Cómo crear riqueza - Archipielago Libertad

Graham - Cómo crear riqueza
Cómo crear riqueza
Por Paul Graham
Traducido por Mariano Bas Uribe
Tomado de: http://www.liberalismo.org/articulo/359/12/crear/riqueza/
Si uno quiere ser rico, ¿qué debe hacer? Creo que la mejor apuesta sería crear o
participar en una empresa emergente[1]. Esa ha sido una manera fiable de
hacerse rico a lo largo de cientos de años. El término “empresa emergente” data
de los años 1960, pero lo que ocurre en ellas es muy similar a los viajes a la
aventura de los comerciantes durante la Edad Media.
Las empresas emergentes normalmente tienen componentes tecnológicos, por lo
que el término “empresa emergente de alta tecnología” es prácticamente
redundante. Una empresa emergente es una compañía pequeña que se ocupa de
problemas técnicos serios.
Mucha gente se hace rica sin saber nada más que eso. No hay que saber de física
para ser un buen jugador de béisbol. Pero creo que entender los problemas
subyacentes puede ayudar. ¿Por qué tienen que ser pequeñas las empresas
emergentes? ¿Una empresa emergente tiene inevitablemente que dejar de serlo
cuando crece? ¿Y por es tan común que se dediquen a desarrollar nuevas
tecnologías? ¿Por qué hay tantas empresas emergentes que se dedican a vender
nuevos fármacos o software y ninguna a vender aceite de maíz o detergente?
La propuesta
Económicamente, se puede pensar en una empresa emergente como una forma
de comprimir toda una vida de trabajo en unos pocos años. En lugar de trabajar a
baja intensidad durante cuarenta años, se trabaja tan duramente como sea posible
durante cuatro. Esto es especialmente rentable en tecnología, donde se puede
obtener un extra por trabajar rápido.
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Este sería un esquema rápido de la propuesta económica. Un buen hacker de
unos veintitantos años puede conseguir un empleo en el que gane unos 80.000$
al año. Así que de media ese hacker debe de ser capaz de rendir al menos el
equivalente a 80.000$ al año para que la compañía ni gane ni pierda.
Probablemente se pueda trabajar durante el doble de horas de lo que lo hace un
empleado de empresa y con dedicación probablemente se pueda triplicar lo que
se hace en una hora[2]. Podríamos también multiplicar por dos, por lo menos,
eliminando la rémora del gerente de pelo puntiagudo[3] que sería su jefe en una
compañía grande. A continuación hay otro multiplicador: ¿hasta qué punto uno
tiene mayor capacidad de lo que la descripción de su trabajo indica? Supongamos
otro multiplicador por tres. Combinando todos estos multiplicadores, afirmo que
esa persona puede ser 36 veces más productiva de lo que cabría esperar en un
trabajo de empresa cualquiera[4]. Si un hacker medianamente bueno merece
80.000$ al año en una gran compañía, entonces un buen hacker trabajando muy
duro sin ninguna porquería corporativa que le frene debería ser capaz de realizar
un trabajo que rinda unos 3.000.000$ al año.
Como todas las cuentas de la vieja, ésta es muy a bulto. No voy a intentar discutir
los números reales. Pero me atengo a la estructura del cálculo. No afirmo que el
multiplicador sea exactamente de 36, por sin duda es mayor que 10 y
probablemente raras veces sea mayor de 100.
Si tres millones anuales parecen mucho, recordemos que estamos hablando del
caso límite: el caso en que no sólo no dejamos nada de tiempo libre y que se
trabaja tan duro que se pone en peligro la salud.
Las empresas emergentes no son mágicas. No cambian las leyes de creación de
la riqueza. Sólo representan un punto en el extremo final de la curva. Aquí opera
una ley de la conservación: si queremos ganar un millón de dólares, tenemos que
soportar el valor de un millón de dólares en dolor. Por ejemplo, una forma de
ganar un millón de dólares sería trabajar en Correos toda la vida y ahorrar cada
penique del salario. Imaginemos la tensión de trabajar para Correos durante
cincuenta años. En una empresa emergente comprimiríamos toda esta tensión en
tres o cuatro años. Podríamos tener cierto descuento si compráramos el dolor en
tamaño económico, pero no podemos eludir la ley básica de la conservación. Si
crear una empresa emergente fuera fácil, todo el mundo lo haría.
Millones, no miles de millones
Si tres millones de dólares al año parecen mucho a alguna gente, a otros puede
parecerles poco. ¿Tres millones? ¿Cómo podría ser un milmillonario, como Bill
Gates?
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De momento, dejemos a Bill Gates a un lado. No es una buena idea tomar a los
ricos como ejemplo, porque la prensa sólo se ocupa de los más ricos y éstos
suelen ser valores atípicos. Bill Gates es un hombre inteligente, decidido y muy
trabajador, pero se necesita más que eso para ganar tanto dinero como él. Se
necesita tener mucha suerte.
El éxito de cualquier compañía tiene un gran componente de azar. Así que los
tipos de los que acabamos sabiendo en los papeles son los muy inteligentes,
completamente entregados y a quienes les toca la lotería. Sin duda Bill es
inteligente y entregado, pero también ocurrió que Microsoft resultó ser el
beneficiario de uno de una de las más espectaculares meteduras de pata en la
historia de los negocios: el acuerdo de licencia de DOS. Sin duda, Bill hizo todo lo
posible por conseguir que IBM metiera la pata e hizo muy bien al explotarlo, pero
si hubiera habido una persona con seso en IBM, el futuro de Microsoft hubiera sido
muy diferente. En ese momento Microsoft hubiera tenido poco que hacer frente a
IBM. Era simplemente un suministrador de componentes. Si IBM hubiera adquirido
una licencia exclusiva, como hubieran debido hacer, Microsoft hubiera seguido
firmando el acuerdo. Aún así, hubiera significado un montón de dinero y además
IBM podía haber obtenido un sistema operativo en cualquier otro sitio.
Por el contrario, IBM acabó utilizando todo su poder de mercado para dar a
Microsoft control sobre el estándar PC. A partir de ese momento, Microsoft sólo
tuvo que cumplir. Nunca tuvo que jugársela a una decisión importante. Todo lo que
tuvo que hacer fue actuar sensatamente con las licencias y copiar con rapidez
más productos innovadores.
Si IBM no hubiera cometido este error, Microsoft hubiera seguido siendo una
compañía de éxito, pero no hubiera podido crecer tanto tan rápido. Bill Gates sería
rico, pero se encontraría en el algún lugar al final de la lista del Forbes 400 con
otras personas de su edad.
Hay un montón de maneras de hacerse rico y este ensayo sólo se ocupa de una
de ellas. Este ensayo se ocupa de cómo hacer dinero creando riqueza y
obteniendo retribución por ello. Hay muchas otras formas de obtener dinero,
incluyendo la suerte, la especulación, el matrimonio, la herencia, el robo, la
extorsión, el fraude, el monopolio, la corrupción, la extorsión, la falsificación y la
exploración. Muchas de las mayores fortunas probablemente se hayan fundado en
varias de ellas.
