127
tendrán cabida, asimismo, cuantos estudios monográficos valiosos se ofrezcan
al Instituto.
El trabajo del departamento de Etnología valenciana requerirá una más
lenta preparación, por la actual carencia de personal especializado, a cuya
ft rmación se habrá de tender necesariamente. Y en lo que a publicaciones
respecta, se seguirá la misma norma que en el de Estudios ibéricos, es
decir, la publicación no periódica de estudios monográficos, recopilaciones
bibliográficas, etc.—J. CANO MARQUES.
Bibliografía
A. CHEYNIER. Badegoule.
Station
Solutréenne
et Pro
omagdalénienne.
Archives de l ' I n s t i t u t de Paléontolog i e Humaine. Mémoire 23. P a r i s ,
1949. 232 p â g s . , 114 figs, y 6 pianos.
Prólogo del canónigo Jean Bouyssonie.
La "Rooh de Badegoule" se encuentra
•situada en las cercanías de Landin (Dordoña. Francia), en lo alto de una pendiente
abrupta que domina el valle de Cern, a
un kilómetro al oeste de la confluencia de
éste con el Vézère. En sus cercanías se
encuentra un antiguo camino romano que
unía Lyon con Burdeos.
BadegouJe es urna estación clásica dentro de la Prehistoria francesa, en la que
aficionados y especialistas han llevado a
Cabo trabajos más o .menos científicos,
cuando no verdaderas expoliaciones, hasta
que el Dr. Cheynier encontró en eilla "su
yacimiento" y se dedicó a su excavación
y estudio desde 1928 en cuerpo y alma.
Fruito de ese trabajo es el libro que comentamos. A través de sus páginas, sino
lo conociéramos, habríamos- ido descubriendo la recia personalidad de su autor,
hombre inteligente, cuya perseve-ancia
parece a veces rigidez y terquedad, pero
siempre animado de un "amor al trabajo
bien hecho, de una generosidad y de un
senitido social agudo", según pa'abras del
Canónigo Boiuyssonie en su prólogo.
La secuencia estratigrafía del yacimien.
to nos es expuesta de un modo magistral,
con gran detenimiento y cu'dando todos
los aspectos de los materiales encontrados
con el mismo cariño y entusiasmo. Las
culturas contenidas en 'Ia estación de Badegoule van desde tos com'enzos del Solutrense hasta la aparición de los primeros
magdalenienses y, aunque la obra es difícil de resumir, vamos a indentar dar un
b.eve esquema de la sucesión industrial
expuesta en la misma.
Eli nivel más antiguo es el "Mivel I Protosolutrense" el cual junto a los materiales propios de este período presenta una
serie de elementos (puntas, raederas, núcleo, perforadores, etc.) que por sus características deben encuadrarse dentro del
Musteriense final. El restante materia],
protosolutrense, está integrado por puntas
unifaciales típicas, (puntas de cara plana),
raspadores en extremo de hoja, buriles
(de ángulo, de eje o pico de flauta, poliédricos, planos), hojas diversas, lascas
cori algún retoque, etc¡. De hueso varias
esquirlas con muestras de utilización, pulimento y "retoque"; un fragmento de
asta de ciervo con una serie de "marcas
de caza". De arte se encontró sobre una
piedra de hogar el grabado de una silueta de bisonte de buen* estilo. La fauna se
compone de mamut, ciervo, reno y algún
resto de cabalilo, "Helix sylvestris", "Mustela nirvalis", "Arvicola" y restos de
pájaros.
'
El "Nivel II Sofiuitrense medio" tiene un
instrumental compuesto por piezas algo
toscas emparentadas con técnicas afchelenses, de las que forman parte b'faces, lúdeos y discos, las hojas de laurel ofrecen
tipos de dotte punta y de talón semip'lano, persistiendo las un ¡faciales con el
bulbo rebajado; los raspadores son abundantes (sobre lasca, en abanico, dobles,
etcétera), asociándose algunos de ellos
con buriles, los cuales son más bien escasos, a lo que hay que añadir alguna
raedera, perforadores, hojas-cuchillo y diversas lascas con retoque. La industria
de hueso dio unos "puñales" de ba.se
rehundida o aserrada, retocadores, alisadores, fragmentos de azagaya, punzones,
etcétera; algunos huesos poseen "marcas
BIBLIOGRAFIA,
de caza"; un hueso perforado puede ser
interpretado como instrumento musical.
La fauna está integrada por ciervo y reno
abmndantes, caballo, bisonte, corzo, lobo,
zorro, liebre, "Arvicola", pájaros y peces
(salmón).
El "Nivel III Sólutrense medio" se sobrepone al nivel anterior sin que entre
los dos exista capa estéril, a';guna. Existe
en él una mayor abundancia de restos de
hogares. Entre el material litico conviene
destacar núicileos y discos, un percutor,
un cincel, hojas de sección triangular que
sirven, según Qheynier, como "patrón"
para el retoque de los bordes de los instrumentos rertilíneos; Ias> bifaces foliáceas
u "hojas de laurel" son numerosas (unas
20 enteras sobre unos 400 fragmentos, lo
cual dá unas 200 puntas) son de dimensiones un poco mayores que las del Nivel I, siendo los tipos variables pues se
encuentran desde las reversibles a dos
puntas hasta 'las de talones semip'ianos,
redondeados y en media luna; una hoja
de "sauce", puntas unifaciales —supervivencia iprotosolutrense—, hojas-cuchillos,
raspadores en extremo de hoja, raederas,
lascas con muescas, buriles (transversales,
de ángulo, de eje), perforadores y dos
puntas emparentadas con las de la Gravette (?). De hueso, azagayas, punzones,
agujas, puntas de hueso, espátulas, retocadores, huesos aserrados, dientes perforados y además unos pocos huesos ornamentados y una especie de silbato, que
puede interpretarse tamb-'én como estuche
de agujas. Los "denta'ium" fueron recog ; dos entre los objetos de adorno. E1! arte de
este nivel és importante, destacando que
se encuentra todo él grabado sob^e plaquetas de piedra y no sobre hueso, como
ocurre en la mayoría de las estaciones
francesas. Al lado de obras de gran perfección se encuentran verdaderos jeroglíficos ilegibles, que carecen de una interpretación adecuada. El número de p'aauetas es de unas 150, de ellas unas 80 indesc'frab'es. Las representaciones humanas
se reducen a un enmascarado, una figura
incomc'eta de mujer y unos, ó r a n o s
sexuales femeninos. La fauna representada
en estos gra,bados es la que se e n e j a r a
§n la cueva:' cérvidos, cápridos, èqui Jos,
129
bóvidos, elefante, felinos, pájaros, peces,
conejos y liebres.
