La Arquitectura, cómo debería proceder? Una proposición para su evolución en el Siglo XXI La Arquitectura, cómo debería proceder? Una proposición para su evolución en el Siglo XXI Matías Sambarino Imagenes, modelos 3d y videos con la colaboración de Zelmar Arteta. Todos los derechos reservados. Incluye Apéndices uno, dos y tres. Matías Sambarino 2012 “La Arquitectura no es hecha para prohibir sino para permitir. La Arquitectura no es hecha para imponer sino para proponer”. Frase anónima de época desconocida. Indice Introducción 6 1.-La Arquitectura debe ser libre! El problema de la determinación o indeterminación del resultado arquitectónico. 13 2.-Evolutiva es más que innovadora El valor de la evolución e innovación en procesos temporales de mediano y largo plazo. 23 3.-Integradora es mejor que excluyente La necesaria rectificación del la tendencia a la marginación en el conocimiento y producción arquitectónica y su influencia directa en la adaptación. 31 4.- Bio-integrada La “bio-integración” como alternativa a las limitaciones del concepto de “sustentabilidad” en Arquitectura. 41 5.- Concentrada Una opción posible sobre el problema clave de la ocupación y organización territorial en un escenario de incremento ilimitado de la producción edilicia 53 6.- Sistémica Los beneficios de interpretar a la Arquitectura y su medio como un sistema complejo. 71 Apendice 1 Como medir la bio-integración? Un sencillo modelo matemático para tales efectos. 85 Apendice 2 Un modelo-prototipo bio-integrado-concentrado de aplicación en zonas templadas y soleadas. 99 Apendice 3 El Urbanismo Global. El hábitat humano como la estructura de un sistema de relaciones auto-organizado y su posibilidad de transformación hacia la cooperación total; más una aplicación teórica en un lugar específico: Roma. 123 5 Introducción En los pasados noventa años ha habido una gran transformación en ciencia. Ésta se ha sustentado no solamente en una nueva forma de ver y comprender los hechos científicos, sino también, en una conformación del pensamiento de características inéditas que, como resultado, ha derivado hacia una original, profunda y novel concepción del mundo en particular y el universo en general. Tan fuerte ha sido el cambio que conceptos inalterados e intocables durante cerca de 500 años, cayeron. Por un lado, la base científica más arraigada de la llamada Era Mecanicista, el método analítico, probó no ser capaz de resolver cuestiones claves de las investigaciones en desarrollo luego de los primeros años del Siglo XX. La nueva concepción, que comienza sobre la base de que los modelos deterministas no pueden dar respuesta a ciertas preguntas, una de las cuales, por ejemplo es, qué es la vida, encuentra que puede abrirse el campo de posibilidades e investigación si se piensa que ciertas propiedades pueden encontrarse en las relaciones vinculantes más que en la materia misma. Es decir, en sistemas y redes. Por otro, y con equivalente o mayor peso conceptual, la objetividad de la ciencia -de la experiencia y la teoría, y por tanto, de ésta como un todo- se ha ido cuestionando paulatinamente con ajustada insistencia y afinado acierto, lo que comprende consideraciones epistémicas de orden ontológico y axiológico, hasta el punto de quedar tal categorización estimativa caduca, pasando su ser, de absoluto a relativo, y su valer, de taxativo a condicional. De ser “incuestionable hasta tanto se demuestre lo contrario” a ser “una interpretación coetánea verificable en el campo práctico” la distancia es enorme y las implicancias mayúsculas. La ampliación de horizontes, inconmensurable. No está aquí el ánimo de discernir sobre, ni es, tampoco, el lugar para, discutir el asunto, solo dejar en claro que estas ideas y conceptos son y serán altamente influyentes en el mundo contemporáneo y futuro, y que, a su vez, ha dejado al ámbito técnico con nuevas y formidables herramientas de trabajo y desarrollo. Sin embargo, mientras que la ciencia y la filosofía han tenido impactantes cambios, tantos, y tanto más profundos, se verificaron durante el período en el área técnica y tecnológica, lo que deja un nuevo campo de investigación teorética aún inexplorado - dado que la filosofía se ha 6 dedicado marcadamente a la ciencia- sobre sus particularidades y especialidades. Sobre su influencia en el mundo moderno. Sobre su forma de trabajo, progresión y estructuración práctica, los cuales no encajan en los postulados más reconocidos de las primeras, y cuyo advenimiento produjo y produce un ingrediente de peso pertinente y sustancia suficiente como para no poder ser ignorado en la conformación del pensamiento actual, so pena de quedar desarticulado y desajustado.(1) Intentaremos insertar todo este complejo universo dentro del marco de la Arquitectura actual, de forma que sean nociones que permitan ampliar más su visión y abrir nuevas posibilidades, en el entendido de poder responder más eficazmente a sus responsabilidades e incumbencias.(2 y 3) El notable avance científico, filosófico y técnico del humanismo implico un extraordinario estimulo en una suerte de retroalimentación cultural. Lo mismo debería de suceder hoy pues las condiciones son inmejorables. Puede, sin lugar a dudas, trazarse un paralelismo entre aquellos y estos días. Sin embargo, la Arquitectura no ha sido influenciada mayormente por todo esta masa intelectual de enormes proporciones y vastas proyecciones en continuo crecimiento. Tampoco las nuevas formas de sentir y pensar han gravitado, como un elemento que pueda estimular su propia y necesaria evolución, ni en el campo conceptual ni en la práctica misma. La situación es muy demandante pues, a pesar de que por un lado, como dijimos, las posibilidades se amplían, por otro, las condiciones mundiales se complejizan. No queda oculto para nadie la aceleración del desarrollo global humano en el último siglo. Tampoco que este desarrollo tiene facetas que implican situaciones de alerta con respecto a posibles o probables derivaciones. Desde el crecimiento demográfico a la ampliación y expansión de la tierra ocupada por el hombre, desde el aumento de la producción industrial al problema del reciclado de desechos. A pesar de esto y teniendo en cuenta todo lo que se ha venido debatiendo en los últimos años,(4) es bueno dejar en claro que ni presentaremos aquí una postura alarmista, ni entraremos en la polémica, puesto que si el desarrollo resuelve todos los problemas, y nosotros estamos inmersos en el, deberíamos entonces resolver estos, a los cuales el propio desarrollo nos ha enfrentado, en vez de gastar energía en discusiones estériles y absurdas. Por otro lado la responsabilidad de la comunidad global no debería estar influenciada por el miedo, herramienta usada muy comúnmente para el control y manipulación de los ciudadanos desde larga data y en todas partes del mundo (lo que parece ser utilizado y promovido últimamente (1) La tradicional dirección aceptada de penetración de las ideas -ciencias puras, ciencias aplicadas, cuerpos técnicos, masa socialpuede quedar desvirtuada. Internandonos en la tesis que sigue a continuación, podríamos llegar a imaginar que, incluso, invertida. Si hablamos de los conceptos de auto-organización sería posible llegar a argumentar que, muchas veces, las teorías científicas surgen de formas de pensar ya maduras en el cuerpo social; pero tal nivel de discernimiento rebasa los alcances y cometidos de este ensayo. (Ver autoorganización en Capítulo 5 y Apéndice 3) (2) Basarse en un enfoque exclusivamente “científico” tiene sus peligros y limitaciones, más aún si ésta es entendida en el sentido “clásico”. Ver, por ejemplo, John Dupre,Human Nature and the Limits of Science,Clarendon Oxford University Press, 2001 (3) Del mismo modo, hacerlo sobre un punto de vista privativamente tecnológico, también. Ver Merritt Roe Smith and Leo Marx, Editors,Does Technology Drive History?: Dilemma of Technological Determinism, Massachusetts Institute of Technology,1998 (4) Calentamiento global sí, o calentamiento global no, esa es la cuestión. Una gran parte de la comunidad científica dice que la enorme cantidad de CO2 liberado como resultado de la combustión de combustibles fósiles,(de la cual los edificios son responsables de la mitad), entre otras cosas, tiene profundas consecuencias en la temperatura planetaria. Como ellos dicen, el calentamiento global tendrá catastróficos 7 resultados en el futuro cercano. Por supuesto existe lo opuesto; cierta parte de comunidad contradice con que no tenemos hoy el nivel de conocimiento para comprender o discernir si estos verificados cambios son causados por el ser humano o corresponden con oscilaciones naturales de la temperatura como ha sucedido anteriormente. Como veremos más adelante, si nosotros tomamos en cuenta ciertos umbrales de integración, no influiremos sobre los valores de CO2 atmosférico; quedaremos consecuentemente y sencillamente fuera del asunto y no inmersos en la discusión. (El enfrentamiento también se ha ejemplificado como una guerra entre los llamados maltusianos y cornucopianos, o entre los apocalípticos y los partidarios del crecimiento infinito) por ciertas ramas de la industria para su propio beneficio económico), ni por el libertinaje de que aquí no pasa nada, y sí estimulada por la actitud de colaborar positivamente y comprometidamente con la situación contemporánea y futura del medio en el que vivimos. Si la acción del hombre ha tenido y tiene efectos nocivos sobre el planeta, deberemos primero que nada modificar su forma general de actuación, que implica necesariamente cambiar su forma de pensar y apropiar (lo que no es, ni será, de un día para el otro), más que las acciones en sí mismas (sin dejar de hacerlas por supuesto), para, entonces sí, actuar en consecuencia y no en correspondencia. Es decir, accionar sabiamente en vez de alocadamente a través de una modo de ver y sentir aún comprometido con los efectos perniciosos. El enfoque que atenderemos, en conclusión, estará destinado a crear una perspectiva aceptable a largo plazo. Todo este universo nos enfrenta hoy, al mismo tiempo, a una Arquitectura mundial conceptualmente estancada. Las grandes ideas de la Arquitectura Moderna, aunque ya obsoletas, siguen vigentes. Para comprobarlo alcanza con ver la producción arquitectónica global actual. No es que muchas cosas no se hayan dicho en los últimos 100 años. Hemos visto un montón de manifiestos, un montón de estilos, un montón de buena Arquitectura y un montón de frivolidad. Pero todo ha pasado. Mientras tanto, vemos hoy algunos ejemplos que intentan posicionarse como la “nueva gran Arquitectura” pero apenas los tocamos, se caen en pedazos. Parecen más, extrañas criaturas decimonónicas, ineficientes e ineficaces (y una muestra más de los gastos sin sentido en que incurre el primer mundo) que Arquitectura en franca evolución. Siempre se ha dicho que la Arquitectura debe de estar acompasada a su tiempo. No es este, hoy, el caso. Es viable (más de moda en estos días es decir “sustentable”) este universo? No. A través de la ideación que sigue a continuación se intentará resolver varios de los tópicos incontestados más importantes de la teoría y práctica arquitectónica actual. El primero de ellos: Cómo integrar el problema de la complejidad? Los Maestros del Movimiento Moderno promovieron con todas sus fuerzas la simplicidad como el objetivo central del diseño arquitectónico. Sin embargo las cosas parecen ir en sentido opuesto. Es posible explicar esta dicotomía? La segunda: Tiene lógica la tendencia a la homogeneidad verificada en el quehacer arquitectónico a lo ancho y largo del globo? Esta particularidad nos lleva hoy a encontrar soluciones idénticas en espacios y lugares diametralmente distintos, lo que parece a priori y se confirma a posteriori como una situación absurda. Es posible evitarlo? Y la tercera y sin ninguna duda la más dramática según lo que ya hemos 8 empezado a esbozar: Cómo resolver el problema de la contaminación debida a la producción y acción edilicia? Desde que el volumen de la masa construida tomo cierta relevancia, ésta ha conocido tres etapas. La contaminación interna de las pequeñas ciudades de los siglos pasados; la proyección hacia el exterior de las áreas urbanas de esta contaminación en las ciudades con mayor volumen de fines del siglo XIX y principios del siglo XX; y la contaminación global generada por la Arquitectura de los últimos 60 años. Responder a lo anterior implica además contestar: Que hacer con el largamente conocido y nunca resuelto problema del llamado sprawl?(5) El continuo incremento y expansión del área construida, debido no sólo al aumento demográfico y cambio de organización socio-económica, sino también al crecimiento de la riqueza global, que ha conllevado un impresionante desarrollo de la industria de la construcción, es una faceta actual que debemos entender y atender. Obviamente esto definirá una nueva forma de ver la Arquitectura y el Urbanismo. No creo que a ningún partidario del crecimiento ilimitado, a pesar que viera posible que la construcción siguiera extendiéndose hacia otros mundos, se le ocurriría sostener que pudiera ser viable y además agradable, un planeta Tierra o enteramente edificado o completamente contaminado. La cifra de superficie devastada anualmente por el crecimiento mencionado es globalmente de 167.558.- km2, 7 veces más que el área selvática quemada en la Amazonia en el mismo período.(6) El problema de la Amazonia y la quema de bosques es un escándalo mundial y culpamos al tercer mundo por su incapacidad para manejar el problema. Mientras tanto, el área devastada debido al avance de la construcción es un problema del que no se habla ni está cuantificado, salvo en algunos pocos países del mundo. Somos los cerebros de la industria de la construcción y no hacemos lo que deberíamos, es decir, ocupamos del asunto. No hay duda, el actual modelo desarrollista está obsoleto. Tampoco hay duda alguna que costará mucho cambiarlo. Habrá llegado el momento de empezar a pensar en la transformación hacia la adultez de la evolución social humana? En las páginas siguientes usaremos muchas veces la naturaleza como ejemplo. No será la primera vez; ésta ha sido el eje central de la investigación del hombre a lo largo de su historia. Pero agregaremos aquí dos factores. Por un lado y en buena parte, han sido las ciencias naturales y en particular la biología y la ecología las que, no sólo han germinado sino también fomentado la teoría de sistemas y redes. Por otro, se podrá discutir en más o en menos, si no es hoy será mañana, pero es indudable que, la naturaleza entendida como el planeta todo, de seguir la tendencia actual, se encontrará, si ya no es hoy, en situación comprometida. Y no (5) Usaremos generalmente la palabra inglesa sprawl para referirnos a la expansión de área urbana pues es más específica. (6) The Earth Institute at Columbia University, a estimado que el área construida total alcanza aproximadamente el 3% del total de la tierra planetaria (GRUMP [Global urban Rural Mapping Project] www.earthinstitute.columbi a.edu/news/2005/story0307-05.html.) o sea 4.468.200 km2. El incremento anual del área construida puede estimarse en 3.75% que resulta de la suma del aumento anual de población mundial urbana (1.85% actualmente. (Population Division of the Department of Economic and Social Affairs of the United Nations Secretariat, World Population Prospects: Revision and World Urbanization Prospects: The 2009 Revision)) más la caída de la densidad urbana estimada en 1.9% (Shlomo Angel, Stephen C. Sheppard and Daniel L. Civco, With Robert Buckley, Anna Chabaeva, Lucy Gitlin, Alison Kraley, Jason Parent, and Micah Perlin, The Dynamics of Global Urban Expansion,Transport and Urban Development Department,The World Bank, 2005 estimaron el valor en 1.7% para países en desarrollo y 2.2% para países desarrollados. El cálculo es hecho para ciudades de más de 100.000 habitantes). 9 justamente por cómo es explotada sino esencialmente por cómo es interpretada. Internándonos en la composición teórica que sigue a continuación iremos encontrando algunas interesantes conclusiones. Una es que la clásica diferencia entre las cosas y la naturaleza -artificialia se hace, naturalia se encuentra- irá esfumándose ante nuestros ojos hasta llegar a descubrir que, en realidad, no sólo son lo mismo, sino que, tanto o más importante, podemos hacerlos lo mismo. La segunda es que ciencia y técnica irán convergiendo hacia un espacio común, en una natural tendencia que surge de las notables propiedades de los últimos instrumentos tecnológicos y de la urgencia por resolver, conjuntamente y útilmente para la comunidad global, muchos de los temas tratados en las páginas siguientes. En última instancia, la típica y popular separación entre arte y ciencia irá desvaneciéndose hasta el punto de hacerse solo reconocible como dos caras de la misma moneda. En efecto, no existe arte sin un enfoque científico del mismo modo que no existe ciencia sin creatividad artística. Y no es la tecnificación una forma de limitar a la primera como fue la tendencia típica del pensamiento predominante de la segunda mitad del Siglo XX sino que es justamente lo opuesto, el camino para desarrollarla y potenciarla. Con el ánimo de la simplicidad y el empeño de la brevedad, hemos reducido varios temas a su mínima expresión. En particular, el contexto cultural del siglo pasado se dividió en dos etapas, la primera como continuidad de posturas de siglos anteriores y la segunda como sustento de los lineamientos que proponemos a futuro, a pesar de que no pueda establecerse con precisión en qué momento este cambio se produce, ni definirse a satisfacción las etapas donde una u otra postura tuvo o tiene mayor incidencia, pues éstas, hasta opuestas visiones, han estado coexistiendo a lo largo de todo el período. Sin embargo, para ser consecuente con los pronunciamientos más adelante explicitados, no podemos dejar de aclarar que vemos a la evolución histórica como un proceso complejo, continuo pero fluctuante, en donde cada instante comunica el pasado con el porvenir, ponderando que puedan identificarse puntos de inflexión o inestabilidad que incidan en éste y que las oscilaciones dependen de la distancia de la perspectiva. El significado de “evolución” utilizado no conlleva conceptualización alguna sobre las cavilaciones típicas del siglo pasado, de si existen metas últimas o el futuro es casual. Ni una cosa ni la otra. Ni existe un camino predeterminado ni lo ulterior es aleatorio, sencillamente depende del conjunto de pequeños pasos que el hombre da constantemente, individual y colectivamente, para construir su propio futuro; con la convicción de que la cabal comprensión de los pasados dará proyección a los futuros, sumado al convencimiento de que, si existen metas, sólo se materializan en tiempo presente: hacer mejor el porvenir; y que este multitudinario esfuerzo, compuesto de infinidad de aportes individuales 10 coordinados (como mínimo, relacionados culturalmente) y comprometidos, señala un rumbo, por sobre los des norteados caminos actuales que conducen a ningún lado. Las orientaciones aquí sustentadas están introducidas con el fin de influenciar en una práctica arquitectónica actual disgregada, desacompasada y estéril, de forma de promover, transformar y obtener resultados beneficiosos y productivos, sino los más, para el conjunto de la comunidad global, actual y futura. Por lo tanto, el hincapié está dado en proponer más que en analizar (aunque lo uno es imposible sin lo otro) un continuo devenir, donde los conceptos están entremezclados y las posiciones son muchas veces contradictorias, no solo entre ellas, sino también dentro de ellas (pues estas inherentemente contienen el nexo temporal, hacia atrás y hacia adelante) sin un balance que se haya concedido la óptica de una indispensable decantación. Añadido a esto, las posturas e interpretaciones mantenidas no tienen el propósito de ser sino de convenir, por lo que no tienen un valor absoluto sino condicional (lo que de por sí ya habla mucho de sí), estimuladas porque en la necesidad y el afán de formular, tendrá indudablemente más peso el hacer adecuadamente que el ser absolutamente. En línea con lo anterior, tendremos un enfoque consciente y verdaderamente subjetivo, sobre como interpretamos la situación actual y como debería transformarse ésta, despegándonos del estilo utilizado en los últimos tiempos, artificioso e irreal, de descripción de los hechos en forma apática, fría y desapasionada, en tercera persona, como una realidad “pura” y externa al analista, que “presenta” a éstos desde afuera con una absoluta “objetividad”, ajena y distante. El tratamiento será, por tanto, subjetivo y conveniente. Subjetivo por aceptar que los hechos no existen fuera de nuestra experiencia; conveniente porque, a partir de esto, podemos modificarlos en nuestro favor y, en particular, en favor de la comunidad global. Para la construcción de una teorética de tales características, nos fue imposible evitar introducirnos en ámbitos científicos y epistemológicos, obligados por la necesaria integración y asociación de conocimiento, sólo para descubrir que la disgregación de éste, no se encuentra unicamente dentro de una esfera del saber, sino también entre distintas áreas; y cuyas causas podrán estar o no radicadas en, pero con probabilidad suma, relacionadas con la metodología mecanicista. Así, mientras advertimos que la epistemología de moda es no acumulacionista, la técnica y en particular muchas ramas del diseño técnico y tecnológico, se mueven dentro de terrenos donde la acumulación de conocimiento previo es esencial para las decisiones sobre cambios progresivos, es decir, donde existe una sucesión más o menos secuencial y direccional de pasos concatenados, y donde las transformaciones no se deben, por supuesto, muchísimo menos que a una no acumulación, a mutaciones de orden 11 aleatorio, ni nada que se le parezca, aunque extrañas y sumamente esporádicas casualidades pudieran hallarse. Usaremos un lenguaje lo más llano posible, intentando no caer en nociones altamente complejas o rebuscadas y permitiendo, entonces, una lectura clara y accesible, dejando de lado penetrar más profundamente en ciertos conceptos que harían a esta engorrosa y difícil; pero, al mismo tiempo, dejando líneas de posible profundización. Por último, hemos dividido la argumentación en 6 partes. No es que no nos podamos despegar del modelo mecanicista, lo que pude ser parcialmente cierto, sino que también supusimos que conllevaría una mejor comprensión, dado que el lector estará más acostumbrado a esto. Pero a poco comenzar, irá descubriendo que las consideraciones y deducciones están todas interrelacionadas entre sí. Así es. No es posible concebir una Arquitectura Sistémica si no se piensa que esta debe ser Adaptada, del mismo modo que no se puede hablar de de una Arquitectura Libre sin que esta sea, a su vez, Evolutiva. Con análogo sentido, que sea Inclusiva, implica, que sea Diversa. Esto es, como debería proceder, la Arquitectura de hoy en día. 12 La Arquitectura debe ser Libre! A lo largo de la historia, las creaciones humanas han sido siempre condicionadas; en el siglo veinte debido a interés político; precedentemente, debido a control religioso; antes y después, como resultado de la censura académica. A pesar de que no existe una explícita declaración que la incluya como derecho humano,(7) la libre creación humana es, indiscutiblemente, uno de ellos. Debemos entender que la creatividad es el motor de la evolución cultural.(8) No es conveniente olvidar que, no solo con ella se han hecho los grandes pasos de la historia de la humanidad, sino que también, con su estimulo, se han dado los pequeños. También es cierto que, en muchos casos, se la ha intentado amordazar. Todos hemos escuchado historias sobre pensamiento creativo frenado y demorado por el status quo u otros intereses. Siempre decimos “estas cosas no deberían de pasar más” pero las historias se siguen repitiendo y el círculo vicioso nunca termina. En Arquitectura, como parte de la cultura humana, sucede lo mismo. Ésta ha estado manipulada por factores de poder pero, en este caso, especialmente incrementado, pues el propio poder ha usado a la Arquitectura como su representación icónica. Y a veces, los arquitectos han usado esta característica particular para convenir con el aparato dirigente. Pero no sólo el establishment influenció y controló la Arquitectura. Desde el tiempo que existe un conjunto de reglas formales predefinidas, a las cuales los edificios deben responder, la Arquitectura es controlada también, por los arquitectos. Yo llamo esta condición “control académico”. Sin embargo, esta circunstancia no surge fuera del ámbito cultural en la cual está inserta. El conjunto de reglas formales predefinidas no existe en el mundo “per se“; sino que, es parte de todo una completa forma de pensar dentro de una era característica. Ésta ha sido llamada “determinista”. (7) Sorprendentemente no está incluida en la declaración universal de derechos humanos de la ONU; a pesar de que se nombre la libertad de pensamiento. (8) Henri Bergson desarrolló una teoría a principios del Siglo XX, como una alternativa la visión darwiniana, donde “Élan vital” que puede ser entendido del mismo modo que el natural impulso creativo de la humanidad, es el motor de la evolución biológica. Henri Bergson, L'Evolution créatrice, 1907. Puede ser vinculado con las actuales teorías evolutivas que anteponen el mecanismo de la novedad, ver: Brian Hall, 2003. Evo-Devo: evolutionary developmental mechanisms.Int. J. Dev. Biol. 47: 491-495 y Scott F. Gilbert. 2001. Ecological Developmental Biology: Developmental Biology Meets the Real World. Developmental Biology 233, 1–12) Por qué? Porque en un mundo determinista, donde la teoría científica tiene el valor de “verdad inmutable”, las leyes que la gobiernan son atemporales y no existe el concepto de “evolución”, la Arquitectura es un todo estático, gobernado por un conjunto de reglas formales pre impuestas y predefinidas, a las cuales los edificios deben responder, llamadas “estilo” el cual tiene el valor de “verdad inmutable”. (Es claro que aquí la palabra “estilo” es entendida en su sentido más restrictivo, es decir, como el conjunto de reglas formales preestablecidas incambiadas 13 en un periodo de tiempo las cuales deben seguirse para obtener un resultado artístico exitoso.) (9) Para ver la filosofia determinista consultar: René Descartes, El discurso del Metodo,1637. Gottfried Leibniz, Discourse of métaphysique, 1686. Spinoza, Principios de la filosofía de Descartes. Pensamientos metafísicos, 1663.Isaac Newton, Philosophiae naturalis principia mathematica, 1687. Arthur Schopenhauer, On the Fourfold Root of the Principle of Sufficient Reason, 1913 Ver También: Robert Bishop and Harald Atmanspacher Editors, Between Chance and Choice: Interdisciplinary Perspectives on Determinism, Imprint Academic, 2002. (10) Para ver un compendio e introducción a la teoría y metodología arquitectónica en el mismo período puede verse Bernd Evers,Christof Thoenes,Kunstbibliothek, Architecture Theory, from renaissance to the present, 89 Essay on 117 treatises, Tachen 2003. Puede, a partir de este compendio consultar directamente a todos y cada uno de los Arquitectos autores de estos ensayos y tratados. También existen infinidad de estudios sobre el tema como el de Hanno- Walter Kruft, A History of Architectural Theory , from Vitruvius to the Present, Princeton Architectural Press, 1994. Para ver la complejidad de la relación entre el pensamiento de una época y la creación de edificios puede consultarse al notable ensayo de Erwin Panofsky, Gothic Arquitecture and Scholasticism, Latrobe, PA: Archabbey Press, 1951.También puede consultarse a las clásicas El desenlace de las obras arquitectónicas, en la era “determinista”, queda acotado entonces, a un producto previsto y previsible. Previsto, porque la obra cumplirá con los formalismos impuestos, previsible, en tanto y en cuanto la metodología de diseño promueve un final delimitado.(9)(10) Es indudable que esta forma de ver termina promoviendo una separación entre Arte y Ciencia, pues las producciones que podrían tener valoración artística quedan cercados por un resultado formal reducido y un mecanismo intelectual de producción reducidor que intenta justificar y supone aproximar al resultado esperable. Y esta separación puede ser entendida tanto por su falta de libertad, como por la imposibilidad de que todos los productos que cumplieran con las supuestamente infalibles disposiciones estilísticas y metodológicas accedan a un real valor artístico. (Esto abre dos interesantes cuestiones: Será que por ese motivo le demos hoy más valor artístico justamente a los autores que se animaban a romperlos? Al mismo tiempo, habrá una innata e inmanente búsqueda de la libertad en el hombre?) Hoy podemos entender que estas disquisiciones más que estar asociadas con la “cientificidad” de los procedimientos metodológicos, con la “inmutabilidad” de las relaciones de proporción o con el “indiscutible” valor “artístico-estilístico” de la teoría predominante, sostenido por sus defensores, lo estaban al completo pensamiento y modo de sentir de toda una época. No demás está decir que el nombre “determinista” no tiene nada que ver con la “determinación” o “predeterminación” a que estaba circunscrito el resultado arquitectónico, sino que surge de la característica de las leyes científicas de la época, que “determinaban” con exacta precisión las condiciones particulares de la materia en un momento dado, aunque notablemente y no tan notablemente, se ajusta perfectamente. La correlación es exacta. visiones de los críticos Modernos como la de Sigfried Giedion, Space, Time and Arquitecture, The Growth of a New Tradition, 1969 o Kenneth Frampton, Historia Critica de la Arquitectura Moderna, Gustavo Gili, 1993. Frampton, con su regionalismo crítico, abre una línea de pensamiento, aunque aún asociada a la concepción Moderna y por tanto también centralista, que apunta a una validez de la experiencia regional. 14 (11) Puede verse este concepto emparentado con la teoría que Tomas Kuhn desarrolla en The strucutre of scientific revolutions, University Chicago Press 1962, para ver una crítica ver (39) La consecuencia ha sido períodos de tiempo donde la Arquitectura sigue al “estilo”, luego una relativa corta fase de cambio y luego otro “estilo” i n s t a u r a d o . ( 11 ) E s b u e n o r e m a r c a r q u e , teóricamente, dentro de un lapso donde un determinado estilo tiene suceso, el tiempo no cuenta.(12) Si analizamos estos tiempos de cambio, veremos arquitectos enfrentándose y defendiendo uno u otro estilo como fue realmente común en el Siglo XX, diciendo, “la Arquitectura debe ser como esta porque es mejor” o “como esta no, como la otra, porque es mejor que cualquier otra”. En los últimos 100 años, muchas revistas de Arquitectura aparecieron para sustentar estos puntos de vista. Análisis desinteresados no están entre los testimonios. Es interesante notar que los argumentos están basados más en el alcance formal que en necesidades técnicas. Sin embargo, como la discusión está centrada precisamente, en estas reglas formales, que se quieren imponer o se intentan revertir, son coherentes con la línea de pensamiento de la época.(13) (12) El concepto de atemporalidad o inexorabilidad (o irreversibilidad) del tiempo son esenciales en las eras deterministas e indeterministas respectivamente, para verlo ampliado puede consultarse Prigogine, Ilya (1961). Thermodynamics of Irreversible Processes (Second ed.). Prigogine, Ilya, "Time, Dynamics and Chaos: Integrating Poincare's 'Non-Integrable Systems”, Center for Studies in Statistical Mechanics and Complex Systems at the University of Texas-Austin, United States Department of Energy-Office of Energy Research, Commission of the European Communities (October 1990) Por otro lado es bueno recordar que la Arquitectura (13) Ver Ulrich Conrad, Programs and manifestoes on 20th-Century architecture, The Mit Press, Cambridge, MA, 1971. También se ha usado como justificación ciertas interpretaciones de la ciencia para definir valoraciones artísticas. Ver por ejemplo Alberto Pérez Gómez, Architecture and the Crisis of Modern Science, Cambridge, MA: MIT Press, 1983. Alberto Pérez Gómez sostiene que las limitaciones de la propuesta Racionalista se deben a la imposibilidad de derivar valores artísticos y en particular “metafóricos” en la Arquitectura a través de un método embebido en la certeza “científica” consecuente con el enfoque positivista de la Ciencia “Moderna” a partir de 1800. Si bien la postura de Pérez Gómez se basa en la diferencia entre dos etapas del período clásico o determinista, (al último de los cuales Pérez Gómez llama “Moderno”), que hoy podemos entender como una unidad, y que con su clásico modo mecanicista deja poco margen de acción a la “metáfora” (terminaba siendo en realidad mera decoración, como bien lo entendieron los racionalistas), no hay que olvidar el hecho que ésta es eliminada arbitrariamente en el ámbito metodológico del Racionalismo, con el fin de admitir solo la metáfora de sí mismo (de absoluta lógica determinista). En otras palabras, la metodología Racionalista es en sí solo un mecanismo de delimitación, de atribución absoluta y alcance universal, inventado con el único fin de autoreferenciarse, del mismo modo que anteriormente rigió un mecanismo histórico-referencial. Lo que es claro es que ambas se apoyan en la verdad como valor esencial de su argumentación. El Racionalismo sobre el concepto de “verdad a través de la objetividad técnico-científica” las anteriores sobre el concepto de “inmutabilidad de la cualidad de la proporción en términos absolutos” u otros. Pero el universo posmodernista de Pérez Gómez es también positivista; con el respaldo “infalible” de la “objetividad” crea una interpretación de la historia de la ciencia con el fin de descubrir las limitaciones del racionalismo y, al mismo tiempo, allanar el camino a la justificación de la metáfora históricoestilística. Es bueno recordar que ni la Arquitectura ni el Arte tienen la obligación de ser metafóricos. Y mucho menos históricometafóricos. Y menos aún, que estas referencias estén basados sólo en aspectos decorativos. (Los conceptos de proporción y conformación espacial, son generalmente similares en el racionalismo que en épocas anteriores) Y, si bien es cierto que el racionalismo ve a la metodología como un conjunto de reglas operacionales donde el técnico no tiene libertad de discernimiento (tampoco lo tiene en estilos anteriores), también lo es que los objetivos técnicos no son de por sí anti-artísticos ni mucho menos (son, en realidad, todo lo contrario), a menos que se entienda, o se pretenda, que el valor artístico se encuentra exclusivamente en proposiciones históricoestilístico referenciales. Lo que, por otro lado, es absolutamente subjetivo. George Kluber propuso en George Kluber, The Shape of Tim: Remarks on the History of Things, Yale University Press, 1962, una interpretación alternativa de la historia del Arte y de la Arquitectura a la comúnmente basada en sucesión de estilos, donde incluye el problema de la complejidad e indeterminación utilizando ciertos paralelismos con la evolución biológica. 15 esta dentro de un mundo y no puede apartarse de su propio entorno. Sin lugar a dudas, estas características especiales no han sido sólo de ella, sino del universo cultural del cual estuvo rodeada. Como Kuhn ha mostrado, esta dinámica ha sido típica en el área científica y política pero, si miramos para atrás, podemos ver que además también ha sido una característica común en muchos ámbitos de la cultura humana. Esta forma de avance y cambio ha mostrado además una gran inercia, desde que se mantiene como elemento inconfundible en variados ambientes de la cultura. más allá de que persista más en unos campos que en otros. El caso que nos ocupa, el de la Arquitectura, ha mantenido esta forma de transformación incambiada, lo que, como veremos más adelante, la hace quedar relegada con respecto a otras áreas culturales, incluidas algunas relativas al diseño. Aquí nos centraremos en el aspecto estrictamente técnico-metodológico de los criterios de diseño dejando para después, la influencia que todo esto tiene en los procesos evolutivos. . Para mostrar que, si entramos en un problema arquitectónico, esta forma de pensar no es nada útil, es posible hacer una sencilla demostración. Imagine el conjunto de puntos que conforman cualquier espacio (figura 1 Figura 1a. a y b) (pido disculpas por la convencionalidad de determinar los bordes planos y el espacio cubico pero debemos aceptar que en la mayoría de los casos el espacio arquitectónico donde trabajar es prismático). Hace un siglo y aún hoy (debemos agregar que estos conceptos son mantenidos en multiplicidad de ámbitos académicos) se dijo que los edificios deberían tener una “forma pura abstracta” como es ejemplificado en la imagen (a) debido a significaciones e implicaciones morales, 16 económicas y funcionales. Como la Arquitectura estaba estancada en ese tiempo, los conceptos fueron un punto de partida para salir adelante, a pesar de que desde la perspectiva de hoy, estas ideas aparezcan como muy limitadas y restrictivas. Usted podría preguntar: porque no puedo usar otros puntos del espacio o cualquier otro conjunto de puntos que sean más adecuados para resolver mi problema arquitectónico? Por supuesto, usted puede. (De suponerse que alguien dijera “el conjunto de puntos que define el prisma es el espacio disponible” podremos responder que este es un argumento más especulativo que arquitectónico.) Figura 1b. La limitación espacial resultante de posturas apriorísticas se manifiesta en la imagen a o b Como ejemplo opuesto (b) la comunidad arquitectónica ha escuchado decir en estos tiempos que “la nueva Arquitectura” debería usar superficies paramétricas porque estas tienen “mayor integración interna y adaptación externa”(note la clásica regla formal) y adicionalmente, este es “el nuevo gran estilo después del modernismo”(14) (obviamente, la regla formal define un “estilo”)(no voy a discutir si la palabra “estilo” tiene sentido en el mundo actual de la Arquitectura o si está “demodé” usando la misma forma de pensar). Más importante aquí es decir que es muy difícil probar que “la mayor integración interna y adaptación externa” en una composición arquitectónica viene de una superficie creada por una (14) Patrik Schumacher director/socio Zaha Hadid Architects in Zaha Hadid Catalog, Barbara Cappochin Exhibition, 2010, pág. 21 17 ecuación matemática definida para ser útil en el desarrollo de cálculo computacional grafico. (Si fuera cierto, supongo que no se necesitarían ni diseñadores ni arquitectos). Mientras dejamos a sus patrocinadores intentar probar tal complicada aseveración, nosotros seguiremos planteando la misma pregunta: Porqué no puedo usar otros puntos del espacio o cualquier otro conjunto de puntos que sea más adecuado a mi problema arquitectónico? Por supuesto, usted puede. Las figuras muestran que usar un conjunto de puntos definido “a priori” sólo transforma el espacio disponible en un conjunto menor reduciendo las posibilidades y en consecuencia, complicando y dificultando el desenlace. La solución será más estructurada debido a que debemos optar por un conjunto preestablecido. Es remarcable que lo último es cierto siempre que exista un conjunto predefinido, sea cual sea. En un mundo indeterminista donde ciencia y técnica tiende a evolucionar(15) a través de un proceso complejo, continuo y fluctuante, donde la transformación se sustenta en el aumento de la cantidad de conocimiento y se proyecta en la necesidad de readecuación progresiva de éste, hacia conjuntos conceptuales y dispositivos de mayor utilidad y superior eficiencia, incluyendo adaptación taxativa y valoración circunstancial,(16) y donde la temporalidad o irreversibilidad, en el (15) Generalmente existen dos acepciones de “evolución”. La primera, usada comúnmente en la cultura general como: proceso de desarrollo de las cosas o de los organismos o transformación de las ideas y de las teorías, por medio del cual pasan gradualmente de un estado a otro (especialmente más avanzado o maduro). La segunda, usada en ámbitos de la biología y también filosofía como sinónimo de la interpretación darwiniana (“darwinismo” o “neodarwinismo”) de la evolución. Aquí usaremos la primera, con las salvedades establecidas en la introducción. (16) La relación utilidadeficiencia puede tener distintas apreciaciones. A la afirmación de que es útil ser eficiente o que la utilidad conlleva eficiencia, le es oponible que a veces es útil no ser eficiente o que ser eficiente no implica utilidad. Sin embargo, puede convenirse que ambos conceptos están emparentados. Es difícil encontrar situaciones en que no aparezcan asociadamente y más aún, cuando lo hacen en sentidos opuestos, la eventualidad puede catalogarse de indeseable o absurda, por ejemplo cuando se es eficiente en algo inútil o cuando se es útil con algo ineficiente. En casos extremos, la disociación queda salvada cuando se integra el concepto de adaptación (podría aducirse que es inútil ser hiper eficiente porque se es inadaptado). También es posible insistir con algún tipo de pensamiento circular. Por ejemplo, que alguna Arquitectura ineficiente es exitosa y, por tanto, contiene cierta dosis de utilidad. Más allá de la valoración que sobre la “utilidad” se tenga, es consecuente afirmar que la ineficiencia relativa se transforma inmediatamente en absoluta, una vez que el “éxito” se diluya. En este capítulo prestaremos atención al concepto de “utilidad”, en el siguiente al de “eficiencia”. Si bien los dispositivos son evaluados en ambas categorías, las ideas son generalmente estimadas en la categoría de utilidad, llamándosele, en este caso, a la eficiencia, simplicidad. La utilidad generalmente está basada en cuatro consideraciones, la simplicidad, la practicidad, la precisión y la conveniencia, valoradas en su conjunto. Para las ideas, muchos pensadores del siglo XX, de diferentes escuelas y hasta opuestas posiciones, y no sólo los pragmáticos, han tenido o tendido, a posiciones afines a esta noción. El valor de la simplicidad en conceptos, teorías e ideas fue establecida con insistencia en la época del positivismo. “El objetivo que (la ciencia física) se ha fijado es la expresión abstracta de los hechos de la forma más simple y económica”, ver Ernst Mach, On the Economical Nature of Physical Inquiry. p186–214. On Lectures in Popular Scientific Lectures, 1898. William James sostenía que la verdad era absolutamente dependiente de su utilidad, ver William James, The Meaning of Truth: A Sequel to "Pragmatism",(1909) Cambridge MA: Harvard University Press, 1975 o Pragmatism: A New Name for some Old Ways of Thinking, (1907) Cambridge MA: Harvard University Press, 1975. ““La verdad”, para exponerlo brevemente, es sólo el expediente en el camnio de nuestro pensamiento, como “lo correcto” es sólo el expediente en el camino de nuestra conducta. Expediente en casi cualquier modo; y expediente en el largo plazo y en el total, por supuesto.”(pág. 106) “Cualquier idea sobre la cual podemos viajar...;cualquier idea que nos llevará prósperamente desde cualquier parte de nuestra experiencia a cualquier otra, enlazando cosas satisfactoriamente, trabajando seguramente, 18 salvando mano de obra; es verdad por ésto tan solo,verdad en la medida de su progresión, verdad instrumentalmente.” (pág.34) También puede citarse el “instrumentalismo” entre los cuales puede mencionarse a Tomas Kuhn en The structure of scientific revolutions, University Chicago Press, 1962 ya citado. Es bueno agregar aquí una de las más conocidas frases de Willard Van Orman Quine, “....desde el punto del fundamento epitemológico los objetos físicos y los dioses difieren sólo en grado y no en género. Ambos tipos de entidades entran en en nuestra concepción sólo como postulas culturales. El mito de los objetos físicos es epistemologicamente superior pues ha probado ser más eficaz que otros mitos como recurso para trabajar una manejable estructura dentro del flujo de la experiencia.” Willard Van Orman Quine, Two Dogmas of Empiricism. From a Logical Point of View. Harvard Univ. Press. 1953. Desde el punto de vista técnico, las cuatro consideraciones son obvias pues nadie optaría por un dispositivo más complicado o menos práctico, a no ser que existieran extrañas o estrafalarias argumentaciones, muchas veces de corte artístico, tema que estamos ahondando en el texto principal. La precisión deriva no solo de que el dispositivo conlleva un rango de exactitud que le es inherente a sus peculiaridades básicas sino que, al mismo tiempo, el campo conceptual que le aplica es escogido también en función de la precisión requerida. Por último, no sólo es a través de la conveniencia que se define si una idea o dispositivo es útil, sino que ésta también establece el sustento conceptual que más se adecua a los fines técnicos perseguidos, sin reparar en otra cosa que no sea su precisión y practicidad taxativa. Es decir, sin siquiera evaluar su nivel de aceptación o penetración en el mundo social. Ver también (28) y (39) universo, en los procesos evolutivos naturales y en las progresiones tecnológicas es esencial, la Arquitectura debería ser vista como “un libre y continuo proceso evolutivo” donde una composición es el resultado, previsible o no, de un proceso técnico-intelectual que debería responder al conjunto de necesidades, particulares y generales, en una situación dada. Bien, aquí hemos hablado de dos procesos simultáneamente. Por un lado la evolución de la Arquitectura como un todo, por otro la sintaxis de un caso particular, es decir, la de una composición arquitectónica aislada. Sin embargo, es bueno notar que si entendemos a la Arquitectura como “un libre y continuo proceso evolutivo” los casos aislados no son más que una parte de este sistema; estos están íntimamente relacionados con el conjunto, podría decirse sistémicamente. Del mismo modo, íntimamente están, interrelacionados ambos procesos. Podemos agregar que el proceso general se compone de la adición no aritmética y la concatenación no lineal, es decir, más o menos secuencial, de los procesos particulares. Pero dejaremos por ahora de lado el proceso de la Arquitectura como un todo, el cual, como lo mencionamos, será analizado en las páginas siguientes y nos dedicaremos al análisis de un hecho compositivo aislado, que es el que hace al problema de la libertad técnicointelectual y donde la valoración de “utilidad” aparece como elemento determinante. Dijimos que éste, el hecho arquitectónico, debería responder al conjunto de necesidades planteadas, particulares y generales, en una situación dada. Y esta respuesta, para ser exitosa, debe ser efectiva. Podemos establecer, entonces, una máxima: la Arquitectura debe ser, como mínimo, adecuada para su propósito. Entenderemos “propósito” como el conjunto de necesidades previas que una transformación espacial debe satisfacer. 19 Hay varias cosas para resaltar. Primero, que esta no es una relación causa-efecto. Podría argüirse que si el resultado arquitectónico se refiere estrictamente a las necesidades previas, se está cerca de los conceptos funcionalistas del movimiento moderno, donde el resultado era una consecuencia directa del programa arquitectónico y su análisis funcional. (17) “La forma siempre sigue a la función. Esa es la ley” es la famosa frase de Louis Sullivan, en su artículo The Tall Office Building Artistically Considered, 1896 que inspiro a toda una generación de Arquitectos. Los Arquitectos Modernos jamás explicaron porqué desconocido mecanismo, la forma, al seguir a la función, terminaba siendo siempre simple y generalmente cubica. (18) Alcanza con ver las obras funcionalistas. Hay algunas de las buenas y hay, también, de las malas. Las diferencias son bien amplias. Primero, el programa arquitectónico era y es la definición de las actividades a acomodar y sus necesidades espaciales y no un conjunto de necesidades de amplio espectro. Segundo, el resultado se entendía que surgía automáticamente, a través de una secuencia mecánica que no admitía la posibilidad de desviaciones, del análisis funcional (el análisis de las interrelaciones de actividades y su organización espacial) quedando, este mecanismo, simbolizado en la famosa máxima “La forma sigue a la función”.(17) Lejos se está de decir semejante cosa. Cosa que, por otro lado, probó ser completamente errónea.(18) Que deba ser adecuada para las necesidades a satisfacer no implica que se admita una y sólo una solución, aunque quede definido el punto de arranque del proceso. Menos implica que ésta surja directamente y muchos menos aún, que se soslaye o se obvie el valor intelectual de los técnicos comprometidos en el mismo. Demás está decir que depende de estos y su capacidad técnica, como mínimo, el nivel de satisfacción del propósito definido. Tampoco, que las necesidades arquitectónicas sean meramente necesidades funcionales ni mucho menos. Pero cuando vamos a definir éstas, nos encontramos que al ampliarse el espectro, podría esgrimirse lo opuesto. Es decir, que la máxima es permisiva pues, al depender de las necesidades previas, y ya que estas podrían estar libremente definidas, cualquier hecho arquitectónico quedaría bien justificado.Para empezar, y este es un elemento interesante, la definición de necesidades tiene algunos aspectos que pueden tomarse libremente y otros no tanto. Debemos entender que hoy las “necesidades arquitectónicas previas” constan de tres niveles. Existen necesidades globales, necesidades locales y necesidades particulares. La sola descripción de los niveles lleva al lector a imaginarse el ámbito de libertad de cada una. En consecuencia, como el proceso debe corresponder con necesidades establecidas, las cuales, tienen un rango de libertad diferencial para su definición, es decir, dependiendo del caso, y además, que este proceso de transformación espacial, debe satisfacerlas, no todo hecho arquitectónico queda justificado sino sólo el que cumple, mal o bien, con el propósito. Por otro lado, al tener un universo de necesidades con diferente grado de libertad también queda limitada la justificación “porque 20 sí” (postura que han sostenido algunos arquitectos en los últimos tiempos) aunque no excluida, pues no queda cercenado el valor de la intuición en el proceso creativo. Al mismo tiempo, estos tres niveles redefinen y aumentan el campo que debe entenderse por necesidades, si tomamos como base de referencia el propósito de la Arquitectura del siglo XX. En otras palabras, las necesidades de la Arquitectura de este siglo deben de contener un universo bien más vasto que el que se ha manejado hasta ahora, donde tiene que incluirse un nuevo nivel, las necesidades globales y aumentar los restantes, como veremos más adelante. Como efecto, para poder cumplir con su propósito, la técnica deberá ser más profunda, compleja y eficiente. Por último, cabe aclarar que la indeterminación del resultado queda asegurada en el proceso mismo ya que este tiene alto grado de libertad, aunque la solución podría quedar “determinada” si esa fuera la postura técnica. Es decir, el indeterminismo no es opuesto al determinismo, sino que lo contiene. Éste es una pequeña opción dentro de un vasto campo bien mayor. Sin embargo, aunque el cumplimiento de tan sencilla máxima podría entenderse como obvio, y a pesar de que encierra ciertas dificultades, como por ejemplo que el conjunto de necesidades previas debe estar perfectamente definido y, a su vez, que el nivel de satisfacción dependerá de la capacidad técnica, es bueno mencionar que, muchos de los “grandes ejemplos” de la Arquitectura de estos días no son apropiados para su propósito. Y, si bien, podría preguntarse, cuáles eran estos, menos discutible es, que se estuviera interesado en colmarlos. En las décadas pasadas la “Arquitectura técnica” fue tildada de “Arquitectura aburrida”. Lo último es cierto sólo si los arquitectos son aburridos. El arquitecto tendrá entonces la responsabilidad de optar libremente apoyado en los problemas técnicos de muchísima más complejidad que tendrá que resolver y en consecuencia, las obras arquitectónicas serán, más o menos según el caso, pero subjetiva y naturalmente expresivas. No habrá lugar ni para la “objetividad” mecánica ni para los edificios desprovistos de toda lógica técnica. Con esta forma de enfoque dejan de existir reglas o meta reglas compositivas con valores de preexistencia o existencia permanente y validez universal, precedentes incluso al entendimiento humano, pero también dejarán de existir edificios absurdos. Los técnicos pasarán a ser, en consecuencia, los verdaderos creadores de la realidad que les corresponde, el mundo objetual de su responsabilidad, siendo este mundo, más conveniente y adecuado a los intereses del conjunto de la sociedad y su entorno, entendiendo a estos indisolublemente ligados. Estará, esta libertad creativa, limitada por la exigencia de satisfacción del propósito específico y supeditada a algunas cualidades a alcanzar que 21 serán, en primer término, las necesidades de orden global mencionadas previamente, como veremos más adelante y, en segundo, si existieran, ciertas cualidades locales que el conjunto de la comunidad pudiera entender necesarias. Esta relación de interdependencia objeto-sujeto llevará al que el mundo objetual de la Arquitectura pasará a estar indisociablemente unido al medio y al ser humano que lo creó y no absolutamente disociado de ambos. Las actuaciones e interpretaciones pasarán, en consecuencia, a ser más vívidas y comprometidas y hablaran más claramente y consecuentemente sobre el universo que nos ha tocado crear. Podemos agregar además que el resultado arquitectónico siempre está influido por como planteamos el problema. Si aceptamos a priori que la solución debe tender hacia un modelo predeterminado, definido por un conjunto de reglas formales, entonces el proyecto resultante necesariamente va a parecerse a éste. De otra forma, si pensamos libremente el resultado es abierto. No tiene sentido seguir haciendo el mismo edificio por todos lados! No tiene sentido seguir haciendo la misma ciudad por todos lados sin que importe todo el conocimiento técnico acumulado! La Arquitectura debería ser una red de arquitectos librepensadores a lo ancho del mundo dedicados a su continua transformación para hacerla más adaptada a las necesidades humanas, locales y globales, más que grupos de personas peleando por la supremacía de un “estilo” arquitectónico. Tenemos que entender que cuanto más libremente pensemos la Arquitectura será más verdadera. Como hacerlo, es decir, como pensar más libremente, debería ser una línea de investigación en Arquitectura teórica. Sería bueno que las composiciones fueran admiradas por su claridad técnica y por su gran, imaginativo y no restrictivo manejo, más que por intentar parecerse a un modelo pre establecido o por seguir reglas formales predefinidas. En suma, imagine, piense técnicamente, sea libre. 