A FONDO José Miguel Morales Director del Departamento de Enfermería y Podología Facultad de Ciencias de la Salud. Universidad de Málaga Cómo las enfermeras influyen en los resultados en salud. ¿A qué esperan los decisores en la planificación de servicios de salud? H ace más de una década que publiqué una revisión sobre los primeros resultados de la gran investigadora enfermera Linda Aiken, de la Universidad de Pennsylvania, en la que se ponía de manifiesto, a gran escala, por segunda vez (antes lo había hecho Needleman(1)), el impacto negativo de una insuficiente dotación de enfermeras de hospital en los resultados de los pacientes. Allá por 2002, el riesgo de mortalidad a los 30 días del ingreso y de mortalidad en pacientescon complicaciones, se incrementaban en un 7%, por cada pacienteadicional que tenía que cuidar una enfermera (RR=1.07; IC 95%1.03-1.12).Asimismo, después de ajustar por tipo de enfermera y hospital, cada paciente adicional por enfermera suponía un 23% de incremento del riesgo de desarrollar burn-out en las enfermeras (RR=1.23; IC 95%:1.13-1.34) y de un 15% de presentar insatisfacción laboral (RR=1.15; IC 95%:1.07-1.25)(2).Lo más relevante del estudio de Aiken era, sin duda, sacar a la luz la influencia de la carga de cuidados de las enfermeras hospitalarias, sobre algo tan esencial como la mortalidad de los pacientes. Unos años más tarde, el equipo 10 Cuidándote investigador liderado por el profesor Robert Kane de la Universidad de Minnessotta, publicó una revisión sistemática con meta-análisis que venía a sumarse a la lista de estudios que han enfocado el problema desde la óptica de la influencia de la dotación de enfermeras en los resultados de la atención en hospitales, pero que añadía un elemento adicional hasta entonces nunca el área de cirugía (OR=0.84, IC 95%: 0.8 a 0.89) y del 6% en pacientes del área de medicina interna (OR=0.94, IC 95%: 0.94 a 0.95). De esta forma se determinó que este incremento salvaría 5 vidas por cada 1.000 ingresos en UCI, 5 vidas por cada 1.000 pacientes de medicina interna y 6 por cada 1.000 pacientes de cirugía. En cuanto a la probabilidad de disminuir los efectos “La infradotación de enfermeras aumenta el riesgo de mortalidad un 7% y cada paciente adicional supone un incremento del 23% de riesgo de burn-out en las enfermeras” abordado: la valoración de la fuerza de la asociación entre variables para estimar una relación causal (3). En esa importantísima revisión sistemática se pudo comprobar cómo el incremento de una enfermera a tiempo completo se asociaba con la reducción de la probabilidad de morir en la unidad de cuidados intensivos del 9% (OR= 0.91, IC 95%: 0.86 a 0.96), del 16% en adversos, el incremento de una enfermera a tiempo completo se asoció con una probabilidad de descenso del 30% en pacientes de UCI de adquirir una neumonía (OR=0.70, IC 95%: 0.56 a 0.88), del 51% de extubación no planificada (OR=0.49, IC 95%: 0.36 a 0.67), del 60% de fallo respiratorio (OR=0.40, IC 95%: 0.27 a 0.59), del 28% de fallo cardíaco (OR=0.72, A FONDO IC 95%: 0.62 a 0.84), y del 16% del fallo de rescate (OR=0.84, IC 95%: 0.79 a 0.90) en pacientes quirúrgicos. Si seguimos la evolución cronológica de los resultados de investigación en este campo, las evidencias tienen un peso difícil de ignorar. Shekelle en 2013, tras revisar 87 artículos al respecto, corrobora esta relación causal entre dotación de enfermeras y mortalidad(4). La evidencia empírica más reciente proviene del macroestudio RN4CAST, dirigido por la Dra. Aiken y llevado a cabo en Europa y EEUU sobre 61.168 33.659 enfermeras y 140.000 pacientes. El porcentaje de enfermeras que informa que en su Unidad se proporcionan cuidados subóptimos en cuanto a la calidad deseable desde su punto de vista, oscila entre el 11% de Irlanda al 47% de Grecia. En este estudio se encontraron cifras de burn-out en enfermeras que iban desde el 10% en Holanda al 78% en Grecia. Las enfermeras que informaban tener un mejor entorno para su práctica, eran las que mejor calidad de los cuidados afirmaban tener (OR: 0,56, IC95% 0,51 a 0,61). Por cada aumento en un paciente asignada a una enfermera, aumentaba la probabilidad de que se calificasen los cuidados proporcionados Medición de glucosa. V. C.B. como