Los "Niveles IV y V Sólutrense superior"
no fueron sepaados en cierta zòna de la
estación hasta después de verificada la
excavación. Del IV son hojas b'face»,
puntas de muesca, taladros, raspadores,
çuohiillos, hojitas de borde rebajado, agujas, etc. La fauna se compone de reno,
ciervo, caballo, toro, bisonte, cápridos,
lobo, zorro, pájaros y lepóridos. Del Nivel V son las mismas puntas bifaces, puntas de muesca, yunque de talla, raspadores, un buril, hojitas de dorso rebajado,
espátulas y objetos de adorno. La fauna
se compone de reno, caballo, zorro, mamut, "Ovis" gp. La coincidencia de materiales entre ambos es tan grande, que
su separac'ón es difícil y aventurada, aunque Cheynier la ha realizado meticulosamente.
Todavía quedan los restos del "Nivel V
Sólutrense final" de otra zona de la estación, con hojas de laurel escasas, algunas
de ellas con retoque por una sola cara,
típ''cas de este nivel, hojas de sauce y
puntas de muesca. Los buriles aumentan
respecto de las capas anteriores, los raspadores permanecen en iguaL porción y
las hojitas de borde rebajado son numerosas. Hay además alguna lasca con retoque
marginal, hojas con retoques, cuchMlos,
perforadores, etc. La fauna está integrada
por renos.
El "Nivel VI o primer nivel Proto-mag,daleniense", descansa directamente sobre
61 So'uitrense fuña1,. Entre el material litico formado por raspadores, buriles, raederas, ¡perforadores, núcleos, etc., destacan las "raolettes" lascas con retoque
abrupto más o menos extendido por todo
el borde de la pieza, y que según
Cheynier son el instrumento típico de este
nivel. Los buriles son tan numerosos
(32 %) que contrastan c'on la escasez de
los m;smos en ío:s niveles solutrenses (los
hay de eje, cbíícuos, de ángulo y transversales).
El "Nivel VIT" o segunda etapa "P^otomagdaleniense", presenta el m'smo material oue el anterior. pe r o en d'versa proporción, pues m'entras los burUps bajan
al 19 %, '.'as "rackettes" llegan al 32 % en
130
Z E
P H
contra dfi'l 1 % que ocupaban en el anterior nivel. La fauna comprende reno y
caballo, bóvidos, cánidos, cápridos, Arvicola y pájaros.
Tal es en substancia la distribución de
las culturas representadas en los ricos
nivejes encontrados en Badegoule. El
Dr. Qheynier dedica un amplio capítulo
al estudio y clasificación de las distintas
piezas que constituyen el conjunto solutrense. No podemos entrar en un análisis
a fondo de este estudio porque alargaríamos excesivamente estas notas. Señalaremos, sin embargo, que las puntas bifaces
foliáceas han sido distribuidas en 15 tipos, atendiendo a su semejanza con las
hojas de ciertos vegetales, a la forma del
talón o a su figura geométrica. Clasificación que creemos bastante completa,
aunque, como al autol-, no nos satisface
del todo. Los núcleos han sido comprendidos dentro de 12 tipos y las hojas de
muesca en cuatro. Las demás piezas se
adaptan poco más o menos a las clasificaciones corrientes.
A '.'a vista de un estudio tan completo
sobre un materia'! tan abundante y de tan
extraordinario valor, surge, necesariamente, la pregunta: ¿dónde tiene su origen el Solutrense? El mismo Cheynier no
puede eludirla, pero reconoce que la solución a tal p-oblema todavía está lejana.
Es curiosa ía coincidencia de los nivelles
solutrenses del Papalló con los d e Badegou'le, si bien éstos presentan una mayor
riqueza en cantidad y calidad de materiales los de la estación valenciana son
más importantes en formas. Es de señalar el dato, interesante y expresivo, de
que en el nivel I de Badegoue aparezca
el Protosolutrense con restos de una cultura musteriense. Para Cíheynier, estos
últimos habitaban el yacimiento cuando
apa'ec'eron los Protosolutrenses, que según él, ¡permanecieron en Bade goule durante una estación. El hecho impL'ca a
nuestro modo de ver un nuevo punto de
mira en e', problema del origen de la cultu* a solutrense.
Muy lejos de esta reg : ón, en la zona
nor teaf ricana de Tánger, en el yacimiento
de Mugharet-eñ-AMya, excavado por Howe
y Movius, aparece una industria solutren-
Y R V> S
se "sobre" un musteriense evolucionado
de tipo levalloisiense. A mitad de camino
entre ambas estaciones, el nivel superior
de Cova-^Negra (Játiva, Vaflencia), estudiado por nosotros, presenta entre sus instrumentos Uticos piezas que pueden ser
consideradas como proltoso'lutrenses, en un
medio cultural musteriense evolucionado.
¿Qué significa todo esto? Quizás habremos
de dejar al margen las hipótesis que hacían proceder al Solutrense de la Europa
central o del Norte de Africa, como quiere y plantea Pericot, y considerar a este
amplio movimiento prehistórico como una
cu'tura "europea-occ¡denta 1 '", que en un
momento determinado, cuando la hegemonía gravetiense empieza a declinar,
dom'na todo el Occidente europeo teniendo como base el viejo tronco achelense,
que a t a v é s del Musteriense y Auríñaciense típico (medio de Breuil) habia
desembocado en una nueva cultura bifac'al. Si tal hipótesis fuera admisible,
habría qu buscar ei origen de'i Solutrense
en un triángulo que comprende DordoñlaCantabria-Levante español. Pero este problema ya cae fuera del alcance de esta
nota. — F. JQRDÁ CERDA.
J. SAN VALERIO APAR1S1. La cueva
de La Sarsa ( Bocaírente^V alenda).
Servicio de Investigación Prehistórica. Serie de Trabajos Varios, número 12. Valencia, 1950.
Bajo el signo del. S. I. P. valenciano,
el Prof. San Valero nos ofrece un estudio
detallado de los materiales hasta ahora
conocidos de la importante estación levantina que da nombre al trabajo. En realidad, es como un colofón a una serie de
estudios del mismo sobre eJ proceso de
neoütización de nuestra Península. La riqueza ergológica del yacimiento le ha
permitido trazar un cuadro comipleto de
las caracteristicas culturales del mismo y
plantear el problema de sus relaciones.
Geográfiamente, la Cueva de La Sa sa se
encuentra situada dentro de la zona montañosa comprendida entre los valles del
Júcar y del Vinalopó, formando parte de
un conjunto de estaciones con el mismo
contenido cultural. Esta comarca está integrada, a efectos del proceso de neolizac'on peninsular, dentro de una gran re-
B I B L I O G R A F I A
gión, que el autor denonvna Penibética
SurjOriental y que aproximadamente se
extiende desde el Cabo de la Nao hasta el
Estrecho. Culturalmente todo el conjiunto
de yacimientos de igual significación' erg o l o g i a que La Sarsa, dentro de esta
región, quedan comprendidos bajo la denominación de "Neolítico I " o "Hispanomauritano" de Santa-Olalla.