La ventaja de crear riqueza como forma de hacerse rico no es sólo que resulta
más legítima (muchos de los otros métodos son actualmente ilegales), sino que es
más honrada. Sólo hay que hacer algo que quiera la gente.
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El dinero no es riqueza
Si queremos crear riqueza, no resultará útil entender qué es. La riqueza no es lo
mismo que el dinero[5]. La riqueza es tan antigua como el hombre. De hecho,
bastante más antigua: las hormigas tienen riqueza. El dinero es una invención
relativamente reciente.
La riqueza es lo fundamental. La riqueza son las cosas que queremos: comida,
ropa, casas, coches, artilugios, viajes a lugares interesantes y cosas así. Podemos
tener riqueza sin tener dinero. Si tuviéramos una máquina mágica a la que se le
pudiera pedir que nos fabricara un coche o cocinar la comida o hacer la colada o
cualquier otra cosa que queramos, no necesitaríamos dinero. Si estuviéramos en
mitad de la Antártida, donde no hay nada que comprar, no importaría cuánto
dinero tuviésemos.
La riqueza es lo que queremos, no el dinero. Pero si la riqueza es lo importante
¿por qué todo el mundo habla acerca de hacer dinero? Es una especie de atajo: el
dinero es una forma de trasladar riqueza y en la práctica son normalmente
términos intercambiables. Pero no son la misma cosa y salvo que planeemos
hacernos ricos mediante la falsificación, hablar de hacer dinero puede dificultar
entender cómo hacer dinero.
El dinero es un efecto colateral de la especialización. En una sociedad
especializada, no podemos fabricar nosotros mismos la mayoría de las cosas que
necesitamos. Si queremos una patata o un lápiz o un lugar para vivir, debemos
obtenerlos de otros.
¿Cómo conseguiremos que la persona que cultiva patatas nos dé algunas?
Dándole algo que quiera a cambio. Pero no iríamos muy lejos cambiando cosas
directamente con la gente que las necesita. Si fabricamos violines y ningún
granjero local quiere uno, ¿cómo comeremos?
La solución que encuentran las sociedades a medida que se van especializando
es hacer el intercambio en un proceso de dos pasos. En lugar de intercambiar
directamente violines por patatas, intercambiamos violines por, digamos, plata,
que podemos a continuación volver a intercambiar por cualquier otra cosa que
queramos. El producto intermedio (el medio de intercambio) puede ser cualquier
cosa que sea poco común y transportable. Históricamente los metales han sido los
más comunes, pero recientemente hemos venido utilizando un medio de
intercambio llamado dólar, que no existe físicamente. Sin embargo, funciona como
medio de intercambio, porque su rareza viene garantizada por el Gobierno de
Estados Unidos.
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La ventaja de un medio de intercambio es que hace que funcione el comercio. El
inconveniente es que tiende a obscurecer lo que el mismo comercio significa. La
gente piensa que lo que hace un negocio es hacer dinero. Pero el dinero es
precisamente el paso intermedio (un atajo) para lo que quiere la gente. Lo que
hacen en realidad la mayoría de negocios es crear riqueza. Hacen algo que la
gente quiere[6].
La falacia de la tarta
Un sorprendente número de gente mantiene de su infancia la idea de que hay una
cantidad fija de riqueza en el mundo. En cualquier familia normal, hay una
cantidad fija de dinero en un momento dado. Pero no es lo mismo.
Cuando se habla de la riqueza en este contexto, a menudo se la describe como
una tarta. “No podemos hacer más grande la tarta”, dicen los políticos. Cuando
hablamos acerca de la cantidad de dinero en la cuenta bancaria de una familia o
de la cantidad disponible de ingresos fiscales de un gobierno, es cierto. Si una
persona obtiene más, otra tiene que obtener menos.
Recuerdo creer, cuando era niño, que si unos pocos ricos tenían todo el dinero,
les quedaba poco a todos los demás. Mucha gente parece seguir creyendo algo
así aunque ya sean bastante maduros. La falacia normalmente aparece en el
trasfondo cuando oímos a alguien decir algo acerca de que un x por ciento de la
población tiene un y por ciento de la riqueza. Si planeamos iniciar una empresa
emergente, aunque no nos demos cuenta, estamos planeando refutar la falacia de
la tarta.
Lo que hace que la gente vaya por mal camino es la abstracción del dinero. El
dinero no es riqueza. Sólo es algo que utilizamos para trasladar riqueza. Así que
aunque pueda haber en ciertos momentos concretos (como en nuestra familia,
este mes) una cantidad fija de dinero disponible para intercambios de cosas que
queremos con otra gente, no hay una cantidad fija de riqueza en el mundo.
Podemos crear más riqueza. La riqueza se ha venido creando y destruyendo (en
conjunto, creando) durante toda la historia de la humanidad.
Supongamos que tenemos un coche abollado. En lugar de sentarnos en el sofá el
próximo verano, podemos emplear el tiempo en reparar nuestro coche volviéndolo
a su estado original. Al hacerlo creamos riqueza. El mundo (y nosotros en
concreto) es un coche reparado más rico. Y no sólo de una forma metafórica. Si
vendemos nuestro coche, obtendremos más por él.
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Al reparar nuestro viejo coche nos hemos hecho más ricos. No hemos hecho a
nadie más pobre. Así que es evidente que no hay una tarta fija. Y de hecho, si lo
vemos de esta forma, nos asombramos de que alguien piense que lo es[7]
Los niños saben, sin saber que saben, que pueden crear riqueza. Si tenemos que
dar un regalo a alguien y no tenemos dinero, lo fabricamos. Pero los niños son tan
poco hábiles al hacer cosas que consideran que los regalos hechos manualmente
son cosas claramente inferiores a los comprados en las tiendas (una sencilla
expresión del pensamiento general). De hecho, los deformes ceniceros que
hicimos para nuestros padres no valen mucho en el mercado de segunda mano.
Artesanos
La gente que más probablemente pueda entender que la riqueza puede crearse
son los que son buenos fabricando cosas: los artesanos. Sus objetos artesanales
se compran en las tiendas. Pero con el crecimiento de la industrialización cada vez
hay menos artesanos. Uno de los principales grupos que quedan es el de los
programadores informáticos.
Un programador puede sentarse delante de un ordenador y crear riqueza. Un
buen programa es, en sí, algo valioso. No hay fabricación que nos confunda. Esos
caracteres tecleados son un producto completo y acabado. Si alguien se sienta y
desarrolla o navegador web que no sea una patata (una estupenda idea, por
cierto), el mundo sería más rico en esa proporción[8].
En una compañía todos trabajan conjuntamente para crear riqueza, en el sentido
de hacer más cosas que quiera la gente. Muchos de los empleados (como los
encargados del correo o el departamento de personal) trabajan en algo alejado de
la verdadera fabricación de productos. Los programadores no. Estos literalmente
piensan el producto, una línea cada vez. Así que les es más evidente a los
programadores que la riqueza es algo que se crea, en lugar de algo que algún
Padre imaginario distribuye como las porciones de una tarta.
