C ¿ ómo se hace? Cómo hacer una dieta rica en hierro Jaume Clapés Estapà Ex jefe de Sección de Dietética. Hospital Vall d’Hebron. Barcelona. España. Ex docente del Centre d’Ensenyament Superior de Nutrició i Dietètica. Universidad de Barcelona. Barcelona. España. L as recomendaciones de ingesta de hierro (Fe) se pueden satisfacer, en general, con la alimentación habitual, pero como mucho, rondando el límite superior, difícilmente sobrepasándolo. Las ingestas alimentarias de otros nutrientes –calcio y vitamina C, por ejemplo– pueden sobrepasarse amplia y fácilmente con productos lácteos y con cítricos, respectivamente. No ocurre una situación semejante con el Fe1-3. En caso de dejar de ingerir habitualmente los alimentos que son fuente principal de Fe, o bien en situaciones de aumento de necesidades como en el embarazo o pérdidas periódicas –menstruación, pequeñas pérdidas crónicas por hemorroides sangrantes– puede que no pueda proporcionarse la cantidad necesaria con la dieta. La anemia ferropénica, consecuencia habitual de este aporte insuficiente, es la carencia nutricional más frecuente en el llamado primer mundo. Acerca del hierro Del total del Fe del organismo de un adulto (unos 4 g), la mayor parte (unos 2,5 g) se hallan en la hemoglobina. La mioglobina de las fibras musculares es otra localización importante; diversas enzimas de la cadena respiratoria –citocromos, por ejemplo– también lo contienen, aunque en mínimas cantidades. En el hígado, el bazo y la médula ósea se almacena en forma de ferritina, complejo de Fe-proteína que sirve de reserva. En el plasma, el Fe circula unido a la transferrina. El Fe es necesario para la formación de la hemoglobina. Cada molécula de ésta contiene un átomo de Fe. La mioglobina muscular tiene una estructura química parecida. Se denomina –en ambos casos– Fe hemínico o hem, en contraposición al Fe no hem de los vegetales. cosas, faneras y orina. Esta cantidad es, precisamente, la absorbida del Fe alimentario. La mujer tiene, a través de la menstruación, unas pérdidas algo mayores, variables, unos 28 mg de Fe por período. Ésta es la causa de que la carencia de Fe se dé principalmente en la mujer durante la edad fértil. La cantidad de Fe absorbida es sólo una pequeña fracción del total ingerido. Este porcentaje oscila entre el 20-30% (carnes) y el 5% o menos (espinacas, frutas, otros vegetales). En las carnes, se encuentra en forma hemínica, hecho al que se atribuye su mejor absorción. La fibra vegetal y ciertas sustancias como los oxalatos presentes en algunas verduras dificultan su absorción. Las fuentes de calcio tomadas conjuntamente con el Fe disminuyen el porcentaje de Fe absorbido. La absorción de Fe es un proceso activo y limitado que precisa, en primer lugar, el paso del ion férrico a ferroso. El ácido ascórbico favorece este paso. Una vez en la sangre, circula unido a la transferrina. Se almacena, principalmente en el hígado, el bazo y la médula ósea como un complejo Fe-proteína, la ferritina, que constituye su reserva en el organismo. El nivel de ferritina en sangre está bien correlacionado con estas reservas. Para la formación constante de hematíes, el organismo utiliza, además de la pequeña –y necesaria– cantidad de Fe absorbida diariamente, otra mucho mayor (unos 20 mg) que proviene de la destrucción de los hematíes viejos. Este ahorro metabólico es fundamental, ya que cada 120 días se ha de renovar la totalidad de los hematíes, lo que significa una síntesis ex novo de una cantidad extraordinariamente elevada de hemoglobina. Recomendaciones Absorción, pérdidas Diariamente, una persona adulta pierde alrededor de 1 mg de Fe a través de la descamación de los distintos epitelios, mu140 FMC. 2012;19(3):140-2 La alimentación debe proporcionar diariamente entre 10 y 22 mg de Fe, cantidad que permitirá absorber 1mg/d (hom- Clapés Estapà J. Cómo hacer una dieta rica en hierro Fuentes alimentarias TABLA 1. Recomendaciones de ingesta de hierro por día Hombres adultos y mujeres posmenopáusicas 10-12 mg Mujeres en edad fértil 15-22 mg Embarazadas 15-25 mg Niños en época de crecimiento 6-12 mg Niñas en época de crecimiento 15 mg Niñas posmenarquia Ancianos 20 mg 10-15 mg Fuente: Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética 2010 (simplificado). TABLA 2. Contenido de hierro de distintos alimentos Alimento (100 g) Fe (en mg) Hígado de ternera 4,90 Hígado de cordero 10,20 Hígado de pollo 8,00 Riñones de cerdo, cordero, ternera 6,50 Carne de cerdo (solomillo) 1,20 Jamón curado (serrano) 1,80 Jamón cocido (o en dulce) 1,00 Carne de ternera (promedio) 2,00 Pollo 1,60 Pescado blanco (promedio) 0,60 Pescado azul (promedio) 0,90 Moluscos, crustáceos 6-14 Huevo (clara + yema) Lentejas, garbanzos, otras legumbres (peso en seco) 2,20 6,80-8,00 La cantidad de Fe contenida en un alimento no puede separarse de su biodisponibilidad, en concreto, de la capacidad mayor o menor de poder ser absorbida. Recuérdese que el Fe de los alimentos de origen animal se absorbe mejor que el de los de origen vegetal. Las principales fuentes de Fe de origen animal son las carnes, en especial el hígado y los riñones; también el marisco. La yema de huevo contiene algo menos. El pescado, alrededor de 0,5 a 1 mg por 100 g. La leche, el yogur y el queso son muy pobres en Fe. La concentración en la leche materna es algo mayor que en la de vaca; de hecho, el lactante necesita utilizar las reservas que acumuló durante la gestación. Entre las fuentes de origen vegetal, las legumbres y los frutos secos oleaginosos lo contienen en porcentajes elevados, incluso mayores que los de las carnes, pero ya se ha indicado que su tasa de absorción es bastante menor. Ello no es óbice para considerarlos fuentes recomendables. Los cereales, las verduras y las frutas poseen entre 1 y 5 mg por 100 g de Fe poco biodisponible. Véanse los valores medios de algunos alimentos en la tabla 2. Véase, en el siguiente ejemplo de dieta de un día, la cantidad aportada de Fe (tabla 3): TABLA 3. Ejemplo de dieta de un día y la cantidad de hierro aportada Alimento Fe (mg) Café con leche, azúcar, pan, mantequilla o margarina, mermelada 1,80 Bocadillo pequeño de pan con jamón 1,10 Almendras, nueces (peso en seco) 3,00 Fideos con atún y queso rallado 0,80 Arroz, pasta, patatas (promedio) 0,70 Un muslo de pollo, berenjenas y una ensalada 2,85 Pan blanco 1,50 Pan, una fruta, café, vino tinto 2,60 Naranjas, otras frutas 0,50 Bocadillo pequeño de pan con embutido Espinacas, acelgas 2,40 Bebida refrescante o cerveza Lechuga, otras verduras 0,70 Verdura con patata y bacón 2,20 Leche 0,09 Merluza con guisantes y zanahoria 1,90 Queso fresco 0,50 Pan, queso, una fruta, almendras 3,00 0,70 Total 17,45 Queso madurado semiseco Mantequilla, margarina, aceite de oliva indicios 1,20 Indicios Fe: hierro. Fe: hierro. bres adultos) o 1,5 mg/d (mujeres en edad fértil). Las necesidades son mayores en la mujer durante la época fértil, en los niños en edad de crecimiento, así como en las embarazadas (tabla 1). Esta cantidad podría sobrepasarse claramente si los fideos se sustituyeran por garbanzos y la merluza, por hígado de cerdo. Pero si el almuerzo o la cena fueran a base de un bocadillo de queso y jamón, con una ensalada y un zumo, disminuiría bastante. Con el estilo de vida actual, no es raro efectuar comidas rápidas, fuera de casa o no, lo que puede condicionar ingesFMC. 2012;19(3):140-2 141 Clapés Estapà J. Cómo hacer una dieta rica en hierro tas insuficientes en Fe y en otros nutrientes esenciales, aparte de un exceso lipídico y calórico. Podría decirse, como conclusión, que es posible cubrir las recomendaciones de Fe a través de la alimentación. Pero que, en los casos de aumento fisiológico de necesidades (menstruaciones abundantes y segunda mitad del embarazo, por ejemplo) esto es difícil y está justificado proporcionar preparados de Fe como suplemento farmacológico. Esto es imprescindible en situaciones de anemia ferropénica, incluso en formas leves. 142 FMC. 2012;19(3):140-2 Bibliografía 1. Farran A, Zamora R, Cervera P. Tablas de composición de alimentos del CESNID (Centre d’Ensenyament Superior de Nutrició i Dietètica). 2.ª ed. Madrid: McGraw-Hill-Interamericana; 2004. 2. Cuervo M, Abete I, Baladia I, Corbalán M, Manera M, Basulto J, et al. Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética. Ingestas dietéticas de referencia para la población española. Madrid: Eunsa; 2010. 3. Hallberg L, Sandstrom B, Ralph A, Arthur J. Iron, zinc and other trace elements. En: Garrow JS, James WTP, Ralph A. Human Nutrition and Dietetics. 10.ª ed. Edimburgo: Churchill Livingstone; 2000. p. 177-92.
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