Dentro de esta fase cultural, La Sarsa
y las estaciones hermanas que la rodean,
constituyen una comarca aparte con una
personalidad propia, patentizada por el
empleo preferente de la técnica çard'al
en la decoración d e su cerámica, siendo
'as restantes técnicas (puntillado, ungulación, incis'ón, relieve, etc.) utilizadas en
meno:.- escala. Esta c'erámrca card'al que
falta en absoluto en la región Penibética
propiamente dicha, se extiende desde Almería (Las Animas) hasta el Cabo de La
Nao, aproximadamente. Vuelve a faltar al
no-te de esta zona card'al, al otro lado
del Juca-, ya en la zona montañosa de la
región valenc'ana aue bordea la meseta
(Cueva de La Coc'na. Covacha de ! latas)
pn'-a reaparecer en fiemas de Castellón y
C a l u ñ a , de dondp pasa a F-anc'a.
Ante este hecho, el autor distmgue un
"Neolít'co I A" de la Penibética y otro
"Neolítico I B " del Sudeste, que. según él,
son contemporáneos dada la ident'dad erg o l o g i a que ex'ste entre ios yacimientos
de ambos. Ello le obiHga a no tomar en
consideración !a reciente hipótes ; s del
P-o.f. Pericot, según la cual las estacones
con ceránv'ca L'sa, rayada o con algún rel-'eve y asas tubulares horizontales deben
ser consideradas como más ant'guas qiue
los yac'mientos con ceránv'ca ca-d'al. Se
trata de una pos'o'ón que habrá que traer
de nuevo a consideración v es pos : ble aue
una nuPva excavación, metód'ca y s'ste<rr<Af''ca de l a Sarsa, oriente el p-oblema
hac'a una solución.. Por nuestra parte, a
las dudas planteadas por PeWcot hemos
de añadir una obse-vación aue recientemente hemos hecho al tratar e' problema
del m ; crolitismo y d e las ¡formas geométricas. En las estaciones valencianas sin
cerá.m'ca ca-d'al (Coc'na y Llatas), los
sílex nv'croMticos son >más abundantes que
en los yacim'entos con card'al (Sarsa,
Maravilles. Cova del Or, etc.) Este hecho
uñido a la presencia o no de card'al,
131
puede establecer muy bien una discrepancia cronológica entre el Neolítico A y
el B de San Valero. (Recientemente hemos
denominado al primero "Neolitico inicial
de facies no cardial" y al segundo, "de
facies cardial"). Esta discrepancia podría
fundamentarse en la Cueva de La Cocina,
en donde encontramos una transición gradual del Mesolitico al Neolítico de facies
no candial. Si San Vallero afirma en su trabajo que en La Sa-sa "hay un fondo básico d e tradición mesolític'a", que no cabe
inferir de una perduración de las tradiciones mesolíticcas e n t e las gentes de La
Sarsa, sino que hay que atribuirlo al
"componente capsiense que ya tiene el
Neolitico mauritánicb antes de hacerse
hispánico", creemos que, evidentemente,
hay una cierta contradicción en afirmar
que las dos facies del Neolítico I hispánico son contemporáneas pues mientras en
una encontramos la tradición mesolítica
viva dentro del proceso primitivo de la
neolitización, en la otra sólo encontramos
el producto de una simple emigración.
Cabe pues plantearse el prob'ema de que
ambas facies no se corresponden cronológicamente y suponer que la cerámica cardial es más tardiía que la que se produce
en la facies no cardial.
Este elemento cardial, nueva manizaim
de !a discordia en la sistematización del
Neolítico hispánico, ha sido estudiado por
San Valero con una profundidad, precisión y extensión admirables.
Las impresiones de "Cardiuim edlule L",
se realizan sobre el barro de ocho modos
distintos (raspado, de borde p-ofundo, de
natis, sobre condón, e t c . , que dan como
resultado trece temas fundamentales en la
decoración candial, los cuales se combinan
entre sí o se asocian a las ténicas de relieves, incisiones y puntillados, presentándose también con pasta incrustada, d a n .
do un total de setenta y cinco motivo';
decorativos diferentes en unos quinientos
fragmentos estudiado!;, lo que supone un
gran temperamento ornamental en Jas gentes de La Sarsa.
La expansión cardial es muy amplia. El
autor estud-'a su¡ paso de la Península al
Sur de Francia, donde parece abundante,
junto con otras estaciones d e facies no
cardial, negando la pos : bilidad< de que
haya llegado a este país desde Italia, vía
Liguria, En esta última nación, es esen-
132
Z E
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H Y R V S
cial p a r a su estudio comparativo con La
Sarsa, la estación de Arene Candide, de
la que Bernabò Brea nos ha dado un excelente estudio. En Portugal se localiza
en la parte baja del curso del Tajo y
junto A'monda. El influjo de estas cerámicas hispanomauritanas llega hasta Holanda, vía Ródano-Sena, Las decoraciones
c a r d a l e s de Bohenva deben explicarse como procedentes de la Siria del Norte (Sak<gluzi, Judeideh y Ras Saíhmra), vía Danubio, aunque también podrían supone.se
debidas a relaciones con el mundo hispánico o itálico. Los conjuntos neolíticos
tardíos de Escocia (Polltalloch, Cettraval)
deben filiarse en nuestra península. Hasta
Finlandia y Rusia llegan los influjos de
los dos estilos cerámicos del Neolítico
inicial hispánico.
El origen de esta onda cultu'al que
avanza por el occidente europeo has^a
llegar al norte, debe buscarse en el Africa
del Norte, y para la cardial, "la zona
entre Oran o Argel y Tánger, en donde
aquélla existe". Ello obliga a p'antear la
llegada a nuestra Península del Neolítico
mauritánico (de doble raíz: egipcia y
capsiense) mediante una doble corriente.
La primera dirigida hacia la Pen'bética
meridional, la segunda hacia el Suideste,
entre Almería y e;i Cabo de La Nao. Esta
última hay que suponerla venida de la
costa de Oran, pues "de Brezina, Río Salado, e t c . , se llega a la cerámica de La
Sarsa sin excesivas mutaciones", mientras
que las gentes de Achakar, candiales tardíos, deben ser una perduración lito r al
de los neolíticos oranies que no cruzaron
01 mar.
Se presentan, además, en este t-abajo
una serie de ideas que delimitan y contornean culturalmente el Neolítico I I o
jberosahariano de Santa-Olalla. No podemos entrar en ellas ya que lo resumido de
las mismas no dan margen suficiente para
su valoración. Esperamos que el autor dé
prontamente a la luz su tesis doctoral en
la que se contienen y consideran todos
los aspectos del Neolítico hispánico. Mientras tanto, felicitémonos porque gracias a
San Va'ero contamos con una bella ob"a,
que al trazar nuevos puntos de vista sobre
el mundo neolítico, nos hace más comprens'ble esla gran revolución que cambió
substancial mente- e¡ modo de ser de los
hombres y de las sociedades.—F. JORDÂ
CERDA,
M. STEKEL1S. A new neolitic industry: The Yanmukian of
Palestine,
en The Israel Exploration Journal, volumen I n - 1, Jerusalem 1950-51, traducióJi inglesa del trabajo publicado
en hebreo en The Annual of the Jewish Palestine Exploration
Society,
vol. I.
