III.SOSPECHO DE UNA ENFERMEDAD ENDOCRINA, ¿QUÉ PRUEBA HAGO? ¿CÓMO INTERPRETO LOS RESULTADOS? María Dolores Tabar Rodríguez DVM, Dip ECVIM-CA, Acred. AVEPA Medicina Interna Hospital Veterinario San Vicente, San Vicente del Raspeig, Alicante [email protected] Durante la conferencia abordaremos aspectos importantes de diagnóstico de algunas de las enfermedades endocrinas más frecuentes en el perro y en el gato. En el diagnóstico de enfermedades endocrinas es fundamental conocer la fisiopatología de la enfermedad para posteriormente poder elegir la prueba que más se adapte al caso en cuestión y poder interpretar correctamente los resultados. Algunas de las enfermedades tienen signos clínicos muy fácilmente reconocibles y otras no tanto, por lo que es importante saber las diferentes presentaciones clínicas que se pueden dar para poder incluirlas en el diagnóstico diferencial y asi realizar las pruebas oportunas. Prácticamente ninguna prueba es 100% sensible y específica, por lo que es fundamental la selección del paciente para ampliar el valor predictivo de las pruebas que realizamos, y evitar la aparición de resultados contradictorios o inesperados. La comunicación con el laboratorio es otro punto crítico, puesto que el manejo de las muestras, los rangos de referencia, y otros factores pueden variar en función del laboratorio y/o técnica empleada, siendo especialmente importante el empleo de técnicas validadas para la especie en cuestión (gato/perro). Asimismo, muchos fármacos administrados previamente y enfermedades concurrentes pueden influir en los resultados, por lo que una buena historia clínica y examen físico son imprescindibles. Diagnóstico de Hiperadrenocorticismo En los análisis generales y pruebas no específicas se puede observar leucograma de estrés, trombocitosis, elevación de enzimas hepáticas (especialmente la fosfatasa alcalina), del colesterol y triglicéridos, entre otros. Alrededor del 30% de los pacientes con HAC pueden presentar también elevación de los ácidos biliares. En el análisis de orina se puede detectar disminución de la densidad de orina, proteinuria, glucosuria e infecciones urinarias. Es importante recordar la interferencia que puede haber en las pruebas de hormonas tiroideas en animales con HAC (disminución de la T4 total e incluso de la T4 libre). En las radiografías puede observarse mineralización pulmonar y en ocasiones calcificación de las masas adrenales. Otras técnicas de imagen como la ecografía, la tomografía axial computerizada y la resonancia magnética son fundamentales para evaluar las glándulas adrenales y la glándula pituitaria. Para confirmar el diagnóstico se deben realizar pruebas endocrinas específicas; todas ellas pueden tener falsos resultados, para aumentar su especificidad es fundamental seleccionar aquellos pacientes en los que existe realmente una sospecha de HAC a partir de los hallazgos clínicopatológicos. Dichas pruebas más específicas son las pruebas de screening (ratio cortisol/creatinina en orina, test de estimulación con ACTH, y test de estimulación con dexametasona a dosis bajas) y las pruebas de diferenciación (test de estimulación con dexametasona a dosis bajas y a dosis altas, concentración de ACTH endógena y pruebas de imagen). Por otra parte, en aquellos pacientes con sospecha de HAC y pruebas iniciales negativas, se puede evaluar un panel con otras hormonas esteroideas (HAC atípico). Durante la conferencia se discutirán los aspectos más importantes acerca de los protocolos para la realización de dichas pruebas y su interpretación, recientemente revisados en un Consenso presentado en el congreso ACVIM de este año en New Orleans. Diagnóstico de Hipoadrenocorticismo Al ser una enfermedad poco frecuente y con signos muy inespecíficos es fácil que esté infradiagnosticada. Determinados aspectos clínicos como la presencia de bradicardia en un animal en shock, la ausencia de leucograma de estrés en un animal enfermo o la respuesta transitoria a tratamientos de soporte inespecíficos (fluidoterapia) deben despertar nuestra sospecha clínica. En las analíticas generales podemos detectar en ocasiones linfocitosis, eosinofilia, anemia no regenerativa y azotemia pre-renal acompañada de densidades de orina del orden de 1015-1030 (lavado medular). Las alteraciones electrolíticas de hipercalemia e hiponatremia son típicas del Addison, pero no son patognomónicas (otros procesos digestivos, efusiones, procesos renales, etc pueden ir acompañados de ratios Na/K disminuidos, incluso por debajo de 27). Del mismo modo, muchos pacientes pueden tener el potasio y el sodio dentro de los valores