22 Evolución es más que innovación En los últimos tiempos se ha mostrado, por todos los medios, que la innovación es muy importante en el avance de la cultura humana. Si miramos como ha sido la Arquitectura en los últimos siglos, la aseveración tiene una extraordinaria proyección. La innovación, tiene hoy un gran impacto en el desarrollo de edificios. En los siglos anteriores tuvo indudablemente menos alcance. No es que los arquitectos fueran antes menos innovadores sino que las condiciones generales eran menos incitantes debido a que el avance científico y técnico era más lento. En aquellos tiempos, no sólo el “control académico”, sino también el “consenso general”, indicaban que ellos debían estar más ocupados en cumplir con un estilo que en el desarrollo de la propia Arquitectura. Lo mismo pasa hoy, a pesar de que la innovación científica, técnica y tecnológica se incrementa rápidamente, el “control académico” y el “consenso general” (un típico ejemplo de “consenso general” es el cliente en busca de edificios de tal o cual estilo) se mantienen incambiados. La Arquitectura como conjunto, a diferencia de otros campos técnicos, nunca consiguió ser libre de un “estilo”, ni en el propio ámbito de la Arquitectura misma, ni obviamente, entre sus clientes. Cualquier cambio que propusiera la innovación técnica como elemento central de progresión, si tal postura realmente existió en la historia, derivo siempre en un “estilo”.(19) Podríamos decir, entonces, que la forma establecida de producción arquitectónica, basada en sucesiones de modelos estilísticos, entorpece la innovación? Si, sin lugar a dudas, porque obliga a los técnicos a prestar más atención en las reglas estilísticas que deben cumplir, para ser exitosos, que en la regeneración, modernización y enriquecimiento de las soluciones técnicas. Podría aparecer quien argumentara que si los arquitectos no siguieran un “estilo”, los resultados compositivos serían desastrosos.(20) Para responder, usaremos el ejemplo del desarrollo automovilístico de manera similar a como fue usado por el Movimiento Moderno en su razonamiento. El avance automotriz del siglo XX tuvo una enorme innovación. Desde el Ford T a los modelos actuales, los autos han cambiado asombrosamente. Pero si vemos el proceso desde la (19) Cabe recordar que en el discurso del Movimiento Moderno, autos y barcos fueron comparados con la propia Arquitectura. A nadie se le ocurriría proponer, en diseño de autos y barcos, reglas como “las ventanas deben ser apaisadas” o “los pilotis deben elevar la masa de el terreno” (Le Corbusier, Hacia un arquitectura,1923) Tampoco nadie busca hoy un nuevo auto que sea “estilo 1950” salvo extrañas excepciones. Esto abre una cuestión interesante: Porqué generalmente las personas buscan el último modelo automotriz al tiempo se construyen una casa “de estilo”? (20) Dejaremos por ahora de lado el tratamiento de que esto implica una estructura centralizada de poder, pues está el que dicta el estilo y el que lo sigue, como veremos más adelante. 23 perspectiva de hoy en día, la innovación tuvo un componente adicional. No fue solo innovación. La innovación sola puede comportarse como un racimo de tendencias, con o sin relación entre ellas, es decir, convergentes o divergentes, más en una línea de desarrollo común como realmente paso, seguramente, debido a su investigación de índole altamente técnica. (21) Note que “evolución” es una palabra común usada en diseño automotriz. (22) Es importante notar que la industria automotriz ha quedado presa de conceptos restrictivos, como por ejemplo la comparación “los caballos tiran del carro y no al revés” (frase dicha por constructor de autos Enzo Ferrari en referencia a sus competidores que presentaban sus prototipos con motor trasero, lo que le implico quedar relegado en las competencias deportivas durante mucho tiempo) o de conceptos estilísticos, como por ejemplo “es estilo de la marca X la careta tipo K” y que ambas situaciones podrían acarrear problemas evolutivos, si por ejemplo, la careta tipo K impide una adecuada ventilación en la condiciones de desarrollo actuales, o si el motor delantero, como probó serlo, no es eficiente en determinadas circunstancias. Foto de los años veinte que supone comparar el último modelo automotor y la casa más moderna. Mirándolo desde la perspectiva actual, los autos han evolucinado notablemente, las casa, sólo marginalmente. Este componente adicional, que creó una línea de progresión, tiene un nombre, y este es, evolución. Dentro de este proceso, el diseño automotriz específicamente, se movió dentro de un ámbito de aceptación de las condicionantes técnicas y en respuesta a estas. Y, si bien, podría decirse que los grandes diseños fueron pocos y que existió el mal gusto, no es esto lo que lo diferenció de la Arquitectura en el mismo período, sino que tuvo una transformación y respuesta más rápida a sus problemas, sin que su diseños resultantes derivaran hacia cosas desastrosas ni mucho menos. (21)(22) La evolución actuó como un seleccionador de las propuestas innovadoras y las ubicó temporalmente en un proceso de incremento del conocimiento. Como la investigación automotriz no tiene un marco conceptual predefinido dentro del cual trabajar (aun menos estricto que reglas formales), que limite sus posibilidades, más que la amplitud de su propio conocimiento, su tendencia fue a innovar y evolucionar de forma más sencilla. 24 Esto deja claro dos cosas. Primero, la alternancia estilística no es la mejor manera de evolucionar debido a que al tener un conjunto de reglas formales predefinidas, estas obstaculizan, por cierto tiempo, que aparezca una nueva forma de pensar, una nueva manera de comprender o una diferente línea de interpretación de los problemas. En suma, impiden la innovación. Segundo, innovación no es evolución. La innovación es una nueva manera de interpretar un problema. En el concepto de evolución, hay nociones no integradas al significado de “innovación”. Primero, “evolución” implica un proceso continuo desarrollado dentro de un lapso de tiempo. Segundo, “evolución” incluye una dirección. (Si Ud. va en el sentido opuesto puede decir “estoy involucionando”). Tercero, “evolución” supone una concatenación cultural. (Ud. puede decir “esto es innovador” cuando no conoce otra solución similar, pero no puede decir “esto es evolutivo” debido a que debe incluir de donde ha evolucionado). Mientras una idea puede ser innovadora, puede, al mismo tiempo, no ser evolutiva. Para ser evolutiva, debe llenar otras condiciones. Inversamente, un acto evolucionario, es siempre innovador. En otras palabras, evolución es más que innovación. Matemáticamente hablando, un acto innovador, es condición necesaria, pero no suficiente de ser evolutivo. Pero, cómo podemos reconocer si una idea o acto es innovador y también evolucionario? La innovación puede ser fácilmente identificable, pero determinar que innovación es también evolución no es tan simple. Veremos. Cuando una idea o acto satisface la condición de ser una nueva interpretación, una nueva solución o un nuevo uso, es innovador. Pero, resolver o establecer cuándo una idea o acto es evolutivo, conlleva mayor dificultad. Dijimos antes que, debido a que en algunos campos de la cultura humana los técnicos no tienen conjuntos de reglas formales predefinidas que limiten sus posibilidades, la evolución en estas áreas fluye de manera más natural. Como hemos visto, la Arquitectura no es el caso. En consecuencia, debemos comprender como podemos reconocer si una idea es evolutiva para ayudar a resolver el problema. En otras palabras, debemos responder a la pregunta; cuándo un acto es evolutivo? O aún más allá; cuándo nos enfrentamos a una Arquitectura evolutiva? Para ayudarnos a resolver esta interrogante, previamente, debemos mirar el pasado y entender el mecanismo de la evolución respondiendo tres preguntas: Cómo la naturaleza y la vida han evolucionado? Cómo la Arquitectura ha avanzado? Y, finalmente, si hay una línea de comparación entre ambas. Adicionalmente, podemos ver si otros campos 25 (23) Ver: Julian Huxley, Evolution, The Modern Synthesis, 1942. Stuart Kauffman, Origins of Order: Self-Organization and Selection in Evolution, Oxford University Press, 1993. Lynn Margulis and Dorion Sagan, Microcosmos: Four Billion Years of Microbial Evolution, University of California Press, 1997. Ernst Mayr, What evolution is?, Basic Books, 2001. Margulis, Lynn and Dorion Sagan, Captando Genomas. Una teoría sobre el origen de las especies, 2003, David Sempau (trad.). Kairós. Hall, Brian K. & Olsen, Wendy M., Keywords and Concepts in Evolutionary Developmental Biology, Harvard University Press Reference Library, 2006. Scott F. Gilbert, Developmental Biology, Sinauer Associates Inc. 2006. Daniel W. McShea and Robert N. Brandon, Biology's First Law. The Tendency for Diversity and Complexity to Increase in Evolutionary Systems, The University of Chicago Press,2010 de la cultura humana relacionados con la Arquitectura tienen una tendencia a evolucionar similar a la que hayamos encontrado. Obviamente, no necesitamos responder la primera pregunta en forma, o con un contenido científico de alto detalle pues, aunque los nuevos conocimientos y conceptos científicos sobre el tema no llegan a tener hoy una teoría globalmente aceptada, aún a pesar de que existen algunas claras características establecidas y reconocidas incluso entre posturas opuestas,(23) no es necesario pues nos apoyaremos sólo en grandes conceptos admitidos que sean útiles para nuestra propia investigación, dejando de lado aquellos que puedan conllevar cierta duda o que puedan no ser reconocidos completamente en la actualidad. Al mismo tiempo la Arquitectura deberá ser analizada en una visión global de forma de ser posible extraer grandes tendencias más que entrar en micro comportamientos que puedan ser altamente debatibles. Para que sea posible debemos comenzar por el principio de la Arquitectura, o desde el tiempo que fueron establecidos sus primeros grandes íconos y ver cómo han evolucionado hasta ahora. Desde las pirámides hasta los rascacielos, ambos íconos de su tiempo, hay una línea comprensible de progresión en el período que los separa? Empezaremos por como la vida ha evolucionado y estableceremos algunos conceptos bien claros y aceptados globalmente. Primero, la vida ha evolucionados desde los seres vivos más simples a los más complejos. Segundo, el ecosistema planetario ha evolucionado desde la simplicidad a la complejidad, es decir, mayor número de especies y mayor interrelaciones entre ellas, es decir hacia la diversidad. Tercero, los sistemas vivos han sido cada vez más especializados. Cuarto, los seres vivos han evolucionado adaptándose a su medioambiente y viceversa. Quinto, los seres vivos tienen una tendencia a evolucionar. Sexto, los sistemas vivos son cada vez más eficientes. En Arquitectura podemos encontrar algunas claras tendencias. Primero, los edificios han evolucionado desde la simplicidad a la complejidad. Por ejemplo, esta complejidad puede ser vista en la especificidad y refinamiento funcional. Un edificio moderno tiene con respecto a uno antiguo, mayor número de sistemas integrados e interrelacionados, mayor cantidad de materiales acoplados, mejora en la precisión de los sistemas empleados y mayor conocimiento asociado, avance de las técnicas constructivas, entre otras cosas. Segundo, si trazamos un paralelismo tomando a la ciudad como un ecosistema, podemos decir, la ciudad ha evolucionado desde la simplicidad a la complejidad. En efecto, más tipos de edificios, más interrelaciones socio-funcionales entre ellos, además de las 26 características mencionadas anteriormente. Tercero, tenemos hoy, más edificios destinados a más diversas actividades que antaño. También dentro de estos, las funciones son más especializadas. Hasta aquí tenemos una clara y completa correlación. Pero, desde las pequeñas viejas villas caracterizadas por su adaptación geográfica y climática a la Arquitectura global de hoy, ésta ha evolucionado desde una bien adaptada a una actual inadaptada. Los arquitectos de antaño eran bien conocedores y tenían preocupación sobre las condiciones climáticas y peculiaridades geográficas. Los arquitectos de hoy (especialmente de los últimos 100 años) dejaron la compleja ecuación de la adaptabilidad en manos de dispositivos tecnológicos energéticamente dependientes, transformando la situación en un constante aumento de la energía consumida. Este déficit de adaptabilidad, pagado con energía tirada, ha generado un círculo vicioso debido a que los espacios relacionados, interiores y exteriores, se han ido yendo cada vez más afuera del umbral de confort. Cuanta más energía gastada en verano, para mantener los hambientes frescos, más calor es enviado al exterior, lo que lleva a un aumento de la temperatura exterior. En invierno, la falta de diseño medioambientalmente adaptado y mala opción de materiales, conlleva menor temperatura exterior, lo que, conjuntamente con la inadaptabilidad edilicia, resulta en más consumo ( 2 4 ) e n e r g é t i c o . Por consiguiente, la Arquitectura no cumple la cuarta característica evolucionaria de los seres vivos descripta. En otras palabras, los edificios no ha evolucionado hacia una mayor adaptación medioambiental, sino (24) Como simple ejemplo pueden verse como las medidas climatológicas en 30 estaciones urbanas y suburbanas así como especificas performances de medidas en 10 hoyos urbanos de Atenas, Grecia han sido usadas para evaluar el impacto del clima urbano en el consumo de energía de edificios. Se ha encontrado, para ésta ciudad, donde los mayores islas de intensidad de calor exceden en 10 grados Celsius la de referencia del área, la carga de enfriamiento de los edificios urbanos puede ser doblada, los picos de carga eléctrica destinados a aire acondicionado puede ser triplicado, mientras que el valor COP mínimo puede decrecer hasta un 25% debido a las mayores temperaturas ambientes. Durante el periodo de invierno, la carga de calefacción de edificios centralmente ubicados se ha encontrado que se reduce en un 30%. Con respecto al potencial de las técnicas de ventilación natural, cuando son aplicadas a edificios en los hoyos urbanos, se ha encontrado que, mayormente durante el día, estas son seriamente reducidas debido al importante decrecimiento de la velocidad del viento dentro de los hoyos. La reducción del flujo del aire puede ser de hasta 10 veces el flujo que corresponde con condiciones de aire en ambientes inalterados. (On the impact of urban climate on the energy consumption of buildings M. Santamouris, N. Papanikolaou, I. Livada, I. Koronakis, C. Georgakis, A. Argiriou, and D.N. Assimakopoulos, Group of Building Environmental Studies, Section of Applied Physics, Physics Department, University of Athens, Building of Physics - 5, 157 84, University Campus, Athens, Greece, National Observatory of Athens, Institute of Meteorology and Physics of the Atmospheric Environment, Lofos Nimfon, Athens, Greece, 2001) 27 exactamente lo contrario, se han desarrollado hacia la inadaptación. (25) Más adelante veremos que la eficiencia y la adaptación son, en realidad dos etapas de un mismo proceso, pero para eso deberemos esperar hasta el Capítulo 6. Por ahora y con el ánimo de simplificar trabajaremos con el concepto de eficiencia en forma separada. (26) Para ver la eliminación de remanentes innecesarios en sistemas vivos ver: D W Fong, T C Kane, and D C Culver, Vestigialization and Loss of Nonfunctional Characters, Annual Review of Ecology and Systematics Vol. 26: 249-268 (Volume publication date November 1995) DOI:10.1146/annurev.es.26 .110195.001341. Gavin de Beer, Embryos and Ancestors. London, 1958. Paul Griffiths, Adaptive Explanation and the Concept of a Vestige in Trees of Life: Essays in Philosophy of Biology. Dordrecht, 1992.) (27) Adami C, Ofria C, Collier TC (2000). "Evolution of biological complexity". Proc. Natl. Acad. Sci. U.S.A. 97 (9): 4463–8. doi:10.1073/pnas.97.9.446 3. Carroll SB (2001). "Chance and necessity: the evolution of morphological complexity and diversity". Nature 409 (6823): 1102–9 doi:10.1038/35059227. Heylighen, F. (1999a) "The Growth of Structural and Functional Complexity during Evolution", in F. Heylighen, J. Bollen & A. Riegler (eds.) The Evolution of Complexity, Kluwer Academic, Dordrecht, 17-44.) Como hemos explicado antes, (y lo volveremos a ver más adelante) la Arquitectura, a pesar de su gran tendencia a evolucionar, mostrada a través de siglos y milenios, ha demostrado estar limitada por factores internos y externos que, de algunas situaciones, podemos inferir que a involucionado, o en cierta condiciones, estancado. Los factores externos han sido ciertas condiciones culturales, los internos, inflexibilidad doctrinal. En consecuencia, como su tendencia a evolucionar no es claramente explicita, la Arquitectura no cumple con la quinta característica de la evolución de los seres vivos descripta. Relacionado con la eficiencia, estamos en la misma situación. Mientras los sistemas vivos, han evolucionado hacia organismos más eficientes, la Arquitectura ha mostrado un comportamiento errático. Como ejemplo, por un lado la tecnología de edificios es cada vez más calificada, por otro, el diseño edilicio es menos eficiente que en el pasado lo que ha llevado a éstos, a ser gastadores de recursos, como ya hemos mencionado. También es indudable que en otros campos del diseño, como el desarrollo automotriz o la investigación aeronáutica, los modelos han avanzado hacia la eficiencia en términos de consumo, performance, seguridad, durabilidad, confort, uso del espacio y aerodinámica. Es interesante notar que ambos campos cumplen con todas las peculiaridades de la evolución de la vida descripta previamente. En efecto, ellos han progresado hacia mayor complejidad, más diversidad, más especialización, más adaptación, más progresión y más eficiencia. Hemos, hasta ahora, respondido a la cuestión planteada, mostrado las más importantes características de la evolución de la naturaleza que eran útiles para nuestros argumentos y caminado sobre un pequeño resumen de evolución arquitectónica, pero aún no podemos responder a la pregunta: Cuándo podemos reconocer una Arquitectura evolucionaria? Podemos inferir que “evolución” está muy cerca de los conceptos de eficiencia y efectividad. De hecho, complejidad, diversidad, especialización, adaptación, implican eficiencia.(25) Sin dudas, complejizar es un camino para conseguir eficiencia. Pero si analizamos más profundamente la relación complejidad-eficiencia en un proceso evolucionario encontraremos cosas interesantes. Cuando usted busca una performance superior de cualquier sistema, piensa en dividir el proceso que éste lleva a cabo y trabajar en cada etapa o fase, mientras intenta eliminar elementos o cosas superfluas. Esto es exactamente el significado de “complejidad”: la cualidad de ser una composición de elementos diversos. Al mismo tiempo, como dijimos, se intentará eliminar las cosas u objetos innecesarios.(26) Complejizar(27) y simplificar a través de la eliminación elementos superfluos, es una característica de la 28 evolución. Para ser más explícito, podemos decir que esta propiedad no es exclusiva de la evolución natural. También se puede encontrar en la evolución cultural,(28) por lo que podemos interpretar que existe una relación dialéctica complejidad-simplicidad en todo proceso evolutivo. También es el caso de la diversidad y la especialización, todas formas de obtener eficiencia a través de dividir los sistemas de forma de manejar los (28) (Para dar un ejemplo, podemos mencionar el caso científico. A largo plazo, las teorías científicas tienden a ser cada vez más complejas; y aunque no puedan ser valoradas solo en el ámbito de la sencillez, las aceptadas tienen generalmente la peculiaridad de ser la explicación más sencilla conocida del conjunto de fenómenos que abarcan. Nadie podría decir que la teoría de Newton es más compleja que la teoría general de la relatividad pues es exactamente lo opuesto. La última contiene mayor cantidad de fenómenos relacionados y engloba mayor cantidad de conocimiento asociado. (Otro ejemplo entre los tantos es, precisamente, en las teorías sobre la evolución.) Pero, al mismo tiempo, es la explicación más sencilla del conjunto de sucesos que incluye. Sin embargo, podría ser posible, que los mismos fenómenos explicados por la teoría general de la relatividad, sean explicados por otra teoría y que esta sea perfectamente verificable; y aunque un escenario muy probable es que surja una nueva y más compleja, que explique un rango más amplio de acontecimientos, podría darse el caso de que, como es la situación actual, distintas teorías aplicaran sobre distintos fenómenos sin que haya una que las englobe. En ese caso, también en cada ámbito, las utilizadas tenderán a ser las más simples dentro de una complejidad creciente. Las valoraciones para su uso técnico estarán basadas en la simplicidad, practicidad, precisión y conveniencia, en términos taxativos (sin dejar de mencionar que su aceptación depende de otras connotaciones como adecuación a la forma de pensar y armonía con el nivel de conocimiento de una época). Muchas tendencias epistémicas del siglo XX, basadas en general en el análisis de la historia de la ciencia y la epistemología, e influidas por la interpretación darwiniana de la evolución, han intentado mostrar a la evolución científica como una sucesión de cambios no acumulativos debidos a luchas entre teorías rivales donde una debe predominar sobre la otra, es decir, donde tomar una opción terminante es necesaria. Y esta selección estaría basada en valoraciones de “verdad”, “simplicidad”, en la combinación de ambas o en cualquier otra tipificación que cada autor esté dispuesto a atribuir. Hemos dicho que este tipo de visiones están más asociadas a un mundo determinista que indeterminista pues, en este último, las teorías no deberían ser ni fijas ni inmutables como tampoco omnipotentes. Pero además, es una dinámica que puede describir procesos de mediano plazo, como el cambio de una estática forma de pensar en otra, pero no puede ilustrar sobre transformaciones de largo plazo ni corto plazo, ni en todos los campos de la actividad cultural, ni en escenarios distintos a situaciones estáticas que necesariamente deben ser cambiadas. Noventa siglos de evolución arquitectónica o cien años de desarrollo automotriz no quedan contenidos dentro de este encuadre. Es difícil de entender, adicionalmente y concomitantemente, cómo ambas cosas, u otras muchas, podrían haberse desarrollado sin un proceso acumulativo. (Aclaremos que la mutación aleatoria queda delimitada por la capacidad de competición de ésta, por lo que el mundo darwinista es ultradeterminado.) Y agreguemos que el modelo es no acumulacionista y atemporal, pues las mutaciones, al ser aleatorias, son independientes de un proceso y por tanto pueden ir en un sentido como en otro. (Es decir, la temporalidad no es intrínseca sino extrínseca, se adquiere a través de la acumulación de capacidad de competición). En conclusión, según los parámetros que hemos establecido, ambas peculiaridades refuerzan las características mecanicistas de la concepción) A pesar que discutir sobre la “simplicidad” de una teoría científica parece más adecuado que argumentar a favor de la “verdad” de una u otra, no es la evaluación- categorización de la teoría científica la que hace al mundo determinista sino la necesidad de definir la “dominación” de una sobre las otras, y que esta prevalencia se constituya en términos absolutos. Desde el punto de vista técnico y tecnológico, el problema de la opción categórica (entre las que puede incluirse también a las posturas “sectarias” o “ecuménicas”) es irrelevante. La aplicabilidad no es de orden absoluto sino condicional. Como es el caso justamente, y no únicamente, de las teorías mencionadas, la elección de su uso depende de su mejor adecuación a diferentes circunstancias, y en ninguna de estas situaciones, es o ha sido, la “verdad”, “falsedad”, “dominación” o “sumisión”, impedimento para su uso. Ni para el cálculo automotriz se usa la teoría de la relatividad ni para el desarrollo de edificios se calcula la curvatura de la Tierra. Podría darse el caso, incluso, de que cierto dispositivo técnico, usara varias teorías a la vez, en distintas partes o en todas ellas, sin que generara ningún problema tecnológico, aunque sí, por lo visto, filosófico. Para ver una selección de autores y escuelas sobre Epistemología e Historia de la ciencia en el siglo XX ver Hans-Jörg Rheinberger, On Historicizing Epistemology An Essay, Translated by David Fernbach, Stanford University Press, 2010) 29 procesos más sencillamente.(29)Aún más allá. Ellas son los caminos más sencillos, sino los únicos, hacia la eficiencia y la efectividad. (29) La historia de la división del trabajo es un ejemplo perfecto. (30) Esta puede ser resumida en el lema de Mies Van Der Rohe menos es más. (31) De ahí la similitud entre estos ejemplos y los extraños artefactos decimonónicos, con sus tendencias eclécticas y la falta del sentido de la eficiencia? Será que los fines de siglo tienen semejanzas? (32) Más adelante se precisará con más detalle el termino para alejarlo de posibles interpretaciones mecanicistas, si bien esta regla se cumplirá siempre. (33) Note que la noción de eficiencia se empieza a acercar al concepto de adaptación y empiezan a tener ambos un significado altamente ecológico. Pero, sobre esto, hablaremos más adelante. (34) Para ver la notación matemática que la define ver Apéndice 1. Esta relación, complejidad-eficiencia, diversidad-eficiencia, especialización-eficiencia, adaptación-eficiencia, son claves nociones de Arquitectura. (La dirección propuesta por la Arquitectura Moderna hacia la simplicidad, no cumple la primera parte del axioma, las cosas evolucionan desde la simplicidad a la complejidad, pero cumple la segunda, a través de la eliminación de elementos superfluos.)(30) Si nosotros pensamos en complejizar sin pensar en eficiencia, arribaremos a cosas muy extrañas. Lo mismo en los casos restantes. (Algunos de los “grandes ejemplos” de la Arquitectura actual son una muestra? )(31) Para ayudar en estas circunstancias, debemos simplificar los conceptos un poco más para que el problema pueda ser manejado más sencillamente. Como “eficiencia” y “efectividad” se han transformado en factores claves de la discusión, es necesario definirlos con precisión. Delimitaremos el concepto de “eficiencia” como el cociente entre la producción de salida (output) y la aportación de entrada (input) de cualquier sistema.(32) Entenderemos también “efectividad” como la cualidad de poder producir el efecto deseado. Suponiendo que una obra arquitectónica es efectiva, o de otra forma, tiene la cualidad de poder producir el efecto deseado, y ésta es más eficiente, o en otras palabras, es mayor el cociente entre el output y el input en referencia a un modelo anterior, entonces, podemos decir que esa obra arquitectónica es “evolucionaria”. Para continuar simplificando el asunto, podemos entender que el cociente output/input puede ser visto como mejor performance con menores recursos.(33) En definitiva, estamos en condiciones de definir una regla muy simple y responder a la cuestión: Cuándo una obra arquitectónica es “evolucionaria”? Cuando cumple, sencillamente, con la siguiente regla: más con menos.(34) Obviamente, el concepto abarca todos los aspectos envueltos en una transformación arquitectónica, incluyendo el conjunto de los procesos necesarios en la vida de un hecho arquitectónico, llevados a cabo desde el principio hasta el final, y por supuesto, la composición misma. En síntesis, innovar en Arquitectura es muy positivo. Pero, si Usted quiere dar un paso más adelante, piense si además es evolucionaria. Para dilucidar el asunto, observe si sigue la proposición: más con menos. 30 Integrar es mejor que excluir Últimamente escuchamos la palabra “diversidad” como un ideal que debemos alcanzar en nuestra vida diaria. Debemos aceptar la diversidad. La palabra se ha estado usando en varios campos del conocimiento humano en las últimas décadas y cada vez más. Pero, porqué la Arquitectura debe ser diversa? Qué quiere decir diversidad en Arquitectura? Es útil el concepto? Para explicarlo, desarrollaremos dos de las ideas manejados previamente como características de la evolución natural. Primero (segundo punto descripto), el ecosistema planetario se ha desarrollado desde la simplicidad a la complejidad. Segundo (cuarto punto descripto) los sistemas vivos han evolucionado hacia la mejor adaptación a su medioambiente y viceversa. Como los ecologistas han mostrado, un ecosistema es más estable cuanto más diverso.(35) Esta sencilla frase, junto con las interpretaciones anteriores conlleva varias derivaciones. Lo primero de todo es que la naturaleza tiende a una superior y más compleja interrelación de mayor cantidad de especies más que a una súper especie.(36) Al mismo tiempo, las especies evolucionan de forma de estar mejor adaptadas a su medioambiente. Aún más, también lo opuesto es cierto. No sólo el medioambiente transforma los sistemas vivos sino que también los sistemas vivos transforman el medioambiente.(37) Por qué entonces, la Arquitectura debe seguir algo tan antinatural como responder a las transformaciones espaciales con las mismas reglas formales sin importar las condiciones particulares del medioambiente? Obviamente no! Porqué la Arquitectura debe seguir reglas impuestas con la marca de “buena Arquitectura” en vez de entender problemas locales como geografía y clima? Obviamente no! No deberían ser tomadas en cuenta las transformaciones medioambientales causadas por cambios espaciales? La Arquitectura se compone de conocimientos técnicos, tecnológicos, científicos y culturales, integrados a través de la historia y la tradición que se han ido desarrollando desde diferentes partes del globo, primero sin y luego con, cada vez mayor grado de conocimiento e inter relacionamiento entre ellos. Estos, junto con la cultura humana, han llegado a tal grado de desarrollo que hoy, tenemos la suerte de poder tener una visión global. (35) Jacqueline McGlade Editor, Advanced Ecological Theory, Principles and Applications, Blackwell Science Ltd, 1999. Anthony R. Ives and Stephen R. Carpenter, Stability and Diversity of Ecosystems, Science 6 July 2007: Vol. 317 no. 5834 pp. 58-62 DOI:10.1126/science.11332 58. (36) Ver Scott E. Page, Diversity and Complexity, Princeton University Press, 2011 (37) Gorham, E. (1991). "Biogeochemistry: its origins and development". Biogeochemistry 13 (3): 199–239. doi:10.1007/BF00002942. Stephen H. Schneider, James R. Miller, Eileen Crist, and Penelope J. Boston Editors, Scientists Debate Gaia: The Next Century, MIT Press, 2004 31 Figura 3. La evolución del conocimiento arquitectónico desde distintas áreas y la incidencia de la misma según regiones. Para entenderlo más claramente, puede verse la figura 3, donde se muestra el conocimiento arquitectónico desarrollándose a partir de la antigüedad desde diferentes partes del globo. Junto con la cultura humana, su nivel actual de avance nos permite tener la capacidad de intercambio. Hoy estamos en condiciones de compartir el conocimiento a lo ancho y largo del globo, es decir, integrar el conocimiento arquitectónico total. Desde el saber cómo construir una aldea de barro en el medio del África hasta como construir un rascacielos en Manhattan. Podemos analizar diferentes Arquitecturas llevadas a cabo a lo largo de la historia, sus diferentes premisas, características y resultados, junto con sus condicionantes técnicas y tecnológicas. Pero no solamente en lo atinente a aspectos relacionados con las técnicas de construcción, sino también con aspectos socio-espaciales. Como sabemos, las distintas zonas no sólo difieren en las técnicas constructivas, sino también por la interpretación del espacio, entre otras muchas cosas. Hoy podemos ver claramente que la sociedad humana ha evolucionado desarrollando características especiales en diferentes aéreas de los cinco continentes. Como resultado, la apropiación y organización del espacio en cada área es discordante. Sin embargo, como podemos ver en la misma figura, la Arquitectura de origen occidental ha crecido exponencialmente en comparación con las otras y a teñido a todas y cada una de las restantes. Esto implica consideraciones, no sólo de índole tecnológica sino también social. No es lo mismo la conformación espacial en el sureste de Asia que en el noreste de Europa, ni que en el suroeste de África, o en Sudamérica. Pero tampoco es la misma en el sur que en el norte o el oeste de África por ejemplo. Estas configuraciones, que incluyen las condiciones y la organización del espacio público-privado, criterios de propiedad, 32 características de valoración del espacio vital, jerarquía social y familiar, y tradiciones políticas, definen la forma en que el espacio es construido. Muchos intentos de unificar se han hecho a lo ancho del mundo estos criterios. Pero, con qué sentido? No es mejor que cada área mantenga y desarrolle sus modalidades? No es mejor que ellas muestren su propio camino? No es esto el enriquecimiento de la comunidad global? Transitivamente, No es enriquecimiento de la Arquitectura tomar en cuenta cualidades sociales locales? Por qué no se toman en cuenta estas características? Mientras tenemos el desarrollo del conocimiento más alto de la historia, como dijimos, con la particular característica que lleva consigo, esto es, que es globalmente extendido, no es al mismo tiempo, compartido. Este enorme bagaje cultural que hoy tenemos a disposición implica que estamos en condiciones de transformar positivamente la Arquitectura, pero lamentablemente, no lo hacemos. El conocimiento arquitectónico queda, muchas veces, dejado de lado, es decir, una buena parte de él queda marginado, desvalorizado, desperdigado y en consecuencia, perdido. Las principales razones son dos. Primero, las tendencias hegemónicas (que necesariamente tienden a la homogeneidad) conllevan la perdida de las experiencias locales. Por otro, la estructura de revoluciones y contrarrevoluciones que ha tenido la Arquitectura en el pasado (ya mencionada en capítulos anteriores) elimina conocimiento arquitectónico de valor y genera un corte (y por lo tanto una pérdida) con la tradición inmediata, que va extendiéndose en un proceso a largo plazo. Las dos cosas van de la mano pues no hay mejor forma que introducir las tendencias hegemónicas que mediante revoluciones que dejen la tradición (estas no tienen la capacidad de resistencia) de lado.(38) No estamos haciendo aquí la oposición, tendencias hegemónica versus tradición, pues todo el conocimiento tiene su aporte, sabiendo encontrar los aspectos positivos de cada uno. Para entenderlas bien, analizaremos cada una por separado y empezaremos por lo último. “Revolución” debería ser una palabra del pasado (38) Para ver el problema desde un perspectiva cultural e historica ampliada ver: Aimé Césaire, Dicourse on Colonialism, Monthly Review Press, 2001. Tb:Edward W. Said, Culture and Imperialism, Vintage Books,1994. Tb: J. A. Hobson, Imperalism: A Study, George Allen and Unwin LTD, 1902 No debemos de pelear contra el pasado, necesitamos trabajar con él. No tenemos que excluirlo sino integrarlo. Cuando una revolución toma el poder, el pasado es demonizado, hasta el momento de la contrarrevolución, donde las ideas revolucionarias son erradicadas. La sucesión de revoluciones y contrarrevoluciones ha sido la dinámica, perversa por demás, de la evolución cultural de los últimos siglos.(39) 33 (39) (Tomas Kuhn hace una perfecta y exquisita interpretación de estos procesos de cambio revolucionario en la ciencia y su similitud con los procesos políticos, de ahí el título del libro “The strucutre of scientific revolutions” University Chicago Press, 1962, donde define que el proceso se caracteriza por períodos de calma donde es compartido el conjunto de creencias, valores y técnicas de una comunidad englobadas en el concepto de “paradigma” y períodos de cambio, donde se lucha por imponer uno nuevo. Este proceso no es acumulativo debido a la inconmensurabilidad que caracteriza la comparación entre paradigmas y a que una vez instalado uno nuevo, el anterior es desechado. En consecuencia, tampoco es acumulativo el proceso de evolución científica a lo lago de la historia (El campo temporal de estudio de Kuhn se refiere justamente al período mecanicista, precisamente el que va desde Copérnico a Einstein aunque se extiende con varios ejemplos del Medioevo y la antigüedad) Sin embargo, la interpretación de Kuhn se encuentra con varios escollos, muy en especial la característica no acumulativa del conocimiento tecnocientífico. Podría decirse que el pasado es una prueba irrefutable de lo contrario (seguramente no piense igual, pero sé lo que pensaba Aristóteles, del mismo modo que difícilmente él supiera lo que yo pienso) pero la contradicción más importante se encuentra dentro de su propia teoría. Kuhn ve que podría entenderse que las nuevas teorías científicas contienen a las viejas como casos particulares. Sin embargo, la explicación, que desarrolla, tomando como ejemplo la relatividad de Einstein versus la dinámica de Newton sobre como no es posible sumarla es altamente teórica, muy inconsistente y poco práctica (pag. 98103). Aunque las fórmulas no sean las mismas y el universo conceptual que las contiene tampoco, la dinámica de Newton sirve, en los hechos, para determinados casos y la relatividad para otros, es decir, cada una es útil en el rango que le corresponde, aunque ninguna de las dos sea “verdadera”. Y el que dude del valor de un argumento práctico sobre uno teórico, puede mostrársele la “practicidad“ de Kuhn que para inclinar la balanza a favor de un paradigma establece siempre preceptos prácticos “cuál problema es más importante de ser resuelto?” “cuál de las teorías en competición cumple mejor con los hechos?” “la comparación sobre la habilidad de los paradigmas competidores en resolver problemas…….son los argumentos más persuasivos y significantes”. Y la practicidad es clave para definir la utilidad. Así, es más práctico usar la teoría de Newton para el movimiento de un automóvil, como el propio Kuhn admite, pues resulta más sencilla de aplicar. Pero entonces, para el conductor de uno, poco le importa cual es cierta, ni que paradigma hay detrás, sino que le sea útil, pues, en caso contrario, no podría conducir. Por consiguiente ambas teorías están sumadas en la realidad técnica. (Más adelante veremos que no artmeticamente sumadas.) La definición de paradigma de Kuhn implica el concepto de “certeza” como “creencia” pues éste contiene las creencias de la época (“yo creo en esto” es lo mismo que decir “yo creo que esto es cierto”) y a no ser que explícitamente la época aclare que no cree en nada, esta interpretación debe tomarse como válida. Por tanto la inconmensurabilidad entre los paradigmas de Kuhn está basada en la divergencia o discrepancia de las creencias entre paradigmas competidores. En consecuencia y a pesar que Kuhn pueda decir lo contario, es la “creencia” y no la “utilidad” la que define la no acumulación de paradigmas (no puedo creer en dos cosas opuestas a la vez, o creo en una o creo en la otra, la utilidad define exactamente lo opuesto, uso lo que me conviene de una o de otra o de las dos a la vez). Esto no es contradictorio en sí mismo pero es contradictorio con la postura de Kuhn de que la verdad no importa, pues si no importara no habría paradigmas. Puede no importarle a él, pero sí a los integrantes del paradigma (aunque puedan decir cosas falsas por verdaderas con tal de imponer su forma de ver). Independientemente de esto, y aunque sumar paradigmas no tenga sentido, por lo que hemos dicho antes, sí se van sumando en el tiempo, sus teorías, sus técnicas , he incluso, hasta sus aparatos de medición, es decir todo su conocimiento asociado. En otras palabras, las creencias y teorías acaecen, el conocimiento permanece. Mientras las primeras duran, el segundo perdura. (Un corolario de lo anterior es que las teorías científicas no integran el ámbito de la “verdad” sino el de la “creencia”; o creo en una teoría científica o creo en la otra. O creo en Einstein o creo Newton. O creo en el calentamiento global o creo en lo opuesto. En el ámbito técnico, es irrelevante el “creer”, se aplicará lo más conveniente según el caso, o sea, utiliza todo el conocimiento, lo que lo hace, en consecuencia, evolucionar más fluidamente. Las “creencias” como “verdades” son incambiado en un paradigma, por propia definición. Como estamos viendo aquí, y como hemos dicho anteriormente, el concepto de inmutabilidad de la verdad es esencial de la era mecanicista (puede verse en la lectura de cualquier pensador determinista, desde Descartes a Einstein, donde además, el concepto de verdad siempre está asociado a apreciaciones de índole teológica. La famosa frase de Einstein “Dios no juega a los dados con el hombre”, o cuando le contesta a Rabbi Herbert S. Goldstein “Yo creo en el Dios de Spinoza quien se revela a sí mismo en la ordenada armonía de lo que existe, no en un Dios quien se preocupa el mismo del destino y acciones de los seres humanos.” es por demás elocuente. (ver "Einstein believes in "Spinoza's God"; Scientist Defines His Faith in Reply, to Cablegram From Rabbi Here. Sees a Divine Order But Says Its Ruler Is Not Concerned "Wit Fates and Actions of Human Beings."". The New York Times. April 25, 1929. http://select.nytimes.com/g st/abstract.html?res=F10B1 EFC3E54167A93C7AB178 FD85F4D8285F9. Retrieved 2009-09-08. ) Sin embargo, podemos entender que en un proceso de cambio revolucionario muchas cosas se pierden o dispersan, en particular, de la entidad en desgracia, sea una época, sean ideas, sean grupos sociales, por lo que si bien estamos sosteniendo que en toda evolución hay una 34 acumulación implícita, dependerá del tipo de proceso evolutivo la cantidad acumulada de información y el avance alcanzado en un tiempo dado. En consecuencia, dependerá de la eficiencia del sistema, la capacidad evolutiva del mismo. Como corolario, podemos decir que, un proceso evolutivo basado en la competición de paradigmas opuestos no es eficiente pues la energía gastada y la información perdida en el proceso revolucionario o contrarrevolucionario es muy alta comparado con sus resultados. Y será más ineficiente cuantas más revoluciones y profundidad de las confrontaciones haya en el tiempo de referencia. (Ni que hablar, por ejemplo, del caso político, donde “revolución” o “cambio” llegan a ser palabras propagandísticas y donde, con el ánimo de trascender, sólo se busca permanecer). Es claro que en un mundo donde existen cosas inmutables, la única forma de evolucionar es a través de revoluciones. En un mundo donde el cambio evolutivo es más o menos constante y siempre continuo, estas no sólo no son necesarias sino, además, contraproducentes. Como síntesis, la interpretación de Kuhn no deja de ser una interpretación mecanicista donde la “certeza” y “creencia” paradigmática juega un papel preponderante y aunque pueda ver que “todo el proceso puede haber ocurrido (el subrayado es nuestro), como nosotros suponemos ahora que la evolución biológica hizo, sin el beneficio de un conjunto de metas, una verdad científica permanentemente fija, donde cada etapa en el desarrollo del conocimiento científico, es un ejemplar mejor” no puede ver que esta “selección por revoluciones” que el mismo compara con la teoría darwiniana de la “selección natural resultante de la mera competición entre organismos para sobrevivir” (pág. 172) es el paradigma mismo de su propia época. Sin embargo, Kuhn se da cuenta que esta interpretación no puede explicar cosas elementales de la evolución, “la creencia de que la selección natural”, resultante de esta mera competición, “podría haber producido al hombre junto con los más avanzados animales y plantas fue el más difícil y perturbador aspecto de la teoría darwiniana”. (Me imagino que se refiere a la tendencia a la diversidadcomplejidad en vez de la homogeneidad del ecosistema planetario) Lo que estamos diciendo aquí es que esta forma de evolución de la cultura humana, a través de la selección del paradigma más apto mediante luchas intelectuales, no solo es el propio paradigma de la era mecanicista, más que una “verdad” de cómo han evolucionado los seres vivos sobre la tierra, sino que ni siquiera es el más apto. Podemos decir entonces, que este paradigma ha dejado de cumplir con su propio requisito. No porque sea cierto o no, poco importa, sino porque sencillamente tenemos herramientas mejores. Como dijimos anteriormente, cualquier conjunto de ideas y conceptos es usado en última instancia, en el ámbito tecno-científico,(y debería serlo) en función de su utilidad y adaptabilidad. Y no se eliminará, porque ha sido superado, (como tampoco la teoría de Kuhn, ni esta misma si fuera o, cuando fuera, el caso), sino que nos enriquecimos y nos seguiremos enriqueciendo de él, es decir, quedará integrado a nuestro universo cultural. La interpretación darwiniana de la evolución no tuvo solo influencia en Kuhn sino que la mayoría de los autores del siglo XX no pudieron extraerse ni abstraerse de ella. Incluso autores partidarios de entender a la ciencia como un ensamble de ideas y técnicas cuyos componentes y objetivos constantemente cambian en un ambiente social y intelectual móvil como Stephen Toulmin (Stephen Toulmin, Foresight and Understanding, An Enquiry into the Aims of Science, 1961, pág. 110) no pueden dejar de ver este cambio como el “resultado de un doble proceso de variación en ideas y selección intelectual” que no deja lugar a la duda que ambos, variación y selección, envuelve componentes estructurados complejamente, ambos “racionales” y “casuales” (Stephen Toulmin, Human Understanding, 1972, pág. 204. Ver también Davis L. Hull, Science as a Process, University Chicago Press, 1988. Hull entiende que la capacidad de perdurar de la interpretación darwiniana deriva de su adaptación a sucesivos cambios. “Sin embargo, a través de los años, el cinturón protector que envuelve los principios más fundamentales de cualquier programa de investigación científica puede hacerse tan protector que nada tenga la posibilidad de penetrarlo. Los adherentes a ideologías paran serios testeos. Aún pensando que el mismo ataque ha sido hecho repetidamente contra la teoría evolucionaria, ésta ha quedado abierta a través de su larga historia de sucesivos desafíos. Ella ha evitado la extinción por tanto tiempo por el único método disponible en esas condiciones, cambiando. Sólo si uno piensa que las teorías científicas, para ser legítimas, deben ser eternas, inmutables esencias hacen que estos cambios se transformen en fallas.” (Pág. 515). Una postura más cercana a lo que hemos venido sosteniendo, a pesar de que lo que estamos diciendo aquí es que el conocimiento tiende a evolucionar en un proceso cambiante, continuo y fluctuante, si no es frenado por creencias, científicas o religiosas, como puede verse claramente en el ámbito tecnológico, pues éste se apoya en la utilidad y adaptabilidad, prescindiendo de otro tipo de suposiciones, como la de conjeturar que perdura a través de sucesivos cambios. En nuestro caso arquitectónico, un proceso técnico evolutivo continuo global, donde lo “nuevo” contiene lo “viejo”, y donde la tradición es evolutivamente integrada en una colaboración humana ininterrumpida a lo ancho del globo y a través del tiempo es representada por la esfera de la figura 4, donde nuevas capas son agregadas constantemente. Parte del conocimiento adquirido 35 no es perdido por incesantes confrontaciones sino que integrado al universo técnico-cultural. es Tiempo contenido progresivo del conocimiento arquitectónico Tiempo Tiempo Origen 2 Origen 1 Origen n Figua 4. La evolución arquitectónica ideal, desde diferentes sitios o corrientes acoplandose en un proceso continuo a través del tiempo La comparación entre el pasado evolutivo arquitectónico y una evolución técnica libre es representada en la figura 5. Nivel de evolución técnica B A Tiempo Figura 5. Comparación entre una evolución arquitectonica ideal y real. La línea A muestra la sucesión de mesetas (estilos) conectadas por tiempos de cambio (revoluciones y contrarrevoluciones). La evolución a través de un libre y continuo desarrollo técnico, es mostrada en la línea B. Los picos representan modelos evolutivos adelantados donde es necesario tiempo para que sean globalmente alcanzados. Los diferentes ángulos representan dispares situaciones de estrés, donde la evolución debe ser más o, menos, acelerada. 36 No necesitamos revolución, necesitamos evolución. Una Arquitectura libre no detenida por ideas o “verdades” preestablecidas, que progresa a través de la eficiencia, especialización, adaptación y diversificación transformará a ésta, integrará su conocimiento, progresará más fluidamente, será más útil, enriquecerá y será enriquecida. No debemos hegemonizar el conocimiento Diferente de los ejemplos que hemos mencionado anteriormente de la evolución en el campo automotor, la Arquitectura tiene la particularidad de que puede no serlo y nunca debería, ser reductiva; por lo menos en las condiciones actuales de conocimiento y desarrollo tecnológico, y tampoco, si la situación fuera contraria, es decir, si fuera tecnológicamente posible. Ya hemos hablado de los problemas de adaptación de las concepciones estilísticas. Hablaremos ahora de los problemas de adaptación de los criterios modelisticos universales (no está de más tener en cuenta los diferentes significados y usos del término “modelo” usados en la cultura actual). Aquí manejaremos dos. Por un lado, como un objeto pasible de repetición mecánica (note que no necesariamente tiene que ser repetido mecánicamente sino que alcanza con que sea pensado para tal fin). Significado usado comúnmente en el ámbito industrial de diversa índole, desde construcción hasta computación, y explícitamente integrado a la Arquitectura por los ideólogos del Movimiento Moderno. Por otro, usaremos más adelante una segunda acepción: como referencia técnica para el desarrollo de entidades, procesos o sistemas complejos, en el entendido de como deberían usarse modelos en la Arquitectura actual, es decir, prototipos.(40) Pues bien, la ingeniería automotriz ha desarrollado modelos de repetición segmentados como respuesta de adaptabilidad.