EÌ complejo problema de'j neolitico pailestim ano ha recibido nuievas precisiones
con las investigaciones realizadas por
Moshe Sté'kelis, Profesor de Arqueoloigía
prehistórica de la Universidad Hebraica
de Jerusalem, en el yacimiento de "Sha'ar
ha-Galan". Se trata de .un pob'lado prehistórico situado en las orillas del rio Yarmiuk en el> valle 'die! Jordán, cuiyas primeras noticias remontan a 1943.
La excavación de este yaic'tmiento ha
proporcionado interesantes datos y una
industria miuy curiosa, en especial el
complejo litico, en el que vemos una grain
parte m'crolit'ca cuiyas piezas más típicas
son los microperforadores sencillos o dobies, microburiles, etc. Junto a esta industria m'crolli tica, aparéete una imidius,t,ría
de hojas medianas con los fi'os por io
gene "al retocados, puntas, raspadores sobre extremo de hoja, sierras sencliülas o
dobles, perforadores y puntas de flecha
(con pedúnculo o con tendenc'a a formas
romboidales, pero siempre sin aletas.
Completa el conjunto litico un grupo muy
abundante de una industra que presenta
grandes anaTogias con el campiñiense
europeo con t'pos mednanos de pidos y
Manchets junto a los que vemos curiosos
p-'cos de tëtpo astu.riense, como ha b ;en
c b s e v a d o Stékeüs, que lleva su semejanza
incluso al hecho de conservar el cortex del
nodulo c.n la m'sma forma que nuestra
industria cantábrica.
Al lado de este abundantísimo repertorio litico, aparece una pobre industria
ósea a base d e espátulas y punzones de
t'.po corriente,, para tos que .se utilizan
huesos ia^gos de aves, gacelas, etc. También aparece ceràmica tosca, con formas
sencillas globula'es y con bases planas en
muchos casos, con pezones y en casos con
B I B L I O G R A F I A
verdaderas asas para la aprehensión. En
general, esta cerámica se halla adornada
con una decoración incisa bastante monotona en .forma de franjas, Umiliando ine siones en espina. Compieta el cuadro cultural pequeñas y toscas figuritas femeninas de piedra y piedras con- una muy
sumaria estilización de caras humanas.
Según Stéikel s, dicho poblado demuestra que nos hallamos en presenaia de una
población básicamente agrioultora (numerosos instrumentos de basalto, picos, etc.)
que conoce ya da domesticación (restos
de vaca, oveja, cerdo y cabra), pero que
continúa practicando 'la caza (gacela,
camello, aves) y la pesca. Es decir,, que
sé trata de una población neo.itica que al
parecer tuvo un largo desarrollo más b en
autóctono, aprovechando las excelentes
condiciones económicas que la presencia
del Yarmuk le ofrecía y precisamente ed
poblado se halla situado sobre una antigua línea de orilla dei rio.
Stékeiis intenta situar esta nueva cultura
que denomina yarmukiense en el conjunto
de culturas palest nianas y considera que
corresponde a una etapa neolitica mediia
con largo desarrollo. Seria posterior a la
cultura "usbiense" (de las cuevas de Abu
Usba, que sería la más antigua sudesorn
inmediata de la cultura meso'ítica "Natufiense", que terminaría hacia el 8.000
antes de j . C. El usbiense se desarrollaría
hacia el 7.500 y hacia el 7.000 daría comienzo el largo desarrollo de la "\yarrraukiense". A ésta sucedefía la cultura neolítica de Jericó (IX-XII) hacia el, 5,500
que representaría 0! neolíticico final, suced rendóle como cultura ya calcolítica, el
"'gassuíiense" hacia eli 4.500. Naturalmente, las fechas atribuidas a las tres culturas neolíticas son aligo empíricas y su
duración se desprende de las observaciones hechas aun en pocos yacimientos y
que neces'tart mayores precisiones. Es interesante en las tres culturas palest imanas
la larga perduración de los complejos
Uticos que duraran aun en. pleno calcolitico hasta Ql final de la Edad del B -once. -.1, MALUQUER DE MOTES,
133
S. J. DE LAET et M. E. MARIEN. La
nécropole de
Lommel-Katteinbosch.
L'Antiquité Classique, t. XIX, 1950,
fase. 2. Bruxelles 1950, págs. 309-206.
La excavación de necrópolis de la Edad
del Hierro, ofiece un atractivo especial,
pues situadas cronolóigicamente en los límites de la prehistoria y de la Historia
propiamente dicha, resulta tentador el
buscar 5a perfecta conexión entre los dos
conjuntos disponibles de fuentes, el puramente arqueológico, parco de datos, pero de gran precisión, y el histórico, por
lo general con datos abundantes, pero de
valor muy desigual. La utilización de ambos no deja die presentar ciertos peligros
según la insistencia de unos u otros. La
publicación por Laet y Manen de la necrópolis de incineración de LomimeL Kattenbosch, clara, precisa y bien ilustrada,
nos ofrece un aspecto interesante da la
Edad del Hierro de esta zona belga, i a
necrópo'lis dividida en dos partes de modalidades arqueológicas diversas, muestra
un conjunto arqueológico claro que arranca del Hallstatt "C" y pervive en el Hallstatatt "D", siendo paralelo en algunos
momentos a los estadios iniciales de La
Tene.
Tipológicamente sus urnas presentan
ciaras pe.vivencias más antiguas (Hallstatt B) por un lado y marcadas influencias de la Tene por otro. El área geográ,
fica marcada por estas razones, muestra
contactos tanto en elmundo celto-jgalo 'como con el mundo germánico. Si se supone
perteneció esta necrópolis a los Mcnapios
citados por las fuentes, vemos la m'sima
dualidad; de contactos sin que pueda precisarse bien si se trata de meros contactos
culturales o se entra ya dentro de la influencia de elementos étnicos. Destaquemos la posición (prudente y científica al
extremo, de los autores, que no dejan de
señalar todas y cada una de las dificultades que se presentan para resolver y dar
por aclarado didho problema.—J. M. deM.
FLORENTINO LO°EZ CUEV1LLAS. las
{¡bulas castreñas y s¡*/ significsrlo
etnológico. Cuadernos de Estudios Gallegos, fase. XV, p á g . 5-19, 1950 (separ a t a ) . Madrid, 1950.
Una de las manifestaciones —acaso nrj
134
Z E
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H Y R V S
de las menos importantes)— del etnos ¡a
constituyen la fíbulas. Al estudio del a~queólogo luso J. Fortes se anadie el trabajo recientemente publicado por López
Cuevillas. Además de los siete tipos fundamentales de : *Fo:tes, el autor nos presili tA dos nuevos, tipos aparecidos aespues
de la publicación de "As fibu'las do Noroeste da Peninsiila", Portugalia, I I . Cada
uno de estos tipos de fíbulas representa
una significación particular, que puede
estar relacionada con la cucitura de los
pueblos célticos —"fíbulas de p : e largo"
y " d e timbal"— o bien son creaciones
autóctonas castreñas—"de Sabroso", ' S a n ta Luzia"— o aparecen con las legiones
romanas en España —"Clharneira curta".
Es curioso observar cómo 'as fíbulas
autóctonas castreñas llegan en genuina
emi'grac'ón hasta las costas de lng'ater a,
a¡l mismo tiempo que más por fenómeno
de coincidencia que de propagación, las
encontramos en alguna estación pirenaica.