También resulta evidente para los programadores que hay enormes variaciones
en el ritmo al que se crea la riqueza. En Viaweb tuvimos un programador que era
una especie de monstruo en productividad. Recuerdo ver lo que había hecho en
un día y estimar que había aportado varios cientos de miles de dólares al valor de
mercado de la compañía. Un gran programador puede crear de una tacada el
equivalente a millones de dólares de riqueza en pocas semanas. Un programador
mediocre puede generar en el mismo periodo una riqueza de cero o negativa (por
ejemplo, incluyendo errores).
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Es por eso que muchos de los mejores programadores son liberales. En nuestro
mundo, nadas o te hundes y no valen las excusas. Cuando los que se encuentran
lejos de la creación de riqueza (universitarios, periodistas, políticos) oyen que el
5% más rico tiene la mitad de la riqueza total, tienden a pensar ¡injusticia! Un
programador experto es más probable que piense ¿sólo? Probablemente el 5% de
los programadores escriba el 99% del software de calidad.
La riqueza puede crearse sin necesidad de que se venda. Los científicos, al
menos hasta hace poco, reglaban en la práctica la riqueza que creaban. Todos
somos más ricos al saber de la penicilina, porque es mucho menos probable que
muramos por infecciones. La riqueza es todo lo que quiera la gente y sin duda la
gente quiere no morir. A menudo los hackers regalan su trabajo al escribir código
abierto que cualquiera puede emplear libremente. Soy mucho más rico por el
sistema operativo FreeBSD que estoy ejecutando en el ordenador que estoy
usando y también Yahoo!, que los emplea en todos sus servidores.
Qué es un empleo
En los países industrializados, la gente se integra en una institución u otra al
menos hasta los veintitantos años. Después de todos esos años, nos
acostumbramos a la idea de pertenecer a un grupo de gente que se levanta por
las mañanas, va al mismo conjunto de edificios y hace cosas que normalmente no
les divierten. Pertenecer a esos grupos se convierte en parte de nuestra identidad:
nombre, edad, puesto, institución. Si tenemos que presentarnos o alguien nos
describe, se haría algo así como: John Smith, 10 años, estudiante en la escuela tal
y tal o John Smith, 20 años, estudiante en la universidad tal y tal.
Cuando John Smith acaba los estudios se supone que debe conseguir un empleo.
Y conseguir un empleo parece querer decir integrarse en otra institución.
Aparentemente es casi como la universidad. Escogemos las compañías en las que
queremos trabajar y solicitamos unirnos a ellas. Si le gustamos a alguna, nos
convertimos en miembros de este nuevo grupo. Nos ventamos por la mañana y
vamos a un nuevo conjunto de edificios y hacemos cosas que normalmente no
nos divierten. Hay unas pocas diferencias: la vida no es tan divertida y nos pagan
en lugar pagarles nosotros como hacíamos en la universidad. Pero los parecidos
parecen mayores que las diferencias. John Smith es ahora John Smith, 22,
programador de software en la empresa tal y tal.
De hecho, la vida de John Smith ha cambiado más de lo que él cree. Socialmente,
una empresa se parece mucho a la universidad, pero cuanto más profundizamos
en la realidad subyacente, más diferente se muestra.
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Lo que una compañía tiene que hacer y hace si quiere continuar existiendo, es
ganar dinero. Y la forma en la que la mayoría de las compañías hacen dinero es
creando riqueza. Las compañías pueden estar tan especializadas que esta
similitud queda oculta, pues no sólo las compañías manufactureras crean riqueza.
Un componente importante de la riqueza es la ubicación. ¿Recordamos aquella
máquina mágica que podía fabricarnos un coche y hacernos la comida y todo lo
demás? No sería tan útil si enviara la comida a un lugar cualquiera del Asia
Central. Si la riqueza significa lo que quiere la gente, las empresas que
transportan cosas también crean riqueza. Lo mismo vale para muchas otras clases
de empresas que no fabrican nada físico. Prácticamente todas las empresas
existen para hacer algo que la gente quiere.
Y eso es también lo que nosotros hacemos cuando vamos a trabajar a una
empresa. Pero aquí hay otra capa que tapa la realidad subyacente. En una
empresa, el trabajo que hacemos se diluye con el de otra mucha gente. Puede
que ni siquiera nos demos cuenta de que estamos haciendo algo que quiere la
gente. Nuestra contribución puede ser indirecta. Pero la empresa en su conjunto
debe estar ofreciendo a la gente algo que quieran o no haría dinero. Y si nos están
pagando x dólares al año, debemos estar contribuyendo de media en trabajo
equivalente al menos a x dólares al año o la empresa estaría gastando más de lo
que gana y quebraría.
Algunos de los que se gradúan en la universidad piensan y dicen que necesitan un
empleo, como si lo importante fuera ser miembro de una institución. Una forma
más directa de decirlo sería: tenemos que empezar a hacer algo que la gente
quiera. No necesitamos incorporarnos a una empresa para hacerlo. Una empresa
no es más que un grupo de gente trabajando junta para hacer algo que quiere
cierta gente. Está hacer algo que la gente quiere lo que importa, no incorporarse al
grupo[9].
Para la mayor parte de la gente, su mejor plan es entrar a trabajar para una
empresa ya existente. Pero está bien comprender qué ocurre cuando lo hacemos.
Un empleo significa hacer algo que la gente quiere en conjunto con todos los
demás miembros de esa compañía.
Trabajar más duro
Ese conjunto se convierte en un problema. Pienso que el principal problema que
afecta a las grandes empresas es la dificultad de asignar un valor al trabajo de
cada persona. En la mayoría de los casos tiran adelante. En una gran empresa
nos pagan un salario bastante previsible por trabajar razonablemente duro. No se
espera que seamos evidentemente incompetentes o vagos, pero tampoco que
dediquemos toda nuestra vida al trabajo.
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Sin embargo, resulta que hay economías de escala en qué parte de nuestra vida
dediquemos a nuestro trabajo. En el tipo de negocio correcto, alguien que tenga
verdadera dedicación para trabajar podría generar diez o incluso cien veces la
riqueza de un empleado medio. Por ejemplo, un programador, en lugar de
mantener y actualizar a trompicones un componente de software, podría escribirlo
de nuevo y con él crear una nueva fuente de ganancias.
Las empresas no están preparadas para premiar a la gente que haga esto. No
podemos acudir a nuestro jefe y decirle: me gustaría empezar a trabajar diez
veces más duro, así que ¿puede por favor, pagarme diez veces más? Por una
razón: la versión oficial es que ya estamos trabajando tan duro como podemos.
Pero un problema más serio es que la empresa no tiene forma de medir el valor de
nuestro trabajo.
Los comerciales son una excepción. Es fácil medir qué beneficio generan y
normalmente se les paga un porcentaje de éste. Si un comercial quiere trabajar
más duro, simplemente puede empezar a hacerlo y automáticamente se le pagará
proporcionalmente más.