(41) Sin embargo, el universo de posibilidades arquitectónicas es tan amplio que, en caso de que el conglomerado arquitectónico decidiera expandirse de forma similar a como lo ha hecho la industria automotriz (a pesar de que ha habido intentos aislados e infructuosos), los centros de producción deberían crear modelos tipo “para aldea septentrional sudamericana de clima subtropical, baja densidad, clase media y costumbres occidentales”, lo que sería bastante inviable. Aunque podría suponerse, como se hizo en su momento, que fuera posible crearse un modelo (40) Ver Apéndice 2 (41) Es bueno notar que la “adaptabilidad automotriz podría entenderse de dos maneras. Por un lado la “adaptabilidad al ambiente” que establece modelos según su capacidad de respuesta a terrenos o climas, (más el primero que el segundo) lo que ha resultado en lo insólito de modelos 4x4 paseando por autopistas mediterráneas o calles suburbanas. Por otro, la “adaptabilidad al cliente” como por ejemplo los destinados a clase media urbana. (Incluso se han desarrollado empresas destinadas a la “customización” o sea, adecuar modelos de serie a pedidos particulares. 37 (42) No quiero ni imaginar lo aburrido y hasta dramático que será vivir en los mega emprendimientos tipo ciudad auto-sostenible modelados desde los centros de poder que se han lanzado últimamente al mercado global. (43) De ésta, como característica particular, podemos decir que se adapta a su medioambiente. arquitectónico capaz de ser repetido infinidad de veces sea donde sea y, conjeturando que fuera posible tener el suficiente nivel tecnológico como para que las segmentaciones funcionales (casa, oficina u otro) fueran adaptables a las condiciones medioambientales de todos y cada uno de los lugares posibles, no sólo implicaría concentración económica y tecnológica auto reforzadora, (se necesita alta inversión y tecnología concentrada en pocos puntos para desarrollar la operación, del mismo modo que el resultado de la actividad genera riqueza y mayor conocimiento en los mismos centros) sino que también tendríamos como resultado que llevaríamos la riqueza de la vida humana comunitaria a la más aburrida de las cosas.(42) En vez de ser deseable, como lo proponía el Movimiento Moderno, debería ser indeseable, de acuerdo a una visión actual. Hoy podemos entender que el ser humano no es una maquina como tampoco lo es su organización social.(43) En consecuencia, tampoco debería serlo su hábitat. También podemos entender que la Arquitectura es un elemento no para ser usado sino para ser vivido. Pero independiente de las posturas sobre qué es o no es la Arquitectura, o qué podría ser o no ser, lo concreto, comprobado y comprobable, es que ésta, ni pudo, ni puede, reducirse a un modelo de repetición, ni es deseable tampoco, que sea centralmente concebido. Es decir, la Arquitectura no debería ser una rama de la industria dedicada a concentrar poder, sino exactamente lo opuesto: a compartirlo. Esto no implica que no puedan existir modelos teóricos a los cuales referenciarse, remitirse, fundarse o inspirarse, que sean puntos de partida de investigación y desarrollo, pero no indica que deban o que puedan, ser repetidos infinitamente, ni aplicados indistintamente. Lo que estamos diciendo aquí es que no puede ser reductiva (el conocimiento central tiende a serlo, reduce el conjunto del conocimiento al suyo propio). Que no debería tender hacia una única solución sino hacia infinitas. Por consiguiente, sería mucho más productivo, estimulante y enriquecedor que la tecnología arquitectónica sea adaptable, adecuada y compartida. Aunque el argumento anterior es explicitado in extremis, dado que hoy sabemos que tal organización económica es imposible, no deja de ser cierto que, a pesar de ello, las producciones locales, por todas las zonas del globo, siguen los modelos desarrollados centralmente, coyuntura que desciende de dos pre conceptualizaciones: la primera, es más fácil imitar que imaginar; la segunda, lo diseñado centralmente está mejor resuelto; lo último no deja de ser una clara consecuencia de la penetración cultural. 38 Es importante notar que aparte de los problemas de repetición modelística expuestos, la producción en serie, como por ejemplo en la misma industria automotriz, ha tendido hacia la concentración de conocimiento y por ende, poder. Pero más importante aún es ver cómo, en la industria automotriz, se han desarrollado conceptos estilísticos para subrayar el poder institucional. Podemos decir, como lo hicimos antes, “es estilo de la marca X la careta tipo k”. Así, el concepto estilístico, conjuntamente con el valor de poseer conocimiento, se asocia a la idea de poder a través de la relación marca-estilo. No en vano, los que promueven estilos en Arquitectura son los mismos que suponen poseer el conocimiento y desean concentrar poder. Al mismo tiempo, cada área tiene su propia disponibilidad de materiales derivado de su producción de materia prima. Como veremos, materiales locales implican baja energía incorporada,(44) pero también debemos tener en cuenta que es un factor socioeconómico. Los materiales locales tienen mayor incidencia en la vida económica local que los importados. Hoy, en la mayor parte del Tercer Mundo, es menos oneroso usar materiales locales que otros “último modelo” traídos del exterior. Sin embargo, el uso de materiales locales no es bendecido por alguna parte de la comunidad arquitectónica. Porqué la Arquitectura debe hacer edificios idénticos sin tomar en cuenta posibilidades locales? Obviamente no! Esto no quiere decir que no se usen materiales del exterior, pero debemos dejar de lado la idea de que la buena Arquitectura está relacionada con el uso de materiales producidos en los centros de desarrollo tecnológico. No cumple ni con la condición necesaria ni con la suficiente. Ni la Arquitectura es buena por usar materiales producidos centralmente ni los materiales desarrollados centralmente hacen a la Arquitectura suficientemente buena. La selección de materiales no es una evaluación técnica? Porqué no tomar en cuenta posibilidades locales? Porqué los arquitectos alrededor del mundo no pueden responder técnicamente a asuntos técnicos? Usar y desarrollar tecnológicamente materiales locales no es enriquecimiento de la Arquitectura? (44) La “energía incorporada” o “evaluación del ciclo de vida” (LCA por sus siglas en ingles), es definida como la energía usada en el completo ciclo de vida de un material, ver Life Cycle Assessment Research, US Environmental Protection Agency La Arquitectura, decíamos, debe ser adaptable, adecuada y compartida, lo que implica desconcentración y a-centralización, de forma de poder integrar problemas y características particulares y conocimiento local. Y para que esto sea posible, debemos integrar el conocimiento, hacia arriba y hacia abajo. Como hacerlo? Mediante una red de conocimiento donde todos los actores intercambien información. Desde los que hoy son centros de desarrollo tecnológico a los ámbitos locales. Desde las 39 bases de conocimiento y experiencia local hacia los centros, y desde éstos, una trasmisión y contribución hacia el exterior de su conocimiento contenido, hacia su difusión en dirección periférica, es decir, un intercambio recíproco de interés mutuo, lo que fomentará, la expansión de las áreas de producción, intelectual y material. De esta forma la tecnología dejara de ser pura para ser adaptada; lo que implicaría un salto cualitativo sustancial con respecto a la forma de producción tecnológica actual. En otras palabras, tenderá hacia una mayor especificidad. Para explicarlo de otra manera, la actual producción industrial no tiene la capacidad de adaptabilidad. Sólo repite un modelo (estos modelos han sido cada vez más especializados, como veremos en el capítulo 6, pero no tienen capacidad de adaptabilidad). Para que la producción edilicia sea adecuada a su lugar de implantación debe contener la cualidad de adaptabilidad. Para que esto suceda es necesario el conocimiento compartido, extendido e igualitario, de forma de que las experiencias locales se acoplen dentro de la cultura general y se enriquezcan desde los centros. En otras palabras, una Arquitectura abierta, interrelacionada entre los centros y los polos, adaptada y adaptable a las condiciones medioambientales y sociales locales implica una Arquitectura desconcentrada, no-centralizada, compartida, estimulante, y, ecológicamente viable. Ahora que se ha aclarado el problema de la adaptación, y que ésta, según quedó establecido, depende de un proceso temporal y otro de aceptación de los condicionamientos socio-medioambientales; y que a su vez, estos están notablemente asociados a una condición cultural, que abarca la cualidad del relacionamiento inter-generacional e intra-generacional, local y global, podemos decir que la adaptación se compone de dos circunstancias, una histórica y otra espacial, que necesitan tener una solución de continuidad. Si es necesaria la continuidad, ésta sólo puede darse a través de un proceso ininterrumpido en los dos sentidos mencionados. En otras palabras, no puede haber adaptación a la circunstancia histórica sin una transformación evolutiva continua, del mismo modo que no puede haber adaptación a la circunstancia espacial sin un activo, constante e igualitario intercambio del conocimiento arquitectónico. Si atendemos las condiciones medioambientales locales, sus características especificas y su condición socio-histórica, las juntamos al conocimiento global y las convicciones del diseñador, surgirá la Arquitectura Diversa. La Arquitectura no es sólo una, la Arquitectura es Infinita. 40 Bio-integrada Muchas cosas se han dicho en los últimos años sobre sustentabilidad en Arquitectura. La primera de todas es que, ésta debe serlo, es decir, con un enunciado moral implícito. “Sustentable”, “ecológica” y “verde” son palabras que escuchamos por todos lados, no sólo en el ámbito arquitectónico. Tanto, que hasta sentimos perturbadoras sensaciones por como éstas son usadas y abusadas. Hoy parecen ser, más que nada, algún tipo de estímulo comercial. También es cierto que, en todos estos años, mucha energía de personas honestas y esfuerzos de instituciones comprometidas, se ha destinado a trabajar en el problema. Pero tampoco deja de serlo que la confusión es enorme. Muchas de las argumentaciones sobre sustentabilidad de edificios que escuchamos, son ridículas; como por ejemplo que tal o cual edificio es “sustentable” porque usó materiales “naturales” (imagine si todos los edificios del mundo usaran madera como material básico), o porque su estructura se parece a un árbol, o porque es liviano, o porque usó paneles solares, o cosas por el estilo. En última instancia, la palabra se ha transformado en una suerte de adjetivo de propiedades mágicas, que bendice con propiedad, toda acción cuya justificación la incluye. Sin embargo y más allá de los esfuerzos mencionados y su posible incidencia en el futuro, la Arquitectura de hoy, no es viable. Los edificios crecen por todos lados sin tener en cuenta el valor de los espacios verdes que ellos ocupan y sin que importe su incidencia estratégica en el sistema global. Las ciudades crecen hacia todos lados en las mismas condiciones. Construcciones y ciudades son un círculo vicioso de gasto de energía. A nadie le importa lo que pasará en el futuro, ni con el acelerado aumento de la industria de la construcción, ni con la implicancia que esta tiene sobre la producción, uso y desuso de los materiales empleados. Algunos productores de tecnología trabajan hacia la eficiencia pero ni la Arquitectura como un grupo de técnicos ve, ni las obras arquitectónicas mismas muestran, el tema como un completo y complejo problema de diseño. Es bueno recordar que muchas veces se han establecido nociones morales sobre que la Arquitectura “debe” estar inserta en su tiempo. Lo mismo es el caso de hoy, pero podemos agregar que las consideraciones morales son mayores debido al actual inviable desarrollo. La Arquitectura debe trabajar para proteger y fomentar la vida sobre la tierra en vez de destruirla. No nos cabe tener una posición complaciente o 41 desinteresada. Para poder aclarar la confusión reinante es importante poder responder a las preguntas: Qué es realmente sustentabilidad en Arquitectura? Podría definirse de alguna manera que terminara con las discusiones? Podría incluso medirse? Si fuera posible, permitiría definir un parámetro técnico con el cual trabajar. La difusión mundial del concepto de sustentabilidad tiene ya dos décadas de asentado, no obstante, dado lo acotado de los cambios que se han producido y la confusión reinante, no será que el concepto de sustentabilidad tiene ciertas limitaciones que hacen engorrosa su aplicación? Podemos ir incluso más lejos y preguntar: es la sustentabilidad, en lo atinente a Arquitectura, la solución a todos los problemas planetarios que ella genera? (45) En 1987 el reporte de la comisión Brundland (Oxford University press 1987) definió el desarrollo sustentable con la famosa y elegante frase: “desarrollo sustentable es el desarrollo que cumple con las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones de alcanzar las suyas”. Una definición de bastante mayor amplitud que la anterior. Sin embargo, al ser de mayor amplitud, más difícil es trabajar con ella. Imagine a un grupo de expertos discutiendo si una obra arquitectónica “cumple con las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones de alcanzar las suyas”. La discusión podría demorar muchísimo tiempo, quizás años y, probablemente, nunca alcance un resultado ajustado. Dejaremos para más adelante el análisis e implicancias de esta definición. (ver pág. 54) “Sustentable” es “algo que se puede sustentar” reza el diccionario. Y esto último, en el sentido que nos interesa, es “conservar algo en su ser o estado” por lo que sustentable podría definirse como “tener la capacidad de conservar algo en su ser o estado”. Empero, parece ser difícil que una reacción, en el ecosistema planetario, sea sustentable en el tiempo si no lo es la acción, por lo que deberíamos extender la definición y decir “sustentable es todo aquello que tiene la capacidad de conservarse y adicionalmente conservar algo en su ser o estado”. Una definición bastante ajustada, con la cual podemos trabajar. Sin embargo, a poco de comenzar a analizarla encontraremos cuan limitado es el concepto de “sustentabilidad” en los procesos naturales.(45) Primero, si nos estamos refiriendo a estos procesos, el concepto parece ser bastante incongruente. Si la idea es mantener las cosas incambiadas, que puede entenderse como la visión de ciertas posturas extremas, la sustentabilidad es, por lo menos, antinatural, pues no existe nada, en la biósfera, que se haya mantenido en su ser o estado, por mucho tiempo. Esta ha sido, es, y por sobre todo, se caracteriza por ser, un flujo continuo de cambio.(46)(47) Segundo, la definición no se refiere para nada a las características de la acción. Así, puede entenderse que la acción sustentable, es pasiva, es decir, no (46) Podríamos decir, la sustentabilidad, vista de esa forma, es insustentable. (47) Para profundizar en el tema y aparte de este concepto que es una interpretación del pasado archí aceptada actualmente, la biósfera es, por definición, el espacio que contiene a los seres vivos. Estos están integrados en la naturaleza, un ecosistema de sistemas dentro de sistemas. Como se ha mostrado, la manera más general de interpretar a los seres vivos es que ellos son sistemas estables fuera del equilibrio, transformadores de energía, que como resultado producen desechos. Estos desechos son útiles para otros sistemas dentro del ecosistema. En consecuencia y adicionalmente, la naturaleza es, entonces, un flujo químico-energético continuo en cambio permanente entre sistemas vivos integrados dentro de ella. Ver Eugene Odum, Fundamentals of Ecology, 1953. Y James Lovelock, Gaia: A New Look at Life on Earth, 1979. 42 tiene la intención de influir, sino la de no cambiar. Y realmente es así. Una contaminación por plomo, o por monóxido de carbono, en un organismo humano por ejemplo, es “sustentable” si se mantiene dentro de determinado rango que no afecte sustancialmente los procesos vitales. Aún mejor, es más “sustentable” cuanto menos los afecte. Y entonces podemos agregar, que las acciones de sustentabilidad, para no influir, deben ser, inanimadas, lo cual es coherente, además, con el concepto de “no cambio”. Si fuera animada, cambiaría las condiciones de origen, por lo que produciría un cambio, que es lo que se quiere evitar; en consecuencia no sería “sustentable”. Esta “sustentabilidad” está basada, entonces, en operaciones que intentan no modificar el medio y para no cambiarlo deben ser ajenas a éste. Si fueran parte de éste, lo cambiarían. La actuación y el medio tienen, o deben tener, estructuras o configuraciones no relacionables puesto que la primera no debe afectar a la segunda. Desde la perspectiva de la “sustentabilidad”, la actuación y el medio son necesariamente discordantes o mejor dicho, esencialmente incompatibles. Al mismo tiempo, esta influencia, de la operación sobre el medio, que es inevitable en tanto y cuanto la operación interactúa en un medio extraño y ajeno, pretende tender a cero para evitar sus indeseables negativos efectos. Pues bien, el cero no es alcanzable, pues es imposible actuar en un medio sin modificarlo, máxime si esta actuación es extraña, pero además tiene como efecto que influye más cuanto mayor es la operación. Mientras ésta se mantiene dentro de límites mínimos sus impactos pueden ser ínfimos o despreciables pero si estos cambios empiezan a tener mayor volumen la situación empeora proporcional o exponencialmente. Como derivación, el estrés sustentable pasa a ser, definitivamente, un problema de cantidad de intervenciones no integrables o compatibles con el medio. Para verlo mediante un ejemplo arquitectónico, podemos imaginar un edificio sustentable ideal. Este consumiría cero energía y produciría cero residuo. Para hacerlo más ideal, podemos suponer que los materiales fueron traídos del espacio exterior y que para construirlo se necesitó cero energía, por lo que no se afectó para nada el flujo bioquímico de la biósfera. También podemos suponer que durara indefinidamente, de forma que su “reciclabilidad” no afectara el ambiente. Este edificio ideal, la panacea de la sustentabilidad, por sus características definidas, tiene cero intercambio con el medio. Bien, que pasaría si, debido a sus notables características, empezáramos a llenar el planeta con cantidades de tal admirable edificio? Pasaría lo mismo que si llenáramos nuestro cuerpo con cantidades de objetos inertes, en determinado momento, moriríamos, pues los procesos vitales no podrían llevarse a cabo.(48)(49) Las operaciones enmarcadas en el concepto de sustentabilidad deben (48) También podría insistirse y avanzar sobre los conceptos mecanicistas implícitos en la idea de “sustentabilidad” pero no va a ser demasiado útil para nuestra argumentación, pues lo que nos interesa aquí, no es justamente resolver un problema teórico, sino uno practico: cómo hacer para que la Arquitectura influencie positivamente en el medioambiente. (49) De esto se deriva un corolario interesante: si creamos un ecosistema con intercambio 0 con la biosfera, para ésta es lo mismo que un cuerpo inerte. 43 ser, entonces, de baja cantidad. La situación que se plantea es que en condiciones donde el aumento de la masa edilicia es exponencial, a pesar de que no lo sean las proyecciones sobre crecimiento poblacional, comienza a ser difícil de defender la idea de “sustentabilidad”, pues la incidencia de las áreas construidas tiende a ser cada vez mayor.(50) (50) Para ver el tema de la relación crecimiento poblacional-crecimiento de la masa edilicia ampliado ver Capítulo 5. El gran problema es que si un edificio sustentable ideal tiene cero intercambio con el medio y empezamos a colocar muchos ceros unos al lado de los otros no tenemos el conocimiento suficiente para saber cuánta es la cantidad de ceros necesarios para empezar a afectar el medioambiente. Podríamos expresarlo como porcentaje sobre el flujo bioquímico total pero no tenemos la capacidad para medirlo. Por otro lado, puede llegar a ser peligroso, no sólo porque, como hemos visto, no es posible permanecer pasivo dentro de este flujo, lo que nos indica que el concepto general tiene fallas de adecuación al proceso global de la biósfera, que pueden terminar comprometiendo la situación, sino porque parece bastante insensato actuar de forma que el único resultado posible sea estresar el sistema. Lentamente vamos enfrentando y ahondando en las complejidades y limitaciones del término que nos ocupa. Para visualizar lo dicho anteriormente con mayor claridad, podemos poner una bolita de vidrio dentro de un tubo que contiene un flujo de agua como muestra la figura 6A. Figura 6A La bolita, al estar inmersa en un flujo, producirá una perturbación en éste. Cualquier posición que tome esta bolita, sea cual sea, creará una modificación en el sistema. Es imposible de evitar la perturbación en tanto la bolita siga siendo bolita. Podemos suponer que la bolita, en cambio, en vez de estar quieta se mueve a un ritmo más o menos similar al movimiento del flujo (figura 6B). La situación pasa a ser diferente. La perturbación se reducirá pues la bolita no generará tan alto grado de oposición al movimiento del flujo. Sin embargo seguirá produciendo una 44 Figura 6B perturbación. Como las moléculas del líquido se mueven con cierta libertad, la bolita seguirá impidiendo su desplazamiento con total independencia. En cualquiera de ambos casos, relacionarlos numéricamente no es posible pues son dos medios distintos. Medir la perturbación no nos es posible pues no conocemos el caudal del flujo. (Podemos si medir el volumen o la masa de la bolita). Si ahora empezamos a colocar muchas bolitas juntas (figura 6C), Figura 6C ese flujo será cada vez menor y la perturbación mayor, hasta que llegue un punto en que las bolitas se concentrarán en alguna zona impidiendo el pasaje del agua y el flujo finalmente quedará completamente comprometido o se interrumpirá. El comportamiento es bastante errático, depende de la concentración de bolitas, pero es difícil decir en qué momento colapsará. Podríamos medir la relación entre la cantidad de bolitas y la cantidad de flujo pero dado de que no conocemos a éste, la operación es imposible. Este ejemplo tiene la cualidad de que puede ser una aproximación y 45 simplificación tanto de la situación de la contaminación por plomo o monóxido de carbono en un ser humano que mencionamos (en ese caso si conocemos la cantidad de flujo por lo que el sistema puede expresarse como cantidad de contaminante por volumen de sangre, cosa bastante común) o una contaminación de la biósfera a través por ejemplo, de la masa edilicia.(51) (51) Para el caso de la sangre puede también conocerse, a través de cierta cantidad de casos anteriores, el porcentaje de contaminante que hace colapsar el sistema, cosa que para el caso de la biósfera es, por lo menos por ahora, más que imposible. Cada vez que nosotros actuamos sobre el territorio, hacemos una modificación del mismo. Como hemos explicado, el planeta es un ecosistema y el territorio es una parte de este. De acuerdo a los postulados manejados hasta ahora, podemos intentar actuar de modo que sea lo menos perturbador posible pero no podemos escapar al hecho de que esta actuación produzca un trastorno negativo o contaminante. Entenderemos a éste como un trastorno que no puede acoplarse rápidamente al medio. También hemos dicho que la naturaleza es un flujo químico-energético continuo entre sistemas vivos, pero ahora agregaremos, que colaboran entre sí, a través de este flujo. En consecuencia el territorio, o mejor dicho, el espacio donde trabajamos, es un espacio vivo, que forma parte del ecosistema total y que tiene una responsabilidad de colaboración con el conjunto, por lo que cada parte en que se subdivida tendrá una cuota proporcional de colaboración. Podemos ejemplificarlo de la siguiente manera para que sea más grafico. Imagine el conjunto de la biósfera. Esta se compone de tres niveles. Bajo tierra, sobre la superficie y en la atmosfera cercana. Imagine ahora que la subdividimos en un arbitrario conjunto de pequeñas partes que contiene, cada una, una porción de los tres niveles. Podemos definir al conjunto como una red de intercambio donde cada parte tiene una cantidad proporcional de materia y energía a intercambiar con el sistema total. (Lo interesante de esto es que cada parte puede entenderse como un “predio” arquitectónico, que consta de esos tres niveles.) Interpretar a la biósfera como un sistema de colaboración nos permite avanzar sobre otras posibilidades de intercambio o inter-actuación. Sobre el esquema de la figura 6 que hemos visto, podemos imaginar a la bolita con una cierta cualidad de colaboración con el medio donde está inserta. Esta cualidad puede entenderse como la capacidad de transformarse en el flujo que la contiene. De esa forma pasará a ser parte integrante esencial por un lado y por otro, el flujo no tendrá ningún impedimento de movimiento. Si siguiéramos agregando bolitas transformadas en flujo, éste mantendría su condición estable a pesar de que aumentara el caudal. El caudal estaría definido por el flujo principal más la cualidad de la bolita de vidrio en transformarse en agua, es decir, la cualidad del elemento agregado de ser parte del sistema. El conjunto empieza a ser pasible de acoplarse numéricamente. Si llamáramos A a la 46 cantidad de materia de la bolita inicial y B a la cantidad de flujo obtenido, la cualidad puede ser expresada como B/A. Esta expresión mide la capacidad de colaboración del elemento agregado en el sistema total. El flujo total será FT= Fi + B/A, el flujo inicial + la cualidad de transformarse en flujo compatible de la bolita. Si existiera remanente, es decir si B/A fuera menor que 1, esta remanencia será menor que el volumen total de la bolita por lo que la operación en sí es, como mínimo, menos contaminante. Esta polución dependerá del valor B/A o sea la capacidad de colaboración del elemento agregado. La diferencia más sustancial que tiene esta opción con respecto a las anteriores es que el elemento agregado en vez de intentar no influir propone colaborar. El flujo tendrá una alteración menor y el cambio no será irremediablemente negativo ya que por lo menos una fracción de la modificación pasa a ser integrantecolaborador del sistema total. En la práctica, el flujo aumentará mientras que la contaminación se reducirá. Este análisis que hemos estado efectuando deja en evidencia cuan limitado es el concepto de sustentabilidad para manejar los problemas referidos a la influencia que tiene el hábitat humano en la biósfera.(52) . Si la intención es no influir el resultado puede llegar a ser terriblemente negativo. Y esta negatividad, que podemos llamar contaminación, aumenta como mínimo proporcionalmente con el nivel de actuación. Por lo tanto no podemos aceptar ser pasivos. Es más, no existe esa posibilidad. Debemos entonces, avanzar con algo que nos permita pasar de una actitud pasiva a una activa, es decir, a acciones que colaboren positivamente en el flujo bioquímico de la biósfera. Y al influenciar positivamente, lo que estamos haciendo es, integrando sistemas. Pasaremos entonces de una Arquitectura pasiva a una sistémicamente integrada. Llamaremos a este concepto “bio-integración” Se desprenden varias cosas interesantes. Primero, mientras el concepto de sustentabilidad es estático el de bio-integración es dinámico. La biointegración implica interrelación con un proceso en continuo movimiento y cambio, que por lo tanto implica movimiento y cambio continuo de las condiciones de la bio-integración. Si la sustentabilidad supone condiciones permanentes, del medio y de los recursos, la bio-integración supone condiciones cambiantes de ambos pues irán modificándose a través de un proceso temporal continuo de transformación. Si la bio-integración influye en la biósfera, entonces puede ser un parámetro medible y, sumable. Más integración ó, menos integración. A diferencia del concepto de sustentabilidad, que como hemos visto, debido a sus características, tiende a cero su intercambio, lo que es estáticamente o dinámicamente imposible, la bio-integración puede ser un gradiente medible, cuantificable y corregible a largo plazo, dependiendo del conocimiento adquirido y de las condiciones externas. Para usar el mismo ejemplo de la bolita, esta deberá transformarse de (52) “Hasta que tengamos una comprensión de estas complicadas, cambiantes interacciones, nuestros intentos de balancear la extracción de los recursos de los ecosistemas a cambio de sustentabilidad serán, en el mejor de los casos, ingenuas, en el peor, desastrosas. Como humanos, hemos aumentado tanto en número que forzosamente modificamos las interacciones ecológicas extensivamente, con sólo una vaga idea de los efectos de largo rango. Aún nuestro bienestar, incluso nuestra supervivencia, depende de ser posible usar estos sistemas sin destruirlos. Intentos de cambiar la selva tropical en tierras de cultivo, o pescar en los Grandes Bancos “eficientemente”, son sólo síntomas de un problema que año a año es más serio.” John H. Holland, Hidden Order, How Adaptation Buids Complexity, 1995, pág. 4 47 forma de que, como mínimo, acompañe el flujo químico-energético de la biósfera. Dependiendo del nivel de conocimiento y de la situación circunstancial, el flujo agregado puede combinarse de un modo u otro para trabajar coordinadamente con el flujo principal. (53) Para verse conceptos sobre la integración sistémica de los seres vivos y propiedades emergentes ver Fritjof Capra, La Trama de la Vida, trad. David Sempau, Anagrama, 1998. Holland, John H, Emergence: from chaos to order, Perseus Books, 1999. Yaneer BarYam and others, The Characteristics and Emerging Behaviors of System-of-Systems in: NECSI: Complex Physical, Biological and Social Systems Project, 2004. Segundo, si se van a integrar sistemas hacia afuera, ocurrirán necesariamente dos cosas. Por un lado, la Arquitectura se complejizará, pues deberá tener en cuenta más elementos y situaciones que las que ha tenido hasta ahora. Por otro, se integrará hacia adentro, de forma de hacer más eficiente la combinación de estos sistemas, pero por sobre todo, porque no es posible integrarse hacia afuera, sin hacerlo hacia adentro. En consecuencia la Arquitectura será una entidad sistémica, hacia adentro y hacia afuera; un nivel de propiedades emergentes, dentro de una compleja trama de sistemas dentro de sistemas.(53) Tercero, la postura del diseño pasa a ser activa en vez de pasiva. Dejará de ser, todo lo que no se puede hacer, de forma de no influir negativamente en los ecosistemas y sus procesos bioquímicos, y pasará a ser, todo lo que se puede hacer para colaborar con ellos. Esto implica un salto cualitativo sustancial y una estimulación adicional en el proceso de diseño. Cuarto, si es bio-integrada cooperará con el ecosistema por lo que, en consecuencia, será humanamente integrada. Asociada a su estructura y vida social, interdependiente con ésta, armónica con sus necesidades. La Arquitectura bio-integrada estará entonces adaptada al entorno socioambiental. Quinto, a pesar que la noción de bio-integración es, en ciertos generales aspectos, distinta y hasta opuesta a la idea de sustentabilidad, muchos de los conceptos inmersos en la esfera de la sustentabilidad no son ajenos al mundo de la bio-integración. Las operaciones en el medio afectan a éste y por más que sea imposible que sea cero, esta afectación deberá establecer cuáles son y pueden ser sus efectos negativos y positivos, minimizando los primeros y estimulando los segundos. El estudio de toda la situación conllevará necesariamente una especialización técnica, como son estructura o instalaciones. Y, como en ambos casos mencionados, la coyuntura de ésta, tendrá alta incidencia en la resolución total. El arquitecto será entonces un integrador de sistemas. Para ver una aplicación de lo anterior sobre el caso actual de perturbaciones biosféricas registradas hasta el presente, debidas a actuaciones arquitectónicas, las que han tenido mayor relevancia derivan del uso de energía. Por lo tanto la reducción del consumo es determinante. Ahora bien, el consumo energético es esencialmente un problema de diseño.(54) Es nuestra misión, técnica y moralmente hablando. Nadie más que nosotros, arquitectos, estará tan preocupado 48 (54) Para mejorar el rendimiento energético de los edificios de la CEE se ha escrito la DIRECTIVA 2002/91/CE del Parlamento Europeo y del Consejo del 16 de Diciembre del 2002 sobre la Eficiencia Energética de los Edificios (DEEE). La Directiva tiene su origen en el Protocolo de Kyoto, emitido por la CEE, por el cual se regulan las emisiones de CO2 de los Estados implicados. Se escoge el sector residencial y terciario ya que es el que tiene un mayor potencial para el ahorro y la eficiencia energética, contando con inversiones económicas razonables. Con tecnología conocida y de eficacia demostrada, las pérdidas energéticas de los edificios pueden ser reducidas hasta un 90%. La Directiva está basada en los siguientes cuatro elementos principales: Una metodología común de cálculo del rendimiento energético integrado de los edificios. Las normas mínimas relativas al rendimiento energético de los edificios nuevos y de los ya existentes cuando se proceda a una reforma importante de los mismos. Sistemas de certificación de edificios nuevos y existentes y exhibición de certificados y otras informaciones pertinentes en edificios públicos. Los certificados deberían datar de menos de cinco años. Control regular de las calderas y de los sistemas centrales de climatización en los edificios y evaluación de las instalaciones de calefacción cuyas calderas tengan más de 15 años. La metodología común de cálculo debería integrar todos los elementos que determinan la eficacia energética y no únicamente la calidad del aislamiento del edificio. Este enfoque integrado debería tener en cuenta elementos como las instalaciones de calefacción y de refrigeración, las instalaciones de iluminación, la localización y orientación del edificio, la recuperación del calor, etc. España normativa CTE CTE-H1Menor consumo por aislamiento envolvente del edificio CTE-H2Mayor rendimiento equipos de calefacción, ventilación y agua caliente sanitaria CTE-H3Mejor rendimiento equipos iluminación CTEH4 y CTE- H5Ahorro Energía Primaria en Edificación: empleo de energías renovables. por el tema ni interesado en resolverlo. Debemos ser conscientes que una mala resolución de diseño implica alto consumo energético (note que esto implica una valoración sobre el diseño arquitectónico completamente distinta de la corriente arquitectónica más extendida en la actualidad) y alto gasto en dispositivos de producción y/o transformación energética, sea estos cuales sean, lo que conlleva mayor gasto de recursos e intereses asociados.(55) Es nuestra actividad trabajar en el espacio humano y su medio ambiente asociado. Y es nuestra responsabilidad la calidad de ambos. Y ambos son, en realidad, de acuerdo a la postura que hemos venido construyendo, una sola cosa. (55) La industria de dispositivos relacionados con formas alternativas de extracción energética ha estado gastado importantes sumas de dinero en el mercado para convencer sobre sus beneficios y ha estado usando su lobby para conseguir apoyo gubernamental y excepciones fiscales. (Ni que hablar de las producciones mediáticas de dudosa intención) Sin embargo, parece más una carrera por vender productos que un verdadero interés en el problema energético. Como ejemplo, puede mencionarse el nombre “energía renovable”. El verdadero nombre debería ser “dispositivos no renovables de extracción de energía renovable”. Peor es el nombre “energía limpia”. Qué quiere decir “energía limpia”? Las baterías de las plantas eólicas? O las placas de los paneles fotovoltaicos? Ambos con bajísimos valores de adaptación, como veremos. El abuso de estos términos aparece como deliberado y malintencionado. No estoy diciendo que la diversificación energética no sea importante. Pero lo más importante es ahorrar energía, más que producirla indiscriminadamente y gastarla sistemáticamente. No es un asunto de interés económico sino de interés medioambiental. Debemos poner límites al afán de lucro de las empresas y establecer dónde, cómo y cuándo deben ser instalados, amen de reducir la dependencia energética, de donde sea y como sea, es decir, priorizar el bien global, humano y no sólo humano. Si seguimos la actual tendencia, no sólo seremos gastadores de energía, sino también consumidores de dispositivos de explotación energética. No podemos tampoco fantasear e idealizar con que las formas alternativas son inmunes a la contaminación. Estos días asistimos pasmados y horrorizados al show de cómo se arruinan espacios de alto valor paisajístico ocupándolos con plantas de producción eólica y solar en nombre de la “sustentabilidad”. Ni que hablar de las “ayudas económicas” ofrecidas por las empresas a los afectados a cambio que silenciar sus padecimientos. En algunos años, a este ritmo, no sólo habremos terminado las reservas de combustibles fósiles, sino también ocupado el planeta entero con plantas de producción de energía “limpia” y aún no tendremos suficiente. Todos sabemos que la producción de hidrocarburos y carbón genera una vasta contaminación de la tierra, además de los residuos de su quema, pero no deberíamos estar discutiendo como abusar de, sino como reducir el factor de ocupación territorial…………(Ver Capítulo 5 y Apéndice 3) 49 (56) Para ver con detalle la proposición matemática sobre la bio-integración ver el Apéndice 1. (57) LCA por sus siglas en ingles, es definida como la energía usada en el completo ciclo de vida de un material, ver Life Cycle Assessment Research, US Environmental Protection Agency Bien…….El ahorro energético es un factor clave en Arquitectura. La dirección es obvia. Menor energía gastada por metro cúbico, más colaborador será el edificio. Mayor ahorro energético quiere decir más bio-integración.(56) Diseño más adaptado y orientado hacia la eficiencia energética quiere decir mejor Arquitectura. Pero un edificio bio-integrado no deberá ser solamente eficiente energéticamente sino globalmente eficiente. Desde el punto de vista del edificio como un todo y desde el punto de vista de su inserción en el sistema total. Esto implica adecuación a recursos disponibles, consideraciones sobre los niveles de LCA (evaluación del ciclo de vida)(57), o sea, adaptado a las condiciones locales. Y esta adaptación no sólo se medirá en aspectos referentes a los insumos sino también y, especialmente, como hemos dicho, al cariz socio-ambiental lo que, a su vez, implica estimaciones de características sociales y valoraciones de situaciones micro ambientales. La eficiencia y la adaptación serán entonces dos pilares básicos de la biointegración. Recuerde que habíamos entendido a la eficiencia como mejor performance con menores recursos y a la adaptación como la cualidad de adecuación a una situación histórico-espacial. Y, obviamente, ambos deben ser tomados desde un punto de vista medioambiental. Sin embargo, es interesante resaltar que lentamente los conceptos de eficiencia y adaptación, tomados de este modo, han ido transformándose hasta converger en dos formulaciones complementarias de una misma noción. En efecto, no es posible la adaptación sin una eficiente solución medioambiental del mismo modo que no es posible la eficiencia sin una solución adaptada al entorno. Es bueno recordar en estos momentos que las ideas de eficiencia y adaptación has sido vinculados directamente al concepto de evolución. (58) Sobre soluciones para la transformación de la masa construida existente, la situación pude ser diferente, pues deberá sopesarse esta condición en la evaluación de la coyuntura total. La bio-integración, deberá, estudiar el proyecto para que la inserción y performance cumplan integradamente con estas características. La postura de sumar o agregar dispositivos para transformar la ineficiencia e inadaptación, sea cual sea, en edificios “sustentables” pasa a quedar descartada pues no es posible, mediante la inclusión o agregación, obtener un edificio globalmente eficiente y localmente adaptado, de acuerdo al significado que hemos establecido para ambos términos. Lo que la bio-integración hará es sintetizar las situaciones de campo para obtener mejores soluciones.(58) Todo esto nos lleva hacia otro asunto. La bio-integración es no-consumista o anti-consumista pues naturalmente tenderá a utilizar mejor las condiciones de base con el fin de reducir los insumos necesarios para obtener mayor confort. Es indudablemente más económico utilizar horas de desarrollo proyectual para procurar eficiencia mediante menor y mejor aprovechamiento de los recursos disponibles que cubrir las deficiencias proyectuales con dispositivos correctores incorporados. 50 Del mismo modo, no será aceptable utilizar éstos con el fin de sustentar, sostener o promover inadaptadas y por tanto malas Arquitecturas. Sexto, si la Arquitectura es bio-integrada quiere decir entonces que tomará recursos del medio y expulsará desechos a este. Como hemos mostrado, el problema no es no hacerlo sino como hacerlo. Es decir, los recursos serán evaluados en función de su cualidad de no dañar el equilibrio global y los desechos expulsados deberán tender a ser útiles. Sin embargo, en la situación que estamos, de superpoblación y súper desarrollo edilicio, debemos necesariamente tomar la menor cantidad posible de recursos y eliminar la menor cantidad posible de desechos al tiempo de cubrir las necesidades del hábitat humano, por lo que el concepto más con menos adquiere un valor ecológico fundamental. Se deben usar menos recursos para generar mejores resultados edilicios. Aparte de trabajar sobre las ya nombradas áreas de eficiencia y adaptación, que contendrán, entre ambas, el estudio de las aportaciones de entrada o cualidad de los insumos -a saber, tiempo, facilidad de obtención y valoración de la energía incorporada (LCA) y relación beneficio/desecho de la producción arquitectónica- cuya evaluación incluirá construcción, vida, mantenimiento y demolición, conjuntamente con la capacidad de reciclabilidad de los desechos, se deberá obrar sobre la interrelación con el entorno mediato e inmediato. Operar sobre esta correspondencia es entender la reciprocidad que existe entre el impacto de una actuación sobre su medio y el efecto que ejerce el medio sobre la intervención. Deberemos responder a las preguntas: Cómo afecta una transformación espacial su entorno cercano? Cuál es el alcance de esta influencia? Cual será la respuesta del medio? Como hacer que la construcción y su entorno se afecten positivamente? Las ramificaciones son muchas pero podríamos nombrar: el intercambio energético con el medio, el efecto climático y micro climático, las repercusiones físicas, más los alcances socioambiental y socio-económico ponderados equilibradamente. Habíamos visto a la eficiencia (Capítulo 2) como un concepto clave en “Arquitectura evolutiva” y a la adaptación (Capítulo 3) como resultado natural de una evolución libre, en esta instancia hemos visto que ambas tienen no sólo un profundo sentido medioambiental sino también tienden hacia un significado asociado. La derivación directa será que el diseño pasará a valorar la cualidad en detrimento de la cantidad, lo que será sumamente importante en el problema de la apropiación territorial, pero de eso hablaremos en las páginas siguientes. Por último y como resultado de todo lo anterior, bio-integración es sensibilidad. Si la Arquitectura es un nivel de propiedades emergentes interrelacionado con su medio externo e interno, quiere decir que recibe 51 estímulos de estos y actúa en consecuencia. El nivel y la capacidad de respuesta pautarán la cualidad de la misma. En extracto, el concepto de sustentabilidad tiene limitaciones sobre cómo resolver los problemas que genera una producción arquitectónica de envergadura en el planeta. Si quiere ir más a fondo, busque que su edificio se integre y colabore positivamente con las variables medioambientales. Lo transformará en una construcción sensible a su medio externo e interno. Tendrá, entonces, un edificio bio-integrado. 52 Concentrada La metamorfosis del espacio físico producida a lo largo del Siglo XX ha dejado a la Arquitectura enfrentada en estos tiempos a complejos problemas de territorialidad. Los últimos decenios del siglo han visto levantarse muchas voces críticas, junto a intentos generalmente infructuosos, de frenar la expansión de las áreas construidas, debido al exponencial aumento de los últimos 100 años. Teniendo en cuenta que el escenario ha sido, y es, un incremento continuo de producción edilicia por un lado, y de población mundial por otro, el problema es de difícil solución, en particular si las visiones o los esfuerzos son realizados desde una escala reducida, o dentro de ámbitos locales, pues ambas tendencias son de orden global. Y si bien, debemos enfocar el problema dentro de su situación histórica, ni lo uno ni lo otro es nuevo, (como tampoco el intento de frenar la expansión de las ciudades) sí lo son, no sólo el nivel incremental de ambos hoy en día, sino también su proyección a futuro. El dilema que ha implicado hasta ahora, expuesto como las consecuencias perjudiciales que derivan de superficies urbanas excesivamente extendidas, y de la transformación constante, continua y acelerada de suelo fértil en áreas edificadas, es debatido fervientemente en varios ámbitos interesados o relacionados con el problema, donde han surgido voces de alerta e intentos, teóricos y prácticos, de limitarlos e impedirlos. Y como siempre pasa, existen partidarios y detractores. Partidarios que dicen que es mejor gastar energía y recursos en crear, proponer e implementar operaciones de control e interrupción de la expansión de las ciudades, para evitar sus efectos nocivos, territoriales y no territoriales, y detractores que entienden que son peores los remedios que la enfermedad, o que el efecto es positivo. Si ponemos el asunto dentro de una perspectiva general, el problema del crecimiento de las ciudades es sólo una pequeña parte de toda una situación bien más amplia, asociado directamente a la forma que tiene, y ha tenido el ser humano, de usufructo del territorio. El tema abarca bastante más que un enfoque estrictamente arquitectónico para estar más incorporado a la particular forma que tenemos de entender nuestro mundo y relacionarnos en nuestro medio. Menos aún, es solamente de índole urbanística, ya que si lo midiéramos en términos de ocupación territorial, más que adjudicarle un origen conceptual general de modalidad de utilización, el avance no se debe únicamente a la expansión 53 del área construida, sino, en forma más genérica, a fines económicos de toda índole. La Arquitectura y el Urbanismo se integran, como un elemento más, al vasto campo de la producción humana. Y el problema territorial queda abarcado en el conjunto. No se puede discutir la vicisitud de la apropiación que el hombre hace del territorio con fines urbanos si no se discute la utilización que el hombre hace del territorio en forma general. Sencillamente porque la primera deviene de la segunda. Como sabemos, el ser humano tiene, y ha tenido, una forma de producción donde el incremento de bienes y servicios, productos y consumo, es ley motive. Esta característica se ha venido consolidando desde hace mucho, si bien la tendencia se ha exacerbado a partir de la revolución industrial. La bonanza de una economía se mide por su tasa de crecimiento. Desarrollo y crecimiento son sinónimos. Anexamente, si a la expansión económica, que no sólo conlleva incremento de bienes y consumo sino que también, tanto o más importante para nosotros, implica aumento de las áreas de producción, le sumamos la multiplicación de la población mundial, el problema pasa a tener complejos e interesantes efectos.(59) (59) Ya en 1798 el reverendo Thomas Robert Malthus muestra las limitaciones del modelo en An Essay on the Principle of Population (60) El peligro derivado de la apropiación del territorio para fines productivos, sustentado en el avance técnico, hizo en el pasado hasta sociedades enteras, y hace en la actualidad a algunos grupos, renegar de tal opción. Antaño, dramáticamente, no les fue muy bien. Fueron avasallados por sociedades más “avanzadas”, a no ser de que tuvieran la suerte de estar lo suficientemente alejados y/o aislados geográficamente como para quedar guarnecidos, Ver también (61) Es más, podría ser interpretado que el comienzo de este proceder, de ocupar para producir, no sólo dista mucho en el tiempo sino que, desde que el hombre tomo por primera vez la decisión de producir alimentos con cierto grado de sistematización, el concepto de apropiación del territorio con fines exclusivamente económicos estaba implícito. Bien lejos se estaba en aquel entonces de imaginar la situación actual. Bien lejos se está hoy, de poder cambiarlo. Así planteado el asunto es aún más complejo. La encrucijada a la cual la sociedad humana se enfrenta en referencia al sistemático uso del territorio con fines meramente económicos se va ampliando y complicando con el paso del tiempo, con el aumento poblacional y con el adelanto tecnológico, y es indudablemente, muchísimo más complejo de lo que puede parecer si miramos en forma independiente y aislado, el avance del área construida. (60) Sin embargo, la situación actual no puede negarse y, mucho menos, eliminarse. Existe, está ahí, y 12.000 años de producción humana no se cambiarán en un segundo, ni tendría sentido que se hiciera, del mismo modo que es desatinada la opción que propone invertir el rumbo. Carece de razonabilidad cuestionar la realidad, y decir que el hombre se equivocó en estos últimos 12.000 años. Pero tampoco parece lógico que 12.000 años de experiencia no sirvan para nada. Las condiciones en aquella lejana época no se parecían un ápice a las actuales. No habrá llegado el momento de empezar a pensar diferente?(61) 54 (62)Ver Cápitulo 1, 2 y 3. (63) Ver por ejemplo: Paul Romer "Growth Cycles," (American Economic Review, June 1998, Paul Romer , "Preferences, Promises, and the Politics of Entitlement" (Individual and Social Responsibility: Child Care, Education, Medical Care, and LongTerm Care in America, Victor R. Fuchs (ed.), Chicago: University of Chicago Press, 1995. Paul Romer, “Endogenous Technological Change" (Journal of Political (64) Notablemente, puede apreciarse en el pensamiento del propio Romer. Éste ha propuesto últimamente el desarrollo de Charter Cities, ver en http://www.ted.com/talks/pa ul_romer.html, que podrían ocupar el 1% de la tierra total o sea 1.489.400 km2 y albergar a 1.000.000.000 de habitantes (las áreas construidas actualmente ocupan 3% según GRUMP [Global Urban Rural Mapping Project], Earth Institute, Columbia University). Este “insignificante” 1% representa el 21% del área de la Amazonía !? Podemos decirlo de otra forma, imagine a su cuerpo ocupado 3% con objetos contaminantes, le parecería insignificante que esté ocupado un 1% más? Si no tiene sentido, o no es posible, cambiar completamente el rumbo, ni tampoco es factible una continuación inexorable del mismo, la única solución plausible es analizar y evaluar la situación actual y sus perspectivas futuras, ver cómo combatir sus efectos nocivos y cuáles, si los hubiera, los positivos a los que sería conveniente favorecer. En ese caso, lo que estaríamos haciendo es actuando evolutivamente, de acuerdo a una postura técnica de análisis y evaluación de la coyuntura erigida, dilucidando secuelas negativas y desenlaces positivos, estableciendo proyecciones viables y realizables, o sea, actuando con eficiencia y adaptación, y como derivación, creando un camino más beneficioso que el actual sobre el cual transitar. (62) Como la Arquitectura y el Urbanismo son sólo una pequeña parte de la dinámica, no podemos hacer otra cosa que ver el asunto más generalmente para, a partir de ahí, evaluar cuales pueden ser los pasos indicados y como conclusión, volver hacia su ámbito nuevamente y actuar en consecuencia. Este modo de acaparar, que incluye toda una forma de ver y sentir, tiene la singularidad de que valora, por sobre todo y especialmente, la cantidad como fuente de riqueza y bienestar. Es siempre mejor tener más de esto o aquello. Puede tenerse en cuenta que todas las teorías económicas, incluso las modernas, han estado siempre basadas en el factor de crecimiento y desarrollo económico, productividad, competitividad y beneficio, más que en la calidad de vida……… A pesar de que hoy se valoren también aspectos sociales.(63) La manifestación de esta peculiar modalidad sobre el territorio ha sido ya explicitada, la apropiación continuada y creciente de este con fines meramente productivos es su desenlace directo.(64) Varios estudios y modelos se han creado para mostrar la tendencia al colapso del crecimiento ilimitado en un escenario de recursos finitos.