Como exponemte de la cultura de los verracos estudia López CuevilBas con Fortes
la denominada por este último "de Tra;os-iMO'ntes". Es muy grande el área de dichas f í b u a s , y va desde Tras-os-Montes
hasta la región oriental de Gallc : a, encontrándose ejemplares en Sala-nanc*
Numcncia, Las Cogotas, etc.
Las ú'nicas debidas a la romanización de
la penan sulla son las llamadas "de ( h a - neira c u r t a " muy extendidas por Italia
en los comienzos' imperia'es. Estas fíbulas, que son "índice de la pobreza de esa
cul tu a híbrida romana" hacen desapare
cer para siempre las manifestado íes artísticas indígenas que se extinguen a n
el trabajo de los artifices españoles abso-bidos por la romanización.
El trabajo del Sr. López Cuevillas es
de sumo interés y ofrece un extenso campo
para la investigación. Lástima que no
aparezca un gráfico explicativo de dichas
fíbulas. — P. JOSE OROZ.
M. LOUIS. Les gravures
rupestres
du
Mont-Beçro
(Tende).
Itinéraires Ligur e s n.9 9. Guide s o m m a i r e . E d i t i o n s
de l'Institut International d'Etudes
L i g u r e s , 1950.
El Presidente de la Sección francesa del
Instituto de Estudios Ligures, Maurice
Louis, nos ofrece una importante guía pa-
ra facilitar el recorrido de la maravillosa
región de Monte Bego, pequeña zona
(unos doce kilómetros cuadrados) situada
a más de 2.500 metros de altitud en la
que, como es bien sabido, aparecen cerca
de 38.000 grabados rupestres, constituyendo el más denso conjunto mundial conocido de este t : po de arte. Distingue
M. Louis en esta región tres, zonas importantes: la de Fontanalba, la "des
Lacs" y la del puerto de Sabbione, y en
ellas marca unos itinerarios para facilita"
la visita y recorrido de estas tierras maravillosas, sólo posibles de visitar durante
los meses de verano y que por su aisla.
miento constituyen una de las más selváticas y desconocidas regiones alpinas.
Precede a la guía propiamente d'ílhia, una
detallada información de los grabados y
del problema de su cronología. — FE
GARCIA MUÑOZ.
P. LAV10SA ZAMBOTTl. La successione delle gravitazioni
indoeuropee
verso il Mediterráneo e ¡a genesi
della civiltà europea. Academia Fiorentina di Scienze MoraH La Colombaria, Vili.—'Tipografia Enrico Ariani e "L'arte della stampa". — Firenze, 1950, 54 págs.
La autora, tan conocida en el campo
de la prehistoria por otras obras, y principalmente por su. brillante síntesis "Origini e diffusione della civiltà", que publicedla en 1947 ha merecido ya f a d u i c
clones al francés y al alemán y sería muy
recomendable para un editor en nuestra
lengua, se plantea en este trabajo un
problema de interés muy gene al. Se podría pensar a primera vista que el tema
llevaría a l'a autora a resolver e!¡ problema
de !a identificación de los "indoeuropeos"
postulados por los lingüistas, con alguna
de las culturas que en el ámbito de Europa central, Rusia 'meridionali y las tierras
de más allá del Caspio han caracterizado
los arqueólogos. Pero, en vez de ello, es
sobre el concepto dinámico de las gravitaciones hacia las cuîturas superiores del
Mediterráneo y As : a anterior dónde la
autora concentra su atención.
El cuadro es muy amplio y se basa en
la concepción general que de la difus'ón
de la cuJtu'a humana ha trazado la autora. La relación de los pueblos europeos
iB 1 B L I O G R A ¡F 1 A
primitivos con las altas culturas del Asia
anterior, la explica la autora con un sugestivo paralelo sacado de la situación de
Norteamérica. Iroqueses, algonquinos y
attiapascos representan en sui situación
respectiva de agricultores, cazadores superio.es y cazadores más primitivos algo
comparable a lo que en nuestro continente
fueron respectivamente los pueblos del
Balkan y del Caucaso, los indoeuropeos y
los fino-ugrios.
Las altas dulturas maya y azteca representan un foco de progreso comparable al
que los sumerios fueron para los pueblos
europeos.
Si este paralelo resulta claro, asi como
también el que se establece entre los " m e diter.áneos" difusores de ! a agricultura
en Europa Central, y los camitas, que 13
extendieron en Africa y, a la vez que
transmitían la nueva civilización, pe dian
su lengua entre la masa d e los pueblos en
que expandieron su influo, en otros puntos, la síntesis no es lícita todavía, ai
menos desde el punió de vista lingüístico.
Sorprende, por ejemplo, ese guión qu,e
une dos adjetivos en la expresión "orbita
camitico-egea" ( p . 9 ) . El problema d e la
llegada de los elementos "egeos" a!. Occidente, no es afrontado por la autora con
decis : ón, ni con el genial atrevimiento
con que Menghin ha planteado el asunto.
En cambio la significación del progreso
cultura; para ]a caracterización definitiva
de los indoeuropeos- está magníficamente
señalado.
Los.hetitas y los mitanni son los primeros indoeuropeos que aparecen en la historia. Pero la autora rastrea a continuación de esto el progreso resultante
'e
tales penetraciones en zonas de a t a cultura, eco que se señala en el Kubán y en
las estepas d e Rusia meridional, hasta lav
playas del Báltico. Señala también !a autora la importane : a del eco de tales movimientos en el todavía remoto y preindoeuropeo Occidente.
Una segunda oleada es la que se seña'a
sobre la península balcánica. Aquí la aurora considera motor principal a los
aqueos. En realidad creemos que hay que
remontar un poco ;a cronología de estas
invasiones h e é n i c a s y reconocer que los
jonios representaron una primera oleada
(véase todavía mi trabajó en "Emeri-
135
ta" X I I , pp. 245 ss.) Merece aplauso que
la autora señale la importancia dé la catástrofe cultural que estas invasiones significaron pa a Creta también en cuanto a
las relaciones con Hispania. Nuestra
península queda contada y con ello se explica (p. 20) el estancamiento de la industria metalúrgica' .peninsular hasta IH
llegada del bronce europeo en época
avanzada.
En cuanto a las invasiones en Italia, ÍH
autora, de acuerdo con los lingüistas italianos, sepa a resueltamente "protolatinos" de oaco-utmbros, y los atribuye a
momentos distintos.
Muy crítica es la posición de la autora
frente al tema de los ¡lirios, cuya impo"tancla rebaja, partiendo del hecho de que
es dudoso que los incineradores d e Lusacia pertenezcan a tal nacionalidlad. En la
idea d e la aultora, la cultura de Lusacia es
portada muidhas veces por otras gentes,
conc etamenite celtas (p. 41).