Hay otro empleo aparte de ventas donde las grandes empresas pueden contratar
gente de primera: en los trabajos de alta dirección. Y por la misma razón: su
rendimiento puede medirse. Los altos directivos se consideran responsables del
rendimiento de toda la empresa. A causa de que el rendimiento de un empleado
ordinario normalmente no puede medirse, no se espera que haga más que poner
un empeño consistente. Sin embargo los altos directivos, como los comerciales
tienen que enfrentarse con la realidad de los números. El Director General de una
empresa que no marcha no puede alegar que ha puesto un empeño consistente.
Si la empresa va mal, es que lo ha hecho mal.
Una empresa que pudiera pagar a todos sus empleados así de directamente
tendría un enorme éxito. Muchos empleados trabajarían más duro si se les pagara
por ello. Y aún más importante: ese tipo de compañía atraería a gente que quiera
trabajar especialmente duro. Podría aplastar a sus competidores.
Desgraciadamente, las empresas no pueden pagar a todos igual que a los
comerciales. Los comerciales trabajan solos. El trabajo de la mayoría de los
empleados se entremezcla. Supongamos que una empresa fabrica algún tipo de
aparato de consumo. Los ingenieros construyen un aparato fiable con todo tipo de
nuevas características, los diseñadores idean un bonito diseño y después la gente
de marketing convence a todos de que es algo que tienen que tener. ¿Cómo
sabríamos en qué medida las ventas de ese aparato se deban al esfuerzo de cada
grupo? O dicho eso ¿qué parte se debe a los creadores de anteriores aparatos
que dieron a la empresa una reputación de calidad? No hay manera de separar
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todas sus contribuciones. Incluso aunque pudiéramos leer las mentes de los
consumidores, encontraríamos que todos esos factores se difuminan entre sí.
Si queremos ir más aprisa, es un problema que nuestros trabajos se mezclen con
los de un número grande de personas. En un grupo grande, nuestro rendimiento
no puede medirse separadamente… y el resto del grupo nos ralentiza.
Medición y proyección
Para hacernos ricos necesitamos ponernos en situación respecto de dos cosas:
medición y proyección. Necesitamos estar en una posición donde nuestro
rendimiento pueda medirse o no habrá manera de que nos paguen más por hacer
más cosas. Y tenemos que tener proyección, en el sentido de que las decisiones
que tomemos tengan un efecto importante.
La medición por sí sola no es suficiente. Un ejemplo de empleo con medición pero
sin proyección es el trabajo a destajo en una fábrica. Nuestro rendimiento se mide
y se nos paga de acuerdo con él, pero no tenemos capacidad de decisión. La
única decisión que podemos tomar es lo aprisa que trabajemos y eso
probablemente sólo incrementaría nuestros ingresos en un factor de dos o tres.
Un ejemplo de empleo con medición y proyección sería el de protagonista de una
película. Nuestro rendimiento puede medirse mediante las ganancias de la
película. Y tenemos proyección en el sentido de que nuestra actuación puede
contribuir a las ganancias o arruinarlas.
También los directores generales tienen tanto medición como proyección. Se les
mide, en el sentido de que el rendimiento de la empresa es su rendimiento. Y
tienen proyección en que sus decisiones hacen que la empresa se mueva en una
u otra dirección.
Creo que todo el que se hace rico por sus propios medios se encontrará en una
situación con medición y proyección. Todos los que puedo pensar lo están:
directores generales, estrellas de cine, gestores de fondos de inversión,
deportistas profesionales. Una buena pista para detectar la presencia de
proyección es la posibilidad de fallar. Lo bueno debe equilibrarse con lo malo, así
que si hay un gran potencial de ganancias debe haber también una terrible
posibilidad de pérdidas. Directores, estrellas, gestores de fondos y deportistas,
todos ellos viven con la espada pendiendo sobre sus cabezas; en el momento en
que empiezan a fallar, están acabados. Si tenemos un trabajo que parece seguro,
no nos vamos a hacer ricos, porque si no hay peligro es casi seguro que no habrá
proyección.
Graham - Cómo crear riqueza
Pero no tenemos que llegar a ser directores generales o estrellas de cine para
estar en una situación con medición y proyección. Todo lo que necesitamos es
formar parte de un grupo pequeño que trabaje en un problema complicado.
Pequeñez = Medición
Si no podemos medir el valor del trabajo hecho por cada empleado
individualmente, sí podemos acercarnos. Podemos medir el valor del trabajo
hecho por grupos pequeños.
Un nivel al que podemos medir adecuadamente el beneficio generado por los
empleados es el la empresa completa. Por tanto, cuando la empresa es pequeña,
estaríamos bastante cerca de medir las contribuciones de empleados
individualmente. Una empresa emergente viable podría tener sólo diez empleados,
lo que nos da un factor de diez al medir el esfuerzo individual.
Empezar o integrarse en una empresa emergente es por tanto lo más cerca que la
mayor parte de la gente puede estar de decir a su jefe: quiero trabajar diez veces
más duro, así que págueme, por favor, diez veces más. Hay dos diferencias: no lo
decimos a nuestro jefe, sino directamente a nuestros clientes (con los cuales,
después de todo, nuestro jefe es sólo un intermediario) y no lo estamos haciendo
individualmente, sino dentro de un grupo pequeño de otra gente con ambiciones.
Normalmente, será un grupo. Excepto en unos pocos tipos de trabajos especiales,
como los actores y escritores, no podemos ser una empresa unipersonal. Y la
gente que trabaja con nosotros, mejor que sea buena, porque es con su trabajo
con el que se asimilará el nuestro.
Una gran empresa es como una galera gigante con mil remeros. Hay dos cosas
que hacen que su velocidad sea baja. Una es que los remeros individualmente no
ven resultado alguno en trabajar más duro. El otro es que, en un grupo de mil
personas, el remero medio tiende a ser realmente mediocre.
Si tomamos de la galera diez personas al azar y los ponemos en un bote,
probablemente podrían ir más rápido. Tendrían palos y zanahorias que les
motivarían. Un remero enérgico se vería espoleado por la idea de que su actividad
tendría un efecto visible en la velocidad del bote. Y si alguno vaguea, el resto es
más probable que lo advierta y se queje.
Pero la ventaja real del bote de diez hombres se aprecia cuando tomamos los diez
mejores remeros de la gran galera y los ponemos juntos en un bote. Todos ellos
tendrían la motivación extra de estar en un grupo pequeño. Pero es aún más
Graham - Cómo crear riqueza
importante que al seleccionar ese pequeño grupo podemos obtener los mejores
remeros. Cada uno estaría el 1% de los mejores. Es mucho mejor negocio para
ellos integrar su trabajo junto con un pequeño grupo de iguales que integrarlo con
todos.
Eso es lo que de verdad vale para las empresas emergentes. Idealmente, estamos
juntándonos con un grupo de personas que también quieren trabajar mucho más
duro y ganar mucho más dinero que en una gran empresa. Y puesto que las
empresas emergentes suelen fundarse por grupos autoseleccionados de personas
ambiciosas que ya se conocen entre sí (por lo menos por referencias), el nivel de
medición es más preciso que el que obtendríamos por la simple pequeñez. Una
empresa emergente no es sólo diez personas, sino diez personas como nosotros.