(65) Como resultado de esta postura crítica, últimamente se ha desarrollado y promovido el concepto de desarrollo sustentable, ya mencionado anteriormente, donde se entiende que es aceptable el desarrollo siempre (61) La apropiación territorial tiene relación con el avance técnico. No sólo le ha permitido al hombre, iniciar el proceso de sedentarización, sino que le ha posibilitado acaparar el territorio en grado creciente, subyugando, conquistando o eliminando a las sociedades de menor nivel. (Ver por ejemplo: Jared Diamond, Guns, Gems and steel, the fates of human societies, W.W.Norton and Company, 1999.) Asimismo, el nivel tecnológico facilita el estamento de la organización social y su estándar económico. Mientras que la sedentarización promovió en sus comienzos una sociedad con tendencia creciente a la estratificación, en los últimos milenios se ha creado una tendencia opuesta, hacia sociedades más equilibradas, con proyección creciente hacia la igualdad, libertad y también riqueza. Como veremos en las páginas siguientes, si seguimos los avances tecnológicos, no sólo aumentará la posibilidad que esa tendencia no cambie, sino que aún se incremente. (Aunque quizás el concepto de “riqueza” que tenemos hoy si deba de cambiar.) (65) Donella H. Meadows, Dennis L. Meadows, Jørgen Randers, and William W. Behrens III, The Limits of Growth, 1972. Donnella Meadows, Jørgen Randers, and Dennis Meadows, Limits to Growth: The 30-Year Update, 2004. Graham Turner (2008) "A Comparison of `The Limits to Growth` with Thirty Years of Reality", Commonwealth Scientific and Industrial Research Organisation (CSIRO). 55 (66) United Nations. 1983. "Process of preparation of the Environmental Perspective to the Year 2000 and Beyond." General Assembly Resolution 38/161, 19 December 1983. Retrieved: 2007-04-11.Our Common Future, Report of the World Commission on Environment and Development, World Commission on Environment and Development, 1987. Published as Annex to General Assembly document A/42/427, Development and International Co-operation: Environment August 2, 1987. Retrieved, 2007.11.14. United Nations. 1987. Report of the World Commission on Environment and Development, General Assembly Resolution 42/187, 11 December 1987. Retrieved: 2007-1114. (69) Alcanza con mirar en que ha quedado hoy, por ejemplo, la media luna fértil. que cumpla con la condición de ser sostenible, es decir, que permita cubrir las necesidades actuales sin comprometer el futuro.(66) Sin embargo el concepto atiende a los efectos y no a las causas del problema. Plantea que debe haber desarrollo mientras sea sustentable, en vez de plantear cómo hay que evolucionar.(67) La pregunta surge sola: es viable un planeta cuya tierra esté enteramente destinada a la producción y/o a la construcción tal cual la conocemos hoy? Es posible un flujo químico/energético de la biósfera estable con esas circunstancias? Aunque estas preguntas no pueden ser contestadas hoy, pues quizás pudiera encontrarse la forma de que el sistema funcionara, hay una pregunta más importante que si tiene respuesta. Sería agradable de vivir en esas condiciones? No.(68) A lo largo del proceso de desarrollo aquí cuestionado, el ser humano se ha transformado en un ser vivo altamente depredador. (Llamamos producción depredadora a la forma de producción que extrae elementos del medio sin aportar nada a éste). Esta forma de producción es abrumadoramente extendida en la actualidad. Cuanto más sea posible extraer del medio más beneficios traerá. Tan profunda es esta concepción, que las aportaciones al medio ni siquiera tienen una valoración económica…………Las consecuencias sobre el hábitat humano han sido funestas. No es necesario pensar demasiado para darse cuenta que es destructiva del medio.(69) Pero, si como hemos dicho, tenemos en cuenta el grado de expansión y el nivel demográfico alcanzado en la actualidad, los efectos, indudablemente, no sólo alcanzan a su hábitat sino al planeta entero. (67) Podríamos ir más a fondo por ejemplo y preguntar: porqué hay que crecer, no es mejor reorganizar? O, cómo es posible saber cuáles serán las necesidades de las futuras generaciones? O, usar recursos finitos hoy, no implica necesariamente limitar el acceso futuro a los mismos? (68) Joel Cohen se preguntó: cuántas personas la tierra puede soportar? (Joel Cohen, How Many People Can the Earth Support,W.W. Norton and Company,1995) Aunque el propio Cohen encuentra esta cuestión incontestable en el actual nivel de conocimiento, yo creo que una pregunta más adecuada, pues alguien podría encontrar la forma en que fuera viable un planeta donde la gente viviera como sardinas en lata, sería: cuántas personas podrían vivir bien en el planeta? O, mejor aún, cuál sería el entorno numérico más adecuado de cantidad de personas viviendo en el planeta que permitiera una evolución aceptable de la cultura humana y al mismo tiempo posibilitara un desarrollo medioambiental óptimo? El sistema de producción descripto, no sólo lleva consigo la expansión, sino también el abuso creciente, es decir, la explotación del medio ambiente y por tanto necesariamente daña a éste (y por agregado a sí mismo). Al mismo tiempo, 56 debemos tener en cuenta que los procesos de producción y los desechos del consumo generan contaminación, por lo que el modelo productivo depredador no sólo incluye la explotación, sino la contaminación del medio. No quedan dudas, depredación y contaminación están intrínsecamente relacionadas. El sistema supone no ya un desconocimiento absoluto del medio natural sino su desprecio total, he implica una postura general, típica de los dos últimos siglos, que ve al hombre como superior e independiente del medio. Éste hace y deshace a su gusto y placer, pues tiene la capacidad y el derecho de hacerlo, y controla y gobierna todo, incluso, a sí mismo. La historia nos enfrenta hoy a la demostración de que esta visión predominante no sólo ha fracasado sino que además, raya lo absurdo. Hoy no podemos hacer otra cosa que entender los procesos naturales y acompañarlos. El hombre no es independiente de su medio sino parte inseparable, y es la interrelación total de estos sistemas y no él, los que gobiernan y caracterizan el sistema total. (No está demás aclarar que el “control” sobre la naturaleza no está disociado del “control” sobre las sociedades humanas que las estructuras centralizadas de poder, de las sociedades estratificadas, han intentado ejercer.) Del sistema de aprovechamiento y abuso no está exenta la Arquitectura. El avance del último siglo es prueba irrefutable. Cien años atrás, las preocupaciones sobre la ciudad estaban enfocadas sobre temas de salud y salubridad. Las condiciones desastrosas de vida dentro de éstas, necesitaban un rápido cambio hacia una ciudad humanamente habitable y saludable, con su clase trabajadora alojada completamente y en condiciones aceptables.(70) Los arquitectos trabajaron duramente para desarrollar nuevos modelos, y establecer metas para las ciudades bajo la égida de ser una tarea moral. Esas metas debían de ser alcanzadas. Lo fueron parcialmente. Por un lado, los programas de vivienda alcanzaron un razonable resultado (exceptuando el Tercer Mundo donde aún hoy una importante cantidad de ciudadanos no tiene techo). Por otro, la ciudad saludable nunca fue alcanzada. A pesar de que adecuados sistemas de agua y saneamiento fueron incluidos en los desarrollos de viviendas y ciudades, diseños urbanos avanzados fueron promovidos y desarrollados, y mejores ventilaciones de los espacios externos e internos fueron realizados, siguiendo exigentes normativas y ordenaciones, las ciudades están lejos de ser salubres. (70) Ver: Siegfried Giedion, Space, Time and Architecture (1941) 1962. También, Leonardo Benevolo, Historia de la Arquitectura Moderna, Gustavo Gili, Barcelona, 2002. Contaminación, polución, desviación micro climática, disgregación del medioambiente social, espacialidad opresiva, crecimiento sin rumbo, son algunas de las disfunciones de la ciudad moderna. Pero, mientras dentro 57 de las ciudades la situación no es muy buena, fuera de ellas no es mejor. No sólo por los bien conocidos problemas socio-espaciales que se crean en los alrededores, (los fenómenos de segregación de las áreas metropolitanas son repetidos en todo el mundo) sino también por la destrucción de área verde (productiva o no) derivada del crecimiento de las áreas edificadas. Las ciudades son como unidad un problema para el ecosistema circundante y como un todo, grandes contaminadores del ecosistema global. La situación se acelera para peor. Las orbes y el consumo crecen en, prácticamente, todo el mundo. La industria de la construcción y su producción física, la masa construida, se extiende cada vez más rápido, incluso en ciudades con crecimiento demográfico nulo, así como también en áreas externas alejadas de las zonas urbanas.(71) Si lo miramos desde el plano urbano-arquitectónico, parecen imposibles de sostener las dos opiniones mayoritarias y contrarias. Es (71) Según las proyecciones del año 2007, ésta se estabilizaría alrededor de 2050 en aprox. 9 mil millones de personas. En las proyecciones del año 2009 se superará esa cifra en el 2050 y seguirá creciendo hasta 2100 ( Population Division of the Department of Economic and Social Affairs of the United Nations Secretariat, World Population Prospects: The 2006 Revision and World Urbanization Prospects: The 2007 Revision and the 2009 Revision). De estas y otras estadísticas surge que en caso de que la población mundial dejara de crecer, las ciudades podrían seguir haciéndolo a un ritmo de 0.71% x 2 (la diferencia entre aumento poblacional y aumento de población urbana para el año 2050 multiplicado por un valor de corrección para alcanzar el Factor de Crecimiento del Área Construida). El FCAC ha mostrado tener una correlación con el aumento poblacional del área y con el coeficiente de crecimiento de área urbana per cápita en donde ambos colaboran en aproximadamente un 50%. (Ver Leon Kolankiewicz and Roy Beck, Weighing Sprawl Factors in Large U.S. Cities, Numbers USA.com, 2001). (Miriam Wasserman ha mostrado que en solo 15 años, entre 1982 y 1997, la cantidad de tierra urbana y construida en Estados Unidos creció casi 40%dos veces y media más rápido que la población. Más de la mitad de este crecimiento tuvo lugar en los cinco años entre 1992 y 1997. Miriam Wasserman, Urban Sprawl, Regional Review Quarter 1 , 2000). “El Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano de los Estados Unidos estudió las ciudades del país en el período reciente de 199497 y declaró que las áreas urbanas se están expandiendo a aproximadamente el doble del ritmo de crecimiento de la población. Como se explicará luego, esta es otra forma de decir que el Crecimiento Poblacional y la expansión urbana per cápita es aproximadamente igual.” “A Complex Relationship: Population Growth and Suburban Sprawl,” viewed Feb. 10, 2001, on the Sierra Club website, based on “The State of the Cities 2000,” U.S. Department of Housing and Urban Development, 2000. El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos estudió el desarrollo de todas la tierra rural (menos Alaska) desde 1982 a 1997. USDA Natural Resources Conservation Service. 2000. Summary Report 1997 National Resources Inventory. Table 1, p. 11.”Nosotros aplicamos el método descripto a estos resultados (publicados en Enero 2001) y encontramos que el 49.7% de la transformación de área rural en zona construida estaba relacionado con el crecimiento poblacional y el 50.3% estaba relacionado con el crecimiento del del consumo del área urbana per cápita. El frecuentemente citado David Rusk estudió la expansión de 213 áreas urbanizadas entre 1960 y 1990. Encontró que la población se incrementaba en 47% mientras la tierra total usada se expandía 107%. Cuando es expuesto con el método establecido,los resultados de Rusk mostraron que el 54% del sprawl total estaba relacionado con el crecimiento poblacional mientras que el 46% estaba relacionado con el sprawl per cápita.” “The Debate on Theories of David Rusk,” The Regionalist, Fall 1997.) Aunque la proyección del FCAC está hecho sobre la base estadística de ciudades norteamericanas actuales, podría suponerse mayor dado que, por un lado la proyección de UN para el crecimiento del área urbana global para el año 2050 es mayor (1.08% sin descontar el crecimiento poblacional total de 0.36%) y por otro, al bajar el índice de aumento poblacional la incidencia del área urbana per cápita en el FCAC puede incrementarse significativamente (el crecimiento de población urbana por año hoy en las ciudades norteamericanas es de 1.22%) 58 absolutamente inverosímil evitar el crecimiento de las ciudades dada la tendencia exponencial actual, del mismo modo que es completamente inviable el crecimiento urbano a-direccional e infinito.(72)(73) En síntesis, toda la superficie de la tierra es amenazada por el avance de la apropiación territorial con fines productivos, sean de índole edilicia o no, lo que implica eliminar vastas áreas naturales que son parte esencial y determinante del ecosistema planetario. Esta forma de proceder muestra además que, importando sólo la respuesta del territorio a las exigencias que el modo de producción plantea y la valoración mercantil que éste tiene o puede tener en los distintos ámbitos de producción y, sin tener en cuenta el valor de éste como colaborador del flujo energético global,(74) la apropiación territorial termina siendo altamente ineficiente.(75) Y esta característica quizás sea, a pesar de todo, la peor consecuencia, y muy probablemente, la más fácil de abordar. Si no está en nosotros la posibilidad de cambiar la forma de apropiación, por lo menos deberíamos ser capaces de hacer a ésta más eficiente. Y es justamente a través de la eficiencia espacial y sobre todo de la eficiencia medioambiental(74) que los problemas de contaminación pueden empezar a reducirse. Por otro lado, cabría preguntar: Tan nefasto ha sido el avance del hombre? No ha tenido su lado positivo? La respuesta es bastante diáfana: Obviamente sí. El ser humano vive hoy, en conjunto, bastante mejor que en siglos anteriores. El estándar económico y sanitario general ha mejorado sensiblemente, el acceso a la información también, las sociedades han ido tendiendo a ser más equilibradas en oportunidades y derechos individuales, es decir más libres e igualitarias; la humanidad está globalmente más interconectada, lo que le permite compartir conocimiento y experiencias, en grado mayor y tiempo menor, todas cualidades posibilitadas por el avance tecnológico, o en forma más genérica, del nivel de conocimiento que posee la comunidad. Es posible compatibilizar ambas cosas? El disminuir los efectos negativos y potenciar los positivos? No tenemos hoy un nivel de conocimiento que nos permita cambiar? No tenemos hoy una visión global que nos permite ser más sabedores de las limitaciones del proceso que se ha estado llevando a cabo y modificarlas a nuestro favor? Y las evaluaciones negativas, no están directamente asociadas con la calidad de vida y habitabilidad, es decir, con la cualidad medioambiental? Si es así, la piedra angular de la cuestión es, precisamente, la apropiación territorial. Pensemos el problema globalmente. Es difícil que tenga sentido un planeta dedicado enteramente al beneficio económico del (72) No está de más aclarar que estas dos posturas conllevan dos puntos de vista teóricos diametralmente distintos con respecto a la planificación. Planificar para evitar el crecimiento, liberalizar el espacio para que la expansión se desarrolle independientemente. (73) Ver un análisis del crecimiento de las ciudades a nivel mundial en: Barney Cohen, Urban Growth in Developing Countries: A Review of Current Trends and a Caution Regarding Existing Forecasts, World Development Vol. 32, No. 1, pp. 23–51, 2004, doi:10.1016/j.worlddev.200 3.04.008 ó David Satterthwaite, The transition to a predominantly urban world and its underpinnings, International Institute for Environment and Development, 2007.Tb, UN Habitat, State of the World's Cities 2010/2011, Bridging the Urban Divide, 2010. (74) Ver Capítulo 4 y Apéndice 1. (75) Tomar, utilizar y abandonar ha sido una regla, a corto, mediano y largo plazo. Tala de bosques, monocultivos o centros de ciudades abandonados son ejemplos del procedimiento. 59 hombre más que a su bienestar. Y no podemos pensar en bienestar con un planeta enteramente explotado y contaminado. Por tanto, si perseguimos el bienestar, más que cantidades de bienes, es lógico pensar que la organización general del territorio deba ser distinta. (76) Ecuador en 2008 ha sido el primer país de mundo en aprobar una constitución que reconoce los derechos de los ecosistemas. (77) Yo creo además que es deseable que no lo tenga. Vladimir Vernadsky creó los conceptos de geósfera, biósfera y noosfera, definiendo la última como la esfera del pensamiento humano, constituida por la interacción de sus mentes, que actúa sobre la biósfera. Es bueno recordar que la mayoría de las funciones vitales son comandadas por el sistema nervioso autónomo en forma involuntaria y por fuera del nivel cerebral consciente. Lo que estamos diciendo aquí, primero implícitamente y ahora explícitamente, es que en el globo existe un flujo bioquímico vital, el cual es necesario estimular, promover y potenciar. En consecuencia, es inevitable destinar ciertas áreas planetarias al mantenimiento del ecosistema global.(76) Hay que entender que, en el actual nivel de conocimiento, una buena parte del territorio debe quedar libre de presencia, control y producción humana. Es indispensable para un estable flujo químico planetario. Esta estabilidad la mantiene y la mantuvo el planeta en su conjunto sin necesidad del ser humano y ha demostrado mayor habilidad para hacerlo. Éste no tiene el conocimiento suficiente para tan compleja tarea y no lo tendrá por mucho tiempo.(77) En consecuencia, debemos hacer mucho más eficiente y efectiva la apropiación humana del territorio, de forma de permitir la creación de áreas para tan esencial función, lo que originará, para que sea exitosa la transformación, un proceso de concentración del área de ocupación humana, en especial la que nos interesa particularmente aquí, el área edificada. Debemos concentrarnos y concentrar las operaciones de modificación espacial del territorio. Para esclarecer como podemos enfrentar el tema seguiremos dos líneas de trabajo. Una, de cómo concentrar al ser humano en determinadas áreas del territorio, la veremos aquí. La otra, de cómo hacer más eficiente el área edificada, será tratada en el Apéndice 3. Para empezar, debemos dejar de valorar más los aspectos cuantitativos de cualquier forma de apropiación territorial, sea cual sea, a nivel teórico o en el campo práctico y empezar a valorar más los aspectos cualitativos. No debemos pensar en desarrollo, debemos pensar en evolución. Evolucionar hacia una forma de intercambio con el medio más amigable con este y, por ende, con el ser humano mismo. Hacia una forma que produzca bienestar local y bienestar global. Reorganizar y reducir puede querer decir entonces, según las circunstancias, progresión cualificada. Por lo tanto, lo que mostraremos aquí, es una postura evolutiva, cualitativa y colaboradora de las cuales hemos hablado profusamente en estas páginas y las aplicaremos al problema específico de la ocupación del territorio, donde, el principio de valorar primordialmente la cantidad y la pauta de acaparar sin pensar en aportar, tiene una materialización clara, ostensible e inobjetable. Esta se manifiesta a través de dos formas: 60 expansión y diseminación. En lo estrictamente urbanístico, llamaremos expansión al aumento del área construida y diseminación a la aparición de construcciones o grupos de construcciones aisladas en el territorio, o modificaciones territoriales fuera de la ciudad debido a necesidades humanas de índole edilicia. La expansión o sprawl de las ciudades tiene una dinámica interna y externa. Dentro de la primera se puede catalogar la migración poblacional de los centros hacia las zonas externas debido a la falta de calidad de vida, un medio urbano opresivo, (78) la presión económica (las áreas externas son más accesibles), la creación de centros de servicios terciarios que acelera la caída de la densidad habitacional a tiempo que aumenta la densidad edilicia, el necesario destino de ciertas áreas a fines infraestructurales debido al aumento de los traslados periferia-centro y por último, viviendas más amplias como resultado del aumento de la riqueza. Todos están entrelazados, las acciones de unos impulsan una reacción en los otros. Pero además, no son estáticos. La compostura y disposición de la mecánica cambia constantemente con el tiempo, dependiendo de las modificaciones de la organización social. Dentro de la dinámica externa, las ciudades crecen por la presión del aumento de población urbana debido a su constante aumento general y la inmigración desde el área rural y al hecho que el área contigua pasa a tener mayor valor económico si es urbanizada.(79) La diseminación es el desenlace del aumento de las necesidades de índole urbanística que generan las orbes, que debido a su ineficiencia territorial, procuran área externa para su abastecimiento(78), a la expansión de la ocupación territorial con fines productivos, sea de la índole que seay a cualidades geográficas particulares. (78) Ver Apéndice 3. (79) Aunque muchas veces se ha dicho que el comportamiento es completamente ilógico, no quedan dudas de que tiene una lógica, la mayoría de nosotros hemos actuado conscientemente dentro de una de estas dos dinámicas. A partir de la postura explicitada, de búsqueda de la eficiencia del uso territorial, podemos pensar entonces que el territorio mundial se estructurará sobre la base de tres grandes áreas diferenciadas. Las áreas destinadas a ciudades o “urbanística”, las áreas destinadas a producción o “productiva” y las áreas destinadas al mantenimiento del balance bioclimático mundial o “ecológica”. Desde ya esta decir que no es posible saber hoy la cuantificación de cada una, pero sí podemos decir que la cantidad poblacional total afectará la densidad de la primera y la complejidad de la segunda. En otras palabras, la última debe de tener por lo menos un mínimo. Al mismo tiempo, la evolución del conocimiento permitirá a las otras dos colaborar de mejor manera con ésta. Es decir, las áreas no serán excluyentes sino cooperadoras. Por otro lado, si el área destinada a las ciudades tiene un máximo, la densidad de ésta dependerá exclusivamente de la cantidad 61 de población, en términos teóricos generales, pues como ya hemos dicho, la organización espacial urbana depende de los patrones socioculturales, y un factor determinante de ésta es, justamente, la densidad. También debemos entender que no necesariamente las áreas deben estar separadas o ser excluyentes pero si es imprescindible que cada una tenga un ámbito de dominio. Adicionalmente, lo que sí podemos hacer es esbozar como podría ser su distribución. Para ayudarnos en la tarea tomaremos en cuenta ciertos patrones verificados y tendencias pronosticadas del comportamiento demográfico mundial. Primero que nada, la población mundial crece con una tasa anual actual de 1.09%, mostrando una tendencia a la disminución del ritmo en el futuro. La población mundial se estabilizará en aprox. 9 mil millones hacia el año 2050, en las proyecciones del año 2007. Las estimaciones actuales indican un mayor incremento y más lejana estabilización. Segundo, el aumento de la población urbana se sitúa en 1.91% con una tendencia también al decrecimiento del ritmo en el futuro aunque en menor escala que el índice anterior.(80) (80) Fuente: Population Division of the Department of Economic and Social Affairs of the United Nations Secretariat, World Population Prospects: The 2006 Revision and World Urbanization Prospects: The 2007 Revision y the 2009 Revision. (81) Shlomo Angel, Stephen C. Sheppard and Daniel L. Civco, With Robert Buckley, Anna Chabaeva, Lucy Gitlin, Alison Kraley, Jason Parent, and Micah Perlin, The Dynamics of Global Urban Expansion,Transport and Urban Development Department,The World Bank, 2005 estimaron el valor en 1.7% para países en desarrollo y 2.2% para países desarrollados. El cálculo es hecho para ciudades de más de 100.000 habitantes. (82) GRUMP [Global Urban Rural Mapping Project], Earth Institute, Columbia University. Tercero, el aumento del índice área urbana per cápita, que puede leerse como una disminución de la densidad de las áreas urbanas mundiales, estimada en 1.9% en la actualidad.(81) Cuarto, la tendencia a vivir en áreas costeras. Las ciudades costeras representan 10% del total mientras que el 65% de la población mundial se aglomera en estas áreas.(82) Podemos inferir, entonces, varias cosas interesantes. Por un lado, la población mundial tiende a concentrarse en áreas urbanas (el crecimiento de la población de áreas urbanas es mayor que el aumento de la población mundial) fenómeno bien conocido. Por otro, el consumo de área urbana per cápita aumenta, lo que lleva a un decrecimiento de la densidad urbana. Por último, la población tiende a aglomerarse en las zonas costeras. De estas tres peculiaridades, dos pueden ser de alta significancia y fundamentales para nuestro punto de vista, ya que suponen concentración. En efecto, podemos inferir que las áreas urbanas costeras concentrarán la mayor cantidad de personas. El suceso tiene una lógica natural intrínseca propia. Se produce en todo el planeta. No deriva de una planificación preestablecida, ni local ni global, ni hubo una convención mundial para ponerse de acuerdo en ese sentido. Se desarrolla con ciertos paralelismos, entre los cuales están los referentes a los niveles socio-económico-tecnológico de cada sociedad. 62 El fenómeno tiene y supone, una lógica de concentración del hábitat.(83) Este particular comportamiento, evidencia una propiedad aún más general, de altísima importancia, que ha pasado desapercibida o desconocida en la planificación del territorio en general y de la urbanística en singular, y que en las páginas siguientes se tomará como piedra angular e insoslayable de la materia: la emergencia de la autoorganización en el sistema social humano(84). En efecto, el sistema está lejos del equilibrio, produce cambios interconectados de comportamiento, con amplio margen de libertad, en progresiones no lineales, sin una autoridad central que establezca su comportamiento mediante una planificación, sino que éste se obtiene, distribuida y paralelamente, a través de la interconexión de sus integrantes. Si damos un paso más podremos ver que la consecuencia de estimular y apoyar esta tendencia natural, promoverá y acelerará la concentración y, por tanto, la reducción de población de áreas continentales, de forma de liberarlas para alguna de las otras funciones perseguidas. En tercera instancia, debemos de lidiar con la expansión del área construida.(85) Problema bien complejo, nunca resuelto y mucho menos consensuado.(86) (84) ver sistemas autoorganizados en: Camazine S, Deneubourg JL, Franks N et al., Self-Organization in Biological Systems. Princeton, NJ: Princeton University Press, 2001 (Ver también articulo introductorio, Scott Camazine, Self-Organized Systems, Boalsburg, Pennsylvania, USA. También Per Bak, How Nature Works: The Science of Self-Organized Criticality, Copernicus Books, 1996. Tb, Gregoire Nicolis and Ilya Prigogine, Self-Organization in NonEquilibrium Systems, Wiley, 1977.Tb, Mikhail Prokopenko , Advances in Applied Self-organizing Systems, Springer, 2008. La auto-organización también se ha expresado como orden espontaneo en el nivel social humano ver Steven Strogatz, Sync: The Emerging Science of Spontaneous Order, Theia, 2004. Ver también SelfOrganizing Systems Research Group at Harvard University. Las redes de libre escala aplican a sistema social humano. El hábitat humano, distribución de ciudades y crecimiento cumplen “power laws”. Ver Xavier Gabaix, Zipf's law for Cities: an explanation, The Quarterly Journal of Economics (1999) 114 (3): 739-767. doi: 10.1162/003355399556133 . También Kristian Giesen and Jens Südekum, Zipf's law for cities in the regions and the country, J Econ Geogr (2011) 11 (4): 667686. doi: 10.1093/jeg/lbq019 First published online: May 28, 2010. Tb Anne Bretagnolle and Denise Pumain, Simulating Urban Networks through Multiscalar SpaceTime Dynamics: Europe and the United States, 17th-20th Centuries, doi: 10.1177/004209801037736 6 Urban Stud November 2010 vol. 47 no. 13 28192839 ) Aunque las matemáticas prueban que la interacción humana es auto-organizada no es necesario tal contingencia, alcanza con notar simples comportamientos. El proceder social del hombre con respecto a su hábitat está en función también de sus estándares socioeconomico-culturales (ver por ejemplo: David Satterthwaite, The transition to a predominantly urban world (83) Congruente con la típica postura del siglo pasado, que se ha opuesto sistemáticamente a procesos naturales, la tendencia ha sido llamada ilógica por los gobiernos a lo ancho y largo del globo, a la que le han asignado nefastas consecuencias y, en consecuencia, han intentado evitarla y revertirla a través de sus planificadores, que la ven como la causa primordial del crecimiento desmedido de las ciudades, promoviendo la vuelta de los ciudadanos a las áreas rurales, a pesar de ser consientes de la imposibilidad de efectivizar una reversión real del fenómeno. (La absurda costumbre de gobiernos y planificadores de oponerse a los procesos evolutivos naturales tiene la lógica del “control” mencionado anteriormente. En el plano urbanístico será explicitado con mayor detalle en el Apéndice 3.) and its underpinnings, International Institute for Environment and Development, 2007.Tb, UN Habitat, State of the World's Cities 2010/2011, Bridging the Urban Divide, 2010) y responden autoorganizadamente a estos, aquí y allá, en África o en América, o donde sea. Por otro lado, nadie le dijo a un africano o a un americano que debe ir a la ciudad o a la costa o lo obligó a esto. Tampoco se hablaron entre ellos para convenir que es lo que se debía hacer. Otro comportamiento típico que muestra la cualidad es el hecho de que los cambios políticos surgen siempre del conjunto social y no desde el nivel gobernante. 63 (85) El Factor de Crecimiento de las Áreas Construidas depende del aumento del consumo del área urbana per cápita y la implicancia que tiene el incremento poblacional sobre el crecimiento de la superficie construida. Ver (70) (86) Si bien las posturas sobre promover o controlar el desarrollo de ciudades tienen larga data, ya en 1580 la reina Elisabeth estableció una proclamación para restringir el desarrollo dentro y cerca de la ciudad de Londres, (Lai, Richard Tseng-Yu, Law in Urban Design and Planning, New York: Von Nostrand, 1988, 27−33.) la discusión contemporánea se ha centrado entre quienes explicitan las bondades de las ciudades concentradas (ahorro energético, junto con servicios e infraestructura más económica, menor uso de suelo) y quienes las rechazan, haciendo hincapié en la imposibilidad (mostrada en varios ejemplos históricos y a lo largo del Siglo XX), inconveniencia (debido a insalubridad exhibida por las ciudades concentradas) e incompatibilidad de la concentración con los deseos ciudadanos. (Para ver distintos puntos de vista sobre sprawl ver Marcial Echenique and Andrew Saint Editors, Cities for the New Millennium, London, Spon Press, 2001) El ahorro energético derivado del uso del transporte ha sido una piedra angular de la discusión. A priori parecería que si concentramos, el consumo energético debido al transporte debería ser menor. P Newman, JR Kenworthy; Gasoline consumption and cities: a comparison of US cities with a global survey , Journal of the American Planning Association, 1989 y JR Kenworthy and Felix Laube with P Newman, An International Sourcebook of Automobile Dependence in Cities 1960-1990, University of Colorado Press, 1999) Sin embargo, nuevos estudios muestran que la correlación no es tan directa (ver Matsuhashi Keisuke(National Inst. Environmental Studies, JPN) Kenworthy Jeffrey(Murdoch Univ.), The Relationship between Transport Energy Consumption and Urban Population Density, City Planning Review 2005.). Mientras tanto, Edward L. Glaeser, Harvard University and the Brookings Institution and Jesse M. Shapiro, Harvard University, Brookings Center on Urban and Metropolitan Policy, May 2001, www.brookings.edu/urban muestan en: City Growth and the 2000 Census: Which Places Grew, and Why, que las ciudades construidas en función del automóvil crecen más rápido que las orientadas hacia el transporte público o peatonal, lo que ha liderado políticas urbanas tendientes a restringir el uso del automóvil. Sin embargo, lo que se limita en alguna zona se expande más rápido en otras, lo que ha hecho a los planificadores que intentan impedir el crecimiento de las ciudades, detestarlos y culparlos de todos sus males. Es necesario tener en cuenta también que los hábitos de movimiento cambian constantemente y rápidamente siguiendo las continuas modificaciones en las costumbres ciudadanas que se adapta o transforma en función de noveles situaciones como las nuevas estructuras de intercambio de información (William J. Mitchell, City of Bits, Space, Place and Infobahn, The MIT Press, 1995) nuevas condiciones del trabajo, o el aumento del ingreso, que en su conjunto hacen que los traslados debidos a trabajo tiendan a ser menores mientras los relacionados con el tiempo libre aumenten, lo que deja obsoletos los estudios basados en traslados casatrabajo. Por otro lado, si la tendencia a la disminución de éstos y el aumento de los referidos a casadescanso se sigue produciendo, cuál será su efecto? Si el centro deja de gravitar y tensionar la relación económica -lugar de vivienda-distancia al centro-, muy seguramente el crecimiento de la ciudad tienda a ser más rápido, por lo que culpar al automóvil de los males de la ciudad es sólo desenfocar el problema. (La forma y cantidad de traslados también está definida por los intereses colectivos comunitarios, por lo que los intentos de restringirlos han caducado generalmente y rápidamente). Por último, una buena parte de los argumentos y estrategias anti-automóvil no quedarían en desuso si estos pasan a ser menos contaminantes y menos gastadores de energía? La otra piedra angular, la histórica caída de la densidad en los centros históricos y aumento de esta hacia los alrededores (Bruegmann, Robert, Sprawl, a compact history, The University of Chicago Press, 2005) (Bruegmann muestra que las políticas anti-sprawl no sólo no son nuevas sino que han sido y son generalmente ineficaces y muchas veces contraproducentes) es más que lógica. Cualquiera de nosotros con cierto poder adquisitivo huiría de los centros contaminados, poluídos y opresivos, comunes a la mayoría de las ciudades contemporáneas, como de hecho se hace. El movimiento no deja de tener un sentido de centralidad. La tendencia ha mostrado signos de cambio en varias ciudades en distintos continentes a partir de 1990 donde se han producido procesos de re-densificación de áreas urbanas centrales apoyadas o no por políticas públicas debido, indudablemente, a la mejora en la calidad de vida de estos centros (puntualizando que el aumento de las densidades en los alrededores urbanos no es algo negativo sino positivo pues permite mantener alto grado de concentración dentro del sistema general). Aunque existe algo de incertidumbre y perplejidad por las razones del fenómeno, en mi opinión no quedan dudas de que el comportamiento muestra que a la gente no es que no le guste vivir concentrada sino que no le gusta vivir hacinada, que no es lo mismo. Es más, es fácil mostrar que los seres humanos tienen una natural tendencia a concentrarse. No sólo en referencia al espacio sino también al tiempo. No sólo trabajan en un mismo lugar (ciudad) sino que lo hacen a la misma hora. También vacacionan al unísono. Se mueven según temporadas a diferentes sitios todos juntos. Y hasta en pequeña escala, van a cenar a lugares que concentran gente, a la hora en que todos lo hacen. Van a la playa o a bailar en las mismas condiciones. Este fenómeno de la concentración, es incluso 64 notable dentro del mecanismo del sprawl. Las áreas metropolitanas concentran mayor cantidad de personas justamente junto a las principales vías, el lugar de mayor actividad que hace de imán. Lo que ha costado hasta la imposibilidad es entender que a los seres humanos lo que no les gusta es vivir mal por querer concentrarse. Y que ambas cosas no son incompatibles. Pero, al mismo tiempo, el valor de la concentración no es fijo en las apetencias habitacionales de los ciudadanos. Más aún, las opciones humanas sobre preferencias habitacionales no son solamente variadas sino también cambiantes, lo que define una cualidad particular de su hábitat. (Algo que la planificación Densidad de Población Mundial Hab. x Km2 0 1-4 5 - 24 25 - 249 250 - 999 1.000 + urbanística del Siglo XX le pasó completamente inadvertido o fue conscientemente desestimado.) No siempre quieren estar concentrados. A veces necesitan más tranquilidad o soledad. Y por eso existen lugares con baja densidad. Y la decisión por una u otra locación puede ser un asunto económico, de gusto o disgusto, pero siempre de índole opcional y de alcance generalmente temporal, nunca de valor estructural. (Caso que podría ser, para ser gráfico, el de las hormigas, por ejemplo. Éstas, a diferencia del ser humano, siempre viven en la misma conformación espacial, que difiere levemente según el tipo de especie). Copyright 2005. The Trustees of Columbia University in the City of New York. Source: Center for International Earth Science Information Network (CIESIN), Columbia University; and Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), Gridded Population of the World (GPW), Version 3. Palisades, NY: CIESIN, Columbia University. Available at: http://sedac.ciesin.columbia.edu/gpw Figura 7. La densidad de población mundial desplegada sobre el globo. Si miramos más en detalle en la figura 7, veremos además que ciertas y en especial pocas áreas planetarias concentran la mayor cantidad de personas, y que éstas están en la costa, por lo que podemos deducir que es lógico promover y apoyar este proceso natural de transformación, mediante el estímulo de crecimiento en estas áreas, y que además estos crecimientos se realicen, dentro de lo posible, en los espacios entre ciudades contiguas costeras ya existentes, de forma de que en definitiva, se crearán grandes superficies urbanas que contendrán las ciudades de un área común a ellas, a las cuales llamaremos megaciudades. Estas mega-ciudades tendrán la continuidad histórica, la riqueza socio-espacial, la diversidad comunitaria y el gradiente de densidad derivados de la evolución continua, integrada y mancomunada de las áreas urbanas actuales. 65 (87) Ver Arturio Soria y Mata, La ciudad Lineal, La Ciudad Lineal, Revista de higiene, agricultura, industria y urbanización , 1896- 1932. (88) El incremento del uso y la intensificación de la dependencia del automóvil, que ha sido puesto como una de las causas de la aceleración del sprawl del siglo XX puede tender a revertirse naturalmente con sistemas de transporte lineales de mayor factibilidad y simplicidad. (89) Las ciudades, a pesar de que tengan ciertas similitudes –crecen, se expanden, complejizan, etc.- que puede ayudar en compartir experiencias, nunca fueron ni son iguales. Ellas difieren en casi todo, -antigüedad, historia, cultura, organización política, situación económica, estructura social, geografía, clima, medioambiente, etc.-. A pesar de esto, planificadores y promotores del Siglo XX pensaron que la forma más fácil de solucionar sus problemas era que todas se parecieran. Debemos entender y defender que las ciudades son únicas e irrepetibles así como sus problemas y posibles soluciones. Quisieron hacernos la vida muy aburrida. La misma calle, las mismas casas, la misma plaza, todo a lo largo y ancho del globo. (90) No debe entenderse aquí “concentración” como sinónimo de “densidad habitacional” y sí como semejante de “densidad interrelacional”. Aunque la densidad habitacional puede tener y de hecho tiene, una correspondencia con la densidad de relaciones, para la misma tiene importancia también la “densidad Si observamos aún más finamente, veremos que los crecimientos de ciudades costeras actuales van extendiéndose a lo largo de la costa, por lo que, siguiendo esta predisposición, las mega-ciudades tenderán a tener una configuración lineal, lo que implica beneficios adicionales, con una estructura de movilidad más satisfactoria y la capacidad de segregación de actividades incompatibles.(87)(88) No está demás decir que estas mega-ciudades no deberán tender a la homogenización sino a la diversidad del paisaje urbano y que las políticas urbanas a aplicar en cada una de sus áreas diferenciadas deberán ser acordes con las dispares situaciones a tratar y promover. En el caso del transporte por ejemplo, aparte de los grandes estructuradores lineales, las políticas deberán ser adaptadas según densidades, morfologías, opciones comunitarias e intereses colectivos generales, más que intentar tener un patrón universal único como hoy muchas ciudades hacen y muchos urbanistas promueven. Por todo lo que estamos diciendo se debe inferir que somos partidarios de que estas mega-ciudades sean tratadas en forma diferente, diferenciada y diferenciadora. Hacia adentro –en cada una de las áreas caracterizadas o en dispares morfologías urbanas que puedan existir o se quisieran promover, en específicas y distintas situaciones geográficas locales, particulares condiciones climáticas o especiales caracteres socioculturales- y hacia afuera, entre las mega-ciudades mismas.(89) Añadidamente, uno de los principales beneficios de la aglutinación del hábitat en grandes áreas unitarias y, en particular, entre ciudades existentes, es que éste tiene un efecto amplificador sobre la concentración.(90) Por otro lado, estas grandes superficies, contendrán las áreas destinadas a descanso y turismo, pues las variaciones morfológicas integradas serán altamente diversas y bien extensas, las posibles distancias a recorrer. En la figura 8 vemos el esbozo de algunas de estas mega-ciudades lineales sobre el globo. Estas vastas extensiones, que se conformarán de área urbana, suburbana y verde en las proporciones que sea conveniente y posible, deberán tender a ser bio-integradas. Esto querrá decir mejor comunicacional” o capacidad de intercambio. Para dar un ejemplo, si sumamos dos ciudades, la densidad habitacional promedio será la suma media de ambas. Al unirlas en el territorio, esta densidad promedio no variará, mientras que si lo hará su cantidad de comunicaciones internas, que aumentará considerablemente. Si usáramos un término informático diríamos “ambas pasan a tener mayor conectividad”. Desde el punto de vista del hábitat humano como un sistema, juntar dos ciudades en el territorio promueve una mayor cantidad de interrelaciones o red más densa. En ese sentido, será más “concentrada” aún sin haber variado su densidad habitacional. (La densidad relacional tampoco depende exclusivamente de la estructura del hábitat, sino también del nivel tecnológico de la sociedad. Piense por ejemplo en Internet. Aquí diremos solamente que la interconexión debida a la estructura del hábitat tiene una cualidad diferente: es física.) 66 calidad de vida y adecuados microclimas dentro de su área, al tiempo que colaboración con el sistema global.(91) Todo el proceso en sí mismo implica eficiencia en el uso del suelo, al concentrarse los desarrollos urbanos en (91) En el Apéndice 3 veremos un ejemplo de cómo puede hacerse una transformación hacia una ciudad bio-integrada. Figura 8. La posible y probable estructuración de la ciudad futura, afianzada y estabilizada en grandes bloques lineales concentrados, algunos con cierto grado de consolidación urbana actual, aunque aún desestructurados, debido a la inexistencia de planificación al respecto, como en Europa y Nortemérica, otros en vías de construcción, como en Sudamérica e India, y otros finalmente, conjeturados, como en África oriental y occidental, a partir de la evolución de las densidades actuales. un solo espacio con cierta continuidad y estructura, pero esta eficiencia deberá ser acrecentada con dos factores. La utilización de superficies convenientes –menor rendimiento productivo, mayor cualidad para desarrollo urbano y menor impacto ecológico-(92) y la concentración edilicia y poblacional adecuada, ayudada por procesos de redensificación, si fuera necesario, diversamente orientados. Pero además, las mega-ciudades pueden y deben tener vastas áreas verdes costeras integradas, libres de ocupación edilicia, algo que no sólo será necesario, como forma de preservar espacios costeros con distintas cualidades que merezcan o convengan no desarrollar, sino que, al ser conscientes y consecuentes con la evolución precisada, será más fácil de concretar, evitando la tendencia al indiscriminado desarrollo de las áreas costeras actuales. Por lo dicho anteriormente, debemos entender que la densidad no tiene ni debe de ser constante, sería bastante más apropiado que esta variara en función de áreas caracterizadas, de forma de aceptar diferenciados inter-relacionamientos. Si existiera la necesidad de procesos de re-densificación de áreas ciudadana, estos deben tratarse específicamente, permitiendo todas las variaciones que la voluntad (92) La utilización de suelo costero con fines urbanísticos implica por sí sola la eficiencia del uso del suelo ya que generalmente lo suelos costeros son de baja calidad productiva. 67 ciudadana entienda necesarias, pues hay personas, en un extremo, que buscan vivir en ambientes urbanos densos, contenedores de importante cantidad de vida social y personas, en el otro, que prefieren los ambientes suburbanos de baja densidad o incluso en ambos. (En la perspectiva actual no debe dejarse de lado la inclinación a la propiedad de dos viviendas como uno de los comportamientos cada vez más extendidos en sociedades con riqueza creciente) (93) Ver el problema de la escala en el Apéndice 3. Muy probablemente los gradientes de densidad actuales se verán afectados, y la tendencia verificada en el siglo XX -caída de la densidad en los centros urbanos y aumento de la misma en las áreas circundantes y alrededores urbanos- sufrirá alteraciones, pues las variaciones de densidad se verán influidos por la fusión de ciudades, su paulatina adaptación e integración medioambiental y la posibilidad de los planificadores de moverse dentro de un área cuyo tamaño abarca el conjunto de problemas que deben atender.(93) En ese contexto, no habrá uno sino varios núcleos definidos por los antiguos centros, más otros que se crearán y las densidades variarán dentro de un entorno +/- limitado por las distancias a estos puntos neurálgicos y sus condiciones de campo particulares. El factor de densidad edilicia tenderá a tener un comportamiento más convergente con el factor de densidad poblacional que el notablemente discordante mostrado en la evolución de las ciudades en años anteriores, lo que favorecerá la eficiencia del uso de suelo urbano, ayudado por la sostenida tendencia urbanística actual de diversidad en vez de segregación de usos y funciones (con algunas claras separaciones en casos de funciones incompatibles) y potenciado indudablemente, como hemos dicho, por las transformaciones en el comportamiento social que generan las nuevas formas de acceso e intercambio de información. Estas mega-ciudades tendrán una dimensión supranacional y transcultural, por lo que el incremento de su riqueza espacial y diversidad cultural será exponencial. Adicionalmente, la estructura lineal permitirá una mejor adecuación a una sociedad más equilibrada, dado que tiende a perder la conformación central, primero por la inclusión de múltiples centros, luego porque las tensiones de centralidad tienden a mitigarse con las necesarias interrelaciones de éstos. Como estas ciudades abarcarán distintas estructuras y organizaciones administrativas, dependientes de uno o varios países, deberán coordinar sus políticas urbanas, lo que implica nuevamente una suerte de a-centralización (utilizamos el termino a-centralidad con el significado de no-centralidad ya que la “descentralización” implica múltiples puntos descentralizados dependientes de un único poder; sistema y conformación espacial que en este caso, ni es deseable ni aplica; las administraciones sobre áreas de la 68 mega-ciudad no tendrán mayor o menor rango jerárquico sino simplemente igualitario) En tal sentido, podrá entenderse que si la estructura del hábitat es autoorganizada y su concreción física auto-diseñada (94) lo que establece per se una mayor paridad de interconexión de la conformación social, y como deja de existir un gobierno central para transformarse en múltiples agentes de valor semejante interrelacionados, la organización política de la ciudad total tenderá hacia el autogobierno. Definiremos a la cualidad de autogobierno de la mega-ciudad como el resultado de una estructura de organización y gestión que nace de su auto-organización y se basa en su hiper densidad relacional,(90) debida a la multiplicidad de conexiones de infinidad de entidades e individuos intervinientes, co-actuantes con los procesos naturales, e integrados en un todo coherente de sistemas interrelacionados y cooperadores, a través del cual se establece una sociedad más igualitaria, dado que cada individuo adquiere igual valor por su idéntica capacidad de conexión como integrante de la red, y más libre, por la amplificación de posibilidades originadas en el aumento de estas conexiones. La cualidad emergente de tal organización será un mayor equilibrio y bienestar, social y medioambiental. Aflora que una sociedad más justa, libre e igualitaria pasa por una red social urbana de alta interconexión cuya auto-organización fluye sin impedimentos hacia la integración medioambiental, es decir, hacia una mayor interconexión sistémica, lo cual es inseparable de su búsqueda de libertad.(95) (94) Ver el desarrollo de la incidencia de la autoorganización en el hábitat y su planificación y la explicitación del concepto de auto-diseño en el Apéndice 3. (95) Ver la directa comunión entre la organización social y el hábitat en el Apéndice 3. Si la planificación sigue la evolución mencionada del hábitat, no sólo ayudará sino que también promocionará tal estructuración social. Podrá, además, entenderse que el cambio de un único centro a múltiples centros y luego a la a-centralidad será paulatino y pausado por las transformaciones lógicas, continuas e irreversibles, dependientes de la evolución natural del sistema y –en caso de que lo logremos- planificada de acuerdo a ésta; de las distintas ciudades intervinientes primero y de la mega-ciudad como un todo después. Si la concentración en grandes mega-ciudades es efectiva, permitirá una reducción de población en las áreas restantes. El resultado será que las superficies de ciudades tierra adentro dejarán de crecer o incluso comenzarán a reducirse, liberando y recuperando áreas construidas para adecuarlas a otras necesidades. Las ubicadas en zona productiva se transformarán en polos de servicios industriales. 69 En síntesis, el hábitat humano se readecuará según tendencias naturales que deberían protegerse e impulsarse, lo que implica que habrá áreas de crecimiento y otras de decrecimiento urbano. Por lo tanto, acontecerá una progresión direccional y direccionada,( lo último si su fomento se efectivizara), a lo largo de la costa y entre ciudades costeras, mientras que las reducciones se constatarán hacia el interior territorial. En ese escenario, el gran problema del sprawl cambia completamente de sentido, dejando de ser un oscuro asunto, para transformarse en materia de lógica evolución, al existir áreas positivas y negativas de crecimiento, áreas hacia donde se debe crecer y áreas en donde es apropiado evitarlo y conveniente revertirlo. Tendremos en consecuencia a una importante cantidad de la población mundial viviendo en áreas más o menos concentradas llamadas megaciudades de estructura lineal o semi-lineal lo que permitirá una más clara distribución de la población mundial. Es lógico sostener que las áreas de producción alimentaria deban estar asociadas a éstas y mejor aún, rodeándolas. Las superficies de producción estarán más o menos concentradas según las circunstancias, el stress bioclimático y las posibilidades del conocimiento. Es fácil imaginar que algunas de estas áreas, en especial granjas y chacras puedan, en caso de necesidad, desarrollarse en varios niveles. Con estas condiciones, las zonas centrales continentales quedarán naturalmente y mayormente destinadas a la estabilidad bioclimática mundial, reserva de flora y fauna, libre evolución ecológica y disfrute humano en la proporción que no las afecte. 