subóptimos (OR: 1,11, IC95%: 1,07 a 1,15). Los pacientes ingresados en hospitales con mejor entorno de práctica enfermera puntuaban mejor la satisfacción con la atención recibida (OR: 1,16, IC95%: 1,03 a 1,32) (5). ras de que en los hospitales que tienen “magnetismo” para las enfermeras, por las condiciones de práctica y autonomía profesional que ofrecen, hay menos mortalidad y eventos adversos. A la larga lista de estudios que se vienen “La duración prolongada de los turnos empeora las condiciones de seguridad y calidad de la atención” De este mismo estudio, posteriormente, se extrajeron conclusiones meridianas en cuanto al efecto del impacto de las enfermeras en los resultados asistenciales. Tras analizar los datos de 422.730 pacientes de más de 50 años de edad, en 300 hospitales de 9 países europeos, se comprobó que por cada paciente que aumenta la carga de trabajo de las enfermeras, aumenta la probabilidad de muerte intrahospitalaria en un 7% (OR: 1,07 IC95%: 1,03 a 1,06). La cualificación de las enfermeras se determinó que era un factor determinante en este estudio: doblar el número de enfermeras graduadas en los hospitales reducía la mortalidad casi en un 30% (6) Pocas dudas quedan ya a estas altu- publicando desde principios de siglo en este tema, hay que unir el reciente de McHugh y cols., en el que se muestra cómo hay una reducción del 14% en la mortalidad de estos hospitales (OR: 0,85; IC95%: 0,76 a 0,98) atribuible a los cuidados enfermeros proporcionados (7). Estos resultados han mostrado una especial relevancia en el campo de la Enfermería oncológica (8). Se ha visto también cómo la duración prolongada de los turnos empeora las condiciones de seguridad y calidad de la atención. Así, el aumento de las horas de duración de los turnos de las enfermeras disminuye gradualmente la seguridad clínica: en los turnos de 10 a 11h, disminuye un 36%, (OR: 1,36 IC95%: 1,17 a 1,59), y en los de más de 13h, se dispara por encima del doble este descenso en la seguridad (OR: 2,38 IC95%: 2,03 a 2,79), con respecto a los de 8 a 9 horas. Resultados similares se obtuvieron en cuanto a la calidad de los cuidados enfermeros (9). En Atención Primaria tampoco escasean los resultados del impacto de la intervención enfermera. Desde los clásicos estudios de utilización de enfermeras de práctica avanzada como puerta de entrada al sistema, en los que se comprobaba una igual efectividad frente a médicos de familia en determinados procesos (10), no han parado de publicarse resultados en ese sentido. Es destacable que se han reproducido en nuestro país estos mismos resultados, sobre más de Cuidándote 11 A FONDO “Muchos gestores y políticos siguen pensando en las enfermeras como una parte importante del gasto y no como un valor añadido a la organización ” 600.000 pacientes atendidos en AP por enfermeras como primer acceso, en un modelo de gestión compartida de la demanda, con una capacidad de resolución que llega a ser del 90% en problemas dermatológicos o anticoncepción de urgencia y con tasas de retorno por el mismo problema inferiores al 4%(11). En pacientes hipertensos controlados y seguidos por enfermeras los resultados también muestran importantes mejoras en el control de cifras (12). En diabetes, las revisiones sistemáticas igualmente muestran resultados favorable en las cifras de HbA1c en pacientes diabéticos que reciben gestión de casos por enfermeras (13) o intervenciones educativas guiadas por enfermeras(14). En insuficiencia cardiaca es donde los resultados hasta ahora son incontestables. Las intervenciones enfermeras en estos pacientes y sus cuidadores han mostrado claramente desde hace más de una década que disminuyen los reingresos (RR 0,68, IC95% 0,53 a 0,86) (15) y la gestión de casos en estos pacientes ha mostrado una reducción de la mortalidad a los 12 meses OR 0,66 (IC95%: 0,47 a 0,91) (16). Una revisión sistemática sobre los resultados de niños asmáticos controlados y seguidos por enfermeras frente a médicos, mostró idénticos resultados en cuanto a complicaciones del asma o la calidad de vida (17). La cuestión es que tras una década en la que los resultados de investigación van desencadenándose uno tras otro en el mismo sentido, aún hay que estar oyendo o leyendo (explícitamente, o