Steve Jobs dijo una vez que el éxito o fracaso de una empresa emergente
depende de sus diez primeros empleados. Estoy de acuerdo. Si cabe, más bien
los cinco primeros. El ser pequeño no es, por sí mismo lo que hace que las
empresas emergentes vayan adelante, sino más bien que los grupos pequeños
pueden seleccionarse. No querríamos algo pequeño en el sentido de una aldea,
sino pequeño en el sentido de un equipo de estrellas.
Cuanto más grande sea un grupo, más cerca estará la media de sus miembros de
la media de la población total. Así que, si todo lo demás es igual, una persona muy
capaz en una gran empresa está probablemente haciendo un mal negocio, ya que
su rendimiento se minimiza por el peor rendimiento general del resto. Por
supuesto, a menudo todo lo demás no es igual: la persona capaz puede no
preocuparse por el dinero o puede preferir la estabilidad de una gran empresa.
Pero una persona muy capaz a la que le preocupa el dinero normalmente haría
bien en irse y trabajar con un pequeño grupo de iguales.
Tecnología = proyección
Las empresas emergentes ofrecen a todos una forma de estar en una situación de
medición y proyección. Permiten la medición porque son pequeñas y ofrecen
proyección porque hacen dinero inventando nueva tecnología.
¿Qué es tecnología? Es técnica. Es la forma en que todos hacemos las cosas.
Cuando descubrimos una nueva forma de hacer las cosas, su valor se multiplica
por todas las personas que la usan. Es la caña de pescar en lugar del pez, como
dice la frase hecha. Ésa es la diferencia entre una empresa emergente y un
restaurante o una peluquería. Freímos huevos o cortamos el pelo a un cliente
cada vez. Pero si resolvemos un problema técnico que preocupa a mucha gente,
ayudamos a todos los que utilicen nuestra solución. Eso es proyección.
Graham - Cómo crear riqueza
Si nos fijamos en la historia, parece que la mayoría de la gente que se hace rica lo
consigue desarrollando nueva tecnología. Simplemente no podemos freír huevos o
cortar el pelo más rápidamente. Lo que hizo ricos a los florentinos en el 1200 fue
el descubrimiento de nuevas técnicas para fabricar el producto de más alta
tecnología de la época, el paño tejido de calidad. Lo que hizo ricos a los
holandeses en 1600 fue el descubrimiento de técnicas de construcción naval y
navegación que les permitieron dominar los mares del Lejano Oriente.
Por suerte, hay una relación natural entre pequeñez y resolución de problemas
complicados. La vanguardia de la tecnología se mueve a toda velocidad. La
tecnología que resulta válida hoy día puede no tener valor en unos años. Las
pequeñas empresas están más a gusto en este mundo, porque no tienen capas
burocráticas que les ralenticen. Asimismo, los avances técnicos suelen proceder
de aproximaciones heterodoxas y las empresas pequeñas se ven menos limitadas
por las convenciones.
Las grandes empresas pueden desarrollar tecnología. Pero no puede hacerlo con
rapidez. Su tamaño las hace lentas e impide que premien a los empleados por los
esfuerzos extraordinarios que se necesiten. Así que, en la práctica, las grandes
compañías sólo llegan a desarrollar tecnología en campos donde los requisitos de
grandes capitales impiden a las empresas emergentes competir con ellas, como
microprocesadores, centrales eléctricas o aerolíneas. E incluso en estos campos
dependen en buena medida de empresas emergentes para componentes e ideas.
Es obvio que las empresas emergentes de biotecnología o software existen por
resolver problemas técnicos complicados, pero creo que también esto es cierto en
negocios que no parecen tener nada que ver con la tecnología. Por ejemplo,
McDonalds se hizo grande al diseñar un sistema, las franquicias de McDonalds,
que les permitía su reproducción a voluntad por toda la tierra. Una franquicia
McDonalds se controla bajo reglas tan precisas que es prácticamente como un
componente de software. Se escribe una vez, se ejecuta en todas partes. Lo
mismo vale para Wal-Mart. Sam Walton se hizo rico no por ser un minorista, sino
por diseñar un nuevo tipo de tienda.
Hay que utilizar como guía la dificultad no sólo al elegir el objetivo general de
nuestra empresa, sino también en los puntos de decisión que haya en el camino.
En Viaweb, una de nuestras reglas de oro era correr hacia arriba. Supongamos
que somos un chico pequeño y listo al que le persigue un matón grande y gordo.
Abrimos una puerta y encontramos una escalera. ¿Iríamos hacia arriba o hacia
abajo? Yo digo que hacia arriba. El matón probablemente puede correr hacia
abajo tan rápidamente como nosotros. Yendo hacia arriba su tamaño sería más
bien una desventaja. Correr hacia arriba es duro para nosotros, pero aún más duro
para él.
Graham - Cómo crear riqueza
Lo que esto quería decir en la práctica era que buscábamos deliberadamente
problemas complicados. Si había dos características que podíamos añadir a
nuestro software, ambas valiosas por igual en proporción a su dificultad, siempre
escogíamos la más complicada. No sólo porque era más valiosa, sino porque era
más complicada. Nos encantaba forzar a competidores más grandes y lentos a
seguirnos por terrenos difíciles. Igual que las guerrillas, las empresas emergentes
prefieren el terreno difícil, por donde las tropas del gobierno central no les pueden
seguir. Puede recordar momentos en que estábamos completamente agotados
después de bregar todo el día con algún horrible problema técnico. Y yo estaba
encantado, porque algo que fuera complicado para nosotros, sería imposible para
nuestra competencia.
Esto no es sólo una buena forma de gestionar una empresa emergente. Es lo que
es una empresa emergente. Los capitalistas de riesgo lo saben y tienen una
expresión para ello: barreras de entrada. Si acudimos a un capitalista de riesgo
con una idea nueva y le pedimos que invierta en ella, una de las primeras cosas
que preguntará será ¿sería difícil que algún otro pueda desarrollarla? Es decir
¿cuánta tierra hemos dejado por medio entre nosotros y nuestros potenciales
perseguidores?[10] Y será mejor que tengamos una explicación convincente de
por qué nuestra tecnología sería complicada de duplicar. En otro caso, tan pronto
como alguna gran compañía se enterara, ella misma la haría, y con su marca,
capital e influencia en la distribución, nos echaría del mercado de la noche a la
mañana. Seríamos como guerrillas atrapadas en campo abierto por ejércitos
regulares.
Una manera de levantar barreras de entrada es a través de patentes. Pero las
patentes pueden no ofrecer mucha protección. La competencia normalmente
encuentra maneras de sortear una patente. Y si no pueden, simplemente la violan
y nos retan a que les demandemos. Una gran empresa no teme que le demanden,
es algo cotidiano para ellas. Ya se asegurarán de que demandarles sea caro y
tarde mucho tiempo. ¿Hemos oído hablar alguna vez de Philo Farnsworth?
Inventó la televisión. La razón por la que nunca hemos oído hablar de él es que su
empresa no fue la que hizo dinero con ella.[11] La compañía que lo hizo fue RCA y
el premio para Fansworth por su trabajo fue una década de juicios sobre la
patente.