70 Sistémica A lo largo de la argumentación que hemos elaborado, el inter relacionamiento y la interdependencia entre todos y cada uno de los puntos desarrollados ha quedado de manifiesto. Pero para comprender que estos elaborados y conformados temas se refieren a sistemas empezaremos por definir el término. Entenderemos a un sistema como un conjunto de elementos interrelacionados e inter actuantes diseñado para trabajar como una entidad coherente. Esta entidad constará de tres aspectos: su patrón de organización o la configuración de sus redes de relaciones, su estructura o la materialización física del patrón de organización y el proceso o la actividad propia de las redes de relaciones. La totalidad de los temas analizados, que están integrados por el proceso evolutivo de la Arquitectura, la integración global, total e igualitaria del conocimiento técnico, la bio-integración, y la expectativa de reorganización del uso del suelo planetario, liderados todos ellos por el libre-pensar y la libre creación técnica, pueden ser vistos y descriptos como sistemas en sí mismos. En efecto, el concepto de evolución propuesto implica un proceso continuo temporal donde cada paso influye al siguiente y sucesivamente. Podemos entender que la integración global del pensamiento arquitectónico conlleva un flujo constante de conocimiento entre todos los actores, los cuales colaboran para ampliarlo y expandirlo. La bio-integración es sencillamente el entrelazamiento de la estructura de la Arquitectura con el sistema de la biósfera. El establecimiento y reestructuración del área planetaria para fines arquitectónicos está propuesta en función de las capacidades territoriales globales, donde cada paso o modificación en el primero define una influencia, positiva o negativa, en el segundo. Por último, la libre creación sobre base técnica, considerando las necesidades que cualquier modificación espacial debe reverenciar para cumplir su cometido, supone un proceso inseparable del medio. El alcance de estos sistemas no es sólo en su directo campo de acción sino que, a su vez, promueven una estimulación mutua, sucesiva y consecuente. No es posible discurrir sobre un proceso lógico global de 71 (96) Y es también inherente al concepto actual de sistema y en particular de sistemas adaptativos complejos pues incluye emergencia de propiedades, autoorganización, adaptación, comunicación, cooperación y organización espacial y temporal, ver: John H. Holland, Hidden Order, How Adaptation Buids Complexity, 1995. Robert Axelrod, The Complexity of Cooperation: Agent-Based Models of Competition and Collaboration, Princeton University Press, 1997. Dan Braha, Ali A. Minai and Yanner Bar-Yam, Complex Engireered Systems: A New Paradigm, Springer NECSI, 2006.. Scott E. Page, Diversity and Complexity, Princeton University Press, 2011. transformación y uso territorial si no suponemos una conexión total del conocimiento arquitectónico. Del mismo modo que no es posible pensar en una Arquitectura bio-integrada si ésta no es evolutiva, pues parece bastante ilógico considerar el acoplamiento de ésta con la biósfera, si la última es evolutiva y la primera no. Tampoco tiene sentido reflexionar en compartir conocimiento si el mismo no evoluciona con los mutuos intercambios. Estas entremezcladas visiones conceptuales, que conforman una unidad, y que integran el vasto campo de la construcción humana, no sólo están relacionados entre sí sino también son parte integrante, a su vez, de otros sistemas, más ó menos complejos, más ó menos globales, hacia adentro y hacia afuera, en múltiples y entrelazados niveles.(96) De acuerdo a lo descripto, tenemos a un conjunto de sistemas interconectados entre sí, que se influencian mutuamente y se afectan congruentemente, de uno a otro y así mismo, según cada red de relaciones, en equiparable o dispar nivel, mediante una sucesión de eventos temporales. Queda entendida, entonces, la Arquitectura como un sistema complejo, integrado por varios niveles de redes de inducción y estimulación entrelazadas y, consustanciado, en consecuencia, el concepto de “sistemicidad” en Arquitectura. Sin embargo, podría preguntarse, cómo hacer para que el hecho arquitectónico en sí sea concebido como un sistema, ya que los hasta ahora definidos abarcan su evolución, su conocimiento, su relación con el medio, su ubicación y su patrón de ideación, pero no el objeto real. Por tanto, también podría argumentarse que esta definición de Arquitectura sistémica es periférica del hecho arquitectónico en sí. Incluso, si sostuviéramos que con estos elementos alcanza para definir a la Arquitectura como un sistema complejo, es indudable que poder interpretar el hecho real como un sistema intrínseco, o aún más concretamente, comprender al objeto arquitectónico aislado como un sistema, por sobre el hecho en sí, ya que éste como tal acarrea relaciones de interdependencia, no sólo ayudará de forma crucial en la constitución total del concepto, sino que es, a su vez, una condición sine cua non de poder trasladar la cualidad sistémica del plano teórico al campo práctico con éxito suficiente. Para hacerlo, deberíamos estar en condiciones de desarticular una composición arquitectónica, sea cual sea, y establecer de qué forma, ésta puede ser entendida como un sistema. Llegaríamos entonces a un “sistema total”, que incluiría el objeto mismo -dentro de sí- y sus relaciones de contacto al exterior, que además deberá tener la cualidad de “verdadero” o sea, expresar claramente lo que es. Primero que nada, 72 porque al completarse éste sistema total, adquirirá aún mayor coherencia y congruencia, ya que todos los elementos trabajarán en un mismo sentido de asistencia y contribución mutua, interna y externamente y, segundo, por tanto y cuanto las proposiciones que se realicen influirán directamente en los resultados, al no preverse instancias compositivas intermedias perversas que puedan influir en éstos. Llegado el caso, podríamos incluso decir si lo es o no, es decir, si una composición cumple con las condiciones que quedaron estipuladas como definidoras de la cualidad sistémica. El conjunto abigarrado de sistemas definido puede también ser visto como valorador de las totalidades, es decir, con una postura holística incorporada. Como resultado, debería esperarse que el hecho arquitectónico reflejara esta particular cualidad, conjuntamente con sus propiedades sistémicas. Sin embargo, es bueno resaltar que la contraposición entre el valor de las partes y el todo, mencionado por muchos autores como rasgo típico de la concepción determinista e indeterminista respectivamente, es bastante más difícil de establecer claramente en la evolución de la Arquitectura, debido a que, los arquitectos han mostrado, a lo largo de diferentes épocas, gran afinidad por las visiones totales;(97) a pesar de que la dialéctica entre la valoración de las partes y el todo no ha mantenido una situación incambiada sino que ha estado balaceándose sobre diferentes posturas u orientaciones en la historia de la Arquitectura, y que no puede decirse que sea posible alinear estos distintos estados en un proceso secuencial. Ahora bien, es sumamente significativo que, aun considerando que las oscilaciones pueden haber sido grandes entre un punto de vista y su opuesto en diferentes épocas y, como efecto, quedar reflejado en el resultado mismo, el valor de las partes, en una composición arquitectónica, ha mantenido a lo largo de la evolución en general y a partir de las primeras grandes civilizaciones en particular, una categoría especial y esencial común: siempre fueron vistas como elementos independientes. (97) Parece difícil que un arquitecto no tuviera una visión holística cuando creaba una pirámide egipcia por ejemplo, o cuando diseñaba una catedral gótica, a pesar que era en ese momento, justamente, que el concepto de división en partes empezaba a adquirir relevante significado y a pesar, a su vez, de que sus partes, en éste caso en particular, se propusieran y en consecuencia estuvieran bien diferenciadas. Ver: Erwin Panofsky, Gothic Arquitecture and Scholasticism, Latrobe, PA: Archabbey Press, 1951. Si bien las partes han tenido siempre una relación con la propia composición e, incluyendo que la incidencia de esta relación depende de la condición de la pieza, técnica o estética, éstas han podido entenderse siempre como elementos separados. Los componentes, sobre todo los más prominentes, podían ser usados en uno u otro edificio. Tan es así que éstos, dejando de lado su tamaño, podrían ser sencillamente cambiados. 73 Esta estructura de creación y producción, que implica sustitución o cambio, llama poderosamente la atención desde nuestra perspectiva actual, dado que la producción era artesanal y puede entenderse que la fabricación manual tiene más opciones debido a que no implica repetición. En los hechos, esta posibilidad no aparecía plasmada, salvo por la “distinción” artesanal que uno u otro objeto pudiera buscar. Pero, más importante aún que su posible intención de “distinción” en el plano artesanal (en relación al valor del edificio, por ejemplo), era la intención de diferenciarse en el plano objetual. Así, una ventana, era bien distinta de una puerta. Ésta diferenciación no estaba establecida solo en aspectos formales-espaciales, sino en algo ciertamente más trascendente, en su esencia no vinculante. Una ventana era una ventana y una puerta era una puerta y la delimitación de cada una, en el plano formal o funcional, era bien precisa. Y para ser más preciso, esta delimitación implicaba en el ámbito formal, su exacto limite y en el ámbito funcional, su desempeño disociado. Son elementos distintos, separados, significantemente diferentes y funcionalmente desconectados. No solo sirven para cosas distintas sino que su uso y aplicación no tienen relación de interdependencia. Y, como dijimos, los objetos tienen una característica particular, su capacidad de intercambio. Una ventana por otra ventana. Una puerta por otra puerta. Una columna por otra columna. Esta cualidad, bien analizada en los tiempos de ebullición del pensamiento Moderno, llevo a suponer que la producción industrial induciría una expansión del fenómeno. La repetición mecánica basada en modelos preestablecidos permitiría aumentar tipos y producción. Y así fue. Y, si estos mantenían entre sí relaciones métricas compatibles, se ampliaría enormemente su capacidad de intercambio. Para promoverlo, se crearon distintas propuestas de modulación, estas sí, con menor más que mayor éxito. El desarrollo de la industria de la construcción y de cada una de sus ramas integrantes, indujeron una importante aceleración y fluidez del fenómeno de aumento de componentes pero, dadas las limitaciones mostradas por los patrones de modulación propuestos, se terminó por establecer una peculiaridad no esperable. Cada vez mayor cantidad de componentes no quiso decir cada vez mayor amplitud de intercambio. Debido a que las condiciones de producción, que difieren de uno a otro artículo, implica inadecuación a una misma modulación, sea esta de alcance local o universal, o que el adecuarse forzosamente a una conllevaba aumento de costos, los productos fabricados no pudieron insertarse indistintamente y empezaron a desarrollarse para casos más específicos. Esta peculiaridad, que salta a la vista en la actualidad dado la aceleración 74 del fenómeno, era bastante más difícil de ver en épocas anteriores. Sin embargo, mirándolo desde nuestra perspectiva, podemos verlo con mayor claridad. El proceso tiene la característica de ser continuo y secuencial. Continuo, porque más allá de anecdóticos intervalos u obstáculos que pudieran haber existido, se ha mantenido firme desde la antigüedad hasta nuestros días; secuencial, porque la cantidad y tipos de artículos tiene una lógica temporal incremental, aunque, como dijimos, no mayores sus posibilidades de intercambio. Sumado a los problemas mostrados por los patrones de modulación, encontramos que con el aumento de la cantidad de productos comienza a surgir el incremento de su demanda, lo que origina la posibilidad de emprender fabricaciones de artículos para casos más particulares. Con ésta situación establecida, las posibilidades de intercambio no sólo no aumentan sino que decrecen. Ésta “especialización” de productos de uso arquitectónico queda definida entonces por mayor cantidad de artículos con menor rango de uso. Como efecto o resultado podemos decir que la especialidad ha tendido a ser de mayor grado(98) o, la especificidad en Arquitectura tiende hacia un mayor refinamiento.(99) Si un conjunto de componentes es más especializado necesariamente será más específico. Aún no estamos hablando de sistemas pues, como dijimos, los componentes hasta ahora eran disociados. Sólo podemos decir que estos han tendido a una mayor especialización y especificidad. Ver las cosas como un conglomerado de piezas, es una visión asociada con una forma de pensar mecanicista, donde dividir en partes es un paso para conocer la verdad y donde los cuerpos, vivos o no, la naturaleza y el universo, fueron entendidos como ingenios mecánicos. Como se ha mostrado desde la creación de la teoría de sistemas, no hay una oposición entre el todo y las partes sino sistemas dentro de sistemas.(53)(96)(100) Ellos están integrados e interrelacionados en la misma o diferente capa de complejidad donde, en ciertos niveles, surgen atributos que no existen en otros niveles por debajo o si seccionamos el sistema en partes o subsistemas. Estos atributos han sido llamados “cualidades emergentes”.(53)(96) (98) Recuerde los conceptos de tecnología pura y aplicada manejados en el Capítulo 3. (99) Especialización y especificidad han sido nociones manejadas previamente en temas relacionados con la evolución y hemos visto que ellos juegan un rol central en problemas de adaptación. Como veremos, también tienen un sustancial significado en relaciones sistémicas. (100) Béla A. Bánáthy, Instructional Systems, Fearon Publishers 1968. Ludwig von Bertalanffy, 1968, General System theory: Foundations, Development, Applications, New York: George Braziller, 1976. El paso que tenemos que dar entonces es entender asociados a los elementos que componen una entidad arquitectónica. Si se concibe que cada componente influencie a los circundantes del mismo o diferente conjunto o nivel coordinadamente, entonces cada elemento debe tener en cuenta el funcionamiento de los siguientes o adyacentes y la influencia de los otros sobre sí mismo en una progresión no-lineal. Éstas serán las 75 condiciones de las entidades arquitectónicas sistémicas. (101) Podría decirse que los modelos de cálculo estructural basados en redes de nodos o barras proponen a la estructura como una red o sistema donde cada punto discreto influencia al siguiente y progresivamente. (A pesar que el resultado queda definido en diagramas estáticos de stress y no por líneas o flujos de continuidad) Sin embargo como estos métodos no integran al resto de los componentes de un edificio más que como peso muerto por ejemplo, la estructura no pasa a ser un sistema interrelacionado y por tanto no compone una entidad sistémica. (102) En las páginas siguientes se re definirá el concepto de “función” para hacerlo más adecuado a las proposiciones aquí desarrolladas. Es importante detallar aquí que si pensamos solamente que un componente u elemento influencia al siguiente podemos estar considerando un sistema de un solo nivel. Es claro que un sistema de un solo nivel no es una entidad sistémica pues para serlo es necesario que sea multinivel. Un componente no solo debe influenciar al subsiguiente sino a otros de sistemas contiguos y así sucesivamente.(101) Con estas cualidades, los componentes pasan a estar íntimamente interrelacionados en varias direcciones. Si los elementos se influencian entre sí, entonces deben ser más específicos y especializados. El círculo es de retroalimentación positiva. Más interrelación implica más especialidad, más especialidad implica más interrelación. Luego, las entidades arquitectónicas sistémicas aceleran la especificidad y en consecuencia, la adaptación. Pero además, si los componentes se influencian entre sí y este influyo es coordinado, entonces el sistema es más eficiente desde que trabaja todo en base a esfuerzos combinados. La conexión es nuevamente de retroalimentación positiva. Más interrelación implica más coordinación, más coordinación implica más interrelación. Luego, las entidades arquitectónicas sistémicas incrementan la eficiencia. En suma, si incrementa la eficiencia y acelera la adaptación, la cualidad Sistémica hace a la Arquitectura más refinada. Este refinamiento deberá quedar contenido dentro del par dialéctico complejidad-simplicidad y dentro de la fórmula mayor performance con menores recursos establecidos ambos en el Capítulo 2. No tiene sentido un alto grado de especial refinamiento si este no es simplemente eficiente. Como compartimos, no la rígida postura del Movimiento Moderno de que la forma sigue a la función, pero sí que la forma está influenciada por la función - sin concebir a la “función” sólo como el hecho mecánico en sí, y sí como la capacidad de cumplir con un propósito total (y también parcial) específico, y en todo caso, especificado-(102) según ciertas condiciones y situaciones que en cada caso se deben determinar, como establecimos en el Capítulo 1, y sumando la condición de “verdadera” de la entidad sistémica, entonces estas relaciones sistémicas deben o deberían quedar plasmadas y verificadas en el ámbito formal. Y una de las consecuencias mayores desde el punto de vista formal será que las “piezas” de límites concretos se transformarán en elementos de frontera difusa, pues éstos pasarán a estar asociadas en múltiples 76 interrelaciones vinculantes. Esta pérdida de límites precisos no debería generar problemas formales de significación (todas las personas saben que es una mano y que es un antebrazo, a pesar de que sea imposible determinar dónde termina uno y comienza el otro; o, de otro modo, mientras la separación desde el punto de vista objetual es difusa desde el punto de vista icónico es nítida) y mucho menos que la situación pudiera ser usada en sentido perverso, es decir, inducir a la confusión, pues esta forma de operar queda fuera de las condiciones de base mencionadas más arriba. Ni están previstas instancias perversas ni estas son eficientes. Y no lo son, ni en la ocasión proyectual ni en la situación real. Queda entonces definido el hecho arquitectónico como una entidad de relaciones sistémicas complejas y completado el circulo, (el hecho en sí más sus relaciones externas), de sistemicidad en Arquitectura. Adicionalmente, la naturaleza de la condición de las partes es compartida por la propia pieza arquitectónica: Ella ha sido hasta ahora, un elemento disociado. Disociado de la ciudad, dejando de lado sus mínimas conexiones de orden funcional y sus regulaciones, y, nada que decir, desconectada del mundo. Claramente, no estamos hablando sobre los aspectos formales de esta relación, es decir, si una composición arquitectónica está o no integrada formalmente con el entorno. Menos es el ánimo de decir si ésta debe estarlo o no, en otras palabras, darle un valor proyectual, ético o estético, a las opciones. Acá lo que estamos discutiendo es acerca de relaciones esenciales. Puede ser resumido en una frase: Nada es parte, todo está relacionado intrínsecamente. Una composición arquitectónica sistémica puede ser o puede no ser concebida como un objeto, compositivamente hablando, pero debe ser un sistema interrelacionado. Integrada dentro de sí, vinculada intrínsecamente y con su medioambiente, cooperadora con el mundo. Hemos dicho que una de las cualidades de una entidad arquitectónica sistémica es que son redes de relaciones, en distintos niveles de complejidad, donde cada nodo induce un estimulo en los nodos circundantes del mismo u otro nivel coordinadamente. Podemos entender a la pieza o entidad arquitectónica como un nivel de cualidades emergentes insertada dentro de la vasta red de relaciones, por arriba y por abajo (la ciudad y el interior de un edificio para encuadrarlo respectivamente dentro de un ejemplo espacial) y a cada una de estas piezas o entidades como nodos de la red “ciudad”. A cualquier nivel de complejidad, los nodos tendrán propiedades intrínsecas, pero como cada uno influencia al siguiente y en distintos 77 niveles, estas propiedades son dependientes del entorno, no pueden ser ni entendidas ni valoradas fuera de él. En consecuencia el pensamiento sistémico es pensamiento medioambiental y La Arquitectura Sistémica es Arquitectura contextual. Ésta no podrá ser analizada fuera de su ambiente, lo que supone una diferencia sustancial con la Arquitectura del Siglo XX donde una obra era entendida buena o mala en función de una valoración descontextualizada. Si los edificios son una red interrelacionada, entonces ellos son cooperativos, pues se influencian entre sí coordinadamente, entre ellos y con la ciudad como un todo, desde adentro hacia afuera, desde afuera hacia adentro, dentro de la propia red, desde la red a su medioambiente y viceversa. Si la Arquitectura Sistémica es “verdadera” entonces la faceta contextual deberá ser claramente apreciable en el hecho arquitectónico. Pero, podría llamar la atención de cómo una Arquitectura que pretende ser “verdadera” puede aceptar o amoldar una solución compositiva que presente al hecho arquitectónico como un objeto independiente, mientras su generación y procedimiento es esencialmente contextual. Si no fuera posible, la solución formal debería alejarse de planteamientos de este tipo, limitando las soluciones a un abanico acotado y fuera de la “libertad” pretendida de la Arquitectura Sistémica. Para empezar, las soluciones formales nunca fueron una directa respuesta de planteamientos metodológicos, a pesar de infinidad de intentos al respecto. Como hemos dicho y repetido, los resultados formales tampoco son directo efecto de proposiciones de orden funcional, por más estricto o restricto que esté definido el término. Y, según como se ha ido elaborando la tesis, el significado de funcionalidad se ha ampliado para satisfacer el “propósito” fijado según el estudio de necesidad de amplio espectro (ver Capítulo 1), por lo que la situación no es de restricción sino de expansión del concepto, sin dejar de aclarar y aceptar que si hablamos de una Arquitectura “verdadera” y técnica, estos deberían tener cierta influencia en el resultado. Queda, la “libertad”, circunscripta por la exigencia de satisfacción de las necesidades planteadas, e influenciada por el par dialéctico complejidad-simplicidad, o la búsqueda de la eficiencia, la articulación de la adaptación, la armonización de la bio-integración y la concreción sobre las limitaciones de área. Aparte de la delimitación o encuadre que la libertad creativa tenga, ésta puede moverse dentro de un amplio dominio de opciones, ya que no está determinada en ningún caso por directas correspondencias. La contextualidad es una cualidad de orden sistémico y no una cualidad de orden objetual, y por tanto asignarle una inmediata o mediata forma de representación carece de sentido (el preestablecerla de antemano 78 habilita y constituye una arbitrariedad, extravagancia e inconsistencia, es decir, una perversión en el proceso compositivo) más allá de que el valor contextual deberá surgir en el análisis de la pieza. Cómo representarla, será de absoluta libertad del proyectista involucrado, aunque la claridad de esta representación asignará, indudablemente, valor compositivo a la obra. Llegado a este punto, conviene aquí diferenciar los conceptos de organización y estructura mencionados, implícitos o explícitos en todo el pensamiento sistémico. Mientras el primero identifica a la cualidad de las relaciones sistémicas, el segundo delimita la conformación y manifestación física del lugar donde los procesos incluidos en las redes de relaciones se llevan a cabo. Y, esto hay que dejarlo bien en claro, mismos procesos o misma organización no significa mismas estructuras. O, de otro modo, organizaciones coincidentes pueden estar encarnadas por estructuras diferentes.(103) Más allá de que de acuerdo a las características de necesidades establecidas en el Capítulo 1, difícilmente existan dos hechos arquitectónicos con idénticas necesidades. Para terminar, la estructura o forma de una entidad arquitectónica, sea cual sea, no tiene valor como objeto sino como icónico. No es el objeto lo que queremos separar sino exaltar o ponderar el valor de representación. Y el valor icónico, como se ha explicitado, no impide el inter relacionamiento o la contextualidad del objeto.(104) Con estas observaciones sobre los márgenes de maniobra - por un lado los límites de la libertad proyectual, por otro la eventualidad de la cualidad icónica del hecho arquitectónico-queda establecido un amplio rango de posibilidades y opciones de trabajo, sin apartarnos de un enfoque donde la indeterminación del resultado arquitectónico es un principio medular del proceso de diseño. Éste quedará determinado a través del proceso compositivo, la intención de los técnicos involucrados y valorado en función de la solvencia técnica demostrada. (103) Para ver esta característica en los seres vivos ver Maturana H.R. y Varela F.J. Autopoiésis y Cognición, Dordrecht, D. Reidel, 1980. (104) También se puede agregar que en varios casos (el los animales superiores por ejemplo) los individuos integrantes del sistema son objetualmente disociables pero medioambientalmente inseparables. La ejemplificación realizada para resolver el problema proyectual de la contextualización y que de alguna manera define un eje estructural de tratamiento formal –libertad creativa acotada por el alcance y adecuación a necesidades de triple orden (globales, locales y particulares), influenciada por la eficiencia, adaptación, bio-integración y concentración, impulsada por la valoración de las relaciones sistémicas y estimulada por la cualidad que el resultado de tan compleja ecuación pudiera tener- será una formula acertada extensible a la generalidad de las cuestiones formales del diseño sistémico. 79 Ha llegado el momento de hablar ahora sobre la extensión del concepto de “función” en Arquitectura. Habíamos dicho que la función (Capítulo 1) debía ser entendida de forma de poder cubrir necesidades de amplio espectro. Sin embargo, debemos acordar que, esencialmente, el termino función se refiere a acontecimientos, de mayor o menor sencillez, pero especialmente, los expone y delimita como sucesos autárquicos e instantáneos. En la ventilación de un edificio por ejemplo, podemos encontrar funciones derivadas de acciones simples o compuestas. La acción de abrir una ventana lidera la función de intercambiar el aire de la habitación o ventilar. La acción de encender un extractor guía la función de bombear aire al exterior o ventilar. Pero, incluso si coordinamos distintas acciones que nos llevan a formar el sistema de ventilación del edificio, la función que este sistema produce, la de ventilar, nada dice de una sucesión y/o combinación de eventos. El concepto de función se muestra separado de la noción de tiempo y por tanto es atemporal (recuerde la atemporalidad y temporalidad del mundo determinista e indeterminista respectivamente descripta en el Capítulo 1) del mismo modo que es independiente de los conceptos de complejidad y coordinación. Siguiendo nuestro ejemplo, el sistema de ventilación del edificio está compuesto por su organización, o las redes de relaciones de sus componentes, su estructura, o la sumatoria de sus componentes físicos y su disposición, y el proceso llevado a cabo, o sea, el proceso de ventilar. (Como hemos dicho este sistema de un solo nivel no alcanza a definir una entidad arquitectónica sistémica pues para serlo deben estar coordinados todos los sistemas o multiplicidad de ellos.) En consecuencia, los sistemas llevan a cabo procesos más que albergar funciones. La función es una capacidad atemporal y autosuficiente de actuación, el proceso es el conjunto de las fases sucesivas de un fenómeno, natural o artificial. Si existen sucesivas fases existe un antes y un después. El concepto de proceso es entonces esencialmente temporal. Todo proceso supone además un flujo continuo de materia y energía a lo largo de sus sucesivas fases. Y si tenemos un flujo de materia y energía, y un antes y un después, tendremos estados de materia y energía antes del proceso, y estados de materia y energía después del proceso. Las situaciones antes y después presuponen una continuidad pre y post con el medio externo. Puede ser entendido que todo proceso vinculado a la Arquitectura comprende un lapso de tiempo de un fenómeno o proceso mucho más amplio. El concepto de proceso será, entonces, más adecuado para cubrir las necesidades de gran amplitud que deberán ser satisfechas por la Arquitectura en el nuevo siglo y está, además, asociado 80 esencialmente al concepto de sistema. Y si los procesos de una entidad arquitectónica están coordinados entre sí, esta entidad será sistémica. Por consiguiente, debemos entender a la Arquitectura Sistémica como Arquitectura Procesual.(105) Al estudio de las continuidades e incidencias de entrada y salida es lo que hemos llamado bio-integración. Será en los procesos donde se verificará la eficiencia y adaptación.(106) Como dijimos, todo proceso implica un flujo de materia y energía, y abarca un antes y un después, que se extiende y continúa en el entorno. Si la eficiencia es la relación entre el output y el input de cualquier sistema, la adaptación es la acción de acomodarse a la condiciones de su entorno, temporales y espaciales, y el input y el output son las condiciones de la materia y energía en la entrada y salida, entonces debemos entender a la eficiencia y adaptación como dos fases o lapsos de tiempo diferentes, combinados, sucesivos e inseparables de un mismo proceso. La adaptación será la adecuada continuación de los flujos de materia y energía antes y después de que sean procesados eficientemente por el sistema. Demás está decir que la eficiencia es imprescindible para la adaptación y viceversa, pues la eficiencia implica una relación satisfactoria entre el provecho (necesario) y el desecho, del mismo modo que una adecuada adaptación implica eficiencia de las fases anteriores y posteriores del proceso y por tanto significa eficiencia del proceso mayor. En consecuencia, el par dialéctico definido en el capítulo 2 de complejidad-simplicidad tendrá directa vinculación con la eficiencia y la adaptación, y la estabilidad del mismo implicará también un equilibrio de e éstas. (105) Debe diferenciarse aquí la definición de proceso dada con la utilizada por Maturana y Varela para definir el proceso vital o cognición de organismos vivos, que se refiere a la capacidad de auto-procesar su estructura. Ver Maturana H.R. y Varela F.J. Autopoiésis y Cognición, Dordrecht, D. Reidel, 1980. (106) Ver una aproximación matemática en el Apéndice 1. Como los procesos están interrelacionados entre sí cooperativamente, no cabe el que sean promovidas y ampliadas eficiencias y adaptaciones de algunos si significan detrimento en las eficiencias y adaptaciones de otros, pues queda fuera del ámbito delimitado de coordinación. La eficiencia y la adaptación de una obra arquitectónica, sea cual sea, deberá ser entendida en tanto y cuanto abarque la mayor cantidad posible de los procesos que la definen. Por otro lado, si los procesos son los encargados de cumplir con las necesidades y éstas son de amplio espectro, entonces debemos entender que estos no sólo cubren los que pudieran entenderse como de índole “mecánica” (como ventilación o calefacción por ejemplo) sino procesos de naturaleza diversa y alcance suficiente, que se entiendan indispensables de incluir y necesarios para producir un mayor confort, junto con la estabilización y crecimiento del medioambiente. En suma, la eficiencia y la adaptación de una obra arquitectónica deben ser valoradas globalmente y ampliamente, en función de su capacidad de aumentar el bienestar y promover la progresión del ecosistema. 81 Todo sistema conlleva dos procesos. El proceso de la estructura en sí –construcción, vida útil y destrucción, conjuntamente con sus fases de adaptación o continuidad sistémica anterior (requerimiento y adecuación a materias primas) y posterior (reciclabilidad)- y el proceso llevado a cabo por la estructura y sus redes de relaciones en su vida útil. La particular característica es que la eficiencia del primero contiene la eficiencia del segundo, pues las condiciones del precedente determinan la capacidad del consecuente. (107) Para dar algún ejemplo, un proceso interno sería “mantenimiento”, uno mixto el ciclo del agua y uno externo, la colaboración en la creación de un adecuado entorno climático (108) A partir de esto podríamos decir que en realidad toda obra arquitectónica conlleva tres procesos. El proceso de creación, el proceso de construcción y el proceso de persistir. Estos últimos podrán ser catalogados de internos, mixtos y externos. Los internos serán los que se lleven a cabo mayormente dentro del hecho arquitectónico, según el nivel de complejidad establecido (dentro de un edificio o una ciudad por ejemplo), los mixtos los que abarquen un flujo dentro y fuera del nivel estudiado y los externos los que se produzcan principalmente afuera. Podrían también diferenciarse los dos primeros sobre la base de si las incidencias de sus continuidades externas (las influencias de entrada y salida) son bajas o altas.(107) Sumado a éstos deben tenerse en cuenta el proceso de creación (del hecho u objeto arquitectónico), el cual deberá también cumplir las condiciones anteriormente estipuladas a través del no desarrollo de instancias o etapas absurdas o perversas que generen ineficiencias en el mismo.(108) Estas altamente complejas redes de relaciones pueden ser afrontadas de una forma más sencilla, si comprendemos que todas las transformaciones espaciales que realicemos tienen una influencia hacia arriba y hacia abajo, y ésta debe ser positiva. Si estas alteraciones quedan interrelacionadas dentro del medioambiente y viceversa, será lo mismo hacia adentro. Y si pensamos que una composición arquitectónica es una red interrelacionada de sistemas dentro de sistemas, y no una suma de componentes, la gran complejidad de esta red empezará a disiparse ante nuestros ojos. No parece fácil adecuarse a estas cuestiones de orden lógico y metodológico tan disimiles de las establecidas para la Arquitectura del Siglo XX. Sin embargo, a poco de internarnos, nos damos cuenta que la ampliación de horizontes, la multiplicación de las posibilidades de investigación y progresión, y la amplificación del abanico de respuestas son de tan vasto alcance, que el incentivo en el ámbito proyectual pasará a ser inconmensurable. 82 Con las definiciones y condiciones que hemos establecido, la Arquitectura Sistémica cumplirá con ser un sistema integrante del sistema planetario global y estará en condiciones de promover e impulsar, como una herramienta de formidable alcance -capaz de afrontar las necesidades, desafíos y complejidades del tiempo que se avecina- , el bienestar del conjunto de las sociedad humana (entendida individual, colectiva y globalmente) y el sistema medioambiental que la sostiene. La Arquitectura Sistémica será entonces, libre, evolutiva, igualitaria, biointegrada, concentrada, lo que significa creativa, progresiva, eficiente, integrada, cooperadora, adaptada, adecuada y ajustada pero, por sobre todas las cosas, mucho más humana. 83 Esta página fue dejada en blanco 84 Apéndice 1 Cómo medir la bio-integración? 85 Cómo medir la bio-integración? 86 Como se ha argumentado anteriormente, una de las mayores confusiones que ha generado el concepto de “sustentabilidad”, es que a lo nebuloso de su enunciado teórico no se le ha podido contrapesar una acertada incorporación al campo práctico, de límites precisos y simplicidad de manejo. De hecho, el hecho ha alimentado el uso del término en forma dilatada y difusa. Podría decirse que hoy se usa el vocablo para justificar acciones injustificables, y es común encontrarlo como respaldo de actuaciones de tipo diverso, e incluso, de operaciones sostenidas en hasta opuestas perspectivas. Con un entorno de tan borrosos límites, se hace difícil, sino imposible, trabajar con cierto grado de confiabilidad y prestancia técnica, máxime si la posible aplicación del concepto en el campo práctico carece de un asidero teórico con consistencia suficiente. Intentaremos evitar que una disgregación similar ocurra con el planteamiento de la bio-integración, introduciendo un entorno matemático que defina un parámetro técnico más o menos cuantificable y, a través de éste, establecer un lineamiento de precisión mínima indispensable que, no sólo aclare el panorama, sino que también y conjuntamente, le otorge al quehacer técnico el necesario soporte que hoy demanda. Empezaremos suponiendo que existe un flujo bioquímico constante en la biósfera (para nuestro ejemplo es irrelevante que este pudiera tener ciertas o inciertas variaciones). En principio, no tenemos los conocimientos suficientes para decir cómo podemos influir positivamente en la progresión de este flujo (si sabemos cómo hacerlo negativamente, indudablemente), por lo que nuestro enfoque será conservador, es decir, nos pondremos primariamente del lado donde toda modificación que realicemos en esta corriente genere una perturbación negativa sobre el sistema original. (Veremos más adelante que podremos incluir algunos parámetros que establezcan un influjo positivo.) Si el proceso que representa nuestra actuación, medida en forma instantánea, lo graficamos sobre un plano real, (figura 1) donde las abscisas representan el tiempo T y las ordenadas la cantidad de la perturbación P, tendremos un valor constante que representa el flujo de materia y energía de la biósfera B y una desviación temporal de este flujo debida a nuestra perturbación. Llamaremos ∆T al la variación de tiempo transcurrido desde el inicio de la perturbación, cuya duración total es ∆TT. En el ordinal, ∆Pr representa el valor de la perturbación instantánea. 87 P1 P ∆TT M-1 Mi M0 ∆Ti Ms ∆Ts ∆Tf Mf ∆ep Ep ∆ed ∆Px ∆Pm0 B Ed ∆Pr ET ∆P ∆ep s Δep + Δed à ∆P = ß M Mi T P2 P ∆TT M0 ∆Ti ∆ed ∆Px ∆Pm0 B Ms ∆Ts ∆Tf Mf ∆ep M-1 Ep Ed Epc Edc ∆Pr ∆P ∆ep ET EcT=Epc+Edc Ms 3 e pc 3 e dc 3 ec = = 3 ed 3 ep 3 P M 0 ∆epc ∆ec =∆epc+∆edc T Figura 1. Graficación del uso energético en una actuación arquitectónica. 88 La desviación del flujo principal B comienza en M-1 cuando se inician las tareas relacionadas con nuestra actuación, preparación de materias primas y demás, y termina cuando el elemento físico desaparece del medio ambiente (Mf). La perturbación podemos medirla de dos formas. Una, en tiempo real (∆Pr), otra, en cuanto se integra a la producción arquitectónica (∆P). Será éste el caso utilizado pues implica un más sencillo cálculo. Para la medición de tiempos utilizaremos el parámetro real. Como hemos dicho, todo sistema implica dos procesos, el proceso de la construcción de la estructura en sí y el proceso llevado a cabo por la estructura y sus redes de relaciones. Ambos tienes características comparables y están representados cada uno en P1 y P2 respectivamente. Los procesos comienzan un determinado lapso de tiempo antes de que el edificio entre en servicio en M0, con el inicio de la elaboración de los insumos indispensables para su construcción y posterior mantenimiento para el caso de P1, y con la preparación de los elementos necesarios para su puesta en servicio (por ejemplo fueloil para la calefacción) en P2, ambos representados en el instante M-1. El inicio de la construcción del edificio esta representado por Mi. El período inicial, previo al inicio de su vida útil está representado por ∆Ti. Llegará al punto Mo de la perturbación, en el momento que el edificio este completo y listo para entrar en funcionamiento. La alteración evolucionará con los distintos requerimientos momentáneos del sistema que estarán incluidos en el proceso de vida útil de la estructura (∆Ts), en P1 mantenimiento, en P2 el servicio de la misma, hasta el momento Ms , que representa el final de su puesta en servicio y su subsiguiente desmantelamiento, hasta su total desmembramiento y su consiguiente desaparición del medio físico en Mf. La duración de la remanencia en el medio es ∆Tf, para P1 significa el tiempo de destrucción de la estructura y sus componentes, para P2 el tiempo que el excedente de los derivados de su proceso de servicio persisten en el medio. Si la degradación es artificial, pueden darse dos casos. Uno, cuando se realiza con el fin de volver al estado natural, en ese caso deberemos agregar todo el trabajo realizado como incremento del flujo total. La segunda posibilidad es que la degradación sea parte del proceso de construcción de un nuevo sistema, por lo que deberá ser tenida en cuenta como el inicio del proceso de construcción de éste. 89 En este caso Mf coincide con Ms. La perturbación instantánea en el inicio de la puesta en servicio es ∆Pm0. De lo anterior se desprende que mientras los valores de ∆Ts son iguales en P1 y P2, los tiempos ∆Ti y ∆Tf , y las perturbaciones ∆P son diferentes, pues en cada uno de ambos casos se integran insumos distintos. Toda alteración, es decir, todo elemento que se integre a P1 y P2 generará dos resultantes una vez procesado por uno u otro sistema: el provecho, o lo que efectivamente se integró (∆ep), y el desecho, o la parte desperdiciada (∆ed), por lo que la perturbación total en el intervalo del procesamiento será la suma de ambos. El área que los engloba hasta el instante M0 en P1 representa la acumulación de la perturbación instantánea hasta el momento de puesta en servicio, es decir la etapa de construcción, y puede expresarse como el integral de ∆P desde Mi hasta M0. Será éste la suma del provecho y el desecho en ese período. Del mismo modo, el espacio central de la gráfica representa la acumulación de la alteración durante la vida útil y puede calcularse como el integral de ∆P desde M0 hasta Ms. Por último, la acumulación de perturbación final, es decir la energía necesaria para su desintegración es el área de la gráfica entre Ms y Mf. Cualquier valor instantáneo de ∆P (∆Px) puede dividirse en 2, ∆epx y ∆edx que representan la energía instantánea integrada y desperdiciada, es decir, el provecho y el desecho, siempre dentro del período de procesamiento. La perturbación total será ET, que puede calcularse como el integral de ∆P desde Mi a Mf en P1 y desde Mo hasta Mf en P2. La diferencia básica entre P1 y P2 es que en P2 lo que estamos haciendo es integrando energía, por lo que la perturbación generada en producirla es distinta de la energía contenida, a la cual llamaremos Ec. Durante el tiempo de servicio, la energía integrada tendrá dos componentes; por un lado la energía gastada en elaborarla, por otro la energía contenida intrínseca que será procesada por el sistema. En la situación referida, ambos componentes deberán ser asociados al cálculo, y en ambos casos también podrá calcularse la cantidad del provecho y desecho, ya que ∆ed será proporcional a ∆edc en el período entre M0 y Ms según el criterio de que: si ∆ec/∆P=K entonces ∆epc/∆ep=K y ∆edc/∆ed=K si ∆ec = ∆epc+ ∆edc y ∆P=∆ep+∆ed (siempre sobre la gráfica P2 en el intervalo mencionado). 90 de sus desechos en la atmósfera, mientras que Ec es la energía contenida en el propio producto). El factor de aptitud será siempre menor que 1 y tenderá a 1 cuanto más apto sea cada uno de los dos procesos. La fórmula ampliada se lee de la siguiente manera: X M X M Ms Ms Δe pcÝ P2Þ ΔTs ΔTs i 0 D1 D + D1 D ΔTTÝ ΔT Mf Ms Mf Ms P1Þ TÝ P2Þ 1+ ΔPÝ ΔPÝ 1+ ΔPÝ Δec P1Þ P1Þ P2Þ Δe pÝ P1Þ X X M M i Bi = X M i 0 X M 0 2 V Av VD D V A El factor ∆Ts /∆TT de P1 o P2 representa la relación entre la duración del proceso de cada uno o vida útil y la duración de la perturbación y se llamará factor de adaptación, cuya denominación abreviada es Fa. El sistema será más adaptado en cuanto sean menores los tiempos ∆Ti y ∆Tf de preparación del proceso y remanencia de la perturbación. M f El factor 1/1+ ò ∆P ó 1/1+ET de P1 ó P2 representa lo que llamaremos Mi factor de interrelación adaptación-eficiencia, y establece que cuanto menor sea la perturbación más adecuado será medioambientalmente, y lo designaremos Fi. M M M M Por último ò ∆ e ∆ P(P1) y ò ∆epc(P2)/ ò ∆ec será el factor de ò p(P1)/ M M M M eficiencia, de clásica expresión que podemos denominar Fe. s s i i Mf Ms i i s s 0 0 ET y Ep ó ò ∆P y ò ∆ep de P1 y el correspondiente de P2 representan la M M sumatoria de todas las perturbaciones instantáneas totales generadas por los dos procesos que integran el hecho arquitectónico y la sumatoria de todos los provechos generados por estos procesos respectivamente. El factor de aptitud del sistema quedará entonces compuesto por Fa, Fi y Fe. El producto Fe x Fi puede ser entendido como el factor de eficiencia medioambiental (Fm) mientras que Fa x Fi puede ser entendido como el factor de adaptación total (Fat). V será el volumen del edificio, el cual determinará el valor de la biointegración por unidad volumetrica. 91 Luego de la descripción de la representación gráfica de los dos procesos implícitos, estamos en condiciones de establecer la fórmula básica de la bio-integración para cualquier sistema: Bi = FA P1 + FA P2 2 VD FC Donde FA representa el Factor de Aptitud de cada sistema, el de la construcción del edificio por un lado y el de utilización del mismo por otro, cuya semisuma por el volumen (V), junto a la corrección de FC o factor de colaboración integran la fórmula total. El factor de aptitud se define de la siguiente manera: Δe X M Ms pÝ P1Þ FAP1= ΔT s 1 i D D Mf Ms ΔT TÝ P1Þ 1+ΔPÝ ΔPÝ P1Þ P1Þ Mi Mi X X Δe X M Ms pcÝ P2Þ FAP2 = ΔT s 0 1 D D Mf Ms ΔT TÝ P2Þ 1+ΔPÝ Δec P2Þ M0 M0 X X Donde ∆Ts es el lapso de vida útil, ∆TT período total de la perturbación de P1 y P2 respectivamente. La perturbación acumulada total , o sea el integral de ∆P desde Mi hasta Mf, que representa la sumatoria total de la energía gastada en la preparación y disposición de los insumos, más la energía necesaria para la desintegración, también la hemos llamado ET. La perturbación acumulada provecho del sistema será el integral de ∆ep desde Mi hasta Ms para el caso de P1, y ha quedado, en la gráfica, representada por el área Ep. Del mismo modo, el integral de ∆epc desde M0 hasta Ms en P2 puede llamarse Epc, y representa el provecho acumulado del proceso P2, medido sobre Ec ó energía total contenida, que será consumida en el procesamiento, y cuya preparación demandó (y en todo caso también debe sumársele si es necesario elM gasto energético para su eliminación residual) una energía total ET(P2)= ò ∆P(P2) M (para el caso del fueloil, ET(P2) es la energía gastada en su producción y traslado hasta el lugar de procesamiento más el gasto de la eliminación f 0 92 Hasta ahora hemos identificado los valores de la adaptación y la eficiencia y ellos serán aportadores con el medio en tanto y cuanto se acerquen a 1. Sin embargo, podremos agregar dos componentes que integran el factor de colaboración, que impliquan cooperación medioambiental. El primero de ellos lo distinguiremos como factor de concentración, sobre el entendido de que un elemento arquitectónico concentrado implica disminución en el uso del suelo. Éste queda definido como la relación del volumen sobre el área de ocupación V/A. Por último Av/V es el área verde integrada al proyecto en relación al volumen de la construcción , o factor verde, que promueve el aporte de superficie verde en cualquier producción arquitectonica. En conclusión la fórmula puede escribirse así: X M X M Ms Ms Δe pcÝ P2Þ ΔTs ΔTs i 0 D1 D + D1 D ΔTTÝ ΔT Mf Ms Mf Ms P1Þ TÝ P2Þ 1+ ΔPÝ ΔPÝ 1+ ΔPÝ Δec P1Þ P1Þ P2Þ Δe pÝ P1Þ Bi = X X M M i X M i 0 X M 0 2 hD Av Y utilizando la notación factorial reducida: Bi = F aD F iD Fe à ß P1 2 F aD F iD Fe à ß P2 +2 VD FC Es decir, la bio-integración es la semisuma del producto de los factores de adaptación, interrelación y eficiencia de los dos procesos implícitos en un hecho arquitectónico, por unidad volumétrica, multiplicado por el factor de colaboración. 93 Discusión Puede decirse que la fórmula propuesta tiene dos grandes complicaciones: el análisis de los insumos y la evaluación de los tiempos. Para el primer caso, todo insumo a incorporar a una obra arquitectónica puede ser integrado dentro de la fórmula propuesta, dentro del proceso P1 o P2, dependiendo de su características y cometidos. ET no es otra cosa que la sumatoria de todo el LCA(44) (Life Cicle Assessment) integrado al sistema, más la cantidad de energía necesaria para la destrucción del mismo, que implica un LCA adicional. Deberá sumarse toda la energía gastada en la producción, traslado, construcción y destrucción, para definir su valor. Conocer el valor energético asociado o LCA de cada producto puede ser en la actualidad bastante engorroso y difícil de asignar, para el caso de su cálculo, criterios estimativos exactos. Sin embargo, no dudamos de que una vez que su uso sea más generalizado, tenderá a una unificación de los parámetros de catalogación y hará la disponibilidad de información sobre productos más abundante y accesible, lo cual, incluso, podría llevar a su uso universal y los valores relativos a cada producto de obligatoria publicación. Que el valor de LCA sea bajo implica integrar materiales accesibles fácil y cercanamente, con poco gasto de energía en su producción y, si los hubiera, materiales no tan próximos pero con muy bajo LCA de origen. Para el análisis de los tiempos, deben establecerse convenciones, particularmente para el caso de M-1 y Mf , puesto que del mismo modo que la determinación del comienzo de un procedimiento de construcción es arbitrario (éste podría perseguirse hacia atrás tanto como se quisiera), también sucede lo mismo con la degradación del mismo. Es necesario, por tanto, establecer un criterio para definirlos. Primero que nada su establecimiento debe tener una lógica de sentido común, lo cual llevará a que la identificación de ambos instantes puede, razonablemente, precisarse en pasos directamente vinculados. Para M-1 delimitaremos que corresponde con el tiempo hacia atrás de M0 que es necesario para producir las materias primas componentes en el funcionamiento el sistema. Es decir es un tiempo teórico y no real, ya que si tomáramos éste último, podría suceder que algunos materiales estuvieran, por ejemplo, mucho tiempo depositados a la espera de ser usados. Sólo será contabilizada esta situación si fuera parte del proceso de terminación de los mismos, o si la situación no pudiera ser evitable. Para Mf delimitaremos que corresponde al momento que los desechos dejan de influir en el medio, es decir cuando estos fueron totalmente absorbidos. 