normales, especialmente en casos de Addison atípicos. Algunos casos pueden presentar hipoglicemia, hipercalcemia, hipoalbuminemia, acidosis metabólica y/o elevación de enzimas hepáticas. En el ECG pueden observarse alteraciones secundarias a la hipercalemia (bradicardia, ausencia de ondas P, prolongación del QRS, disminución de amplitud de onda R y aumento de la T, prolongación del intervalo P-R) y en las pruebas de imagen alteraciones compatibles con la hipovolemia (microcardia, disminución de tamaño de la vena cava caudal y/o arterias pulmonares, microhepatia, etc) así como disminución del tamaño de las glándulas adrenales en ecografía (aunque la variabilidad de razas en la especie canina hace difícil establecer unos rangos de referencia del tamaño normal para cada raza). La prueba de elección para el diagnóstico específico es el test de estimulación con ACTH, con valores de cortisol pre y post administración de ACTH menores de 2 µg/dl que confirman la enfermedad (ACTH sintética cosyntropin -Synachten®- a 0.25 mg/perro IV o IM, o 5mg/kg; ACTH – Nuvachten depot®- 0.25 mg/perro IM). Se ha descrito el uso del cortisol basal para descartar el hipoadrenocorticismo; con valores superiores a 2 µg/dl prácticamente se descarta la enfermedad. Hay que considerar circunstancias especiales que pueden interferir con los resultados de ACTH como son la administración de glucocorticoides horas antes (se aconseja usar dexametasona que no interfiere con la determinación de cortisol) o la supresión del eje hipotalámico-hipofisario-adrenal (HPA) por la administración previa de glucocorticoides. En estos casos en los que puede existir supresión del eje HPA, puede realizarse la medición de aldosterona en las muestras pre y post-ACTH. Por otra parte, la concentración de ACTH endógena puede ser útil para discernir entre Addison primario y secundario. Recientemente se han empleado en las muestras basales los ratios cortisol/ACTH y aldosterona/renina como un abordaje alternativo al test de ACTH, que permite la identificación de pacientes con deficiencias aisladas en glucocorticoides o mineralcorticoides, así como la diferenciación entre procesos primarios y secundarios. Diagnóstico de hipotiroidismo Los análisis generales son útiles para apoyar la sospecha clínica y descartar otros procesos que puedan ser los causantes de los signos clínicos, que puedan existir de forma simultánea al hipotiroidismo o que puedan interferir en los resultados de las pruebas específicas tiroideas. En algunos de los pacientes hipotiroideos puede detectarse una leve anemia no regenerativa, hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia y elevación de fosfatasa alcalina, ALT, AST y CK. Algunos de los pacientes sufren “poliendocrinopatías”, siendo la asociación de hipotiroidismo con hipoadrenocorticismo y diabetes mellitus la más frecuente. Para confirmar el diagnóstico se deben realizar pruebas endocrinas específicas; todas ellas pueden tener falsos resultados, para aumentar su valor predictivo positivo es fundamental seleccionar aquellos pacientes en los que existe realmente una sospecha de hipotiroidismo a partir de los hallazgos clínicopatológicos. Debe realizarse el diagnóstico mediante la combinación de signos clínicos y alteraciones laboratoriales unido a varias pruebas tiroideas (TT4 y TSH, más/menos fT4, etc). Tiroxina total (TT4); es la suma de la fracción de hormona unida a proteínas y la hormona libre. Es una prueba con una alta sensibilidad, pero poca especificidad. En la mayoría de animales hipotiroideos la TT4 está disminuida, pero puede estar normal debido a la fluctuación de los valores plasmáticos de TT4 o elevada debido a la presencia de anticuerpos anti T4 (15%). La baja especificidad se debe a la frecuente disminución de los niveles plasmáticos de TT4 en animales enfermos (síndrome del eutiroideo enfermo). Además, diversos fármacos pueden interferir también con los valores de TT4 (glucocorticoides, fenobarbital, antiinflamatorios no esteroideos, sulfamidas, etc). En aquellos pacientes en tratamiento con tiroxina en los que se quiera confirmar el diagnóstico, es necesario suspender la administración de tiroxina durante 4-6 semanas antes de poder medir la TT4 de forma fiable. Triiodotironina total (T3); a pesar de ser la hormona tiroidea más activa, su medición no tiene valor diagnóstico debido a la gran fluctuación de sus niveles plasmáticos, además de la presencia de anticuerpos anti T3 (34%). T4 libre (fT4); refleja la porción libre de la hormona tiroidea y por lo tanto la fracción activa. El método de referencia para medirla es la técnica de diálisis por