Aquí, como suele ocurrir, al mejor defensa es un buen ataque. Si podemos
desarrollar una tecnología que sencillamente sea demasiado complicada de
duplicar por nuestra competencia, no necesitaremos confiar en otras defensas.
Empecemos escogiendo un problema complicado y en cada punto en que haya
que tomar una decisión, elijamos la opción más complicada.[12]
Los inconvenientes
Graham - Cómo crear riqueza
Si fuera simplemente cosa de trabajar más duro que un empleado normal y cobrar
proporcionalmente, obviamente sería un buen negocio crear una empresa
emergente. Hasta cierto punto sería más divertido. No creo que a mucha gente le
guste el ritmo lento de las grandes empresas, las reuniones interminables, las
conversaciones alrededor de la máquina de café, los incomprensibles mandos
intermedios y todo lo demás.
Desafortunadamente hay varios inconvenientes. Uno es que no podemos escoger
en qué punto de la curva queremos situarnos. No podemos decidir, por ejemplo, si
nos gustaría trabajar dos o tres veces más duro y cobrar esa cantidad más.
Cuando estamos en una empresa emergente, nuestra competencia decide lo duro
que trabajamos. Y casi todos toman la misma decisión: tan duro como nos sea
posible.
El otro inconveniente es que el rendimiento es sólo proporcional de media a
nuestra productividad. Como ha dicho antes, hay un gran factor de azar en el éxito
de cualquier compañía. Así que en la práctica el resultado no es que seamos 30
veces más productivos y ganemos 30 veces más. Es que somos 30 veces más
productivos y ganamos entre cero y mil veces más. Si la media es 30x, la mediana
probablemente es cero. La mayor parte de las empresas emergentes quiebra y no
sólo los portales de comida para perros de los que hemos oído hablar durante la
burbuja de Internet. Es habitual que una empresa emergente desarrolle un
producto verdaderamente bueno, le tome demasiado tiempo hacerlo, se quede sin
dinero y tenga que cerrar.
Una empresa emergente es como un mosquito. Un oso puede asimilar un golpe y
un cangrejo está blindado contra uno, pero el mosquito está diseñado para una
sola cosa: para ganar. No se gasta energía en la defensa. La defensa de los
mosquitos, como especie, consiste en que hay infinidad de ellos, lo que es poco
consuelo para cada mosquito individual.
Las empresas emergentes, como los mosquitos, tienden a ser propuestas de todo
o nada. Y generalmente no sabemos cual de los dos resultados vamos a obtener
hasta el último momento. Viaweb estuvo al borde de la quiebra bastantes veces.
Nuestra trayectoria fue como una onda senoidal. Afortunadamente, nos compraron
en lo más alto del ciclo, pero estuvimos condenadamente cerca. Mientras
visitábamos Yahoo! en California para hablar acerca de venderles la compañía,
tuvimos que pedir prestada una sala de conferencias para reafirmar a un inversor
que estaba a punto de negarse a una nueva ronda de financiación que
necesitábamos para seguir vivos.
No es que nos gustara el aspecto de todo o nada de las empresas emergentes.
Todos los hackers de Viaweb eran extremadamente reacios al riesgo. Nos hubiera
Graham - Cómo crear riqueza
encantado si hubiera habido alguna forma de trabajar superduro y cobrar por ello,
sin tener que pasar por una lotería. Hubiéramos preferido con mucho un 100% de
posibilidades de ganar 1 millón de dólares que un 20% de 10 millones, aunque
teóricamente la segunda posibilidad es del doble. Por desgracia, no hay hoy día
ningún área en el mundo de los negocios donde podamos obtener lo primero.
Lo más cercano sería vender nuestra empresa emergente en sus primeros pasos,
renunciando a los beneficios (y riesgos) en favor de una recompensa menor, pero
más segura. Tuvimos una oportunidad de hacerlo y, después nos dimos cuenta, la
dejamos pasar estúpidamente. Después nos encontramos cómicamente ansiosos
por vender. Durante el siguiente año o así, si alguien mostraba el más mínimo
interés por Viaweb, intentábamos venderle la compañía. Pero no hubo
interesados, así que tuvimos que seguir adelante.
Hubiera sido una ganga comprarnos en un estado tan temprano, pero las
empresas que compran no buscan gangas. Una empresa lo suficientemente
grande como para adquirir empresas emergentes será suficientemente grande
como para ser bastante conservadora y dentro de la misma, la gente a cargo de
las adquisiciones estaría entre los más conservadores, al ser probablemente tipos
de las escuelas de negocios que entraron más tarde en la empresa. Preferirían
pagar en exceso por una opción segura. Así que resulta más sencillo vender una
empresa emergente ya establecida, aun con una gran prima, que una en un
estado inicial de desarrollo.
Tener usuarios
Creo que es una buena idea que nos compren, si podemos. Llevar un negocio es
diferente de hacerlo crecer. Es simplemente dejar que una gran empresa tome el
mando una vez que hayamos llegado a la altura de crucero. También es más
juicioso financieramente, porque vendiendo podemos diversificar. ¿Qué
pensaríamos de un asesor financiero que pusiera todos los activos de sus clientes
en un solo valor volátil?
¿Cómo conseguimos que nos compren? Sobre todo, haciendo las mismas cosas
que haríamos si no pretendemos vender la empresa. Siendo rentables, por
ejemplo. Pero ser comprados es también un arte en sí mismo y tenemos que
emplear un montón de tiempo para aprender.
Los potenciales compradores suelen retrasarse si pueden. Lo más complicado de
que te compren es hacerles actuar. Para la mayoría de la gente la motivación más
poderosa no es la esperanza de ganar, sino el miedo a perder. Para potenciales
adquirentes, la motivación más poderosa es la perspectiva de que uno de sus
Graham - Cómo crear riqueza
competidores nos compre. Eso, según hemos descubierto, hace que los directores
generales nos pongan en el punto de mira. La segunda mayor es la preocupación
de que si no nos compran ahora, continuaremos creciendo rápidamente y les
costaría más adquirirnos más tarde o incluso podríamos convertirnos en
competidores.
En ambos casos, todo se reduce a los usuarios. Podríamos pensar que una
empresa que quiera comprarnos haría un montón de investigaciones y decidiría
por sí misma si nuestra tecnología es valiosa. En absoluto. A lo que se atienen es
al número de usuarios que tengamos.
En efecto, los compradores asumen que los clientes saben cuál es la mejor
tecnología. Y esto no es tan tonto como suena. Los usuarios son la única prueba
real de que hemos creado riqueza. La riqueza es lo que la gente quiere y si la
gente no usa nuestro sofware, tal vez no sea sólo porque hagamos mal nuestro
marketing. Quizá sea porque no hemos hecho lo que quieren.
Los capitalistas de riesgo tienen una lista de señales de peligro a las que atender.
Cerca de lo más alto está la empresa de chalados de la tecnología, obsesionados
por resolver interesantes problemas técnicos, en lugar de satisfacer a los usuarios.
En una empresa emergente, no sólo estamos tratando de resolver problemas.
Estamos tratando de resolver problemas que preocupan a los usuarios.