94 Este punto puede dar lugar a diferentes interpretaciones y deberá estudiarse en cada caso. La composición de la fórmula establece que el factor de aptitud tenderá a 1 como número ideal y, por lo cual sucederá lo mismo con cada uno de los factores que lo integran. Para el primero de éstos, Fa o factor de adaptación, la condición se verificará en tanto y cuanto el tiempo total de la perturbación se acerca al tiempo de vida útil, es decir, si los tiempos ∆Ti y ∆Tf tienden a 0. El factor de interrelación adaptación-eficiencia tiende a 1 en cuanto la perturbación total sea menor, lo cual significa que cuanto menor sea la energía gastada en producir, o los insumos, o la energía a integrar al sistema, y cuanto menos energía sea necesaria en la destrucción, o del elemento construido, o de los desperdicios del procesamiento energético, el mismo será más adaptado y más eficiente. El tercer componente, Fe o factor de eficiencia, es la clásica fórmula de cálculo de eficiencia que define que ésta será mayor si es menor el desecho del procesamiento. Sin embargo, Fm establece un segundo criterio, el que instaura que cuanto menor sea la perturbación mayor será la eficiencia, lo que favorece un menor valor de LCA. Fe y Fi juntas definen entonces la “eficiencia medioambiental” y puede entenderse como el factor que define el concepto más con menos. Fa y Fi determinan el factor de adaptación total o Fat que será más cercano a 1 siempre que lo sean Fa y Fi. Es decir Fi promueve la eficiencia y la adaptación. Por lo tanto, la adaptación es inseparable de la eficiencia medioambiental; algo bien similar a lo que sucede en la realidad. Más eficiencia medioambiental quiere decir mayor adaptación, más adaptación quiere decir más eficiencia. Por otro lado, para el cálculo de ET es necesario tomar en cuenta las modificaciones que se hagan al medio donde se inserta el edificio, incluidas las destrucciones de vegetación, por lo que ET puede cambiar según el lugar de implantación, lo que implica que el uso de suelo no solo estará asociado a FC sino también a ET. Un elemento arquitectonico tendrá mayor valor de bio-integración si es insertado en un terreno adecuado, donde no es necesario grandes modificaciones. Para dar un ejemplo sencillo, un panel solar pasa a tener mayor valor de biointegración si está colocado en un techo que si es ubicado en un terreno vegetal pues las modificaciones al medio son mayores en el último caso. Para el mismo panel, ∆Ti de FAP2 es 0 pues no es necesaria preparación alguna previa de la energía solar. Al mismo tiempo ∆Tf es despreciable, pues el desecho tiene un tiempo de remanencia cercano a 0 (el tiempo que demora enfriarse el panel y el agua calentada; para un panel fotovoltaico, el tiempo en que la energía eléctrica generada es gastada y sus efectos esfumados), por lo que ∆Ts/∆TT de P2 se acerca al valor ideal 95 de 1. Al mismo tiempo, el factor de interrelación 1/1xET también de P2 se acercan al ideal de 1, ya que la energía solar ingresa directamente y no necesita “preparación” previa. Como contrapartida, los valores de ∆Tf de FAP1 pueden ser altos sobre todo para los paneles fotovoltaicos, debido a los materiales contaminantes y de difícil descomposición usados para construir las placas y los dispositivos eléctricos asociados al sistema. Al mismo tiempo, ∆Ti y el valor de LCA del proceso P1 son altos debido a que el tiempo y la energía gastada en su construcción es mayor que en otros tipos de fuente energética. Además de la tendencia a 1 como número ideal del factor de aptitud, hemos integrado dentro de FC o factor de colaboración dos elementos que pueden rectificar el valor a mayor que 1. El primero es la concentración, que representa la cualidad de no ocupar excesivamente el territorio, pues define que si se actúa en un porcentaje pequeño del área en relación al volumen, el valor de la bio-integración es mayor, lo que favorece un menor uso de suelo. Al mismo tiempo, si el espacio libre es “verde” ayudará ampliamente al segundo componente o factor verde, y si además, la masa construida, tiene integradas áreas vegetales, el valor total de éste último será mayor. Adicionalmente deberá sumarse al factor cualquier reducción de área ocupada que el proyecto pudiera incluir, directa o indirectamente, en área vinculada o desvinculada, todo lo cual representa la cualidad de colaborar contra la destrucción de bosques y superficie vegetal que se lleva a cabo diaria, continua y exponencialmente; a veces (y muchas veces) por nosotros mismos. Seguramente con mayor conocimiento sea posible identificar otras zonas de colaboración. Especialmente, una de ellas podría ser el valor de la diversificación. Otra la capacidad de interrelación energética positiva con entorno inmediato. Para el caso del ejemplo manejado en el Capítulo 4 (un edificio que tuviera 0 contacto con el medio) aunque la situación real es imposible, existe la posibilidad de imaginarlo teoricamente. En esa hipótesis, es dable suponer que la sofisticación sería tal que, a pesar de tener un factor de eficiencia igual a 1, haría detentar a la construcción del mismo un valor de LCA muy alto, conjuntamente con los tiempos ∆Ti y ∆Tf muy largos, todo lo cual conspira, conjuntamente con la imposibilidad de contar con el componente de colaboración Av, a producir un valor de bio-integración bajo. Demás está decir que si Av es 0, el valor total de la ecuación es también 0. De acuerdo a todo lo comentado, queda favorecido un equilibrio de los 96 distintos factores intervinientes para lograr adecuados valores de biointegración. Pero los componentes integrados, incluyendo la eficiencia y la adaptación, no son las únicas exigencias de una actuación arquitectónica, por lo que consecuentemente, las demandas planteadas dentro de la proposición numérica son sólo parte de una totalidad, y las necesidades deben ser valoradas dentro de un conjunto, con una visión de cabal amplitud, más allá de la que puede aportar la fórmula propuesta y mucho más aún de lo que se estila hoy en día. Como veremos en el Apéndice 2, la solución formal presentada que define la aptitud del edificio es opuesta al más extendido criterio de eficiencia funcionalista, que fija que un edificio, es más eficiente en tanto y cuanto tiene menos volumen por área construida y en consecuencia, menos superficie de contacto. Sin embargo, el uso de la formulación propuesta, puede ayudar no sólo a revertir los efectos negativos de nuestra actividad, sino también colaborar a reducir los derivados negativos de otras. Indudablemente, podremos influenciar aún más positivamente al flujo global de la biósfera. Para hacerlo, tendremos que saber más y pensar mejor. Por último, es bueno remarcar que cualquier suposición de pensar en esta formulación como una “ley arquitectónica” está bien fuera de sus alcances. La misma intenta sólo ayudar y simplificar un problema de gran actualidad y altísima confusión, y ser una guía técnica para resolver los problemas cotidianos de la Arquitectura en el área de la colaboración medioambiental, y en ese ámbito deberá tratarse. No puede reducirse el problema general de un hecho arquitectonico, ni en primera ni en última instancia, a una ecuación numérica, ni a la que hemos presentado, ni a ninguna otra, por lo que especular sobre valoraciones extrínsecas al área técnica mencionada, no corresponde. Imposible y absurdo es intentar catalogar el misterio de la aventura humana dentro de una fórmula matemática. 97 Esta página fue dejada en blanco 98 Apéndice 2 Un modelo-prototipo bio-integrado-concentrado, de aplicación en zonas templadas y soleadas. 99 Un modelo-prototipo, bio-integradoconcentrado, de aplicación en zonas templadas y soleadas. 100 (110) En aquellos inicios y a lo largo del Siglo XX, sus promotores lo llamaron “pureza de la forma”; algo bien distinto por cierto. Fue en los años veinte que se desarrollaron vigorosamente los conceptos más influyentes de la Arquitectura del siglo pasado. Fueron también, indudablemente, los más destacados. Estos estaban basados en la simplicidad de la forma,(110) eficiente uso del espacio, utilización de materiales de reciente desarrollo, sencillez de diseño y eficacia de los procedimientos constructivos que hiciera posible industrialmente una repetición ilimitada de los mismos, conjuntamente con una valoración acentuada en los aspectos mecánicamente funcionales de los diseños de Arquitectura y equipamiento. El rascacielos de vidrio de Mies Van Der Rohe se transformó, con el tiempo, en el ícono de la época. Con su impactante impronta que lo hacía particularmente apto para fines representativos, la maximización del espacio utilizable a través la planta libre, la limpieza de la fachada sustentada en la eliminación de elementos estructurales adosados a la misma, la disposición central de sus áreas circulatorias, la posibilidad de repetición mecánica de sus elementos constructivos que lo hacían particularmente adecuado para los modos de producción que proponían desarrollarse, sumado al interés especulativo de incrementar el rendimiento del valor de la tierra empleada mediante la operación de multiplicación del área de la base en altura, se transformó en una fórmula exitosa de producción edilicia, desarrollada a lo largo de todo el período, a mayor o menor escala, que marcó enteramente la ciudad y Arquitectura del siglo XX, repitiéndose hasta el cansancio en toda ciudad de este mundo. En aquella época, ninguno de los grandes problemas que hoy debemos enfrentar estaban planteados, ni con la magnitud que hoy nos aquejan, ni con la persistencia de su constante, y parecería inevitable agravamiento, ni con la dificultad de una cada vez más difícil solución. La destrucción de los ecosistemas por el avance del hombre no era un tema que mereciera atención. El consumo energético no era un asunto que inquietara. La contaminación medioambiental hacia adentro y hacia afuera del hábitat humano, menos aún. Esta comprendía en aquel entonces y en ese entorno se discutía, los problemas de tugurización del medio urbano. Las propuestas se basaban en, justamente, conceptos que hoy podríamos entender como nefastos. Fórmulas de desarrollo edilicio de repetición idéntica, con la sencilla y única intención de producir más y más rápido. Modelos que se desentendían del consumo energético. Gigantes extensiones para el desarrollo de ciudades. Enormes espacios públicos convertidos en invivibles monumentos al concreto. 101 No hay duda de que el éxito del rascacielos de vidrio se debe a que era especialmente adecuado para la forma de pensar, sentir y producir del siglo. Abstracta simplificación y valor universal. Desarrollo ilimitado y producción desenfrenada. Pero también es cierto que a poco de comenzar a construirse empezó a mostrar sus limitaciones. No todos los programas se adecuaban a sus máximos postulados. La pretensión estética de absoluta inmutabilidad de la forma, que llevaba incluso a evitar el movimiento de ventanas y confiar la ventilación y climatización a dispositivos electromecánicos centrales, lo hacían especiamente inadecuado para programas de vivienda, sencillamente porque las personas no lo soportaban. Para ser aceptado en proyectos habitacionales debían aplicarse cambios sustanciales, en contrapartida con los edificios de oficina donde probaba ser adecuado. La relación base/altura y la pre disposición de las áreas de servicio centralizadas implicaban un corte transversal que hacía imposible el desarrollo de viviendas con gran desarrollo vertical, a no ser que se fuera a formas menos elementales que el cuadrado o el circulo, como plantas en cruz o ángulo. Excesiva apertura y exposición no colaboraba. Los edificios de vivienda pasaron, a pesar de mantener ciertas características similares, a mostrar diferencias con el modelo más representativo de la época. Se mantenían los conceptos de centralización de servicios verticales, repetición de plantas y fachada libre, al tiempo que más bajos y menos expuestos. Al contrario de los modelos en altura destinados a oficinas, el espacio era menos flexible, pues se incluía el diseño de las viviendas, en disparidad con la planta libre promovida y resueltamente efectiva de los primeros. En ambos casos había un beneficio subyacente, si lo miramos desde la perspectiva de hoy en día, que era y es, su capacidad de concentrar. Sin embargo, dada la divergencia en altura de los modelos destinados a ambos programas, amén de otras causas de orden urbanístico, entre ellas que los centros de las ciudades fueron destinados usos administrativos mientras que los alrededores eran destinados a vivienda, su capacidad de concentración no se plasmo en los hechos. Se daba la paradoja de que mientras la densidad edilicia crecía exponencialmente en los núcleos, la densidad poblacional bajaba concomitantemente en los mismos. Cierto es que la última, en los alrededores crecía pero, a pesar de esto, la desconcentración urbana total, medida como área urbana per cápita exponía una tendencia creciente, no divergente con la inclinación ya mostrada en siglos anteriores.(111)Uno de los mayores beneficios del modelo, mirado globalmente y actualmente, quedaba de lado. (111) Bruegmann, Robert, Sprawl, a compact history, The University of Chicago Press, 2005. 102 Amén de lo anterior, el rascacielos tuvo múltiples aciertos. Entre los aspectos positivos podemos mencionar, su valor icónico, simplicidad y economía de construcción, flexibilidad modular, adecuación a fines comerciales-especulativos que los transformó en pieza preferida de desarrollistas privados, cierta eficiencia térmica teórica, debido a su concentración de área que implicaba una relación envolvente/volumen reducida, aunque deficiencia térmica real debido a su incapacidad de inter relacionamiento eficiente con el medio y, por sobre todas las cosas, aunque desperdiciada, capacidad de concentración poblacional. También tuvo desaciertos. La falta de posibilidades de intercambio social es uno de ellos. Los usuarios, sean habitantes u oficinistas, pasaron a ser desconocidos entre sí. Las zonas de interrelación posibles se redujeron al ascensor y el hall, ya que las destinadas a vivienda u oficina eran células estancas. Y las primeras se pensaban para que las personas pasaran por ellas lo más rápido posible, y se dimensionaban y acondicionaban con ese fin, sin dejar de aceptar que además tenía una justificación comercial: las áreas circulatorias eran las que tenían menor valor agregado. La falta de flexibilidad de los programas de vivienda es otra de ellas, desde que las tipologías habitacionales venían incluidas y carecían de cambio posible o, en última instancia, la capacidad de modificación era mínima. Pero indudablemente, los dos mayores problemas, debido a su incidencia global, son la falta de concreción real de su capacidad de concentración poblacional y su absoluta ineficiencia, o más bien, deficiencia energética. (112) International Energy Agency Energy, Worldwide Trends in Energy Use and Efficiency Key Insights from IEA Indicator Analysis, In support of the G8 Plan of Action, 2008. U.S. Energy Information Administration, EIA,Independent Statistics and Analysis. Ver también gráficas esclarecedoras en http://ourfiniteworld.com/20 12/03/12/world-energyconsumption-since-1820in-charts/ Como hemos dicho, su utilización no produjo un cambio en la tendencia historia de aumento del índice área urbana per cápita, mientras que su proliferación no indujo ninguna reducción del consumo energético también medido per cápita, sino que por el contrario, éste se disparó exponencialmente a lo largo del Siglo XX.(112) Esta deficiencia energética, apreciada mayormente en su comportamiento interno, también se advierte en la negativa incidencia climática que el edifico genera en su entorno inmediato. En verano iradia calor, en invierno aporta más frío. No podemos dejar de señalar que estas características de la Arquitectura Moderna se mantienen hoy, a pesar de que el mundo haya cambiado diametralmente. Los edificios se continúan construyendo del mismo modo. Siguen siendo altamente ineficientes energéticamente a pesar del que el problema energético se haya cristalizado vertiginosamente. Las dificultades de interacción social derivados han intentado paliarse de diferentes formas con desiguales resultados, pero en lo que se refiere al modelo en sí, continua con las mismas carencias. El aumento del área urbana per cápita no deja de frenarse. El área de la ciudad continúa sub 103 utilizada. Las condiciones de habitabilidad han cambiado. El estado sanitario de la ciudad ha mejorado, entretanto la contaminación general ha aumentado, y si le agregamos el estrés medioambiental, podemos valorar a la atmósfera ciudadana, lamentablemente, como peor que a inicios del Siglo XX. Contextualmente, de acuerdo a lo que hemos venido sosteniendo, en cualquier proposición que hagamos, deberíamos mantener y promover los aspectos probadamente positivos del modelo discutido, al tiempo que transformar sus facetas negativas, y así convertirlo en un elemento de uso conveniente y beneficioso en los desarrollos de ciudad por venir. Estas modificaciones deberían de cubrir las necesidades que hemos ido individualizando en la argumentación principal como elementos a integrar al hábitat humano de este siglo. Ellas son: aumento de la concentración, mejora de la calidad de vida, desde un punto de vista tradicional y desde un punto de vista medioambiental, bio-integración o colaboración con el ecosistema global a través del inter relacionamiento con el entorno circundante, intra-ciudadano y extra ciudadano; apoyándose en herramientas claves como la eficiencia y adaptación medioambiental, y en un todo vinculado mediante el concepto de sistemicidad. Si fuera posible cumplir con estos nuevos parámetros en el ejemplo que desarrollaremos, los cambios o mejoras introducidas inducirán un resultado superior en el comportamiento general, comparado con el exponente cuestionado y dado que el concepto más con menos está implícito en las soluciones buscadas, si satisfacen el conjunto de propósitos perseguidos, lo que estamos obteniendo es una evolución sobre el mismo, es decir, un modelo evolucionario. Antes de comenzar será bueno aclarar que el concepto de “modelo” aquí utilizado difiere sensiblemente del asentado en el Siglo XX.(113) El mismo no conlleva el valor de aplicación universal y repetición mecánica, sino más que nada servirá como prototipo de consulta y ejemplificación, dado que ha sido evidente, y se evidenciará en las páginas siguientes, que cada situación promueve soluciones diferentes, y que asimismo es dable fomentar, desenlaces diferenciados. Los puntos sobre los cuales trabajar no están desligados entre sí, hablar de concentración engloba la condensación de las áreas de producción energética.(114) Del mismo modo, cuando nos referimos a la calidad de vida estamos implícitamente aludiendo al equilibrio del ecosistema, que a su vez deriva en la necesidad de concentración edilicia y habitacional, sumado al problema energético. Por otro lado, no es posible pensar en (113) Ver Capítulo 3. (114) Ver Apéndice 3. 104 concentrar si no se atiende la calidad de vida, dado que una de las principales razones del movimiento poblacional de los centros a los alrededores es debido, principalmente, a la búsqueda por mejorarla. Para empezar, incidir en la concentración poblacional supone buscar la forma de que el modelo de mayor altura se adecue mejor a fines habitacionales, de manera que impacte sobre los índices de densidad habitacional más que sobre los de densidad edilicia. Segundo, hemos dicho que el planteamiento de concentrar comprende el ámbito de la producción energética, pues no sólo se trata de condensar las áreas destinadas a habitación, sino también de hacerlo sobre el espacio general que abarca la totalidad de las actividades que el ser humano realiza; ergo, debemos aglutinar las áreas de generación energética. Por tanto y dejando una detallada explicación de este asunto para más adelante (Apéndice 3), la meta será buscar por todos los medios, que el modelo a desarrollar absorba la energía del ambiente inmediato para su funcionamiento y dependa menos, o en el mejor de los casos, evite completamente, la explotación de áreas externas para su provisión. Esta disponibilidad energética del medio depende obviamente del lugar de implantación, por lo que entonces, de base, el edificio pasa necesariamente a tener una característica diferente de sus antecesores y ésta es que diferirá su interface con el medio dependiendo de su lugar de implantación. Para el tratamiento del ejemplo que sigue a continuación optaremos, en consecuencia, por un lugar específico cuyas particularidades climáticas incidirán en sus rasgos distintivos. Trabajaremos sobre un modelo que se adecue a zonas templadas con un promedio de radiación solar de medio a alto. Para la gestación del mismo nos valdremos de dos fuentes energéticas obtenibles en su propio medio: el sol y la tierra. Explorar una forma que nos permita maximizar la incidencia del sol en el edificio, sobre todo en las áreas habitables es factor clave. La cantidad e incidencia de la energía solar es dependiente de la época del año. Esto redundará en una segunda distinción notable y es que el edificio pasará a ser sol-orientado o incluso sol-orientable, pero sobretodo, sol-eficiente. En cuanto a la energía a obtener de la tierra, se incrementarán sus posibilidades en tanto y cuanto su contacto con el suelo sea más vasto. Aparte de la forma general, pueden incidir y de hecho lo harán, las disposiciones de planta. Una instancia es tomar la decisión, con la intención de mejorar las condiciones de las áreas circulatorias, para hacerlas más vivibles y aptas al intercambio social, de desplazarlas de 105 zonas centrales a disposiciones que accedan a aire y luz. Como posibilidad surge razonable ubicarlas en los sectores no soleados de la envolvente externa. La carencia de aire y luz en las áreas circulatorias típica de los diseños del siglo pasado, podría quedar eliminada en la búsqueda de orientación solar del edificio. Por último, si promovemos que nuestro modelo enfrente el problema de la disminución de la concentración y suponemos que pueda incidir en los valores generales, debemos de plantear el tema de la escala. Mientras que por un lado no es posible mejorar índices de densidad moviéndose a pequeña escala, no hay duda de que el asunto pasa, entre otras cosas, por un aumento de la altura de las operaciones de vivienda; al mismo tiempo que no deja de pesar que no parece razonable aumentar la altura de una ciudad entera, lo cual generaría cambios tipológicos y morfológicos importantes.(115) Como se ha ido viendo a lo largo de las décadas finales del Siglo XX, calidad de vida no solo significa mejorar los índices de contaminación, sea esta del tipo que sea, sino también estar de acuerdo con necesidades espaciales típicas de cada comunidad, las cuales se van forjando a través de historia y tradición. Ambas cosas en conjunto significan que es deseable mantener ciertos aspectos de la ciudad contemporánea y aconsejable cambiar otros.(115) (115) Para ver desarrollado este problema urbanístico ver Apéndice 3. Las propuestas para aumentar el índice de densidad poblacional deben tener dos cualidades. Por un lado, capacidad de promover y generar una calidad de vida, a todo nivel, comunitaria e individual, superior a la existente actualmente. Ya se ha establecido que esta es una condición sine qua non. Por otro, que estos cambios tengan facultad de realización. La combinación de todas estas tensiones puede llevarnos a soluciones novedosas. Sin embargo, para seguir avanzando sobre el tema, debemos de volver un poco sobre las experiencias de décadas pasadas. Los desarrollos de vivienda en altura de ese período, pueden ser divididos en dos. Los que se insertan en la cuadricula existente y los que no. Básicamente la diferencia es el volumen de la operación. Para grandes emprendimientos se cuenta con terrenos de vasta superficie que quedan desligados de la retícula ciudadana. Estos emprendimientos han tenido generalmente una estructura basada en los preceptos urbanísticos del Movimiento Moderno. Los pequeños, se adecuan al fraccionamiento existente; generalmente manzanas parceladas con terrenos tipo tubo que originan construcciones hacia la calle dejando libres los fondos, los llamados corazones de manzana. Los edificios construidos, con frente a la calle y fondo al núcleo central, terminan creando una barrera continua en altura, dejando la superficie central fragmentada, subutilizada o inutilizada y sombría, mientras las fachadas 106 interiores quedan inexpresivas y agobiantes. En los años 80 comenzaron a desarrollarse propuestas que promovían la utilización para fines comunitarios y recreacionales los corazones de manzana, mediante la liberación del uso del espacio central, conjuntamente con la implantación de construcciones de baja altura en el perímetro, posibilitando un buen asoleamiento y por tanto una agradable atmósfera en el área central. Las propuestas fueron evolucionando y cambiando, en base a distintas influencias y tensiones, y su uso extendiéndose, como una solución aceptable y aceptada. Estas experiencias podrían servirnos para transformar el frío modelo Moderno en estructuras más vivibles y disfrutables. Si superponemos las tres cuestiones de orden espacial que queremos resolver, una de orden urbano y global, el aumento de la concentración, otra de alcance comunitario, el destino de cierta área para fines de interrelación social, la tercera, de nivel organizativo interno, integrar las áreas circulatorias a la vida interna general del edificio, dejando de ser apático espacio de enlace desprovistos de la mínima calidad espacial, conjuntamente con la intención de aumentar la eficiencia medioambiental y maximizar la capacidad de absorción energética, las soluciones podrían ser originales. Darle mayor importancia al área circulatoria supone dotarla de aire y luz, lo que a su vez determinaría desplazarla del centro y pasar a ocupar las zonas asociadas a la envolvente exterior. Si está asociada a la zona de intercambio comunitario ambas se potenciarán. Para que ésta última tenga máxima incidencia sería indicado localizarla en el centro. Si partimos de la retícula ciudadana como elemento base, concentrar supondría superponer una manzana sobre otra. Pero si pensamos en un edificio del área de una manzana necesariamente debemos mantener libre su centro. Esta necesidad, que está asociada a condicionantes de iluminación y ventilación, asimila la intención de crear un ambiente de intercambio social en el centro y es consonante con la noción de corazón de manzana. Con estos preceptos, podemos empezar a imaginar un edificio, de área de base similar a una manzana, sin definir aún la altura, que libere el centro como área de intercambio, tenga las circulaciones asociadas a este y sitúe las circulaciones verticales en las áreas no soleadas de fachada. La figura 9 muestra la planta tipo del modelo-prototipo. La forma exterior se debe a mayor cantidad de asoleamiento en las épocas invernales, la interior a la búsqueda por la creación de un gran volumen unificador. Este “espacio vivo” agrupa en una totalidad, la vida social del edificio, su área 107 área vivienda área conexión servicios área servicios y circulaciones verticales Ec área circulaciones horizontales área verde por planta área verde en base Figura 9. Planta tipo del modelo indicando sus zonas principales. El área de vivienda es de absoluta flexibilidad salvo en lo atinente a requerimientos mínimos.Las áreas verdes, en conjunto, promueven un núcleo vegetal, al cual acceden las circulaciones horizontales comunes. circulatoria, su hall y como veremos, su núcleo energético. Las zonas de circulación vertical están ubicadas de lado en el flanco opuesto al Ecuador, creando una abertura vertical entre el espacio central y el exterior. Esta abertura controla el nivel de aislación interno-externo del núcleo. Rodeando al espacio central se sitúan las circulaciones horizontales que balconean sobre éste. Siguiendo, hacia el lado externo, se encuentra el anillo de servicios destinado a conexiones y el aro externo consagrado a vivienda propiamente dicha. Esta zona será de absoluta flexibilidad salvo en lo atinente a conexiones de servicios, emplazamientos estructurales y envolvente externa e interna. La Arquitectura de la vivienda quedará a cargo del adquirente del área. Hay varios conflictos para resolver. El primero, si estamos de un edificio de desarrollo vertical el corazón de manzana interno tendrá entonces forma vertical. El poder de asoleamiento de un espacio de este tipo se diluye en forma proporcional a su altura y la desviación del Ecuador que su ubicación tenga. En forma inversa, cuanto más desplazamiento del Ecuador, más necesario pasa a ser el asoleamiento. Si no podemos inyectarle energía solar difícilmente el enorme espacio central pueda justificarse pues, si es cerrado, el acondicionamiento térmico de tamaño volumen implicaría un consumo energético desmedido, que es justamente lo que queremos evitar. Si fuera abierto, implicaría una 108 fachada interna por donde se pierde temperatura en invierno y se gana en verano, creando un excesivo aumento de la envolvente exterior y por ende, una perdida energética mayor. En ambos casos, la falta de un ambiente adecuado térmicamente y particularmente soleado en invierno, condiciona dramáticamente la intención de uso comunitario del mismo. Podría encontrarse distintas soluciones de cerramiento, pero cualquiera que no suscitara un acondicionamiento de características naturales, parece poco probable de ser acogedora. En última instancia, no hemos resuelto el dilema energético del edificio en general, con o sin espacio central, más allá de estar dispuesto a que el edificio sea sol receptor en las estaciones que lo necesiten o que absorba energía de la tierra. El tema ha pasado a ser nuestro escollo principal, así que este es el momento de enfrentarlo. Qué podemos esperar del comportamiento térmico de una envolvente externa? Sencillamente que absorba la mayor cantidad de energía posible en el momento que es necesaria y que la rechace cuando es inconveniente, al mismo tiempo que impida la perdida de calor cuando es imprescindible que no se disipe. Es razonable además aceptar que, aunque con condiciones posicionales diferentes, que puede implicar rendimientos desiguales, los requisitos del techo son idénticos, por lo que en los hechos su solución y aptitud final pueden asemejarse. Para resolver esta dificultad a lo largo de la historia de la Arquitectura se han ideado diferentes elementos, primero fijos, luego de creciente movilidad y progresiva complejidad. Ventanas móviles con vidrio incluido, protectores externos e internos móviles que habilitan o impiden el pasaje de radiación solar, doble ventana y doble cristal con cámara de vacío, para nombrar sólo algunas de las paulatinas y más cercanas incorporaciones. Lo sorprendente es que la piel externa del rascacielos de vidrio carece de ambas, movilidad y complejidad, por lo que, como ya sabemos, su equilibrio térmico queda fuertemente condicionado a fuentes externas. Lógico sería buscar soluciones a través de la evolución de esta tendencia histórica, interrumpida por el modelo mencionado, y que las mismas tengan la capacidad de generar mayores ventajas térmicas según cada circunstancia. El tópico deberá incluir seguramente, mayor complejidad, más adaptabilidad y mejor movilidad. Podríamos imaginar un edificio cuya piel total, es decir la totalidad de sus 109 fachadas más su techo cumpla con estas características, dejar pasar el sol en las estaciones invernales, evitar que el calor acumulado se disipe a través de su piel, impedir el pasaje de sol en las temporadas veraniegas, al mismo tiempo que generar ventilaciones y corrientes de aire según convenga a cada época del año. Adicionalmente debería, como mínimo, no comprometer la calidad climática del ambiente externo inmediato y en lo posible, mejorarla. Figura 10. El Palacio de Cristal de Londres de 1851 explotaba ya las ventajas del uso del vidrio debido a su peculiar característica de permeabilidad a la radiación de onda corta e impermeabilidad a la radiación de onda larga. Para conseguir una mínima transmisión térmica podemos usar el principio de la botella de vacío de Dewar, que consiste en aislar un recipiente a través de una cámara de vacío, con lo que se evita la transferencia térmica por conductividad y convección reduciendo al mínimo el traspaso por radiación, mediante la aplicación de una terminación reflejante a la cara interior. Si la piel exterior imitara estas propiedades, la disipación de calor interior quedaría drásticamente reducida del mismo modo que la situación inversa, el ingreso de calor en verano, si la reflexión también estuviera 110 presente en su cara externa. La adecuación del comportamiento al momento que es indicado el ingreso o rechazo de radiación solar puede resolverse con dispositivos móviles. Dependerá de su capacidad y cara interior reflejante cámara de vacío cara exterior reflejante Figura 11. Esquema de la botella de vacío de Dewar. La cámara evita la conducción y convección mientras que las superficies reflejantes impiden la radiación. movilidad, la proporción de absorción o reflexión que ésta tenga. Con esta solución, la disipación y radiación de energía queda drásticamente reducida, mientras que la movilidad de las protecciones externas adecuan el comportamiento a la necesidad del momento. Situación verano Esquema general vidrio doble con cámara de vacío piel exterior cámara de vacío Situación invierno sol incidente sol incidente α Interior Exterior α cara reflejante interior cara reflejante exterior α varia en función de la incidencia del sol α varia para permitir el ingreso de los rayos solares. el dispositivo móvil, una vez que el ingreso de los rayos solares no es posible, se cierra para evitar la perdida de calor acumulado. Figura 12. Detalle de los atributos y comportamiento diferencial de la piel exterior del modelo. La movilidad supone adecuación a las cambiantes condiciones del medio, tanto verano-invierno como día-noche. 111 Queda por resolver el problema de asoleamiento del corazón interior dedicado a la zona de socialización, particularmente en invierno. Pensemos que es posible re-direccionar al sol hacia su interior. Si usáramos un dispositivo reflejante (es el más sencillo de imaginar) que cambie la dirección de los rayos solares a lo largo del día, no sólo conseguiríamos el asoleamiento del espacio, sino que también le inyectaríamos energía. El concepto general de los paneles solares que calientan agua no es muy diferente del de la botella de vacío de Dewar, ya que básicamente el calor obtenido mediante radiación solar es necesario aislarlo para evitar su transferencia y pérdida al exterior, mediante procedimientos que limiten la convección, conducción y radiación. agua rayo solar vidrio terminación negra hacia el exterior, reflejante hacia el interior. Figura 13. Típica solución adoptada en los paneles solares térmicos de agua o aire. La radiación es “atrapada” en el interior mediante el efecto “invernadero” propio del vidrio, sumado a la máxima absorción de la pintura negra que su cara interior presenta hacia el exterior. Hacia el lado interno, la superficie reflejante impide la salida de la radiación. En la figura 13 se ve el corte de un típico panel solar. El tubo de vidrio tiene en su cara interna una terminación de color negro hacia exterior y reflejante hacia el interior. Esta solución permite que los rayos solares incidentes en el tubo penetren a través del vidrio y su color negro, mientras que una vez absorbidos son impedidos de salir por su terminación interna reflejante. Parecería que las soluciones a los problemas que nos hemos planteado se van aproximando. En principio necesitábamos para el edificio una piel 112 exterior que absorbiera la mayor cantidad de sol posible en invierno y que al mismo tiempo evitara que este calor de disipe hacia el exterior. Por otro lado, necesitamos que el techo, aparte de tener el mismo comportamiento, re direccione los rayos solares hacia la base del corazón de manzana. Una de las acciones a tomar para evitar la transferencia de calor por radiación hacia el exterior es que la cara interior de la piel sea reflejante. Pues bien, porque no usamos esta reflexión para re direccionar los rayos solares hacia el interior del espacio central? rayo incidente vidrio terminación negra hacia el exterior, reflejante hacia el interior Figura 14. Esfera de absorción energética. Todos los rayos incidentes son absorbidos primero y contenidos despues debido al comportamiento de materiales y superficies utilizados. La figura 14 muestra el corte de una esfera teórica donde la cualidad del tratamiento exterior hace que la totalidad de los rayos incidentes sean absorbidos, mientras que su cara interna reflejante hace que los mismos sean reflectados continuamente. El balón se comporta como un “agujero negro” de absorción energética, donde todos los rayos incidentes son absorbidos y atrapados mediante infinitas reflexiones. En la realidad, podemos aproximarnos a este comportamiento con una bola hueca de vidrio cuya terminación interior es negra hacia el exterior y espejada hacia el interior. La figura 15 muestra la distinta capacidad del cono y la semiesfera de reflejar los rayos incidentes hacia su base, por lo que una combinación de ambos patrones puede ser usado para llevar los rayos solares desde la parte alta del edificio hasta su pie. 113 rayo incidente rayo incidente α Figura 15. La diferente capacidad de la forma cónica y semiesférica de redirigir los rayos incidentes hacia su base. La incidencia y reflexión de los rayos que alcanzan la zona superior del edificio es ejemplificado en el corte de la figura 16. Las combinaciones de la forma cónica y esférica más ulteriores modificaciones e inclinaciones se deben al ángulo de alcance de los rayos solares, y a que la porción de estos que entran en la zona baja perpendiculares al eje, o que derivan hacia una dirección muy horizontal en su base, sean reenviados hacia arriba para ser nuevamente reflejados con mayor verticalidad. Esta cabeza absorbente de energía, trasladará la mayoría de la misma al espacio central del edificio y generará un núcleo caliente que no sólo climatizará la zona central, sino además ayudará a las aéreas privadas de vivienda, ya calefaccionadas por el sistema de asoleamiento de su propia fachada. Esta colaboración energética del núcleo y cúpula se incrementará a través de conducción y convección natural y mecánica. El sistema de aire acondicionado natural generado trasladará el calor de las zonas altas a las bajas e inyectará el mismo en las aéreas que fuera necesario o indispensable. La figura 17 exhibe las cualidades que se originan con la movilidad en el sistema de ventilación natural. En invierno el aire caliente del núcleo central es enviado hacia la zona de vivienda, más externa y más fría, descendiendo a través de ésta, para luego dirigirse hacia arriba y ascender por el área central, en dirección a su nuevo templado. En verano, el aire que ingresa del exterior atraviesa la zona de vivienda y es luego conducido al núcleo central, por el cual asciende mediante la conformación de un “tiro” de convección natural. 114 La piel tendrá la capacidad de absorción máxima de rayos solares en las épocas de año propicias y la condición de aislar el calor obtenido con la mayor eficiencia mediante dispositivos fijos y móviles. Dentro de los fijos podemos considerar la reflexión interior y exterior para evitar la radiación, la aislación mediante vacío para evitar la convección y el uso de cobertura movil cúpula de vidrio rayos solares del vidrio de la cúpula reflectivo hacia el interior, absorbente hacia el exterior revestimiento interior reflectivo reflexiones de la cúpula Figura 16. La cúpula de vidrio tiene la capacidad de asimilar todos los rayos incidentes en invierno y re dirijirlos hacia el centro y base del edificio, lo que potencia la capacidad de absorción de energía del mismo. materiales apropiados para minimizar la conducción. Los móviles permitirán o impedirán el pasaje de radiación solar y redistribuirán el calor mediante sistema de flujo de aire. Los dispositivos móviles serán indispensables sobre la cúpula en orden de evitar la dispersión del calor entrante y proteger de los rayos solares en el momento necesario. Del mismo modo, la cúpula de vidrio será móvil para permitir crear una 115 corriente de ventilación natural en verano y abrir el espacio al medio exterior en esa época del año. Este comportamiento de la fachada tiene además el apreciable efecto de colaborar con el microclima circundante como se aprecia en la imagen 18. En efecto, una secuela del comportamiento de los edificios actuales es su propiedad de reflejar los rayos solares incidentes hacia el entorno circundante. La verticalidad de los rayos permanece en las reflexiones, Verano Invierno cobertura movil cúpula de vidrio movil cobertura movil Figura 17. Comportamiento de los flujos de ventilación en verano e invierno. Mientras en verano se forma una circulación natural, en invierno es necesario distribuir hacia abajo el aire caliente por la cara interna de la fachada, completandose el ciclo naturalmente. pues las fachadas conservan tal dirección, por lo que podemos asumir que el valor energético contenido es mayor en tanto menor sea la proximidad de su contacto en el plano horizontal de la ciudad. La cantidad de energía de un rayo reflejado es mayor no sólo por su mayor perpendicularidad sino por la cantidad de energía contenida en el rayo original. Esto hace que el entorno cercano reciba mayor cantidad de energía cuanto más cercano el solsticio de verano. En caso de fachadas no reflectivas, estas se calientan enviando calor hacia la calle y hacia el interior. El calor que ingresa es expulsado por sistemas de aire acondicionado al ambiente externo. En suma, el ambiente cercano a un edificio tiene, en verano, tres fuentes de calor adicionales, la reflexión de su fachada, la radiación y conducción de su calor acumulado y, el aire caliente extraído de su interior. 116 Para el caso que nos ocupa, nada de esto sucede pues, los rayos solares son reflejados hacia arriba, no hacia abajo en verano, la fachada se calienta mínimamente pues es enteramente reflectiva y el edificio no acumula calor indeseado, generando un sistema de ventilación natural. Verano Invierno rayos solares incidentes rayos solares incidentes cobertura movil cúpula de vidrio cobertura movil cúpula de vidrio reflexiones de la piel revestimiento interior reflectivo de la cúpula reflexiones de la piel reflexiones internas Figura 18. Comportamiento del edificio frente al asoleamiento. En verano los rayos son refejados hacia arriba evitando la incidencia de estos en el entorno de la ciudad. En invierno son todos absorbidos. En invierno, el calor deberá ser acumulado y guardado para los días donde la radiación solar este por debajo del límite indispensable. Necesitaremos un mínimo de horas de sol para que el sistema entre en equilibrio, que deberá estar por debajo del promedio general para zonas templadas soleadas. Las horas restantes de radiación solar pueden usarse para acumular calor para la noche y los días faltantes. Estos acumuladores de calor podrán ser naturales y artificiales. Los naturales serán grandes volúmenes de materiales de gran inercia térmica como tierra o concreto. En caso de mayor necesidad energética podremos obtenerla del suelo profundo. Aunque el equilibrio de ambos sistemas es eminentemente un problema económico, no debe de olvidarse que como concepto, la 117 Corte longitudinal del prototipo, donde se ve su inserción ciudadana, distribución funcional, circulación general y comunicación espacial. 118 energía debe ser siempre ahorrada. Por lo tanto, es deseable usar la energía geotérmica sólo cuando es estrictamente imprescindible. El sistema de ventilación natural del edificio es altamente eficiente, por lo que en verano difícilmente sea necesario aire acondicionado. Para los casos o locaciones donde sea ineludible, puede usarse el fresco del suelo de poca profundidad para enfriarlo, generalmente en el entorno de los 17 grados Celsius. Con estas soluciones el balance térmico-energético del edificio será igual a 0, su acondicionamiento climático no demandará energía que no pueda crear por sí mismo. Para el final ha quedado la determinación de la altura. Ésta depende de dos parámetros. Por un lado, la capacidad de inyección solar de la cúpula y por ende calor, determina el volumen posible a ser mantenido en régimen de confort y por otro, una oportuna relación con la distancia entre edificios de la misma especie que permita evitar interferencias. Ver video en http://www.matiassambarino.com/projects/project_sensitivehighrisebuilding.htm La escala del prototipo permite dar cabida a un volumen importante de habitantes. La efectiva densificación estará supeditada a su altura. Manejando valores promedio, el edificio podrá entenderse como una unidad habitacional, con cantidad de habitantes similares a un barrio tipo. En el caso del ejemplo, en el entorno de 4000 habitantes. Junto a las metas perseguidas, la operación aportará beneficios adicionales, dado la escala de concentración habitacional incorporada. Podrá contener en su base, los servicios necesarios para este grupo poblacional, reduciendo desplazamientos y traslados, y aumentado el nivel de interrelación social. 119 Si todos los servicios necesarios son cubiertos, el edificio se transformará en una ciudad dentro de la ciudad, concepto clave para la promoción de concentración urbana, y opuesto a las tendencias urbanas de fines del siglo XX, que promovían descentralización a través de varios instrumentos. El intento de resolución de las limitaciones de los rascacielos de hoy nos ha llevado a varias soluciones novedosas. La primera, la creación de “núcleos energéticos vivos” destinados a recreación, socialización, circulación y producción energética, unificadores de la vida de la unidad habitacional. La segunda, pieles externas móviles capaces de adecuarse a las condiciones climáticas momentáneas y estacionales, además de colaborar con el microclima circundante. La tercera, es la posibilidad de destinar grandes volúmenes verticales a vivienda, destino bastante esquivo en los rascacielos de hoy y necesaria para promover una concentración de la densidad urbana. El análisis conceptual de las páginas anteriores nos lleva a descubrir distintivas características formales que mostrará la Arquitectura del Siglo XXI con respecto a la del siglo XX. Las diferencias se enumeran a continuación: 1.-Siglo XX. A forma más simple mejor diseño. Siglo XXI. La elementalidad de la forma dejará lugar al concepto: la forma más simple capaz de asimilar la complejidad de la situación. 2.- Siglo XX. La forma debía ser rígida, abstracta, única, universal. Siglo XXI. La forma pasará a ser flexible, concreta, diversa, heterogénea, compleja, adaptada a las condicionantes locales. 3.- Siglo XX. La forma tiene valor por sí misma. Valor intrínseco. Siglo XXI. Las formas adquieren valor a través de su capacidad de resolver problemas arquitectónicos, comunes a todos desde el punto de vista global, variables según su implantación. Su valor será específico. 4.- Siglo XX. La forma era entendida como estática, inmutable, fija, inmóvil y absoluta. 120 Siglo XXI. La forma es móvil, variable, versátil, asimila los estados cambiantes del medio. 5.- Siglo XX. La forma no tiene orientación. Tendencia simétrica. Siglo XXI. La forma tiene la orientación que convenga a las ventajas que el medio ofrece. Tendencia asimétrica. Esta asimetría será más acentuada sobre el eje Este-Oeste. 6.- Siglo XX. El edificio es inflexible. Siglo XXI. El edificio es sensible, dúctil a circunstancias y condicionantes de mayor tipo (constructivas, climáticas, medioambientales, sociales, psicológicas, etc.) externas e internas. 7.-Siglo XX. Eficiencia mecánica. Siglo XXI. Eficiencia medioambiental. 8.-Siglo XX. Uso masivo de hierro, hormigón y vidrio. Siglo XXI. Inclusión de nuevos materiales, metálicos, plásticos, orgánicos, más maleables, resistentes, livianos y con menor valor de LCA. Materiales locales. Las diferencias aquí presentadas, surgidas con nitidez a través del desarrollo de un modelo, que como tal, constituye un patrón formal, derivan obviamente de la argumentación teórica matriz. Sin embargo, hemos dejado para el final la que podría ser la más diáfana de todas, no sólo porque engloba éstas y las otras, es decir, las del plano formal y las del plano teórico, con lo cual pasa a ser no de forma sino de fondo, a pesar de no contenerlas a todas, sino por ser una cuestión axiológica básica y simple que, no por su sencillez carece de valor y no por ser elemental deja de ser fundamental: La Arquitectura no es un fin sino un medio. Un medio cuyo fin es mejorar el ambiente donde vivimos, el lugar que habitan el conjunto de los sistemas vivos del planeta. Abierto queda el desafío de desarrollar prototipos distintos y distintivos, que se adecuen a áreas climáticas diversas; que enriquezcan, singularicen y distingan, las ciudades por venir. 121 Esta página fue dejada en blanco 122 Apéndice 3 El Urbanismo Global 123 El Urbanismo Global 124 (116) La idea de control y orden, piedra angular del enfoque Haussmanniano, es clave para entender el significado que “planificación” tuvo en el Siglo XX. Es a través de ésta, que el poder central impone control y orden sobre los ciudadanos (en realidad intenta imponer), indicándole dónde, e induciéndole cómo, debe ser su hábitat. Esa es la principal razón por la cual gobiernos y planificadores se han opuesto sistemáticamente, aunque no efectivamente, a las evoluciones naturales del hábitat, tildándolas de negativas y hasta nefastas. Durante su historia moderna, el Urbanismo conoció dos etapas claramente distinguibles. Hasta mediados de 1800 era visto como una herramienta de acción parcial, generalmente con el fin de embellecimiento sobre partes de la ciudad. Desde el París de Haussmann, la comprensión y la acción sobre las orbes adquirió otra dimensión. Conjuntamente con la aceleración de la expansión ciudadana, poblacional y dimensional, se comprobaba un importante incremento de los problemas inherentes al funcionamiento y organización urbana. Este nuevo enfoque, que incluía una suma de temáticas nuevas de distinta índole, como ser sanitarios, infraestructurales, de gestión administrativa, junto con la seguridad y control ciudadano, conllevaba pensar y planificar la ciudad como un todo, por lo menos en lo relativo a su organización estructural.(116) Concomitantemente, la utopía hacía su aparición, promoviendo un desarrollo más profundo del imaginario sobre la ciudad, su organización posible, su forma admisible, su significado plausible, su proyección factible. El Urbanismo no era sólo un problema práctico sino también teórico y a pesar de que la perspectiva abstracta siempre estuvo presente, su desarrollo y peso conceptual en la compresión del problema general, adquirieron un notable impulso. A pesar de las distintas posiciones y suposiciones, las conclusiones rondaban generalmente la asunción de que una de las razones fundamentales del cúmulo de problemas era la falta de una planificación central y unitaria, que se contrapusiera a laissez faire y que, a través del poder y autoridad de las administraciones centrales, era posible actuar estableciendo o restableciendo un orden apropiado. Con el traspaso hacia un nuevo siglo, el movimiento urbanístico fue tomando un carácter más profundo hasta que, en las primeras décadas del Siglo XX, se transformó en una disciplina con amplio sustento teórico que procuraba trabajar con la ciudad en su conjunto y promovía cambios sustanciales de concepción, cuya meta final era en la necesaria mejora en la calidad de vida de sus habitantes. Toda la reflexión de la época, que definía una nueva, y abarcaba una mayor escala de tratamiento de la cuestión urbana, encontró su punto culminante en las proposiciones del Movimiento Moderno y sus ideas sobre la ciudad como un todo funcional, sobre la cual, a través de su teoría y metodología, se fijaban fórmulas de aplicación, que resolvían, según sus proponentes, los problemas ciudadanos hasta ese momento identificados y aislados. Indudablemente, esto significaba una ampliación y modificación sustancial de alcances y cometidos. Los problemas endémicos que no encontraban solución debían ser terminantemente enfrentados mediante 125 la intervención de organismos centrales poseedores del poder necesario, convicción suficiente y organización consistente, como para asegurar la implementación consecuente de fórmulas infalibles, cuyo desenlace sería no otro que el éxito indispensable. El objeto y los objetivos de la disciplina se proyectaban en una nueva frontera. Aumento de población, deficiencias sanitarias, falta de viviendas salubres, déficit infraestructural, desorganización funcional, eran aspectos de una realidad penosa que podían y debían ser resueltos centralmente, todos juntos, de una vez y para siempre.