Para la coincidencia crono'óigica de invasiones, la Sra.»Laviosa coloca juntos de
una parte a hetitas, aqueos y protolatinos,
de otra, como segunda oleada, a frigios,
griegos y osco-iumbros (p. 3 3 ) . Quizá más
precisas son las coincidencias por nosotros
establecidas en los "Anales de Arqueología y Etnología" (Universidad de Cuyo,
Mendoza) X 1949, p p . 77 ss. En r e a ' i J a d ,
hay que congratularse de que los resultados de nuestras ciencias vayan pe ni tiendo cada vez más la fijación y acia-amiento de estas cuestiones.
Volviendo sobre el problema ¡lirio, y
sin compartir el escepticismo de la autora, hemos de reconocer con ella "la imposs ! bilità di riconoscere le isoglosse illiriche autentiche da quelle che rappresentano soltanto una identica reazione di
identici sostrati vitali nelle due r e g ' o n i "
(P. 4 3 , s.).
El trabajo termina con unas c o n s e c raciones de conjunto que señalan el parale'o de las invasiones medievales con las
prehistóricas. En realüdad, es Ha atracción, ejiercida por la cultura a r i s t o c á t i c a
y ciudadana sobre los indoeuropeos la que
determina lia gran diáspo-a de éstos, p r i mero hacia e\ Sureste y luego hacia el
Oeste. El otro aspecto del problema cultural es la penetración de la alta cultura
enitre tos pueblos indoeuropeos más leja.
136
Z E
P H
nos de los hogares difusores de aquel
progreso.
Esta monografía constituye una prueba
magnífica del progreso de los estudios
coordinados 'de arqueólogos y lingüistas,
y una muestra de la claridad que el método cultural arroja sobre tales cuestiones. — A. TOVAR.
J. ESTRADA GARRIDA. Síntesis
arqueológica
de GranoMers y sus alrededores.
P u b l i c a c i ó n del Museo de
G r a n o l l e r s c o n m o t i v o de la IV Reu n i ó n Anual d e la C o m i s a r í a P r o v i n cial d e E x c a v a c i o n e s A r q u e o l ó g i c a s .
G r a n o l l e r s , 1950, 20 p á g s . con 12 lám i n a s f. t .
Publicada con motivo de la IV Reunión
de la Comisaría provincial de excavaciones, esta síntesis analiza y describe cronológicamente todas las manifestaciones
arqueológicas comarcales. Señala como
hallazgos más antiguos los pertenecientes
al conjunto de los sepuJIcros de fosa neolíticos, entre ellos los de Montornés, B!_
gues, e t c . , deteniéndose en el estudio de
la llamada "Pedra d e les Orenetes" con
sus restos de pintura rupestre en rojo. En
el complejo de la cultura megalítica se
describen los sepulcros conocidos, observándose que la escasez del material no
permite demasiadas deducciones. A continuación se estudian los restos de la primera Edad del Hierro y luego los poblados
ibéricos. La época y restosi romanos son
tamb'én analizados para terminar en una
breve exposición sobre la evolución arqueológica de Granollers. Una buena co.
lección de ilustraciones y una brevísima
bibliografía completan este folleto de
presentación impecable.—P. TARO AQUILA.
L. R. AMOROS. Excavaciones
en Pollenti-i.
S o c i e d a d A r q u e o l ó g i c a Lullian a . P a l m a d e M a l l o r c a , 1950, 15 pág i n a s , m á s 4 f i g r s . y 2 1. f. t .
A través d e 15 págs. bien ilustradas, se
nos describen las excavaciones llevadas a
cabo en 1948 en la antigua Pollentia - (Alcudia) con sus antecedentes co no antelación de una Memoria de excavaciones más
amplias del Sr. J. Malberti. Se describen
los hallazgos efectuados en tres pozos y
en particu'ar una bella cabeza femenina
Y R V S
en mármol blanco con pátina de color
pajizo aparecida en el interior del pozo
número 1, cuya excavación no pudo profundizarse por e| peligro de hundimiento
que obligó al abandono de los trabajos.
Es interesante ej sondeo realizado con
fines estratigráficos con la colaboración
de J. Tomás, en el que aparecieron una
serie de elementos constructivos pertenecientes a edificios que estuvieron en uso
entre los años 50 y 125 de nuestra Era.
Es de desear que estos trabajos de excavación realizados con la metodología actual se multipliquen, y puedñn darnos
pronto una visión más precisa de la Pollentia romana.—CARMEN UNAMUNO.
C. MORAN. Antiguas
vías de
comunicación
en Salamanca.
Revista d e
Obras P ú b l i c a s . M a d r i d , 1950, 15 p á g i n a s oon 9 f i g r s .
El Padre Moran dá cuenta en este trabajo de los caminos romanos, que podríamos llamar secundarios, que atraviesan la provincia de Salamanca, dejando
aparte la v'ía famosa sobre la que ha
efectuado numerosas publicaciones en ocasiones anteriores, es decir, la Via de .a
Plata.
Los diez caminos identificados (de Aldeanueva del Camino a Ciudad Rodirigo;
de Celiovico a Béjar con dirección a
Avila; de Béjar a Ciuldad Rodrigo; de Salamanca a Alba; otra que parte de Béjar
en dirección a Medina; de Salamanca a
Ciudad Rodrigo por Tamames, etc., e t c . ) ,
se analizan en su recorrido aportando
cuantos datos arqueológicos y toponímicos
parecen comprobarlos y comp ueban su
utilización por lo menos hasta e! s'glo XVI1. — S. BEGUE.
J. M.3 DE NAVASCUES. La era
"...as".
S c r i p t u r a e m o n u m e n t a et s t u d i a , I .
Consejo S u p e r i o r d e I n v e s t i g a c i o n e s
Científicas, I n s t i t u t o A n t o n i o d e Neb r i j a , d e F i l o l o g í a , M a d r i d , 1951, 42
p á g i n a s e n folio, con seis l á m i n a s .
La presente monografía, que inicia una
serie en que se prometen trabajos que
marcan un ja'ón en los estudios espigráft.
eos en nuestra patria, está dedicada, con
gran lujo de presentación y estudio muy
detallado, a algunos problemas hasta aho-
B I B L I O G R A F I A
ra no resueltos de la epigrafia latina tardía en general y visigoda en especial.
Un capitulo está dedicado a explicar el
tema del titulo, q,ue el autor interpreta
considerando 'la A como la terminación
femenina del ordinal de Ha era y ,1a S como equivalente a¡¡ numeral VI. La expli
cación resulta convincente porque el aultor
reúne todos los casos en que aparece, con
paralelos en otras regiones dei imperio
romano.
Un segundo ¡dapíitulb trata del valor de
la C como VI en la epigrafía romana, con
paralelos indudables en Oalmacia y en
Italia y tres ejemplos en nuestra península.
E' tercer capitulo explica la razón de
que lo mismo la C que la s hayan llegado
a valer VI. Un estudio de las formas,
comprobadas en fas fotografías de inscripciones, resulta convincente. Señáleme; el
paralelismo de los resultados de este trabajo con algunos de los ofrecidos po." ei
Sr. M al I.on en "Emerita XVI pp. 14 ss.
Todo ello significa un gran, avante en
nuestros estudios epigráficos, con la ir_
troducción de los métodos más nuevos y
rigurosos, que celebramos muy cordialmente. — A. T.