Así que creo que deberíamos usar a los usuarios como piedra de toque, igual que
hacen los compradores. Tratemos una empresa emergente como un problema de
optimización en el cual el rendimiento se mide por el número de usuarios. Como
sabe cualquiera que haya tratado de optimizar software, la clave es la medición.
Cuando intentamos adivinar dónde es lento nuestro programa y qué lo haría mas
rápido, casi siempre adivinamos mal.
El número de usuarios puede no ser la piedra de toque perfecta, pero está muy
cerca de serlo. Es lo que preocupa a los compradores. Es de lo que dependen los
beneficios. Es lo que preocupa a la competencia. Es lo que impresiona a la prensa
y a los nuevos usuarios potenciales. Sin duda es una mejor piedra de toque que
nuestras nociones a priori acerca de qué problemas son importantes resolver, no
importa lo técnicamente expertos que seamos.
Entre otras cosas, tratar una empresa emergente como un problema de
optimización no ayudará a evitar otro escollo que preocupa con razón al capital de
riesgo: emplear mucho tiempo en desarrollar un producto. Podemos caracterizar
esto como algo que los hackers ya saben evitar: la optimización prematura.
Graham - Cómo crear riqueza
Saquemos una versión 1.0 tan pronto como podamos. Hasta que no tengamos
algunos usuarios que medir, estaremos optimizando basándonos en conjeturas.
En este caso lo que no tenemos que perder de vista es el principio subyacente de
que la riqueza es lo que la gente quiere. Si queremos hacernos ricos creando
riqueza, tenemos que saber qué quiere la gente. Pocos negocios prestan
realmente atención a satisfacer a los usuarios. ¿Cuántas veces entramos en una
tienda o llamamos por teléfono a una empresa con una sensación en el fondo de
temor? Cuando escuchamos “su llamada es importante para nosotros, por favor
no cuelgue”, ¿pensamos: Dios mío, todo va a ir bien?
Un restaurante puede permitirse servir alguna vez un plato quemado. Pero en
tecnología cocinamos una sola cosa y ésa es la que come todo el mundo. Así que
cualquier diferencia entre lo que la gente quiere y lo que le damos se multiplica.
Agradamos o molestamos a los clientes a gran escala. Cuanto más cerca estemos
de lo que quieren, más riqueza generaremos.
Riqueza y poder
Crear riqueza no es la única manera de hacerse rico. Durante la mayor parte de la
historia humana, ni siquiera ha sido la más común. Hasta hace dos siglos, las
principales fuentes de riqueza eran las minas, esclavos y siervos, tierra y ganados,
y las únicas formas de adquirirlas rápidamente eran la herencia, el matrimonio, la
conquista o la confiscación. Naturalmente, la riqueza tenía una mala reputación.
Cambiaron dos cosas. La primera fue el imperio de la ley. Durante la mayor parte
de la historia, si conseguimos de alguna manera hacer fortuna, el soberano o sus
secuaces encontraban la forma de robártela. Pero en la Europa medieval ocurrió
algo nuevo. Una nueva clase de comerciantes y fabricantes empezó a florecer en
los pueblos.[13] Juntos, eran capaces de hacer frente al señor feudal local. Así
que por primera vez en nuestra historia, los matones dejaron de robar el dinero el
dinero de la comida de los débiles. Naturalmente, esto resultó un gran incentivo y
posiblemente la causa principal del segundo gran cambio, la industrialización.
Se ha escrito mucho acerca de las causas de la Revolución Industrial. Pero sin
duda, una condición necesaria, si no suficiente fue que la gente que hizo fortuna
fuera capaz de disfrutarla en paz.[14] Una evidencia es lo que paso en los países
que intentaron volver al antiguo modelo, como la Unión Soviética y, hasta cierto
punto, la Gran Bretaña de los gobiernos laborista de los 1960 y principios de los
1970. Quitemos el incentivo de la riqueza y la innovación tecnológica acaba
parándose.
Graham - Cómo crear riqueza
Recordemos lo que económicamente es una empresa emergente: una manera de
decir: quiero trabajar más aprisa. En lugar de acumular dinero poco a poco
recibiendo un salario regularmente durante cincuenta años, queremos ganarlo lo
más pronto posible. Así que los gobiernos que nos prohíban acumular riqueza
están de hecho decretando que trabajemos más lentamente. Nos permiten ganar
3 millones de dólares en cincuenta años, pero no están dispuestos a dejarnos
trabajar tan duro como para que podamos ganarlos en dos. Es como el jefe de
empresa al que no podemos acudir y decirle quiero trabajar diez veces más duro,
así que págueme diez veces más, por favor. Excepto que éste no es un jefe del
que podamos escapar creando nuestra propia empresa.
El problema de trabajar lentamente no sólo que la innovación técnica se haga
lentamente. Es que tiende a no hacerse en absoluto. Sólo cuando buscamos
deliberadamente los problemas complicados como forma de utilizar la velocidad
para obtener todas sus ventajas asumimos este tipo de proyectos. Desarrollar
tecnología es insoportable. Es, como dijo Edison, un uno por ciento de inspiración
y un noventa y nueve por ciento de transpiración. Sin el incentivo de la riqueza,
nadie querría hacerlo. Los ingenieros trabajarán en proyectos atractivos, como
aviones de combate y cohetes a la Luna a cambio de salarios normales, pero
tecnologías más mundanas, como bombillas o semiconductores tienen que ser
desarrollados por emprendedores.
Las empresas emergentes no son sólo lo que pasó en Silicon Valley en las últimas
décadas. Desde que se hizo posible hacerse rico creando riqueza, cualquiera que
lo haya logrado ha usado esencialmente la misma receta: medición y proyección,
en la que la medición deriva de trabajar en un grupo pequeño y la proyección, de
desarrollar nuevas técnicas. La receta era la misma en Florencia en 1200 que en
Santa Clara hoy día.
Entenderlo puede ayudar a contestar a una importante pregunta: porqué Europa
creció tan poderosamente. ¿Tenía que ver con la geografía de Europa? ¿Había en
los europeos algo racialmente superior? ¿Era su religión? La respuesta (o al
menos la causa aproximada) puede ser que los europeos cabalgaron en la cresta
de una poderosa nueva idea: permitir a quienes hicieran un montón de dinero
conservarlo.
Una vez que nos permiten hacerlo, la gente que quiera ser rica puede hacerlo
generando riqueza, en lugar de robándola. El crecimiento tecnológico resultante se
traduce no sólo en riqueza, sino también en poder militar. La teoría que llevó al
avión de combate invisible la desarrolló un matemático soviético. Pero al no tener
la Unión Soviética una industria informática, para ellos quedó como una teoría, no
tenían máquinas capaces de ejecutar los cálculos lo suficientemente deprisa como
para diseñar un avión de verdad.
Graham - Cómo crear riqueza
En este sentido, la Guerra Fría nos enseña la misma lección que la Segunda
Guerra Mundial y, en este sentido, la mayoría de las guerras recientes. No
dejemos que una clase dirigente de guerreros y políticos aplasten a los
emprendedores. La misma receta que hace ricos a los individuos, hace poderosos
a los países. Dejemos que los débiles disfruten su dinero para la comida y
gobernaremos el mundo.