(117) Las acciones llevadas a cabo tuvieron un poco de aquello y un poco de lo otro; cierto éxito y cierto fracaso. Hoy podemos decir que los aspectos sanitarios de las grandes ciudades están bien mejor resueltos que hace 100 años atrás. La falta de viviendas es un problema, mal que bien, resuelto en el primer mundo aunque no aún en el tercero. Las faltas infraestructurales y polución siguen siendo una asignación pendiente. Las divisiones funcionales tuvieron una culminación dispar, lejana a la pretendida por sus promotores. Los modelos aplicados, como era esperable, tenían sus limitaciones. Pero el mayor fracaso de la época no se debe a consideraciones sobre los resultados específicos de sus aplicaciones, parciales o totales, prácticas o teóricas, sino a un componente central de su pensamiento, sus conclusiones y su modo de actuar. El entender que era posible concebir a la ciudad y su estructura, en definitiva, al hábitat urbano, según reglas teóricas abstractas de rigidez absoluta, forma definitiva y aplicación universal,(118) independientes de cualquier situación local; y que, además, era deseable gobernarla y transformarla mediante la imposición de las soluciones teóricas estandarizadas, desconociendo el medio específico y su lógica intrínseca, el cual era menester ignorarlo o, mejor aún, eliminarlo. (117) Para ver una historia del Urbanismo ver Siegfried Giedion, Space, Time and Architecture (1941) 1962, Françoise Choay, El Urbanismo. Utopías y Realidades, Lumen, Barcelona, 1970 (París, 1965). Leonardo Benevolo, Origenes del Urbanismo Moderno, Ediciones Celeste, 1994. Paolo Sica, La imagen de la ciudad. De Esparta a Las Vegas, Gustavo Gili, Barcelona, 1977 (Bari, 1970). Benedetto Gravagnuolo, Historia del Urbanismo en Europa, 1750-1960, Ediciones Akal, S.A., 1998. (118) Note el concepto de atemporalidad analizado en el Capítulo 1. A pesar de la aparición de voces críticas e ideas alternativas a lo largo del siglo XX, tal característica se ha mantenido bastante constante hasta nuestros días. Las respuestas han sido siempre generalistas y universalistas, de imposición de visiones centralistas, a pesar de carecer del peso suficiente y ponderar que la rigidez inicial se ha ido matizando en las aplicaciones prácticas y en las propuestas teóricas. La evaluación de sus resultados ha sido parte de estas páginas y seguirá siéndolo en las que continúan. Una comprensión cabal de la ciudad no se ha aún logrado. Algunas de las críticas o autocríticas dentro del Siglo XX tendientes a resolver, o paliar inconvenientes devenidos de las 126 (119) El cálculo sobre población y áreas está hecho sobre la base de Population Division of the Department of Economic and Social Affairs of the United Nations Secretariat, World Population Prospects: The 2006 Revision and World Urbanization Prospects: The 2007 Revision and the 2009 Revision. Para el aumento del área urbana per cápita se han tomado densidades promedio de la ciudades de más de 1.000.000 de habitantes en 1.900 disponibles hoy, el área urbana de la combinación y comparación de densidades y habitantes urbanos de 1.900 y 2012. El cálculo sobre consumo energético sobre la base estadistica de International Energy Agency Energy, Worldwide Trends in Energy Use and Efficiency Key Insights from IEA Indicator Analysis, In support of the G8 Plan of Action, 2008. U.S. Energy Information Administration, EIA,Independent Statistics and Analysis. Ver también http://www.energybulletin.n et/stories/2012-0316/world-energyconsumption-1820-charts. También ver Serge Salat Directeur, Density – Energy consumption – Urban texture Paris / Shanghai Beijing / Los Angeles Shanghai / Hong Kong,Urban Morphologies Laboratory CSTB International Institute for Sustainable Cities, 2000 (120) Ver por ejemplo E. L. Corthell, Growth and Density of Population of Great Cities, American Association for the Advancement of Science, 1903. aplicaciones prácticas, como el problema de la espacialidad urbana, lograron cierta mejora. Las áreas históricas se han protegido. El respeto al medio ha ido tomando adeptos aunque aún sin la claridad suficiente. Sin embargo, los asuntos conceptuales generales son asignaturas pendientes que hoy, con mayor perspectiva, ampliación del conocimiento general y nuevas formas de entender el hábitat, podemos identificar claramente y evaluar pormenorizadamente. Concretamente, el enfoque del siglo pasado, entendido como el resultado de la aplicación de las ideas Modernas y sus subsiguientes, ha derivado en tres grandes problemas. Las graves divergencias entre las previsiones de desarrollo previstas en los planes de implementación práctica aplicados y las constatadas en la realidad, la falta de adecuación de la masa social a las soluciones consignadas, y la desestructuración del hábitat debido al intento de forzarlo a seguir fórmulas impuestas, sin comprender y ni siquiera vislumbrar, su lógica de progresión y transformación. En suma, los modelos y actuaciones promovidas por el Urbanismo del Siglo XX estaban y quedaron mayormente desvinculados de las evoluciones reales producidas en el mismo período. Toda esta situación es el trasfondo de los específicos e irresueltos dilemas constatados por todos nosotros en el hábitat urbano de hoy, seamos de la tendencia, nacionalidad o nivel social que sea. Estos son: ineficiente uso y desuso del espacio urbano, crecimiento sin rumbo, fracaso de los planes aplicados (que incluyen ingentes sumas de dinero de la comunidad desperdiciadas) y homogenización del hábitat urbano; a los que se les suman otros no directamente y si colateralmente derivados, como la polución y marginalidad urbana. Además de esta grave situación, hoy debemos enfrentar una suma de otros problemas. La población mundial ha aumentado 276% desde la aparición de las ideas Modernas, mientras que la población urbana lo ha hecho 1244% en el mismo período. El área urbana per cápita se ha multiplicado por 3, al tiempo que el área urbana creció en 3932% . El consumo energético medido per capita se multiplicó también por 3 mientras que el consumo de las ciudades se incrementó en un 4852% desde aquel entonces.(119) Tal nivel de crecimiento tiene una incidencia drástica ya no en la ciudad sino en el planeta todo. Ninguna de las ideas Modernas pudo ni podría haber enfrentado la situación dado que la tendencia actual era inimaginable en aquella época, los estándares de crecimiento hasta principios de 1900 no tenían la velocidad que luego adquirieron, los datos estadísticos eran difíciles de obtener, el gran problema recién comenzaba a esbozarse(120). Como derivado, (pero no el único causante, ya hemos analizado la situación desde una perspectiva más general en el Capitulo 5), la contaminación debida a la ciudad es, en su conjunto, la de mayor incidencia en el medio 127 ambiente global. Los fines perseguidos en las planificaciones hasta el presente han resultado en fracasos, las planificaciones en sí mismas pueden haber, en ciertos casos, logrado mejoras urbanas, pero si analizamos el asunto en su conjunto, no podemos sentir otra cosa que desilusión. El área urbana en cualquier parte del mundo se encuentra homogenizada y des caracterizada, las ciudades crecen sin ton ni son, a pesar de los esfuerzos por controlarlas. La discusión está más centrada en si deben crecer o no, en vez de cómo deben de hacerlo, y cuando se habla del cómo, este es siempre disociado del medio. El uso de suelo urbano es francamente ineficiente. La ocupación del territorio tiene aún peores condiciones. La calidad de vida de las áreas urbanas es mala y va empeorando, mientras que la contaminación aumentando, sin que ninguna planificación que esté operativa a lo ancho o largo del globo enfrente toda la situación salvo en aspectos limitados y parciales. Debemos actuar y debemos en lo posible, intentar no equivocarnos, o por lo menos, equivocarnos menos. El punto inicial para trabajar sobre la condición actual es aceptar que la comprensión de la dinámica ciudadana no puede lograrse con el estudio de su propia área sino que es necesario abarcar una zona mayor(121). Podemos convenir que el problema urbano rebasa los límites tradicionalmente aceptados de lo que se entiende por “ciudad”. Su contaminación no le queda circunscripta, sus recursos son dependientes de área externa, la masa construida asociada no puede delimitarse dentro de un perímetro aceptable. Aún más, como las ciudades se complejizan, demandan mayor cantidad de insumos externos, lo que hace que el territorio sea paulatinamente ocupado por actividades no directamente ciudadanas, ni consideradas hoy como ciudad, pero que son necesarias para servirlas. La tendencia es exponencial. Pero una vez que estudiamos la escala “regional” nos damos cuenta que tampoco alcanza, ésta no existe como elemento unitario independiente, ni permite explicar el sistema ciudad desde una perspectiva ampliada, y mucho menos, total(122). (122) Otros movimientos, más actuales, como el Nuevo Urbanismo por ejemplo, han contemplado que los problemas de la ciudad no pueden ser resueltos analizando sólo el área de la ciudad, por lo que se necesita comprender toda su área de influencia, para poder actuar con ciertas posibilidades de éxito. Ver Peter Calthorpe, William Fulton, The Regional City, Planning for the end of Sprawl, Island Press, 2001. Sin embargo, hoy debemos entender que la escala regional no es adecuada. Esta por sí sola no permite comprender la dinámica de una ciudad. La región económica de una ciudad no tiene un área delimitada, la región ecológica no existe pues, primero, es imposible dividir en regiones ecológicas a no ser que se piense que las selvas son independientes de los desiertos y, luego, porque el entorno medioambiental de la ciudad de hoy no puede establecerse en un área delimitada, sino que su efecto sobre el ambiente es global. Podríamos preguntar: Hasta dónde influencia el monóxido de carbono emitido por la ciudad de New York? Tampoco existen regiones de hábitat, pues las migraciones humanas son muchas veces supranacionales y de orden global. Ningún barrio suburbano latino en Estados Unidos podría explicarse mirando la cuidad a escala regional, tampoco los barrios y (121) (Ya en 1960 Kevin Lynch (Kevin Lynch, The Image of the City, HarvardMIT Joint Center for Urban Studies Series, The Mit Press, 1960) se planteaba el problema del aumento de la escala. Los problemas de la ciudad no podían ser resueltos mirando solo a la ciudad misma. “Una clara y exhaustiva imagen de la región metropolitana entera es un requerimiento fundamental para el futuro. Si ésta puede ser desarrollada, subirá la experiencia de la ciudad a un nuevo nivel, un nivel proporcionado con la unidad funcional contemporánea.” Lynch pensaba que la ciudad del futuro no iba a ser ni gigante ni estratificada pero percibía el problema de la continuidad y constante transformación. “Será un complicado patrón, continuo y entero, aún intrincado y móvil. Deberá ser plástico a los perceptivos habitos de miles de ciudadanos, abierto al cambio de funciones y significados,...” y aún: “Deberá hablar de los individuos y su compleja sociedad, de sus aspiraciones y sus históricas tradiciones, de los ambientes naturales,…..” Pág. 119) 128 ciudades creados por migraciones alemanas en el sur de Brasil, como tampoco cualquiera de las infinidad de migraciones de escala similar a lo ancho del planeta, de este siglo, del pasado, ni de los anteriores, para no pensar que las migraciones globales son un fenómeno del momento, ni las migraciones hacia la costa, eje central del movimiento poblacional mundial actual, al cual estamos atendiendo. El hábitat humano es un sistema total y como tal hay que estudiarlo y comprenderlo. En consecuencia tampoco a escala regional puede resolverse el problema del sprawl. “El antídoto no es un simple, estatico borde, como algunos piensan. Los bordes regionales son mucho más complejos y multidimensionales. Ellos deben ser el resultado de un conjunto detallado de análisis medioambientales, económicos y demográficos. El proceso de determinar el borde apropiado es quizás tan importante como la línea misma porque esto hace que la gente piense regionalmente sobre muchas cosas simultáneamente.” (Pág 64) Cabría preguntarse: este es el fin del sprawl, con las orbes alrededor del mundo creciendo exponencialmente? Sólo era cuestión de definir bien los limites? Como se ha mostrado, las ciudades que impiden crecimiento de área urbana y movilidad vehicular dejan de crecer a costa de mayor crecimiento en otras, (ver (86)) por lo que regionalmente tal comportamiento sería imposible entender. De hecho, pasa que ciertos lineamientos que pueden verse exitosos y beneficiosos a escala regional, terminan siendo dañinos a escala mayor. Cien años después del salto de escala que derivo en el Urbanismo Moderno debemos de dar otro, bien más grande, de forma de atender la compleja situación actual. A esta nueva escala puede llegarse por tres caminos distintos. La primera, que podemos tildar de “funcional”, la acabamos de analizar; la influencia y necesidades de una ciudad no queda circunscripta dentro de su área, ni en su región, sino en una superficie sumamente mayor. La segunda, la entenderemos como “sistémica”. Si somos capaces de ver al ser humano como integrante de un todo social de intercambio recíproco, enseguida comenzaremos a percibir que es un sistema, que tiene una red de relaciones, que conlleva una estructura y que lleva a cabo un proceso. Una parte importante de la estructura que lo sostiene y que permite la configuración de sus redes de relaciones es, justamente, su hábitat. La ciudad en sí misma es, por tanto, un sistema que puede ser individualizado como parte del sistema total y como tal, sólo puede entenderse si se comprende su interrelación sistémica. Es decir, de qué forma y qué nivel ocupa dentro del conglomerado de sistemas que integra. Cómo se acopla. Cuál es su papel. Recuerde el concepto de sistemicidad. Sistemas dentro de sistemas interrelacionados y cooperadores. La estructura total del sistema es justamente lo que nos debería tocar, el espacio físico que, hasta ahora, ha sido objeto del Urbanismo sólo parcial y sectorialmente. Una orbe, sea cual sea, es parte de un sistema extendido y ampliado que comprende a todas ellas y al hábitat en su conjunto, por lo que su sentido no puede comprenderse, ni sus problemas resolverse, ni el de una ni el de todas, si no se comprende la dinámica del sistema que las determina y engloba. Por lo que estamos viendo, el Urbanismo debe incluir la totalidad del hábitat como su objeto, pues dividir a la ciudad del sistema total no puede hacerse so pena de caer en grandes equívocos y 129 contradicciones(123). La tercera es “ecológica”. Sabemos que la ciudad, como conjunto, o más bien el hábitat todo, el cual tiende a ser cada vez más urbano, debido al volumen poblacional, dimensión alcanzada y constante crecimiento, sostenido en su forma de producción y apropiación, es el gran contaminador del ecosistema global. Por tanto, debe ser analizado y manejado en forma total. Si vemos al hábitat humano como un todo, es posible dividir, por lo menos teóricamente, el área que abarca y el área que no. La parte habitada y el medioambiente deshabitado. Ambos son sistemas. Sobre el primero ya hemos ejemplificado. Sobre el segundo no hay dudas. El medioambiente planetario engloba infinidad de procesos; todos juntos permiten la existencia y desarrollo de la vida en la biósfera. El proceso general que conlleva el último es el de dar las condiciones de vida y habitabilidad; el hábitat humano el de promover, de la manera más eficaz posible, el desarrollo de múltiples procesos de la sociedad humana en su seno, al tiempo de cooperar en la cualidad de habitabilidad del ser humano. En consecuencia, ambos sistemas están absolutamente interrelacionados. La capacidad de uno incide en la cualidad del otro y viceversa. En tal situación actuar en uno implica interactuar en el otro. Toda acción sobre el hábitat implica una reacción en el ambiente. Interrelacionadas están, y deberán estar, sin o con pesar, las acciones para hacerlas realmente efectivas. De lo anterior se induce que el hábitat humano y su cristalización artificial física, la masa construida, no es sólo la estructura del sistema de interrelaciones sociales humanas sino que es, además, el vínculo entre éste y el medioambiente. Para ser eficiente y efectivo deberá promover combinadamente las cualidades de ambos. El concepto de colaboración entre ambas y en particular del área construida hacia el medioambiente, no es otro que la noción de bio-integración(124). Sin embargo, existe una segunda interrelación, que se establece entre el hábitat humano propiamente dicho y la masa construida. Si la masa construida no está de acuerdo al hábitat, que engloba mayores consideraciones, en particular la cualidad medioambiental, sucede lo comprobado a lo largo del Siglo XX: polución medioambiental, disgregación social e inadecuación espacial. Si la masa construida beneficia las necesidades del hábitat, estas desagradables consecuencias, ni suceden, ni sucederán. En esa coyuntura surgirá la integración simbiótica de ambas, una unión acertada, adecuada e indivisible del espacio ocupado por el ser humano. Como la interrelación social humana es cada vez más densa, y su (123) Ver También Capítulo 6. (124) El significado de hábitat conlleva una carga medioambiental que no puede asignarse directamente al de “masa construida”. Por tal motivo se ha introducido y usado con insistencia a pesar de ser una palabra olvidada en la literatura urbanística. El concepto de hábitat supone una cualidad medioambiental que es necesario, como mínimo, mantener dentro de cierto rango, para que la habitabilidad sea posible, y que es deseable mejorar, para que ésta prospere. Implícitamente, el concepto atiende a muchas de las ideas que, explícitamente, estamos desarrollando en el texto. 130 actividad cada vez más intensa, la dificultad de separar las partes de la totalidad y aún, de reconocer cuál parte afecta a qué zona del planeta, aumenta considerablemente sino infinitamente, si se llegara a presumir que un enfoque de esa naturaleza pudiera tener alguna posibilidad de utilidad. En conclusión, ofrece mayor proyección de suceso, entender que la contaminación es global y que la colaboración para paliarla debe ser total, apoyándose en que dicha colaboración depende de todos y cada uno de los integrantes del sistema, por lo que la comprensión íntegra, depende del estudio del hábitat como un todo. Por tres lados diferentes, hemos llegado a la misma conclusión. No se puede comprender y menos aún resolver, la dinámica ciudadana si no se estudia su interrelación total y esta totalidad quiere decir el hábitat en su conjunto. Sin embargo, debemos aceptar que los dos últimos caminos nos permiten una visión más clara, acabada y profunda del problema general, por lo que seguiremos a través de ellos combinadamente. La diferencia de escala es abismal. Tan abismal que tenemos que empezar a pensar en una conversión del concepto de “Urbanismo”. Este ha sido entendido como “el estudio de la planificación, desarrollo, reforma y ampliación de las ciudades junto con su ordenación y organización”. Aquí lo entenderemos como la disciplina que busca la mejora y adecuación del hábitat humano a las necesidades de éste, en concordancia con el ecosistema total. El urbanista no estará entonces enfocado en la ciudad, sino en el conjunto de acciones y actuaciones estructurales sobre el hábitat humano, totales o parciales, pero siempre interrelacionadas, calibrándolo en absoluta comunión con el medio ambiente planetario. (125) Ver Capítulo 5. (84) Dijimos que los seres humanos son, en su conjunto, un sistema de interrelaciones. Estas interrelaciones van en aumento, acompañando el crecimiento social y cultural, y también poblacional. Por tanto la configuración de sus redes de relaciones cambia constantemente. Se hace cada vez más grande y cada vez más densa. El sistema social humano cumple con varias propiedades emergentes, una de ellas, que tiene amplias repercusiones sobre su hábitat, es su cualidad de autoorganización(125). Si el sistema es auto-organizado también lo es su estructura. Por tanto, ésta debe responder a continuos cambios que el sistema produce y permitir, mejorar y catalizar las configuraciones de las redes de relaciones. Podemos definir al hábitat como la estructura cambiante de un sistema social humano auto-organizado, que se adecua constantemente, y debe adecuarse, a las modificaciones, aumentos o cambios de las configuraciones del sistema, para permitir que las interacciones de la red se efectúen y sea posible que sus procesos se 131 lleven a cabo. Cualquier elemento estático, que no se pliegue a las cambiantes redes de relaciones impide la efectividad de los procesos. Con la evolución del sistema se va formando una red, y por tanto un hábitat, cada vez con mayor nivel de interrelación y complejidad. Dentro de los cambios promovidos por la auto-organización, existen muchos de incidencia espacial y algunos con marcada influencia territorial, por lo que podemos evaluar que una de las consecuencias más directa es sus continuos cambios sobre el territorio. Luego, algo que aunque elemental es esencial, si el hábitat sigue y debe seguir la continua alteración de configuraciones, tendrá necesariamente transformaciones y metamorfosis espaciales y territoriales continuas. Será necesario comprender y evaluar las posibles proyecciones del sistema para poder actuar en consecuencia; no podemos planificar desconociéndolas. A escala global, nos hemos referido a tres(125). La migración y concentración poblacional en las ciudades y en la costa, junto a la caída de la densidad urbana. La auto-organización promueve cambios que benefician al sistema, en todo y en parte. Una es la capacidad de estimular procesos de socialización y culturización en relación a la concentración. En efecto, los hábitats concentrados generan mayor complejidad e interconexión de las relaciones humanas, lo cual deriva en mayor desarrollo social y cultural. Otra, la cualidad de producir procesos de eficiencia medioambiental en función de su concentración. Si el sistema social humano tiene ciertos lineamientos de progresión, la masa construida los seguirá y reaccionará en función de éstos, por lo que se deducen varias cosas. Primero, reacciona a la acción del sistema de migraciones poblacionales y todo cualquier otro comportamiento social humano que tenga incidencia espacial. Segundo, es una reacción a la cualidad cultural del ser humano. Tercero, es una reacción al nivel económico de la sociedad humana. Cuarto, es una reacción al nivel tecnológico del ser humano. Quinto, es una reacción a las condiciones históricas del medio. Sexto, es una reacción a la acción del medio. Como actúa en respuesta a las acciones del hombre por un lado y las características del medio por el otro, podemos decir que su comportamiento esta intrínsecamente asociado a ambos. Si la masa edificada se comporta siguiendo la evolución y el proceder de las relaciones humanas, debe conocerse a éstas, en por lo menos sus características y tendencias principales, y en como mínimo las que más influyen en su conformación, la cual dependerá de su nivel, estado y proyección social, cultural, tecnológica y económica, junto a su ubicación y condicionantes ambientales, para poder proponer, con cierto grado de 132 éxito, su probable proyección futura y su deseable, si se estableciera ajustadamente y cuidadosamente como convenientemente modificable, corrección ulterior. Se desprende que la masa construida tendrá comportamientos de índole global, transformaciones territoriales y conformaciones espaciales generales, y de índole local, características culturales, sociales, económicas y políticas particulares, adecuación al medio ambiente local, que producen, todas juntas y en diferentes grados de combinaciones, resultados espaciales únicos y sorprendentes, como puede verificarse en cualquiera de los hábitat humanos tradicionales en todas partes del globo. Esta elemental cuestión, que al lector le parecerá obvia, nunca fue cabalmente entendida en el Urbanismo del Siglo XX. Los planteos de la época fueron intentos de respuesta a situaciones particulares, derivadas del estado de la ciudad, y para paliar deficiencias a todas luces nocivas para el bienestar físico y social del ser humano. Y la respuesta fueron diseños de estructuras urbanas fijas y universales, es decir, no eran previstas alteraciones a lo largo del tiempo y eran aplicables en todos y cada uno de los lugares posibles. Luego de años de experiencia y pasando ya la mitad del Siglo, pudo entenderse que la masa edilicia no seguía los lineamientos urbanísticos la mayoría de las veces, y las situaciones cambiaban no en el sentido esperado por las planificaciones aplicadas. Pero lejos de suponer que esto se debía a las causas más arriba descriptas, se pensaba que las deficiencias respondían a que los instrumentos no eran los más adecuados, o que las acciones e instituciones que las aplicaban carecían del poder suficiente para que los instrumentos tuvieran la fuerza necesaria, o ambas cosas a la vez. La solución era entonces corregir y cambiar los instrumentos a aplicar y dotar a las administraciones de mayor poder. Ambas cosas se hicieron, nuevos instrumentos aparecieron, mientras que las instituciones encargadas de la administración territorial buscaron mayor poder para aplicarlas. Hoy nos enfrentamos a que la situación no ha cambiado o, peor aún, ha empeorado, dado que la condición es todavía más forzada. El mayor esfuerzo de recursos y dotación de poder de las administraciones ha generado más acciones gubernamentales con menores resultados y mayores conflictos. Ninguna de las dos situaciones podría haberse dado si se hubiera sido consciente de lo dicho anteriormente, que la masa edificada sigue los comportamiento poblacionales y sus cualidades asociadas. Por tanto, son de transformación continua y sus proyecciones futuras son imposibles de entender si no se comprende la lógica de auto- 133 organización del sistema. La emergencia de la auto-organización de la sociedad humana establece una particular cualidad de su hábitat. Si bien el fenómeno original surge de la interrelación social y no de su estructura concretamente, hemos ya establecido que la primera define la segunda. Sin embargo, la cualidad emergente que se produce en el hábitat humano tiene una dosis mayor de complejidad que no es automáticamente atribuible a la autoorganización. Si bien podemos percibir que en condiciones similares, económicas y sociales, los comportamientos entran dentro de un rango común, a pesar de manifestarse en lugares diferentes y hasta no vinculados, la morfología definitiva de la masa construida en distintos hábitats no es coincidente sino disidente, lo cual, más que asignable unicamente al efecto medioambiental como fenómeno discordante, recae en un rango bien amplio de contingencias. Es decir, el diseño resultante total del hábitat es dependiente de la auto-organización pero no es exclusivo de ésta, sino que existe una sumatoria de condicionantes adicionales, integradas en mayor número y grado, asentada en su proceso histórico, que promueven una propiedad emergente sobre la estructura del hábitat, más allá de la auto-organización de su sistema de relaciones(126). Al intentar modificar sus patrones morfológicos, ésta se resiste ampliamente, lo que indica que la conformación espacial tiene fortaleza y arraigo bien profundo, lejos de la imputación de “simple”, “casual” o aún “caprichosa” en la expresión espacial de una sociedad. Llamaremos a esta propiedad auto-diseño. El concepto puede asentarse sobre la base de algunas comprobaciones ya hechas. La transformación del hábitat recorre caminos distintos de planificaciones cuando éstas no le corresponden. La estructura del hábitat sigue lineamientos similares en condiciones semejantes (políticas, económicas, culturales) sin que estos comportamientos hayan estado de algún modo vinculados y/o planificados. La elección espacial de la masa social tiende a dirigirse hacia espacialidades coherentes con estos niveles, rechazando espacialidades impuestas. La coherencia de niveles, que puede ser atribuida a la auto-organización no alcanza para explicar el específico resultado espacial en cada lugar particular, que abarca un mayor refinamiento y supone un superior discernimiento(127). La forma del hábitat es dependiente de la totalidad de operaciones sobre el medio llevadas a cabo por el conjunto de la masa social. (126) Sociedades con igual nivel socioeconómico no tienen un hábitat idéntico, sociedades con igual medioambiente tampoco. (127) Ciudades con cierta similitud en sus tradiciones politicas y culturales también difieren en la definición final de su espacialidad. En suma, el diseño resultante total del hábitat, lo que incluye cualquier punto parcial, es la sumatoria no aritmética y no lineal, es decir, una condensación o compilación sintética de envergadura histórica, del conjunto de operaciones sobre el medio, realizadas por la totalidad de la 134 masa social, planificadas o no, que sigue un patrón de auto-organización y se amolda a través de infinidad de factores, globales y locales, económicos, políticos, sociales, culturales y ambientales (ver capítulo 4); y cuyo resultado adquiere congruencia, afirmada y consolidada en la interacción, al tiempo que alcanza una robustez y vitalidad tal, que ignora cualquier actuación que se oponga o diverja de (y que en última instancia sólo haría demorar) su irreversible lógica evolutiva.(128)(129)(130) (128) El término “irreversible” no está usado en el sentido de que sea única, lo que se podría interpretar como que se pretenda de que exista un camino predeterminado, concepto que ya hemos aclarado. El vocablo está destinado a establecer que tal evolución existe, no es evitable y además, es direccional, va en un sentido, no en el opuesto. (129) Un notable derivado del concepto de autodiseño es que la forma de la masa construida tiene una generación no centralista a la cual hemos llamado a-centralista, para distanciarlo del concepto de descentralización; lo que potencia las posibilidades de igualdad de la estructura social, aunque no es creadora de la misma per se. (ver Capítulo 5). La generación de la forma es, entonces, independiente de la estructura social (a no ser que se fuerce centralmente) pero consecuente con ésta. Así, aunque su generación sea a-centralista su estructura final puede ser centralizada, como de hecho lo es. Una cosa es autónoma de la otra. La confusión a llevado a autores a pensar que si la generación es descentralizada implicaría una tendencia a la descentralización de la estructura ciudadana. (ver por ejemplo Michael Batty, Cities and Complexity, Understanding Cities with Cellular Automata, AgentBased Models, and Fractals, The Mit Press, Cambridge Massachusetts, London, England, 2007) Tal situación no ocurre pues la estructura final, como ya hemos aclarado, sigue la estructura social. Por otro lado, no podemos dejar de divergir con la elección de sus “conductores de cambio urbano” en su modelo sistematizado de transformación urbana. La evolución de ciudades no es aleatoria ni caprichosa, del mismo modo que no existe el accidente histórico (ver pág. 21). Su ejemplo para el caso, que se refiere a la fundación de Londres es perfecto para verlo. El ejército romano que instaló el campamento del lado norte del Támesis debido a la asunción de que luego marcharían hacia ese lado, una decisión que él mismo llama de “conveniencia”, supone una clara evaluación de necesidades y posibilidades, bien lejano del concepto de accidentalidad o aleatoriedad. Lo que no podía prever el jefe encargado de tomar la decisión, ni tenía sentido que lo hiciera, es que la evolución de ese campamento iba a derivar 2.000 años después en una ciudad de 10 millones de habitantes. Imprevisibilidad no quiere decir aleatoriedad ni accidentalidad, cosa que podría argumentarse si se hubiera tirado una moneda al aire para decidir donde instalarse. Tampoco fueron “caprichosas” ninguna de las decisiones sobre el área que se tomaron en los tiempos siguientes, donde se siguió readecuando y ampliando las instalaciones, de acuerdo a las necesidades de cada tiempo, algo que suena bastante lógico y coherente, a pesar de que tampoco pudieran prever el futuro lejano. Decir que la creación de Londres es un accidente es como decir que las decisiones del actual alcalde carecen de sentido porque no puede prever lo que pasará dentro de 2.000 años. O que los habitantes del Londres del año 4.000, si existieran, dijeran que el trabajo de la alcaldía de hoy era aleatorio pues no podían ni imaginar cómo sería la ciudad para aquel entonces. Seguramente el alcalde no esté de acuerdo. El gradiente de imprevisibilidad depende del tiempo transcurrido. Podemos prever exactamente como será Londres dentro de un segundo, muy acertadamente en un mes, acertadamente en un año, con cierta dosis de certeza dentro de diez, y seguramente con cero certeza dentro de 2.000. Pero eso no quiere decir que los habitantes del Londres de hoy, o de cualquier momento histórico, sean unos locos o tomen decisiones al azar, sino que las toman en función de su nivel de conocimiento y capacidad de entendimiento de las necesidades momentaneas y previsiones futuras. Y es esa, justamente, la cualidad que hace la diferencia. La evolución de Londres no tuvo nada de caótica, a pesar de que pueda haber habido momentos caóticos o que a alguien se le ocurra decir que el Londres de hoy es caótico, y menos que haya sido una sucesión desconectada de cambios aleatorios, sino que siguió un camino coherente que demuestra una perfecta lógica evolutiva, que podemos aún tildar de “natural” ya que nadie se encargó de tal cuestión, donde los pasos se dieron a través de la constante readecuación y adaptación de la infraestructura y equipamiento existente de acuerdo a las necesidades de cada momento, delimitadas por la consecuente progresión de sus aptitudes técnicas y tecnológicas, establecidas en su nivel de acumulación de conocimiento tecnocientífico, sumadas a la relativa amplitud de proyección sobre la visión de sus posibilidades futuras. (130) Si el hábitat y la masa construida son la estructura del sistema social humano, podemos inferir que la evolución de su cultura y conocimiento, no es diferente de la progresión evolutiva de su hábitat. En efecto, ésta también va transformándose a través de una condensación y compilación sintética de envergadura histórica, del conjunto de conocimiento y cultura, producido por la masa social, cada vez más interrelacionada. Ver Capítulo 1 y 2. También podría deducirse que la cultura y el conocimiento fueron intentados controlar a lo largo del Siglo XX, algo que no ha pasado para nada desapercibido. 135 Corolario no menor, promover la red de interacciones beneficiará al hábitat y su diseño emergente. Pero este beneficio no sólo se hace palpable en la cualidad de esta emergencia, sino que es, también, una propiedad intrínseca de cualquier red de relaciones. Si el sistema, y por tanto, su estructura, tiene mayor capacidad de combinaciones de nodos posibles, tenderá a la eficiencia y la adaptación de manera más fluida. Pero aún más; más interconexión quiere decir mayor libertad de intercambio y menor dependencia de enlace. Por lo tanto un hábitat con más interrelaciones significa que alberga una sociedad más libre e igualitaria. Ésta se logrará con la tendencia a la a-centralidad y la hiperdensidad relacional (90) de la mega ciudad lineal. El caso es que las evoluciones del hábitat humano sólo siguieron los lineamientos urbanísticos cuando estos se le adecuaban. En consiguiente, las acciones dirigidas centralmente sobre el territorio pueden catalogarse de dos tipos. Las que siguieron el proceder del sistema natural y las que no (independiente de la consciencia o inconsciencia de tal situación). Las primeras fueron exitosas, las segundas no. Puede verse claramente, por ejemplo, en la construcción de carreteras. Éstas han seguido generalmente los trazados previos, creados a través de la infinita interacción de generación tras generación, salvo en los casos donde un nuevo nivel tecnológico permitió modificarlos y mejorarlos, pero siempre reforzando un comportamiento previo que se preveía crecer(131). El no haber comprendido que el hábitat humano es la estructura que define la configuración o patrón de un sistema auto-organizado y mucho menos sus profundas implicancias políticas, filosóficas, ecológicas y morales, hizo de la planificación urbana del Siglo XX el más desproporcionado, irreal y absurdo esfuerzo por gobernar el hábitat humano en contra de sus propias reglas naturales(132). El entenderlas, nos permitirá trabajar a favor de ellas. La relación entre el universo planificado y el universo no planificado no será divergente sino convergente, generando un equilibrio entre las, bien entendidas, necesidades colectivas y la libertad individual. En ese escenario, emergerá una nueva integración simbiótica, ahora entre el universo planificado y el autocreado, una interacción de colaboración que hará más rico, coherente y congruente, el ambiente donde vivimos. Ésta estará basada en que el hábitat sigue la auto-organización y se materializa a través del autodiseño mientras que la planificación, consciente de los procesos implícitos, se anticipa a estos, los promueve y direcciona. (131) El caso de la modificación puede inscribirse dentro de “su deseable, si se estableciera ajustadamente y cuidadosamente como convenientemente modificable, corrección ulterior” visto en las páginas anteriores. (132) El lector pensará: nada distinto de lo que ha pasado entre gobiernos y ciudadanos. 136 (133) Será por ese motivo que sentimos más sensación de libertad en cuanto el ambiente es más natural y más sensación de opresión en cuanto el ambiente es más urbanoplanificado? Es decir, cuanto más planificado, más opresivo. (Puede notarse el ahogo por ejemplo, en los barrios creados mediante la repetición idéntica de tipologías.) (134) Los programas urbanísticos del Siglo XX se olvidaron de tan elemental cuestión. Necesariamente, si se planifica a través de modelos abstractos fijos, la forma termina adquiriendo mayor relevancia que la razón para la cual fue creada. Como que los seres humanos debían ser obligados a vivir en determinadas estructuras urbanas debido a un fin formal perseguido a ultranza. El concepto se manifiesta a través de dos tipos de posturas. Ya sea, mantener la ciudad tal cual está, con límites fijos y sin modificación de forma, ya sea, construir según un modelo abstracto, En ese entorno cambia incluso el concepto hasta ahora entendido de “planificación urbanística”. Ésta era vista como una herramienta de control e imposición donde el grupo dirigente obligaba y cambiaba las supuestas deficiencias del proceso natural para adecuarlo a su punto de vista, generalmente dogmático e interesado(133). A partir de ahora, debería ser vista como una herramienta del conjunto social destinada a estimular y promocionar su propia auto-organización y su integración al sistema medioambiental, a través de la eficiencia y adaptación de la materialización física de su hábitat. El gigantesco cambio de escala promovido en las páginas anteriores conlleva que se suscite la posibilidad de riesgos. Cabría preguntarse: Si los Urbanistas Modernos cometieron tamaños errores, qué pasaría si los Urbanistas Globales cometieran algunos? Como podrían evitarse? Desacertadas proyecciones podrían inducir a desviaciones importantes, las cuales sólo podrán ser prevenidas en tanto la línea de investigación esté dedicada a comprender, seguir y apoyar los sistemas naturales abarcados, con sutileza y fineza, y en cuanto el modo de acción suponga un seguimiento cercano, continuo, ajustado y amoldado a sus comportamientos cambiantes. El fin último no pude soslayarse: la mejora del medioambiente urbano, incorporando, por transitividad y reciprocidad, la mejora del medioambiente, local y global. En un urbanismo tradicional su fin último es la forma urbana. Como no se entendía el comportamiento del sistema, ni siquiera que hubiera uno, los urbanistas proponían soluciones formales, cuya justificación era la mejora de la calidad de vida pero que terminaban siendo fines en sí mismos(134). inalterable y predeterminado. Desde la Ciudad Jardín hasta el Nuevo Urbanismo, desde la ville Radiaux hasta los edificios pantalla construidos en cualquier parte del mundo. La confusión podemos encontrarla aún hoy en el pensamiento urbanístico. Ver, por ejemplo Benedetto Gravagnuolo, Historia del Urbanismo en Europa, 1750-1960, Ediciones Akal, S.A., 1998. Gravagnuolo preocupado por la disgregación del Urbanismo actual, que se apoya en disciplinas como la economía, estadística y otras, encuentra que se está perdiendo el fin último de la misma. “En esta adecuación del la manera de “pensar el urbanismo” a los dispositivos abstractos de las ciencias nemotécnicas, lo que involuntariamente se ha perdido de vista ha sido precisamente el fin último de la disciplina, o sea, el proyecto de la forma urbana” (pag. 7) Aunque Gravagnuolo se refiere al objeto del Urbanista, que obviamente es el proyecto y realización de la realidad urbana, no deja de llamar la atención el equívoco, que se arrastra desde bien antes. Es como que el fin último del cirujano fuera operar al paciente y no la mejora del mismo. Sin embargo, aparte de la confusión entre el objeto y el objetivo, Gravagnuolo tienen razón. Los modelos urbanos, matemáticos o no, no son otra cosa que modelos y sólo modelos. Y como tales ayudan en la comprensión, pero no pueden ser sustitutos de la realidad. “No existen -o, al menos, en mi opinión, no tiene sentido concebirlosmodelos proyectuales apriorísticos, válidos en sí mismos por encima de las específicas condiciones históricas y geográficas en las que se va a intervenir. Sigue de ello que no tiene sentido proponer prescripciones de manual que dicten las reglas abstractas de la proyectación urbana.” Pag. 9. 137 En un urbanismo sistémico el fin no es la estructura urbana en sí misma sino la cualidad total del hábitat humano, y por correspondencia, la cualidad del medioambiente total. La forma urbana será su objeto, no el objetivo. Ésta estará en continuo cambio y dependerá de infinidad de condicionantes específicas y genéricas, naturales y artificiales, por lo que tendrá infinitas posibilidades, y su concreción será, en cada lugar preciso, única, conteniendo, en cada punto, la cualidad de eficiencia, adaptación y adecuación. Un elemento esencial de una visión sistémica global, es que el hábitat y su concreción física, la masa construida, es la estructura de un sistema que tiene como propiedad emergente la transformación continua y la auto-organización, lo que supone el auto-diseño. El Urbanista será una pequeña parte, muy pequeña, del sistema, y su sabiduría estará en entenderla, apoyarla y direccionarla. Otro elemento esencial, supone al hábitat como el nexo de integración entre la sociedad humana y el medio ambiente, entre dos sistemas de necesidades mutuas. Las acciones efectivas serán las que beneficien a ambos en conjunto. Si los dos conceptos se desarrollan acopladamente, difícilmente puedan cometerse grandes errores. El abuso de modelos no es conveniente. Estos pueden servir para resaltar cualidades, para mostrar propiedades o para imaginar viabilidades, pero no suplen a la realidad, ni en todo ni en parte. Debemos de evitar confundir fantasía con realidad, y dejar de priorizar los modelos sobre lo concreto aunque estos ayuden en la comprensión del sistema. Cualquier modelo, sea el que sea, supone una gran reducción de la alta complejidad que conlleva el hábitat humano. Perder el sentido común puede llevarnos a divergir de los hechos reales. Si el Urbanista trabaja a ultranza encerrándose en la adaptación de modelos, sean estos cuales sean, abstractos, concretos o figurativos, sean CIAM o organicistas, ciudad jardín, fractales o autómatas celulares, o incluso sistémicos generales, está cometiendo los mismos errores que se cometieron en el Siglo XX. Cuando un Urbanista está trabajando, está optando en un mundo real de infinitas posibilidades, no adaptando un modelo de escasas eventualidades. Será menester hacer hincapié sobre posibilidades más que formas; si las primeras son mayores, las formas surgirán y evolucionaran fluidamente, con la interacción, coetánea e histórica. Por último, aunque la visión total es sumamente importante, las acciones serán sólo locales (locales en el sentido de consensuadas en su ámbito de la actuación). Pues mientras que no es posible intervenir a nivel general con cierto detalle, ni es deseable actuar sino es directamente 138 vinculado con el medio específico, no hay duda de que si la intervención fuera general, sería impuesta, lo que la deja por fuera del concepto de auto-organización. Y éste, quizás sea su mayor amortiguador, que evitará posibles abusos. En otras palabras, la esencialidad misma del sistema auto-organizado hace al proceder, local. De acuerdo a lo visto, ciertos parámetros de comportamiento pueden ser analizados desde el punto de vista global. También hemos esclarecido que concentrar el uso del espacio y hacerlo más eficiente sistémicamente, es decir mayor interrelación externa e interna, es parte de un proceso natural y que parte de la organización económica que el hombre ha desarrollado atenta contra esto y contamina. Para ayudar en el proceso de concentrar, debemos buscar la forma de hacer más eficiente el uso del territorio a escala macro y el uso del espacio a escala ciudadana. En el Capítulo 5 se han dado los lineamientos generales de la readecuación del uso del suelo según una tendencia natural de orden global. Como la misma se verifica a lo largo y ancho del planeta, sin que sea consecuencia de imposiciones ni obligaciones y mucho menos convenciones, podemos asumir que es sistémica y auto-organizada. La búsqueda de la eficiencia y concentración territorial hace necesaria, sino imprescindible, con fines operativos, una total revisión de la clasificación y contenidos del uso del suelo tradicionalmente empleado, sobre la base de la división de la superficie total en tres categorías, “urbana”, “suburbana” y “rural”. (135) La necesidad del área ecológica promueve un cuestionamiento profundo del sistema político actual. La dinámica de los países de usar toda su área para explotación y que los otros se encarguen de preservar los bosques, parece fuera de lugar y es una visión de excesiva limitación, que aunque difícil de cambiar, podría derivar en múltiples readecuaciones políticas y sociales globales. Tal división no es efectiva. Por un lado, no prevé algo que es esencial en una ordenación territorial actual con proyección global y es el área destinada a equilibrio medioambiental, que hemos denominado “ecológica”(135) . Por otro, el término “rural” deja al más amplio porcentaje de la superficie terrestre sin lineamiento ni sentido claro. (El término “rural” es entendido como oposición a “ciudad”.) Pero tampoco es eficiente, pues considera rurales a áreas destinadas a abastecer demandas de áreas urbanas, como áreas de producción energética a las cuales llamaremos áreas “sirvientes”. Si éstas pueden ubicarse sin límite en cualquier zona del área rural, la diseminación se amplia. En un Urbanismo Global, donde las necesidades se evalúan en función de todo el medioambiente, la clasificación debe cambiar. Ya dijimos (CapÍtulo 5) que estará asentada sobre la base de tres tipos; la “urbanística”, la “productiva” y la “ecológica”. La primera comprenderá al área urbana, suburbana, la zona destinada a crecimiento, el área “sirviente”(136), más un área de recuperación, que se cederá a la segunda o la tercera, en función de la readecuación de las primeras a las direcciones de crecimiento establecidos. 139 Ecología Producción Ciudad Mar Figura 19 El esquema de la figura 19 muestra las áreas mencionadas, de un lado el mar, del otro, el área ecológica. Note que en el único lugar que existe un límite definido es entre el área “productiva” y el área “ecológica”. A diferencia de la clasificación tradicional, donde una u otra se vinculan por oposición, en un Urbanismo Sistémico, éstas se vinculan por combinación, lo que significa que ni se excluyen ni se aíslan. Así, el área “urbanística” será preponderantemente urbanística, el área “productiva” preponderantemente productiva, salvando que la “ecológica” será primordialmente ecológica. La expansión del área urbana se basa en la tendencia natural del ser humano a concentrase en hábitats urbanos y la falla de la urbanística de adecuar este hábitat a necesidades mínimas, lo cual promueve la caída de la densidad urbana. Al mismo tiempo, el espacio de la ciudad está lejos de ser eficiente. Las operaciones para implementar las mejoras de ambas serán: la adecuación consecuente y mejora de las interrelaciones internas, la concentración del uso del suelo, el menor consumo en todo lo relacionado con la producción y mantenimiento de la masa construida, el mayor rehúso, del suelo y demás elementos determinantes e integrantes del espacio urbano y construcción edilicia, mejora de la calidad medioambiental y micro climática, interna y externa y, por último, eliminación de la polución en todas sus formas. Todas están combinadas. No es posible actuar en una sin interactuar en las otras. (136) La expansión y diseminación de la masa construida se compone de dos elementos. Por un lado, área urbana, que integrará uno u otro grupo dependiendo de si está conectada o desconectada del centro urbano. Por otro, área que sirve a las necesidades de la superficie urbana pero que no es catalogada de urbana, como pueden ser áreas de producción energética, deposición de desechos, etc. es decir, áreas sirvientes. En consecuencia, para cuantificar el área de la ciudad debemos tomar en cuenta su superficie urbana y suburbana más sus áreas sirvientes. Esta forma de clasificación permite entender y ejemplarizar mejor sobre las ramificaciones y/o avances de la ciudad sobre territorio externo. La expansión y diseminación tienen entonces dos tipos de generación, la directa y la indirecta (llamaremos directa a la debida al crecimiento del área urbana e indirecta al crecimiento de las áreas sirvientes). El incremento de la primera está referido al aumento poblacional, interna y por inmigración, y al incremento en el valor promedio de la relación área urbana per cápita, la segunda, a la multiplicación de servicios y consumo energético no integrados dentro de la planta urbana como plantas de producción de energía. Todos juntos, generan un efecto de retroalimentación reforzadora. El Urbanismo futuro, buscando la concentración del hábitat, deberá tender a eliminar la diseminación de las áreas sirvientes (la producción energética deberá integrarse dentro del hábitat urbano) y conectar las áreas urbanas existentes a lo largo de la costa, entre centros urbanos actuales de importancia (el crecimiento de las áreas urbanas se dirigirá en ese sentido). El resultado será que la concentración de área urbana y 140 (137) El Urbanismo ha tendido generalmente a producir modelos con densidades “estructurales”, es decir, dependientes de una morfología repetida hasta el infinito. Tal solución no sólo es evitable, sino que no es deseable. El ser humano ha tenido, tiene y es saludable que tenga, la capacidad de opción y elección del tipo de morfología donde prefiere vivir, momentánea o definitivamente, en vez de ser obligado a coexistir en un universo urbano modelado mediante la repetición. El último grupo en proponer tal tipo de visión ha sido el llamado “Nuevo Urbanismo” que ha planteado densificar y descentralizar con morfologías de ciudad jardín y tipologías de casas suburbanas norteamericanas. (Ver 122) Densificar con modelos de ciudad jardín? Como se puede promover descentralización y densificación al mismo tiempo? Es esto razonable? Existe algún ejemplo en la historia de descentralización exitoso? Mientras tengamos sociedades jerárquicas, estructuras centralizadas de poder, políticos, representantes parlamentarios, corporaciones, países ricos y pobres, universidades exclusivas y, sobre todo, organización centralizada de manejo de impuestos, piedra angular de la organización social en la historia de la humanidad, no sólo es necesario sino beneficioso que la estructura ciudadana sea centralizada. El hábitat debe seguir al sistema para ser eficiente y de hecho lo hace a pesar de que los urbanistas quieran transformarlo a su gusto y placer. En el caso futuro de que la organización social del hombre pase a ser más igualitaria, pues bien, en ese caso, la mega-ciudad lineal es el mejor escenario para sostenerla y se ha ido formando sin que ninguna planificación la promueva. de interconexiones será mayor. La primer proposición, evolucionará de la consecuencia territorial directa de entender al área urbana no sólo como el área de la “ciudad” propiamente dicha sino incluyendo toda su área “sirviente”, que promoverá la readecuación eficiente de la última. El área “contable” de la ciudad incluirá el área urbana más el área suburbana más el área sirviente. La tendencia a la diseminación se revertirá hacia una concentración drástica de la última, entre el área urbana-suburbana y el área productiva, transformándose en una unidad total de lógica integración, en oposición de la actual disgregación. La general conformación del área productiva tenderá a organizarse alrededor del área urbana, suburbana y sirviente. La segunda, de la sencilla operación aritmética de inserción de nuevos vínculos combinados sobre dos redes existentes, las interconexiones se amplifican exponencialmente. Concentrar el área de la ciudad depende de los parámetros: reducción del área construida, reducción del consumo y mejora de la eficiencia en la relación producción/área ocupada externa de los dispositivos de transformación energética. En consecuencia, el área de la ciudad puede ser reducida a través de una mejor organización del espacio, menos consumo energético de los edificios y de la propia ciudad, producción energética de menor radio de uso del territorio y producción energética dentro de la misma ciudad. La suma de las acciones conlleva una reducción y mayor eficiencia del uso del suelo urbano, sin que esto implique, salvo en el primer punto, un aumento de la densidad poblacional. Como reorganizar el espacio urbano y suburbano? Mediante la optimización en el uso del suelo, la posible readecuación funcional de los centros de actividad terciaria y el incremento de la densidad poblacional en caso de requerirse. Las tres acciones aplican a la reducción del área urbana per cápita. Como hemos dicho, la densidad habitacional no es una característica estructural del hábitat humano, sino que es una particularidad local y puntual; y como tal debería tratarse(137). La readecuación de los centros administrativos en áreas de actividades mixtas, en especial vivienda, es previsible, dado que es posible presumir que parte de la estructura existente pasará a ser obsoleta con los cambios actuales de los hábitos de trabajo. En ese caso, la densidad habitacional 141 pasará a ser más convergente con la densidad edilicia, dada la divergencia mostrada en la tendencia de los índices a lo largo del siglo XX, sobre todo en estas áreas. Por otro lado, la densificación habitacional puede conseguirse, en área urbana, sin dejar de mantener la morfología típica, mediante el desarrollo de las áreas urbanas externas, es decir, las áreas urbanas no centrales, no demasiado alejadas de los centros, como para permitir la redensificación de las interrelaciones a través del núcleo urbano y rehúso del mismo, dotándolo de mayor actividad; y al mismo tiempo, no demasiado cercanas a las zonas suburbanas externas, con el cometido de evitar expansiones indeseables. En área no urbana, mediante la promoción de densificaciones en las zonas de crecimiento longitudinal. Las fórmulas de desarrollo pueden ser amplias, dependiendo de las características particulares, pero un concepto que puede ser útil en variados escenarios es el concepto sistémico de “ciudades dentro de ciudades”. Lugares de concentración habitacional y servicios que sirven al espacio establecido y sus alrededores. Serán estos, puntos híperdensos de concentración de la red, que operarán como foco de conmutación entre distintos niveles sistémicos. No cabe duda de que si son de desarrollo vertical tenderán a la eficiencia en el uso del suelo. Pero, a diferencia de las decisiones en cuanto a normativas típicas, que suben a una misma altura toda un área, lo que implica un cambio morfológico constante en la ciudad, las “ciudades dentro de ciudades” son efectos morfológicos puntuales. La espacialidad y características de las áreas centrales deben ser revalorizadas. Ellas concentran y guardan la historia, la tradición, la memoria colectiva, la organización espacial local y el significado mismo de la ciudad. Las densificaciones deberían acompañar las características típicas. Las áreas centrales desvalorizadas y abandonadas de los centros urbanos se beneficiarían de las operaciones, al aumentar la cantidad de habitantes en los alrededores, al mismo tiempo que pueden ser recuperadas para el uso de éstos. Las dos operaciones son auto reforzadoras. Una operación de concentración puede ser más sencilla si el espacio central es consolidado y viceversa; una operación de consolidación del centro histórico puede ser sostenida en la densificación de su área circundante. Este procedimiento de fortalecimiento debería considerar mayor densificación en el área urbana en los alrededores del centro que su tendencia histórica, para que sea posible acomodar ciudadanos de las áreas suburbanas, especialmente los que están ubicados cerca del límite exterior. Los subsuelos de las resultantes áreas recuperadas pueden ser usadas con fines infraestructurales, en la readecuación energética, como espacios acumuladores de energía. Las superficies como parques ecológicos biodiversos que promuevan la calidad ambiental general de la 142 ciudad y la cualidad de la defensa medioambiental frente a sus habitantes. Segundo, cómo reducir el consumo energético de la ciudad? Por varios caminos. Readecuación del parque edilicio, producción de edificación nueva energético-eficiente, reducción de la demanda energética de servicios comunes e infraestructurales y mejora de las propiedades micro-climáticas del medio ciudadano. Para la primera existen hoy distintas normativas tendientes a la mejora del consumo energético de edificios existentes.