entre líneas) discursos timoratos y ambigüos en muchos decisores y planificadores de servicios de salud en cuanto al aseguramiento de estas condiciones de trabajo, o la extensión de la provisión de estas intervenciones y servicios enfermeros de forma sistemática en nuestro con- texto. Desgraciadamente, y agudizada hasta límites extremos con la crisis económica, perdura aún la concepción “economicista” que muchos gestores y políticos siguen teniendo de la enfermería, pensando en ella como una parte importante del gasto y no como un valor añadido a las organizaciones, a pesar de estos resultados(18). No hay más que mirar las cifras de enfermeras por habitante (que, por cierto, en Eurostat se pueden analizar tranquilamente quitando las categorías auxiliares de Enfermería, argumento espurio empleado por muchos gestores para contra-argumentar las diferencias que los números delatan): 530 enfermeras por 100.000 habitantes, frente a las 676 del Reino Unido o las 1.346 de Noruega, las 1.068 de Suiza o las 1.184 de Suecia (19). Son cifras escandalosas que evidencian la poca receptividad de nuestros políticos y decisores hacia estas pruebas y la inacción de Ministerios y Consejerías de Salud para poner en marcha medidas decididas que garanticen estos resultados en la población española. En breve, además, se podrán contrastar los efectos de los recortes lineales en materia de recursos humanos enfermeros en nuestro sistema sanitario como consecuencia de la crisis, pero, se tardará mucho más en conocer…o quizás nunca se sepan, porque no se evalúa sistemáticamente, los REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Needleman J, Buerhaus P, Mattke S, Stewart M, Zelevinsky K. Nurse-staffing levels and the quality of care in hospitals. N Engl J Med. 2002;346(22):1715–1722. 2. Morales Asencio J, Morilla Herrera J, Martín Santos F, Gonzalo Jiménez E, Terol Fernández F. La dotación de enfermeras en los hospitales influye sobre la mortalidad de los pacientes, así como sobre la satisfacción en el trabajo y burn-out de las profesionales. Gest Clínica Sanit. 2003;5(2):56. 3. Kane RL, Shamliyan TA, Mueller C, Duval S, Wilt TJ. The association of registered nurse staffing levels and patient outcomes: systematic review and meta-analysis. Med Care. 2007;45(12):1195–1204. 4. Shekelle PG. 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Sólo cabe esperar que no repliquemos en nuestro país los tristes resultados de Nueva Zelanda,donde la restructuración de hospitales desde 1993 a 2000 supuso una reducción del 36% en la plantilla de enfermeras, con incrementos en las complicaciones del sistema nervioso central, úlceras por decúbito, infecciones urinarias y de herida quirúrgica, sepsis o insuficiencia respiratoria (21). Aunque hay honrosas excepciones, la simplificación y el reduccionismo sobre los servicios enfermeros habitan en muchas cabezas de agentes clave en materia de salud o, simplemente, son víctimas de un profundo analfabetismo científico en materia de resultados de investigación sobre impacto de los servicios enfermeros. Todo esto se traduce en que desconocen o ignoran las evidencias que muestran el potencial arsenal que tienen en las enfermeras para responder a muchos desafíos que tienen sobre su mesa. No se trata de un asunto ligado a reivindicaciones corporativas o sectorialistas…Desde principios de este siglo, los resultados de investigación son constantes y todos apuntan en el mismo sentido, lo cual no quiere decir que no haya lagunas y muchas preguntas por res- ponder, pero, la brújula indica una dirección, que no es la que se observa en las decisiones. Al pesimismo que ha inundado nuestro país en estos últimos años, del que no se han librado los profesionales enfermeros, hay que unirle la desazón de contemplar cómo la ciencia y la política parecen dos lí- “La ciencia y la política parecen dos líneas paralelas que solo se tocan esporádicamente” Registro de incidencias enfermeras. V. C.B. 12. Clark CE, Smith LFP, Taylor RS, Campbell JL. Nurse led interventions to improve control of blood pressure in people with hypertension: systematic review and meta-analysis. BMJ. 2010;341:c3995. 13. Welch G, Garb J, Zagarins S, Lendel I, Gabbay RA. 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