[1] El término original (“Startup”) no tiene traducción generalizada en español. He escogido este
término para evitar el uso de la palabra en inglés, aunque en algunos textos se incluye sin traducir
(N. del T.).
[2] Algo muy valioso que sólo suele obtenerse en este tipo de empresas es la ininterruptibilidad.
Diferentes tipos de trabajo tienen distintas necesidades de tiempo. Alguien que corrige un
manuscrito probablemente pueda verse interrumpido cada quince minutos sin una pérdida
significativa de productividad. Pero la necesidad de tiempo para el hacking es muy larga: podría
necesitarse una hora sólo para entender complemente un problema. Así que el coste de que
alguien de personal que llame preguntando por un formulario que no se ha rellenado puede ser
enorme.
Por esto es por lo que los hackers ponen esa mirada torva cuando dejan de mirar la pantalla para
contestar una pregunta. Dentro de su cabeza se está tambaleando un gigantesco castillo de
naipes.
La mera posibilidad de verse interrumpidos disuade a los hackers de empezar proyectos
complicados. Por eso tienden a trabajar de noche y por eso es prácticamente imposible desarrollar
un gran software en un cubículo (excepto a altas horas de la noche).
Una gran ventaja de las empresas emergentes es que aún no tienen el tipo de gente que
interrumpe. No hay departamento de personal y por tanto nadie puede llamar para esas cosas.
[3] Se refiere al personaje de Dilbert (http://www.dilbert.com) con estas características (N. del T.).
[4] Frente a la idea de que la gente que trabaja en empresas emergentes puede ser 20 o 30 veces
más productivos que quienes trabajan para grandes compañías, los ejecutivos de éstas se
preguntarán naturalmente: ¿cómo podría hacer que quienes trabajan para mí hagan eso? La
respuesta es sencilla: pagándoles de acuerdo con eso.
Internamente, la mayor parte de las compañías se gestionan como estados comunistas. Si
creemos en el libre mercado, ¿por qué no convertir nuestra compañía en uno?
Hipótesis: Una compañía será rentable al máximo cuando se pague a cada empleado en
proporción a la riqueza que genera.
[5] Hasta hace muy poco a veces ni siquiera los gobiernos comprenden la diferencia entre dinero y
riqueza. Adam Smith (La riqueza de las naciones, V:I) menciona a bastantes que trataron de
Graham - Cómo crear riqueza
preservar su “riqueza” prohibiendo la exportación de oro o plata. Pero tener más cantidad del
medio de intercambio no haría más rico a un país: si tenemos más dinero para la misma cantidad
de riqueza material, la única consecuencia serán precios más altos.
[6] Hay muchos significados para la palabra “riqueza”, no todos ellos materiales. No voy a intentar
aquí hacer una disquisición filosófica profunda acerca de cuál es la verdadera. Estoy escribiendo
sobre un sentido específico bastante técnico de la palabra “riqueza”. Aquello por lo que la gente da
su dinero. Éste es un tipo de riqueza muy interesante para su estudio, porque es del tipo que evita
que muramos de hambre. Y el que la gente nos dé dinero depende de ellos, no de nosotros.
Cuando se empieza un negocio, es fácil olvidarse de pensar qué quieren los consumidores de
nosotros. Durante la burbuja de Internet hablé con una mujer que, como le gustaba el aire libre
estaba empezando un “portal de aire libre”. ¿Sabe qué tipo de negocio debemos empezar si nos
gusta el aire libre? Uno de recuperar datos de discos duros estropeados.
¿Qué tiene que ver? Nada en absoluto. Que es precisamente lo que quiero decir. Si queremos
crear riqueza (en el limitado sentido de no morir de hambre), deberíamos ser especialmente
escépticos acerca de cualquier plan que se centre en cosas que nos gusta hacer. Es decir, donde
nuestra idea de lo que merece la pena es menos probable que coincida con otras personas.
[7] En la reparación normal del coche probablemente hayamos hecho a todos los demás
microscópicamente más pobres, al hacer un poco de daño al medio ambiente. Aunque los costes
medioambientales deberían tenerse en cuenta, no hacen de la riqueza un juego de suma cero. Por
ejemplo, si reparamos una máquina rota porque un parte se ha desatornillado, creamos riqueza sin
ningún coste medioambiental.
[8] Este ensayo se escribió antes de que existiera Firefox.
[9] Mucha gente se siente confundida y deprimida a los veintipocos años. La vida parecía más
divertida en la universidad. Por supuesto, lo era. Que no nos engañen las similitudes superficiales.
Hemos pasado de clientes a servidores. Es posible divertirse en este nuevo mundo. Entre otras
cosas, ahora tienes la oportunidad de cruzar las puertas que dicen “sólo personal autorizado”. Pero
el cambio es chocante al principio y aún peor si no somos conscientes de ello.
[10] Cuando los capitalistas de riesgo nos preguntaban cuánto tardaría otra empresa emergente en
duplicar nuestro software, solíamos contestar que probablemente no podrían hacerlo en absoluto.
Creo que esto nos hacía parecer ingenuos o mentirosos.
[11] Pocas tecnologías tienen claramente un inventor. Así que generalmente, si conocemos el
“inventor” de algo (el teléfono, la fabricación en cadena, el avión, la bombilla, el transistor) es
porque su empresa hizo dinero con él y la gente de Relaciones Públicas de empresa se dedicaron
con empeño a divulgar la empresa. Si no sabemos quién inventó algo (el automóvil, la televisión, el
ordenador, el motor a reacción, el láser) es porque otras compañías hicieron todo el dinero.
[12] En general este es un buen plan para todas las cosas de la vida. Si tenemos dos opciones,
escojamos la más complicada. Si estamos decidiendo si salir a correr o sentarnos en casa a ver la
televisión, salgamos a correr. Probablemente la razón por la que este truco funciona tan bien es
que cuando tenemos dos opciones y una es más complicada, la única razón por la que estamos
considerando la otra es la vagancia. Sabemos en el fondo que es lo que debemos hacer y este
truco simplemente nos fuerza a aceptarlo.
[13] Probablemente no es casual que la clase media apareciera en primer lugar en el norte de Italia
y los Países Bajos, donde no había gobiernos centrales fuertes. Estas dos regiones eran las más
Graham - Cómo crear riqueza
ricas de su tiempo y se convirtieron en los dos centros gemelos desde los que se extendió la
civilización renacentista. Si no siguieron jugando ese papel, fue porque otros sitios, como Estados
Unidos, han sido más fieles a los principios que ellos descubrieron.
[14] De hecho, puede que sea una condición suficiente. Pero si lo fuera, ¿por qué no tuvo lugar
antes la Revolución Industrial? Dos posibles respuestas (no incompatibles: (a) Lo hizo. La
revolución Industrial sólo fue una parte de una serie de revoluciones. (b) Porque en los pueblos
medievales, los monopolios y las regulaciones gremiales ralentizaron inicialmente el desarrollo de
nuevos medios de producción.
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