equilibrio (sujeta a menos interferencias que la RIA y la quimioluminiscencia). Su utilidad radica en su mayor especificidad comparada con la TT4, especialmente indicada para valorar pacientes con anticuerpos antiT4. También puede estar disminuida, aunque menos frecuentemente, en animales con el síndrome del eutiroideo enfermo o tratados con algunas medicaciones (glucocorticoides, fenobarbital, etc). TSH endógena (cTSH); dado que la mayoría de casos hipotiroideos sufren un proceso primario, el perfil típico esperado es la disminución de TT4 combinado con el incremento de la cTSH, que en la mayoría de casos es suficiente para confirmar un diagnóstico de hipotiroidismo. No obstante, alrededor del 13-38% de los animales hipotiroideos pueden tener una cTSH normal, y un 7-18% de los animales eutiroideos pueden tenerla elevada. La sensibilidad de esta prueba es baja (63-67%), pero está sujeta a menos interferencias por enfermedades no tiroideas. Anticuerpos antitiroglobulina (ATA); alrededor del 50% de los animales hipotiroideos son positivos para ATA. No obstante, pueden ser positivos animales asintomáticos y puede haber resultados negativos en estadíos terminales de la tiroiditis linfocítica. No todos los animales positivos acaban desarrollando hipotiroidismo con el tiempo. Puede haber falsos positivos en casos de vacunaciones recientes. Su utilidad en el diagnóstico es todavía incierta. Pruebas de estimulación; la prueba de estimulación con TSH ha sido considerada como la prueba de referencia. No obstante, también está sujeta a falsos positivos, y el coste, disponibilidad y reacciones adversas han relegado dicha prueba a un segundo plano. (También se puede realizar estimulación con TRH, aunque su especificidad es menor que con TSH). Técnicas de imagen; recientemente se ha evaluado la utilidad de la ecografía para el diagnóstico de hipotiroidismo, siendo de especial interés, en manos de ecografistas con experiencia, por su alta especificidad (96%), aunque menor sensibilidad (77-81%, no todos los animales hipotiroideos tienen disminución del tamaño de las glándulas tiroideas). Por último, y en aquellos centros donde esté disponible, la escintigrafía puede ser de ayuda para evaluar la función del tejido tiroideo, especialmente para diferenciar entre animales hipotiroideos y eutiroideos enfermos. La respuesta al tratamiento como método de diagnóstico debe considerarse sólo en aquellos casos con resultados de pruebas contradictorios en los que haya una alta sospecha clínica de la enfermedad, dado que el tratamiento con tiroxina puede generar respuestas parciales en perros sin enfermedad tiroidea, especialmente con respecto al crecimiento del pelo. Diagnóstico de hipertiroidismo en el gato A pesar de la aparición de nuevas técnicas más sofisticadas, el punto clave en el diagnóstico continúa siendo la elevación de hormonas tiroideas en circulación. Aunque en personas se emplea a menudo la TSH en el diagnóstico, en gatos no es así, no ha sido completamente evaluada y no hay disponible un análisis específico de la especie felina. Por tanto principalmente el diagnóstico se basa en la medición de TT4 (T4 total). La mayoría de gatos hipertiroideos tienen valores de TT4 altos, aunque en ocasiones puede haber valores dentro del rango de referencia (por fluctuación de los mismos, presencia de otra enfermedad, etc). La T4 libre (fT4) puede ayudar en el diagnóstico, pero hay que considerar que algunos gatos con otras enfermedades pueden tener una elevación de fT4, que suele acompañarse de valores de TT4 bajos o normales en la zona baja del rango de referencia. Generalmente los gatos hipertiroideos tienen valores de TT4 altos o valores de TT4 en la zona media-alta del valor de referencia junto con elevación de la fT4. Actualmente quizá haya más casos con diagnóstico menos claros dado que al haber un conocimiento mayor de la enfermedad se detectan en estadios más precoces. Es importante la evaluación de las hormonas tiroideas no sólo en gatos con signos clínicos de hipertiroidismo claros, sino también en todos los pacientes felinos geriátricos. Referencias Textbook of Veterinary Internal Medicine, Stephen J. Ettinger and Edward C. Feldman, 6ª Edición. ACVIM Small Animal Consensus Diagnosis of spontaneous hyperadrenocorticism. ACVIM fórum, New Orleans, June 2012. Auriemma E et al. Computed tomography and low-field magnetic resonance imaging of the pituitary gland in dogs with pituitary-dependent hyperadrenocorticism: 11 cases (2001-2003). J Am Vet Med Assoc 2009 Aug 15;235(4):409-414. Behrend EN et al. 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