Actas de la I Asamblea Nacional de
Comisarios de Excavaciones Arqueológicas, 1950. Comisaría General de
Excavaciones Arqueológicas. Informes y Memorias, n.e 24. Madrid,
1951, 90 págs. y 24 láms. f. t.
Se da cuenta en este volumen, cuidado
sámente editadlo por la Comisaría, de las
tareas y problemas llevados a la I Asamblea
Nacional por los Comisarios de Excavaciones de toda España. Abre el volumen una
reseña general de la Asamblea y de la
Exposición conjunta con eilla organizada,
cuyo éxito de público a pesar de algunos
aspectos muy especializados de la 'misma,
obligó a prolongar un día la Exposición.
De ella son recuerdo diversas láminas publicadas en este volumen. A continuación
se transcriben las actas die las sesiones en
las que actuaron, de ordinario como presidente y secretario, respectivamente, los
profesores Martínez Santa-Olalla y San Valero. En ellas se da cuenta de las distin
tas comunicaciones presentadas, teniendo
todas ellas el mayor interés por haberse
137
atacado por los Comisarios, en general,
temas concretos y de orientación práctica,
como las ¡posibilidades de encauzamiento
de las actividades del aficionado, ,1a retribución o gratuidad del cargo de Comisario, las casas de compra-venta de antigüedades, lo referente a la formación técnica del excavador, etc., etc. Se insertan
aparte dos comunicaciones^, una de don
José Sánchez Jiménez titulada "Diez años
de Arqueología en la provincia de Albacete" y otra de don Luis Diego Cusco y
sobre "Estado actual de la investigación
arqueológica en la provincia de Tenerife
y p'anes para el futuro". Cierra el volumen la lista de Comisarios provinciates y
locales de toda España.
Las páginas de las Actas son el eco del
mejor espíritu 'de colaboración en las ta.
reas de la Asamblea y una auténtica
preocupación de velar por el tesoro arqueológico nacional, no sólo por su valor
artístico, sino en su puro valor científico
tan indispensable para la reconstrucción
de la Historia patria en sus épocas más
remotas y oscuras.—iF. JIMENEZ.
J. BARADEZ. Fossatum Africae. Gouvernement général de l'Algérie. París, l m p r . Arts et Métiers Graphiques, 1949. Un vol. en 4.9 de 377 pag i n a s , 275 figuras y laminas y dos
m a p a s a escala 1/500.000.
Las investigaciones arqueológicas gracias a la técnica fotográfica aérea, tienen
un magnífico ejemplo en el libro del Coronel dfi Aviación Jean Baradez, encargado de misión en la "Direction des Antiquités de l'Al'gérie", El gobierno de dicho territorio ha publicado esta obra con
una riqueza admirable, digna del interés de tema tratado y de los esfuerzos
que una investigación como ésta, cuesta.
El título, "Fossatum Africae", evoca
sólo uno de los aspectos del libro. Se
refiere dicha denominación al nombre
que lleva en una Constitución del Código
Teodosiano {de abril, de 409), el sistema
de defensas que en una extensión de
centenares de kilómetros protegía esta
parte de las provincias romanas de
Africa.
¡Partiendo de este estudio de una serie
133
Z E íP H Y R V S
de construcciones de carácter militar,
la obra va entrando en un profundo examen de la organización económica de
dichas regiones, actualmente tan pobres
y desérticas y que en (la antigüedad, gracias a la ingeniería hidráulica agrícola
y a las medidas de orden económico y
social de los romanos, pasó por una
época de gran esplendor y prosperidad.
El sistema defensivo romano del "limes"
((fuertes, fortines, carreteras y "fossatuim"), no tenia por ¡motivo único 'a defensa cO'ntra ios nómadas, refractarios y
amigos del pillaje, sino el fijar en la
zona organizada una población de agricultores sedentarios, los "gentiles" del
Código Teodiosiano, encargados a la vez
de la construcción y entretenimiento de
las defensas y de la actividad guerrera
en los días de peligro. De aquí el gran
mimerò de centros de habitación urbanos y rurales descubiertos o fijados exactamente por la prospecc'ón aérea. En
general, no se 'trata de una investigación exhaustiva. La fotografia tomada
desde los aires nada dice de cronología.
Tanto pa r a las construcciones de carácter
militar como para las poblaciones, falta
©n su mayor parité proceder a sondaies y
en su totalidad el excavadlas. El autor se
complace en hacer resaltar los lugares'
donde su investigación queda floja. Y s'n
embargo, su' aportación es importantísima:" ha estudiado los trabajos de colonización y de hidxáulica sobre terrenos de
una superficie de un millón de hectáreas;
750 kilómetros del "limes" de Numid'a
son conocidos en sus menores detalles.
El "l';mes" era una cosa mucho más
comp'eja de lo que hasta aho r a se creía:
organización militar, organización administrativa, organización hidráulica y de
colonización, formando un1 todo coherente encaminado a la defensa de 'a provincia, perfectamente organizado y con todos los detalles previstos. En resumen:
una zona perfectamente organizada entre
el lrrtperio y los bárbaros; algo parecido
a los modernos sistemas defensivos llamados "centros de resistencia".
Hay que hacer la distinción entre "limes" y "fossatUiiTi". El* primero era el
conjunto de la región y todas sus defensas escalonadas; el segundo, el límite
imt'erior de estas defensas. Precedido de
una profunda malla de resistencias pasi.
vas y activas, era el último obstáculo de
una zona de defensa elástica de unos
60 a 80 kilómetros de pro fundidad med'a.
Así es que el "fossatum" no era un "fosofrontera", pero si marcaba el límite de
la zona de tierras colonizadas, y el resto
de territorio se aprovechaba para pastos
o cuítivos temporales.
Los mismos "limitanei" estaban intere,
sados en principal lugar en la inviolabi.
lidad de este sistema defensivo, por ello
se convertían en soldados a la menor se.
nal de peligro. Estas relaciones de la población con la seguridad de la frontera,
han sido ahora puestas de man ¡esto y señalada su importancia.
Otros sistemas parecidos se encuentran
en las demás zonas fronterizas del Imperio. Sin embargo, existe con éstas una
diferencia capital: el gran desarrollo del
"fossatum", que dentro de su originalidad
partic : pa de las características del muro
de Adriano en ©ritania, del foso de la
Germania Superior y del "limes" rético.
La frontera de Numidia, como la de
Siria y otras, no escapo a la gran reorganización militar de Oiocleciano, que
fué quien le dio su carácter complicado.
AI buscar los orígenes de este sistema,
J. Barádez se muestra en desacuerdo con
otros autores y quiere hacerlo remonta)al emperador Adriano, basándose espéciaU
mente en un hallazgo suyo en el "prae,
toriuim" de "GemeJIae" de la base de una
estatua dedicada al gran emperador por
la "Conors I" de Chalcis, el año 126.