(54) Para la segunda, ya hemos dado lineamientos sobre la fundamental incidencia del diseño en el ahorro energético. También hemos establecido, a través de la bio-integración, una formulación que aplica a la reducción del consumo energético en la A.- Verano radiación solar calor calor calor B.- Invierno radiación solar superficie radiante fria frio calor Figura 20. La resultante climática de una ciudad típica. En verano, el calor es mayor de lo esperado para un ambiente natural en la misma área, (A), mientras que en invierno resulta más frío, (B). 143 producción y operación de edificios. Concurrentemente, las normativas sobre edificios nuevos deberían establecer mayores exigencias e integrar aspectos de promoción proyectual eficiente como ubicación, orientación y morfología aplicada a características climáticas. (Los edificios públicos podrían tener reglas más estrictas como ejemplo) Algunas regulaciones espaciales podrían estar dedicadas a mejor absorción solar, eficiencia térmica y ahorro energético. Al mismo tiempo, la ciudad como un conjunto puede hacer muchas cosas para reducir el consumo. La primera de todas es el aumento de las interrelaciones. Si existen mayores posibilidades de interconexión, se tenderá a usar las más económicas, ergo, menor consumo energético. Segundo, la promoción de ambientes micro-climáticos eficientes. Si la relación de intercambio energético ciudad-edificios es eficaz, se reducirá ampliamente el consumo. Calles sin excesivo calor en verano quiere decir no exagerado aumento de la temperatura interior y viceversa, no exagerado aumento de la temperatura interior supone menor uso de aire acondicionado y en consecuencia no aumento de la temperatura exterior. Para el caso del invierno, es similar. Ambientes urbanos excesivamente fríos suponen su traslado al interior y mayor gasto en calefacción. En el dibujo de la figura 20 se ve el corte de una calle típica en verano e invierno. El aumento de la temperatura exterior en el primer caso, por sobre la medida en el área, se debe al pobre comportamiento de los materiales usados como concreto y similares, las reflexiones de edificios que concentran en la calle los rayos reflejados y a la expulsión al exterior del aire acondicionado, sumado al calentamiento por motores. En invierno, las superficies se convierten en radiantes frías, lo que, junto a la falta de incidencia solar, desvirtuan el ambiente haciendolo más frío. En una ciudad bio-integrada, como se ve en la figura 21, estos desagradables efectos son eliminados. Si los edificios están bien adaptados a las condiciones energéticas del exterior, o sea, alta absorción en invierno y mayor reflexión en verano, junto a la conservación de su energía interna, el área ciudadana que corresponde al área de ocupación edilicia estará bien adaptada. La superficie restante, también puede ser readecuada mediante su utilización como colector energético o mediante la introducción de equipamiento verde. Calles, veredas y techos pueden ser usados como colectores de energía solar. La solución implica reducción y hasta eliminación de las áreas sirvientes destinadas a producción energética y mejora micro-climática debido a la eliminación del calor acumulado en superficies y su radiación, sumado a la supresión de reflexiones sucesivas. El calor absorbido puede ser enviado a acumuladores ubicados en el suelo profundo del área circundante a la ciudad para ser usado en la época invernal. La combinación con la utilización de la 144 A.-Verano radicación solar reflexión aislación calor? absorción B.- Invierno radicación solar aislación superficie neutra calor Figura 21. La resultante climática de una ciudad bio-integrada supone un mejor comportamiento estival e hibernal pues, mientras que la superficie urbana es absorbente (y por tanto no radiante) y los rayos solares son disipados, consonantemente, en invierno, la superficie es neutra. centro periferia serpentin de refirgeración natural flujo calefacción natural calles y veredas absorbentes de calor suelo superficial fresco acumulador de calor suelo profundo calor para calefacción en invierno Figura 22. Esquema general de una ciudad bio-integrada. La absorción de calor de su superficie se acumula para el invierno, lo que permite tener el suelo superficial aún más fresco y eficiente para acondicionamiento veraniego. En caso de exceso de demanda energética invernal, ésta se obtendrá del suelo profundo. 145 energía del suelo superficial y profundo hará al sistema altamente eficiente, permitiendo el ahorro energético. (Ver figura 22.) Toda el área “sirviente” recuperada puede agregarse a la recobrada de las operaciones de redirección de crecimiento o de las obtenidas de densificación para ser transformada en superficie verde y destinada a regulador del flujo climático local y global. Hemos reflexionado acerca de un conjunto de actuaciones sobre el territorio y sobre el área urbana como unidad, que permiten una sustancial mejora en los efectos que la Arquitectura tiene sobre el medio ambiente. Seguramente, muchas más cosas pueden ser hechas. Si la superficie total urbana pasa a ser una entidad interrelacionada, generadora de una atmósfera limpia, es reductora, organizadora y protectora de su espacio, productora de energía y ahorradora de ésta, y creadora de un área vegetal libre en su interior y alrededor, su confort ambiental será sustancialmente mejor, generará mejoras económicas a sus habitantes, acrecentará la calidad de vida y además, asistirá, al equilibrio global. La cualidad sistémica de la organización total, es decir, conjuntos de sistemas entrelazados e interrelacionados a distintos niveles de complejidad que trabajan en esfuerzos de cooperación entre ellos, lo cual implica sistemas dentro de sistemas, y donde en cada nivel encontraremos distintas combinaciones de integración en el conjunto total, supone un mayor compromiso social, dado que las acciones particulares tenderán a una colaboración total de utilidad mutua, unitaria y colectiva, más que el desajuste que sucede en la actualidad, y junto a esto, una mayor libertad, en tanto éstas resultan de un considerable aumento de la cantidad de opciones. La interpretación de la Arquitectura y el Urbanismo como dos distintos niveles de complejidad, con propiedades emergentes específicas y congruentes con su propio estándar, evidencia una gran suma de beneficios asociados de fomento, interconectados e interdependientes, internos y externos al hábitat humano, que, como resultante, promueve una evolución sostenida y coherente, donde las opciones de progresión se tomen con base en la valoración de una organización cualitativa, con una lógica natural no impuesta, cuya significancia inicial es la mejora de la calidad de vida, y cuya significancia primordial es la mejora del medioambiente total. La Arquitectura pasará entonces a colaborar con la resolución de un importante número de los problemas que se han producido y que ella misma ha generado y tendrá, como notable efecto secundario, el 146 beneficio de aportarle al ser humano una visión más cautivante de la vida. Pero, si bien los conceptos pueden suponerse como sumamente esclarecidos, no cabe duda de que ejemplificarlos en un espacio real y tiempo actual, permitirá ensayar sus alcances concretos y connotaciones locales, a tiempo de obtener una comprensión más profunda, en el imprescindible camino hacia su inserción en la práctica contemporánea. En las páginas anteriores, hemos desarrollado con mayor detalle, a nivel de comprensión urbana y planificación urbanística, el problema de la concentración poblacional y organización territorial mundial, planteado en el capítulo 5 como parte incluyente de la Arquitectura Sistémica propuesta. En las siguientes, para encausar todos estos conceptos desde la esfera teórica hacia el ámbito de la práctica actual, no habrá mejor modo que confrontarlos con una situación veraz, y contrapesarlos con el ejercicio y ejecución de la planificación urbana estándar de la actualidad. Si es llevada a cabo por una administración de gobierno, mucho mejor, no sólo porque eso significará que el plan considerado tiene envergadura suficiente, sino también porque seguramente se enmarcará dentro de los criterios utilizados generalmente por éstas, es decir, proposiciones que derivan de las sostenidas por las administraciones centrales, y que se engloban todas ellas, incluidas las urbanísticas, en el ya más que famoso “desarrollo sustentable” promovido y dirigido por las organizaciones centrales de gobierno actuales. Por qué Roma? De todos los ejemplos posibles, hay cuales convienen más que otros, pues los postulados manejados podrán quedar más esclarecidos, y ser más esclarecedores, en función de que estos se enfrenten a situaciones de campo que directamente les conciernen, en un lugar testigo de una progresión histórica de cierta duración, que afirme sus pautas urbanas y posturas urbanísticas, y donde puedan, mediante su aplicación hipotética, resolver o mejorar las tensiones existentes. Encontrar un lugar donde el comportamiento urbano sea exponente típico del verificado a lo largo del Siglo XX en las grandes orbes, y las planificaciones urbanísticas aplicadas en el pasado se encuadren dentro de las posturas del mismo período, siendo prueba fehaciente de sus alcances y limitaciones, mientras que las manejadas en la actualidad estén delimitados por los planteamientos anteriormente mencionados, no es tarea complicada. Mal que bien, estos pueden ser encontrados en un 147 sinfín de ciudades a lo largo del globo. Si a su vez deben enfrentarse con claridad a los postulados aquí propuestos, las posibilidades se reducen, ya que aunque pueda entenderse que existe un patrón común, las situaciones existentes variarán considerablemente de un caso a otro, y será menester optar por un ejemplo paradigmático donde la historia urbanística del Siglo XX haya dejado clara y ejemplar huella, y sus lineamientos actuales estén en activa y directa concordancia con las corrientes en boga. Pero si además, superponemos la exigencia de que sea el lugar elegido punto central de la Arquitectura mundial, la suma de condicionantes hace que los posibles ejemplos se restrinjan a unos pocos. Roma cumple todas ellas. De la última no hay duda. Ha sido cuna de la civilización occidental. Es el lugar que ocupan obras de alta significancia desde la época romana hasta nuestros días, salteándose pocos espacios de tiempo entre medio, incluidos, de seguir la sintonía de los últimos tiempos, los nuestros. También es un lugar donde las tensiones urbanas son tan fuertes y evidentes que difícilmente queden ocultas a los ojos de un ciudadano o visitante inexperto. Su pasaje por el siglo XX conoció una sucesión de cambios típicos de la época. Acelerada expansión avanzando hacia fuera de las murallas aurelinas donde la ciudad había quedado más o menos confinada hasta 1900. Aumento exponencial de habitantes. Tendencia a la caída de densidad del centro histórico. Abandono de ciertas áreas de éste. Varios intentos de planificación urbanística de impronta modernista que tiene su punto culminante en el Plan General de Roma de 1965.- Nuevo Plan General de desarrollo con claras intenciones. La controversia de su perspectiva futura se manifiesta abiertamente. Administrativa o turística? Centralismo o descentralización? Renovación o tradición? La polémica se escucha por todas partes, interna y externamente. Si es prudente y sensato incluir edificios de impronta contemporánea en su planta urbana ha sido ampliamente debatido. Las obras insertas últimamente que llevan la intención de ser íconos de la Arquitectura actual, han sido cuestionados en intención, enclavamiento y valor. Las posiciones sobre el asunto son amplias y variadas si bien tienden a inscribirse en expresiones de oposición entre partidarios y detractores. Varios de los tópicos nos llevan directamente al corazón de nuestra argumentación. El antagonismo sobre la discusión renovación o tradición es uno de ellos. Si lo que hemos sostenido anteriormente aquí prueba ser aplicable, tal oposición es inexistente salvo que se tienda a sistemas perversos, lejos de naturales flujos evolutivos. Sin duda tradición es lo opuesto al concepto de cambio revolucionario, en tanto éste significa un corte abrupto con el pasado, pero también sin ninguna dualidad, las cosas incambiadas, o se renuevan o mueren. Evolución expresa 148 continuidad. Pero esta continuidad no sólo se sustenta en la relación de entrelazamiento pasado-futuro sino que se afirma en la producción de un flujo de cambio constante. La tradición es potenciadora de la evolución en cuanto la experiencia anterior es asimilada y valorada pero, en tanto ésta pretenda y en todo caso imponga no innovar, apoyándose en su virtud, no hay otro derivado que la paralización y no otro resultado que un cambio drástico o el final. La corriente de cambio constante que presupone una relación de continuidad evolutiva, por supuesto, no tiene su esencia en aspectos formales, sino que se basa en propiedades culturales y naturales. Esto combina un corolario no menor, las acciones de entrelazamiento con la tradición no tienen por qué y más bien, no deberían basarse en formalidades aparentes, sino más bien en cualidades sensibles, vivenciales, empíricas y culturales. Sensibles, porque no es posible iniciar una transformación sin una sensibilidad acentuada sobre el medio embebido; vivenciales, porque es la dinámica y vitalidad de sus habitantes y usuarios el elemento central de la vida ciudadana, por lo que debe quedar prolongado en el tiempo; empírico, pues debe valerse, apoyarse y aprehender de la experiencia previa, local y global; y cultural, pues no es aceptable una renovación que no esté inserta en la esfera cultural del espacio manejado. Asimismo, existen otras particularidades que la hacen especialmente apta. Roma, al igual que San Pablo por ejemplo, nacieron a una moderada distancia del mar; 25 km en línea recta en el caso de la primera. Si es cierto lo que hemos dicho, que la masa construida se conduce respondiendo al comportamiento poblacional de migración hacia las ciudades y hacia la costa, constatada en estadísticas mundiales, independiente de cualquier intento de planificación al respecto o en contrario, la situación debería quedar comprobada en sus proceso de cambios a lo largo del tiempo. La verificación en el terreno real, concreta y palpable, de la tendencia del área urbanizada de ambas de dirigirse hacia el mar (en el caso de San Pablo a pesar de sus obstáculos geógraficos), junto con el crecimiento de la superficie edificada costera cercana, extendiéndose linealmente sobre la ribera, es prueba irrefutable. Y en ningún caso se debió a un propósito urbanístico el impulsar tal metamorfosis. Lo notable de Roma es que, incluso promoviendo la descentralización administrativa en una de sus direcciones históricas principales de crecimiento, la cual se asentó sobre condiciones geográficas convenientes, no tuvo efecto. En efecto, el SDO (Sistema Direccional Oriental) incluido en el plan general de Roma de 1965, que promovía el traslado de la estructura administrativa hacia el Este, ni se consolido ni se concretó. Sería posible asumir que ambos comportamientos, la concentración urbana y la migración costera, tienen una lógica evolutiva propia y combinada. No parecen ser ni invertibles ni sustituibles. Las ciudades tienden a concentrar, los crecimientos expansivos procuran la costa, la 149 masa construida costera crece más aceleradamente cuanto más conectada esté a un centro urbano. La primera se verifica por el aumento de masa construida en relación al centro ciudadano y en la acumulación de población en torno a éstos; a pesar de que los centros históricos hayan tendido a perder densidad poblacional, el área urbana a su alrededor la ha aumentado considerablemente. (También hemos visto que la pérdida de densidad en los centros se debe más que nada a falta de calidad de vida). La segunda, por el aumento poblacional y de masa edilicia a lo largo de la costa. Roma no es la excepción sino una confirmación del fenómeno. Su densidad poblacional de 22 habitantes por hectárea es de las más bajas de las capitales europeas(138). Su planta urbana es la segunda de Europa después de Londres ocupando un área del 80% de ésta a pesar de tener el 40% de su población. Los suburbios externos al anillo de las vías del tren, son morada del 80% de la población y se extienden discontinuamente sobre el 95% del territorio municipal(139). En suma, su densidad es bajísima y su expansión y dispersión territorial altísima. Cuenta con varias áreas internas centrales subutilizadas o no utilizadas, situación típica que ya hemos descripto. Ambos comportamientos están combinados y combinadas deberán estar sus soluciones. Para la primera de las cuestiones, parecería que una operación de densificación no solo es posible sino necesaria. Con un aliciente aún mayor. Debido a su baja densidad, la cantidad de población trasladada y concentrada aplicará sobre mayor área, teniendo un impacto ampliado sobre el territorio circundante. Para la segunda, la re utilización de áreas degradadas o abandonadas de las zonas centrales, implica una mejor eficiencia del uso de suelo urbano, pero solo puede ser sustentada con un aumento de la densificación. No pueden áreas destinadas a actividades funcionar, sean cuales sean, sin no hay personas para abastecerlas. En consecuencia, densificación y re utilización son dos instancias en un bucle de retroalimentación. La densificación necesita actividades, los servicios necesitan cubrirse. Si parte de esas áreas se destinaran a habitación, la coyuntura no cambia. Por otro lado, el que la población de Roma se haya mantenido estable en los últimos años; ¿no da una oportunidad imperdible de reorganización? No debe caber duda que una operación de densificación es harto más sencilla si la cantidad de población es estable. El caso contrario produce una situación a futuro bastante más incierta. Roma tiene un clima templado con buen nivel de asoleamiento todo el año. Su promedio mensual de radiación solar varía desde 1430 Wh/m2 en Diciembre a 6630 Wh/m2 en Julio para el plano horizontal(140). Esto la hace particularmente apropiada para insertar nuestro modelo estudiado en el apéndice 2. Es conveniente también para explorar las ventajas que aportan dos estaciones con claras diferencias. La época estival será (138) Como ejemplo Londres y Madrid tiene 52 h/hect., Paris 36. Para compararla con otra ciudad italiana, Milan tiene una densidad de 71h/hect.. (139) Ver Periferie: dall'espansione alla recostruzione dell'identitá, Francesco Coccia y Fabrizio Ghera, Roma 2010-2020 Nuovi modelli di trasformazione urbana Workshop internazionale. Gigantismo territoriale e dispersión insediativa. La Periferia Romana, Struttura y Dinamiche, p 30. (140) para más datos ver Photovoltaic Geographical Information System Interactive Maps. http://re.jrc.ec.europa.eu/es ti/index_en.htm) 150 apropiada para recolectar energía y concordantemente bajar su temperatura interna. La invernal para usar la energía acumulada y mejorar su microclima. Las cambiantes situaciones serán una prueba de la adaptabilidad estacional de su Arquitectura; individual, colectiva y urbana. Como ya sabemos, estas modificaciones estructurales permitirán mejorar su microclima interno, reducir área destinada a infraestructura energética y estimular su relación de colaboración medioambiental con el entorno. En suma, mejorar su calidad de vida. Por otro lado, si estamos pensando en transformaciones que promuevan un cambio en el comportamiento verificado de las ciudades de contaminación del ecosistema global, no quedan dudas de que las orbes con fuerte y larga historia, generan un desafío adicional, dado la complejidad en el tratamiento de las modificaciones urbanas necesarias. Pero también es cierto que es, justamente, en un medio de tal complejidad, que parte de la tesis aquí expuesta puede explorar, con sensibilidad y prudencia, el alcance de sus posibilidades. Llevar la discusión del problema medioambiental creado por la ciudad contemporánea y la masa construida por el hombre a una ciudad emblemática de la cultura mundial no sólo es un desafío sino una necesidad. ¿Qué lugar con más tensiones puede haber para plantear una renovación que Roma? ¿Qué lugar, si se muestra que ésta es posible, será más paradigmático que ella? Renovar es también reutilizar. ¿Qué mejor ejemplo que hacerlo en tan distinguido ámbito? ¿No servirá como modelo de peso que se oponga a las visiones fundamentalistas? Esas que proponen eliminar la ciudad contemporánea por contaminante. Si hemos dicho que muchos de los problemas de las orbes contemporáneas son comunes y globales, también hemos aseverado que parte de estos resultan de entenderlas a todas como idénticas. Nada más claro que verlo en Roma, una ciudad de altísima impronta la cual se desvanece proporcionalmente según la distancia al centro del espacio considerado. En una Arquitectura sistémica, la resolución de las tensiones, muchas de las cuales son de orden global, pasa por la comprensión de su situación particular y la valoración de su condición singular. La realización de un workshop en 2010 con la participación de relevantes personalidades de la Arquitectura mundial da el marco al diagnóstico de Roma. Nada mejor que tener expuesto claramente el análisis de las carencias junto con planes de contingencia y desarrollo hecho por su municipalidad. Nada mejor que tener a disposición diferentes opiniones versadas sobre el tema. (139) Los dos principales problemas 151 individualizados y presentados por el municipio romano, fueron el vaciamiento de ciertas áreas históricas centrales y la expansión sin criterio de los alrededores. No es sólo un problema romano. Ambas situaciones no son ajenas a variadas ciudades. Es, más bien, un escenario típico en la ciudad contemporánea. Las deficiencias individualizadas son coparticipes de uno de los efectos que aparece con mayor persistencia en la presentación: la pérdida de identidad de Roma. En particular, la pérdida de identidad hacia las áreas suburbanas debido a su disgregación. Nada de esto es extraño a la mayoría de ciudades de gran dimensión. Ya lo hemos analizado. El comportamiento se constituye como fruto de dos componentes distintos, vinculados mediante un proceso de acciónreacción. La natural tendencia del ser humano de concentrarse en las ciudades, al mismo tiempo que buscar mejorar la calidad de vida y la réplica urbana a esta tendencia. Como la población aumenta, las ciudades que la contienen también. Como la respuesta urbanística a la demanda de calidad de vida no fue ni eficiente ni efectiva, la población tiende a alejarse de las zonas más comprometidas, los centros. Consecuencia, la densidad poblacional cae en estos al tanto que aumenta en los suburbios. Como la situación tiende a ser cada vez más constrictiva, por la presión del aumento poblacional y el éxodo del área central, se desbloquea dispersando la masa edilicia hacia las afueras, las zonas económicamente más accesibles (una buena mayoría de las personas que migran a las ciudades lo hacen con menor estándar económico que el existente en la ciudad y el valor de la tierra, generalmente, aunque no exclusivamente, decrece en función de la distancia al centro ciudadano). Como el territorio adquiere mayor valor si es urbano que si es rural y el ser humano acostumbra acapararlo para su beneficio y explotación, la solución no genera conflictos hasta que la diseminación alcanza valores preocupantes. Como todo el sistema opera sobre la base de depredación y competición en vez de colaboración, la contaminación del medio resultante pasa a ser abrumadoramente alta. Tan simple y tan complejo. La sencillez del proceso se contrapone con la altamente compleja Arquitectura y Urbanismo necesaria para manejarlo. Y esta complejidad no puede ser abarcada mediante modelos abstractos, deterministas, coercitivos, restrictivos y reductores. Es justamente de lo que estamos hablando. La respuesta técnica urbanística hasta el presente no sólo no ha podido resolver adecuadamente la cuestión, sino que ha actuado en forma universalista empeorando aún más la situación. Este comportamiento generalizado a ido de la mano de estos modelos de desarrollo urbanos genéricos, supuestamente aplicables y comúnmente empleados, acá y a 152 (141) Llegado el punto es conveniente y necesario aclarar y analizar, por lo menos brevemente, el concepto de “identidad”. El término se refiere a una entidad acotada o acotable y establece una correspondencia con una sustancia contenida. “Roma tiene una identidad propia” se refiere a la unidad “Roma” y a un conjunto de caracteres contenidos que la identifican. El concepto de “identidad” establece una delimitación sobre la entidad de referencia, sea esta del tipo que sea; física o metafísica, objetiva o subjetiva, real o aparente. La identidad de Roma de refiere a Roma y no otra cosa que no sea Roma. A Roma como unidad, como entidad unitaria, es decir a una totalidad. Para ser idéntico se necesita cumplir con determinados caracteres que crean la identidad de algo. No soy idéntico a la mitad de mí, ni soy idéntico a mi más un pedazo. Tampoco soy idéntico a otro, a no ser que ese otro tenga tales características que los hacen idéntico a mí. Pero ese otro debe cumplir un requisito primordial y es que sea una unidad. (Tan es así que cuando vemos una parte de alguien que se parece a otra de otro necesitamos individualizarla, separarla, como por ejemplo en “tienen los ojos idénticos”). “Identidad” es entonces un concepto que promueve una construcción unitaria e unificadora. Unitaria porque se refiere a una unidad que ocupa un espacio delimitado, sea este ficticio o real, unificadora porque agrupa cuya, a diestra y siniestra. Todo el asunto ha sido punto neurálgico de la discusión. El Movimiento Moderno, y su impronta urbanística implícita, ha sido seguido ampliamente en ciudades de todo tipo, a lo largo y ancho del globo durante las pasadas décadas. La identidad se pierde con los movimientos que tienden a la hegemonía y a la homogeneidad. No tenemos dudas al respecto. Sin embargo, ésta que estamos analizando es una situación sumamente particular. ¿Tan profundas y nefastas han sido las transformaciones promovidas y consumadas que incluso una de las ciudades con mayor acervo histórico del mundo podría haberla perdido? Es posible recuperarla? Qué quedará entonces para otras ciudades sin tan impresionante pasado?(141) A grandes rasgos, discutir y analizar el Nuevo Plan General de Roma, pasa por hablar de sus dos actuaciones promovidas más importantes, la revitalización de áreas centrales en desuso y la descentralización en 18 “centralidades” e “intensificación” urbana de las mismas; mediante los cuales se aspira a lograr sus objetivos principales: reafirmación del área urbana, consolidación de los suburbios, control de la expansión y afirmación de la identidad. Comparando ambos modelos, el Nuevo Plan General de Roma y su conceptualización urbanística implícita, con los enunciados teóricos aquí plasmados, el resultado, a primera vista, parece ser mixto. Si bien los objetivos pueden ser compartidos, los métodos y la valoración del provecho que de ellos se obtendría difieren considerablemente. Sin embargo, los objetivos del plan cubren sólo una pequeña parte de los propuestos en un urbanismo sistémico y en los compartidos, la diferencia de grado es tal que hace al fondo de la cuestión; por lo que una vez que empezamos a interiorizarnos, ambas conceptualizaciones van recorriendo, irremediablemente, caminos divergentes. Mientras el re uso de áreas subutilizadas no sólo se adecua sino que está en consonancia con las caracteres comunes y diferenciados. Estos conceptos están primero y son primordiales; antes deconversar que tales o cuales caracteres hacen a la identidad de Roma, es decir, son agrupables en un patrón común y le pertenecen y son, a su vez, distinguibles de otros que no le corresponden. Así que si discernimos sobre la identidad de algo, sea lo que sea, este algo debe tener como mínimo dos atributos; ser posible entenderlo de algún modo unitario y tener caracteres particulares y diferenciados; en suma, ser reconocible. Y se tiene tanta o más identidad en tanto y cuanto se posean o adquieran más caracteres identificables y diferenciados y estos pertenezcan a una especie común, cuya matriz es justamente la cualidad diferenciadora que los hace pertenecer a ese grupo y no a otro. Esto sin ánimo de pensar que deben ser estáticos. En la constatación de que “Roma ha cambiado” puede darse que mantenga las características distintivas, o que las haya perdido, o que adquiera otras nuevas y distintas, o que las asimiladas refuercen a las existentes. Y este último caso es el que debería suceder si decimos “Roma ha perdido su identidad y debe recuperarla”. Entonces “cambio” no es sinónimo de “identidad” sino simplemente de “alteración”, y dependerá de la cualidad de éste, del tipo de cambio, la capacidad de promoverla. 153 proposiciones anteriormente aquí estipuladas, la descentralización no, pues, como se ha argumentado pormenorizadamente, el ahorro de suelo debe ser objetivo primordial y las transformaciones futuras de límites y forma manejarse siguiendo comportamientos poblacionales esperables, según tendencias conocidas y verificadas, globales y locales, en progresiones uni o bidireccionales y direccionadas, con una continuidad definida, no en aspectos justamente de consolidación urbana, pero si en aspectos infraestructurales, más que en desarrollos multidireccionales, si bien es cierto que en el caso de Roma la descentralización a través de “centralidades” planificada obedece a dos grandes direcciones. Hacia el Este y hacia el Oeste. Y ambas tienen su apoyo en comportamientos establecidos. La primera basada en una evolución histórica apoyada en condiciones geográficas, la segunda, a nuestro entender, en comportamientos poblacionales de índole global y actual. Y es este último caso, el que se debería promover con mayor énfasis. Por tanto, la diferencia se basa mayormente no en las direcciones elegidas sino en la promoción de centros descentralizados y que estos -si bien geográficamente las “centralidades” acompasan mayormente las dos direcciones y sin establecer con mayor detalle las condiciones históricas y proyecciones futuras de ambas, que definirá seguramente la facultad de cada una- no están unidireccionalmente concatenados infraestructuralmente, lo cual es clave. Los centros no están concatenados linealmente, son más bien elementos discontinuos e inconexos desperdigados en el territorio. Algo bastante distinto de lo que hemos estado proponiendo. El territorio debe usarse eficientemente y concentradamente y en lo que atañe directamente al área edificada, evitarse la diseminación sin rumbo. Por otro lado, las descentralizaciones no han sido exitosas. Ya hemos dicho que la masa construida sigue la estructura social. Lo chocante del concepto es que ni es necesaria ni ha sido efectiva. Ni lo fue en el pasado en el Sistema Direccional Oriental de los años 60 ni lo será en el futuro. Tiene sentido plantear la descentralización en una sociedad fuertemente centralizada? Por qué insistir en algo que dificultosamente puede y pueda sostenerse localmente y globalmente no es conveniente? La segunda diferencia es relativa a la utilidad de los suburbios. Mientras que el primero intenta consolidarlos como ciudad, el último promueve recuperarlos para el ecosistema. Mientras que el plan intenta asentarlos como parte de la masa edilicia, el urbanismo sistémico piensa en destinarlos al equilibrio climático intra-ciudadano y extra ciudadano, como parte integrante del ecosistema global. Tampoco queda claro qué tipo de promoción de identidad lleva implícito el plan de descentralización. ¿La “Identidad” romana se acrecienta por la creación de 18 centralidades externas? Parecería que la “identidad” se 154 refiere a la conformación de específicas identidades en cada una de las 18 “centralidades” propuestas a través de la “intensificación” urbana y la creación de funcionalidades mixtas en éstas. ¿Esto es posible? ¿Se incrementa la “identidad” de un área mediante el aumento de la masa edificada o la ampliación de las funciones intervinientes? ¿Cuál es el mecanismo por el cual se transforma la cantidad de las últimas en la cualidad de la primera?(142) ¿El área pasaría a ser un espacio de 19 Identidades diferentes? ¿Cuál es la articulación para conformar éstas variadas identidades? Si el propósito es dejar que estas “centralidades” amolden por sí mismas sus propias identidades, ¿cuánto tiempo debería de pasar para que esto ocurra? ¿Roma se identifica con la creación de otras centralidades con identidades propias a su alrededor? Aunque evitar la expansión es uno de los objetivos del plan, la metodología aplicada para tal fin es de dudoso desenlace. Los lineamientos procuran salvar la propagación pero incluye un aumento exponencial de la masa edificada. Rehúso de zonas (142) Parecería que la noción, sino deriva, es similar al concepto de Identidad del Nuevo Urbanismo. A pesar del que el término “identidad” es usado en el Nuevo Urbanismo como concepto social de que el ciudadano se “identifica” con su barrio a través de tener actividades en él. Algo difícil de sostener. Primero identidad” no es lo mismo que “identificación” aunque suenen parecido. Del concepto de “identidad” ya hemos hablado. Segundo, la identificación de un ciudadano con su barrio es una estimación altamente compleja, de evaluación constante pre-in-post que se basa en tres pilares: compartir su historia, poder ser, ser y haber sido, parte de su red social-cultural y que éste, el barrio, tenga una estructura física distinguible capaz de ser pasible de una identidad, es decir, tener caracteres agrupables y diferenciables. A pesar de que la “identidad” y “diversidad” barrial es una de las banderas del Nuevo Urbanismo cabría preguntar: Cuál es el desconocido mecanismo que las crea? Algo así como que se crea identidad a través de un equilibrio de actividades múltiples.??? A pesar de que es difícil de creer en una conversión de esa naturaleza, a juzgar por los resultados de los proyectos del Nuevo Urbanismo esto definitivamente no ocurre. La “identidad” barrial se crea sólo a través de procesos de largo plazo. “Nosotros usamos el término “diseño” no en el típico sentido de la configuración artística de la forma física sino en la implicación de un proceso que sintetiza muchas disciplinas: Las demandas de la región ecológica, su economía, su historia, su política, sus regulaciones, su cultura y su estructura social.” (122) (pág 43) Yo me pregunto, quizás los nuevo urbanistas puedan responderlo: cual es la misteriosa articulación que hace que un enfoque de tal diversidad, termine produciendo resultados todos iguales? Será que terminan promoviendo lo que intentan revertir? Cuál es la diferencia entre tener el planeta lleno de edificios CIAM o de casas tradicionales suburbanas norteamericanas? Lo que nos lleva a pensar que son esencialmente lo mismo. En efecto, ambas priorizan el resultado formal e inventan un mecanismo auto-referencial que le de justificación y que está, en los hechos, disociado de la realidad. Si siguiéramos paso a paso la metodología CIAM o la del Nuevo Urbanismo, sin buscar sus resultados formales, podríamos llegar a cualquier cosa menos edificios pantalla o manzanas de casas tradicionales. Para sólo una muestra, El Nuevo Urbanismo propone barrios de escala “humana” que promueva la movilidad a nivel peatonal. Como cualquiera podría ver, nada es más lejano que la “escala humana” de los barrios Nuevo Urbanistas que Manhattan por ejemplo, pero, por lo visto, en Manhattan no ha dejado de haber peatones. Tampoco en los centros de París, Londres o Madrid a pesar de su “deshumana escala”. Esto nos hace preguntar: Por qué será que los Urbanistas terminan promocionando formas? Lo que nos lleva de vuelta al principio de todo, al Capítulo 1. 155 inutilizadas; urbanización de los suburbios no consolidados; descentralización mediante la creación de nuevas centralidades. La expansión de la ciudad se evitaría a través de un aumento de la densificación e “intensificación” de la urbanización, en particular en las “centralidades” propuestas, algo que parece ciertamente contradictorio. ¿La descentralización e “intensificación” de los suburbios no va a liderar una expansión de estos? Todo el procedimiento del plan propuesto supone un incremento sustancial del área ocupada y construida. Si ambas crecen también los hace la densidad edilicia. Si la población romana no ha crecido en los últimos años, ¿quién ocupará tamaño desarrollo? ¿Quién ocupara las áreas centrales renovadas? ¿Estamos hablando de un astronómico aumento del área urbana per cápita? El desarrollismo contenido es manifiesto. Más allá de y concomitantemente con esto, el concepto de liberación de área es un factor inexistente. La operación aquí presentada supone atraer ciudadanos de la periferia hacia la planta urbana mediante la instauración de una complejidad superior en el sistema ciudadano, generando un aumento de la densificación del conjunto, lo que permitirá obtener el volumen poblacional necesario para renovar y reutilizar las áreas centrales identificadas en el Plan General de Roma, facultando, en el proceso, liberar área de la periferia actualmente ocupada por la expansión ciudadana, con el cometido de destinarlas a equilibrio micro climático y macro climático. La nueva complejidad creada, se integrará de distintas capas que incluyen: reagrupación del estamento poblacional según organizaciones de complejidad progresiva, donde el hábitat y sus servicios se insertan a distintas escalas bajo el concepto ciudades dentro de ciudades; modificación de la interrelación infraestructural mediante anillos de comunicación inter-ciudades que permite expandir las posibilidades, muy particularmente sobre dos áreas: el transporte colectivo y el movimiento peatonal; y adecuación de la planta urbana para admitir generación energética interna, originando un efecto terminante sobre el territorio: reducción o eliminación de las áreas de producción energética fuera de las ciudades; por último, acondicionamiento micro climático de la orbe con el objetivo de disminuir el consumo de la misma. Vale repetir en este momento algo ya dicho: la materialización física aquí presentada no es un fin sino un medio. Persigue un único fin, mejorar el ambiente en que vivimos. Éste puede dividirse en dos, los cuales forman un común bucle de retroalimentación: mejorar la calidad de vida y mejorar el ecosistema(143). Todas las actuaciones suponen no sólo un aumento de la complejidad (143) El fin último no es, justamente, la forma. Ésta resultará, en el plano urbanístico, irremediablemente y afortunadamente, del conjunto de acciones sobre el medio hechas en forma inter, mono o exo-actuante, por todos y cada uno de los integrantes de grupo social, lo cual termina siendo muchísimo más enriquecedor de lo que una persona o un grupo puede o pueda imaginar. Y en eso también Roma es un ejemplo. Su centro histórico se debe a la interacción de generación tras generación construyendo su propio hábitat. Lo que en el siglo pasado se definía como “orgánico” y hoy podemos entender como un proceso natural auto-organizado en cuyo seno emerge el autodiseño. En buena parte de esto es que reside su belleza e identidad. No fue por tener un masterplan que ambas florecieron, sino, justamente y no únicamente, porque las planificaciones que perduraron fueron las que se incoporaron simbióticamente al conjunto. El proceso natural fue capaz de producirlas. Dudo de que alguna o ninguna de las formas urbanas elaboradas dentro del entorno conceptual del siglo pasado sea capaz de logar, siquiera ínfimamente, tal nivel de armonía y complejidad. 156 sino algo que ésta trae consigo: una vasta interrelación de todos los procesos y sistemas en diferentes niveles de complejidad. Y cuando decimos todos, nos referimos a todos, incluidos los procesos naturales. Los conceptos de sistemicidad y bio-integración surgen espontáneamente. Esto es lo que hemos llamado urbanismo sistémico. La idea conlleva sistemas interrelacionados e interconectados mediante procesos cooperadores que pueden ser altamente eficientes sólo en combinaciones de integración entre ellos, con complejidad creciente, lo que implica sistemas dentro de sistemas. Necesariamente se establecen niveles de complejidad. Para el caso que Figura 23. Niveles de interrelación sistémica en un esquema de “ciudades dentro de ciudades”. nos ocupa estos son mostrados en el esquema de la figura 23. En una ciudad tradicional, el nivel de complejidad depende del área seleccionada y comprende un solo nivel. En el ejemplo, depende de la cantidad de sistemas interrelacionados escogidos. Para la inserción de ciudades se eligió el modelo desarrollado en el Apéndice 2 con aptitud en zonas templadas soleadas y por tanto adecuado al ambiente climático de Roma. La implantación de las mismas es en pares, siguiendo una figura elíptica, forma recurrente y repetida a lo largo de toda la ciudad, amén de otras similitudes y/o relaciones que pueden encontrarse. Su centro es la distancia entre la plaza San Pedro y el Coliseo los cuales hacen de focos. La estructura creada se instala en la planta urbana rodeando el centro 157 N MD MB1 MC MB MA MC ME LOOP MA MD MB 0km 1km 5km N 0km 10km 20km Figura 24. Plan de Roma donde se detallan: líneas de metro existentes y proyectadas junto a las zonas de revalorización propuestas por la municipalidad, disposición de edificios-ciudades y metro anillar. El circulo verde inferior representa el área ahorrada y recuperada para el ecosistema. 390 km2 158 histórico, en área de reciente construcción y por fuera de las murallas aurelianas. Para dejar un poco de lado los aspecto cualitativos, el anillo creado inserta 96 núcleos habitacionales, ciudades con capacidad cada una para 4000 personas aproximadamente, lo que representa el 15% de la población romana. El área ahorrada y recuperada de los suburbios periféricos será de alrededor de 39.000 hectáreas, algo cercano al 25% del área de la ciudad. El proceso re-consolida la centralidad mediante la atracción de pobladores de la periferia hacia la planta urbana, densificando la última y reduciendo los alrededores suburbanos. La operación aumenta el carácter del área urbana dotándola de pobladores y servicios, concentra, entrelaza e interrelaciona procesos y funciones. Figura 25. Vista nocturna desde Gianicolo. Al ser, los núcleos instalados, ciudades con todos los servicios necesarios para la dotación poblacional que contienen, los servicios de mayor capacidad pueden instalarse en relación a dos o cuatro y/o más cierta área de la ciudad. Se empieza a notar, entonces, la mecánica de distintos niveles de sistemas poblacionales integrados, que no dependen del área que ocupan sino de la cantidad, acumulación y organización de los sistemas menores contenidos. Efectiviza, por tanto, una sustancial mejora de los procesos abarcados, ya que cooperan a distintos niveles y se vinculan a menores distancias, lo que redunda en mayor eficiencia general. Ésta puede traducirse como economía de construcción y funcionamiento de todos los niveles infraestructurales, junto con economía y mejora de las relaciones socioculturales. Ambas implican: elevado ahorro energético debido a la reducción de la producción y mantención infraestructural, además de la simplicidad y acortamiento de las relaciones vinculantes, como traslados o intercambios; eficiencia del 159 Figura 26. Corte de la ciudad con el metro. uso del suelo urbano mediante la reducción del área urbana per cápita; eficiencia medioambiental debido a lo anterior más la liberación de tierra ocupada por los suburbios ahora reducidos; y mejora del clima general como resultado de la reducción del área construida. La concreción de una línea anillar de metro en el emplazamiento propuesto vinculada directamente a los edificios-ciudades instalados, mientras que conectada a las radiales existentes, crea infinidad de interconexiones junto a sencillez y mejora de la accesibilidad, incluidos sistemas de desplazamientos internos donde la escala peatonal adquiere notoria relevancia. A su vez, la densificación puede apoyarse en el PSMS (Plan Sustentable de Movilidad Estratégica) que prevé una mayor incidencia del transporte público y el aumento de las áreas peatonales dentro del centro histórico en una suerte de retroalimentación: mayor cantidad de pasajeros, menor distancia de recorrido, más tendencia a cubrirse caminando. La modificación de la planta urbana para hacerla adecuada a la absorción, producción y control energético puede verse en la figura 22. Calles y veredas serán absorbentes de energía solar. La energía sobrante se enviará a acumuladores ubicados en la periferia y quedará disponible para usarse en las épocas que lo requieran. Las fachadas que puedan ser modificadas entraran en el sistema de control energético ciudadano, rechazando o absorbiendo, dependiendo de las necesidades, la radiación solar. El sistema, en su conjunto, promueve menor consumo y mejora micro climática pues las energía es re direccionada y reutilizada. El volumen total necesario es producido en la propia ciudad, careciendo, dada tal circunstancia, de demanda de área externa para cubrirla. 160 Figura 27. Vista nocturna de la ciudad desde el Monte Mario. El terreno recuperado de sus suburbios puede usarse para crear toda la infraestructura de almacenamiento de la energía generada dentro del orbe, básicamente bajo tierra. La superficie puede transformarse en un ejemplo de ecosistema medioambiental diverso y libre de producción económica. Esto no sólo servirá como modelo de comportamiento humano sino que colaborará y mejorará el microclima intra-ciudadano. Figura 28. “La bella Roma” y su collar de perlas. 161 El anillo elíptico de edificios-cuidad propuesto no modifica la morfología urbana salvo a nivel macro. Dota a la planta de la misma de una impronta propia y reconocible, creada desde sus propios antecedentes, formales y naturales, estableciendo un criterio de unidad y unificación de la totalidad de la misma, más allá de su centro histórico, promoviendo una identificación clara del conjunto urbano, a nivel micro o macro, a la altura de peatón o a vuelo de pájaro. Y este reconocimiento se debe a ingredientes extraídos de la propia ciudad. El reforzamiento de su identidad propia ha sido obtenido. Ver video en http://www.matiassambarino.com/publications/rome.htm La elipse originada por la inserción de los núcleos-ciudad no es neutra, se abre para generar una direccionalidad y promover la interconexión con la natural tendencia a vincularse y evolucionar hacia el mar del conjunto de sistemas ciudadanos que incluye, entre otros, su organización poblacional, cultura de gustos y costumbres, masa edificada e interrelación medioambiental, y sus evoluciones continuas y combinadas de todos los sistemas integrados, que conforman una unidad en sí misma, un sistema total con propiedades emergentes, una de las cuales es su continua transformación en el territorio (otra, su capacidad de de desarrollo cultural) . Como su comportamiento ha sido comprendido, es posible ir construyendo su base estructural, su masa edificada, en función 162 de su futuro desplazamiento y en conveniencia con éste. Se crea entonces un respaldo estructural a un comportamiento natural. Esto es lo que urbanismo sistémico quiere decir. No se puede planificar en contra de los sistemas y procesos naturales, uno de los cuales son los flujos poblacionales, otros los encargados del equilibrio medioambiental, otros los de la organización espacio-socio-cultural. No es bueno ni sensato. Y esa es la más dura lección del urbanismo del Siglo XX. Grandes recursos de las comunidades se han gastado en tal propósito. Un siglo de urbanismo alcanza para demostrar que no sólo es antieconómico sino también ineficiente, medido en forma medioambiental o tradicional. La planificación debe ser a favor y no en contra de estos sistemas, que suponen transformaciones constantes y continuas, además de características propias y enriquecedoras, ayudándolos y direccionándolos, pues estos son auto-regulados y autoreguladores. El sprawl no ha sido otra cosa que la consecuencia lógica de una visión que no comprende, y menos aún apoya, estos sistemas y sus procesos implícitos. (144) 1978, Giulio Carlo Argan, citado por Marco Corsini en el workshop mencionado anteriormente.(139) El ejemplo aquí expuesto no tiene el ánimo de decir cómo debería ser o no ser la futura Roma, sino sólo sensibilizar con respecto al problema, global y particular, de adecuación de una ciudad a la suma de exigencias sobre su hábitat que la comunidad está en condiciones de impulsar, dado su actual nivel de conocimiento y comprensión, y ejemplificar sobre el caso concreto, promoviendo la búsqueda de un camino evolutivo natural de transformación, que hoy somos capaces de entender con mayor acierto y por donde el acontecer debería transitar más fluidamente. Global, por la incidencia de la ciudad como elemento en el sistema total, particular, en este caso, por las singularidades que Roma ostenta: la adaptación de una ciudad con altísima historia y tradición para su conversión en un instrumento de colaboración global. Hemos dicho que las ciudades deben mantener sus características, pues bien, este es un buen ejemplo, Roma es inigualable, pero también hemos dicho que las ciudades deben dejar de contaminar y comenzar a cooperar. Ese es el desafío que nos toca vivir y nos empuja hacia adelante. Ensayarlo en Roma es ampliamente estimulante. “Roma è una città interrotta perché si è cessato di immaginarla.”(144) 163
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