Estas investigaciones han permitido resolver un hasta hace poco intrigante pro.
blemaf ¿por qué la vida era más tranquila
en Numidia que en Mauritania? ¿Por qué
los habitantes de la primera vivían en
tan gran seguridad? En la confianza que
el sistema inspiraba, encuentra el autor
respuesta a estas preguntas. Constatación
que ya había establecido de antemano
Stéphane Gsellf "D' une manière générale, on peut dire que presque toutes les
villes de Maurétarjie furent fortifiées à
l'époque romaine; am contraire, en Nu-
B I B L I O G R A F Í A
midie où les révoltes et les incursions des
barbares étaient moins à craindre, la plupart des villes restèrent auvertes".
Tan importante como la labor aportada, que es mucha, son las posibilidades
de nuevas investigaciones qiue esta obra
abre. Y aun las sugestiones de carácter
práctico y utilitario, como seria la de revalorizar ios antiguos sistemas de irrigación con miras a colonizar de nuevo
esas desiertas regiones. — E. R1POLL.
W. F. ALBRIGHT. The Archaeology of
Palestine. (A survey of the ancient
peoples and cultures of the Holy
Land.) Penguin Books. Hafmondsworth, Middlesex, 1949, 271 págs.
con 65 figs, más 36 láms.
Destaquemos el gran interés que tiene
este manual de arqueología die ¡Palestina,
de W. F. Albright, director durante muchos años de 'la American Sdhool of Oriental Research, y afortunado excavador del
ya famoso Tell die >Beit Mirsim.
Albright ofrece en este labro un ¡intento de sistematización de los resultados de
la fecunda labor investigadora en los territorios pa'lestinianos durante los últimos
años, intensificada a raíz de las dificultades puestas a las mis'ones a-queo'ióg'cas
extranjeras en otros (países del próximo
oriente, síntesis que a pesar de las numerosas difi/dultadies quiere y consigue ser
asequible al gran público que siempre ha
sentido la sugestión de estos territorios de
Tierra Santa, de tanta trascendencia para
nuestra civilización.
Al riguroso método utilizado, su profundo y d'recto conoc'irr'pnto de líos yacimientos' excavados últimamente, convierten este lib'o en un trabajo de gran iuitiI'rt&d incluso a los erppc'alistas a menudo
despistados por la amplitud y densidad de
ios datos a sistematizar. Un capítulo con
la histor'a de los descubrimientos y excavaciones precede efe dedicado a ',as industrias y poblaciones cuaternarias en el que
se d?- i^or val'ada la correlación de los períodos glac'a-os ou'opeos y los plkwiales
palest'nianos, basándose en vos conocidos
dntos de Zeune-, En la seHación de industrias se siguen loa resultados de Miss
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Garrod y Neuville y,: a base de haillazgos
en cuevas, se señala una industrias de facies tayaciense de base, seguida de varias
fases acihelenses, alguna con fauna cá-'ida
del pl'uvial que corresponde al Riss y otras
fases con tendencia al dima seco, también con adhelense. Siguen industrias levaiso musterienses que a pesar de su paralelismo no son idénticas a las occidenta(les. Estas comenzadas en período cálido
perviven en el subsiguiente, correspondiente al Würm, ^ara dar paso tluego a un
auriñaciense muy rico en formas, seguido
de un "Atlitiense" que equivaldría al resto del paleolitico superior europeo. Bien
conocido es el "Natufiense" y sus relaciones con el tardenoísiense europeo.
Interesante es el capítulo dedicado al
calcolitico y bronce inicial que divide en
tres fases (I, caracterizado en los niveles
de Jericó VIII; I I , propiamente la cultura gasu'iense, y III o final, Bethshan XVlII-XVI. El Cobre hace su aparición hacia e¡!i 4.500. La cultura de
Abu'Usbah halla/da por Stékelis, es considerada como un c'alooUítico pre gasuliense,
éste se relaciona con el S. D. 30, del pred'nástco egipcio de Flinders Pétrie (convenzo del Anrratiense hacia 3.500 y con
el final de Tel H&'af y comienzo de El
Obeid).
La Edad del Bronce aparece dividida en
tres períodos y cada uno a su vez en tres
fases. La cerámica sirve de guía, señalándose una diferenciación entre el Norte
(Beth Yerah) y el sur Jericó V'HUVT. En el
Bronce 1-2 que parece fcbrresponder a la
dinastía de Menés prevalece el norte del
territorio con Beth-shan S U , Megidtío
XVnX-XVT, etc. Eí sur se halla influenc'ado por las d : nastías tin'tas. El Bronce 1-3 correspondería a La época die las
pirámides (2.600-2.400) y representa la
rilmiTjc'ón del Bronce primit'ivo en Palestina que luego tiene una decadencia
(Bronce I-3b). En el Bronce ILI (2.1001.900) hay grandes cambios en la cerámica que permiten hablar de movimientos de pueblos que quizás i e corresponde
a la difus'ón de la culltura siro-imesopotámica. Parece acusarse Ja illegada de poblaciones nómadas. El Bronce medio co-
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rresponde a la época de los patriarcas.
Albright, auln reconociendo la ¡imposibilidad de una acusada precisión, se incl ma
a aceptar /la salida de Abraham de Ur haeia entre 2.100-1.900 y la emigración de
Jacob entre 1.800-1.700, en conexión con
el movimiento de los hiesos. Durante el
predominio de éstos, Palestina forma parte de un gran mperio semiíitico con capitalidad 1 en Aivaris, época de gran prosperidad, en que las ciudades se cubren de
i mpon en t es f ort ifipac ion es.
En el Bronce I I - 2 , se seña'an munhas
destrucciones y reconstrucciones, así en
Beit Mirsim cuatro destruye iones generales y cuatro .parciales. Con el Bronce I I I
com enza {a conquista egipcia y aparecen fortalezas egipcias por todo el país.
Sej'nician l¡as importaciones m ; çên-'cas y
termina el ¡período con urna grain> decadencia. Se trata d e un momento sumamente
complejo. La Eldadi del Hierro marca ot-a
etapa definida en¡ la histor a de Palestina.
Patrimon ; o de los Hititas, el hierro lo
usan los filisteos (1.200-1.100) y los is _ ae-
litas lo aprenden de ellos. Las dificultades
en la nomenclatura de esta etapa las salva Albright divid éndola en tres períodos
inmominados hasta la época helénica, I ,
1.200-1.000, periodo de üos jueces y mongrquía unificada 11, 900-550, mona-quía
doble, y H I 550^330, Exilio y Restauraci ón#
ün comentario detallado nos llevaría demasiado lejos. Señalemos la presencia de
un capítulo dedicado a la época greco romana, otro sobre pueblos, escritura y literatura paîestiniana; otro sobre la vida
cuotidiana y dos sobre eli Antiguo y Nuevo
Testamento y la arqueología. A pesar de
lo complejo de algunos capítulos, este libro de Albright se lee con gran ir.te.és
y el estado de la cuestión que nos presenta de un modo claro, nos .-nuestra la seriación cultural palestiniana. Señalemos la
pequeña laguna en relación aij¡ neolítico,
que puede llenarse con el trabajo de Stékel s que reseñamos en éstas mismas páginas. — J. M. de M.